Cueva de gough

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'Ataque Físico' :

Pasó tiempo, mucho tiempo de espera. Freiya pensó varias veces en abandonar en irse, pero permaneció en espera. No tenía ni idea de la longitud de la cueva ni de cuántas bifurcaciones había, pero lo mejor era estar preparada para cualquier cosa que pudiera acontecer. Si se fuera a encontrar con alguna bestia, lo mejor era en ese lugar y no estando volviendo fuera de la gruta, así que en cualquier caso no podía moverse del sitio hasta que hubiera pasado mucho tiempo.
Dos horas después, escuchó pasos viniendo del lado derecho del túnel. Inmediatamente, se giró con mosquete en mano para ver al ser que vendría. Era un monstruo horroroso, su deformidad era tal que tres cabezas sobresalían.
"¿Qué clase de bestia es esa?"
Sin dudarlo un segundo, hizo detonar con una pequeña [Explosión Mágica] las bombas que había tirado por el suelo, justo en el momento en el que el monstruo paso por encima. Pero eso no fue suficiente para detener al ser, siguió corriendo sin descanso hasta Freiya con la intención de arrancarle la cabeza de un mordisco. Ella intentó esquivarlo moviéndose hacia un lado, pero por culpa del suelo resbaladizo cayó al suelo totalmente indefensa. En esa situación, lo único que podía hacer para evitar ser devorada fue protegerse con su propio brazo, sintiendo como los colmillos de la bestia se clavaban en su brazo demoníaco y se empezó a sentir el aroma metálico de la sangre.
"¡Qué hago, que hago! Puedo usar la [Desaparición] para huir o librarme de él. No, eso no podré usarlo siempre, tengo que buscar otra solución..."
Mientras la tiradora pensaba, forcejeaba desesperadamente con la bestia tirada en el suelo.

Ataque total = 5(dados) + 27(ataque mágico) + 5(canalizador) + 10(habilidad de pólvora) = 47
Defensa total = 5(dados) + 15(defensa física) + 5(guantes) + 5(peto) = 30 (No sufre daños)

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#1 'Ataque Mágico' :


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#2 'Defensa Física' :


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#3 'Probabilidad' :


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#4 'Ataque Físico' :

El cerbero rugió de dolor al sentir una gran explosión debajo suya y estalactitas incrustándose en su lomo. Pero a pesar de ello, siguió corriendo con los ojos inyectados en sangre hacia la intrusa que tanto daño le había hecho. Se echó sobre Freiya y apreso su brazo en su mandíbula. Pero era muy duro, extremadamente duro. Si fuera un brazo normal y sin protecciones, no habría tenido ningún problema en arrancárselo de cuajo. Pero eso no le importaba al cerbero, aún tenía otras dos cabezas. en ese momento, una se las cabeza de inclinó hacia abajo para morder el otro brazo de la mujer, mientras que el tercero le aprisionó la pierna izquierda. Luego de eso, empezó a tirar hacia afuera para desmembrar a Freiya y dejarla a nada más que un saco de carne deliciosa.

Ataque: 15
Defensa: 5
PS = 150 - (47 - 5) = 108

Estado Alterado: Sangrado(-5PS cada turno).

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#1 'Ataque Físico' :


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#2 'Defensa Física' :

La tiradora gritó de dolor cuando el cerbero pasó a la acción y apresó también su otro brazo y su pierna. Por suerte, no le hizo mucho daño debido a la armadura que llevaba, pero el dolor y la presión que sentía no se la quitaba nadie. Al estar totalmente apresada sin posibilidad de moverse siquiera, vio que solamente le quedaba una opción.
"No me gusta tener que hacer esto, pero tampoco me apetece morir aquí".
Limitada a una única opción, activó un hechizo e inmediatamente desapareció. Instantes después, se volvió a materializar y cayo sobre la grupa del cerbero. Acto seguido, pegó la boca de su escopeta en la espalda del monstruo, cargó un par de sus cartuchos de pólvora mágica y jaló el gatillo. El equilibrio de la tiradora sobre el cerbero ya era muy escaso, por lo que el gran retroceso de la escopeta fue suficiente para que ella se cayera de la grupa sin ninguna posibilidad de mantenerse, por lo que volvió a caerse al suelo.
Freiya ya había perdido cualquier esperanza de capturar o domesticar a la bestia, no se veía capaz de realizar tal azaña en algo tan agresivo y grande. Ella esperaba algo más pequeño que pudiera controlar más fácilmente, no un perro gigante de tres cabezas sediento de sangre.

