Residencia Pendragon (Montañas del Dragón)

Lemóni estaba totalmente histérica, simplemente... Pensaba que si el mejor nigromante de todo este basto mundo no era capaz de lidiar con ello... ¿Entonces quién podría? Ella solo es una niña, y no tiene idea de sí los soul Reapers estarían dispuestos a arriesgar la vida de un nigromante de verdad...

Pero entonces sus caóticos pensamientos volvieron a estar en regla como por arte de magia, concretamente la magia de Catherine, ante lo cual, solo atinó a decir...

G-Gracias... Necesitaba eso...

Todavía le escurrían las lágrimas qué restaban por la carita, pero ya estaba en sus cinco sentidos otra vez, suficiente para además oír a su padre, cosa que la hizo sonreír, tenerlo ahí alegraba su alma y le hacía sentirse mejor.

Entonces escuchó el discurso de Catherine y se dio cuenta de que quizás todavía había esperanza, pero, al menos ella no sabía donde podían buscar esa esperanza, ¿Cómo más se le vencía a esa cosa? Pero entonces escuchó lo que le dijo, se sintió asombrada, mientras sus propios ojos brillaban por la magia del vinculo.

"¿Yo lo soy?..."

Estaba confusa al respecto, ¿Qué podía hacer ella?, bueno quizá había algo... O quizás era una idea loca, pero supone que no es momento de pensar eso, mientras que sentía el tirón a su bracito.

"Entiendo, lo soy... Sí aún existe posibilidad, no me rendiré todavía, quiero que se salve el maestro Rasputin..."

No sabe siquiera si tiene posibilidad de lograr una cosa como esa pero... Sí Catherine lo dice, ella quiere creer que sí, pero lo cierto es que no lo sabe.

Lo que sí sabe es una cosa, tiene una última cosa que hacer, debido a que le dijo Catherine, por lo tanto, decidió aunar toda la fuerza restante qué le quedaba al vínculo, para hacer algo complejo, un mensaje masivo, hacerse oír, lo mejor que pueda...

"¡Gente de Ouroboros!

¡El Consejo de los 20 no los ha abandonado! ¡Sus almas serán liberadas! ¡Pero necesitamos su ayuda! ¡Ayúdenos a buscar al Descendiente de Rasputin, y no lo hieran! ¡La ayuda está en camino!"

Pero a la vez que recitaba en la lengua de los muertos, sintió el vinculo acabarse gradualmente, por lo cual supone que su mensaje debió llegar debilmente, pero ha llegado por lo menos, eso pensaba, entonces cayó de rodillas una vez el efecto se desvaneció...

El ritual terminó ahí, las manifestaciones mágicas se dispersaron, y una vez finiquitado todo pudo sentir que era abrazada poco después era su padre que de nuevo venía a consolarla, ella también lo abrazó de forma silenciosa, no tenía nada que decir, supone que ha hecho lo mejor que podía.

Dado:

El miembro 'Lemóni Herpeton' ha efectuado la acción siguiente: Lanzada de dados

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'Dado (10)' :

Todo estaba llendo mal...

Su hija estaba en mal estado pero por lo menos parecía que se había tranquilizado, tras lo dicho por la descendiente, y además le sonrió tras lo que le dijo, con eso él supo que lo entendía, así que se quedó tranquilo.

Entonces la descendiente dijo un discurso qué si bien era inspirador, absolutamente lo era, también le parecía un abuso poner semejante peso en los hombros de una niña inocente, Lemóni se merecía una oportunidad qué él no tuvo, la de crecer siendo feliz, y la idea de que cosas tan grandes amenacen su estabilidad le molestaba.

También, fue por eso que una vez que escuchó a Lemóni terminar de dar su mensaje, fue velozmente a abrazarla, sabe que su pequeña necesita confort ahora mismo, cosa que con él va a encontrar.

Ya ya... Calma, aún eres joven, no te exijas demasiado a tí misma, lo has hecho bien para lo difícil de la situación...

Pues insiste, es una niña, pedirle más de lo que dió sería una tremenda exageración, ella debería estar por ahí... Maldita sea, incluso prefería verla salir con el descendiente de Tepes qué verla de esta forma, es cruel hacer esto a una niña.

