Piso 7 | Pareja Evans-Pyro

Se percató de su alzamiento de cejas pero no le importó. No iba a excusarse por poner las cartas sobre la mesa desde el principio con la misma elegancia que ella había usado. Notó un cambio en sus ojos, en su forma de mirarlo, pero no quiso analizarlo demasiado. Así como él la evaluaba a ella, ella hacía lo mismo. Era evidente. Mientras avanzaban, asintió. Como sospechaba, Bellatrix solía ser más ensimismada, más estudiosa e introvertida que otros Descendientes como Adael o la exuberante Sophía. Al escuchar la pregunta sobre Stavron una sombra cruzó su rostro y sus ojos se oscurecieron pero fue tan efímero que podría habérselo imaginado -Ha sido…interesante. Me dio un par de herramientas de estudio…- Alzó la vista hacia ella, como estudiando si decírselo o no. Elevó la barbilla un momento hasta que finalmente decidió optar por lo primero -Para el tema de los Pendragon que trajiste a colación en la fiesta- Indicó con serenidad -¿Esos eran los espíritus que intentabas contactar?- Inquirió.

Al verla moverse con aquella elegancia natural, en un gesto que podía pasar desapercibido para mucha gente, pero no para él. Desmond levantó la comisura de los labios para luego esconder su sonrisa en la copa. Se dio cuenta de que ambos hicieron el mismo gesto y sus ojos se achicaron un poco por la gracia. Por alguna extraña razón pensó que Bellatrix, debido a su personalidad, sería una muchacha algo nueva en las lides de las conquistas. La había prejuzgado mal, aquel ligero movimiento haciendo enfocar el escote elegante de su busto daba a entender que el juego también le atraía. Sin duda, “interesante” era el mejor adjetivo para describir aquella noche -Lo sé- Indicó cuando soltó aquel cumplido cuyo doble sentido era patente. Pecó de soberbio, pero no le importó.

Cuando ella apartó la vista de él para fijarse en la copa se dio cuenta del mismo efecto que ella. No lo dudó demasiado y movió sus dedos para ponerlos encima de los de ellas, haciendo que se detuviera el avance del hielo. Volvió la vista hacia ella manteniendo el contacto en silencio, sintiendo cómo la piel de Bellatrix absorbía con rapidez el calor de su mano. Una alarma en la cocina destrozó el íntimo momento y Desmond alejó los dedos de los de Bellatrix -Sí- Le dijo con sinceridad, no valía la pena mentirle -Pero el invierno es mi época favorita- Le guiñó un ojo, jocoso, antes de señalarle la cocina mientras una bandeja de aperitivo levitaba hacia ellos. Desmond apoyó la copa en la isla para extender el asiento hacia Bellatrix y dejarla que ocupara la silla.  Depositó la bandeja a su alcance para que pudiera saborear los aperitivos presentados tan exquisitamente.

- No había querido preguntártelo porque no quería parecer inapropiado. Pero me ha despertado una curiosidad gigantesca- Confesó riendo antes de pasar hacia el otro lado de la isla, hacia donde estaba la cocina. Se colocó un delantal negro para proteger su ropa -Tengo una hipótesis- Mencionó mientras sacaba una de las ollas del fuego y reducía el de otras más. Se distrajo un momento para chequear el horno y sonreír de lado. Cuando se incorporó la miró con la misma sonrisa, sincera y casual. Estaba en uno de los pocos entornos en los que se sentía confiado -Alguna vez he estado en la cercanía de Matvey y he sentido la misma aura. Tomando en cuenta que el cuerpo, humano o mago, fallece tras la perdida de sangre. Y somos seres de sangre caliente. Sospecho que tu hipotermia tiene algo que ver con tu cercanía al umbral de la muerte. Tu contacto con el otro lado- Dijo, aunque en ese momento no estaba mirándola. Empezaba a servir lo que sería el primer plato teniendo especial cuidado en colocarlo todo, siendo particularmente meticuloso. -¿Siempre has tenido la hipotermia o en tu familia sucede como los Le Fay? ¿Que se desbloquea una especie de nivel más cuando asciendes a Descendiente? – Preguntó, siguiendo concentrado en lo suyo -Pero lo más importante de toda esta teoría y que es, realmente, lo que me preocupa. ¿Cómo realmente funciona tu cuerpo y por qué no te has muerto aún?- Preguntó frunciendo el ceño pero sin alzar los ojos. Con sumo cuidado levitó las decoraciones que había hecho con mucha anterioridad y coronó el primer plato con éstas. Ahora sólo debía esperar un poco. Los movió suavemente hacia un lado y finalmente alzó la mirada hacia Bellatrix mientras se limpiaba las manos con un paño. Volvió a poner el temporizador y se quitó el delantal para colgarlo a un lado y volver hacia donde estaba la platinada.

Se sentó a su lado y robó un par de aperitivos antes de beber de la copa -Quiero descubrirlo- Expresó mirándola a los ojos con un gesto algo pícaro al igual que intenso. Por su mente volaron un par de imágenes que, sin duda, no debía ni mencionar en voz alta porque estaba completamente seguro que le cruzaría la cara de una cachetada y se iría indignada rechazando su cortejo, su presencia y su existencia. Se rió para sí mismo y negó con la cabeza suavemente -¿O ya tienes tu la respuesta a todo y me las dirás directamente cortando toda la magia de la investigación?-

La expresión relajada y distraída mutó a una más seria al escuchar la razón del ritual aunque rápidamente entendió que el tema de los Pendragon también atravesaban a la familia Le Fay, al igual que a la familia Eire. -No.- Respondió secamente. -La sesión de espiritismo tenía fines didácticos para mis alumnos… Tengo la esperanza de que, luego del torneo, se convoque un Cónclave para que todos los miembros compartan sus avances con el Consejo en su totalidad acerca de la profecía que pronuncié. Investigar por separado solo alentará la disgregación. Éso corrompería el propósito del Consejo de los 20.- Sentenció con voz suave y apocalíptica, al mismo tiempo. La expectativa a futuro de tener que hacer frente a colegas que la clasificaban de loca o de exagerada ensombreció su semblante por un fugaz momento. -Toda la información es valiosa, así que puedes compartir tus estudios con tu hermana o con el concejal que prefieras.- Dijo volviendo su mente al presente.

Esa respuesta tan cargada de confianza le hizo cerrar los ojos y negar suavemente con la cabeza al tiempo que suspiraba. Mantenía su expresión seria y relajada, mas lo divertido que le resultaba lo transmitía a través de la mirada. Ahogó una exclamación cuando percibió unos dedos que no eran los de ella sobre su mano, miró sorprendida a Desmond, luego su expresión cambió a una de disculpa pensando que estaría molesto porque el vidrio congelado tiene más probabilidades a quebrarse, pero no parecía ser el caso, así que volvió a su expresión seria y neutral pero seguía algo tensa y no se molestó en ocultarlo. Mientras la piel de sus dedos pasaba de tonalidad blanco-azulada, blanca, hasta blanco-rosada por el calor corporal de Desmond, ella se dedicó a mirarlo atentamente para distinguir algún efecto en él; labios azules, temblores, escalofríos, lo que sea. La alarma los devolvió a la realidad. Para la bruja fue como un un viaje a una dimensión en la que solo estaban ellos dos rodeados de pura nada. Cambió la copa de mano aún algo turbada pero menos tensa y carraspeo para, luego, hacer la pregunta sobre la pista de baile.

