Recuerdo del primer mensaje :
** Tienen varias estancias cerradas, es decir, sin uso o con futuros proyectos: Sala de pinturas de Cath, cuarto de juegos de Aedan, cuarto/gym de kickboxing de Ian (?), cuarto de invitados para que Azahar haga uso oficial sin tener que hacer Alohomora, etc**
Piso Hacksaw Le Fay
Hall de entrada

Salón - Comedor

Cocina

Cuarto principal ~ Ian & Cath

Cuarto Aedan

Despacho
Casi sin usar

Terraza

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Salón - Comedor

Cocina

Cuarto principal ~ Ian & Cath

Cuarto Aedan

Despacho
Casi sin usar

Terraza

** Tienen varias estancias cerradas, es decir, sin uso o con futuros proyectos: Sala de pinturas de Cath, cuarto de juegos de Aedan, cuarto/gym de kickboxing de Ian (?), cuarto de invitados para que Azahar haga uso oficial sin tener que hacer Alohomora, etc**
Aparecí en casa de Catherine llevando a una drogada Zaphira en brazos, algo que por suerte Sean no vería hasta que le explicase de qué iba todo. Ya había estado en casa de Catherine en alguna ocasión, atendiendo al pequeño por típicas cosas de críos, así que supe dirigirme hacia el salón sin perderme. Me alegré de ver a Sean en buen estado, confirmando mi idea sobre que Catherine no era un peligro para él. Enseguida hice un gesto a Catherine para que no gritase sorprendida al ver a la dragona desmayada, depositándola después con cuidado en el sofá. - Siento la tardanza. He venido en cuanto he podido, hay mucho lío en el hospital. - caminé hacia Sean para darle un abrazo, respirando por fin aliviado.
- ¿Estás bien? Cath me envió un mensaje para decirme que estabas aquí. Por eso sabía que estabas a salvo, a pesar de todo lo raro que ha sucedido en las últimas horas. - ya era momento de hablarle de Zaphira, así que deshice el abrazo para guiarle hasta el sofá. - He traído a Zaphira...pero he tenido que drogarla porque estaba muy rara y violenta. Se ha enfadado porque decía que te había dejado solo, y que Catherine era un peligro. No sé qué le pasa, pero necesitamos sus respuestas. Espero que se calme al verte. - acerqué a Sean hasta el sofá para que se sentase con Zaph, procediendo a despertarla usando ligeramente mi magia de sanación para devolverle la consciencia. Me alejé de ella para que no me matase, yendo hacia Catherine. Debía estar destrozada por lo de su hermano, pero no sabía qué decirle.
- Siento lo de Desmond. Ojalá hubiese podido hacer algo por él. - mi tono dejaba ver que de verdad lo lamentaba profundamente.
- ¿Estás bien? Cath me envió un mensaje para decirme que estabas aquí. Por eso sabía que estabas a salvo, a pesar de todo lo raro que ha sucedido en las últimas horas. - ya era momento de hablarle de Zaphira, así que deshice el abrazo para guiarle hasta el sofá. - He traído a Zaphira...pero he tenido que drogarla porque estaba muy rara y violenta. Se ha enfadado porque decía que te había dejado solo, y que Catherine era un peligro. No sé qué le pasa, pero necesitamos sus respuestas. Espero que se calme al verte. - acerqué a Sean hasta el sofá para que se sentase con Zaph, procediendo a despertarla usando ligeramente mi magia de sanación para devolverle la consciencia. Me alejé de ella para que no me matase, yendo hacia Catherine. Debía estar destrozada por lo de su hermano, pero no sabía qué decirle.
- Siento lo de Desmond. Ojalá hubiese podido hacer algo por él. - mi tono dejaba ver que de verdad lo lamentaba profundamente.
Negué ante la pregunta de Catherine pues el nombre no me sonaba de nada -Lo siento, tal vez simplemente no he tenido el gusto de conocerlo- Catherine me explicó lo de Zaphira y yo seguía confiando en ella, me negaba a pensar en que pudiera hacer algo malo que pensara de esa forma sin razón alguna.
Cuando la morena se disculpó solo pude suspirar y sonreír, no podía enfadarme con ella, era algo que simplemente me resultaba imposible después de tantos años juntos -No te preocupes por eso, está todo bien, solo respira e intenta tranquilizarte..- esperé en silencio, no sabía qué decir pero al mismo tiempo pensaba que debía encontrar a Zaphira cuanto antes, al final fue mi amiga la que, de nuevo, rompió el silencio con palabras que me sorprendieron pues era tal vez la primera vez que expresaba sus sentimientos abiertamente y con palabras.
Me acerqué hasta la mesa de forma bastante torpe pero al final llegué hasta ella -Siempre que necesites un abrazo puedes contar conmigo... o cuando necesites reírte de mi- dije con una sonrisa pues la segunda era la opción más probable. recibí el comentario sobre Zaphira sin negarme a nada -No puedo rebatir eso, soy un niño mimado, Zaphira ha cuidado siempre de mi, no me ha abandonado desde que subí a la isla dejando mi hogar, siempre me aconseja, le cuento todo de mi, me escucha y si se lo pidiera volvería a arrullarme cuando me atacan acromántulas en mi habitación- si, eso iba por ella -Esta es la primera vez que ocurre algo así pero confío en ella, ciegamente... en más de un sentido- esperaba sacar una sonrisa de Catherine y si yo tenía que confiar por los dos, lo haría -Todo saldrá bien, no te preocupes-
Sentí como Catherine se distraía y me giré por si acaso, pero no tardé mucho en enterarme de qué se trataba, mi rostro cambió de inmediato, me sentía aliviado y al mismo tiempo feliz de sentir que Lucio estaba con nosotros, que había vuelto conmigo a pesar de ser un pensamiento algo egoísta pues la gente del hospital lo necesitaba.
Me fundí en aquel abrazo con él aferrándome a su camisa -Estamos bien, pensé que estarías descansando ¿has podido dormir?- me mordí la lengua para decirle que no le hacía falta venir, simplemente no podía decir una mentira tan obvia cuando me moría de ganas de verle.
Lucio tomó mi mano y me acercó hasta algún sitio pero cuanto más lo hacía mi rostro iba cambiando, había una magia extraña, algo pesado en el aire y cuanto más cerca estaba la presión se hacía más grande -¿Qué es...?- me llevé las manos a la boca preocupado cuando me confesó que se trataba de Zaphira -No la despiertes! Catherine... puedes sentir algo?- pregunté a la bruja mientras pasaba mi mano por su cuerpo, una gran energía negativa me empujaba hacia fuera, como si me repeliera, concentrándose en el brazo de la dragona -Lucio... menos mal que la has traído, creo que la han maldecido con algo... hay que quitarle la armadura y lo que lleve encima, pero no toquéis nada con las manos- me levanté del sofá y moviendo mis manos su armadura se fue desprendiendo poco a poco con un hechizo, pero algo se resistía a abandonarla por lo que concentré mi poder en ello haciendo que la espada volara lejos de ella al igual que todas sus pertenencias, lo único que le quedaba era la ropa -Catherine, necesito verla, échame una mano por favor- pregunté a la bruja bastante preocupado por el estado de la dragona.
Cuando la morena se disculpó solo pude suspirar y sonreír, no podía enfadarme con ella, era algo que simplemente me resultaba imposible después de tantos años juntos -No te preocupes por eso, está todo bien, solo respira e intenta tranquilizarte..- esperé en silencio, no sabía qué decir pero al mismo tiempo pensaba que debía encontrar a Zaphira cuanto antes, al final fue mi amiga la que, de nuevo, rompió el silencio con palabras que me sorprendieron pues era tal vez la primera vez que expresaba sus sentimientos abiertamente y con palabras.
Me acerqué hasta la mesa de forma bastante torpe pero al final llegué hasta ella -Siempre que necesites un abrazo puedes contar conmigo... o cuando necesites reírte de mi- dije con una sonrisa pues la segunda era la opción más probable. recibí el comentario sobre Zaphira sin negarme a nada -No puedo rebatir eso, soy un niño mimado, Zaphira ha cuidado siempre de mi, no me ha abandonado desde que subí a la isla dejando mi hogar, siempre me aconseja, le cuento todo de mi, me escucha y si se lo pidiera volvería a arrullarme cuando me atacan acromántulas en mi habitación- si, eso iba por ella -Esta es la primera vez que ocurre algo así pero confío en ella, ciegamente... en más de un sentido- esperaba sacar una sonrisa de Catherine y si yo tenía que confiar por los dos, lo haría -Todo saldrá bien, no te preocupes-
Sentí como Catherine se distraía y me giré por si acaso, pero no tardé mucho en enterarme de qué se trataba, mi rostro cambió de inmediato, me sentía aliviado y al mismo tiempo feliz de sentir que Lucio estaba con nosotros, que había vuelto conmigo a pesar de ser un pensamiento algo egoísta pues la gente del hospital lo necesitaba.
Me fundí en aquel abrazo con él aferrándome a su camisa -Estamos bien, pensé que estarías descansando ¿has podido dormir?- me mordí la lengua para decirle que no le hacía falta venir, simplemente no podía decir una mentira tan obvia cuando me moría de ganas de verle.
Lucio tomó mi mano y me acercó hasta algún sitio pero cuanto más lo hacía mi rostro iba cambiando, había una magia extraña, algo pesado en el aire y cuanto más cerca estaba la presión se hacía más grande -¿Qué es...?- me llevé las manos a la boca preocupado cuando me confesó que se trataba de Zaphira -No la despiertes! Catherine... puedes sentir algo?- pregunté a la bruja mientras pasaba mi mano por su cuerpo, una gran energía negativa me empujaba hacia fuera, como si me repeliera, concentrándose en el brazo de la dragona -Lucio... menos mal que la has traído, creo que la han maldecido con algo... hay que quitarle la armadura y lo que lleve encima, pero no toquéis nada con las manos- me levanté del sofá y moviendo mis manos su armadura se fue desprendiendo poco a poco con un hechizo, pero algo se resistía a abandonarla por lo que concentré mi poder en ello haciendo que la espada volara lejos de ella al igual que todas sus pertenencias, lo único que le quedaba era la ropa -Catherine, necesito verla, échame una mano por favor- pregunté a la bruja bastante preocupado por el estado de la dragona.
El hecho de que Sean no le conociera la puso ligeramente nerviosa. ¿Y si se había acercado a ella por alguna razón en específico? ¿Y si era un traidor desde hacia muchos años? Intentó apartar esos pensamientos pero la espina seguía clavada allí. Se quedó mirando hacia el centro de la mesa con preocupación. Las palabras Sean iban en la misma dirección “Cálmate, serénate, tranquilízate” como si eso realmente pudiera funcionar. Ojalá tuviera un chip que se encendiera y apagara cuando ella quisiera, pero no, era complicado.
Pero algo que sí sabía Catherine era priorizar. Se incorporó un poco para ayudar a Sean a acercarse a ella cuando se tropezaba con todo pero…No lo tocó, volvió a su asiento. Sean debía aprender a vivir con esa condición así como Aedan tenía que aprender a caminar sin su ayuda. ¿no? Escuchó sus palabras y sonrió de lado, era todo cierto y lo de las acromántulas le robó otra sonrisa -Lo siento, Sean, pero nunca podré entender ese nivel de confianza. Mi padre murió cuando era muy joven y mi madre mató a su propio hijo. Así que… Creéme cuando hago un esfuerzo en dar confianza a la gente para que luego me decepcionen… Excepto tú… Bueno, y Adael. ¿Tienes idea de dónde están Ling, Mei y Adael? Me parece tan extraño que no…hayan dicho nada. Es más, no recuerdo haber visto a Adael en la reunión….- De pronto, Catherine fue testigo de algo que percibirían Sean después. Un patronus que reconocería como el de Discórides con un mensaje particular que acrecentó su paranoia -Están invadiendo-
Tras ello llegó Lucio con Zaphira dormida y eso explicaba porqué se había callado de pronto. Catherine miró con un gesto nada tranquilizante a Lucio. ¿Por qué estaba así? ¿Había caído en batalla? No, era otra cosa. La bruja se mantuvo en silencio buscando el origen de aquello que la llamaba, que sentía como una vibración atrayente. Entrecerró con suavidad los ojos. Energía. Magia oscura. Oscurísima. Maldiciones. -¡No la despiertes!- Gritó al mismo tiempo que Sean -Por supuesto. Viene de ella. No toquéis nada- Advirtió. Se acercó un poco pero fue Sean quien empezó a sacarle la armadura y todo lo que llevaba encima. Dejó que lo hiciera, ella también había pedido individualidad respecto a Desmond. Al oír a Lucio, Cath le derivó una mirada neutral con un rostro que no dejaba entrever nada -¿Por qué acusan a Adam de matarlo? ¿Qué fue lo que pasó?- Inquirió, aprovechando que estaba allí otro de los presentes -Y no te preocupes. Estará bien- Aseguró pensando en que Ian no le había respondido, lo que le pareció súper extraño.
“¿Ian? ¿Qué sucede?”