El corazón le latía desbocado en el pecho mientras percibía cómo los últimos resquicios del vínculo se desaparecían, con ello las runas y el hechizo potenciador. Apartó la mano de Lémoni habiendo oído lo débil de aquel mensaje, lo que le había llenado de frustración.

-Siempre existe una posibilidad- Le dijo Catherine a Lémoni con el tono sombrío, observando hacia el Sanguis Ligno de Ouroboros con un nudo en el estómago. Las noticias eran peor de lo que esperaba y sus ideas eran abstractas, no tenía aún suficiente información sobre el plano astral así que… Tendría que hablar con el Consejo.

El hechizo le había pasado factura, Lémoni distaba mucho de ser Wthyr y en aquel momento Catherine sólo había dado…y dado y dado sin recibir nada a cambio. Estaba agotada y con el humor por los suelos -Investiga las formas de acceder al mundo de los espíritus, sobre todo, aquellas que podrían estar vinculadas con las habilidades de los verdugos- Mantuvo la mirada en el árbol durante todo el rato que hablaba -No tenemos tiempo, Lémoni-

Se giró lentamente hacia Erebus -Y tú podrías hacer mucho más que sólo mirar y hacer de animadora personal. De alguien ha sacado Lémoni sus poderes- Soltó sin más observando la escena que se desarrollaba delante de ella y que le golpeó casi tanto como un cachetazo. Allí fue consciente de que…Lémoni era la hija de alguien, como Aedan, Aelin y Zephyr eran los suyos. Parpadeó un momento, asimilando los sentimientos que aquello le ocasionaba -Así que si no quieres ver a tu hija sacrificándose, toma tu un papel importante en esta misión-

Volvió la mirada hacia Lémoni -Debo hablar con el Consejo de los 20 y los Souls, en un par de días contactaré contigo- Abrió un portal para ellos hacia el campamento y cuando estuvo segura de que se fueron lo cerró. Se giró hacia el árbol con un gesto compungido - ¡Tendrías que haber esperado!- Le gritó a Matvey, aunque sabía que no podía oírle. Con los ojos llenos de lágrima y una rabia incomprensible, dirigió un mensaje a Wthyr.

“Me voy a Italia, estoy bien”, tras ello buscó a Anna y a Zephyr y se fueron a Cerdeña.

Cuando el portal negro se cerró tras ellos, Gio, Shyvanna, Khan y Mei se encontraron en la cúspide de las montañas del dragón. La residencia Pendragon, otrora majestuosa, yacía ahora en ruinas. El viento cortante de las alturas nevadas soplaba con furia, haciendo ondear sus ropas y silbando a través de los escombros. La nieve caía en copos gruesos, cubriendo los restos de la antigua grandeza con un manto blanco.

El salón en el que aparecieron, alguna vez una sala opulenta y grandiosa, estaba en gran parte derruido. Paredes caídas y columnas rotas se esparcían por el suelo de mármol agrietado. Grandes ventanales sin cristal daban paso al viento helado, que se arremolinaba dentro del espacio abierto. Los restos de tapices deshilachados colgaban de las paredes, y los candelabros caídos eran meras sombras de su antigua gloria. Muebles destrozados y escombros por doquier contaban la historia de un lugar que había sido testigo de tiempos mejores.

Desde su posición, los cuatro podían observar el vasto sistema de islas que se extendía ante ellos. Estaban en la isla superior, la más alta de todas. Desde aquí, las montañas se alzaban majestuosas, desafiando el cielo, y las vistas abarcaban el resto del sistema de islas. Más abajo, se veían la isla media y la isla inferior, conectadas por puentes naturales y cascadas congeladas. Entre estas, islas intermedias flotaban en el aire, conectadas por frágiles senderos de roca y hielo.

A lo lejos, en la isla inferior, se alzaba el Sanguis Ligno, un árbol oscuro y ominoso que destacaba contra el paisaje nevado. Su presencia era una mancha en el horizonte, un recordatorio constante de la amenaza que enfrentaban.

El sonido de bestias resonaba en la zona, sus rugidos y gruñidos mezclándose con el ulular del viento. Estos ruidos eran un recordatorio inquietante de que no estaban solos en estas tierras desoladas. Las criaturas, invisibles pero innegablemente presentes, añadían una capa de peligro a su situación ya precaria.