Ataque: 0 + 27(ataque magico) + 5(canalizador) + 10(habilidad) = 42
Defensa = 15(dados) + 15(defensa fisica) + 5(guantes) + 5(peto) = 40 (no sufre daños)

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#1 'Ataque Mágico' :


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#2 'Defensa Física' :

El cerbero rugió de satisfacción para sí mismo cuando vio su victoria asegurada y que solo sería cuestión de tiempo para desmembrar a la intrusa. Pero sin embargo, segundos después se encontró mordiendo el aire sin razón alguna. Algo desconcertado, empezó a mirar a su alrededor en busca de la mujer hasta que sintió un gran dolor agudo en su espalda. Debido al gran impacto, la bestia soltó un sonido lastimoso y se retorció sobre sí mismo al penetrar un sinfín de perdigones dentro de su cuerpo.
A pesar de tener la vista nublada por el dolor, vio a su alrededor y se encontró nuevamente a la intrusa tirada en el suelo, aparentemente indefensa a cualquier ataque. Pero el cerbero aprendió de su anterior error y no se abalanzó sobre ella, la escrutó minuciosamente con sus inteligentes ojos. A pesar de haber sido mordida en sus extremidades no parecía haber sufrido daños, pero a ella no le costaba demasiado provocarle dolor a la bestia. Vio que en sus manos sostenía un palo largo y que también tenía otro a la espalda, por lo que pensó que esas cosas eran la causa de que estuviera teniendo tantos problemas. Una vez establecido el objetivo, la bestia se volvió a abalanzar sobre ella pero no con la intención de devorarla. Con su cabeza izquierda le quito la escopeta, con la derecha el mosquete, para luego escupirlos al suelo. Por último, con la cabeza central se dedicó a morderle el torso y provocarle una gran presión en el pecho, impidiéndole respirar adecuadamente.

Ataque: 30
PS = 108 - (42[Daño Freiya] + 5[Sangrado] - 15[Defensa]) = 76

Dado de probabilidad: Éxito, le quita las armas a Freiya.

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#1 'Ataque Físico' :


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#2 'Defensa Física' :


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#3 'Probabilidad' :

"Qué molestia, no puedo ni estar de pie"
Pensaba Freiya irritada al no poder ni siquiera sostenerse sobre el suelo resbaladizo. La única razón por la que hasta ese momento pudo caminar fue porque iba despacio y pegada a una pared, pero ahora que estaba nerviosa y en frente de un perro gigante de tres cabezas no tenía ninguna posibilidad de mantenerse sobre sus piernas. Si el cerbero tenía más facilidad para caminar era porque estaba acostumbrado al ser su territorio y porque se sostenía sobre cuatro patas.
Cuando la tiradora se estaba preparando para protegerse nuevamente como la vez anterior, se sorprendió cuando la bestia en vez de atacarla se dedicó a robarle sus armas de fuego como si fueran meros huesos.
—Hey tú, ¡Devuélveme eso!
Antes de que le diera tiempo a hacer nada, sintió como la bestia se dedicó finalmente a cogerla a ella también con la cabeza restante, infringiéndole una gran presión en el pecho. Asustada con quedar de nuevo atrapada en sus mandíbulas, sacó rápidamente su secador de pelo modificado y lo apuntó hacia una apertura que quedaba en su boca. Con la intención de provocarle forzosamente a liberarla, materializó pólvora en el interior del secador con propiedades incendiarias y lo activó. Una llamarada de alta temperatura salió del aparato y se introdujo en la boca del cerbero, provocando que la libere por el dolor.
Luego de haber sido liberada, la tiradora empezó a correr desesperadamente hacia la salida de la cueva, saltando sobre las bombas que había tiradas de ese lado y luego quedándose quieta expectante a que el cerbero pasase por donde ella tenía pensado. No es que de repente tuviera un equilibrio absoluto y Freiya pudiera correr por el suelo resbaladizo, si no que activó la habilidad especial de sus botas para pegarse al suelo con cada paso, de forma que no importaba la irregularidad o humedad de las rocas.

