Consultas y atención primaria

-Mmm… no, no la conozco, tampoco me llamó, yo pregunté cuál era su consultorio y, como olí que no había nadie adentro, entré y dió la casualidad que era mi turno. De todos modos, aunque me hubiera llamado, sigue siendo una extraña para mí, ni siquiera se presentó, yo solo sé su nombre porque lo ví en la cartilla del hospital.- Expliqué. Dejé los algodones sobre el escritorio mientras alzaba las cejas cuando el guardia decía que se abriría una investigación ¿Una investigación?¿Para qué?

-¿Hasta cuándo no puedo abandonar la isla?- Pregunté. Quizás la Brigada tenía que hacer cosas fuera y yo no querría quedarme en aquella isla. Salí cuando así me lo indicó y me concentré en sentir algún cambio y ver si había usado magia sobre mí. Observé a Lyka para ver cómo seguía, parecía algo ido, y me senté en un asiento para esperar a que salga.

-Entendido- Le informó a Leila y al escuchar su pregunta entrecerró los ojos. No le gustó su pregunta -El tiempo que sea necesario, Srta. Alabi-  Después de eso escuchó al Sr. Knox -No, desafortunadamente no tenemos novedades. Ahora os escoltarán de nuevo a la sala y espero que pronto el servicio médico os informe de algo. Espero que salga de su cuadro crítico, Sr Knox- Dijo empatizando con el aspecto que tenía el hombre, pero tampoco iba a dejarse convencer de buenas a primeras.

Tras ello empezó a hablar y él simplemente asintió mientras seguía dándole información, que quedaba asentada en el pergamino. Lo dejó hablar y sacar todo lo que llevaba dentro, incluso el golpe. Arrepentimiento. Furia consigo mismo. Le eran familiares los sentimientos. Esperó un poco -Lo lamento, Sr. Knox. Sé que es una situación bastante sensible. Entiendo que la Srta. Alabi estaba haciendo maniobras en tela con la niña en brazos. ¿Considera usted segura esa actividad?- Inquirió pensativo, ya que a leguas  a mucha gente no le parecía y se lo habían advertido creía que el Sr. Knox podría haber hecho eso.

Lo dejó responder y después expiró largamente -Sr. Knox, considera usted que la Srta. Alabi era consciente del peligo al que exponía a la Lila?- Lucas se levantó y caminó un poco, se llevó una mano al pecho, como analizando sus siguientes palabras -Usted ha demostrado más frustración y respuesta física y emocional al accidente que la madre de la niña. Por esa circunstancia os pregunté su relación con Lila-

Alcé la mirada hacia el guardia, cuando hizo su pregunta, pues hasta el momento no había reaccionado a sus palabras de empatía. Me mordí los labios, no quería decirlo, pero era la verdad. Al final lo solté

- No! - dije con la voz algo ronca. - no me pareció seguro! Al principio si porque no se alzaban medio metro del suelo, no le dije nada entonces. Solo cuando estuvo mas alta. Pero da igual! Solo la advertí, me quedé en estúpidas palabras! Tenía que haber actuado. Antes.

Enterré el rostro entre las manos, recapitulando la escena de nuevo, otra vez. Leila, que demonios le pasaba? Por qué esa preocupación con la magia, o las armas, o ...enviar lejos a quien quieres?
- Todos los miembros de la Brigada son como familia para mí. Esto es complicado....

Me pasé una mano bajo la nariz y volví a mirar al guardia.
- Creo que no era consciente del peligro. Ella decía que era seguro. No quería hacerle daño a Lila. Si hubiese sido consciente, no lo habría hecho. - volví a apretar los labios, y miré hacia un lado, cabreado con la posiblidad. - Eso, o sabe mentirme muy bien....

Mas respuesta fisica y emocional. Si sentía que me iba a dar un puñetero ataque de nervios y el unico motivo por el cual no estaba llorando a moco tendido era porque tenia a los guardias delante.
- Creo que está en shock. Cuando pasan cosas así, es normal.... No creo que sea bueno dejarla sola ahora mismo.

Se quedó pensando en aquello de "O sabe mentirme muy bien" y lo único que pudo pensar es "O nos miente muy bien a los dos". No dedicó más pensamientos de ese tipo y escuchó a través del casco comunicador el anuncio del servicio médico. No tenía que ver con Lila pero sí con el caso. Observó el vuela pluma que había tomado todas las indicaciones.

-Muchas gracias por su colaboración. Como le mencioné a la Srta. Alabi, se abrirá una investigación y agradecería que no abandonaran la isla por ese espacio de tiempo- Se incorporó y sonrió quedamente -Sí, lo entiendo perfectamente, Sr. Knox. Por favor...- Dijo caminando hacia la puerta -Si hay alguna otra cosa que considere necesaria agregar al expediente os lo agradecería mucho- Abrió la puerta y vio a uno de los sanadores hablando con un guardia.

El capitán asintió suavemente -Os dejo en buenas manos- Después de eso entró a la consulta para revisar sus apuntes y hacer el informe para la Guardia.

El aviso desde urgencias me pilló en mitad de un brote psicótico de un paciente del ala de maldiciones con consecuencias psicológicas irreversibles. Por eso tardé más tiempo del que debería para atender una urgencia.
De camino me comuniqué con el sanador que había solicitado la interconsulta y me pareció una cuestión delicada y bastante descabellada. Por lo que me contaba había dos opciones, o la mujer se encontraba en un estado de shock o aquello tenía implicaciones mucho más turbias.

