Fábrica Abandonada

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'Defensa Tecnológica' :

Detengo mi brutal ataque cuando Vor habla, la verdad es que yo me habia olvidado ya de la mision aquella, de ese encargo, e iba directo a asesinar .Uno menos, me decia. Un peligro menos por la ciudad. Dejo la daga en alto, apuntando aun al soldado, con la mirada clavada en los otros dos, el ceño fruncido y una expresion de estar a punto de darle el punto de gracia al soldado. Que habla y habla y se queja.

Pero Szyraenk es mas rapido y lo atrapa con piedras y luego lo golpea. El soldado por fin se calla. Yo respiro rapidamente. Lanzo una furtiva mirada a los dos drow, he entendido a la perfeccion lo que ha dicho el soldado. Me giro sin molestarme si quiera en hablarles a ellos, corriendo hacia la salida de la fábrica. Nuevamente, mis pasos apenas levantan ruido. Debo asegurarme que no hay nadie mas acechando, que no hay francotiradores cerca, que no hay ninguna tropa acercandose, o que no se oyen las infernales turbinas de los centinelas. Con la infravisión no me es dificil ver que no hay nadie mas por alli, ni si quiera acercandose. Luego pego la oreja al suelo, agachandome, como solian hacer los indios, y cierro los ojos, escuchando...nada, tampoco. El suelo no tiembla, no hay nada grande acercandose, no tanques, furgones, ni grandes pelotones. El cielo, despejado, por el momento .Entonces silbo, y Roac viene a mi.
-Vigila. El cielo. Si algo pasa, ya sabes.
Soy conciso. Cualquiera lo diria, pero Roac me entiende, y yo se lo que hace. Eleva el vuelo y se pierde por ahi. Tras unos instantes mas mirando alrededor, vuelvo al interior.

-No hay mas. Pero no es seguro. Hay que irse. El mago tendrá que cambiar la zona de reunion si es verdad que vigilan este sitio. -entonces, miro al viejo, haciendole un gesto con mi cabeza, señalandolo. -Mi apellido, Sreysnah. Dyospiros de nombre. Una casa pequeña de una urbe menor. Gracias por la ayuda.

Szyraenk no se quedaba tampoco corto en ostias, si le daba la gana. Yo lo flipaba como demasiado mientras él hacía servir su magia rocosa. También él parecía ser experto en enfrentarse contra aquellos imbéciles, pues así lo había dejado entrever con su comentario. Me preguntaba si tendría más cuentas pendientes con los humanos, aunque a juzgar por la pregunta… No era momento de querer que nos contara más detalles de su vida. Antes teníamos un soldado que atolondrar. Yo me había despistado un poco mirando a Dyos, sin embargo, porque lo notaba… Distinto. Pero para cuando quise preguntarle Szyraenk ya había hecho su magia y teníamos un soldado atrapado. Toqué con un dedo la roca, para ver si realmente estaba dura… Y me senté encima con todo el morro del mundo, tocando la cara del inconsciente pedazo de mierda.

Para cuando levanté la cabeza me di cuenta de que el drow más pequeño de esos dos se piraba y me acababa de dejar a mi con el viejo. No supe exactamente qué hacer. Si seguirle, si quedarme allí, si… Esperar que estuviera bien. No me fiaba. ¿Y si realmente venían más? Acabé levantándome, reuniendo todos los pedazos del bastón dispersos por ahí en su forma original, abrazándome a este casi como si buscara algo de… Consuelo, y apoyándome en él. -... Ngh. Al menos no nos has salpicado, no. No creo que cuanto se despierte se pueda mover mucho.- Dije con un intento de sonrisa en la cara. Un intento, porque en el fondo era una mueca muy torpe. Miré a Szyraenk con unos ojos extraños, como… Temerosos, insatisfechos.

Dirigí mi mirada a su herida. No parecía nada excesivamente serio, nada que no pudiera solucionar yo rápidamente. -Deja, te curo eso- Le dije repentinamente. Sabía que lo podría poner nervioso, no decirle nada sobre lo del humano aún, pero… Yo estaba como que no estaba. Empanado. Clavé el bastón con el pulso muy trémulo y sin pensar en lo que debía. Durante unos momentos vi el brillo oscilar extraño… No, no. Me dije. No. Pero nada, ¡Falló! Casi podría haber jurado que el propio palo se sentía inútil de… Ser tan inútil. Aún en aquel momento no acababa de comprender porqué a veces sencillamente no conectaba bien con él. Logré hacer un mínimo de hechizo que por suerte pudo hacer algo para esa tristísima herida, pero no sin que el palo se volviera completamente rojo y no saliera de ese puñeterlo color. -Te odio, pedazo de…- Gruñí, dejándolo caer al suelo y sentándome otra vez en el banco-soldado.

Me llevé una mano en al pecho un poco mareado, notando como algo pulsar dentro de mi. ¿No iba a ir a peor, no? No, no… Alcé la mirada con los ojos un poco desorbitados, cristalinos, ausente. -A ver, deja que te explique…- Intenté poner un poco de orden a las ideas de mi cabeza. Zer’tath estaba ahí, en el suelo, como reclamando mi presencia, como lamentándose… Hacía un tiempo que empezaba a creerme eso de que el palo tuviera voluntad propia. ¿Pero qué era? ¿Algo artificial, alguna cosa más retorcida? No era… exactamente obra de mi mentor. Sabía que lo obedecía a él, pero fuera lo que fuera que habitara aquel montón de cristal era otra cosa.

Otra cosa que me detestaba profundamente. Como yo a ella. -Dyospiros y yo vinimos a esta fábrica porque aceptamos un encargo. Cazar humanos. Él está hasta los cojones de ellos porque… Hicieron cosas horribles. Yo no les tengo manía por lo personal, pero no me caen en gracia, y no quiero dejarlo ahí él solo contra tanto enemigo. Que él es muy bueno combatiendo, si… Pero no me fío.- Cerraba uno de mis puños con fuerza, haciéndome daño a mi mismo. Demasiado nervioso. Me llevé una mano a la frente intentando tranquilizarme.

-Yo por mi parte necesito dinero. Es una historia muy larga…- No me propuse contársela allí mismo. -Se lo entregaremos a uno. Supongo que lo querrá para interrogarlo. Y dudo que salga vivo. Por una parte perdemos el placer de matarlo, pero por otra nos da dinero, y al menos alguien le saca algo útil… Y sufre. Sufre más. Pero no lo suficiente. Ninguno de ellos puede pagar lo que hacen con los nuestros.- Era una condena muy seria que poco o nada dejaba entrever al Vor más jovial que solía lucir, ese que hablaba de estupideces pocos momentos antes.

