Planta de cuidados intensivos

Desvié la mirada lentamente con los párpados medio caidos por los gritos del elfo. Lo miré modo pasivo agresivo en plan "te mato despacio", pero no. Que había salvado a mi hijo. El rubio desvió el tema, obviamente no sabían quien había sido. La mujer se creia muy astuta, pero no contó conmigo.

- Parece ser que has estado a punto de no contarlo, sí. - le dije a Reiv tranquilamente, bajando la mirada mientras seguia de brazos cruzados. - Soy su padre, elfo. - le aclaré, no se si lo sabía, o si no le había quedado claro. - O lo era. Los tecnicismos siempre se me escapan.... - dije con voz ronca, distraido, rascandome la barba. Me rei de lado cuando dijo que me habia colado en el quirófano y que poco pudieron hacer. Me hicieron gracia las palabras del orejas picudas y lo miré. - Lo siento, que poco tacto tengo. A veces olvido qué clase de cosas son las que le aceleran el corazón a uno...

"cosas normales y triviales? como si fuera tan facil"

- Supongo que eso excluye la hora del té. - me levanté pasando al lado del elfo sin quitarle ojo de encima, habría podido servirme para la hora del té, si...pero no. No ahora. Llegué hasta donde Reiv y me paré de pie al llegar a los pies de su cama. - La proxima vez que tu hermano y tú os vayais en una mision mortal podríais avisarme. No tengo ojos en toda la isla, sabes? Y tenerlos en Londres....me supondria un esfuerzo que pagaría su precio en... - chasqueé los dedos. Él ya sabía a que me refería. Sangre.

No podía negar que Aldaron era buen médico, pues consiguió dejarme más tranquilo respecto a la gente que me faltaba por ver y respecto a posibles secuelas. Según él me habían operado bien y no habría. Eso esperaba, aunque tuviese que tener paciencia hasta volver a estar completamente en forma. El susto que le pegó Sirius hizo que casi le diera el ataque de corazón a él, aunque al parecer ya se habían visto antes, en el quirófano. Me quedé bastante sorprendido al saberlo. - Claro, es mi padre. Suele aparecer cuando más se le necesita. - afirmé con un orgullo que años atrás no habría ni imaginado. El elfo insistió en que me hablase de cosas triviales, sin querer explicar demasiado eso de que alguien había intentado matarme. Sonaba bastante rastrero atacar a alguien que está inconsciente. Descansé de hablar unos segundos, mientras el médico volvía a ponerme la mascarilla. Alcé el pulgar como queriendo decir que no haría que su trabajo fuese en vano, trataría de no ser de ese tipo de pacientes que pasaban de las recomendaciones.

Sirius tampoco quiso insistir en el tema de quién me había atacado, y la verdad es que eso no me hizo dejar de pensar en ello. Volví a desviar la mirada hacia mi padre cuando me confirmó que de poco no lo cuento, pensando en qué habría hecho él si hubiese llegado el momento. ¿Me habría intentado transformar o ...?

- Lo siento. Recibí aviso urgente y no pensé en avisar. - me disculpé por eso de no haber avisado, pero me pareció raro que Johan no lo hubiese hecho, su misión si fue premeditada. Es como si mi hermano mayor estuviese tan metido en sus cosas que se hubiese olvidado de que nuestro padre estaba en la isla. No me pasó desapercibida la mirada que Sirius le echó a Aldaron, asociándolo con eso del precio en...sangre. Sirius debía tener hambre, pero no era buena idea que desangrase al médico que me había salvado. Hice otra pausa antes de volver a hablar, haciendo un esfuerzo para que me saliese la voz más fuerte.

- Aldaron, creo que puedes irte sin problemas, ya me quedo con Sirius. Tal vez si traes alguna de esas reservas de sangre que tenéis por ahí...- sugerí, aunque posiblemente estaban escasos en tema de donaciones.

La mirada intensa de aquel hombre me hizo dar un escalofrío desde los pies hasta la punta de las orejas y no tenía claro si me ponía mucho o es me sentía amenazado... mejor la primera opción. El asunto de la aparición del morenazo quedaba clara, era el padre del chico y ambos se encargaron de aclararmelo -oooh! entonces también eres el padre de Johan... ya conozco a cuatro Black- a ver si con eso me tocaba premio, tocar el género o algo así, con eso me conformaba.

Quitando mi excelente gusto por los hombres y estar babeando por el señor Black (al que había llamado daddy sin saber que de verdad lo era porque soy muy listo) su forma de hablar era rara, decía cosas sin sentido por no hablar del color de su piel, o le daba poco el sol o tenía anemia. Me quedé un ratillo más poniendo la oreja y rellenando el informe de Reiv, dejando instrucciones, de momento fuera antibióticos, ya no tenía la temperatura alta, todo parecía normal quitando lo incómodo que se sentía por las múltiples operaciones. El morenazo se levantó y me miró de nuevo de forma extraña haciendo que me diera aquel escalofrío otra vez pero esta vez de forma distinta, puse los brazos en jarras y le devolví la mirada -Si vas a mirarme así me invitas a una copa primero-

