Casa (Bosque)

Los puñeteros guardias de Ouroboros nos llevaron hasta un bosque nada más salir de aquella estresante reunión, siguiendo las órdenes que tenían de darnos una vivienda temporal para que estuviésemos con nuestros hijos. Una vez más volvieron a usar la insufrible desaparición, aunque al menos esta vez la toleramos algo mejor y no hubo ningún efecto secundario desagradable. Los cuatro guardias nos guiaron al interior de la casa, dando instrucciones de que por ahora no podíamos movernos de la casa. Después salieron al exterior, quedándose para custodiar la entrada y los alrededores.

Los miré con cara de rancio antes de que se fuesen, aunque por fin respiré tranquilo cuando me quedé a solas con Blair y con los niños después de tanto tiempo. Estábamos a salvo, al menos aparentemente. La pequeña cabaña no era lujosa, pero parecía acogedora y tenía todo lo necesario para que una familia pudiese sentirse cómoda.  - Ya podemos descansar, hijos. Siento mucho todo el tiempo que hemos estado separados de vosotros, entre la misión y después lo del calabozo. Por ahora podemos quedarnos aquí, no van a hacernos nada, y menos aún a vosotros. - En realidad les tenía mucha manía  a los estúpidos magos,  pero debía reconocer que yo no habría dejado una casa a uno de ellos ni auqnue tuviese hijos pequeños. Pedí a Michael que dejase a Erin en el sofá para que pudiese seguir durmiendo, cogiendo después la mano de Blair para levantarla y darle un beso mientras la miraba a los ojos.

Esperaba que no se hubiese dado cuenta del asunto con la feral, aunque siendo tan lista algo debía olerse. Decidí no comentar nada del tema de la diabetes que había mencionado ella con respecto al terrón de azúcar que le daban a la otra niña, porque eso podría derivar en más preguntas. Aquella era mi hija,  y aunque  no fuese deseada no me gustaba que algo mío no estuviese en mis manos.  - Por hoy hemos superado la prueba. Lo más importante es que ellos están a salvo. Vamos a descansar de una vez por todas, que falta nos hace. - me separé de ella para caminar hacia el salón y dirigirme al par de adolescentes. - Michael, Collins, podéis subir arriba para escoger habitación para dormir. Mañana hablaremos con calma.

Cundo por fin llegamos a la dichosa casa pude ver a los chicos, era lo único que importaba, los recibí con los brazos abiertos, los estrujé y besé como si tuvieran cinco años a pesar del rechazo de Collins que empezaba la edad del pavo y al verme sola con ellos y mi marido no pude evitar que se me escapara una lágrima o dos, el cansancio y el agotamiento estaban haciendo mella en mi y la barrera mental que me había autoimpuesto se desmoronaba.

Tomé a la pequeña en brazos para revisar que no le pasara nada pero parecía hambrienta. El beso de Éamon me tajo de nuevo a la tierra pero cuando mis ojos se cruzaron con los suyos recordé a la rubia y que no me había contestado al comentario -Chicos, gracias por cuidar de vuestra hermana, haced lo que dice vuestro padre, id arriba pero la cama grande es nuestra-un sonido de reproche por parte de ambos y una carrera escaleras arriba me hizo sonreír, me quité parte de la ropa que llevaba puesta para poder amamantar a Erin pero mucho me temía que no iba a poder darle mucho.

-¿Pasar la prueba? nos tienen acorralados... hablan de paz y toda esa mierda pero si no fuera por los chicos...- apreté los labios en un gesto de rabia de solo recordarlo -No sé ni como pude lidiar con ellos... aunque lo de Victorya fue divertido, ¿Viste al grandote de pelo blanco? quizás podamos hacer algo con él- la pequeña dejó de comer, tal vez porque no tenía mucha hambre o porque no había mucho más para comer y eso me preocupaba, me acomodé la ropa y la mecí entre mis brazos mirando su carita -Es tan pequeña y ya ha pasado por tanto... ni tan siquiera he podido llevarla a un hospital- la visión se vio empañada por las nuevas lágrimas que brotaban de mis ojos, llevándome una mano a la boca para que los chicos no me escucharan -y encima dependemos de los magos... - por no hablar del paseo porel infierno que seguía muy presente en mis pensamientos -no sé si voy a poder aguantar todo esto Éamon-

Rodeé a Blair por los hombros para ir a sentarnos al sofá después de que los mellizos subiesen al piso de arriba, por lo que nos quedamos solos con Erin por el momento. Sentí lástima por el bebé y todo lo que había pasado hasta ahora, esa no era manera de criar a nadie. Me quedé a su lado mientras alimentaba a la niña, sintiendo por fin algo de tranquilidad a pesar de todo. - Ya, tenemos a cuatro malditos guardias en la puerta, eso lo sé. Pero al menos no estamos en un calabozo, y estamos con ellos. - intenté no ser excesivamente gruñón por una vez, tratando de ser positivo aunque me costase mucho. Podíamos estar peor, eso seguro. Estar vigilados no era tan terrible después de todo. - En tierra sería peor, ya has visto lo que hacen esas cosas. Vamos a aprovecharnos de los magos en todo aquello que nos venga bien. Tú hiciste un buen papel... y el otro de pelo blanco parecía un idiota manipulable. Tal vez sea útil en algún momento, mientras no recuerde demasiado las putadas que les hemos hecho a los suyos y puede que incluso a él mismo. - hice un gesto de desinterés, teníamos tantos enemigos que seguro que en algún momento les habríamos jodido la existencia.