Entonces regresaría Dyospiros y suspiré algo aliviado, pero tenía un tono un poco antipático y nos recomendaba irnos de allí. A la mierda con hacer aquello nuestra base. Luego se presentó él de forma muy seca y yo me repetí en la cabeza su apellido, intentando descubrir como pronunciar eso. Casi parecía que quisiera desentenderse del viejo… -Dyos, déjame el saquillo.- Le pedí un poco más imperativo de lo que me esperaba. Se lo enseñé al viejo -Pagan bastante bien, la verdad… ¿Te apetece ir con nosotros? No creo que ir a dar por culo a los humanos se salga demasiado de tu rutina, y no todos los días se encuentran drows por aquí. Llámame loco, pero por muy traicioneros que se nos diga… Yo prefiero estar con los de mi raza.- Los miré a ambos con severidad y empecé a rebuscar algo en el saquillo. -Tal vez porque soy pequeñajo. Tal vez porque soy imbécil. Pero no me acabo de fiar del resto.

Saqué la moneda que era distinta al resto y le devolví el saquillo a Dyospiros, dándole una mirada extraña antes de bajar la mirada a la moneda. Ponía alguna galimatía sobre una fiesta en la base, algo de “jalowin”... Fiesta… -Eh, Dyos.- Le llamé tímidamente, hablando bastante flojito y acercándome a la oreja que tenía entera para decírselo casi a susurros. -Dicen algo de… Celebrar el cumple de un tal jaloguin o algo así. En la base, la de los renegados. Una vez me dijiste que te gustaban las celebraciones de los del exterior. Gente cantando, comiendo y emborrachándose… Creo que podríamos… i-ir… ¿Qué te parecería?- Entre que estaba putamente tenso y algo cabreado no sé ni si él me entendería. -Podríamos… ser parte de ello, también. Disfrutar un poco. Supongo que habrá algo de comer, algo de beber… Alguna broma, cualquier chorrada. Me gustaría ir… Quizás podríamos hasta pasarlo bien, ¿No crees?- Miré a Szyraenk unos momentos esperando que creyera que no hablaba de nada raro o chungo, y luego me aparté un poco del otro drow, para irme por tercera vez al banco humano y hacerme un ovillico, preguntándome porqué acababa de sugerirle eso y porqué coño me había puesto colorado.

… Bueno, al menos ya no era un rosado de mierda.
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Curación: 0 + 10 (base) = 10. BUENO, yo he curado. No faltaban más ps. MIERDIcuraperoooooo...

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'Curación' :

- Tardará horas y horas en despertar, y de aquí no se mueve si nosotros no queremos. Aunque yo si fuese vosotros lo sacaba de ahí y me lo llevaba atado a otro lado, aquí pueden localizaros si os quedáis mucho rato. - aconsejo a los muchachos que se vayan de aquí cuanto antes, cosa que yo haré porque poco más queda por hacer en este sitio. Además, va a amanecer dentro de poco. Concuerdo con lo que dice Dyospiros, que por fin se presenta escuetamente, informando un poco sobre su procedencia. Lo dicho, no me suena ni su apellido ni su nombre.

- No me las des, entre los dos he visto que os apañais perfectamente. Por suerte era un soldado solitario. Más tonto fue él por venir aquí solo. - le quito el casco al soldado para verle el jeto. Un humano más, aunque bastante joven. Aunque claro, casi todos son más jóvenes que yo. Miro con cierta desconfianza el bastón que Vor pretende usar para curarme, pero como a mi edad tampoco me sorprendo demasiado por las cosas le dejo hacer. A pesar de que no parece salirle muy bien si que resulta suficiente para sanar la mínima herida que me ha hecho la bala al pasar por mi brazo, por suerte había sido bastante superficial. Con poco que hace la herida sana, así que es lo justo que agradezca al drow la ayuda.

- Gracias, muchacho. Una habilidad poco común...me hubiese gustado tenerla en mis tiempos mozos- observo que el hecho de usar esa curación parece cansarle un poco, cosa que por otro lado es lógica. Después dejo que me vaya explicando todo eso del motivo para querer al soldado. Venganza por parte de uno, dinero por parte de otro...nada nuevo bajo el sol. Le pide al otro un saco de dinero de muestra, como para demostrar que era cierto. Por mi parte alzo la mano, haciendo un gesto de declinar la oferta. - Ahora mismo no me interesa. Ando detrás de otro asunto...no tiene que ver con soldados, no exactamente. Eso sí, si alguno se cruza en mi camino no tendré reparos en acabar con él. - casi me da pena rechazar la oferta del jovenzuelo, se le ve ilusionado con eso de juntar a varios drows, diciendo que se fia más de nosotros que del resto. Ingenuo...eso es lo que pienso para mí mismo, no por ser de esta raza se es más fiable que siendo de otra. No es que me parezca tan mal su oferta, pero llevo tanto tiempo solo que me he 'acostumbrado', si eso es posible.

También se me hace extraña la idea de poder volver a tener algo parecido a la amistad. Lo más parecido a un amigo que tengo ahora mismo es mi marmota, por triste que pueda parecerles. Los amigos que tenía o murieron de viejos o por la guerra. Eso sin contar a Ysuran, todavía duele bastante recordarlo. - Tal vez en otra ocasión podamos hacer negocios y hablar un poco más, con alcohol de por medio. Ahora he de marcharme. Sed astutos y manteneos vivos. - me despido con este obvio consejo, aunque no sea tan fácil de cumplir. Después me marcho de la fábrica, tras recoger a mi marmota del suelo. El rumbo a seguir ya lo decidiré más tarde.

-Es cierto, no es seguro quedarse por aqui. Aun espero a que Roac me de el aviso por si hay alguna patrulla aerea pero aun asi no es buen plan.

Escucho, un poco en segundo plano, como Szyraenk agradece la cura y explica que no tiene interes en unirse a nuestro minigrupo. Imagino que por qué. Muy viejo, mucho tiempo solo, dificil cambiar las costumbres. Yo me habia acoplado con Vor casi sin proponermelo. Al principio queria matarlo .Luego, cotillearle informacion. Luego robarle las setas y la bebida. Luego invitarlo a cenar. Y luego salvarle el pellejo. Si, todo muy rapido habia sido.

