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En las proximidades de la Cueva de la Desesperacion, encontramos el Lago Hollow. La fuga de población de éste área a causa de la guerra a propiciado que la naturaleza vuelva a apoderarse de este enclave, aunque en las profundidades del lago aun se pueden encontrar desagradables sorpresas, fruto de la misma.
Habia estado cargando cerca de una hora con Vor'kalth, alejandome de la cueva lo mas que pudiera, hasta que nos habiamos internado en un bosque. En el camino, habia ido cogiendo algunas hierbas, algunas que habia encontrado yo, mas bien venenosas, y otras que me habia apuntado él, debilmente. Aunque eso fue solo los primeros cuatro minutos... Empiezo a temer que mi compañero vaya a dejar de hablarme pronto. Tras atravesar el frondoso bosque, del cual tampoco me fio, llegamos hasta el linde, que desemboca en las orillas del Lago Hollow. Ya conocia ese lago. Estabamos más cerca del pueblo. Pero habia que hacer una parada. Llevabamos oyendo truenos rugir desde hace rato, y finalmente ahora, se arranca a llover. Agua no iba faltarnos...el olor a tierra mojada lo inunda todo, y el sonido de la lluvia opaca otros ruidos de posibles depredadores, lo cual me disgusta.
-Mierda...
Maldigo y me agacho, dejando a Vor en el suelo, tomando su pulso de nuevo. Putas drarañas, ahora aqui a mojarse. Es de noche y la luna casi llena ilumina bastante, y se refleja en el lago, con lo que mi vision infrarroja no se hace muy necesaria.
-¿Como estas? Tienes frio? Puedes hablar?- Me quito mi abrigo, y con su bastón y mi espada, improviso un rapido toldo para tapar al jóven y que no siga mojandose. El viento tampoco es muy piadoso con nosotros.
Me meto yo tambien bajo del toldo y sin su permiso me pongo a investigar su herida, el picotazo del bicho. No soy muy comedido y como la ropa esta agujereada, la rasgo un poco más mirando. No tiene buen aspecto... si le quedase vodka, le limpiaría con eso. Pero el veneno me preocupa más. -No se si podremos llegar hasta Bastion Hollow. No tienes ningun modo de entrar en contacto con tus amigos?- empiezo a pensar, podria usar otro veneno como contraveneno, pero a saber... Ademas es que le habia picado en mal sitio, no podia comprimir la zona para evitar la propagacion del veneno. Intento cerciorarme de que al menos, no sangre mucho. Si no me daba una manera de contactar con alguien...tendriamos que seguir adelante, pero moverlo no me parecia buena idea. A las malas, tendria que partir yo solo, dejarlo ahi desprotegido y buscar traer a alguien de vuelta para ayudarlo.
-Mierda...
Maldigo y me agacho, dejando a Vor en el suelo, tomando su pulso de nuevo. Putas drarañas, ahora aqui a mojarse. Es de noche y la luna casi llena ilumina bastante, y se refleja en el lago, con lo que mi vision infrarroja no se hace muy necesaria.
-¿Como estas? Tienes frio? Puedes hablar?- Me quito mi abrigo, y con su bastón y mi espada, improviso un rapido toldo para tapar al jóven y que no siga mojandose. El viento tampoco es muy piadoso con nosotros.
Me meto yo tambien bajo del toldo y sin su permiso me pongo a investigar su herida, el picotazo del bicho. No soy muy comedido y como la ropa esta agujereada, la rasgo un poco más mirando. No tiene buen aspecto... si le quedase vodka, le limpiaría con eso. Pero el veneno me preocupa más. -No se si podremos llegar hasta Bastion Hollow. No tienes ningun modo de entrar en contacto con tus amigos?- empiezo a pensar, podria usar otro veneno como contraveneno, pero a saber... Ademas es que le habia picado en mal sitio, no podia comprimir la zona para evitar la propagacion del veneno. Intento cerciorarme de que al menos, no sangre mucho. Si no me daba una manera de contactar con alguien...tendriamos que seguir adelante, pero moverlo no me parecia buena idea. A las malas, tendria que partir yo solo, dejarlo ahi desprotegido y buscar traer a alguien de vuelta para ayudarlo.
Me empezó a saber mal dudar de Dyospiros o haberlo juzgado negativamente tal y como se fue haciendo cargo de mí. Incluso cuando al principio parecía haberse divertido a mi costa, con algún que otro comentario… ¡Quién le dice a un crío que llorar atrae a drarañas! Aunque en algo me ayudaba que me dijera que no la iba a palmar. Debía saber yo más de eso, pero me dejaba consolar un poco. Cuando preguntó lo de los renegados… Le asentí débilmente, pero no pensé en la moneda hasta más tarde. Y había un problema con ello, aún así.
Él me iba tomando el pulso de vez en cuando. Se puso especialmente hablador cuando estuvimos cerca de abandonar la cueva. Me soltó algún comentario que ni me pude tomar a mal o no le pude responder siquiera, y en el fondo alegraba sus ánimos. Se me hacía todo oscuridad. Me pitaban los oídos. Pero oír una voz me ayudaba a no despegarme mucho de aquel mundo. Tras no aclararse sobre si la iba a palmar o no al menos aceptó en hacerme compañía por ayudarle. No era lo mismo pegarle un corte a una draraña por instinto de supervivencia que aquello, y me sabía mal. Bueno. Me supo mal más tarde.
Decidió cargar primero el bastón y luego me agarró a mí. Me sorprendió que fuera capaz de llevarme, aunque se quejó de mi peso. En absolutamente cualquier otra situación habría dicho alguna chorrada, me habría puesto lila como una berenjena. Pero en aquel momento solo pude hacer un gesto de la cabeza que se podía intuir como un agradecimiento. A partir de ahí me fue cargando donde le pareció bien. Hierbajos, cogió hierbajos al principio, pero pronto se me hizo imposible distinguir un drow de una margarita, así que por mi parte no pude colaborar.
Para más gracia se puso a llover. Cuando me di cuenta, porque la mayoría del rato llevaba los ojos cerrados porque veía un carajo incluso con estos abiertos, estábamos cerca de un lago. Él parecía cansado. Por supuesto que lo estaba. Había pasado una eternidad. Y joder, vaya que si me sabía mal. No tenía porqué hacer todo aquello, se estaba exponiendo al peligro, y sin embargo… Me dejó en el suelo. Quizás se daba por vencido. No, no iba a dudar de él. Me preguntó, su voz me sacó un poco de mi estado distraído.
-No... No preocupar, Dyos…- Le hablé en inglés y no sé porqué. Mi mente regresó al drow de inmediato. -Es… buen sitio para descansar. No importa si… Si muero… quí.- Intentaba sonreírle. Pero los músculos de la cara me dolían incluso con eso. Realmente no me parecía mal lugar, y empezaba a aceptar que no vería el Sol salir de nuevo. Aunque no me alegraba. Él me miró la herida. Probablemente si hubiera podido moverme me habría dado algo de vergüenza, pero si es que pudiera moverme me lo habría curado yo mismo. Me hizo una pregunta.
Cierto. -Una… moneda… No estoy loco…- Intenté muy torpemente mover el brazo derecho, pero me rendí bastante pronto. -[i]En muñeca, algo arriba… Llevo atada…- Yaroslav me dijo que la tuviera cerquita de la piel, donde notara el calor. -Letras… Se escribe mensaje, luego se to…- Tosí. -ca centro… ca… calentar, y…- Me empezaba a dar otro mareo fuerte por el esfuerzo de hablar. Me quedaba seco. -Otras monedas… recibir mensaje… Pero hora. Estar durmiendo, ellos, creo…- Una de las desventajas de ser drow. -... Si yo morir, Dyos…- Lo decía con voz rendida. -Quédate bastón… ¿Entendido? Vende… o no sé…- Esta vez si que conseguí sonreír, aunque para hacer eso me podría haber dado con un canto en los dientes.
Él me iba tomando el pulso de vez en cuando. Se puso especialmente hablador cuando estuvimos cerca de abandonar la cueva. Me soltó algún comentario que ni me pude tomar a mal o no le pude responder siquiera, y en el fondo alegraba sus ánimos. Se me hacía todo oscuridad. Me pitaban los oídos. Pero oír una voz me ayudaba a no despegarme mucho de aquel mundo. Tras no aclararse sobre si la iba a palmar o no al menos aceptó en hacerme compañía por ayudarle. No era lo mismo pegarle un corte a una draraña por instinto de supervivencia que aquello, y me sabía mal. Bueno. Me supo mal más tarde.
Decidió cargar primero el bastón y luego me agarró a mí. Me sorprendió que fuera capaz de llevarme, aunque se quejó de mi peso. En absolutamente cualquier otra situación habría dicho alguna chorrada, me habría puesto lila como una berenjena. Pero en aquel momento solo pude hacer un gesto de la cabeza que se podía intuir como un agradecimiento. A partir de ahí me fue cargando donde le pareció bien. Hierbajos, cogió hierbajos al principio, pero pronto se me hizo imposible distinguir un drow de una margarita, así que por mi parte no pude colaborar.
Para más gracia se puso a llover. Cuando me di cuenta, porque la mayoría del rato llevaba los ojos cerrados porque veía un carajo incluso con estos abiertos, estábamos cerca de un lago. Él parecía cansado. Por supuesto que lo estaba. Había pasado una eternidad. Y joder, vaya que si me sabía mal. No tenía porqué hacer todo aquello, se estaba exponiendo al peligro, y sin embargo… Me dejó en el suelo. Quizás se daba por vencido. No, no iba a dudar de él. Me preguntó, su voz me sacó un poco de mi estado distraído.
-No... No preocupar, Dyos…- Le hablé en inglés y no sé porqué. Mi mente regresó al drow de inmediato. -Es… buen sitio para descansar. No importa si… Si muero… quí.- Intentaba sonreírle. Pero los músculos de la cara me dolían incluso con eso. Realmente no me parecía mal lugar, y empezaba a aceptar que no vería el Sol salir de nuevo. Aunque no me alegraba. Él me miró la herida. Probablemente si hubiera podido moverme me habría dado algo de vergüenza, pero si es que pudiera moverme me lo habría curado yo mismo. Me hizo una pregunta.
Cierto. -Una… moneda… No estoy loco…- Intenté muy torpemente mover el brazo derecho, pero me rendí bastante pronto. -[i]En muñeca, algo arriba… Llevo atada…- Yaroslav me dijo que la tuviera cerquita de la piel, donde notara el calor. -Letras… Se escribe mensaje, luego se to…- Tosí. -ca centro… ca… calentar, y…- Me empezaba a dar otro mareo fuerte por el esfuerzo de hablar. Me quedaba seco. -Otras monedas… recibir mensaje… Pero hora. Estar durmiendo, ellos, creo…- Una de las desventajas de ser drow. -... Si yo morir, Dyos…- Lo decía con voz rendida. -Quédate bastón… ¿Entendido? Vende… o no sé…- Esta vez si que conseguí sonreír, aunque para hacer eso me podría haber dado con un canto en los dientes.
