St Katherine Docks

Frustrado es la palabra que mejor puede describir cómo me siento en estos momentos. No sólo es que mis planes no avancen por falta de colaboración y pasividad de las partes implicadas, sino que además mi compañera de fechorías ha desaparecido. Hace meses que no sé nada de ella. Ni de ella ni de nuestro "hijo" experimento en común. Me temo que pueda haberse encariñado con el crío, huyendo con él a algún sitio en el que no estén implicados en ningún tipo de plan o posible experimento por mi parte.

Tampoco hay que exagerar, todavía no pensaba hacer más clones del niño ni nada por el estilo. Lo que me interesa en este momento es volver a establecer una base de operaciones, y lo cierto es que me tienta eso de regresar al castillo en el que estábamos antes. A pesar de que lo descubriesen, creo que nadie lo ha tomado. Además, no esperarían que volviésemos allí, y esta vez lo protegería mejor de cualquier visita desagradable. Otro plan que salió mal fue el del chico que compré a esos mercenarios, era tan debilucho que yo creo que la palmó por el camino, o eso me pareció. Total, que acabé dejándolo tirado en una cuneta. Pero lo que más me molesta es el hecho de que aquel científico muggle de pacotilla haya pasado de mí. Un trato es un trato, y además había firmado un documento mágico, habíamos realizado un pacto inquebrantable. Si no cumple con su parte pues...tendrá que atenerse las consecuencias. Me tocará establecer nuevos contactos con otros miembros del ejército. Y por otro lado necesito saber en qué andan esos vagos de los Blood Keepers. De los renegados, resistentes o como cojones se llamen ahora no quiero saber nada. Bastante molestaron cuando vinieron a mi castillo a joder, sólo por el hecho de haber secuestrado unas cuantas mujeres y niños para mis trabajos, de haber usado a Reiv a modo de títere para mis trabajos sucios y de haber trasteado con alquimia en el corazón pocho de la mujer de Johan. El muy idiota debería darme las gracias, sino ahora no tendría esposa. Pero nooo...no saben agradecer nada. Prefieren tener el mal gusto de ir a amenazarte a tu casa.

Bufo molesto mientras pateo una lata que hay por el camino, llegando hasta el final del puerto de St Katherine, siempre envuelto en la bruma, con ese aspecto de abandono y decadencia. Se ve algún que otro grupo trapicheando, como de costumbre, y también algún que otro barco que atraca en el muelle. Busco algún posible contacto interesante para volver a tener algún negocio entre manos, que falta me va haciendo, así que voy estableciendo contacto con los que veo interesantes, especialmente aquellos con pinta de humano.

No sé quién me manda salir hoy de mi cálido apartamento, no obstante si quiero conseguir algún que otro contacto entre los magos necesito "socializar" con el exterior, además de encontrar un trabajo decente...desgraciadamente la comida no se paga sola por muy poca que coma.
Me envuelvo en un abrigo beige antes de salir al exterior y dudar de ponerme unos pantalones antes de sufrir las inclemencias del tiempo con unos simples leotardos que de nada me van a servir
"Bueno, da igual, no me voy a cambiar justamente ahora"  
Camino con tranquilidad, escuchando el sonido de mis botitas contra la acera, mientras me pierdo por las calles de Londres en un intento por lograr recordar algún bar escondido de los magos y para mi sorpresa termino paseando por el puerto del río Támesis.
"Es curioso...cerca de aquí estaba mi casa"
Aprieto el paraguas contra mi cuerpo...la verdad es que ningún recuerdo me acude a la mente pero tampoco lo necesito para saber que ese lugar me desagrada de algún modo.
Permanezco mirando a la otra orilla, como si pudiera encontrar las ruinas de lo que en su día fue mi hogar hasta que escucho el sonido de una lata al chocar contra el suelo.
"Vaya...alguien está enfadado"
- Disculpe ¿tiene fuego? -pregunto con mi natural encanto al mismo tiempo que saco de mi bolso una bonita boquilla dónde deposito el cigarrillo- por muy acostumbrada que esté al frío, siempre termina sorprendiéndome  
No suelo fumar pero poco a poco me impaciento si no tengo nada entre manos que ocupe mi tiempo y teniendo en cuenta que aún no he contacto con mi principal contacto por el que estoy aquí, supongo que tendré que esperar y hacer...nuevas amistades...como este hombre tan...normalito a simple vista...veamos que nos ofrece.

Todo el puto puerto es altamente decepcionante. No hay nadie interesante a quien contratar o a quien sacar información, ni ningún posible jefe que merezca la pena. Los grandes peces gordos, como el ministro alemán o el ex-emperador de Rusia, ya no abundan. De ellos saqué grandes recompensas, incluso de la pavisosa inútil que reinó brevemente en Bastión de Magos antes de que un vampiro caradura la echase. Desde entonces he ido dando tumbos sin base de operaciones fija. Primero la base abandonada de la Alianza humana, luego el castillo de Edimburgo...hasta que varios imbéciles decidieron meter las narices. Puede que lo más sensato sea marcharme de aquí, la noche está perdida. Tal vez lo mejor sería buscar a mi socia, aunque se ha esfumado de tal manera que yo creo que me evita. En estos casos creo que me vendría mejor tener cerca al sádico de Heydar. Con él al menos suceden cosas. Comienzo a plantearme la retirada, pero cuando voy a marcharme encuentro a alguien que puede ser de más interés. Por lo menos parece que tiene más clase que todos los gañanes que hay por aquí.

Decido iniciar una conversación con ella, puede que sea un contacto interesante, o que sea una ricachona buscando a alguien para hacerle algún encargo turbio, nunca se sabe. Niego con la cabeza a lo de tener fuego. Ni llevo chisme de esos de encender, los de los humanos, ni voy a ponerme a hacer ningún tipo de artificio para crear una chispa que produzca fuego. Permanezco unos segundos sin decir nada, con una sonrisa aparentemente amable a la que no acompañan mis ojos. Finalmente rompo ese silencio que podía llegar a resultar incómodo, manteniendo la mirada muy fija en su rostro mientras le hablo de modo neutro, sin ningún tipo de matiz en la voz que pueda darle pistas de lo que pienso sobre ella.

