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Tower Bridge, El Puente de la Torre, es un puente levadizo situado en Londres que cruza el río Támesis. Al atravesarlo se llega a la Torre de Londres, y un poco más allá a la City of London, lugar donde se encuentran los Tres Ministerios.
Había viajado demasiado desde la última vez que estuvo en aquella ciudad. Las calles se veían ciertamente más desiertas y el ánimo del lugar más destrozado, como si lo hubiera perdido toda guía. Ciertamente, aquella no era la ciudad en la que había nacido ni la que recordaba ni a la que anhelaba llegar. Con cautela iba recorriendo las calles, procurando que nadie le viera mientras dirigía sus pasos a aquel emblema de la ciudad. Le sorprendía que siguiera en pie si todo lo demás parecía tan gris y ruinoso que no le daban ganas de volver jamás.
No trató de cruzar el puente. Era una locura. Caminó en dirección contraria por la orilla del río mientras buscaba con la vista en la orilla contraria. De tan lejos, aquella menuda chica enfundada en ropa negra no podía atraer la atención de nadie, o al menos eso esperaba de gente inoportuna. Con desolación, terminó por sentarse en un banco semi destruido que daba vista al río. Un suspiro no tardó en venir a sus labios y escapársele. ¿Cómo seguiría su búsqueda en aquel lugar? Estaba destruido y acabado. Había puesto tantas esperanzas en aquella ciudad. Volver y encontrar a su familia era al menos su única opción. Pero ahora la ilusión se derrumbaba.
Frustrada y molesta con el mundo, desenfundó rápidamente su espada y la atascó contra un árbol cercano. Si se rompía, no le importaba.- ¡Te detesto! - Gritó con furia mientras volvía a por la espada que no logró sacar al primer tirón.- No dudes que voy a dejarte aquí. Me necesitas más tu a mi. - Murmuró la chica a la estúpida espada atascada, volviéndose al lago y pateando suavemente una piedra a él. Ahora necesitaba un nuevo plan... Con urgencia.
No trató de cruzar el puente. Era una locura. Caminó en dirección contraria por la orilla del río mientras buscaba con la vista en la orilla contraria. De tan lejos, aquella menuda chica enfundada en ropa negra no podía atraer la atención de nadie, o al menos eso esperaba de gente inoportuna. Con desolación, terminó por sentarse en un banco semi destruido que daba vista al río. Un suspiro no tardó en venir a sus labios y escapársele. ¿Cómo seguiría su búsqueda en aquel lugar? Estaba destruido y acabado. Había puesto tantas esperanzas en aquella ciudad. Volver y encontrar a su familia era al menos su única opción. Pero ahora la ilusión se derrumbaba.
Frustrada y molesta con el mundo, desenfundó rápidamente su espada y la atascó contra un árbol cercano. Si se rompía, no le importaba.- ¡Te detesto! - Gritó con furia mientras volvía a por la espada que no logró sacar al primer tirón.- No dudes que voy a dejarte aquí. Me necesitas más tu a mi. - Murmuró la chica a la estúpida espada atascada, volviéndose al lago y pateando suavemente una piedra a él. Ahora necesitaba un nuevo plan... Con urgencia.
Apenas hace unas horas que he dejado al pequeño de Thalos al cuidado de Chloe y de Tolstoi. La primera lo lleva bastante bien y juega con él, el segundo creo que saldrá de los nervios como pase más de 3 horas con el crío. No pienso tardar mucho en volver para relevarlos y cuidar al crío de Thalos mientras su padre se recupera, pero por ahora he de salir a hacer unas cuantas comprobaciones por Londres. En primer lugar pasé por la zona de China Town, donde no encontré ni rastro del drow "aliado". Lo único que vi fue sangre por varios sitios, pero ni una pista. Tampoco saqué nada interrogando a algunos testigos oculares, pues huían acojonados.
Por ese motivo decido ampliar el rango de búsqueda, dando una vuelta más amplia por Londres. Si me hubiese traído la moto habría terminado mucho antes, pero así se tarda lo suyo. Reviso la moneda para comprobar que no hay más mensajes del drow, pensando que lo más práctico sería enviar uno. Aunque si ha sido capturado no creo que sea muy buena idea. Acabo llegando hasta la zona del Tower Bridge, muy cerca de la Torre de Londres, lugar que un día fue una de nuestras bases. En ella solíamos meter a los presos que capturábamos, porque era inseguro tenerlos dentro de nuestra base. Varios presos pasaron por allí, incluso Reiv entre ellos. Más tarde tuvimos que abandonar el lugar por culpa del ataque de un maldito dragón del Ministerio.
El lugar parece completamente desierto, algo bueno en principio. Ni centinelas a la vista ni soldados. Los movimientos del ejército están siendo muy raros últimamente, sospechosos diría yo. Eso sí, como se les ocurra asomar por nuestra zona no habrá contemplaciones. Mi paseo me lleva junto a la orilla del río, hasta detenerme a unos cuantos metros del banco en el que se encuentra una muchacha pelirroja que acaba de dejar una espada clavada en el tronco de un árbol. Lo peor no es eso, lo peor es que le habla. Entorno los ojos mientras me acerco con cautela, debatiéndome entre preguntar o pensar directamente que está loca. También voy con mi mano sobre la empuñadura de mi espada, desconfiado soy un rato largo.
- Dudo que llegues muy lejos sin espada. Yo que tú la cogería. A no ser, claro está, que sea una de esas espadas malditas que te persiguen allá donde vayan. - me acerco un poco más, terminando de desenvainar mi espada, aunque sin intenciones de atacar por ahora. La espada parece buena, no me importaría hacerme con ella. - También puedo librarte de ella, si no la quieres.- termino de posicionarme ahora a un par de metros del árbol, pasando la mirada del filo de la espada a ella. ¿Será una simple humana o será algo más?. Pocos humanos modernos suelen portar espadas. Y de ser de la raza mágica...¿por qué se aventura a pasear por una ciudad tan peligrosa como está?.
Por ese motivo decido ampliar el rango de búsqueda, dando una vuelta más amplia por Londres. Si me hubiese traído la moto habría terminado mucho antes, pero así se tarda lo suyo. Reviso la moneda para comprobar que no hay más mensajes del drow, pensando que lo más práctico sería enviar uno. Aunque si ha sido capturado no creo que sea muy buena idea. Acabo llegando hasta la zona del Tower Bridge, muy cerca de la Torre de Londres, lugar que un día fue una de nuestras bases. En ella solíamos meter a los presos que capturábamos, porque era inseguro tenerlos dentro de nuestra base. Varios presos pasaron por allí, incluso Reiv entre ellos. Más tarde tuvimos que abandonar el lugar por culpa del ataque de un maldito dragón del Ministerio.
El lugar parece completamente desierto, algo bueno en principio. Ni centinelas a la vista ni soldados. Los movimientos del ejército están siendo muy raros últimamente, sospechosos diría yo. Eso sí, como se les ocurra asomar por nuestra zona no habrá contemplaciones. Mi paseo me lleva junto a la orilla del río, hasta detenerme a unos cuantos metros del banco en el que se encuentra una muchacha pelirroja que acaba de dejar una espada clavada en el tronco de un árbol. Lo peor no es eso, lo peor es que le habla. Entorno los ojos mientras me acerco con cautela, debatiéndome entre preguntar o pensar directamente que está loca. También voy con mi mano sobre la empuñadura de mi espada, desconfiado soy un rato largo.
- Dudo que llegues muy lejos sin espada. Yo que tú la cogería. A no ser, claro está, que sea una de esas espadas malditas que te persiguen allá donde vayan. - me acerco un poco más, terminando de desenvainar mi espada, aunque sin intenciones de atacar por ahora. La espada parece buena, no me importaría hacerme con ella. - También puedo librarte de ella, si no la quieres.- termino de posicionarme ahora a un par de metros del árbol, pasando la mirada del filo de la espada a ella. ¿Será una simple humana o será algo más?. Pocos humanos modernos suelen portar espadas. Y de ser de la raza mágica...¿por qué se aventura a pasear por una ciudad tan peligrosa como está?.
Una voz desconocida le tomó por sorpresa, aunque aquello no le causó precisamente temor, sino más molestia. Pudo haber sido una emboscada y por no estar firme en su compostura no habría podido evitarla. Sin embargo, el chico parecía ser más de los que hablan que de los que toman armas, pero en este mundo ya no se podía decir eso de nadie. Sin embargo, el momento se prestaba solo para acrecentar la molestia de la chica.
Y si lo es ¿qué? - Dijo en un tono más de chulería que de amenaza mientras se giraba para ver de frente a quien le hablaba. Con los brazos cruzados por debajo del pecho, pretendía parecer más intensa de lo que era. Su enojo la hacía estúpida ante el peligro evidente de una espada desenvainada, aunque realmente no le importaba en aquel segundo. Tras un respiro profundo, volvió a tirar de la espada, esta vez con menos fuerza y más cerebro, logrando liberarla de su prisión de madera. Si tan solo hubiera hecho desde antes...
