Bosque helado [junto a Torre de la Alta Hechicería]

Y aquí estamos, en un bosque tétrico, helado, congelado, putamadrequefrío, para mi suerte el frío no me es problema porque puedo calentar mi cuerpo para resistir la temperatura de éste sitio... de mierda, sí, muy apropiado para decir "Hey, si tienes suerte, tal vez llegues a la torre esa chunga y maligna de allí sólo para que te maten".
Bueno, hagamos un pequeño flashback de esos que os molan ¿sí? me la pela, os lo voy a meter sí o sí, y lo mejor, durará por lo menos la mitad o más del capítulo, para joder.

Adramelech se presentó ante el par de orejas picudas y les resumió un poco a donde vamos a ir realmente, vamos, acompañó un poco la info que le dí antes, aunque si noté una pequeña "puyita" al decir que ya tengo mujer, la que busco -Solo si salimos de ésta chaval.
Se habló un poco en plan cachondeo por planes conspiratorios de si somo personajes de rol, de un libro... y el complementa un poco la broma con eso de "éstamos siendo manejados por un ser superior y lo único que nos hace son putadas", pero eso acabó en cuanto nos volvimos a poner manos a la obra sobre el plan de infiltración, según él, no podrá infiltrarse porque ya lo conocen, y además poco sabe sobre la torre porque estuvo K.O durante el recorrido hacia el calabozo, sólo sabe que la sala a la que debemos ir está en los niveles subterraneos, donde se realizan las invocaciones de demonios -Puede que sea el piso que más no interese, pero necesito saber todo lo que conozcas de ese sitio a parte del maravilloso "nivel para invocaciones chungas" -sigo escuchando atentamente, una puerta trasera, pero un completo laberinto de escaleras -Para que nos perdamos y pudramos así... que les encanta a éstos nigromantes los puzzles, ni que fuesen el profesor Layton -está jodida la cosa entonces, sí que tendremos que estudiar muy bien el sitio si queremos infiltrarnos.

Roac, el tipo con el que va Vor'Kalth, nos ofrece sus servicios de infiltración, y nada más y nada menos, que usando animagia, convirtiéndose en una bonita urraca y posándose en el hombro del drow, tenemos un amigo plumífero, y nos será de utilidad, además, el propio Vor se ofrece para acompañarnos en ésta mortal aventura, me vendrá de lujo dos acompañantes más, sonrío de lado, satisfecho de saber que nos acompañan alguien capaz de infiltrarse como facilidad y un curandero, además de que su bastón ,aunque no hable, también puede hacer lo mismo para decirnos que hay dentro -Si el bastón tuviese memoria holográfica... ya sabes, memoriza lo que ve el bastón y luego nos refleja a nosotros lo que hay dentro, desde luego no estaría mal que pudiese hacer eso -no digo que ésta travesía vaya a ser la más fácil del mundo, pero cuanto más apoyo, mejor, aunque bueno, el motivo por el que Vor'Kalth nos acompaña... -Contratar un nigromante... no te lo aconsejo, la verdad... simplemente, mira al otro tipo que me acompañaba, perdió su mano derecha por lo que vas a hacer tú, tratos con nigromantes, y a mi me arrebataron el brazo, y no fue precisamente por negocios por uno, pero eso es otra historia -el drow me preocupa, porque se puede meter en un lío si negocia con uno... no quiero que otra persona salga mal parada por culpa de esos magos oscuros, corruptos. Después de ésta pequeña charla, nos piramos de la costa.

Bueno, ya podemos volver al maravilloso presente, sí, en el que estamos en el bosquejo éste que achantaría hasta al más valiente entre los valientes. Ya estaba analizando un poco el sitio mientras caminábamos camino a la torre de nigromantes, pero ésto me da mala espina... No soy un mago con capacidades sensoriales avanzadas, pero soy capaz de notar la presencia de la muerte en éste lugar helado, congelado, hostiaputaquefrío, aun nos queda una caminata curiosa para llegar a nuestro destino, y ya se puede sentir el flujo del maná que usa la magia de nigromancia, el olor a putrefacción, frunzo mi ceño y aprieto mis puños, alerta, debo permanecer en alerta, mis ojos no paraban de mirarlo todo -Ni si quiera necesito ser un mago sensible para sentir la muerte aquí... chicos, os quiero en alerta, nada de imprudencias, si el dueño de esa torre es listo... no solo habrá puesto seguratas en la torre, sino por el bosque también -muertos, espíritus, son el tipo de seres que pueden albergar un bosque que protege una torre de nigromancia (¡Jaaaaaaaaaaaaaaaaaaa Capitán Obvio ataca de nuevo!).
-Vor'Kalth, manda tanto a Roäc como parte de tu bastón, quiero que establezcan un perímetro de vigilancia, no quiero ataques sorpresa ni emboscadas -el drow me había dicho eso de liderar, y si eso es lo que todos opinan, volveré a ejercer de líder en nuestra misión, de momento usaré tácticas de vigilancia -Adramelech, espero que tengas tu mano lista, tal vez la estrenes hoy, te encargarás de vigilar a corta distancia conmigo -mis armas, y mis balas, están listas, y cada una de las balas tiene el nombre de cada muerto viviente que se nos acerque -Me tachareis de mandón, pero tengo una orden para todos vosotros... Tenéis prohibido morir, estáis obligados a sobrevivir mientras estáis conmigo -no voy a darles los cadáveres de mis compañeros a esos psicópatas.

Estuve desde la costa hasta el bosque volando creo que menos de 1 hora, 40 minutos creo yo que tarde. Pero bueno, había llegado por fin, pero algo que no quería mostrar eran mis alas, ya que bueno parezco un pavo real con estas cosas bastante grande en mi espalda, no?.
Tuve que ponerme el saco apenas toque suelo, ademas el frío me obligaba ya de por si a ponerme el saco sino me moría de frío. Observe el bosque y esa nieve que lo cubre es bastante hermoso, ademas ahora que lo pienso con el pelo azul debe resaltar bastante con el blanco que ahí en el fondo.

Suspire mientras notaba como soltaba humo por el frío, parecía que estaba fumando, pero bueno el lugar bastante hermoso pero también bastante peligroso por las criaturas que viven acá. "Caminantes Blancos" había leído sobre esas criaturas y la verdad, son bastantes fuertes y peligroso, algo que quiero evitar mientras este en el bosque. Mi sombra estaba callada desde que partimos de la costa, así que decidí ponerla en su lugar, como una simple sombra, ya que me había ayudado mucho y ahora por todo el blanco que ahí en este lugar se notara de acá hasta la china, otra cosa que quiero evitar.

-Que frío que hace por los dioses- dije mientras comencé a caminar y encontrar esa torre, cosa que la encontré en dos segundos por su magnitud y ademas resalta mucho, pero si iba a pasar algo con demonios y toda la cosa dudo que quieran tener a una semi alada con ellos, uno quien sabe lo que puede pasar.

Pero en fin, no di mas vueltas mi cabeza con mis pensamientos y seguí caminando hasta tratar de acercarme lo mas que pueda al lugar, pero una voz masculina a lo lejos capto mi atención y gire mi cabeza para ver. Si, dos hombres, uno bien encapuchado y el otro bastante llamativo, tal vez porque creo que tiene algo de metal en su brazo o su brazo es de metal. Trate de que no me vieran pero enserio con el pelo azul y el fondo blanco parezco como un blanco fácil.

