Cuevas encantadas de Ávalon

No estaba soñando, no había nada más que oscuridad. Cuando Catherine se removió, despertándose, se llevó una mano a los ojos restregandolos un poco. Apartó la mano para encontrarse y enfocar el rostro de Wthyr delante de ella, dormido… pero… la luz.

La luz estaba mal.
O estaba muerto.

Tenía un tenue aspecto azulado y Catherine sintió que el corazón le daba un vuelco recordando la pesadilla que había tenido y el desazón con el que se había despertado. Con mucho cuidado acercó la mano hacia su nariz y cuando percibió la corriente de aire de su exhalación, se relajó. No quería tocarlo porque...si lo hacía y no percibía esa corriente de magia...No estaba segura de cómo iba a sentirse. Aún así.

La luz estaba mal.

Los recuerdos empezaron a colarse en su mente. Había…la había desmayado de nuevo después de explotar. La morena se había encogido en sí misma al escucharlo a través de todo el templo y se había quedado congelada, atrapada luego por una burbuja… había mencionado a Morgana y... Su mente se había bloqueado.  Gio… Shyvanna, Gwen. Se llevó una mano a la cabeza sintiendo una puntada. No sabía para qué la quería allí, le había quedado muy claro lo que pensaba de ella. La había llamado una cría cobarde y Shyvanna había soltado lo mismo. Además de llamarla loca. ¿Estaba loca y Gwen era demasiado cordial y por eso usaba la palabra imprudente?

Un cosquilleo raro le subió por la espalda y con esfuerzo se giró sobre sí misma, mirando hacia arriba y entonces sintió que su corazón se paralizó.

La luz estaba mal.
Porque estaba en el laberinto.

Algunas runas, el diseño y la luz en sí, la forma en la que se sentía aquella magia antigua contra su piel. Las preguntas empezaron a atropellar su cabeza con rapidez. Se giró hacia el otro lado y se impulsó con las manos para sentarse. Intentó concentrarse -¿Morgana?- ¿Era porque Wthyr le había mencionado? ¿Cómo había logrado acumular magia para salir de la zona anti magia y a través de las brumas de Avalon? ¿Tan poderosa y desesperada estaba? Se incorporó llevándose las manos al vientre, presionando con cuidado, empezando a caminar hacia el centro, observando la habitación. ¿Por qué se había molestado en crearla? -¿Dónde estás?-

Volvió la mirada a la cama con los labios tensos. ¿Por qué lo había incluido? - Déjalo ir. Wthyr no es Arturo y toda esta venganza que tienes planeada no tiene sentido. No sé cómo has salido de donde estabas y cómo has llegado hasta aquí pero no te voy a permitir que les hagas daño y tampoco a mis hijos- Soltó y movió la mano con fuerza para desplegar su báculo pero nada pasó, volvió la vista hacia sus dedos y se dio cuenta de que no tenía sus anillos. Tampoco la piedra de los portales. No tenía nada. Nada…

Se sentía desnuda.

Empezó a temblar… ¿Estaba encerrada? ¿Morgana había logrado poseerla? ¿La había atrapado? Eso… no explicaba porque Wthyr estaba allí. Ni por qué todo estaba tan...dejado. Volvió a la cama y tomó del hombro a su esposo -Wthyr, despierta. Estamos en peligro- Lo zarandeó un poco mientras susurraba, mirando alrededor y vigilando que el espíritu de su antepasado no apareciera. ¿O era Wthyr una ilusión? ¿Y si Morgana estaba jugando con su cabeza? Apartó la mano en seguida, como si el contacto con él quemara. Se llevó la mano a la boca para ahogar un gemido.

Se incorporó de nuevo alejándose de la cama mientras intentaba respirar. Lentamente, aire… tenía que meter aire en los pulmones.  ¿Cuánto tiempo llevaba inconsciente? ¿Qué había hecho Morgana en su ausencia? ¿Y si había llegado tarde? ¿Cómo podía recuperar su cuerpo? Se llevó las manos a la cara, cubriéndola y apretándola -Morgana, muéstrate y dime qué quieres. Dime tu plan- Recordó la visión que había tenido con la  piedra aguamarina. Esa donde después de dar a luz… sus ojos se oscurecían. ¿Quería un trato? ¿Por qué recordaba eso ahora? - Te haré un trato bajo mis condiciones- Aunque sabía que no estaba en posición de negociar - N-No mates a ningún Pendragon, ni Hacksaw, ni ninguno de mis hijos y … y… y podrás poseer mi cuerpo después de dar a luz… serás Reina de Avalon. Pero déjame libre ahora…- Silencio… y más silencio, uno tan denso que le congelaba la sangre en las venas. Catherine gritó frustrada -¿DÓNDE ESTÁS?-

El descontrol de la situación en el Templo de Sangre le había drenado por completo, de modo que le costó bastante desaparecerse para llegar hasta sus aposentos. Lo único que quería era dormir por horas y olvidarse de todo, pero una vez apareció allí estuvo a punto de darle algo al ver que Catherine no estaba en la habitación. ¿Había huido definitivamente? ¿Se la había llevado alguien? ¿Cuántas cosas más podían pasar ese día? empezó a negar con la cabeza en medio de su paranoia, hasta que alguien puso una mano en su hombro. Era Rodrigo, uno de sus vasallos más cercanos. - Ella está aquí y a salvo, deja que te explique. - obligó a Wthyr a sentarse en la silla más cercana porque daba la impresión de que iba a caerse al suelo de un momento a otro, parecía un muerto viviente cubierto de sangre.

- Anda que...poco caballeroso de tu parte desmayarla así. - le reprochó Rodrigo, recibiendo una mirada de fastidio por parte de Wthyr. Le hubiese discutido como solían hacer desde críos, pero en esos momentos no tenía muchas ganas. - Después de que Eretria se encargase de ella me he tomado la libertad de llevarla a las cuevas que ya sabes...escuché a tu hermana decirlo, y cuando dijiste lo de los tres días hasta la reunión pensé que tu también te estabas refiriendo a eso. - probablemente se equivocaba, su rey y amigo no parecía haber pensado con claridad en ese momento, como tampoco lo estaba haciendo mientras le escuchaba. - Necesitáis tiempo para reponeros, para todo, y esa es la única manera. - terminó de exponer por qué lo había hecho, a lo que el otro acabó aceptando a regañadientes. En el fondo se lo agradecía. Rodrigo fue a buscarle algunas cosas que necesitarían allí, regresando después cuando su amigo ya había pasado por el baño para quitarse de encima todo esa sangre. Después se desapareció con él a la entrada de la gruta, marchándose antes de decirle que aprovechase los tres días...que dentro serían distintos.

Wthyr hizo el resto del camino solo y de manera lenta. No era la primera vez que estaba allí, pero también era cierto que podía contar con los dedos de una mano las veces que había entrado. Esta vez deseó que el tiempo actuase de cierta manera. Recorrió el trecho que le faltaba para llegar al antiguo templo medio destrozado, llegando ya casi arrastrando los pies. La luz de aquel lugar siempre se le hacía como de otro mundo, y el silencio era sobrecogedor. Por fin encontró a Catherine en una de las estancias de aquel lugar, dormida y vestida con una túnica blanca. No sabía si había hecho lo correcto impidiendo su marcha, pero ese era un problema que dejaría para su yo de mañana. Tenía la mente ya bastante fundida. Se dejó caer pesadamente en la cama, echando mano a una de las pociones que le había dado Pelayo, una de leche de amapola. Se la bebió de un trago porque no le apetecía que le volviesen las imágenes que había visto cuando estaba en el estanque de sangre, ni quería retazos de las posesiones demoníacas. Tras eso no tardó más de unos pocos minutos en caer profundamente dormido, al menos durante un día.


Nada interrumpió su sueño...y sólo comenzó a despertar al escuchar la palabra Morgana en la voz de Catherine. Abrió los ojos mientras ella decía no sé qué cosa de matar Pendragon, lo que hizo que se incorporase lentamente. Le tomó unos segundos entender dónde estaba, y mucho más comprender qué hacía ella de pie hablando a la nada. Era normal que no entendiese, era un sitio totalmente desconocido para ella. - Catherine. - la llamó para que le mirase, intentando explicarle. - Estás a salvo. Seguimos en Ávalon. Nadie quiere matarnos. No aquí. - porque fuera era otra historia. Se quitó las mantas de encima con la intención de bajarse de la cama, pero yendo con cautela para ver si reaccionaba.