El humor del otro en la respuesta la relajó un poco. Lo siguió a la cocina y le dedicó una rápida mirada de agradecimiento por correr el asiento para ella antes de tomar su vestido y sentarse. Tomó un aperitivo para calmar al estómago que con tanto olor a rica comida ya estaba hambriento. Le llamaba la atención cuanto reía el joven Le Fay, se preguntó a sí misma si no le dolerían los cachetes de tanto sonreír. Asintió a su confesión. Era normal. Inclinó ligeramente su cabeza con curiosidad por saber sus suposiciones para, luego, tomar otro pequeño trago. Lo miraba moverse por la cocina con la misma soltura con la que bailaba mientras ella se mantenía prolijamente sentada y tomaba un segundo aperitivo a la vez que escuchaba pacientemente su teoría. Le dedicó una mirada complacida con su deducción, la cual mantuvo mientras él servía y decoraba cuidadosamente lo que supuso que sería el primer plato. Continuó manteniendo su mirada sobre él cuando se sentó a su lado y, al unirse sus miradas, los ojos del muchacho la atravesaron hambrientos de conocimiento y, a pesar haber sido criada para ser una buena docente, ella tuvo que apartar sus ojos. La descendiente de Alighieri lo miró con el ceño fruncido, auténticamente confundida con tanta sonrisa. No entendía a qué venían si ella casi no había dicho nada todavía ¿había hecho alguna expresión graciosa?

-No me tientes.- Le advirtió, aunque su mirada estaba cargada de diversión, se lo estaba pasando bien. Se mantuvo pensativa un momento. -Te daré pistas… generaciones de descendientes de Alighieri antes de mí han estudiado el velo de la muerte… el funcionamiento de mi cuerpo fue un misterio para el padre de Lucio y continúa siendo un misterio para el actual Galeno… y he tenido algunas muertes clínicas ¿Por qué crees que nadie se alarmó?- Lo miraba con la esperanza de que sus pistas puedan guiar su razonamiento hacia las respuestas de sus preguntas.

-Soy benévola y no castigo a tu hambrienta mente de conocimientos con respuestas.- Dijo, ahora ella se jactaba de sus habilidades. -Pero, para futuras referencias, mi cuerpo no se lleva bien con las sorpresas. La sangre que logra circular por mi cuerpo se concentra en los órganos vitales, y ante algo inesperado, comienza a circular por otras zonas dejando a mis órganos vitales con menos sangre, eso me lleva a la muerte clínica. Para que te des una idea, terminé en el hospital muerta cínicamente una vez que me hicieron una fiesta sorpresa.-

Asintió ante la respuesta de Bellatrix y siguió escuchando su voz y aclaración sobre la sesión -¿Tienes la esperanza?- Preguntó arqueando una ceja -¿Por qué no lo convocas tú? Tienes exactamente el mismo poder que todos ellos. Incluso Catherine convocó uno. No te imaginaba como una mujer que relegara la responsabilidad en los demás sino todo lo contrario- Indicó sin ningún ánimo de ofenderla, pero era sincero acerca de su confusión por aquella palabra. Cuando soltó la cháchara de la “disgregación”, Desmond no se rió a carcajadas sólo por ser absolutamente cortés. Se mordió la lengua a propósito. ¡El consejo estaba disgregado desde hace siglos! Muchos siglos… El Le Fay negó con la cabeza mientras un gesto de profunda ira ante aquel panorama despertaba en él. Comentárselo a Catherine… ¿O a ella? El Le Fay alzó la vista hacia Bellatrix, ya que la había bajado hasta su copa -Catherine llevará toda la información que corresponda de parte de nuestro linaje- Indicó, porque si algo hacía Desmond era respetar las leyes y estatutos. Su hermana era la matriarca así que debía hacerlo. Con esa frase terminó la conversación al respecto. El joven adulto estiró suavemente el cuello y se acomodó el borde de la camisa con un gesto algo molesto. Como si sus propios pensamientos le ahorcaran.

Pero el asunto pasó a otro momento. Le dio un poco igual el gesto de Bella respecto a su soberbia respuesta pues… el vino estaba delicioso. Sonrió interiormente pero no exteriorizó el gesto.  Tras romper aquel momento de contacto, el muchacho necesitó mover los dedos para recuperar la calidez de éstos y la movilidad natural de su mano. De lo contrario no podría cocinar con tranquilidad. Tras el  lapso de tiempo en el que estuvo decorando y sirviendo los platos, extendió su teoría y se sorprendió de que ella apartara la vista cuando se acercó. No entendía el porqué.

-Tentarte… Mmmm… - Ladeó la cabeza como si estuviera sopesándolo para luego sonreír, no era su intención hacerla sentir incómoda. Levitó la botella de vino y se sirvió un poco más, a ella le preguntó si le rellenaba la copa con un gesto y esperó a que le respondiera para hacerlo o no -Puede ser por muchas razones. La primera, que no le interesas a nadie. La segunda, que alguien ocuparía tu lugar aunque desconozco tu árbol genealógico. La tercera podría ser que no tengas a nadie y tu linaje se extinga lo que generará controversia en el Consejo. O, la que parece que estás buscando, porque es recurrente- Indicó alzando un hombro en desconocimiento -No pretendo ofenderte. Estoy dando sólo una opinión objetiva – Tras escuchar aquello de que era benévola y que no le daría las respuestas, Desmond sonrió brevemente y asintió agradecido.

Bebió de su copa mientras Bellatrix hablaba y hablaba y hablaba. Los ojos de Desmond bajaron de la mirada gélida de la Descendiente de nuevo a su busto. En específico, a su pecho izquierdo donde debería estar su corazón. En su mente había muchas preguntas, muchas teorías, muchas hipotesis pero todas parecían deshacerse al ver cómo el pecho subía y bajaba con cada respiración. El muchacho se quedó un rato en silencio sintiendo que su propia hombría le daba un tirón bajo el pantalón al imaginar las sorpresas a las que él le sometería. Finalmente alzó la vista  y clavó sus ojos en ella cual cazador a su presa -Me pregunto…- Susurró alzando una mano para capturar un mechón de pelo platinado moviéndolo suavemente entre sus dedos-Cuando estás en la intimidad, con el pelo extendido y revuelto entre las sábanas…- Soltó el mechón y la cogió del mentón, acariciando sus labios con el pulgar y absorbiendo el frío de su helada piel- Los labios rojos…hinchados por besos- La soltó y con suavidad acarició su pómulo ascendentemente para luego recorrer el contorno de su rostro e ir hacia su cuello -Las mejillas sonrosadas por el calor que recorre tu cuerpo… Arqueandote de placer, gimiendo y haciendo que tu sangre fluya por todo tu cuerpo… - Se inclinó hacia ella, observándola a los ojos y acortando el espacio entre ellos pero apoyando las manos en su propia silla, sin seguir invadiendo su espacio personal -¿Ese es el único momento en el que tu cuerpo funciona con normalidad?- Alzó ambas cejas y esperó la respuesta…

Pero lo que sonó fue la alarma. Se maldijo interiormente y giró la vista hacia el aparato con una mirada tan furiosa que el maldito temporizador voló por los aires. Inspiró profundamente, mordiéndose las muelas y haciendo que la línea de su mandíbula se marcara con fuerza. Volvió la vista hacia ella intentando contener la ira -Responde, si lo deseas, en aras de mi investigación. Entenderé si no lo haces- Sonrió de lado, cual zorro y se incorporó rompiendo el momento y volviendo a poner algo de protocolo y control. Fue tras la isla, aprovechando para acomodarse el pantalón y tras ello levitó los platos hacia el comedor. Volvió hacia donde estaba Bella y le indicó con un gesto cortés que le acompañara al comedor -Hora de cenar-

-Me refiero a que estoy esperando a que el torneo llegue a su fin para, si no lo hace nadie antes que yo, convocar un Cónclave.- Corrigió. Alcanzó a ver el movimiento que el Le Fay hizo para recuperar la movilidad de la mano mientras se dirigían a la isla de la cocina.

