Templo de Sangre

Como vasallo qué era, sumado esto a su protocolar naturaleza, Kafele no podía faltar al evento, vistiendo por supuesto sus mejores galas, ya que el evento del bautizmo de sangre del heredero era todo un suceso, sería un antes y un después en la historia, ya que también se trataba del fin definitivo de la maldición qué afligía a los Pendragon.

Kafele había venido acompañado de su familia, por supuesto, sus tíos, y sus primas y hermanas, a su vez que cargaba entre sus manos un pequeño cofre dorado bellamente decorado qué fungía como joyero, mismo que contenía su ofrenda: un amuleto de protección del ojo de Horus, con varios cristales trabajados de arena decorando su dorada superficie.

Algo para llamar a la opulencia, correcto considerando el rol qué tiene la familia Keops, como administradores del comercio en Ávalon, y mientras pensaba eso, casualmente vió a la dama de la línea principal, nada más y nada menos que Shyvanna Pendragon, fue uno de los muchos qué la saludó con una reverencia.

Y seguramente también fue de los muchos qué hizo un esfuerzo absolutamente sobre-humano para no poner la vista directamente en el tremendo escote qué llevaba, todo por mantener el respeto.

Atravesar el portal fue fácil, controlar sus expresiones  al llegar a Avalon no tanto. Las palabras de Ian habían hecho estragos en ella. No es que no se preocupara por el futuro de Aelin, sabía perfectamente los efectos de tener a Morgana queriendo consumirte pero…

Quizás es que al tener a Chloe y a su padre, así como a los Knox, no entendía lo que sufría Catherine por haber perdido a sus hermanos. La única constante, junto a Matvey y el Consejo, que había tenido desde los 15 años. ¿Acaso no tenía una relación preciada con Chloe? ¿No comprendía que ella intentaba construir algo que no tenía?

Y ahora todo estaba destruido.

Soltó levemente el aire cuando atravesó el portal viendo la cantidad de gente que se reunía en el Templo y tuvo que apretar la cajita en sus manos y mentalmente repasar los materiales y lo que tenía dentro para no caer en un ataque de ansiedad por las miradas y los murmullos a su alrededor. Tenía que caminar, entrar al templo, lo sabía pero estaba demasiado concentrada en no caer en otro ataque.

-Catherine- alguien la llamó y tardó un poco en reaccionar para girarse hacia Rodrigo que la observaba con cara rara. ¿De qué? No sabía. La morena quiso forzar una sonrisa pero no pudo, aún así asintió como reconociendo su saludo -Por aquí - Dijo posicionando una mano en su cintura y empujándola un poco, lo que le sirvió a Catherine para reaccionar. Caminó junto a él pero pronto se dio cuenta de que no iban en dirección a los asientos y sintió un bajón aún peor ante la idea de que estaba invitada pero para verlo desde la distancia…

-Pensé que podría presenciarlo. No sé para qué me invita si…- Rodrigo la interrumpió y le dio la razón -Te estoy llevando con Wthyr y Zephyr- Le explicó y Catherine parpadeó con cierta sorpresa, bajando luego las manos a su regalo y acariciando la cajita -Gracias. ¿Cómo está tu esposa?- Le preguntó por cortesía mientras caminaba, pero recibió un "bien, luego la ves" antes de señalarle una puerta e irse.

La morena le siguió con la mirada hasta que se fue y en la soledad del pasillo se tomó su tiempo para enfrentar a Wthyr y cualquiera que fuera la forma en la que iba a tratarla. Apoyó la espalda de la pared y siguió los pasos que le había dado el psicólogo. Tocó la cajita lentamente y luego percibió lo que había a su alrededor, involucrando sus sentidos para permanecer en el ahí y el ahora.

Su niña estaba lidiando con la puta Morgana por un maldito impaciente.

Bajó la mano hasta la pared y tocó la roca rugosa.

Su hija no iba a poder conocer a su hermano a menos que le sacarán esa parte de Morgana.

Con la mano libre apretó la caja contra su pecho con fuerza. Podía sentir esa necesidad de abstraerse pero era imposible ir por allí, porque entonces cualquier cosa podía hacerla volver de pronto y explotar. Y explotar en Avalon no podía permitirselo con el caudal de magia que había allí y con Wthyr tan cerca. Podía complicarlo todo.

Zephyr crecería solo.

Cerró los ojos un instante pero luego los abrió rápido, mirando alrededor y reconociendo la decoración como parte de su ejercicio.

Morgana seguía en sus vidas. Por su error, por confiar demasiado en alguien más que ella misma.

Dejó escapar el aire débilmente por la boca y se incorporó. No iba a estar mejor de lo que estaba ahora así que enfrentaría la ceremonia y se iría a la cabaña. Quizás le preguntaría a Wthyr si le permitía acceso a la biblioteca para investigar.

Se acercó a la puerta y tocó dos veces antes de abrirla, mirándolos a los dos engalanados con los colores Pendragon. Miró a Wthyr un momento, sintiendo cúmulo de cosas que se mezclaban con sus sensaciones anteriores así que tuvo que, otra vez, que apretara la cajita contra su pecho y los dedos en el pomo. Y pese a ello, las luces a su alrededor parpadearon brevemente por el descontrol de sus sombras. Maldijo interiormente. Esperaba que no se diera cuenta. Había sido sólo un segundo.

Aquí y ahora.

Bajo la vista hacia Zephyr y su gesto mutó del orgullo a la tristeza, pero intento disimularlo cerrando la puerta -Hola- Dijo en un hilo de voz y pareció costarle alejarse de la puerta, pero lo hizo y se acercó a ellos con el corazón latiendo con fuerza. Miró hacia su hijo dormido plácidamente y supuso que… como hijo único también podría ser feliz ¿Verdad? Gio era un ejemplo... O Sean.  Podía… podía conocer a Aedan también. Aunque su melliza no estuviera en la pintura. Alzó una mano y acarició con suavidad el costado del rostro de Zephyr soltando un cargado suspiro. No solo por lo que le costaba pensar en su futuro sino por la cercanía del moreno y la forma en la que su magia le llamaba. Esperaba que Wthyr no le preguntará por los niños tampoco.

