Planta de cuidados intensivos

-Lo sé…- Mencionó a lo de árbol, estudiando sus palabras anteriores pero sin decir nada más. Ahora mismo le daba igual el porqué lo había hecho, lo había hecho e iba a pagar por ello. Y punto, eso era todo lo que necesitaba saber. Le preocupó el hecho de que presionara con la zona anti magia. Le entraba un agobio horroroso de sólo pensar en estar allí. Le entraba ansiedad de sólo pensar en estar CERCA de ella. En la misión había sentido una espantosa presión en el pecho.

La pregunta para dormir en Ávalon hizo que lo mirara un momento -Invocaba a los elementales. Y además… Tocaba la muñeca de Wthyr- Le fue sincera, por más que le doliera a ambos reconocer esa verdad, era cierto -Su magia…- No sabía cómo explicárselo y frunció el ceño -Es como ruido blanco si lo rozo- Añadió pensando que quizás eso podía ser una forma de explicarlo porque no sabía cómo decirle que era un zumbido… bajo y arrullador, como una nana. Pero lo del ruido blanco funcionaría. Le ayudaba a  vaciar la cabeza. Al mencionar la leche de amapola giró la vista hacia el lugar donde estaba la poción en el piso. ¿Era eso lo que había roto Wthyr? ¿Lucio había intentado dormirla igualmente? Frunció el ceño, molesta. ¿Acaso no se respetaba la voluntad de los pacientes?

-¿Mi casa?- Inquirió frunciendo el ceño -Es nuestra…- Le dijo con cierto tono dolido. ¿Cuándo había dejado de ser de los dos? Sabía que…lo que se presentaba frente a ellos no era fácil pero de allí a que en Ouroboros, su hogar, fuera…”suya”  y no “nuestra” le había dolido. Al final, notó que no le hacía ni puta gracia su sugerencia sobre cómo acabar con la culpable pero… Ella quería hacerlo así. Necesitaba hacerlo así.

Deslizó la mirada también a Aedan que se había quedado con una mano sobre su pecho y empezaba a cerrar sus ojitos. Había extrañado hasta contemplarlos dormir. Tanto…que dolía aún más saber que no podría verlos todas las noche. Volvió la mirada a Ian cuando le dijo aquello, arqueó una ceja -¿Crees que no lo sé? ¿Se te olvida quien es mi madre?- Si es que podía llamarla así, como había dicho Wthyr. Sin embargo, tenía sus sospechas respecto al moreno -Tienes razón… Pero las personas heridas sólo saben herir gente. Y creo que todos ellos… No lo sé…- No es que los estuviera justificando pero sospechaba que había mucho más debajo de la fachada que presentaban o de la mismísima unidad que mostraban mientras bajo ella había intrigas y mentiras que ella misma había descubierto. Giró brevemente la cabeza y apoyó los labios suavemente sobre la frente de Aedan -Pero yo… no soy así- Porque ella consideraba su corazón herido. Había tenido casi las mismas pérdidas de Wthyr, una infancia rara con la influencia de su madre y una adolescencia huérfana excepto por Matvey -¿Verdad?- Preguntó, confusa por un momento al tener tan decidida esa venganza pero al mismo tiempo creyéndose, quizás, un poco mejor -Tengo que hablar con Matvey… - De muchas cosas.

Inspiró profundamente cuando dijo que estaban atrapados asintiendo con suavidad -Acabemos con la maldición, Ian… Esa es nuestra prioridad. No puede haber un futuro si esta maldición nos mata- Fue sincera respecto a ello -Iremos por partes…Lo iremos resolviendo, sea como sea… Paciencia. Podremos soportarlo- Intentó ser ella la que le diera ánimos y movió la cabeza contra la de él, cerrando los ojos suspirando -La esperanza es lo último que se pierde ¿No?- Susurró de nuevo.

- ¿Necesitabas tocar su muñeca para dormir? - pregunté incrédulo, sintiendo de nuevo esa punzada de celos que había tenido con lo de que sus magia se complementaban. A lo mejor era absurdo que me molestase eso, pero no podía evitarlo. Hice un gesto con la mano como queriendo decir que daba igual, dejándolo pasar. Mejor no tener más detalles. Luego suspiré con cierta tristeza por su corrección en lo de "nuestra" casa. Lo era, y habíamos pasado muy buenos momentos en ella. Sólo que parecían muy lejanos esos momentos que habíamos pasado allí, como cuando nos entregamos los regalos junto a la chimenea. Apenas habíamos podido disfrutar de nuestro hogar. Ya  no vivía nadie allí.  - Lo era. - susurré dándolo por zanjado, era menos doloroso así.