"A la próxima me pondré algo en la cabeza, como un gorro o algo".

Yang de seguro se hubiera camuflado enseguida ya que es blanco completamente, sacando su nariz y los ojos, pero dejarlo allá fue mejor idea que traerlo, haber si le pasaba algo literalmente me hubiera puesto de fiera, ya que muy pocas veces me pongo así, pero es un pequeño animal y que le hagan algo malo a los animales me saca.

Ya a lo que vine, observar que sucede y si es que llegara a entrar, tratar de que no sepan que soy semi alada. Todo esto sera algo extraño pero, podre ver algún demonio?

No habían tardado demasiado en alcanzarme, después de haberme adelantado un poco para comenzar a alejarme de la costa. Supuse que les quedarían todavía algunos minutos para hablar de sus cosas, ya que parece que Kosuke y el drow son conocidos, como mínimo. En cuanto me pillaron ya comenzamos a andar a la par, aunque por mi parte no me muestro demasiado comunicativo, hablando más bien poco, en momentos puntuales. No esperaba tener más compañía, pero tal vez venga bien eso de ser un grupo más amplio. Ya les hemos avisado de los peligros que corren, así que es cosa suya si deciden asumirlos, aunque no me gustaría que hubiese daños colaterales. A ellos no se les ha perdido nada con los nigromantes, no tienen asuntos personales. O tal vez sí, puede que las putadas nigrománticas estén más extendidas de lo que pensamos. Tras varias horas de caminata comenzamos a acercarnos un poco a la zona en la cual se encuentra la torre. Hubiese estado bien que Kosuke nos teletransportase, pero sin tener en mente la imagen del destino resulta imposible.

Otras pocas horas más (ya prácticamente no queda luz, se nos echa la noche encima) y llegamos hasta el borde del bosque helado, ese escalofriante lugar que tan malos recuerdos me trae. Tanto hemos caminado que nos asemejamos bastante a una de esas películas en las que un grupo de nueve tíos se pasan muchísimo tiempo andando, así como diez veces más que nosotros, para acabar tirando un anillo a la lava. Pero esta no es nuestra historia. Nosotros tenemos otros planes en mente. ¿Poco definidos? es probable, pero es lo mejor que tenemos.

- Es aquí, si avanzamos por el bosque llegaremos. No os separéis. - anuncio con voz seria, alzando la vista hacia la amenazante y oscura torre que se observa a lo lejos, alzándose sobre las copas de los nevados árboles. No me extraña que pocos se acerquen por aquí, ya no sólo por el bosque, sino porque nadie en su sano juicio iría allí por simple curiosidad. Un creciente malestar se deja sentir conforme nos vamos aproximando, es fácil darse cuenta de que no deberíamos estar allí. A pesar de eso continuamos caminando, adentrándonos en el gélido paraje. La temperatura desciende de forma brusca, así como la escasa luz que había minutos atrás.

No me quito la capucha en ningún momento, menos ahora con el frío que hace, lo que sumado a mis pocas palabras hace que lleve un cierto aire autista. Lo que me hace hablar más de la cuenta es el comentario de los tratos con nigromantes, a lo que respondo con demasiado ímpetu. - Eso podría ser lo último que hicieses. Aquellos que juegan con la muerte no tienen ningún respeto por la vida, y sólo conseguirás perder la tuya en el intento. No sé que querrás pedirle a cambio, pero el precio será muy alto. Probablemente te engañen, y si llegaran a hacerte caso y a cumplir tu petición...seguramente nada sea como lo esperas. - sentencio de manera firme con un tono que no da el mínimo beneficio de la duda para los nigromantes. Mi abuelo era uno de ellos, pero ahora los he visto desde otra perspectiva. Además, ni siquiera llegué a conocerlo en vida. ¿Y si era tan cruel como los que nos han hecho estas cosas? ¿Y si todas las historias sobre él están manipuladas?. Odio dudar y hace que sienta que traiciono su memoria y a los míos, pero las preguntas siguen rondando mi cabeza. Dejo tras de mi esa nube blanca característica que se produce al hablar cuando hace frío, volviendo a caminar. Kosuke nos organiza y nos da las órdenes pertinentes, a lo que asiento. No me adelantaré mucho para que no me pierdan, sólo haré de guía. - Sí, eres un mandón.- corroboro con una fugaz sonrisa ladeada tras hacer un sonido irónico, aunque aprecio su intento de mantener al grupo vivo. - Si palmamos nos reviven los nigromantes, ¿no? no es tan mal plan. - añado de manera obviamente irónica, abriendo y cerrando la mano metálica para tenerla lista por si acaso. Por ahora no se escucha nada sospechoso, tan sólo el sonido de las pisadas sobre la nieve. Aunque mucho me temo que no son únicamente nuestras pisadas... - Shh...se acerca alguien. O algo.

Y refrescaba. Refrescaba pero que mucho, de ese frío que, de haber tenido figura materna, me habría acordado de sus consejos de ponerme un jersey. Pero no era el caso así que… Iba ahí envuelto con mis muchísimas prendas de ropa, liado con una capa y encapuchado como casi siempre había acostumado hacer durante mi joventud. El paisaje se había vuelto boscoso y había una de nieve que lo flipaba mucho. Cogía una poquita con las manos y la iba moldeando casi con curiosidad, hasta que la humedad me penetraba hasta el alma y la tiraba toda, corriendo, al suelo. Pero me acababa aburriendo y lo repetía.

Mis ojos tenían ese brillo tan racial por eso de la infravisión. La luz ambiental se había vuelto muy escasa debido las horas, y yo, estaba más cómodo así. A pesar de aquella vena élfica que me solía saltar en lugares forestales había algo sobrenatural en todo aquel asunto, aquellas ramas escuálidas, ese olor a muertecillo. Y más que volverme un elfo ahí estaba yo, en una mano agarrando el estoque y en la otra una daga del cristal. Y el resto del bastón iba por ahí, flotando. Pero no tenía miedo. No me digas porqué, pero no tenía miedo. Me sentía hasta capaz de liderar la marcha.

Andaba pensando un poco en lo poco que había escuchado del discursito de Adramelech. Sobre la torre y sobre el subterráneo y complicaciones, y Kosu había dicho algo de puzzles por ahí. Yo me calentaba la cabeza un poco. El asunto parecía ahora mucho más complicado y tangible y me arrepentía de no haber prestado la debida atención. Por momentos echaba miraditas allí y aquí como intentando disimular la confusión. -Oye… Roäc, que a mi esto me da como mal rollo. No tengo miedo y lo que me da miedo es no tener miedo, porque debería estar acongojadísimo y acojonadísimo, que es todo lo mismo. Pero… Que… No… No estoy del todo seguro. ¿De verdad podré solucionar lo de Osten?- Le dije a mi pajarraco (MI, jóete, jorobate Dyos, ahora estaba conmigo! No eres el único loco los pajarracos aquí!). No importaba.