Esto de tener la libertad de salir a cualquier lado le caía mal, porque sabía que era una mentira pero al final terminaba cediendo por el bien común o algo así. Recoger hierbas era prioridad, tenía que reabastecerse para poder hacer pociones y seguir experimentando con las cosas que tenía en mente, sobre todo, para el disque novio amnésico de Azahar. Lo único malo de aquella noche es que empezaba a llover y la mochila que traía a cuestas se hacia cada vez más pesada. Comenzó a correr porque no le gustaba estar afuera durante las horas nocturnas, así fue como se encontró con Adam y terminó de una manera horrible.
Cruzó varias calles con la capucha en alto para evitar que su melena rubia llamara la atención pues se había fijado que había luna llena por ende, demasiada luz y muy buena visión para quien la estuviese persiguiendo. Prefirió tomar un atajo y terminó yéndose por el lago para poder acortar camino, aunque no el pareció buena idea cuando sus botas se empezaron a llenar de fango y a pesarle cada vez más. La respiración se le hacía cada vez más agitada y dificultosa así que se detuvo junto apoyando las manos en las rodillas para poder recobrar el aliento.
Escucho unos murmullos en la oscuridad y una tos, como si de alguien enfermo se tratara. Arrugo el ceño y empiezo a sentir que el corazón se me acelera por miedo a que quieran atraparme de nuevo. Me escondo un poco pero me es imposible no ir a chusmear de que se trata. Con la luz de la luna llena vislumbro a dos tipos y a un bastón peculiar. Peculiar. Particular. Único.
Me doy cuenta, unos minutos más tarde, de que es el bastón que nos salvó el culo a Johan y a mí y alzo las cejas para ir acercandome de a poco hacia ellos -¿Puedo ayudar?- Pregunto desde una distancia prudente y me saco la capucha para distinguir mejor cual de los dos es el que está mal y a cual es el que conozco como…¿Vor? ¿Así había oído por ahí?
Cruzó varias calles con la capucha en alto para evitar que su melena rubia llamara la atención pues se había fijado que había luna llena por ende, demasiada luz y muy buena visión para quien la estuviese persiguiendo. Prefirió tomar un atajo y terminó yéndose por el lago para poder acortar camino, aunque no el pareció buena idea cuando sus botas se empezaron a llenar de fango y a pesarle cada vez más. La respiración se le hacía cada vez más agitada y dificultosa así que se detuvo junto apoyando las manos en las rodillas para poder recobrar el aliento.
Escucho unos murmullos en la oscuridad y una tos, como si de alguien enfermo se tratara. Arrugo el ceño y empiezo a sentir que el corazón se me acelera por miedo a que quieran atraparme de nuevo. Me escondo un poco pero me es imposible no ir a chusmear de que se trata. Con la luz de la luna llena vislumbro a dos tipos y a un bastón peculiar. Peculiar. Particular. Único.
Me doy cuenta, unos minutos más tarde, de que es el bastón que nos salvó el culo a Johan y a mí y alzo las cejas para ir acercandome de a poco hacia ellos -¿Puedo ayudar?- Pregunto desde una distancia prudente y me saco la capucha para distinguir mejor cual de los dos es el que está mal y a cual es el que conozco como…¿Vor? ¿Así había oído por ahí?
Sigue y sigue lloviendo, y yo veo sin verle solucion a lo del medio drow, a no ser que el veneno no sea mortal y tras pasarlas putas, él se recupere. Me pregunto que puñetas hago yo ahi en el bosque pasando frio por ayudar a un recien conocido. Va en contra de mi practicidad. Pero me repito que es de mi especie, que no es un asqueroso humano cruel y que mi yo del pasado, lo habría ayudado. Además, tampoco me estoy exponiendo tanto.
Entonces empieza a mezclarme el drow y el ingles, y a hablar bastante raro. Intuyo que el veneno le está afectando mas.
- En verdad es un sitio igual de bueno para morir como cualquier otro, pero antes has dicho que no querias, no seas tan bipolar y no cambies tanto de idea.
Mi abrigo-toldo, que no es impermeable, empieza a calarse y nos caen algunas gotitas. Dice no se que de una moneda e intento entenderlo, buscandola donde dice. La encuentro ahi atada y la pongo en mis manos, mirandola con cara rara -un galeon de magos? Con esto se comunican? Increible. Está bien, intentaré usarlo.
Me acerco mucho a el para poder escucharlo porque me habla flojo y la lluvia hace mucho ruido, entonces me dice que venda su baston si la palma. -No, se lo daré a Roac, en todo caso. Intenta sobrevivir hasta que.... -me quedo con la moneda en la mano dispuesto a escribir un mensaje,pero entonces oigo una voz que me es desconocida. Preparo mi daga y me levanto, dejando a Vor bajo el toldo, apuntando a Anteia con la daga. Vale, ha dicho algo de ayudar...en verdad si, podria usar algo de ayuda ahora mismo, pero no me fio. En mi pose defensiva, vuelvo a usar el inglés, muy entendible, pero aun con un acento particular, mas fuerte del necesario -¿Quién eres tu? -no habia escrito ningun mensaje de auxilio aun -¿Como demonios nos has encontrado? -una persona, de noche, bajo la lluvia, en el lago?
Entonces empieza a mezclarme el drow y el ingles, y a hablar bastante raro. Intuyo que el veneno le está afectando mas.
- En verdad es un sitio igual de bueno para morir como cualquier otro, pero antes has dicho que no querias, no seas tan bipolar y no cambies tanto de idea.
Mi abrigo-toldo, que no es impermeable, empieza a calarse y nos caen algunas gotitas. Dice no se que de una moneda e intento entenderlo, buscandola donde dice. La encuentro ahi atada y la pongo en mis manos, mirandola con cara rara -un galeon de magos? Con esto se comunican? Increible. Está bien, intentaré usarlo.
Me acerco mucho a el para poder escucharlo porque me habla flojo y la lluvia hace mucho ruido, entonces me dice que venda su baston si la palma. -No, se lo daré a Roac, en todo caso. Intenta sobrevivir hasta que.... -me quedo con la moneda en la mano dispuesto a escribir un mensaje,pero entonces oigo una voz que me es desconocida. Preparo mi daga y me levanto, dejando a Vor bajo el toldo, apuntando a Anteia con la daga. Vale, ha dicho algo de ayudar...en verdad si, podria usar algo de ayuda ahora mismo, pero no me fio. En mi pose defensiva, vuelvo a usar el inglés, muy entendible, pero aun con un acento particular, mas fuerte del necesario -¿Quién eres tu? -no habia escrito ningun mensaje de auxilio aun -¿Como demonios nos has encontrado? -una persona, de noche, bajo la lluvia, en el lago?
Empezaba a notar el frío penetrar mi piel. No sabía si me alegraba aquello -que me unía a la realidad- o me daba aún más asco. Quería mover una mano y taparme un poco la herida que me acababa de dejar al descubierto pero no fui capaz de ello. Se hacía más cómodo quedarse quieto, descansar, esperar un poco… Aunque él me pidió que no fuera tan bipolar. -Es… difícil- Le gemí casi con un esfuerzo. Estaba planteándome pensar que acabara con aquello. No esperaba salir ya de ahí. Que me cortara el pescuezo por piedad, que él se fuera donde quisiera, que se olvidara de aquel pequeño capítulo de su vida. Aunque en el fondo que me instara a luchar me hizo callarme la boca.
Pareció creerme con el tema de la moneda y no le costó mucho encontrarla. Debía estar entreteniéndose con ella, pero yo apenas veía. No sabía si era cosa de que fuera de noche y no lograra hacer funcionar la infravisión, o si es que realmente aquello era el final. Entonces, mencionó a Roac. No me parecía tan mal la idea de que la urraca se quedara al bastón, aunque dudaba que pudiera sacar uso a tantísimo cristal. Me preguntaba donde estaba, ¿O tal vez se había unido a nosotros? Yo ni la había visto venir… Si es que merodeaba. Pero con la lluvia mucho podía poner en duda.
Entonces él interrumpió una de sus frases. Había escuchado algo. Yo también, distante, irreconocible, una voz. No sé que demonios había dicho. Empecé a sentirme mucho más ansioso, acumulando así otro malestar encima. Tenía miedo, aunque no sabía de qué. Entonces él se levantó y se fue. Le escuché hablar en inglés con el desconocido. Al menos no debía ser otra draraña, me dije. Intenté agitarme un poco, defenderme. No era capaz de ver qué sucedía. Solo una chaqueta empapada por encima de mí. -... No…- Me sentía indefenso. -No, sol…- Yo hablaba de forma poco entendedora. Parecían más los chillidos de un cerdo pequeño hambriento más que las palabras de un drow.
Por el rabillo del ojo veía el lago. Me dije, “míralo, y al menos te irás al otro mundo con un bonito recuerdo”. Me pareció curiosa la Luna reflejada en el agua y no se porqué. Tomé aire una vez más mientras esperaba a que lo que tuviera que pasar sucediera de una vez.
Pareció creerme con el tema de la moneda y no le costó mucho encontrarla. Debía estar entreteniéndose con ella, pero yo apenas veía. No sabía si era cosa de que fuera de noche y no lograra hacer funcionar la infravisión, o si es que realmente aquello era el final. Entonces, mencionó a Roac. No me parecía tan mal la idea de que la urraca se quedara al bastón, aunque dudaba que pudiera sacar uso a tantísimo cristal. Me preguntaba donde estaba, ¿O tal vez se había unido a nosotros? Yo ni la había visto venir… Si es que merodeaba. Pero con la lluvia mucho podía poner en duda.
Entonces él interrumpió una de sus frases. Había escuchado algo. Yo también, distante, irreconocible, una voz. No sé que demonios había dicho. Empecé a sentirme mucho más ansioso, acumulando así otro malestar encima. Tenía miedo, aunque no sabía de qué. Entonces él se levantó y se fue. Le escuché hablar en inglés con el desconocido. Al menos no debía ser otra draraña, me dije. Intenté agitarme un poco, defenderme. No era capaz de ver qué sucedía. Solo una chaqueta empapada por encima de mí. -... No…- Me sentía indefenso. -No, sol…- Yo hablaba de forma poco entendedora. Parecían más los chillidos de un cerdo pequeño hambriento más que las palabras de un drow.