-Está bien viejo, lo mismo va por ti.

Lo veo marchar con su marmota, si se habia mantenido a salvo por tantos años lo conseguiria un tiempo más. No me preocupaba en exceso. Aunque verlo me habia hecho recapacitar mi futuro, ¿Acabaria yo asi, con la urraca alchoholizada, en plan pasota de todo? Si es que vivia tanto para ganarme tantas arrugas....era bastante probable.
Luego miro a Vor, que está rarito y nervioso. Le habia dado el saco de dinero cuando me lo pidio, y podia ver las ganas que tenia de iniciar o de hacer crecer al grupo de drows. Mi expresion que era una máscara de seriedad y mal royo va mutando poco a poco cuando me habla de....
-Halloween! No es ningun cumpleaños de nadie, es el fin del verano, Samhain, Dia de todos los Santos, Dia de las brujas.....

Habia oido varias historias sobre aquello. Un elfo cotilla me habia hablado bastante del asunto. Y parecia muy divertido. Cierto es lo que le habia dicho de que me gustaba observar aquellas tradiciones, pero...
- Y que hacemos con este?

Aparezco en la fábrica, pero no directamente en ella, si no por los alrededores. Ese sitio era frecuentado por maleantes y no me apetecia tener que darle una paliza a ninguno.... Asi que tras mi aparicion hago una pequeña inspeccion en el terreno, antes de entrar. El simbolo está en la puerta. Sinceramente, no esperaba encontrar alli a nadie. Era muy pronto para tener resultados. Sin embargo...

Detengo mis pasos al poco entrar porque oigo voces, me resultan levemente familiares. Con un periodico en mi enguantada mano, un periodico muggle a más decir, camino hacia los reunidos drows. Parecen tener a una presa ya con ellos.
- Vaya, vaya. No esperaba encontraros aqui, y menos con las manos llenas. ¿De quien se trata?

Me detengo a una distancia mas que prudencial, mirando a mi alrededor, y luego a ellos. Pareciamos a solas. Pero vete a saber. Al menos Adele estaba informada de mi paradero.
-No parece un pez gordo, pero para comenzar...no está mal. Me vale.

Alzo mi mano, provocando una pequeña explosion en la piedra que lo aprisiona, para liberarlo, que si no no hay quien lo saque de alli. -Supongo que querreis la otra parte del pago. Soy hombre de palabra.

"para bien y para mal"

Saco el resto del pago a deber por la captura definitiva, y lo levito hasta el más pálido de ellos, Vor. No me apetece hacer entrega en mano. -Si encontrais algun otro soldado, de mas...alto rango...podemos seguir negociando. Contactadme en la Posada de los Muertos en ese caso. Decidle hasta luego a vuestra presa.

"o mejor dicho, adios"

Camino ahora si hacia el soldado, la capa bien ceñida en torno a los hombros se arremolina alrededor de mis tobillos. Esta vez no llevo puesta la capucha asi que la mascara de metal y el pelo castaño en una pequeña coleta son bien visibles. Me agacho al lado del soldado, y sin decir nada mas, tras haber hecho el pago y dejado abierto un canal a mas negocios, me desaparezco de alli con el.

Escuchaba a Szyraenk muy atento, rascándome un poco tras la nuca mientras valoraba sus palabras. -Si, aquí… No me acabo de fiar. Me gustaba este sitio, pero…- Una cueva, debía encontrar una cueva sin putas drarañas. Alcé un poco las cejas en cuanto vi a Dyospiros diciendo que Roac podría dar el aviso. ¿Roac? ¿De verdad era capaz de eso? A mi el bicho me parecía inteligente, si, pero… No estaba seguro hasta qué punto era eso cierto. Me rasqué como más nervioso sin decir demasiado, frunciendo el ceño y callando cosas.

Szyraenk afirmó que el soldado era un poco corto por ir solo. Yo no me fiaba aún de que fuera tan solo, y me lo miraba desde la distancia como pensando qué se le habría ocurrido… Fuera de la batalla me daba por pensar que igual había sido una persona de provecho, que… Quizás no era tan malo, tenía familia. Las típicas mierdas, vaya. Pero por otra parte no había dudado en clavarle una daga y probablemente no dudaría en hacerlo si volvieran a pegarle a alguien de los míos un tiro. Había empezado él, no había nada de lo que arrepentirme.

Me agradeció la cura y yo asentí un poco quedo, en silencio. ¿En sus tiempos mozos? ¿Para qué? ¿Él mismo, para alguien distinto? Yo… Pensé que si hubiera sido mejor curandero en un pasado podría haber salvado a Osten. Pero realmente eso era mentira, no tardé demasiado en descubrirlo. Me dio bastante penita que rechazara mi propuesta, sin embargo. Algo desanimado le respondí. -Lo… Lo entiendo, no te preocupes. Supongo que solo me emocioné.- Comenté con una sonrisa amarga. ¿Por qué creía que realmente los otros drows querrían hacer piña? Si llevaba tanto tiempo allí fuera probablemente viera a cualquier otra raza como más de fiar.

O no. Nos dio un último consejo antes de irse con su marmota. Aunque yo no sabía qué era aquello, entonces. -Procuraré mantener la cabeza sobre los hombros y una botella en el saco para entonces… Y, ¡Tu! ¡Cuídate!- Le gruñí ya cuando nos había dado la espalda. Más alcohol. Porqué no. Procuraría deshacerme de la botella de Yaroslav pronto, preguntándome si no habría sido mejor dejársela a Johan que seguro que lo había visitado, y me haría con otra. Porque aquella que acababa de compartir con Szyraenk no iba a durar mucho más.

-Un tipo extraño. No… No me cae mal, nunca había hablado con un drow tan viejo. Gruñón. Aunque NO es el primer drow gruñón que conozco, eso si que no.- Fruncí un poco el ceño a Dyospiros con aquel terrible intento de hacer una broma para animar algo más el ambiente, pero lo que lo sacó de aquel estado fue la mención de Jalogüín. Parecía él saber más que yo que era eso. -¿Aaaah? ¿Sabes qué es? ¿En qué consiste? ¿Fiesta como navidad? ¿Ponen árboles, se hacen regalos?- Me cortó el rollo el puñetero reo que teníamos. -Y yo qué sé. Lo atamos, lo amordazamos, lo metemos en un zulo, nos vamos de fiesta y quizás sigue vivo para cuando volvamos a por él.- Comenté de mala gana, enseñándo los dientes y pinchando al soldado con un dedo en la cara. -En parte me dan ganas de abrirlo en canal. A ver como es por dentro. Pero eso no me daría dinero, ¿No?- Le dije con una mueca que se asemejaba a una sonrisa, con los ojos brillantes en interés. Agité la cabeza. -Supongo que…- Iba a buscar un plan más inteligente cuando entró en escena el otro.

