Planta de cuidados intensivos

Estaba en la sala de personal de la planta de la UCI aquel día tan aburrido. No estaba seguro de si la tranquilidad en esas fechas era algo normal en Ouroboros o no. Normalmente en los hospitales de tierra y las urgencias extrahospitalarias la gente tenía la puta mala costumbre de enfermar en esas fechas y las urgencias estaban hasta el culo. Que a ver, todo eran constipados, faringitis o alguna gastroenteritis por alguna maldita gamba en mal estado. Pero lo de este hospital era raro de pelotas. Ya no sabía si es que la máquina había hecho tal criba poblacional que había mermado la humanidad, o es que la población de esa isla era especialmente sana (lo dudaba), o era causa de todas las altas que Chloe había dado antes de Navidad que había vaciado todas las habitaciones. Y la loca de los espíritus se había largado. Y ahora estaba expedientada. Angelico del señor.

Andaba mascullando lo muy aburrido que estaba, mientras terminaba de hacer otro sudoku del libro que había robado en la tienda de regalos. Y andaba tomando un café, no porque tuviera hambre o sueño, era para matar el tiempo. Era el café del café, la sobremesa de la sobremesa.  Asomé brevemente la cabeza por entre el hueco que quedaba entre la madera y el quicio sin salir de allí. Traían a un paciente de urgencias para pasar la noche al parecer todo se pondría más entretenido. Iba a salir para atender cuando escuché unos murmullos de una voz conocida entre el jaleo del personal que se encargaba del tipo que estaba malito. Pegué la oreja para no perder detalle, pareciéndome aquella información especialmente jugosa y útil si sabía usarla como debía. Seguí con la mirada a Lucio perderse en el interior de la sala de la UCI y empezar a hablar con el tipo de pelo blanco que acompañaba la cama del inconsciente. No me había visto, claramente, porque de lo contrario se hubiera callado. Sonreí con bastante malicia abandonando el café y el sudoku a medio terminar allí para desaparecerme de allí.

Había acompañado en procesión a la cama de mi hermano hasta la UCI sin mediar muchas palabras. Por lo que podía captar todavía conservaba su energía vital, por lo que supuse que estaba vivo. Débil, pero vivo. Según le habían comentado, y por norma general, la primera transformación era la peor por dolorosa. También tuvo mala suerte porque la luna llena acababa de pasar y todavía tenía que esperar los 28 días de rigor hasta cerrar el ciclo.

Escuché que se incorporó un doctor a todo el grupo, esperaba que fuera Cleopatra, el elfo o el tipo de pelo blanco y pijama prieto que le habían atendido en urgencias. No será así y tampoco estaba seguro de haberle visto con anterioridad. No se le pasó por alto el hecho de que la Brigada estaba encerrada. ¿Toda? -Soy su hermano- Me limité a responderle sin mucho que añadir a aquello -Sufre de fiebres de la licantropía. Le mordieron en la misión. Percibo su debilidad vital- Fue en ese momento cuando giré para clavarle la mirada gris en los ojos del médico -Espero que porte buenas noticias… Le prometí que le sacaría a la zona inexplorada cuando se fuera a transformar. No quiere atacar a nadie en ese estado incontrolable- Y estaba seguro de que, si Adramelech lo hiciera, no se lo perdonaría nunca, fuera quien fuese su víctima.

Me quedé más tranquilo porque parecía que el hombre no me había escuchado decir nada sobre Jack, o eso pensaba yo. Farfullar cosas privadas no era lo mejor que podía hacerse. Asentí conforme cuando el acompañante reveló que era su hermano, por lo que me quedé más tranquilo. No podíamos permitir más intrusiones extrañas como la de Adele. Revisé el papel del informe de ingreso, en el que informaba de lo que le sucedía. - Sí. He visto este tipo de reacciones alguna vez, aunque no es lo habitual. Tal vez tenga que ver que sois Soul Reaper, es el primer caso que tengo de uno de vosotros. Al parecer su cuerpo ha sufrido una reacción muy fuerte, pero aquí lo tendremos más controlado. - sonreí amablemente intentando tranquilizarlo, no podía tener mala cara con los familiares porque bastante tenían ya ellos. - La buena noticia es que la luna llena es el 6 de enero, cada vez queda menos. La primera vez hay que dejar que se transformen, para que la propia regeneración de la licantropía termine de aceptar el cambio y así sane el cuerpo. - esperaba que para ese momento ya hubiesen regresado todos los de la misión, que tenía que ser entre el 31 y el 1. Me acerqué para examinar las constantes vitales de Adramelech, revisando también los goteros de pociones que tenía puestos. Me fijé en que le habían quitado el brazo y la mano de metal, así que tampoco podría ir muy lejos en su forma de lobo.

- Sí, tampoco podemos dejar que se transforme en el hospital. - coincidí con el hermano, explicándole lo que solía hacerse en esos casos. - Hay que estar pendientes cuando llegue el día, y desaparecerlo de aquí una hora antes de que salga la luna. Dejarlo lo más lejos posible, y...lo mejor sería que hubiese cerca algún licántropo que se controlase...sé que Altair es quien lo mordió, así que no sé si os gustará la idea. También está Lykaios, de la Brigada. No sé si lo conoces, pero puedes hablar con él...desconozco si se controla, pero puedes probar. - no me quitaba a la Brigada de la cabeza, y empezaba a ponerme algo nervioso el pensar en las consecuencias de mi acto impulsivo. Lo que estaba claro es que me iba a caer algún tipo de bronca por algún lado. - En tu lugar me daría prisa en contactar con él...no sé si estará disponible mucho tiempo. Había una reunión en la plaza para hablar de la misión, tal vez anden por allí. - conociéndolos no se habrían aguantado. Suspiré un tanto inquieto, mirando hacia la puerta. - Bueno, tengo que seguir mi ronda. Puedes marcharte si quieres a descansar, tu hermano estará bien vigilado aquí. - me despedí de él, marchándome de allí para seguir poniéndome al día con los pacientes y los informes.