- Nadie resulta sorprendido si no quiere serlo. Ya conoce usted la maldita humedad de Londres, este frío húmedo que se te mete hasta los huesos. Pero si quiere fuego siempre podemos usar alguno de esos bidones de combustible que usan los repelentes mendigos, como ese por ejemplo. - señalo con la barbilla a un bidón de metal con fuego, junto al que se congregan tres mendigos, calentándose las manos. Si quiere fuego tendrá que cogerlo de allí. Vuelvo a mirarla a ella, con un atisbo de curiosidad en la mirada. - Intuyo que no viene aquí con el único motivo de fumarse un cigarro. Todos los que venimos a este apestoso lugar queremos algo. ¿ Qué busca usted? ¿ Alguna historia verdadera o alguna patraña digna de ser contada? Le escucho, tengo un par de horas antes de dar por concluido mi paseo por este sitio. - la interrupción de un tipo que mira a lo lejos (antonio) y lo poco receptiva que parce mi interlocutora hacen que abandone aquel lugar antes de tiempo, marchándome del puerto.

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OFF: he editado tiempo después para sacar al pj por si lo uso por otro lado, si luego quisieses podríamos seguir el rol en otro lado, ahora que ya se "conocen"

Hace tiempo que vengo buscando a mi hija, no solo para ver como esta, sino para pasar un último tiempo con ella antes de morir ya que no me gustaría morir solo. Por días estuve en un barco rumbo a Londres, ya que ahí es la última información que me llego de que mi hija estaba, necesitaba llegar rápido pero buscarla a mi debido tiempo ya que de seguro estará ocupada.
Luego de horas de espera, por fin he llegado a Londres, a los magos nos dejaron en una parte un tanto lejos del destino del barco y como mi divino gato se quedo durmiendo tuve que ir a buscarlo.

"Ahí estas".

Pensé al ver a mi hermoso Night, este se despertó y reía un poco al ver como tuve que volver a encontrarlo, esos juegos ya me estaban cansado estoy un viejo para esto la verdad. -Perdone señor- fue lo único que me dijo y sin decir nada solo acaricie su lomo para que luego pegue un salto hacia mi cuello y se estire como siempre lo hace.

-Ya pareces a una bufanda Night- le dije en tono frío y seco, pero mientras seguía acariciándolo, no puedo enojarme con este ser ya que esta en su naturaleza hacer este tipo de juegos. Observo a mi alrededor, edificios, personas caminando, algunas voces a lo lejos de niños jugando, el típico sonido que escuchaba en cada ciudad que iba.

Al rato de estar observando y sintiendo el frío como cubría mi rostro llega Zeus, un largo vuelo hizo de seguro antes de que llegue. -No la pude encontrar señor- me dijo mientras su respiración era algo agitada, asentí con la cabeza y le puse el brazo para que se suba a el. Saque un poco de carne y se la di como recompensa por su esfuerzo, era suficiente me tocaba a mi buscarla pero a la ves estar atento a todas las advertencias que me han contado de este lugar.

Luego escucho una lata, obviamente que fue pateada con furia, y luego dos voces, una femenina y la otra masculina. Gire mi cabeza hacia donde venían esas voces y me quede observando por un segundo, hasta que me digne a caminar.

Habian pasado un par de dias. Yo me habia dedicado a hacer mis mierdas en China Town, que incluian hablar con unas cuantas personas y agenciarme un vehiculo algo tocho para nuestra mision de abastecimiento. Para ello habia ido a por el drow que habia dejado en la base. Habia sido bueno y se habia quedado ahi, recuperándose. Mas le valia no volver a romperse la pata en plena faena. Fué el quien indicó el lugar en el que sabia se solían hacer descargas de materiales de artillería. Y conociendo los inventarios de los ultimos meses, que conocia, pudimos tener una idea aproximada de lo que iban a descargar ese dia y de lo que nos interesaba particularmente. No seria de extrañar que la zona pues estuviese vigilada. Pero habiamos de ser lo mas discretos posibles. Robar bombas...podria hacerles sospechar si eramos descubiertos. El caso es que tampoco sabiamos el margen de tiempo con el cual contabamos.

Él fue en su moto. Una moto que miré bastante, por cierto. Entre la de ese y la de Johan solo pude acordarme de aquella otra moto que robé y que estampé cerca de un orfanato en un accidente absurdo. Me gustaban las motos pero ninguna me duraba mas de un mes. Aunque se ofreció a ser mi transporte, lo denegué con una sonrisa ladeada.

Así que yo conducía mi camión de helados, el tipico camion blanco con un cucurucho de fresa dibujado. Las letras eran chinas, eso si. No hace falta que diga de donde lo habia sacado. Iba con una gorra de color verde oscuro bien calada que en parte disimulaba parte de mi cara y el parche, y una ropa muy sencilla. No llevaba la musica a toda hostia, pero si una leve melodia, y conducía como una persona normal.

Miré por el retrovisor viendo la moto con el elfo. Me preocupaba que su magia hiciera saltar los sensores de magia que pudieran tener dispuestos en aquellas zonas de mas seguridad, mas si habian soldados. Detuve la camioneta de helados antes de llegar al puerto, la aparqué y me bajé con un polo de hielo de sabor mora metido en la boca, sustituyendo a mi sempiterno cigarro. Bien, no habian putos niños cerca que quisieran comprar. Normal, que crios van a haber en los puertos? Esperé a que el drow llegase e hiciese lo propio con la moto, que se bajara, para poder hablarle cuando lo hiciera.

- Era en el puerto 10 donde estaban desembarcando la mercancia, verdad?- saque un pequeño boceto de los puertos con un punto marcado. - Yo puedo aproximar mas la camioneta, si tenemos que cargar algo pesado nos será util. Y a mi no me van a detectar por magia. Echaré un vistazo y te diré como está el percal. A no ser que se te ocurra algo mejor

Los días de recuperación habían sido un poco raros. No había tenido señales de Vor’Kalth aunque se suponía que había pasado por la base… Eso me preocupaba un poco. Le había mandado varios mensajes y tampoco… Me sentía casi como una madre echándole llamadas perdidas a su hijo. Había procurado en esos días prepararme para lo que pudiera venir, no olvidando algún que otro ejercicio, pateándome la base y siendo en general un niño bueno. Si bien quería salir fuera no quise insistir más con el tema. Y comí, y me cuidé, y… Generalmente hice las cosas que una persona medio normal debía hacer. Incluso corté un poco la necesidad de beber aquel sucedáneo de café.

