Recuerdo del primer mensaje :
Estos calabozos se encuentran bajo las dependencias de la Guardia de Ouroboros, que son los encargados de proteger la isla. No cuentan con muchas celdas, pues raramente hay crímenes en la ciudad. Los detenidos son custodiados por guardias día y noche. Dentro de la celda se usan las llamadas "cadenas del penitente" para impedir que puedan utilizar cualquier habilidad mágica que les permita escapar.
Seguía sentado en el suelo con toda mi élfica pachorra y paciencia, al contrario que ella que parecía un león enjaulado, yendo de un lado a otro sin parar. Luego le levanté lentamente la ceja por eso de que le habia dado un tic en el ojo por el chiste que habia contado, que yo no me habia enterado de que era un chiste, pero por lo visto era algo pícaro. Total, que no me enteré de nada asi que puse mi mejor cara de estar juzgando fuertemente, para que no se notase.
Se sentó finalmente dandole vueltas a sus rizos rojos. Ahora mis dos cejas se alzaron, pero con evidente sorpresa, cuando me dijo que habia sido poseida por demonios en dos ocasiones. Eso era algo remarcable, incluso en la sociedad de hechiceros oscuros de la que yo procedía.
- Supongo que puedes batir un record en posesiones.... - pero a mi lo que me parecía mas curioso es que hubiese sobrevivido DOS veces a DOS exorcismos, y se lo hice saber. - No deberias enfocarte más bien en que has sido lo suficientemente fuerte para sobrevivir a dos exorcismos? No creo que mucha gente pueda decir eso....
Me pasé una mano por la frente y el flequillo, riendome quedamente por eso que dijo de no tener alma y ser débil.
- Los demonios se alimentan de la voluntad de las personas. Eligen a gente con voluntades férreas, no a debiluchos. - pese a no ser ningun experto, era algo que cualquiera que se hubiese criado rodeado de una hermana hechicera podía saber. Tal era mi caso.
Por lo visto en aquellos procesos de posesión había acabado dañando a sus amigos. La miré bastante serio, la entendía demasiado bien. Miré un momento la palma derecha de mi mano, visualizando por un fugaz segundo, que empuñaba un cuchillo ensangrentado. - Al menos aún puedes verles. - le respondí, en respuesta a eso de que no tenía cara para ver a sus amigos despues de haberles hecho daño. Suspiré ahora si agobiado y me froté los ojos. - Lilas. Suelen ser rojos. No has visto muchos drow, eh?
La observé la expresión que tenia e hice una mueca. Luego me levanté, avancé un par de pasos, y volví a sentarme pero más cerca de ella, a lo indio.
- Escucha...entiendo el miedo que tienes pero... no te alejes de tus amigos. Es el peor error que podrías cometer ahora mismo. - la miré directamente a los ojos. Si yo lo hubiese sabido, no habría desaparecido así. Si no les hubiese dejado, quizá las cosas habrían sido distintas. No habría cometido ese error. - Según cuentas...el problema lo tienen los demonios, no tú misma....
Se sentó finalmente dandole vueltas a sus rizos rojos. Ahora mis dos cejas se alzaron, pero con evidente sorpresa, cuando me dijo que habia sido poseida por demonios en dos ocasiones. Eso era algo remarcable, incluso en la sociedad de hechiceros oscuros de la que yo procedía.
- Supongo que puedes batir un record en posesiones.... - pero a mi lo que me parecía mas curioso es que hubiese sobrevivido DOS veces a DOS exorcismos, y se lo hice saber. - No deberias enfocarte más bien en que has sido lo suficientemente fuerte para sobrevivir a dos exorcismos? No creo que mucha gente pueda decir eso....
Me pasé una mano por la frente y el flequillo, riendome quedamente por eso que dijo de no tener alma y ser débil.
- Los demonios se alimentan de la voluntad de las personas. Eligen a gente con voluntades férreas, no a debiluchos. - pese a no ser ningun experto, era algo que cualquiera que se hubiese criado rodeado de una hermana hechicera podía saber. Tal era mi caso.
Por lo visto en aquellos procesos de posesión había acabado dañando a sus amigos. La miré bastante serio, la entendía demasiado bien. Miré un momento la palma derecha de mi mano, visualizando por un fugaz segundo, que empuñaba un cuchillo ensangrentado. - Al menos aún puedes verles. - le respondí, en respuesta a eso de que no tenía cara para ver a sus amigos despues de haberles hecho daño. Suspiré ahora si agobiado y me froté los ojos. - Lilas. Suelen ser rojos. No has visto muchos drow, eh?
La observé la expresión que tenia e hice una mueca. Luego me levanté, avancé un par de pasos, y volví a sentarme pero más cerca de ella, a lo indio.
- Escucha...entiendo el miedo que tienes pero... no te alejes de tus amigos. Es el peor error que podrías cometer ahora mismo. - la miré directamente a los ojos. Si yo lo hubiese sabido, no habría desaparecido así. Si no les hubiese dejado, quizá las cosas habrían sido distintas. No habría cometido ese error. - Según cuentas...el problema lo tienen los demonios, no tú misma....
Mérida Pyro
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La vuelta a la tortilla. Le miró con curiosidad. Esa siempre había sido una de sus habilidades: Ser optimista, mirar el lado positivo, todo lo bueno pero… Le había costado últimamente. Sabía lo que había hecho. Había pisado a Lykaios cuando moría, le había dicho cosas a Ben, había atacado a Em y a Cleopatra. El mero hecho de recordarlo hizo que se mordiera el labio para no hacer un puchero, bajó la mirada y jugueteó un poco con el cinturón de su vestido -¿Y esas cosas que hizo el demonio las hizo por él mismo o pretendía evocar algo de lo que yo no soy consciente?- Preguntó con la mirada un poco temerosa de enfrentarse a esa verdad. Votaba más por la primera opción pero lo que le había dicho a Ben…
La respuesta siguiente hizo que se riera -Vale… Pues de eso si tengo, supongo. Pero si voy a estar viviendo de eso una y otra y otra vez, paso, que me maten- Dijo y alzó los hombros pensando en las dos casi muertes que había tenido. Si sólo la hubiesen dejado ir la primera vez no habrían tenido problemas en la segunda. No le pasó desapercibido el gesto que hizo el drow y arqueó una ceja pero no sabía si preguntar. Parecía algo complicado y con su siguiente frase entendió -Sí… Pero …- Analizó y pensó en silencio -Nada- Susurró para luego alzar la vista y mirarlo a los ojos, viendo que en efecto eran lilas -Nop…Eres el primero que conozco. Si mal no recuerdo vuestra raza vive más en las zonas subterráneas porque vuestros ojos están mejor adaptados a la oscuridad ¿Verdad?- Preguntó, girándose un poco hacia él. Estaba más contenta cuando su vena curiosa salía a flote.
-No pretendía…O sea, sí pero…Mis amigos son lo único que tengo- Pensó en su familia en Francia, si seguía viva…si había trascendido… si…si … si… Cerró los ojos -Oye…- Dijo tras pensarlo un rato -¿Y tu amigo qué? ¿Estáis … O sea… ¿Has salido de tu ciudad por la guerra o porque te jodían con los ojos?-
La respuesta siguiente hizo que se riera -Vale… Pues de eso si tengo, supongo. Pero si voy a estar viviendo de eso una y otra y otra vez, paso, que me maten- Dijo y alzó los hombros pensando en las dos casi muertes que había tenido. Si sólo la hubiesen dejado ir la primera vez no habrían tenido problemas en la segunda. No le pasó desapercibido el gesto que hizo el drow y arqueó una ceja pero no sabía si preguntar. Parecía algo complicado y con su siguiente frase entendió -Sí… Pero …- Analizó y pensó en silencio -Nada- Susurró para luego alzar la vista y mirarlo a los ojos, viendo que en efecto eran lilas -Nop…Eres el primero que conozco. Si mal no recuerdo vuestra raza vive más en las zonas subterráneas porque vuestros ojos están mejor adaptados a la oscuridad ¿Verdad?- Preguntó, girándose un poco hacia él. Estaba más contenta cuando su vena curiosa salía a flote.
-No pretendía…O sea, sí pero…Mis amigos son lo único que tengo- Pensó en su familia en Francia, si seguía viva…si había trascendido… si…si … si… Cerró los ojos -Oye…- Dijo tras pensarlo un rato -¿Y tu amigo qué? ¿Estáis … O sea… ¿Has salido de tu ciudad por la guerra o porque te jodían con los ojos?-
Los días fueron transcurriendo y con ello fuimos recuperándonos más de las secuelas del asalto a la Ciudadela, Lykaios y Gen incluidos. Saber que casi todos los compañeros estaban bien me dejó algo más tranquilo, aunque seguía recordando al compañero que quedó atrás. Durante la semana posterior a nuestra vuelta estuve visitando a unos y otros, aunque sin muchas ganas de fiesta porque no había nada que celebrar. En una de mis incursiones en solitario por el bosque encontré un perro bicho muy muy feo pero majo, así que acabé adoptándolo.