Aquel hombre malrollesco llamado Rybar fue jodidamente oportuno al pasarse por ahí. Yo me puse algo más firme y me alejé del tipo, mirándomelo seriamente. -¿Ese? Ni idea. Pasaba por ahí.- Le dije con toda la sinceridad del mundo. “Pasaba por ahí” aún así no describía “nos vino a pegar un tiro a tres drows y salió mal el asunto”. Él mismo se dio cuenta de que no parecía lo mejor del mercado. -No, pero parece tonto. Seguro que canta. Lo que pueda. Promer algo como libertad si habla, pégale, lo que sea. Pero repito, es tonto. No se debe empanar de mucho.[/i]- Le dije yo.

¿Quién en su sano juicio se metía con tres a la vez armado con una triste pistolita? ¿Es que no le habían enseñado a tener cuidado con razas que no conoces? Bueno, se llevaría esa lección a la tumba. Él lo liberó y nos dio finalmente el pago. No iba a ser la gran cosa, pero… ¡Era dinero! Definitivamente a mi eso me puso de mejor humor. Vi el saquito flotando y lo miré como sin fiarme, pensando que igual era una ilusión, que no era necesario hacer tanta parafernalia para pagar. Pero lo pude coger y las monedas de dentro resistían un buen mordisco, así que asumí que eran de verdad.

Nos dejó caer a modo de indirecta que avisaramos si encontrábamos algo mejor. Bueno, aquel casi que había venido a nosotros, así que no nos habíamos matado mucho y teníamos algo de dinero bonito por ello. -Se hará, se hará.- Le dije con una sonrisa un poco rarita. Ohhhhh, vaya que si se iba a hacer. No iba a dudarlo. En absoluto. Se fue sin decir más con aquel tío, desapareciendo. Qué útil era aquello… Yo fui a recuperar mi bastón y tras abrazarme un poco a él para tenerme en pie me miré a Dyospiros, con una expresión un poco rara. Estaba un poco… Ido, yo.

-Qué conveniente, ¿Eh? Ya está, listo. Al carajo con él.- Dije, caminando un poco, haciendo un gesto a Dyos para que me siguiera. -Mejor sería irnos ya de aquí… Ya no tienes excusa de soldado. ¿Todo bien, entonces? ¿Te apetece ir? Yo quiero ir. Y yo no se que se hace en eso, así que pareceré un pulpo en un garaje, aunque no sé ni qué es un pulpo. Bah. Todas las fiestas tienen comida y algo de beber. Quiero comer. No beber. Comer, comer. Tu igual deberías beber, te alegraría la cara. ¿No has visto a Szyr? Llevo la mitad de mi vida sobornando a la gente con alcohol y funciona.- Le contaría a Yaroslav que su consejo de hacer negocios con vodka se extendía más allá de los rusos, del tipo de alcohol y las razas. -Y en las fiestas la gente se arregla, ¿No? Pues ya verás. Me voy a poner guapo. Me voy a hacer una trenza, no… ¡Treinta! Más, mejor.- Paré en seco. -... Quiero una bici. Quiero MI bici.- Fruncí el ceño, mirándome a Dyos. -Tanto caminar no es sano…- Entonces pensé en el saco de dinero. Eso podía comprar una bici. ¿Para qué comprar? Igual el niñato pelirrojo se había comprado otra. Podría ir a quitársela también. Le arrojé el saco de dinero a él, queriendo comprobar sus reflejos. -Algún día seré como Roac y volaré. Eso o, no sé. Me compraré un avión. No, robaré uno. O…

Acababa de tener la mejor idea de la historia. Cogí mi bastón y lo transformé en tabla, lo dejé en el suelo, salté encima la mar de alegre y traté de hacerlo flotar. No se movió ni un ápice. Levanté una ceja, maldije y lo transformé de nuevo en bastón. Alcé la otra ceja y me miré a Dyos… -OLVIDAESOMECAGOENTODO.- Tosí. -¿Yyyyy bien?

-Mucho frio, aqui. Y poco donde cazar, y poco donde recolectar algo para comer. Eh, que aun no podemos entrar a los supermercados como si tal cosa.

Me quedo mirando al semidrow despues del que el otro se vaya, me parece que lo ha dejado un tanto decepcionado su rapida partida. Yo no digo nada, si el tio era un espiritu libre viejuno era de esperar que hubiese elegido eso... -No, a mi tampoco me ha caido mal, parece que de verdad lleva viviendo aqui todo el tiempo que dice...debe de tener mucha experiencia. Y Baenre, nada menos. Debe tener una curiosa historia.

"no como la mia"

Que la mia era tirando a sosa, pero bueno, que me da lo mismo. Lo miro con los ojos entrecerrados cuando dice que no es el primer drow gruñón que conoce, como si insinuase algo. -¿Lo dices por mi? Yo cuando te he gruñido? Solo intenté acuchillarte un par de veces, cuando pensaba que aun eras un espia...

Lo miro con preocupacion cuando él sonrie de ese modo con ese brillo en los ojos hablando de que le gustaria abrir en canal al soldado para ver como es por dentro. Me habia fijado antes cuando atacó al soldado...en ocasiones me parecia verle mostrar un sadismo que ni yo mismo creia poseer tan a menudo, a pesar de que estaria algo justificado y de que mi odio hacia los soldados era terriblemente fuerte, ademas habia sido muy visceral con ellos cada vez que huia o tenia que sobrevivir. En mi caso conocia bastante bien esa expresion, y las causas que la hacian aflorar. Yo no era el mas indicado para hablar sobre buenas conductas...
No voy a decir nada, tampoco hace falta, porque entonces aparece el mago que nos contrató. Es frío, rapido y escueto. Nos paga lo que se debe, se lleva al fardo y dice que si tenemos mas que volvamos a contactarle. Vaya.

Miro a Vor con cara de ligera sorpresa y satisfaccion en la cara cuando parece que ha terminado todo, ,mas o menos.
-Si, solucionado.
Vuelve a la carga con lo de la fiesta y yo pongo cara de no estar muy convencido. Estar con tanta gente? Me pondria incomodo. No es que no me guste, de hecho en realidad me encanta ver a la gente festejando cosas buenas, es mas bien que me da palo.
-Bueno, tu aceptaste la mision esta, yo acepto lo de la fiesta. Iré disfrazado de....drow. No crees que ya somos espiritus lo suficientemente malignos?