-Le he traído algo- Murmuró bajando la mano para observar al Rey Pendragon -No es para ahora, obviamente - Sabía bien que aquel ritual era importante para su familia y para Avalon y no quería imponerse -Pero me gustaría que lo tuviera, para usarlo cuando quisiera- Se alejó un paso y le mostró la cajita a Wthyr, aún esquivando su mirada porque sospechaba que se iba a dar cuenta de que no estaba del todo bien. La abrió y le mostró el broche de plata con su escudo. Finalmente alzó la mirada hacia Wthyr, alzando brevemente un hombro -No hice el tuyo porque supuse que alguno de tus hermanos se lo regalaría… y no estaba segura si preferías plata u oro[/color]

Todavía quedaban algunos minutos para que todo comenzara, para que se realizase el primer ritual de bautismo de sangre en la isla en muchos años. Había partes que lo tenían algo tenso, como la del oráculo sobre las predicciones sobre Zephyr. No estaba seguro de poder conservar la calma mientras las escuchaba. Recolocó al pequeño entre sus brazos cuando pareció querer despertarse, meciéndolo un poco. En un momento dado le pareció que las luces parpadeaban un momento, pero tal vez fuese sólo producto de su imaginación o los nervios previos al ritual.

Alzó la vista lentamente desde Zephyr hasta Catherine al oír su voz saludando, insultándose internamente porque el sólo hecho de escucharla ya le removía. Tenerla delante y con aquel vestido de gala tampoco ayudaba nada, así que volvió a maldecir en su mente al darse cuenta de que se había quedado mirándola de una manera para nada apropiada durante más segundos de los necesarios. Trató de pasar de esa mirada invasiva a una más críptica.

- Catherine. - acabó saludando también, de la manera más formal y seria que pudo mientras hacía una ligera inclinación de cabeza. Habían pasado unas semanas desde que rompieron en Londres bajo la tormenta, pero no había sido tiempo suficiente como para pasar página. ¿Cómo se suponía que iban a hablarse ahora? era realmente incómodo hablar como si nada después de la confesión que le había hecho. Ojalá hubiese sabido mantener la boca cerrada. Se tomó unos segundos para evaluarla mientras ella se acercaba a Zephyr, dándole la impresión de que parecía triste. Lo asoció a que estaba alejada del niño, cosa que entendía perfectamente. Todavía debían pararse a hablar ese tema, porque hasta el momento había preferido que Rodrigo mediase entre ellos en el tema del divorcio.

Notó que le esquivaba la mirada bastante, así que no insistió y dirigió la suya hacia la cajita que le mostraba. - Un regalo...- comentó mientras ella se separaba para mostrar lo que había traído, pensando en los regalos que hubiese querido darle él a ella si hubiesen seguido casados. Al final se le quedaban pobres y escasos los que le había hecho.

- El broche con el escudo de los Le Fay. Al fin y al cabo es ambas cosas...Pendragon y Le Fay. Su poder vendrá de parte de los dos, no debe ocultar ninguna parte. Ambas se complementan. - negó con la cabeza como quitando importancia al hecho de tener otro broche con el escudo Pendragon. Zephyr se iba a hartar de tener escudos de la familia, tanto en forma de joyas como en ropa. - Aún hay cosas que debemos decidir sobre él. - El niño hizo algún ruidillo y se movió como si fuese a despertarse, así que decidió dejárselo a ella para que pudiese tenerlo un poco antes de salir. - Ten, cógelo. - esperó a que ella guardase o dejase la caja en alguna superficie para así pasarle al bebé con cuidado. Al hacer el traspaso rozó su mano con la de Catherine de manera breve, pero ese contacto fue suficiente como para hacerle sentir ese hormigueo y murmullo de la energía mágica comunicándose. La apartó rápidamente en cuanto se dio cuenta, dando un paso atrás y carraspeando de manera muy leve.

- ¿Su hermana se encuentra bien?- preguntó antes de que ella pudiese decir nada más, aunque realmente sí que quería saber si la cría había evolucionado bien. Todavía recordaba la escena en la piscina de sangre, y esperaba que hubiese logrado recuperarse lo suficiente.

-Quería que tuviera algo mío- Le explicó a Wthyr mirando el broche y pasando su pulgar por él. Era delicado y bonito, había sido una buena decisión contratar a Madame Eleonore, así que le hizo sentir mejor aquello. Alzó la mirada hasta él cuando habló del poder de Zephyr pensando que tenía razón, pero cuando mencionó que se complementaban, el gesto de Catherine cambió levemente a uno de añoranza pero… Se detuvo, bajó la vista y cerró la caja, porque sea como fuere, no podía volver sobre sus pasos y deshacerlos.

-Sí, lo sé… Pero creo que necesitábamos un poco de espacio antes de volver a vernos. Me ha sorprendido que Rodrigo me guiara aquí- Le dijo con sinceridad antes de escuchar al bebé, aceptando lo que Wthyr le sugería. Dejó la cajita en una pequeña mesa que había allí con agua y tomó al niño con cuidado, aunque cuando Wthyr la rozó y su magia le recorrió entera tuvo que morderse los labios para no soltar ningún sonido. Miró alrededor como con miedo de que sus sombras empezaran a descontrolarse pero…No. El zumbido había cesado pero había cumplido con la función de centrarla un poco.

Lo vio alejarse finalmente y Cath asintió, entendiéndolo porque para ella era igual de difícil. Reacomodó a Zephyr en sus brazos y sonrió brevemente antes de acariciar su oscuro cabello. Era tan inocente, tan vulnerable, tan pequeño y con un futuro que se le antojaba complicado y muy grande. Lo abrazó un poco y cuando Wthyr preguntó por Aelin, Catherine sintió que no había ocultado bien su pesar. Alzó un poco a Zephyr para apoyar su mejilla contra la de ella, abrazándole, mientras soltaba el aire con pesadez -No- Dijo en un hilillo de voz mientras sentía que le temblaba el labio inferior.

Pero no lloró, se concentró en acariciar un poco a su pequeño y se obligó a sí misma a centrarse. Inspiró profundamente, pese al dolor en su pecho, para percibir el aroma de su niño. Tras eso dirigió la vista hacia Wthyr, concentrándose ese vínculo que ambos tenían y que aunque físicamente se hacía visible cuando se tocaban, no dejaba de existir en la distancia.

Aquí y ahora.

Le sostuvo la mirada grisácea -No puedo volver a traer a Aelin a Ávalon, no puedes verla y Zephyr tampoco. Por eso he venido sola hoy- Tenía que decirlo en voz alta, aceptar la realidad que dolía, y buscar soluciones -Porque una parte de Morgana reside en ella- Volvió a cerrar los ojos, negando con la cabeza y soltando el aire lentamente -Tenías razón ¿Sabes? Duele más cuando te traiciona alguien en quien has depositado tu confianza.