Al ver como pasaba el chico la vista de la espada a ella, sonrió divertida por sus intenciones. No podía creer que había dado con un ladronzuelo y a la vez le parecía tan probable... - ¿Te gusta quitarle espadas a las chicas...? - Le provocó sin motivo justo antes de preguntar lo que verdaderamente quería saber.- ¿Qué pasó aquí? ¿Te suena Temeritus? - Preguntó, observando el puente mientras empuñaba la espada. No quería bajar la guardia, pero suponía que él sería menos reacio a hablar si se mostraba más dócil. Su posición ya no era amenazadora, pero su mirada no le dejaba ni un segundo. Por último, preguntó algo que debió preguntar desde el inicio.- ¿De qué bando eres? - Había aprendido a prepararse para una respuesta hostil, pero era mejor aclarar las cosas desde el inicio para poder matarle sin sentimientos después.
Y si lo es ¿qué? - Dijo en un tono más de chulería que de amenaza mientras se giraba para ver de frente a quien le hablaba. Con los brazos cruzados por debajo del pecho, pretendía parecer más intensa de lo que era. Su enojo la hacía estúpida ante el peligro evidente de una espada desenvainada, aunque realmente no le importaba en aquel segundo. Tras un respiro profundo, volvió a tirar de la espada, esta vez con menos fuerza y más cerebro, logrando liberarla de su prisión de madera. Si tan solo hubiera hecho desde antes...
Al ver como pasaba el chico la vista de la espada a ella, sonrió divertida por sus intenciones. No podía creer que había dado con un ladronzuelo y a la vez le parecía tan probable... - ¿Te gusta quitarle espadas a las chicas...? - Le provocó sin motivo justo antes de preguntar lo que verdaderamente quería saber.- ¿Qué pasó aquí? ¿Te suena Temeritus? - Preguntó, observando el puente mientras empuñaba la espada. No quería bajar la guardia, pero suponía que él sería menos reacio a hablar si se mostraba más dócil. Su posición ya no era amenazadora, pero su mirada no le dejaba ni un segundo. Por último, preguntó algo que debió preguntar desde el inicio.- ¿De qué bando eres? - Había aprendido a prepararse para una respuesta hostil, pero era mejor aclarar las cosas desde el inicio para poder matarle sin sentimientos después.
La respuesta de la chica suena bastante a alguien que ha sido fastidiado justo cuando no esperaba ser molestado por nadie, a lo que yo simplemente me encojo de hombros. - Pues si lo es morirás de modo maldito y horrible. Es lo que dicen las historias sobre objetos malditos. Yo sólo advierto. - respondo como si lo de los chismes con maldiciones fuese lo más normal del mundo, sin poder evitar pensar que debe ser humana y no entiende de estas cosas. No entienden de casi nada relacionado con la magia. Igual le ha robado esa espada antes a alguien y no sabe ni usarla. Dejo de hacer suposiciones en cuanto consigue sacarla del árbol, sin poder ocultar del todo una breve risa por lo bajo por el comentario de quitar espadas a las chicas. - Al menos no me gusta clavarla en los árboles. - respondo a modo de broma, añadiendo después. - Y tampoco soy un vulgar ladrón...si lo fuese sería a lo grande, ahora que la miro...no es tan buena espada. - ladeo la cabeza como si estuviese evaluando la espada, aunque es mentira todo, si que parece un arma que cualquier guerrero querría tener.
Mi rostro se vuelve más serio a la mención de Termeritus, aquel que tanto sufrimiento había provocado. Él era el origen del cisma entre la comunidad mágica, aquel que había sembrado la semilla del odio. Odio hacia aquellos diferentes a nosotros, odio incluso entre nosotros mismos, separándonos para enfrentarnos en una guerra. - ¿En serio no lo sabes? ¿De dónde eres? O mejor dicho...¿dónde has estado metida durante este tiempo? - arqueo una ceja fijándome un poco mejor en la muchacha. Es cierto que parece joven, pero no tanto como para no saber nada de la guerra. - Lo que pasa aquí es que llevamos años en guerra. Mucha gente ha huido de la ciudad. Otros muchos han muerto... y los que siguen aquí tienen miedo de aparecer. Lo que ves ahora es una sombra de lo que fue Londres. Termeritus Jones, el autoproclamado rey de Inglaterra, murió hace unos años. Fue asesinado por un miembro de la Resistencia.
"por Erika, concretamente. Al final suplicó, como todos"
La pregunta del bando me da igual responderla, hace tiempo que estoy fichado, así que da lo mismo, incluso si ella es nueva y no sabe nada de mi. Al menos sabré también de qué lado está ella. - Nos llaman renegados. Antes nos llamábamos la Resistencia. Y...para completar la presentación, mi nombre es Johan Black. - guardo mi espada en ese momento, dejando la mano apoyada sobre el pomo de la empuñadura.
Mi rostro se vuelve más serio a la mención de Termeritus, aquel que tanto sufrimiento había provocado. Él era el origen del cisma entre la comunidad mágica, aquel que había sembrado la semilla del odio. Odio hacia aquellos diferentes a nosotros, odio incluso entre nosotros mismos, separándonos para enfrentarnos en una guerra. - ¿En serio no lo sabes? ¿De dónde eres? O mejor dicho...¿dónde has estado metida durante este tiempo? - arqueo una ceja fijándome un poco mejor en la muchacha. Es cierto que parece joven, pero no tanto como para no saber nada de la guerra. - Lo que pasa aquí es que llevamos años en guerra. Mucha gente ha huido de la ciudad. Otros muchos han muerto... y los que siguen aquí tienen miedo de aparecer. Lo que ves ahora es una sombra de lo que fue Londres. Termeritus Jones, el autoproclamado rey de Inglaterra, murió hace unos años. Fue asesinado por un miembro de la Resistencia.
"por Erika, concretamente. Al final suplicó, como todos"
La pregunta del bando me da igual responderla, hace tiempo que estoy fichado, así que da lo mismo, incluso si ella es nueva y no sabe nada de mi. Al menos sabré también de qué lado está ella. - Nos llaman renegados. Antes nos llamábamos la Resistencia. Y...para completar la presentación, mi nombre es Johan Black. - guardo mi espada en ese momento, dejando la mano apoyada sobre el pomo de la empuñadura.
Pues entonces morirás de un modo horrible. Estoy tan maldita como ella...- Susurró sin pensar mientras examinaba el daño que le pudo haber causado el árbol a la espada. Ni un solo rasguño se había marcado, lo que auguraba el buen acero del que estaba hecha. Menos mal que se la había robado a alguien que no era tacaño.- Entonces te gusta reirte de chicas que sí lo hacen.- Alzó una ceja, tratando de dejarle en claro lo grosero de su comentario, aunque a ella también le había hecho gracia. No pudo evitar resoplar cuando le escuchó hablar sobre la mala calidad de su espada. Se iba haciendo una idea de ese tío y no le encantaba lo que veía. Sin embargo, era difícil encontrar personas que aún tuvieran sentido del humor en aquel mundo desierto.- No hay mucho que robar... Los días de grandeza de los ladrones se han ido por el río...
La seriedad del contrario no le pasa desapercibida. Siempre pensó que aquel nombre inspiraría respeto y amor, no esa clase de reacciones. Lo cierto es que no se había atrevido a preguntar por él antes de Londres, pues podría ser mal recibido en otras naciones. Sus preguntas no le causan sorpresa, sin embargo le hacen pensar que quizás estaba más desconectada con el mundo de lo que quería admitir. - Soy de aquí... De Londres. Pero he estado en... Italia... En el Coliseo desde que Temeritus se alzó... Creí que él era bueno.- Murmuró con sorpresa y desasosiego. Realmente creía que su padre se había unido a una buena causa. Al menos esperaba que se hubiese dado cuenta a tiempo. La noticia de la muerte del aquel a quien buscaba le trajo un horrible malestar que tuvo que sostenerse del pasamanos para evitar tropezar. Su rostro se puso completamente pálido. Si había muerto hace mucho, quizás todos sus seguidores también.- ¿Murió? Y... su... ¿su ejército? - Respiró profundo, tan profundo como pudo. Estaba a punto de clavar de nuevo la espada en el árbol.
Él era un renegado llamado Johan Black. Al menos Johan tuvo la decencia de guardar su espada.- Yo... - La chica seguía un poco devastada por las noticias recientes. No sabía si su padre habría hecho algo horrible, si su apellido le traería desgracias, básicamente no sabía nada sobre ella.- Yo soy... Juliet... Me puedes decir Juliet... Soy... Soy la chica nueva en la ciudad, supongo. - Susurró, evitando de momento su apellido. Si bien ella misma no podía relacionarlo con nada, quizás otros pudieran. No iba a averiguarlo en aquel instante.
La seriedad del contrario no le pasa desapercibida. Siempre pensó que aquel nombre inspiraría respeto y amor, no esa clase de reacciones. Lo cierto es que no se había atrevido a preguntar por él antes de Londres, pues podría ser mal recibido en otras naciones. Sus preguntas no le causan sorpresa, sin embargo le hacen pensar que quizás estaba más desconectada con el mundo de lo que quería admitir. - Soy de aquí... De Londres. Pero he estado en... Italia... En el Coliseo desde que Temeritus se alzó... Creí que él era bueno.- Murmuró con sorpresa y desasosiego. Realmente creía que su padre se había unido a una buena causa. Al menos esperaba que se hubiese dado cuenta a tiempo. La noticia de la muerte del aquel a quien buscaba le trajo un horrible malestar que tuvo que sostenerse del pasamanos para evitar tropezar. Su rostro se puso completamente pálido. Si había muerto hace mucho, quizás todos sus seguidores también.- ¿Murió? Y... su... ¿su ejército? - Respiró profundo, tan profundo como pudo. Estaba a punto de clavar de nuevo la espada en el árbol.