Se volvió hacia Wthyr cuando mencionó su nombre y entrecerró los ojos con recelo. Cautela. Hablaba como Wthyr pero en el mundo de las ilusiones -No entiendo por qué estás haciendo esto- ¿Era alguna de sus formas retorcidas de hacerle ver una realidad? Se quedó en silencio un momento y trató de calmarse, de pensar, de analizar. No conocía Ávalon pero sí conocía muy bien el laberinto…

Y bastante a Morgana.

Cuando lo vio moverse, agitó la mano otra vez convocando su báculo y entonces recordó que no tenía ninguno de sus objetos. Cerró los puños. Había visto a Ian pelear alguna vez a los golpes y si tenía que hacer eso para expulsar a Morgana de su cabeza lo haría. Aún así…la presencia de Wthyr seguía sin tener sentido. A menos que los hubiese atacado a todos… y que no estuviera en su cabeza en sí, sino todos encerrados en una ilusión.

¿Cómo podía saber si él era Wthyr de verdad? Morgana casi siempre sabía lo que pasaba por su cabeza cuando estaba en el laberinto pero hacía mucho tiempo que no había entrado. Pero…claro…cuánto tiempo había pasado dormida. Se miró a sí misma un momento. Una túnica blanca, impoluta...No un color con el que Morgana la hubiese vestido -No te muevas- Le dijo con el ceño fruncido, sintiendo que la cabeza estaba a punto de explotarle. Caminó hacia él con cuidado, observando sus movimientos, desde la forma en la que respiraba hasta el gesto de su cara… Cuando estuvo lo suficientemente cerca repitió -No te muevas- Alargó una mano hasta que la punta de sus dedos tocaron la piel de su cuello, la presencia de su magia en seguida se enredó en los dedos de Catherine y ascendió por su brazo. La morena cortó el contacto y se alejó varios pasos hacia atrás.

La confusión estaba clara en sus ojos y entonces apartó la vista de él para volver a mirar alrededor. Las ilusiones siempre tenían un error, un glitch…pero Morgana había tenido milenios para perfeccionarlas. ¿Conocía ella el vínculo que compartían Catherine y Wthyr? Quizás… Se llevó las manos a la sien, con un gesto de profundo agobio -¿Cuándo fue la primera vez que sentiste nuestro vínculo? ¿Qué sentiste cuando lo activé?- Alzó la mirada hacia él. Como empezara a describir las consecuencias exteriores de su vínculo entonces… Entonces… ¿Qué? ¿Qué iba a hacer? Se mordió el labio con preocupación volviendo a mirar al frente. Quizás si era débil, quizás si le faltaba voluntad pero su báculo… su báculo. Frunció el ceño…No siempre necesitó su báculo y era muy mala intentando controlar su magia sin canalizadores pero podía intentarlo… ¿Verdad?

Al menos lo suficiente para…destrozar una ilusión. Cerró los ojos y se calmó, podía hacerlo…llevaba haciéndolo desde niña así que simplemente se concentró en dejar fluir su magia lentamente…Sentía un… inmenso poder a su alrededor, antiguo pero no moldeable… Abrió los ojos para enfrentarse a Wthyr y movió una mano hacia él antes de cerrarla en un puño…

Pero nada pasó.

Sintió como si le quitaran un peso de encima y dejó escapar el aire en un angustioso suspiro. Se llevó ambas manos a la cabeza tratando de poner sus pensamientos en orden -¿Qué es este sitio?- Preguntó aún con un deje confundido.

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¿Entra en razón? Yeees

El miembro 'Catherine Le Fay' ha efectuado la acción siguiente: Lanzada de dados

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'Probabilidad' :

Empezó a estar casi tan perdido como ella con la frase que le dijo, sin saber si seguía desorientada o si simplemente le estaba reprochando el haberla desmayado de nuevo para dejarla en Ávalon.  Podía ser cualquiera de las dos cosas. - ¿Haciendo qué? - el movimiento que hizo con la mano lo conocía, era lo que repetía cada vez que invocaba su báculo con el canalizador...pero esta vez no acudió a ella. Ni siquiera habían traído nada de eso allí. Sus puños cerrados no dejaban lugar a dudas. Quería atacarlo, era eso. Tampoco la culpaba. Tenía motivos. Él también tenía aún cierto resquemor por todo el asunto de la visita del licántropo y el modo en que se lo dijo. Las cosas no habían quedado muy bien entre ellos tras lo del Templo de Sangre, de eso no había duda.

Se quedó sentado en el borde de la cama cuando le dijo de aquel modo que no se moviese, sintiéndose más que analizado con aquella forma tan peculiar de acercarse a él para observarle. Era como si no pensase que fuese él. Parecía tan confusa que decidió quedarse completamente estático mientras los dedos de ella rozaban su piel, activando el ya conocido y familiar murmullo de la energía mágica que se comunicaba entre sí cuando conectaban. Entendió entonces lo que pretendía, necesitaba una comprobación de que no era un impostor.  - Soy yo, no estás en una alucinación. Soy real. - le repitió, más o menos, las palabras que Catherine le había dicho cuando se perdió en el laberinto, o después de que el demonio jugase con su mente. Sabía lo agobiante que resultaba no distinguir la realidad de las alucinaciones.

Al parecer no le creía...tenía que seguir pasando más pruebas. Desvió la mirada un instante, frunciendo el ceño levemente cuando le preguntó por el primer momento en el que se activó el vínculo. No es que no lo recordase, que lo hacía y mucho, sino que a veces se cuestionaba cuánta influencia habría tenido el rubí de Sodoma en todo aquello. Se había sentido decepcionado al enterarse de que sus primeros encuentros sucedieron bajo aquel catalizador. Tardó un poco más en contestar, suspirando pesadamente antes de ponerse en pie. - Aquella noche...en la biblioteca. Nunca me había pasado nada parecido con nadie. -   avanzó apenas un par de pasos hacia ella, mirándola largamente como si estuviese rememorando lo que allí sucedió. No era la primera vez que lo hacía, había traído esas imágenes y sensaciones a su mente en más de una ocasión. Seguro que ella también se acordaba perfectamente. Después de aquello le había rehuido durante bastantes días.

- Fue la primera vez que me hablaste del vínculo. El día de la boda no fue exactamente igual. Luego...cuando lo activaste a distancia. - apenas fue un extraño tirón, el día en que Freyja la apuñaló por error. La había sentido, incluso a distancia. Por influencia del Sanguis, como le explicó después. Alzó la mano hasta el lugar en que ella le había tocado el cuello, bajándola después para observar la palma antes de cerrar el puño como si pudiese atrapar aquella sensación.  - Expresarlo con palabras se quedaría corto. Una conexión mágica potente, compenetración...poder. - intentó describir como pudo una aproximación de lo que sintió en aquella ocasión, pero sentía que no le hacía justicia.  - ¿Te sirve eso como prueba? - preguntó al cabo de unos segundos, tensando levemente la mandíbula al ver que parecía seguir teniendo intenciones de atacar. Finalmente Catherine no hizo nada, como resignándose. - Léeme la mente si no me crees. Siempre dices que no te gusta hacerlo sin permiso, por eso te lo estoy dando. - Wthyr acortó la distancia que los separaba cuando Catherine se rindió, tendiéndole la mano con la intención de que regresase a la cama. Era ahí donde debía estar algunos días más.

- Son las cuevas encantadas de Ávalon. Se cree que Morgana trajo aquí a Arturo para recuperarse de sus heridas...o para morir. Yace en este lugar. - no se sabía dónde exactamente, pero se rumoreaba que sus huesos eran custodiados por el linaje innombrable. - Es un lugar de reposo...o de entrenamiento. El tiempo puede transcurrir de maneras diferentes. Ambos necesitábamos este lugar en este momento. - el descanso del guerrero, así lo había llamado Rodrigo antes de dejarlo en la entrada de la cueva.

El problema no es que no fuera real. Había sentido la magia penetrar en su cuerpo, saludándola, reconociendola, inspirandola… el problema es que ¿Y si los había encerrado a los dos? Pero… aún así. ¿Qué iba a saber él de ilusiones si no le había enseñado nada? Empezaba realmente a temer.