Cuando Thalos vino a buscarme yo había mejorado mucho mi condición física. Podía caminar y correr con seguridad pero me había hecho un pequeño apaño con vendas por si el caso. También comprendí que Juliet había hecho algo con la herida del cuello… En aquel momento eché en falta algo que ponerme ahí. No quería una correa, por supuesto. Pero acabé por vendármelo e incluso conseguirme una bufandita muy mona. El atuendo era algo que me había preparado más que otra cosa. Necesitaba un disfraz conveniente, porque estaba seguro de que la gente estaría buscando mi cabeza.

Así que fui cual motorista chungo. Con una ceñidísima chupa de cuero, unos guantes negros con unos de esos de mendigo sin dedos por encima (para no dejar ver el color del pellejo), unos pantalones grises medio rotos pero tampoco mucho y unas botas también negras. Y la bufanda. Y un casco que me había agenciado por ahí. Ese era el aspecto que lucía al seguir el… nada sospechoso camión de helados que había conseguido Thalos. No iba a preguntar sobre eso, no era algo que en aquel momento acabara de importarme. La cuestión era que ahí estábamos, en dirección al puerto. Parecía el sitio más adecuado para hacer nuestro asalto: No estábamos cerca de una fábrica, que desde luego, estaría más vigilada…

Aparcó algo antes del puerto y le imité. Busqué un sitio prudencial para ello, poco visible… Muy poco visible. Un callejón prácticamente. Y dejé la moto ahí tapadita con una bola de oscuridad por si el caso. No lo sabía yo, pero en general le daba un aire a mi hermano, con mis ropas chungas y mis intentos de proteger la moto llevándola a sitios chungos. Pero es que si me la veían me la reconocerían. Era algo particular, el capitán siempre llevaba la moto pegada al culo… Literalmente.

Finalmente nos reunimos ambos. Cabe decir que aún me inspiraba más miedo que confianza, Thalos. Él comía un helado y yo estaba… Un poco extraño. Llevaba varios días metido bajo tierra y la luz me cegaba más que nunca, aún cuando era tarde. Me preguntó cual era el sitio y yo me lo pensé un poco antes de comprobarlo en la libreta. -Sí, el diez. Les llevará un rato, que tienen bastante que descargar.- Al menos teníamos un poco de tiempo de margen. Me explicó que él acercaría la camioneta… Lo cual a mi se me hacía algo raro. -Deberíamos habernos conseguido algunas de esas cápsulas… Ya sabes. Creo que un conductor de helados y un motorista rebelde llamarán la atención si cargan algo grande.- Pero no teníamos mucho tiempo para arrepentirnos.

-Envíame un mensaje a la moneda cuando veas como va… Y sobretodo, hay que controlar que no hayan centinelas.- Era hombre muerto si no. En el mejor de los casos. -Lo mejor será liar a algún individual, o substraer una caja… Quizás hasta podemos hacerlo sin violencia.- El chasquido de lengua que hice justo después explicaba muy bien que no lo creía.

Le daba vueltas a mi polo de hielo en la boca, sujetando el palo, eso si, que si no a uno se le hiela el cerebro. Me quité unas gafas de sol que llevaba en el cuello de la camiseta y me las puse. Dudaba que los soldados que estuviesen alli descargando se acordasen aun de Thalos Draven, pero si no me reconocian como el tuerto, mejor que mejor.

-Tio, pareces sacado de Sons of Anarchy pero con un rebaño de negro. Por que carajos a los capitanes os dan siempre vehiculos en condiciones? Que sueldo tenias tu, eh? -ahora que podia hablar con un excapitan, iba a inflarme. Y cagarme en las diferencias salariales de los jefes.

-Tengo una capsula- la saqué y se la enseñé. -Aqui se puede guardar algo, pero son de capacidad limitada. -debia hacerme con más.... para esta ocasion, a parte del chaleco antibalas bajo mi camiseta, llevaba solo la pistola reglamentaria y el sable laser, comodo y facil de plegar. Y seria jodidamente util para romper posibles puertas.

Escupí el palo cuando habia terminado con el helado, asintiendole. -Lo haré. Reza para que no hayan soldados...no mira, mejor no reces, que es una tonteria. -dijo de hacerlo sin violencia y chasqueó la lengua como si no lo creyese. Yo tampoco lo creía. Como llevaba un bolso de estos bandolera, lo abrí y le lance un bote blanco que ponia "cloroformo". Yo tenía otro.

-Lo he pillado de la enfermeria. Puede ser util.

Iba a irme al camion para subirme y adelantarlo un poco. En caso de fuga queria tenerlo mas cerca. Pero antes de hacerlo me giré hacia él. Estabamos de mision pero aun no habiamos comenzado.
-Oye, te agradezco lo que hiciste por Reed, lo digo en serio. Pero a parte de las gracias, hubo una cosa mas que me hubiese gustado darte ese dia. - y me acerqué a el propinandole un puñetazo en el estómago, un gancho. No iba flojo, no queria que pensara que lo tomaba por un flojucho. Pero tampoco iba a reventarle el bazo.... -Bien, ahora ya podemos empezar de cero, ex-capitán. De parte de un ex-soldado.

Tras eso me separé de él, no tenia intenciones de iniciar ninguna pelea mas allá de aquello. Me subi a mi camioneto y lo arranqué, dirigiendome hacia la zona del puerto 10. Por el momento, nada de centinelas. Se lo hice saber al elfo mediante un mensaje. Conduje un par de calles mas antes de bajar de nuevo. Al ser caida la tarde, la mayoria de la gente se estaba recogiendo ya y habia mas bien poca peña. Saqué un congelador portable de estos que llevan los vendedores ambulantes, solo por si acaso...y me lo eché a la espalda. El olor a salitre era intenso y evidenciaba que ya habia llegado a la zona. Habian establecido, como no, un pequeño perimetro de seguridad con algunos soldados vigilando con sus rifles. Chasquee la lengua ante aquello y mandé un segundo mensaje informando de tal perimetro. No veia modo de cruzarlo sin librarnos de al menos un par de soldados.

Llevaba unas gafas de sol muy simpáticas que yo no envidiaba en absoluto. Aquel casco era una maravilla en ese sentido, pero esos días sin ver la luz solar igualmente permitían que me destrozara la mirada aún estando tan a cubierto. No eran tan simpáticas sus palabras. Después de compararme con no se qué serie americana, que yo no conocía porque no me gustaban las series, me empezó a recriminar que tuviera tan buen vehículo. Echándome en cara que los capitanes cobrábamos mucho. Chasqueé levemente la lengua. -Los capitanes cobran, vaya que si cobran. Pero yo la moto me la pillé siendo ejecutor… Me pasé todos esos años ahorrando. ¿Tu sabes lo que le dan de dinero a un ejecutor? A mi me acabaron soltando sueldo porque me fui ganando mis derechos. Esa moto está pagada con sangre y sudor, y no comodidad de capitán.