Arropé un poco a Aedan con una manta, aunque no se lo quité de encima porque ella parecía querer tenerlo cerca. Hice un sonido de contrariedad por lo que dijo de su madre, no era como que yo lo hubiese olvidado.  - Pues por eso te he dicho lo del otro. Que haya perdido hijos no quiere decir que haya sufrido por ellos. Ambos tenemos ejemplos. - me importaba una mierda que él solo supiese herir porque había sido herido. No quería saber nada de su vida, ni de sus motivos. Saber más cosas no me sentaba demasiado bien, aunque supiese el dicho de conocer a tu enemigo. Negué con la cabeza cuando dijo que ella no era así, desde luego que no. En absoluto era como Wthyr.

- No eres una ególatra despiadada. Pero ni tú ni yo somos unos santos. Hemos hecho cosas cuestionables, y siempre hemos reconocido que mataríamos a quien hiciese falta por Aedan. Si ese alguien que matásemos tuviese una familia...ellos nos verían como asesinos, sin importar qué. Depende del punto de vista. - agradecí que ella me diese ánimos y lo pusiese todo en orden, en perspectiva. Si íbamos por partes y poco a poco parecía que el objetivo estaba más cerca. Acabar con la maldición pasaba por tener al heredero Pendragon, eso ya lo había asumido desde el momento en que firmé esos papeles para salvar a Aedan. - Debemos pensar que son unos meses, ¿verdad? cuando nazca ese niño seremos libres. Se anulará la maldición. - acallé cualquier pensamiento que dijese que eso en caso de que no mintieran los otros, o de que hubiésemos interpretado correctamente.

Salí de la habitación para pedir a Oscurus que vigilase a Catherine mientras yo me iba a nuestro piso en Ouroboros para recoger el disco de Morgana. Era el único modo de que la dejase en paz para poder dormir, o al menos había que probar esa teoría. Cuando lo tuve en mi poder me marché, una vez más, a la zona antimagia. Allí enterré aquella abominación, levantando varias baldosas para sellarlo ahí abajo, en los cimientos de la torre.  Lo cubrí bien para que nadie lo encontrase, volviendo a irme de ese sitio para regresar de nuevo al hospital. Oscurus se marchó y por fin pudimos estar solos. De ese modo la tranquilicé para que por fin pudiese descansar, velando su sueño para comprobar que transcurría con normalidad. Cuando vino Anteia al día siguiente confirmó que ambos fetos estaban bien, y que por suerte no habían llegado a sufrir daños. Todavía tuvo que quedarse ingresada unos días más hasta que le dieron el alta, y en todo ese tiempo tuvimos la suerte de no tener por allí husmeando a Wthyr Pendragon. Tras eso pudimos irnos a casa, a que terminase de recuperarse con tranquilidad.

Fueron días de mucho trabajo para mí en el hospital, pues quería estar en todas partes a la vez. Por un lado procuraba estar muy pendiente de la evolución de Catherine con lo del veneno y su embarazo, además de apoyar a mi hermano mientras estaba con ella. Por otro también quería vigilar y cuidar a Ben, que tardaba en despertar más de lo habitual. Intentaba repetirme las palabras de Oscurus, que no era por mi culpa y que tal vez necesitaba más tiempo para recuperarse, pero al no notar cambios empezaba a desesperarme. Por suerte comenzaron a haber cambios para mejor. Catherine pudo irse del hospital, a casa con Ian.

El guardia también despertó por fin, justo cuando yo estaba cambiándole un gotero. Al menos no se vio solo en ese momento, y pude tranquilizarle para decirle dónde estaba y lo que había pasado. Las jornadas siguientes pasé bastante rato con él, atendiéndole y ayudándole a moverse e incluso sentarse en una silla de al lado. Hasta pudimos dar un paseo muy corto por el pasillo antes de que volviese a la cama. Intentaba no hablarle mucho para no cansarle, y sobre todo procuraba contarle cosas divertidas o entretenidas para animarle, nada demasiado intenso. Los cotilleos y anécdotas del hospital daban para mucho.

Esa misma mañana me dijo Lucio que ya podía subir a darle el alta, así que le cogí un pastelillo de la cafetería para llevárselo junto con los papeles de su informe para que los firmase. También cogí un uniforme de la guardia que me habían dejado sus compañeros, para que pudiese salir vestido decentemente - ¡Buenos días! - me acerqué a él para entregarle el pastel en una mano y la ropa con los papeles encima en la otra. - Vengo a liberarte de una vez por todas. Tus últimos análisis dicen que ya estás recuperado, sólo tienes que descansar y quedarte unos pocos días más sin moverte mucho. ¿Cómo te encuentras hoy? - me senté en el borde de la cama mientras esperaba que se desayunase lo que le había traído, me daba igual si Lucio me decía algo por llevar comida allí. El pobre Ben se merecía su premio de recuperación.