Fue demasiado rapido, en un momento estabamos en un lado, y al otro eramos tragados por unos portales. La sensación de vertigo me indicó antes que el resto de mis sentidos que algo estaba pasando, y que estaba siendo transportado a otro lugar.

Lo que no me esperé es que fuera a ese lugar.

Hacia un viento atroz, un frio descomunal y ...todo estaba en ruinas. Las montañas del dragon? A juzgar por la nieve y el frio...sí.

- Cazzo! - habia caido al suelo casi de bruces en el transporte, me incorporé todo lo rapido que pude para darme cuenta que no habia sido el unico. Mei, Khan y Shyvanna estaban conmigo. Mierda, los demas se habian quedado en el claro? Estaban en peligro.

"pero nosotros tambien"

Porque alli lo unico que rugía no era el viento. Una siniestra combinacion de los aullidos del aire entre las ruinas, que parecía ocultar las voces de otras criaturas.

- Ois eso? - habia que volver. Miré a mi lado, el autómata...no estaba, se habia quedado alli. No estaba destrozado aun y cerré los ojos unos instantes para ver a través de los de la máquina. Vi el portal abrirse, y un monton de aliados comenzar a pasar. "Protege a Gwen". Le di esas ordenes y volví a abrir los ojos, cortando la conexion visual.

- Han abierto el portal, han llegado bastantes aliados. No están solos al menos - dije con tono cauto, preparando mi arma y afinando sentidos. Saqué el radar para estimar el numero de criaturas que nos rodeaban y sus posiciones aproximadas, alzando la vista hacia el horizonte para recabar datos. Estabamos en todo lo alto y la visual era espléndida. Ahi lo pudimos ver: el final de la misión, la ubicacion del Sanguis ligno, a lo lejos, en la isla inferior. - Mirad.... - observé de reojo a Mei, instandola a echar un vistazo y a transmitir esa información a los demas. Seria necesaria, y util.

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1d20 estimar el numero de criaturas que nos rodeaban y sus posiciones aproximadas

El miembro 'Giordano Da Vinci' ha efectuado la acción siguiente: Lanzada de dados

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'Dado (20)' :

Primero era todo fuego y agobio. Después era un frío que pela. Shyvanna se encontró mirando la derruida residencia Pendragon, que reconoció en un pis pas, con un gesto de confusión. Bajo ella estaban Giordano, la china y el niño.

Aterrizó al lado de Giordano y contrajo las alas para tenerlas bien pegadas al cuerpo y que no molestaran mientras contemplaba el panorama de islas. Si no fuera por lo realmente crítico de la situación, aquel lugar podría haber sido un paraíso. Ouroboros era una isla bonita, Ávalon le ganaba con creces. Juntas…

“Podríamos haber evitado esto…¿Verdad?”


Quizás no. Quizás el plan siempre había sido ese -¿El qué? Tenemos que volver- Inquirió a Gio cuando preguntó si oían algo. Ella sólo oía el silbido del viento. No esperó su respuesta, se concentró en la figura del Sanguis. Desde la distancia no podía percatarse bien si había dragones sobrevolando o no.

Iba a prepararse para desaparecer cuando Giordano mencionó lo de que habían llegado aliados -¿Sanadores?- Inquirió con algo de duda pero luego miró alrededor -Aquí no creo que haya nada que ver, Gio… ¿Por qué nos mandó aquí? Nos mandó aquí para morir. Fijo es una trampa…-

“Querían separarnos y lo han logrado”

-Tú, ven aquí…- Le espetó a Khan extendiendo la mano para que se desaparecieran todos juntos -Coge tu a la china-


D20: Percepción de enemigos

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'Dado (20)' :

Mei salió a través del portal, totalmente confusa y desubicada, casi al igual que Khan, aunque este ultimo se puso en guardia mucho más rapido que ella, porque probablemente, como estudioso de criaturas que era, algo estaba notando/reconociendo. O no, porque...se encogió de hombros frustrado y luego se aproximaría a Shyvanna con cara de odio profundo.

- Que ha pasado? Quien hizo eso? Se han quedado solos...aunque el encantamiento funcionó. - Mei miró a su alrededor y se pegó un poco más a Giordano.