- Lo llevará en la manta de bautizo ahora cuando lo saque. - le aseguró para dejar claro que el regalo era bienvenido. Daba igual lo que hubiese pasado entre ellos, no iba a borrar la herencia de su madre. Quien no lo viese así era un imbécil que no era capaz de ver lo grande que sería su hijo con esa mezcla de sangres. Prefirió no mencionar nada sobre lo de necesitar ambos espacio, pues eso implicaría reconocer que no habían sido buenos días. No haberse visto no significaba que hubiese dejado de pensar en ella, incluso dedicando ratos a golpear el mármol para sacar aquella escultura a su imagen y semejanza. Aunque ahora que la tenía delante...tenía que retocar un poco la nariz. No le había quedado igual. - Que no te sorprenda lo de Rodrigo. Accedió a organizar los asuntos del divorcio y demás. Es alguien de confianza. - zanjó el tema, sabiendo que su amigo no le juzgaba pero sí que sospechaba que no todo había sido de mutuo acuerdo.

Cuando le dejó a Zephyr supuso que ella habría sentido lo mismo en el breve instante en que se rozaron, pero ambos hicieron como si nada. Para qué. Era lo mejor. Se concentró en la imagen de Catherine abrazando a pequeño de esa manera, sintiendo cierta añoranza por lo que podrían haber tenido. Solamente dejó de pensar en ello cuando le respondió con aquel no tan débil, dando a entender que la niña no estaba bien. - ¿Le ha pasado algo? - preguntó con cautela, temiendo que hubiese empeorado. Se quitó la idea de la cabeza, Catherine no estaría allí si su hija estuviese enferma. Aguardó dándole tiempo para responder, parecía estar armándose de valor para hablar mientras seguía abrazando a Zephyr. Finalmente pudo conectar su mirada directamente con la de ella, percibiendo que definitivamente algo no iba bien.

- Sí que puedes traerla, ya te dije que estaba bajo mi protección. Los hermanos deben tener relación en la medida de lo posible. - quiso cortarla cuando empezó a hablar, sin entender lo que había cambiado hasta que dijo la palabra Morgana. El recuerdo de la noche en la que le habló a través de Catherine hizo que le recorriese un escalofrío por la nuca. Acababa de decir que ahora residía en su hija, y no podía hacer otra cosa que creerlo porque de posesiones sabía bastante. Ahora entendía por qué parecía tan atribulada. - ¿Cómo ha podido pasar algo así? ¿Cómo ha llegado hasta ella? - repasó en su memoria lo sucedido el día del nacimiento, pero no encontró nada que lo relacionase con una posesión de Morgana.

Dio un paso más hacia Catherine, pero se detuvo antes de llegar a poner una mano sobre su brazo. Una traición de alguien en quien confiaba...sólo podía ser Ian o Matvey. Sabía que el nigromante era cruel pero no tan estúpido como para hacer algo con el espíritu de Morgana, o para provocar que acabase metida en una niña inocente. Eso le dejaba con Ian, lo cual cuadraba bastante con el odio que les tenía. Le daban ganas de arrancarle la cabeza a ese imbécil, si es que estaba en lo cierto. Se lo dijo... - Al final estamos solos y en lo único que podemos confiar es en nuestra propia fuerza. - sonaba crudo, pero la mayoría de las veces era así. Tal vez él solo podía confiar en su familia de sangre. - Hay que hacer que salga de ella por voluntad propia. Es la única manera de evitarle la condena.

Que Wthyr le confirmara que lo llevaría puesto finalmente le saco una sonrisa sincera a Catherine, que lo miró con ese gesto -Gracias- De alguna forma, la aceptación de ese pequeño broche en aquel ritual hacia que se sintiera mejor y no dejada de lado como sospechaba que iba a suceder en el resto de su vida. Aunque Wthyr nunca le hubiese dado señales para ello. Asintió con suavidad -Me refería… a que no sabía si accederías a verme, Wthyr- Dijo tensando los labios brevemente.

Asintió con suavidad a la pregunta de Wthyr y sabía que iba a tener que contarle todo así que suspiro brevemente mientras reacomodaba al niño en sus brazos -Lo sé, Wthyr. Créeme que lo sé. Ni Avalon ni tú son el problema. Y no tienes idea de lo mucho que te agradezco que la aceptes y que te preocupes por ella de esa manera- Se lo dijo con toda la sinceridad porque había sido de él de quién Catherine habría esperado una actitud mezquina y, por el contrario, había sido comprensivo y… y hasta le había tejido cosas.

Tras contarle lo de Morgana vio su rostro y supo que recordó aquella fatídica noche en la que ambos habían enfrentado a la antigua bruja. Catherine no podía, y tampoco quería, controlar su gesto, después de todo Wthyr sabía el terror que le embargaba cada vez que siquiera pensaba en su ascendente. Las preguntas no tardaron en llegar y Catherine respiró hondo -Ian- Murmuró -La sacó del laberinto con la promesa de destruiros. Intentó manipular el alma para que poseyera a Gwen y se le escapó un pedazo… El día de Tintagel, Wthyr, el día en el que nació Aelin- Esperó que hiciera el resto de las conjeturas porque no quería seguir hablando. Ella ahora que lo pensaba esa situación podría haber explicado porque su niña había nacido así y por ende el Sanguis Ligno la había rechazado porque no era ella… era Morgana, en parte.

Estrechó un poco más a Zephyr como si con eso pudiera escudarlo de todo. Al final Ian tenía razón, no podía protegerlos de todo. Pero lo que menos esperó es que fueran sus acciones las que le hicieran ver con claridad. Le miró cuando dio aquel paso pensando que quizás… no, no tenía porqué pensar nada. Volvió a recordar el momento en el que se recompuso e intento imitarlo pero no lo logró porque sus palabras le dolieron -Quiero decirte que mientes, que no es cierto. Quiero que estés equivocado- Suspiró un poco frustrada -Pero no puedo porque yo misma traicioné tu confianza cuando rompí mi palabra- Alzó los hombros -Tienes razón, Wthyr. No se puede confiar en nadie - Bajó la vista, tratando de tranquilizarse porque no quería ponerse a llorar.

Negó varias veces al oír su sugerencia. Era un inconcebible -No- Volvió a negar varias veces -No voy. Adarle Ávalon. No voy a darle el linaje Pendragon. No voy a renunciar ni a Zephyr ni a ti- Volvió a atraer al niño y respiró profundo negando -Hallaré la manera…- Alzó la vista hacia él -¿Puedo usar tu biblioteca?

Disimuló un gesto de incomodidad cuando ella comentó eso de que no querría verla, cosa que había sido así al menos al principio. Era evitar el problema, y evitar encuentros que le dolían. Si no la veía era todo un poco más fácil. Tenía que asumir que ella había elegido. - ¿Por qué? es absurdo pensar que vayamos a esquivarnos todo el tiempo el resto de nuestras vidas. Compartimos un tiempo juntos, y tenemos a Zephyr. Apenas te guardé rencor unos días, hasta que comprendí que tú siempre habías sido bastante clara conmigo y el que se atrevió a pensar más allá fui yo.- si repasaba momentos entre ellos...siempre había estado de fondo el problema de que Catherine quería al otro. Nunca habían logrado llegar más allá de unos pocos besos. Había sido un ingenuo por pensar que iban a vivir juntos después del nacimiento de Zephyr.