Ataque = 10[dados] + 27[ataque mágico] + 5[canalizado] + 10[habilidad] = 52
Defensa = 15[dados] + 15[defensa física] + 5[guantes] + 5[peto] = 40(no sufre daño)

PS = 150 - 5[habilidad de las botas] = 145

Dado de probabilidad: Éxito, liberación.

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#1 'Ataque Mágico' :


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#2 'Defensa Física' :


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#3 'Probabilidad' :

El cerbero ya estaba cansado. Tenía dolorida la barriga de la explosión, el lomo del disparo a bocajarro de la escopeta y ahora tenía toda la boca quemada por una llamarada que hizo de alguna forma la intrusa. Se giró hacia ella para verla con desdén como corría hacia la salida de la cueva, sin tener mucha intención de seguirla. En cuanto ella se quedó quieta como esperando a que el cerbero fuera tras ella, pasó por su mente como se había comido una explosión la vez anterior que fue corriendo hacia ella, quitándole así todas las ganas de seguirla.
El cerbero no quería perder la vida, apenas podía mantener consciencia de sí mismo, toda la red neurológica de su cuerpo gritaba dolor por todo su cuerpo y su encéfalo empezaba a inferir que huir era la opción más adecuada para obedecer la orden básica de supervivencia. Todavía más viendo que la intrusa no parecía tener muchos daños aparentes y que había poca posibilidad de devorarla antes de que acabase con su vida.
Así pues, el cerbero se dio la vuelta derrotado, aceptando que era una tontería perder la vida allí sin razón alguna cuando la intrusa ya hizo ademán de ir hacia la salida de la cueva. Y aunque no fuera así, no valía la pena morir por defender un lugar que podía usar para vivir, cuando fácilmente podría buscarse otro. El cerbero se fue a paso lento de la vista de Freiya, hasta que finalmente la luz de las esferas liminosas no alcanzaron más a revelar su presencia en la oscuridad.

PS= 76 - (52[Daño Freiya] + 5[Sangrado] - 5[Defensa]) = 24

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'Defensa Física' :

Al final, en vez de seguir a Freiya y pasar sobre las bombas, el cerbero optó por volver a la oscuridad desde la que vino para dejar a la tiradora sola con lo que tenía pensado para rematar a la bestia. Eso desilusionó un poco a Freiya, ella pensaba al menos vender las partes más valiosas de la bestia ya que había abandonado la idea de capturarlo con vida.
"No importa. Igualmente habría sido problemático llevar cualquiera de sus partes, serían muy pesadas".
Luego de confirmar que efectivamente el cerbero se había ido y que no la atacaría por sorpresa, desactivó el poder de sus botas y se apoyó en la pared para mantener el equilibrio. No era buena idea tenerlas activas mucho tiempo, consumían parte de la energía vital de Freiya y se debilitaba mucho. La tiradora fue a tientas por la pared hacia sus armas que estaban tiradas por el suelo. En cuanto las cogió pudo sentir al instante que estaban todas babosas por la saliva y sangre del cerbero, pero siempre podían ser limpiadas.
"Ha sido inútil venir aquí, no he aprendido nada ni he obtenido nada. Al final tuve que usar el hechizo de [Desaparición] para liberarme y el botín que he conseguido de la bestia es de cero. Tengo que buscar alguna otra forma de progresar, así lo único que conseguiré es ser devorada".
Acto seguido, Freiya recogió las bombas restantes del suelo y disipó una de las esferas luminosas, haciendo que la otra le siguiera nuevamente. Por último, la tiradora volvió por donde había venido, saliendo de la cueva, en busca de algún lugar donde podría conseguir algo.