En ese momento se me pasó algo por la cabeza que Kosuke había mencionado horas antes. -Oye, Kosu… Mi bastón memoria holográfica no tené, pero… Algo entiende, a ver. Es un bicho. Muerto. En un palo. No me habla, pero… Creo que habla. Y entiende, si, pero… A ver. Yo creo que hacer algo simple. Zer’tath, ¿Me escuchas? Tu si divides y ves algo malo, brillas rojo. Si no brillas y ya. ¿Ok?- Había aprendido que el bastón sabía más idiomas aparte del drow porque parecía hacerle más caso incluso al pajarraco que a mi, a veces…

Suspiré pesadamente cuando Adra sacó un tema también hablado antes, sobre los nigromantes y eso de hacer tratos sucios con ellos. Kosuke había dicho que había perdido una mano, pero yo ahí se la veía. Y él decía que también. Aunque tenía una mecánica. ¿Pero qué porra de mancos eran esos? 3 que conocí en mi vida, tres que tenían substitutos, aunque a Adramelech no se la veía por el guante. Y me insistía con que me engañarían, y cosas así. Como si fuera un crío… -Si… Si he decidido ir a por un nigromante es porque… La alternativa es peor. Es otro nigromante. No tengo mucha opción.- Apreté con fuerza la daga. -Es mi hermano, no me importa el precio. Llevo… Mucho tiempo pensando en esto. Y si el trato no me favorecer, tengo otra forma de hacer negocios.- Me esforzaba en hacerme entender en aquella lengua tan ajena. -No son los únicos que saber… saben jugar sucio. Aceptarán, quieran o no.- Hablaba con exceso de seguridad pero yo ya estaba muy lejos de ser temeroso.

No en aquel momento. Y Kosuke decía que la muerte ya se olía. Paré unos instantes como si recapacitara, como… Era algo más familiar que otra cosa, casi como si fuera mi mundo más que uno ajeno al que temer. Como si estuviera familiarizado con aquello. -La muerte no es tan terrible una vez la superas, Kosuke. Y si no, que te lo diga Zer.- El bastón serpenteaba por el aire con una naturalidad casi abrumadora. Aunque me miré con mucha seriedad cuando me dijo que mandara al pollo y al palo para vigilar. Había visto al gruñón hacer eso alguna vez, pero… Miré al urraco con el ceño fruncido. Le toqué la cabecita y ya que lo tenía en el hombro le refregué un poco la mejilla. -Zer’tath y tu os entendéis mejor… Yo… Yo te envío con bastón. Si ver algo que brille, ya dije antes. Ten cuidado, ¡Tu seguridad es primero!- Y lo achuché pa que se fuera.

Los vi pirarse hacia arriba, urraca y trozo bastón. Yo seguía manteniendo un cacho en forma de daga. No me haría responsable de qué pudieran tramar… Pero… Alcé las orejas ante la “orden” de Kosuke. Que no murieramos. Y el otro ironizó que si lo hacíamos ya nos revivirían. -No me apetece sumar otro muerto a la familia… Ya hay uno pendiente de resucitar como para sumar, ¿No? ¡Que les den!- Entonces la daga destelleó, pero no en colorado. Había visto algo y no parecía amenazante. Me paré en seco y avisé. -Hay alguien no ofens… Oh.- Los vi volver y cada uno ir a su lado pertinente: Urraca en el hombro y bastón alrededor mía. No hizo falta que señalaran mucho más, porque yo mismo había visto a… La intrusa. Una chavala con el pelo azul, ahí, en medio.

Me agaché y me puse en guardia, guardando el estoque y formando una espada con el otro trozo de cristal. -Mira, Adra. Ahí tienes tu algo… Aunque… No parece peligroso…- Tomé aire. -¿¡TU SER AMIGA!?- No. No era eso lo que nos escamaba a todos. Esa chavala parecía ahí que se hubiera perdido buscando setas. Sin previo aviso me tiré contra un árbol y trepé con una facilidad pasmosa, muy élfica. Entrecerré los ojos como si buscara algo y… -... Vale, creo que no estamos solos, pero… No estar seguro… Eh… ¿Qué te dicen tus ojos de semielfo gitano, urraco?- La pregunta era mu retórica porque las urracas no hablaban. Pero creo que habría coincidido conmigo en eso de que había ALGO. Pero no sabía el que.

No esperé mucho más para salir de allí cuando ella me preguntó si nos íbamos, estaba deseando dormir en una cama y comer buena comida. Sí, puede que aquel tugurio en el que estaba instalada no fuera el mejor sitio pero tenía lo necesario, y el posadero era fácilmente engañable para que no me cobrase la estancia (lo sé, no está bien utilizar las habilidades mentales que me proporcionaba ser un demonio, pero analicemos esa frase, soy un demonio, ¿qué reglas voy a seguir sino las mías?).
El caso es que llevé a Moth conmigo, y la cuidé mucho, cada día me daba cuenta de cuánto había sufrido la criatura. Pero ya estaba a salvo, yo la protegería, no iba a dejar que le pasase nada. No hicimos mucho después, aunque tampoco había mucho que hacer. Algunos días la dejé descansando mientras proseguía mi búsqueda de la descendencia de aquel nigromante, pero no conseguí mucho. Lo que sí encontré, tocando algunas mentes de forma suave y expandiendo mis sentidos fue un lugar oscuro, arcano, un lugar abandonado donde comenzaba a reunirse poder de forma extraña e imparable. Aún no estaba en plenas facultades, pero no podía permitir que otros la liasen y no contaran conmigo, siempre soy el alma de las fiestas.
Así, y con un poco de disgusto porque Moth no hubiera querido quedarse en la posada, caminamos ambas por este bosque frío, encantado, y más vivo que cualquier otro lleno de verde y colores. Un presentimiento me avisa del peligro, pero no puedo hacer nada con la chica, tampoco me hace gracia dejarla sola. Voy caminando un poco por delante, la mano en el látigo, por cualquier cosa, y observando todo.

-Solo miraremos quién hay, no quiero involucrarnos en nada.

Sí que quiero, pero no voy a hacerlo, soy responsable cuando se trata de niños aunque no lo parezca. Escucho bien los sonidos del bosque, el ruido de los animales, el tono de las voces. Hay gente cerca. ¿Más soldados? Espero que no, ella y yo hemos tenido suficiente para el resto de nuestras vidas, y en mi caso es decir mucho.

-No te alejes de mí Moth, yo te protejo.

Durante el tiempo que estuvieron en la posada, Moth empezó a tener más confianza con aquella mujer rubia. Le contó, entre otras cosas, cuáles eran sus poderes, y que no recordaba nada de su familia.
Pronto se tuvieron que ir de viaje al poco tiempo. Pese a que quiso quedarse en la posada, el miedo a que la descubrieran pudo con Moth y se ofreció a acompañarla. Fue un viaje sin muchas preocupaciones, ya quela niña apenas hablaba y obedecía todo lo que la otra le decía.

-Hace mucho frío aquí...-Fue lo único que lamentó al llegar al bosque. Observaba la nieve eclipsada, su entusiasmo se escondía en su mirada.

Se acercó más a Pam, escondiéndose detrás suya. Sus manos empezaban a formar aquella capa cristalina producto de su miedo, aunque de momento solo era eso. Remangándose la ropa, esperó pacientemente detrás de su protectora.

Tanto yo como mi grupo seguíamos a nuestro guía, era de noche, y la noche en lugares tenebrosos nunca augura nada nuevo, lo cual significa aumentar el estado de alerta. Asentí en cuanto Adramelech nos dijo que no nos separáramos, puede ser fatal para el grupo que un tío esté a 40 metros del resto, ahora mismo estaba serio, no hay tonterías, bromas, ni gilipolleces rondando por mi cabeza, tengo como prioridades en mi mente esa torre de nigromancia y la vida de mis compañeros.