La cosa es que la sangre era realmente de otras personas. Mejor no hablar de ello. No quería remontar a esas épocas. La cuestión es que aquella moto era mi niña, mi hija, mi propiedad más preciada. Me enseñó la cápsula que llevaba y asentí levemente. Para algo nos daría. Yo llevaba alguna cosa encima también. Me había agenciado uno de esos cómodos sables láser que aún no había unido al brazo. Aparte de eso y del chaleco, solo me quedaba confiar con mi brazo mecánico. No había conseguido pistola por ningún lado, por mucho que lo necesitara.

Me rasqué por la nuca porque la herida me picaba un montonazo desde que había salido de allí. Me dijo que rezara. Luego que no. Casi me dieron ganas de reír, recordando cuando de pequeño rogaba a Lloth piedad. A Lloth no se le pide piedad. -No conoces la religión drow. Al menos nuestra diosa realmente hace alguna mierda.- “Matar gente. Convertirla en draraña.” Me miré el frasco que me acababa de pasar, alzando una ceja y buscándome un pañuelo. -Lo será.

Ya iba en dirección al camión cuando me sacó el tema de Reed, agradeciéndomelo… Alcé una ceja. Claro que había algo más ahí. Y más cuando dijo que quería darme algo más… Un jodido puñetazo. Retrocedí un par de pasos y me lo miré bajo el casco con unos ojos muy drows, de esos brillantes y rojizos que dan un poco de jodido miedo. Me apeté con fuerza el estómago sin dejar de mirarle, haciendo una mueca de dolor y asco. Y esa era su forma de empezar de cero. -Tienes… una manera muy particular de agradecer que le salven la vida a tu condenado hijo. Si tanto miedo te da que le hagan nada tal vez no deberías haberlo tenido. ¿Tan difícil fue aguantarte?

¿Quién tenía niños durante la guerra? No entendía hasta que punto el sexo podía nublar la razón de una persona. -... Aunque si me aseguras que no me vas a estar dando puñetazos de nuevo igual SÍ podemos empezar de cero.- Gruñí con un poco de molestia. No era una mentira que era jodidamente resisente, yo. Mucho más que la media de un elfo oscuro. Treinta años defendiendo a un enjuto y cojo drow me habían hecho a prueba de ostias. Acabé por recuperarme al poco raro, pero me dejaría algun moratón o algo.

Se fue con el camión y me envió un primer mensaje: No centinelas. Yo lo esperé en la pared. El segundo mensaje no me alegró tanto… Habían soldados allí. Armados. Busqué otro callejón oscuro mientras pensaba un plan… -¿Tan pesados éramos los de la Alianza?- Me pregunté en voz baja. Le envié un mensaje a Thalos. Diciendo que trazara algún engaño… Algo como decir que había encontrado algo sospechoso en el callejón. Cualquier cosa que pudiera separar un par para poder dejarlos separados del grupo antes de intervenir. La cuestión era esperarles allí y tenderles una pequeña trampa, con suerte, sin matar a nadie.

Aunque el drow me habia mirado muy mal por mi hostia (cosa comprensible) solo me respondio con algun comentario mordaz. No le di mayor importancia, eran los tipicos comentarios mordaces que se les echaban a los irresponsables que tenian hijos en tiempos de guerra. Pero una cosa tenia claro, por nada del mundo si me dieran la opcion de volver atras y actuar de otro modo lo habria cambiado. Habria vuelto a hacer lo mismo. Adoraba a mi insufrible enano.


Asi que si lo adoraba tanto, tenia que jugar bien mis cartas para que pudiese volver a ver a su papi y a su mami, y a su tito Johan. Mientras miraba a aquel perimetro de soldados y esperaba la respuesta del drow, segui pensando en su motaca. Asi que sueldo de ejecutor. Pero a caso les pagaban? Por fin llegó la respuesta. Una breve distraccion, intentar librarnos de algunos de ellos...bien, podria funcionar. Yo, con mi pinta de vendedor ambulante, me di una vuelta para aparecer por un lado distinto al cual habia venido, y ademas de impregnar un trapo en cloroformo y guardarlo en mi bolsillo, me pegué una carrera para acelerar mi respiracion. Me acerqué nuevamente al perimetro y me acerqué a ellos corriendo, pero paré antes de que pareciese amenazante. Respiraba fuerte y me fingí cansado, doblandome hacia delante y apoyando mis manos en las rodillas. La gorra sombreaba mi cara. Los oí apuntarme.

"capullos"

- Menos mal que hay fuerzas de seguridad...- me incorporé, los miré, me fingí sorprendido al verlos apuntarme y levanté las manos retrocediendo unos pasos. - ...a dos manzanas de aqui hay un tipo extraño, lo he visto asaltando unos vehiculos. Le brillaban los ojos de un modo extraño, tengo mi camioneta por ahi aparcada pero no me he atrevido acercarme mas, estaba muy oscuro pero ese jodido ser parecia tener magia o algo, de verdad....

Se miraron entre ellos y a un tipico gesto, dos de ellos se separaron y fueron a hacer las comprobaciones....los otros dos se me acercaron. Mierda. Podía dormir a uno. El otro...dormiría de otro modo mas doloroso. Vi como me escaneaban. No parecio haber ningun problema... hasta que me pidieron que me quitara las gafas de sol para identificacion facial. Me acerqué un poco a ellos, llevandome una mano, la izquierda, a la patilla de la gafa.

-No las llevo por el sol, cogí un parásito en africa y tengo los ojos plagados de gusanos, no es agradable para la vista de los demas...habeis oido hablar del loa loa?- se habian acercado lo suficiente, bien. Me miraban con severidad pero un poco de asquete, habia metido mi mano al bolsillo para sacar el trapo. Me bajé las gafas, mostrando mi parche y una sardonica sonrisa, y al mismo tiempo estampé mi puño contra la nuez de uno, causandole un desmayo inmediato. Abrí el puño y forcé el pañuelo impregnado en cloroformo en la nariz y boca del otro. Lo agarré por unos segundos, los pocos que tardó la droga en hacer efecto. Mandé un mensaje rapido: "los otros dos van en tu direccion".