Padre e hijo siguieron hablando de sus cosas, estaba ya por despedirme cuando me echaron amablemente, que fuerte, el chico me hizo además una petición de sangre y entonces todo me hizo click en la cabeza, piel pálida, aparecerse dónde le de la gana, palabras muy de la época del romanticismo del rollo "qué es la vida" y mierdas de esas... hice un gesto de "me he coscao" y después uno de "os espera bronca" -Será posible, por estas cosas hay que registrarse al llegar a la isla! ¿cuanto llevas sin comer?- pregunté directamente al recién llegado y cuando me contestó llamé a una enfermera para que me trajera dos bolsas de sangre y entregárselas al hombre para después sacar una libreta y escribir -nada de comerse a la gente de la isla, vuelve cada tres días a por una bolsa, eso será suficiente, hala ya me voy, tu nada de esfuerzos y el señor nada de alterarlo o le doy un sedante- le extendí una receta al mayor para lo de la sangre y me marché a hacer ronda, tenía que dar altas y darle el abrazo diario a Thoren.

- En esta ocasión poca ayuda habría podido prestarte, Reiv. - lo miré y negué. Si hubiese muerto, no habría hecho nada por devolverlo a la "vida". - Ya. Tu hermano tampoco me avisó. Vi que él estaba bien, con Jo.

Hice una mueca de disgusto cuando Reiv quiso echar al elfo, pero supuse que era lo más inteligente, que se fuera....rodé la mirada cuando me pidió sangre en bolsitas. Agh. Antes me habia hecho una propuesta muy graciosa de que lo invitase a una copa.
- Prefiero que me invites tú. - la cosa tuvo el doble de gracia cuando gracias al comentario de Reiv por fin cayó en que era un vampiro. Me reí por primera vez y ahora si que dejé a la vista los colmillos. - Me he alimentado de algunas alimañas que tenéis por aquí...espero que no fueran mascotas de nadie. Si estaban sueltas no tenían por qué serlo, no? - fruncí mi ceño. Resoplé cuando me dijo que no me comiese a nadie de la isla. - Ya lo sé. Pero ni si quiera a los de las montañas? Esos...no me caen bien. Tienen aliados que me disgustan.

Volví a mirar a Reiv. El elfo me dio las bolsitas de sangre y una receta, me pareció que estaba un poco loco. Cuando se marchó desvié la mirada a Reiv, algo confuso. Levanté las bolsas de sangre como enseñándoselas y diciéndole "que fuerte".
- Seguro que el elfo sabía mejor que las bolsas estas frías. - me pasé la lengua por un colmillo y luego volví a mirar a Reiv. - Fué Adele Gaultier. Ella está aliada con los tipos de los dragones de las montañas. Ella intentó matarte. Ándate con cuidado... puede que lo intente de nuevo.

"pese al precio que pagará si lo hace"

Aparecí al lado de la cama de Lyosha mediante un portal demoniaco que se cerró al instante tras de mi. Venía con mi báculo esta vez, y conforme puse un pie en ese lugar me llamó la atencion la presencia del aura de un vampiro no muy lejos de donde estábamos nosotros. Al menos no se trataba de ningún demonio.

Me acerqué a su cama y tomé su ficha para leerla. Aunque la habian estabilizado no progresaba. Obviamente no habian tratado a muchos revenant. El asunto de sus ojos seguía igual.

- Estás despierta? - le pregunté dejando su ficha a los pies de la cama. Había venido a visitarla, quizá a cambiarla de habitación, y a decirle que hallazgos había hecho. Me acerqué mas, hasta estar lo suficientemente cerca como para inclinarme un poco sobre ella y decirle en voz baja. - Me preguntaba si te apetecería un cambio de habitación a algun lugar más familiar....

Los días siguientes habían sido monótonos y sin ningún tipo de mejoría, o eso creía ella, el cuerpo con la energía que tenía estaba haciendo lo imposible por mejorar pero Lyosha no se sentía aún con fuerza para hacer mucho pero al menos podía convocar algo de metal, se había robado lo que creía que era un paletita de metal y jugaba con eso gran parte del tiempo hasta que volvía  a quedarse inconsciente.

La llegada de Khaled no la pilló desprevenida, estaba despierta, pero sin hacer sonido. No gastaría la energía en ello pero sus dedos se movieron para transformar el anillo en un arma sólo en caso de ser necesario. Escuchar la voz de su hermano la hizo mover la cabeza ligeramente hacia él -Sí- Musitó, en un tono sosegado. La siguiente frase hizo que moviera la mano por la camilla buscando a Khaled con la idea de robarle algo de energía -Sácame de aquí- Le pidió -No aguanto más esta mierda-

Sabía que no le esperaba algo muy distinto en la torre, debía guardar descanso porque su cuerpo estaba resentido, destrozado por dentro y su mente no estaba muy allá. Cada vez que soñaba todo derivaba en el dolor que le había provocado aquel maldito ataque pero en la mayoría de sus pesadillas no llegaba  a estabilizarse y viajaba directo al infierno nuevamente. Despertaba agitada  y muchas veces volvían a sedarla pero no la tocaban y no podía succionar la energía vital de nadie

Sirius Black escribió:- En esta ocasión poca ayuda habría podido prestarte, Reiv. - lo miré y negué. Si hubiese muerto, no habría hecho nada por devolverlo a la "vida". - Ya. Tu hermano tampoco me avisó. Vi que él estaba bien, con Jo.