Que al medimago asintiera a mi presencia me hizo quitarle la vista de encima y pude volver a dirigirla a mi hermano. No debía ser muy observador porque, a ser verdad, no nos parecíamos nada por mi nuevo cuerpo. Quizás el mago no era muy observador, o era torpe. Y más le valía que no fuera torpe o le llenaría el hospital de demonios y fantasmas le perseguirían para siempre. La ventaja es que no pidió explicaciones, algo que no tenía ninguna ganas de darle, a ser verdad. Apreté las muelas mientras le escuchaba sobre la exacerbación de la reacción lobuna, maldiciendo en la puta licantropía y a la luna por no avanzar más rápido. Miré con pocos amigos al medimago cuando me sonrió. No quería sonrisas, quería que no se despistara y sacara a mi hermano adelante, hiciese falta lo que fuera para ello. Suspiré y me llevé la mano por el cuero cabelludo, bastante agobiado por aquello. Todavía quedaban unas dos semanas para el 6 de enero y a mí se me habían acabado los dioses a los que rezar para fijar el alma de Adramelech a este mundo. Tendría que empezar otra vez desde el principio.

Escuché las indicaciones del médico sin volverle la vista sobre el día de la transformación. Chasqueé la lengua al escuchar el nombre del descendiente de Lykaón y su cagada. Se la tenía jurada, por muy accidental que pudiese haber sido aquella mordida. Lykaios… ese nombre me sonaba cercano, volteando la vista con interés hacia el médico escuchando lo que me comentaba sobre el hombre de pelo azul al que había conocido hacía poco. Demasiada casualidad, alguien estaba jugando con los hilos del destino en su telar y se estaba riendo de todos ellos. Gruñí un nombre que nadie pudo identificar, salvo él mismo y alcé la mirada hacia el médico cuando mencionó aquello de la reunión en la plaza -Gracias doctor- De modo que estaría en la plaza… Me senté en una silla y traté de calmar el hervidero que era mi mente. El médico le había dicho que podría irse a descansar sin preocuparse por su hermano, de modo que aquello le daría al menos un rato. Pero tampoco quería separarse de Adramelech mucho tiempo. No tardé en levantarme para caminar en círculos replanteándome si debía o no confiar en los magos de la Brigada (o en cualquier otro mago) o en cualquier otro desconocido que no fueran él mismo. Levantó la mirada a su hermano y supo que aquello no lo hacía por sí mismo, sino por Adramelech. De modo que tuvo que tragarse su propio orgullo para abrir un portal y salir de la UCI.

Después del encuentro con la esposa del Usurpador, su lacayo y la Descendiente Dioscórides, Darren se dirigió a la UCI, lugar donde le había indicado la mujer de la recepción que se habían llevado a su hermano y a la recién nombrada líder de los vikingos de Avalon. Del resto de sus hermanos no tenía noticias todavía y supondría que estarían haciendo de las suyas, solo esperaba que Shyvanna se comportara como debiera en las urgencias de aquel hospital. Le dirigieron a la habitación donde estaban los inconscientes cuerpos de Freyja y Wthyr. Darren quería llevárselo a Avalon, pero le indicaron que en el estado en el que estaban deberían permanecer en aquella habitación instrumentalizada hasta que estuvieran mejor, que trasladarlos en aquellas condiciones sería pondría en peligro sus vidas. Asintió con molestia, sabiendo que si el hermano moreno abría los ojos y se encontraba en aquel lugar en lugar del castillo Pendragon en las montañas se irritaría, de modo que hizo llamar a parte del personal médico vasallo que Gwen había llevado hasta el hospital y les ordenó que se hicieran cargo personalmente de los heridos, al menos hasta que pudieran salir de aquel sitio sin ponerles en riesgo.

Luego solo pudo esperar. Largas y aburridas horas esperando. Darren habría deseado que hubiera subido la esposa del Descendiente Usurpador, pero seguramente el guardia que la acompañaba la hubiera achantado, o la descendiente pelirroja. Chasqueó la lengua y se recostó en una de las sillas, clavando la mirada fijamente en los cuerpos dormidos, esperando…. Esperando a que Gwen pudiera hablar con el Sanguis y hacer algo por aquel embarazo o que Shyvanna lo hiciera con su magia de sangre. ¿Por qué él no podía ayudar a la médica? ¿Por qué él no podía sanar y se le había arrebatado aquel don? ¿Por qué tenía la necesidad imperiosa de poder ayudar a esa mujer, que apenas conocía, y que para más deshonra estaba casada con el Usurpador? Se levantó de aquella silla, incómodo, para mirar por la ventana y tratar de poner sus pensamientos en orden, esperando… contemplando cómo el sol recorría la bóveda celeste y despuntaba la luna para empezar un nuevo día de aquel año. El hijo de un Descendiente… ¿cuánta magia podía concentrar el hijo no nato de un linaje tan antiguo? Suspiró contemplando el horizonte.