Cuando abrí los ojos lo primero que me encontré fue con Chloe haciendo sus cosas de médica. Traté de hacerle alguna broma estúpida en plan esperando que aquello fuera algún cocktel en vena, pero los tubos que tenía en la boca me impedían hablar. No tardó en explicarme todo… era curioso porque lo último que recordaba, ya vagamente, era haber regresado de la misión del hospital con quemaduras y … la sensación opresiva en el pecho al costarme respirar… todo se había ido ya, pero a costa de haberme pasado bastante tiempo ingresado en el hospital y, según parecía, todavía me quedaba algún tipo de estancia allí. Ella estuvo pendiente de mí y su presencia me agradaba el paso de los días, con sus historias de médicos y sus cotilleos. No conocía físicamente apenas a nadie del hospital, pero con todos aquellos relatos ya les ponía cara a todos. Qué raro pues no era lo mismo con los compañeros de la guardia. A Lorcan se lo llevaron a los pocos días de despertar yo, al parecer le habían reimplantado el brazo y estaba sano como un roble gracias a la licantropía.

Andaba semisentado “disfrutando” de una insulsa gelatina de color verde que me habían dado como almuerzo de media mañana mientras no hacía nada productivo con mi vida cuando cierta cabellera roja asomó por la puerta de la habitación. Le devolví el saludo con una sonrisa amigable. La estancia en el hospital era un coñazo, la gelatina verde (por muy nutritiva que fuese) tampoco ayudaba, pero gracias a Chloe se hacía mucho más ameno. Seguí con la mirada su recorrido sin percatarme en el material que llevaba en las manos -Entonces, ¿qué pasó con Aldaron? ¿Ha conseguido la cita con el tabernero?- El último cotilleo estaba inconcluso, y necesitaba saber cómo había acabado aquella historia. Sin embargo, parecía que las noticias eran otras. Alcé las cejas con cierta sorpresa, dejando aquella cosa verde en la mesita auxiliar, cogiendo el pastelito con una mano y la ropa con la otra, que dejé sobre mi regazo -Entonces, ¿ya se ha acabado la estadía en el hotel? No me ha llegado el chuletón, voy a poner una reclamación- Bromeé cogiendo los informes que indicaban la recuperación completa, con ciertas pautas, y el alta hospitalaria al final de la hoja. Aquello era bueno, definitivamente. Me acomodé para dejar espacio para que ella se pudiera sentar de una forma más cómoda -Aburrido, hasta que has llegado. Entonces la mañana ha mejorado mucho. Gracias por la tarta de celebración- Le ofrecí un trozo, para no parecer un gomia. Agradecía mucho aquel detalle, porque desde hacía mucho tiempo, nadie había tenido un detalle con aquel de aquel tipo. Le di un mordisco tentador y se lo volví a agradecer, de una forma mucho más significativa que la vez anterior, cargando aquella interjección con la melancolía de una vida que, hacía mucho, se había quedado atrás.

Tras unos segundos de silencio, bromeé de nuevo, para tratar de ocultar los sentimentalismos anteriores -Y ahora que vas a dar el alta a tu paciente favorito, te vas a aburrir- Más que un apunte era más bien una especie de torpe invitación

Reí divertida en cuanto me sacó lo de la cita de Aldaron, eso era que me escuchaba cuando le contaba los cotilleos del hospital. - Seguro que sí, ya me contará cuando coincidamos en la guardia. - me reacomodé en el borde de su cama mientras él dejaba la gelatina esa asquerosa que le habían dado para echar mano al pastelillo. - Eso parece, y espero que no vuelvas por este hotel en muucho tiempo. - alcé el dedo índice como si le estuviese advirtiendo de cuidarse, poniéndole después cara de burla por la broma del chuletón. - Qué señorito nos has salido. - le habría dado un meneo en el hombro para empujarle, pero había estado tan pocho que me lo ahorré.

Me dio algo de penilla escuchar que había estado aburrido, sobre todo porque no había recibido muchas visitas, quitando un par de compañeros de la guardia. Era cierto que estaba bastante solo...si hubiese sido yo habría tenido a mi familia y a bastantes amigos para visitarme. - No es nada...era el último pastel que quedaba en la cafetería, los hay mejores. - alcé las cejas como preguntando si de verdad me daba un trozo, acabando por cogerlo sin que tuviese que insistirme mucho. Compartía la comida, eso era un punto a su favor. Le di un mordisco justo a la vez que él, intercambiando una mirada seguida de una risa mientras nos inflábamos los carrillos. Dejé pasar algunos segundos en silencio hasta que él volvió a hablar, aunque me había dado la impresión de que estaba un poco bajoneado.