Su gesto de contrariedad hizo que Catherine se enfocará en la parte superior de su cicatriz. Sólo en eso, liberando su mente de cualquier otro recuerdo, de esa forma Morgana si quería convencerla tendría que rebuscar bastante. Bajó la mirada hacia los ojos de Wthyr lentamente cuando mencionó la biblioteca. Esa noche había sido… aún la tenía en la memoria y era por esa razón que cuando se acercaba a ella o la tocaba durante demasiado tiempo le era complicado pensar con claridad, porque tanto su magia como su cuerpo reaccionaba a su presencia. Una atracción que era una tontería negar. Reconoció su mirada porque… no era la primera vez que lo hacía y de no ser porque estaba probándolo y estaba más concentrada en "despertar" se habría sonrojado.

Parpadeó un poco, pensando en la boda, en la forma en la que se había sentido desde el instante en el que había estado en el Sanguis Ligno. El Sanguis. Parpadeó rápidamente… Morgana no estaba conectada al árbol, ella sí… a su manera. Junto a Wthyr. Mientras lo miraba en absoluto silencio dejó que su magia se extendiera y volviera a buscar ese hilo que no solo la conectaba con él sino con el árbol sagrado. Sólo quería saber si estaba ahí…

Y lo estaba.

Algo se alivió en su corazón. Morgana seguía siendo un fantasma que la perseguía solo en su cabeza. Pero ya se lo había dicho Wthyr. Ella era su peor enemiga. Tragó en seco cuando preguntó si eso era suficiente prueba, simplemente movió la cabeza hacia un lado empezando a absorber más de la habitación donde estaba. ¿A donde carajos la había traído? ¿Por qué no estaban en su habitación? ¿Dónde estaban sus pertenencias?

-No necesito entrar en tu mente para saber lo que piensas. Me lo dejaste claro- Le dijo sin mirarlo a los ojos, simplemente pasando de su mano y de su gesto. Ahora que era consciente de que Morgana no estaba haciendo de las suyas podía centrarse en el hecho de que Wthyr, una vez más, había usado su poder en contra de ellas para obligarla a hacer lo que quería. No sabía porque se empeñaba en tener una cría cobarde como esposa ni tampoco porque insistía en esa mierda de Reina.

La explicación de dónde estaban vino después y lo que le contó explicaba porque sentía una fuente de magia tan antigua. Aún así le extrañó el comentario del tiempo. ¿Estas eran las cavernas de las que había hablado Shyvanna? Al final… al final, incluso cuando aparentó no estar de acuerdo con ella…delante de todo el mundo, la había traído aquí en contra de sus deseos. Aún así seguía pareciéndole tan extraño que el laberinto y ese sitio se parecieran tanto pero quizás aquel lugar era el último que Morgana había visitado antes de morir y lo había construido a su imagen y semejanza.

Finalmente ubicó la puerta del aseo y empezó a dirigirse hacia él en silencio. Era eso lo que la había despertado del sueño profundo… Se detuvo un momento y recordó que había quedado en leerle un cuento a Aedan esa misma noche y… tenía que ayudar a Giordano. La frustración creció en su pecho y se giró hacia Wthyr con la mirada enfurecida -NUNCA te he controlado para que hicieras lo que quería ¿Tienes idea de cuántos problemas resolvería? - No quiso oírlo, no quiso que le respondiera, solo quería que analizará lo que acababa de decirle. Se dio la vuelta y entró al baño, tirando la puerta con fuerza. Una vez allí dentro atendió sus necesidades pero decidió quedarse un poco más, simplemente para tratar de calmar su rabia porque Anteia le había dicho: Reposo absoluto. Y eso implicaba también sobresaltos, supuso, aunque Wthyr aparentemente tenía su propia interpretación. Por él… seguro que la desmayaba de nuevo toda la semana que debía descansar.

Por fin las pruebas parecieron ser suficientes para ubicarla, desde los recuerdos y respuestas hasta la propia magia que respondía ante la suya. Aún así supuso que con eso no llegaría la calma...no. Los reproches no tardaron en llegar, en cuanto estuvo segura de que aquello era la realidad. Bajó la mano que le había tendido cuando ella rechazo su ofrecimiento de tomarla, maldiciendo internamente porque ya no tenía sentido negar que la hubiese llamado cobarde  mentalmente cuando pretendía irse.  - Sí. En ese momento me salió de ese modo. Estabas huyendo, agachando la cabeza ante acusaciones sin sentido, y no quería verte marchar. Ni siquiera pensé lo que dije o hice.- ¿qué otra cosa podría haber hecho de estar más centrado? ni siquiera hubiese servido hablar con Shyvanna, ni tampoco quedarse parado mientras ella se alejaba por todo aquello. Lo que le molestaba era que Catherine sólo se fijase en aquel comentario negativo hecho en un mal momento, en lugar de todas las veces que le había dejado claras las cualidades que tenía.

Por el momento no dijo nada más del tema y prefirió esperar a que asimilase todo el asunto de las cuevas y lo que significaban. Probablemente no se lo tomase bien, pero tenía que hacerle cambiar de idea para que entendiese la importancia de quedarse allí. La observó en silencio mientras se dirigía a aquellos antiguos aseos de más de cien años de antigüedad, con aquella puerta medio destartalada que podía caerse al más mínimo portazo. La furia con la que se giró a mirarle fue suficiente confirmación para saber que aquello no iba a ser fácil. A veces parecía que por cada paso que avanzaban retrocedían tres. Inspiró profundamente cuando le echó en cara que ella nunca le había controlado, a pesar de que eso podría solucionarle problemas. Aquello lo hizo sentir mal, visto con perspectiva le daba la impresión de que habría sido mejor no desmayarla en ninguna de las dos ocasiones.

La puerta tembló peligrosamente con su portazo, pero resistió. Pasaron algunos segundos y al final decidió acercarse, soltando un borrascoso suspiro antes de apoyar la frente sobre la puerta y la mano sobre el marco de ésta.  - Catherine...fue injusto todo lo que dijo Shyvanna sobre ti, porque no es cierto. Que no seamos lo que ella esperaba no significa nada. - por mucho que fuese su hermana y quisiese lo mejor para él, estaba fuera de sí y fue demasiado lejos. - Jamás pensé que me hubieses traicionado con lo de ir a Italia. Por eso tenía que cortar aquellas acusaciones y dejar claro que no permitiría que nadie te faltase al respeto. Eres la reina, no podías marcharte así porque sería como darle la razón. Si dudaba un segundo, te perdía casi de manera definitiva. - tenía que quedarse. Todo habría estado perdido para ella si la hubiesen visto marchar tras aquel bochornoso espectáculo.  - Puedes creerme o no, pero que sepas que no fui yo quien te trajo aquí, fue Rodrigo. Pensó que nos vendría bien a los dos para recuperarnos con suficiente tiempo y seguridad antes de lo del tratado. Además, no estás encerrada en este lugar. Eres libre de elegir si quieres marcharte, pero sería perder una oportunidad. - separó la frente de la puerta, esperando por su respuesta. Prefería cualquier cosa antes que el silencio.

¿Acusaciones sin sentido? Tenía razón en que estaba desequilibrada mentalmente. Ella había presenciado uno de sus episodios más vergonzosos. Tenía razón en que Wthyr no la necesitaba. Era lo suficientemente poderoso e independiente para hacer lo que le diera la gana. Tenía razón en que pertenecía con el Consejo y que no tenía un espacio allí. Por mucho que él dijera que su sangre, su ascendencia tuviese algo que ver -Fuiste sincero- Respondió alzando los hombros. Quizás esa era la impresión que daba, que estaba huyendo pero… Pero sí, eso era lo que había intentado hacer porque cuando las cosas empezaban a salirse de control llegaba un momento en el que no soportaba más e intentaba elevar ilusiones. Pero aquí no podía, estaban mal vistas.