Él era un renegado llamado Johan Black. Al menos Johan tuvo la decencia de guardar su espada.- Yo... - La chica seguía un poco devastada por las noticias recientes. No sabía si su padre habría hecho algo horrible, si su apellido le traería desgracias, básicamente no sabía nada sobre ella.- Yo soy... Juliet... Me puedes decir Juliet... Soy... Soy la chica nueva en la ciudad, supongo. - Susurró, evitando de momento su apellido. Si bien ella misma no podía relacionarlo con nada, quizás otros pudieran. No iba a averiguarlo en aquel instante.
- Ya estamos malditos todos, de un modo u otro.- comento modo humor tétrico, negando después a lo de que me guste reírme de chicas que sí lo hacen. O de la gente, así en general. Respecto a lo de robar lleva razón, no hay grandes cosas que robar, pero eso no quiere decir que no haya ladrones, simplemente se roban otras cosas. - Ahora lo que más se roba son armas, medicinas y comida. Pasó la época de los robos de lujo. Si miras a tu alrededor no te costará darte cuenta de la decadencia de la ciudad. - Londres nunca había tenido el aspecto más alegre del mundo, especialmente por el clima, pero sí que era una urbe llena de vida. Ahora no queda ni rastro de eso. No hay mucha gente por la calle, debido a los toques de queda, y en cada movimiento que se realiza se observa miedo.
Cuando explica que viene del Coliseo comienzo a comprender por qué no estaba muy al tanto de lo sucedido aquí, aunque lo que realmente me sorprende es que creyese que Termeritus Jones era bueno. - No sé que te habrán estado contando, pero ese hombre hizo atrocidades y nos enfrentó entre nosotros, organizando persecuciones y ataques contra nuestro grupo. Y muchas más cosas que podría contarte. Entiendo que ahora mismo odies a los humanos que te encerraron, si vienes de luchar en el Coliseo, pero el otro no era ni mucho menos un salvador de la raza mágica, como quería hacernos creer. - frunzo el ceño mientras me acerco un poco más a ella al ver la impresión que parece producirle el hecho de que Jones esté muerto, apoyando también una mano en el banco para situarme al lado.
- Su ejército...bueno, algunos seguidores sí. Otros siguen vivos, y han refundado una especie de organización para defensores de la pureza de sangre, los Blood Keepers. - ahora que me diga que ella es defensora de esos ideales y que quiere unirse a ellos. Me tocaría tratar de convencerla. Soy consciente de que hace una presentación bastante corta, aunque es normal que tampoco quiera dar muchos datos más. No me ha dicho bando, o bien porque no tiene todavía o porque quiere ocultar su afiliación a cualquier grupo. - De acuerdo, Juliet...vamos a dejarlo así por ahora. Dime, ¿ya tienes pensado qué harás aquí? Supongo que querrás aprovechar tu recién estrenada libertad. Yo lo haría. ¿Cómo escapaste de allí? ¿o fue gracias a eso que dicen de la supuesta paz que se ha logrado en Italia, que han liberado presos?
Cuando explica que viene del Coliseo comienzo a comprender por qué no estaba muy al tanto de lo sucedido aquí, aunque lo que realmente me sorprende es que creyese que Termeritus Jones era bueno. - No sé que te habrán estado contando, pero ese hombre hizo atrocidades y nos enfrentó entre nosotros, organizando persecuciones y ataques contra nuestro grupo. Y muchas más cosas que podría contarte. Entiendo que ahora mismo odies a los humanos que te encerraron, si vienes de luchar en el Coliseo, pero el otro no era ni mucho menos un salvador de la raza mágica, como quería hacernos creer. - frunzo el ceño mientras me acerco un poco más a ella al ver la impresión que parece producirle el hecho de que Jones esté muerto, apoyando también una mano en el banco para situarme al lado.
- Su ejército...bueno, algunos seguidores sí. Otros siguen vivos, y han refundado una especie de organización para defensores de la pureza de sangre, los Blood Keepers. - ahora que me diga que ella es defensora de esos ideales y que quiere unirse a ellos. Me tocaría tratar de convencerla. Soy consciente de que hace una presentación bastante corta, aunque es normal que tampoco quiera dar muchos datos más. No me ha dicho bando, o bien porque no tiene todavía o porque quiere ocultar su afiliación a cualquier grupo. - De acuerdo, Juliet...vamos a dejarlo así por ahora. Dime, ¿ya tienes pensado qué harás aquí? Supongo que querrás aprovechar tu recién estrenada libertad. Yo lo haría. ¿Cómo escapaste de allí? ¿o fue gracias a eso que dicen de la supuesta paz que se ha logrado en Italia, que han liberado presos?
Su nota final sobre el cómo estaban todos malditos le hizo pensar, pero también asentir. Sentía que era muy cierto, por lo que le miró y pensó que era la primera vez que le veía, quizás por ser el reflejo de lo que ella misma sentía en el momento.
Por otro lado, su comentario sobre los robos no le sorprendió. Ella misma había tenido que robar armas, y en menor medida alimento. Lo que no le agradaba del todo es que defendiera a los humanos. Ella misma no los odiaba, pero sí podía querer asesinarlos por encerrarla. Era justo y necesario.- El problema era que no nos contaban nada... No los odio, aunque debería. En ese lugar te domestican, ¿sabes? Pude haber usado mi... Pero no puedo odiar a quien ya murió, es deuda saldada, supongo.- Susurró, guardándose por ahora las pistas sobre su raza. Le había clavado una estaca en el pecho a su esclavista. Esperaba que estuviera lo más muerto posible. Se levantó del banco al poco tiempo que él se había acercado a ella. No tenía muy en claro que se tuvieran la confianza para estar tan cerca el uno del otro, aunque comenzaba a agradarle la compañía tras meses de viajar sola. Hablar con personas era mejor que estar sola.- Pasa que mi padre estaba con Temeritus. Si no me encontró seguro está...- No quiso decir la palabra muerto, pero aquello bien debía resumir su situación para el joven frente a ella. Luchaba para no derrumbarse en aquel instante. Solo quería llorar y asesinar a alguien al mismo tiempo.
El nombre de Blood Keepers, la pureza de la sangre, sonaba a odio extremista y no podía ver a su padre en aquella organización.- Suenan a Hitler en versión mágica...- Ante sus preguntas, sonrió con diversión y negó con la cabeza.- Venía a por mi familia. A casa. Aquí no hay nada... - Ahora que lo decía en voz alta, tampoco tenía a donde ir. No había llegado aún a su casa de la infancia, pero ya se imaginaba lo que iba a encontrar... Se había forzado a no hacer amistad con nadie y, aunque tuvo algunas oportunidades para asentarse, decidió continuar su camino a Londres.- ¿Cómo aprovecharías tu libertad aquí? No veo bares de mala muerte ni burdeles ni tíos con droga y cigarrillos que me malinfluencíen. Me perdí la adolescencia alocada...- Murmuró con una sonrisa grande, para luego añadir:- ¿Paz en Italia? No, hubo una especie de revuelta y logramos huir muchos. Ya no hay paz en ningún lado. Hay guerra desde donde empiezan mis recuerdos.
Por otro lado, su comentario sobre los robos no le sorprendió. Ella misma había tenido que robar armas, y en menor medida alimento. Lo que no le agradaba del todo es que defendiera a los humanos. Ella misma no los odiaba, pero sí podía querer asesinarlos por encerrarla. Era justo y necesario.- El problema era que no nos contaban nada... No los odio, aunque debería. En ese lugar te domestican, ¿sabes? Pude haber usado mi... Pero no puedo odiar a quien ya murió, es deuda saldada, supongo.- Susurró, guardándose por ahora las pistas sobre su raza. Le había clavado una estaca en el pecho a su esclavista. Esperaba que estuviera lo más muerto posible. Se levantó del banco al poco tiempo que él se había acercado a ella. No tenía muy en claro que se tuvieran la confianza para estar tan cerca el uno del otro, aunque comenzaba a agradarle la compañía tras meses de viajar sola. Hablar con personas era mejor que estar sola.- Pasa que mi padre estaba con Temeritus. Si no me encontró seguro está...- No quiso decir la palabra muerto, pero aquello bien debía resumir su situación para el joven frente a ella. Luchaba para no derrumbarse en aquel instante. Solo quería llorar y asesinar a alguien al mismo tiempo.
El nombre de Blood Keepers, la pureza de la sangre, sonaba a odio extremista y no podía ver a su padre en aquella organización.- Suenan a Hitler en versión mágica...- Ante sus preguntas, sonrió con diversión y negó con la cabeza.- Venía a por mi familia. A casa. Aquí no hay nada... - Ahora que lo decía en voz alta, tampoco tenía a donde ir. No había llegado aún a su casa de la infancia, pero ya se imaginaba lo que iba a encontrar... Se había forzado a no hacer amistad con nadie y, aunque tuvo algunas oportunidades para asentarse, decidió continuar su camino a Londres.- ¿Cómo aprovecharías tu libertad aquí? No veo bares de mala muerte ni burdeles ni tíos con droga y cigarrillos que me malinfluencíen. Me perdí la adolescencia alocada...- Murmuró con una sonrisa grande, para luego añadir:- ¿Paz en Italia? No, hubo una especie de revuelta y logramos huir muchos. Ya no hay paz en ningún lado. Hay guerra desde donde empiezan mis recuerdos.