Me rio, y parece que un poco de verdad. Pero luego niego, no me apetecia beber como cosaco. -No, no me gusta. La embriaguez del alcohol me atonta. Y tu no sabes hacerte trenzas. Y las bicis apestan. Y no sabes pilotar aviones, te matarias. Puedes pedirle a Roac que te lleve sobre su lomo, quizas? En sus patas?

Veo lo que intenta hacer con su baston. Lo convierte en un patinete flotante que...no vuela. Guay. Eso ha quedado absurdo. Mis cejas se alzan hasta ocultarse bajo mi pelo, con una mueca atravesada en los labios. Asiento. Pienso olvidar eso. -Algun dia conseguiras propulsarlo. Hasta entonces...a ver, estamos en una fabrica, vieja. Aqui debe de haber chatarra antigua desechada. Veamos.

Me pongo a caminar por ahi. Roac entra por una de las ventanas y, tranquilamente, se posa en mi hombro. Buena señal. No habia nadie por los alrededores, de momento. Cojo y salgo de la nave, puesto que alli no habia nada util, que yo vea. Algo con ruedas... En la entrada no hay nada, tampoco. Bordeo la nave, es bastante grande y como voy andando, me lleva algun minuto que otro. Voy a la parte trasera, alli hay neumaticos apilados y un monton de chatarra mas en montones, tambien chasis de coches, y motores viejos. Hay algun que otro vehiculo destrozado. Me pongo a mirar, buscando algo en mejor estado. Al fondo y tras unas chapas, me parece ver algo interesante volcado. Unas ruedas no muy grandes. Voy hacia alla y muevo las chapas, viendo una moto tipo vespino tirada en el suelo. La cojo por el manillar y la levanto, es bastante ligera...y el lacado esta viejo, desconchado y algo oxidado. Pero era blanca, habia sido blanca.
-Mira esto. Veamos si podemos hacerla funcionar.

"y si no tiene pedales ¬¬ pero no quiero tener que recurrir a eso"

Mentalmente empecé a pensar en qué características debía tener una futura base: Que no fuera fría, que tuviera caza y hierbajos… Es decir, lo que él tenía antes. Pero sin drarañas. Más segura. Mi zulo cumplía todo eso pero estaba muy profundo, pero igual podía apañar trampas en caso de que… ¿Y yo porqué ya tenía tan asumido que necesitaría una base? Concordó conmigo con eso de que el viejo no debía ser un mal tipo. Y que debía tener una historia curiosa. -Vaya que sí. Un Baenre, aún no me lo creo. Es que mi hermano, te juro que se lo voy a decir y… Es que… Si fuera un adolescente del exterior tendría un poster de los Baenre en la pared de la cueva. Y figuritas, y mochilas con las tetas de la matrona Baenre en primer plano.

Me cuestionó que él no era un gruñón. Oh, no, aparte de los cuchillazos… -¡No sonríes! ¡No haces buena cara! Siempre ahí, cabreado. ¡Eso, eso es ser un gruñón! Yo si que gruño pero no me hace eso un gruñón, ¡No me entiendes!- Le dije yo apresuradamente, con mi curioso y fuerte acento. -Sonrisas, Dyos. ¡Sonrisas! Eso se necesita. Y no sonrisas con ganas de querer matar gente, esas no son felices.- Pero justo como ocurrió después, se demostró que no era el mejor para hablar de aquello. Aunque él tampoco me la recriminó. Me dije que debía intentar no dejarme llevar, pero… Era una rabia extraña, interior. Había crecido mucho aquellos últimos días. Había logrado dar cara y nombre a mi amenaza, los humanos, y hasta que no estuvieran todos muertos no podría tener paz.

No podría poder asegurar despertarme al día siguiente con todos mis conocidos en vida. Entonces vino el mago y se lo llevó, y yo, como consecuencia, me pude calmar un poco. -¡Solucionado, si!- Pero le hice mala cara y le enseñé los dientes en cuanto pareció no tener demasiada convicción de ir a la fiesta. Pero aceptó casi a mala gana. Yo sonreí, aunque… -”Disfrazado” de drow… ¿Por qué disfraz? ¿Eso no era Carnaval? ¡Te estás confundiendo, Dyos! No te disfraces, que si no haremos el ridículo.- Pero a mi me apetecía disfrazarme. Si realmente había que disfrazarse ya pensaría algo. Yo quería. De hecho me arrepentía de haber dicho que debía ser ridículo. Incluso si nadie iba así…

Pero se rió. Aquello era un logro. -No taaaaan malignos. Bueno, solo un poco. Solo matamos los terceros hombres de una casa porque hay que sacrificarlos a Lloth. Sandeces…- Dije yo irónicamente, ajustándome la capucha por encima de la cabeza porque tenía algo de frío. Pero me quedaba algo ridícula por la coleta. Empezó luego a ponerme excusas y cosas así. -¡Deja de gruñir! Si no me sé hacer trenzas ya me las harás tu. ¿No quieres beber? No bebas, ¡Pero nos llevaremos algo! Como unos gorrones. Ya ves que SIRVE para muchas cosas.- Alcé las cejas, conento -¡No seas tonto! Roac es muy pequeño para mi. Si no conseguiré un dragón… ¿Viste el tío de los cuernos en la posada? Decía que era un dragón, y yo lo curé. Me debe un vuelo.- Vor’Kalth, el domador de dragones. Casi lo veía. Tenía un brillo emocionado y una sonrisa tontísima.

Pareció de acuerdo con olvidar la chorrada de lo del palo volador, y yo le suspiré. -Debería poder levantar mi propio peso con esto. Algún día. ¡Pero si! Vamos a buscar alguna bici o algo por aquí.- Miré al pajarraco regresar y yo seguí a Dyos, que parecía estar buscando alguna cosa. Yo también husmeaba, todo lo que veía medio interesante me lo quedaba. Ya fueran más argollas, llaves rotas y sus respectivos llaveros, trozos de metal raros, ya deshecharía luego lo que no me importara. Pero es que brillaba y era bonito, eso. El bastón me seguía de nuevo flotando, a falta de manos desocupadas para cargarlo por mi mismo.