Arrastré a los inconscientes tras unas naves de almacenaje y miré sus ropas...era tentador. Si, definitivamente lo hice. De que Ailanthus daba cuenta de aquellos dos y llegaba, me hice con los ropajes de uno y me los planté. No queriamos que el perimetro desapareciera asi sin mas, seria sospechoso. Ademas conseguí unos maravillosos walkie talkie, de estos que van en la oreja y se apañan en el hombro. Tras esto, sali del deposito metalico donde habia guardado a los tios y lo dejé cerrado, caminando tan tranquilo hacia la zona de luces nuevamente. Eso si, el casco iba colgado del cinturon. Me dejé la gorra puesta, hasta que Ailanthus apareciese y se diese cuenta de que a mi no habia que dispararme.

Casi me sorprendió que no tratara de defenderse de la queja que le había proferido por eso de traer críos en tiempos de guerra. En el fondo me iba bien que no hubiera dado más vueltas a eso. Me llevó un buen rato tranquilizarme, sin embargo. No sabía que me pasaba pero estaba completamente a la defensiva, y aún estuve un buen rato en el callejón aquel pensativo, mirando de vez en cuando hacia fuera con esos ojos asesinos tan poco acordes a mi personalidad. No sabía qué esperarme. Así que me aseguré de tener el trapito ya mojado de cloroformo, la cuchilla funcional y que el sable aquel se encendiera y se apagara. Porqué aquella cosa emitía luz…

Porqué todo emitía luz en mi vida. Todo era tan brillante, joder. La oscuridad aquella me parecía cómoda al menos: Amaba los callejones oscuros por aquel motivo. Pequeños lugares de descanso en mundos muy luminosos. Si bien vi pasar gente por delante del callejón mis pintas de tipo raro ayudaban bastante a que nadie se me arrimara. Lo que más miedo me daba es que alguien descubriera mi identidad.

Realmente me pasé un buen rato emparanoiado con eso de que Thalos estuviera vendiéndome al primer soldado que viera. Porque la respuesta se hizo de esperar. Le dijo que venían dos. Así de simpático. No tardé tampoco en verlos… No sé que les habría dicho pero iban los dos con sus rifles en alto y amenazaban bastante. Apreté un poco más el trato entre mis manos, rezando ahora sí a Lloth, para que fueran simpáticos y estuvieran dispuestos a dialogar… De hecho uno de ellos me sonaba remotamente. -Joder.- Pensé.

Esperé todo el tiempo necesario para poder tenerlos muy cerca. El callejón fue una de las últimas cosas que registraron… Me escondí prudentemente detrás de un container y dejé otra pelota de oscuridad ahí puesta, al lado, la mar de sospechosa. Me interesaba tenerlos cerca. No podía meterme en batalla física… Tenía que confiar con poder dejarlos a ambos inconscientes lo más rápido posible. Uno de ellos se acercó a la esfera y el otro se quedó ahí, vigilando, apuntando a lo que pudiera salir. Por supuesto no encontró más que negrura. Tras dudarlo mucho la rodeó para revisar al otro lado. Momento que yo aproveché para hacerlo tropezar de la forma más ridícula posible: Le hice la trabanqueta. Tras eso lo arrastré hacia mi posición refugiada detrás del container, donde aún con sus intentos de resistirse no pudo prevenir el cloroformo.

Si que le había dado tiempo a gritar y chillar como un condenado. Alertando al otro. Un par de disparos se dirigieron a la bola de oscuridad mientras se acercaba. Yo me apreté contra la pared un poco para evitarlo… Pero los sensores de este le revelaron perfectamente mi localización. Cuando travesó la bola de oscuridad me apuntó directamente, ante lo que no me quedó más opción que actuar algo más violentamente. Me tiré contra él, aún con sus avisos de que me quedara donde estaba. Un disparo me pasó rozando al lado del cuello. Eso me dio la suficiente adrenalina como para ser más agresivo de lo que pretendía: Lo cogí de la cabeza y lo estampé contra la pared contraria al container, con la mano cubierta del mismo paño que había usado para el otro. Me pegó una patada a la altura del puñetazo del otro antes de caer inconsciente…

-... Perdón.- Suspiré, pasándome la mano por donde me rozara el disparo. -... Y si queréis podéis hacer una bonita donación a este pobre, desamparado hombre…- Uno de ellos llevaba una pistola, la cual me agencié. Eso y toda la munición que llevaba encima. Y también una mochilita. También me encargué de destrozarle los comunicadores, a mi no me servirían. Aún podrían reconocerme la voz. Me levanté y mucho más alegre por estar algo mejor armado me dirigí hacia donde viera a Thalos ir antes, suponiendo que él debía haberse encargado de todo aquel meollo. Al principio casi saqué la pistola al ver un soldado allí puesto, pero lo poco reglamentario de su traje, por la gorra, me hizo poder reconocerle. -Vendrán más.- Articulé mientras me acercaba a él con una distancia prudencial. -... Ahora solo nos queda coger lo que nos quepa.

La imagen que debíamos dar a cualquiera que pasara por ahí era la de un pobre soldado lidiando con un drogadicto o mendigo.

En aquel silencio en el que me había quedado me pareció oir algunos tiros lejanos. Maldije y mire hacia atrás. Los del barco que estaban descargando en grandes camiones estaban más lejos y con el ruido de carga y descarga no lo habían oído. Y menos mal. Me tocó esperar varios minutos, y justo cuando empezaba a plantearme quizá esos disparos habían sido mortales apareció el elfo.

Me reconoció y en cuanto se acercó me quité la gorra y la cambié por el casco. De paso me había conseguido ropa de batalla nueva....
-he oído los disparos. Nos daremos prisa. Están cargando en esos tres camiones- señale hacia los grandes container militares - están trasladando la mercancía con esos montacargas y toros mecánicos. O robamos lo que nos quepa en la cápsula, que serán poco más de unas cuantas bombas....o lo hacemos a lo grande y nos llevamos camión entero, se darían cuenta hurto mucho antes pero dejado soldados inconscientes así que es inevitable. Veo más factible lo primero. Pero si es así hay que asegurarse de que no sean unas bombas cualquiera, las electromagnéticas. Vete a saber en qué puta caja van. Alguna pista?

Allí había mucho embalado, y los toros mecánicos no paraban de ir desde el barco hasta los camiones , trasladando sus pesadas cargas.