Mientras lo paseaba por los jardines estuvieron a punto de multarme por saltarme el toque de queda, pero yo vivía empanado y no me había enterado de nada. También me dijeron que Mérida estaba en los calabozos. Seguro que había estado de bronca con alguien.
Me dirigí hacia allí para sacarla, pues me dijeron que ya había cumplido los días correspondientes por pelearse en un bar. Muy ella. Cogí al pequeño Jamagoso Zarrapastroso en brazos, pasando con él los controles de los guardias que me guiaron a la celda. Allí estaba junto a un drow, que me sonaba de otras tantas veces pero del que ahora mismo no recordaba el nombre.
- ¡Mérida! Me decepciona que no hayas organizado ya una fuga de prisión, sabes que fue así como se fundó la Brigada. - bromeé sin importarme que los guardias me escuchasen. - Mira, te he traído un regalo. Le he cogido cariño, pero creo que estará mejor contigo. Además, yo ya tuve bastante mascota con la quimera que resultó ser un maromo. Este perro raro se llama Jamagoso Zarrapastroso, pero le puedes cambiar el nombre si quieres. Por cierto, ¿el negro es tu amigo? ¿quiere integrarse en la Brigada? solemos recoger a toodo lo de los más bajos fondos. - luego me dio la risa estúpida, porque era verdad que los drow venían del mundo subtarráneo. Algunos. - va, va, prepárate, que nos vamos.
Mientras lo paseaba por los jardines estuvieron a punto de multarme por saltarme el toque de queda, pero yo vivía empanado y no me había enterado de nada. También me dijeron que Mérida estaba en los calabozos. Seguro que había estado de bronca con alguien.
Me dirigí hacia allí para sacarla, pues me dijeron que ya había cumplido los días correspondientes por pelearse en un bar. Muy ella. Cogí al pequeño Jamagoso Zarrapastroso en brazos, pasando con él los controles de los guardias que me guiaron a la celda. Allí estaba junto a un drow, que me sonaba de otras tantas veces pero del que ahora mismo no recordaba el nombre.
- ¡Mérida! Me decepciona que no hayas organizado ya una fuga de prisión, sabes que fue así como se fundó la Brigada. - bromeé sin importarme que los guardias me escuchasen. - Mira, te he traído un regalo. Le he cogido cariño, pero creo que estará mejor contigo. Además, yo ya tuve bastante mascota con la quimera que resultó ser un maromo. Este perro raro se llama Jamagoso Zarrapastroso, pero le puedes cambiar el nombre si quieres. Por cierto, ¿el negro es tu amigo? ¿quiere integrarse en la Brigada? solemos recoger a toodo lo de los más bajos fondos. - luego me dio la risa estúpida, porque era verdad que los drow venían del mundo subtarráneo. Algunos. - va, va, prepárate, que nos vamos.
Avance entre los pasillos de los calabozos siguiendo el olor de Ben y de Mérida. Me sentía ansiosa por reencontrarme con la Brigada, no los había visto desde la misión a Praga y a otros, desde antes aún, particularmente quería ver a Mer ya que nos habíamos despedido en medio del Torneo y su recuerdo titilaba en mi mente para preguntarme cómo se encontraría.
Al llegar a la altura de Ben puse una mano en su hombro como para que supiera que me encontraba junto a él, le dirigí una sonrisa de hola a la pelirroja, una mirada curiosa al elfo oscuro y al ver al perro hice una mueca de "Pero ¿Qué es eso?" mientras abría mucho los ojos, en ese momento los Guardias abrieron la puerta.
Al llegar a la altura de Ben puse una mano en su hombro como para que supiera que me encontraba junto a él, le dirigí una sonrisa de hola a la pelirroja, una mirada curiosa al elfo oscuro y al ver al perro hice una mueca de "Pero ¿Qué es eso?" mientras abría mucho los ojos, en ese momento los Guardias abrieron la puerta.
Escuché su pregunta acerca de si el demonio había hecho aquel daño por si mismo o había intentado evocar alguna oscuridad oculta que ella pudiera albergar en su interior. Encogí uno de mis hombros, con expresión de que aquello realmente no importaba mucho.
- No lo sé. Pero todos tenemos...mierda mala dentro. Al final lo que cuenta es lo que quieres hacer que predomine. O eso espero.
Me daban ganas de pegarme un puñetazo a mi mismo al oirme decir aquellas cosas. Me sentía realmente un hipócrita al darle consejos a la muchacha, consejos que ni yo mismo era capaz de seguir en la mayoria de los casos, porque preferia dejarme llevar por el alcohol siempre que podía. De no ser por mi primo habria llegado al coma etilico en unas cuantas demasiadas ocasiones. Aunque en la ultima vez él acabó tan pedo como yo.
"lo estoy llevando por el mal camino"
- Que tal si mejor en lugar de dejar que te maten aprendes a controlarlos? - dije con una mueca burlona. Después la escuché y terminé por asentir. - O nuestros ojos están adaptados a la oscuridad porque vivimos ahi, no sé que vino primero, si te soy sincero.
Parecía bastante agobiada pero al final se las apañó para hacerme otra pregunta, su curiosidad parecía insaciable. Aquello me sacó una sonrisa de lado.
- Es mi primo. No, yo me fui de alli porque...estaba harto de aquella vida, y sospechaba que mi hermana tenía ganas de matarme. Pero tranquila, por alli...eso es algo normal. También deseaba ver el mundo de la superficie. Me lo habían descrito... la verdad no esperaba que el cataclismo se desatara poco despues de instalarme por aquí.
"las ironias"
Al poco oí ruidos, y llegaron aquellos amigos de los que Mérida, segun creo, habia estado hablando. Me puse en pie y me aparté de ella, mirando a Ben con cara de reconocerlo.
- A ti te conozco...de la base de los renegados en Bastion Hollow. - dije. - y de alguna misión contra la Alianza. Y de verte disfrazado de mujer?
Tenía vagos recuerdos. Me quedé mirando a su perro. Era monísimo. Me pareció adorable. Luego lancé una mirada asesina a Ben cuando me dijo "el negro"
- Me llamo Dyospiros. Y tú...tu debes ser el pirómano.
"y este por qué se ríe ahora?"
Lo miré con mi mejor cara de desconfianza absoluta porque se quedó riendose el solo. Por lo menos los guardias nos abrieron la celda.
- Quiero que me devuelvan mis armas. Y mis pociones!
- No lo sé. Pero todos tenemos...mierda mala dentro. Al final lo que cuenta es lo que quieres hacer que predomine. O eso espero.
Me daban ganas de pegarme un puñetazo a mi mismo al oirme decir aquellas cosas. Me sentía realmente un hipócrita al darle consejos a la muchacha, consejos que ni yo mismo era capaz de seguir en la mayoria de los casos, porque preferia dejarme llevar por el alcohol siempre que podía. De no ser por mi primo habria llegado al coma etilico en unas cuantas demasiadas ocasiones. Aunque en la ultima vez él acabó tan pedo como yo.
"lo estoy llevando por el mal camino"
- Que tal si mejor en lugar de dejar que te maten aprendes a controlarlos? - dije con una mueca burlona. Después la escuché y terminé por asentir. - O nuestros ojos están adaptados a la oscuridad porque vivimos ahi, no sé que vino primero, si te soy sincero.
Parecía bastante agobiada pero al final se las apañó para hacerme otra pregunta, su curiosidad parecía insaciable. Aquello me sacó una sonrisa de lado.
- Es mi primo. No, yo me fui de alli porque...estaba harto de aquella vida, y sospechaba que mi hermana tenía ganas de matarme. Pero tranquila, por alli...eso es algo normal. También deseaba ver el mundo de la superficie. Me lo habían descrito... la verdad no esperaba que el cataclismo se desatara poco despues de instalarme por aquí.
"las ironias"
Al poco oí ruidos, y llegaron aquellos amigos de los que Mérida, segun creo, habia estado hablando. Me puse en pie y me aparté de ella, mirando a Ben con cara de reconocerlo.
- A ti te conozco...de la base de los renegados en Bastion Hollow. - dije. - y de alguna misión contra la Alianza. Y de verte disfrazado de mujer?
Tenía vagos recuerdos. Me quedé mirando a su perro. Era monísimo. Me pareció adorable. Luego lancé una mirada asesina a Ben cuando me dijo "el negro"
- Me llamo Dyospiros. Y tú...tu debes ser el pirómano.
"y este por qué se ríe ahora?"