Al llegar a la zona de urgencias me indicaron que la mujer a la que debía ver se encontraba con un miembro de la Guardia, hubiese sido pertinente haber estado presente en aquel encuentro para ver las reacciones de la madre. Me dirigí a consultas tal y como indicaron y al llegar vi al Guardia encargado entrar a la consulta tras dejar en el pasillo a un hombre con el pelo azul, al lado de una mujer rubia. Debía ser ella.
Me aproximé a ambos quedando al frente de los dos.
-¿Señorita Alabi?Soy el Sanador Kent, especialista en psiquiatría- Me presenté guardando una pluma en el bolsillo superior de la bata y miré a la puerta de la consulta.-Tengo que hablar con usted pero disculpe un segundo, no se aleje mucho.-Tras ello entré a la consulta. Hablé con el Guardia sobre su conversación con la mujer y con el otro hombre, que no era el padre de la criatura. Intercambiamos impresiones y tras unos 15 minutos volví a salir para regresar junto a la mujer.
-Señorita Alabi- Sonreí mostrando empatía por un segundo y después miré la carpeta con mis apuntes- Sería recomendable que durante este proceso venga a pasar consulta conmigo o con cualquier otro Sanador Psiquiátrico. Puede ser confuso y doloroso. Va a necesitar ayuda- Desvié un segundo la mirada al tal señor Knox y le entregué una receta- Mi compañero me ha dicho que necesitará algo para relajarse, esto es bastante suave puede tomar una antes de dormir.
Tras eso volví a posar los ojos en la mujer suspirando profundamente entregándole a ella otra receta- También le recomiendo que tome una para descansar hoy, se la darán en farmacia.
"Esperemos que la necesite"
-Y recuerde, es recomendable que pida cita para consulta. - Insistí antes de volver a mirar la carpeta, desde luego las reacciones de la mujer no eran todo lo esperable en ese tipo de accidentes.-El Sanador pediátrico ha dicho que si quiere puede pasar la noche en el hospital pero que no puede acceder a ver a la niña, lo lamento.-Todo era por precaución para la niña.Posé una mano en el hombro de la mujer tratando de infundirle ánimos-Si necesita cualquier cosa hoy estoy de guardia. Intente descansar.


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Los días habían pasado y el Sanador pediátrico no veía mejora en la pequeña, por más que trataba de cambiar de medicación y tratamientos cada vez empeoraba más y más. Hasta que la madrugada del Martes...

Abandonó la UCI pediátrica en busca de la madre , cuando la encontró se acercó prudentemente hasta ella.
-¿Señorita Alabi?-Expresó con calma y bajó la mirada al suelo antes de posarla de nuevo en ella-Hemos hecho todo lo posible pero...lamento decirle que el cerebro de la pequeña no...no ha aguantado.-El sanador apretó sus labios sintiendo que un gran pesar por la pobre pequeñaja, posando una mano en el hombro de la mujer-Lamento su pérdida. Si necesita ayuda puedo llamar al Sanador Psiquiátrico pero sería prudente que se lo comunicase al padre de la criatura. Aunque si lo desea podemos encargarnos nosotros.

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Un representante de la Guardia estaba a su lado, carraspeó tras las palabras del Sanador-Permítame ofrecerle mi pésame por tan lamentable pérdida. -Extrajo un sobre de su chaqueta ofreciéndoselo a la mujer-Y siento tener que hacer esto en esta situación pero, lamento informarle que contra usted pesa una denuncia formal por homicidio imprudente. Le ruego que no abandone la isla, será llamada a declarar. -Tras eso el guardia abandonó la estancia.

Me quedé ahí con la mirada perdida sin saber en qué pensar. Mis manos se veían limpias, pero yo no las sentía limpias. Levanté la mirada despacio hacia donde me llamaban. "¿Kent?¿Como Clark Kent? Oh, ya se fue." Algo me habían contado sobre aquel viejo personaje de ficción, sería fácil acordarme del nombre del sanador. No me moví de mi asiento. "Oh, ya volvió ¿Tendrá súper velocidad?" Eso o mi mente iba muy lento ¿Ayuda? Agarré el papel que me entregó de modo automático, lo escuchaba hablar con la mirada baja pero no entendía una palabra de lo que decía. Mis ojos se abrieron con sorpresa cuando sentí su mano en mi hombro. Pasé mi mirada de su mano a su rostro y de ahí a Lykaios. Lykaios no lo atacaría ni lo amenazaría. Me esforcé por mantener la calma, me convencí de que, si Lykaios estaba ahí, todo estaría bien y así esperé a que dejara de tocarme y se fuera.

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El tiempo pasó como un suspiro. Yo no cerré los ojos, no me moví, no emití sonido. Tenía la mente en blanco. Parpadeé cuando dijeron mi apellido pero no miré al doctor. Su tono de voz ya me lo había dicho todo. Mi corazón golpeó mi pecho en un fuerte latido. Parecía que en ése hospital todos eran muy toquetones, pero ésta vez no me importó. No me moví. Recién agarré el sobre que la persona a mi lado me ofreció también de forma automática y lo dejé en mi regazo junto al papel que me habían dado antes. Levanté la mirada lentamente hasta el doctor y le pedí que repita lo que me había dicho.