Él desenterró su pequeño tesoro en forma de moto, la cual parecía más o menos decente. Muy vieja pero a mi no me importaba demasiado. Debía oler a óxido, pero todo aquello tenía esa desagradable olor del metal viejo. Tosí un poco, porque no me gustaba aquella sensación. -Eso no es una bici, Dyos. Es… Una moto. Esas cosas que hacen tanto ruido. No van de forma… manual y… ¿No es peligroso? ¿No necesitas sacarte un carné de conducir para ello?- Me rasqué la barbilla y fruncí el ceño. -”¿No te das cuenta de que sois un par de parias sociales, la peste, y que tienen mil razones más para meteros en una cárcel que ir sin un carné de conducir?”- Pensé repentinamente. Me reí incómodo a mis propias cavilaciones mientras me acercaba para inspeccionar aquella cosa.

Cogí un trozo de mi bastón y lo introduje en el sitio que parecía ir la llave, tratando de modificar su forma hasta que la moto emitiera alguna reacción. No era la primera vez que lo hacía. Una de las grandes utilidades de aquel palo era abrir lo que muchos querían que se quedara cerrado. Finalmente logré dar con la forma, pero… -¿Y a que lado se gira esto, ahora? He visto que la gente mete las llaves y de repente hace un putoruidodemildemonios, pero no sé como hay que girarlo…- Me rasqué un poco más la cabeza, casi pareciera que tuviera piojos.

-¿Pero estás seguro que se pueden montar dos personas en esto? ¿No nos vamos a matar? ¿Tengo que confiar en TI para que conduzcas?- Me lo miré de arriba a abajo. Inspiraba una sensación de ser entre un mendigo muerto de hambre, un asesino psicópata y un loco de los gatos, pero en vez de gatos urracas… -... Bueeeeeno, tu sabes más del mundo, sí. Yo me fío de ti. Si nos matamos, al menos nos matamos los dos…- Me encogí de hombros y giré la cabeza a un lado, silbando como quien no quiere la cosa.

Vor seguia insistiendome mucho con eso de las sonrisas y yo lo intentaba a veces, por probar, pero la mayoria de ellas solo conseguia un fracaso de mueca. ¡Que! Era lo primero que me salia. Resoplo un tanto frustrado y pongo mis ojos en blanco brevemente, quitando roña del sillin del vespino.

-No me confundo, que no. En Halloween la gente se disfraza de cosas que dan miedo. O no se. Es como el carnaval pero mucho mas relacionado con la magia. ¿Que tal si preguntamos exactamente de que va a uno de tus colegas de la base?

Luego se vuelve a meter conmigo porque gruño y le lanzo una mirada peligrosa. -No gruño! Solo digo cosas que son ciertas! -aunque él parece contento, asi que bufo y suavizo mi gesto un poco. -Digo que...¿sigues llevando la trenza? Desde que te la hice?- porque eso fue antes de que el volviera a las cuevas, hace bastantes semanas, y no me habia fijado pero ahi seguia, un tanto desfilachada pero si. In fact.

-Pues un encantamiento para hacerle crecer y listo. Roac gigante

Compruebo el aire de los neumaticos de la moto, es el suficiente, nos permitiria movernos. Tambien cercioro la direccion y que el tubo de escape esté funcional, al menos no parece atascado. -Es una moto si, pero es muy pequeña, hará ruido de pedo de mosca. Y mira, lleva pedales, si nos quedamos sin combustible se pedalea. -una mirada esceptica es lo que se gana por preguntar por el carnet de conducir. -Vale, mañana vamos a una autoescuela a que nos enseñen a conducir.

"seguro que no nos encierran"

Por fortuna, cuando yo aun me estoy estrujando los sesos para ver como puentear esa moto o hacerla arrancar, el usa su baston, o un fragmento a modo de llave. Perfecto, porque encaja. Entonces pregunta y yo cojo la "llave" que ha dejado dentro. Ensayo error. Si hacia delante no funciona...giro hacia mi. Entonces se oye al motor quejarse, gemir a pedorretas, muy tristemente, y sale una nube oscura de humo del tubo de escape, como si tuviera que escupir toda la mierda acumulada. El farito se enciende titilante pero luego queda firme. Giro la maneta derecha, la de acelerar, aumentando brevemente el ruido lastimero del motor y el humo que suelta.
-¿Dos personas como nosotros? Cabemos. No somos enormes humanos con sobrepeso. Matarnos? Puede. Confiar en mi? Como tu quieras.

Dice eso despues de evaluarme con la mirada como si valorase mi capacidad conductora. Hacia bien. No es que yo fuese ningun experto. Sabia como funcionaban esos trastos, mas o menos. Pero no es que hubiese hecho practicas.... afortunadamente, la moto robada era una de muy escasa potencia. No hariamos puré de drow. Yo me subo, como para indicarle que no pasa nada. La puñetera luz del faro me molesta. Asi que me incorporo hacia delante y le pego un puñetazo al faro y me lo cargo de una hostia. No es que sea la mejor de las ideas porque ahora tengo los nudillos doloridos y con algun golpe, pero ahora la luz no estorba y somos una moto a oscuras. El pajarraco él solito se encarama a la cesta delantera, encantado con poder picotear los cromados de la moto que aun brillaban un poco e intentar desatornillar algun tornillo con su pico. Hago algunos equilibrios, como recordando. Aprieto la maneta del freno, recordando tambien. La izquierda. Ésta era de las sencillas, sin marchas. Solo frenar y acelerar. Por fortuna, entre mis capacidades entraba aprender muy rapido y retener muy bien la informacion. A poco que habia visto a gente usando de eso habia aprendido. Luego miro a Vor, haciendole gesto. En el vespino cabian dos personas, asi que le señalo al hueco del sillin que queda atras.
-Subes o prefieres buscar y robar una bici? Roac viene, ves? Se fia de mi.

De cosas que dan miedo. Me rascaba la barbilla pensando qué me daba miedo. -Deberíamos preguntar, si… Y a ver…- ¿Qué me daba miedo? Los humanos, los humanos me daban mal rollo. Los tiros. Cuando sentí el disparo antes me puse muy nervioso, creyendo que podrían haber herido a algún compañero. Las mujeres, especialmente las drows. Mi mentor me daba también algo de mal rollo. Dyos, Dyos también podía intimidarme si se lo proponía, aunque había empezado a perderle miedo. Me lo miré de nuevo con una sonrisa un poco retorcida, como si se me hubiera encendido la bombilla. -Deberías disfrazarte, pero. Variar un poco el traje, el atuendo. Lo que sea.- Le recriminé muy sonriente yo. Demasiado. Se notaba demasiado.