Adramalech estaba de acuerdo conmigo respecto con el trato de nigromantes cuando hablaba con Vor, el drow de color raro nos dijo para qué necesitaba a un nigromante, pues irónicamente, su hermano había sido víctima de uno, no le importa el precio a pagar con tal de... espera, no me ha dicho lo que le ha pasado, pero seguramente, algo muy chungo, tipo coma, vamos, sobao durante una buena temporada -Te insistiría en que no lo hicieras... pero para mi desgracia no puedo, solo puedo pedirte una cosa, y es que tengas cuidado -me encendería un cigarrillo, pero no quiero que el más mínimo detalle revele nuestra posición -Un consejo más, si ese nigromante se llama Akira Terumi... no hagas negocios con él... Es alguien al que debo de matar -debía advertirle, pues las negociaciones con ese tipo no existen, sólo busca destrucción y demonios, también para dejarle claro que contra él, que no se ponga en medio. Éstos nigromantes no se cansan de joder vidas.

Vor'Kalth me habla sobre su bastón de cristal, ¿un bicho muerto? ¿a caso tiene... alma ese arma? Tal vez la tenga, pues hace caso de la petición de su portador sobre dividirse y vigilar por los alrededores, solo parte de él se quedó con mi compañero de orejas picudas, en forma de daga. Observé como los trozos y Roäc se movían para establecer ese perímetro de vigilancia que pedí.

-No sé cómo es la muerte, ni tampoco me interesa, estoy bien vivito y coleando, moriré cuando deba morir, pero sólo cuando me de la gana -que curioso, hablar de muerte cuando tal vez nos estemos acercando a esa dama tan desconocida, pero la cual no me interesa en absoluto, yo decido cuando morir, y no será hoy, ni será en esa torre -ya me libré de la muerte una vez, y lo seguiré haciendo. Si un nigromante me resucitase, le costaría tenerme bajo su control, eso de "acatar" órdenes por la cara no se me da bien, suelo tender más a desobedecer.

Adramelech había notado algo, el sonido de unas pisadas, y para cuando lo había dicho, la daga cristalina de Vor'Kalth se había alertado también, aunque su brillo no era rojizo, había avistado algo, los trozos de cristal volvieron junto con Roäc a su dueño para tal vez prepararse, puede que no fuese algún ser de los que habitan en éste bosque tenebroso, pero bien puede ser un enemigo más. Al igual que Vor, avisté a una chica de cabello azul, vestida de negro ¿tal vez una nigromante que va camino al castillo? No, según tengo entendido, éstos pueden formar portales que los lleven a lugares donde les de la gana, pero desconozco si funcionan igual que mi teletransporte, que hay que tener en la cabeza el destino, y sea la primera vez que vaya hacía allí. Sea nigromante o no, aliada o enemiga, tenía tres cuchillas arrojadizas preparadas en mi mano izquierda, no se verían debido a que el manto que llevo me cubre hasta por un poco por debajo de las rodillas. La mirada hacia la desconocida era fulminante, penetrante -¿Eres una nigromante de los que van hacia la torre? - pregunté en tono amenazante para acompañar a la interrogante de Vor, dependiendo de su tono, y su respuesta, iniciaré el ataque.

Noto como el colega de orejas picudas salta hacia un árbol y lo escala con una agilidad pasmosa, propia de los de su raza, soy consciente de la agilidad de los drows, pero no era algo que yo no pudiese hacer. Parece que Vor'Kalth ha encontrado algo más aparte de la chica, anunciando que no estamos solos en éste bosque, empiezan los problemas, estoy listo para el ataque que pudiese aproximarse, pero sin quitarle un ojo de encima a la desconocida, que ya nos conocemos los trucos de puñaladas en la espalda.

El caminar y notar como la noche llegaba rápidamente, cosa que parecía lento ya que cuando estaba en el bar era de noche, sentía como si algo o alguien me estuviese observando. No sabia si invocar otra vez a mi sombra, ya que de una forma u otra es un Ente o Espectro y de estas cosas sabe o ve más que yo pero mi instinto me decía que no era el momento indicado aún.

Escuchar a las lechuzas hacían el ambiente perfecto para psicópatas, asesinos, etc. Me quede parada por un momento para observar hacía atrás ya que sentía que me observaban demasiado, y eso daba miedo, pero cuando gire mi cabeza no había nada algo que me dejo tranquila por suerte. Comencé a analizar todas las posibilidades que tenia de estar observando pero las contras de quedarme en este bosque que me daba mala espina. De pronto escucho pisadas a lo lejos y lo que menos quiero son problemas, pero sin darme cuenta mi sombra aparece rápidamente atrás mio, como un espectro antes de asesinar a un humano maso menos, hasta que mi atención se dirige a una voz con un acento muy extraño que grito.

"Y yo tratando de ser sigilosa y hay un loco gritando a los cuatro vientos".

Hice una seña rápida a mi sombra para que fuera haber, no mas era el grupo de hombres que vi anterior mente, pero el que me grito fue un Drow o híbrido por lo que me dijo que vio en su sombra, eso ya tendré que aprender bien haber a distinguir bien y blablabla. Observo fijamente un árbol donde escucho ruido, obvio donde me dijo mi sombra donde estaba este Drow, desaparecí y aparecí atrás de él para luego descender lentamente con una sonrisa.

"Debería dejar de sonreír tanto, eso debe asustar o perturbar a muchos".

-Enemiga no, si quieres puedo ser amiga- le respondí con una cálida sonrisa hasta darme vuelta y ver a esos dos hombres casi de cerca, pero mantuve la paz y tranquilidad como siempre mientras levante la mano y negué con la cabeza. -Nigromante no- respondí de forma serena.

Pero sentí mi sombra atrás mio con esa aura tétrica y oscura lista para matar, así que me di vuelta y golpee despacio su "cabeza" para que se calmara -Tranquila amiga- dije con una voz suave mientras que esta por fin se calmo, pero para mi desgracia se volvió a alterar cuando escucho ruido y no solo eso, sino que sentía muchas otras presencias en el lugar y no estaban vivas de eso estaba segura.

-Por ahora volveré a mi lugar, pero si pasa algo sabes que apareceré- con eso único y último que me dijo regreso a su lugar para observar de forma discreta. Suspire y respire hondo para volver a observar a mi alrededor como estaban las cosas, todos atentos y listos para pelear, me metí en el mejor lugar del mundo con personas super tranquilas. Así que solo mantuve una sonrisa leve y mostrar un poco de seriedad, lo soy pero no lo muestro mucho pero en este caso es necesario serlo.

Un cadáver reanimado y modificado por la magia negra avanza  hacia el grupo de manera lenta, todavía oculto entre los árboles. Lo único que delata su posición son sus desagradables sonidos guturales. Pero no es el único. Si quieren seguir avanzando tendrán que atravesar un grupo más numeroso que viene justo detrás del primer ser. La presencia de vivos los atrae de manera irremediable, así que comienzan a cortar el paso tras acortar la distancia que les separa del grupo. El primero de ellos se abalanza contra Kosuke, estirando su pustulosa mano para intentar engancharlo. Otros tres reanimados buscan sus presas de igual manera entre Adramelech, Vor y Bastet. Cualquier herida provocada por estos seres puede acarrear terribles infecciones.