Precisamente eso es lo que hacen con la gente para mantenerla ignorante y desinformada. O no contarles nada o contarles la versión de lo que quieren que piensen. Y eso han hecho con Juliet, mantenerla a ciegas, o teniendo una imagen que no se corresponde con la realidad, cual mito de la caverna. - No me extraña que te hiciesen eso. Les interesa tener un rebaño que no piense por sí mismo. Que no organice motines, que no haga nada. Debe ser una mierda eso de que intenten domesticarte. Nosotros tuvimos una compañera que también estuvo allí encerrada un tiempo. La capturaron y vendieron como esclava, y allí acabo una temporada. Le costó mucho huir. Le marcaron la piel con un hierro al rojo vivo, con su número de luchadora. - no todos tienen la suerte de volver, y ella al menos puede ser feliz ahora tras reencontrarse con su hijo pequeño. Para todo el que escapa hay oportunidades. La miro con curiosidad cuando dice que pudo haber usado su 'algo' pero deja a medias la frase. - ¿Usar el qué? ¿tienes algún tipo de arma secreta? ¿poderes de los acojonantes? No me dejes ahora con la duda...- asiento y suspiro con cierto pesar a lo de deuda saldada, ya nada se puede hacer con alguien muerto, aunque una venganza haciendo daño y dejándolo vivo podría haber sido mucho peor.
Finalmente entiendo del todo la impresión que se ha llevado la chica, todas las deducciones le han llevado a pensar que su padre puede estar muerto. Si estaba con Termeritus probablemente fuese un radical bastante cabrón, o alguien que no sabía lo que hacía y se vio metido en una espiral de la que no sabía salir. Aunque claro, ella como hija tendrá una visión diferente del tema. - Lo siento. Ahora comprendo tu reacción. Pero...no tiene por qué estar muerto. Muchos huyeron para no ser capturados por traidores. Tal vez esté a salvo en algún lado. - trato de animarla con esa idea, yo mismo sé lo que se siente en estos casos por lo sucedido hace unos años con mi padre, aunque no puede decirse que esté muerto, no exactamente.
- Exacto. Un fanático como aquel maldito alemán. - ha dado justo en el clavo, los discursos eran muy similares, generadores de odio, exaltación de la raza y demás. La pobre muchacha se ha quedado bastante desinflada al pensar que no tiene nada aquí, y no es para menos. - Eso tampoco lo sabes todavía. Puede que si haya. Y si no...siempre puedes intentar construir algo a lo que llamar hogar. Y no me refiero precisamente a una infraestructura. - no, hogar no es eso. No es simplemente un lugar, porque eso a lo que nos gusta llamar hogar lo hace la gente que nos rodea. - Ahí te equivocas. Estás en la ciudad con más tugurios de mala muerte que puedas encontrar. A cada cual más ilegal...acabarías malinfluenciada antes de darte cuenta. Podría enseñarte alguno de esos bares, siempre será mejor que estar tirada en la calle. - mi gesto se vuelve a uno de decepción cuando me dice que realmente no hay paz en Italia, pensando entonces que las noticias que me han llegado son contradictorias. Ya me enteraré mejor.
- En fin...ya me parecían a mi muy buenas noticias. - Me separo del banco en el que me había apoyado antes, volviendo a una posición erguida para mirar hacia el río y el puente con gesto pensativo. Meto la mano al bolsillo dando vueltas a la moneda comunicadora, que no ha recibido ningún mensaje. Puedo hacer un rato en un bar, por si llega mensaje. Si tarda mucho debería escribir yo, aunque sigo con dudas. Si no estaba en China Town no tengo ni idea de donde puede estar el drow. Tal vez se lo hayan llevado a los campos. - Por cierto, tengo que advertirte de algo. Si vas a pisar la ciudad a menudo debes tener en cuenta que tienen robots centinela que detectan la presencia de seres mágicos. Porque eres bruja, ¿no? eso he supuesto.
Finalmente entiendo del todo la impresión que se ha llevado la chica, todas las deducciones le han llevado a pensar que su padre puede estar muerto. Si estaba con Termeritus probablemente fuese un radical bastante cabrón, o alguien que no sabía lo que hacía y se vio metido en una espiral de la que no sabía salir. Aunque claro, ella como hija tendrá una visión diferente del tema. - Lo siento. Ahora comprendo tu reacción. Pero...no tiene por qué estar muerto. Muchos huyeron para no ser capturados por traidores. Tal vez esté a salvo en algún lado. - trato de animarla con esa idea, yo mismo sé lo que se siente en estos casos por lo sucedido hace unos años con mi padre, aunque no puede decirse que esté muerto, no exactamente.
- Exacto. Un fanático como aquel maldito alemán. - ha dado justo en el clavo, los discursos eran muy similares, generadores de odio, exaltación de la raza y demás. La pobre muchacha se ha quedado bastante desinflada al pensar que no tiene nada aquí, y no es para menos. - Eso tampoco lo sabes todavía. Puede que si haya. Y si no...siempre puedes intentar construir algo a lo que llamar hogar. Y no me refiero precisamente a una infraestructura. - no, hogar no es eso. No es simplemente un lugar, porque eso a lo que nos gusta llamar hogar lo hace la gente que nos rodea. - Ahí te equivocas. Estás en la ciudad con más tugurios de mala muerte que puedas encontrar. A cada cual más ilegal...acabarías malinfluenciada antes de darte cuenta. Podría enseñarte alguno de esos bares, siempre será mejor que estar tirada en la calle. - mi gesto se vuelve a uno de decepción cuando me dice que realmente no hay paz en Italia, pensando entonces que las noticias que me han llegado son contradictorias. Ya me enteraré mejor.
- En fin...ya me parecían a mi muy buenas noticias. - Me separo del banco en el que me había apoyado antes, volviendo a una posición erguida para mirar hacia el río y el puente con gesto pensativo. Meto la mano al bolsillo dando vueltas a la moneda comunicadora, que no ha recibido ningún mensaje. Puedo hacer un rato en un bar, por si llega mensaje. Si tarda mucho debería escribir yo, aunque sigo con dudas. Si no estaba en China Town no tengo ni idea de donde puede estar el drow. Tal vez se lo hayan llevado a los campos. - Por cierto, tengo que advertirte de algo. Si vas a pisar la ciudad a menudo debes tener en cuenta que tienen robots centinela que detectan la presencia de seres mágicos. Porque eres bruja, ¿no? eso he supuesto.
El principio le traía sin novedad. Era cierto y lo hacían bastante. Diariamente llegaban con malas noticias, inventadas o reales, para todos los esclavos mágicos que tenían en los calabozos. Lo que realmente atrapó su atención fue aquella compañera que decían tener. - ¿Tuvimos? ¿Ya no está con ustedes? - Tanto podía haber muerto como haberse marchado. No le debería importar según su historia pasada con la gente, pero sentía la necesidad de ver a aquella chica que también había logrado escapar.- No, sin armas secretas...- Susurró, llevándose el índice a los labios a modo de secreto,con una sonrisilla ladina mientras le dejaba con la duda a pesar de sus súplicas.
El intento del chico por animarla, augurando un final más feliz para su familia le trajo una suave sonrisa a los labios.- Tengo once años sin verle. Llega un punto en el que se vuelve complicado.- Susurró, agachando suavemente la mirada. No estaba para eso, detestaba tener emociones tan a flor de piel siendo una persona tan seca, o al menos eso creía. Todo aquello de la sangre pura, los hogares nuevos, la libertad y los inicios frescos resultaban extraños. Demasiado extraños. Le dio la espalda al chico mientras observaba el río, llevándose las manos a la espalda baja, estirándose un poco.- Bueno, ya que insistes no te voy a negar el placer de mi compañía. Acepto ir de cita contigo...- Bromeó la chica con un tono sereno en la voz, como si aquello de salir de juerga fuese algo natural en ella.- No me emborraches, no he probado el alcohol. -Al verle de repente tan pensativo, quizás y solo quizás pensó que él debía estar haciendo algo cuando la encontró. O quizás se encontraba cazando gente y encerrándola en algún calabozo para que pelearan a muerte con otros seres mágicos... O algo menos traumático.
¿Tienes algo que estar haciendo? - Preguntó al ver que jugaba con algo dentro del bolsillo. Quizás un reloj para un toque de queda o algún lugar al que acudir. - ¿Yo maga? - Rió por lo bajo mientras se imaginaba como los magos de la tv de su infancia, con capa de estrellas y sombrero. Los magos que había conocido eran menos memorables.- Sé que soy increible y parezco mágicamente hermosa, pero no, sigue intentando... ¿Tú que... eres? - Preguntó finalmente, aunque no le veía cara de nada, se atrevía a afirmar que era alguna especie de humano híbrido.