Salió de aquel pensamiento cuando sintió que la espada se movió -Es eso- Dijo mientras se acercaba a ella y la mantenía levitando delante de sí misma sin tocarla. La hizo girar lentamente pensando que lo mejor era meterla en un lugar donde nadie volviera a tocarla. Su padre tenía algunos objetos pero ella también cuando había equipado su despacho. Cuando Sean se lo pidió conectó con él mentalmente y envió la imagen. La mujer ladeó suavemente la cabeza -No sé si es una maldición en sí, Sean. Esta magia que percibo es más como…Demoníaca. No oscura per sé. Lo que sí sé es que no puede volver a usarla. Le afecta considerablemente. Tengo un método para aislarla, podemos estudiarla después. Me interesaría saber sobre ella- Indicó Catherine caminando para salir del comedor con el objeto -Deberías purificarla o algo. Ella es más importante que esto- Le indicó a Zaphira poniendo una imagen de la dragona en su mente, específicamente en su rostro donde algunas venas parecían infectadas con algo oscuro naciendo de sus ojos hacia el resto de su cuerpo -Mmm... ¿Alguien sabe dónde está Matvey?-Preguntó antes de salir de la estancia. Le parecía raro que no hubiese contactado con ella,
Pero algo que sí sabía Catherine era priorizar. Se incorporó un poco para ayudar a Sean a acercarse a ella cuando se tropezaba con todo pero…No lo tocó, volvió a su asiento. Sean debía aprender a vivir con esa condición así como Aedan tenía que aprender a caminar sin su ayuda. ¿no? Escuchó sus palabras y sonrió de lado, era todo cierto y lo de las acromántulas le robó otra sonrisa -Lo siento, Sean, pero nunca podré entender ese nivel de confianza. Mi padre murió cuando era muy joven y mi madre mató a su propio hijo. Así que… Creéme cuando hago un esfuerzo en dar confianza a la gente para que luego me decepcionen… Excepto tú… Bueno, y Adael. ¿Tienes idea de dónde están Ling, Mei y Adael? Me parece tan extraño que no…hayan dicho nada. Es más, no recuerdo haber visto a Adael en la reunión….- De pronto, Catherine fue testigo de algo que percibirían Sean después. Un patronus que reconocería como el de Discórides con un mensaje particular que acrecentó su paranoia -Están invadiendo-
Tras ello llegó Lucio con Zaphira dormida y eso explicaba porqué se había callado de pronto. Catherine miró con un gesto nada tranquilizante a Lucio. ¿Por qué estaba así? ¿Había caído en batalla? No, era otra cosa. La bruja se mantuvo en silencio buscando el origen de aquello que la llamaba, que sentía como una vibración atrayente. Entrecerró con suavidad los ojos. Energía. Magia oscura. Oscurísima. Maldiciones. -¡No la despiertes!- Gritó al mismo tiempo que Sean -Por supuesto. Viene de ella. No toquéis nada- Advirtió. Se acercó un poco pero fue Sean quien empezó a sacarle la armadura y todo lo que llevaba encima. Dejó que lo hiciera, ella también había pedido individualidad respecto a Desmond. Al oír a Lucio, Cath le derivó una mirada neutral con un rostro que no dejaba entrever nada -¿Por qué acusan a Adam de matarlo? ¿Qué fue lo que pasó?- Inquirió, aprovechando que estaba allí otro de los presentes -Y no te preocupes. Estará bien- Aseguró pensando en que Ian no le había respondido, lo que le pareció súper extraño.
“¿Ian? ¿Qué sucede?”
Salió de aquel pensamiento cuando sintió que la espada se movió -Es eso- Dijo mientras se acercaba a ella y la mantenía levitando delante de sí misma sin tocarla. La hizo girar lentamente pensando que lo mejor era meterla en un lugar donde nadie volviera a tocarla. Su padre tenía algunos objetos pero ella también cuando había equipado su despacho. Cuando Sean se lo pidió conectó con él mentalmente y envió la imagen. La mujer ladeó suavemente la cabeza -No sé si es una maldición en sí, Sean. Esta magia que percibo es más como…Demoníaca. No oscura per sé. Lo que sí sé es que no puede volver a usarla. Le afecta considerablemente. Tengo un método para aislarla, podemos estudiarla después. Me interesaría saber sobre ella- Indicó Catherine caminando para salir del comedor con el objeto -Deberías purificarla o algo. Ella es más importante que esto- Le indicó a Zaphira poniendo una imagen de la dragona en su mente, específicamente en su rostro donde algunas venas parecían infectadas con algo oscuro naciendo de sus ojos hacia el resto de su cuerpo -Mmm... ¿Alguien sabe dónde está Matvey?-Preguntó antes de salir de la estancia. Le parecía raro que no hubiese contactado con ella,
No respondí claramente a eso de dormir bien, pero sí asentí a lo de haber descansado un rato. Prefería no hablarle de pesadillas de demonios en un momento como el que estábamos. Peor era lo de Catherine, no iba a quejarme de pesadillas.
Me sorprendió que Sean no quisiera que despertasen a Zaphira, y mucho más que insinuase que Cath le leyese la mente. Tal vez quería hacerlo por la fuerza. - Hay que sacarle ya la información, Sean. Ella no va a contarla sin más, es muy esquiva. - murmuré mirando a la dragona con preocupación, pensando en lo mal que se iba a tomar el secuestro. - Yo no soy experto en maldiciones con magia negra, pero si puedo tratar maldiciones de tipo necrosis. No tiene nada de eso. No te preocupes. - tranquilicé a Sean poniendo una mano en su hombro mientras que él despojaba a la dragona de la armadura.
- ¿Sospechas eso por lo agresiva que estaba? ¿crees que el espíritu puede haberse metido en ella? - sentí un escalofrío al imaginarlo, no podía ver cuando expulsaron al Pendragon, así que no me enteré con detalle de la situación. Suspiré abrumado, mirando después a Catherine extrañado cuando dijo lo de Adam. - Yo no he mencionado nada de Adam. ¿quién te ha dicho algo de eso? yo no vi nada, solo sé que Jack lo mandó buscar para aclarar lo que había pasado. - poco más sabía yo. Intenté seguir canalizando magia de sanación a Zaphira para meorar su estado mientras que Sean procedía a encargarse de usar su magia blanca contra la maldición, para así trabajar como un equipo. - ¿Has hecho esto antes? - pregunté a Sean mientras guiaba su mano, refiriéndome a lo de quitar maldiciones. Podía sonar a otra cosa, pero en ese preciso momento no lo pensé
- Matvey está en quirófano, Catherine. Al parecer estaba tan agotado que se le descontroló un demonio durante el exorcismo. Se pondrá bien. - tranquilicé a la muchacha, a sabiendas de que Matvey era lo más parecido a familia que le quedaba.
Me sorprendió que Sean no quisiera que despertasen a Zaphira, y mucho más que insinuase que Cath le leyese la mente. Tal vez quería hacerlo por la fuerza. - Hay que sacarle ya la información, Sean. Ella no va a contarla sin más, es muy esquiva. - murmuré mirando a la dragona con preocupación, pensando en lo mal que se iba a tomar el secuestro. - Yo no soy experto en maldiciones con magia negra, pero si puedo tratar maldiciones de tipo necrosis. No tiene nada de eso. No te preocupes. - tranquilicé a Sean poniendo una mano en su hombro mientras que él despojaba a la dragona de la armadura.
- ¿Sospechas eso por lo agresiva que estaba? ¿crees que el espíritu puede haberse metido en ella? - sentí un escalofrío al imaginarlo, no podía ver cuando expulsaron al Pendragon, así que no me enteré con detalle de la situación. Suspiré abrumado, mirando después a Catherine extrañado cuando dijo lo de Adam. - Yo no he mencionado nada de Adam. ¿quién te ha dicho algo de eso? yo no vi nada, solo sé que Jack lo mandó buscar para aclarar lo que había pasado. - poco más sabía yo. Intenté seguir canalizando magia de sanación a Zaphira para meorar su estado mientras que Sean procedía a encargarse de usar su magia blanca contra la maldición, para así trabajar como un equipo. - ¿Has hecho esto antes? - pregunté a Sean mientras guiaba su mano, refiriéndome a lo de quitar maldiciones. Podía sonar a otra cosa, pero en ese preciso momento no lo pensé
- Matvey está en quirófano, Catherine. Al parecer estaba tan agotado que se le descontroló un demonio durante el exorcismo. Se pondrá bien. - tranquilicé a la muchacha, a sabiendas de que Matvey era lo más parecido a familia que le quedaba.
no pude decir demasiado ante el argumento de Catherine sobre depositar su confianza en las personas equivocadas, incluso viniendo de su propia familia algo muy contrario a mi pues nunca me había sentido mal con mis padres o la gente a mi alrededor y siempre contaba con la dragona. Nuestra conversación se vio interrumpida por aquel patronus de Sofía advirtiendo sobre la invasión -Debemos darnos prisa-
En el momento que llegó Lucio con Zaphira todo se complicó un poco más, parecía que las cosas iban a peor, tanto Catherine como yo estuvimos de acuerdo en no despertarla pues la energía que emanaba no era nada bueno, Catherine confirmó mis sospechas y actué de forma rápida, separando la espada de ella, no la había visto pero la morena confirmó la fuente de aquella maldición y la energía oscura para después encerrar el acero en un lugar seguro.
Catherine estableció la conexión mental conmigo, fue cuando pude ver las marcas en el rostro de la peliblanca, no tenía buen aspecto a pesar de ser siempre tan regia pero la mano de Lucio me ayudaba, sabía que siempre estaba conmigo para apoyarme -Está muy mal... esa cosa consume su energía, de momento quiero curarla, sé que es importante la información pero no quiero forzarla hasta que haya agotado todos los recursos- me centré en su imagen mientras me preparaba para realizar la invocación de mi elemental, me partía el corazón verla así. negué con la cabeza ante la pregunta sobre el espíritu -No la he visto desde la reunión pero no es agresividad... es miedo, sabía que algo andaba mal desde que te pregunté si la veías rara desde aquella profecía-
Mientras ellos hablaban sobre Adam yo me centraba en mi elemental, la habitación pareció oscurecer por un momento mientras a mi alrededor se formaba un círculo de luz con distintas inscripciones, cuando estuvo completo una hermosa mujer emergió de él, de largos cabellos y con una espada en su mano, una que yo no había visto pero Catherine si, momentos antes en el comedor de su casa.
La mujer parecía saber lo que ocurría, acercándose a Zaphira para pasar su mano sobre la mejilla de la dragona mientras yo aprovechaba para contestarle a Lucio -Nadie ha necesitado nunca de mi ayuda... no de esta manera, solo espero que todo salga bien... - me aparté de Zaphira para dibujar un nuevo círculo mágico en el suelo que brillaba y se iba completando a medida que recitaba el hechizo, la dama del lago tomó a la dragona para posicionarse con ella en mitad de aquel círculo y en cuanto la posición fue correcta una brisa fresca como las primeras de la primavera recorrió el lugar, levanté mis manos y el ritual dio inicio.
Mi voz sonaba en un tono suave, amable mientras las palabras que salían de mis labios provocaban que aquella brisa se tornara de un tono dorado y envolvían a Zaphira... todo muy bonito hasta que aquella energía negativa empezaba a resistirse, la dragona despertó entre gritos desgarradores, revolviéndose de un lado a otro pero la dama del lago se encargó de sujetarla con fuerza. Un aura negra palpitante empezó a salir del pecho de Zaphira y cuanto más grande se hacía más gritaba la dragona, era como si le estuviera extirpando una parte de ella, estaba totalmente arraigado en su alma, como si llevara años cargando con aquella cosa.
"Demasiado peso sobre sus hombros, tanto que la estaba llevando hasta el fondo"
Aquella voz melodiosa resonó en mi cabeza, no era la de nadie en la sala, jamás la había escuchado... pero los gritos de dolor de Zaphira me distraían, era demasiado para mi, quería detenerme, bajar los brazos, no podía seguir haciéndole daño y de nuevo la voz.
"no te rindas muchacho... ella lo necesita, es fuerte, puede soportarlo"
-Cath.. ¿La escuchas?- pregunté a la morena por si me estaba volviendo loco, Lucio seguía canalizando su magia de curación hacia ella pero la cantidad que estaba gastando yo era demasiada.
"sigue Sean, ya queda poco"
Dijo aquella voz de nuevo, cerré los ojos concentrándome en el hechizo hasta que la masa negra abandonó del todo a Zaphira haciendo que sus gritos cesaran dejándola exhausta mientras la dama la dejaba delicadamente en el suelo. el chapapote negro cayo al suelo, palpitaba como si estuviera vivo y de repente empezó a moverse, de forma inmediata el elemental reaccionó y clavó la espada sin piedad y con fuerza, se escuchó un grito agudo y de repente desapareció.
En el momento que llegó Lucio con Zaphira todo se complicó un poco más, parecía que las cosas iban a peor, tanto Catherine como yo estuvimos de acuerdo en no despertarla pues la energía que emanaba no era nada bueno, Catherine confirmó mis sospechas y actué de forma rápida, separando la espada de ella, no la había visto pero la morena confirmó la fuente de aquella maldición y la energía oscura para después encerrar el acero en un lugar seguro.