Sanador psiquiátrico ¿Cómo abrirme a un completo extraño podía ayudarme? Querían meterme en un manicomio, era obvio. Tenía que disimular lo mucho que me aterraba la idea. Si lo descubrían me enviarían sin titubear. Debía actuar como una persona normal. "¿Cómo actúan las personas normales? Cuando un ser querido se va, lloran ¿Por qué? Porque les causa dolor ¿Ellos esperan que yo llore? No lo sé, no me va a salir actuar un llanto y si notan que es actuado va a ser peor ¿Qué hago?¡Oh, avisar! Agh… pero si aviso un montón de gente va a venir y van a hacer de ésto un escándalo. No quiero ver gente, no quiero que me hablen. Bueno, si lo hago todo de un tirón va a ser más rápido, como una curita." Pensé sacando la moneda comunicadora. "¡Momento! Primero lo primero."

-¿Puedo verla?- Le pregunté y lo seguí saliendo junto al médico con toda la papelería en mano.

Llegó hasta el hospital y pasó por recepción informando que tenía cita con Anteia, Doris le preguntó si se encontraba bien porque estaba llorando y Mérida sólo soltó "hormonas" y aquello pareció tranquilizarla así que avanzó por el hospital hasta la sala de espera de las consultas médicas. Allí tendría que esperar a Anteia para verlo de la marca. Se sentó en una de las sillas más alejadas y subió las piernas en la silla y las abrazó para apoyar la cabeza en las rodillas y seguir llorando. Se sentía horrible pero al mismo tiempo le había dicho a Leila lo que deseaba porque...Se había cansado de defenderla de todo lo que le decía Kyllian. Y al final estaba equivocada.

Se incorporó un poco y sacó la moneda para escribirle a Gen que necesitaba verla. Necesitaba poder hablar con alguien de todo lo que estaba pasando en su cabeza y en su corazón porque no sabía equilibrar uno con el otro. Entonces se vio la marca y recordó que era por eso que estaba allí. Se apretó las líneas esperando que si fuera tinta se quitara pero no lo hizo. Suspiró y volvió a aquella posición fetal sentada esperando por Anteia.

Cuando llegó a la zona del hospital pasó directo al área de consultas. Al entrar en la sala de espera no vio a nadie y eso le extraño pero después escuchó un ruidito y buscó con más atención, encontrando a Mérida en uno de los asientos que quedaban cubiertos por una planta. Estaba en una posición un poco extraña pero entonces se dio cuenta de que estaba llorando -Mérida…cariño…- Las hormonas, estaba segura. ¿Por qué todo le pasaba a aquella muchacha? Se sentó a su lado y no preguntó, simplemente la abrazó y le hizo un gesto a los guardias para que le dieran algo de privacidad. Le achuchó un rato mientras usaba su magia para percibir qué era lo que ocurría.

Se sorprendió de ver culpabilidad, miedo, confusión, desconfianza y decepción. Sobretodo se sorprendió de la primera ¿Por qué habría de sentirse culpable? Se mordió el labio con suavidad y aunque no modificó los sentimientos intentó compartir algo de paz para que se calmara. Lo consiguió pero tardó más tiempo de lo que esperaba -Vamos a pasar a la consulta ¿de acuerdo?- Le dijo dándole un pañuelo y guiándola hasta donde estaba su despacho. Al entrar la hizo sentarse en la camilla y arrastró una de las sillas para sentarse frente a ella -Vamos, cuéntame qué pasa- Dijo, extrañándose de que días atrás pareciera tan entera cuando era Kyllian el que se veía destrozado. ¿Mucho tiempo aguantando sola? Sabía cómo era eso. Le acarició suavemente las piernas, en un mimo para instarla a hablar.

Se dejó abrazar por Anteia cuando llegó. La moneda seguía silenciosa y esperaba que Gen le respondiera pronto, pero se concentró en la rubia que seguía achuchándola. Se sintió de pronto más calmada, aunque los sentimientos estaban allí había dejado de llorar sólo hipaba de vez en cuando. Asintió cuando quiso llevarla hacia la consulta y se sentó en la camilla, limpiándose la cara con el pañuelo que le había dado Anteia.

-Me pasa de todo- Soltó en modo víctima total mientras volvía  a hipar porque es que ya no podía con su vida y todo lo que le pasaba por la cabeza -No sé en qué momento se me torció la vida. Tengo una maldición después de que fui poseída tras Francia, Anteia. Todo va mal…Primero las feromonas, me lié con Kyllian y todo iba perfecto. Pero es que luego me enteré de que Lila, la hija de Leila, estaba a su nombre  y dije… ¿Pero es que están juntos? ¿Es que me he liado con el novio de mi amiga? Pero luego Leila se le montó en la cabeza como una loca cuando Kyllian le preguntó por Lila y dije… Joder pues pa' ser novios bien mal que se tratan- Entonces recordó algo y se echó a llorar de nuevo, mirándose las manos -Y Kyllian estaba preocupado por Lila pero yo la defendí. Yo la defendí, le pregunté si todo iba bien y me dijo que sí. Y le creí…- Se llevó el pañuelo a la cara y se sopló los mocos para poder respirar mejor -Después estuvimos juntos y me olvidé ¡Me olvidé! De venir con Aldaron porque me lie a ayudar en los campos de cultivos y cuando estuve devastada fue que me dijeron lo del embarazo… Yo…Anteia, yo embarazada….De todas las personas, yo, que no sé ser normal. Que sólo soy una lianta y que vivo para la fiesta y para la Brigada, para las misiones, para proteger al jefe-