Toda la explicación sobre lo del laberinto, Ian y el intento de posesión de Gwen lo enfureció, deseando poder darle su merecido a ese subnormal que se había atrevido a jugar con lo que no debía. No sólo había condenado a esa cría, sino que había atacado a SU hermana. Había querido meterles el enemigo en casa, y había puesto también en peligro a Catherine. Debía tener serrín en la cabeza. - ¿Ese ignorante quiso poseer a mi hermana? - siseó con una mirada furiosa, negando después con la cabeza. - Gwen no me dijo nada...ella parece estar bien. Puede que ni sepa lo que estaba sucediendo. - necesitaba hablar con ella, en cuanto pudiese. Volvió la mirada hacia el pequeño, que se había calmado en brazos de su madre. Le daba paz verlos así, no quería ser el responsable de separarlos demasiado.

Hizo un sonido irónico con lo de que le gustaría decirle que estaba equivocado. Al final le daba la razón con lo de la confianza, acababa de aprenderlo a golpes y con su propio "amado". - Déjalo. La culpa fue mía por olvidar mis propias palabras sobre lo efímera que era la felicidad y lo de confiar en alguien. Ignoré mis propias directrices, dejé de ser práctico y cometí el error de permitirme cosas que sólo lo complican todo. - aún así estaba seguro de que no podría evitar ayudar o proteger a Catherine en caso de necesidad. Sabía que no sería capaz de quedarse brazos cruzados ignorando por completo si algo le sucedía. Quisiera o no seguía vinculado a ella de algún modo. No sabía si en el caso de ella sería igual, si acudiría en su ayuda si hiciese falta.

- Ni siquiera has oído mi idea. Ahora no es momento para que te lo explique, pero hay que arriesgar para ganar. Si quieres que te ayude tendrás que contarme todo sobre ese disco y dónde está ahora. Destruirlo es vital para poder hacer la siguiente parte. - lo de la biblioteca le pareció que podría ayudarla, aunque no lo suficiente. Aún así accedió, que la visitase si quería. - Como quieras. Así pasas más tiempo con Zephyr. - Cosa que no implicaba que él tuviese que estar presente. Evitar largos contactos era necesario. Cogió el broche de la caja y lo puso en la manta del niño, haciendo un gesto para señalar hacia la puerta que daba hacia el altar. - Llévalo tú en brazos en la ceremonia. Es el bautizo de sangre de mi hijo, soy el rey y yo decido cómo quiero hacerlo. Al infierno si hace rabiar a Shyvanna. - porque sí, aún seguía molesto por el numerito que le había montado el día que volvió tan herido de la misión de Italia. Quería a su hermana, pero se había extralimitado con aquello. - Vamos. - apoyó un momento la mano tras su cintura para que caminase, pero la retiró enseguida.

Trago en seco cuando preguntó "¿Por qué?" Y le miró un instante en silencio. No estaba segura de querer responder esa pregunta pero aún así, ya no tenía nada que perder -Porque para mí era muy difícil verte, saber lo que había dejado atrás - Se la sostuvo un momento más y bajó la vista hacia Zephyr escuchando el resto de sus palabras pensando que Rodrigo le había dicho algo parecido y Kellan también. Joder, esperaba que Rodrigo se hubiese hecho con los dibujos -No Wthyr, está vez te equivocas. Yo también pensé más allá… yo también vi un futuro contigo y destruirlo fue una de las cosas que más me ha costado- Advirtió con sinceridad y si no le creía, allá él, pero ella lo sentía así.

Pudo ver cómo sus palabras cambiaban el semblante del Pendragon, no podía juzgarlo, porque ella misma había perdido un poco los estribos al escuchar la historia. Asintió con suavidad cuando preguntó lo de Gwen suponiendo que eso añadía un poco más de leña al fuego del odio entre ellos. Pero…¿Que iba a hacer? ¿Ocultarlo? ¿Cuándo su vida podía verse afectada por ello? No. No. No le apetecía encubrir a Ian de su estupidez. Quizás las consecuencias de sus actos le ayudarán a ver con más claridad -No sé cómo sucedió, pero quizás deberíamos consultar con alguien. Gwen se veía bien cuando habló conmigo…- Aseguró recordando aquel día con un gesto amargo. Tenía que liberarla de las órdenes, Wthyr ya sabía lo que debía saber y aunque Gwen conocía de primera mano los sentimientos que la volvían loca… poco más podía decirle al Pendragon sin sorprenderlo.

Odió la forma en la que indicaba que lo dejara y como volvía a utilizar ese mecanismo de defensa, esa forma de ponerse práctico. La hizo sentir… fuera de lugar, como si lo de ellos no hubiese importado. Catherine le miró a los ojos un poco reticente, aunque preparada para la respuesta -¿Te arrepientes de lo que vivimos juntos?- Murmuró porque, en su opinión, era lo que le estaba diciendo y… dolía. Pero supuso que estaba bien, porque ella le había hecho mucho más a él. Apartó la mirada como teniendo que viera el efecto que podrían tener sus palabras.

-Aparentemente ya no es un disco… la ató a su anillo de bodas pero no sé quién lo tiene. No… no hablé mucho con él - Pero ahora pensando en frío quizás Matvey lo tenía, porque Ian no. Frunció el ceño. ¿Hace cuanto que Matvey sabía de eso? ¿Hace cuanto que Ian lo sabía? Se removió incómoda cuando el dolor se acrecentó. Odiaba las mentiras. Las odiaba. Igual que las medias verdades.

Asintió como agradecimiento por la biblioteca. Pasaría después de la ceremonia a mirar unos libros y seleccionarlos para luego investigar. Acomodó al niño en sus brazos para que pudiera ponerle el broche, suponiendo que era hora de comenzar con la ceremonia y se movió para entregárselo pero entonces le dijo algo que la sorprendió. Catherine alzó la mirada hacia él estupefacta porque… no se lo esperaba, nada de lo que le había dicho. Sonrió de lado primero y luego de forma abierta antes de atraer a Zephyr y abrazarlo. En parte también quería hacerlo con Wthyr pero… no sabía si lo aceptaría así que detuvo su acercamiento.  Tampoco quería confundirlos.  Sí, a los dos. A él y a sí misma.

Ladeó la cabeza al sentir su contacto estremeciéndole de pies a cabeza  y echó a andar, notando que quitó la mano enseguida así que controló su cara para que no se notará lo que le costaba decirle que la volviera a tocar -Necesito otro favor- Dijo deteniéndose un momento -¿Puedes decirme cómo modificar tu hechizo de la cabaña para prohibirle la entrada a alguien en específico?

