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Enero 2.043

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AÑO 2.042
Durante siglos sus mundos permanecieron separados, pero eso terminó. El mundo mágico y el humano se encontraron y se desató la guerra, extendiéndose alrededor del mundo sin control. Miedo, odio, ambición...todas ellas armas poderosas. El choque entre la raza humana y la mágica resulta ya imparable. Uno por uno van cayendo, ¿quién será el primero en morder el polvo?
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INFORMACIÓN EXTRA: Lore de los ferales.  Empty INFORMACIÓN EXTRA: Lore de los ferales. {03.07.20 21:13}



FERALES





Los ferales son una raza distinta de los licántropos. Descienden también de Licáon cuando éste, en busca de liberarse de su maldición, intentó hacer varios experimentos con animales  y humanos que terminaron creando razas distintas. Entre ellas destacan los: felinos, osos y lagartos. Cada uno de ellos representa una dualidad interior, su parte humana y su parte animal. Dependiendo de cuál sea la dominante tienen distintos nombres:


  • Arcadianos: Son los ferales que han sido mordidos, su naturaleza humana es más dominante que sus instintos animales.

  • Kattagari: Son los ferales nacidos como un feral puro, su naturaleza animal es mucho más fuerte que su naturaleza humana.


En otros tiempos, eran capaces de controlar la transformación de su forma humana a feral sin ningún problema. Pero por centenas de años han visto mermar su raza y se han acostumbrado a pasar desapercibidos en su forma humana. Son muy pocos los que actualmente controlan la transformación fuera de la luna llena.  

Existe una gran rivalidad entre Arcadianos y Kattagari ya que son incapaces de ver, desde el otro lado, la percepción que tienen sobre su condición feral. Mientras los Kattagari la adoran y ven en ella la máxima bendición, los Arcadianos suelen rehuir con más facilidad. Además, la violencia y falta de empatía con la que se le describe a los Kattagari suele generar mucho miedo entre los arcadianos.

También existe el factor de la educación que reciba cada individuo, ser Kattagari no es un factor determinante en una personalidad agresiva o ser Arcadiano en una más neutral, el entorno de cada individuo influirá en el desarrollo del mismo.

En cuanto a su participación en la guerra, es más común ver a Arcadianos participando activamente que a los Kattagari. Si bien los segundos son violentos por naturaleza, no tienen ningún interés en pelear por alguien que no sean ellos mismos o su manada. Sin embargo, los Arcadianos que, en principio, han sido criados en otra sociedad tienen más lazos sentimentales por su naturaleza humana.


Ya que la condición de feral fue adquirida a través de una mordida, sienten cierta reticencia a su forma animal. La adaptación durante los primeros años a unos instintos y sentidos más agudizados son capaces de volverles locos si no tienen el entrenamiento correspondiente. Les cuesta mucho más controlar su forma animal durante las noches de luna llena durante los primeros años de su transformación y suelen carecer de conocimiento en el contexto y/o tradiciones de la cultura feral según su raza. Dependerá mucho del entrenamiento recibido.

Al ser más humanos, suelen tener mayor empatía, cariño y ataduras emocionales hacia los demás; rechazando muchas veces su instinto animal y dejándose llevar por su lado humano, esto les lleva a querer controlar su parte animal durante la transformación siendo más racionales y no dejándose llevar por el instinto hasta que adquieren consciencia durante la luna llena.

Normalmente consumen la poción matalobos.



Nacidos como ferales puros, están dominados por su parte animal más que la humana. Suelen vivir en manadas donde casi siempre prefieren andar en forma animal, al menos aquellos que controlan la transformación fuera de la luna llena. Suelen viajar y migrar con bastante frecuencia. Sus hembras, en particular, son independientes  y no suelen quedarse mucho tiempo en un mismo lugar aunque tengan compañero.

Al ser dominados por su lado animal, suelen ser más agresivos, violentos y con poco interés en las relaciones y sentimientos de cualquiera que se cruce en su camino. Se desentienden con facilidad de las cosas por su naturaleza de moverse de un lado a otro. Durante la luna llena abrazan su lado animal con honor y lo liberan sin ningún remordimiento dejando que los guíe el instinto por lo que no es común entre los kattagari reprimir el lado salvaje.

Reniengan de las pociones matalobos y cualquier tipo de instrumento que impida la transformación ya que es, precisamente, lo que más esperan del mes.



Entre los ferales existe una leyenda de que, como cada uno tiene un lado animal y otro humano, existe una única persona capaz de completarle y convertirse en su compañer@ de vida. La única forma de conseguirla es a través de relaciones sexuales el día de luna llena cuando su magia alcanza el punto álgido gracias al ciclo lunar, por supuesto, antes de transformarse. De  haberlo conseguido, al día siguiente ambos amanecerán con una marca geométrica en la mano que corresponde a la de su compañer@. Tienen tres semanas para realizar la ceremonia de emparejamiento en la que unen sus palmas y sus cuerpos y rezan los votos: “Te acepto como eres, y siempre te tendré cerca de mi corazón. Caminaré a tu lado por toda la eternidad”.

Después de ello, existe un momento de suma importancia durante la ceremonia: La vinculación. En este paso la mujer debe decidir si une su vida a la de su compañero. Ambos percibirán que sus colmillos se agrandan (incluso aunque la otra pareja sea human@/bruja/mago son afectados por la magia), y sienten la necesidad de morder a su compañero haciendo que durante escasos segundos todos los sentimientos, pensamientos, temores y esperanzas fluyan del uno al otro. De realizar la vinculación, ambas vidas quedan unidas al hilo de vida más fuerte (con más esperanza de vida) y en caso de morir uno también morirá el otro.

También es posible que no realicen la ceremonia y se desentiendan de la marca pero aquello trae consecuencias para ambos. En el caso del hombre feral se quedará impotente de por vida. En el caso de la mujer feral, aunque tiene más libertad, no podrá tener descendencia a menos que sea con su compañero destinado.

Ésta historia es transmitida en las tribus de ferales pero es considerada leyenda o mito ya que no todos los ferales consiguen su pareja destinada, su otra mitad podría encontrarse en cualquier parte del planeta y podrían pasar toda una vida sin encontrarla. Por otra parte la vinculación entre ferales es instintiva y mecánica pero si la pareja destinada pertenece a otra especie debe haber una conexión especial entre los implicados que muchas veces puede confundirse con simple deseo sexual. Sin embargo, en cuanto conocen a su compañero (incluso sin marca) sienten una comodidad y atracción instantánea al estar a su alrededor que no han sentido con nadie más. Es extraña pero, también, algo en su interior les dice que es “correcta”.


Los ferales son capaces de tener descendencia aunque no estén emparejados, aunque hay bajas probabilidades de que nazca un feral en sí. Es importante destacar que en caso de que una kattagari consiga a su compañero y este tenga descendencia previa es posible que durante la luna llena los ataque para matarlos, marcado su sentido de propiedad hacia su compañero y la prioridad de su camada sobre las demás. Las arcadianas son mucho más tolerantes ante ello ya que están regidas por su lado humano.

Las mujeres kattagari también suelen abandonar a los compañeros con las crías después de destetarlas, dejandoles a éstos el peso de criarlos y educarlos para el mundo. Suelen volver sólo cuando su instinto lo dicta.

Durante el embarazo las hembras Arcadia y Kattagari deben tomar la poción matalobos ya que transformarse trae problemas durante la gestación, las Arcadia lo hacen de buen grado gracias a su naturaleza humana pero en algunos casos, las Kattagari son doblegadas y obligadas a tomarla por el bien de los cachorros y la manada.


Emme
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