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Recuerdo del primer mensaje :
Por más que se tomará el tiempo de recorrer los pasillos del castillo, siempre acababa perdida. Conocía bien el camino desde la entrada hasta donde eran sus aposentos pero intentaba encontrar otras zonas donde no tuviera que cruzarse con tanta gente. No se esperaba que los Pendragon tuvieran semejante servicio pero los había visto restaurando varias partes del castillo así que tenía sentido.
El problema no era ese, el problema era como la miraban e incluso reverenciaban. Se sentía incómoda y estaba segura de que al devolverles el gesto se veía cuan fría era. La situación era irregular, Catherine estaba segura de que todos lo sabían pero realmente nunca había hablado con Wthyr sobre el anuncio de su boda.
Realmente no hablaba de nada con Wthyr.
A menos que fuera justo y necesario.
No es que no quisiera. Es decir… no quería pero sabía que tenía qué, así que de vez en cuando, dependiendo de su propio humor -que estaba muy cambiante últimamente- incitaba ciertas conversaciones en la cena. Generalmente rondaban sobre lo mismo: Teorías y más teorías sobre la maldición y cómo asegurarse de que… de que… el hijo que tuvieran pudiera romperlo.
La idea seguía pareciéndole bizarra, como si no fuera ella la encargada de romper la maldición y aún no sabía determinar cómo es que la intimidatoria mirada del Pendragon pasaba de generarle cierto miedo a encender cualquier tipo de instinto básico que tuviera su cuerpo. Era casi un parpadeo… un instante en el que pasaba de observarlo con curiosidad, quizás, a sentir el deseo de sentarse en su regazo y besarlo como si sus labios fueran lo único que necesitará para vivir. Nunca había conocido un deseo así de irrefrenable, donde se olvidaba de todo alrededor y solo importaba ella y la satisfacción de ambos. Se sentía egoísta… y… hedonista también.
Ese día había ido a la biblioteca de los Pendragon buscando más información sobre maldiciones, su propia biblioteca se la sabía de memoria así que disfrutaba de nuevos tomos o puntos de vista sobre la magia. Era hora de cenar, y quién sabía que pasaría después, así que cuando fue avisada salió de la biblioteca con algunos tomos levitando tras ella mientras extendía un pergamino delante de sí misma, tomándose el tiempo para leerlo.
Sus botas, porque aunque ahora ya no llevaba pantalones rotos y un aspecto desprolijo, seguía usando sus botas militares y una forma de vestir…particular para quien era; hacían un ruido raro en el piso. Esa noche, en específico, parecía que su memoria muscular iba trabajando bastante bien porque iba directo hacia el comedor que compartía con el Pendragon. Sumergida como estaba en la lectura no oyó los otros pasos que bajaban por un pasillo y más pronto que tarde acabó estampandose contra Wthyr y clavándose su propio puño en la nariz, ya que lo llevaba en alto por el pergamino. Tras ella los libros cayeron al piso haciendo un ruido catastrófico -Mierda- Bajó la mano con cuidado para enrollar el pergamino que volvió a su forma. Parpadeó un poco para luego alzaré la vista hacia él, como odiaba tener que hacerlo y más aún cuando se encontraba con la frialdad de esos ojos metálicos -Lo siento, no veía por dónde iba- Le dijo en un tono bajo antes de girarse y agacharse para volver a apilar los libros, hizo una mueca al sentir algo de dolor en la nariz. Como si no fuera suficiente todo lo que se había rebajado para poder conseguir aquel trato ahora iba a tildarla de torpe. Contuvo el suspiro que pugnaba por salir de sus labios.
Por más que se tomará el tiempo de recorrer los pasillos del castillo, siempre acababa perdida. Conocía bien el camino desde la entrada hasta donde eran sus aposentos pero intentaba encontrar otras zonas donde no tuviera que cruzarse con tanta gente. No se esperaba que los Pendragon tuvieran semejante servicio pero los había visto restaurando varias partes del castillo así que tenía sentido.
El problema no era ese, el problema era como la miraban e incluso reverenciaban. Se sentía incómoda y estaba segura de que al devolverles el gesto se veía cuan fría era. La situación era irregular, Catherine estaba segura de que todos lo sabían pero realmente nunca había hablado con Wthyr sobre el anuncio de su boda.
Realmente no hablaba de nada con Wthyr.
A menos que fuera justo y necesario.
No es que no quisiera. Es decir… no quería pero sabía que tenía qué, así que de vez en cuando, dependiendo de su propio humor -que estaba muy cambiante últimamente- incitaba ciertas conversaciones en la cena. Generalmente rondaban sobre lo mismo: Teorías y más teorías sobre la maldición y cómo asegurarse de que… de que… el hijo que tuvieran pudiera romperlo.