La noche fue avanzando despacio bajo el cuidadoso monitoreo de los sanadores que estaban de turno en ese momento, los cuales se pasaban cada pocas horas para comprobar que todo siguiera lo mas "en orden" posible, reponer goteros y analgésicos....

Pese a todo no era un descanso ausente de sueños. Me habia dormido con la sensación de que perdía a Cleopatra, oia su voz llamándome, y no sabía si era verdad, era un sueño....si estaba ahí o no.  Quería volver, desesperadamente, despertar para comprobarlo, para verlo, para agarrarla del brazo y traerla conmigo de vuelta. Era como un eco que se repetia una y otra vez. A parte de eso, nada mas....

Los analgésicos mantenían a raya el dolor de todo el cuerpo cuando comencé a despertar al dia siguiente. Lo cierto era que no podía ni mover el cuerpo, aunque lo intenté no me respondía todavia. Probablemente, cosa de la droga....

Entrecerré los ojos pero el olfato y el oido me dieron mas información. Sí, Cleopatra estaba alli tambien, en algun lado, no muy lejos.... los Pendragon...también....olor a hospital...no a ceniza, ni a polvo, sangre y tierra....bueno, sangre tambien se olia, pero menos. Medicamentos, materiales asepticos.... Ouroboros. No recordaba que había pasado para acabar asi. Aun no, pues seguia demasiado aturdido.  La mascarilla de oxigeno me molestaba e intenté quitármela, pero estaba bastante torpe todavía, asi que mi mano subió y se quedó ahi agarrada al tubo, nada mas.

"haz memoria...."

El núcleo, Sam. James...los nanobots y los androides. Los disparos....ah, los rayos. Todo se derrumbaba. Aun no habiamos terminado. Necesitabamos mas tiempo.

- tiempo... - lo habíamos conseguido? Como estaba Cleo? Imram? Dyospiros? El...el ataque a la isla.... Mérida, Gen....dónde....

"calma, analiza..."

A mi alrededor todo estaba bastante oscuro, la luz no era tan fuerte como para ver. Quería levantarme pero no me respondía bien el cuerpo y comencé a agobiarme. Que la luna llena estuviese cerca no ayudaba, mi ritmo cardiaco se empezó a acelerar para preparar al cuerpo para una huida rapida, maniobra de evasion, lo que fuera. El hecho de que empezara a sacarme la mascara y las vías hizo que no tardaran en llegar un par de sanitarios, a ponerlo todo en orden de nuevo y explicarme un par de cosas que necesitaba ir sabiendo desde ya. Además de reajustar los tranquilizantes y analgésicos....

Todavía era de noche cuando llegó a la planta de cuidados intensivos, sabía poco del estado de sus compañeros, supuso que cada uno se había ido a descansar a su casa, le habían dicho que habían vencido, pero eso no hizo más plácido su sueño. Había dormido un poco gracias a la relajante compañía de Azlan pero las pesadillas lo habían despertado.

Encontró a mucha gente ingresada, vió también a Darren al que solo lo miró al pasar y quedó pendiente de la gente que conocía. Ver a miembros de la Brigada de las Mil Grullas le recordó el tema que había habido con ese grupo y la charla con Adele, quería preguntarles sobre la destitución de la realeza francesa pero le pareció inapropiado hacerles preguntas ahora… aunque… tal vez no encuentre otra oportunidad como esa, así que mantuvo la mirada sobre sus conocidos mientras se acercaba a donde estaba Lykaios, creía recordar que era el jefe de esa agrupación.

-Probemos si puede respirar solo.- Le dijo al par de sanadores que estaban con él mientras se inclinaba y le quitaba la mascarilla de oxígeno de la cara. -Si pasa algo yo me haré responsable.- Les dijo para tranquilizar a los miembros del servicio médico, eso no los tranquilizó en absoluto porque el joven maestro solo sabía técnicas de primeros auxilios. -Hola Lykaios, yo soy Adael Cohen.- Se presentó porque no recordaba si alguna vez habían hablado.

-Escuché que lo lograron, bien hecho.- Dijo con una expresión relajada de pié al lado de su camilla. -Debió ser toda una aventura, seguramente tienen un montón de historias interesantes como esas. ¿Estuvieron en Versalles cuando la realeza francesa fue destituida?¿Por qué se dió ése golpe?¿Cómo fue?- Preguntó genuinamente interesado por conocer su parte de la historia.