Fue precipitado entrar en aquella cueva, aparentemente no había nadie, no había señal de movimiento alguno, poseía una deliciosa oscuridad que poco reflejaba en los pequeños riachuelos que fluían allí. Pude tomar más precauciones, pero una vez llegué al filo de un lago subterráneo la tentación fue mayor, me desabroché todo lo desabrochable que cubría mi cuerpo, la armadura, las botas, el cinto,... quedando desnuda, y sin pensarlo mucho más me sumergí en el agua. Siempre podría ser más precavida y cuidadosa pero la fuerte zambullida en el lago resonó en toda la caverna. Intenté mantener la respiración bajo el agua todo lo que pude probando a mirar que tipo de bicho podía haber allí. Nada de interés. Nadé despreocupada canturreando en voz baja incluso, con mis largas trenzas tapando parte de mis pechos. Eran una manera de tener recogido aquel cabello, aun sabiendo que le daba una apariencia de niña de 10 años, afortunadamente aquella maldita cicatriz contrastaba un poco con esa apariencia tan infantil.

La ayuda se nos había hecho de esperar, aún con conversaciones mundanas de por medio. Respuestas que diera en aquella ocasión eran irrelevantes, borracho como estaba de vida y de muerte, todo a la vez. Sin embargo aquella efusiva felicidad, aquel poder sobre la noche, desistió al sentir el enorme, mecánico moscardón conocido como helicóptero. Lo vi en la distancia y lo temí. Pero oportunamente la ayuda llegó, de manos de un hombre que, según mis datos posteriores, era el mismo Johan.

Fue algo cómico. Subimos en la moto de torpe manera. Imagínalo, Anzus… Si ya fuera graciosa la imagen de alada, nigromante y demonio en un tejado, estos cuatro agarrados a una voladora moto. Aquella noche desistí en lo de comprender la realidad o la mecánica tras todo aquello. Me dejé llevar y no hice más cuestiones. Pues en el fondo estaba… Cansado. Cansado de todos los sucesos. Habían pasado escasas horas desde nuestro reencuentro. Cuando salimos de la infernal y humana ciudad decidimos separarnos de una vez.

La noche llegaba a su fin. Y con eso lo hacía mi propia salud. Planteé regresar a la base mediante un portal, pero la entrada a una cueva hizo de refugio a la hiriente luz del día. Me flaqueaban las fuerzas y el hambre era voraz, me consumía… Pero me las apañé para quedarme dormido. Miserable y solo, sin quitarme de la cabeza lo sucedido en el comedor de los condenados renegados, me busqué un hueco especialmente cómodo y sin tomar muchas precauciones dormí en el amparo de aquella cueva, que se me hizo como un hogar…


Desperté sediento y hamrbiento. Ansioso. Escasas las horas dormidas, el cuerpo débil, muy débil. Y el dolor de muchas piedrecitas puntiagudas impregnado en mi cuerpo. -¿No es bonito, no es bonito? La muerte se cierne sobre mí, en forma de hambre, en forma de sed… Pero no es hoy el día, ¿A que no, cara feliz?- Hablaba a aquella seta reseca que me regalaras, Anzus. Esa a la que le pintaste aquella alegre expresión. Siempre la llevaba en el bolsillo, triste recuerdo de una sencilla infancia.

Busqué entonces algo de picotear. Charcos con agua de dudosa potabilidad y muchas setas subterráneas que eran más que comestibles. Comer fue sencillo. Beber no tanto. Así pues fue cuestión de seguir caminando. Las cuevas son crueles, Anzus, y pueden ofrecer miles de litros de agua o media contaminada gota según el día. En ese caso me llevó más de una hora encontrar un tremendo riachuelo en una larga y enorme cámara. No era un lugar seguro. Podía sentir el desagradable olor de los desolladores impregnar el lugar… Y tal vez incluso algún drow de exploración. Me eché la capucha sobre la cabeza y tras satisfacer mi sed, caminé al lado del río buscando un pez o algo de comer. Y quizás problemas.