La idea seguía pareciéndole bizarra, como si no fuera ella la encargada de romper la maldición y aún no sabía determinar cómo es que la intimidatoria mirada del Pendragon pasaba de generarle cierto miedo a encender cualquier tipo de instinto básico que tuviera su cuerpo. Era casi un parpadeo… un instante en el que pasaba de observarlo con curiosidad, quizás, a sentir el deseo de sentarse en su regazo y besarlo como si sus labios fueran lo único que necesitará para vivir. Nunca había conocido un deseo así de irrefrenable, donde se olvidaba de todo alrededor y solo importaba ella y la satisfacción de ambos. Se sentía egoísta… y… hedonista también.
Ese día había ido a la biblioteca de los Pendragon buscando más información sobre maldiciones, su propia biblioteca se la sabía de memoria así que disfrutaba de nuevos tomos o puntos de vista sobre la magia. Era hora de cenar, y quién sabía que pasaría después, así que cuando fue avisada salió de la biblioteca con algunos tomos levitando tras ella mientras extendía un pergamino delante de sí misma, tomándose el tiempo para leerlo.
Sus botas, porque aunque ahora ya no llevaba pantalones rotos y un aspecto desprolijo, seguía usando sus botas militares y una forma de vestir…particular para quien era; hacían un ruido raro en el piso. Esa noche, en específico, parecía que su memoria muscular iba trabajando bastante bien porque iba directo hacia el comedor que compartía con el Pendragon. Sumergida como estaba en la lectura no oyó los otros pasos que bajaban por un pasillo y más pronto que tarde acabó estampandose contra Wthyr y clavándose su propio puño en la nariz, ya que lo llevaba en alto por el pergamino. Tras ella los libros cayeron al piso haciendo un ruido catastrófico -Mierda- Bajó la mano con cuidado para enrollar el pergamino que volvió a su forma. Parpadeó un poco para luego alzaré la vista hacia él, como odiaba tener que hacerlo y más aún cuando se encontraba con la frialdad de esos ojos metálicos -Lo siento, no veía por dónde iba- Le dijo en un tono bajo antes de girarse y agacharse para volver a apilar los libros, hizo una mueca al sentir algo de dolor en la nariz. Como si no fuera suficiente todo lo que se había rebajado para poder conseguir aquel trato ahora iba a tildarla de torpe. Contuvo el suspiro que pugnaba por salir de sus labios.
Fuesen pocas o muchas las sorpresas que le quedasen por descubrir le daba igual. Ya le había despertado suficientemente la curiosidad como para entrar en el juego. No había más que ver cómo había quedado todo a su alrededor. Le daba igual el estado en que había quedado todo, de hecho seguía aún un tanto "cegado" por todo lo que movía Catherine a su alrededor. Habían acabado allí sin ni siquiera proponérselo.
- ¿Esto tiene que ver con compartir vínculo mágico? ¿Es algo que se pueda romper o anular? - nunca le había sucedido algo así, nada que lo hubiese llevado a un terreno más allá del físico. Porque había una brutal atracción física, sí, pero compartir las sensaciones del canal mental y lo de la magia...era nuevo para él. Sus mano siguió delineando su contorno hasta que llegó a su cadera, dejándola ahí apoyada mientras ella se giraba para que quedasen cara a cara. Se recreó en su mirada y en las facciones de su rostro, buscando instintivamente la cercanía con su cuerpo.
- Quiero más. - susurró al escucharla decir que la unión íntima despertaba más ese vínculo. Necesitaba probarlo de nuevo, era como una adicción que recién empezaba a conocer. Alzó la mano que había dejado en su cadera para acariciar sus labios con el pulgar. - Quiero descubrir los límites de ese vínculo... descubrir qué significa esto. Y sé que tú también quieres. - había tenido suficientes pruebas con lo de antes, era algo evidente. Aún seguía teniendo hambre de ella, así que en cuanto Catherine lo rozó con sus labios no necesitó mucho más para que se le revolucionase de nuevo la sangre.
Acabó por rodearla entre sus brazos, echándose hacia un lado mientras la arrastraba con él en aquel giro. La idea de separarse no le apetecía para nada por el momento. Quedó tendido de espaldas con ella encima, atrayendo su rostro hacia él para comenzar a besarla con cierto ímpetu. No hacerlo era una pérdida de tiempo imperdonable. Deslizó una mano desde su espalda baja hasta llegar a la nuca, afianzando la otra con fuerza en la zona de los glúteos.
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Sodoma 8/10
- ¿Esto tiene que ver con compartir vínculo mágico? ¿Es algo que se pueda romper o anular? - nunca le había sucedido algo así, nada que lo hubiese llevado a un terreno más allá del físico. Porque había una brutal atracción física, sí, pero compartir las sensaciones del canal mental y lo de la magia...era nuevo para él. Sus mano siguió delineando su contorno hasta que llegó a su cadera, dejándola ahí apoyada mientras ella se giraba para que quedasen cara a cara. Se recreó en su mirada y en las facciones de su rostro, buscando instintivamente la cercanía con su cuerpo.