Bajé la mirada hacia la cría, que no hacia demasiados esfuerzos por alimentarse. Torcí el gesto un poco preocupado, cogiendo una de sus pequeñas manos con la mía. - Deberíamos llevarla a que la vea el médico pardillo. Aquí es lo único que tenemos. Debemos asegurarnos de que está bien. - dejé escapar un sonido de frustración porque yo también odiaba depender de los magos. Era una mezcla entre querer aprovecharme de ellos y destestar tener que depender por entero de su protección debido a la situación actual. - Será mejor no pensar en ello. Por ahora no podemos hacer nada. Tocará aguantar hasta que podamos poner la situación a nuestro favor. Si intentamos algo contra ellos en estas condiciones estamos vendidos. No tenemos ni armas, ni apoyos. Ni siquiera sabemos dónde tienen a Wilhelm. - cogí a la niña en brazos, por si ella quería descansar. Después me puse en pie, señalando hacia las escaleras. - Vamos a intentar dormir.

Me acerqué a Éamon cuando me rodeó con sus brazos apoyando la cabeza en su hombro, estaba siendo mucho más positivo que yo pero seguro que se estaba aguantando las ganas de pegarle a alguien o como mínimo de gritar, pero estábamos a salvo, eso seguro y estaba de acuerdo en eso de que en tierra sería mucho peor -El idiota manipulable parece un poco narcisista, créeme, será su punto débil siempre que no nos mande a la mierda-

Mi momento de debilidad acabó en lágrimas pero me repuse más o menos rápido, secándome la cara con el dorso de la mano cuando Erin acabó de comer -Si nos dejan se lo pediré mañana temprano... me preocupa bastante su condición- y encima teníamos que pedir más favores y la lista de deudas con aquellos dos no hacía más que crecer.

Suspiré escuchando lo que decía Éamon sobre no pensar, pero era más fácil decirlo que hacerlo, sobretodo teniendo en cuenta que nos rodeaban -El idiota de tu amigo estará bien, es una de nuestras mejores bazas para acabar con esa cosa, en serio, ¿En qué momento se nos ocurrió eso?... además es el único que sabe japonés y lo necesitamos para contactar con los ministros de japón, creo que llevan lo de la interfaz o algo de eso, ya no me acuerdo- me pasé una mano por el rostro y dejé que Éamon cargara a la pequeña, lo cierto es que lo había hecho poco y me quedé un rato mirándolo antes de levantarme del sofá para darle un beso -Te sienta bien la paternidad, a ver si esta vez cumples- lo dejé y subí las escaleras buscando la habitación con la cama doble, si es que había.

La casa era normalucha, pero no nos podíamos quejar, la habitación principal tenía grandes ventanas con vistas al exterior, pero lo mejor era la cama y me daba igual que no fuera la mía con su super colchon y gran tamaño, me tiré sobre ella totalmente agotada, mi marido se unió a mi y la niña durmió casi toda la noche a nuestro lado... algo impensable en un recién nacido, pero se agradecía.

-Será como cuando nos mudamos a Inglaterra, ya verás, para navidad tendremos a estas sabandijas comiendo de la palma de la mano.- Le dije a Michael cuando llegamos al primer piso luego de la carrera (que yo gané, claro). Yo me elegí una habitación y él otra, pero lo acompañé para ver las vistas desde su habitación.

-¿Quieres que te cuente una historia?- Dije mirando a los guardias que custodiaban la entrada y los alrededores. Me recosté sobre el marco de la ventana y tomé aire para iniciar el relato.

-Una noche fría y lluviosa, una anciana se acercó a un castillo pidiendo refugio a cambio de una rosa. El dueño del castillo, un joven rubio que probablemente se enriqueció ilícitamente, le dijo "¡Raja de acá, vieja planera!¡Andá a laburar!" La anciana se transformó en una jovenzuela muy hermosa y ahí el príncipe le dijo "Perdoname bonita, pasa que te refugio lo que quieras." Pero la jovenzuela le respondió "Usted es una mala persona. Lo convertiré en una bestia para que aprenda la lección, y a sus empleados también, que no tienen la culpa, los convertiré en cosas. Cuando cumplas 21 años, los pétalos de esta rosa mágica se van a empezar a caer, si para entonces usted no consigue al verdadero amor, quedará así para siempre" y así comienza esta hermosa historia de amor: "La bella y la bestia."

Ésta es la historia de Bella, una jovenzuela muy alegre que se cree mejor que los demás solo porque le gusta leer. Ella siempre va por el pueblo cantando y saludando a los vecinos y los vecinos la saludan a ella, pero en el fondo los odia a todos y odia esa vida de pueblo y, la verdad, la entiendo, ella se tiene que fumar a todos los vecinos que hablan mal de ella, al padre que es un viejo loco que inventa cosas y al rompepelotas de Gastón, un ragbier re creido que la acosa todo el tiempo. El tincho éste se es re molesto, se vincula con la gente a las piñas, no le gusta perder, pero si le gusta mostrar su pecho peludo siempre que puede, además tiene un petiso que lo sigue a todos lados a pesar de que lo trata como la mierda.