Hice una mueca de disgusto cuando Reiv quiso echar al elfo, pero supuse que era lo más inteligente, que se fuera....rodé la mirada cuando me pidió sangre en bolsitas. Agh.  Antes me habia hecho una propuesta muy graciosa de que lo invitase a una copa.
- Prefiero que me invites tú. - la cosa tuvo el doble de gracia cuando gracias al comentario de Reiv por fin cayó en que era un vampiro. Me reí por primera vez y ahora si que dejé a la vista los colmillos. - Me he alimentado de algunas alimañas que tenéis por aquí...espero que no fueran mascotas de nadie. Si estaban sueltas no tenían por qué serlo, no? - fruncí mi ceño. Resoplé cuando me dijo que no me comiese a nadie de la isla. - Ya lo sé. Pero ni si quiera a los de las montañas? Esos...no me caen bien. Tienen aliados que me disgustan.

Volví a mirar a Reiv. El elfo me dio las bolsitas de sangre y una receta, me pareció que estaba un poco loco. Cuando se marchó desvié la mirada a Reiv, algo confuso. Levanté las bolsas de sangre como enseñándoselas y  diciéndole "que fuerte".
- Seguro que el elfo sabía mejor que las bolsas estas frías. - me pasé la lengua por un colmillo y luego volví a mirar a Reiv. - Fué Adele Gaultier. Ella está aliada con los tipos de los dragones de las montañas. Ella intentó matarte. Ándate con cuidado... puede que lo intente de nuevo.

"pese al precio que pagará si lo hace"

Sentí una especie de escalofrío cuando Sirius afirmó que en esta ocasión poco habría podido hacer por mí. Eso significaba que no habría tratado de convertirme. No supe qué decir que tuviese sentido, simplemente asentí con la mirada perdida en el techo, tratando de apartar rápidamente de mi mente ese pensamiento. Lo de Johan ya lo sabía, porque me lo habían dicho al poco de despertar. - Ya, él también va mucho a su aire. Pero tú siempre estás. Gracias. - murmuré con total sinceridad, sosteniéndole la mirada a mi padre.

El doctor comprendió por fin lo de las necesidades de sangre de Sirius, incluso pensé que podría meterme en algún lío por haber traído un vampiro a la isla sin haber avisado. Esperaba que entendieran que fue por necesidad, porque en tierra firme nadie estaba a salvo. Me despedí de Aldaron tras agradecerle su labor, que si había sobrevivido era gracias a ellos.
Sirius se quejó de lo de la sangre fría, pero al menos eso era mejor que nada teniendo en cuenta que aquí en la isla no había buffet libre para él. Apenas intervine en la conversación, me sentía cansado como para hablar más de lo necesario. Eso sí, presté atención a todo, especialmente a eso de que Sirius quería desangrar a los de las montañas. - Los Pendragon...Juliet y yo queríamos conocerles mejor. - murmuré en voz baja, extrañado por eso de los aliados que no le gustaban. Abrí los ojos sorprendido por la revelación sobre la persona que intentó matarme, sin dar crédito a cómo había podido llegar hasta mí estando en el hospital. Me invadió la rabia de solo pensarlo, me tenia un odio irracional sin haberle hecho nada.
- Pero será desgraciada de mierda...en cuanto salga de aquí iré a por ella. - cerré un puño sobre las sábanas, escuchando el pitido de la máquina delatando que me había alterado. Los Pendragon tenían aliados indeseables, y eso me hacia cuestionarme qué hacíamos nosotros intentando relacionarnos con ellos. - Tengo que avisar a Juliet de que no se acerque allí. - no sabía cuánto tardaría en verla, pero yo no podía salir todavía del hospital, ni aunque quisiera. - ¿Puedes...llevar el mensaje por mí? -

Fui capaz de notar como se le erizaba la piel cuando le dije eso. Qué era? miedo? Quizá deseaba la vida eterna incluso a este precio?
- Reiv. Prefiero que mueras humano a hacerte pasar por... - no sabía como definirlo, no era posible. - La muerte es preferible.

Hice una mueca que era como una especie de sonrisa incómoda cuando me dio las gracias, soltando un "mmm" como toda respuesta, mientras arañaba la etiqueta de la bolsa de sangre, quizá me estaba inquietando de más tenerla entre las manos.

Estreché la mirada cuando dijo que el y Juliet querian conocer mejor a los Pendragon.
- Tienen como aliados a gente que son tus enemigos, como esa tal Adele Gaultier. Lo he visto. Estás seguro de que te convienen? Si aceptan a antiguos aurores como aliados....quiere decir que creen en la pureza de la sangre, o que al menos, no les importa recibir apoyos de aquellos que mataron por esa ley. - odiaba a los aurores, a los blood keeper, a los de la sangre pura, no era un secreto que ellos me habían matado. Mi pupila se habia estrechado, dandole a mi expresion un aire mas inhumano y fiero. Recuerdos...oscuridad.
- No. Aléjate de ella. Aléjate de sus aliados, de los Pendragon. - se puso nervioso y lo miré. - Le lancé una advertencia por lo que hizo pero ella no sabe que fui yo. Debe seguir siendo un secreto. Que la sombra de la duda la aceche... - mi voz se habia vuelto algo mas dura y furiosa. Al final gruñi y negué con la cabeza. - Sí, buscaré a Juliet y se lo diré. Te seguiré echando un ojo o dos después...antes voy a merendar.