Lo miré con mi mejor cara de desconfianza absoluta porque se quedó riendose el solo. Por lo menos los guardias nos abrieron la celda.
- Quiero que me devuelvan mis armas. Y mis pociones!
Mérida Pyro
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-Ajam...Las acciones. Bien...Pensaré en ello- Dijo, realmente pensativa analizando sus acciones anteriores a la posesión. Había dejado el torneo por ir con sus amigos porque para ella la Brigada era lo más importante. Era su familia. Protegió al doctor y a su amigo, a Lykaios. Y realmente se sacrificó por eso. -¿Controlarlos? PAAAAAAASO - Le dio un repelus importante y se estremeció visiblemente. No quería tener nada que ver con demonios -Por lo pronto me mantendré lejos de cualquier portal demoníaco o rara oscuridad que salga del piso- Dijo, recordando la penúltima vez.
Tras ello su mente se enfocó en él. Lo miró a los ojos y luego al resto del cuerpo con creciente curiosidad - ¿Normal?- Arqueó las cejas al oír que su hermana quería matarle. Qué cosa extraña. Iba a decir algo cuando escuchó un ladrido y después reconoció la voz de Ben. Se sintió... Rara. Se le revolvió el estómago y dejó caer los párpados un momento antes de inspirar profundamente. No había sido ella, no había sido ella, no había sido ella.
Cuando se levantó y lo miró a los ojos sonrió brevemente -Tenía una compañía divertida- Dijo mirando a Dyospiros con una sonrisa para luego fijarse en el cachorro. Se rió un poco al verle la carucha pero le parecía de lo más adorable. Cuando fueron liberados le extendió los brazos y lo achuchó mientras oía que Dyospiros y Ben se conocían, y el último se reía de esa forma en la que SEGURO tenía algún chiste interno consigo mismo. Mérida miró hacia Leila y sonrió -Bueno...¿Qué? Espero que hayas ganado el torno ¿eh?- Le soltó para luego mirar al drow gritar por sus cosas -Yo también quiero las mías...- Soltó hacia los guardias mientras el perro le lamía la cara. Se rió otra vez y miró al drow -Tu primo y tu sois bienvenidos a la Brigada, expertos en fuga de cárceles, peleas de bar y dar todo lo que somos por nuestra familia y la misión que nos planteen... juntos, por supuesto- Se colocó al lado de Ben y tiró de su hombro para que se inclinara un poco hacia ella, una vez lo hizo le susurró al oído -Lamento todo... Lo que te dije y eso... Lo siento. No es lo que pienso- Jamagoso se lanzó a lamerle la cara a Ben y Mérida se alejó un poco sonriendo. Deseaba, brutalmente, un abrazo de grupo brigadoso pero aquello tendría que esperar. Quería ver a Lykaios y Gen.
Tras ello su mente se enfocó en él. Lo miró a los ojos y luego al resto del cuerpo con creciente curiosidad - ¿Normal?- Arqueó las cejas al oír que su hermana quería matarle. Qué cosa extraña. Iba a decir algo cuando escuchó un ladrido y después reconoció la voz de Ben. Se sintió... Rara. Se le revolvió el estómago y dejó caer los párpados un momento antes de inspirar profundamente. No había sido ella, no había sido ella, no había sido ella.
Cuando se levantó y lo miró a los ojos sonrió brevemente -Tenía una compañía divertida- Dijo mirando a Dyospiros con una sonrisa para luego fijarse en el cachorro. Se rió un poco al verle la carucha pero le parecía de lo más adorable. Cuando fueron liberados le extendió los brazos y lo achuchó mientras oía que Dyospiros y Ben se conocían, y el último se reía de esa forma en la que SEGURO tenía algún chiste interno consigo mismo. Mérida miró hacia Leila y sonrió -Bueno...¿Qué? Espero que hayas ganado el torno ¿eh?- Le soltó para luego mirar al drow gritar por sus cosas -Yo también quiero las mías...- Soltó hacia los guardias mientras el perro le lamía la cara. Se rió otra vez y miró al drow -Tu primo y tu sois bienvenidos a la Brigada, expertos en fuga de cárceles, peleas de bar y dar todo lo que somos por nuestra familia y la misión que nos planteen... juntos, por supuesto- Se colocó al lado de Ben y tiró de su hombro para que se inclinara un poco hacia ella, una vez lo hizo le susurró al oído -Lamento todo... Lo que te dije y eso... Lo siento. No es lo que pienso- Jamagoso se lanzó a lamerle la cara a Ben y Mérida se alejó un poco sonriendo. Deseaba, brutalmente, un abrazo de grupo brigadoso pero aquello tendría que esperar. Quería ver a Lykaios y Gen.
Ni me enteré de la mirada asesina que me lanzó Dyospiros al decirle "el negro", básicamente porque estaba riéndome al recordar que me vestí de mujer en en una fiesta. - Estaba borracho y lo recuerdo muy vagamente, pero sé que fue una fiesta de los renegados en Halloween. Ay...qué tiempos. - asentí cuando me dijo pirómano, ese era yo. Repetí su nombre para memorizarlo, si iba a unirse a la Brigada tendría que saberme su nombre. Giré la cabeza cuando Leila puso una mano en mi hombro, saludándola con un gesto de la cabeza. Lo último que supe de ella es que preguntaba si había fiesta o diversión, pero acabábamos de llegar de la misión y estábamos todos bastante plof.
Los guardias liberaron a Mer y a Dyospiros, devolviéndoles sus cosas. Después nos dijeron que ya podíamos irnos, y que no nos metiésemos en más líos. - Pues no se hable más, tenemos nuevo miembro en la Brigada ¡bienvenido, Dyospiros! ¿puedo llamarte Piros? ¿yospi? ¿dyos? ¿pir? - empecé a darle el coñazo aunque acabase de entrar, hasta que Mérida se inclinó sobre mí para susurrarme que lo sentía. Al principio no sabía de qué hablaba porque yo no era una persona rencorosa, pero luego caí que se refería a lo que me dijo cuando estaba endemoniada. - Ya, ya, no pasa nada tonta. No te preocupes. Sé que en el fondo es porque me tienes envidia porque soy el pelirrojo más guapo de la Brigada y Lykaios me ama más a mí. - le dí un par de palmaditas en la cabeza, uniéndonos después a todos en un abrazo grupal, perro feo incluido. - Pues nos vamos, que creo que hay cosas que hacer. Y tenemos que buscar un nuevo cuartel ya sea aquí o en otro sitio, que vamos como mendigos de acá para allá. - a continuación nos encaminamos hacia la salida, abandonando los calabozos.
Si los estaban atendiendo en el hospital tenía aproximadamente 10 minutos para lo que pretendía hacer. Ian tenía mucho mejor familia que ella. Mucho mejor…Porque su familia estaba muerta y a los que consideraban su familia no sabía donde mierda estaban metidos. Al menos Matvey se había mostrado consecuente a su posición sobre Adam. Y ella iba a hacer lo que se le viniera en gana.
“Anteia han atacado mi casa. Ian y Aedan está en el hospital. Necesito que no te separes de ellos y ahora más que nunca te quedes con el anillo que te he regalado. Necesito esconderlos hasta que pueda arreglar todo lo de los Pendragon”
Cuando avanzó fue saludada por los guardias con una leve reverencia y el puño contra el pecho. Como si le importara una mierda ser reverenciada -Liberad a Adam Hacksaw- Los guardias se quedaron mirando los unos a los otros como decidiendo quien iba a decirle que “No”. A ella…Inspiró profundamente y dibujó una mueca en los labios que no llegaba a ser sonrisa -¿Sois consciente de que puedo ver como estáis pidiendo permiso a sus superiores?- Rodó los ojos y en un par de segundos sus ojos brillaron con una luz violeta y sus dos elementales de sombras, dos lobos, aparecieron delante de ella -Vigilad- Avisó y empezó a avanzar hacia las escaleras -Y morderlos si se mueven-
“No Anteia, no salgas de tu casa. ¿Has visto a Azahar? La necesitamos para pelear. Que no, que te quedes en tu casa. Eres más importante protegiendo a nuestras familias que curando gente. Hay más sanadores”
La mujer, sin duda, era muy terca pero Catherine era mucho más. Cuando llegó a la celda de Adam no dio explicación alguna sino que sacó su báculo, que se armó ante sus ojos, en un haz de oscuridad y luz violeta. Tras ello llevó una mano hacia la celda del calabozo y pronto una oscura espesura que nacía del suelo fue subiendo hasta cubrirla y cuando Catherine hizo un movimiento con sus dedos el metal se dobló hasta dejar espacio suficiente para que Adam saliera -Eres libre porque yo te considero libre- Lo miró a los ojos con intensidad y un gesto serio. No tenían la mejor relación del mundo pero no se odiaban. ¿Tal vez porque habían sufrido más o menos lo mismo? Probablemente, aunque la Le Fay no sabía eso -Y nadie más que yo tengo que decidirlo ¿Estamos de acuerdo?- Inquirió. Era su forma de decir que era muy consciente de que él no había matado a Desmond, o al menos no había sido su intención. No tenía ni siquiera que entrar en su mente para saberlo.