Por el rabillo del ojo veía el lago. Me dije, “míralo, y al menos te irás al otro mundo con un bonito recuerdo”. Me pareció curiosa la Luna reflejada en el agua y no se porqué. Tomé aire una vez más mientras esperaba a que lo que tuviera que pasar sucediera de una vez.
El refugio que habia elegido esta vez para esconderse y pasar la luna llena no distaba demasiado del lago hollow. Una pequeña gruta, en las montañas que lo circundaban. Ademas, pensó que nadie rondaría por alli. O muy poca gente. En parte no se equivocaba...pero al mismo tiempo se equivocaba lo suficiente. Unas pocas ataduras hechas con prisas no bastaban para retener su forma de lobo.
La luna estaba alta, brillaba a medias entre las nubes que descargaban lluvia y que no la dejaban asomarse demasiado rato, pero ahi estaba. A los truenos, se une el aullido de un lobo. El mio. Escarbo las pocas piedras que habian interpuestas en la entrada, como si alguien las hubiese derrumbado recientemente evitando mi salida, pero al poco consigo empujarlas y hacerlas rodar. Libre, husmeo el aire. Hay muchos olores....todo se confunde, pero para un depredador, para un cazador natural, hallar un rastro incluso en esas condiciones no es imposible. Primero echo a correr ladera abajo, hasta llegar a la mismisima orilla del lago. Me acerco hasta ella, asomandome al turbio reflejo que me ofrece el lago. Unos ojos rojos brillantes me miran desde ese agua. Con un gruñido doy media vuelta, lanzando otro aullido. Entonces me congelo, el aire trae el olor a sangre. Sangre humana. Tras elevarme sobre mis dos patas bajo la lluvia, cuando mas o menos determino la direccion de la que viene el olor, me apoyo tambien sobre las delanteras, y empiezo a trotar lentamente, sin prisa pero sin pausa. Al poco de avanzar, localizo dos figuras humanas, dos de pie. Percibo que hay algo más... otra presa que debe estar en el suelo. Pero no parece muy vivo ni saludable. Me agazapo tras unos matorrales espesos. El sigilo no es lo mio, pero la lluvia camufla mis ruidos al ocultarme. Dos ojos rojos y brillantes los observan desde la maleza.
La luna estaba alta, brillaba a medias entre las nubes que descargaban lluvia y que no la dejaban asomarse demasiado rato, pero ahi estaba. A los truenos, se une el aullido de un lobo. El mio. Escarbo las pocas piedras que habian interpuestas en la entrada, como si alguien las hubiese derrumbado recientemente evitando mi salida, pero al poco consigo empujarlas y hacerlas rodar. Libre, husmeo el aire. Hay muchos olores....todo se confunde, pero para un depredador, para un cazador natural, hallar un rastro incluso en esas condiciones no es imposible. Primero echo a correr ladera abajo, hasta llegar a la mismisima orilla del lago. Me acerco hasta ella, asomandome al turbio reflejo que me ofrece el lago. Unos ojos rojos brillantes me miran desde ese agua. Con un gruñido doy media vuelta, lanzando otro aullido. Entonces me congelo, el aire trae el olor a sangre. Sangre humana. Tras elevarme sobre mis dos patas bajo la lluvia, cuando mas o menos determino la direccion de la que viene el olor, me apoyo tambien sobre las delanteras, y empiezo a trotar lentamente, sin prisa pero sin pausa. Al poco de avanzar, localizo dos figuras humanas, dos de pie. Percibo que hay algo más... otra presa que debe estar en el suelo. Pero no parece muy vivo ni saludable. Me agazapo tras unos matorrales espesos. El sigilo no es lo mio, pero la lluvia camufla mis ruidos al ocultarme. Dos ojos rojos y brillantes los observan desde la maleza.
Me quedo de piedra cuando un hombre de piel oscura sale del improvisado toldo con pocas ganas de colaborar y parecer amable. Es más me apunta con una daga al pecho, como si yo hubiese venido de manera amenazante lo que me hace mirarlo mal porque sus modales no son correctos.
-Soy Anteia y baja la daga, es muy feo eso que estás haciendo-
Le corrijo con un tono que no admite excusas y que he logrado perfeccionar a lo largo de casi dos décadas de maternidad. Me llevo las manos a las caderas cuando pregunta porque estoy aquí señalando mi mochila como si fuese obvio.
-Estoy volviendo a mi mansión. Vine a recoger unos paquetes y quise recortar camino-
Murmuro asi no más y después miro el coso protector con un gesto preocupante. Y si el había lastimado al chico?
-¿Dónde has conseguido ese bastón? ¿Dónde está su dueño?
Pregunto haciendo un claro gesto de indagación, estirando el cuello a ver si logro ver bajo la choza al medio drow que habiamos adoptado hace poco en la resistencia. Estoy demasisdo consciente de que hay alguien que necesita mi ayuda y no me percato de los aullido
-Soy Anteia y baja la daga, es muy feo eso que estás haciendo-
Le corrijo con un tono que no admite excusas y que he logrado perfeccionar a lo largo de casi dos décadas de maternidad. Me llevo las manos a las caderas cuando pregunta porque estoy aquí señalando mi mochila como si fuese obvio.
-Estoy volviendo a mi mansión. Vine a recoger unos paquetes y quise recortar camino-
Murmuro asi no más y después miro el coso protector con un gesto preocupante. Y si el había lastimado al chico?
-¿Dónde has conseguido ese bastón? ¿Dónde está su dueño?
Pregunto haciendo un claro gesto de indagación, estirando el cuello a ver si logro ver bajo la choza al medio drow que habiamos adoptado hace poco en la resistencia. Estoy demasisdo consciente de que hay alguien que necesita mi ayuda y no me percato de los aullido
Era una noche... Tranquila en el Lago Hollow. Si, llovía, pero era más que una gran tromba, una simple llovizna que caía entre los jirones de nubes del cielo a través del cual se veían las estrellas y la luna redonda, blanca y brillante en todo su explendor. El bosque aledaño estaba también tranquilo, y paseando por él y por su tierra húmeda, con el olor de la hierba, las plantas y la humedad lo recorría pendiente del suelo y de aquello que crecía en él. Tenía a Magnolia en mi pelo, junto a otro montón de flores que había ido recogiendo, cubría mi cuerpo de aquella lluvia con una gigantesca hoja que utilizaba a modo de paraguas, la había deformado hace ya tiempo para hacerla más grande y que pudiese cubrirme del agua, y agarrando su tallo caminaba apaciblemente recogiendo algunas plantas que pudiesen serme útiles. No se encontraban demasiadas en la naturaleza, la mayoría, tras el uso masivo, la recolección sin replantación, y las guerras y conflictos, habían desaparecido. Pero aún podía encontrar algunas, y siempre era útil.
En aquello estaba, sin darle mucha importancia a ningún asunto, teóricamente aquella zona no estaba bajo la mano de la Alianza Humana, así que en teoría no debía tener demasiado miedo a que un soldado viese a una chica con una hoja anormalmente grande como paraguas. Era un leve alivio, nunca se sabía en aquel mundo. Me agaché para recoger una hierba pequeña que crecía al pie de unos árboles y la metí en mi morral, solamente una de ellas, aunque habían un par juntas. Siempre debía dejar a la naturaleza seguir su vida... Pero al levantarme para continuar escuché un escalofriante aullido. ¿Había lobos en aquella zona? No estaba segura, pero había sonado terriblemente cerca. Miré en aquella dirección y pude ver una gran criatura antropomórfica con rasgos caninos pasar corriendo en una dirección. Era un hombre lobo.
Sentí el deseo de marcharme de ahí para evitar accidentes o problemas, y me pregunté como no se había percatado de mi presencia... Despues caí en el hecho de que estaba llena de flores, y que entre aquello y la lluvia probablemente mi olor quedaba bastante camuflado. Finalmente pensé que aquel ser estaba dirigiéndose a un sitio muy concreto, no deambulaba esperando captar algo, era como un perro que ya había encontrado un rastro, y temí que alguien pudiese estar en peligro. Decidí seguirle por el bosque, haciendo el menor ruido posible, y siempre atenta a ir viento en contra para que no me oliese. No tardé en ver como alcanzaba una zona clareada donde había varias personas reunidas hablando entre sí. No alcanzaba a escuchar las conversaciones, pero parecía... Un drow y una mujer de apariencia humana. El primero amenazaba a la segunda con una daga, y esta se intentaba mantener firme, como si le importase bien poco aquel filo apuntándola directamente.
Por otra parte, la criatura de enorme envergadura se agazapó en el suelo cual cazador y se hundió en unos matorrales. No hacía falta ser un detective como para saber que había encontrado lo que seguía, y que iba a comérselos si nadie hacía nada. Ellos tampoco parecían especialmente conscientes de los aullidos que se habían escuchado, o al menos, parecían preocuparse por algo más. Pude ver una especie de tienda de campaña improvisada, y parecía que había algo dentro, pero era imposible decir esto a ciencia cierta a esa distancia. Sopesé mis opciones un instante... Lo mejor sería echarles una mano, no quería meterme en problemas, pero quería todavía menos sentirme responsable de que salieran perjudicados cuando pude haberles ayudado. Extendí mis manos hacia el arbusto y rápidamente empecé a mover los dedos a un ritmo constante, como si de ellos se extendiesen hilos que estuviesen conectados a algo que pretendía controlar. Estaba utilizando mis poderes. La bestia había sido tan amable de meterse ella sólita en una planta de considerable espesor. Además, siendo un arbusto que crecía en el lago, y que estaba siendo regado por la lluvia, podía suponer fácilmente que su ramaje interior era flexible, lo que haría más difícil el librarse de él. Intenté hacer que las ramas se plegasen y cerniesen alrededor de sus patas para que no pudiese moverse, y de forma precavida, también alrededor de su hocico, como si de un bozal para perros se tratase. De nada servía atarle al suelo si de unas dentelladas podía deshacerse de las ataduras. Intentando reforzar más mi agarre intenté manipular también las raíces de dos árboles cercanos para que se extendiesen hacia la bestia y así poder afianzarle con algo más firme. Después de aquello corrí hacia delante, metiéndome también en el claro donde aquel grupo se había reunido. No sabía cuanto duraría aquello, ni siquiera si lo había logrado efectivamente, pero no me paré a comprobarlo, debía avisarles. Intenté llamar su atención moviendo una mano al frente, mientras la otra sujetaba mi improvisado paraguas, y cuando estuve a una distancia prudencial de ellos arrojé un puñado de semillas que dispersé en arco detrás de mi, entre la bestia y yo. Quería tener un seguro en caso de que se liberase.