- Quiero más. - susurró al escucharla decir que la unión íntima despertaba más ese vínculo. Necesitaba probarlo de nuevo, era como una adicción que recién empezaba a conocer. Alzó la mano que había dejado en su cadera para acariciar sus labios con el pulgar. - Quiero descubrir los límites de ese vínculo... descubrir qué significa esto. Y sé que tú también quieres. - había tenido suficientes pruebas con lo de antes, era algo evidente. Aún seguía teniendo hambre de ella, así que en cuanto Catherine lo rozó con sus labios no necesitó mucho más para que se le revolucionase de nuevo la sangre.
Acabó por rodearla entre sus brazos, echándose hacia un lado mientras la arrastraba con él en aquel giro. La idea de separarse no le apetecía para nada por el momento. Quedó tendido de espaldas con ella encima, atrayendo su rostro hacia él para comenzar a besarla con cierto ímpetu. No hacerlo era una pérdida de tiempo imperdonable. Deslizó una mano desde su espalda baja hasta llegar a la nuca, afianzando la otra con fuerza en la zona de los glúteos.
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Sodoma 8/10
Catherine asintió con suavidad a su pregunta y le recorrió el rostro con la mirada, curiosa por su inexperiencia en ese ámbito. La segunda pregunta la hizo sonreír de lado -No, forma parte de nosotros y reconoce a la otra…- Cerró los ojos e inspiró, esta vez solo se concentró en su aura mágica que seguía tan activa como antes y también le instaba a tocarlo, a mantener aquel murmullo bajo su piel. Abrió los ojos y se concentró de nuevo en él -Mi padre me dijo que había dos tipos… activo y pasivo. El primero te incita a crear pero te mantiene en vilo, el segundo te aporta paz y tranquilidad. Y no… no los tienes con todo el mundo - Ella solo lo había experimentado en algunas ocasiones, los de ambos tipos. Mei solía llamar al suyo un vínculo zen.
La afirmación de que deseaba más hizo que los ojos de Catherine brillarán con cierto interés. El poder no dejaba de ser algo que le atraía exclusivamente porque era la única forma de no sentirse débil y vulnerable otra vez, de no volver a ese fantasma de mujer de hace un tiempo… soltó una risita baja cuando aseguró que ella también quería pero estaba más entretenida en besarlo que en responderle. Sí, de haberlo querido le habría dicho que, en efecto, tenía razón. Con Maxwell no había tenido la oportunidad de experimentar y de crear y con Ian su vínculo era distinto, era… paz dentro de cualquier tipo de situación.
Pero…¿Poder? ¿Magia? ¿Cuántas cosas serían capaces de lograr? La ambición sujeto cualquier pensamiento. Con el suficiente poder no habría maldición que le detuviera.
Se dejó arrastrar colocándose encima de él a horcajadas y levantando un poco la cabeza para poder besarlo con el mismo deseo pero sin aquella inherente y rara necesidad de hacerlo todo rápido. Podía…distraerse y durante un largo rato sólo se dedicó a ello, disfrutó de sus labios, de la calidez de su cuerpo, de la forma en la que la agarraba y como se sentía abrazada no solo por él, si no por su magia. Buscó la mano que tenía enredada en el pelo y la retiró, entrelazando sus dedos con los de él y apoyando ambas manos a un lado de la cabeza.
"Fluye conmigo", susurró a través del canal mental sin dejar de besarlo. Lo anterior había sido todo instinto pero esta vez, sí lo hacían de forma consciente, si conectaban con ese innato pozo de magia quizás podía ser aún más potente. Ella misma se abrió a él, dejando que aquel murmullo empezará a ser mucho más que eso. Podía sentir cómo todo su cuerpo se estremecía ante el torrente de magia que estaba invocando. Raudo, crudo y sin un objetivo en concreto sólo sentirlo.
La afirmación de que deseaba más hizo que los ojos de Catherine brillarán con cierto interés. El poder no dejaba de ser algo que le atraía exclusivamente porque era la única forma de no sentirse débil y vulnerable otra vez, de no volver a ese fantasma de mujer de hace un tiempo… soltó una risita baja cuando aseguró que ella también quería pero estaba más entretenida en besarlo que en responderle. Sí, de haberlo querido le habría dicho que, en efecto, tenía razón. Con Maxwell no había tenido la oportunidad de experimentar y de crear y con Ian su vínculo era distinto, era… paz dentro de cualquier tipo de situación.
Pero…¿Poder? ¿Magia? ¿Cuántas cosas serían capaces de lograr? La ambición sujeto cualquier pensamiento. Con el suficiente poder no habría maldición que le detuviera.