Miró hacia arriba cuando un sonido llamó su atención -Ahora tú y yo tenemos que matar gente- Le cogió de la mano y se desapareció con él hasta el hospital, en cuanto lo hizo, los lobos desaparecieron en un espeso humo negro.
“Anteia han atacado mi casa. Ian y Aedan está en el hospital. Necesito que no te separes de ellos y ahora más que nunca te quedes con el anillo que te he regalado. Necesito esconderlos hasta que pueda arreglar todo lo de los Pendragon”
Cuando avanzó fue saludada por los guardias con una leve reverencia y el puño contra el pecho. Como si le importara una mierda ser reverenciada -Liberad a Adam Hacksaw- Los guardias se quedaron mirando los unos a los otros como decidiendo quien iba a decirle que “No”. A ella…Inspiró profundamente y dibujó una mueca en los labios que no llegaba a ser sonrisa -¿Sois consciente de que puedo ver como estáis pidiendo permiso a sus superiores?- Rodó los ojos y en un par de segundos sus ojos brillaron con una luz violeta y sus dos elementales de sombras, dos lobos, aparecieron delante de ella -Vigilad- Avisó y empezó a avanzar hacia las escaleras -Y morderlos si se mueven-
“No Anteia, no salgas de tu casa. ¿Has visto a Azahar? La necesitamos para pelear. Que no, que te quedes en tu casa. Eres más importante protegiendo a nuestras familias que curando gente. Hay más sanadores”
La mujer, sin duda, era muy terca pero Catherine era mucho más. Cuando llegó a la celda de Adam no dio explicación alguna sino que sacó su báculo, que se armó ante sus ojos, en un haz de oscuridad y luz violeta. Tras ello llevó una mano hacia la celda del calabozo y pronto una oscura espesura que nacía del suelo fue subiendo hasta cubrirla y cuando Catherine hizo un movimiento con sus dedos el metal se dobló hasta dejar espacio suficiente para que Adam saliera -Eres libre porque yo te considero libre- Lo miró a los ojos con intensidad y un gesto serio. No tenían la mejor relación del mundo pero no se odiaban. ¿Tal vez porque habían sufrido más o menos lo mismo? Probablemente, aunque la Le Fay no sabía eso -Y nadie más que yo tengo que decidirlo ¿Estamos de acuerdo?- Inquirió. Era su forma de decir que era muy consciente de que él no había matado a Desmond, o al menos no había sido su intención. No tenía ni siquiera que entrar en su mente para saberlo.
Miró hacia arriba cuando un sonido llamó su atención -Ahora tú y yo tenemos que matar gente- Le cogió de la mano y se desapareció con él hasta el hospital, en cuanto lo hizo, los lobos desaparecieron en un espeso humo negro.
Como obviamente sedar no era la forma correcta de detener un grito de Banshee, cuando despertó el grito continuo implacable aturdiendo a los guardias.
Se detuvo para ver en donde estaba y las cadenas que rodeaban sus enguantadas manos, otra vez, pero Reapper no era tan indulgente como Bellatrix.
Era la aparición del mismísimo caos nada que ver con la obediencia a la tradición, el respeto por las promesas, por la verdad o por la autoridad que guiaba al alma que antes regía aquel cuerpo.
Lo bueno podía ser que no estaba en su naturaleza juzgar por incumplir las responsabilidades. -Libre soy.- Murmuró al ponerse de pié, abrir un portal y dejar los calabozos.
Se detuvo para ver en donde estaba y las cadenas que rodeaban sus enguantadas manos, otra vez, pero Reapper no era tan indulgente como Bellatrix.
Era la aparición del mismísimo caos nada que ver con la obediencia a la tradición, el respeto por las promesas, por la verdad o por la autoridad que guiaba al alma que antes regía aquel cuerpo.
Lo bueno podía ser que no estaba en su naturaleza juzgar por incumplir las responsabilidades. -Libre soy.- Murmuró al ponerse de pié, abrir un portal y dejar los calabozos.
Llegué a los calabozos maldiciendo fuertemente tras ser informado por los guardias de la huida de Bellatrix. La habían enviado allí después de que despertase en el hospital molestando a los que allí estaban, y después se había fugado. - Esta mujer es tonta...no se le ocurre otra cosa que irse. - gruñí al ver la celda vacía, dando un golpe al barrote antes de girarme hacia los guardias con cara de sumo cabreo. - Teníais que haberla atacado en cuanto despertó. ¿Y de quién fue la idea de mandarla aquí? - el nombre de la Hacksaw salió rápidamente, así que ya me encargaría de enviarle un vociferador para reprenderle por su imprudencia. El tema de Bellatrix ya había colmado mi paciencia. No sólo había conspirado contra nosotros con los Pendragon, había "matado" a Matvey y fastidiado la misión poniendo en peligro a la isla. Sus continuas posesiones y desvaríos eran una ya insufribles.
- Pues buen viaje lleve. Acaba de perder la última oportunidad. Su linaje queda expulsado de manera permanente, la rama Alighieri termina con ella. Aquí que no vuelva nunca. A partir de ahora queda desterrada y se considera una persona non grata para Ouroboros. - sí, estaba tomando la decisión de manea unilateral porque me sentía cabreado y tremendamente dictatorial ese día. Solía ser amable hasta que agotaban mi paciencia. Simplemente comunicaría al resto mi decisión. - Transmitid el mensaje a todos los guardias de la isla, que sepan lo que tienen que hacer si vuelve a poner un pie en este lugar. No habrá clemencia. - dicho esto me di la vuelta, saliendo de allí con cara de pocos amigos y de pocas celebraciones. El mensaje llegaría a todos los Descendientes en forma de patronus.
- Pues buen viaje lleve. Acaba de perder la última oportunidad. Su linaje queda expulsado de manera permanente, la rama Alighieri termina con ella. Aquí que no vuelva nunca. A partir de ahora queda desterrada y se considera una persona non grata para Ouroboros. - sí, estaba tomando la decisión de manea unilateral porque me sentía cabreado y tremendamente dictatorial ese día. Solía ser amable hasta que agotaban mi paciencia. Simplemente comunicaría al resto mi decisión. - Transmitid el mensaje a todos los guardias de la isla, que sepan lo que tienen que hacer si vuelve a poner un pie en este lugar. No habrá clemencia. - dicho esto me di la vuelta, saliendo de allí con cara de pocos amigos y de pocas celebraciones. El mensaje llegaría a todos los Descendientes en forma de patronus.
Seguí gruñendo mientras el guardia me seguía a dos pasos por detrás en dirección a los calabozos. Había perdido de vista a Leila que la habían sacado antes que a nosotros. Por detrás podía escuchar a Lykaios y a Ben. Caminaba furibunda, con pasos fuertes y los puños apretados. Si me daba la gana podía dejar KO a ese guardia sin ningún miramiento, o podía invocar un demonio que mandara a la mierda a toda aquella tropa por la que habíamos dado todo y lo único que recibíamos en ese momento era la espalda y desprecio.
Pero se obligó a calmarse por el bien de todos. Apelaría. Claro que apelaría. Por Leila, por Mérida, por Imram, por ella misma. Porque no se había dejado sudor y sangre por esa isla para que ahora la tratasen así. Sus sentimientos viajaban desde el dolor y la rabia que de aquella traición de la que acababa de ser testigo.
El guardia le empujó hasta el calabozo. Detrás de ella entraron Lykaios y Ben. La puerta se cerró con un chirrido por los goznes y el típico sonido metálico. Los pasos del guarda se retiraron. Cleopatra golpeó la pared, enrabietada, aquello sería su descarga en ese momento, porque no podía hacerlo de otra forma. Dio un segundo golpe. Y hubo un tercero. Y un cuarto, con la palma de la mano. No hubo un quinto, simplemente dejó caer pesadamente la palma sobre la pared de piedra y se dejó caer al suelo de rodillas. ¿Aquello era el fin …? El jersey morado reposaba sobre los muslos de la egipcia, testigo mudo del gesto de dolor y rabia de la egipcia, que permanecía de espaldas a sus compañeros
Pero se obligó a calmarse por el bien de todos. Apelaría. Claro que apelaría. Por Leila, por Mérida, por Imram, por ella misma. Porque no se había dejado sudor y sangre por esa isla para que ahora la tratasen así. Sus sentimientos viajaban desde el dolor y la rabia que de aquella traición de la que acababa de ser testigo.