Escuchó el suspiro y alzó la mirada para observar la puerta a través del espejo. ¿Por qué estaba todo en tal mal estado? Esa era una pregunta para después, sus palabras sobre Shyvanna le hicieron apartar la mirada durante un momento. Era cierto que la rubia esperaba que ellos encontraran la forma de…ser más de lo que eran pero no entendía ni la mitad de los detalles que habían tenido en cuenta al consolidar su matrimonio. Las condiciones, los acuerdos… Pero eso no implicaba que no dijera cosas hirientes y que golpearan un poco esa fibra sensible de Catherine una y otra vez. Se suponía que ya sabía que no podía hacer feliz a todo el mundo, se suponía que había aprendido que la felicidad de Wthyr ni la de nadie estaba en sus manos…Sí, se suponía. Se llevó las manos a la cara, estrujándola levemente con exasperación.  

-Podía marcharme, Wthyr, porque sólo quería que tú supieras la verdad… Y te dije que me buscaras si necesitabas algo, no sé de dónde sacas que ibas a perderme para siempre. Se supone que estamos juntos en toda esta mierda de la maldición y… Si yo no estoy prohibiendo a Ian saber sobre su hija menos voy  a prohibirte a ti saber de Zephyr. Sabías dónde encontrarme, sabías a donde iría. ¡Hasta Eretria iba a acompañarme!- Soltó, enojada.  

Dejó escapar el aire antes de escuchar lo siguiente. ¿Por qué Rodrigo había tomado decisiones que no le correspondían? ¿Y qué era eso del tiempo?  Se acercó a la puerta e inspiró profundo antes de abrirla y enfrentarse a él, a su mirada, con un gesto serio -¿Y si decido irme, qué? ¿Vas a desmayarme de nuevo? ¿Rodrigo me lo va a impedir? ¿Dónde están mis pertenencias?- Negó con la cabeza -¿Oportunidad de qué? Habláis del "tiempo" de este sitio y no entiendo a lo que te refieres. No sé cuánto tiempo he estado inconsciente pero tenía que leerle un cuento de dormir  a Aedan. Ahora, una vez más, desaparezco sin dejar rastro. Normal que se preocupen, no pasa una semana en la que no esté ausente sin razón aparente.

Su pecho se aflojó un poco cuando por fin escuchó su voz al otro lado, respondiéndole aunque fuese desde la indignación. Se preguntaba si él en su lugar estaría tan enfadado, aunque podía compararlo con las veces que usó su poder para crear ilusiones con él. Al menos ella había respetado que no le gustaban y había dejado de hacerlas. Podía resultar difícil no hacer uso del poder propio para cumplir su voluntad, y hasta que no había discutido con ella tampoco se lo había planteado demasiado. - Podías, pero ya te he dicho por qué no debías. A la larga acabarías perdiendo. ¿Cómo habrías vuelto a Ávalon después de eso? sé que no querías ser reina, pero estás destinada a serlo. Y no te verían igual si corriesen los rumores de que has marchado mientras Shyvanna te gritaba. - por eso en Ávalon no se podían permitir el lujo de parecer débiles, porque traía consecuencias a la larga. Debían mantenerse en su lugar. A decir verdad ni se había puesto a analizar lo que le dijo de regresar a la cabaña y lo de ir a verla, tenía tal ofuscación en ese momento que sólo pudo verlo como una especie de despedida. - No es solo por Zephyr...- añadió en tono más bajo, esperando que no le preguntase mucho más al respecto.

Permaneció un poco más con la palma de la mano apoyada contra el marco de la puerta, hasta que Catherine salió por fin para quedar frente a él. Bajó un poco la cabeza para mirarla a los ojos casi con la misma seriedad que ella, aunque de un modo más estoico que molesto. - Que puedes hacerlo. - respondió sin duda alguna, negando lentamente a lo de desmayarla de nuevo o a lo de Rodrigo. - No voy a jugar esa carta de nuevo. Devuélvemelo de algún modo si eso te hace sentir mejor. Estaremos en paz. - o todo lo en paz que podían permitirse estar ellos, que solían vivir en constante conflicto e iban de un problema a otro. Hizo un gesto con la cabeza para señalar a la mesita de noche de estilo victoriano que había junto a la cama, en la que había una bolsa con las pertenencias de Catherine. Cerca había otra con las suyas, además de otras cosas que podrían necesitar allí.

- Oportunidad de hacer todo lo que nunca podemos hacer porque no tenemos ni un momento de respiro. De descansar. De poder aprovechar el potencial de este lugar para mejorar nuestras habilidades mágicas, de fortalecer el vínculo. - explicar lo del tiempo iba a ser un poco más complicado, porque a él mismo se lo había parecido la primera vez que estuvo en las cuevas, hace ya bastantes años. - El tiempo aquí dentro no equivale a lo mismo fuera. Puede transcurrir más lento en comparación, o más deprisa. Yo necesito convertir los tres días de antes de la reunión en tres meses aquí dentro. - dejó que lo asimilase antes de seguir, bajando la mano que tenía apoyada en el marco de la puerta. - Por ahora creo que sólo hemos dormido por un día entero...- calculó aproximadamente, porque era más o menos lo que te hacía dormir el frasco entero de poción que se había tomado. De cualquier modo ya llegaba tarde a leerle el cuento al crío. - Para tu hijo sólo serán tres días. - si comprendía eso tal vez no entrase en pánico. - No tomes la decisión de marcharte de manera precipitada. Descansa, y cuando estés lista te mostraré el lugar.

Soltó un suspiro, masajeandose la sien suavemente, tratando de comprender su punto de vista pero es que… estaba agotada de tener que lidiar con todos sus hermanos. Si no se ganaban su respeto  ¿Cómo iba a ganarse el de los vasallos? Pensó que esa etapa de su vida había terminado cuando acabó de “ganarse” su sitio en el Consejo. Frunció el ceño al escuchar que no era sólo por Zephyr y entonces entendió de qué iba todo… Pensó que lo estaba dejando, que estaba abandonandolo y quizás…Sí lo había estado haciendo, porque había decidido dejar de lado la idea de intentar algo con él. “Algo”, al menos llevarse bien, conocerse, no querer lanzarse a la garganta del otro -¿Y crees que es mejor que me vean como la cría a la que tuviste que desmayar para controlar?- Preguntó con los labios tensos.

Tras eso lo enfrentó y lo miró intensamente cuando soltó aquello de que podía hacerlo -No voy a devolverte nada, Wthyr. No sé si es que has crecido con eso de ojo por ojo, diente por diente…Pero yo no pretendo obligarte a tomar decisiones porque no sólo es la vía fácil sino que me guardarás rencor. Quiero que quieras tomar esas decisiones, que entiendas porqué las tomas- El control mental…bueno, eran tan escasas las ocasiones en las que lo había utilizado que creía que podía contarlas con una mano -No pretendo cambiar quien eres porque me haría la vida más sencilla-

Ladeó la cabeza hacia la mesita dándose cuenta de que apenas había registrado la habitación en sí, se había perdido las bolsas de equipaje  y todo lo que habían traído. Apretó un poco los dientes y volvió la mirada hacia él al escuchar la forma en la que narraba lo de la oportunidad pensando que en ningún momento había dicho “conocerse”, siempre estaba más enfocado en el poder. Podía entenderlo, la zona rezumaba en él pero quizás la forma en la que lo explicó le hizo sentir que…estaba fuera de lugar pedirle lo que había pensado.

Esperó la explicación y cuando la escuchó sólo se le quedó mirando con un gesto confundido. Apartó la mirada hacia un lado, haciendo las matemáticas en su cabeza. ¿Tres meses? Se llevó la mano al vientre. Eso implicaba que el embarazo estaría desarrollándose en tiempo normal pero fuera…sería un abrir y cerrar de ojos. No dudaba de su palabra en realidad. Podía entender por qué la cueva podría funcionar así y explicaría porqué Morgana había traído a Arturo -No entiendo… ¿Y mis controles? Es decir…De acuerdo, son tres días fuera. Serán tres días para Anteia pero yo necesito que revisen a Zephyr y Aelin- Volvió la mirada hacia él -Si voy a quedarme necesito enviarle una carta a Ian para que entienda porqué no estaré llamándolos estos días. ¿Puedo hacerlo?- Preguntó aunque su tono tenía cierto reproche.