-¡Hola! Disculpad mi intromisión, seguro que tienen un motivo de peso para estar aquí en esta noche...-Comencé a hablarles, con cierto respeto pero en tono apresurado y con una sonrisa un poco nerviosa. Si, era poco probable que aquellas personas fuesen de la alianza, pero nunca se sabía. Quizás estaba metiéndome de lleno a salvar a quienes me matarían sin dudar. Pero eso no lo podía saber, y prefería confiar.-... Pero... Ahí detrás hay un licántropo.-Les dije señalando el matorral de donde venía.-Y ya sabeis, estamos en... Esos días del mes para ellos.-En esta ocasión, señalé a la luna.-Así que sería recomendable que os alejáseis y eso... A menos...-Miré la tienda de lona... ¿Había alguien más dentro? Esbocé una evidente mueca de preocupación sincera ¿Llegaba quizás demasiado tarde? -¿Ha pasado algo?
En aquello estaba, sin darle mucha importancia a ningún asunto, teóricamente aquella zona no estaba bajo la mano de la Alianza Humana, así que en teoría no debía tener demasiado miedo a que un soldado viese a una chica con una hoja anormalmente grande como paraguas. Era un leve alivio, nunca se sabía en aquel mundo. Me agaché para recoger una hierba pequeña que crecía al pie de unos árboles y la metí en mi morral, solamente una de ellas, aunque habían un par juntas. Siempre debía dejar a la naturaleza seguir su vida... Pero al levantarme para continuar escuché un escalofriante aullido. ¿Había lobos en aquella zona? No estaba segura, pero había sonado terriblemente cerca. Miré en aquella dirección y pude ver una gran criatura antropomórfica con rasgos caninos pasar corriendo en una dirección. Era un hombre lobo.
Sentí el deseo de marcharme de ahí para evitar accidentes o problemas, y me pregunté como no se había percatado de mi presencia... Despues caí en el hecho de que estaba llena de flores, y que entre aquello y la lluvia probablemente mi olor quedaba bastante camuflado. Finalmente pensé que aquel ser estaba dirigiéndose a un sitio muy concreto, no deambulaba esperando captar algo, era como un perro que ya había encontrado un rastro, y temí que alguien pudiese estar en peligro. Decidí seguirle por el bosque, haciendo el menor ruido posible, y siempre atenta a ir viento en contra para que no me oliese. No tardé en ver como alcanzaba una zona clareada donde había varias personas reunidas hablando entre sí. No alcanzaba a escuchar las conversaciones, pero parecía... Un drow y una mujer de apariencia humana. El primero amenazaba a la segunda con una daga, y esta se intentaba mantener firme, como si le importase bien poco aquel filo apuntándola directamente.
Por otra parte, la criatura de enorme envergadura se agazapó en el suelo cual cazador y se hundió en unos matorrales. No hacía falta ser un detective como para saber que había encontrado lo que seguía, y que iba a comérselos si nadie hacía nada. Ellos tampoco parecían especialmente conscientes de los aullidos que se habían escuchado, o al menos, parecían preocuparse por algo más. Pude ver una especie de tienda de campaña improvisada, y parecía que había algo dentro, pero era imposible decir esto a ciencia cierta a esa distancia. Sopesé mis opciones un instante... Lo mejor sería echarles una mano, no quería meterme en problemas, pero quería todavía menos sentirme responsable de que salieran perjudicados cuando pude haberles ayudado. Extendí mis manos hacia el arbusto y rápidamente empecé a mover los dedos a un ritmo constante, como si de ellos se extendiesen hilos que estuviesen conectados a algo que pretendía controlar. Estaba utilizando mis poderes. La bestia había sido tan amable de meterse ella sólita en una planta de considerable espesor. Además, siendo un arbusto que crecía en el lago, y que estaba siendo regado por la lluvia, podía suponer fácilmente que su ramaje interior era flexible, lo que haría más difícil el librarse de él. Intenté hacer que las ramas se plegasen y cerniesen alrededor de sus patas para que no pudiese moverse, y de forma precavida, también alrededor de su hocico, como si de un bozal para perros se tratase. De nada servía atarle al suelo si de unas dentelladas podía deshacerse de las ataduras. Intentando reforzar más mi agarre intenté manipular también las raíces de dos árboles cercanos para que se extendiesen hacia la bestia y así poder afianzarle con algo más firme. Después de aquello corrí hacia delante, metiéndome también en el claro donde aquel grupo se había reunido. No sabía cuanto duraría aquello, ni siquiera si lo había logrado efectivamente, pero no me paré a comprobarlo, debía avisarles. Intenté llamar su atención moviendo una mano al frente, mientras la otra sujetaba mi improvisado paraguas, y cuando estuve a una distancia prudencial de ellos arrojé un puñado de semillas que dispersé en arco detrás de mi, entre la bestia y yo. Quería tener un seguro en caso de que se liberase.
-¡Hola! Disculpad mi intromisión, seguro que tienen un motivo de peso para estar aquí en esta noche...-Comencé a hablarles, con cierto respeto pero en tono apresurado y con una sonrisa un poco nerviosa. Si, era poco probable que aquellas personas fuesen de la alianza, pero nunca se sabía. Quizás estaba metiéndome de lleno a salvar a quienes me matarían sin dudar. Pero eso no lo podía saber, y prefería confiar.-... Pero... Ahí detrás hay un licántropo.-Les dije señalando el matorral de donde venía.-Y ya sabeis, estamos en... Esos días del mes para ellos.-En esta ocasión, señalé a la luna.-Así que sería recomendable que os alejáseis y eso... A menos...-Miré la tienda de lona... ¿Había alguien más dentro? Esbocé una evidente mueca de preocupación sincera ¿Llegaba quizás demasiado tarde? -¿Ha pasado algo?
¿Anteia? Ese nombre me parecia mas bien poco. Habria preferido una presentacion mas tecnica.... pero claro, pedir el bando, las inclinaciones y la profesion de primeras era algo que no se hacia y que la gente no respondia. Pero eh, yo tenia una daga en la mano. Y a ella parecia no importarle mucho. Lo mismo que me importó a mi que me dijese que bajase la daga, porque no la bajo ni un milimetro. Entorno la mirada hacia ella, ¿volviendo a su mansion? Estaba siendo irónica conmigo?
Se fija en el baston, como si lo reconociese, preguntando por su dueño. -¿Eres de lo renegados? Acaso reconoces ese baston? -sigo interpuesto entre ella y Vor, pero me hago un poco a un lado para que puede ver mejor- Su dueño está ahí, está a mi cargo. - vale, no habia hecho un muy buen trabajo, pero... Entonces, le enseño el galeón dorado que Vor me habia dado para mandar un mensaje -Me lo ha dado él, para pedir ayuda. ¿Tú sabes de esto?- miré bien su cara. Si me mentía, intentaría averiguarlo por cualquier gesto que ella hiciese, por minusculo que resultase. Oigo a Vor farfullar algo, sin mucho sentido, suponiendo que la fiebre le debe de estar acosando.
Entonces escucho el jaleo de la vegetacion siendo revuelta y gruño un poco, girandome. Y ahora qué? Veo una masa de matorrales y algo más, un lobo enorme retorciendose entre ellas. Suelto una risotada por desesperacion. En serio? La luna llena vuelve locos no solo a los lobos si no tambien a las drarañas? Me fijo en la joven pelirroja que se nos acerca por otro lado, y mi daga no es suficiente para controlar a Anteia y a ella ni que decir al lobo ya. Aunque al igual que la rubia, no parece agresiva. Pero no puedes fiarte de las apariencias. Remarca lo del licántropo, sin duda ella se habia dado cuenta antes que yo. Y la bestia estaba atrapada, es posible que ella tuviese algo que ver.... ruedo la mirada porque me jode que la joven pelirroja haya detectado un enemigo antes que yo. Entonces, se percata de que no pasamos por buenos momentos.
"A la mierda, Dyospiros. Ya serían tres contra uno. O de verdad pueden ayudar, o es el fin"
-Si! si pasa! Ése de ahí, lo ha envenenado una draraña!
Señalo energicamente con la mano libre hacia Vor, bajo el toldo. Ya llevaba mas de una hora asi y la cosa no pintaba muy bien. Vigilo al licántropo, sin fiarme un pelo, y luego a las otras dos. -Necesita ayuda urgente, yo no puedo curarlo. Pero si vais a ayudarnos, yo puedo ayudaros a vosotras....- La mano libre que usé para señalar a Vor, ahora la uso para hacer que Emwyn empiece a arder en llamas violetas, brillantes y altas. Luego apunto mi mano hacia Anteia, causandole el mismo efecto. Dichas llamas, por supuesto, no queman, son fuegos fatuos, ni si quiera dan calor. Pero convertirlas en antorchas humanas podría espantar un tanto al lobo, puesto que la bestia es incapaz de distinguir y no creo que sea muy amigo del fuego.
Se fija en el baston, como si lo reconociese, preguntando por su dueño. -¿Eres de lo renegados? Acaso reconoces ese baston? -sigo interpuesto entre ella y Vor, pero me hago un poco a un lado para que puede ver mejor- Su dueño está ahí, está a mi cargo. - vale, no habia hecho un muy buen trabajo, pero... Entonces, le enseño el galeón dorado que Vor me habia dado para mandar un mensaje -Me lo ha dado él, para pedir ayuda. ¿Tú sabes de esto?- miré bien su cara. Si me mentía, intentaría averiguarlo por cualquier gesto que ella hiciese, por minusculo que resultase. Oigo a Vor farfullar algo, sin mucho sentido, suponiendo que la fiebre le debe de estar acosando.
Entonces escucho el jaleo de la vegetacion siendo revuelta y gruño un poco, girandome. Y ahora qué? Veo una masa de matorrales y algo más, un lobo enorme retorciendose entre ellas. Suelto una risotada por desesperacion. En serio? La luna llena vuelve locos no solo a los lobos si no tambien a las drarañas? Me fijo en la joven pelirroja que se nos acerca por otro lado, y mi daga no es suficiente para controlar a Anteia y a ella ni que decir al lobo ya. Aunque al igual que la rubia, no parece agresiva. Pero no puedes fiarte de las apariencias. Remarca lo del licántropo, sin duda ella se habia dado cuenta antes que yo. Y la bestia estaba atrapada, es posible que ella tuviese algo que ver.... ruedo la mirada porque me jode que la joven pelirroja haya detectado un enemigo antes que yo. Entonces, se percata de que no pasamos por buenos momentos.
"A la mierda, Dyospiros. Ya serían tres contra uno. O de verdad pueden ayudar, o es el fin"
-Si! si pasa! Ése de ahí, lo ha envenenado una draraña!