Asintió cuando le ofreció rellenar su copa que no estaba del todo vacía pero pensaba acompañar con eso la comida que él estaba preparando. Lo miró complacida con sus hipótesis pero no del todo satisfecha y le hizo un gesto como para que se despreocupara porque no la ofendia. -Pasa cada ocho o nueve años y es muy probable que sea por la influencia del velo de la muerte. No importa cuántas veces mi cuerpo muera, mi alma parece considerar que mi trabajo en éste mundo aún no está hecho. Yo pienso lo mismo, pero la salud de mi cuerpo poco tiene que ver con la fortaleza de mi espíritu.- Dijo restándole un poco de importancia. Mientras hablaba de la sangre que circulaba por su cuerpo dirigió su mirada a una presencia fantasmal que sentía rondando en la cocina. Se trataba de un cordero, supuso que su cuerpo sería la cena de esa noche. El espíritu no la sorprendió ni le hizo perder el hilo de sus palabras pero hizo a su mirada parecer estar perdida en la nada.

Luego de terminar de hablar y tras un momento de silencio volvió su vista al joven para encontrarse con una mirada acechante. Se recordó a sí misma que había entrado a la boca del lobo por voluntad propia y las libertades que Desmond se tomaba para con ella ya dejaban de ponerla tensa, se estaba divirtiendo, en general. Lo miró relajada y fijamente cuando sintió el calor de su mano ingresar a su espacio personal. La vidente comenzó a proyectar el relato en su propia mente al tiempo que su respiración se hacía más pesada y el calor que sentía iba en aumento. Sintió un cosquilleo en sus propios dedos, una vívida sensación de estar tocando una piel ardiente, de estar recorriendo una espalda. Pocas veces había sentido curiosidad por explorar su cuerpo, siempre que necesitó relajarse los elfos se encargaron y ellos nunca la habían besado. No se alejó cuando él se inclinó y abrió su boca para comenzar a contestar con su calor tan cerca de ella pero la cerró cuando el temporizador voló por los aires. Cuando Desmond volvió a girarse hacia ella, le preocupó la furia explosiva de la que él era capaz.

-Honestamente, no lo sé.- Respondió en un susurro con inquietud por el bienestar del mago plasmada en la mirada. Quiso acariciar su mejilla para borrar esa marcada línea de ira contenida de su rostro y que vuelva la expresión de desenfado y confianza, anhelaba volver a ver la sonrisa sincera y casual que había visto en él hacía un momento cuando revisaba la comida en el horno. Alzó su mano, algo dudosa y la llevó al rostro de él, a su mejilla. Sus delgados dedos acariciaron suavemente la piel ardiente de su mandíbula mientras con la mirada le pedía calma. Con su sonrisa de lado entendió que ya estaba lo suficientemente recompuesto como para no lanzar nada más por los aires, al menos por ahora, así que retiró su mano lentamente. Cuando estuvieron separados por la isla, ella bebió de la copa ya que sentía la boca reseca con todas las emociones que acababa de experimentar en tan sólo un momento. Cuando Desmond volvió a su lado y le indicó que era momento de ir al comedor, se levantó y lo acompañó con la habitual elegancia y liviandad al caminar.

-Entonces podemos comenzar a tratar el tema que nos compete.-

Asintió comprendiendo a lo que se refería finalmente con lo del Cónclave, aunque seguía pareciéndole que bien podría solicitarlo ahora y que se reunieran justo al finalizar el torneo. Pero así ya están sobreavisados y podían ir preparando sus argumentos y demás investigaciones. Estaba seguro de que Sean conseguiría algo, incluso él mismo.  Pero decidió no seguir con el tema porque debía enfocarse en lo demás. Después de finalizarlo escuchó con mucha atención lo que hablaba sobre el velo de la muerte notando que su mirada parecía irse hacia otro lado y se encontraba ligeramente concentrada en otras cosas -Me parece increíble como hablas de ello con tanta naturalidad. Sobre tu misión, la fuerza de tu espíritu.Es poético- Sonrió con sinceridad -¿Por casualidad escribes poesía? ¿O tienes algún pasatiempo?- Inquirió con verdadera curiosidad -A mi me gusta la arquería y el atletismo- Mencionó para cambiar el tema por uno un poquito más ligero.

No obstante, después de la cercanía que ella le había permitido. Notó que su respiración cambiaba a una mucho más lenta y mucho más profunda. Le gustaba ese efecto delicioso que creaba en ella. La expectativa que veía en sus ojos y cómo podía ver en sus gestos que imaginaba cada detalle que él relataba. Pero…En cuanto le respondió, el rostro de Desmond cambió completamente. De aquella mirada entre íntima y pícara pasó a una de incomprensión total hasta que finalmente entendió a qué se refería. Se sintió avergonzado de haber malinterpretado la actitud de Bellatrix por una de una mujer que ya conocía los placeres carnales. El Le Fay parpadeó varias veces mirando la creciente preocupación de ella, pero al sonreír él ella pareció relajar el gesto. -Entiendo…- Dijo frunciendo suavemente el ceño y apartando la vista para luego volver a mirarla -¿Esperas al matrimonio?- Preguntó humedeciéndose los labios y notando que se sentía incómodo y azorado por haber provocado una situación tan fuera de lugar.

Por lo pronto, se dedicó a levitar la comida y llevar las cosas a la mesa con telequinesia. La escoltó por el brazo para llevarla, extendió la silla para que se sentara y luego lo hizo él. Miró el plato aún con un gesto de desazón en el rostro. Confusión tal vez -Por supuesto- Indicó y tomó su copa para beber un par de tragos y volver a rellenar la misma. -Dime qué piensas de mi propuesta- La instó a hablar, él lo tenía muy claro pero sin duda, la Descendiente tenía algunas dudas. Lo entendía, a fin de cuentas… Se regañó a sí mismo y para intentar relajarse se pasó una mano por el pelo desordenándolo un poco antes de ver el plato y luego sonreír -Nuestro primer plato pimientos al padrón- Tras ello señaló una pequeña tabla que tenía al frente -Y un bandeja variada de quesos.  Espero que sea de tu gusto- Ofreció y esperó a que ella cogiera para luego hacerlo él. La bandeja estaba decorada con romero y lavanda, aparte de algunas frutas para darle no sólo color sino una amplia variedad de gustos y sabores que combinaban a la perfección con el vino.

-La poesía la llevo en las venas.- Comentó aún algo ida. -Fui instruida en muchas artes; canto, pintura, teatro, caligrafía, escultura, cocina… pero dedico más mi tiempo a la danza, al piano, a la escritura y sobre todo a la astrología, al espiritismo y a los viajes interdimensionales.- Alzó ligeramente las comisuras de sus labios.

-Precisamente.- Respondió a si esperaba al matrimonio notando la incomodidad en el otro. -¿Eso es un inconveniente?- Siguió con la mirada en silencio el movimiento que lo despeinó mientras esperó a que terminara la explicación de lo que había para cenar para dar su opinión sobre el cortejo.

-Hm… nunca probé esto.- Dijo mientras hacía levitar la servilleta hasta su regazo. -Todo esta tan exquisitamente decorado que me da algo de pena tomarlo. No se te escapa ningún detalle, ¿Verdad?- Dijo algo apenada. Finalmente tomó un par de fetas de queso de diferente gusto cada una y probó un pimiento.