En cierto modo le sorprendió que Catherine dijese que también le resultaba difícil verle después de haber roto por completo, pues estaba casi seguro de que no le había sido tan complicado como a él. Al fin y al cabo la que había tomado su decisión era ella. - Supongo que esquivarnos era lo más fácil para ambos. Pero hemos de comportarnos de acuerdo a lo que somos y a nuestras responsabilidades. - reconoció que la evitación era lo que había estado haciendo, porque lo de enviar a Rodrigo a las gestiones había sido una excusa para no encontrarse con ella al menos durante los primeros días. Entornó los ojos levemente con cierta incredulidad porque ahora eso del futuro con él ahora le sonaba a broma, casi le molestaba que se lo recordase porque en su momento le habían dado esperanzas.  - Al final fueron vanas ilusiones y visiones. Sólo eso. Es peligroso darle demasiado valor a esas ensoñaciones. - prefirió no seguir hablando de futuros truncados ni de lo que supuestamente había dejado ella atrás, porque al fin y al cabo había hecho lo que había querido. Nadie la había obligado. La entendía...a medias.

El tema de Gwen y el ataque de Ian hacia ella era otro punto más en contra del licántropo, que había ido demasiado lejos y habría  provocado un mal tan grande que ahora no sabían cómo reaccionar para solucionarlo. No podía hablar con su hermana de eso durante la ceremonia, pero lo haría después. - Consultar al Sanguis. Rechazaría cualquier fragmento de su alma...y Gwen ha estado comunicándose con él recientemente. - por supuesto que no le habló de los designios del Sanguis, de lo que le había dicho tanto a uno como a otro. Unir los Sanguis de Ávalon y Ouroboros. Cada uno tendrían intereses opuestos al respecto. Se quedó pensativo al respecto durante unos segundos, hasta que los derroteros por los que siguió la conversación y la pregunta que le hizo Catherine lo dejaron un tanto noqueado. No apartó la mirada de la suya, a pesar de que ella lo hizo. ¿Era arrepentimiento lo que sentía por haberse implicado tanto con ella y dejar que la atracción pasase a algo más? ¿Por no haberse alejado a tiempo y haber acabado queriéndola poco a poco? Mirando atrás creía que valía la pena haber tenido aquello en lugar de no haberlo tenido nunca. Puede que no hubiese podido evitar acabar así ni aún siguiendo sus propios consejos "prácticos" de tomar ese matrimonio sólo como un medio para un fin.

- No...si volviera a todos esos momentos no cambiaría nada de lo que hice o dije. Si realmente me arrepiento de algo es de haber confesado y de no haberme quedado callado. - porque una vez dicho no había marcha atrás y ahora ella ya sabía todo. Suspiró pesadamente, acabando por bajar también la mirada un momento con la excusa de mirar al niño. Ya no tenía remedio. Mejor centrarse en cosas que sí podían resolver, como lo del disco, anillo o lo que fuese que tenía el alma de aquella bruja. - Pues encuéntralo. El fuego de dragón puede destruirlo. Eso haría que fuese más débil y por tanto sería menos arriesgado buscar soluciones para tu hija. - o eso creía, aún tenía que pensar con más detenimiento la idea que había tenido. Por el momento debían salir ahí fuera para comenzar el ritual. La sonrisa de Catherine al saber que llevaría al niño fue suficiente para saber que era así como tenía que suceder. No pensaba hablar más antes de salir, aunque se detuvo un momento para responder su peculiar pregunta. Algo tramaba.

- La modificación debo hacerlo yo, el hechizo responde a un Pendragon. - no le quedaría otro remedio que ir. También tenía curiosidad por saber a quién quería impedir la entrada a la cabaña, pues el hechizo era para protegerla de enemigos y aquellos que quisieran dañar a su heredero. Sin  más dilación atravesaron finalmente la puerta que les conducía al altar principal del templo.

...

El aroma del incienso los recibió al aparecer ante los allí reunidos. Las luces rojizas  de las esferas que levitaban se reflejaron en sus rostros conforme avanzaban hacia el altar, donde una pila bautismal vacía ocupaba el lugar central. Al llegar allí hizo el anuncio de presentación de su hijo con voz potente y grave, sin dejarse ni una sola de las cosas que era. - El príncipe Zephyr Pendragon Le Fay, el primero de su nombre, heredero de Ávalon, aquel que rompió la maldición.- hizo un gesto a Catherine para que lo alzase sobre la pila bautismal, en la que deberían verter la sangre de los sacrificios...

La forma en la que le dijo que debían comportarse le sonaba más al “céntrate” que en algún momento le había dicho ella. Catherine no pudo hacer más que recorrerle el rostro con una leve sonrisa que destellaba en el agradecimiento porque Wthyr siempre le había tratado de forma más madura que el resto, y cuando ella no se comporta a la altura sus palabras la ayudaban. Le gustaba sentirse así pero se sentía estúpida agradeciéndoselo, así que calló igual que calló lo mucho que estaba en desacuerdo con sus palabras, simplemente apartó la mirada de su rostro con pesar. A ella, esa horrorosa pesadilla, no le había parecido en vano pero…

¿Por qué hacer leña del árbol caído?

La mención de Gwen le recordó que debía quitarle las restricciones, Wthyr sabía cómo se sentía. Nada de lo que le dijera Gwen iba a cambiar su percepción sobre el bucle de autodestrucción en el que había entrado para responder a esa decisión. Le miró un instante -¿Te ha dicho Gwen que es telépata?- Preguntó con curiosidad antes de bajar la vista de nuevo a Zephyr que había soltado un suspiro, algo que le robó una pequeña sonrisa.

Aún así, tras los comentarios de Wthyr se vio en la necesidad de hacer esa pregunta y aunque al principio creyó poder soportar la respuesta, luego prefirió que no y empezó a negar para decirle que no le respondiera -Porque quererme te hace más débil ¿Verdad?- Alzó la mirada con el ceño fruncido -Pues yo no me arrepiento de eso. Me arrepiento de no haberme dado cuenta antes y haber aprovechado el tiempo que tuvimos como quería hacerlo- Le salió en un tono rabioso porque odiaba cuando se ponía de esa forma, como si los sentimientos fueran alguna especie de enfermedad.

-Lo haré- Replicó cuando hablaron del disco/anillo aunque para eso tenía que volver a hablar con Ian.  Pero necesitaba un poco de tiempo para que la rabia, el miedo y el rencor no se arraigaran en ella al verlo y al final, acabara odiándole. Porque pese a todo, no quería eso. Ladeó la cabeza hacia él cuando mencionó lo del hechizo -Entonces tengo que pedirte un favor. Modifícalo para que no entre Ian. Hoy a ser posible. Si no puedes, avísame- Le dijo acomodando a Zephyr porque ya era el momento de seguir así que se encaminó hacia el altar.