Señalo energicamente con la mano libre hacia Vor, bajo el toldo. Ya llevaba mas de una hora asi y la cosa no pintaba muy bien. Vigilo al licántropo, sin fiarme un pelo, y luego a las otras dos. -Necesita ayuda urgente, yo no puedo curarlo. Pero si vais a ayudarnos, yo puedo ayudaros a vosotras....- La mano libre que usé para señalar a Vor, ahora la uso para hacer que Emwyn empiece a arder en llamas violetas, brillantes y altas. Luego apunto mi mano hacia Anteia, causandole el mismo efecto. Dichas llamas, por supuesto, no queman, son fuegos fatuos, ni si quiera dan calor. Pero convertirlas en antorchas humanas podría espantar un tanto al lobo, puesto que la bestia es incapaz de distinguir y no creo que sea muy amigo del fuego.
Yo no me empanaba de mucho, incluso cuando se empezó a armar un poco de jaleo. Apenas era capaz de entender qué sucedía entre pitos y flautas. Oía estos dos hablar. En inglés, y eso me dificultaba bastante entenderlos. No parecía ser una conversación amistosa, aunque pude intuir algo que más o menos me sonaba… Una voz femenina, que decía algo de Anteia… ¡Anteia! ¡Yo conocía esa mujer! Eso o todos los nombres femeninos me parecían idénticos, que en realidad también era cierto. Me agité un poco intentando llamar la atención de Dyospiros, para que no la matara. Pero el esfuerzo fue demasiado para mi cuerpo y me acabó dando un buen calambre.
-Dy… ¡Dyos!- Fue un susurro gritado. No me preguntes como. Intenté alzar más la voz pero poco o nada salía de mi garganta. Escuché una risa. No sé que estaba pasando. Notaba la ansiedad nublarme aún más los sentidos, abría los ojos, quería girarme, ver. Todo era imposible, sin embargo. -No l… mate…- Conocía mi compañero lo suficiente para saber que iba a querer hacerle daño si era poco hábil con las palabras. Y precisamente Anteia había logrado sacarme un poco de quicio con su efusividad, rasgo al cual intuí que el drow no estaría acostumbrado.
Entonces sentí otra voz entre la lluvia. Entendí poco más que una disculpa, “alejáseis” y la palabra licántropo. No. No. -DÉJANOS…- Quería un poco más de tiempo. El pulso empezaba a acelerarse por el miedo. Habían dos mujeres por allí. DOS. Eso era mucho más de lo que podía aguantar. Y un animal, una bestia salvaje temible. Esta vez hice otro amago de moverme que me permitió girar un poco la cabeza. Me arrepentí de inmediato, al ver la escena. Dyos gritó algo de una draraña mientras decía que pasara. -No… No conozco, pel… roja...- Gemí. ¡Cómo podía fiarse de una desconocida! La tía de la hoja no la había visto en mi vida. Y encima era putamente pelirroja. Los pelirrojos eran el mal, ya lo había comprobado.
Y de repente fuego. Fuego lila, justo después de que Dyos dijera que podían ayudar. ¡Acababa de prenderlas en llamas! ¡Estaba loco! ¡Estaban todos locos aquella noche! ¿Era la puta Luna lo que hacía a la gente más agresiva? -¡No!- Entonces reparé en que era fuego fatuo. Y aún así no estaba seguro de porqué lo había hecho. También me percaté entonces que llevaba todo el rato hablando en drow, y si alguna de aquellas niñas me había escuchado no deberían haber tenido ni idea de qué estaba gimiendo. -Tiempo… solo quiero tiempo… no…- La sensación de estar despierto y no poder moverse era horrible. Empezaba a ver la posibilidad de recuperarme (aunque no por ayuda externa) solo porque sentía que necesitaba ponerme en pie y gritar cuatro cosas a toda la peña que se había juntado por allí. En cuanto fuera capaz de tener fuerza para agarrar un bastón podría curarme yo mismo. Solo necesitaba un poco de tiempo. Solo un poco...
-Dy… ¡Dyos!- Fue un susurro gritado. No me preguntes como. Intenté alzar más la voz pero poco o nada salía de mi garganta. Escuché una risa. No sé que estaba pasando. Notaba la ansiedad nublarme aún más los sentidos, abría los ojos, quería girarme, ver. Todo era imposible, sin embargo. -No l… mate…- Conocía mi compañero lo suficiente para saber que iba a querer hacerle daño si era poco hábil con las palabras. Y precisamente Anteia había logrado sacarme un poco de quicio con su efusividad, rasgo al cual intuí que el drow no estaría acostumbrado.
Entonces sentí otra voz entre la lluvia. Entendí poco más que una disculpa, “alejáseis” y la palabra licántropo. No. No. -DÉJANOS…- Quería un poco más de tiempo. El pulso empezaba a acelerarse por el miedo. Habían dos mujeres por allí. DOS. Eso era mucho más de lo que podía aguantar. Y un animal, una bestia salvaje temible. Esta vez hice otro amago de moverme que me permitió girar un poco la cabeza. Me arrepentí de inmediato, al ver la escena. Dyos gritó algo de una draraña mientras decía que pasara. -No… No conozco, pel… roja...- Gemí. ¡Cómo podía fiarse de una desconocida! La tía de la hoja no la había visto en mi vida. Y encima era putamente pelirroja. Los pelirrojos eran el mal, ya lo había comprobado.
Y de repente fuego. Fuego lila, justo después de que Dyos dijera que podían ayudar. ¡Acababa de prenderlas en llamas! ¡Estaba loco! ¡Estaban todos locos aquella noche! ¿Era la puta Luna lo que hacía a la gente más agresiva? -¡No!- Entonces reparé en que era fuego fatuo. Y aún así no estaba seguro de porqué lo había hecho. También me percaté entonces que llevaba todo el rato hablando en drow, y si alguna de aquellas niñas me había escuchado no deberían haber tenido ni idea de qué estaba gimiendo. -Tiempo… solo quiero tiempo… no…- La sensación de estar despierto y no poder moverse era horrible. Empezaba a ver la posibilidad de recuperarme (aunque no por ayuda externa) solo porque sentía que necesitaba ponerme en pie y gritar cuatro cosas a toda la peña que se había juntado por allí. En cuanto fuera capaz de tener fuerza para agarrar un bastón podría curarme yo mismo. Solo necesitaba un poco de tiempo. Solo un poco...
Si, humanos. Tres, por lo menos. La sangre, la de la mujer, llama más mi atención. No se por qué. Instinto, quizá. Uno, está debil. Sería presa fácil. Pero a los lobos no les gusta atacar a lo moribundo. Disfruto de la caza. Pero hay algo más, otro humano. Lo percibo tarde, cuando el matorral que me oculta se vuelve contra mí. ¿Que ocurre? No, no van a retenerme. Debo cazar, comer, matar.
Empiezo a gruñirle al matorral y a lanzar dentelladas a aquellas ramas que aprisionan mis extremidades, hasta que unas ramas lían tambien mi hocico. Me revuelvo armando un jaleo de mil demonios, retorciendome, intentando romperlas con mis garras. Son dificiles de romper, porque no están nada secas, y son muy flexibles, asi que partirlas exige mucha fuerza o arañazos. Mientras los humanos siguen ahí, tan cerca de mi. Tan a mi alcance. La trampa de Emwyn sin duda les da algo de tiempo. Llega un momento que mis patas están atrapadas por las ramas y no puedo seguir propinando zarpazos, que es lo que mas efectivo resultaba para romperlas. Estampo mi cabeza contra las otras ramas, sacudiendo la cabeza freneticamente para sacarme las raices del hocico, haciendo fuerza por abrirlas. Tiro de mis patas con fuerza, no necesito partir las flexibles ramas. El suelo humedo, las raices del matorral, poco profundas. Con la suficiente fuerza y empuje, arranco el matorral de cuajo, aun enredado a mi. Ahora soy un licántropo arbusto muy, muy furioso. Mi hocico sigue enredado y sellado, pero no será por mucho tiempo....y aun asi los gruñidos que profiero son audibles. Los humanos hacen algo con el fuego. Un fuego muy brillante que me intimida un tanto y evita que me lance en un placaje directo contra ellos. Iba a saltar para destrozarles el cuello de un zarpazo, pero ese fuego...hace que me lo piense, retrocedo un poco.
Sin embargo mis ansias asesinas pueden mas. Clavo mis ojos rojos como la sangre en Anteia, preparandome para saltar y abalanzarme contra ella con las garras por delante dispuestas a destrozarla(las patas debidamente cubiertas por matojos) Esos momentos de duda previos por mi parte a causa del fuego que la rodea, hacen que quizá sea posible que las ramas que Emwyn dirigió contra mi me apresen una pata trasera, con lo cual mi ataque contra Anteia sería menos fuerte o ni si quiera llegaría a alcanzarla.
(acierto no me atrapa raiz)
(fallo, pues si me atrapa la patica)
Empiezo a gruñirle al matorral y a lanzar dentelladas a aquellas ramas que aprisionan mis extremidades, hasta que unas ramas lían tambien mi hocico. Me revuelvo armando un jaleo de mil demonios, retorciendome, intentando romperlas con mis garras. Son dificiles de romper, porque no están nada secas, y son muy flexibles, asi que partirlas exige mucha fuerza o arañazos. Mientras los humanos siguen ahí, tan cerca de mi. Tan a mi alcance. La trampa de Emwyn sin duda les da algo de tiempo. Llega un momento que mis patas están atrapadas por las ramas y no puedo seguir propinando zarpazos, que es lo que mas efectivo resultaba para romperlas. Estampo mi cabeza contra las otras ramas, sacudiendo la cabeza freneticamente para sacarme las raices del hocico, haciendo fuerza por abrirlas. Tiro de mis patas con fuerza, no necesito partir las flexibles ramas. El suelo humedo, las raices del matorral, poco profundas. Con la suficiente fuerza y empuje, arranco el matorral de cuajo, aun enredado a mi. Ahora soy un licántropo arbusto muy, muy furioso. Mi hocico sigue enredado y sellado, pero no será por mucho tiempo....y aun asi los gruñidos que profiero son audibles. Los humanos hacen algo con el fuego. Un fuego muy brillante que me intimida un tanto y evita que me lance en un placaje directo contra ellos. Iba a saltar para destrozarles el cuello de un zarpazo, pero ese fuego...hace que me lo piense, retrocedo un poco.
Sin embargo mis ansias asesinas pueden mas. Clavo mis ojos rojos como la sangre en Anteia, preparandome para saltar y abalanzarme contra ella con las garras por delante dispuestas a destrozarla(las patas debidamente cubiertas por matojos) Esos momentos de duda previos por mi parte a causa del fuego que la rodea, hacen que quizá sea posible que las ramas que Emwyn dirigió contra mi me apresen una pata trasera, con lo cual mi ataque contra Anteia sería menos fuerte o ni si quiera llegaría a alcanzarla.