El guardia le empujó hasta el calabozo. Detrás de ella entraron Lykaios y Ben. La puerta se cerró con un chirrido por los goznes y el típico sonido metálico. Los pasos del guarda se retiraron. Cleopatra golpeó la pared, enrabietada, aquello sería su descarga en ese momento, porque no podía hacerlo de otra forma. Dio un segundo golpe. Y hubo un tercero. Y un cuarto, con la palma de la mano. No hubo un quinto, simplemente dejó caer pesadamente la palma sobre la pared de piedra y se dejó caer al suelo de rodillas. ¿Aquello era el fin …? El jersey morado reposaba sobre los muslos de la egipcia, testigo mudo del gesto de dolor y rabia de la egipcia, que permanecía de espaldas a sus compañeros
No tenía ni idea de cómo habíamos llegado a esa situación, en qué maldito momento habíamos acabado siendo personas non gratas a las que tenían que llevar al calabozo. Esta vez ni siquiera habíamos pegado a nadie, sólo habíamos gritado. Era una locura. Forcejeé con los putos guardias, aunque sin mucha intención porque tampoco era cuestión de desatar una batalla campal en la que nos liásemos todos a hostias. Era lo que deseaba, pero bastante se había complicado ya todo. Lykaios me había lanzado una mirada para que no la liase, recordándome el calabozo de Dublín en el que fundamos la Brigada. Parecía que era nuestro destino.
- ¡ESTO ES UNA INJUSTICIA! ¡NO PODÉIS HACER ESO! ¡SOIS UNOS MIERDAS! - grité a los guardias mientras nos encerraban en la celda, metiéndonos de un empujón antes de cerrar. Previamente nos habían desarmado y puesto las cadenas de penitente para que no pudiésemos desaparecernos, y tampoco hacer magia al cabo de un rato. Me agarré a los barrotes de manera violenta, deseando prenderle fuego a todo. ¿De qué servía que me conteniese si ya nos habían acusado igual?
- ¡¿Qué pasa?! ¿Tenemos que besaros el culo por dejarnos estar en la isla? ¡No pensábamos quedarnos, me paso por los cojones vuestra ilegalización! - yo no pensaba quedarme, desde luego, pero pensé en que tal vez Mer e Imram querrían, por sus críos. Bufé cabreado, sentándome en el suelo con los brazos cruzados y cara de muy mala hostia. Iba a ser un día de calabozo, eso me daba igual. Lo que me molestaba mucho era la sentencia final, tanto por el castigo excesivo a Leila como por lo nuestro. De repente parecíamos delincuentes para ellos.
- ¡ESTO ES UNA INJUSTICIA! ¡NO PODÉIS HACER ESO! ¡SOIS UNOS MIERDAS! - grité a los guardias mientras nos encerraban en la celda, metiéndonos de un empujón antes de cerrar. Previamente nos habían desarmado y puesto las cadenas de penitente para que no pudiésemos desaparecernos, y tampoco hacer magia al cabo de un rato. Me agarré a los barrotes de manera violenta, deseando prenderle fuego a todo. ¿De qué servía que me conteniese si ya nos habían acusado igual?
- ¡¿Qué pasa?! ¿Tenemos que besaros el culo por dejarnos estar en la isla? ¡No pensábamos quedarnos, me paso por los cojones vuestra ilegalización! - yo no pensaba quedarme, desde luego, pero pensé en que tal vez Mer e Imram querrían, por sus críos. Bufé cabreado, sentándome en el suelo con los brazos cruzados y cara de muy mala hostia. Iba a ser un día de calabozo, eso me daba igual. Lo que me molestaba mucho era la sentencia final, tanto por el castigo excesivo a Leila como por lo nuestro. De repente parecíamos delincuentes para ellos.
Había intentado avisar por galeon a Gen de que no iba a volver a la habitacion porque nos llevaban al puto calabozo, pero que no se preocupara (demasiado). Solo que no pude porque cuando iba a mitad del mensajito me quitaron la moneda, y a los pocos segundos, todos mis demas cacharros susceptibles de dar problemas, asi que le di a enviar de modo torpe antes de terminarlo.
Cuando nos metieron al calabozo, cadenitas incluidas, lancé una mirada de asco a los guardias aquellos, junto a los que habiamos peleado en la Ciudadela, junto a los que habiamos peleado aquí también. Pude ver la ira de Ben y la decepcion y rabia de Cleo, yo mientras intentaba digerir todo lo que esto implicaba. Seguia doliendome la puñalada y dudaba que eso se pasara en algun momento. Pero organizacion ilegal o criminal....?
Obligarlos a firmar una renuncia si querian quedarse? Eso era chantaje, o algo por el estilo, evidentemente un intento por desbaratarnos. Miré a Cleo que se escurrió hasta el suelo, estaba desolada.
- Nos han usado como han querido. Pero cuando no hemos encajado con lo que ellos esperan de su "civilizacion" perfecta, nos han desechado como basura. Los habeis oido aplaudir? - una parte de mi empezaba a preocuparse...y si eramos nosotros los que nunca seriamos capaces de encajar en una "civilizacion?" Unos inadaptados a una nueva sociedad, una pacífica?
"no seas estupido, Lykaios"
- Pues si esta es su idea de civilizacion perfecta, no quiero encajar en ella. - sacudí la cabeza, negando. - Vamos a tener un problema con la gente que es como Jack Newton, y me temo que tiene unos cuantos muchos que piensan como él. "Les hemos traido los problemas y la violencia a las puertas de sus casas". Pffft. - fui a donde Cleo, y me senté a su lado, pero en frente, apoyado contra la pared. Le hice un gesto con la mano para que se apoyase a mi lado, y otro a Ben, para que se acercara tambien. - Os acordáis de la maniobra de despiste en Egipto? Éramos nosotros tres, tambien. Creo que podría funcionar. No se, es que me meten en una celda y ya empiezo a sentir deseos irrefrenables de fugarme.
Cuando nos metieron al calabozo, cadenitas incluidas, lancé una mirada de asco a los guardias aquellos, junto a los que habiamos peleado en la Ciudadela, junto a los que habiamos peleado aquí también. Pude ver la ira de Ben y la decepcion y rabia de Cleo, yo mientras intentaba digerir todo lo que esto implicaba. Seguia doliendome la puñalada y dudaba que eso se pasara en algun momento. Pero organizacion ilegal o criminal....?
Obligarlos a firmar una renuncia si querian quedarse? Eso era chantaje, o algo por el estilo, evidentemente un intento por desbaratarnos. Miré a Cleo que se escurrió hasta el suelo, estaba desolada.
- Nos han usado como han querido. Pero cuando no hemos encajado con lo que ellos esperan de su "civilizacion" perfecta, nos han desechado como basura. Los habeis oido aplaudir? - una parte de mi empezaba a preocuparse...y si eramos nosotros los que nunca seriamos capaces de encajar en una "civilizacion?" Unos inadaptados a una nueva sociedad, una pacífica?
"no seas estupido, Lykaios"
- Pues si esta es su idea de civilizacion perfecta, no quiero encajar en ella. - sacudí la cabeza, negando. - Vamos a tener un problema con la gente que es como Jack Newton, y me temo que tiene unos cuantos muchos que piensan como él. "Les hemos traido los problemas y la violencia a las puertas de sus casas". Pffft. - fui a donde Cleo, y me senté a su lado, pero en frente, apoyado contra la pared. Le hice un gesto con la mano para que se apoyase a mi lado, y otro a Ben, para que se acercara tambien. - Os acordáis de la maniobra de despiste en Egipto? Éramos nosotros tres, tambien. Creo que podría funcionar. No se, es que me meten en una celda y ya empiezo a sentir deseos irrefrenables de fugarme.
Ben y Lykaios estaban tan cabreado como ella, y así lo expresaban con los guardias. Ninguno se quejó, físicamente hablando, del tema del desarme y de las cadenas, por mi parte dejé hacer porque de lo contrario, seguro lo usarían en nuestra contra, tal y como habían usado nuestro derecho a la libre expresión, por mucho desacato que fuera.
La vorágine de sentimientos, el enfado… aquello la había dejado agotada, de modo que permaneció en aquella posición bastante más tiempo, mirando al suelo y en completo silencio. No, aquello no era el fin. Apelaría. Se quejaría. Claro que se iba a quejar. Llamaría a Lucio, a Aldaron ellos podrían dar testimonio de que había estado trabajando duro en el hospital. Anteia, Anteia intervendría por ellos… -Pero no hemos hecho nada malo para que nos echen así, como a un perro viejo, sin lugar de defensa… Por Ares, nosotros no hemos traído la guerra, que parecen que tenemos la culpa de todo lo que pasa en la isla. No, claro que no somos los culpables... ¿no? Tenemos que hacer algo. Estoy segura de que podemos hacer algo, acabar con la vía diplomática- No sabía en qué punto había dejado caer el peso de mi cabeza sobre la pared, apoyando la frente en el frío muro de piedra. Hablaba sola, aunque esperaba que alguno de mis dos compañeros me respondiera, aunque fuese alguna tontería. Un chiste, algo. Lo de besar culos no le parecía una idea tan loca si sabían hacerlo bien. Suspiró. Estaba segura de que debería haber otras formas, ¿apelar a la cordura? ¿al saber hacer? ¿En qué momento Ouroboros se fue a la mierda? Apreté el jersey morado, tratando de buscar orden y sentido a todo aquello.