La explicación de Vor sobre sus motivos para persistir en lo del nigromante no me convencen. En parte lo entiendo, pero no puedo aprobar lo que quiere hacer. Le sostengo la mirada con bastante seriedad, mientras niego levemente con la cabeza, como mostrando mi disconformidad. Tampoco voy a insistirle más, al fin y al cabo cada uno hace lo que quiere, si tiene esa idea en mente nada de lo que yo pueda decirle se la quitará. Que aceptarán quieran o no, eso dice de los tratos. La desesperación es lo que tiene, que te agarres a un clavo ardiendo. Dejo escapar un sonido de frustración, volviendo a avanzar en lugar de decir algo más sobre el tema. Aunque no responda no dejo de prestar atención a todo lo que dicen, especialmente lo relacionado con el bastón y demás. Envía a la urraca con un trozo del bastón, supongo que para hacer de avanzadilla y descubrir cosas sobre el terreno y los alrededores de la torre.

Tras escuchar ruido en las inmediaciones me detengo por completo, entornando los ojos con gesto de estar haciendo esfuerzos por escuchar algo. Permanezco tenso y alerta hasta que Vor me indica que no parece peligroso eso a lo que me estaba refiriendo. Pero no era eso, no me da la sensación de que el ruido que he escuchado provenga de la muchacha peliazul que sale a nuestro encuentro. Aparentemente parece amistosa, pero nunca te puedes fiar. También tenía el cabello azul aquella aprendiz de Fistandantilus. Por un momento creo que es ella y casi preparo un ataque, pero después me fijo mejor en su rostro. Esta parece más joven que la mujer que ayudó a Fistandantilus a torturarme. No es ella. - ¿ Con quién estás hablando? ¿eh? ¡Responde!- pregunto de manera bastante agresiva cuando la escucho responder eso de 'tranquila, amiga'. Aunque haya respondido a los otros que no es nigromante no termino e fiarme.

Pero no hay tiempo para muchos interrogatorios más, por culpa de estar distraídos con la chica nos coge desprevenidos el repulsivo grupo de muertos reanimados. La nieve ha amortiguado sus pisadas y no lo hemos visto venir, así que cuando queremos darnos cuenta ya los tenemos encima. El más listo ha sido Vor, que se había posicionado en un árbol poco antes de que se presentase la complicada situación. Retrocedo varios pasos de espaldas para ganar algo de distancia, valorando la situación. No sé si se han coordinado o qué, pero resulta que cada uno trata de ir a por uno de nosotros. El inferi de aspecto más desagradable (si es que se salva alguno) va a por Kosuke, tratando de echarle el guante. Mi primera reacción es lanzarle una descarga eléctrica a ese en concreto, aunque uso mi mano sana para ello.- Mientras no vengan muchos más podremos con ellos. - aseguro a los demás, aunque tampoco es que termine de creérmelo mucho. Estos bichos son cosa de nigromantes, así que no sabemos si tienen otra horda lista para atacar. - ¿Y si saben que estamos aquí? ¿Y si nos han visto de alguna manera? - pregunto levantando la voz mientras retrocedo hasta chocar de espaldas contra un tronco. Cuanto más se acerca, más repugnante y apestoso resulta. Ya está demasiado cerca para sacar el arma de fuego, así que echo mano de la espada, lanzando un tajo dirigido a su pecho.

-Sé cuidarme por mi mismo. Mis decisiones, las puedo hacer yo solo.- Gruñí con desgana y casi con fiereza a las insistencias de Kosuke (Y resoplidos o miradas serias de Adramelech) sobre que no hiciera tratos con nigromantes. -No dejan de ser personas. Por muy… Retorcidas que poder ser.- Y me insistía Kosuke que no hiciera tratos con un tio llamado Akira Terumi. -Tratos no. Obligar, si puedo, si. Luego te lo dejo.- Era un tema que me ponía demasiado tenso y no era algo que pudieran ya redirigir. -Pero, no sé… Los… Los nigromantes no dejar de ser… Magos. ¿Capullos? Si, vaya… No todos. Pero yo mismo poder ser uno, y no lejos de estarlo que… estoy, pero… Es mejor eso que no la alternativa.-

Como si quisiera dar la conversación por finalizada me subí la bufanda hasta el nivel de las narices, aumentando aquel aspecto de bola de ropa andante. Escuchaba a Kosuke divagar sobre el tema de la muerte. Que se moriría cuando le diera la gana. Los ojos, bien brillantes por eso de la visión infrarroja, lo miraron con una mezcla de sospecha y a su vez… ¿Admiración? Sonaba convincente. Aunque lo siguiente me hizo soltar un resoplido, mirando el trozo de bastón que llevaba encima. Zer’tath muchas veces no estaba de acuerdo conmigo, pero… No era más difícil que una mera insistencia para forzarle hacer una cosa u otra. Quisiera o no. -Ciertamente, Kosu… La nigromancia no te pregunta a ti acatar órdenes, en general. Los hay de muertos con consciencia, Zer por ejemplo…- U otro individuo de mi familia que, en aquel momento, aún creía vivo. -Pero los naut-elghinyrr… zombies no son más que carne animada.

Poco le importaba a la carne las órdenes. La mujer se acercaba, aquella… aquella… imbécil. Kosuke también sospechaba de ella. Entonces, yo que tan tranquilo estaba en mi rama, fui interrumpido por aquella energúmena teletransportándose tras mía. Sin necesidad de mediar palabra parte de Zer’tath acudió a mi otra mano en forma de espada, brillando amenazadoramente. Y la daga seguía en la otra. Aún tenía algún pedazo libre flotando por allí. Y se fue de ahí, a bajar, no sé como, tan tranquila. Con esa sonrisa de capulla que se gastaba. Decía que si quería podía ser amiga. -¡Piérdete! La próxima vez que hagas eso no tardaré tanto en armarme.- Escupí las palabras casi como un siseo, con el acento más exagerado que de costumbre. Cosa de la tensión.

Afirmaba no ser nigromante. Me importaba un comino, a mi no me gustaba confiar porque sí. Si me fiaba de Adramelech es porque Kosuke parecía hacer migas con él, y Kosuke no parecía mal chaval. Parecía estar hablando con… alguna otra cosa, persona… No veía bien porque estaba más ocupado mirando un posible peligro. Salté a una rama más alta aún por obtener mejor visión. Y entonces los escuché, entre el silencio que se acababa de general. Un ruido desagradable que retorcía todo el espíritu de elfo que tenía en las entrañas, y a su vez, me encerraba más en aquella tensión premonitoria de la batalla.

Eran cuatro. Uno de ellos se tiró a por Kosuke, él y sus dientes deformes. De inmediato Adramelech aseguró que si no habían más sería fácil de controlar la situación, aunque temiendo que ya nos hubieran detectado. -¡No saben que estamos aquí! Son muertos vivientes, huelen la vida y la buscar. No tienen más inteligencia que esa, ¡No saber nada!- Guardé la daga de cristal entre los forros de la ropa y envié uno de los pedazos sueltos de Zer’tath contra una de las piernas del bicho de Kosuke, confiando más en la puntería del bastón que no de la mía, pues desde las alturas la escena se me hacía más complicada de seguir.