Se dejó arrastrar colocándose encima de él a horcajadas y levantando un poco la cabeza para poder besarlo con el mismo deseo pero sin aquella inherente y rara necesidad de hacerlo todo rápido. Podía…distraerse y durante un largo rato sólo se dedicó a ello, disfrutó de sus labios, de la calidez de su cuerpo, de la forma en la que la agarraba y como se sentía abrazada no solo por él, si no por su magia. Buscó la mano que tenía enredada en el pelo y la retiró, entrelazando sus dedos con los de él y apoyando ambas manos a un lado de la cabeza.
"Fluye conmigo", susurró a través del canal mental sin dejar de besarlo. Lo anterior había sido todo instinto pero esta vez, sí lo hacían de forma consciente, si conectaban con ese innato pozo de magia quizás podía ser aún más potente. Ella misma se abrió a él, dejando que aquel murmullo empezará a ser mucho más que eso. Podía sentir cómo todo su cuerpo se estremecía ante el torrente de magia que estaba invocando. Raudo, crudo y sin un objetivo en concreto sólo sentirlo.
- +18:
No supo en qué momento había empezado a moverse contra él pero cuando estuvo preparado, Catherine volvió a unirlos en un suave movimiento que le robó un gemido. Se separó un instante de sus labios para apoyar su frente en la de él. Mantuvo los ojos cerrados dejando que las sensaciones le invadieran, desde las físicas que encendían sus sentidos hasta las mágicas que pugnaban por más.
"Esos libros van… a tener… mejores días", le dijo sonriendo mientras acompañaba cada pulso de su corazón y magia con ella de su cadera.
- +18:
La idea de que hubiese algo así como predestinación de sus linajes ya se le había pasado por la cabeza antes, pero no se imaginaba que pudiese llegar al punto de que existiese incluso un vínculo real. Quiso creerlo, para que le diese sentido a aquella boda tan precipitada buscando la supervivencia de ellos dos y los que les rodeaban. - Tiene que haber alguna manera de poner eso a prueba, de saber si realmente tienes razón. - Tal vez si se hubiesen encontrado antes...se habría ahorrado sufrimiento. Hubiese seguido divagando y pensando de no ser porque su prioridad en ese momento era otra muy distinta. Las ganas de seguir disfrutando de ella eran mayores al atisbo de curiosidad por lo que le contaba.
Todo comenzó a escalar de nuevo de manera imparable, como si fueran insaciables. Tras aquel giro el peso de Catherine cayó sobre él, impidiéndole alejarse mientras se recreaba en caricias y besos para saborear su piel. En aquella segunda parte no tenía los sentidos tan fuera de control, permitiéndole ser más consciente de cada sensación en lugar de ser simplemente arrollado por un cúmulo de estímulos que se sucedían como un bombardeo. Ahora podía separar todo lo que le llegaba...el calor de su boca, cada sonido que escapaba de sus labios, el tacto de su piel y la forma de cada curva y recoveco de su cuerpo. Un poco más y podría llegar a aprendérselos y a recordarlos sin ni siquiera tenerla delante.
El roce constante del uno contra el otro hizo que volviese a endurecerse de nuevo, sintiendo que se le erizaba la piel más todavía con la conexión mental con su compañera, con ese intercambio de energía mágica que se le hacia tan adictivo e intenso. Podía percibir lo que Catherine sentía, compartir a un nivel mucho mayor que únicamente la unión carnal. Estaba dentro de ella, en todos los sentidos posibles. Exhaló el aire que se había quedado contenido hasta llegar al final, mientras sus frentes quedaron unidas durante un breve momento que se le hizo casi tan íntimo como el propio acto. Era algo distinto a lo que había sucedido nada más llegar a la biblioteca, aunque siguiese sin calmarse del todo la necesidad. Los libros antiguos le daban bastante igual en ese instante.
"Nosotros sí que vamos a tener días mejores..."
Tomó sus caderas para acompasarlas con las suyas de un modo hipnótico, como si se reconociesen a la perfección desde hace mucho tiempo. Parecía que supiesen lo que necesitaban el uno del otro en cada instante. Pronto necesitó incrementar el ritmo, hasta que en un cambio de posición cambió las tornas y quedó sobre ella. La besó en la boca y después en el cuello con lujuria, imprimiendo cada vez más ímpetu a sus movimientos. Le levantó los brazos para entrelazar sus manos con las de ella mientras las apoyaba a la altura de la cabeza, apretando sus manos en cada nuevo empuje. Para ese momento la energía mágica de sus cuerpos chisporroteaba a su alrededor en forma de pequeños rayos, arremolinándose en torno a ellos. Quería ir a más, aguantar lo máximo posible para que no se acabase aquella sensación que le estaba sacudiendo de pies a cabeza como un terremoto. Lo que estaba sucediendo allí dentro llegaría a los oídos de cualquiera que estuviese cerca del lugar.