Catherine estableció la conexión mental conmigo, fue cuando pude ver las marcas en el rostro de la peliblanca, no tenía buen aspecto a pesar de ser siempre tan regia pero la mano de Lucio me ayudaba, sabía que siempre estaba conmigo para apoyarme -Está muy mal... esa cosa consume su energía, de momento quiero curarla, sé que es importante la información pero no quiero forzarla hasta que haya agotado todos los recursos- me centré en su imagen mientras me preparaba para realizar la invocación de mi elemental, me partía el corazón verla así. negué con la cabeza ante la pregunta sobre el espíritu -No la he visto desde la reunión pero no es agresividad... es miedo, sabía que algo andaba mal desde que te pregunté si la veías rara desde aquella profecía-
Mientras ellos hablaban sobre Adam yo me centraba en mi elemental, la habitación pareció oscurecer por un momento mientras a mi alrededor se formaba un círculo de luz con distintas inscripciones, cuando estuvo completo una hermosa mujer emergió de él, de largos cabellos y con una espada en su mano, una que yo no había visto pero Catherine si, momentos antes en el comedor de su casa.
La mujer parecía saber lo que ocurría, acercándose a Zaphira para pasar su mano sobre la mejilla de la dragona mientras yo aprovechaba para contestarle a Lucio -Nadie ha necesitado nunca de mi ayuda... no de esta manera, solo espero que todo salga bien... - me aparté de Zaphira para dibujar un nuevo círculo mágico en el suelo que brillaba y se iba completando a medida que recitaba el hechizo, la dama del lago tomó a la dragona para posicionarse con ella en mitad de aquel círculo y en cuanto la posición fue correcta una brisa fresca como las primeras de la primavera recorrió el lugar, levanté mis manos y el ritual dio inicio.
Mi voz sonaba en un tono suave, amable mientras las palabras que salían de mis labios provocaban que aquella brisa se tornara de un tono dorado y envolvían a Zaphira... todo muy bonito hasta que aquella energía negativa empezaba a resistirse, la dragona despertó entre gritos desgarradores, revolviéndose de un lado a otro pero la dama del lago se encargó de sujetarla con fuerza. Un aura negra palpitante empezó a salir del pecho de Zaphira y cuanto más grande se hacía más gritaba la dragona, era como si le estuviera extirpando una parte de ella, estaba totalmente arraigado en su alma, como si llevara años cargando con aquella cosa.
"Demasiado peso sobre sus hombros, tanto que la estaba llevando hasta el fondo"
Aquella voz melodiosa resonó en mi cabeza, no era la de nadie en la sala, jamás la había escuchado... pero los gritos de dolor de Zaphira me distraían, era demasiado para mi, quería detenerme, bajar los brazos, no podía seguir haciéndole daño y de nuevo la voz.
"no te rindas muchacho... ella lo necesita, es fuerte, puede soportarlo"
-Cath.. ¿La escuchas?- pregunté a la morena por si me estaba volviendo loco, Lucio seguía canalizando su magia de curación hacia ella pero la cantidad que estaba gastando yo era demasiada.
"sigue Sean, ya queda poco"
Dijo aquella voz de nuevo, cerré los ojos concentrándome en el hechizo hasta que la masa negra abandonó del todo a Zaphira haciendo que sus gritos cesaran dejándola exhausta mientras la dama la dejaba delicadamente en el suelo. el chapapote negro cayo al suelo, palpitaba como si estuviera vivo y de repente empezó a moverse, de forma inmediata el elemental reaccionó y clavó la espada sin piedad y con fuerza, se escuchó un grito agudo y de repente desapareció.
Zaphira Eire

Raza
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Nacionalidad
Lucio me había drogado... era lo último que recordaba desde que caí en un profundo sueño, ya se enteraría cuando despertara, si lo conseguía, pues si había estado sin dormir tanto tiempo no era por nada, a mi no me hacía falta un paseo por el infierno para sufrir con mis propios demonios.
Las voces que venían de la espada alimentaban mis miedos, mis inseguridades, mi ira y hasta ese momento era lo que me había empujado a seguir adelante, el odio hacia los Pendragon y mis ansias de venganza pero el miedo me hacía pensar de forma errática y sin perspectiva.
Llegó un momento que me sentí más ligera, a punto de abrir los ojos pero no pude, en su lugar escuchaba voces, me moví levemente intentando escucharlas ¿Estaba soñando? no, era real, la voz de Sean sonaba preocupada, también estaba lucio, podía olerlo y a lo lejos, Catherine. El sonido del metal contra el suelo y el movimiento de mi cuerpo además de la ligereza me indicaba que me estaban quitando la armadura "No! no lo hagas Sean!" gritaba en mi mente pues de mis labios no salía una sola palabra, usé todas mis fuerzas para evitar que me quitaran la espada pero fue inútil, nada podía hacer en mi estado.
Escuché a Sean recitar un hechizo pero no supe lo que era hasta que el dolor invadía mi cuerpo, me quemaba desde lo más profundo y me desgarraba desde dentro "No puedes confiar en nadie! te han traicionado!" decía mi propia voz pero la escuchaba lejos, como si ya no viniera de mi sino de fuera. Al final abrí los ojos, gritaba, intentaba liberarme pero algo me sujetaba, mis manos se transformaron dejando ver las garras de un dragón, mis dientes crecieron y los gritos se convirtieron en rugidos mientras aquella cosa salía de mi pecho y de repente nada.
Volví a caer por un par de minutos, aún me dolía el cuerpo pero podía respirar, me sentía ligera y tranquila. Abrí los ojos por un breve instante y pude ver una figura que reconocía, era un recuerdo de mi infancia -Lady Viviane...- la mujer sonrió acercándose para darme un beso en la frente y así sumirme en un sueño profundo, esta vez uno agradable, me reía, corría entre la hierba alta y tenía el aspecto de una cría de tres años, me miraba en el reflejo de un lago, a mi lado mi padre y del agua emergía aquella mujer con una sonrisa amable que me tomaba en brazos y me enseñaba las torres del castillo de Camelot.
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La imagen de la mujer dejó a la dragona descansar para después girarse hasta los otros tres, proyectando su voz en la mente de cada uno de ellos
"Se acercan tiempos oscuros para la casa de Merlín y quienes comparten el peso de esta isla sobre sus hombros... Yo entregué la espada a los de la sangre del dragón muchas lunas atrás, su corazón era puro, valeroso y digno de guiar a sus súbditos por el buen camino, pero el alma de los hombres se corrompe con facilidad y el linaje del orgulloso dragón ha caído en desgracia..."
hubo una pausa y desde la capa de Sean salió la espada, una exactamente igual a la que poseía la dama del lago
"Mi bendición se encuentra dentro de Excálibur, la magia es pura pero bien puede ser usada para fines oscuros y los pendragon intentarán recuperarla, mantenla siempre cerca, sangre de mi sangre y te protegerá"
El acero se posó en las manos del mago y entonces la imagen de la mujer empezó a desvanecerse mientras daba su último aviso
"Los dragones no vienen solos, los traidores los acompañan y marchan a su lado, manteneos siempre firmes y no dudéis de vuestros aliados ni de vuestros pasos... Solo el fiel dragón podrá iluminar el camino de la incertidumbre"
dicho eso, desapareció.
Las voces que venían de la espada alimentaban mis miedos, mis inseguridades, mi ira y hasta ese momento era lo que me había empujado a seguir adelante, el odio hacia los Pendragon y mis ansias de venganza pero el miedo me hacía pensar de forma errática y sin perspectiva.
Llegó un momento que me sentí más ligera, a punto de abrir los ojos pero no pude, en su lugar escuchaba voces, me moví levemente intentando escucharlas ¿Estaba soñando? no, era real, la voz de Sean sonaba preocupada, también estaba lucio, podía olerlo y a lo lejos, Catherine. El sonido del metal contra el suelo y el movimiento de mi cuerpo además de la ligereza me indicaba que me estaban quitando la armadura "No! no lo hagas Sean!" gritaba en mi mente pues de mis labios no salía una sola palabra, usé todas mis fuerzas para evitar que me quitaran la espada pero fue inútil, nada podía hacer en mi estado.
Escuché a Sean recitar un hechizo pero no supe lo que era hasta que el dolor invadía mi cuerpo, me quemaba desde lo más profundo y me desgarraba desde dentro "No puedes confiar en nadie! te han traicionado!" decía mi propia voz pero la escuchaba lejos, como si ya no viniera de mi sino de fuera. Al final abrí los ojos, gritaba, intentaba liberarme pero algo me sujetaba, mis manos se transformaron dejando ver las garras de un dragón, mis dientes crecieron y los gritos se convirtieron en rugidos mientras aquella cosa salía de mi pecho y de repente nada.
Volví a caer por un par de minutos, aún me dolía el cuerpo pero podía respirar, me sentía ligera y tranquila. Abrí los ojos por un breve instante y pude ver una figura que reconocía, era un recuerdo de mi infancia -Lady Viviane...- la mujer sonrió acercándose para darme un beso en la frente y así sumirme en un sueño profundo, esta vez uno agradable, me reía, corría entre la hierba alta y tenía el aspecto de una cría de tres años, me miraba en el reflejo de un lago, a mi lado mi padre y del agua emergía aquella mujer con una sonrisa amable que me tomaba en brazos y me enseñaba las torres del castillo de Camelot.
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La imagen de la mujer dejó a la dragona descansar para después girarse hasta los otros tres, proyectando su voz en la mente de cada uno de ellos
"Se acercan tiempos oscuros para la casa de Merlín y quienes comparten el peso de esta isla sobre sus hombros... Yo entregué la espada a los de la sangre del dragón muchas lunas atrás, su corazón era puro, valeroso y digno de guiar a sus súbditos por el buen camino, pero el alma de los hombres se corrompe con facilidad y el linaje del orgulloso dragón ha caído en desgracia..."
hubo una pausa y desde la capa de Sean salió la espada, una exactamente igual a la que poseía la dama del lago
"Mi bendición se encuentra dentro de Excálibur, la magia es pura pero bien puede ser usada para fines oscuros y los pendragon intentarán recuperarla, mantenla siempre cerca, sangre de mi sangre y te protegerá"
El acero se posó en las manos del mago y entonces la imagen de la mujer empezó a desvanecerse mientras daba su último aviso
"Los dragones no vienen solos, los traidores los acompañan y marchan a su lado, manteneos siempre firmes y no dudéis de vuestros aliados ni de vuestros pasos... Solo el fiel dragón podrá iluminar el camino de la incertidumbre"
dicho eso, desapareció.
Catherine se mantuvo en silencio mientras Sean y Lucio intercambiaban palabras. Intentó establecer de nuevo su conexión con Ian pero parecía que algo fallaba. Estaba empezando a preocuparse. ¿Y si alguien le había hecho daño? ¿Y si tenían a Aedan? La mujer tensó la mandíbula mientras intentaba controlar sus nervios. Pero no logró hablar con Chloe porque fue Lucio quien la interrumpió, la morena levantó sus orbes profundas hacia Lucio y desvió la mirada hacia Zaphira -Me lo ha gritado Zaphira cuando le dije que, probablemente, si nos hubiese avisado con anticipación Desmond podría seguir vivo- Dijo, sincera. Si había algo que Catherine tenía era que le costaba horrores mentir, aunque la verdad hiciera más daño -No lo creo. Para serte sincera. Adam no será muy comunicativo ni empático, como yo, pero sabiendo que era mi hermano no lo habría matado. No obstante, sé que probablemente lo atacó para neutralizarlo…- Dejó un espacio de silencio -Como la mitad del Consejo- Mencionó mirando hacia Lucio con mucho significado.
Pero aquello no se alargó mucho más porque la Dama del Lago apareció ante sus ojos, Catherine entrecerró la mirad ante el brillo que tenía aquella mujer. No estaba acostumbrada a tanta luz. Sus propias invocaciones eran mucho más…Pues eso, oscuras. Se fijó en la espada y miró hacia Sean ¿Se la había sacado del bolsillo? -Todo va a salir bien porque es en momentos de crisis cuando nos probamos a nosotros mismos y crecemos- Expresó la morena mientras se alejaba escuchando luego lo de Matvey. Eso la hizo girarse sobre sus talones y mirar a Lucio con el rostro desencajado, cerró los ojos dos segundos antes de volver a girarse e ir a su despacho. Mantenía la conexión con Sean así que le mostró dónde guardaba la espada. Era una mesa en la que la espada quedó suspendida y fue cubierta por un frasco de cristal en el que Catherine dibujó unas runas, murmuró unas palabras y pronto la espada empezó a girar sobre si misma. Al principio no parecía que ocurriera nada pero, por supuesto, la energía demoníaca que había absorbido era muy grande. Tardaría lo suyo. La bruja observó de nuevo el objeto antes de retirarse y dejarlo trabajando.
Al entrar de nuevo a la estancia no se inmuto ante los gritos de Zaphira, tampoco su transformación, sino que observó el ritual con curiosidad. Entonces escuchó la voz de la mujer en la cabeza de Sean y levantó la mirada hacia la figura alzando las cejas -Sí- Musitó Catherine con el ceño levemente fruncido -Pero sólo porque tengo mi conexión mental contigo. Considero que no es para mí- Indicó y cortó su conexión mental para luego establecer una con Lucio y así expresar su preocupación. “Necesitamos devolverle la vista a Sean. Me ha dicho que pretendias estudiar la curación con lágrimas de fénix. Ayer es tarde, Lucio”
-Donovan, busca a Rubí- Indicó y el cuervo, que había ingresado silenciosamente en la sala, lanzó un graznido y se fue en busca del ave de Sean. Al salir, Catherine oyó de nuevo la voz y se le erizó la piel. Vio la espada y entendió que lo de la Dama era una réplica o ilusión. Sus consejos fueron bien recibidos y cuando escuchó lo de los traidores miró hacia la ventana, hacia los Campos de Cultivo. ¿La avanzada? ¿Traidores? Parpadeó para luego entrecerrar los ojos, cuando se volvió ya el resplandor de la dama no estaba -Necesitamos hacer mucha investigación y prepararnos para la batalla- Indicó y miró a Sean -Con la dragona fiel se refiere a Zaphira, es evidente. La espada pesa demasiado para que tú la uses y aún no recuperas la vista. Déjasela mientras nosotros hacemos lo que sabemos hacer, Sean… Magia-Sonrió de lado y como él no podía verla, dibujó su propia imagen en la mente de él mientras le tomaba la mano.