(acierto no me atrapa raiz)
(fallo, pues si me atrapa la patica)
Dados
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Ocupación
Bando
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Edad
Nacionalidad
El miembro 'Lykaios Knox' ha efectuado la acción siguiente: Lanzada de dados
'Probabilidad' :
'Probabilidad' :
Me quedo medio parada cuando el otro tipo me pregunta si soy renegada pensando que es bastante buena idea desaparecerme en ese instante, pero reconocer el bastón hace que me quede. Es lo único que hace que mis pies se queden ahí y no salgan corriendo cuando sigue apuntándome con la daga. Asiento haciéndole saber que sí y alzo las cejas sonriendo con más calma cuando saca la moneda.
-Sí, obvio-
Digo como si fuese la cosa más normal del mundo y me la saco de entre el pantalón y mi piel teniendo cuidado de que el cinturón de pociones no se mueva demasiado ni muy bruscamente. Alzo la moneda delante de él y empiezo a escribir un mensaje porque asumo que sola no podré arreglarmelas con Vor. Mando uno simple “Ayuda, Lago Hollow”. Levanto la mirada cuando gruñe arqueando una ceja porque -Sí, sí, soy así de despistada- no he sido más que amable con él
-Mira, yo voy a ir a ve…-
Me quedo con la palabra en la boca cuando aparece otra persona que no conozco y ya empiezo a ponerme a la defensiva y un poco -BASTANTE- paranoica.
“¡Es una emboscada! Me quieren atrapar”
Empiezo a dar un par de pasos hacia Vor dirigiendo mis manos hacia él y utilizando esa curiosa habilidad que había descubierto hace un par de años, no era mucho, pero podía percibir que estaba muy mal por la incapacidad de armar oraciones, las toses y los ineficaces intentos de proseguir. No sólo hago eso, si no que extiendo mi sentimiento de tranquilidad hacia ellos para bajar un poco el estrés que nos rodea pero no logro hacer efectivo nada porque empiezo a arder y grito como loca dos segundos antes de darme cuenta que no me estoy quemando en serio
-PERO SERÁ POSIBLE…. ESTO ES UNA LOCURA. NO SALGO MÁS DE LA BASE!!!-
Espeto, sobre todo, frustrada por no poder ayudar a Vor ya que la desconocentración rompió la canalización de la cura y él estaba en muy mal estado. Me sacudo un poco y me giro en el momento en el que se me eriza la piel del cuello, apenas reacciono para poner las manos encima de mi cara pero el licántropo ataca con toda la fuerza habida y por haber en un ser de tal bestialidad, que me aplaca y me tira al piso provocando que varias de mis pociones se revienten y empiecen a regarse. Entre ellas, una que congela cuya dosis no es muy fuerte pero entre la cercanía de los dos empieza por regarse por una de las garras del tipo y por mi pecho.
-¡¡AYUDA!!
OFF:
0 + 10 (habilidad)= Vor regenera 10 puntos de PS.
Lo siento Vor, soy un asco XDDDD Culpa al Dyos por encenderme. Me distrajo (?)
-Sí, obvio-
Digo como si fuese la cosa más normal del mundo y me la saco de entre el pantalón y mi piel teniendo cuidado de que el cinturón de pociones no se mueva demasiado ni muy bruscamente. Alzo la moneda delante de él y empiezo a escribir un mensaje porque asumo que sola no podré arreglarmelas con Vor. Mando uno simple “Ayuda, Lago Hollow”. Levanto la mirada cuando gruñe arqueando una ceja porque -Sí, sí, soy así de despistada- no he sido más que amable con él
-Mira, yo voy a ir a ve…-
Me quedo con la palabra en la boca cuando aparece otra persona que no conozco y ya empiezo a ponerme a la defensiva y un poco -BASTANTE- paranoica.
“¡Es una emboscada! Me quieren atrapar”
Empiezo a dar un par de pasos hacia Vor dirigiendo mis manos hacia él y utilizando esa curiosa habilidad que había descubierto hace un par de años, no era mucho, pero podía percibir que estaba muy mal por la incapacidad de armar oraciones, las toses y los ineficaces intentos de proseguir. No sólo hago eso, si no que extiendo mi sentimiento de tranquilidad hacia ellos para bajar un poco el estrés que nos rodea pero no logro hacer efectivo nada porque empiezo a arder y grito como loca dos segundos antes de darme cuenta que no me estoy quemando en serio
-PERO SERÁ POSIBLE…. ESTO ES UNA LOCURA. NO SALGO MÁS DE LA BASE!!!-
Espeto, sobre todo, frustrada por no poder ayudar a Vor ya que la desconocentración rompió la canalización de la cura y él estaba en muy mal estado. Me sacudo un poco y me giro en el momento en el que se me eriza la piel del cuello, apenas reacciono para poner las manos encima de mi cara pero el licántropo ataca con toda la fuerza habida y por haber en un ser de tal bestialidad, que me aplaca y me tira al piso provocando que varias de mis pociones se revienten y empiecen a regarse. Entre ellas, una que congela cuya dosis no es muy fuerte pero entre la cercanía de los dos empieza por regarse por una de las garras del tipo y por mi pecho.
-¡¡AYUDA!!
OFF:
0 + 10 (habilidad)= Vor regenera 10 puntos de PS.
Lo siento Vor, soy un asco XDDDD Culpa al Dyos por encenderme. Me distrajo (?)
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El miembro 'Anteia Malfoy' ha efectuado la acción siguiente: Lanzada de dados
'Curación' :
'Curación' :
Al parecer había otro herido, envenenado por... ¿Una draraña? ¿Que margaritas era eso? Al principio pensé que había intentado decir "araña" pero que se le había ido la lengua, quizás por los nervios de la situación. Pero finalmente, con un tiempo acabé comprendiendo que era un tipo de fauna extraña de la cual no tenía muchos conocimientos. Aun así, aquello era irrelevante en ese momento. Dijo que necesitaba ayuda urgente, y estuve a punto de acercarme a echarle una mano, cuando detrás de nosotros se escuchó el sonido de la bestia. Me giré y la vi... Tenía una linda armadura arbusto. Durante unos segundos seguí contemplándolo. Era peligroso, pero si la situación se ponía seria, él mismo se había puesto el cinturón bomba encima, no me costaría demasiado intentar retenerle moldeando de nuevo la planta que llevaba a cuestas.
Sin embargo algo más perturbó mi concentración. La voz del drow diciéndome que nos iba a ayudar, y momentos después estaba en llamas. Ahogué un grito de sorpresa, y por poco me tiré al suelo a rodar sobre el barro. Sentí como a mi alrededor todas las flores intentaban extender sus tallos, como si pretendiesen protegerme. Y cerré los ojos para no sentir el dolor... Pero nunca llegó. En ningún momento las llamas llegaron a hacerme daño. Eran violáceas y ni siquiera daban calor, pero eran llamas, parecían llamas. Me miré las manos confundida, no me gustaba. No me gustaba el fuego en absoluto, y mis flores se revolvían incómodas por su propia cuenta... (Aparentemente) O más correcto sería decir, que sin que yo lo quisiera.
El enorme lobo estaba ya casi sobre nosotros, debía reaccionar pronto. Seguía terriblemente asustada, confundida y sin saber qué hacer exactamente, pero debía reaccionar inmediátamente. Volví a concentrarme en las semillas, en el suelo, en aquel núcleo de vida... La bestia se abalanzó sobre la otra mujer con intención de despedazarla, tomé aire y lo expulsé... Y del suelo crecieron una larga hilera de enredaderas que intentaron capturar a la criatura y tirar de ella hacia atrás, centrándose sobre todo en su boca, pues no deseábamos mordeduras innecesarias. Sabía bien que aquello no era más que una solución temporal, igual que el arbusto, que utilizaba para entrelazar las nuevas y las viejas plantas. Si arrancaba esas también del suelo, tendría al menos otro peso extra, y más materia vegetal que poder manipular. Dentro de lo malo, no era lo peor. Y en cualquier caso podría dar tiempo a la otra mujer para apartarse.
Por mi parte no tenía excesivo miedo allí. Con tantos árboles en los alrededores, en el peor de los casos me acercaría a uno y haría que me subiese hasta su copa, donde aquella cosa no pudiese capturarme. Desgraciadamente, siendo tantos, en ese estado, y en medio de un claro no podía hacer lo mismo con los otros.
-¡Vamos! ¡Intenta salir! ¡Haré lo que pueda por retenerlo!-Utilizaba mis poderes de forma evidente. Pero ¿Que mas daba? El drow también lo hizo, y no parecía que allí nadie fuese a decir nada malo por que intentásemos salvarnos el cuello los unos a los otros con nuestros trucos.
-----------------------------
Off: Pues nah, usemos el dadete... Si funciona, pues eso, funciona. Y si no, me como los mocos y Lika a Anteia (?)
Sin embargo algo más perturbó mi concentración. La voz del drow diciéndome que nos iba a ayudar, y momentos después estaba en llamas. Ahogué un grito de sorpresa, y por poco me tiré al suelo a rodar sobre el barro. Sentí como a mi alrededor todas las flores intentaban extender sus tallos, como si pretendiesen protegerme. Y cerré los ojos para no sentir el dolor... Pero nunca llegó. En ningún momento las llamas llegaron a hacerme daño. Eran violáceas y ni siquiera daban calor, pero eran llamas, parecían llamas. Me miré las manos confundida, no me gustaba. No me gustaba el fuego en absoluto, y mis flores se revolvían incómodas por su propia cuenta... (Aparentemente) O más correcto sería decir, que sin que yo lo quisiera.
El enorme lobo estaba ya casi sobre nosotros, debía reaccionar pronto. Seguía terriblemente asustada, confundida y sin saber qué hacer exactamente, pero debía reaccionar inmediátamente. Volví a concentrarme en las semillas, en el suelo, en aquel núcleo de vida... La bestia se abalanzó sobre la otra mujer con intención de despedazarla, tomé aire y lo expulsé... Y del suelo crecieron una larga hilera de enredaderas que intentaron capturar a la criatura y tirar de ella hacia atrás, centrándose sobre todo en su boca, pues no deseábamos mordeduras innecesarias. Sabía bien que aquello no era más que una solución temporal, igual que el arbusto, que utilizaba para entrelazar las nuevas y las viejas plantas. Si arrancaba esas también del suelo, tendría al menos otro peso extra, y más materia vegetal que poder manipular. Dentro de lo malo, no era lo peor. Y en cualquier caso podría dar tiempo a la otra mujer para apartarse.