El golpe en los sentidos por el incienso hizo que volviera a ser consciente de lo que estaban haciendo  y delante de quien. Fueron apenas segundos los que miró al frente porque sabía que el silencio  y posteriores cuchicheos eran por ella. Bajó la mirada al niño cuando escuchó a Wthyr presentarlo y sonrió abiertamente -¿Estás escuchando, cariño? Papá te está presentando ante tooodos sus vasallos- Le dijo en un murmullo mientras acariciaba levemente el costado de su carita. Vio por el rabillo del ojo el gesto y se movió para acercarlo a la pila, alzándolo sobre esta.

“Supongo que no tienes que ser vidente dragón para saber esto, pero…¿A él lo tenemos que cortar? No sé al final que es lo que se hace en este ritual. Vas a tener que guiarme…de nuevo. ¿Mantengo la conexión o prefieres hablar?”

Aquello sobre Gwen telépata le llamó la atención porque ella no le había dicho nada, y debió reflejarse en su rostro que la noticia le sorprendía. Simplemente negó, sin dar más detalles. El tema que de verdad le tocaba la fibra era cómo había quedado todo entre ellos después de haberse separado, de todo lo que se habían dicho. Gruñó por lo bajo disgustado a modo de confirmación sobre lo que dijo de quererla, porque consideraba que era justo eso. - Es mostrar los puntos débiles. Claro que lo creo. - porque quisiera o no Catherine aún era su debilidad, y no sabía si seguiría siendo así por mucho tiempo o si se le pasaría. Eran idiotas. De haber sabido lo que les estaba pasando tal vez habrían actuado de manera diferente. Pero no. Ella se supuestamente se había dado cuenta tarde y él también se había negado lo que sentía durante más tiempo del que debía. El tono rabioso de Catherine casi le incitaba a responderle cosas que lo complicarían todo, pero debían salir y no ponerse a discutir.

- Al menos reconoces que tuvimos nuestros momentos. - fue lo más suave que quiso decirle antes de salir ante toda la multitud, a hacer la presentación de su hijo. Le dirigió una mirada críptica cuando le hizo la petición de Ian, suponiendo que no tenía muchas ganas de verle después de haberle metido a Morgana en el cuerpo de su pequeña hija. Aún así no dijo nada más, sólo asintió. Ya iría, ahora tenían cosas importantes que hacer. En el templo se encontraban ya la mayoría de vasallos, preparados para las ofrendas. Miró con orgullo la escena de Zephyr siendo alzado por Catherine sobre la pila, intercambiando una mirada con ella cuando hizo conexión mental. Era curioso, pero había echado de menos ese tipo de comunicación que antes le irritaba.

"Mantén la conexión, te iré guiando. Hay que bañar a Zephyr en sangre de sacrificios que harán ahora. Luego el oráculo con las hadas hará profecías sobre su futuro. Después los vasallos harán sus ofrendas y regalos para el príncipe."

Le explicó en términos generales, más o menos como en el ritual de la boda para que no fuese tan perdida. En ese momento las del linaje innombrable, las hadas, comenzaron a rodearlos en el altar, a la espera de hacer en la sangre la lectura del oráculo. Todas ellas iban cubiertas hasta la cabeza, medio encorvadas y con aspecto siniestro. Hacía mucho tiempo que no las veían, pero en ocasiones así siempre salían. Hizo un gesto con la cabeza a Kafele para que se acercase, para hacer el primer sacrificio.

En aquellos momentos, Kafele experimentaba el momento con cierta tensión, porque evidentemente resultaba ser el primer evento de bautizo qué presencia en su vida, porque bueno, realmente es bastante joven, y no se hubiera imaginado que la primera vez que vería uno sería siendo el líder de su linaje.

Por ese motivo es que mientras las cosas todavía  no sucedan y los vasallos se estaban reuniendo, él estaba ocupado vigilando qué las cosas con su familia estuvieran en orden y que él  mismo lo estuviera, todo tenía que salir bien para dar la mejor impresión posible...

Y luego de eso, y despues de quien sabe cuanto tiempo, salió el rey... ¿Y la antigua reina? ¿Estaba ahí? Tuvo que reunir todo lo que tuvo dentro de sí para evitar expresar su infinito desconcierto, ¿No se suponía qué estaban separados?... Bueno, se sabe que con ellos la situación siempre fue muy rara...

Lo primero que hizo fue mandar a callar a sus primas qué estaban a su alrededor con un gesto rápido, porque podía  oír con demasiada claridad su chismorreo sobre la situación, y le molestaba, ya tendrían tiempo, de chismear fuera de un ritual tan importante, y hablando de ritual importante, nota la señal del rey.

Por lo tanto, le hace una señal a quienes traen la cabra, una elegida especificamente para la ocasión, un ejemplar digno de premio, y cuya sangre iba a ser ofrecida.

Kafele mismo terminó tomando las riendas por las que lo traían, y caminó en dirección al altar.

De la manera más humilde, el linaje de Cleopatra ofrece su mejor ejemplar el sacrificio.

Y finalmente, para la conclusión, ofreció al animal en tributo, de la forma en que se le fue instruido para ello, procurando seguir a pesar de lo obviamente mal qué se estaba poniendo el ambiente por la presencia de la antigua reina, Kafele se mantenía estoico, aunque reconoce qué siente algo de pena por ella, debe ser difícil  ser tratada de esa forma en el bautizo de su propio  hijo.

Pero eso ya es algo que supone que verá ella misma en su momento, por ahora, se limita a tomar a la cabra de la cornamenta y llevarla hasta la pila, para finalmente degollar la ahí mismo, con un cuchillo por supuesto preparado para la específica ocasión, con un corte rápido qué evite qué su sufrimiento se prolongue más de lo que toca, hasta que finalmente el animal deja de retorcerse, y eventualmente, también de sangrar.

Tras coordinar con Darren la entrada, ambos se dirigieron hacia la fila de asientos dedicados a la familia. La situación entre ellos había mejorado desde Roma pero seguían siendo políticamente correctos cosa que a Freyja le ponía de los nervios. Los protocolos en sí lo hacían.

Ella por su parte se había encargado de los sacrificios humanos, para los Lothbrock siempre era un honor otorgar vida por alguien que últimamente los sacrificios cayeran en saco roto. O eso creía Freyja, porque cuando vio salir a la antigua Reina en pleno ritual sosteniendo al príncipe, la nórdica ladeó la cabeza con curiosidad y observó al Rey.

Siempre que Catherine Le Fay estaba envuelta, Wthyr actuaba más por impulso que por lo que dictaban los protocolos.

Y a los Pendragon les encantaban los protocolos.

Había pocas explicaciones.