Había otro de ellos más cercano, que parecía buscarme. No dudaba en que pudiera escalar si se lo proponía. Pero aún tenía yo la ventaja. Aunque entonces se echó a volar la condenada urraca. -Roäc, ¡NO!- Grité, saltando para posicionarme más cerca del tronco del árbol. -Estos bichos están podridos, no… ¡Ni se te ocurra darles con el pico! ¡Te vas a poner malo, joder!- Pero él, a su bola. A picar ojo, si aquella cosa tenía. -TE JURO QUE ERES IDIOTA, COMO TE HAYA PEGADO ALGO TE JURO QUE- NO LO SÉ, DA IGUAL, ACABARÉ SOBANDOTE A CURAS HASTA QUE ESTÉ TODO LISTO. PERO TE JURO QUE ESTA NOCHE CENO URRACA.

Lo absurdo de mi bronca cobró algo de materialización al sacar la daga entre mis ropajes y mandarla directamente contra uno de los hombros de aquella cosa putrefacta y maloliente, impulsando el lanzamiento con el control que tenía sobre el bastón. Mi intención era evitar, primeramente, que aquella cosa pudiera trepar hasta donde yo estaba. Aunque quería cargármela por eso de que me estaba haciendo sufrir el jodido pajarraco, ahí, a picotearle todo. Como se pusiera malo...

Siento a Moth esconderse detrás mía, su pequeño cuerpecito perdiendo calor por la baja temperatura del bosque, la nieve rodeándonos como un mar inmenso. Si no fuera por las presencias que siento quizá hasta me tiraría al suelo, haciendo ángeles de nieve y revolcándome como una cría, pero no lo hago.
Estoy serena, atenta, caminamos despacio por entre los árboles dejando que el polvo de agua congelada silencie nuestros pasos, mientras nos acercamos hacia la torre. Pero entonces oímos voces, y no precisamente susurrando, sino gritando y… como gemidos guturales, muertos vivientes. Me tenso un poco, alargo mi brazo libre hacia atrás y acaricio el hombro de Moth; yo que no quería problemas y me encuentro esto.

-No tengas miedo, son solo muñecos que se mueven.

"Ojalá fueran solo eso". Avanzamos hacia el sonido de los demás, y vemos entre la nieve y la maleza a un grupo de gente variopinta (bueno, yo la veo, que soy la que percibe las auras) atacado por unos pocos inferis putrefactos. Entre todos ellos, percibo dos presencias conocidas: el drow del bastón y el extraño pájaro suicida, son parte de aquella compañía que nos ayudó a la chica y a mí a escapar de los campos. Yo no soy de dar las gracias, porque eso implica un favor y eso una cuenta pendiente, pero realmente les debía mucho a ellos.
Sin acercarme más al grupo lanzo mi mano hacia atrás y dejo que el látigo vuele hasta alcanzar al muerto que pelea con Vor y el pájaro, buscando cortar una de sus piernas. El resto… bien pueden aviarse solos, yo acabo con este y me largo con Moth, que nos estamos juntando un grupito curioso aquí y los nigromantes no son idiotas, por muy colocados que anden en sus humillos y polvos y cosas feas.

La chica rara de pelo azul dijo que no era enemiga, y tampoco nigromante, pero oye, yo también se decir "el palo es verde" cuando en realidad fuese azul, pero vamos a ir al caso, la chica hablaba hasta sola y con una sonrisa de oreja a oreja "Oe oe, no se habrá fumao un porrito de esos maravillosos que dan los elfos fumahierbas, ¿no?". Se aparece detrás de Vor, estando todos tan alertas ese tipo de movimientos bruscos no nos hacen gracia, normal que nos presentemos amenazantes ante cualquier indicio de ataque, pues no queremos que nada nos coja desprevenidos, de hecho el drow había amenazado a la desconocida como volviese a hacer lo mismo de aparecer por detrás de improviso.
Si no logra negociar con los nigromantes, los doblegará contra su voluntad, y en caso de que fuese Terumi, que después me dejaría, resoplo disgustado pues la idea no me hace mucha gracia, preferiría matarlo antes de que siga haciendo de las suyas, pero bueno, voy a dejar de lado el tema, no diré una palabra más sobre aquello.

-Así que realmente tu bastón tiene alma, aunque muerta, ese tipo de armas son raras -pero a saber qué alma es la que tiene encerrada, éstas armas bien tiene el alma de alguien que ha sido sellado, o bien el mismo arma desarrolló alma propia, existen armas cuyas almas fueron dadas o generadas de ambas formas. ¿De donde leches ha sacado éste hombre una así? Según el drow al menos el bastón, aunque fuese calificado como un no muerto, tiene más conciencia que un zombie.

Se acabó la socialización/vigilancia, se escuchan ruidos un tanto raros detrás del arbusto, y desde luego, no creo que vaya a ser un conejo... debía de ser un conejo bastante grande, lo digo porque uno de ellos sale de ahí un zombie bastante feo la verdad, el tío intenta echarse sobre mi, pero entre que Adramelech le pega una descarga eléctrica, Vor envía un trozo de cristal y yo me echo atrás, no sufrí daños... por ahora. Guardo las cuchillas, pues ahora mismo no serán útiles, vamos a necesitar pegarles fuerte.
Ahora mismo tenemos un zombie para cada uno, y para mi el que peor cara tiene -Acabad cada uno con el suyo lo más rápido posible, Adramelech, usa descargas eléctricas, pero ésta vez lo más potentes posibles, hasta que ardan. Vor'Kalth usa tu ventaja por altura para neutralizar al tuyo y cúbrenos en cuanto puedas -doy las directrices para la defensa -No creo que para defender una torre pongan como vigilantes a masas de carne carentes de inteligencia, por ahora no saben que estamos aquí -dije al igual que Vor. Si yo fuese un nigromante que quiere proteger su casita punzante, no pondría zombies como vigilantes, sino como seguratas.

Todos estábamos centrados en acabar con el zombie que a cada uno nos hemos asignado, Adramelech le había pegado un tajo al suyo, pues lo tiene cerca, deberá de tener cuidado, en cuanto al de Vor, Roäc lo estaba picoteando en el ojo, será una buena distracción... sino fuera porque éstos cabrones pueden pegarte el jodido VIH -Roäc, deja de picotearlo, te va a pegar... dios sabe qué -y el drow le lanza su daga de cristal al hombro, pero me percato de un ataque, desconocido, había sido un látigo intentando cercenar la pierna del zombie que ésta acosando descaradamente a Vor, hay una quinta persona, los miro a todos, y con el dedo índice de mi mano derecha, hago el gesto de silencio, no se si me entenderán, pues quería que el objetivo de aquel gesto fuese el de "Hay alguien más, pero de momento, hagamos como que no está sin bajar la guardia en ningún momento". Recuerdo el cristal que hay clavado en el zombie que me atacó, y que siendo parte del bastón, está "vivo" y que obedecen a su portador, pero el propio Vor me dijo también que el bastón le hacía caso a la urraca, voy a intentar lo mismo -Se que eres el compañero de Vor, y gracias, pero ve con tu compañero, yo estaré bien, me apañaré -le pedí al trozo de cristal agradecido por cubrirme, pues le será más útil a su verdadero usuario.