- ¿Y quién te ha dicho que eres mi favorito, eh? seguro que han sido los demás quejándose de que te doy más drogas de las buenas a ti. - me acerqué un poco a él como bajando la voz de manera confidencial al decir lo de las drogas, mirando de reojo a la puerta un momento. Iba en broma, obviamente. Luego apoyé una mano sobre su rodilla para captar su atención, cambiando a un tono de ir más en serio. No sabía si iba a aceptar, pero a mí me había parecido buena idea. - Se me ha ocurrido una cosa cuando me han dicho que te daban el alta. Todavía no estás como para quedarte tú solo, así que he pensado que te puedes venir cuatro o cinco días a mi casa. Así estás acompañado y puedes terminar de recuperarte. ¿Quieres?

A medida que fueron caminando hacia la UCI empezó a dar órdenes y encontraron los cortes que tenía hecho con plata, lo que le preocupaba pero alguien le había dicho lo de la tos. ¿El envenenamiento también afectaba tan rápido a los pulmones? Por si acaso le revisó la garganta. Quizás es que la tuviera reseca o algo pero cuando lo hizo vio que también estaba en muy mal estado. Empezó a preocuparse y antes de ponerle la mascarilla revisó su nariz, mismo estado. ¿Gas...de plata? ¿Cámara de plata? Ian no era idiota, eso había sido un ataque en toda regla.

Al llegar empezaron a ponerle las máquinas que revisaban sus signos vitales y el oxígeno, al menos eso poco a poco limpiaría los pulmones pero era ella quien debía concentrarse en eliminar ese veneno. Ordenó reabastecedoras para limpiar la sangre de la plata y que no afectara el resto de órganos luego colocó las manos sobre el pecho de Ian, preocupándose de su palidez. Cerró los ojos y se concentró en el latido débil de su corazón. Conectó con su magia, con sus sentimientos de cariño y protección, y empezó a expandir su cálida luz purificadora por el cuerpo de Ian mientras sus compañeros aseaban las heridas.

Durante un largo rato, Anteia se quedó callada simplemente concentrándose en eliminar esa oscura marca de veneno que había en el cuerpo del Hacksaw y la batalló hasta que finalmente entre los cuidados y su propia magia todo estuvo en orden de nuevo. Pero... Se quedaría a vigilarlo. Quería saber quién le había hecho eso. Se alejó un poco sintiendo un leve dolor de cabeza pero lo dejó pasar, tenía que enviar varios patronus, varios. Adam, Chloe, Catherine, Azahar, Lyran, Adael, Sayid... Tomó una larga respiración y se alejó un par de pasos más. Cerró los ojos y se concentró en cada patronus.

Sanación: 30 + 5 cana + 10 hab + 30 stat: 75 a Ian (+45 de recepción q no le sumé porque ahí salio dado 0 xD)

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'Curación' :

-Esperaré entonces con sumo interés- Le respondí, mientras hablábamos sobre la cita del elfo del hospital. No por el hecho de que me importase la vida sexual del mismo, que me daba bastante igual, sino por escucharle a Chloe hablar de todos ellos de aquella forma tan divertida. Podía hablar del tiempo, que le prestaría la misma atención. -Hasta que no consiga un plato gourmet, no me voy a ir…- Amenacé de broma añadiendo una mueca muy exagerada, ella vería cómo lo gestionaba… Pero enseguida terminé por dibujar una amplia sonrisa, y más gracias a los regalos. La ropa era bastante básica, de la guardia, seguro que de la caja de Objetos Perdidos, al menos ya no era el mono de obrero chamuscado que le había quedado después de la explosión. El teniente no se pasó por la habitación durante el periodo en el que estuve consciente, de modo que no pude preguntarle por el desenlace del hospital… Bueno, tampoco es que hubiera venido mucha gente, en general. -Pero los demás no vienen con el mejor regalo de todo el hospital- Guiñé un ojo, emulé un brindis y ambos comimos de nuestros respectivos pedazos. Después de toda aquella comida sosa y “basal” que nos daban en el hospital, aquello era manjar de dioses. Luego le respondí divertido a aquello de que era su paciente favorito -Un pajarito se ha chivado- Mentí, pero era divertido seguir con el juego. Se había manchado un poco con el chocolate de decoración en la comisura del labio, de modo que se lo quité con delicadeza con la yema del pulgar, fijando la mirada en aquellos ojos azules que… tenían aquella propuesta que lanzarle. Se le iluminó la mirada, eternamente agradecido por, al menos, haberlo propuesto. Iba a responder cuando empezó a haber lío a su alrededor. Alzó la mirada y siguió con la mirada la camilla, los sanadores y el paciente. Un patronus hizo acto de aparición, después de un viaje corto, prácticamente de cama a cama. Luego dirigí la mirada con seriedad a Chloe -Ve con tu hermano. Realmente te necesita- Me sacrifiqué, porque en verdad me hubiera gustado poder responder a aquella propuesta -Yo estaré bien, no te preocupes- Asentí para que no se preocupara, de hecho, hasta empecé a prepararme, quitándome la bata y empezando a vestirme, dejando todo el drama familiar a mi espalda. -Pero se agradece la intención. Y si quieres, luego puedo acompañarte-