Miré por el rabillo del ojo en dirección al capi. Sonreí un tanto cansada por aquel comentario de Egipto, dejándome caer sobre el hombro del capi, que estaba a mi lado -Juro por Atenea que me saco la carrera de abogacía para darle en los morros a Newton con sus putas normas- Se imaginó por un instante la situación, dándole con un papel enrollado como si fuera un chucho malo. -Nos han baneado, ¡qué fuerte!-
La vorágine de sentimientos, el enfado… aquello la había dejado agotada, de modo que permaneció en aquella posición bastante más tiempo, mirando al suelo y en completo silencio. No, aquello no era el fin. Apelaría. Se quejaría. Claro que se iba a quejar. Llamaría a Lucio, a Aldaron ellos podrían dar testimonio de que había estado trabajando duro en el hospital. Anteia, Anteia intervendría por ellos… -Pero no hemos hecho nada malo para que nos echen así, como a un perro viejo, sin lugar de defensa… Por Ares, nosotros no hemos traído la guerra, que parecen que tenemos la culpa de todo lo que pasa en la isla. No, claro que no somos los culpables... ¿no? Tenemos que hacer algo. Estoy segura de que podemos hacer algo, acabar con la vía diplomática- No sabía en qué punto había dejado caer el peso de mi cabeza sobre la pared, apoyando la frente en el frío muro de piedra. Hablaba sola, aunque esperaba que alguno de mis dos compañeros me respondiera, aunque fuese alguna tontería. Un chiste, algo. Lo de besar culos no le parecía una idea tan loca si sabían hacerlo bien. Suspiró. Estaba segura de que debería haber otras formas, ¿apelar a la cordura? ¿al saber hacer? ¿En qué momento Ouroboros se fue a la mierda? Apreté el jersey morado, tratando de buscar orden y sentido a todo aquello.
Miré por el rabillo del ojo en dirección al capi. Sonreí un tanto cansada por aquel comentario de Egipto, dejándome caer sobre el hombro del capi, que estaba a mi lado -Juro por Atenea que me saco la carrera de abogacía para darle en los morros a Newton con sus putas normas- Se imaginó por un instante la situación, dándole con un papel enrollado como si fuera un chucho malo. -Nos han baneado, ¡qué fuerte!-
- Pues no, no encajamos como ellos esperan. Que les den muy fuerte a todos. Nos han usado. Estos mierdas llevan apenas unos años luchando y no se dan cuenta de los años que llevamos nosotros. - ya ni me importaba insultarlos, me habían tocado los cojones y estaba en modo odio con todo lo que tenía que ver con Ouroboros. - Sí, los oí aplaudir. Putos. - seguí gruñendo por lo bajo, yendo a sentarme junto a Lykaios y Cleo. Todos en los calabozos, como en los viejos tiempos. - A mí tendrás que refrescarme los detalles, se me olvidan cosas. Pero sabes que siempre estoy dispuesto a una fuga. Me dan ganas de darles motivos de verdad para quejarse. - a mi cuando me tocaban las narices me ponían en contra, eso era así. Se iban a quejar igual, así que mejor darles motivos para que lo hiciesen con razón.
- Pues no sé cómo nos vamos a fugar con las cadenas. Además, drenan energía mágica. Si queremos pirarnos tiene que ser ya. Que sí, que es un día de calabozo, pero no me apetece darles el gusto de obedecer. - extendí la palma de mi mano hacia arriba, creando una pequeña llama que daba pistas de lo que quería hacer. - No, Cleo. No vamos a jugar a su juego ni con sus normas. Ahí es donde ellos ganan. ¿Vas a pasar por el aro, en serio? ¿de verdad piensas quedarte aquí cuando la mierda que pasa en tierra se termine? - bufé molesto, apagando la pequeña llama que había creado en mi mano.
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(cadenas post 2 de 5)
Amaya ya me había desarmado así que, así como fui al juicio, me metieron al calabozo de barrotes de plata. Me mantuve en un rincón oscuro desde el que, tras un rato, escuché que había revuelo ya que metían a más gente en otro calabozo. Sonreí tristemente al reconocer las voces de Lyka, Ben y Cleo. Los dejé hablar entre ellos pensando en lo que debería decir, hasta qué decidí alzar mi voz desde el final del pasillo, ya que ellos se encontraban en una celda a más a mitad del pasillo.
-Bueno, ya les demostré a esta gente quién soy realmente ¿Qué opinan?- Les pregunté. Eso era lo que me había dicho el peliazul en el mercado, ahora quería saber su opinión, quería saber por qué confió en el juicio de aquella gente.
-Es bueno volver a verte despierto Ben, es bueno verlos a todos de una pieza... están de una pieza ¿Verdad?- No había visto claramente a Mer, a Ben y a Cleo ya que en el juicio las luces hacían difícil mirar hacia cualquier lado.
-Si al final borran toda mi memoria, quiero que sepan que son la mejor familia que tuve, me salvaron tantas veces, de diferentes formas, confiaron en mí ciegamente y yo...- Un nudo se formó en mí garganta pensado en todo lo que habíamos pasado juntos y pensando que esa gente podía borrarlo si se le daba la gana. -Debí haberles dicho... en verdad lo siento...- Comencé a sentir lágrimas en mis ojos pero me rehusé a llorar, respire hondamente para recuperarme y suspiré. -Seguramente todo esto se hubiera solucionado mucho antes hablando...- Dije esforzándome en mantener una respiración regular negándome a quebrarme. -Lo único bueno que saco de todo esto es que ahora sé que es fácil desconfiar, lo difícil es confiar...- Divagué mientras las manos me temblaban. -No importa, cosas mías... los quiero mucho, a todos... Ay no, si me borran todo y me encuentro con Em, no la voy a reconocer y se largara a llorar a cantaros... bueno, llorara a cántaros de una forma u otra... mi pobre pollita...-
-Bueno, ya les demostré a esta gente quién soy realmente ¿Qué opinan?- Les pregunté. Eso era lo que me había dicho el peliazul en el mercado, ahora quería saber su opinión, quería saber por qué confió en el juicio de aquella gente.
-Es bueno volver a verte despierto Ben, es bueno verlos a todos de una pieza... están de una pieza ¿Verdad?- No había visto claramente a Mer, a Ben y a Cleo ya que en el juicio las luces hacían difícil mirar hacia cualquier lado.
-Si al final borran toda mi memoria, quiero que sepan que son la mejor familia que tuve, me salvaron tantas veces, de diferentes formas, confiaron en mí ciegamente y yo...- Un nudo se formó en mí garganta pensado en todo lo que habíamos pasado juntos y pensando que esa gente podía borrarlo si se le daba la gana. -Debí haberles dicho... en verdad lo siento...- Comencé a sentir lágrimas en mis ojos pero me rehusé a llorar, respire hondamente para recuperarme y suspiré. -Seguramente todo esto se hubiera solucionado mucho antes hablando...- Dije esforzándome en mantener una respiración regular negándome a quebrarme. -Lo único bueno que saco de todo esto es que ahora sé que es fácil desconfiar, lo difícil es confiar...- Divagué mientras las manos me temblaban. -No importa, cosas mías... los quiero mucho, a todos... Ay no, si me borran todo y me encuentro con Em, no la voy a reconocer y se largara a llorar a cantaros... bueno, llorara a cántaros de una forma u otra... mi pobre pollita...-
Cleo quería agotar la via diplomática. Yo no estaba tan seguro.
- No lo sé, Cleo.... con la via diplomática nos harán tragar sus normas a cambio de...poder pisar la isla? Si me lo planteo, será por Mérida y por Imram. Nada mas. Su Consejo y su isla tampoco son la panacea, la salvación. Nosotros tambien encontramos y creamos lugares de paz... - odiaría hacerles elegir entre ...bueno, ya lo habia dicho Newton. La Brigada o un lugar seguro - Y ni te lo cuestiones. No somos los culpables. Si no aguantan unas peleitas en un bar y algo de mobiliario roto, es que han vivido en un mundo alejado de la sociedad real por demasiado tiempo.