La cosa arranca cuando el viejo de Bella se va a una feria a vender un invento, pero se pierde y termina preso en el castillo de la bestia. Su caballo, que es muy inteligente, vuelve al pueblo a buscar a Bella y después la lleva devuelta al castillo y se encuentra con el padre y con la bestia, ahí Bella piensa "Creo que lo mejor que puedo hacer es pedirle que me tome de prisionera a cambio de que libere a mi viejo, a pesar de que lo más lógico sería ir a buscar ayuda. Si, eso voy a hacer." Entonces Bella se queda de prisionera y el viejo se va. En el castillo, Bella conoce a todos los empleados; el señor candelabro, el señor reloj, la señora tetera con sus 20 hijos, la chica plumero, la mujer ropero, el viejo horno, el perro y bueh… muchos empleados, no sé si todos los objetos fueron empleados o también algunos objetos cobraron vida, como las armaduras… y ¿Por qué la Señora Pots vivía ahí con todos sus hijos?¿Quién es el padre? bueh…

La cosa es que la llegada de Bella les vino al pelo porque la rosa se empezó a desojar y le quedan 12 horas para que pierda todos sus pétalos… Osea… Si los pétalos se empezaron a caer, es porque la bestia ya tiene 21 años y Lumiere dice que hace 10 años que tienen el hechizo… entonces cuando lo convirtieron en bestia, el pibe tenía 11 años ¡¡11 años!!¡Era un nene!¡Señora bruja, se fue al carajo! Era chiquito, no tenía suficiente conciencia social todavía, además está bien que un nene de 11 años no deje entrar a cualquiera a la casa, es por seguridad y además, Disney mismo nos enseñó que las viejas son malas. Bueh… yo creo que exageró señora bruja y creo que los verdaderos culpables son los padres ¿Dónde estaban los padres de este nene?¿Qué pasó con los padres? Bueh… supongo que esas son preguntas que jamás obtendrán respuesta ¿Está claro?

La cosa es que la Bella y la bestia se van conociendo y teniendo un bonito romance adolescente. En una ocasión la bestia le pregunta si es feliz allí con él y ella le responde que sí. Bella acordate que estás secuestrada ¡Secuestrada! Bueh… aunque está feliz, extraña al padre, afortunadamente, la bestia tiene un espejo mágico con el que puede ver cualquier persona del mundo. Bella pide ver al padre y que te cuento que el padre está perdido en el medio del bosque, ahí la bestia se apiada y le dice a Bella que la deja libre y ella le agradece, gracias ¿Por qué?¿Por descecuestrarte? Y además, podrías haberla acompañado a buscar al viejo, en escenas anteriores mostraron que hay lobos sueltos por ahí, así nunca se va a enamorar de vos. Bella rescata al padre y lo lleva a la casa, pero… pero… pero… se lo están por llevar a un loquero porque el viejo anduvo diciendo por ahí que hay una bestia en un castillo, Bella, para que no lo traten de loco, les muestra la bestia usando el espejo mágico, pésima idea amiga Bella porque Gastón organiza al pueblo para ir a matar a la bestia, van todos para allá y con los muebles van a protagonizar la batalla más final y por lo tanto más ultraviolenta de la película.

Los muebles le ganan a los humanos, pero Gastón encuentra a la bestia, le inserta un flechazo en la espalda y un cuchillazo en los riñones, pero igual Gastón muere y la bestia también. Adiós bestia, que la fuerza te acompañe. Nahh mentira, mirá si se va a morir, porque justo, justo, justo Bella le dice "Te amo" y ocurre el milagro. Se convierte en un joven rubio menemista y milagrosamente se le curan las heridas de la flecha y del cuchillo y Bella dice "Ufff, menos mal que era lindo." Ah! Y todos los muebles también vuelven a convertirse en personas. La cosa termina con la Bella y la bestia juntos aunque, la verdad no creo que esta relación dure mucho ehh, porque se conocen hace menos de un día y el tipo pasó la mitad de su vida encerrado en un castillo, así que no debe estar muy bien de la cabeza y otra cosa ¿Quién va a responder por el crimen de Gastón?¿El petiso no va a querer buscar venganza? Y un mueble se tragó una persona, cuando se convierta en un humano ¿Va a seguir teniendo al tipo adentro del estómago?¿Dónde están los otros hijos de la señora Pots que ya deberían ser humanos?¿Por qué los empleados se quedan en el castillo? Yo que ellos, me voy a la mierda y no vuelvo nunca más. ¡Offf!

La moraleja de esta historia es: para enamorarte de una persona, lo más importante está en su interior, pero si tiene guita, mucho mejor.- Terminé el relato con una sonrisa.

-Cosas inexplicables pasan todo el tiempo.- Dijo Michael con voz somnolienta.

-Lo sé, yo todavía no puedo creer que tengamos una nueva hermana a ésta altura, pensaba que mamá ya estaba con la menopausia.- Dije sin dejar de mirar a los guardias.

-¿Puedes creer que, luego de todos estos años, ahora estén tan… tan… ugh?¿Qué habrá pasado?¿Qué estarán tramando? Tal vez mamá planea divorciarse de papá, lo mencionó muchas veces, pero como están las cosas ahora puede que lo lleve a cabo ésta vez, además ahora papá debería pagar la manutención de sus tres hijos y mamá nos llevará a Estados Unidos con el abuelo. ¿Crees que Erin sea hija de papá?¿Crees que nosotros seamos los hijos biológicos de papá? O tal vez, papá planea matar a mamá y casarse con una mujer más rica, si es así lo podremos extorsionar hasta el cansancio. ¿Qué pedirías primero? Yo pediría una motocicleta nueva. Al menos espero que nos traigan nuestras cosas. Juro que, si pasamos más de un día los cinco juntos en esta choza, voy a enloquecer.- Hablé yo solo hasta darme cuenta que mi hermano ya estaba dormido. Deje su habitación para bajar las escaleras y ver si nuestros padres todavía seguían allí. Cuando me cerciore de que no había nadie más allí me puse a investigar la casa tabla por tabla, ladrillo por ladrillo. No confiaba en los magos y me negaba a dormir, dormir en un sueño no debe ser algo que esté bien y estaba soñando, más bien, estaba teniendo una pesadilla. Ya conseguiría tener el control de ésta pesadilla, venía de mi mente así que tenía que poder controlarla, mientras tanto me dedicaría a registrar la casa y a anotar en mi libreta la hora en la que se hacían los cambios de guardia para mantenerme activo y no dormir.