El intento del chico por animarla, augurando un final más feliz para su familia le trajo una suave sonrisa a los labios.- Tengo once años sin verle. Llega un punto en el que se vuelve complicado.- Susurró, agachando suavemente la mirada. No estaba para eso, detestaba tener emociones tan a flor de piel siendo una persona tan seca, o al menos eso creía. Todo aquello de la sangre pura, los hogares nuevos, la libertad y los inicios frescos resultaban extraños. Demasiado extraños. Le dio la espalda al chico mientras observaba el río, llevándose las manos a la espalda baja, estirándose un poco.- Bueno, ya que insistes no te voy a negar el placer de mi compañía. Acepto ir de cita contigo...- Bromeó la chica con un tono sereno en la voz, como si aquello de salir de juerga fuese algo natural en ella.- No me emborraches, no he probado el alcohol. -Al verle de repente tan pensativo, quizás y solo quizás pensó que él debía estar haciendo algo cuando la encontró. O quizás se encontraba cazando gente y encerrándola en algún calabozo para que pelearan a muerte con otros seres mágicos... O algo menos traumático.
¿Tienes algo que estar haciendo? - Preguntó al ver que jugaba con algo dentro del bolsillo. Quizás un reloj para un toque de queda o algún lugar al que acudir. - ¿Yo maga? - Rió por lo bajo mientras se imaginaba como los magos de la tv de su infancia, con capa de estrellas y sombrero. Los magos que había conocido eran menos memorables.- Sé que soy increible y parezco mágicamente hermosa, pero no, sigue intentando... ¿Tú que... eres? - Preguntó finalmente, aunque no le veía cara de nada, se atrevía a afirmar que era alguna especie de humano híbrido.
La compañera a la que me refiero hace mucho que abandonó nuestro grupo, le pasaron demasiadas cosas como para seguir. Por el tono de Juliet supongo que se imagina que ha muerto o algo así. - Se fue por su cuenta, creo que necesitaba alejarse de todo esto. Además, tiene críos pequeños, cuanto más lejos este de Londres mejor. - se me viene a la mente Thalos y su hijo, que pudo haber salido muy mal parado de la última batalla. Definitivamente es un sitio peligroso para que crezcan los niños. Pongo cara de estar esperando que me cuenta algo más respecto a su huida, alzando las cejas con expectación, aunque al final no me da ni un detalle más al respecto. O es muy buena luchadora o le ayudaron, de ahí no logra escapar cualquiera. - ¿No me lo dices por si te copio el método de huida? No me vendría mal aprender algunos nuevos, se nos empiezan a agotar los trucos para escapar de los sitios. - aunque más que eso es que cada vez resulta más difícil organizar un grupo que sea capaz de liberar a algún capturado. Todos los rescates que hemos hecho (o que han hecho conmigo) han sido posibles gracias a un buen número de personas luchando para que así fuese. Nada ha sido sencillo nunca, ni mucho menos.
Luego menciona la cantidad de tiempo que lleva sin verle, probablemente él no la reconozca a simple vista. Debía ser casi una niña cuando se separaron. También me da por pensar que el padre esté muerto, si después de tanto tiempo no ha intentado buscar o salvar a su hija. Menudo desarraigo, desear volver a un sitio y descubrir que no te queda ninguna de las personas que te importaban. - Algún día...quién sabe. Por el momento la mejor idea es ir a los bares, puede que descubras información de interés, o si no por lo menos te distraerás un rato. ¿Emborracharte? Tienes la suerte de no haber dado con mi colega ruso, con ese acaban todos por los suelos. O con los de la Brigada de las Mil Grullas. Son una panda de borrachos. - comento sonriendo al recordar las buenas juergas que me he pegado con ellos, no todo van a ser momentos malos. - Vamos, sígueme, te hago de guía. - asiento a lo de tener que estar haciendo algo, sacando del bolsillo la moneda comunicadora, con la que empiezo a mandar un mensaje al drow que se supone debía estar en China Town. En el mensaje que envío pone algo así como '¿sigues en algún lado de China Town? ¿necesitas ayuda? no te he encontrado'. - Sí, salí a buscar a un compañero de la base. - no estoy seguro si es compañero, tal vez aliado, o posible amigo si se da el caso de que haya más relación.
Guardo la moneda para echar a andar, en dirección al puente que pretendo cruzar para ir al otro lado del río. Fallo al adivinar si es de la misma raza que yo, teniendo ya un segundo misterio que resolver sobre ella, sumado a lo de su huida. - Pues no sé...¿híbrida? no...elfa no pareces. - añado tras mirarle mejor las orejas, sin ser capaz de sacar lo que es. - yo sí soy mago. Todos en mi familia lo son, desde hace muchas generaciones. La familia Black es de las más antiguas de Inglaterra. - mi abuelo se enorgullecía de ello, él habría sido ministerial de no ser porque se metieron con otros miembros más rebeldes de su familia. Ahí lo jodieron todo, nadie tocaba a sus Black. Me detengo un momento al inicio del puente para esperar a la chica, mirando alrededor para comprobar que todo estuviese despejado, pues me ha parecido ver movimiento en la otra orilla. - No te distraigas, pueden aparecer esos locos en cualquier momento.
Luego menciona la cantidad de tiempo que lleva sin verle, probablemente él no la reconozca a simple vista. Debía ser casi una niña cuando se separaron. También me da por pensar que el padre esté muerto, si después de tanto tiempo no ha intentado buscar o salvar a su hija. Menudo desarraigo, desear volver a un sitio y descubrir que no te queda ninguna de las personas que te importaban. - Algún día...quién sabe. Por el momento la mejor idea es ir a los bares, puede que descubras información de interés, o si no por lo menos te distraerás un rato. ¿Emborracharte? Tienes la suerte de no haber dado con mi colega ruso, con ese acaban todos por los suelos. O con los de la Brigada de las Mil Grullas. Son una panda de borrachos. - comento sonriendo al recordar las buenas juergas que me he pegado con ellos, no todo van a ser momentos malos. - Vamos, sígueme, te hago de guía. - asiento a lo de tener que estar haciendo algo, sacando del bolsillo la moneda comunicadora, con la que empiezo a mandar un mensaje al drow que se supone debía estar en China Town. En el mensaje que envío pone algo así como '¿sigues en algún lado de China Town? ¿necesitas ayuda? no te he encontrado'. - Sí, salí a buscar a un compañero de la base. - no estoy seguro si es compañero, tal vez aliado, o posible amigo si se da el caso de que haya más relación.
Guardo la moneda para echar a andar, en dirección al puente que pretendo cruzar para ir al otro lado del río. Fallo al adivinar si es de la misma raza que yo, teniendo ya un segundo misterio que resolver sobre ella, sumado a lo de su huida. - Pues no sé...¿híbrida? no...elfa no pareces. - añado tras mirarle mejor las orejas, sin ser capaz de sacar lo que es. - yo sí soy mago. Todos en mi familia lo son, desde hace muchas generaciones. La familia Black es de las más antiguas de Inglaterra. - mi abuelo se enorgullecía de ello, él habría sido ministerial de no ser porque se metieron con otros miembros más rebeldes de su familia. Ahí lo jodieron todo, nadie tocaba a sus Black. Me detengo un momento al inicio del puente para esperar a la chica, mirando alrededor para comprobar que todo estuviese despejado, pues me ha parecido ver movimiento en la otra orilla. - No te distraigas, pueden aparecer esos locos en cualquier momento.
La noticia de la partida de la chica le pareció extraña. No sabía si era porque se había ido, porque al final de la historia tuvo hijos o por tener una especie de final feliz tras todo lo horrible sufrido en el coliseo. Aparentemente se podía vivir después de haber salido y era algo que no había considerado.- Ya veo...- Susurró simplemente tras la pequeña historia. No era que se sintiera bien o mal por ella, sino que mostraba una alternativa. La aparente emoción del contrario por saber su método de escape le hizo reír como no había reído en años. Realmente no había sido tan especial como él lo ponía.- La huida fue de lo más normal. Tiramos la puerta, les clavamos lanzas a los que se oponían y salimos en manada corriendo...- Dijo con diversión, aunque no iba a responder lo de sus poderes. Cuando él supiera su raza sabría de lo que hablaba.
¿La brigada de las qué? - Con cara de extrañeza, le miró como si estuviera loco. Los nombres eran cada vez más extraños que no sabía si se lo estaba inventando o era algo real.- Qué galante, espero que el tour sea gratis. No creo tener nada que sea de tu interés.- Susurró, observando el lugar al que había llegado. Se veía todo gris, o destruido, o abandonado... Sin embargo, lo siguió por la calle, observando también la moneda extraña, que parecía ser algo más que solo metal.- ¿Qué es... eso? - Preguntó, pues a menos que fuera un amuleto, no le parecía algo del todo normal. - ¿La base? - Arqueó una ceja incrédula.- ¿Me estás diciendo que de verdad vives aquí? ¿Que de verdad hay algo aquí? ¿Que no te haz inventado lo de los robots asesinos?- Hasta el momento creía que el chico le estaba tomando el pelo, pero tras aquel furtivo comentario se tomó un poco más seriamente lo que él le decía.