Dije levantandome con mis bolsiltas de sangre, dandole a entender que me iba. Tras despedirme y decirle que descansara, me esfumé de allí mediante las sombras. La luz de las lamparas de la sala parecieron volver a brillar como antes de que yo apareciera allí.

Su respuesta me hizo sonreir de lado. Lo suponía.

- Entonces no te haré esperar mucho. - alargué mi mano hacia la suya, dispuesto a que estableciera el canal de drenado de energía que tanta falta le hacía ahora mismo. Era como una bajada de tensión, una vez en la Torre podría ofrecerle algo más. De momento habia que teletransportarse.

Me puse a su lado y pasé una mano tras su espalda, la otra bajo sus piernas, y la alcé en volandas de la cama.
- Por cierto, he descubierto algo interesante acerca del encargo que me conseguiste - lo llamé encargo por llamarlo de algun modo. Tras aquello, abrí un portal por el cual desaparecimos rapidamente, dejando tan solo su ficha de paciente ahi colgada.

Sirius confirmó mis sospechas sobre lo que habría hecho en caso de que yo no hubiese conseguido sobrevivir. Solté el aire contenido lentamente, sosteniéndole la mirada como aceptando esa decisión. Sonaba como si a él le hubiesen condenado para toda la eternidad y no quisiese eso para mí. Me pregunté si tendría rencor hacia la persona que lo hizo, hacia la madre de Johan. Puede que mi madre no lo hubiese hecho. Seguro que ella lo habría quemado en una pira mientras bebía ron en una despedida más o menos alegre. No sé por qué me vino esa imagen de Sarah  a la cabeza. No la había conocido mucho, pero sí lo justo para imaginar que habría hecho algo así. Quería pensar que mi madre seguía viva en algún lado, a pesar de S.A.M.

Noté también que se había sentido incómodo con eso del agradecimiento por estar cuando se le necesitaba, pero quería que supiese que yo pensaba así y que lo valoraba. Bastante mal me sentía de pensar en cómo lo había tratado de mal y de injustamente durante demasiado tiempo.  El tema de los Pendragon me tenía confuso. O eran como Adele, o ella los tenía engañados.   - Yo qué sé, pensé que podría aprender de ellos...su tipo de magia es parecida a la mía. Le dije a Juliet que la acompañaría a conocerlos para poder decidir por nosotros mismos. No puedo dejarla sola con ellos por si acaso es cierto lo que se rumorea sobre los Pendragon. - hice una breve pausa para descansar, soltar varias frases seguidas era costoso. No, si eran como los aurores no quería volver a algo así. Sería como cometer el mismo error dos veces. Sirius debía saber mucho más que yo, probablemente.

- Me niego a volver a ser el títere de nadie. - asentí con la cabeza, dándole a entender que intentaría hacerle caso por el momento en eso de no ir a por Adele para que siguiese siendo un secreto que él lo sabía todo. Me despedí de él después de que me tranquilizase diciendo que buscaría a Juliet. Intenté reacomodarme en la cama, aunque incluso para eso me sentía absurdamente débil. Cerré los ojos con resignación aunque sin llegar a dormirme del todo, esperando que pasase el tiempo rápido.

Llegaron bien pronto a la planta de cuidados intensivos. Tuvo que tomarse un momento para ubicarse cuando llegaron, pues al ser la primera vez aquel viaje le era incómodo y le había hecho perder el norte por un instante. Cuando por fin dio con Reiv, dio un par de pasos en su dirección y le atrapó con un gran abrazo. Parecía dormido y no se veía gran cambio en él de esa manera, pero tenía ganas de tenerlo entre sus brazos. Escondió el rostro en el cuello del moreno, quedándose así por unos segundos, para después incorporarse. Seguro que si Aldaron llegaba y la veía así sobre él la regañaría, aunque estuviera poniendo cuidado de no tocarle mucho.

¿Tiene mucho que despertó? ¿Dijeron algo los médicos? - Preguntó al aire, sin dejar de verle. No podía sentir si Sirius seguía tras de ella o no, pero no se volvió. Quería estar ahí por si Reiv abría los ojos de nuevo.

No llegué a dormirme de nuevo tras la partida de Sirius, y ni falta que hacía porque ya había estado en el limbo durante demasiado tiempo. Simplemente permanecí con los ojos cerrados, aunque internamente inquieto. Intenté pensar en lo que me había dicho Sirius sobre los Pendragon, sobre Adele y su intento de asesinato. Qué desgraciada de mierda, atacar a alguien que no se puede defender. Esperaba que mi padre fuese capaz de encontrar a Juliet a tiempo.