Spoiler:

Conseguí dormir unas cuantas horas antes de que me asaltasen las malditas pesadillas del infierno, provocando que me despertase sobresaltado al creer que seguía allí. Me incorporé repentinamente, desorientado y jadeando como si hubiese estado haciendo un gran esfuerzo. Poco a poco me fui calmando, encontrando a mi lado a Blair con la niña. Por suerte no las había despertado, así que salí de la cama con cuidado para ir a dar una vuelta por la casa. No creía que pudiera volver a dormirme y además ya empezaba a amanecer, así que lo mejor sería distraerme en lo que fuese para olvidar que estábamos encerrados. Bajé las escaleras para ir a la cocina, sorprendiéndome al encontrar a Collins despierto. Lo pillé registrando la casa y anotando cosas en una libreta, algo que intenté cotillear mirando por encima de su hombro cuando me acerqué a él.

- ¿Tú tampoco has podido dormir más? - hacía tanto tiempo que no tenía una conversación larga con él que casi no sabía por dónde empezar. - Ven, siéntate y vamos a desayunar. - le hice un gesto para que me siguiese a la cocina, más concretamente a las sillas que había alrededor de la mesa. - Hace mucho que no hablamos. - me dirigí al mueble de cocina para ver qué cosas había por allí para comer, encontrando algunos cachivaches extraños y una cosa que parecía una cafetera. Tal vez era algún chisme raro de magos. Abandoné la idea de hacer café y simplemente saqué un bote de galletas blandurrias. Lo miré con cara de asco antes de girarme, suspirando con resignación. A saber de quién era la casa esa en la que nos habían metido.

- Esto es lo que hay. - cogí una galleta y dejé el bote en la mesa. Al tener hambre me dio igual cómo estuviese la comida. Esperé que Collins no fuese tiquismiquis y también cogiese una. - ¿Te ha dicho algo tu hermano? ¿habéis reñido estos últimos días?

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éxito: no pesadillas
fallo: pesadillas del infiernoo

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'Probabilidad' :

Pegué la libreta a mí pecho y me giré sobresaltado cuando escuché la voz de mí padre detrás mío. Por mí mente paso la idea de comerme el anotador pero cuando ví que no hizo mucho por averiguar mis notas le puse cara de "Yo no fui". En realidad no había hecho mucho, solo había dejado la planta baja hecha un desastre pensando que tendría tiempo de ordenarla antes de que se despierten. Había sacado los libros de un par de estanterías y los había tirado al suelo descuidadamente para investigar los estantes. Había sacado los cojines, los almohadones del sofá y los rellenos para investigarlos y quedaron esparcidos por el suelo. Había casi desarmado el reloj péndulo dejando todas las partes por el piso sin ningún cuidado. Las pocas decoraciones que había también estaban tiradas por ahí, los cajones estaban abiertos y vaciados, las cortinas estaban atadas al travesaño del que estaban sostenidas, la mesa ratona estaba dada vuelta, la alfombra estaba corrida y arrugada, el espejo del baño estaba en la sala, los grifos y las canillas tanto del baño como de la cocina estaban acumulados en un montón en el suelo del salón y el inodoro estaba detrás del sofá.

Todavía me faltaba terminar con la cocina así que ésta no estaba tan desordenada. Lo seguí sorteando todo lo que había tirado por el suelo sin muchas ganas porque éste prometía ser un rato incomodo. Solo quería seguir con mis cosas y que él vuelva a la habitación o que salga a hacer cualquier otra cosa y poder estar solo. Me senté sin estar muy convencido del rumbo que tomaría éste tiempo padre e hijo. ¿Me diría que, finalmente, él y mamá se separarían?¿Me diría que un día vendrían y nos llevarían a un paredón de fusilamiento para matarnos? Había muchas opciones. Mis ojos grisáceos y expectantes siguieron todos sus movimientos mientras buscaba en el mueble de la cocina. Quizás me haría tomar una píldora para inducir a la muerte. Quizás había hecho tomar a Michael aquella píldora primero y ya había muerto. Ése pensamiento me hizo remover nervioso por un repentino deseo de ir a comprobar cómo se encontraba y el suspiro de resignación me puso más nervioso, si cabía. Le dediqué una mirada de desconfianza al bote de galletas cuando lo dejó ante mí y otra a él. Negué con la cabeza cuando pregunto si habíamos peleado con mi hermano, nada fuera de lo usual, jugábamos a lo bruto, llegábamos a las manos pero no lo lastimaba, solo le hacía doler un poco.