Se volvió a soplar los mocos y le pidió a Anteia más pañuelos -Y menos mal que Kyllian me dijo que me ayudaría porque aunque no fuese planeado el chiquillo no tiene la culpa de que yo sea una idiota…- Y pensó en todo lo que vino después, en cómo se había comportado ella, lo que había pasado en las montañas y de pronto se volvió a llorar de nuevo durante un rato sin consuelo alguno -Y sus amigos…Sus amigos no me quieren. Y no me importa porque yo tengo mis amigos pero si me importa por que son sus amigos… Son los amigos del papá de mi hijo- Le explicó como intentando que pudiera comprender cada cosa que le decía. Esperaba que de verdad lo hiciera -Y entonces que nos mudamos juntos. Vale, para que me ayude con el estómago  y baja a Francia y le cortan la garganta y yo me preocupé porque es un chico majo. Y me cae bien y me quedé aquí a mirarlo, luego lo ayudé a buscar información de sus amigos porque yo soy así…Sabes que soy así ¿Verdad? Los amigos son importantes…Luego pasó lo de tuyo… ¡Y LA DEFENDÍ Otra vez, otra vez dije que había sido un malentendido y cuando Kyllian me preguntó casi me entra el agobio pero yo me había hecho la idea de cuidar de Lila- Divagó antes de sonarse la nariz de nuevo, con más fuerza

-Pero la gente Anteia, la gente no para de preguntar si somos algo y yo ya no sé ni que demonios somos porque cuando se lo pregunté me tiró la tangente. Me dijo que claro que podíamos decir que éramos pareja para los demás asi dejaban de preguntar… ¿Pero qué significa eso? ¿Qué no puedo liarme con alguien? ¿O si quiero hacerlo, puedo? Cuando James me cogió no lo sentí bien...– Negó con la cabeza repetidas veces para luego recordar lo que pasó con Lila. Empezó a llorar de pronto, más fuerte -Y Lila… Ay, Lila. La niña, él… ¿Cómo pudo haber hecho eso Leila? ¡YO LA DEFENDÍ!- Volvió a gritar, indignada y desgraciada por haber confiado en alguien que no estaba dándole la misma cuota de confianza.  -¡Lykaios estaba destrozado! ¡Kyllian estaba destrozado! ¡Y ella… ella ni siquiera… la esperó!- Murmuró lo último con la voz quebrada antes de volver a llorar recordando cómo se había quedado con Kyllian hasta que echó las cenizas de Lila al viento, las palabras que ella misma le había dedicado.

-Y ¿Qué podía hacer yo? Cuidarlo porque él me cuidó a mi cuando estuve mal…Pero no sé muy bien qué hacer… ¿Cómo lo ayudo? No sé hacer esas cosas… - Se llevó las manos a la cabeza y apretó con fuerza sus ojos con el pañuelo tratando de secarse las lágrimas -Y cuando creo que todo va bien aparece esto… ¿por qué el bebé hace esto?- Le preguntó a Anteia señalándole la mano -Y venia a esto y me encontré con Leila en el mercado y le grité le grité cosas y creo que me siento bien pero no sé… No sé… No sé nada Anteia, solo quiero echarme a llorar- Susurro antes de hacer exactamente eso mismo, echarse en la camilla a lloriquear un poco más mientras Anteia le miraba la mano.

Me.nu.da catarata. Vamos que cuando le dijo que lo soltara pensó que sería miedo por tener al bebé. O las inseguridades de cualquier futura madre. No aquello. Anteia se quedó sentada en el sitio mirando a Mérida mientras asentía tratando de entender más o menos todo lo que había sucedido y teniendo, entonces, realmente la historia de background. No hizo mucho por detenerla, le acarició suavemente la rodilla tratando de hacerle comprender que estaba aquí pero entendía que durante el tiempo de duelo de Kyllian ella se había callado sus confusiones por priorizar cosas más importantes. Asintió cuando le preguntó si ella sabía que era buena amiga, vamos si no.

Entonces le mostró la mano y Anteia realmente se quedó flipando de que le echara al culpa al bebé. Vio la marca con recelo -Entonces llora, cariño- Ella no iba a juzgarla cuando tenía que desahogarse pero analizó el hecho de que había visto a Leila antes de venir. El detotante. Anteia intentó controlar el gruñido que le venía desde muy adentro. Lykaios con ansiedad, Kyllian pegandole a las cosas y Mérida echa un mar de lágrimas. La escuchó seguir llorando y taparse las vías nasales por estar acostada pero la dejó hacer porque el interesaba mucho más la marca -Mérida cariño, esto no lo hizo el bebé. Los bebés no pueden hacer magia desde el vientre, o al menos es lo que sé...Aparte, parece otra cosa.

Tensó suavemente los labios -¿tu te sientes bien...físicamente? ¿has estado sangrando?- Preguntó, por si acaso y le levantó un poco la camisa y luego le pidió permiso para los pantalones entonces hizo un suave tacto tratando de ver si había algo mal pero no era nada. Ella descartaba que se tratara del bebé -¿Puedo tomar una foto? Es que asi puedo incluirlo en el expediente y ver si alguno de los sanadores lo conoce- Entonces lo hizo. Sin embargo, no dejaba de parecerle super extraña -¿Cuándo sucedió? ¿Qué sentiste cuando apareció?- Intentó trasladar de nuevo su magia hacia ella para calmarla y que le diera información sobre la marca.

Lo de “Llora” fue la mejor palabra que  le habían dicho en mucho tiempo, sobre todo porque sabia que Anteia no se iba a chivar con nadie y, dicho  y hecho, Mérida lloró como nunca en la vida. Era cierto que las hormonas hacían lo suyo, pero también estaba muy confundida con todo lo que le estaba pasando y no sabía si su actuar era bueno o malo y eso le hacía sentir peor. Sintió a Anteia hacer sus cosas pero no le prestó mucha atención porque simplemente no quería morir ahogada por mocos.