Sodoma 9/10
- +18:
- Acabó sonriendo brevemente ante la incredulidad de Wthyr, así que alzó la mirada hacia él con el ceño levemente fruncido. Una de sus manos recorrió su costado, subiendo por su abdomen lentamente y dejando que su magia acariciara su piel, dejando que el cosquilleo de ésta penetrara en él para luego ladear la cabeza -¿Lo que sientes no es suficiente?- Para ella estaba claro pero quizás es que el concepto lo tenía demasiado asumido, demasiado incorporado y él aún no tenía demasiada confianza en lo que le decía. Le daba igual…
Todo le daba igual en ese momento mientras pudiera satisfacerse.
Cerró los ojos, concentrándose exclusivamente en su unión, en las sensaciones que le rodeaban porque Wthyr estaba en todas ellas. A un nivel físico, con su cuerpo bajo el de ella; en nivel mental, compartiendo lo que sentía y un nivel mucho más intrínseco: el mágico, que no hacía más que buscarle, tentarlo y atraerlo para recargarse y retroalimentarse. Soltó un leve suspiro antes de moverse sobre él.
Su pensamiento le hizo sonreír brevemente mientras se incorporaba un poco, apoyándose en su pecho como punto de estabilidad para acompasar sus caderas. Desde allí se sentía en control de todo y aunque no era nuevo, no dejaba de experimentar todo con una nueva perspectiva. Allí, en ese instante, se sentía capaz de realizar todo lo que se propusiera. Cerró los ojos, llevándose las manos al cabello para apartárselo de la cara, mientras se concentraba en lo bien que se sentía. Deslizó sus manos por su cuerpo hasta coger las de Wthyr en su cadera cuando aumentó el ritmo, sintiendo que con cada uno de sus movimientos la magia parecía estremecerse y, con ella, todo a su alrededor.
Se dejó hacer, quedando a su merced, para responderle el beso mientras relajaba su cuerpo para recibir todo lo que quería darle. Entrelazó sus manos y se arqueó contra él cuando las subió a su cabeza, sintiendo una nueva oleada de magia y de placer envolverla. Gimió su nombre ante el calor que empezaba a acumularse en su centro, una previa que era evidente a su alrededor cuando el ambiente estaba cargado de sus propios gemidos y de su magia conjunta.
Al sentir que finalmente la liberación llegaba para ambos, Catherine apretó las piernas contra el cuerpo de Wthyr y se arqueó contra él, tratando de mantenerlo junto a ella, en ella. La magia volvió a encontrar su propia libertad y los rayos que antes chisporroteaban a su alrededor recorrieron el piso y las paredes, subiendo como una ola expansiva y cargándose el candil, haciendo estremecer de nuevo las estanterías de las que llovieron muchos más libros y los cantos y el vidrio de las ventanas acabó agrietado; todo ello antes de volver hacia ellos y recorrer sus cuerpos para recargarlos y acompañar el placer del acto en sí mismo.
Catherine acabó temblando y con el cuerpo aún en tensión, se soltó de las manos de Wthyr para llevar las manos a su rostro y atraerlo hacia ella, besándolo mientras aún tenía consciencia para ello. Esta vez, cuando sus labios se encontraron, la morena fue mucho menos bruta y hambrienta, era… Era un beso de recompensa, de agradecimiento, de una extraña paz por ese momento de libertad. Tras eso se separó para mirarlo, sus ojos brillantes como la mismísima luna, quiso decirle algo, quizás alguna puya retándolo a que le llamara mentirosa pero no lo hizo, simplemente sonrió con soberbia, antes de cerrar los ojos y relajar su cuerpo contra la mesa. Aún podía sentirlo en todos sitios, en cada ápice de su ser…pero debía recuperar el aliento, el ritmo normal; pero lo que había pasado allí era nuevo y digno de investigar. Alzó una mano para ver en sus dedos aún resquicios de la magia en ambos colores. Era curioso cuanto menos…
La explosión mágica final fue incluso más intensa que la primera, llevándolos al límite. Tras aquello se hizo prácticamente el silencio, a excepción de las agitadas respiraciones de ambos. Su mente aún no era capaz de procesar la experiencia, por lo que simplemente se dejó llevar por aquel beso más calmado que inició Catherine. Para él hubo cierta complicidad en aquel gesto, como si guardase el secreto del momento tan intenso que acababan de compartir. La mirada que le echó al separarse y aquella sonrisa jactante parecía un "te lo dije" bastante claro. Era una especie de confirmación de lo que le había dicho del vínculo. Tenía que ser real...acababa de verlo.