-Tu propuesta me resultó temeraria.- Dijo en cuanto terminó de masticar y tragó. -Pero no irreverente, además mi linaje y mi puesto me convierte en un posible partido para muchos ambiciosos.- Dijo mientras cortaba el que sería el siguiente bocado. -Tu provienes de una prestigiosa familia noble.- Dijo para luego comer el siguiente bocado, masticarlo lentamente mientras pensaba sus siguientes palabras y tragarlo. -Pero tenemos una diferencia de alrededor de diez añ…- Se detuvo súbitamente cuando sintió un fuerte picor en toda la lengua, el paladar y la garganta. Al principio intentó guardar la compostura tosiendo disimuladamente y tomando de la copa de vino, pero los ojos se le volvieron llorosos y la boca le estaba ardiendo. Así que se puso a abanicarse la boca abierta sin saber qué más hacer.

No pica y me la aguanto como una campeona (Éxito)
Pica mucho y me lloran los ojos (Fallo)

El miembro 'Bellatrix Alighieri' ha efectuado la acción siguiente: Lanzada de dados

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'Probabilidad' :

La respuesta de Bella sobre la poesía le hizo sonreír con empatía, se notaba que era una mujer dada a las artes y eso no estaba mal, por el contrario, Desmond lo apreciaba. En su familia siempre había habido artistas, a su manera. Su padre era creador de ilusiones y laberintos, como Cath. Y su hermana también pintaba. Rhaegar tocaba la guitarra… Él sólo bailaba bien, porque había aprendido junto a Layla y su madre junto con todos los rasgos del buen protocolo. Al oír lo del piano miró hacia la parte de arriba del piso y contuvo un suspiro, contuvo un pensamiento, contuvo un sentimiento. Algo de una vida pasada -Algún día me gustaría escucharte tocar y, por supuesto, volver a bailar contigo- Se sinceró pero algo en sus ojos se apagó. Una sombra, un sentimiento que deseaba florecer pero que él mismo impedía y que logró con éxito volviendo a recuperar la espontaneidad que le correspondía. Cuando el tema giró en torno a su virginidad -No, es lo correcto. Pero malinterpreté algunos gestos de tu lenguaje corporal y asumí que ya conocías…Los placeres carnales. Por eso fui tan…agresivo. Me ha incomodado la situación que he generado. Sólo eso, discúlpame- Expresó con total sinceridad porque no tenía caso mentir.

En cuanto estuvieron en la mesa él sonrió -Espero que te gusten. Creo que la variedad de sabores será un festín para la boca- Dijo, con la comisura de los labios  alzada para luego escuchar su cumplido lo que hizo que mostrara todos los dientes en una sonrisa sincera -Suelo ser meticuloso, sí. Pero es que la cocina me gusta mucho y…- Se sintió irónico en el momento en el que lo pensó -Lo considero un arte- Expresó riendo más para sí mismo que para ella por, exactamente, lo que hace poco tiempo había pensado sobre sí mismo. Empezó a servirse un par de quesos de diferentes estilos, decantandose demasiado por el de cabra porque era su favorito.

-Temeraria…- Repitió asintiendo mientras escuchaba con atención y bebía de su copa -Ya… Esa es una de mis grandes pregunta. ¿Por qué no estás desposada aún? ¿Eres muy exigente? ¿O es que la gente es imbécil y no ve que hay mucho más bajo tu distante aspecto?- Alzó las cejas, no pretendía ofenderla pero quería ser honesto. Lo de la edad le sorprendió,  negó con la cabeza con eso, sorpresa y alzó las cejas antes de verla airearse -Oh…JODER!- Se reprendió a sí mismo y se quitó de golpe la servilleta del regazo -¡Se me olvidó avisarte! Espera un momento…¡No! No tomes eso- Le quitó la copa de la mano y caminó rápidamente hacia la cocina para buscar la leche fría y servirle un vaso. Volvió con premura sobre sus pasos y se lo tendió -Bébetelo todo- Le dijo negando con  la cabeza por la tontería que había hecho -Perdón- Expresó con lamento. Tras ello sacó un pañuelo de su bolsillo y se lo tendió para que se secara las lágrimas -Se me pasó alguno…- Sonrió disculpándose para luego sentarse -¿Ya estás mejor?-

El miembro 'Desmond Le Fay' ha efectuado la acción siguiente: Lanzada de dados

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'Probabilidad' :

Miró al joven Le Fay y asintió con sobriedad accediendo a cumplir su deseo de tocar alguna pieza musical para él en un futuro.

-Bueno, me alegra sorprenderte al fin, mas no conozco algunos placeres carnales… hay otros que si conozco así que sé qué me gusta más y qué me gusta menos, por eso no voy a disculpar tu agresividad…- Dejó un momento de silencio para crear el suspenso. -Porque eso me gusta.- Dirigió una mirada pícara hacia él. -Pero creo que es acertado dejar nuestros gustos a un lado por un momento.- Dijo volviendo a poner decoro y protocolo mientras él posicionaba los platos en la mesa. Ya sentados y preparados para degustar, la temática cambio a la comida. La bruja sonrió con la mirada ante el irónico comentario y el regreso de las deslumbrantes sonrisas de Desmond.

-Algunos no cumplen con mis expectativas, he tenido visiones que no me han agradado de mi futuro con otros y alguno que si estaba a la altura se mostró temeroso y no se fio de mi, cosa que es recurrente. Eso sumado a mi introvertida forma de ser, da como resultado mi situación actual.- Explicó en completa calma luego de dirigirle una mirada enigmática, analizando al mago que tenía junto a ella y preguntándose si siempre había tenido esa forma tan directa de dirigirse hacia las personas mientras terminaba de cortar y pinchaba con el tenedor el que sería el siguiente bocado, aquel que desataria el infierno en su boca. El picor que sentía y que le saque la copa de vino de la mano, siendo que ella creía que eso la aliviaría, la llevó a dar un ligero golpe a la mesa que en realidad no era su intención, sólo buscaba agarrar el borde de la mesa pero el sentimiento de impotencia le dio más fuerza de la que calculó, curioso porque ella lidió cotidianamente con ese sentimiento. Tomó el vaso de leche fría que él le tendió y lo miró con reproche por el comentario con doble sentido antes de que él se disculpara para, luego, beber su contenido. Efectivamente, el escozor comenzó a bajar y la leche la refresco. Respiró profundamente y, aunque sentía que aún perduraba cierta sensación de que en cualquier momento le saldría fuego por las fosas nasales, su boca ya estaba en calma. Carraspeo mientras se secaba las lágrimas con su pañuelo.

-Si, ya pasó.- Respondió a si ya estaba mejor. -Creo que corte mal el bocado, tendré más cuidado la próxima vez.- Dijo dejando el vaso que había tenido leche en la mesa, al igual que el pañuelo.

-A lo que iba, Desmond, es que, tenemos una diferencia de edad de alrededor de diez años.- Dijo mientras cortaba con más atención para luego seguir comiendo.

-¿Sorprenderme? ¿Por qué? ¿Voy muy sobrado de todo?- Se rió un momento antes de escucharla, sin dejar de mirarla a los ojos. La aclaración, el silencio, la expectativa lo tensó y lo puso nervioso. Sin embargo, la aclaración siguiente hizo que entrecerrara los ojos ante su mirada pícara -Eres una mujer seductora- Le dijo con un tono neutral pero una pequeña sonrisa antes de escuchar aquello de dejarlo todo de lado, él asintió permitiendo entonces empezar con la cena.