Apenas pasaron unos cuantos minutos más antes de que sintiese por fin la presencia de Juliet, la calidez de su abrazo al acercarse a mí. Esta vez estaba seguro de que no me lo estaba imaginando, ni estaba soñando. Parecía que Sirius no sólo le había dado mi mensaje, sino que la había traído conmigo. Ladeé la cabeza al escuchar su voz, abriendo finalmente los ojos para encontrarla a mi lado. Esta vez el despertar fue mucho más tranquilo que el anterior, ya estaba ubicado y sabía lo que había pasado. Aldaron y Sirius me habían puesto al día sobre la gente que me interesaba y sobre cómo había acabado la misión, y por suerte las noticias no eran malas.

Cuando se separó comprobé aliviado que ella estaba bien, al menos aparentemente. Una de mis manos se deslizó sobre la sábana para buscar la suya y apretarla ligeramente. Por fin.  - Dijeron que tienes que descansar más. - respondí a su pregunta sin apartar la vista de ella, dibujando una leve sonrisa en el rostro. Me alegraba mucho poder verla de nuevo, aunque me sentía mal de pensar las preocupaciones que debía haberle dado. - Y que pronto podré salir. - eso último me lo había inventado un poco, así que acabé rectificando. - O ir a otra planta al menos. - hice una pequeña pausa para inspirar despacio, murmurando un 'te eché de menos'.

No pensó que Reiv fuera a abrir los ojos tan pronto. Le resultó un momento mágico poder ver el tono gris de su iris de nuevo, justo cuando dio por terminado el abrazo y este giró el rostro. No se alejó, sino que se mantuvo cerca, tomando la mano del contrario entre las suyas cuando este la encontró. Incluso aquel simple toque se sentía mucho más cálido que todos los acercamientos con él mientras estaba inconsciente, como si el calor le hubiera regresado igual que la vida. Poco se dio cuenta del momento en el que la sonrisa zurcó su rostro y ya nunca la abandonó.

Soltó una suave risa, aprentando despacio la mano del contrario. Por fin escucharle era lo más hermoso del mundo. No cambiaría ese sonido por nada.- No es cierto, me corren todas las noches y hoy me levanté hasta las diez.- Dijo con una nueva risa, subiendo una de sus manos al rostro del moreno para acariciarle la mejilla. Su rostro fue de grata sorpresa a sonrisa irremediable cuando el contrario le habló de salir del hospital y luego rectificó.- Genial, ya podré dejar de ser voluntaria. Aldaron me explota, ¿te dije que me puso a tender camas el primer día? De no ser por Lucio ya tendría mi propio carrito de lavandería.- Bromeó, pues de repente se olvidó de todo el estrés que cargaba desde el interrogatorio y el cuerpo se le liberó completamente. Y aunque tenía muchas ganas de reír, saltar y brincar de la felicidad, su murmullo le puso de nuevo los pies en la tierra y sintió lo mucho que le había extrañado desde que se separó de su lado en aquella calle de Londres. Le abrazó de nuevo con cuidado, dejándole un beso en la mejilla antes de cerrar los ojos contra su hombro.- Yo también te eché de menos. Te eché tanto de menos...

Por un momento pensé que tardarías 2 meses de nuevo... La próxima te durará dos días.- Bromeó tratando de quitarle hierro al asunto, aunque de manera un tanto insensible. Le dejó un par de besos en el cuello para disculparse.

No solté su mano una vez que ella tomó la mía, acariciando el dorso con el pulgar. Le puse cara de 'no te creo' cuando dijo que había descansado, seguro que no lo suficiente. Incluso se había hecho voluntaria para poder estar más tiempo en el hospital. Sus historias de voluntariado y explotación élfica me sacaron una sonrisa, aunque sabía que el elfo era un buen tipo y que ella debia estar contando esas cosas para entretenerme.

- Eso es porque sabe que eres buena sanadora y quiere contratarte. Dile que te ascienda.

Fue una sugerencia medio en broma medio en serio, pero estaba seguro de que ella lo haría bien. Su abrazo me hizo sentirme un poco mejor, aunque mis movimientos para corresponderle fueron algo lentos. Sabía que acababa de despertar y no podía pedir mucho, pero estaba seguro de que no iba a tener suficiente paciencia hasta volver a estar bien del todo. Maldije internamente por eso, y por notar que me humedecían un poco los ojos por sus palabras sobre echarme de menos. Después de todo no podía quejarme, había sobrevivido. Me quedé algo serio y pensativo con lo último que dijo, dándole vueltas a la cabeza.

- Cada vez cuesta más ir a las misiones...he estado a punto de dejarte sola mucho más de dos meses.- reflexione en voz baja, suspirando pesadamente antes de volver mi vista hacia sus ojos. Ella habría podido sobrevivir, estaba claro que era más fuerte que yo en muchos sentidos, aunque no terminase de creerse nada de eso.

- Perdona...estoy un poco... - no encontré la palabra, tal vez cenizo, blando, intensito o profundo.  - Ponme al día mejor. Cuéntame qué has hecho...espero que los Pendragon no te hayan molestado. Sirius me ha dicho algunas cosas que deberíamos saber.

-Eh, que estoy aquí, par de tórtolos. - dije cruzado de brazos tras observar el intercambio de besitos en cuellos y abrazos y palabras de amor y echarse de moenos. Juliet se me habia soltado y se habia ido con Reiv cual exhalación y no se habia dado cuenta de que yo me habia quedado ahi en una esquinita en las sombras. Resoplé y salí un poco a la luz, aunque la iluminación se atenuó un poco, que molestos son los hospitales y sus focos.