-Podrían estar envenenadas.- Dije señalando las galletas. Aunque tal vez ése era su plan. Abrí mi libreta y la miré pensativo, luego lo miré a él y devuelta a la libreta, dudando, hasta que finalmente la apoyé sobre la mesa en la página que quería que leyera y la empujé en su dirección. Las dos hojas que estaban a la vista mostraban números borroneados, cálculos, anotaciones con mi letra sobrealzada, es decir más alta que ancha, muy inclinada hacia la izquierda, quizás necesitaría torcer un poco el cuaderno para entender lo que dicen y gráficos sin un aparente orden, aunque yo me entendía. Mi escritura constaba de letras rectas y angulosas, bastante separadas entre sí y de excesiva presión sobre el papel, más de una vez las hojas habían cedido ante la firme presión que ejercía.

-Es un generador de pulsos electromagnéticos.- Aclaré.

-¿Ves? Ésta es una batería recargable de ion-litio, esto es una bobina de cobre y éste es el convertidor de alto voltaje.- Dije señalando los dibujos mientras me apoyaba con el antebrazo sobre la mesa para poder ver mis anotaciones, acercándome a él por defecto.

-El dispositivo utiliza la batería recargable de ion-litio para cebar la bobina de cobre mediante el convertidor de alto voltaje, éste toma la energía de la batería y la convierte en una tensión extremadamente alta. La bobina estaría hecha de alambre magnético de cobre esmaltado y se la puede atar con precintos plásticos. Una vez que esté activado el generador de pulsos electromagnéticos, todo lo que funcione a base de energía eléctrica, dejará de funcionar.- Quizás todavía era muy temprano en la mañana para que entendiera algo de lo que le estaba diciendo, pero siempre me tomé mis creaciones muy enserio, aunque para la situación que estábamos atravesando tal vez ésta no era de mucha ayuda, así que pasé de pagina para mostrarle otro par de hojas llenas de garabatos.

-Éstas son pelotas de golf explosivas y granadas que parecen tomates.- Señalé con algo de irritación porque nada de eso nos serviría y volví a pasar la página.

-Y estas son bombas apestosas y una motocicleta decorada con luces de neón. La nombre Molune, pero ya no me acuerdo por qué. Tiene ruedas tipo donuts y está equipada con maletas, asientos y puños calefaccionados. Está armada con un mecanismo que deja una estela de rayos láser de muy alta intensidad la cual corta, y desintegra materiales al entrar en contacto. El conductor va casi en su totalidad de forma horizontal. Se activa con el salto a velocidad... pero nada de ésto nos va a ayudar con los magos.- Dije decepcionado de mi mismo y de mis inventos mientras traía de nuevo hacia mí la libreta y volvía a sentarme. Repasé las páginas desde la primera hasta la última que había escrito y no veía nada que nos eche una mano para volver a casa, pero una duda se instaló en mi cabeza.

-¿Qué está pasando?... Quiero decir, en general. ¿Por qué estamos aquí?¿Por qué no estamos en casa?- Desde que huimos con mamá todo se volvió muy confuso, nos escondimos, el ciego nos refugió, nació Erin, volvimos a Londres para tratar con traidores y escoria, nos llevaron a la isla de los dragones, luego devuelta a la cabaña mágica, después llevaron presos a nuestros padres, a nosotros nos dejaron en medio de un jardín repleto de seres mágicos de todas las formas, colores y tamaños y al final nos llevaron a una casa para reencontrarnos con vigilancia las 24 horas. Yo me sentía arrastrado para todos lados, no entendía el motivo y nadie había preguntado por mi opinión.


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Éxito: Encuentra materia prima.
Fallo: No encuentra.

El miembro 'Collins O'Connell' ha efectuado la acción siguiente: Lanzada de dados

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'Probabilidad' :

Conocía lo suficiente a mis hijos para darme cuenta de que Collins no tenía muchas ganas de hablar conmigo, pero tendría que aguantarse tuviese más menos ganas. Respondí comiendo otra galleta cuando menciono que podrían estar envenenadas, dándole a entender que es no tendría sentido. - Créeme, si quisieran matarnos no nos meterían a una casa rodeada de guardias para matarnos con unas absurdas galletas. - lo miré serio durante un par de segundos, hasta que por fin se decidió a mostrarme lo que había escrito en su libreta. Lo cierto es que me enorgullecía lo inteligente que era para su edad. - Veo que no has estado desocupado... - observé con más interés cada anotación, alzando después la vista. - Muy ingenioso. Supongo que has estado pensando en formas de detener a S.A.M. - al menos la teoría parecía útil. - En la Alianza contábamos con bombas PEM, aunque rara vez hemos tenido que utilizarlas. Sería difícil tratar de acceder a nuestros arsenales, pero podríamos intentar fabricar una desde aquí. - le eché un vistazo a sus siguientes inventos, como las pelotas explosivas, o la moto que lanzaba rayos láser. El crío tenía potencial, sólo faltaba que pudiese seguir educándose, cosa difícil dada las circunstancias.

Vi la frustración en su rostro, y sabía que cualquier cosa que dijese no serviría de mucho. - Quiero volver a casa tanto como tú, pero no podemos. Si ponemos un pie fuera de aquí... nos matarán. Eso o te meterán en la cabeza lo mismo que le han metido a Andreas, y pasarás a ser otra puta centralita más a manos de la IA que se nos descontroló. Los magos son unos gilipollas, sí, pero ahora mismo no nos queda otro remedio que colaborar con ellos por pura supervivencia. ¿Lo entiendes, verdad? eres listo, debes serlo para todo, y eso incluye saber adaptarse a cada situación. - pensé en cómo explicarle lo que sucedía, sin paños calientes. Tras unos segundos suspiré, mirando hacia la ventana. - Fuimos a una misión con esos magos para tratar de desmantelar el lugar en el que está la maldita inteligencia artificial. No pudimos. Después nos sacaron de allí usando portales demoníacos o alguna mierda de esas, y después...tuvimos una reunión para que cada uno llevase a cabo una parte del plan. Eso es lo que hay. Ya sabes lo suficiente. Cuéntaselo a tu hermano cuando despierte.