Llegamos al hospital a la madrugada con mis hermanos para saber de nuestros padres. Mientras esperábamos ví que Michael estaba a punto de dormirse así que lo desperté... a mí manera...
-¡Ouch! Déjame en paz Collins.- Dijo al despabilarse.
-Tu empezaste, querías envenenarme.- Hablábamos en susurros para no despertar a Erin en mis brazos.
-No es verdad- Anoche se había defendido diciendo que el mejunje que me había dado curaba la tos o algo así.
-Que si…- Yo no le creí, además no tenía tos así que un poco de venganza no le haría mal.
-¡Que no!- Dijo tratando de zafarse de mi agarre.
-¡Me diste un sapo disecado para comer, Michael!- Le recordé la gravedad de la situación, tal vez hubiera comido un sapo en otras circunstancias, si mis amigos me hubieran retado, por ejemplo, pero anoche no me dí cuenta de lo que era hasta que me terminé lo que había en el plato.
-prffjejejej¡Ouch!¡Ouch!¡Ouuuuuch!- Ví en el rostro de mi hermano que intentaba contener la risa, aunque no lo logró así que lo agarré con un poco más de fuerza.
-No seas llorón, apenas te estoy tocando…- Con un solo brazo además.
-¡Me estás torciendo el brazo! Ya déjame…- Lo solté porque ví a alguien acercarse a nosotros y la costumbre de comportarnos bien de cara al público la tenía muy arraigada, se trataba de una que trabajaba en el hospital. Nos explicó lo que había pasado, al principio no entendí lo que nos dijo pero después me pareció simplemente increíble, una mentira. Nos dieron un rato para asimilarlo; mamá había muerto. No lo podía creer. ¿Cómo seguiríamos sin ella? Le dejé la bebé a Michael para ir a donde decían que tenían a nuestro padre. Me sentía aturdido y escéptico mientras caminaba entre los otros otros ingresados hasta llegar a su lado.

-Dime que es mentira.- Supliqué.

Desde el día de la misión no me había marchado del hospital por si Lykaios o Cleo despertaban, deambulando por allí a la espera de alguna novedad. Incluso se me había olvidado responder al mensaje que mandó Mérida, que había dejado apartado con un "ya contesto luego". Había enviado a Imram a casa después de que le curasen la pierna, pues el hospital no era lugar para que estuviese un niño de la edad de Rhados. Le dije que la mantendría informado, y esperaba que hubiese sido él quien se encargase de comunicar a los demás el estado de Lykaios. También me pasé a visitar a Dyospiros, pero seguía sopas la mayor parte del tiempo. Seguro que le habían drogado por aquello de que no se fiaban de sus instintos de atacar ojos de guardias de Ouroboros.

Iba ya por el cuarto café del día cuando regresé a la zona de UCI donde estaba la cama de Lykaios, entre otras. - Eh, ¿Qué está pasando? - me acerqué mosqueado al escuchar los pitidos de la máquina y al ver los sanitarios cerca de él, temiendo que hubiese empeorado. Al parecer había despertado algo alterado e intentaba quitarse cosas. Lo que me descolocó bastante fue el encontrar ahí a Adael preguntándole cosas como lo de Versalles, así que pegué un tirón a la ropa del Descendiente para apartarlo de manera algo brusca.

- ¿Tú ves normal hacer un interrogatorio sobre Versalles a alguien que acaba de despertar en la UCI? déjale descansar. - le dije mientras me ponía delante de mi amigo, cruzándome de brazos. - Si quieres saber algo de eso me preguntas a mí. - que seguía pareciéndome raro de cojones, pero bueno, sus motivos tendría. Tal vez era para las clases de Historia de la academia. Me giré a Lykaios para ponerle una mano en el hombro, asegurándome de que no se moviese. - Tranquilo, jefe. Estás en el hospital de Ouroboros. Todos están bien. Cleo está aquí recuperándose. Os lo tenéis que tomar con calma. - miré a los sanitarios que le estaban atendiendo, preguntándoles con un gesto si había algo que debiera saber.

No era muy consciente del paso del tiempo, porque tan pronto caia en duermevela como me despertaba, incómodo perdido, para volver a caer en ese sueño raro. La fiebre había remitido por suerte y las cosas iban de la manera mas favorable posible.

Noté que me retiraban la máscara de oxigeno por fin, y parpadeé intentando hacer volver mi mente al mundo de los conscientes....el caso es que aun tenia la cabeza como en las nubes.

- Eh...le podéis bajar un poco a los analgésicos....necesito....volver a funcionar. - pedí en voz baja, como de terrible podía ser? No me asustaba un poco de dolor y si no podia soportarlo pues lo subian de nuevo y ya.


- mm? -escuché a Adael, me incorporé despacio usando los brazos. Creo que se trataba de uno de los del Consejo. Dijo que buen trabajo por haberlo logrado.... eso me habían dicho los medicos, que habiamos tenido exito. Si ya me lo decia Adael tambien, podía creerles, y no que habia sido una mentirijilla para tenerme tranquilo.

- Asi que es verdad. - sonreí de lado con expresion tranquila. - Lo logramos. - respiré profundamente. Luego comenzó a hablarme de Versalles, me pareció un poco raro porque eso habia ocurrido hace ya muchos, muchos años...entonces yo aun era un licántropo que no sabía controlarse.

- Eh... - comencé sin saber como responderle aun, pero entonces...entonces oi la voz de Ben y ladeé la cabeza para mirarlo, sintiendo un inmenso alivio. - Estás bien! Estaba preocupado! Nos dijo que iba a atacar Ouroboros....lograsteis aguantar... - se puso un poco agresivo, no entendí por qué. Quizá porque en mi mundo de drogaína todo ocurria aun un poco más lento y nada me cabreaba... de momento. Porque me habian bajado la dosis como habia pedido. Puse mi mano sobre el antebrazo de Ben, apretando debilmente. - Déjalo Ben, no pasa nada. - carraspeé, tenia la garganta reseca

"Cleo.."