-¿Qué?- Preguntó cuando le dijo que el niño no había hecho eso y le volvieron a entrar ganas de llorar -¡Nadie sabe nada!- Soltó pensando que ni el descendiente Adael tenia información. Pero si le había apuntado a alguien, a la amiga de Kyllian. Delante de la cual también había defendido a Leila. Soltó aire con bastante exasperación y se dio cuenta de que estaba volviendo a hipar, no obstante, el agobio empezaba a pasarse y cuando miró a Anteia supo que era ella.

-Sí…Es lo que le dije a Kyllian, que probablemente era lo mejor que me había sentido en semanas….físicamente- Indicó, como ella. Y la dejó hacerle el tacto después de darle su consentimiento, cerró los ojos empezando a respirar con normalidad -Si…a ver si le sale a otro y entonces saben qué responderle- Dijo llevándose la otra mano para cubrirse los ojos con el antebrazo. Cuando le preguntó que había pasado Mérida alzó el hombro -Tuvimos relaciones, muy buenas he de decir. Acabamos y al poco tiempo sentimos ambos que nos quemaba la mano y se fue creando esa figura geométrica. Kyllian se puso como loco, nos duchamos e íbamos a venir pero era luna llena y se convirtió… Me pegó un susto de muerte pero el sabe controlarse y se fue… Y aquí estamos- Suspiró mientras se tranquilizaba. No tenía ningún pensamiento en orden, no había arreglado nada pero al menos había verbalizado todo lo que estaba sintiendo.

me había quedado dándole vueltas al asunto y solo se me ocurrió una solución para todo aquello, pasé rápidamente por el mercado para comprar algo casi de forma impulsiva y mientras el dependiente preparaba mi pedido escribí algo en mi libreta porque quería hacerlo todo de golpe, sin pensar, rápido y sin dolor, tomé la cajita y entonces llegó un patronus de Anteia, claro, se me había olvidado que Mer había ido a verla por lo de la marca con tanto jaleo, eso era bueno, una vez más me desaparecí esta vez hasta el hospital.

Al llegar el corazón me iba a mil, para haber meditado tanto lo que iba a hacer parecía que iba a lo loco y precipitado.. que así era porque lo que a mi me habían parecido horas en realidad eran minutos, muy pocos, lo justo entre que Altair me dejó y enviar el mensaje antes de ir al mercado. Corrí por los pasillos del hospital hasta dar con la consulta de Anteia, abrí la puerta, entré a toda velocidad y sin mirar a nadie, solo a la peliroja le enseñé la caja con aquel anillo dorado mientras me tiraba al suelo de rodillas casi derrapando y también la libreta con lo que ya tenía escrito -CÁSATE CONMIGO O ME QUEDO IMPOTENTE!-

Le sorprendió aquello de “nadie sabe nada” ¿A quién le había estado preguntando? Pero no quería hacer mucho hincapié porque parecía bastante agobiada. Bueno, estaba bastante agobiada que por poco le inunda la consulta de lágrimas.  La dejó hablar y escaneo la imagen para agregarla, le parecía super extraña, de una forma geométrica.    Estaban pensando en ello cuando llegó una nota rara, era de Kyllian  y Mérida le pidió que respondiera asi que envió su conejito patronus para informarle.

-Bueno voy…- Iba a seguir con el expediente cuando le llegó la notificación de Sayid. Sonrió, lo sintió como un triunfo y eso aseguraba que la Brigada iba a estar mejor.  Mucho mejor. Y ella misma iba a ir a hablar con el área de psicología para meter premura. Estaba segura de que esa muchacha tendría algo. Después le respondería al  Descendiente, siempre había sido muy educado.

Entonces, de pronto, se abrió la puerta de par en par y Anteia se giró para proteger a Mérida por miedo a que fuera precisamente Leila pero entonces Kyllian se echó al piso y les señaló la libreta. Anteia abrió los ojos desmesuradamente y le dio un zape en toda la cabeza con fuerza -¿Cómo se te ocurre? A ver…- Lo cogió del brazo y lo levantó para que se irguiera y luego ayudó a Mérida a hacerlo, tendiéndole otro pañuelo para que se limpiara la cara -Antes de pensar en casaros deberíais hablar bien de cómo os sentis respecto al otro. Y nadie se queda impotente por no casarse, Kyllian….Creo que voy a abrir una consultoria de educación sexual y un curso de madres primerizas. Tampoco es necesario casarse para tener un hijo. Hablar claramente, lo necesitan-

Se masajeó la sien, bastante preocupada y entonces recordó algo que probablemente el moreno no sabía -Sayid me informó que Leila se quedará bajo custodia hasta después del juicio y le han puesto vigilancia a Mérida por si acaso- Miró a la muchacha y le sonrió -Ahora os dejo solos, pero hablar bien- Miró a la pelirroja esperando que entendiera a qué se referia -Tengo una cosita que hacer- Sí, asegurarse de que hoy mismo le hiciera la evaluación a esa muchacha. Tras eso, salió de la consultora.

La nota de Kyllian la hizo suspirar, al menos alguien tenía respuestas de aquella marca extraña. Se quedó mirando la mano y suspiro -¿puedes decirle tu? No creo poder hacer un patronus ahora- Pensó que por esa razón había comprado los espejos. Era mucho más fácil comunicarse con ellos. Se los sacó del bolsillo del abrigo y los puso a un lado de la camilla.  Entonces llegó lo de Leila y Mérida cerró los ojos con pesar. ¿Qué le había ocurrido a su amiga para acabar así? Se masajeó la sien un poco estresada pero sabía que, quizás, era lo correcto.