Aquella actitud de la morena le resultó de lo más atrayente, aunque a esas alturas ya no era sorprendente que provocase esa reacción en él. Inspiró su aroma una vez más antes de robarle un beso corto en los labios al separarse de ella, apartándose definitivamente para yacer a su lado. - Joder...- Exhaló el aire lentamente mientras se relajaba tumbado de espaldas sobre el tablero roto, sintiendo que por fin podía relajar su mente y su cuerpo sin sentir esa necesidad tan imperiosa de tomarla. Aún así le daba la impresión de que podría querer otro asalto más cuando descansasen.
- Lo del vínculo tiene sentido, pero podríamos probar de nuevo sólo por asegurarnos de que es verdad...- comentó con una mirada totalmente malintencionada porque quería lo que quería. - ¿Por qué no hemos hecho esto antes? - Ladeó la cabeza para observar absorto su perfil y el modo en que movía aquellos destellos mágicos entre sus dedos. Sus ojos aún tenían ese brillo característico, aunque también iba cediendo conforme pasaban los segundos. Subió la mano para enredarla con la suya, haciendo que los destellos se agitasen alrededor de sus antebrazos antes de desaparecer lentamente. - Quedémonos aquí un poco más... - susurró, sin ser capaz de alejarse todavía. En aquel lugar y en aquel momento se había olvidado por completo de todo lo demás.
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Sodoma 10/10 y fin
Aquella actitud de la morena le resultó de lo más atrayente, aunque a esas alturas ya no era sorprendente que provocase esa reacción en él. Inspiró su aroma una vez más antes de robarle un beso corto en los labios al separarse de ella, apartándose definitivamente para yacer a su lado. - Joder...- Exhaló el aire lentamente mientras se relajaba tumbado de espaldas sobre el tablero roto, sintiendo que por fin podía relajar su mente y su cuerpo sin sentir esa necesidad tan imperiosa de tomarla. Aún así le daba la impresión de que podría querer otro asalto más cuando descansasen.
- Lo del vínculo tiene sentido, pero podríamos probar de nuevo sólo por asegurarnos de que es verdad...- comentó con una mirada totalmente malintencionada porque quería lo que quería. - ¿Por qué no hemos hecho esto antes? - Ladeó la cabeza para observar absorto su perfil y el modo en que movía aquellos destellos mágicos entre sus dedos. Sus ojos aún tenían ese brillo característico, aunque también iba cediendo conforme pasaban los segundos. Subió la mano para enredarla con la suya, haciendo que los destellos se agitasen alrededor de sus antebrazos antes de desaparecer lentamente. - Quedémonos aquí un poco más... - susurró, sin ser capaz de alejarse todavía. En aquel lugar y en aquel momento se había olvidado por completo de todo lo demás.
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Sodoma 10/10 y fin
Respondió a su beso con otro corto y tomó una larga respiración cuando se movió hacia su lado. Sí…Joder, qué otra cosa podía decir? Todavía lo sentía en su mente, en su cuerpo y en el aura mágica que le erizaba la piel. Alargó las piernas, estirándolas y enroscando los dedos de los pies. Las sensaciones aún eran placenteras y el murmullo de la magia, cada vez más apagado, seguía allí recordándole lo que habían compartido.
-Suenas como un niño al que le han dado un caramelo…pero ha visto la bolsa. Quizás la próxima vez...nos cargamos el castillo ¿Te imaginas?- Le dijo con una sonrisa ladeada, girándose a mirarlo y observando la forma en la que sus ojos aún brillaban. No podía evitar sentirse atraída por él, era imposible cuando además de lo físico se incorporaba ese poder que compartían juntos. La pregunta hizo que pensara un poco, apartando la vista hacia la ventana rota -Tengo la cabeza entre los libros y tú en las nubes- Dijo refiriéndose a los vuelos en su dragón, volvió la vista hacia él cuando entrelazó sus dedos notando el desvío de la magia hasta unirse con el resto de la atmósfera.
Catherine giró el cuerpo hacia él, para luego acomodar un brazo debajo de la cabeza y contemplarlo en silencio. Allí en ese instante parecía una persona absolutamente distinta. La morena realmente no sabía qué decir pero tampoco le incomodaba quedarse callada simplemente mirándolo bajo la tenue luz de la luna. Ese era el rostro con el que se iba a encontrar cada amanecer por el resto de su vida así que…Debía aprenderlo y familiarizarse con él -Tus ojos brillan como la luna llena cuando canalizamos juntos- Le dijo antes de sentir cómo su cuerpo poco a poco iba perdiendo el calor, el invierno empezaba a hacer de las suyas y les recordaba que no estaban en un lugar cerca de una chimenea.