El nuevo intento le sacó una suave sonrisa, que no lograba sacarle de la cabeza el que realmente hubiera gente viviendo en aquella ciudad.- ¿Te gustan mis orejas? - Pregunta al ver que las observa para descartar 'elfo' de la lista de posibles razas. Su historia sobre el origen de su familia le dio un poco más de confianza para revelarle su identidad.- No haz estado ni cerca... Soy un dragón. De los plateados, no rojo... Lamento no haber oído nunca de tu familia.- Se disculpó mientras caminaba como quien da un paseo por el parque, observándole tan preocupado de que los pillaran como era posible.- Vale, estaré alerta.- Mintió, más preocupada de que él le llevara a un lugar de caníbales que de los robots.
¿La brigada de las qué? - Con cara de extrañeza, le miró como si estuviera loco. Los nombres eran cada vez más extraños que no sabía si se lo estaba inventando o era algo real.- Qué galante, espero que el tour sea gratis. No creo tener nada que sea de tu interés.- Susurró, observando el lugar al que había llegado. Se veía todo gris, o destruido, o abandonado... Sin embargo, lo siguió por la calle, observando también la moneda extraña, que parecía ser algo más que solo metal.- ¿Qué es... eso? - Preguntó, pues a menos que fuera un amuleto, no le parecía algo del todo normal. - ¿La base? - Arqueó una ceja incrédula.- ¿Me estás diciendo que de verdad vives aquí? ¿Que de verdad hay algo aquí? ¿Que no te haz inventado lo de los robots asesinos?- Hasta el momento creía que el chico le estaba tomando el pelo, pero tras aquel furtivo comentario se tomó un poco más seriamente lo que él le decía.
El nuevo intento le sacó una suave sonrisa, que no lograba sacarle de la cabeza el que realmente hubiera gente viviendo en aquella ciudad.- ¿Te gustan mis orejas? - Pregunta al ver que las observa para descartar 'elfo' de la lista de posibles razas. Su historia sobre el origen de su familia le dio un poco más de confianza para revelarle su identidad.- No haz estado ni cerca... Soy un dragón. De los plateados, no rojo... Lamento no haber oído nunca de tu familia.- Se disculpó mientras caminaba como quien da un paseo por el parque, observándole tan preocupado de que los pillaran como era posible.- Vale, estaré alerta.- Mintió, más preocupada de que él le llevara a un lugar de caníbales que de los robots.
Al final el modo de escape no fue nada elaborado, aunque he debido de quedar como un loco amante de las huidas, a juzgar por la risa que despierta en la otra - Entonces sólo fue la típica huida que tiene éxito de casualidad. Los guardias debían de estar muy empanados. Espero que no cayesen muchos de tus compañeros...no es agradable verlos caer. - comento a su relato de huida, en la que seguro que cayeron algunos de los presos. No todos tendrían la suerte de escapar. No me extraño de que no le suene el nombre de la Brigada, es normal, después de tanto tiempo encerrada.
- Mil Grullas. Se pusieron ese nombre por la historia japonesa de las Mil Grullas, no sé si la conoces. Me la contó una vez su capitán, cuando le pregunté por el nombre del grupo. - sonrío por lo del tour gratis, como si yo fuese una especie de guía turístico. Galante, para colmo. Ojalá pudiese enseñarle otro tipo de ciudad, pero es lo que hay. - La primera visita es gratuita, para posteriores ya veremos. - su curiosidad por la moneda hace que esté más pendiente del mensaje que espero, que por ahora no llega. Realmente mosqueante, esperemos que simplemente la haya perdido y por eso no pueda responder al mensaje. - Es una moneda comunicadora. Los mensajes que se envían aparecen en el canto de la moneda, modificándose cuando hay uno nuevo. También puedes enviar mensajes propios, utilizando las letras que aparecen en las dos caras y presionando el grabado del león. - le muestro de manera breve cómo se haría, mandando un mensaje de prueba a alguien de confianza en el que sólo pone kjsdhkjasd. Probablemente piense que soy idiota por vivir en un sitio así, y yo mismo me he planteado muchas veces, en momentos de debilidad, mandarlo todo a la mierda y largarme lejos de aquí.
- No es el mejor lugar para vivir, lo sé. Pero tampoco puedo abandonar la batalla a la mitad. Llevamos mucho tiempo luchando por acabar con esto. Tampoco puedo dejar tirados a los que han peleado conmigo, ni olvidar a los que se han quedado en el camino. No podría hacerlo. - hago un gesto negativo cuando dice lo de inventarme robots asesinos, asegurándome por enésima vez que no estuviesen cerca rondando. Por fin terminamos de cruzar el puente, llegando al otro lado. El tema de adivinar su raza sigue en marcha, no consigo ni acercarme a lo que es. No, definitivamente no es elfa. - ¿Tus orejas? mientras tengas dos todo bien. - tampoco termino de creerme que sea dragón, sobre todo porque hasta hace poco pensaba que los dragones sólo tenían una forma, la reptiliana. - Jamás lo habría adivinado. En esta forma no pareces naada amenazadora. Antes creía que no era posible ver a un dragón en forma humana. Para mí sólo eran peligros que amenazaban la zona de la base, sobre todo los dragones negros. Mi...hermano... - dudo un momento en decir medio hermano, pero queda un poco mal, así que resumo en hermano. - Está estudiando ahora mismo los dragones, él fue el que me comentó lo de la doble forma. Eso fue hace bastante, ahora no sé dónde se mete. Lo que me dijo fue la parte de la teoría, porque la primera sorpresa me la llevé cuando un dragón rojo nos sacó de una batalla a mi y al líder de la Brigada, volando sobre su pata... - seguimos conversando mientras nos alejamos de allí, abandonando el lugar rumbo a uno de los bares de la ciudad.
- Mil Grullas. Se pusieron ese nombre por la historia japonesa de las Mil Grullas, no sé si la conoces. Me la contó una vez su capitán, cuando le pregunté por el nombre del grupo. - sonrío por lo del tour gratis, como si yo fuese una especie de guía turístico. Galante, para colmo. Ojalá pudiese enseñarle otro tipo de ciudad, pero es lo que hay. - La primera visita es gratuita, para posteriores ya veremos. - su curiosidad por la moneda hace que esté más pendiente del mensaje que espero, que por ahora no llega. Realmente mosqueante, esperemos que simplemente la haya perdido y por eso no pueda responder al mensaje. - Es una moneda comunicadora. Los mensajes que se envían aparecen en el canto de la moneda, modificándose cuando hay uno nuevo. También puedes enviar mensajes propios, utilizando las letras que aparecen en las dos caras y presionando el grabado del león. - le muestro de manera breve cómo se haría, mandando un mensaje de prueba a alguien de confianza en el que sólo pone kjsdhkjasd. Probablemente piense que soy idiota por vivir en un sitio así, y yo mismo me he planteado muchas veces, en momentos de debilidad, mandarlo todo a la mierda y largarme lejos de aquí.
- No es el mejor lugar para vivir, lo sé. Pero tampoco puedo abandonar la batalla a la mitad. Llevamos mucho tiempo luchando por acabar con esto. Tampoco puedo dejar tirados a los que han peleado conmigo, ni olvidar a los que se han quedado en el camino. No podría hacerlo. - hago un gesto negativo cuando dice lo de inventarme robots asesinos, asegurándome por enésima vez que no estuviesen cerca rondando. Por fin terminamos de cruzar el puente, llegando al otro lado. El tema de adivinar su raza sigue en marcha, no consigo ni acercarme a lo que es. No, definitivamente no es elfa. - ¿Tus orejas? mientras tengas dos todo bien. - tampoco termino de creerme que sea dragón, sobre todo porque hasta hace poco pensaba que los dragones sólo tenían una forma, la reptiliana. - Jamás lo habría adivinado. En esta forma no pareces naada amenazadora. Antes creía que no era posible ver a un dragón en forma humana. Para mí sólo eran peligros que amenazaban la zona de la base, sobre todo los dragones negros. Mi...hermano... - dudo un momento en decir medio hermano, pero queda un poco mal, así que resumo en hermano. - Está estudiando ahora mismo los dragones, él fue el que me comentó lo de la doble forma. Eso fue hace bastante, ahora no sé dónde se mete. Lo que me dijo fue la parte de la teoría, porque la primera sorpresa me la llevé cuando un dragón rojo nos sacó de una batalla a mi y al líder de la Brigada, volando sobre su pata... - seguimos conversando mientras nos alejamos de allí, abandonando el lugar rumbo a uno de los bares de la ciudad.
No despertamos con buenas noticias. Llegó aquel mensaje de la moneda y de repente todo estuvo en silencio. La chica estuvo en silencio por mucho tiempo antes de darnos a considerar sus planes.
El prisionero fue colocado en una cámara de mediana amplitud por donde pasaba agua corriente y fresca y además tenía un espacio seco de piedras lisas. Había encerrado el lugar con una pared de piedra, de modo que no hubiera manera de escapar, atado de pies y manos.
No nos quedamos mucho más en la cueva, solo una noche. Había cosas más apremiantes que hacer y ahora estábamos frente a mi segundo hogar: El corazón de Londres.
Bien, hija mía, ponte en pose. Haremos esto rápido.- Mencioné tranquilamente. Estando en pleno lugar muggle no era tan buena idea como creían. Tras elegir un buen ángulo con la cámara de un teléfono recientemente robado, traté de colocar a la chica de manera que el puente de Londres se viera con total claridad. Un lugar amigable, bonito para un mensaje. Incluso emblemático para los ciudadanos. Ella tenía una mente de lo más retorcida. Sexi y malévola.