Me quito el manto, pues ahora mismo me estorbaría en la lucha, también pulso el botón de la hombrera derecha para replegar la manga que cubre mi brazo derecho, no quiero salir ardiendo para lo que voy a hacer. Saco un cigarro con la mano derecha y con la mano izquierda desenfundo a Raion, mi otra espada, miro al muerto a la cara y joder, que feo es el jodio, sí tiene cara de... -Eh chaval, pero que monazo llevas. ¿Quieres un cigarro? Claro, en seguida  -le tiro el cigarro a la boca -Oh pero supongo que no tendrás... -antes de que le llegase el cigarro, le pego primero un tajo llameante con Raion y acto seguido le pego un golpe cargado con llamas explosivas por parte de mi brazo mecánico, haciendo que el zombie, si no estaba ardiendo con el corte en llamas, saliese no solo volando unos muchos metros, sino que también estaría ardiendo -fuego para encenderlo.

El inferi que atacaba a Kosuke recibe una descarga eléctrica por parte de Adramelch que lo deja humeando un poco, pero no lo paraliza demasiado tiempo, ya que sigue con la obsesión de tratar de devorar al japonés. Retuerce la cabeza al escuchar que se dirigen a él, haciendo una mueca grotesca antes de abrir más la boca, emitiendo un horrible sonido. Los deformados dientes van a hundirse en su hombro, pero antes de que eso suceda recibe el ataque combinado de Kosuke, llamas más un potente corte. El impacto lo empuja hacia atrás, con la cara prácticamente partida en dos y  el cuerpo en llamas, además de con un trozo del bastón clavado en la pierna. Ese inferi ya no se moverá del sitio.

Quedan los otros tres. El que intenta ascender hasta el árbol en el que está Vor estira sus manos inútilmente, no tiene la capacidad de trepar. Casi no se inmuta con los picotazos del pajaro, o con el ataque desde el árbol por parte de Vor porque no le duele, pero uno de sus asquerosos y putrefactos brazos cae al suelo a plomo. Tropieza y cae de bruces al suelo cuando desde lejos lo tiran con un latigazo. El ruido que hace atrae a otro de los inferi  que se dirige ahora hacia Pamela y Moth. Si fuesen muchos más los muertos alrededor del árbol conseguirían tirar el tronco, pero no es el caso. Da un manotazo para intentar agarrar al pájaro, con la intención de comérselo. Uno de los  inferi,  el que pelea Adramelech, recibe un tajo en el pecho, pero eso no es suficiente para eliminarlo. Estira los brazos con ansia, tratando de pillar uno de los brazos del Soul para morderlo.


dado 1. éxito fallo para pillar al pájaro.
dado 2. éxito fallo para consguir morder a Adramelech
dado opciones: par es brazo normal, impar brazo con mano metálica

El miembro 'Admin' ha efectuado la acción siguiente: Lanzada de dados

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#1 'Probabilidad' :


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#2 'Probabilidad' :


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#3 'Dado opciones' : 6

Con la llegada de los inferis pronto dejamos de lado el tema de la chica de pelo azul y si era una posible enemiga o no, pasa a un segundo plano cuando tenemos que poner los cinco sentidos en defendernos. La descarga eléctrica al inferi dientes largos funciona lo justo, no lo para demasiado tiempo. No tengo tiempo para mirar mucho más porque tengo que encargarme del bicho que tengo delante y que desea mordisquearme, pero si que me llega el mensaje de Kosuke pidiendo que ponga más intensidad a las descargas. Con la primera descarga no ha funcionado, así que supongo que tendré que tratar de freírles el cerebro. - ¡ De acuerdo! ¡ pero deberíamos seguir avanzando mientras peleamos, como lleguen más y nos cierren el paso no aguantaremos aquí mucho más! - 4 no es que sean demasiados, pero una horda si que puede dar al traste con nuestros planes antes de empezar.

El tajo que le pego en el pecho al inferi lo aleja unos dos metros de mí, asi que aprovecho esa ligera distancia para tratar de cargar un ataque eléctrico más potente, así podré fundirle la poca masa cerebral que le quede ahí dentro. Kosuke parece apañárselas bastante bien, con un combo de armas y llamas consigue acabar con el suyo, que queda llameante e inerte (más todavía) en el suelo. Vor y el pájaro pelean contra el que intenta subir al árbol, y no van mal porque entre unos y otros consiguen quitarle un brazo y que acabe en el suelo por un momento. Lástima que luego eche mano al pobre pájaro. Al distraerme mirando cómo les iba a los otros no me doy cuenta de que el inferi se ha vuelto a acercar demasiado, pero esta vez no tengo tanta suerte como antes.

Contemplo horrorizado cómo consigue engancharme uno de los brazos(el que no tiene la mano metálica) clavando sus podridos dientes en la zona del antebrazo. Dejo escapar un gruñido de dolor al notar como se cierra su mandíbula sobre mi carne, sin saber muy bien qué hacer para que no me arranque el brazo de un bocado. Acabo de recuperar una mano, no quiero ser supermanco. Paso la espada que tenía sujeta a la otra mano, a la metálica, golpeando repetidas veces el cráneo del inferi con la empuñadura de la espada aplastarlo y destrozarlo así a base de golpes. Incluso me ensaño modo sádico hasta que le he reventado la cabeza al monstruo, aunque también me haya hecho daño yo al tener su mandíbula en mi brazo. Cuando termino dejo caer la espada, respirando agitadamente por el momento anterior. Estoy bastante cubierto de mierda inferi de esa, además tengo que terminar de desencajar la mandíbula de la herida del brazo. La aparto con la mano que sujetaba antes la espada, haciendo una mueca de asco al quitar los restos, tirándola todo lo lejos que puedo. Me quedo unos cuantos segundos como agilipollado y con la mirada perdida por lo que acaba de pasar, intentando moverme del sitio porque todavía queda trabajo que hacer, hay otros dos sueltos. Alzo la mirada de nuevo tras sacudir la cabeza intentando espabilarme, fijándome en el inferi que ha atrapado al pájaro. Cargo un poco de electricidad la mano metálica, pero enseguida me detengo, con el brazo todavía chisporroteante. - Kosuke...- lo llamo con voz pausada y algo extraña, señalando hacia el árbol de Vor. - Si lanzo una descarga desde aquí puedo hacer daño al pájaro también.- así que como no sé qué cojones hacer dejo que actúe él, a ver si tiene la cabeza más fría ahora mismo.

Seguía agarrado en mi rama como un mono asustado observando la mucha acción del momento. Por ejemplo, Kosuke reventando a su muerto a ostias llameantes y llenando el ambiente de una olorcilla a sombi chamuscado que mucho recuerda a cuando los moriscos hacen cordero viejuno. Y encima, él se lucía con sus comentarios. No me había perdido eso de que intentara hablar a mi bastón, el cual había regresado a mi lado con toda la punta embadurnada de sangre podrida de monstruito. También luchaba en la distancia Adramelech, con su muerto personal. Llegó a darle un bocado (del cual no me enteré hasta más tarde) y eso suponía probablemente carga para mí. En algún momento Kosuke me había dicho que me encargara el mío y que cubriera. Siempre tan mandón él, ¡Tu te crees!

Pero fuera como fuera yo estaba metido de pleno en mi pelea contra aquel monstruaco. Con un pajarraco intentando arrancarle un ojo, que dudaba ya que le funcionara, y yo tratando de hacer un pinchillo moruno. -¿Has escuchado a Kosu, bicho? ¡Que te va a meter el sida! ¡MALO!- Le gruñí desde la rama, temblando un poco por la idea que pudiera realmente contraer algo. El zombie no parecía muy… Capaz de trepar por el árbol, y mucho menos cuando Zer’tath logró quitarle un brazo. Gracias a la autonomía del bastón yo me mantenía muy inmóvil encima de la ramilla del árbol mirando lo que pasaba abajo. Si las cosas no empeoraban sería cosa de coser y cantar… Y más gracias a la inesperada ayuda.