Sodoma 10/10 y fin
-Suenas como un niño al que le han dado un caramelo…pero ha visto la bolsa. Quizás la próxima vez...nos cargamos el castillo ¿Te imaginas?- Le dijo con una sonrisa ladeada, girándose a mirarlo y observando la forma en la que sus ojos aún brillaban. No podía evitar sentirse atraída por él, era imposible cuando además de lo físico se incorporaba ese poder que compartían juntos. La pregunta hizo que pensara un poco, apartando la vista hacia la ventana rota -Tengo la cabeza entre los libros y tú en las nubes- Dijo refiriéndose a los vuelos en su dragón, volvió la vista hacia él cuando entrelazó sus dedos notando el desvío de la magia hasta unirse con el resto de la atmósfera.
Catherine giró el cuerpo hacia él, para luego acomodar un brazo debajo de la cabeza y contemplarlo en silencio. Allí en ese instante parecía una persona absolutamente distinta. La morena realmente no sabía qué decir pero tampoco le incomodaba quedarse callada simplemente mirándolo bajo la tenue luz de la luna. Ese era el rostro con el que se iba a encontrar cada amanecer por el resto de su vida así que…Debía aprenderlo y familiarizarse con él -Tus ojos brillan como la luna llena cuando canalizamos juntos- Le dijo antes de sentir cómo su cuerpo poco a poco iba perdiendo el calor, el invierno empezaba a hacer de las suyas y les recordaba que no estaban en un lugar cerca de una chimenea.
Sodoma 10/10 y fin
La idea de echar abajo el castillo no le pareció tan mala si venía precedida de algo como lo que había sucedido momentos atrás, lo repetiría una y mil veces. - No me tientes...puedo imaginar muchas cosas. - le respondió con esa sonrisa de estar recreando ese momento en su mente. Ya tenía escenas reales de sobra para hacerlo. La agitación anterior iba cediendo paso a la calma de manera progresiva, dejando espacio para la contemplación del otro, sin prisas.
Ni siquiera se había planteado que sus ojos también brillasen cuando compartían magia, pero tenía cierto sentido porque los de ella también lo hacían. Era algo...curioso. Como si la magia desbordase y tuviese que salir por algún lado. Se quedó mirando a los suyos, buscando una manera de definirlos aunque fuese difícil. - El caos del universo...nebulosas, estrellas, galaxias... por si te preguntabas cómo se ven los tuyos. - se mantuvieron en silencio un poco más, en relativa calma mientras sus cuerpos iban perdiendo poco a poco el calor del encuentro. Fue a buscar acercarse más a ella, pero...empezó a parecerle como que todo aquello estaba fuera de lugar.
Se incorporó para quedar sentado todavía en el suelo, frunciendo el ceño con cierta extrañeza porque no terminaba de entender cómo habían llegado a aquel descontrol. Recorrió la biblioteca con la mirada, los libros por el suelo, los destrozos...nunca antes había hecho algo así. Empezó a pensar en cómo había empezado aquello, medio discutiendo en el pasillo. - Deberíamos irnos. Y tengo que arreglar este desastre. - murmuró algo tenso, como si de repente estuviese siendo consciente de lo mucho que se le había ido la cabeza. Carraspeó un poco, no sabía muy bien qué decir. Supuestamente no estaba mal lo que habían hecho y debía asegurarse de conseguir un heredero, pero...era todo muy extraño. Hizo levitar los pantalones hacia él para empezar a vestirse al menos de abajo, poniéndose en pie de espaldas a ella, que aún seguía desnuda.
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No pasó mucho más tiempo hasta que ambos se sintieron extraños y se marcharon de allí, primero ella y luego él, tras vestirse un tanto apresurados. Lo que allí acababa de pasar escapaba a la razón.
Ni siquiera se había planteado que sus ojos también brillasen cuando compartían magia, pero tenía cierto sentido porque los de ella también lo hacían. Era algo...curioso. Como si la magia desbordase y tuviese que salir por algún lado. Se quedó mirando a los suyos, buscando una manera de definirlos aunque fuese difícil. - El caos del universo...nebulosas, estrellas, galaxias... por si te preguntabas cómo se ven los tuyos. - se mantuvieron en silencio un poco más, en relativa calma mientras sus cuerpos iban perdiendo poco a poco el calor del encuentro. Fue a buscar acercarse más a ella, pero...empezó a parecerle como que todo aquello estaba fuera de lugar.
Se incorporó para quedar sentado todavía en el suelo, frunciendo el ceño con cierta extrañeza porque no terminaba de entender cómo habían llegado a aquel descontrol. Recorrió la biblioteca con la mirada, los libros por el suelo, los destrozos...nunca antes había hecho algo así. Empezó a pensar en cómo había empezado aquello, medio discutiendo en el pasillo. - Deberíamos irnos. Y tengo que arreglar este desastre. - murmuró algo tenso, como si de repente estuviese siendo consciente de lo mucho que se le había ido la cabeza. Carraspeó un poco, no sabía muy bien qué decir. Supuestamente no estaba mal lo que habían hecho y debía asegurarse de conseguir un heredero, pero...era todo muy extraño. Hizo levitar los pantalones hacia él para empezar a vestirse al menos de abajo, poniéndose en pie de espaldas a ella, que aún seguía desnuda.