Ya tenían una misión.
Una misión que duraría siete días y sus noches.
Pero aquello no se alargó mucho más porque la Dama del Lago apareció ante sus ojos, Catherine entrecerró la mirad ante el brillo que tenía aquella mujer. No estaba acostumbrada a tanta luz. Sus propias invocaciones eran mucho más…Pues eso, oscuras. Se fijó en la espada y miró hacia Sean ¿Se la había sacado del bolsillo? -Todo va a salir bien porque es en momentos de crisis cuando nos probamos a nosotros mismos y crecemos- Expresó la morena mientras se alejaba escuchando luego lo de Matvey. Eso la hizo girarse sobre sus talones y mirar a Lucio con el rostro desencajado, cerró los ojos dos segundos antes de volver a girarse e ir a su despacho. Mantenía la conexión con Sean así que le mostró dónde guardaba la espada. Era una mesa en la que la espada quedó suspendida y fue cubierta por un frasco de cristal en el que Catherine dibujó unas runas, murmuró unas palabras y pronto la espada empezó a girar sobre si misma. Al principio no parecía que ocurriera nada pero, por supuesto, la energía demoníaca que había absorbido era muy grande. Tardaría lo suyo. La bruja observó de nuevo el objeto antes de retirarse y dejarlo trabajando.
Al entrar de nuevo a la estancia no se inmuto ante los gritos de Zaphira, tampoco su transformación, sino que observó el ritual con curiosidad. Entonces escuchó la voz de la mujer en la cabeza de Sean y levantó la mirada hacia la figura alzando las cejas -Sí- Musitó Catherine con el ceño levemente fruncido -Pero sólo porque tengo mi conexión mental contigo. Considero que no es para mí- Indicó y cortó su conexión mental para luego establecer una con Lucio y así expresar su preocupación. “Necesitamos devolverle la vista a Sean. Me ha dicho que pretendias estudiar la curación con lágrimas de fénix. Ayer es tarde, Lucio”
-Donovan, busca a Rubí- Indicó y el cuervo, que había ingresado silenciosamente en la sala, lanzó un graznido y se fue en busca del ave de Sean. Al salir, Catherine oyó de nuevo la voz y se le erizó la piel. Vio la espada y entendió que lo de la Dama era una réplica o ilusión. Sus consejos fueron bien recibidos y cuando escuchó lo de los traidores miró hacia la ventana, hacia los Campos de Cultivo. ¿La avanzada? ¿Traidores? Parpadeó para luego entrecerrar los ojos, cuando se volvió ya el resplandor de la dama no estaba -Necesitamos hacer mucha investigación y prepararnos para la batalla- Indicó y miró a Sean -Con la dragona fiel se refiere a Zaphira, es evidente. La espada pesa demasiado para que tú la uses y aún no recuperas la vista. Déjasela mientras nosotros hacemos lo que sabemos hacer, Sean… Magia-Sonrió de lado y como él no podía verla, dibujó su propia imagen en la mente de él mientras le tomaba la mano.
Ya tenían una misión.
Una misión que duraría siete días y sus noches.
Guardé silencio cuando Catherine hizo la anotación sobre atacar a su hermano para neutralizarlo, pues era cierto que Adam no era el único que había atacado. No supe qué decir. Yo sabía que no lo había dañado, pero no estaba tan seguro de lo que habían hecho Jack, o Sofía, entre otros. No pude ver por culpa del efecto de cegado de aquel anillo. Habría que resolverlo más adelante.
Observé a Zaphira con gesto pensativo mientras que Sean comentaba que llevaba así de rara desde la profecía, cosa en la que le daba la razón. Llevaba tiempo callando, seguro que esa presión la estaba llevando a su límite. Además parecía que o la armadura o la espada la estaban mermando, pero no tenía ni idea de dónde las había obtenido. Seguí atentamente el ritual de Sean para liberar a Zaphira de aquella aura oscura que la envolvía, estremeciéndome un poco atemorizado cuando comenzó a salir de ella esa aura negra. Los gritos de la dragona daban cuenta de lo que estaba sufriendo. - ¿De dónde ha salido todo eso? - murmuré perplejo, acercándome más a Sean por si necesitaba mi ayuda. Me quedé boquiabierto ante la forma del elemental de luz de Sean, y mucho más al escucharla hablar. La etérea mujer parecía plenamente consciente de la situación.
- ¿La conoce? - pregunté a Sean tras escuchar a Zaphira susurrando el nombre de la mujer, pensando en que el nombre me era muy familiar. No tardé más de unos segundos en relacionarlo con Merlín, el antepasado de Sean. Tampoco tardó en confirmarlo la áurea figura que se dirigió a nosotros. Ella entregó la espada a los Pendragon. - Excalibur... - creí que se había perdido hacia mucho tiempo, pero no era así. Nuestros temores eran ciertos, los Pendragon ya estaban aquí, ya no quedaba duda alguna. - El fiel dragón. Habla de Zaphira. - suspiré con resignación cuando el elemental desapareció, sin saber por dónde íbamos a empezar.
- Vas a necesitar los cinco sentidos para la batalla que se avecina. Prometo devolverte la vista en los próximos días, cueste lo que cueste. - Tomé a Sean con firmeza de la mano, después de cargar a Zaphira al hombro.Tras eso pude desaparecerme de la casa de Catherine, llevándome conmigo a Sean y a Zaphira.
Observé a Zaphira con gesto pensativo mientras que Sean comentaba que llevaba así de rara desde la profecía, cosa en la que le daba la razón. Llevaba tiempo callando, seguro que esa presión la estaba llevando a su límite. Además parecía que o la armadura o la espada la estaban mermando, pero no tenía ni idea de dónde las había obtenido. Seguí atentamente el ritual de Sean para liberar a Zaphira de aquella aura oscura que la envolvía, estremeciéndome un poco atemorizado cuando comenzó a salir de ella esa aura negra. Los gritos de la dragona daban cuenta de lo que estaba sufriendo. - ¿De dónde ha salido todo eso? - murmuré perplejo, acercándome más a Sean por si necesitaba mi ayuda. Me quedé boquiabierto ante la forma del elemental de luz de Sean, y mucho más al escucharla hablar. La etérea mujer parecía plenamente consciente de la situación.
- ¿La conoce? - pregunté a Sean tras escuchar a Zaphira susurrando el nombre de la mujer, pensando en que el nombre me era muy familiar. No tardé más de unos segundos en relacionarlo con Merlín, el antepasado de Sean. Tampoco tardó en confirmarlo la áurea figura que se dirigió a nosotros. Ella entregó la espada a los Pendragon. - Excalibur... - creí que se había perdido hacia mucho tiempo, pero no era así. Nuestros temores eran ciertos, los Pendragon ya estaban aquí, ya no quedaba duda alguna. - El fiel dragón. Habla de Zaphira. - suspiré con resignación cuando el elemental desapareció, sin saber por dónde íbamos a empezar.
- Vas a necesitar los cinco sentidos para la batalla que se avecina. Prometo devolverte la vista en los próximos días, cueste lo que cueste. - Tomé a Sean con firmeza de la mano, después de cargar a Zaphira al hombro.Tras eso pude desaparecerme de la casa de Catherine, llevándome conmigo a Sean y a Zaphira.
Mis alas batieron frente a una de las casas hasta que clavé las zarpas en el suelo de la terraza. Los muebles que se encontraban en ese lugar salieron despedidos y parte del edificio se resquebrajó bajo mi peso.
Las órdenes eran claras y no dudé en cumplirlas.
Incliné mi cabeza hacia la ventana y descargué el aliento de hielo, haciendo que el cristal se rompiese en mil pedazos y se esparciesen por el interior del hogar.
Varias bocanadas más de hielo salieron seguidamente de mi garganta, invadiendo el interior sin piedad.
Tras ello comencé a mover mis aladas haciendo que la estructura helada se despedazase en parte y tomé impulso para alzar el vuelo con lo que el resto de la terraza se vino abajo mientras volvía junto a mi señor.
Las órdenes eran claras y no dudé en cumplirlas.
Incliné mi cabeza hacia la ventana y descargué el aliento de hielo, haciendo que el cristal se rompiese en mil pedazos y se esparciesen por el interior del hogar.
Varias bocanadas más de hielo salieron seguidamente de mi garganta, invadiendo el interior sin piedad.
Tras ello comencé a mover mis aladas haciendo que la estructura helada se despedazase en parte y tomé impulso para alzar el vuelo con lo que el resto de la terraza se vino abajo mientras volvía junto a mi señor.
Los días que siguieron a la visita al calabozo no fueron demasiado buenos. Chloe estaba apagada en comparación con como solía ser ella, y apenas quiso comunicarse conmigo. Se fue al hospital a trabajar en turnos de 24 horas para ayudar en todo lo que pudiese, y de paso olvidarse de que nuestro padre estaba en los calabozos acusado de matar a Desmond. Tampoco fue fácil para mí estar con Catherine después de aquello, era una situación dolorosa e incómoda para ambos. Ella encontró algo de distracción atendiendo los asuntos del Consejo, y yo me quedé en casa al cuidado de Aedan, que era feliz en su inocencia infantil. Jugar con él también me ayudó a no pensar demasiado en todo lo que teníamos encima, como lo de S.A.M, o la amenaza de los Pendragon en la que ahora estaba metido por tener una mujer y un hijo Le fay. También sentía lástima por mi padre, seguía pareciéndome incomprensible que se le hubiese podido ir la mano de ese modo defendiendo a Catherine y al nieto.
Estaba en el salón jugando con Aedan cuando me pareció escuchar el rugido cercano de varios dragones. Fui a levantarme de la alfombra en la que estábamos para ir a la ventana a asomarme, pero antes de poder hacerlo me encontré con las fauces de un dragón blanco. Apenas tuve margen de un segundo para reaccionar, por lo que no pude ni desaparecerme. Mi instinto me llevó a proteger a Aedan con mi cuerpo, abrazándolo contra mi pecho mientras daba la espalda a la ventana. Una masa enorme de hielo hizo estallar los cristales, invadiendo violentamente el interior de la casa y estallando después en pedazos con el aleteo. Después la estructura de la terraza se vino abajo, por lo que quedamos sepultados bajo el hielo y los escombros de la viviendo. El llanto de Aedan fue lo último que escuché antes de perder el conocimiento en aquella prisión de hielo.
Estaba en el salón jugando con Aedan cuando me pareció escuchar el rugido cercano de varios dragones. Fui a levantarme de la alfombra en la que estábamos para ir a la ventana a asomarme, pero antes de poder hacerlo me encontré con las fauces de un dragón blanco. Apenas tuve margen de un segundo para reaccionar, por lo que no pude ni desaparecerme. Mi instinto me llevó a proteger a Aedan con mi cuerpo, abrazándolo contra mi pecho mientras daba la espalda a la ventana. Una masa enorme de hielo hizo estallar los cristales, invadiendo violentamente el interior de la casa y estallando después en pedazos con el aleteo. Después la estructura de la terraza se vino abajo, por lo que quedamos sepultados bajo el hielo y los escombros de la viviendo. El llanto de Aedan fue lo último que escuché antes de perder el conocimiento en aquella prisión de hielo.
Al derribar la puerta del piso Le Fay que también había resultado afectado Amaya descubrió que no había fuego ninguno lo que le pilló desprevenida...Pero al entrar un poco más pudo sentir el frío colarse por su armadura y la ropa debajo de esta
-Pero que.... Joder...- Espetó mientras avanzaban -¿Este de quien era?- Alguien le confirmó que era de Catherine Le Fay -¿Casada con un hijo, no?- Otro soldado se lo confirmó y Amaya con un par de señas señaló el lugar para que hiciera una revisión exhaustiva. Después de 10 minutos alguien gritó y Amaya fue hasta allí encontrando al esposo de la Le Fay hecho una bola...Una bola que gimoteaba -Están vivos- Soltó y entre todos procuraron romper el hielo con cuidado para poder sacarlos con seguridad. El padre estaba desmayado pero el niño empezó a llorar con más fuerza. Amaya lo cogió en brazos y trató de calmarlo -Nos vamos al hospital. Candance, informa a la Descendiente Le Fay- Una vez dada la orden todos desaparecieron. No iban a limpiar el piso. Ese no era su trabajo.