Cinco guardias armados, encabezado por el General, ingresaron a la casa interrumpiendo las conversaciones -Al piso- Ordenó mientras el resto de sus compañeros se ponía en las ventanas y elevaban las  manos estableciendo un hechizo de protección aunque según sus compañeros, la mujer tenía armas tecnológicas -Estáis bajo amenaza. Al piso os he dicho- Ordenó nuevamente señalando el piso con un gesto firme.

Aunque lo que decía sobre las galletas parecía lógico, me seguí mostrando reacio a tocarlas. Los seres mágicos no se guiaban por nuestra lógica, los había visto en la arena de combate y había aprendido sobre su especie allí. Existían tantas habilidades mágicas como seres mágicos existieran. Nada era seguro. Quizás lo que tenía frente a mí no era mi padre, sino una ilución mágica. Quizás ni siquiera estábamos en una cabaña.

Me hizo sentir bien el interés que mostraba por mis inventos, me animó a seguir con el diseño del arma que definitivamente me daría el puesto en el sector de diseño y desarrollo de alguna de sus empresas mecánicas, pero aún no se lo mostraría.

-Si, eso.- No tenía ni idea quién era Sam, tal vez era un ser mágico o tal vez era un local de comida rápida, como nadie me decía nada porque era muy joven para entenderlo, entonces iba bien perdido. Seguía sin entender por qué no podíamos llegar a nuestras cosas, era cuestión de llamar a los centinelas para que atrapen a todos los seres mágicos y transporte aéreo para volver a casa. A pesar de todo, la idea de fabricar algo para mi padre me gustó, sería una buena forma de desmostar que no solo era bueno diseñando.

Mantuve la mirada baja mientras me explicaba que la única opción era colaborar con los mágicos al tiempo que ordenaba la información en mi cabeza.
Inteligencia Artificial, aparentemente creada por la Alianza Humana.
Andreas → centralita

No dejó claro si se refería a que nos matarían o nos convertirían en una puta centralita si salíamos de la cabaña o de la isla flotante. La idea de estar encerrado en aquella choza no me gustaba en lo absoluto y lo demostré con una mueca de disgusto. Lo que me contó despues me dio más información pero aún tenía muchas preguntas. ¿Cuál era nuestra parte del plan?¿Cómo estaba tan seguro que los magos querían colaborar con nosotros?¿Dónde estaba Andreas, Alasther, el resto de los ejecutores, Gelion, los soldados, mis compañeros de la secundaria, mis entrenadores, nuestros vecinos de la zona residencial, nuestro dinero, nuestros recursos?¿Estábamos encerrados en la cabaña?¿No podíamos salir?¿No había ninguna manera de que hicieran aparecer nuestras cosas mágicamente?

Habíamos arreglado con mis amigos una partida de The Division para éstas fechas y necesitaba la computadora, no me lo pensaba perder y dentro de unos meses comenzarían todas las ineregionales de la mayoría de los deportes que practicaba, había entrenado para ganarlas aunque no demasiado porque siempre las ganaba. Cuando abrí la boca para hacer las preguntas que bombardeaban mi cabeza, un grupo de acorazados nos interrumpieron.

Al ingresar dejaron entrar sonidos de rugidos a lo lejos. Los miré con los ojos abiertos como platos y recién reaccioné la segunda vez que nos ordenaron hacer cuerpo a tierra tirandome al suelo. Miré a mi padre con el seño fruncido y una mejilla pegada a la madera del piso, había intentado engañarme, ésta era nuestra parte del plan, así era como nos iban a matar, luego limpiarían nuestra sangre de la cabaña y se la darían a otro incauto condenado para pasar sus últimos días.

La conversación con Collins no fue tan mal como pensé en un principio, noté que le agradaba que me interesase por sus apuntes. Lo cierto es que no tenía que fingirlo, me parecía que el chico tenía talento. Sólo había que pulir la parte de las relaciones sociales, incluso los muy inteligentes necesitaban saber cómo desenvolverse en el mundo. - No sé si has comprendido lo que quiero decirte, o si comprendes por completo la situación. Esa...IA se ha cargado a un montón de gente en las ciudades, amenaza nuestra supervivencia. Por eso tenemos que detenerla si queremos volver a nuestra casa. - yo estaba harto de la situación desde que tuve que exiliarme por culpa del golpe al gobierno que dio el cuerpo de Ejecutores. Desde entonces no había hecho más que vagar sin poder comunicarme por culpa de las comunicaciones intermediarias, y después vino lo de la mierda de plan de la Ciudadela.  Suponía que mis hijos también debían estar hartos de  todo.

Esperaba las preguntas de mi hijo, estaba dispuesto a tratarle como un adulto y no mentirle en nada, pero en ese momento irrumpieron los guardias en la cabaña y nos obligaron a tirarnos al suelo. - ¡EH! ¡¡Cuidado con tocar al crío! ¿Qué está pasando?- protesté después de que ordenasen que me tirase, sin entender nada. Busqué a Collins con la mirada para decirle que no pasaría nada, que no se preocupase, aunque no sé si me creería porque daba la impresión de que estaba bastante asustado.