- Aldaron ha dicho que no tenemos que sobresaltarlo. Se le pone el corazon a mil y por lo visto aun no está entero del todo... - dije con tono algo socarrón paseandome por ahi cerca. - Y si, se lo he dicho. Adele intentó matar a Reiv, y ella está asociada con los Pendragón. La seguí y lo comprobé.

Pasé una mano por mi barbilla, mirando hacia arriba.
- Ahora que ya estáis juntos y tú despierto, puedo irme y seguir vigilando. Ademas veo que necesitais algo de tiempo "privado". Oh y sobre lo que me dijiste antes de que igual ellos no lo sabían, Juliet. - encogí mis hombros mirandola con una ceja levantada. - Seguramente lo saben, solo un idiota no estudiaría a sus aliados. Y si no lo saben, son idiotas, y si son idiotas, de verdad quieres tener a tu lado a unos aliados idiotas?


Regruñí algo por lo bajo. La sangre que me habia dado Aldaron no me había sentado demasiado bien.
- Tengo que irme... - me desvanecí en un manojo de sombras que se marchó de allí a traves de las pequeñisimas grietas de las paredes y del sistema de ventilacion

Rió con lo de pedir el ascenso, que en realidad si hubiera podido hacer menos horas en el hospital trabajando lo habría hecho, pero la jornada semi completa era lo único que le aseguraba poder quedarse con él durante el resto del tiempo.

Si bien el abrazo sirvió para calmar sus dudas, el comentario siguiente del moreno le hizo alejarse de él para verle a la cara con rostro serio.- No, nunca lo permitiría. Mientras esté en mis manos, haré todo lo posible por que vuelvas siempre conmigo.- Omitió el oscuro pensamiento con el que había respondido a Sirius en el quirófano. No tenía caso hacerlo pensar en cosas que nunca pasarían, y cuando pensaba en "nunca" lo pensaba en serio, a pesar de ser tan imposible. Le dejó un beso más en la mejilla cuando pidió disculpas por ponerse sentimental, y estaba por contarle cosas, al menos cosas bonitas por ahora, cuando recordó que había dejado a Sirius atrás. Se levantó, sin dejar de tomar la mano de Reiv para ver el rostro del vampiro. Tenebroso, pensó cuando la luz se hizo tenua en su presencia, aunque le sacó también una sonrisa.- Oh, lo siento, no me di cuenta...- Susurró mirando a Reiv en complicidad a ver si no terminaba por darle un ataque.

¿¡Adele!? Maldita perra...- Y aliada con los Pendragon. Hizo una mueca de disgusto, pensando en lo que aquello implicaba, a sabiendas de que aquella mujer podía ser peligrosa, pero para adular a otros siempre tenía una agenda oculta. Seguro quería seguir con su tontería de ser parte del Consejo y por eso se acercaba a ellos. Wthyr tenía que saberlo. O al menos Gwen. Escapó de su mente cuando Sirius volvió a hablar, sonrojándose con lo del tiempo privado, que tal y como él lo decía sonaba a que estaban haciendo cositas aunque solo fueran un par de abrazos.- ¿Cómo van a estudiar a quien nunca han visto? - Murmuró, un tanto decaída por las declaraciones de papi Sirius, que aún cuando era vampiro de reciente conversión sí parecía tener más conocimientos que ella.- Gracias por el aviso... y por traerme.- Susurró cuando el contrario finalmente se desvaneció, dejándole una mala sensación en el cuerpo. Aspiró profundo y soltó lento antes de volver su atención a Reiv. Le sonrió con tranquila felicidad y acercó una silla que estaba junto a su cama para estar cerca. Besó con cuidado el dorso de su mano y lo apretó con suavidad.- ¿Supiste ya que Sayid se casó? Te invitaron a la boda. Debes ser importante para recibir invitación a la boda de un Descendiente.- Murmuró, tratando de girar todo a temas amables. No quería recordarle nada horrible.- ¿Viste ya a Kyllian? No puede hablar, es muy muy muy gracioso. Trae una libreta a todos lados y para cuando termina de escribir ya pasaron a otro tema.

La seguridad con la que Juliet afirmó que nunca permitiría que me pasase nada fue totalmente convincente. Sabía que lo decía con toda sinceridad, pero otra cosa distinta es que pudiese cumplirlo. Yo también habría dicho lo mismo si la situación fuese la contraria, aunque sabía que a veces no dependía de nosotros. No quise darle más en lo que pensar en ese momento, así que asentí mientras entrelazaba mis dedos con los suyos. Su beso en la mejilla tras mis disculpas logró acallar un poco mis pensamientos negativos.  - Hagamos un pacto de no darnos más sustos el uno al otro en una temporada. - comenté medio en broma intentando cambiar un poco el tono anterior.