Por mi parte no tenía excesivo miedo allí. Con tantos árboles en los alrededores, en el peor de los casos me acercaría a uno y haría que me subiese hasta su copa, donde aquella cosa no pudiese capturarme. Desgraciadamente, siendo tantos, en ese estado, y en medio de un claro no podía hacer lo mismo con los otros.
-¡Vamos! ¡Intenta salir! ¡Haré lo que pueda por retenerlo!-Utilizaba mis poderes de forma evidente. Pero ¿Que mas daba? El drow también lo hizo, y no parecía que allí nadie fuese a decir nada malo por que intentásemos salvarnos el cuello los unos a los otros con nuestros trucos.
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Off: Pues nah, usemos el dadete... Si funciona, pues eso, funciona. Y si no, me como los mocos y Lika a Anteia (?)
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El miembro 'Emwyn' ha efectuado la acción siguiente: Lanzada de dados
'Probabilidad' :
'Probabilidad' :
Mi salto genera la suficiente fuerza para alcanzar a Anteia, a la cual derribo de un fuerte placaje. Noto la congelacion en una de mis patas, por culpa de la pocion que se le ha roto a Anteia. No se que es eso, no lo entiendo, pero me quema del frio que da, y no me gusta. Así que antes de que sea demasiado tarde, aparto mi zarpa de ahi. Hay mas frio extendiendose alrededor de esa mujer, que sigue ardiendo y cegándome los ojos. Fuego y cosas que dan frio y queman. Me aparto de la mujer en llamas y miro a la otra mujer que tambien está en llamas. Mas plantas se enredan sobre mi, aparte del matojo que ya llevo encima. Intentan sellar mis facuces, pero tampoco podia abrirlas mucho aun debido a su anterior movimiento. Las ramas flexibles del matorral siguen ahí.
Me alejo de Anteia, mientras el suelo por el que se derramo la pocion sigue congelandose. Miro a Emwyn, gruñendole y arrugando el hocico sellado. Ella tambien porta ese fuego. Pero hay más gente ahí, mas victimas.... no huelen como los humanos, no tan apetitosos, pero esos no arden, no son tan peligrosos. Entonces, parece que voy a atacar a Emwyn, porque echo a correr hacia ella, pero quiebro y me lanzo sobre Dyospiros. Afortunadamente para él mis fauces no están libres y aunque lo intento, no logro morderlo. Pero lo empujo con toda la fuerza de mi cuerpo. Le suelto un zarpazo tremendo contra el pecho, golpeandole en su cabeza con la mia (yo queria morderlo, pero al final queda en un cabezazo de licántropo). Termino estampándolo contra un arbol con brutalidad, frustrado porque no puedo cenármelo, asi que le suelto otro zarpazo y lo tiro por ahí. Voy a seguir ensañandome con él pero entonces....otro aullido suena en la noche. Es lejano, pero es un aullido largo y fuerte. De otro licántropo. Una llamada que no puede ser desoida...
Tras permanecer unos segundos congelado, escuchando, me sacudo un poco mas como si quisiera librarme de esos matojos de nuevo. Me libero de unos cuantos aunque otros sigan aun sobre mi, entonces echo a correr, siguiendo la direccion de aquel aullido y abandonando el lugar
Me alejo de Anteia, mientras el suelo por el que se derramo la pocion sigue congelandose. Miro a Emwyn, gruñendole y arrugando el hocico sellado. Ella tambien porta ese fuego. Pero hay más gente ahí, mas victimas.... no huelen como los humanos, no tan apetitosos, pero esos no arden, no son tan peligrosos. Entonces, parece que voy a atacar a Emwyn, porque echo a correr hacia ella, pero quiebro y me lanzo sobre Dyospiros. Afortunadamente para él mis fauces no están libres y aunque lo intento, no logro morderlo. Pero lo empujo con toda la fuerza de mi cuerpo. Le suelto un zarpazo tremendo contra el pecho, golpeandole en su cabeza con la mia (yo queria morderlo, pero al final queda en un cabezazo de licántropo). Termino estampándolo contra un arbol con brutalidad, frustrado porque no puedo cenármelo, asi que le suelto otro zarpazo y lo tiro por ahí. Voy a seguir ensañandome con él pero entonces....otro aullido suena en la noche. Es lejano, pero es un aullido largo y fuerte. De otro licántropo. Una llamada que no puede ser desoida...
Tras permanecer unos segundos congelado, escuchando, me sacudo un poco mas como si quisiera librarme de esos matojos de nuevo. Me libero de unos cuantos aunque otros sigan aun sobre mi, entonces echo a correr, siguiendo la direccion de aquel aullido y abandonando el lugar
Empecé a cuestionar mi salud mental en cuanto vi un lobo herbáceo salir de entre los arbustos. Ahí iba Anteia. la rubia repipi, caminando. Se acercaba. La otra mujer, veía también la otra mujer. No sabía de que estaban hablando todos en general. Vi un galeón, ¿Estaba pidiendo ayuda? ¿Demostrando que era renegada? Y luego se acercó. Curar. Aquella tía sabía curar. Y más o menos lo intentó, se acercaba a mi, poco a poco… Y parecía estar haciendo algo. No me hacía sentir mejor pero si al menos un poco menos tieso. Fue como el mayor alivio de mi puta vida. Como si de repente hubiera dejado de estar petrificado. Aunque no fue inmediato ni fue un milagro porque a mi compañero drow no se le ocurrió mucho más que usar el fuego fatuo, con las consecuencias que esto traía la mayoría de las veces: Sorpresa.
Gritó como una condenada como era de esperar, por supuesto. ¿Qué iba a hacer la pobre? Eso hizo que no pudiera recuperarme más. Y me quedé observando con completa impotencia como el animal la arrojaba al suelo, rompiendo algunas de las pociones, como un… ¡Un puto monstruo! ¡Yo odiaba a los animales! Joder, puñeteros bichos, en especial aquella bestia enorme, inmunda y maloliente. Empezaba a tener ganas de pegarle un bocado, quizás sabía hasta bien. Intenté levantarme. Sabía que era una mala idea. Pero al ver que podía girar mi cuerpo, que incluso cuando seguía mareado lograba tener un poco de autoridad en mis músculos… No pude hacer nada si no intentar levantarme. Muy poco a poco, intentando no llamar la atención del animal. Porque si atacaba no podría defenderme.
-Pienso… Arrancarle los ojos… Pienso… No sé, joder, ¡JODER! ¡Lo voy a joder! Me cago en su puta madre, ¡No tenía otro sitio donde ir a tocar las narices!- Gemí. Bien. Había puesto una rodilla en el suelo. Estaba, definitivamente, arrodillado. Menudo juego de palabras, ¿No crees tu? Y poco a poco iba a poder ponerme en pie, hacer alguna cosa… ¿El qué? ¿Tirarle dagas? ¿Iba a poder levantar una, si no lograba ni tenerme yo? Suspiré con impotencia. Esperaba que la loca de las hierbas pudiera hacer algo más. Ah. Estaba un poco ocupada gritando por el fuego también. Seguía cuestionando en qué momento tuvo Dyospiros la maravillosa y en absoluto peligrosa idea de prenderles FUEGO a los aliados, en plan, ¡Si, será una buena idea! ¡Vamos a ponerle LLAMAS a un par de chiquillas! Una de ellas una fumahierbas de cuidado, ¡Seguro que no gritan como las nenazas que eran!
… ¿Alguna vez he comentado que no me llevo bien con las mujeres? No tengo ni idea de porqué será. Me parecía que veía danzar hierbajos. De repente más hierbajos, tirándose a por el animalito como si estuvieran vivos. Me quedé inmóvil en el sitio pensando que definitivamente había colado alguna seta equívoca en el almuerzo que había compartido con el drow. Eso explicaba porqué coño les había prendido fuego a nuestros aliados… ¡No es que fuera un elfo oscurito descarrilado jodidamente suicida ni estuviera como las cabras ni nada de eso! Satisfecho de encontrarle sentido a las cosas suspiré. No sé hasta que punto fue útil pero me pareció impresionante, y yo poco a poco empezaba a estar un poco más de pie. A mi ritmo. Miré un momento a un costado y ahí estaba mi bastón, esperándome. Oh, eso era un buen apoyo.
El animal se alejó de la otra muchacha. Quizás por los grititos que había pegado la pelirroja. Quizás estaba confuso por la poción que acababa de reventarle. Aunque yo entonces creí que era poco más que baba que debía haber soltado, no pensé en que aquellos líquidos pudieran ser peligrosos tanto para la salud del animal como para la de la chiquilla. Parecía estar buscando otra víctima. Como si se hubiera cansado de Anteia. Me quedé como una estatua intentando hacer ver que no estaba. Se miraba la loca de las hierbas. Dentro de lo que cabía era quien menos conocía y quien, por muy egoísta que suene, me habría parecido mejor que atacara. Incluso si había ayudado. No me fiaba. ¿Y si el animal era una mascotita suya desbocada? Tenía la pinta, ¡Por supuesto! Y ya parecía el perrito actuar concorde mis pensamientos cuando se desvió a por el drow. -Me voy a hacer una chaqueta de piel contigo… ¡Y ME VOY A ABRIGAR LOS COJONES CON ELLA!- El grito me dio los ánimos suficientes como para ponerme de pie. Estaba cabreado. No sabía ni contar hasta 3 pero estaba cabreado.
Algo dentro de mi pulsaba con fuerza. Dejarme ir. Sacar el drow interior, tirarme como un animal a por él. Y aquel instinto iba creciendo. Le pegó un zarpazo. Respiré con fuerza, mareándome unos segundos. Un cabezazo. -HIJO DE…- Antes de que me diera cuenta mis manos agarraban ya el bastón. El toldo -que no era más que un abrigo- se desequilibró, por supuesto. Cogí la empapadísima chaqueta y la cargué encima mío. Me daba miedo que saliera volando, aunque la condenada pesaba lo suficiente. Paso a paso intenté acercándome. Hacía cara de pocos amigos. No debía estar caminando, aún estaba demasiado débil para eso. Pero ya era demasiado tarde, me había cabreado, y mi cuerpo se movía un poco independientemente de lo que fuera normal o coherente. Y es que un drow sin entrenamiento alguno no entiende de peligros.