Le eché el brazo a Cleo sobre los hombros, dejando que se apoyara en uno de los mios, y yo a su vez puse mi mejilla sobre su cabeza. Ben se puso a nuestro lado y le tiré el otro brazo por encima...bueno, lo intenté, las cadenas no me dejaron y casi le meto una hostia sin querer y un cadenazo. Mientras los tuviera a ellos, daría igual lo que dijeran los demás.
Me rei brevemente cuando Cleo dijo que nos habian baneado.
- Si es que menuda fama tenemos! - Ben se cabreó ante la idea de Cleo de negociar o pasar por el aro. - Ciertamente, no tenemos que demostrarles nada Cleo. Ya lo hemos hecho. Y esto es lo que han decidido.... además. Ningun papelito que firmes diciendo "ya no pertenezco a la brigada" puede ser más válido que lo que cada uno sentimos. Ese viejo no decide a donde pertenecemos en realidad. Luego veremos como se arrepienten de habernos tachado de organización criminal.
"me pregunto cuando le tocará el turno a los renegados"
Escuché la voz de Leila, debia de estar en una celda mas alejada de nosotros. Le dejé hablar, escuchandola con la cabeza ladeada. De una pieza? Remendada con pegamento extrafuerte
- Mas o menos....- apoyé la nuca contra la pared. - no te van a borrar la memoria entera, Leila, ni tampoco a tu hija. No les dejaremos. Solo...lo relacionado con el secreto de su isla. Ya ves a quien irias a contarselo. A la Alianza? - irónico. - Ellos no quieren que vuelvas y tú no quieres volver.
Miré hacia abajo y me arañé la palma con mis propios dedos, al oir sus palabras, notando un nudo en el pecho.
- fuimos una mala familia, Leila. Lo siento. Estaba tan ocupado en echarme las culpas por lo ocurrido... que no me di cuenta de que tú habías perdido a tu hija.... parecías tan fuerte por fuera que tampoco me dí cuenta del trauma por el que estabas pasando por culpa de lo que Eamon te hizo.... Que necesitabas ayuda... - la opresión en el pecho se habia hecho mas grande y me escocían los ojos, parpadeé limpiandome dos lagrimones con saña y luego me reí de modo entrecortado. - Si, la comunicacion arregla muchas cosas.
"agh, no quiero ponerme sentimental"
Aproveché el poco tiempo que quedaba para poder hacer magia, una gamberrada mas que otra cosa. Invocar a mi elemental de agua, el lobo, que empezó a pasearse por el pasillo "meándose" en sus efectos personales, sus botas...
- CARCELERO, ME ABURRO! PONED MUSICA, QUE ES NAVIDAD HOMBRE!
- No lo sé, Cleo.... con la via diplomática nos harán tragar sus normas a cambio de...poder pisar la isla? Si me lo planteo, será por Mérida y por Imram. Nada mas. Su Consejo y su isla tampoco son la panacea, la salvación. Nosotros tambien encontramos y creamos lugares de paz... - odiaría hacerles elegir entre ...bueno, ya lo habia dicho Newton. La Brigada o un lugar seguro - Y ni te lo cuestiones. No somos los culpables. Si no aguantan unas peleitas en un bar y algo de mobiliario roto, es que han vivido en un mundo alejado de la sociedad real por demasiado tiempo.
Le eché el brazo a Cleo sobre los hombros, dejando que se apoyara en uno de los mios, y yo a su vez puse mi mejilla sobre su cabeza. Ben se puso a nuestro lado y le tiré el otro brazo por encima...bueno, lo intenté, las cadenas no me dejaron y casi le meto una hostia sin querer y un cadenazo. Mientras los tuviera a ellos, daría igual lo que dijeran los demás.
Me rei brevemente cuando Cleo dijo que nos habian baneado.
- Si es que menuda fama tenemos! - Ben se cabreó ante la idea de Cleo de negociar o pasar por el aro. - Ciertamente, no tenemos que demostrarles nada Cleo. Ya lo hemos hecho. Y esto es lo que han decidido.... además. Ningun papelito que firmes diciendo "ya no pertenezco a la brigada" puede ser más válido que lo que cada uno sentimos. Ese viejo no decide a donde pertenecemos en realidad. Luego veremos como se arrepienten de habernos tachado de organización criminal.
"me pregunto cuando le tocará el turno a los renegados"
Escuché la voz de Leila, debia de estar en una celda mas alejada de nosotros. Le dejé hablar, escuchandola con la cabeza ladeada. De una pieza? Remendada con pegamento extrafuerte
- Mas o menos....- apoyé la nuca contra la pared. - no te van a borrar la memoria entera, Leila, ni tampoco a tu hija. No les dejaremos. Solo...lo relacionado con el secreto de su isla. Ya ves a quien irias a contarselo. A la Alianza? - irónico. - Ellos no quieren que vuelvas y tú no quieres volver.
Miré hacia abajo y me arañé la palma con mis propios dedos, al oir sus palabras, notando un nudo en el pecho.
- fuimos una mala familia, Leila. Lo siento. Estaba tan ocupado en echarme las culpas por lo ocurrido... que no me di cuenta de que tú habías perdido a tu hija.... parecías tan fuerte por fuera que tampoco me dí cuenta del trauma por el que estabas pasando por culpa de lo que Eamon te hizo.... Que necesitabas ayuda... - la opresión en el pecho se habia hecho mas grande y me escocían los ojos, parpadeé limpiandome dos lagrimones con saña y luego me reí de modo entrecortado. - Si, la comunicacion arregla muchas cosas.
"agh, no quiero ponerme sentimental"
Aproveché el poco tiempo que quedaba para poder hacer magia, una gamberrada mas que otra cosa. Invocar a mi elemental de agua, el lobo, que empezó a pasearse por el pasillo "meándose" en sus efectos personales, sus botas...
- CARCELERO, ME ABURRO! PONED MUSICA, QUE ES NAVIDAD HOMBRE!
Negué con la cabeza ante los comentarios de Ben que, de todos, era el más expresivo de todos los que estábamos ahí dentro. Suspiré antes de hablar, tratando de ser lo más razonable posible -No, no podemos hacerlo. Esto solo empeoraría las cosas y les daríamos la razón- Suspiré cansada, con la cabeza apoyada todavía en el hombro de Lyka y mirando por el rabillo del ojo a Ben. -Pues sí, Ben, no me hubiera importando. Y si tengo que pasar por el aro por Mérida, por su niño, por Imram, por Radhos, por Anteia que tanto nos ha ayudado… créeme que lo haría porque ellos se han sacrificado por todos y también merecen su ansiada tranquilidad. En especial los más pequeños- Alcé la cabeza para mirar al pelirrojo para hablar con él, todavía apoyada en el muro de piedra, pero ya no en el hombro de Lyka. Entendía su enfado y sus ganas de no acatar las normas… -El problema es que su aro es demasiado estrecho y hay cosas por las que tampoco quiero pasar. Por eso espero, por todos los dioses del Olimpo, que haya otra forma lógica, con sentido, práctica, que nos pueda beneficiar a todos sin tener que echar a nadie de la isla- Se acordó de Astaroth, ¿cómo mierda iba a volver con él si no la iban a dejar volver y la torre estaba todavía en la isla? Lyka parecía tampoco estar muy convencido de todo aquello -¿Y qué proponéis entonces? ¿Rendirnos y darles la razón? Así, ¿sin pelear? Porque ahora somos nosotros, pero mañana puede ser Lyran o Johan por Renegados- Estaba convencida de que aquello era otra pelea que tenían que lidiar, en términos que ella no podía comprender, pero estaba segura.
Escuchó aquello último que dijo Lyka y sabía perfectamente que tenía razón. Asentí a aquello y le di la razón. Un papelucho no demostraría quién soy. Aquello me quitó un peso de encima, por si, dadas las circunstancias, se veía en la obligación de tener que firmarlo, aunque se negaba profundamente a hacerlo. Pero, ¿y si lo firmaban Mérida o Imram? Igualmente los entendía perfectamente, aunque la motivación que tenía Cleo era una un poco, quizás, más egoísta. -Me niego a que un papelote de un viejo cascarrabias me defina- Sentencié, volviendo a mi posición, acurrucada al lado de Lyka.