Pero entonces todo pasó muy rápido y muy repentinamente, estaba acostada acomodándose los pantalones y la camisa cuando entró Kyllian tirándose al piso con la libreta al frente. Le costó leer porque tenia los ojos aún lagrimosos y sorbió mocos mientras se sentaba con ayuda de Anteia. La rubia fue más rápida en reaccionar, Mérida se quedó mirando la cara de Kyllian sin comprender a qué venía eso. ¿Cómo era eso de “no somos pareja” pero ahora “tenemos” que casarnos? -¿De qué vas?-  Preguntó, sin quererlo, con cierta ofuscación. La respuesta de Anteia le hizo bajar la mirada y suspirar. ¿Y qué se supone que le iba a decir? Decidió bajarse la camilla y entonces la rubia dio otra respuesta que ella no sabia.

-Leila no me …- Y ahí iba…a defenderla de nuevo. Cerró los ojos y se llevó una mano al rostro, pasándoselo de arriba abajo para espabilar -Ok- Dijo derrotada, ya le daba igual todo. Quería irse a dormir un buen rato, no se sentía bien. Gen no le había respondido y no sabía ni qué decirle a Cleo. Ya hablaría con ellas luego. Anteia se fue no sin antes de que Mérida le diera las gracias por todo, entonces miró a Kyllian y cogio la cajita que le mostraba para cerrarla y empujarla hacia él -No puedo lidiar con eso en este momento- Musitó moviendo la mano para mostrar la propuesta de matrimonio en la libreta, o lo que sea que fuera eso -¿Qué es la marca?- Pregunto mirándose la mano con un gesto confuso.

Vale, el zape me lo había ganado y no fue hasta después de eso que reaccioné y vi a Mérida con los ojos rojos y llorando, me asusté un poco por si era algo del bebé, me levanté con ayuda de Anteia y las miré a ambas por si algo iba mal, había sido mala idea aquello pero iba demasiado agobiado con tantas cosas, la rubia me dijo que no me iba a quedar impotente por no hacerlo pero ya lo sabía, lo chungo era lo otro de los ferales y a mi se me habían cruzado los cables después de saber que en realidad Mérida me gustaba.

La noticia sobre Leila me quitó un peso de encima, me miré la mano y me dije a mi mismo "eres gilipollas" por haber estado haciendo el tonto, ahora tenía los nudillos hechos un asco y me dolía la mano, por suerte pasaría pronto. Anteia se retiró y me quedé a solas con Mérida que de momento me había rechazado y la verdad, me sentía aliviado de que me dijera que no pero parecía enfadada así que por primera vez en mucho tiempo le hablé -..lo siento...- me guardé la caja y respiré profundamente antes de sentarme junto a ella y escribirle lo que me había contado Altair.

-Al parecer la marca aparece cuando chuscas con alguien el día de luna llena...- había omitido deliberadamente que era con alguien que querías, porque yo no lo tenía claro... o si... pero no quería eso, para mi querer a alguien significaba peligro y si de verdad me sentía así por ella no se lo pensaba decir -Altair me ha dicho que no es común, pero tenemos tres semanas desde el día en que aparece la marca para hacer una especie de ritual de sellamiento o no sé que historia, tenemos que chuscar, juntar las manos y decir cosas y después vincularnos mordiéndonos y entonces si se muere uno se muere el otro... pero dice que es decisión de las hembras, a mi no me gustaría hacerlo, y si la palmo? te morirías tu y la alubia qué!?- me llevé las manos a la cabeza desesperado y entonces solté lo último -me dijo que si no hacíamos el ritual antes de que acabe el tiempo me quedo sin mini yo!- escribí para después señalarme la entrepierna .

era un asunto muy complicado y la verdad estaba para que me diera algo, esperé a que Mérida lo masticara y entonces le expliqué lo del anillo -lo siento, se me ha ido la pinza un poco con todo esto y pensé que lo mejor era pedirte esto...- dije enseñándole la cajita otra vez -a mi me queda pequeño, quédatelo, es un anillo de midas, lanza hilos de oro así modo spiderman o algo de eso me ha dicho el de la tienda-

Cuando Kyllian bajó la vista hacia sus manos, Mérida lo miró preocupada. Estaban resentidas y evidentemente dañadas. Se preocupó y frunció el ceño, iba a buscar algo para curarle y se puso a mirar la consulta pero oyó un leve murmullo. Un sonido que realmente extrañaba y cuando miró a Kyllian supo que le había hablado. Había sido muy bajo pero ella lo había reconocido -Puedes hablar…- Murmuró, estupefacta, e ilusionada al mismo tiempo. Se rió, echa una montaña rusa de emociones, mientras sin querer volvían a salírsele las lágrimas -Ya tienes tu voz…- Por un momento pensó que nunca más lo oiría y extrañaba sus chistes, sus salidas de tono, sus tonterías generales porque era igual  y había conseguido un compinche de travesuras.