Thalos daba el pego como soldado después de todo. No me lo había imaginado hasta verlo con el traje de soldado, desde luego… Me expuso la situación un poco, ante lo que dudé. Me fui a rascar la cocorota y me encontré un casco en su lugar al cual maldije, acomodándome un poco la chupa. Me expuso la situación con todos los detalles que necesitaba: Habían tres camiones, muchas cajas y algunas de esas bombas debían ser electromagnéticas y las otras… No. Podíamos o robar una caja y que fuera a suertes o tratar de agenciarnos un camión.

Pero los camiones tenían soldados. Eso era lo peor del asunto. -¿Qué tenemos a nuestro favor? Tu puedes hacerte pasar temporalmente por un soldado… Está la vía diplomática, de “Me han dicho que necesitamos este camión con urgencia”, pero claro está que no se lo creerán de primeras…- Entrecerré un poco los ojos por culpa de la luz del atardecer. Me daba un brillo extraño en los poco visibles ojos violetas tan bonitos que me gastaba. -La vía más segura es hablar con los trabajadores de los toros y todo eso… Ellos no van armados… Ahí podría despistarles un poco. Lo típico. Me hago el mendigo, me intentan azuzar y tu paseas por ahí como quien no quiere la cosa y metes una caja en la capsulita…

De hecho sonaba casi seguro. En el peor de los casos me azuzarían para que me fuera a pedir droga a otro lado. -O buscar un camión con una persona, haces ver que entras como copiloto y drogas muy amablemente al que esté a cargo… Y listo. Sería cuestión de cerrar las puertas de atrás.- Me crují los dedos. Echaba tanto en falta ser una persona con autoridad entre los soldados. Me daban escalofríos de pensar que me coserían a tiros si me acercara. -En todo caso… En las cajas debería indicar qué contienen en las etiquetas, pero sería necesario acercarse demasiado y sería especialmente llamativo. Puedo encargarme yo de identificarlas mientras pido a los obreros algo…

Pero no cerca de los soldados. Eran varias las opciones y ninguna acababa de ser válida. -Existe la opción de traerme la moto y armar jaleo para que me sigan. Pero… Eso. Sería algo especialmente obvio, y queremos ser más discretos…- Entonces entrecerré los ojos y pensé, “¿Y si fuera un drow consciente de mis habilidades qué haría? -Una mejor idea. Haré arder un jodido camión.- Me brillaron los ojos en ansia un poco de elfo oscuro. -En fuego fatuo. Es lila. Si ven un camión CARGADO de bombas a punto de arder, ¿Se quedarán a ver como estalla o se irán?- Me permití una sonrisa. -En la confusión te agencias el ardiente camión y te lo llevas. ¿Qué me dices?

- puedo subir a una de las cabinas del camión más lleno, drogar al o los ocupantes y esperar a que me den permiso a llevármelo. Pero como has dicho no tenemos tanto tiempo, he dejado a dos tipos inconscientes en un container, uno de ellos en bolas.

Su segunda opción lo acercaba demasiado a los radares y tampoco acabada de convencerme, menos incluso que la anterior.

-ojos de elfo, es un mito eso de vuestra vista aguda? Puedes leer esa etiqueta? -le señale a la puta caja más al puto fondo del maldito carguero. Ni si quiera sabía si tenía etiqueta....y por el momento la mejor idea parecía hacerse un camión entero

-olvida la moto, no quiero un tiroteo. Atraeríamos a más.

En otra ocasión, yo no me habría negado a algo así, pero sabía que el tiempo apremiaba y debíamos ser precisos. Su siguiente idea.... Me gustó bastante más.

-el fuego fatuo.... Es ese que no arde, verdad? Hombre, verán un poco raro eso de que sea lila, pero el acojone del momento no se lo quita nadie. Si, puede funcionar. Huirán como perras. Hagamos una cosa. Me agencio el camion sin que se den cuenta. Le prendes las llamas. Huyen y nos lo llevamos. Ahorramos tiempo.

Me preparé para ir a uno de los camiones. Tenía la droja a mano. No sabía si habrían dos o un soldado.
- voy a ese de allá. En cuanto me suba, si desde esta distancia eres capaz, ciegamelos con la bola de oscuridad que te vi usar antes.

No pedí nada más. Me alejé de el esperando que se ocultase mínimamente y caminé hacia el camión con mi rifle en posición descanso. Pasé al lado de la cabina saludando, eso si, me aseguré de pasar por mi lado "bueno"aquel que no llevaba el parche. Fui un uniforme más para ellos. Con la cabeza gacha, me encarame a la escalinata de la cabina y abrí la puerta del copiloto.

-os traigo la cena- si, en forma de cloroformo. Esperaba que el elfo me tuviera a la vista y supiera que ese era el momento de usar la oscuridad, porque me lancé sobre el que tenía más a mano y le tapóne las vías respiratorias. Me llevé un rodillazo que mi chaleco amortiguó, y me quedaba un segundo soldado. Le propiné un cabezazo y puse mi pistola en su boca. El había puesto suya en estómago.... Pero también sabía quién tenía más que perder, seguro. -ssshh, no lo digas, es mejor que guardes el secreto.

Ahora era el turno de los trucos de magia. Arrancaría el camión tan pronto Ailanthus hiciera lo suyo, me desharía del otro soldado y en nada que hubiese caos conduciría el camión en llamas para recogerlo

Tiempo a que le dieran permiso para llevarse un camión no teníamos, no. La mejor opción en ese caso era llevárselo antes… Y no había forma de cerrar las puertas para evitar que saliera todo volando. Me acordé de Ilztvyll y de lo útil que habría sido su mierda de magia para que nos ayudara en eso. Era inoportuno. Absolutamente inoportuno. Excepto, claro está, en la ocasión que me trajo dos curanderos de Irlanda. Pero aún así. Inoportuno. Me señaló una de las cajas mientras ponía en duda la capacidad de ver de los elfos…

-Te recuerdo que soy un putodrow y que la luz del día me deja un poquito ciego.- Porque yo cuando miraba a la caja lo único que veía era el condenado sol poniéndose sobre aquel mar demasiado brillante para mi salud mental. Mientras intentaba de verdad ver la etiqueta me dijo que me olvidara la moto. No sé si lo escuchó pero yo solté un suspiro de alivio. “No es hoy el día de tu muerte, hija mía.” Mi moto, claro estaba. -Tendré que irme con cuidado con ella entonces.- Y más porque había quedado especialmente satisfecho con la idea de irse con el camión en llamas.