- Cleo está bien? Dyos? Eh.... Mérida, y Gen? Soñe con Cleo. Acabó muy herida. Estaba...estaba conmigo. - me acordé de una cosa de pronto. - Adramelech. Le hacía falta. ¿Que va a hacer ahora? Tienes que hablar con Astaroth, Ben- miré hacia el final de mi cama. Evidentemente....no iba a poder ser. Vale, tomarselo con calma. Mi mano se arrugó un momento alrededor de la sabana antes de aflojar y mirar a Adael. Hablar de Versalles me parecía incluso mas atractivo...
- ¿Realeza? Yo no los llamaría asi. Un rey no es nada sin su pueblo. Y ni a Adele ni a Franz les importaba lo más mínimo el pueblo francés, no al menos el que no fuese un 99% sangre pura de mago...ya sabes. Se autoproclamaron rey y reina.

"cómo fue?"

"Divertido"

- Nosotros los destituimos.

2 de marzo

Un pasillo blanco, una alarma, luces rojas parpadeantes. Voy corriendo, enfrentando a soldados cuyo logo es una línea que gira sobre si misma al interior. Siento una urgencia en mí, si me detengo algo terrible sucederá. Este sentimiento me hace ignorar el peligro de las balas y láseres que van contra mí. Tomo algunos cuerpos como escudos, luego activo mis poderes eléctricos que me ayudan con una barrera electromagnética, la cual no es impenetrable, pero me da la oportunidad de acercarme y así repartir mis propias balas, y tajear con la katana en el combate cercano.

“¿Dónde estás?” – es mi duda – “que estés bien" – es mi pensamiento en todo momento.

Giro a la derecha, paso un cuarto de terapia génica y cuarteles, y prosigo en mi búsqueda. Unos temblores se hacen sentir, cada vez con más frecuencia e intensidad. Puedo sentirla, su resplandor se percibe al grado que eriza la piel. Me envían unos androides que me retienen un momento, un eterno momento. Saco agua de una cantimplora particular y la uso para cercenar los brazos de uno, que el otro ha recibido mi katana en el pecho, pero sigue vivo. Cual Jedi atraigo la espada y termino decapitando al que tengo cerca. El otro recibe una potente bala de agua en su corazón electrónico.

Una vez despejado mi camino, llego a una sala de estudios, que está compuesto de 2 áreas, la de monitoreo y el de entrenamiento. En el primero veo unos científicos particularmente emocionados por lo que están presenciando. Al otro lado de los vidrios de protección esta una niña está en medio mientras varios soldados que la rodean—los datos obtenidos son invaluables, nunca se habían visto tal muestra de poder en los sujetos anteriores, puede que incluso llegue a la par que el caso en Transilvania—uno de los científicos se acerca a un micrófono—guardias, procedan a inmovilizar al sujeto 23—ellos asienten e intentan acercarse con bastones eléctricos en mano. Para este momento los científicos ya se dan cuenta de mi presencia y uno de ellos va a activar otra alarma, lo cual rápidamente impido disparándole en una de sus piernas y luego lo tomo de la cabeza para restregarlo en los teclados.

Les obligo a que me den acceso al interior. Al entrar veo que los guardias al pasar un límite, salen volando con gran velocidad o empiezan a sufrir hemorragias por todos sus orificios. Ahí es cuando ella me ve y reconoce—Lo prometiste, prometiste que me protegerías—los temblores y sus poderes me apenas me dejan acercarme—Lo siento, nunca quise que esto pasara—la culpa me carcome mientras evito que algunos escombros me golpeen—Ahora no importa, me duele mucho y no puedo controlarlo—si antes había cosas volando a su alrededor, ahora se vuelve un torrente muy peligroso para cualquiera que esté ahí, yo incluido. Ahora uno de los guardias al presenciar todo esto, se da cuenta de que no podrán retenerla—El sujeto 23 esta inestable, ¡¡mátenla!!—la reacción de la niña es más que obvia—No, no ¡¡se acerquen!!—a pesar del peligro que me supone, sigo avanzando y alzo el brazo derecho para intentar alcanzarla con la mano—¡¡Charlotte!!

Por mi mejilla derecha siento algo como un líquido deslizarse. La consciencia poco a poco se hace notar, de diversas maneras. Primeramente mis oídos empiezan a registrar un barullo, percibo un fuerte olor a sanidad, pero mis parpados pesan tanto que parecen de hierro, cosa que hace que el simple abrir los ojos, una tarea titánica. Esto es igual para cualquier musculo, sea facial o del resto del cuerpo. Lo poco que alcanzo a escuchar, es un hablar con tecnicismos, mililitros, reposo, una poción aquí y allá. ¿Estoy en un hospital?, ¿Cómo salimos de ese sitio que se estaba cayendo a pedazos?. Al final de cuentas, ya no importa, sigo vivo.

Sigo el reposo, solo que ya no puedo “dormir”, pero la pesadez de los parpados y del cuerpo me impiden reconstituirme por completo. Supongo que luego de unos minutos o unas horas tendré las fuerzas suficientes para levantarme y ponerme al corriente.


Parece que alguien ya tiene esas fuerzas, pues escucho más barullo cerca mío. Y alguien más alza la voz poco después de llegar.

Stats - Ataques y Defensas:

Collins:

El estado de inconsciencia en el que caí tras la misión duró los días siguientes, alejándome de la dolorosa realidad. No recordaba nada después de haber caído con Blair en brazos, cuando intentaba llevarla al tanque de curación. Poco a poco logré despertar mi mente, aunque no mi cuerpo, que seguía dolorido y débil. Los ruidos de alrededor se correspondían con máquinas, pitidos...algo que tampoco llegué a asociar con androides. Había voces lejanas, pero no sabía de qué hablaban. Hice un esfuerzo por despertar, por regresar a la realidad.