Escuchó con atención mientras comía todas las decisiones y las opiniones de Bellatrix respecto a sus antiguos pretendientes. Él asintió con un poco de suavidad -¿Temeroso de qué exactamente?- Preguntó arqueando una ceja -Es decir, eres médium…Lo sé. Eres vidente, lo sé. Puedes ser poseída, puede suceder. ¿Pero a qué hay que tenerle miedo exactamente? Supongo – y hablo desde la ignorancia -  que lo más peligroso que puede suceder es que te posea un espíritu vengativo o asesino y entonces lo único que debe temer es su propia capacidad para defenderse y su creatividad para no hacerte daño en el proceso- Cuando terminó sopeso la idea mientras bebía del vino -Corrígeme si me equivoco, ya que voy de soberbio por allí- Dijo jocoso, guiñándole un ojo. No preguntó si había visto un futuro con él. No quería saberlo… aún.

-No…No fue culpa tuya. Es mía, se me ido uno de los más picantes- Hizo una leve mueca  y se atrevió a, con su tenedor, apartar el que había cortado y dejarlo en un plato vacío aparte para que no volviera a ocurrir. Tras ello, entonces, la conversación retomó su curso y Desmond se quedó patitieso….pero por no comprender. Guardó silencio y la miró esperando que agregara algo pero al darse cuenta de que no lo haría alzó una ceja -¿Y eso está mal porque…- Dejó la pregunta abierta pero sólo por un momento. Alzó el índice para pedirle que le dejara hablar -Sé que eres mayor que yo, no sabía por cuánto, pero me da igual. Y perdona por mi sinceridad, pero a la que le corre el reloj de arena es a ti. A diferencia de ti, yo no tengo la obligación real de seguir con mi linaje pero tú si. Tienes un deber con tu familia y estás perdiendo tus años fértiles con pretendientes cobardes…- Se detuvo un momento para luego proseguir -Soy una persona sincera y que respeta muchas viejas costumbres y el protocolo, Bellatrix. Y considero que tú también, por esa razón es que te he elegido para cortejarte. No ha sido una decisión únicamente basada en la atracción que siento hacia ti, porque atracción siento por muchas mujeres que viven en la isla. Sin embargo, considero que no cumplen con las expectativas que tengo para mi futura esposa- Alzó las cejas fijándose en ella -Y quiero que sepas que la edad no está metida en ninguna de ellas- Movió una mano hacia ella -He puesto mis cartas sobre la mesa. Me gustaría que fueras clara conmigo. Nunca escuché un no, pero te veo reticente. Si nuestros padres estuviesen vivos es posible que te hubiesen obligado a casarte con alguien sin preguntarte opinión, pero ahora que tienes potestad de elegir. Hazlo. Y, repito, sé sincera.  ¿Quieres permitirme cortejarte?... Más allá de lo que opines o pienses, no quiero que creas que me ofenderé por un no.

-Somos criaturas miedosas y eso es algo bueno, el miedo enciende la llama de la supervivencia, el miedo marca bien los límites, el miedo te recuerda y ayuda a valorar el tiempo tan corto que tenemos. Pensar que un suceso es provocado por algo que puede hacernos daño, es lo que nos ha mantenido con vida. Si un matorral se movía, te ponías alerta, y si resultaba ser el viento no perdías nada, pero si veías que se movía y directamente pensabas que era el viento, tu error se pagaría muy caro en aquellas ocasiones en que realmente hubiera una amenaza, así que tiene sentido pensar que siempre hay un peligro hasta que se demuestre lo contrario. Sin embargo, de todos los miedos, pocos se sienten tan profundamente asfixiantes como el miedo a sentirse solo, porque el mayor miedo del ser humano nunca ha sido la muerte, sino el olvido. No hay un enemigo claro, la soledad no tiene forma, es invisible. La soledad es dolorosa, hace que incluso morir no sea algo a temer porque más que asustarse por la idea de que ocurra, es que ocurra sin que nadie se dé cuenta. Estar solo era lo más peligroso que existía hace millones de años, te hacía vulnerable, cualquier cosa podía matarte, no te protegía nadie, te sentías inseguro... Lo último que querían era quedarse solos porque vieron que quienes lo hacían no aguantaban mucho... Todavía conservamos eso, aunque ya no hace falta desde un punto de vista objetivo.- El poco miedo que veía en Desmond le preocupaba en cierta medida. Hablaba con voz suave y mística mientras su mirada parecía perdida por el espacio, pero volvió su mirada a él para continuar hablando.

-Supongo que ése fue el razonamiento de los que pudieron estar a la altura. Tenían miedo a la sensación de soledad que podrían sufrir a mi lado ya que... bueno, prefiero estar en mi mundo. Siguen el mismo razonamiento del "por si acaso" y no los culpo por ello.- Era su manera de decir que él también debería tener un poco de miedo y un poco menos de confianza.

-Yo no hice un juicio de valor...- Comenzó a responder cuando el otro dejo la pregunta abierta pero se detuvo para dejarle hablar. Recordó una escena de su niñez en la que la esposa del entonces miembro del consejo que representaba a la familia Le Fay llevaba en brazos a un bebé a través de un pasillo de la zona residencial de Ouroboros, podría ser Desmond o también podía ser su hermano mellizo fallecido, pero la imagen estaba ahí mientras Bella comía otro bocado. A ella no le daba igual, ésta clase de recuerdos la hacían particularmente consciente de la diferencia de edad entre ellos, aunque no se hayan relacionado en el pasado y recién ahora se estén conociendo. Las facciones, que con el tiempo se habían relajado, volvieron a tornarse severas ante las palabras de Desmond. ¿Qué sabía ese niñato sobre obligaciones y deberes? Miró la mano que él movió hacia ella con las palabras "futura esposa" rondando en la cabeza, algo sosegada porque le estaba pidiendo algo lógico, pero cruzó el límite cuando mencionó a sus padres. Su cabeza se movió súbitamente para mirarlo a los ojos pero sus ojos se habían tornado completamente negros, como si de dos pozos sin fondo se tratasen, y le dedicó una sonrisa perturbadora con todos los dientes a la vista.

-Veo que te enseñaron a ser sincero, pero se saltaron la lección sobre saber callar.- Dijo con una voz distorsionada y en un tono agudo muy alto. -Yo solo escucho los berrinches de un chiquillo caprichoso que le carcome por dentro el hecho de que es su hermana, y no él, la que ocupa el puesto en el Consejo de los 20. Le tienes tanto miedo al olvido como cualquiera, Desmond Le Fay.- Cuando pronunció su nombre, su voz se notaba algo débil, como si se estuviera esforzando. Al final la bruja aspiró hondamente y el color negro de sus ojos se fue, al igual que la sonrisa. Cuando liberó el aire apoyó su espalda en el respaldo de la silla, ligeramente agitada y le dedicó una mirada neutral, no se iba a disculpar, él sabía que éstas cosas podían pasar. Luego de otra profunda respiración se sentó derecha en la silla.

-Bien, lo diré de un tirón: Mi reticencia viene del tema de la diferencia de edad entre nosotros, del tema que ambos somos descendientes de miembros del Consejo y que éstos acostumbran a emparejarse con ganadores del Torneo de Ouroboros y del tema sobre que, para el cargo que ocupo como descendiente de Alighieri y por el puesto de miembro del Consejo de los 20, hay más ojos sobre mí a la espera de encontrar marido, no una aventura. Dicho ésto, quiero saber a dónde pretendes llegar con el cortejo.