Para cualquiera que nos viese desde fuera sería evidente que estábamos de tonteo a cada frase, incluso con el gesto del pastel que tuvo Ben. Me quedé parada un momento sin apartar la mirada de sus ojos, acabando por sonreír al ver que, por su cara, le parecía bien eso de venirse unos días a mi casa para recuperarse. - Ya verás, comeremos un montón de cosas ricas y ... - justo en ese momento comenzó a haber jaleo, algún ingreso nuevo. Mi sorpresa fue que el ingresado era Ian y que Anteia acababa de avisarme con un patronus. Me levanté de la cama de manera repentina, poniéndole cara a Ben de que lo sentía pero tenía que irme. Él pareció comprenderlo de inmediato, cosa que valoré porque además se ofreció a acompañarme luego. Negué con la cabeza, bastante había estado él ya en el hospital.

- Iré a hacerte una visita a tu piso cuando pueda, cuídate mucho y descansa, ¿vale? - Le di un rápido abrazo a Ben antes de separarme, dejando que él terminase de arreglarse para marcharse después. Enseguida corrí hacia la cama en la que estaba mi hermano, mirando a Anteia alarmada al ver que Ian venía grave. - Pero...¿qué ha pasado? si estaba en casa con Aedan. ¿Dónde está mi sobrino? - empecé a ponerme nerviosa, sin saber muy bien qué hacer porque no tenía ni idea de lo que le había pasado. Cogí los informes que había en el pie de su cama, leyendo algo de plata.

- ¿Dónde? ¿Por qué la mascarilla de oxígeno?

La sanación de Anteia y una voz familiar a mi alrededor hicieron que recobrase un poco el conocimiento, removiéndome ligeramente en la cama mientras dejaba escapar un débil sonido de molestia. Al abrir los ojos me encontré allí con mi hermana y la que era como una segunda madre para mí, Anteia. Vale, había conseguido llegar al hospital, pero todavía faltaba saber lo más importante. Al darme cuenta de que faltaba Aedan comenzó a pitar más rápidamente la máquina que monitorizaba los latidos, y comencé a agobiarme a pesar de llevar la mascarilla de oxígeno puesta. Intenté quitármela para hablar, por la urgencia por explicarme.

- Aedan...se han llevado a Aedan de casa. Ha sido Tobías...hay que... - hice un gesto de dolor al intentar hacer una inspiración más profunda, mirando después a Anteia con gesto angustiado para que me ayudase de alguna manera. Sólo de pensar que podía tenerlo en su poder...me horrorizaba la idea. Un par de lágrimas rodaron por mis mejillas al sentirme tremendamente culpable de haber arriesgado a Aedan yendo a tierra. No podía ser, estaba claro.

Cogí la mano de Chloe como pidiéndole que hiciese algo, que fuese a buscar a nuestro padre. Con Catherine no podía contar, estaba en aquella maldita isla en la que no podíamos comunicarnos. Mejor que no lo supiese, lo solucionaríamos antes, recuperaríamos a nuestro hijo antes.

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éxito: despierta
fallo: no despierta

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'Probabilidad' :

Que Chloe llegara tan rápido le sorprendió y dio un pequeño respingo -No lo sé- Le respondió a Chloe con la misma preocupación que ella porque a fin de cuentas ese niño era como su nieto y había pasado TANTAS cosas en sus dos años que empezaba a pensar que el destino lo tenía torcido. Se acercó a ella cuando empezó a ver los informes -Tiene la nariz y la garganta irritada y no paraba de toser cuando llegó. Creo que ha inhalado algo pero… ¿Se puede inhalar plata?- Preguntó realmente no muy convencida y dio órdenes para que le extrajeran sangre e hicieran otro par de estudios a ver si quedaba algún resto de venenoso elemento.