-Pero que.... Joder...- Espetó mientras avanzaban -¿Este de quien era?- Alguien le confirmó que era de Catherine Le Fay -¿Casada con un hijo, no?- Otro soldado se lo confirmó y Amaya con un par de señas señaló el lugar para que hiciera una revisión exhaustiva. Después de 10 minutos alguien gritó y Amaya fue hasta allí encontrando al esposo de la Le Fay hecho una bola...Una bola que gimoteaba -Están vivos- Soltó y entre todos procuraron romper el hielo con cuidado para poder sacarlos con seguridad. El padre estaba desmayado pero el niño empezó a llorar con más fuerza. Amaya lo cogió en brazos y trató de calmarlo -Nos vamos al hospital. Candance, informa a la Descendiente Le Fay- Una vez dada la orden todos desaparecieron. No iban a limpiar el piso. Ese no era su trabajo.
Después de que “hiciera su propia fiesta”, Ian se había ido a dormir, ella había fingido que lo hacía. Cuando comprobó que estaba dormido se levantó de la cama y se fue a su despacho, no sin antes pasar por el dormitorio de Aedan y vigilar que todo estuviera bien. En el despacho abrió la ventana, le gustaba que el clima invernal ingresara a la habitación porque la hacía sentir más despierta. Las últimas noches se las había pasado leyendo, o intentando, los libros que le había pedido prestados a Sean. Eran exactamente lo que buscaba. No obstante, aquella noche iba a por otra cosa.
Sacó el libro que había cogido del cuarto de Desmond hace unos días, hablaba sobre las instituciones políticas del mundo muggle y también la organización política del lado mágico. Se asemejaban en muchos casos y en otros no tanto. Existían distintos poderes: legislativo, jurídico y ejecutivo. Eso le parecía muy interesante ya que podría servir aquella entidad híbrida. Siempre híbrida, nunca homogénea total. Empezó a tomar nota en los pergaminos que ya había escrito días anteriores, corrigiendo algunos detalles mientras las ideas volaban por su cabeza. Incanta hizo acto de presencia y se subió a su regazo, Catherine acarició a la gata distraídamente mientras peleaba con la lectura de una palabra.
El graznido de Donovan la hizo mirar hacia la ventana, hacia la luna en específico. Al verla contó los días que faltaban para luna llena y suspiró, dejó el tema de lado y se enfocó en lo que estaba haciendo hasta ya entrada la madrugada. Recogió todo lentamente dándose cuenta de que estaba demasiado agotada para seguir haciendo aquello. Cerró la ventana con cuidado. La boda y los tacones habían hecho que le dolieran los pies. Pero al menos ya tenia una idea en mente que mañana discutiría con alguien a quien nunca creyó que pediría consejo: Blair O’conell.
Volvió sobre sus pasos y se metió de nuevo en la cama, que estaban mucho más calentita de lo que esperaba pero era evidente después de haber estado en el despacho. Cerró los ojos y se dejó caer en el mundo de los sueños.
Sacó el libro que había cogido del cuarto de Desmond hace unos días, hablaba sobre las instituciones políticas del mundo muggle y también la organización política del lado mágico. Se asemejaban en muchos casos y en otros no tanto. Existían distintos poderes: legislativo, jurídico y ejecutivo. Eso le parecía muy interesante ya que podría servir aquella entidad híbrida. Siempre híbrida, nunca homogénea total. Empezó a tomar nota en los pergaminos que ya había escrito días anteriores, corrigiendo algunos detalles mientras las ideas volaban por su cabeza. Incanta hizo acto de presencia y se subió a su regazo, Catherine acarició a la gata distraídamente mientras peleaba con la lectura de una palabra.
El graznido de Donovan la hizo mirar hacia la ventana, hacia la luna en específico. Al verla contó los días que faltaban para luna llena y suspiró, dejó el tema de lado y se enfocó en lo que estaba haciendo hasta ya entrada la madrugada. Recogió todo lentamente dándose cuenta de que estaba demasiado agotada para seguir haciendo aquello. Cerró la ventana con cuidado. La boda y los tacones habían hecho que le dolieran los pies. Pero al menos ya tenia una idea en mente que mañana discutiría con alguien a quien nunca creyó que pediría consejo: Blair O’conell.
Volvió sobre sus pasos y se metió de nuevo en la cama, que estaban mucho más calentita de lo que esperaba pero era evidente después de haber estado en el despacho. Cerró los ojos y se dejó caer en el mundo de los sueños.
El incidente de la boda no logró estropear el final del día, que acabamos en casa con nuestra propia celebración. Antes de eso habíamos acostado a Aedan en su cuarto, y dedicado algunos minutos a cambiar un poco los ánimos. Después de aquello una cosa llevó a la otra y al final nos vino bien tener a mano el producto estrella de Aldaron. La relajación posterior llevó al sueño, aunque ya no me di cuenta del momento en que ella se levantó para abandonar la cama. Me removí un poco cuando regresó, aunque sin llegar a despertarme. Giré para abrazarla por la espalda, volviendo a dormirme para el resto de la noche.
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La luz que se filtraba por las cortinas comenzó a despertarme poco a poco, sin prisa. La mañana debía estar ya bien entrada, pero no me importó demasiado. Subí las mantas para taparnos mejor, y me quedé un rato más en la posición en la que estaba, disfrutando de ese pequeño momento de paz junto a Catherine. Al menos las mañanas y las noches eran nuestras. No todas, pero casi. Aedan no tardaría en despertar, así que era de los pocos ratos a solas con los que contábamos. Apoyé un codo sobre el colchón para elevarme un poco, mientras con la otra mano apartaba el cabello de su cara. Dejé un beso en su hombro y después otro en el cuello, así hasta subir a su mejilla.
- Buenos díaas...- Si estaba en lo mejor del sueño igual me soltaba un codazo, pero correría el riesgo. - Si no fuera porque sé que casi no bebiste diría que tienes resaca. - murmuré en voz baja medio riéndome, dándole su tiempo para que se espabilase.
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La luz que se filtraba por las cortinas comenzó a despertarme poco a poco, sin prisa. La mañana debía estar ya bien entrada, pero no me importó demasiado. Subí las mantas para taparnos mejor, y me quedé un rato más en la posición en la que estaba, disfrutando de ese pequeño momento de paz junto a Catherine. Al menos las mañanas y las noches eran nuestras. No todas, pero casi. Aedan no tardaría en despertar, así que era de los pocos ratos a solas con los que contábamos. Apoyé un codo sobre el colchón para elevarme un poco, mientras con la otra mano apartaba el cabello de su cara. Dejé un beso en su hombro y después otro en el cuello, así hasta subir a su mejilla.
- Buenos díaas...- Si estaba en lo mejor del sueño igual me soltaba un codazo, pero correría el riesgo. - Si no fuera porque sé que casi no bebiste diría que tienes resaca. - murmuré en voz baja medio riéndome, dándole su tiempo para que se espabilase.
Lo que resta de noche lo durmió en paz, entre los brazos de Ian. En cuanto él se despertó lo supo y sonrió de lado cuando empezó a besarla, le pesaban los párpados aún pero al menos había descansado algo. Hoy se aclararía la agenda y dormiría una siesta junto a Aedan, eran las mejores si dormían los tres pero no sabía si Ian tenía algo en su agenda. Se giró, hasta apoyar la cabeza en su pecho y fue arrastrando las manos por este para obligarlo a acostarse en la cama y refugiarse entre sus brazos. Aún tenía sueño, podría dormir unas cuatro horas más
-Mmmm…- Se quejó un poco y terminó riéndose cuando dijo lo de la resaca -Algo…Me quedé estudiando- Murmuró, no iba a ocultarle información aunque estaba segura de que cuando comenzara a hablar vendrían una discusión sobre sus diferentes puntos de vista, que ella idealizaba cosas que nunca se iban a poder hacer realidad, etcétera, etcétera. Abrió un poco los ojos y estiró levemente las piernas. Le apetecía comer algo rico y probar otro de esos hechizos de Jo para hacer tortitas pero no quería levantarse de la cama. Rodeó a Ian con los brazos -Mmm…Ayer a Kyllian…Le ofrecí el piso Le Fay. Nadie lo va a usar y…para que coja polvo, mejor que lo usen Mérida y él- Le informó a Ian y alzó levemente la cabeza para mirarle y sonreírle -Así que me vas a tener que ayudar con el vacíado del piso-
Enredó las piernas con las de él y subió las mantas hasta cubrirse un poco más allá el cuello, sin demasiadas ganas de salir de allí a ningún lado. ¿Y si se pedía ese día y dormía un poco más? -¿Qué tienes que hacer hoy? ¿Algo de las misiones tal vez? ¿Te puedo ayudar en algo?- Preguntó, aclarándose un poco la garganta. Tal vez podrían quedar para cenar algo rico antes de hacer algo de almacenaje.
-Mmmm…- Se quejó un poco y terminó riéndose cuando dijo lo de la resaca -Algo…Me quedé estudiando- Murmuró, no iba a ocultarle información aunque estaba segura de que cuando comenzara a hablar vendrían una discusión sobre sus diferentes puntos de vista, que ella idealizaba cosas que nunca se iban a poder hacer realidad, etcétera, etcétera. Abrió un poco los ojos y estiró levemente las piernas. Le apetecía comer algo rico y probar otro de esos hechizos de Jo para hacer tortitas pero no quería levantarse de la cama. Rodeó a Ian con los brazos -Mmm…Ayer a Kyllian…Le ofrecí el piso Le Fay. Nadie lo va a usar y…para que coja polvo, mejor que lo usen Mérida y él- Le informó a Ian y alzó levemente la cabeza para mirarle y sonreírle -Así que me vas a tener que ayudar con el vacíado del piso-
Enredó las piernas con las de él y subió las mantas hasta cubrirse un poco más allá el cuello, sin demasiadas ganas de salir de allí a ningún lado. ¿Y si se pedía ese día y dormía un poco más? -¿Qué tienes que hacer hoy? ¿Algo de las misiones tal vez? ¿Te puedo ayudar en algo?- Preguntó, aclarándose un poco la garganta. Tal vez podrían quedar para cenar algo rico antes de hacer algo de almacenaje.
Reacomodé nuestra posición cuando ella se giró, estrechándola entre mis brazos. Apoyé mi mejilla contra su cabeza un momento, cerrando los ojos de nuevo. Aspiré levemente, pudiendo notar que todavía duraba el aroma a perfume, aunque prefería el suyo propio. Teniendo el olfato de los licántropos podría distinguirla a bastantes metros de distancia. Estaba tan a gusto que me parecía una lástima eso de tener que movernos para empezar el día. - ¿Estudiando? ¿de qué? ¿por qué? - volví a abrir el ojo, mirándola extrañado por eso de estudiar después de una boda. Tenía mucho sueño para pensar en eso ahora, pero me dio por acordarme de Lyran y lo mucho que me gustaba que él nos enseñase. No podía ser imparcial con él, pero seguramente era el mejor profesor que habíamos tenido.
- Ahh, cierto. Tu amigo y la chica de la Brigada. Yo les veo futuro. Me recuerdan a alguien...esperando un hijo sin haberlo planeado. - comenté con una sonrisa, bajando un poco la cabeza para mirarla. - Pues sí...mejor que se quede el piso alguien que lo vaya a usar. - admití con cierto tono de pena, pensando en sus hermanos cuando vivían ahí. Qué putada. Al menos ella pensaba en eso con ilusión, lo cual era bueno.
- Eso te hago la mudanza en un momento, y sin magia, que para algo entreno - cerré el puño y doblé el brazo, haciendo un poco el idiota para que se notase la bola del bíceps. Después relajé el brazo, y una de mis manos descendió a su pierna cuando ella la enredó con las mías. Una segunda parte de lo de la noche anterior no se me antojaba mala idea, pero tampoco sabía con cuanto tiempo contábamos hasta que se despertase Aedan. Ya era su hora.
- Puees...hoy había quedado con mi padre para entrenar. - no le había contado aún a Catherine qué era exactamente lo que estaba haciendo con él durante los últimos entrenamientos, porque era una magia un tanto arriesgada y no quería preocuparla. - Pero al margen de eso...poca cosa. La verdad es que no me siento demasiado útil cuando no estoy de misión. Parece que no hago nada importante ni ayudo en cosas que sirvan. - confesé en tono de voz algo resignado, era algo que me rondaba por la cabeza de vez en cuando. Noté que me había quedado un poco serio sin pretenderlo, así que decidí tomar su pregunta pero al revés. - ¿Puedo ayudarte yo a ti?
- Ahh, cierto. Tu amigo y la chica de la Brigada. Yo les veo futuro. Me recuerdan a alguien...esperando un hijo sin haberlo planeado. - comenté con una sonrisa, bajando un poco la cabeza para mirarla. - Pues sí...mejor que se quede el piso alguien que lo vaya a usar. - admití con cierto tono de pena, pensando en sus hermanos cuando vivían ahí. Qué putada. Al menos ella pensaba en eso con ilusión, lo cual era bueno.
- Eso te hago la mudanza en un momento, y sin magia, que para algo entreno - cerré el puño y doblé el brazo, haciendo un poco el idiota para que se notase la bola del bíceps. Después relajé el brazo, y una de mis manos descendió a su pierna cuando ella la enredó con las mías. Una segunda parte de lo de la noche anterior no se me antojaba mala idea, pero tampoco sabía con cuanto tiempo contábamos hasta que se despertase Aedan. Ya era su hora.