Desmond escuchó y escuchó y escuchó. Lo que decía tenía mucho sentido pero una de las características que realmente resaltaba en la sociedad era la valentía, la capacidad de sobreponerse al miedo. O eso, en su opinión al menos. Sin embargo, cuando habló de la soledad el muchacho apartó la vista haciendo como que quería coger algo de queso y fruta. Las puso en el plato, fue metódico y lento mientras recordaba todos esos momentos en los que se sintió sólo incluso estando con Cath  y Rhaegar. Echó en falta a su madre y a Layla, incluso sabiendo de lo que habían sido capaces.

-Entiendo. No lo comparto, pero lo entiendo- expresó respecto a sus antiguos pretendientes y se quedó en silencio. No le apetecía agregar nada más. Bebió del vino, acabando la copa y sirviéndose de nuevo. Preguntándole a ella con un gesto si precisaba algo más -Si prefieres estar en tu mundo…¿realmente buscas un matrimonio? ¿O prefieres que tu legado siga a través de algún aprendiz?- Preguntó con sinceridad, creía que alguna vez había sucedido. Pero no estaba del todo seguro.

Supo que sus palabras habían tocado ciertas fibras pero continuó. A fin de cuentas era mejor pedir perdón que pedir permiso, lo que no se esperó fue su reacción. Desmond se echó hacia atrás en la silla cuando vio los ojos de Bellatrix y en seguida, de ipso facto, levantó sus barreras mentales y murmuró un par de palabras como escudo de protección. No sabía a lo que se enfrentaba ni cuanto duraría. Pero no necesitó nada de eso pues fueron las palabras las que lo hirieron. El moreno se quedó mirándola con un gesto serio, no furioso, sino decepcionado. De sí mismo porque era cierto. No confiaba en en el juicio de su hermana. No confiaba en sus decisiones. Desde que Ian había aparecido en su vida los cambios no habían ido para bien.

No la miró cuando habló de golpe porque estaba aún pensando en lo que había dicho el espíritu que le había poseído. Movió una mano para deshacer la defensa mágica -El cortejo, Bella, es para ver si llegado un punto congeniamos lo suficiente para no querer matarnos durante el matrimonio. ¿No quiero vivir en una casa como en la que crecí- Expresó con tranquilidad -Pero sabes qué? Tu espíritu tiene razón. Tengo miedo al olvido del linaje Le Fay, tengo miedo a que Catherine haga que nos expulse, tengo miedo de lo que es capaz de hacer por Ian y toda la sociedad pensando que lo que hace está bien. Y sin embargo, tengo la valentía de sacrificar mi apellido por el Alighieri, sabiendo que necesitarás tu espacio porque yo  mismo necesito el mío con mis libros. No quiero perder mis beneficios de estudio en esta isla, no quiero que mis hijos lo pierdan y si para eso tengo que dejar de ser un Le Fay. Lo haré- Puso los tenedores y el cuchillo sobre el plato y lo aparto, sintiendo que su estómago se cerraba y sin embargo la copa de vino fue como agua milagroso, bebió satisfaciendo su sed.

-¿Estás bien?- Inquirió alargando una mano hacia ella -¿Te hace daño cuando te posee o algo?- Preguntó con curiosidad y un deje de preocupación.

-Me reservo para un matrimonio con un nativo de ésta dimensión, que sea mago de sangre pura y perteneciente a la nobleza. Prefiero que sea de ésta dimensión para no tener que dar explicaciones.- Dijo mientras tomaba una feta de queso cheddar y fruta para comer un par de bocados más de pimientos negando con un amable gesto a la pregunta de si necesitaba algo más.

-Mi legado puede continuar a través de los aprendices que tengo en otras dimensiones, pero las reglas de ésta dimensión son claras y prefiero hacer las cosas bien.- Tras la intrusión de Reapper notó el gesto serio de Desmond y no le hubiera extrañado que el mago diera la cita por finalizada, esperaba que la invitara a retirarse todo lo erguida que podía estar en la silla porque sus poderes no la avergonzaban y episodios como éstos no eran raros pero tampoco le enorgullecía no ser lo suficientemente poderosa como para evitarlos. Escuchó todo lo que el Le Fay expresó y entendió que el cortejo era para mantener sus privilegios, cada uno perseguía sus intereses personales ella buscaba alguien a la altura para perpetuar su linaje y él quería una garantía que le permitiera mantener su lugar en la isla, aunque cada vez dejaban entrar a más personas. Desmond parecía verdaderamente preocupado por lo que era capaz de hacer Catherine, aunque últimamente muchos miembros del Consejo debían considerar que las reglas estaban hechas para romperse y ningún tipo de consecuencia caía sobre ellos. Cuando dijo que estaba dispuesto a sacrificar su apellido por el de la bruja, ella lo miro atentamente y con los ojos muy abiertos. Parecía estar dispuesto a hacer lo que sea (por él mismo, claro). Bellatrix se sintió identificada con él, con su forma de actuar, ella haría lo mismo si estuviera en su situación, pero se pregunto, si efectivamente el linaje Le Fay fuera expulsado pero a él se le permitiría estar en la isla por ser un Alighieri y si tuvieran un hijo con habilidades innatas en el viaje entre dimensiones, para las visiones y como médium y otro con facilidad para los maleficios, ¿Ambos ocuparían un puesto en el Consejo?¿Uno en nombre de la familia Alighieri y el otro en nombre de la familia Le Fay?¿Eso estaba permitido? Si el linaje Le Fay fuera expulsado ¿Permitirían que alguien más los represente o buscarían algún otro linaje especializado en otro tipo de magia? Sus cabilaciones fueron interrumpidas por una extraña pregunta.

-Estoy bien.- Dijo en un suave murmullo acercando un poco su mano para que se encontrara con la del otro a medio camino. Ver la preocupación en él hizo que su gesto se relajara y su mirada se suavisara. Negó a la pregunta de si Reapper le hacía daño, era complicado. Volvió su mente al tema del cortejo; él estaba dispuesto a renunciar al apellido Le Fay y no rechazaba la idea del matrimonio, aún así, allí había una peligrosa mezcla de sangres… si aceptaba y luego las cosas no salían bien sería la comidilla de la isla, hasta podría salir en la sección de chismes de los periódicos… aunque ella pertenecía a la élite de las élites… y siempre siguió las reglas al pié de la letra… podría permitirse a sí misma arriesgarse, al menos una vez… ¡Que le parta un rayo a los periódicos!

-Te doy permiso para cortejarme, pero… si estás dispuesto a convertirte en un Alighieri, deberás aprender a ser uno…-

-Nativo de esta dimensión…- Saboreó aquellas palabras con el ceño levemente fruncido mientras su mirada de oro se mantenía en la copa de vino y la movía suavemente, disfrutando de cómo el líquido se paseaba dentro de la copa.  Le pareció tan extraño, tan curioso, tan divertido lo del resto de las dimensiones hasta que recordó algo que sinceramente no le agradó -Rhaegar murió porque Jean secuestro a Catherine a otra dimensión. Ella estuvo horas…Para nosotros fueron semanas- Expresó con el ceño levemente fruncido y los dedos alrededor de la copa empezaron a cerrarse en el cuello de esta mientras su mirada oro se oscurecía por el dolor -Cuando alguien muere en una dimensión, muere en todas las otras ¿No?- Preguntó con curiosidad y alzó sus oscuros orbes hacia ella, tras ello se inclino un poco hacia delante, hacia ella con interés -¿O existe la posibilidad de que en una dimensión paralela Rhaegar esté vivo?- Preguntó y había muchas preguntas ocultas tras esa frase en particular. ¿Cuántas dimensiones habían? Y….otras que no se atrevía  ni a pensar demasiado por miedo a que sus poderes se extendieran.