Abrí los ojos de una vez por todas, desorientado hasta que me di cuenta de que estaba en un hospital. Tardé un poco en procesar que ya no estaba en la misión, y que no llevaba a Blair conmigo. Debía estar también en alguna cama cercana, esos malditos magos nos habrían sacado a ambos. Logré finalmente enfocar a la persona que tenía delante, que se correspondía con la voz de Collins que había escuchado suplicando que le dijese que algo era mentira. - Hijo... - murmuré débilmente al reconocerlo,  estirando la mano hacia la suya  intentando cogerla. - Tu madre y tus hermanos...¿están bien? ¿Dónde están? - pregunté con urgencia, necesitaba saber cómo estaba ella. Necesitaba saber que la habían salvado también. - Llévame a verla...

Dos miembros del equipo médico se dirigieron hacia la cama de Lykaios con un frasco de poción matalobos que añadieron al gotero, informándome amablemente de lo que le estaban poniendo. - Hoy es luna llena, así que le ponemos la poción porque no debe transformarse. - ya habían hecho lo mismo con el resto de licántropos del hospital que pudiesen necesitarlo, excepto con el que debía completar su primera transformación. Se dirigieron hacia la cama donde estaba Adramelech, comenzando a quitarle vías y demás aparatos médicos que tuviese puestos. Después lo trasladaron a una camilla, sacándolo de la UCI para después llevárselo definitivamente del hospital.

Lykaios comenzó a reaccionar, incluso se incorporó un poco. De pronto fue agarrado por la ropa y apartado por Benjamin Red. El pelirrojo se veía bien de salud, estaba ansioso, seguramente preocupado por su amigo pero la ropa del joven maestro no tenía la culpa y ahora debería enviarla a planchar si es que con el tirón no se rompió. Miró a Benjamin y alzó las cejas mientras se reacomodaba las prendas. -Te lo pregunto a ti también.- Si habían propuesto expulsar a los de la Brigada de las Mil Grullas, tal vez eran peores que los renegados a los cuales ya les faltaban algunos valores, debía ir con cuidado.

Se mantuvo un poco apartado mientras hablaban entre ellos, escuchó que nombraban a Adramelech pero poco más. Llenó un vaso con agua y volvió junto al par luego de mirar desde su posición a sus conocidos que parecían seguir dormidos. -Ayudalo a incorporarse un poco más.- Le dijo a Benjamin cuando se paró a su lado y le ofreció a Lykaios el vaso de agua. En eso el peliazul respondió las preguntas que le había hecho antes. Lo que él decía coincidía con la sensación que tuvo al escuchar a Adele referirse a su pueblo; parecía poco preocupada por su bienestar.

Entonces los miembros del servicio médico aparecieron para hacer lo suyo. -¿Era un gobierno déspota?- Les preguntó retomando la conversación y llevando su mirada de Lykaios a Benjamin porque quería escucharlos a los dos. Mantuvo los ojos sobre Adramelech y la atención en los de la Brigada de las Mil Grullas hasta que el miembro de los Soul Reaper dejó de estar al alcance de su vista. -¿De qué conocen a Adramelech?- Les preguntó.

Ví a mi padre abrir los ojos pero se veía extraño, como perdido, yo nunca lo había visto así. Incluso en el estado aturdido y escéptico en el que me encontraba comprendí que, a pesar de todo lo que él había conseguido, era frágil y que llegaba un punto en la vida que le tocaba a los hijos cuidar de los padres. Las pocas veces que me imaginé a mi de mayor, imaginé a mis padres siendo atendidos por empleados, a mamá le encantaba amedrentar a las criadas, pero viendo la situación en la que nos encontrábamos, sospechaba que no iba a poder ser.

Hace no mucho yo y mi hermano íbamos a la escuela con nuestros amigos y esperaba tener un auto nuevo para mí al llegar a casa, esa vida se sentía lejana ahora. Frente a mi padre convaleciente deseé que se recupere y que mi madre aparezca para darme esos abrazos y esos besos de los que yo tanto huía y me quejaba. Me acerqué hasta estar pegado a la cama en la que papá estaba acostado cuando me reconoció y tomé su mano entre las mías cuando la estiró hacia mí. Me sentí esperanzado cuando la mencionó; él sabía que ella vivía.

-Mis hermanos y yo estamos bien, Michel está con Erin en la sala de espera pero… dicen que mamá no lo logró, que… falleció… eso es mentira ¿Verdad?- Le pregunté. Era un alivio que hablara con sentido y no como la última vez. -No sé dónde está.- Se me ocurrió que podría estar en alguna cama en esa planta así que estiré el cuello buscándola con la mirada. -No la veo…-

- ¡Claro que estoy bien! si yo no hice casi nada....- respondí con evidente fastidio, mi participación en la misión había sido casi nula. Hice una mueca de confesar sin muchas ganas, tampoco quería preocuparle. - Bueno, sí...atacó Ouroboros- Lo único que no duró lo suficiente para destruir la isla. - el caso es que había habido destrozos, y había muerto gente. Nadie que conociésemos, pero eso no lo hacía menos trágico. - ¿Seguro que quieres responder preguntas ahora? - pregunté dudoso cuando llevó mi mano al antebrazo para apretarlo, diciendo que dejase a Adael. Miré de reojo al Descendiente, que decidió contar conmigo también para responder sus preguntas. Ayudé a Lykaios a incorporarse para tomar un poco de agua de la que le pasó Adael, acomodando las almohadas a su espalda.