-¿Fuego fatuo y robar camión? En el mejor de los casos creerán que ni te has enterado de que tienes el camión en llamas. Lo único que espero es que no esté ninguno de los iluminados con los que fue mi hermano a visitarme en campos.- Porque a esos les había dicho que el fuego fatuo, que es lila, no quemaba. Que era ilusorio y que cosieran a tiros con normalidad. Él estaba muy decidido con eso de coger el camión… -Una bola de oscuridad… Luego fuego fatuo… Aviso que no soy un buen mago.- No se lo dije, pero no tenía ni idea de cómo demonios iba a prender un camión entero en fuego fatuo. Jamás había hecho eso antes.

Me busqué un sitio para esconderme, entre unas cajas mugrientas con pestazo a alcohol y un perroflauta (con el perro incluído, no la flauta, tenía una pandereta) durmiendo en ella. Él pasó al lado del camión y yo hice un muy claro esfuerzo para ver en la luz del atardecer. Puse las manos en la posición adecuada mientras pensaba en los sencillos versos que componían las bolas de oscuridad… Y surgió uno en el asiento del copiloto. “Ea, esconde ahí todos los drojaos que quieras, que nadie los verá. Nadie sospechará de una bola negra como compañía, han tenido drow de capitán… Igual creen que es un drow gordo”

No veía exactamente qué sucedía en cabina. Solo que uno de ellos no estaba inconsciente… Pero bueno. Iba a darle razones para que gritara como una nenaza y pasara de ese infiltrado. Concentrándome muy mucho empecé a intentar recordar como se encendía un fuego fatuo. Sentí al perroflauta gruñir algo tras de mí… -No pasa nada raro. Tu sigue durmiendo. No estoy quemando nada.- Le dije.

Y justo al acabar esas palabras una pequeña llama brilló por detrás del camión. Y lo que era una fueron muchas… Y pronto el camión entero estaba on fire. Cabe decir que los gritos no se hicieron de esperar: Donde había una calma casi pesada reinó el caos y la confusión. Y gritos de “Va a explotar”... Pero no duraría mucho rato. Había un soldado con cara de no creérselo… Así que recé que Thalos se diera prisa en sacar el camión de allí mientras yo le robaba una caja al mendigo para esconderme bajo ella, observando la situación por un pequeño agujero de esta.

El tio drogado acabo dormido metido en una bola de oscuridad. El otro ahora tambien estaba a ciegas y las llamas surgieron. Era un efecto raro verlo todo arder en lila sin que realmente quemase en absoluto. Dejé inconsciente al siguiente soldado de un golpe con la culata de la pistola en las narices. Probablemente se las habia roto o algo. Por si acaso le dejé el trapo con droga encima y arranqué tan pronto como tuve las manos disponibles, conduciendo el camion en llamas hacia Ailanthus, pensando que cuando yo me habia subido al camion, él habria tenido la oportunidad perfecta de dejarme vendido. Si a estas alturas no lo habia hecho ya, las probabilidades de que lo hiciese en la batalla por venir disminuian bastante.

Paré donde lo habia dejado y abri una de las puertas. De un par de patadas tiré a los dos soldados inconscientes fuera de la cabina y esperé a que subiese él.
- De prisa. Te dejaré donde tienes tu moto y de ahi conduciremos hasta el bosque de Bastion. Ocultaremos ahi la carga.

Esperé a que subiera y conduje muy deprisa. Aunque le cedí el volante unos minutos, puesto que las puertas del camion estaban abiertas y tuve que saltar de la cabina al container para ir allá y cerrarlas, no fuera que en nuestra huida se fueran desperdigando preciosos materiales. El camion seguiria en llamas hasta que el drow las apagase....

No tardamos mucho en llegar donde él dejase su moto, puesto que el ultimo tramo al volante lo habia hecho él. Bajé del container y volvi a la cabina del conductor, retomando mi puesto al volante. Repasé los planes rapidamente antes de que el volviese a su moto y yo al coche, y ademas, le di un pinganillo para que pudiera comunicarse conmigo mientras conducía mediante el walkie que habia robado.
-En el bosque paro el camion y cogemos lo mas util, lo demas lo intentamos ocultar como arsenal. Volvemos a la base con lo que tengamos. Ve tu al frente, la moto es mas agil, avisa de si encuentras problemas en el camino y posibles desvios que debamos tomar.

Esperé a que el estuviese preparado en su moto para luego arrancar y seguir su rastro, y asi dejariamos atrás los puertos. Aunque al final la habiamos liado un poco, el asunto no habia salido nada mal...

Mantener toda aquella magia y efectos especiales encendidos me estaba empezando a ser dificultoso. Me ardían algo las manos de sentir fluir aquella magia, que aún siendo tan débil era bastante considerable el esfuerzo por hacerlo. Había tardado más que muchos otros drows en aprender esos trucos. Pero pude hacer que durara el tiempo suficiente como para que él hiciera sus cosas en la cabina y los echara a ambos al suelo, gruñéndome que me llevaría hasta la moto. Salí de mi caja y me subí al camión.

-No les va a hacer ni puta gracia en la Alianza.- Claro que saltarían las alarmas… Aunque tampoco había mucha forma de relacionar eso con el hecho de que supiéramos lo del inminente ataque. Atracos habían en muchas ocasiones. Y, especialmente, ayudaba que no debieran haberme reconocido. Al final acabé por conducir yo mientras él cerraba las puertas de allí atrás: Era una huida de lo más apresurada. Sabiendo donde había dejado la moto fue relativamente fácil llegar. No tardó mucho el camión en dejar de arder, más que nada, porque la concentración necesaria para ir al volante me requería demasiada atención como para mantener ese falso púrpura incendio.

Bajé rápidamente para coger la moto cuando llegamos al sitio indicado. Él tomó de nuevo el volante mientras me daba un auricular para poder comunicarnos, explicándome un poco el plan. -Yo cogeré todo lo que pueda llevar encima. Tu deberías poder llevar más en la cápsula.- Acomodé el pingasanillo a mi oreja, molesto porque por supuesto no estaba pensado para la forma de un elfo. -Sígueme entonces. No tardarán los centinelas.- “Y con toda mi magia al frente será bastante obvio donde seguirnos, si nos encuentran”.

Cogí la moto y salí disparado en dirección al bosque de Bastion. Cabe decir que tenía que ir algo más lento de lo normal. Porque el camión, por supuesto, no compartía esa velocidad. El resto del viaje fue relativamente sencillo: Tuvimos que buscarnos sitios poco concurridos para conducir antes de salir de Londres. Cuando dejamos atrás edificios y calles estrechas para lanzarnos a las afueras respiré algo más tranquilo…

Hicimos más o menos lo que él me había dicho. Dejar el camión en el bosque, coger lo que pudimos y llevarlo a la base. La moto la dejé en otra parte del bosque, a medio meter en una cueva pequeña. Y la dejé escondida en otra pelota de oscuridad. Tras eso, siguiendo los pasos de Thalos, fuimos ambos a la base.