Se humedeció los labios y asintió cuando dijo que estaba bien. Desconocía demasiado el tema de posesiones pero era consciente de que no todos los espíritus eran benignos así que no sabía cómo le afectaba eso a ella. Al menos, sospechaba, era capaz de controlarlos y recordar lo que decían o hacían. De lo contrario, viviría con amnesia.  Observó su gesto suavizarse y el de él hizo lo mismo, sonriendo levemente antes de escuchar su permiso. Desmond entonces cogió la fría mano de Bella y la llevó hasta sus labios -Será un placer…Para ambos- Murmuró con su cálido aliento antes de dejarle un beso corto sobre sus dedos. Acarició suavemente sus dedos con el pulgar antes de dejar la mano de ella sobre la mesa e incorporarse -Aprenderé todo lo necesario- Aseguró.

-Es momento del segundo plato- Con maestría le hizo un gesto por si quería algo más  y tras ello levantó todo lo que formaba parte del primer plato y se tomó su tiempo  para el segundo. La bandeja de presentación tenía al cordero asado al horno con patatas y demás vegetales. Fue sirviendo en el plato de ella hasta que ella le hiciera un gesto y luego se sirvió él. La música de ambiente empezó a sonar bajo para permitir la conversación y una sonrisita pícara se dibujó en los labios de Desmond. Detuvo los tenedores antes de empezar a comer -Has despertado una curiosidad en mí increíble- Soltó y alargó la mano para tomarla de la barbilla y hacer que le mirara -¿Cuántos pretendientes tienes en otras dimensiones? ¿Tengo que preocuparme?- Inquirió alzando ambas cejas divertido antes de dejar una caricia en su cuello al alejar su mano de su rostro.

Sabía que no iba a poder avanzar mucho con ella esa noche, pero al menos, había sembrado lo que necesitaba. Una vez acabada la cena tendría que continuar con sus investigaciones y los diarios. Aquello requeriría tiempo y luego salir del piso. Fundamental. Una vez que se fuera Bella lo haría.

Y así fue.

Lo escuchó con atención cuando comenzó a hablar sobre su hermano, conocía la fama de De Molay de secuestrar pero no estaba muy al tanto de las causas de fallecimiento de Rhaegar e inclinó ligeramente la cabeza algo confundida.

"¿Rhaegar murió porque Jean secuestro a Catherine a otra dimensión?... No lo entiendo... ¿Qué tiene que ver Rhaegar?"

No hizo ningún comentario al respecto, se mantuvo recatada, observándolo con una expresión neutral (algo que muchos se sorprenderían de ver ya que sus expresiones habituales son severas o idas), una elegante postura derecha y con las manos delicadamente posadas sobre la mesa. Al escuchar su pregunta respiró hondo porque entendió a donde quería llegar y suspiró largo y tendido apartando la mirada de la suya.

-Eso, Desmond, es conocimiento avanzado sobre viajes dimensionales. Es complicado de explicar.- Dijo con un leve deje apenado para luego volver a buscar su mirada. -Lo hechas de menos.-

La sonrisa del Le Fay le provocaba cosquilleos en la base del estomago y no estaba muy segura de si le gustaba el efecto que él tenía sobre ella. Pegó un leve respingo al sentir el tacto del otro tan cálido, pero no se apartó, ya se estaba comenzando a acostumbrar. La ocurrencia la tomó desprevenida por lo que una sonrisa se escapó de su boca de manera fugaz. Se dejó acariciar mientras sus ojos del color del hielo lo recorrían buscando absorber cada cálido rasgo y la satisfacción fue patente en su mirada cuando supo que él estaba dispuesto a aprender. Negó con amabilidad al gesto de si quería algo más y que podía levantar los platos tranquilo para traer el segundo plato, la bruja lo observaba en la cocina desde la mesa viendo la soltura con la que se manejaba, la realidad era que no se ofrecía para ayudar porque servir la comida era el trabajo del servicio, pero se descubrió disfrutando la intimidad que ofrecía hacer las tareas sin gente del servicio alrededor.

El cordero asado se llevó elogios por su delicioso aspecto, aroma, textura y sabor. Por fortuna ya había tragado el primer bocadito para cuando la tomó del rostro, inicialmente mostró una expresión serena con un poco de complicidad pero para cuando el contrario terminó de hablar ella había quedado con la boca abierta de la sorpresa y entrecerrando un poco los ojos.

-No lo sé, menciona a las muchas mujeres de la isla por las que sientes atracción y dime cuál de ellas se resiste a tu afilada sonrisa.- Respondió alzando las cejas del mismo modo y sonriendo a través de la mirada. En seguida dejó aquel jueguecillo al recordar la diferencia de edad entre ambos. La amena conversación acompañó la deliciosa cena, cuando acabaron con la carne pasaron al esquisto postre y cuando acabaron con éste la charla perduró en una agradable sobremesa, tambien hubieron momentos de silencio, algunos contemplativos, otros en los que la bruja ordenaba sus ideas y otros en los que simplemente disfrutaba del hecho de tener al mago cerca y a solas. Llegado un punto de la cita, se enteró que ya era medianoche y habían empezado a eso de las 8 de la noche, el tiempo había pasado volando. Se excusó diciendo que al otro día debería madrugar para dar una clase a sus dos discípulos, le agradeció por la espléndida velada y se movió con su porte y ligereza habitual rumbo a la puerta principal esperando que el Le Fay la acompañe y le vuelva a poner la capa. Bellatrix no era una persona dada al contacto físico, pero aún así tomó con suavidad al hombre del rostro con sus pálidas manos que contrastaban con la piel del otro mientras mantenía sus ojos sobre los de él, acercó su cuerpo helado al del contrario el cual parecía irradiar el calor del mismísimo sol y lentamente aproximó su rostro para plantar un beso en su mejilla. Se tomó su tiempo con el beso, quería sentir su calor y su aroma. Tras unos segundos se separó de él lentamente.

-Hasta pronto.- Dijo con parsimonia y casi en un susurro para luego salir por la puerta.

Llegué con Reed a la zona de viviendas, dirigiendome a donde estaba el piso Le Fay donde anteriormente habia vivido yo tambien aquel periodo de tiempo. Por el camino le habia ido contando a Reed sobre Ian, que no es que le hubiese cambiado el nombre, que es que él acababa de venir de la mision y estaba jodido en el hospital y me lo habian contado telepaticamente, asi como el encargo. Claro que no le dije ni quien ni a donde ibamos. Lo que si le habia asegurado es que el piso era pijo, bastante pijo. En plan ordenado, bonito, moderno, con cosas....

- Bueno, Dean, hemos llegado. - rebusqué en mi manojo de llaves, tenia demasiadas llaves, a decir verdad. Al final di con las adecuadas y abrí, entrando y dejando a Reed entrar tras de mi. - Hola? Desmond?

Dije levantando la voz, avanzando por el pasillo. Al no obtener respuesta, segui avanzando y llamándolo. - DESMOOOOOOOOOND? Estás por ahi? Estás con Aedan....? Cat lo está buscando!

Tras llamarlo un par de veces mas, paré, mire a Reed y encogí mis hombros.