El prisionero fue colocado en una cámara de mediana amplitud por donde pasaba agua corriente y fresca y además tenía un espacio seco de piedras lisas. Había encerrado el lugar con una pared de piedra, de modo que no hubiera manera de escapar, atado de pies y manos.
No nos quedamos mucho más en la cueva, solo una noche. Había cosas más apremiantes que hacer y ahora estábamos frente a mi segundo hogar: El corazón de Londres.
Bien, hija mía, ponte en pose. Haremos esto rápido.- Mencioné tranquilamente. Estando en pleno lugar muggle no era tan buena idea como creían. Tras elegir un buen ángulo con la cámara de un teléfono recientemente robado, traté de colocar a la chica de manera que el puente de Londres se viera con total claridad. Un lugar amigable, bonito para un mensaje. Incluso emblemático para los ciudadanos. Ella tenía una mente de lo más retorcida. Sexi y malévola.
Se colocó en pose frente a la cámara. Solo tenía una idea en mente: destruir tanto de la Alianza como fuera posible. Y todo aquello empezaría por su credibilidad. Se sentó al más puro estilo de la realeza británica. No había sabido de esos en años, pero la verdad es que tampoco importaba. Lo que valía eran los simbolismos, hacer empatía con el observador más que con la propia magia ya activada. Traía puesto un vestido blanco a la rodilla de cuello redondo con mangas en tejido hasta los codos. La tela tenía tal estructura que se podía adivinar la piel de la chica sin dejarla al descubierto. El cabello negro, corría tras su espalda y por encima de su hombro. Traía zapatos a juego, que se quitaría en cuanto aquello terminara pues dolían como si fueran pinchos. Se sentía toda ella como un símbolo de paz, aunque realmente no era así. Lo mejor sería despistar. Y así, tras unos segundos, inició su mensaje sin titubeos.
- Buenos días, queridos y queridas londinenses. Antes de cualquier cosa quisiera agradecerles, pues el día de ayer fueron valientes. Salieron a las calles y exigieron hacer valer su voz. Se levantaron contra la guerra y eligieron tener paz con nuestra causa.- Un agradecimiento de inicio, muy propio y efectivo.
- Sin embargo, como sabrán, no es un día de fiesta. Me siento terrible y disgustada porque se manchó con sangre una causa noble, y aquello terminó en el injusto secuestro de tres de mis compañeros. Me gustaría leerles el mensaje que recibí esta mañana de parte del ministro.- Comenzó a leer de la moneda en sus manos aquello que él había escrito.- Los renegados tenéis a mi hermano. Me lo devolveréis sano y salvo, a cambio de uno de los vuestros. Por cada 24 horas que pase sin obtener lo que quiero ejecutaremos a uno. Acatad lo que se os pide y ninguno de los tres sufrirá daños.- Detuvo un momento para mirar la moneda y luego otro para echar un vistazo alrededor. Había gente, pero no aún lo suficientemente cerca como para hacer escándalo. Volvió a mirar a la cámara con aquella profunda mirada clara que no demostraba nada.- El protocolo en estos casos, ministro, es iniciar las torturas de inmediato, buscando sacar información. Lo conozco bien. Pide condiciones que no cumplirá y sin embargo su hermano está sano y salvo. Pero entenderá que no puedo fiarme de que hará lo que dice cuando fueron secuestrados ayudando a ciudadanos de Londres. No, no pudo perder la oportunidad de atraparlos ni porque fuimos los primeros en reaccionar... Bueno, y cuatro de sus mil centinelas...
Se detuvo un instante de nueva cuenta mientras Thranduil hacía cosas raras con la cámara como hacer ir acercándose y cosas así. Le hubiera gustado decirle que parara, pero no tenían tiempo para editar después. Habría que funcionar.- Antes del intercambio, discutiremos las condiciones. Le invitamos a Bastion Hollow. Ahí tuvimos un cese al fuego tras una gran batalla. Y tendremos otro esta vez. Por nuestros seres queridos. Estaremos en contacto, Londres. A partir de hoy, sabrán también nuestra parte de la historia. No sean solo espectadores.- Tras una suave sonrisa que buscaba inspirar confianza, el video terminó.
Se tomó el tiempo de verlo para asegurarse de que todo estuviera en orden y lo envió por todas las redes sociales del incauto dueño del celular antes de dejarlo en una banca y terminar por desaparecer con rumbo conocido. A pesar de las cosas raras de Thranduil, el video había quedado mejor de lo que podía esperar...
- Buenos días, queridos y queridas londinenses. Antes de cualquier cosa quisiera agradecerles, pues el día de ayer fueron valientes. Salieron a las calles y exigieron hacer valer su voz. Se levantaron contra la guerra y eligieron tener paz con nuestra causa.- Un agradecimiento de inicio, muy propio y efectivo.
- Sin embargo, como sabrán, no es un día de fiesta. Me siento terrible y disgustada porque se manchó con sangre una causa noble, y aquello terminó en el injusto secuestro de tres de mis compañeros. Me gustaría leerles el mensaje que recibí esta mañana de parte del ministro.- Comenzó a leer de la moneda en sus manos aquello que él había escrito.- Los renegados tenéis a mi hermano. Me lo devolveréis sano y salvo, a cambio de uno de los vuestros. Por cada 24 horas que pase sin obtener lo que quiero ejecutaremos a uno. Acatad lo que se os pide y ninguno de los tres sufrirá daños.- Detuvo un momento para mirar la moneda y luego otro para echar un vistazo alrededor. Había gente, pero no aún lo suficientemente cerca como para hacer escándalo. Volvió a mirar a la cámara con aquella profunda mirada clara que no demostraba nada.- El protocolo en estos casos, ministro, es iniciar las torturas de inmediato, buscando sacar información. Lo conozco bien. Pide condiciones que no cumplirá y sin embargo su hermano está sano y salvo. Pero entenderá que no puedo fiarme de que hará lo que dice cuando fueron secuestrados ayudando a ciudadanos de Londres. No, no pudo perder la oportunidad de atraparlos ni porque fuimos los primeros en reaccionar... Bueno, y cuatro de sus mil centinelas...
Se detuvo un instante de nueva cuenta mientras Thranduil hacía cosas raras con la cámara como hacer ir acercándose y cosas así. Le hubiera gustado decirle que parara, pero no tenían tiempo para editar después. Habría que funcionar.- Antes del intercambio, discutiremos las condiciones. Le invitamos a Bastion Hollow. Ahí tuvimos un cese al fuego tras una gran batalla. Y tendremos otro esta vez. Por nuestros seres queridos. Estaremos en contacto, Londres. A partir de hoy, sabrán también nuestra parte de la historia. No sean solo espectadores.- Tras una suave sonrisa que buscaba inspirar confianza, el video terminó.
Se tomó el tiempo de verlo para asegurarse de que todo estuviera en orden y lo envió por todas las redes sociales del incauto dueño del celular antes de dejarlo en una banca y terminar por desaparecer con rumbo conocido. A pesar de las cosas raras de Thranduil, el video había quedado mejor de lo que podía esperar...
Jhon Perez escribió:
Vean estooooo!!!
#Magia #FreeTheRebels #Revolution #Ministerio #YoPiensoQueLaAlianza #TodosSomosRenegados #FreeTheNipple

Las aguas del Támesis amanecen teñidas de rojo y con cientos de peces muertos...una neblina venenosa asciende desde el río, haciendo que sea peligroso transitar cerca del lugar, especialmente por la zona del Tower Bridge. Las temperaturas se han elevado de manera exagerada durante los últimos días, rompiendo todos los récords del país y favoreciendo los incendios en varias zonas forestales. En las calles siguen los ataques indiscriminados de ferales y licántropos, convertidos cada vez más y más tiempo.
Como ministro de salud pública, me habia tocado acudir al lugar de los hechos con los del comité de medio ambiente, para ver que demonios estaba pasando. El reporte recibido era bastante extraño, y la gente comenzaba a quejarse. Con razón, pensé al ver aquel rio rojo lleno de peces muertos.
- Es potable? - pregunté a los expertos en medio ambiente que me acompañaban. Me dijeron que no. Habiamos tenido que acercarnos con mascaras de oxigeno y medidas de seguridad. - Está bien, precintad la zona. Poned señales y que pongan una malla metálica en un perimetro de seguridad, que no se acerquen los ciudadanos. Y quiero que descubráis el origen. Es posible que los magos hayan saboteado los cursos altos del rio.... descubrid el origen de la toxina. Y vosotros, los de seguridad, patrullas rio arriba, quiero que descubrais mas.
Me negaba a creer que aquello podia estar producido por aquellos "desequilibrios" que habian mencionado los magos. Magufadas, eso eran. Entonces me llegó una llamada importante de los campos. Se habia liado pardisima...a ver, el intento de fuga y ataque no era algo inverosimil, pero...
-Que? Y que hacian ahi los ministros? rehenes? No me digas mas...estado crítico? Y por qué habeis tardado tanto en notificarme? - hice unos gestos a los de seguridad y medio ambiente, para que comenzasen con lo que les dije. Yo me alejé, escuchando las malas nuevas, y cuando estuve fuera de la zona de peligro ,me quité la mascara y me subi a mi coche.