Volvió la cara al patronus de Adam llevándose una mano al pecho mientras suspiraba -Está bien, está con Adam- Le dijo a Chloe pensando que sin duda, el niño estaba bien porque de lo contrario Adam habría venido con ella. La máquina comenzó a pitar como loca y Anteia volvió su vista hacia Ian con miedo pero se dio cuenta de que estaba queriendo hablar, le detuvo la mano para que no se la quitara -No…No, Ian, Aedan está con Adam, tranquilo- Le puso una mano en la frente, quitándole el pelo de la cara para despejar sus ojos y que se fijara en ella -Está bien, tu niño está bien, está con su abuelo- Le repitió varias veces al ver que la angustia no se iba así que usó sus otros poderes para extender un aura de calma que fuera bajando la intensidad de su agobio -Está bien…Necesito que me digas qué paso ¿Qué has respirado? Tienes las vías nasales irritadas- No sabía quién era Tobías pero se estaba ganando un zapatazo en la cara.

OFF: En el siguiente post reciben resultados de lo de los pulmones.

La información y los poderes de Anteia consiguieron que fuese calmándome poco a poco, rebajando la ansiedad que me había entrado al despertar y acordarme de todo lo sucedido. La máquina dejó de pitar de manera exagerda, volviendo lentamente a un ritmo más pausado. Aedan estaba bien, eso era lo que importaba. Adam debía haberlo encontrado en casa poco después. Aún así se había quedado solo, podía haberle pasado cualquier cosa, y se habría despertado asustado al no ver a nadie.

Seguro que Anteia no me mentía, si no fuese cierto lo habría notado porque ella estaría también preocupada por el pequeño. Sólo me faltaba verle para quedarme tranquilo del todo. Hice un intento de hablar de nuevo, pero el dolor y la quemazón en el pecho al intentar respirar de modo normal se intensificaba. Apenas lograba hacer respiraciones superficiales y entrecortadas. Por eso intenté responder a Anteia de la manera más resumida que pude, contándole lo que sabía por el malnacido psicópata ese. Cerré los ojos un momento, abriéndolos casi de inmediato e intentando no dormirme a pesar de que me estaba costando mucho seguir despierto.

- Era gas...con partículas de plata. - lo peor es que no tenía ni idea de cómo iban a sacarme eso de ahí dentro. Ya era complicado cuando eran balas, pero así... mejor ni pensarlo. Apreté los dientes un momento por un latigazo de dolor que me sacudió por todo el pecho. Entonces me vinieron a la mente las palabras que dijo el pirado, dejando entrever mi temor por si era cierto. - Dijo que... no sabía si sobreviviría... - murmuré en un hilo de voz, volviendo a cerrar los ojos para intentar descansar un momento mientras el dolor daba una pequeña tregua. Después de eso ya no dije nada más, siendo apenas consciente de lo que sucedía a mi alrededor.

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OFF: Ian "out"

Dejé el informe a un lado mientras negaba con la cabeza a la pregunta de Anteia, no sabía si se podía inhalar plata de algún modo.  - Tal vez...¿en forma de polvo? ¿virutas? igual que la gente que esnifa droga, no sé...- suspiré preocupada por eso y también por lo de Aedan, al menos hasta que llegó el patronus de mi padre informando que estaba bien, que lo tenía él. Me llevé una mano al pecho, aliviada al saberlo. Una cosa menos. Cogí la mano de mi  hermano cuando se despertó tan alterado, diciéndole exactamente lo mismo que Anteia para que se calmase. El pobre tenía más miedo por Aedan que por él mismo. Menuda responsabilidad tenían él y Catherine para cuidar de un ser tan indefenso en un mundo tan difícil.

- Es verdad, ya sabes que Anteia no miente. - dejé que ella se encargase de calmarle usando su magia, y yo mientras me puse a revisarle las constantes vitales. Enseguida me fije en que su oxígeno en sangre era muy bajo, así que se lo indiqué a la jefa con un gesto de la cabeza hacia el monitor. Tampoco era muy difícil adivinarlo viendo lo mucho que le estaba costando respirar a Ian. Me dio un pequeño vuelvo el corazón cuando después de mucho esfuerzo nos explicó que había sido gas con plata, intercambiando una mirada asustada con Anteia. Era el primer caso que veía. - Ian...- le llamé moviendo suavemente su hombro al ver que se quedaba como dormido, pegando un pequeño respingo en cuanto mi padre entró con Aedan en la habitación. El niño iba en sus brazos, aferrado a él como una lapa. Parecía que no quería soltarse ni por asomo, pero se veía que estaba bien. Mi padre se acercó a la cama con gesto sombrío y sin decir nada, pasando la mirada de Ian a Anteia como si esperase de ella la solución.