- Cleo llegó muy grave, pero ya está estable. Está aquí también, unas cuantas camas más allá. Tranqui, que soñaste con ella pero no está muerta. Aún no ha despertado. Mérida y Gen creo que están bien...la pelirroja me mandó un mensaje, pero llevo tal despiste encima que se me pasó responder. Espero que Imram lo haya hecho. - resoplé con pereza por lo que me pidió de hablar con Astaroth, no me apetecía mucho ver al ligue serio de Cleo, y tampoco tenía muy claro lo que tenía que decirle. Me encogí de hombros mientras se acercaban las enfermeras a ponerle la matalobos en vía, comprendiendo que él estaba hablando de Adramelech porque dijo que le ayudaría en su primera transformación. - Pues ya se lo han llevado, dudo que podamos hacer nada. Ya le darás lecciones cuando estés bien. - me crucé de brazos con gesto orgulloso cuando Lykaios se puso a hablar de cómo quitamos del medio a los tiranos de Versalles, asintiendo a lo que dijo él.

- Claro que eran déspotas. Son de los que piensas que las vidas de los no mágicos no valen una mierda. Se creían superiores. Iban contra los que no estuviésemos con sus ideas. Adele mató a uno de los nuestros, sólo era un chaval... - me lamenté recordando a Zack, que apenas había estado un poco tiempo con nosotros en la Brigada. - Y yo le devolví aquello matando a su marido. - no me importó reconocerlo. Aquello tampoco era la solución, ni servía de nada para cambiar lo sucedido. - Podrías decirnos por qué lo preguntas... - entorné los ojos, mosqueado con su indagación. Luego puse cara de no tener muy claro de qué conocíamos a Adramelech. - Pues...no recuerdo de qué, pero es de los Soul Reapers. Habremos coincidido en misiones, en el castillo Le Fay, en la isla... su hermano es novio de Cleo.

- No siempre se puede ser el héroe, Ben. - le dije de modo socarrón, como para darle envidia porque en esta ocasion le hubiese tocado jugar de suplente. Mi expresión cambió cuando oí que si que atacó Ouroboros. - Mierda....  - por su cara....y por el hecho de que no me dijera lo contrario, suponía que habia pérdidas que lamentar. Dijo que creía que Gen estaba bien pero no me dejó en claro nada, aunque al menos si me enteré que Merida habia estado mensajeandose con ellos.
- pues contéstale, no la dejes ahi en visto. Qué feo esta eso.

Me incorporé con su ayuda y cogí el vaso de agua que me dio Adael, bebiendo poco a poco.
- Imram también llegó bien? Y Rhados, Dyos y Vyras? - regruñí algo, disgustado por faltar a mi promesa hacia Astaroth de ayudar a su hermano. - Qué fastidio.

"...matalobos?"

- Por qué no? - pregunté al servicio medico acerca de no transformarme. - Dadme el alta ya y dejad que me transforme. Puedo controlarme en ese estado, no voy a ser un peligro. Estoy registrado. Preguntadle a Altair. - se fueron sin dar muchas mas explicaciones y yo...pues seguí molesto. Quería transformarme y correr. Bueno...correr. A la pata coja. Se me escapó una risa-bufido por ese pensamiento.

Dejé que Ben le contestara  a Adael, sin tapujos acerca de lo que pasó en Francia, ni con Zack, ni con Franz.
- A mi también me interesa saber por qué esa curiosidad por Versalles. - reconocí, no es que me importase contarle detalles, como había dicho. - Mataron a Zack y tuvieron presos a un par de mis Grullas. Que les follen, lo haría de nuevo. Y sí, eran déspotas. Por cierto, Adele quería hacerse Reina de Inglaterra también, o no se que pifostio de plan y de golpe de estado se tenía montado ella para gobernar aqui....


Hice una mueca de dolor y miré con reproche a mi no-pierna, escuchando lo de Adramelech y asintiendo a lo que dijo Ben.
- Yo ni si quiera estoy seguro de conocerlo directamente. Pero como se iba a convertir en lobo por primera vez Astaroth me pidió que lo acompañara-  suspiré cansado y me quedé mirando al techo antes de mirar a Ben otra vez. - Tio, si un día me falta la cabeza, de verdad no voy a confiar en tí para que te des cuenta. En serio no tienes remedio.

Collins:

Apreté levemente la mano de Collins con la mía cuando la cogió, dando gracias a lo que fuese al saber que  él y sus hermanos estaban bien. Lo que dijo después del pero me heló la sangre, tenía que haberlo escuchado mal. No, no podía ser cierto.  -  ...¿Cómo? ¿Quién te ha dicho eso? pregunté con un hilo de voz, soltando su mano para intentar incorporarme. Logré sentarme con esfuerzo, haciendo que la maquina que me monitorizaba comenzase a marcar un ritmo de latidos más rápido. Si Collins no sabía dónde estaba y no la había visto...