Se inclinó un poco hacia Darren, para que sus labios estuvieran cerca de su oído y se tapó suavemente la boca mientras hablaba, fingiendo que se arreglaba el pelo -¿Tu hermano está enamorado de Le Fay?- Porque le habían perjurado que no estaba controlado así que…

Después del sacrificio de Kafele, fue el momento de Freyja. Björn su hermano trajo a un par de vikingos traidores pero también venía uno de sus primos menores, sin cadenas ni arrastrado, sino por voluntad propia. Freyja lo escoltó hacia la pila saludando a las hadas con un movimiento de cabeza que estaban…¿Estaban siseando? Frunció el ceño pero lo dejó estar, entonces miró a Wthyr y se inclinó en una reverencia, luego hizo lo mismo con el príncipe y finalmente miró a Catherine, ladeando la cabeza a modo de saludo.

-El linaje Lothbrock le regala al príncipe la sangre de los enemigos derrotados y la sangre de un aliado berseker para que su futuro esté lleno de victoria-

Björn movió a uno de los presos y Freyja no dudó ni un ápice en cortarle la garganta. Su primo sostuvo al otro y junto a ella lo acercaron para hacer lo mismo. Björn acabó sosteniendo ambos cadáveres y Freyja le tendió la mano a su primo - Que tu valentía abra las puertas del Vallhalla o Fólkvangr- El nórdico asintió sonriendo brevemente y Freyja le sostuvo la mirada mientras le cortaba la garganta, guió el cuerpo de su primo a la pila. Alzó la vista hacia Wthyr con seriedad, esperando que comprendiera el peso de aquellos sacrificios y lo que odiaba haber sacrificado a una de su clan para una reina que duraría un par de meses. Quería sacárselo en cara porque ella había hablado de…futuro y de mucho tiempo, eso de vencer a la muerte… Y aquí estaba el Rey, soltero de nuevo, hasta los quinotos de hacer rituales por sus bodas.

Acabó de ofrecer la sangre y entre Björn y ella se encargaron de los cadáveres, que se retiraron para ser preparados para el entierro mientras ella volvía a lado de Darren.

OFF: Vestidaco

Estaba un poco irritada de no sentarse al lado de Darren, pero después de saber que el árbol sagrado aprobaba la unión poco podía hacer la verdad. Suspiró cruzándose de brazos con molestia. Al menos Cedric había ocupado el asiento a su lado y no la estúpida de Lake, a la que sólo por divertirse podría tirarle el pelo.

De pronto, observó a Wthyr salir hacia la pila bautismal pero…PERO…Luego vio a la maldita Le Fay sosteniendo a SU sobrino en una de las ceremonias más importantes de su vida. ¿QUIÉN SE CREÍA QUE ERA? ¡SU PUESTO ESTABA DETRÁS DE TODOS ELLOS! ¡NO PODÍA ESTAR AHÍ! ¡SI UNA MUJER DEBÍA ESTAR ALLÍ ERA ELLA!

El iris de Shyvanna brilló en color rojizo mientras respiraba agitadamente. Iba a matarla. Si la mataba entonces la sacaba del camino y dejaba de importunar en SUS tierras con su MALDITA presencia de bruja del demonio. Ni las hadas la querían.

Cedric debía haberse dado cuenta por la forma en la que estaba apretándose la carne y clavándose las uñas. Pero mientras que el protocolo le decía que se quedara quieta, la sangre le hervía así que se incorporó en el mismo instante que Freyja, de manera brusca para empezar a caminar y quitarle el niño a Catherine pero tanto Darren como Cedric la tomaron de la mano. Shyvanna se movió con fuerza como queriendo liberarse provocando que uno de sus pechos se saliera del vestido.

Al final Cedric acabó levantándose para cubrirla con su cuerpo, aquella falla de vestuario, y le susurró un par de palabras que hicieron que Shyvanna le regalara una mirada molesta antes de sentarse con los brazos cruzados tras arreglarse el vestido; mirando a Catherine de forma asesina.

Después. La mataría después.

La confirmación de Wthyr hizo que bajara la mirada con un gesto decepcionado y quizás con una pizca de dolor. Sabía que en eso tenía razón, él era el Rey Pendragon y querer a una Descendiente era sin duda una debilidad. Supuso que ella debería seguir su ejemplo y considerarlo la propia. Le esquivó la mirada después pese a su arranque de rabia. Tenía que aprender a controlarse un poco mejor, sobre todo porque sabía...Sabía perfectamente cómo pensaba Wthyr acerca de los sentimientos, no tenía porqué sorprenderle que su cariño fuese percibido solo como una debilidad por una cría cobarde. Cerró los ojos un momento y agitó la cabeza. Ella se merecía cariño y se merecía amor. Y no tenía porqué verse minimizada por lo que pensaban los demás, se repitió mentalmente antes de escuchar su última frase antes de salir -Fue lo que hizo todo más difícil- Le respondió en tono serio porque no se iba a quedar sin decirle nada. Parecía que él daba por sentado que su ruptura no había sido complicada para ella. ¿Importaría algo si le aclaraba? Lo dudaba, Wthyr ya se había cerrado en banda y si la trataba con cierta deferencia era sencillamente por esas responsabilidades que les unían y el nivel de madurez que tenía. Catherine se dijo a sí misma que debería emularlo.

Afuera todo era más o menos normal hasta que ciertas figuras empezaron a acercarse y a rodearlos emitiendo un ruido molesto. Catherine alzó la vista de Zephyr hacia ellas mientras oía a Wthyr y notó que el siseo en el que mostraban los dientes era hacia ella. La morena empezó a sentirse fuera de lugar y en peligro, con el corazón latiéndole desbocado en el pecho,  echó un paso hacia atrás hasta que su espalda tocó el brazo de Wthyr sólo para sentir que estaba allí. No sabía si la protegería pero llegado el momento, si actuaba rápido, podía usar su vínculo y protegerlos a los tres.

“¿Estas son las hadas?”

Preguntó estupefacta tratando de no temblar y recomponerse un poco mientras las miraba sin comprender cómo es que podían ser tan impactantes a la vista cuando Morgana había sido una beldad de la que hablaban en historias. ¿Había elevado ilusiones? ¿De ahí venían sus poderes? ¿O les había drenado la magia para poder salir de Ávalon?

Vio el sacrificio del moreno por el rabillo del ojo porque no podía evitar dejar de vigilar a las hadas que estaban a su alrededor. Le daba igual lo que pensaran, Catherine empezó a protegerse con su piel de ébano tratando de no ser muy evidente allá donde estaba el escote y las partes de su cuerpo que se veían. ¿Se atreverían a atacarla?