- No hemos hecho nada para merecer esta intrusión. Además, aquí no estamos más que perdiendo el tiempo. Llevadnos de una maldita vez con quien sea para que contactemos con otros gobernantes y científicos, tal y como se dijo en la reunión. - ladeé la cabeza todo lo que pude para poder verles las caras, o más bien cascos, haciendo un sonido de exasperación y desdén.

-Subid a la parte superior. Deben estar descansando el resto. Poner doble barrera- Ordenó el General antes de escuchar los gritos del otro. No obstante, apenas unos minutos después escucharon el mensaje sobre la escolta de la mujer fuera del bosque. El General se acercó al muchacho rubio y extendió una mano para ayudarlo a levantarse.

-Os estamos protegiendo. Había alguien afuera que apuntaba a la casa con armas- Explicó y se quitó el casco con lentitud. Era un hombre entrado en años, para un mago aparentar esa edad indicaba que como  mínimo debía tener unos 125 años. Hizo un gesto de silencio para que callaran y entonces nuevamente los rugidos rellenaron las palabras que quedaron por decir -SAM no es la única cosa que amenaza a Ouroboros en este momento, Señor Ministro. Comprendo su exasperación, estaría en el mismo lugar que usted si me hubiesen atrapado los humanos. Pero comprender que en este momento estáis siendo protegidos por el Consejo, o esa es la orden que tengo. Nos encontramos en toque de queda así que hasta que no sea más tarde no podemos escoltaros a ningún sitio- Indicó y espero que comprendieran sus palabras pues estaba siendo sumamente explícito.

-Os recomiendo que descanseis. Cuando bajéis dentro de unas horas encontraréis el desayuno y os escoltaremos si los Descendientes lo deciden así- Explicó cuando el grupo de guardias empezaban a bajar -Nos quedaremos haciendo guardia- Añadió y tres de los guardias salieron mientras uno de ellos y él mismo se quedaban dentro en posiciones estratégicas. Se colocó de nuevo el casco.

Más información no venía mal, asientí para darle a entender que había comprendido lo que me había dicho sobre la inteligencia artificial. Miré la mano del mago cuando la extendió hacia mí y luego lo miré al casco pero me levanté sin tomarla. Alice y limpie mí camiseta y mí chaqueta para limpiarme las manos en mis pantalones y le ofrecí ayuda a papá para levantarse.

-No. Retirense.- Le ordené al mago al verlo quedarse dentro. Si se quedaban, tendría menos privacidad aún.

No pude ocultar mi cara de indignación cuando dijo que había alguien fuera apuntando a la casa con armas. Ni siquiera aquí estábamos seguros. Sabía que teníamos enemigos por todas partes, pero en la reunión se había acordado que no iban a atacarnos, sino que íbamos a colaborar. Los Descendientes eran bastante tradicionales como para usar armas de fuego, pero sospechaba de los renegados. Ellos no eran puristas que rechazaban los avances en armas, llevaban años usando tanto su magia como armas de fuego. Podía haber sido alguno de ellos. Muchos tenían motivos, como Kyllian, Johan, Thalos, Reiv, Juliet... incluso Leila se había tomado la libertad de apuntarme a la cabeza delante de un montón de gente. Nada indicaba que no pudiese haberlo intentado de nuevo. Seguro que se había quedado tocada de la cabeza después de su encierro, cada vez lo tenía más claro.  - ¿Se sabe quién era? - pregunté por fin, rebajando un poco mi gesto y tono hostil. El viejo parecía de fiar. Cogí la mano de Collins cuando me la ofreció para levantarme, sacudiéndome la ropa.

Resultaba inquietante eso de que S.A.M no era lo único a temer, así que resoplé agobiado porque ya bastante teníamos con la IA como para tener más cosas de las que preocuparnos. - Pues espero ser debidamente informado. He de proteger a mi familia y para ello tengo que saber qué más está pasando. Espero que el Consejo cumpla su palabra y nos sigan protegiendo, pues nosotros hemos acordado cumplir con nuestra palabra cuando nos permitan participar de una maldita vez. Espero que sea pronto, porque insisto en que aquí perdemos el tiempo. - me resigné a que así fuera, mirando de reojo a Collins cuando le dijo al guardia que se marchase. El niño no había entendido que ya no estábamos en disposición de dar órdenes. No eran nuestros guardaespaldas, ni nuestros mayordomos. El guardia, evidentemente, no se marchó. Subimos la escalera para ir a descansar nuevamente. Allí pasaríamos encerrados la siguiente semana, con la casa vigilada y rodeada por guardias.

En cierto momento los guardias recibieron orden de llevarnos con las telépatas, sacándonos a todos de la casa.

Llegamos alli en moto, porque estaba algo puto lejos y ninguno de los dos podíamos desaparecernos, ella por una cosa y yo por otra. Pronto tendría que conseguirle combustible nuevo a la bicha, si queria que siguiese funcionando. Seguro que algun tipo de queroseno mágico o alguna mierdecilla así podia echarle.

Cuando llegamos al lugar paré la moto, habia ido con prudencia y todo. Nos bajamos y se la señalé, diciéndole que la habia encontrado y que no tenía habitantes desde hacia bastante, aunque se notaba que ahi habia vivido gente no hacia demasiado tiempo tampoco.