- Puees...hoy había quedado con mi padre para entrenar. - no le había contado aún a Catherine qué era exactamente lo que estaba haciendo con él durante los últimos entrenamientos, porque era una magia un tanto arriesgada y no quería preocuparla. - Pero al margen de eso...poca cosa. La verdad es que no me siento demasiado útil cuando no estoy de misión. Parece que no hago nada importante ni ayudo en cosas que sirvan. - confesé en tono de voz algo resignado, era algo que me rondaba por la cabeza de vez en cuando. Noté que me había quedado un poco serio sin pretenderlo, así que decidí tomar su pregunta pero al revés. - ¿Puedo ayudarte yo a ti?
-Porque estoy interesada en aprender cosas nuevas…que Desmond ya no me puede enseñar- Le explicó a Ian, procurando mantener un tono de voz sin fluctuaciones y lograndolo por poco. Se dedicó a estrecharlo un poco más -He visitado lo que queda de la biblioteca Le Fay y he encontrado unos libros que hablan de cómo potenciar mi magia. Y creo que la de cualquiera, así que fui con Sean a buscar otros libros y los estoy leyendo y tomando apuntes. Voy lenta… Porque me cuesta leerlos pero Sean dijo que debía practicar- Alzó los ojos hacia él para observar que estaba mirándola curioso y luego frunció un poco el ceño -Es como si tú entrenaras…Tu tienes tus cimitarras. Yo estoy haciendo mi grimorio- Alzó suavemente los hombros antes de volver a apoyar la cabeza en su pecho.
Lo de Kyllian le hizo sonreír un poco y le dejó un beso en el pecho -Bueno pero hay una gran diferencia…Yo te amo y tú me amas- Le dijo y se levantó un poco para robarle un beso de los labios -Y no me digas ñoña- Soltó antes de darle un beso en la nariz y volvió a acomodarse entre sus brazos -Lo de ellos no fue planeado, fue un encuentro casual- Asintió a lo de que alguien usara el piso, era lo de menos. Pensar de otra forma era sumamente egoísta y Catherine había aprendido a dejar el pasado atrás, seguir arrastrando recuerdos y cosas que le dolían no tenía sentido porque no hacían más que retenerla. Ahora, simplemente, había madurado y ya no hacía más que tomar las riendas de su vida y hacer lo que estaba destinada a hacer.
Catherine observó el brazo de Ian cuando se pudo modo facha y soltó una risa baja. Le cogió el brazo y cual admirada mujer le apretó el bíceps y después lo miró con picardía -Yo pensé que lo hacías porque te gustaba levantarme como si pesara un pluma- Bajó un poco la cabeza y le acarició el brazo que antes había flexionado mientras sentía que le acariciaba. Su agenda estaba un poco más libre que la suya, o eso creía, tal vez estaba olvidando algo. Al final iba a ser verdad que necesitaba una asistente -¿Por qué no te planteas… No, no creo que te guste- Murmuró y se mordió el labio pero decidió decírselo de todas formas -Kyllian intentará entrar a la guardia por sugerencia mía. Luego…Hay otros puestos de trabajo, si quieres ocupar el tiempo. Puedo hablar con la General …- Alzó la mirada con curiosidad -O… ¿Qué… Mmm…- Se incorporó un poco, apoyando los brazos en el pecho de Ian y la cabeza sobre sus manos para poder mirarlo bien -Si te hubieses graduado, si realmente todo hubiese ido bien ¿A qué te habrías dedicado?- Inquirió, porque a diferencia de ella tenía un poco más de libertad.
-¿A mi? Pueeeeees….- Y allí apartó un poco la vista -Aparte del estudio de magia estuve estudiando las estructuras políticas tanto humanas como mágicas. Creo que Lyran podría ayudarme con eso. Incluso Adam- Aunque no estaba segura de que su actitud belicosa fuera la mejor decisión. Hablaría con Lyran, siempre abogaba por la paz. Volvió la vista a Ian y le miró a los ojos con inquietud. Sabía que no iba a reaccionar bien pero por lo menos debía saber a qué estaba jugando -Los Pendragon vienen con todas las de entrar al Consejo y sospecho que están contactando con todos los miembros excepto aquellos que, como yo, les hemos dado el esquinazo y pensé en dos cosas: 1. Y cuando acabemos con SAM ¿Qué?. 2. ¿Y si sobre el Consejo hay algo más?- Inquirió ladeando suavemente la cabeza y terminó sentándose en la cama para poder explicar su línea de pensamiento -Cuando acabemos con SAM habrá un vacío de poder que todos querrán ocupar para poder ejercer lo que ellos creen que es la mejor manera. Y habrá otra guerra, quiero evitarlo. En el Parlamento no paraban de hablar de que el Consejo era una entidad de preservación del conocimiento pero aquí nos vimos en la obligación de ser algo más que eso, somos un gobierno mágico- Se acomodó el cabello detrás de las orejas, estaba entrando en cuestión y una par de sí misma estaba emocionada por lo que había pensado -Y no quiero que gobiernen la tierra. Porque si los Pendragon entran, con su pensamiento retrógrado y clasista nos harán desatar otra guerra. Entonces…- Y con las manos le pidió paciencia -¿Qué sucede si armamos un gobierno híbrido, mágico y humano, con una clara división de poderes y representación de todos los bandos? He leído…Está el poder jurídico, el ejecutivo, el judicial… ¡Podemos tener elecciones!- Soltó, emocionada pero después se le pasó -No. Los magos malos comprarían votos. Tiene que ser de otra forma. Como si pudiéramos…Leer realmente el pensamiento de la gente. No una papeleta. Eso es retrógrado también…¡Una máquina!- Soltó de pronto con un aplauso -¡Muchas máquinas de Giordano que estudien la posición política de cada persona y le den su voto a la persona que más vaya de acuerdo a sus creencias! ¿no?...Algo… Es…- Se le fue bajando un poco la emoción y luego movió las manos brevemente -Es abstracto- Murmuró y poco a poco volvió a su posición, metiéndose entre sus brazos.
Lo de Kyllian le hizo sonreír un poco y le dejó un beso en el pecho -Bueno pero hay una gran diferencia…Yo te amo y tú me amas- Le dijo y se levantó un poco para robarle un beso de los labios -Y no me digas ñoña- Soltó antes de darle un beso en la nariz y volvió a acomodarse entre sus brazos -Lo de ellos no fue planeado, fue un encuentro casual- Asintió a lo de que alguien usara el piso, era lo de menos. Pensar de otra forma era sumamente egoísta y Catherine había aprendido a dejar el pasado atrás, seguir arrastrando recuerdos y cosas que le dolían no tenía sentido porque no hacían más que retenerla. Ahora, simplemente, había madurado y ya no hacía más que tomar las riendas de su vida y hacer lo que estaba destinada a hacer.
Catherine observó el brazo de Ian cuando se pudo modo facha y soltó una risa baja. Le cogió el brazo y cual admirada mujer le apretó el bíceps y después lo miró con picardía -Yo pensé que lo hacías porque te gustaba levantarme como si pesara un pluma- Bajó un poco la cabeza y le acarició el brazo que antes había flexionado mientras sentía que le acariciaba. Su agenda estaba un poco más libre que la suya, o eso creía, tal vez estaba olvidando algo. Al final iba a ser verdad que necesitaba una asistente -¿Por qué no te planteas… No, no creo que te guste- Murmuró y se mordió el labio pero decidió decírselo de todas formas -Kyllian intentará entrar a la guardia por sugerencia mía. Luego…Hay otros puestos de trabajo, si quieres ocupar el tiempo. Puedo hablar con la General …- Alzó la mirada con curiosidad -O… ¿Qué… Mmm…- Se incorporó un poco, apoyando los brazos en el pecho de Ian y la cabeza sobre sus manos para poder mirarlo bien -Si te hubieses graduado, si realmente todo hubiese ido bien ¿A qué te habrías dedicado?- Inquirió, porque a diferencia de ella tenía un poco más de libertad.
-¿A mi? Pueeeeees….- Y allí apartó un poco la vista -Aparte del estudio de magia estuve estudiando las estructuras políticas tanto humanas como mágicas. Creo que Lyran podría ayudarme con eso. Incluso Adam- Aunque no estaba segura de que su actitud belicosa fuera la mejor decisión. Hablaría con Lyran, siempre abogaba por la paz. Volvió la vista a Ian y le miró a los ojos con inquietud. Sabía que no iba a reaccionar bien pero por lo menos debía saber a qué estaba jugando -Los Pendragon vienen con todas las de entrar al Consejo y sospecho que están contactando con todos los miembros excepto aquellos que, como yo, les hemos dado el esquinazo y pensé en dos cosas: 1. Y cuando acabemos con SAM ¿Qué?. 2. ¿Y si sobre el Consejo hay algo más?- Inquirió ladeando suavemente la cabeza y terminó sentándose en la cama para poder explicar su línea de pensamiento -Cuando acabemos con SAM habrá un vacío de poder que todos querrán ocupar para poder ejercer lo que ellos creen que es la mejor manera. Y habrá otra guerra, quiero evitarlo. En el Parlamento no paraban de hablar de que el Consejo era una entidad de preservación del conocimiento pero aquí nos vimos en la obligación de ser algo más que eso, somos un gobierno mágico- Se acomodó el cabello detrás de las orejas, estaba entrando en cuestión y una par de sí misma estaba emocionada por lo que había pensado -Y no quiero que gobiernen la tierra. Porque si los Pendragon entran, con su pensamiento retrógrado y clasista nos harán desatar otra guerra. Entonces…- Y con las manos le pidió paciencia -¿Qué sucede si armamos un gobierno híbrido, mágico y humano, con una clara división de poderes y representación de todos los bandos? He leído…Está el poder jurídico, el ejecutivo, el judicial… ¡Podemos tener elecciones!- Soltó, emocionada pero después se le pasó -No. Los magos malos comprarían votos. Tiene que ser de otra forma. Como si pudiéramos…Leer realmente el pensamiento de la gente. No una papeleta. Eso es retrógrado también…¡Una máquina!- Soltó de pronto con un aplauso -¡Muchas máquinas de Giordano que estudien la posición política de cada persona y le den su voto a la persona que más vaya de acuerdo a sus creencias! ¿no?...Algo… Es…- Se le fue bajando un poco la emoción y luego movió las manos brevemente -Es abstracto- Murmuró y poco a poco volvió a su posición, metiéndose entre sus brazos.
Sus ganas por aprender cosas nuevas y mejorar su magia me parecían muy positivas, aunque fuese lo que se esperaba de ellos como miembros del Consejo, que mejorasen. Puede que incluso estuviesen presionados. Por eso me resultaba tan raro que no la hubiesen ayudado antes con el tema de la lectura, tenían que haberlo hecho cuando era una cría. - Puedo echarte una mano con eso si quieres. Tampoco pude terminar el colegio, pero era buen estudiante. - o eso pensaba yo a mis 13 años, que fue cuando nos atacaron en el colegio. Me quedé pensativo con aquello, acariciando su espalda de manera distraída hasta que me robó un beso antes de pedirme que no la llamase ñoña.
- En eso llevas razón. Lo nuestro fue distinto...tuvimos mucho tiempo para conocernos antes de que viniese Aedan. Y también muchos tiempos muertos porque éramos tontos y no nos decíamos que nos queríamos. - me burlé de nosotros mismos y lo críos que habíamos sido, robándole un segundo beso tras decir aquello. Nuestro encuentro tampoco había sido planeado, pero ya teníamos antecedentes. La broma de lo del bíceps me sacó una risa, que cambié por un gesto de curiosidad cuando pareció que iba a hacerme una sugerencia. Estaba intentando que me sintiese útil el tiempo que no estaba de misión, cosa que agradecí, pero no me veía en la guardia. - Sabes que se me da mal eso de seguir órdenes, ser disciplinado. Si hasta en la Resistencia me expulsaron una vez por actuar por mi cuenta, y eso que no es una organización militar. - fruncí un poco el ceño recordando aquel episodio y lo mal que lo pasé con todo el asunto de Jarkko. Durante una buena temporada no pude aguantar a Johan. Dejé escapar un suspiro, haciendo un gesto como queriendo decir que era agua pasada.
- Puees...creo que me hubiese gustado ser fotógrafo. Lyran me regaló una cámara cuando vivíamos en la base de Bastion Hollow. Hubo una época en la que me gustaba usarla. La cámara había sido antes de mi padre...se la dio mi madre cuando eran novios. - relaté con cierta nostalgia y algo de ilusión por lo que me habría gustado hacer. - Pero a día de hoy eso no es útil, lo necesario es saber luchar. También pensé alguna vez en ser profesor, como Lyran. Siempre le he admirado. - aquello no era ningún secreto para Catherine, al igual que yo sabía que Matvey había sido como un padre para ella. - Yo con las fotos y tú con tus pinturas y diseños para tatus. Habríamos sido unos bohemios. - me pareció bonito, aunque utópico el poder vivir de eso en un mundo así. Subí mi mano desde su pierna hasta su costado, dejándola reposar ahí.