Aparezco en la zona del puerto tras mi casi forzada huida de la base de la Alianza, trayendo conmigo un centinela apagado y una enorme bola metálica como la que vimos en los planos robados. En cuanto mis pies tocan tierra dejo de tocar los objetos que he teletransportado conmigo, soltando un bufido de frustración a la par que doy un puntapié al pie del centinela apagado. Maldigo por lo bajo porque obviamente me he hecho daño al hacer esa tontería, comenzando a dar vueltas en redondo por el almacén en el que me he aparecido. Se supone que íbamos a salir de allí los dos a la vez, y en lugar de eso se ha quedado allí para retenerlos, cosa con la que no estaba de acuerdo.

Por suerte no pasan más de un par de minutos hasta que recibo comunicación por su parte, un mensaje en la moneda comunicadora. Se nota que lo ha escrito con prisa por lo corto que es, aunque lo primero que me pide es que deje todo oculto y me marche. Al menos me deja un poco más tranquilo al leer que ha conseguido escapar, pero no sé cómo estará de herida ni el lugar en el que puedo  encontrarla. Rápidamente escribo otro mensaje de vuelta, preguntando dónde está para que pueda ir a ayudarla. También escribo otro mensaje general para todos los renegados, para que se encarguen de lo que hemos sacado de la base. Ya habrá tiempo de ajustar cuentas. Después permanezco a la espera d respuesta de Juliet y de los otros, especialmente de mi hermano, que se ha desentendido un poco de todo esto de la misión. Observo de reojo los chismes que hemos robado, en especial esa especie de arma con forma esférica de gran tamaño, preguntándome si realmente será tan peligrosa como dijeron los que vieron los planos. Al menos los robots centinelas son viejos conocidos y sabemos lo que pueden y no pueden hacer. Con esta cosa estamos totalmente a ciegas, por mucho plano que haya.

Los minutos siguen transcurriendo y aquí no viene nadie, así que no espero ni un minuto más. No voy a arriesgarme a que a Juliet le pase algo sólo por estar esperando a que los otros vengan a recoger el arma. Me desaparezco rápidamente de allí, rumbo a donde me ha dicho ella que está.

Reiv nos había enviado una ubicacion acerca de donde habia dejado las cosas que le habian robado a la Alianza, asi que allí acudí con mi hermano Thoren, al que habia logrado poner a trabajar despues de una temporadita. Siempre dos son mejor que uno. Aparecimos cerca y rapidamente nos dirigimos al almacén indicado. Las patrullas no tardarían en localizarnos, asi que mejor nos dabamos prisa. Al llegar al punto, encontramos una bola metaliza de lo mas rara del tamaño de una habitacion grande, y un Centinela apagado.

-Por las barrbas de Rasputín! Y donde se supone que quierren que guarrdemos esto? Se que quierren el centinela parra investigarrlo pero estos trrastos tienen bombas en su interrior...porr no decir que funcionan a distancia! Y si les da porr encenderlo?


"necesitaria construirle una jaula Faraday!"

Me rasqué la cabeza totalmente dudoso, era algo que les habia costado mucho conseguir, tampoco podiamos dejarlo por ahi al aire libre en cualquier bosque o vete a saber. Me acerqueé a ambos objetos (ENORMES objetos) y con ayuda de Thoren, nos los llevamos de alli para ocultarlos en la base subterránea, donde tomariamos las pertinentes medidas de seguridad. Habia preferido ese destino a Ouroboros que, aunque mas seguro, era mas comprometido

Soldado que huye sirve para otra guerra, decían las voces que intentaban consolar el orgullo herido de la vampiro. Estar en el punto neurálgico del conflicto era lo peor que podían hacer, así que Desislava y los de su clan decidieron marchar a otros destinos, exóticos destinos. India, Paquistán o donde puedan encontrar refugio en Asia. Siempre fueron los perseguidos, no conocen otra vida, pero aún así la vampiro rechinaba sus dientes con rabia.

Se encontraban en el puerto envueltos en una densa niebla, cubiertos por la húmeda noche. Kavi era el único que llevaba una maleta, aunque muy antigua, en la que los seis vampiros llevaban unas pocas pertenencias, entre ellas el artilugio experimental que la vieja vampiro le había encargado al científico alemán. Gyula se despedía de los animales a los que les tenía aprecio mientras Desislava se despedía de Altaír, debían separase una vez más ya que ella quería que anduviera libre, si el caballo iba por su cuenta, en el supuesto caso de una emergencia, podría escapar más rápido. Los vampiros no poseían sus disciplinas y se sentían incómodos con esa situación, desprotegidos. Pero habían generado una simbiosis tal con aquellos animales que iba mucho más allá de las disciplinas.

Abordaron un buque mercante oxidado, sucio y con un potente olor a pescado y comenzaron viaje surcando las aguas. Una vez más, la renombrada Lilith estaba en lo más bajo. No buscaba el perdón de su todopoderoso padre, nunca lo hizo, pero parecía que él le ponía continuas trabas en el camino solo para hacer que se arrepienta y vuelva desconsolada a los “piadosos” pies de su padre. Lo odiaba, lo odiaba profundamente. Jamás volvería, pero el creador le parecía a la vampiro un ente paciente. “Debería andar con cuidado.” Se dijo a sí misma mientras veía lo que emitía el televisor de un humano a bordo. Era la ejecución de una vampiro, la había conocido. Escuchó atentamente sus palabras mientras el terrible fuego la consumía y una sonrisa de lado apareció a modo de reconocimiento en el rostro de Desislava.

-Que así sea.- Dijeron al unísono los seis vampiros, uniéndose a la plegaria de la moribunda condenada a muerte. -No será lo último que sabrán de nosotros.- Prometió la más antigua, momentos antes de perder súbitamente sus fuerzas y caer con los ojos cerrados al suelo con un sonido metálico. Sus compañeros de clan se agruparon alrededor de ella y reconocieron el letargo en el que había caído para luego mirarse entre ellos sabiendo que no tenían mucho tiempo antes de que el letargo los alcance uno a uno antes de llegar a un lugar seguro si no hacían algo al respecto.