Me miró feo por decir que gruñía y yo lo señalé acusadoramente, porque me estaba dando la razón. Me preguntó si llevaba la trenza. Me palpé el pelo porque… Vaya, si, por ahí estaba. Un nudo. Se reconocía como trenza. No me había molestado en quitármela, o quizás no me había visto el ñordo que colgaba. Tenía un peinado curioso, entre el pelo estufado por haberme duchado, la trenza deshecha y la coleta tristona. -Ahí está, definitivamente… Aunque ya no tiene la gloria de tiempos pasados.- Le comenté muy distraído.

Él se iba mirando cosas técnicas que yo no entendía -Podríamos ir con los pedales, más seguro, más cómodo, menos posibilidades de morir…- “Y más lento”. Luego hizo una sugerencia… -¡Una autoescuela! No, qué mala idea, Dyos. Que no piensas tu. Deben haber humanos. Podríamos robar un carné a alguien y pintarle tu cara por encima.- Yo me quedé pensativo… No es que dibujar fuera mi arte pero no debía costar mucho hacer un manchurrón negro encima de un cuadradito.

Y entonces él giró y giró hasta que funcionó. Hizo un ruido extraño, ruidos, tembleques, humo… Yo empecé a toser de nuevo, frotándome la nariz con el reverso de la mano. Y la luz. Entrecerré los ojos escuchando al drow. -Somos los dos unos enanos, si… ¡Yo preferiría no matarme! Y si confío en ti… ¡Te dije que si en las cuevas! Te olvidas de las cosas.- Yo parecía haberme ofendido por la duda incluso si era el mismo que la había sacado a relucir.

Él se subió y yo me lo quedé contemplando. Se empezó a pelear con la luz de la moto, porque… ¡Joder! Molestaba. -¡Dale duro!- Lo animé en inglés con un puño cerrado hacia el aire. Se salió con la suya y se montó la urraca en la cesta, ¡Qué vaga! Y luego él ahí montadito… Me señaló el sillín mientras que afirmaba que el pajarraco se fiaba de él. Yo dudaba. Un poco. Solo un poco. No es que no confiara en él, pero es que… ¿No era eso muy poco espacio? ¿Y si explotaba? ¿Y si no iba demasiado? ¿Y si sencillamente me pegaba un tiro allí mismo? Era mucho más rápido.

Me acerqué como sin fiarme mucho, mirando el bastón. Lo transformé entero en un palo largo, me senté en el poco hueco de sillín que tenía y lo dejé encima de mi regazo. -¿Y donde está el cinturón? Eh…- Todo lo que me dijo él es que me agarrara… -ESPERA, ¿¡A QUÉ ME AGARR-- Le gruñí yo muy asustado. Y entonces aquella condenada máquina empezó a moverse, y yo buscaba donde cogerme, y… ¡Velocidad! Poco a poco, no demasiada, pero… Yo estaba acojonado y me veía por los suelos en cualquier momento. QUE ME AGARRARA. Buscaba algo que coger en el sillín… Me daba miedo molestar a Dyos por si nos la pegábamos, pero… Yo muy a ciegas empecé a palpar hasta que encontré algo delante mía más o menos agarrable. Él mismo. Me abracé con todo el miedo y la fuerza del mundo a su tronco. Hecho todo un ovillo pegué la cara contra su espalda, bien encogido. Y de ahí no me movió NADIE durante todo lo que duró el viaje. Al final hasta le encontré su gracia, no voy a mentir… Ya me encargaría de dar explicaciones y todas las otras consecuencias para cuando llegáramos.

Fabrica

El frío viento se mete por mi chaqueta, me estremezco y abro los ojos. La luz de la mañana me ciega un momento y tengo que esperar a que mi vista se acostumbre. Sharon y yo seguimos en la fabrica, utilizandolo como establecimiento principal y de enuentro con otros bandidos. Me levanto del suelo duro y estiro todo mi cuerpo bostezando sonoramente, luego despierto a mi hermana.

-Eh Sharon, ya es de día, toca levantarse.

Tomo un par de manzanas de mi mochila y empiezo a comerme una, lanzándole la otra a ella. Tenemos que ir a la ciudad y buscar algun trabajo, además de localizar a los Blood Keepers, que no había sido nada fácil hasta el momento. Pero aún no teníamos información suficiente...

-¿Crees que pasará alguien por aquí que pueda sernos útil?

Le preguto de forma distraída mientras tomo mi desayuno.

Fabrica

Julian me despertó, noté la luz en los ojos eso significaba que era de día y por tanto hora de comer. Me incorporé, había sido una noche agradable ya que no me había despertado ni una sola vez.

-Buenos días Jules

Él sabía que era de comer y que tenía hambre. Cogí en el aire la manzana que este me pasó, y empecé a comérmela. Miré a Julian, que también había empezado a comerse su manzana y se preguntaba si encontraríamos a alguien útil por aquí.

-Seguro, siempre hay alguien útil, lo único que tenemos que hacer es buscarlo.

Le contesté, en ese momento recorrí con la mirada todo el lugar, esperando que por casualidad apareciera ante nuestros ojos alguien que nos sirviera.

Trato de recuperar el tiempo perdido en la posada poniéndome al día con los negocios, así que mi primera medida es la de encontrar a alguien interesado en mis proyectos. Desde que desapareció Heydar necesito mano de obra, no puedo distraerme demasiado porque de lo contrario no avanzaré en mis experimentos. Además, necesito volver a contactar con aquel científico con el que hablé hace meses, y si no con otro, pero cualquiera que me permita hacer intercambios de lo que tengo. Esto sería útil para seguir obteniendo tecnología por su parte, algo que yo pudiese cambiar o mejorar con mi campo de estudio y el de Lorelei.

Decido pasearme por la periferia de Londres, sin prisa, acudiendo a los lugares en los que los mercenarios solían estar. Muchas veces esperaban misiones por allí, no sólo acudían a la Posada de los Muertos. Finalmente llego hasta la fábrica abandonada, una de las tantas que había por la zona, pero en la que más veces he encontrado gente. Nada más entrar a la nave escucho algunas voces lejanas, así que no tengo más que seguirlas. Enseguida me encuentro con dos jóvenes de aspecto bastante similar. Supongo que están en un descanso o algo, por el hecho de estar comiéndose una manzana tan tranquilos. Me acerco a ellos sonriendo amablemente, pero en mi caso siempre suele ser una sonrisa a la que no acompañan mis dorados ojos, que se mantienen siempre calculadores, analizando cada detalle.