- La hirieron, pero... -  me quedé con la mirada perdida en el frente, haciendo memoria de los últimos recuerdos que tenía de la misión.  La sangre en su cabeza, la sensación de su cuerpo inerte encima del mío, la cara del doctor al atenderla... - No...la llevaba en brazos. Iba a salvarla llevándola al tanque...estaba... - iba a decir viva, pero algo dentro de mí sabía que aquello no era cierto. No lo fue en aquel momento, y tampoco lo era ahora. Sentía que ya la había perdido allí abajo, aunque me hubiese negado a creerlo y tratase de aferrarme a la inútil esperanza. - Blair...no...no puede ser... - comencé a negar con la cabeza lentamente, sin querer aceptar la realidad. La culpa era de los magos, ellos no habían logrado sacarla de allí con vida. Podían hacer casi de todo y no habían logrado salvarla. O no habían querido.

- ¡¿¿DÓNDE ESTÁ MI MUJER??! - grité presa de la rabia,  obviando cualquier dolor físico.  Llamé a voces al servicio médico, quería explicaciones. - ¡¿Dónde la  tenéis??! ¡Habéis curado a los demás y a ella no! ¡Queremos verla! - dos o tres sanitarios acudieron rápidamente, y otra vez fueron sus malditas caras las que me lo dijeron todo. Aún así me dijeron lo mismo que le habían dicho a Collins, que ella ya había llegado muerta al hospital, que lo sentían pero que no habían podido hacer nada. Era cierto, por desgracia no estaban mintiendo. Me llevé una mano a la cara con expresión de estar horrorizado, intentando procesarlo. La confirmación de aquello me había dejado roto, y las lágrimas no tardaron en aflorar. Alcé la mirada hacia mi hijo, tirando de su mano para abrazarlo.

Volvió la cabeza rápidamente hacia Benjamin esperando haber oído mal cuando dijo que Adele había matado a uno de los suyos, pero no parecía ser el caso. La confeción de asesinato lo confundió; matar está mal pero ¿podía juzgarlos? -Hablé con Adele y ella dijo que la Resistencia y la Brigada de Las Mil Grullas perpetraron el golpe a Versalles que la sacó de su puesto.- Lo dijo con más términos despectivos pero no era cuestión de ponerse detallista.

-Yo quería saber el punto de vista de ustedes, las razones que los llevaron a hacer lo que hicieron.- Respondió. Lykaios confirmó lo que decía el pelirrojo, había mucha historia entre los grupos y el joven maestro quería que dejen su isla en paz, que sigan su historia en otra parte, lejos (aunque lo que dijo el peliazul de lo despistado que era su amigo le hizo gracia).

A unas camas de distancia había un alboroto, pero los miembros del servicio médico se encargaron de eso. -Gracias por contestar mis preguntas. Espero que todos se recuperen. Hasta luego.- Se despidió con una suave sonrisa y se alejó para sentarse junto a Arturo. Con los dedos le abrió los párpados para ver si había alguien en casa. -Hoolaa... no te hagas el bello durmiente, hay mucho para hacer.- Le soltó la cara y le sacudió un poco el hombro. -Cuéntame lo que pasó en la misión.-

Puse más cara de fastidio por eso de que no siempre podía ser el héroe, y después resoplé cuando me dijo que no dejase en visto a Mer. No había sido mi intención, era un olvido. - Que sí, que luego le contesto. Creo que no he hablado con ella desde la movida de los calabozos... - hice memoria mirando hacia un lado y con los brazos cruzados, recordando que era con Cleo con la que había hablado. Al menos habíamos hecho las paces. Asentí a lo de Imram, Rhados, Vyras y Dyos, todos estaban bien. La única que me preocupaba más era la sanadora del grupo. - Ya sabemos que no eres un problema, pero supongo que prefieren que no te transformes porque acabas de despertar. A ver si mañana te dejan salir de aquí, al menos a otro sitio menos chungo. - dejé que siguiera contándole a Adael las aventuras de Versalles, y las maldades de Adele y los suyos. Era como si el Descendiente necesitase recabar información sobre la mujer.

- Lo hicimos porque a ese gente no se le puede dejar con el poder en las manos. Eran unos criminales y lo siguen siendo, sólo que ahora no tienen poder. Si hubiese justicia se le haría pagar por los crímenes cometidos. Para mí no deberían prescribir nunca. - miré a Lykaios con cara de que yo tampoco estaba seguro de conocer a Adramelech, mi memoria y mis despistes me hacían tener dudas de ese tipo. Cuando Lykaios dijo lo de la cabeza no caí en qué estaba diciendo, pero al bajar la mirada me di cuenta por fin de algo en lo que no me había fijado. Mi mano estaba apoyada en el lugar en el que debería haber una pierna, pero no estaba. Me llevé tal impresión que pasé mis ojos alternativamente de los suyos a el hueco de la cama.


- No...¡Tu pierna! ¿¿por qué?? ¿no pudieron arreglar lo de la plata, es eso? - se me pusieron los ojos llorosos porque me daba mucha pena que mi amigo se quedase cojo, aunque él no pareciese especialmente afectado. - ¡Malditos matasanos! tan buenos no serán cuando han tenido que cortar. - bufé indignado, estando de acuerdo por primera vez con el estúpido ministro humano, que también se estaba quejando de los sanadores. Estaba tan impresionado por la noticia que casi ni me di cuenta del momento en que Adael se retiró tras darnos las gracias por la información. - Qué rabia...siento no haberme dado cuenta. ¿Y ahora qué? - me senté a los pies de su cama sorbiendo mocos, pensando en qué podíamos hacer. - Es culpa del barco. Ahora tienes que ser pirata por fuerza.