Encontré una sombra moviéndose en el agua. Aquello debía ser suficiente para acabar de comer dignamente. Era… Grande. Casi del tamaño de un humano. Y sin embargo, al fijarme más, me di cuenta que aquello no era un pez… Si no una drow. El agua dificultaba ver su silueta. Pero allí estaba. Una fémina de mi raza, después de más de cuarenta, o cincuenta, o… Muchísimos años desde que dejara la ciudad. Algo dentro de mí me pidió huir. Pero por otra parte estaba lo suficientemente seguro de mi poder para poder protegerme si las cosas no iban como deseaba. Así que, reluciendo el sarcasmo natural y aprovechando que una mujer sola no me podía inspirar miedo, tosí y gruñí un…

-¿No es única la mujer drow? La guerra asola el exterior, los muertos conforman el suelo. Y en las entrañas de las cuevas la realidad es muy similar, la sangre tiñe las paredes. Y sin embargo, aún con esas, el femenino espécimen encuentra un lugar entre ambos mundos… Libre de drama y de muerte. Para darse un baño en plena desnudez. Pues no es deber de un sanguinario ser como ella llorar por el caos que mata el mundo. Si la humanidad ha de perecer, ¡Que la pille cómoda!- Extravagancia por delante de todo. Y amplia la sonrisa, amplia la confianza…

Ahora solo me faltaba esperar que no fuera una pacifista como tu lo eras, Anzus.

Pude vaticinar los pasos de alguien a tiempo para poder esconder mi desnudez y sumergirme en agua hasta el cuello y así al menos proteger la poca intimidad que quería tener ya allí. Cuando comenzó a hablar, alcé la cabeza, altiva hasta fijarme mejor y ver que era un drow. Aquello me llenó de aún más soberbia, pero a medida que hablaba mi cara desafiante se transformó en una extrañeza un tanto infantil. Fruncí mi ceño, puse morritos, y aunque quizá no lo viese por estar bajo el agua, coloqué mis manos en mi cintura en pose muy dispuesta. Si él podía esbozar tan amplia sonrisa, yo podía hacerlo también, aún sin perder de vista mi espada y mi ropa, que se encontraban cerca de su posición. Tras un silencio incómodo, por la estupefacción de sus extrañas palabras me decidí a hablar: - ¿Así que el drow se atreve a dirigir la palabra a una joven desnuda? - comencé a jugar con mi pelo, colocándolo estratégicamente de manera que pudiera estar segura de tapar mis pechos, mientras miraba fijamente las masas de oscuridad que sustituían su brazo y pierna, además de la extraña malformación de su cara. Después de unos instantes de ensimismamiento en el cuerpo de aquel drow, reaccioné algo más indignada- ¡¿Porqué sonríes?! ¡¿Te alegra algo o qué?!

Escondía su cuerpo en el agua, y lo poco que dejaba esto de visible era su silueta. Tenía un rostro particularmente… Curioso. Aquella cicatricilla en la cara chocaba un poco con lo infantil de sus rasgos. Aunque no se me antojó tampoco una cría. Y era mucho más masculina que las débiles, delicadas florecitas que eran las humanas. Hacía tiempo que no veía la particular belleza de una de las de mi raza. Reflejaba la indignación en su rostro. Y yo sonreía con la superioridad de alguien que sabe que está en ventaja. Más cerca de sus pertenencias que ella. Armado, con la enorme guadaña entre mis manos.

Su frase fue de molestia. -Este elfo oscuro no se somete a la sociedad drow, es libre e igual en derechos que tú, señorita.- Me crují los dedos de una mano sin abandonar aquella expresión. -Ergo, tengo toda licencia para mirar, observar, disfrutar o despreciar el cuerpo de una mujer…- Me encogí de hombros. Ella intentaba mostrar algo de pudor al taparse, cosa que no me pasó desapercibida. Una mujer drow digna no taparía su cuerpo, pues eran signos de fortaleza y feminidad, y si bien no regalaban su desnudez se enorgullecían de ella.

Y luego me echó en cara la sonrisa. -Sonrío porque puedo. Y porque sé cual es mi posición.- Me alcé de mi semiagazapada postura, acercándome poco a poco a sus pertenencias. Como si quisiera controlar la situación. -Imagino que eres de superfície, ¿No?- Yo hablaba como si no estuviera desnuda. Porque tampoco me dejaba ver mucho. -No creo que ninguna matrona en su sano juicio fuera tan arriba para darse un baño. ¿Cuanto tiempo llevas fuera?- Y volví a agazaparme al suelo, como para mirarmela mejor. O quizás porque toda la ropa que llevaba encima pesaba.