El caso era que la habia limpiado y todo.
- Por lo menos no te darán ganas de quemarla...es mas grande que las habitaciones de la zona común aquella. Asi si tienes que pararte quieta por lo menos no te mueres del asco, y mira, si te asomas no se ve gente. Es genial, verdad? Sobre todo no quemes lo que viene siendo el caurtucho pequeño debajo de las escaleras. - le dije, insistiendo, pues lo habia usado ya como almacén.

Abri la puerta y me dediqué a abrir ventanas para que entrase luz. Después me detuve, apoyandome en el marco de una ventana, tomando aire y haciendo una pausa.
- Parece que somos expertos en hacer planes de cosas que no sabemos si van a salir bien, eh? - al final lo solté, pues no podía aguantar con la disonancia que me producía estar preparando una casa para descansar y sacar un crio adelante, cuando no sabíamos si habría tiempo para hacerlo. Sin olvidarme de lo otro.

Al quitarme el casco y ver la casa alcé ambas cejas, parecía una casa decente aunque por lo que me dijo ya había estado habitada antes. Le seguí dejando el casco sobre la moto cruzando mis brazos mientras andaba tranquilamente mirando alrededor.
-Ya me extrañaba que no hubiese sido algo parecido a ser un okupa.
Murmuré muy por lo bajo aproximándome a él que no paraba de darme indicaciones. Se me escapó una sonrisa dulce de verdad, no de las que ponía cuando quería darle por saco, al notar que se había tomado la molestia y la preocupación de encontrar aquel sitio. Alcé mi mano asintiendo haciendo una cruz con la contraria sobre mi corazón al escuchar eso de no quemar aquel cuartucho.
-Thalos...no voy a quemar la casa.
"creo"
Asentí de nuevo mirando alrededor, estaba bastante alejada de la población de la isla, cosa que esperaba por su parte y a pesar de ser yo algo más sociable que él aquello no me molestaba en absoluto. Pasé al interior cuando abrió observando el lugar mientras se dedicaba a abrir la ventanas para que aquello no estuviese a oscuras. Por mi parte mandé algunas chispas a las pocas velas que había en el lugar para que la iluminación fuese algo mejor. El lugar estaba bien, era justo suficiente para poder pasar una temporada allí. Seguí paseando por la sala intentando encontrar algún cúmulo de latas de cerveza por algún lado pero nada, al parecer había limpiado.
-¿Estás seguro de que ...
Le iba a preguntar pos su comodidad en aquel sitio, para bromear ya que aquel sitio no parecía tener muchas de las condiciones de sus habituales cuartuchos para caerse muerto pero su pregunta me descuadró. Cogí aire a la par que desviaba la mirada, tomando entre manos una taza que estaba bastante bien colocada en una repisa, junto a más vajilla comenzando a girarla mientras la miraba con mis cejas alzadas en un gesto algo incómodo.
-Vaya... que esperanzador suena Draven. -solté irónica mientras volvía a colocar la taza suspirando hondamente. Apreté mis labios volviendo a mirarle a él cruzando mis brazos.-Gracias por los ánimos.
Me moví algo incómoda y tras esto volví a ponerme en camino para inspeccionar el lugar, abriendo el cuartucho que se encontraba plagado de bombas.
"Ajam...la seguridad made in Draven que esperaba, sin duda"
Volví a cerrarlo dedicándole una mirada a Thalos algo desconcertada aún y finalmente suspiré dejando caer mis brazos pesadamente mientras caminaba hacia él.
-Aún podemos cambiar de idea, voy al hospital y... -Gesticulé con mis manos varias veces y luego encogí mis hombros-Y así podemos centrarnos en Francia y en Reed y...
"Y yo que sé"

- Pero tiré lo que había y compré comida nueva. En el mercado ese. La verdad llevaba tiempo sin comprar comida. Ah, le debo dinero a Johan ahora. Mis libras no servían. Eso si, no me preguntes por el sistema eléctrico de la casa, no se como encenderla. Cosas de magos. Igual tu puedes hacer algo. - dije al terminar de abrir las ventanas y ver como ella iluminaba algo con el fuego. Me di la vuelta y la miré esceptico cuando dijo que no iba a quemar la casa. - Tsk...fijate por donde no te creo.... - hasta sonreí con un poco de malicia.

Me quedé apoyado al lado de la ventana y crucé los brazos, escuchando su respuesta. Sabia que no era esperanzador, pero...si, mis ánimos eran una mierda.
- ...Sabes que el falso positivismo no es lo mio. - alcé las cejas cuando fue al lugar secreto y fui para allá, ya lo habia descubierto. - Pero están ordenadas, y cerradas, hay un cerrojo, ves? - le enseñé el mini cerrojo de mierda que cerraba la puerta.

Cuando ella empezó a decir eso puse mis manos sobre sus brazos y la frené. - No, nada de eso. Solo digo que el mundo podría irse a la mierda pero que a ti y a mi nos da igual, seguimos adelante. - busqué su mirada, ella quería seguir adelante, aun con las dudas, y yo tambien. - Cuando nos ha echado para atrás la posibilidad de una derrota? - la atraje a mi dandole un abrazo prolongado, a su lado siempre sentía menos miedo de todo. Cerré los ojos apoyando mi mejilla sobre su cabeza, acariciando su espalda.

Por una de las ventanas que habia abierto entró un avion de papel. Casi le pego un tiro al verlo pararse de reojo a nuestro lado, pero se desplegó y comenzó a hablar con la voz del elfo aquel, como un mensaje de whatsapp mágico.
- Joder que susto. - dijo lo de Gelion y regruñí por lo bajo. - Ya está dando problemas?