-¿Y sabes qué?- Frunció el ceño molesta -Si hubieses sabido de qué hablamos Ian y yo no me habrías tratado como un energúmeno- Le soltó al recordar su “vaya, gracias” con aquel tono de mierda irónico. Lo empujó con ambas manos para sacarle de su camino y fue directo hacia la cama, no sin antes coger su bolsa y empezar a ponerse sus anillos y brazaletes sólo…por sentir que estaba completa y no absolutamente desnuda -Estaba allí cuando sentí que nuestro vínculo se desvanecía…- Le explicó, estremeciéndose visiblemente al recordarlo -Me preguntó si tenía sentimientos por ti y le expliqué que había atracción y que aunque la situación no dejaba de ser impuesta sobre nosotros no iba a cerrarme a lo que podía suceder, le hablé de nuestro acuerdo y de lo que te dije a ti. Y él lo entendió… Aclaramos las aguas porque no vamos a tener una relación a futuro y cada quien tiene que hacer lo que corresponde. Aunque duela, aunque cueste. Pero eso no implica que voy a dejar de verlo, que voy a dejar de quererlo de la noche a la mañana, que Ian va a dejar de ser el padre de mis hijos y quien me ayudó a desarrollarme y a crecer como persona. No ocasionará que su familia deje de quererme o que yo deje de quererlos y que se preocupen por mi bienestar. No va a significar que simplemente me olvidaré de que existen porque ellos me acogieron y me dieron una familia que yo nunca tuve. No va a significar que si saben que estoy en peligro no vendrán corriendo a Avalon para intentar ayudarme. Si no puedes vivir con eso, Wthyr, entonces va siendo hora de que hablemos seriamente de nuestro matrimonio- Alzó la vista hacia él -Porque podemos hablar de muchas lunas de miel, pero si pretendes que me sienta culpable por mi pasado, por mis relaciones anteriores, estás equivocado. Que tú no quieras abrirte y hablarme de tu vida no quiere decir que yo tenga que ocultarte la mía- Espetó finalmente y tomó un largo respiro antes de levitar la bolsa hacia donde estaba. Se metió finalmente en la cama, sentada, y se cubrió con las sábanas antes de cruzarse de brazos y mirarlo con el gesto aún molesto.

Cómo odiaba cuando Catherine le hacia ver con sus argumentos otro punto de vista en el que le desbarataba los suyos, cuando le hacia darse cuenta de que no siempre llevaba la razón absoluta. Ni siquiera había caído en que podían verla de ese modo que dijo. Por eso no respondió nada, guardándose para sí mismo la frustración de no poder darle la réplica.  - Si piensan eso es problema suyo. - Que no quisiese "vengarse" de él se lo complicaba mucho más y también le dejaba con esa molesta y hasta hace poco desconocida sensación de ser el que jugaba sucio. - Pues sí. Es a lo que estoy acostumbrado. - a devolver los golpes, incluso como modo de justicia entre iguales. Lo del rencor le hizo interpretar que ahora era ella la que se lo tenía, aunque fuese imposible saber cuánto tiempo se lo guardaría. - Dirás que quieres convencerme para tomar algunas decisiones, pero por vías "legales". - la corrigió, suponiendo que se estaba refiriendo a que abandonase las ideas que implicaban sus aspiraciones expansionistas, una de las cosas que más problemas generaba entre ellos.

Captó el gesto de la mano que llevó a su vientre, suponiendo que estaba echando cuentas y dándose cuenta de que saldría de allí de unos ocho meses, a poco de dar a luz. Aquello también suponía una ventaja, en cierto modo. - No habrá problema con los controles. Han dado instrucciones para que la matrona de Ouroboros y su ayudante vengan. - se dio cuenta de que también dio nombre para la melliza, cosa que hasta ahora no había escuchado. Tal vez también lo había decidido durante la visita del inútil del otro. Su mirada se endureció cuando mencionó al licántropo, pero asintió porque estaba claro que no permitirle comunicar su paradero era un puñetero secuestro y no quería que pareciese eso ni por un momento. Lo siguiente que dijo le indignó, haciéndole alzar ambas cejas con incredulidad.

- ¿Y cómo querías que reaccionase al enterarme de que tu ex se había plantado en Ouroboros de inmediato mientras yo me moría? tampoco me gustó que tanto tú como Shyvanna no me dieseis una maldita tregua y tuvieseis que soltarme la noticia nada más despertar, estando hecho mierda. Me dio la impresión de que te daba igual cómo estuviese. - al final tuvo que soltarlo, sacarse lo mucho que le había jodido aquello porque se preguntaba incluso si a ella le hubiese venido "bien" que él se hubiese muerto. Quiso pensar que sí que le habría importado, al menos por el modo en el que dijo que sintió que se desvanecía el vínculo.

Se giró hacia Catherine mientras iba hacia la mesa para ponerse sus anillos y brazaletes, esperando que le contase qué era eso tan necesario que tenía que hablar con el licántropo. Le dio un leve salto el corazón al escuchar de su boca lo de la atracción, porque él ya se lo había confesado a ella antes. No tenía sentido fingir que no era así a esas alturas de la historia. Todo iba bien hasta lo de no cerrarse a lo que podía suceder, por mucho que la contención o resignación de Catherine en el momento del beso en el barco le dijese lo contrario.

El resto de lo que soltó ya no le gustó, por razones obvias. Una parte de él, muy en el fondo, podía entenderla. Él seguía queriendo a su primera esposa, con la diferencia de que Dana estaba muerta. Seguía teniendo presente su recuerdo. Otra parte de él tuvo celos por el modo en que hablaba del lobo, con tanta admiración. Aguantó escuchando en silencio hasta el final, desviando la mirada con gesto incómodo por lo de no hablarle de su vida. ¿Lo había hecho, no? ¿o no era suficiente?  - No te estoy culpando por tu pasado. Pero parece que tampoco hay espacio real para mí en tu presente...- se sentó en el borde de la cama después de que ella lo hiciese, quedando de espaldas. En ese momento estaba lidiando con sus propias contradicciones internas. No quería que le importase el quedarse en el simple acuerdo matrimonial como si de un contrato se tratase, pero sí que le importaba. Alzó brevemente los hombros con lo siguiente. - Pensé que no necesitabas saber más de mi vida anterior. - respondió sinceramente, recordando una frase que había leído tiempo atrás. - “Serás amado el día en que puedas mostrar tu debilidad sin que el otro se sirva de esto para afirmar su fuerza”.- recitó de memoria, aunque no estaba muy de acuerdo con ella. - Gilipolleces, probablemente.

La respuesta a su pregunta fue el silencio, cosa que Catherine no se esperaba. Pensó que encontraría alguna forma de modificar esa visión, que con sus palabras le daría algún argumento que pudiera convencerla de que no sería así como la verían. Como la niña caprichosa que el Rey tuvo que controlar, al mismo nivel que Shyvanna… como si no se pudiera razonar con ella. Pero nada, silencio. Cerró los ojos con pesar porque se dio cuenta de que él no había planeado nada, había actuado de forma impulsiva porque quería ejercer su autoridad y hacer lo que quería.

No respondió a aquello de "si piensan eso es problema suyo" pero le hubiese gustado decir que ese era su argumento principal contra sus hermanas y vasallos. Pero no podía seguir dándole vueltas al asunto sin fin. Suspiró sonoramente cuando soltó que si, que había sido criado así - Pues para, para … ¡Para! De una vez de intentar hacerlo conmigo. Yo no fui criada así y me parece una estúpida forma de criar, es crear una cadena peligrosa de idas y venidas, de venganzas y de malos conceptos de justicia -

Le regaló una molesta mirada cuando tergiversó sus palabras adecuandolas a su punto de vista -No, quiero mostrarte otro punto de vista. Ya no eres solo el primogénito Pendragon, eres un Rey. Y como Rey tienes más responsabilidades que solo cumplir tus deseos- Soltó un suspiro y se llevó las manos a la frente un instante recordando el día de su coronación - Sabes perfectamente cómo me sentía respecto a la coronación y a todo esto de ser Reina. A diferencia de ti, yo no fui criada para un puesto así. No tengo ni formación, ni cultura de Avalon, no conozco a los vasallos y…- La frase se cortó con una risa pequeña y triste - Tengo miedo de salir del castillo, me dan ataques de ansiedad de solo pensar en abandonar esas paredes… pero recuerdo perfectamente haber jurado proteger al reino. ¿Cómo se supone que lo protejo si tú los estás llevando a la guerra? ¿Qué… qué es lo que te hace infeliz en Avalon?-

De acuerdo, se quedaba un poco más tranquila si iban a controlar a los bebés. Eso… eso era bueno. ¿Tres meses allí? ¿Sola con Wthyr? Le recorrió el rostro notando el cambio en su gesto al hablar de Ian. Pero no iba a ponérselo fácil. Ella tenía que escribirle y explicarle, también a Anteia.