Lo de chuscar le pareció un poco inapropiado porque ella lo había sentido distinto pero no dijo nada. Era muy evidente que estaban en lugares diferentes y ella no quería ser, de nuevo, la que trajera las cosas a la palestra.  Fue leyendo a medida que el iba escribiendo pero de vez en cuando su mirada se iba hacia su garganta como si aun no pudiera creer que podía hablar. Le preguntaría a Aldaron cuánto más reposo debía guardar para que dejara de sonar como un demonio llorica -Entonces es una cosa de ferales- Mencionó y se miró la mano confundida. La cerró varias veces -Pero …¿Y si no estabas conmigo? ¿Y si te hubieses liado con otra habría salido igual? – Inquirió. En el fondo le parecía un poco extremista que sólo por tener relaciones en luna llena te obligaran a estar con esa persona. Miró lo de su mini yo  pero no hizo gesto alguno, simplemente frunció el ceño. ¿Qué? ¿Entonces tenía que hacer aquella cosa para él pudiera “chuscar” con quien le diera la gana por el resto de su vida? Pero si no lo hacía, estaba siendo una desgraciada con él. Se quedó en silencio. No dijo nada más, cruzó las piernas por los tobillos mientras su cabeza daba vueltas, vueltas y re vueltas. -¿Nunca estuviste con Leila en luna llena? ¿nunca estuviste con nadie más en luna llena? ¿Llevas años siendo feral, no?- Preguntó frunciendo el ceño. Seguía sin entenderlo y cuando vio a la puerta pensó en Anteia y en lo de hablar claro pero no quería aunque a ella le había dicho todo lo que tenia por decir.

Miró de nuevo cuando él volvió a escribir y luego le miró al rostro -¿Y que eso también sea una mentira para los demás?- Preguntó y negó con la cabeza. Cuando le tendió el anillo lo miró dudosa aunque la intención, ya aclarada, era buena. Lo cogió y se lo puso en el índice, le parecía que podía ser útil. Después de eso volvió a quedarse en silencio. Se levantó y se fue dirigiendo hacia la puerta, pero al final se detuvo y se giró sobre sus talones para hacerle frente -Hace una semana te pregunté qué éramos…Y quedamos en decirle a todo el mundo que éramos pareja para que se quedaran tranquilos y evitar preguntas. Y ahora me propones matrimonio pero sólo porque sino te quedas impotente…- Inspiró profundo -Teníamos 9 meses para ver qué le diríamos a la alubia, ahora tres semanas para ver que?... – Miró hacia la camilla y observó los espejos con una sonrisa triste. Los señaló con la mano – Los compré para nosotros. Supuse que sería buena idea estar comunicados ¿Podemos irnos a casa? Quiero dormir-

Asentí cuando dijo que podía hablar y en cuanto los lagrimones empezaron a salirle otra vez mientras se reía, sonreí , me acerqué y le sequé las mejillas con uno de mis pulgares. le expliqué lo que me había dicho Altair y una vez más asentí cuando comprendió que era de ferales, era una chica lista y sus dudas no se quedaron ahí, no, no habría funcionado si fuera con cualquier otra porque se supone que tenía que querer a esa persona pero no quería decirle eso, me daba pánico así que simplemente levanté los hombros como si no lo supiera.

Fruncí el ceño cuando me preguntó por Leila y negué con la cabeza, lo único que había hecho con ella en una luna llena era darnos de palos y la verdad es que si me había acostado con muchas otras personas antes pero no había sentimientos... aquello ya era inevitable, como si todo apuntara a ella, que de verdad la quería pero teníamos na buena relación tal y como estábamos, decirle aquello solo lo arruinaría todo.

Una mentira, así lo había definido ella y tenía razón, no había sentimientos, pero la marca decía otra cosa que yo me negaba a admitir. Nos quedamos un rato en silencio hasta que ella se levantó yendo a la puerta, la miré mientras se alejaba pero al llegar a la puerta se detuvo, empezó a hablar y me sentía culpable, solo estaba evitándola y eso la estaba confundiendo, haciendo daño y cuando me señaló los espejos con aquella sonrisa me levanté yendo hasta ella para abrazarla, la sostuve entre mis brazos un rato, sintiendo ese aroma a sándalo que siempre llevaba mezclado con el de la crema que se echaba todos los días, me separé de ella y la miré a los ojos, me lo pensé mucho pero tenía que apechugar y cargar con las consecuencias -Altair me ha dicho algo más... me da miedo Mérida, pero... la marca solo aparece si hacer el amor con alguie a quien quieras y eso me da miedo, porque podría perderte-

Otra vez el silencio y el lenguaje corporal. Cuando alzó los hombros ella hizo lo mismo. No lo sabía y le daba igual. De acuerdo, pues a ver si le daba igual ser impotente. Iba a anotarse no follarse a otro feral en luna llena porque como siguiera dejando impotentes por el mundo… Aunque los ferales no eran una raza muy común, tal vez por eso. Se miró la mano y se preguntó si sería capaz de “vincularse”, que cosa más extraña. ¿Qué tipo de unión tan profunda podían tener para realmente morir cuando el otro lo hacía? ¿Y sus hijos qué? Como si no tuviera suficiente en su plato ahora se presentaba eso.