Aunque fuera cual fuera mi movimiento heroico nunca pudo ser efectuado. Se oyó otro infernal sonido de esos, lejanos. Y el animal se fue como si nunca hubiera hecho nada. Yo estaba a media distancia, apoyado con fuerza en el bastón, que me hacía de tercer pie. Echaba en falta un poco más de ayuda. Me caía lluvia encima. Notaba todo el peso del mundo encima de mis hombros. Me quedé unos segundos contemplando al drow herido. Sangre. Sangre, por supuesto. Tenía que hacerle sangre. No sabía si estaba consciente. Quizás ni estaba vivo. Se me heló la sangre. -Dyospiros…- Gemí. Me decía, “es mi culpa”. Se me fue todo el cabreo de golpe y se reemplazó todo por un miedo irracional. Me había olvidado de repente del resto. ¿Anteia? Si, quizás había sufrido daño. Las pociones podrían haber sido peligrosas. Y me quedé yo en plan, “¿Y qué?” Vale, era una renegada. Pero no me costaba nada decir al día siguiente que aún estaba envenenado y que no pude hacer nada en un principio. Claro que podría haberme dado la vuelta e intentado ayudarla. Y fuerzas para curar no tenía, en principio.
¿La de las hierbas? Bueno, no era mala. Pero no sabía su nombre. Lo que me obsesionaba era ver a mi compañero allí, tirado. Tras haberme salvado la vida, tras haber cargado conmigo una hora, haber cuidado de mi, haberse quedado incluso para protegerme de ese animal… A duras penas acabé llegando a su lado. Me derrumbé un poco. El bastón llevaba un buen rato brillando con fuerza. Medio agachado lo clavé en el suelo mientras que sin mediar una palabra, realicé lo que debía: Una curación. El cristal emitió un poderoso brillo de color turquesa, bastante más notable que cualquier otro hechizo del mismo tipo que hubiera hecho recientemente. No sabía si era suficiente para cerrar la herida, que dejara de sangrar, pero la cuestión es que yo lo intenté. No había salido del todo mal. Me arrastré un poco más para quedarme a su lado. No quería mirar la herida. Le puse su abrigo por encima… Que estando empapado no debía ser la mejor idea. Yo empezaba a marearme, porque por supuesto no tenía fuerzas. Al menos lo había dejado al lado de un árbol, en el que me apoyé.
Levanté la mirada para ver por primera vez a las chavalas una vez pasada la tormenta. No literalmente. -... ¿Ya está? ¿Se ha acabado todo?- Hablaba en drow y de nuevo no me debían entender. Aunque ni me di cuenta. Me las quedé mirando casi con miedo, sin moverme ya un ápice de donde estaba. No iba a alejarme ni un centímetro, así empezara a granizar. -No pienso moverme. No. Me quedo aquí. Ya está. Pasará la noche, el día, me curaré… Y le darán por culo a todos. A las drarañas… A los chuchos… ¿¡VALE!?- Y no hace falta que traduzca la última cosa que les grité. En drow, por supuesto: -VITH.
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Con los 10 puntos base y los 30 del dado, Vor hace una curación de 40PS a Dyos, porque es una persona coherente y no piensa en que él tá ma muerto que vivo.
Gritó como una condenada como era de esperar, por supuesto. ¿Qué iba a hacer la pobre? Eso hizo que no pudiera recuperarme más. Y me quedé observando con completa impotencia como el animal la arrojaba al suelo, rompiendo algunas de las pociones, como un… ¡Un puto monstruo! ¡Yo odiaba a los animales! Joder, puñeteros bichos, en especial aquella bestia enorme, inmunda y maloliente. Empezaba a tener ganas de pegarle un bocado, quizás sabía hasta bien. Intenté levantarme. Sabía que era una mala idea. Pero al ver que podía girar mi cuerpo, que incluso cuando seguía mareado lograba tener un poco de autoridad en mis músculos… No pude hacer nada si no intentar levantarme. Muy poco a poco, intentando no llamar la atención del animal. Porque si atacaba no podría defenderme.
-Pienso… Arrancarle los ojos… Pienso… No sé, joder, ¡JODER! ¡Lo voy a joder! Me cago en su puta madre, ¡No tenía otro sitio donde ir a tocar las narices!- Gemí. Bien. Había puesto una rodilla en el suelo. Estaba, definitivamente, arrodillado. Menudo juego de palabras, ¿No crees tu? Y poco a poco iba a poder ponerme en pie, hacer alguna cosa… ¿El qué? ¿Tirarle dagas? ¿Iba a poder levantar una, si no lograba ni tenerme yo? Suspiré con impotencia. Esperaba que la loca de las hierbas pudiera hacer algo más. Ah. Estaba un poco ocupada gritando por el fuego también. Seguía cuestionando en qué momento tuvo Dyospiros la maravillosa y en absoluto peligrosa idea de prenderles FUEGO a los aliados, en plan, ¡Si, será una buena idea! ¡Vamos a ponerle LLAMAS a un par de chiquillas! Una de ellas una fumahierbas de cuidado, ¡Seguro que no gritan como las nenazas que eran!
… ¿Alguna vez he comentado que no me llevo bien con las mujeres? No tengo ni idea de porqué será. Me parecía que veía danzar hierbajos. De repente más hierbajos, tirándose a por el animalito como si estuvieran vivos. Me quedé inmóvil en el sitio pensando que definitivamente había colado alguna seta equívoca en el almuerzo que había compartido con el drow. Eso explicaba porqué coño les había prendido fuego a nuestros aliados… ¡No es que fuera un elfo oscurito descarrilado jodidamente suicida ni estuviera como las cabras ni nada de eso! Satisfecho de encontrarle sentido a las cosas suspiré. No sé hasta que punto fue útil pero me pareció impresionante, y yo poco a poco empezaba a estar un poco más de pie. A mi ritmo. Miré un momento a un costado y ahí estaba mi bastón, esperándome. Oh, eso era un buen apoyo.
El animal se alejó de la otra muchacha. Quizás por los grititos que había pegado la pelirroja. Quizás estaba confuso por la poción que acababa de reventarle. Aunque yo entonces creí que era poco más que baba que debía haber soltado, no pensé en que aquellos líquidos pudieran ser peligrosos tanto para la salud del animal como para la de la chiquilla. Parecía estar buscando otra víctima. Como si se hubiera cansado de Anteia. Me quedé como una estatua intentando hacer ver que no estaba. Se miraba la loca de las hierbas. Dentro de lo que cabía era quien menos conocía y quien, por muy egoísta que suene, me habría parecido mejor que atacara. Incluso si había ayudado. No me fiaba. ¿Y si el animal era una mascotita suya desbocada? Tenía la pinta, ¡Por supuesto! Y ya parecía el perrito actuar concorde mis pensamientos cuando se desvió a por el drow. -Me voy a hacer una chaqueta de piel contigo… ¡Y ME VOY A ABRIGAR LOS COJONES CON ELLA!- El grito me dio los ánimos suficientes como para ponerme de pie. Estaba cabreado. No sabía ni contar hasta 3 pero estaba cabreado.
Algo dentro de mi pulsaba con fuerza. Dejarme ir. Sacar el drow interior, tirarme como un animal a por él. Y aquel instinto iba creciendo. Le pegó un zarpazo. Respiré con fuerza, mareándome unos segundos. Un cabezazo. -HIJO DE…- Antes de que me diera cuenta mis manos agarraban ya el bastón. El toldo -que no era más que un abrigo- se desequilibró, por supuesto. Cogí la empapadísima chaqueta y la cargué encima mío. Me daba miedo que saliera volando, aunque la condenada pesaba lo suficiente. Paso a paso intenté acercándome. Hacía cara de pocos amigos. No debía estar caminando, aún estaba demasiado débil para eso. Pero ya era demasiado tarde, me había cabreado, y mi cuerpo se movía un poco independientemente de lo que fuera normal o coherente. Y es que un drow sin entrenamiento alguno no entiende de peligros.
Aunque fuera cual fuera mi movimiento heroico nunca pudo ser efectuado. Se oyó otro infernal sonido de esos, lejanos. Y el animal se fue como si nunca hubiera hecho nada. Yo estaba a media distancia, apoyado con fuerza en el bastón, que me hacía de tercer pie. Echaba en falta un poco más de ayuda. Me caía lluvia encima. Notaba todo el peso del mundo encima de mis hombros. Me quedé unos segundos contemplando al drow herido. Sangre. Sangre, por supuesto. Tenía que hacerle sangre. No sabía si estaba consciente. Quizás ni estaba vivo. Se me heló la sangre. -Dyospiros…- Gemí. Me decía, “es mi culpa”. Se me fue todo el cabreo de golpe y se reemplazó todo por un miedo irracional. Me había olvidado de repente del resto. ¿Anteia? Si, quizás había sufrido daño. Las pociones podrían haber sido peligrosas. Y me quedé yo en plan, “¿Y qué?” Vale, era una renegada. Pero no me costaba nada decir al día siguiente que aún estaba envenenado y que no pude hacer nada en un principio. Claro que podría haberme dado la vuelta e intentado ayudarla. Y fuerzas para curar no tenía, en principio.
¿La de las hierbas? Bueno, no era mala. Pero no sabía su nombre. Lo que me obsesionaba era ver a mi compañero allí, tirado. Tras haberme salvado la vida, tras haber cargado conmigo una hora, haber cuidado de mi, haberse quedado incluso para protegerme de ese animal… A duras penas acabé llegando a su lado. Me derrumbé un poco. El bastón llevaba un buen rato brillando con fuerza. Medio agachado lo clavé en el suelo mientras que sin mediar una palabra, realicé lo que debía: Una curación. El cristal emitió un poderoso brillo de color turquesa, bastante más notable que cualquier otro hechizo del mismo tipo que hubiera hecho recientemente. No sabía si era suficiente para cerrar la herida, que dejara de sangrar, pero la cuestión es que yo lo intenté. No había salido del todo mal. Me arrastré un poco más para quedarme a su lado. No quería mirar la herida. Le puse su abrigo por encima… Que estando empapado no debía ser la mejor idea. Yo empezaba a marearme, porque por supuesto no tenía fuerzas. Al menos lo había dejado al lado de un árbol, en el que me apoyé.
Levanté la mirada para ver por primera vez a las chavalas una vez pasada la tormenta. No literalmente. -... ¿Ya está? ¿Se ha acabado todo?- Hablaba en drow y de nuevo no me debían entender. Aunque ni me di cuenta. Me las quedé mirando casi con miedo, sin moverme ya un ápice de donde estaba. No iba a alejarme ni un centímetro, así empezara a granizar. -No pienso moverme. No. Me quedo aquí. Ya está. Pasará la noche, el día, me curaré… Y le darán por culo a todos. A las drarañas… A los chuchos… ¿¡VALE!?- Y no hace falta que traduzca la última cosa que les grité. En drow, por supuesto: -VITH.
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Con los 10 puntos base y los 30 del dado, Vor hace una curación de 40PS a Dyos, porque es una persona coherente y no piensa en que él tá ma muerto que vivo.
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El miembro 'Vor'Kalth' ha efectuado la acción siguiente: Lanzada de dados
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