- Esa manzana os hará tener mejor salud, pero es una lástima que aún no hayan inventado ningún alimento capaz de impedir que mueras si te alcanza una bala. ¿Irónico, no? Lo débiles somos- comento mientras llego hasta ellos, a un par de metros de distancia todavía. Muestro mis manos para que vean que no voy a atacarlos. - Saludos a ambos. Anda, ahorradme tiempo y alegrarme el día diciéndome que no sois dos despistados que han acabado aquí por error, que sois algo más, de eso que abunda por esta zona, de los que están esperando que se les ofrezca una oportunidad.

Como escuchando las palabras de mi hermana oigo unos pasos acercarse al poco, y aparece un hombre moreno algo extraño. Siento la magia cerca de él, es un mago, cosa que no me sorprende: No muchos muggles se adentrarían en estos lugares solos. Él habla de nuestra debilidad respecto a las balas, pero no pienso que sea irónico, sino un punto a mejorar.
El hombre se queda quieto cerca nuestra, levantando las manos. No puedo evitar una sonrisa a sus palabras, ¿quién en su sano juicio se perdería por aquí sino a propósito? Termino mi manzana y tiro los restos por algún rincón.

-No nos hemos perdido, pero tampoco buscamos cualquier oportunidad.

Miro a Sharon y luego al otro, sin bajar la guardia porque a saber quién era ese.

-¿Qué ofreces?

Como si hubiera escuchado nuestras palabras, un mago aparece delante nuestra era moreno de ojos dorados, delgado y no parecía demasiado fuerte. Este decía que era una lástima que no hubiera comida que impidiera que te alcanzara una bala, pero yo no pensaba así, por que si estuviera bueno yo me lo comería de todas maneras independientemente de si paraba balas o no. Cuando el desconocido levantó las manos pude notar que Jules sonreía, seguramente pensando quién sería capaz de perderse en un lugar como este y quedarse aquí. Julian dijo que no buscábamos cualquier oportunidad, en ese momento me miró, yo asentí y me preparé con la daga escondida por si nos hacía falta salir de allí en ese momento preguntó lo que queríamos saber... que ofrecía.

- ¿Y qué pides a cambio?

En ese momento terminé la manzana pues cuando llegó sin darme cuenta había dejado de comer mi desayuno. Dejé los restos junto a mí, ya que no veía el momento de lanzar los lejos. En mi rostro no había ni un mínimo de emociones, estaba molesta ya que había interrumpido mi comida, pero tampoco era como para enfadarse.

Cautelosos y tal vez recelosos de más, aunque no es de extrañar si son mercenarios, como parecen confirmarme. Eso sí, dejan claro que pueden ponerse exquisitos si quieren, no cogerán cualquier oportunidad si no les parece bien. Estos mercenarios son así, interesados, no son los primeros con los que trato. En cierto modo yo también lo soy, sólo que apunto a jefes más ricos. Ojalá tuviese otro encargo como el del antiguo emperador de Rusia, al que no sé cómo le irá después de la ayuda que le presté con aquel artefacto para bloquear los poderes de su esposa. Me acerco a una de las cajas de madera que hay por allí sueltas, tomando asiento para hablar con más tranquilidad mientras hacemos negocios.

- Veamos...las dos preguntas principales. Qué ofrezco y qué pido a cambio. Os puedo ofrecer oro, o dinero. Tengo ambos. Eso para empezar. Luego si la relación de negocios resulta satisfactoria ya se verá... - lo dejo en el aire, como queriendo referirme a otras cosas, como objetos.

- La parte de lo que pido es sencilla, para empezar. Necesito que me capturéis un mago. Uno cualquiera, no me importa ni edad, ni sexo, nada. Pero necesito mercancía humana con la que trabajar y traficar. Y yo no tengo tiempo de ir a la caza de magos. El destino que le de supongo que os da igual.

"ahora espero que no me vengan con remilgos, no necesito mercenarios con valores"

- No es muy difícil, si aceptáis sólo tenéis que capturar a alguien vivo y podremos hacer el intercambio. Dinero por ese mago o bruja. No sé si sois nuevos en el negocio, pero es de las misiones más sencillas que podréis encontrar. Además, sois dos, eso es una ventaja.

El hombre se sienta en una caja cercana y nos explica sus intereses. Dinero, claro, lo que la mayoría buscamos ahora, no está mal. Escucho lo que nos dice con mi rostro más serio, pensando. "¿Mercancía humana?" Sé por el tiempo que llevamos en esto que hay todo tipo de gente, pero no magos que trafiquen con magos, aunque para todo hay una primera vez.

-Es un trabajo fácil, y no voy a meterme en lo que quieras hacer con él o ella, pero quiero hablar con mi hermana un momento.

Me alejo un poco de él y le hago a Sharon una señal con la cabeza para que me siga, donde no pueda oirnos al hablar en voz baja.

-Podemos capturar a un mago de la Resistencia, siempre andan merodeando por ahí para convencer a otros, sería fácil y tal vez encontremos información de los Blood Keepers. No nos llevaría mucho.

La miro, esperando su opinión.

El mago se sentó y nos explicó lo que quería, no entendía por que había mercancía de magos, ni por que quería uno, pero Jules lo veía fácil y seguramente nos vendría bien. Justo como pensé me hizo un gesto con la cabeza para que le siguiera, donde no nos pudiera oír el mago, yo asentí y lo seguí. Julian decía de capturar un mago de la resistencia y buscar de paso información de los Blood Keppers.

-Me parece bien, pero creo que deberíamos hacer que no nos viera nuestros rostros, ya que si vamos a dejarlo vivo puede delatarnos si se le escapa al mago-

Mentí, la verdad es que no me hacía mucha gracia capturar a un mago, para darse lo a otro mago, pero pronto terminaríamos con esto, tan solo quería que este si escapaba no supiera que fui yo quien lo secuestró, ya que quizás si conseguía unirme a las mil grullas conviviera con la resistencia.

-También deberíamos pedir información de pago al mago si conseguimos lo que pide, así tendríamos algo por donde seguir buscando-

Concluí esperando que le pareciera bien lo que le decía, no solía tener ideas malas, eran efectivas y siempre parecían objetivas. Miré a Jules a los ojos esperando que este me contestara si estaba o no de acuerdo con lo que yo decía.