Se cubrió los oidos para protegerlos del ruido del viento y sus grandes y brillantes ojos se clavaron en la lejanía, en el Sanguis Ligno. Quedó prendada unos instantes de aquello, y extendió su campo telepático todo lo que pudo de vuelta al bosque de Darwin, rozando nuevas mentes, mentes que reconoció...en su gran mayoría. Algunos no, y otros simplemente la rechazaron.

"Lo estoy viendo: eso es lo que debemos destruir. Alli abajo debemos llegar"

Los pensamientos de Mei fluyeron raudos a todos, y no solo eso, tambien las imagenes que sus ojos observaban: las ruinas de la residencia Pendragon sobre las montañas, el vendaval, el entramado de islas, hermosamente unidas por puentes o cascadas congeladas, y abajo en la lejania la mancha oscura y rojiza, la enorme copa sanguina del Sanguis Ligno.

- Aliados...sanadoles, si. La Bligada, Souls...los soldados....ohhh...! Vuestlos dlagones tambien.... - alcanzar telepaticamente la mente de esas criaturas siempre le producia cosquilleos. - Gio, necesitalán info. Puedes plestal tu cabeza? - le hizo un gesto porque queria mirar dentro y que compartiera con ella todo lo que debieran saber los recién llegados a este extraño plano. - Y luego puedo ir ahi - señaló al Sanguis. - Astlalmente solo, cuelpo tiene que esta en lugar segulo
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1d20 dado Khan percepción criaturas pegrilosas/tipos

El miembro 'Mei Xian' ha efectuado la acción siguiente: Lanzada de dados

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'Dado (20)' :

Contuvo la respiración un instante tras ser tragados por el portal, volviendo a respirar de nuevo al ver que aquella cosa que los engulló no los había matado. Cayó de rodillas al suelo junto con Gio y Mei, y por desgracia también Shyvanna. Ni rastro del resto de sus compañeros. Se puso rápido en pie en estado de alerta porque no tenía ni puñetera idea de dónde estaban, pero el lugar parecía tan amenazante como del que venían. Aquellos sonidos que parecían proceder de criaturas le hicieron estremecerse, sobre todo porque por el moment no se veían y no sabían a qué se enfrentaban. - Claro que lo oigo. Creo que no deberíamos estar aquí. Somos pocos si hay demasiadas criaturas. - respondió a Giordano en voz baja, por si acaso. El lugar le sonaba vagamente, aunque estaba cambiado. Parecía la residencia de los Pendragon en las montañas.

- ¿Eso que ahí allí es el Sanguis? ¿Es donde tenemos que ir todos? - entornó un poco los ojos como si desconfiara de su propia vista, pero era bastante evidente. Lo que no entendía era por qué los habían transportado allí sólo a ellos. - Desde aquí podríamos acercarnos...- La propia Shyvanna Pendragon también dudaba que debieran quedarse allí. La miró con el ceño fruncido porque seguía enfadado con ella, pero aún así entendió que debían marcharse. - No la llames la china, tiene nombre. Mei.- Le dio la mano a regañadientes a Shyvanna, y espero a que Gio cogiese a su compañera también. Se concentró en el lugar del que venían, desapareciendo para ir allí de nuevo tras haber obtenido una información más bien escasa.

La proyección astral del cuerpo de Mei apareció en el lugar en el que previamente habian estado. Mei realmente no estaba alli, estaba muy lejos, inconsciente en las cocinas de las cuevas. Pero ese cuerpo parecía real, aunque la unica habilidad que pudiera usar en el momento fuera la telekinesis...y evidentemente, no era real.

Observó a su alrededor, el aura ominosa persistía, al igual que la presencia del sanguis alli a lo lejos.

Determinar el numero de enemigos del lugar podría ser interesante para ver si el grupo podía dominar este peñasco flotante y desde ahi asaltar el sanguis.

Mei caminó por las ruinas, curiosamente le fuerte viento no agitaba ni su ropa ni su cabello.

Usó la telekinesis para empezar a mover los escombros de aquel destrozado y antaño majestuoso salon, para ubicarlos en sus antiguos lugares.