Al caminar hacia la puerta pensó que lo mejor era hablar y una vez se lo sacó del pecho se sintió bastante mejor aunque al observar la cara de Kyllian pensó que tal vez la había cagado. ¿Y si mejor volvía a mudarse a su habitación e iban viendo cómo hacían? Lo del piso empezaba a ponerla nerviosa si seguían por ese camino. De pronto se acercó a ella y la abrazó, Mérida se tensó un momento sin comprender a qué venía pero luego se relajó y lo rodeó con los brazos, apoyando su cabeza en su pecho. Si, necesitaba abrazos, muchos abrazos; porque no se sentía nada bien. Seguro lo hacía para llevarla a volandas al grifo, pensar en eso la hizo sonreír. Tenía unas maneras…

Pero la alejó y se la quedó mirando, Mérida entrecerró los ojos -No tienes que pagarme lo del espejo, joer. Que no fue nada…- Tenía su dinerillo por allí, tampoco era pobre y los espejos eran bastante económicos -¿Miedo?- Arqueó la ceja. ¿Qué le podía dar más miedo que morir si ella moría? ¿Qué le podía dar más miedo que ser impotente?, pensó. Y entonces, según su interpretación, le dijo que le quería. La mirada azul de Mérida se quedó mirándolo como si le estuviera hablando en otro idioma, frunció el ceño y luego ladeó la cabeza. Perderla…Eso temía y entonces recordó su historia. Sus padres, había perdido a sus padres -Y lo harás…- Le respondió y le tomó las manos para que no se escapara porque parecía que huiría según le decía -Pero no sabemos cuándo, Kyll. Y no por eso tienes que temer a lo que podemos llegar a vivir mientras estamos juntos. Es cierto que…- Inspiró profundamente -Eso de casarnos…Eso del ritual me parece bastante apresurado pero también creo que hemos llegado a conocernos bastante estos meses; más allá de las bromas, de nuestros líos…  Yo también te quiero, me importas y me gusta estar a tu alrededor incluso cuando no te encuentras bien…En otro caso, ya me hubiese ido.

Cambió el peso de un pie a otro y frunció el ceño suspirando -Estamos en guerra. Irás a Francia. ¿Qué pasa si soy yo la que te pierde a ti?...Y sonaré cliché, pero no tenemos prometido un mañana y creo que lo mejor es ir viviendo como lo hemos estado haciendo pero sin rehuir a lo que realmente deseamos hacer. No sé si me explico…- Murmuró, bajando la vista hacia sus manos  y moviéndola hasta ver las marcas con curiosidad.

Sentí como se resistía a mi en un primer momento cuando fui a darle un abrazo pero no la dejé ir, por el contrario la abracé con más fuerza, al final se rindió y me devolvió el abrazo, me quedé así por un momento hasta que me dijo lo de los espejos, se lo agradecía pero no me interesaban mucho en ese momento.

Forcé un poco mi garganta para poder hablar, estaba harto de la libreta y necesitaba expresarlo de una forma más personal que no fuera en un papel, si, tenía miedo, miedo de perderla a ella tal y como había perdido a lila y en cierto modo a Leila, porque nunca le dije como me sentía y a partir de ese momento todo fue a peor, tal vez tuve suerte pues vimos sus verdaderos colores... pero no quería que me pasara eso con ella. Sentí un vuelco en el corazón cuando me dijo que la perdería, el miedo se reflejó en mi cara y di un paso hacia atrás dispuesto a huir pero ella me detuvo.

Tenía razón, no tenía miedo a vivir cosas juntos era más el hecho de tener etiquetas, de hacer las cosas oficiales lo que me daba miedo porque entonces debía enfrentarme a mis sentimientos y no podía seguir negándome las cosas a mi mismo, no podía seguir mintiéndome -olvida lo de casarnos... ha sido una tontería- dejé que siguiera hablando bajando la mirada hasta nuestros pies, los suyos eran más pequeños... ella era más pequeña pero en ese momento parecía mucho más que yo, más madura, más centrada, más todo -está bien, vamos a pensarlo, aún nos queda tiempo pero si no quieres hacer la cosa esa rara no importa, ¿vale? es una putada- levanté la mirada y sonreí, no sabía si de verdad era amor pero yo también me sentía bien con ella, la quería pero no estaba seguro en qué sentido -¿quieres ir a por helado?-

Notó en seguida el cambio en su rostro. Era eso, el miedo a la pérdida y era algo que ambos tenían muy presente desde hace poco. Era normal que tuviera ese miedo, ella tenía el mismo con la Brigada pero al mismo tiempo sabía que a veces…No volvían y que tenía que hacer su paz con ello, aunque doliera. Pero era lo que había. Sonrió y asintió a lo de que olvidara lo de casarse y le miró sonriendo brevemente. Había extrañado tanto su voz que casi podía cerrar los ojos y sentir placer al oírlo.

-Una putada es perder a tu mini yo. No te voy a dejar impotente, tonto… Menos si lo puedo disfrutar yo toda la vida…- Dijo, riéndose y golpeó suavemente su hombro con un puñito antes de reírse. Lo cierto es que, ahora que se había sacado eso del pecho y que la marca poseía un significado, entendía mucha de su confusión. Normal, nunca se había sentido de una forma así con alguien. Cuando alzó la mirada para sonreírle, ella lo hizo de vuelta pero no se esperó que se carcajeara por su respuesta y que la cogiera de la cintura a lo bruto alzándola para besarla. Mérida le pasó los brazos por el cuello y le rodeó la cadera con las piernas para responderle el beso. ¿Era posible sentirse tan ligera tan de pronto?

Después de que acabara el beso escuchó su pregunta y negó -Vengo del mercado y… Em… tuve un altercado con Leila. Le grité que no se te acercara, ni a mi, ni a nuestro bebé porque le iba a dar lo que se merecía… Pero…Exploté, mal. Muy mal…Yo nunca había hecho algo así y menos con alguien de la Brigada...en realidad, con nadie- Hizo una mueca con la cara y se bajó de él para ir a por los espejos, tendiéndole uno para que lo guardara -Pero aceptaré que me lleves a cualquier otro lado y me distraigas… ¿vale? Anteia me dijo que todo está bien...Aparte el helado tiene lácteo y hace frio. No quiero más mocos- Dijo muy clarito