“¿Estás seguro de que aprueban a Zephyr?... Wthyr.. Creo que las has enojado”

Agarró con fuerza a su hijo, si llegaban a hacerle algo no le importaba lo fuertes que fueran, iba a matarlas a todas. Las iba a ahogar una por una en esa piscina de sangre. Vio a Freyja cuando se acercó y le sostuvo la mirada un momento, antes de volver a ver a Zephyr y a las hadas.

“Wthyr… Deberías…Quizás deberías cogerle tú… ¿Y si le sale algo malo en el oráculo? ¿Y si las hadas le echan alguna maldición porque estar en mis manos?”

Estaba empezando a ponerse nerviosa de verdad, mientras más tiempo oía el siseo más sentía que se le metía bajo la piel, pero al menos físicamente no se notaba más allá de su gesto adusto. Incluso se perdió la reacción de Shyvanna porque estaba más pendiente de quienes les rodeaban. Se preguntó si tenían garras…Se preguntó cómo ayudarlas…Se preguntó cómo explicarles que ella no era Morgana. Pero no tenía respuesta para ninguna de sus dudas.

No le pasó desapercibido el siseo de las horrendas hadas, cosa que le inquietó aunque no diese muestras de ello. ¿Era por Catherine? ¿No les agradaba su presencia? Bajó la mirada hacia ella cuando retrocedió hasta chocar su espalda con su brazo, momento en que puso una mano tras su cintura para afianzarla. Estaba asustada, algo totalmente comprensible porque el grupo de hadas rodeándoles era de lo más siniestro. Trató de tranquilizarla respondiendo a su mensaje mental, aunque no sabía si sería suficiente.

"Sí...las hadas que vivían en una zona de las cuevas. El linaje innombrable. No llegaste a verlas"

El desfile de ofrendas para sacrificios comenzó con Kafele, a quien Wthyr recibió con gesto de aprobación mientras vertía la sangre de la cabra sobre la pila bautismal. Era el primer paso para llenarla. - Tu ofrenda de sangre nos honra. - esperó a que se retirase para dar paso a Freyja, dándose cuenta en ese momento de que su Shyvanna parecía furiosa y con ganas de dar un paso al frente. Ya suponía que estaría rabiosa por la presencia de Catherine allí, pero como de verdad se atreviese a hacer algo en el bautizo de su hijo...sería cruzar una línea muy peligrosa. Por suerte Cedric la detuvo con bastante disimulo, de modo que todo pudo continuar según lo previsto. Hizo otro gesto de respetuosa aprobación a la Lothbrok cuando le presentó las dos ofrendas, esta vez humanas. En su opinión hubiese bastado con sacrificar al traidor que tenían en los calabozos porque también era de sangre mágica, pero Freyja no parecía opinar lo mismo. Tras el derramamiento de sangre le sostuvo la mirada largamente y de manera seria al igual que ella, dándole a entender que ya habían sido suficientes sacrificios.  - Que el precio de sangre os sea debidamente recompensado a ti y a todo tu linaje. - lo que en términos mágicos se traducía en que saldrían favorecidos. La pila ya estaba lo suficientemente llena para meter al niño, pero Catherine seguía nerviosa con el tema de las hadas.

"¿Por qué no iban a aprobar a Zephyr? puede que sea por ti...guardan rencor hacia Morgana. Terminaremos pronto, yo lo cogeré."

Decidió ser él quien tomase en brazos a Zephyr en vista de los miedos que tenía ella, y también porque no quería jugársela en el asunto del oráculo. Le quitó la manta al pequeño, entregándosela a Catherine mientras lo sumergía despacio en la viscosa sangre. Se despertó y lloriqueó un poco al estar ahí dentro, aunque quedase la cara a flote. La sangre alrededor de él comenzó a brillar tenuemente y a agitarse. Las hadas se acercaron lentamente, bajando su siseo para comenzar con letanías en gaélico. Agitaron las manos sinuosamente sobre el caldero o pila en la que estaba el infante, haciendo que apareciesen imágenes difusas en su superficie. Las hadas comenzaron a susurrar de manera poco comprensible, interpretando tres posibles profecías del oráculo...

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1. La antigua sangre del dragón prevalecerá
2. Sangre de tu sangre te condenará
3. Destruirás un gran ejército
4. Contigo terminará el linaje Le Fay
5. No hay nada escrito en piedra
6. Unirás el cielo y la tierra con sangre y fuego
7. Nunca surcarás los cielos
8. Tus enemigos caerán y tus aliados se alzarán
9.  Encontrarás el amor donde menos te lo esperes. Todo acabará bien
10. Tu enemigo será tu mayor aliado

El miembro 'Wthyr Pendragon' ha efectuado la acción siguiente: Lanzada de dados

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'Dado (10)' :

off: me han faltado dos dados más XD

El miembro 'Wthyr Pendragon' ha efectuado la acción siguiente: Lanzada de dados

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#1 'Dado (10)' :


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#2 'Dado (10)' :

Al llegar a la ceremonia, se había sentado en el asiento junto a Cedric. ¿Le tocaba ese? La verdad no le importaba, pero desde hacía tiempo el único de sus hermanos que no le aburría era él. Quizás porque no la sermoneaba. O porque no leía sus sermones. Al otro lado estaba Shyvanna. Y si la rubia tenía un problema, se lo podían arreglar peleando para arruinar la fiesta. En realidad, era algo que esperaba con ansias. Y si de paso le hacía pasar un mal momento a la trepadora inútil de Catherine, la verdad es que para ella era lo mejor. Esa mujer nunca debió haber puesto un pie en Ávalon, ni siquiera para acabar con la maldición.

Esperó pacientemente en su asiento, observando los sacrificios que le sacaron un suspiro de hastío. Miró la cabra con indiferencia y le susurró a su hermano en el oido.- Esos siempre ofrecen la cabra más fea.- Vio el sacrificio con cuidado, sin alejar la mirada, pestañear ni encogerse ante lo que veía. Para ella aquello era normal, incluso poca cosa. Después, entró el sacrificio de la Vikinga.- Esa siempre ofrecen a la gente más enclenque. Te apuesto a que quiere meterse en la cama de Whtyr. Ojalá el árbol nos librara de su patética existencia.- Susurró a Cedric, devolviéndose a su asiento mientras el show de Shyvanna comenzaba en horario estelar. Sonrió ampliamente esperando que la siguiente sangre derramada fuera la de Catherine, mientras que ella aprovecharía para empujar un par de centímetros más a Zephyr al fondo de la pileta. Incluso se levantó detrás de Shyvanna para hacer realidad aquella fantasía, sin embargo nada pasó. Tuvo que contenerse la risa que le dio el ataque de molestia de su hermana, sobre todo la parte del exhibicionismo, que fue de lo más divertido. Al final se tuvo que sentar de nuevo, esperando para escuchar las profecías, que esperaba fueran de sangre y dolor.