- No, no podemos dejar que salgan con vida. No escatimeis, contacta al ejército, mandad todas las unidades centinelas que hagan falta. Menuda mala prensa nos va a dar si se salen con la suya...el resto de socios europeos no nos tomarán en serio. Si. Hecho. - arranqué, y continué dando ordenes, mientras dejaba atrás el maltrecho rio Tamesis.
- Es potable? - pregunté a los expertos en medio ambiente que me acompañaban. Me dijeron que no. Habiamos tenido que acercarnos con mascaras de oxigeno y medidas de seguridad. - Está bien, precintad la zona. Poned señales y que pongan una malla metálica en un perimetro de seguridad, que no se acerquen los ciudadanos. Y quiero que descubráis el origen. Es posible que los magos hayan saboteado los cursos altos del rio.... descubrid el origen de la toxina. Y vosotros, los de seguridad, patrullas rio arriba, quiero que descubrais mas.
Me negaba a creer que aquello podia estar producido por aquellos "desequilibrios" que habian mencionado los magos. Magufadas, eso eran. Entonces me llegó una llamada importante de los campos. Se habia liado pardisima...a ver, el intento de fuga y ataque no era algo inverosimil, pero...
-Que? Y que hacian ahi los ministros? rehenes? No me digas mas...estado crítico? Y por qué habeis tardado tanto en notificarme? - hice unos gestos a los de seguridad y medio ambiente, para que comenzasen con lo que les dije. Yo me alejé, escuchando las malas nuevas, y cuando estuve fuera de la zona de peligro ,me quité la mascara y me subi a mi coche.
- No, no podemos dejar que salgan con vida. No escatimeis, contacta al ejército, mandad todas las unidades centinelas que hagan falta. Menuda mala prensa nos va a dar si se salen con la suya...el resto de socios europeos no nos tomarán en serio. Si. Hecho. - arranqué, y continué dando ordenes, mientras dejaba atrás el maltrecho rio Tamesis.
S.A.M-9917

Raza
mensajes
puntos
Alineamiento
Ocupación
Bando
Apodo
Edad
Nacionalidad
Status actual de la ciudad de Londres y alrededores: bajo control.
La I.A domina todos los puntos de la ciudad, todos los centros tecnológicos e instituciones restantes de la maltrecha Londres. Avasallada y destruida por la guerra y los crímenes, contaminada, casi inhabitable.
Los que no trascendieron, perecieron (segun registros, algunos escaparon) como debía ser. Los que sí lo hicieron, vuelven a la ciudad.
Ha llegado el momento.
Los ciudadanos vuelven a la ciudad, todos con una misión en mente, la misión que les transmiten mediante la pila cervical conectada a sus mentes....restaurar la ciudad. Grupos diversos, con diversos encargos. Entre ellos, sin diferencias fisicas algunas, también hay androides.
Los que llegan a Tower Bridge se ponen a trabajar junto con el equipo de drones de restauración en arreglar el lecho del rio Tamesis, limpiar su cauce de basura y desechos. Los drones, con su nanotecnologia, desenvenenarán el agua que ha corrido por su cauce durante largos meses, que envenenaba la ciudad.
Al igual con las aguas de los puertos, las playas urbanas, y otras zonas igualmente contaminadas. El proceso llevará días, pero el método de trabajo es sistematico, efectivo, infalible. No se detienen. En poco tiempo, la ciudad pasará a ser mejor de lo que fue, lista para recibir a los trascendidos. Parte del todo.
La I.A domina todos los puntos de la ciudad, todos los centros tecnológicos e instituciones restantes de la maltrecha Londres. Avasallada y destruida por la guerra y los crímenes, contaminada, casi inhabitable.
Los que no trascendieron, perecieron (segun registros, algunos escaparon) como debía ser. Los que sí lo hicieron, vuelven a la ciudad.
Ha llegado el momento.
Los ciudadanos vuelven a la ciudad, todos con una misión en mente, la misión que les transmiten mediante la pila cervical conectada a sus mentes....restaurar la ciudad. Grupos diversos, con diversos encargos. Entre ellos, sin diferencias fisicas algunas, también hay androides.
Los que llegan a Tower Bridge se ponen a trabajar junto con el equipo de drones de restauración en arreglar el lecho del rio Tamesis, limpiar su cauce de basura y desechos. Los drones, con su nanotecnologia, desenvenenarán el agua que ha corrido por su cauce durante largos meses, que envenenaba la ciudad.
Al igual con las aguas de los puertos, las playas urbanas, y otras zonas igualmente contaminadas. El proceso llevará días, pero el método de trabajo es sistematico, efectivo, infalible. No se detienen. En poco tiempo, la ciudad pasará a ser mejor de lo que fue, lista para recibir a los trascendidos. Parte del todo.
James 5TU4RD50N

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La mayoría de androides habían regresado a la Ciudadela Alpha tras el apagón de S.A.M-9917, y así lo había hecho también James. Sin embargo, no terminaba de acostumbrarse a aquel lugar. Le recordaba al momento en que descubrió que no era realmente un ser humano, sino un androide. Además, Alice se las arreglaba bastante bien gestionando aquel lugar, y habían recibido ya la visita de las variantes de S.A.M-9917. Atlas y S.A.M-41020 les traían reportes de otros lugares del mundo, informando de cómo se encontraban algunos sitios tras el apocalipsis.
James había decidido hacer lo propio con Londres, acudiendo allí para saber qué tramaba ese intento de Alianza descafeinada que se decía se estaba formando. Al parecer tenían algunos androides con ellos, y se preguntaba si los tenían al servicio de los humanos, como sucedía antes.
El androide recorrió la zona en busca de información, pero por el momento apenas se estaba encontrando con nadie. Los pocos supervivientes debían estar en sus escondrijos, o tal vez se concentraban en las mismas zonas. Tendría que ir a hacer una visita a las antiguas dependencias de la Alianza...
James había decidido hacer lo propio con Londres, acudiendo allí para saber qué tramaba ese intento de Alianza descafeinada que se decía se estaba formando. Al parecer tenían algunos androides con ellos, y se preguntaba si los tenían al servicio de los humanos, como sucedía antes.
El androide recorrió la zona en busca de información, pero por el momento apenas se estaba encontrando con nadie. Los pocos supervivientes debían estar en sus escondrijos, o tal vez se concentraban en las mismas zonas. Tendría que ir a hacer una visita a las antiguas dependencias de la Alianza...
La unidad artificial denominada Alpha R.E.N.A. se encontraba en ese momento todavía realizando su investigación exhaustiva para determinar si los humanos tienen algo que los haga especiales y hasta ahora sus experiencias, incluyendo una estadía previa en un sitio que le permitió hacer experimentos a sus anchas por primera vez desde que fue programada, han tenido resultados inconsecuentes, al menos en lo que respecta a su forma de pensar, puramente fría y mecánica, que máquina objetivos y los trabaja con una serena e inflexible determinación.
Sin embargo, tras todo esto y visitar diversas zonas, había llegado a un punto donde no parecía haber nadie.
Cosa que no era buena para sus propósitos, sin embargo, le permitirá tachar la zona para futuras expediciones, así que decidió caminar en ella para definir el área que cubre, escaneando y mapeando todo cuanto se encuentra.
Hasta que detecta a alguien con sus afinados sensores.
Y a la vez se percata... Es otro androide.
Por lo tanto ella llega a la conclusión de que no hay necesidad de simular una personalidad, por lo que simplemente se le aproxima procediendo a informar lo siguiente por medio de voz.
Esta unidad no tiene intenciones hostiles, se solicita permiso para iniciar comunicación, con motivos investigativos.
Aseguró la androide, siendo tan directa, clara y protocolar como suele ser, al final ha sido diseñada para ser de esta manera y no ve ninguna razón por la cual debería dejar de ser así.
También, al acercarse, se mantiene a una distancia de seguridad con una predecible precisión milimétrica, antes de quedarse absolutamente inmóvil, con sólo sus blancos cabellos moviéndose por el poco viento, y ostentando por vestimenta un traje de color negro sólido con una corbata y con el logo de la alianza humana sobre un bolsillo en el pecho.
Sin embargo, tras todo esto y visitar diversas zonas, había llegado a un punto donde no parecía haber nadie.
Cosa que no era buena para sus propósitos, sin embargo, le permitirá tachar la zona para futuras expediciones, así que decidió caminar en ella para definir el área que cubre, escaneando y mapeando todo cuanto se encuentra.
Hasta que detecta a alguien con sus afinados sensores.
Y a la vez se percata... Es otro androide.
Por lo tanto ella llega a la conclusión de que no hay necesidad de simular una personalidad, por lo que simplemente se le aproxima procediendo a informar lo siguiente por medio de voz.
Esta unidad no tiene intenciones hostiles, se solicita permiso para iniciar comunicación, con motivos investigativos.
Aseguró la androide, siendo tan directa, clara y protocolar como suele ser, al final ha sido diseñada para ser de esta manera y no ve ninguna razón por la cual debería dejar de ser así.
También, al acercarse, se mantiene a una distancia de seguridad con una predecible precisión milimétrica, antes de quedarse absolutamente inmóvil, con sólo sus blancos cabellos moviéndose por el poco viento, y ostentando por vestimenta un traje de color negro sólido con una corbata y con el logo de la alianza humana sobre un bolsillo en el pecho.
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