-No es que me diese igual como estuvieras… temía que te comieran la cabeza con sus ideas desquiciadas. Hemos… avanzado tanto hablando que temía que te dijeran lo de Ian y empezarás a pensar que te estaba siendo infiel mientras tú estabas en Roma cuando no tenía nada que ver con eso. Llegué aquí y lo primero que hice fue contarle a Darren todo para que fuera a Italia a ayudaros- Pero ¿Cómo iba a saber Shyvanna eso? ¿O Lake? ¿Para qué iban a ver eso cuando podían humillarla y destruirla por recibir a Ian en Avalon? Estaba claro que pensaban lo peor de ella y no importaba los aciertos que pudiera tener solo se enfocaban en lo negativo.

Agradeció que se mantuviera en silencio mientras ella sacaba todo lo que tenía en la cabeza, necesitaba eso… necesitaba aclararlo todo porque Shyvanna tenía una especie de imagen que… se molestó un poco al recordar que había dicho que no sabía ni como Ian se había fijado en ella. Quizás no era tan exuberante ni descarada como ella, o femenina como Sofía; pero era una mujer valedera también. Alzó la mirada hacia él cuando habló escuchando con sorpresa lo que dijo -¿Cómo vas a decir eso? ¡Te besé!... ¡En los labios!- Lo último de la frase lo dijo en un tono agudo. Quizás para él no había sido una cosa del otro mundo pero para Cath había significado algo trascendental, un paso hacia delante en lo que podía ser su futuro. Y si, había resignación y aceptación como decía Ian pero si no estuviera convencida de que quizás podían construir algo juntos, no lo habría hecho - Tal vez para ti no… sea mucho. O para nadie en Avalon…- Soltó rodando la mirada con molestia mientras se clavaba las uñas en los brazos en un profundo gesto de incomodidad mirando hacia cualquier lado menos él -Pero para mí lo es. Para nosotros lo es… porque cuando decidí hacerlo es porque te iba a proponer algo- le dijo y esta vez sí que se le sonrojaron las mejillas.

Volvió la vista a su espalda cuando le soltó aquella estupidez de que creía que no necesitaba saber más de él. Cogió una almohada de su lado y acabó tirándosela a la cabeza con toda fuerza que podía reunir -¡No son gilipolleces!- Soltó un suspiro exasperado -No tengo ni idea de cómo se llaman tus padres, no sé cuándo murieron, no sé cuál es tu relación con todos tus hermanos, no sé si tienes más primos, cuál era la relación con tu abuela… no sé ni siquiera tu cumpleaños. ¿Tienes amigos? ¿Cuál es tu comida, tu color favorito? ¿Te gusta… no sé, bailar? ¿Juegas al ajedrez?- Y aquellas solo eran banalidades - Y sé que debe ser duro para ti, pero me gustaría conocer a tus esposas. Saber por qué las elegiste a ellas para estar junto a ti. ¿Es por que tenían madera de Reina? ¿Fueron concertados? ¿Amaste a alguna de verdad? ¿Las extrañas?- apoyó la espalda del respaldo y cerró los ojos, llevándose ambas manos a la cara y estrujandola de nuevo. ¿Eran más bonitas que ella? ¿Eran más femeninas? ¿Más descaradas? Esas preguntas se las guardó para sí misma.

Se quedó rumiando aquello que le dijo Catherine sobre cómo la verían los vasallos ahora, pensando que el no permitir que se fuera había sido tan solo una solución parcial. Tenía que lograr que fuese aceptada como reina, que la quisiesen y que ella también dejase de sentirse extraña allí. Sería un esfuerzo por ambas partes, a no ser fuesen tan cerrados como los de Ouroboros durante los meses que los Pendragon estuvieron en la isla. Hizo un sonido irónico cuando le pidió de manera tan vehemente que parase de hacer eso dejar las cosas en paz con una venganza, dándole la impresión de que no iba a comprenderle. - Es un tanto retorcido, no lo entenderías. - Creía que era necesario para que el ofendido pudiese perdonar, y también veía como una forma de redención propia el hecho de que le devolviesen el daño.

- ¿Te crees que soy un rey caprichoso que solo cumple sus deseos? - saltó finalmente, con un brillo de indignación en la mirada. Desde que había sido coronado era uno de los temas que le hacían dar vueltas por las noches, el no llegar a todo lo que debía cumplir.  - Eres Descendiente, algo de ventaja llevas. La formación y la cultura la puedes conseguir, para eso estoy yo. Sólo tenemos que ponernos manos a la obra.  - continuó, de manera algo menos a la defensiva. En lo otro también tenía parte de culpa ella, que apenas salía de la habitación.  Podía entenderlo después del trauma de ser envenenada, pero ya se habían encargado de aquello. - Y para conocer a los vasallos podemos visitarlos uno a uno hasta que los conozcas a todos. A quien quiso asesinarte la aplastamos y su linaje ha sido expulsado. Suficiente advertencia. Nadie volverá a hacerte daño. - remarcó con fiereza al recordar lo de Katarina. Se lo había prometido anteriormente, pero se lo volvió a repetir. Aún así los gritos de Shyvanna sólo habían hecho que se sintiese más en territorio hostil.

- La decisión de ir o no a la guerra no es solo mía. Si así fuera ni siquiera habría repartido copias del tratado a los vasallos para que lo vieran. - y estaba más que seguro que muchos de ellos querrían ir, pero estaba por ver. - Y Ávalon no me hace infeliz, ni siquiera sé por qué dices eso. Esto no tiene que ver únicamente conmigo. -  ¿Por qué le costaba tanto entender que esos objetivos no eran sólo delirios suyos? después negó lentamente mientras le explicaba los motivos para contarle tan rápido lo de Hacksaw.  - Tengo criterio propio como para que me "coman" la cabeza tan fácilmente con historias inverosímiles. Me doy cuenta por mí mismo de las cosas, tanto de las buenas como de las malas. - no dijo nada de lo de infiel porque sabía que eso no lo haría, aunque solamente fuese por el temor que tenía a posibles maldiciones. Que emocionalmente no pudiese desvincularse de él ya era otra historia. Asintió como agradeciendo lo de avisar al resto de sus hermanos, aunque hubiese sido un despropósito que ellos hubiesen acabado allí cuando los demás ya habían vuelto.

El tono en que dijo lo de besarle hizo que se girase más hacia ella, con gesto de incredulidad. Parecía que lo decía como un gran logro o avance, cuando nada había tenido que ver con los que se habían dado meses atrás. - Sí, ¿y qué? No estabas preparada. Parecía resignación, nada parecido a lo que recuerdo. - el rubí de Sodoma se había encargado de sortear esa gran distancia que había entre ambos al principio, pero ahora era como partir de cero en ese sentido. Al menos para ella...él ya no lo necesitaría.  - Por eso...si alguna vez te lanzas tiene que ser porque quieras de verdad. - notó el modo en que se sonrojaron sus mejillas al decir lo de proponerle algo, alzando las cejas interrogativamente como esperando que lo soltase.

El almohadazo en la cabeza lo cogió bastante por sorpresa, dejándole con el ceño fruncido y cara de confusión por el repentino ataque.  - ¿Y ahora qué he dicho?  - gruñó con fastidio antes de que le dejase claro que no le parecía una gilipollez lo de hablar del pasado, lanzándole tantas preguntas juntas que empezó a entrar en uno de sus momentos "entrar en bloqueo por exceso de preguntas de Catherine".  Tenía respuesta para la mayoría de ellas, pero unas costaban más que otras. Suspiró mientras agarraba la almohada medio estrujándola antes de devolvérsela, girando del todo para quedar sentado a lo indio delante de ella.   - Tienes razón. - casi le daba urticaria decir aquello, aunque fuese cierto. Le costaría abrirse más de lo que estaba acostumbrado. - El otro día te conté algunas cosas sobre mí, pero tal vez no es suficiente. Aún así...Podríamos saberlo todo el uno del otro y no comprender nada. Saber no es comprender. Pero estoy dispuesto a intentarlo, a responder a esas preguntas, una por día, a cambio de que tu me respondas otras. Tenemos tiempo hasta que salgamos.- terminó bajando un poco el tono de voz, esperando que que aceptase su trato.  - Hoy ya no. Además, llevamos un día durmiendo y sin comer. Traeré algo.