Ninguno de los dos nos habíamos percatado de la presencia de Sirius hasta que habló, lo cual me dio una poca vergüenza porque nos había visto en modo moñas. - Perdona...no sabía que venías con ella. Gracias por traerla. -
asumí que ya le había dado mi aviso sobre los Pendragon, pues contó lo de Adele, lo del tipo de aliados que tenían, y que seguramente si sabían quién era ella. Por lo que dijo Sirius me dio la impresión de que Juliet debía haberlos defendido en la conversación previa a venir aquí. La miré de reojo con cierta inquietud, pensando en si de verdad la habrían estado manipulando. Aquel pensamiento me hizo sentir bastante malestar, o tal vez tuviese más que ver con el hecho de que acababa de despertar. - Tranquilo. Estaremos bien. - le aseguré cuando dijo que podía marcharse ahora que había despertado, volviendo a darme algo de corte eso que dijo del tiempo "privado".  - Ten cuidado tú  también. Iré a verte cuando salga. - con eso me refería  a que no intentase volver a buscar a Adele, o a los Pendragon. Ya iríamos juntos llegado el momento. Me despedí de Sirius antes de que desapareciese en oscuridad, quedando definitivamente a solas con Juliet. Giré la cabeza hacia el lado de la cama en el que ella puso la silla, dispuesta a ponerme al día y a animarme.

- ¿Sayid se ha casado? sí que le ha cundido...- lo último que recordaba de él era verlo medio chamuscado por la explosión de China Town. Me extrañó eso de haber recibido una invitación para la boda, pero tal vez las había enviado a todos los aliados de los Descendientes.  - ¿A ti no te llegó invitación? ganaste el torneo...tendría sentido que te invitasen. - también me dio algo de pena lo de imaginar al pobre Kyllian con la libreta, con todo lo que le gustaba hablar seguro que estaba desesperado. Hice una pequeña pausa antes de hablar, necesitaba descansar un poco. - Sí, me lo ha dicho Aldaron, por la herida de plata. Menos mal que se fue a tiempo para que lo curasen. - a él también tenía ganas de echarle el ojo, a ver cómo estaba. Volví a intentar reacomodarme, tratando de incorporarme un poco sin mucho éxito. Desistí y volví a apoyar la cabeza sobra la almohada, cerrando los ojos un momento porque todo me daba vueltas. Era como un recordatorio de que el problema seguía estando ahí aunque quisiéramos ignorarlo. - Juliet...creo que nos equivocamos. Hay que alejarte de ellos, de los Pendragon. Necesitamos arreglarlo todo allí abajo para poder alejarnos de aquí. Tenemos demasiado que hacer. - suspiré con frustración y cansancio, quería estar ya bien del todo para poder levantarme, para empezar a entrenar y recuperar fuerzas.

Asintió al pacto de no darse más sustos pos un tiempo. Después de todo, lo mejor que el contrario podía hacer era descansar en aquellos momentos, y ahora despierto al menos podría evitar que le mataran desapareciendo o por medios similares. Estaba más tranquila, mucho más tranquila de verlo despierto. Sentía que la mayor parte de sus cargas se deshacían.

Permitió que Sirius y Reiv se despidieran, dejándoles hablar lo que pudieron antes de que el contrario desapareciera. Tenía que admitir que ahora sentía a Reiv más cercano a su padre y eso era algo que le era totalmente hermoso.- Se casó con la chica que le curó después de que nos fuimos tras el androide. ¿Qué coincidencia, no?- Sonrió de lado. En un inicio se había sentido bien hablar de Sayid y de la boda, pero aquello resultó ser un trago amargo al recordar el interrogatorio. Soltó un suspiro profundo mientras trataba de recuperar las buenas energías que había tenido hacía un momento.- Sí, venía junto a la tuya. Fue una boda bonita. Kyllian me insistió hasta el cansancio.- Rió, de nuevo burlándose mentalmente del gato. Omitió de su sentencia que en realidad él no había sido quien la había convencido.- Sí, le fue muy bien para haber sido plata. Y puede silbar, así que realmente no se quedará afónico por siempre.

Se levantó en seguida cuando el contrario trató de incorporarse. Más que nada, lo que quería era empujarlo contra la cama para evitar que se levantara.- Acuéstate, no tiene caso. Te haré algunas curaciones después para que tengas más energía, pero debes descansar.- Murmuró, sentándose después junto a él y tomando la mano del contrario entre las suyas. Le sonrió, le sonrió con amor porque era lo que sentía en ese instante. O al menos hasta que el contrario empezó a hablar. Su semblante lució preocupado en primera instante, pero luego... agachó la mirada y su tristeza se hizo palpable.- Ya no te preocupes por esos chismes.- Murmuró, dejando una pausa para levantarse de la camilla, visiblemente incómoda por el comentario. Ya le había omitido lo de las Pendragon en la boda a Reiv, pero sabía que alguien más se lo diría.- No son tan malos como creen.- Dijo en un susurro, mirando a Reiv, preocupada de que se estuviera dejando llevar por habladurías. Se acercó más a él, agachando un poco el rostro para que solo él pudiera oírle. El resto del hospital eran cotillas sin remedio, por lo que tenía que asegurarse de que nadie le escuchara.- Son buenos. Me llamaron. Te dije que lo harían, me llamaron. Y fueron buenos conmigo, muy buenos conmigo, pero... lo... lo eché a perder. Hice que... Gwen se molestó conmigo.- Susurró, soltando al final un suspiro. Sus ojos se humedecieron mientras pensaba en el rostro indignado de la chica el día anterior, como si se hubiera cerrado ella sola la puerta en la cara. Decirlo en voz alta lo hacía todo muy real para ella. Sentía de nuevo el momento y volvía a sentir la tristeza en el cuerpo.- Ya no tiene importancia. Me trataron bien y yo...