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No pasó mucho más tiempo hasta que ambos se sintieron extraños y se marcharon de allí, primero ella y luego él, tras vestirse un tanto apresurados. Lo que allí acababa de pasar escapaba a la razón.
¿Tentarlo? Podría hacerlo…Podían redibujar los límites del poder mágico tanto como quisieran. Podían hacer grandes cosas juntos, como él solía repetirle pero no respondió, simplemente lo miró con un brillo particular en la mirada que le avisaba que se apuntaba a retarlo.
No entendió cuando empezó a hablar del caos del universo pero sí cuando habló de las nebulosas. Sus ojos. Sí…Los colores de sus ojos recordaban aquello que estaba más allá de la tierra y se preguntó si dentro de ella había una parte que no pertenecía a este mundo. ¿Habría otros mundos allí fuera? -Hacía mucho tiempo que no brillaban. Siempre lo consideré una desventaja… porque la gente podía reconocer cuando estaba usando mis poderes- Y eso no le gustaba, la delataba.
Volvió a mirarlo cuando se sentó, observando su espalda y los nombres que allí había sintiéndose… fuera de lugar. El de ella no estaba tachado…Aún. Tragó en seco y lo vio empezar a reconocer el sitio. Ella también y se dio cuenta…de todo. De todo lo que había hecho. Desde haberlo arrastrado hacia ella para besarlo hasta hacer otras…Cosas que no solía practicar. Sintió que las mejillas se le encendían y no sabía bien dónde meterse. Ni siquiera sabía dónde estaba su ropa. Intentó buscarla pero sólo encontró los pantalones así que los atrajo, llevándose el cabello hacia adelante con premura y en un tenso silencio.
¿CÓMO HABÍA PODIDO HACER ALGO ASÍ?
Se sentía asquerosa y empezaba a sospechar que él también, por el tono de sus palabras. Catherine no sabía qué decirle. No podía ni siquiera imaginar lo que ahora pensaba de ella. Sintió que le temblaban las manos y el cuerpo y estaba más que segura que era de la cruda vergüenza de su actitud y no del frío que estaba entrando en la biblioteca.
Si Ian se enteraba… Si… Era infiel. Estaba siendo infiel. No…No técnicamente, pero… Tenía la cabeza hecha un barullo y sintió una horrible presión en el pecho mientras la garganta se le cerraba con un nudo.
No se despidió, porque no podía, ni quería. Se desapareció inmediatamente de allí sin el valor de verle la cara una vez más.
No entendió cuando empezó a hablar del caos del universo pero sí cuando habló de las nebulosas. Sus ojos. Sí…Los colores de sus ojos recordaban aquello que estaba más allá de la tierra y se preguntó si dentro de ella había una parte que no pertenecía a este mundo. ¿Habría otros mundos allí fuera? -Hacía mucho tiempo que no brillaban. Siempre lo consideré una desventaja… porque la gente podía reconocer cuando estaba usando mis poderes- Y eso no le gustaba, la delataba.
Volvió a mirarlo cuando se sentó, observando su espalda y los nombres que allí había sintiéndose… fuera de lugar. El de ella no estaba tachado…Aún. Tragó en seco y lo vio empezar a reconocer el sitio. Ella también y se dio cuenta…de todo. De todo lo que había hecho. Desde haberlo arrastrado hacia ella para besarlo hasta hacer otras…Cosas que no solía practicar. Sintió que las mejillas se le encendían y no sabía bien dónde meterse. Ni siquiera sabía dónde estaba su ropa. Intentó buscarla pero sólo encontró los pantalones así que los atrajo, llevándose el cabello hacia adelante con premura y en un tenso silencio.
¿CÓMO HABÍA PODIDO HACER ALGO ASÍ?
Se sentía asquerosa y empezaba a sospechar que él también, por el tono de sus palabras. Catherine no sabía qué decirle. No podía ni siquiera imaginar lo que ahora pensaba de ella. Sintió que le temblaban las manos y el cuerpo y estaba más que segura que era de la cruda vergüenza de su actitud y no del frío que estaba entrando en la biblioteca.
Si Ian se enteraba… Si… Era infiel. Estaba siendo infiel. No…No técnicamente, pero… Tenía la cabeza hecha un barullo y sintió una horrible presión en el pecho mientras la garganta se le cerraba con un nudo.
No se despidió, porque no podía, ni quería. Se desapareció inmediatamente de allí sin el valor de verle la cara una vez más.
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