Mi frustración para con aquel drow fue en aumento, no me sentía inferior pero con esa actitud tan confiada prefería llevar encima mi espada. Por sus palabras era evidente que rechazaba la sociedad drow, yo quizás no tanto, pero era totalmente capaz de adaptarme a sociedades más igualitarias, y, qué diablos, me aburría terriblemente allí abajo.

- ¡¿Despreciar!? - no traté de disimular en leve enfado, nada que se pudiera tomar en serio, pero al fin y al cabo, enfado. Miré mi propio cuerpo de arriba a abajo, ¿qué diablos decía ese elfo sobre despreciarme?

Aunque no parecía que fuese atacarme, cosa que no me extrañaría, dejó caer que estaba en ventaja. Obvio, todas mi armas estaban en la orilla más cerca de él, yo desnuda en el agua. Fruncí el ceño aún más, le seguí con la mirada hasta que el muy listo se acerco a mis ropas y mis armas. Aquello me alertó, por si acaso y sin pensarlo me acerqué rápidamente hacia la orilla, o sea, hacia él, hasta que el agua sólo me cubría a la altura de las caderas. - ¡Sí, de la superficie! - mantenía mi tono de voz alto y grave forzado, una extraña manía mía para camuflar mi voz todavía demasiado aguda y aniñada para mi gusto. - Ningún drow en sano juicio iría por ahí con esa cara... - dije en voz baja - No sé, quizás... ocho años... quizás no debería ni decírtelo ¡¿Qué quieres?! - dije intimidante inclinando mi tronco desnudo hacia él.

-Oh, si. Despreciar. Hay mucho que despreciar en las más finas de las carnes. ¿Qué es la carne si no mera putrefacción por suceder? ¿Qué sentido hay en maravillarse por la belleza de un cuerpo si es temporal? Tan, tan temporal... Cuando has trabajado con demasiados muertos encuentras más bello el mármo.- Críptico y retorcido, como a mi me gustaba. Que me entendiera no era mi primera prioridad. Ni la segunda. De hecho poco me importaba. A ella le ofendía que alguien pudiera menospreciar su cuerpo. Aunque dudaba que fuera su mayor preocupación en cuanto me vio acercarme a sus preciadas armas.

Fue entonces cuando toda la desnuda drow emergió del agua. Seamos sinceros, Anzus. Hacía mucho que no veía una mujer desnuda. Con ese cuerpo fibrado, con esos gloriosos pechos y con esas formas tan particulares. Era alta… Vaya que si era alta. Como debía ser toda mujer drow. Durante un momento pensé en lo mucho que llegué a temer a las mujeres y bajé la mirada, pero entonces recordé que no. Que yo era amo de mi vida y tal vez del mundo. Con más atrevimiento me atreví a escrutarla de arriba a abajo, solo por incomodarla al principio. Después me di cuenta que la carne me llamaba…

Y yo quería negarme aquello. No. No era tan débil como para caer ante el llamamiento de la naturaleza sexual. Con la firmeza común de nuestra raza afirmó ser de la superfície. -Entonces, querida, estamos en igualdad de condiciones. ¿No es bonita la democracia y la igualdad? ¿O echas en falta tu privilegio?- Criticó que ningún drow iría con esa cara. Aminoré la sonrisa. Y di lugar a una enorme carcajada. -Y ninguna drow se ducharía en una cueva infestada de ilícidos. ¿O es que te van los señores pulpos?- Comenté con ganas de picarla. A algunas matronas las acusaban de tener sexo con desolladores.

Pero ella hacía todo lo posible por mostrar firmeza. Tras decirme que llevaba ocho largos años allí, me gritó, con todo lo que puede imponer una desnuda chavala, que qué quería. -Eso depende de muchas cosas. ¿Qué quiero ahora, qué quiero a largo plazo, qué querré de cenar? Ah, mujerzuela… Quiero demasiadas cosas.- Me bajé la capucha para acompañar mis palabras, encogiéndome suavemente de hombros mientras me incorporaba.