Le miró de reojo cuando le soltó aquello de "no lo entenderías" como si ella fuera estúpida. No lo entendía porque le parecía… pues sí, retorcido. Pero no quería seguir hablando del tema ni discutiendo sobre ese punto en particular, quedaba demasiado por hablar como para preocuparse por algo que no podía cambiar ella, sino que debía hacerlo él.

-No realmente- Volvió la vista hacia él, observando su indignación -Es lo que te diferencia del Papa- Expresó con total neutralidad porque había percibido, en el barco, como se había puesto cuando siquiera había sugerido que no quería que el destino de aquel guardiani fuera igual al de la gente de Avalon. Respiró profundamente un momento, tomándose el tiempo de organizar sus ideas -Pero a veces, incluso aunque ellos lo deseen, no tienes porqué complacerlos. Son como niños… está de nuestra mano enseñarles o elegir lo que es mejor para su futuro y desarrollo- Luego lo miró alzando las cejas levemente -Y tenemos un montón de niños-

Le pareció raro que comparara su educación especializada para el "Consejo" con lo de ser reina y tuvo que pararlo allí -Nunca estuve destinada a ser Descendiente, Wthyr. Mi hermano Altair fue quien se llevó esa educación y Elise se enfocó en Layla. Todo lo que sé son protocolos generales que mi madre me forzó a aprender para no humillarlos en las reuniones- Pero le agradó que él estuviera abierto a enseñarle. Lo de los vasallos también era una buena idea y la afirmación, o reafirmación, de lo de Katarina hizo que lo mirara -Pero vas a acompañarme ¿Verdad? ¿Vas a estar ahí? ¿Siempre?- Realmente eran pocas las ocasiones, fuera de la habitación, en las que estaba sola pero aún así… necesitaba confirmarlo.

Escuchó lo de Avalon y señaló alrededor -¿Por qué habrían de querer más?- Cuestionó -Es una tierra protegida, con un afluente de magia que te eriza la piel y te llega al alma… y lo que he podido ver es precioso. Mientras el resto del mundo está reconstruyendose tras la guerra, apostando por la tecnología y la magia, Avalon permanece impertérrito, imperturbable… atemporal- Alzó los hombros brevemente -No entiendo por qué necesitáis más sino es para haceros más felices o porque sois infelices aquí-

No añadió nada al tema de lo de Ian porque… no quería básicamente, era así. Sabía que era capaz de sacar sus propias conclusiones solo no quería que sacará las erróneas y pensara mal de ella. Punto.

La forma en la que se giró hacia ella con ese gesto de sorpresa por su comentario hizo que se diera cuenta de que no lo valoraba igual. Y dolió. Apartó la vista con las mejillas encendidas y el ceño fruncido cuando lo comparó con sus encuentros… -Esa no era yo… esa… yo… - Intentó buscar las palabras. Se quedó en silencio un momento -No creo que sin la presencia del rubí ese sea capaz de hacer las cosas que hice- Y eso…era eso. Se reacomodó en la cama, visiblemente incómoda. Terminó por volver la vista hacia él -Lo hice porque quería, Wthyr. ¿Qué te crees? Como si no hubiesemos tenido otros momentos en los que podría haberte besado. A diferencia de esos, lo hice- lo miró alzar las cejas preguntando sobre lo que quería proponerle y apretó más el cruce de brazos porque se sentía fuera de lugar - Quieres muchas cosas y las quieres muy rápido. Y me encantaría decirte que para mí es tan fácil actuar como lo he hecho con ese rubí, pero no… no es así. Estas cosas se me dan mal y ya…así que puedes ir sentando tu culo y esperar dos años, es más o menos lo que me cuesta- apartó la vista de él de nuevo mirando alguna pared -Había pensado en proponerte que iniciaramos alguna especie de cortejo que permitiera que nos conociéramos más- Movió las piernas como si las sábanas empezarán a pesar kilos y kilos y estuvieran apretándolas a morir.

Al verlo girarse completamente hacia ella supo que había "ganado" -Lo sé- Expresó cuando le dijo que tenía razón pero no con un tono soberbio -Yo quiero comprender- Le dijo porque era la verdad. Necesitaba saber qué lo había vuelto el hombre que era -¿90 preguntas? ¿Y puedo indagar sobre la respuesta de esa pregunta?- Le pareció raro que solo quisiera darle una sola respuesta pero suponiendo que no era una persona que se abriera con facilidad, lo concedería. Asintió a que hoy ya no sería. Eso le dejaba 89, pero estaba bien porque eran bastantes y… le sonaba el estómago pero… -¿Cómo funciona la comida aquí? - Preguntó frunciendo el ceño y luego miró hacia los lados


-Yo escribiré para que alguien envíe la carta- Había una zona donde habían dejado el correo y cosas para escribir así que las levito hacia ellas y lo reviso para buscar un pergamino en blanco. Le tendió a Wthyr una carta que iba dirigida hacia él y tras eso cogió la pluma y empezó a escribirle la carta a Ian.

Valoró positivamente que Catherine supiese distinguirle del Papa, que no pensase que era el mismo tipo de mandatario. Poner sellos de maldiciones a sus guardias le parecía una aberración. Era muy poderoso, sí, pero necesitaba infundir respeto desde el miedo, desde el control extremo y asfixiante. Las dictaduras de ese tipo estaban abocadas al fracaso porque en algún momento generarían una reacción fuerte en contra. Por eso él nunca haría algo así en Ávalon, ni le pareció que tuviese sentido lo que dijo Catherine de decir que eran como niños. - Son adultos, infantilizarlos por tener determinados deseos sería un error. No es complacerlos, porque unas veces los objetivos estarán alineados y otras no. Es escucharlos, y a veces hasta pelearte con ellos. - se le vino Freyja a la mente, aunque discutiesen le gustaba la rudeza con la que la vikinga soltaba las cosas.

- Ya. Te llegó de rebote el puesto...- la maldición haciendo de las suyas y eliminando a más herederos de la cuenta.   Se llevó una mano de manera inconsciente al lugar del pecho en el que tenía la marca, con la vista al frente pero sin estar mirando nada realmente. Después alzó la cabeza de nuevo, asintiendo sin dudarlo.  - Siempre. Deberíamos haberlo hecho antes. - reconoció, habían dejado un poco de lado lo de dar a conocer a la nueva reina. Era necesario.  Le pareció un tanto ingenuo de su parte que le preguntara para qué querían más territorios fuera de Ávalon, cuestionándose si le habían enseñado Historia en Ouroboros. Era inherente al ser humano el querer expandirse.  - Y lo es. Ávalon es todo eso que dices. Así que...¿por qué no llevar fuera de la isla todo lo que podemos aportar al mundo? ¿por qué no tener nuevos territorios que nos hagan mejorar en todos los sentidos? más recursos para mejorar la vida de la gente, más poder para proteger a nuestra raza e impedir que nunca más vuelvan a intentar arrinconarnos, matarnos o hacernos esclavos. Para ser más fuertes y que no haya potencia que se nos oponga, para que gente como ese Papa de Roma no nos haga sombra.  - y tal vez también Ouroboros, pero eso se lo calló porque no quería enredarse en otra discusión sin fin por el momento. Era más sencillo no adelantar acontecimientos.  - Expandirse no tiene por qué ser necesariamente malo.- concluyó, dejando atrás su visión de lo que quería hacer, aunque todo se les hubiese complicado últimamente.