- Parece que no está aqui. Eso o le ha dado una embolia y se ha quedado tieso... voy a echar un ojo. - Me quedé mirando el salon un tanto extrañada, habia estado comprando cosas en el mercadillo de segunda mano y las habia estado embutiendo en la sala de estar? Le habia dado diogenes? Puestas a ser indiscreta, me fui a la cocina, alli tampoco estaba, ni él ni sus habituales tés. Estaban tan ricos. Sonreí al recordar lo risueño que estaba aquel dia mientras lo preparaba. Busqué comida y di con un paquete de galletas rancias, me metí tres a la boca y le lancé el paquete a Reed por si queria.

Seguí husmeando, diciendo "Desmond?" de vez en cuando por si estaba en la sala a la que iba a entrar. En su cuarto, nada. En el despacho, nada... ni tampoco en el de Cat.

Suspiré y finalmente fui al de Rhaegar. Me costó entrar ahi pero abri la puerta lentamente.
- Des...?

Me quedé paralizada bajo el marco de la puerta al ver aquel cuarto, que Desmond debia de haber mantenido impoluto...hasta el dia de hoy. Estaba todo manga por hombro, patas arriba, todo, todo revuelto....y yo sabía que Des habia mantenido los dormitorios de sus familiares difuntos en perfecto orden, como pequeños templos

- esto es raro...muy raro.Algo no va bien...

Por el camino le habló del tal Ian, un amigo suyo al parecer. Hizo ver que le interesaba la mierda de vida de su amigo pero nada que ver con la realidad. Sin embargo algo en él le dijo que debía mostrar un mínimo interés.
Al llegar a las puertas no pudo evitar fijarse en el manojo de llaves que portaba la peliazul y una de sus cejas se alzó
-¿Eres la maestra de las llaves de la isla o algo así?
Traspasaron las puertas y comenzó a vocear un nombre. Desmond. ¿Y ese quién era?. Por su parte paseó observando el lugar mientras la muchacha danzaba para un lado y otro. El piso... el piso pijo era un desastre.
-¿Tus amigos ricachones no tienen dinero para contratar a alguien que limpie?
Murmuró cogiendo entre sus manos alguno de los cachivaches que se encontraban por toda la sala para volver a dejarlo en su sitio. Siguió cotilleando entre los objetos cuando apareció de nuevo Azahar y le lanzó un paquete de galletas. tomó una entre sus manos distraídamente mientras su ceño se fruncía mirando ese puto desastre. La galleta al tacto se notaba pasada pero eso no le impidió llevarla a su boca para comerla.
-Ni tampoco para comprar comida en buen estado.
Entornó sus ojos dejando el paquete sobre un trasto de irreconocible forma y siguió los pasos de la chica que seguía gritando como una loca. Hasta que abrió una puerta y se quedó algo descolocada. Cuando dijo que algo no iba bien se adelantó para apartarla de la puerta y asomarse a aquel lugar.
-¿qué?Está exactamente igual de hecho mierda que el resto del sitio.
Miró a la peliazul alzando ambas cejas.
-Tus amigos son un poco gorrinos.
"Me recuerda al piso de mi padre"
Puso una mano en el hombro de Azahar que tenía la cara un poco tensa y la empujó suavemente fuera de la habitación, salió el también y cerró la puerta. Metió la mano en el bolsillo buscando tabaco pero recordó que no tenía. Chascó la lengua fastidiado y miró a la muchacha.
-Supongo que tendremos que seguir buscando en otro lado. ¿Vas a hacerme un tour por todos los sitios que abren tus llaves?

-Nah, que tengo contactos. - respondí a aquello de las llaves, sin dar de momento mas explicaciones. Los comentarios de Reed sobre el desorden y caos de la casa daban en el clavo, asi que no podia regañarlo ni echarle nada en cara, era jodidamente cierto.

- Es que solía estar siempre ordenado...parece como si se hubiesen descuidado mucho.

"bueno, Desmond, porque aqui ya no vive nadie mas, no?"

Despues de aquellas conversaciones, ocurrió lo del cuarto de Rhaegar. Reed me apartó de la puerta para echar él mismo un vistazo. En ese momento, me llegó otro mensaje de Cath y me llevé una mano a la sien, por lo inesperado. Me apresuré en pensar algo de vuelta para que pudiera captarlo antes de que ella cortase la conexión.

"Ni Desmond ni Aedan están aqui en el piso"

Era un mensaje escueto, pero no queria preocuparla antes de saber algo mas sobre seguro acerca de lo que pasaba en el piso. Igual se habia emborrachado y...

"no, eso no es tipico de el"

"pero ultimamente no es muy tipico"

- No lo sé, es como si alguien hubiese entrado, hubiese hurgado en todo....y lo hubiese secuestrado! Este es el dormitorio de Rhaegar.... - señalé con la palma de mi mano al interior, miraba a Reed directamente y de modo serio pero hice un pequeño gesto de tristeza que traté de controlar porque iba a contarle lo siguiente. - ...que murió hace ya casi un año. Y Desmond es su mellizo. Siempre ha mantenido su dormitorio en perfecto orden, hasta ahora? No me cuadra, él no ha podido hacer esto. Alguien ha entrado. Buscando algo? No es como que este sitio esté lleno de cachivaches raros como el resto de la casa...

Eché un ultimo vistazo al interior resoplando ofuscada cuando Reed me apartó cerrando la puerta y poniendo su mano en mi hombro.

- Y donde es eso? Alguna super idea de donde te llevarías a tu sobrino de 2 años en mitad de esta isla? Porque eso es lo que busco, a un mocoso de dos años y a su tío esquizofrénico, por lo que parece!

Contactos. Dijo que tenía contactos como si fuese una broma. Suspiró. Esa información por su parte no le agradaba. No por conocer gente, si no por saberlo él. Saber que tenía acceso a muchos sitios tal vez no fuera la mejor información que podría haberle otorgado dadas las circunstancias. Desvió un poco la mirada a varios puntos de la estancia preguntándose si el maestro, tal como parecía que había hecho con anterioridad observándole durante el torneo y demás asuntos, sería consciente de aquel pequeño detalle.Suspiró por lo bajo casi gruñendo.Seguramente si.
-¿Eso te parece?
Preguntó irónico dejando caer algún trasto sobre otra pila de trastos.
Estando en el cuarto ese, ella comenzó su explicación sobre el tal Rhaegar. El moreno torció el gesto ante la historia y tras salir de aquella habitación las palabras de la peliazul parecían más desesperadas que con anterioridad. Reed llevó la mano libre a la sien derecha frotándola mientras miraba a otro lado, apretó sus dientes sorbiendo saliva entre ellos. Buscaba las palabras adecuadas para no llamar a la chica exagerada.
-Su hermano...¿mellizo?
Preguntó para estar seguro volviendo a mirar a la chica alzando su ceja. Estando en aquel pasillo decidió situarse a su lado apoyando su hombro en la pared observándola.
-No sé...tanto como esquizofrénico... el tipo perdió a su hermano...mellizo...que seguramente fue muy importante para él, según lo que me dices.¿No puede ser que simplemente esté pasando una mala racha?
Se sintió satisfecho con aquellas palabras en las que parecía no tomarla por loca y volvió a mirar alrededor.
-Has oído el revuelo en las calles, tal vez decidió ir a por el crío solamente por precaución. Pero... no sé...si quieres buscamos...¿Aquí hay parques para niños?¿Sitios con animalillos o con juguetes? Yo que sé, incluso le habrá llevado al mercado para comprar más decoración...
Encogió un hombro mirando a la muchacha y sin más extendió su mano apartando con su índice el mechón absurdo que cubría el ojo bueno de Azahar ladeando la cabeza.
-Relájate un poco preciosa, seguro que está bien ese criajo.