Escuché con atención todo el tema de la política que había estado estudiando, arqueando una ceja cuando mencionó a mi padre. Alguien que había dado un golpe de Estado no sería muy útil, aunque el golpe contra Jones fuese legítimo. No la interrumpí mientras me exponía su idea, pero por las caras que ponía podía imaginarse que tenía mis dudas. Acabé sentándome en la cama al igual que ella, apoyándome en el cabecero. - En realidad ya sois un gobierno mágico, aunque sea solo de la isla. Por lo que sé estuvieron hablando también de eso de formas de gobierno mixto en aquella fiesta de elección de nuevos linajes a la que fueron Soul, renegados... Jack dijo que se discutiría luego, pero al final parece que no concretaron nada, con tantos problemas que vinieron. Sí...podría intentarse...pero yo renovaría por completo a la gente al frente. Por ejemplo, los humanos no podrían ser los de la Alianza. Bajo ningún concepto. Limpiaría todo lo podrido y arrasaría lo viejo antes de construir algo nuevo. - puse cara rara de no comprender eso de una máquina en el sistema de votaciones, pero tenía que reconocer que Catherine era bastante creativa cuando se ponía.
- Creo que es mejor que cada uno decidiese su voto por voluntad propia. O que haya varios grupos para representar a todos, ¿que se vote a esos grupos y no a personas individuales? no sé, es complicado. - y por ahora parecía lejano con la doble amenaza que teníamos encima, S.A.M y los Pendragon.
- En eso llevas razón. Lo nuestro fue distinto...tuvimos mucho tiempo para conocernos antes de que viniese Aedan. Y también muchos tiempos muertos porque éramos tontos y no nos decíamos que nos queríamos. - me burlé de nosotros mismos y lo críos que habíamos sido, robándole un segundo beso tras decir aquello. Nuestro encuentro tampoco había sido planeado, pero ya teníamos antecedentes. La broma de lo del bíceps me sacó una risa, que cambié por un gesto de curiosidad cuando pareció que iba a hacerme una sugerencia. Estaba intentando que me sintiese útil el tiempo que no estaba de misión, cosa que agradecí, pero no me veía en la guardia. - Sabes que se me da mal eso de seguir órdenes, ser disciplinado. Si hasta en la Resistencia me expulsaron una vez por actuar por mi cuenta, y eso que no es una organización militar. - fruncí un poco el ceño recordando aquel episodio y lo mal que lo pasé con todo el asunto de Jarkko. Durante una buena temporada no pude aguantar a Johan. Dejé escapar un suspiro, haciendo un gesto como queriendo decir que era agua pasada.
- Puees...creo que me hubiese gustado ser fotógrafo. Lyran me regaló una cámara cuando vivíamos en la base de Bastion Hollow. Hubo una época en la que me gustaba usarla. La cámara había sido antes de mi padre...se la dio mi madre cuando eran novios. - relaté con cierta nostalgia y algo de ilusión por lo que me habría gustado hacer. - Pero a día de hoy eso no es útil, lo necesario es saber luchar. También pensé alguna vez en ser profesor, como Lyran. Siempre le he admirado. - aquello no era ningún secreto para Catherine, al igual que yo sabía que Matvey había sido como un padre para ella. - Yo con las fotos y tú con tus pinturas y diseños para tatus. Habríamos sido unos bohemios. - me pareció bonito, aunque utópico el poder vivir de eso en un mundo así. Subí mi mano desde su pierna hasta su costado, dejándola reposar ahí.
Escuché con atención todo el tema de la política que había estado estudiando, arqueando una ceja cuando mencionó a mi padre. Alguien que había dado un golpe de Estado no sería muy útil, aunque el golpe contra Jones fuese legítimo. No la interrumpí mientras me exponía su idea, pero por las caras que ponía podía imaginarse que tenía mis dudas. Acabé sentándome en la cama al igual que ella, apoyándome en el cabecero. - En realidad ya sois un gobierno mágico, aunque sea solo de la isla. Por lo que sé estuvieron hablando también de eso de formas de gobierno mixto en aquella fiesta de elección de nuevos linajes a la que fueron Soul, renegados... Jack dijo que se discutiría luego, pero al final parece que no concretaron nada, con tantos problemas que vinieron. Sí...podría intentarse...pero yo renovaría por completo a la gente al frente. Por ejemplo, los humanos no podrían ser los de la Alianza. Bajo ningún concepto. Limpiaría todo lo podrido y arrasaría lo viejo antes de construir algo nuevo. - puse cara rara de no comprender eso de una máquina en el sistema de votaciones, pero tenía que reconocer que Catherine era bastante creativa cuando se ponía.
- Creo que es mejor que cada uno decidiese su voto por voluntad propia. O que haya varios grupos para representar a todos, ¿que se vote a esos grupos y no a personas individuales? no sé, es complicado. - y por ahora parecía lejano con la doble amenaza que teníamos encima, S.A.M y los Pendragon.
-Pues… sí, me gustaría. En algunos casos, cuando me toca latin suelo tener problemas. Sobretodo con los hechizos, Desmond siempre me ayudaba con la pronunciación- Explicó con tranquilidad, sonriendo porque quisiera descubrir un poco más del lado mágico. El físico ya lo tenía dominadísimo. Escuchar el resumen de su historia de amor le hizo reír, era cierto que Catherine había necesitado mucha madurez emocional para poder reconocer en voz alta que le quería pero ahora era mucho más fácil decirlo. De lo contrario no se habría subido a una plataforma delante de varios desconocidos a hablar de su amor por él.
La respuesta sobre la guardia le hizo asentir. Por eso es que había terminado mordiéndose la lengua. La parte administrativa tampoco sería lo suyo, se aburriría. Lo que sí no se esperó fue lo que vino después. ¿Fotógrafo? Aquello le pareció… Precioso, atesoró cada palabra que le dijo sobre lo que le hubiese gustado ser. La historia detrás de esa cámara y sonrió de lado, observándole con mucha atención mientras le oía -¿Dónde está esa cámara?...Será inservible para los demás, pero no para nosotros. Me gustan las fotos, guardan momentos que a veces nuestra memoria olvida. Me gustaría tener fotos de la infancia de Aedan, de nosotros…- Soltó, sonriente antes de oír lo que sería nuestra realidad si todo hubiese sido pacífico. No quiso romper con aquella utopía pero estaba segura de que sin la guerra ella nunca lo hubiese conocido y habría acabado casándose con Maxwell. Le recorrió un escalofrío de sólo pensarlo y volvió a rodearlo con los brazos. -Ian ...Pero y si hablas con Amaya no para pertenecer a la Guardia, pero es cierto que tú tienes más conocimientos sobre lo que está allá abajo. Tal vez como apoyo logístico al entrenamiento de la guardia contra SAM. ¿Te parece buena idea?- Preguntó
Sabía perfectamente que el plan tenía sus fallos. Era abstracto, pero le interesó saber su opinión y escuchó sus palabras. La mención de Jack le hizo morderse el labio. Sabía que tendría una conversación pendiente con él -Sí, es que parece que somos muchos en el Consejo pero todos se enfocan en un solo objetivo cuando siendo tantos podríamos abarcar varios problemas a la vez. Sólo hay que saber plantear bien una estrategia. Divide y conquistarás!- Dijo, emocionada por la última frase. Pero no interrumpió más y siguió oyendo -Y de los Renegados no podrían ser Johan, ni tú, ni Thalos. Tal vez Lyran, siempre se ha mostrado más abierto al tema pero Es evidente, que, como dices, hay que eliminar todo lo podrido pero tenemos que tener cuidado con lo que queda. Las influencias...Ojalá pudiera hacer un macro hechizo global y borrar los últimos 50 años, estableciendo un nuevo orden mundial-
Después de ver su cara sobre la máquina, Catherine negó con la cabeza -¿Voluntad propia? ¿Con la gente que tiene pila no sospecharías tu que alguien que maneje la IA podría darles la orden? ¿Un código o algo? ¿Los androides contarian? ¿Con los telépatas o con control mental como Johan y yo, crees tú que no sospecharán que doblegamos voluntades? Tengo que ver de plantearlo bien. Cada lado ha hecho mucho daño al otro y no estoy segura de qué nos depara el futuro, pero quiero estar preparada para todo- Soltó, suspirando y se dejó caer en la cama con una sonrisa -De verdad… Mira que buen desayuno nos estamos metiendo…- Se rió un poco y tiró de él para que volviera a la cama con ella -Había quedado para cenar con Sean y Lucio, quería plantearle las cosas de la magia y la política a Sean. Los Pendragon lo tienen un poquito loco y a Lucio demasiado pacífico así que no sé muy bien como terminará la noche pero necesito hablar con él… ¿vienes?-
La respuesta sobre la guardia le hizo asentir. Por eso es que había terminado mordiéndose la lengua. La parte administrativa tampoco sería lo suyo, se aburriría. Lo que sí no se esperó fue lo que vino después. ¿Fotógrafo? Aquello le pareció… Precioso, atesoró cada palabra que le dijo sobre lo que le hubiese gustado ser. La historia detrás de esa cámara y sonrió de lado, observándole con mucha atención mientras le oía -¿Dónde está esa cámara?...Será inservible para los demás, pero no para nosotros. Me gustan las fotos, guardan momentos que a veces nuestra memoria olvida. Me gustaría tener fotos de la infancia de Aedan, de nosotros…- Soltó, sonriente antes de oír lo que sería nuestra realidad si todo hubiese sido pacífico. No quiso romper con aquella utopía pero estaba segura de que sin la guerra ella nunca lo hubiese conocido y habría acabado casándose con Maxwell. Le recorrió un escalofrío de sólo pensarlo y volvió a rodearlo con los brazos. -Ian ...Pero y si hablas con Amaya no para pertenecer a la Guardia, pero es cierto que tú tienes más conocimientos sobre lo que está allá abajo. Tal vez como apoyo logístico al entrenamiento de la guardia contra SAM. ¿Te parece buena idea?- Preguntó
Sabía perfectamente que el plan tenía sus fallos. Era abstracto, pero le interesó saber su opinión y escuchó sus palabras. La mención de Jack le hizo morderse el labio. Sabía que tendría una conversación pendiente con él -Sí, es que parece que somos muchos en el Consejo pero todos se enfocan en un solo objetivo cuando siendo tantos podríamos abarcar varios problemas a la vez. Sólo hay que saber plantear bien una estrategia. Divide y conquistarás!- Dijo, emocionada por la última frase. Pero no interrumpió más y siguió oyendo -Y de los Renegados no podrían ser Johan, ni tú, ni Thalos. Tal vez Lyran, siempre se ha mostrado más abierto al tema pero Es evidente, que, como dices, hay que eliminar todo lo podrido pero tenemos que tener cuidado con lo que queda. Las influencias...Ojalá pudiera hacer un macro hechizo global y borrar los últimos 50 años, estableciendo un nuevo orden mundial-
Después de ver su cara sobre la máquina, Catherine negó con la cabeza -¿Voluntad propia? ¿Con la gente que tiene pila no sospecharías tu que alguien que maneje la IA podría darles la orden? ¿Un código o algo? ¿Los androides contarian? ¿Con los telépatas o con control mental como Johan y yo, crees tú que no sospecharán que doblegamos voluntades? Tengo que ver de plantearlo bien. Cada lado ha hecho mucho daño al otro y no estoy segura de qué nos depara el futuro, pero quiero estar preparada para todo- Soltó, suspirando y se dejó caer en la cama con una sonrisa -De verdad… Mira que buen desayuno nos estamos metiendo…- Se rió un poco y tiró de él para que volviera a la cama con ella -Había quedado para cenar con Sean y Lucio, quería plantearle las cosas de la magia y la política a Sean. Los Pendragon lo tienen un poquito loco y a Lucio demasiado pacífico así que no sé muy bien como terminará la noche pero necesito hablar con él… ¿vienes?-
Quedé en ayudarla con eso de la lectura, aunque de latín poco. Sabía algo por usarlo en hechizos básicos, aunque llevaba ya bastante tiempo haciendo magia no verbal. Ella enseguida comprendió que yo no encajaría en la guardia, aunque pudiese ser una salida para otros. Me dio la impresión de que le gustaba la respuesta sobre la profesión que habría escogido, y eso me animó a hablar un poco más del tema. Sabía dónde estaba la cámara por la que ella preguntaba, pero recuperarla era algo complicado. - Se quedó abajo, en la casa de mi familia. - puse cara de disgusto, me fastidiaba que pudiese estar rota. - Estaba en el sótano de la casa guardada, pero con todo lo que ha pasado no sé si todavía estará en condiciones. Y aunque lo esté, no podemos arriesgarnos a bajar por eso. - bastante arriesgado era ya bajar a otras cosas más imprescindibles. Podíamos hacer fotos de la familia con otra cámara, seguro que en Ouroboros tenían cámaras mágicas más modernas, aunque no tuviesen ese valor sentimental. - Intentaré conseguir otra hasta que podamos recuperar aquella. Las fotos que nos saca Chloe están todas mal encuadradas, borrosas o torcidas. - me quejé de mi hermana, aunque fuese a modo de broma. Al menos teníamos algunas gracias a ella. La idea de retomar aquella afición me hacia ilusión. Algo que no fuese siempre pensar en mejorar para la batalla. Precisamente por eso me pareció lógico lo de hablar con Amaya.
- Sí, está claro que tenemos que coordinarnos todos. Necesitan que les contemos lo que van a encontrar cuando bajen. Nosotros hemos pasado por la Ciudadela, y hemos visto lo que hacía S.A.M en China Town. Algo ayudará la información, espero. - además, así veríamos el nivel que tenía la guardia, que por ahora no había tenido que salir de Ourboros. El tema político se me daba peor, y negué a eso de que pudiésemos estar en un gobierno alguno de los que mencionó. Me daba la impresión de que no era el objetivo de ninguno. - Qué va. Eso tiene que ser gente interesada en rollos políticos. Creo que ni Lyran, me da la impresión de que preferiría una vida tranquila y alejada de todo eso. - me quedé pensativo cuando dijo eso del nuevo orden mundial, barruntando ideas sobre cómo podría volver el mundo a ser lo que era. Tal vez esa era la clave. Que no fuese el mismo, que fuese diferente.