Lo del gas la dejó un poco patitiesa porque si había inspirado gas, como había dicho Chloe. ¿Virutas? ¿Y si se le estaban pegando en el cuerpo? Anteia sintió que se le endurecía el corazón. Quizás no lo había salvado y sus últimas palabras casi… casi la tiran de nuevo al vacío mental que había vivido en Francia -No… No… NO NO NO- Gritó con fuerza mirando a Ian llevándose los dedos a la sien. Tenía que pensar. Cuando se giró vio a Adam y… y otra vez, esa mirada en búsqueda de respuestas. Sintió que se le humedecía la mirada. Rhaegar no había tenido pulso...Ian sí, Ian tenía pulso... Podía hacer algo por Ian. Debía tener las respuestas.

Sí…debía tenerlas. Miró a Aedan un instante y se retiró un poco cuando vinieron los resultados del examen, empezó a discutir con los sanadores frunciendo el ceño al ver las estadísticas. Aunque limpiaran su sangre era posible que en los pulmones aún hubiese plata y estaría envenenándose constantemente -Si no podemos sacarlo…- Murmuró Anteia y cuando otro de sus compañeros dijo “reconvertirlo” alzó la vista hacia él como parpadeando estupefacta -Buscar al alquimista mayor- Ordenó Anteia y volvió hacia donde estaba Ian para seguir chequeándolo todo. Como el veneno “continuaba” posicionó sus manos por encima de su pecho y siguió dirigiendo su cálida luz hacia él aunque sus manos temblaban como una hoja en pleno viento huracanado de invierno.

-Vamos a convertir la plata- Le informó a los Hacksaw pero sin verlos -Chloe, mantén la sanación para ir limpiando al menos hasta que llegue el alquimista- Ella estaba agotada, mucho… No sólo por Ian sino por lo anterior y su cabeza no paraba de dar vueltas. Al sentir la moneda, la sacó y leyó el mensaje abriendo los ojos como dos platos y escribió de vuelta para ella. Luego envió otro mensaje a Thalos y a Lyran para que lo supieran. Se llevó la mano a la frente con cierto agobio y sintió cómo su vientre se contraía justo en el momento en el que entraba el alquimista. Se llevó una mano al vientre tratando de hablar con su bebé, así fuese de forma menta, mientras conversaba con el alquimista y le explicaba. No tardó mucho en ponerse a trabajar y Anteia se mantuvo allí observando la situación intentando respirar profundamente varias veces aunque las contracciones continuaban y... y estaba empezando a asustarse.

Probabilidad: ¿pierde los nervios y se encuentra mal?
Los pierde y se encuentra mal

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'Probabilidad' :

Los gritos de 'NO' de Anteia me asustaron un poco, pero sobre todo me preocuparon al ver que estaba a punto de llorar y perder los nervios. Al parecer estaba al borde del colapso mental, y no era la primera vez que le pasaba. - Anteia...ya has hecho bastante aquí, será mejor que vayas a descansar. - le pasé una mano por la espalda para intentar calmarla, suspirando para mirar a  mi padre después. Él no decía nada, pero sólo con verle la cara podía saber lo que estaba pensando. Temía por Ian, incluso Aedan lo miraba como dándose cuenta de que algo le pasaba a su papá, palabra que repitió un par de veces por lo bajo.  

- Shh...no le pasa nada, le daremos un jarabe y verás como se cura. - le di un beso en la mejilla al niño antes de alejarme de él, yendo con Anteia y el resto de sanadores para ver los resultados del informes.

Yo ya estaba bloqueándome e incluso mareándome al ver aquello, sin encontrar solución para poder quitar partículas de plata tan pequeñas de los pulmones. Si no lográbamos quitarlas daría igual las sanaciones que hiciéramos, él acabaría muriendo. Las palabras de Anteia me sacaron de ese bloqueo, sintiéndome un poco idiota por no haberlo pensado antes. En un caso así sólo se podía recurrir a transformar el material que lo estaba matando en otro que fuese inocuo y pudiese acabar limpiando por sí mismo sin que le matase.

Alcé la mirada hacia Anteia con admiración, pensando que ojalá llegase a ser tan buena sanadora como lo era ella.  Los otros sanadores se marcharon corriendo para ir a por uno de los mejores discípulos de Paracelso, el que había continuado enseñando alquimia desde que ella fue asesinada. Sólo quedaba esperar que se diesen mucha prisa. Asentí rápidamente a Anteia para mantener la sanación y hacer que Ian aguantase hasta que viniese la solución, pero enseguida me di cuenta de que ella no estaba nada bien. En absoluto. Temblaba y se había llevado una mano al vientre, señal de que debía parar ya.