Al parecer me había perdido bastantes cosas antes de conseguir despertar, entre bodas e intentos de asesinato. Me gustó eso de que Kyllian hubiese insistido a Juliet para ir a la fiesta, pues era señal de que le había prestado atención para que se distrajese un poco. Al menos ellos pudieron pasarlo bien en la boda. También conocía la otra buena noticia, que el feral volvería a hablar. Algo así había dicho Aldaron cuando le estuve preguntando.

Mi intento de incorporarme se quedó solo en eso, aunque negué a eso de hacerme más curaciones cuando ella me lo propuso. Le dediqué una mirada de agradecimiento, como no podía ser de otra manera. - No te preocupes, será cuestión de días. Lo único que quiero es poder salir cuanto antes. - repuse con el tono resignado, aunque más o menos tranquilo al tenerla al lado y cogida de la mano. Su presencia me daba seguridad y paz.

Todavía tenía muchas cosas que decirle, aunque por el tono que fue tomando la conversación tuve la impresión de que necesitaría reunir más fuerzas para abordar ese tema. Mi comentario sobre los Pendragon provocó un cambio de gesto en ella, parecía incómoda y triste. Chismes...así llamó a lo que se decía de esa gente. Intenté que la máquina que monitorizaba el latido no me delatase, pero no pude evitar ponerme algo nervioso, con el consiguiente aumento del ritmo cardíaco. Todos los susurros que vinieron después fueron para excusarles, y a cada palabra que decía me iba dejando más y más rayado con el asunto. - Pero Juliet... - la miré con preocupación, pues me daba la impresión de que debían haberle hecho algo mientras yo estaba fuera de juego. - Apenas conoces a Gwen y ya te sientes mal por creer que la has defraudado. No la necesitas para nada. A ninguno de ellos. Eres mucho mejor, ya es hora de que te lo creas. - Alcé la mano hasta su mejilla, dejando una caricia para que dejase de darle vueltas a eso. Quería seguir con la conversación, pero me costaba seguir hablando más rato y mi cuerpo estaba pidiendo ya algo de descanso por el momento.

- Volveremos a hablar de esto, pero...ahora creo que necesito descansar un poco. - murmuré con la voz algo más floja, guardando silencio tras bajar la mano de nuevo. Los párpados me pesaban, al igual que el cuerpo entero, y no tardé en dormirme al cabo de unos minutos.
Durante los dos o tres días siguientes seguí más o menos igual, estable y despertando algunos ratos para hablar con Juliet, aunque preferí no tocar el tema de nuevo hasta que no saliese del hospital. También vino a verme Johan, aunque estaba bastante raro. Finalmente los médicos decidieron que ya podía estar en una habitación normal, así que me sacaron de cuidados intensivos para llevarme a otra planta.

Se aventó a la silla soltando el cuerpo como si fuera gelatina. Lanzó la cabeza hacia atrás y soltó un suspiro que duró por eternos segundos, tratando de que con eso se le saliera también el cansancio o al menos el estrés del cuerpo. Giró la cabeza un par de veces y después la dejó caer hacia atrás de nuevo. Sentía que había pasado de pie toda la noche, y quizás lo había hecho. En aquel instante habían logrado estabilizar a todos los que habían llegado a urgencias y se podían permitir un momento de descanso antes de volver a la marcha. Habían bajado demasiados buenos sanadores a la misión y habían muerto otros cuantos cuando subió S.A.M. por el descuido. Ya había logrado entender lo que había salido mal, y es que la máquina había secuestrado a la descendiente que abrió el primer portal. Y ella que creía que lo de los portales les iba a funcionar de maravilla... solo era otro frente abierto.

Y ese error les había costado demasiado. Tenía el corazón encogido y se esforzaba por poner buena cara cuando todo lo que quería era hundirse. No había podido salvar a gente con la que convivía a diario en el hospital. Buenas personas. De esas que trataban de integrarla sin ser invasivas. Que le saludaban cuando la veían y aceptaban que aún era muy pronto para ella saludar de vuelta. Se cubrió los ojos con un brazo, para tapar la luz de la lámpara de terapia intensiva que estaba justo sobre ella, y también para ocultar un poquito su tristeza. Después de algunos minutos, cuando logró recuperarse... suspiró de nuevo, dejó caer el brazo y se permitió girar el rostro. Reiv yacía en la cama contigua. Decían que estaba fuera de peligro, pero sentía el corazón destrozado de nuevo. ¿Cuánto sería aquella vez? ¿Dos meses? ¿Cuatro semanas? ¿Seis? Quería golpear la pared y llorar a mares al mismo tiempo, pero estaba tan cansada... No sabía cómo soportaría de nuevo aquella espera tan amarga. No otra vez. Se giró en la silla y se dobló hacia el frente, tomando la mano de Reiv con una de las suyas y colocando el brazo sobre las mantas para apoyar la frente. Cerró los ojos, a ver si se dormía al menos un momento después de aquellas horas de locos.