- Puede que no necesitemos copiar lo que había antes. Tal vez haya que hacer algo nuevo. Por eso...a lo mejor unas elecciones no son la mejor opción. Tenemos que pensar bien que es lo que queremos hacer todos, que cada uno pueda dar su idea. Es complicado, hay muchos puntos de vista diferentes para cuadrar, así que llevará tiempo. - tanto pensar me estaba empezando a dar hambre, así que no pude estar más de acuerdo cuando dijo lo del desayuno. Me dejé caer otra vez junto a ella cuando tiró de mí, tentándome a seguir vagueando un rato más. Giré para echarme de lado, apoyando sobre el codo y la cara sobre la mano. - Suena a asuntos de trabajo...y seguro que salen riñendo si no están de acuerdo en el tema de los Pendragon. No entiendo como puede estar Lucio de modo pacífico con ellos. - por muy sanadores que fueran él y Chloe, había comportamientos que me parecía que rayaban ya lo imprudente. - No sé, después del entrenamiento habíamos pensado en quedar con Jarkko, así que imagino que llegaré tarde. Tal vez para el resumen final de la cena. ¿Me llevo a Aedan conmigo o se queda en casa?
- Sí, está claro que tenemos que coordinarnos todos. Necesitan que les contemos lo que van a encontrar cuando bajen. Nosotros hemos pasado por la Ciudadela, y hemos visto lo que hacía S.A.M en China Town. Algo ayudará la información, espero. - además, así veríamos el nivel que tenía la guardia, que por ahora no había tenido que salir de Ourboros. El tema político se me daba peor, y negué a eso de que pudiésemos estar en un gobierno alguno de los que mencionó. Me daba la impresión de que no era el objetivo de ninguno. - Qué va. Eso tiene que ser gente interesada en rollos políticos. Creo que ni Lyran, me da la impresión de que preferiría una vida tranquila y alejada de todo eso. - me quedé pensativo cuando dijo eso del nuevo orden mundial, barruntando ideas sobre cómo podría volver el mundo a ser lo que era. Tal vez esa era la clave. Que no fuese el mismo, que fuese diferente.
- Puede que no necesitemos copiar lo que había antes. Tal vez haya que hacer algo nuevo. Por eso...a lo mejor unas elecciones no son la mejor opción. Tenemos que pensar bien que es lo que queremos hacer todos, que cada uno pueda dar su idea. Es complicado, hay muchos puntos de vista diferentes para cuadrar, así que llevará tiempo. - tanto pensar me estaba empezando a dar hambre, así que no pude estar más de acuerdo cuando dijo lo del desayuno. Me dejé caer otra vez junto a ella cuando tiró de mí, tentándome a seguir vagueando un rato más. Giré para echarme de lado, apoyando sobre el codo y la cara sobre la mano. - Suena a asuntos de trabajo...y seguro que salen riñendo si no están de acuerdo en el tema de los Pendragon. No entiendo como puede estar Lucio de modo pacífico con ellos. - por muy sanadores que fueran él y Chloe, había comportamientos que me parecía que rayaban ya lo imprudente. - No sé, después del entrenamiento habíamos pensado en quedar con Jarkko, así que imagino que llegaré tarde. Tal vez para el resumen final de la cena. ¿Me llevo a Aedan conmigo o se queda en casa?
El hecho de que estuviera abajo la preocupó un poco, como él decía, no podían bajar sólo por eso. Suspiró, haciendo una leve mueca para luego escuchar que buscaría otra y la critica a Chloe, que la hizo soltar una risa -Oh, tiene buena intención, déjala- Le codeó bajando un poco la mirada al pensar que extrañaba aquello de tener un hermano a quien molestar. El sentimiento se convirtió en algo agridulce y después pensó que Chloe también era su hermana, política, pero hermana. No obstante, no estaba segura de que soportara sus bromas. Era demasiado dulce. Se mordió el labio, algo inquieta pero intentó que aquello se fuera de su mente.
-Seguro que sí. Luego le enviaré un mensaje a Amaya, tal vez puedes pasar antes de ir a entrenar con Adam- A quien por cierto no lo había visto desde el ataque de los Pendragon, lo cual le preocupaba. También que nadie dijera nada, pero había sido muy clara con Amaya al respecto -Bueno…Hablaré con él para que me ayude igualmente. Creo que también lo haré con Johan y Lykaios. Necesito que unamos fuerzas…Y sí, llevará tiempo pero si no empezamos ahora nos pillará el toro. Además, no soy diestra en tecnología ni en esas cosas que hace Sigrid. Esto es lo único que puedo hacer con el poder que tengo- Alzó los hombros, como restándole importancia. Con el tiempo había aprendido cual era su lugar y no se esforzaba en intentar demostrar otra cosa más allá del entrenamiento con Ian, que le había ayudado a tener mejor forma física aunque fuera realmente estúpida con las armas. Lo había aceptado, su arma era la magia pero no estaba demás mejorar su resistencia y condición.
-Lo sé… Que…A ver, yo también estoy “relajada” pero creo que lo de Lucio es aceptación y no lo sé, es raro- Alzó los hombros y cuando se puso de lado ella lo miró a los ojos con una sonrisa -Umm mándale saludos. Tal vez un día podemos hacer nosotros la cena, ahora que no tenemos que reponer la cocina cada dos por tres- Le dijo empujándole con el índice y golpeando con su pectoral. Le dio varias veces con una sonrisa cada vez más amplia y se sentó a horcajadas en él disfrutando de la cercanía de sus cuerpos -Lo dejaré con Anteia en la mañana, luego en la tarde estaré con él y me lo llevo a la cena- Jugueteó un poco con su pelo, quitándoselo de la cara mientras le miraba a los ojos -Y ahora mientras él sigue durmiendo y dejamos de lado un poco el rollo político…- Se inclinó y lo besó, profundamente, deseando repetir la fiesta de anoche pero en cuanto movió su cadera para incitarlo a lo que quería escuchó un balbuceo que decía “mamá” y luego “papá”.
Catherine se alejó de Ian con una sonrisa en los labios y arrugó la nariz, después soltó una risa -Esta noche sin resumen… Fiesta privada- Le dio un beso en la nariz y se incorporó para ir a buscar a Aedan. Al entrar en la habitación, el pequeñin movió las manitas hacia ella y Catherine sonrió. Era la cosa más preciosa del mundo. Lo cargó en brazos y fue hasta la habitación, dejandolo en la cama para que gateara hasta Ian mientras iba al baño a lavarse los dientes y la cara. Después de eso, salió y sonrió al verlos tirados en la cama -¿Le lavas los dientes tú mientras hago el desayuno?- Preguntó pero no esperó respuesta, sonrió escapándose porque a Aedan no le hacía nada de gracia aquel proceso y fue hasta la cocina para hacer el desayuno para ellos y la papilla de Aedan. Definitivamente, agradecía a Jo por sus hechizos y al libro de recetas de Desmond, aunque su dislexia a veces le jugaba malas pasadas.
Cuando puso todo en la mesa los vio llegar y mientras Ian ponía a Aedan en la silla, ella le servía la papilla, como buen equipo. Se sentó a su lado y bebió algo del té antes de escuchar la puerta. Miró a Ian con una ceja arqueada, sin comprender quien molestaba tan temprano. Fue hasta allí y la abrió, observando a un Guardia que le dio un mensaje de Bellatrix. Catherine alzó la ceja y le miró de arriba abajo -Buenos días…¿Desde cuando la guardia sirve de mensajera?- Inquirió, pero el Guardia no le respondió -No te preocupes en llevar respuesta. Me encargaré de esto- Expresó y asintió, haciendole el gesto de que podía retirarse.
“Bellatrix, qué parte de no te quiero cerca de mi familia y de mí no has entendido? Fue una advertencia clara, y si tienes la astucia de urdir alianzas detrás del Consejo asumo que tendrás la capacidad intelectual para entenderla. Reserva tus palabras para alguien que le interese, no tengo absolutamente nada que decirte y tampoco quiero oír nada de lo que vas a decirme. Si quieres abogar por tu causa, no soy la persona indicada.”
Regresó a la mesa con la tez bastante roja, iracunda por el atrevimiento de la bruja. Se sentó en la mesa mirando a Ian con el ceño fruncido “Un guardia vino a decirme que Bellatrix quiere hablar conmigo. Desearía que Sayid no la hubiese protegido. Debi haberla matado cuando pude”. Las manos le temblaron brevemente mientras cogía la taza para beber del té.
-Seguro que sí. Luego le enviaré un mensaje a Amaya, tal vez puedes pasar antes de ir a entrenar con Adam- A quien por cierto no lo había visto desde el ataque de los Pendragon, lo cual le preocupaba. También que nadie dijera nada, pero había sido muy clara con Amaya al respecto -Bueno…Hablaré con él para que me ayude igualmente. Creo que también lo haré con Johan y Lykaios. Necesito que unamos fuerzas…Y sí, llevará tiempo pero si no empezamos ahora nos pillará el toro. Además, no soy diestra en tecnología ni en esas cosas que hace Sigrid. Esto es lo único que puedo hacer con el poder que tengo- Alzó los hombros, como restándole importancia. Con el tiempo había aprendido cual era su lugar y no se esforzaba en intentar demostrar otra cosa más allá del entrenamiento con Ian, que le había ayudado a tener mejor forma física aunque fuera realmente estúpida con las armas. Lo había aceptado, su arma era la magia pero no estaba demás mejorar su resistencia y condición.
-Lo sé… Que…A ver, yo también estoy “relajada” pero creo que lo de Lucio es aceptación y no lo sé, es raro- Alzó los hombros y cuando se puso de lado ella lo miró a los ojos con una sonrisa -Umm mándale saludos. Tal vez un día podemos hacer nosotros la cena, ahora que no tenemos que reponer la cocina cada dos por tres- Le dijo empujándole con el índice y golpeando con su pectoral. Le dio varias veces con una sonrisa cada vez más amplia y se sentó a horcajadas en él disfrutando de la cercanía de sus cuerpos -Lo dejaré con Anteia en la mañana, luego en la tarde estaré con él y me lo llevo a la cena- Jugueteó un poco con su pelo, quitándoselo de la cara mientras le miraba a los ojos -Y ahora mientras él sigue durmiendo y dejamos de lado un poco el rollo político…- Se inclinó y lo besó, profundamente, deseando repetir la fiesta de anoche pero en cuanto movió su cadera para incitarlo a lo que quería escuchó un balbuceo que decía “mamá” y luego “papá”.
Catherine se alejó de Ian con una sonrisa en los labios y arrugó la nariz, después soltó una risa -Esta noche sin resumen… Fiesta privada- Le dio un beso en la nariz y se incorporó para ir a buscar a Aedan. Al entrar en la habitación, el pequeñin movió las manitas hacia ella y Catherine sonrió. Era la cosa más preciosa del mundo. Lo cargó en brazos y fue hasta la habitación, dejandolo en la cama para que gateara hasta Ian mientras iba al baño a lavarse los dientes y la cara. Después de eso, salió y sonrió al verlos tirados en la cama -¿Le lavas los dientes tú mientras hago el desayuno?- Preguntó pero no esperó respuesta, sonrió escapándose porque a Aedan no le hacía nada de gracia aquel proceso y fue hasta la cocina para hacer el desayuno para ellos y la papilla de Aedan. Definitivamente, agradecía a Jo por sus hechizos y al libro de recetas de Desmond, aunque su dislexia a veces le jugaba malas pasadas.
Cuando puso todo en la mesa los vio llegar y mientras Ian ponía a Aedan en la silla, ella le servía la papilla, como buen equipo. Se sentó a su lado y bebió algo del té antes de escuchar la puerta. Miró a Ian con una ceja arqueada, sin comprender quien molestaba tan temprano. Fue hasta allí y la abrió, observando a un Guardia que le dio un mensaje de Bellatrix. Catherine alzó la ceja y le miró de arriba abajo -Buenos días…¿Desde cuando la guardia sirve de mensajera?- Inquirió, pero el Guardia no le respondió -No te preocupes en llevar respuesta. Me encargaré de esto- Expresó y asintió, haciendole el gesto de que podía retirarse.
“Bellatrix, qué parte de no te quiero cerca de mi familia y de mí no has entendido? Fue una advertencia clara, y si tienes la astucia de urdir alianzas detrás del Consejo asumo que tendrás la capacidad intelectual para entenderla. Reserva tus palabras para alguien que le interese, no tengo absolutamente nada que decirte y tampoco quiero oír nada de lo que vas a decirme. Si quieres abogar por tu causa, no soy la persona indicada.”
Regresó a la mesa con la tez bastante roja, iracunda por el atrevimiento de la bruja. Se sentó en la mesa mirando a Ian con el ceño fruncido “Un guardia vino a decirme que Bellatrix quiere hablar conmigo. Desearía que Sayid no la hubiese protegido. Debi haberla matado cuando pude”. Las manos le temblaron brevemente mientras cogía la taza para beber del té.
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