Dejé la sanación en cuanto llegó el alquimista, llevándome a Anteia conmigo hacia la puerta. - Tienen que revisarte, y debes descansar ya. Es demasiado consumo de energía y presión en tu estado. Habla con Lucio para pedir la baja a partir de hoy. - pedí a los compañeros que se llevasen a Anteia a la planta de maternidad para revisarla y para darle un par de herbovitalizantes, y también pedí que avisasen a Lyran para que se la llevase a casa. Sería lo mejor.

Le di las gracias por todo antes de que se fuese de allí, regresando después al interior para ver cómo iba el proceso del alquimista. Nos dijo que estaba transformando el metal en arena, algo que su cuerpo podría expulsar poco a poco sin que le hiciese daño y lo matase como la plata. Según él sería como si hubiese estado metido en una tormenta de arena. Cuando acabó el proceso pudimos respirar aliviados, ya estaba fuera de peligro. Le dije a mi padre que me quedaba yo con él durante todo el día y también la noche, doblaría turno. Prefería que se fuese a casa con Aedan, y yo podía ayudar más hasta que despertase. Aceptó tras insistirle mucho, pero se fue.
Tras aquella larga guardia de casi 48 horas llegó de nuevo mi padre, y pude irme a dormir de una vez por todas.

Cuando desperté ya no estaban ni Chloe ni Anteia, pero sí mi padre con Aedan. Verle allí y saber que no le había pasado nada fue suficiente para quedarme tranquilo del todo, a pesar de no encontrarme bien todavía. Sentía el cuerpo pesado, me dolía al respirar y estaba cansado de tanto toser por culpa de la arena en la que habían transformado la plata. Eso me había salvado la vida, y estaba agradecido con Anteia por haber dado con la solución. Esperaba que me diesen el alta para poder irme cuanto antes, pero cuando los médicos pasaron a revisarme dijeron que por el momento tenía que quedarme allí para recuperarme y hacer alguna prueba más.

Entre eso y lo de no poder ver a Catherine me quedé bastante desanimado y de mal humor, aunque intentaba que el crío no me lo notase mucho. No era sitio para que estuviese un niño, pero él no quería separarse de nosotros desde que se despertó solo en la casa. - Vete ya, prefiero que Aedan no esté aquí. Además, ya puedo quedarme solo. No hace falta que nos estemos viendo el careto todo el rato. - le dije a mi padre antes de girarme en la cama, sin ganas ningunas de tener que replicarle ni de hablar más.

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éxito: está mejor y le dan el alta
fallo: lo contrario XD

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'Probabilidad' :

Había regresado al hospital para turnarme con Chloe y que descansase, después de que hubiesen conseguido estabilizar a Ian con la solución que propuso Anteia.  Me llevé a Aedan conmigo porque no quería quedarse con nadie más, y también para que Ian estuviese con él un rato. Sabía lo que había sentido al pensar que le  podía haber pasado algo malo al crío, y por eso lo mejor era que viese en persona que estaba bien. Yo también me culpaba por no haber mejorado la seguridad en la casa, pero no teníamos ni idea de cómo había descubierto nuestro hogar ese maníaco que le había secuestrado. Merecía que lo matase muy lentamente.

Llevaba ya unas cuantas horas allí con Ian, esperando a que le revisasen para saber si al menos podía irse a descansar a su piso en Ouroboros. Al final la respuesta fue negativa, y eso pareció disgustarle. - Ten paciencia, está muy reciente. - le dije aunque supiese que no iba a servir de mucho, mirando después de reojo a Aedan para vigilarlo mientras correteaba por la habitación. No me sorprendió mucho que me pidiese que me fuese ya, se notaba que no tenía ganas de hablar ni de estar con nadie. También comprendí que prefiriese que el pequeño estuviese fuera del hospital, no era lugar para un niño y podía pillar algo. Aún así fruncí el ceño, algo reticente a marcharme al verle así. Supuse que no era solo lo que acababa de pasarle, sino todo el asunto de Catherine. Me daba pena verle así, pero no podía hacer nada. Al final lo que más iba a convenirle era alejarse de todo de ella, pero si se lo decía se pondría hecho una furia.

- Sea lo que sea...no merece la pena. Podrías no estar aquí ahora mismo, así que déjate de dramas innecesarios. - cogí al crío del suelo para levantarle en brazos y que así pudiese despedirse de su padre. Después le ordené que descansase, sin decirle claramente cuándo volveríamos a pasar para visitarle. Tras eso me marché de allí con Aedan.

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éxito: Se queda
fallo: Se va