Una voz que le sonó conocida apareció al final del pasillo. Alzó de nuevo la cabeza y trató de localizar la ubicación de la misma, pero por desgracia estaba mucho más lejos de lo que deseaba. Gateó por la celda hasta engancharse a los barrotes… No se iban a poder ver. -Estamos de una pieza- Físicamente hablando, emocionalmente todavía estaba un poco revuelta y andaba pegando los añicos de aquel mal juicio. Sonrió, creyéndose su propia mentira. Enganchada en aquellos barrotes fríos y todavía sentada en el suelo escuchó a leila sin querer cortar su disertación. Permanecí en silencio todo ese momento, sintiéndome fatal por todo lo que había ocurrido. Fue Lyka el primero que habló, y concordaba totalmente con aquello, claro que no les iban a dejar jugar con las mentes de la gente así cómo así. -nosotros tampoco supimos ver…- porque no todo es comunicación verbal, tenían que haber detectado que algo estaba mal desde mucho antes. Se mordió el labio, recordando su dolor y cómo el hecho de tener el apoyo de sus compañeros le ayudó a superarlo o al menos, hacer que aquello no la definiera. Le hizo fuerte. -no tienes que pedir disculpas por algo de la que tú eres víctima. No supimos poder entenderte. Perdónanos a nosotros leila- porque, tal y como estaba diciendo el capi, habíamos sido una mala familia, una familia horrible. Una familia que no supo ver que tenía un problema y trató de hacerlo desaparecer con cruces de culpas y escusas. Sin querer se volvió hacia lyka, al que le había dejado atrás para poder acercarse a leila. Gateó por el suelo de nuevo y le cogió fuerte, abrazándole, después de verle secarse los lagrimones. Suspiró de una forma larga por debajo de las risas nerviosas del muchacho de pelo azul. Sí, la comunicación arregla cosas… -Pero qué difícil es comunicarse a veces…- dijo pensando en muchas situaciones a la vez que le estaban ocurriendo a su alrededor.
Escuchó aquello último que dijo Lyka y sabía perfectamente que tenía razón. Asentí a aquello y le di la razón. Un papelucho no demostraría quién soy. Aquello me quitó un peso de encima, por si, dadas las circunstancias, se veía en la obligación de tener que firmarlo, aunque se negaba profundamente a hacerlo. Pero, ¿y si lo firmaban Mérida o Imram? Igualmente los entendía perfectamente, aunque la motivación que tenía Cleo era una un poco, quizás, más egoísta. -Me niego a que un papelote de un viejo cascarrabias me defina- Sentencié, volviendo a mi posición, acurrucada al lado de Lyka.
Una voz que le sonó conocida apareció al final del pasillo. Alzó de nuevo la cabeza y trató de localizar la ubicación de la misma, pero por desgracia estaba mucho más lejos de lo que deseaba. Gateó por la celda hasta engancharse a los barrotes… No se iban a poder ver. -Estamos de una pieza- Físicamente hablando, emocionalmente todavía estaba un poco revuelta y andaba pegando los añicos de aquel mal juicio. Sonrió, creyéndose su propia mentira. Enganchada en aquellos barrotes fríos y todavía sentada en el suelo escuchó a leila sin querer cortar su disertación. Permanecí en silencio todo ese momento, sintiéndome fatal por todo lo que había ocurrido. Fue Lyka el primero que habló, y concordaba totalmente con aquello, claro que no les iban a dejar jugar con las mentes de la gente así cómo así. -nosotros tampoco supimos ver…- porque no todo es comunicación verbal, tenían que haber detectado que algo estaba mal desde mucho antes. Se mordió el labio, recordando su dolor y cómo el hecho de tener el apoyo de sus compañeros le ayudó a superarlo o al menos, hacer que aquello no la definiera. Le hizo fuerte. -no tienes que pedir disculpas por algo de la que tú eres víctima. No supimos poder entenderte. Perdónanos a nosotros leila- porque, tal y como estaba diciendo el capi, habíamos sido una mala familia, una familia horrible. Una familia que no supo ver que tenía un problema y trató de hacerlo desaparecer con cruces de culpas y escusas. Sin querer se volvió hacia lyka, al que le había dejado atrás para poder acercarse a leila. Gateó por el suelo de nuevo y le cogió fuerte, abrazándole, después de verle secarse los lagrimones. Suspiró de una forma larga por debajo de las risas nerviosas del muchacho de pelo azul. Sí, la comunicación arregla cosas… -Pero qué difícil es comunicarse a veces…- dijo pensando en muchas situaciones a la vez que le estaban ocurriendo a su alrededor.
Me reboté de inmediato al escuchar a Cleo, poniéndome de pie rápidamente para replicarle de manera un tanto explosiva. Ni siquiera lo pensé, fueron sus palabras las que me encendieron porque ya iba cabreado de antes. - ¡Rendirnos es lo que tú quieres hacer! ¡quedarnos aquí plantados es no pelear! - no veía modo de luchar acatando y callando como idiotas. No era nuestro estilo. Bufé pasándome una mano por la cara, decepcionado con ella porque ahora tenía miedo de empeorar las cosas. - No te reconozco, Cleo. Tú lo que quieres es quedarte en esta isla...pues firma ese puto papel y quédate aquí si tanto te gusta. - me fui hacia los barrotes dándole la espalda e ignorando también a Lykaios, encendiendo mis puños en fuego para colocarlos sobre el metal tratando de fundirlo. Notaba cómo mi magia se debilitaba cuanto más rato llevaba puestas esas cadenas, así que no estaba seguro de poder terminar de derretir los barrotes.
La voz de Leila me hizo suspirar con pesar, cerrando los ojos y aflojando un poco mis puños en llamas. Que qué opinábamos decía...no sabía ni qué decir. - Gracias. - murmuré con voz ronca cuando dijo que era bueno volver a verme despierto, sabía que su alegría era sincera. Sus palabras me sacaron un nudo en la garganta que se mezclaba con la rabia, una rabia que no sabía canalizar ni expresar correctamente. Sí, éramos una familia, y habíamos confiado en ella. se arrepentía de no hablar, pero yo sólo podía acordarme de aquella vez que sostuve a Lila mientras ella le daba de comer en el barco. Ninguno nos dimos cuenta de que no podía con aquello, y por eso le pedían disculpas. - No te borrarán. Nos iremos de aquí. - aseguré con un enfado importante mientras seguía con mi plan de hacer un agujero en los barrotes. Estaba furioso con todo y todos. - Aquello te superó mucho. No entendí por qué no eras capaz de llorar cuando nos despedimos de ella, ni por qué estabas tan normal, como si no hubiese pasado nada. Ahora lo entiendo. No todo el mundo es capaz de expresarlo. Tu cabeza no pudo más. ¿Por qué no la diste antes, Leila? ¿Por qué...? yo sé que nunca podría ser padre, ni sé ni quiero, así que si tengo algún hijo desperdigado por el mundo sé que estará mejor esté donde esté que conmigo.
(cadenas post 3 de 5)
Al menos Mérida tenía un talento especial para desencriptar mensajes mal escritos. Así que nuestro plan tranquilo cambió un poquitín. No quería alterar más a la pelirroja así que llegué de buenas a la entrada de los calabozos dirigiéndome al guardia que estaba ahí.
Planté la mano en la mesa en un fuerte golpe.
-Vengo a ver a la Brigada de las mil Grullas y a que alguien me explique la razón de que estén aquí.
Iba de buenas pero era verdad eso de que últimamente estaba un poco...explosiva de más, así que tal vez el tono y las formas fueron algo más brusco de lo que pretendía en un principio. El guardia por su parte explicó aquello del desacato y blablabla, entorné los ojos mientras se explicaba y crucé mis brazos mirando con cara de pocos amigos al guardia. Miré a Mer con cara de que ese tipo era un tostón cuando dijo que no podíamos pasar y tras suspirar apoyé ambas manos en la mesita del guardia.
-¿Está seguro de que no podemos señor guardia?-Pregunté ahora muuucho más amable, como de mujercita desvalida y tras aquello suspiré profundamente actuando del mismo modo, solo que liberando unas poquitas feromonas de nada, lo suficiente para que se embobase un poco conmigo. Le hice un gesto a Mer con la mano para que aprovechase para pasar mientras sonreía al guardia y me sentaba en su riendo bobamente. Al menos una de las dos podría pasar a verles.
Planté la mano en la mesa en un fuerte golpe.
-Vengo a ver a la Brigada de las mil Grullas y a que alguien me explique la razón de que estén aquí.
Iba de buenas pero era verdad eso de que últimamente estaba un poco...explosiva de más, así que tal vez el tono y las formas fueron algo más brusco de lo que pretendía en un principio. El guardia por su parte explicó aquello del desacato y blablabla, entorné los ojos mientras se explicaba y crucé mis brazos mirando con cara de pocos amigos al guardia. Miré a Mer con cara de que ese tipo era un tostón cuando dijo que no podíamos pasar y tras suspirar apoyé ambas manos en la mesita del guardia.
-¿Está seguro de que no podemos señor guardia?-Pregunté ahora muuucho más amable, como de mujercita desvalida y tras aquello suspiré profundamente actuando del mismo modo, solo que liberando unas poquitas feromonas de nada, lo suficiente para que se embobase un poco conmigo. Le hice un gesto a Mer con la mano para que aprovechase para pasar mientras sonreía al guardia y me sentaba en su riendo bobamente. Al menos una de las dos podría pasar a verles.
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