Avanzó, hacia el exterior, buscando el sendero que interconectaban las islas flotantes. Más abajo, se veían la isla media y la isla inferior, conectadas por puentes naturales y cascadas congeladas. Entre estas, islas intermedias flotaban en el aire, conectadas por frágiles senderos de roca y hielo.

Podrían llegar volando a la isla inferior. Se arriesgarian a los ataques de los dragones.

Mei procuró agitar el avispero, usando su telekinesis para mover escombros y lanzarlos hacia las zonas oscuras que no llegaba a ver. Ver cuáles y cuántos eran los seres que acechaban entre esas ruinas y laderas heladas, mientras avanzaba buscando descender por las ruinas del castillo y las montañas, buscando algun sendero que interconectara unas con otras, alguna ruta útil.


"vamos, salid. Os oigo, se que estais ahi..."

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1d20 dado telekinesis tiracion piedras (no se si es necesario pero yo lo tiro)

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'Dado (20)' :

Alli no se movía nada de nada. Solo el viento. Sombras siniestras, si, pero nada más. Quizá percibian que era una proyeccion y no eran tan tontos como para descubrirse. Lamentablemente no podia usar su telepatía en esa forma astral. La proyección de Mei suspiró, y recorrió la zona.

Trató de ubicar peligros o bestias antes de continuar. Siguió descendiendo por las laderas de las montañas, lo cual pese a no experimentar cansancio fisico o demasiadas limitaciones de forma en ese estado, le llevó tiempo, puesto que su velocidad de movimiento pese a todo, era la misma que tenía ella fisicamente hablando.

Logró bajar tras largos minutos, pero lo unico que dio fue con un río congelado. Lo siguió, suponiendo que en algun momento daría con una cascada, ese agua debió ir a alguna parte y en la panoramica habia visto varias cascadas conectando islas. El agua parecía saber comportarse.

Caminó aun por más tiempo todavía, liviana como una niebla, sobre el hielo del rio. Hasta que el vacío se abria a sus pies, pues el rio daba a una larga cascada que descendía. Dio un paso al vacío y flotó hacia abajo, para continuar una ruta desconocida. Echó una ultima mirada atrás y continuó hasta abajo en búsqueda de una ruta, de información, de posiciones enemigas, asegurándose de memorizar cada imagen que veía de este modo.


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1d20 percepcion de enemigos y continua el camino
1d20 búsqueda de rutas

El miembro 'Mei Xian' ha efectuado la acción siguiente: Lanzada de dados

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'Dado (20)' :

La proyección astral de Mei avanzaba silenciosa por las montañas del dragón, moviéndose entre sombras y rocas, flotando apenas sobre el suelo helado. El frío no la afectaba en este estado, pero la desolación del paisaje y los rugidos lejanos creaban una atmósfera inquietante. Durante todo el recorrido, esos sonidos retumbaban en el aire, como si algo enorme estuviera cerca, pero, en su inspección, no había encontrado rastro de enemigos.

Bajando por la ladera de la montaña, el paisaje comenzó a cambiar. A lo lejos, un río congelado serpenteaba entre las rocas, su superficie de hielo cristalino reflejaba la luz tenue del cielo. Siguió el curso del río hasta llegar al pie de la montaña, donde el entorno se volvía más llano, y las sombras se extendían más allá de las colinas. A su derecha, Mei divisó el cuartel de la guardia de Ouroboros. La estructura, normalmente imponente y llena de actividad, ahora parecía una edificación fantasma. No había movimiento, ni señales de vida, solo el eco de su vacío resonando en la distancia. Todo parecía estar detenido en el tiempo.

Decidiendo explorar más abajo, Mei continuó su descenso. Las montañas dieron paso al claro del bosque, un lugar donde el caos de la batalla reciente había dejado su huella. Al llegar, vio los restos de la confrontación. Sangre oscura manchaba el suelo y las hojas, señal de que varios habían caído aquí. En el centro del claro, algo llamó su atención: el cuerpo de alguien, envuelto en raíces.

Las raíces, retorcidas y gruesas, aún lo rodeaban. No se movían, pero estaban lejos de parecer inertes. Había una tensa calma en el aire, como si las raíces estuvieran esperando una señal para volver a moverse, a atacar. El ambiente era pesado, cargado de una energía contenida que hacía difícil respirar incluso para una proyección astral.