Vi un látigo tirar al bicho al suelo. Y fijándome más puse ver en lo oscuro del ambiente un par de figuras que se me antojaban al menos familiares: Una chavalilla bastante enana escondida tras una rubia… ¡Las que habíamos visto en el campo! Y ahora la mayor hacía trucos de magia para quitarme el muerto del medio. Sentí como un breve orgullo por eso de que una buena acción pasada ahora me facilitara las cosas. Pero aquella felicidad breve se vio interrumpida por el muerto, con ahora un brazo, cogiendo a mi pajarraco como si se lo fuera a merendar.

-¡ERES TONTO, BICHO! ¡MIRA QUE TE LO DECIR!- Volví a gritar. De inmediato el bastón se dividio en varios pedazos -incluyendo la espada que llevaba encima desde hacía largo rato- y se arremolinaron a mi alrededor. No medié más palabra: Zer’tath sabía perfectamente qué iba a hacer. Por eso de que como que sabía en todo momento que pensaba, por mucho mal rollo que dé. Salté de inmediato sobre uno de los trozos del bastón que fueron formando con mucha rapidez unas especie de plataformas para que pudiera bajar, justo detrás del muerto. Y yo a saltos, como buen personaje de plataformero.

No iba a ponerme a darle de ostias como un imbécil. Escuché en la distancia que Adramelech le decía algo a Kosu de que no podía atacar por el pajarraco. Y quizás eso me hizo entrar en razón: Era demasiado arriesgado bajar ahí a dar cortes a lo loco sin hacerle pupa al animalillo. Así pues preferí hacerlo de la forma más limpia posible. Sin alterarme, sin enfurecerme, sin morirme de miedo… Desenvainé el estoque. Pensaba, justo cuando di el último salto que me puso de nuevo en el suelo. No me daba tiempo a formar un arma con el bastón así que solo me quedaba confiar en B’luth’ol d’ujool… Recordé a Savant, quien me había dicho algo como “Corta por los lados, pero desde luego no es su función principal. Úsalo en urgencias.”. O tal vez fue más simple y dijo “Que no pincha solo, que corta también, pringao”.

Con el brazo firme y con un acopio de calma inusual en mi, di un corte bien limpio al cuello del bicho. Y al suelo que fue. Tan simpático él. De lo siguiente que me ocupé fue, casi con una calma… curiosa, fue sacar al bicho de la garra de lo que quedaba de cuerpo, que estaba firme incluso tras haberla palmado, por segunda vez. No pregunté: Lo agarré y me quedé con un pollo entre las manos. Aunque me sorprendió ver aún otro zombie correteando por allí en dirección a las chavalas. Mandé el bastón a ayudar con aquello partido en varios pedazos. Corrí hacia Adramelech también para comprobar que estuviera vivo. Tenía un bocado muy feo en el brazo. -... Auch.- Lo había notado hablando raro. Miré de nuevo a mis espaldas, al zombie dando la tabarra a las chavalas. -... Nos ocupamos de ese y… intento arreglar eso, ¿Vale?- Y es que sin el palo me costaba mucho curar. Alcé a la altura de los ojos al aprisionado bicho para mirar que estuviera sano. (que como la user ni se por donde para no sé como está su pj). -¿Qué, cómo vamos?- Le pregunté con el ceño fruncido, como si no hubiera ya más zombies por ahí. Estaba cabreado.

El Drow y el hombre encapuchado me habían hablado, la verdad, de forma que sentía que me iban a matar, cosa que no los culpo se escuchan ruidos al fondo vamos a ir a una torre donde pasaran cosas del diablo, así que solo observe y cuando iba a responde la pregunta que me hizo el hombre mi sombra aparece para apartarme rápidamente de unos muertos que salieron de la nada.

"Sospecho que esto la tenia alterada y a los demás".

Me quede a unos metros distanciada y uno que me seguía por suerte se alejo yendo para donde estaban los demás, algo que quise aprovechar e irme pero la bondad, "Esto me pasa por ser mitad alada", apareció así que me quede cerca y observe todo, no sabia que hacer ya que cada vez que trata de pelear casi moría y era algo que me preocupada.

-Solo medita y trata de invocar a las otras sombras de todos esos, los que puedas- fue lo que me aconsejo y enseguida me senté en el suelo respirando hondo y dejando mi mente en blanco, necesitaba aún que sea distraerlos y seguir avanzando para esa torre. Para mi suerte solo pude invocar uno, pero este era de Adramelech, cuando aparecí vi que uno se iba pero no porque quería sino porque había encontrado a alguien más. -¿A donde crees que vas maldito?- dije en un tono serio mientras mande a las dos sombras a destruir y despedazar a eso que tenía que volver a morir.

Mientras estos lo tenían distraído y trataban de destruirlo, (ya que no pudieron porque su fuerza era mayor así que solo lo distraen hasta ver como matarlo nuevamente ), me acerco a Adramelech de forma un poco alerta ya que no quería que estos me atacaran también, me quede a unos metros. -Primero pido disculpas por aparecer de la nada y segundo si me permites puedo cerrar y curar lo más que pueda para que no avance esa infección-dije con seriedad a la vez con tranquilidad -A tu pregunta- señale a las sombras -Hablaba con ellos-.

Sinceramente no sabía como iban a hablarme esta vez pero antes ya buscaba en mi saco vendas y para desinfectar, algo que mi sombra robo (¬¬), me quede observando de reojo para ver si aceptaba o no, ya que no quería y no era buena idea que vieran mis alas que estaban escondidas y por suerte chicas en tamaño.

"Espero que puedan acabar con ese bicho sino tendré que tratar de invocar más, aún que sea arriesgado".

(Solo aclaro que contesto porque me conecte recién en un ciber XD si no puedo después lo borro o lo borran los admin)

Por lo que parece, mi ayuda es bien recibida. El bicho que atacaba al drow cae después de mi ataque y el de ese bastón... ese bastón que tiene alma. Podría haberme fijado mejor la última vez, pero entre la batalla y el gas alucinógeno suerte tengo de acordarme de su cara. Un trozo de madera con alma, como si no hubiese suficientes bichos raros en el mundo.
Cojo aire y me olvido un poco del tema mirando como el chico se cabrea con el pájaro, que ha ido directo a su muerte. Los otros se las apañan bien solos, son fuertes, tal vez este grupo no sean tan estúpido como pensé... La cosa, que uno de ellos se desinteresa por su juguete y viene directo a por nosotras. "Maldita sea con el muerto este, ¿no puedes ir a morirte un rato? Le harías un gran favor al mundo". No lo digo en voz alta por no asustar a Moth, aunque ella se ve que ya está bastante temblorosa. No me extraña, si es que estos bichos son feos con ganas, y apestan, y hacen ruidos muy asquerosos...

-Vete a molestar a otros.

Cuando estoy a punto de lanzar de nuevo mi látigo unas sombras, como las de Peter Pan vaya, comienzan a molestar al inferi provocando que se ralentice en su camino hacia nosotras. No le hacen mucho, pero me ayudan distrayéndole, no tardo más y tiro el arma hacia él buscando dejarlo incapacitado, sino ya más muerto de lo que está ahora.