La conversación sobre trama política quedó un tanto de lado desde el momento en que tocamos ciertos recuerdos tórridos de los primeros días tras la boda, lo que provocó que las mejillas de Catherine se encendiesen aún más. Parecía muy avergonzada, hasta el punto que tuvo que creerse que esa desinhibición de esos momentos no la había tenido antes. - ¿No te has parado a pensar que sí que eras tú, sólo que sin refrenarte lo más mínimo? lo éramos...pero fuera de control. - puntualizó, sin que le hiciese falta que contestase a eso. A él no le avergonzaba recordarlo, pero prefirió apartar rápidamente esos pensamientos de su mente para que su cuerpo no quisiera evocarlos. Apartó la mirada de ella los segundos suficientes hasta que se apaciguó lo suficiente, ladeando la cabeza con cierta sorpresa ante la revelación de que no se había visto "obligada" en cierto modo por la cercanía. Era cierto que habían tenido antes algún que otro momento más así, de tensión y cercanía.

Lo de ir rápido o no le pareció que dependía del punto de vista. Para algunos podía parecer que iban despacio, incluso para él, pero para ella...suponía más esfuerzo por su situación. Podía ser paciente si se lo proponía, ir poco a poco sin esperar demasiado. No pudo evitar mirarla con una sutil media sonrisa malintencionada al escuchar que esas cosas se le daban mal, que esperase dos años. ¿Tanto había esperado con el otro?  - No me pareció que se te diese precisamente mal. ¿O me vas a negar que disfrutabas? ¿Acaso era todo mentira? - se atrevió a decirle aquello en tono más confidencial a pesar de que no hubiese nadie allí, inclinándose ligeramente hacia ella un instante. La propuesta que le hizo tenía sentido, y sería lo que habrían hecho en una situación normal. Aún así él no lo llamaba cortejo, le sonaba a cosa de pájaros.  - Muy apropiado. Así podré pedir tu mano en matrimonio de manera formal. - comentó de manera socarrona, aunque acabó adoptando un tono más serio al final para que supiese que lo tomaba en cuenta.  - Acepto. - y eso implicaba conocerse de muchas más maneras, incluso a través de las preguntas que rápidamente se encargó de contar. Era un reto, uno de los muchos que tenían para llevar a cabo en aquel lugar.  - ¿Repreguntar? Hmm...puedes. Podemos. - seguro que luego se arrepentía de aquello, pero ya estaba decidido. Elevó ambas cejas ante su pregunta sobre la comida, poniéndose fingidamente serio para contestarla.

- Pues mira...funciona así. La cocinas, te la metes  a la boca, la masticas y la tragas. - pretendía ser una broma para fastidiarla, aunque no se le daba muy bien hacerlas. - Ahora lo verás. - descruzó las piernas y se bajó de la cama antes de que el diese por pegarle otra vez con la almohada por ese burdo intento de broma, cogiendo la carta que le tendía. Después se alejó del dormitorio, moviéndose por las destartaladas dependencias para ir hacia la zona en la que estaba la hoguera, el caldero y la fresquera. Por el camino fue leyendo la carta, de Anteia. Había pasado por alto su mensaje, y desde luego que no habían cumplido con lo que ponía. Tranquilidad ninguna. No le apetecía ver a la mujer, pero parecía necesario por todo lo que le ponía. La dejó sobre una mesa antigua para responderla después, encendiendo el fuego del caldero para comenzar a cocinar con unos cuantos ingredientes de lo que les habían dejado...cómo quedase ya era otro asunto.

-Era una metáfora, Wthyr… ¿Crees que no me he peleado o debatido con el Consejo?  Sé que ser Reina es distinto pero el Consejo también toma decisiones sobre los ciudadanos de Ouroboros-  Asintió finalmente a eso de que le había llegado de “rebote” porque era la expresión adecuada para ello.  Sonrió levemente cuando señaló que siempre iba a estar con ella y luego ladeó suavemente la cabeza suspirando -Lo dices como si hubiésemos tenido algo de tiempo-  No lo habían tenido, era de lo único que se quejaban constantemente…De la falta de tiempo para hacer todo lo que querían hacer.

Tras ello escuchó la respuesta de Wthyr sobre Ávalon y sobre su imperio y… Se quedó en silencio, levantando apenas un poco las cejas porque era un punto de vista que no había analizado. Apartó la mirada de él después de soltar un leve “oh” y frunció el ceño contemplando los matices de aquella idea y las posibilidades reales de poder ayudar a mucha más gente que estuviese bajo el estandarte y protección de su reino. Podrían evitar que estuvieran en peligro, podían ayudarlos a reconstruir sus ciudades y evitar que se rindieran ante gente como el Papa. Aquellas palabras de Wthyr había callado sus dudas y abrió la boca para preguntar algo pero entonces recordó que con los vikingos había hecho una alianza matrimonial. La guerra la habían traído otros. Frunció el ceño antes de relajar un poco el rostro recordando la visión que sí había compartido con Wthyr… La de aquella ciudad que vibraba con magia, energía y paz mientras ellos volaban partiendo a …algún lado. No añadió nada porque no tenía nada que añadir. Sólo se quedó pensando.

Gracias a sus propias palabras, el tema había cambiado pero a uno que la hacía aún más incómoda. Desvió la vista hacia Wthyr un momento ante su pregunta y recordó… Lo libre que se había sentido, lo poderosa… sin inhibiciones, sin limites, sin preocuparse de juicios  o de lo que era correcto o no -Y nosotros somos controladores natos… Así que tú me dirás- No era como que pudiese acceder a eso ella sola, o eso creía al menos.  Al verlo apartar la vista ella también lo hizo porque revivir aquellos recuerdos, bueno, estaban empezando a hacer más que sólo enrojecerle las mejillas.

Volvió la vista hacia él para captar su media sonrisa y entonces soltó aquellas preguntas que hicieron que Catherine, sin duda alguna, se llevara las manos a la cara con una vergüenza palpable -No es eso- Respondió entre los dedos y después retiró las manos, alargando suavemente su rostro -Sé lo que sentí pero… No … Ahora… ¿Cóm…¡Deja de ser un descarado y ponerme nerviosa!- Negó con la cabeza en varias ocasiones y tensó los labios decidiendo que lo mejor era callarse así que cruzó de nuevo los brazos y apartó la mirada enfurruñada. Aún así lo del matrimonio le pilló absolutamente desprevenida y volvió la vista hacia él -¿A quién se lo vas a pedir? ¿A Matvey? ¿Al cuadro de mi madre? ¿O pretendes invocar a mi padre?- Alzó las cejas y entonces fue su momento de dibujar una leve sonrisa aunque luego recordó que …Matvey no era Matvey y se le borró.

Asintió suavemente a eso de que aceptaba y que podía repreguntar. Eso estaba bien, entonces empezarían mañana. ¿Con qué podía empezar? Estaba mordiéndose el labio pensando en eso cuando le soltó aquella chorrada de la comida que… le sorprendió. ¿Eso era humor? Le sonrió mientras entrecerraba los ojos -Muy gracioso- Le dijo negando con la cabeza -Ya te dije que no sé cocinar. Suelo quemar las cosas… Pensé que quizás Eretria iba a traernos algo o…No lo sé…- No había percibido a nadie más ahí así que sabía que estaban solos, pero entonces se incorporó y eso la dejó aún más sorprendida así que abrió el canal mental entre ellos. “¿Vas  a cocinar tú?”

Decidió que ahora que estaba sola era el momento de continuar con la carta así que le explicó a Ian que los próximos tres días no se comunicaría porque estaría en una especie de retiro en una cueva encantada pero que estaba guardando un reposo absoluto y cuidándose exhaustivamente. Que en cuanto pudiera iría a la casa Hacksaw a explicarle todo en persona y que se cuidaran, todos.

Ya había visto las discrepancias en el Consejo de los 20 durante el tiempo que llevaba conociéndolos, así que no hacía falta que ella le dijese que había peleado o debatido con ellos. - Pues claro. Lo raro sería no discutir con esa caterva que hay en Ouroboros. - Seguro que la última reunión con lo del tratado había sido especialmente dura. Pensar en ese maldito pergamino lo enfurecía. Lo bueno era que no era algo de lo que tuviese que encargarse inmediatamente. Precisamente tiempo era lo que más había echado en falta, en eso también podía coincidir con Catherine.

No solían coincidir en muchas cosas, por eso estuvo esperando algunos segundos por su réplica con lo del imperio. Tal vez le había convencido el modo en que lo había expuesto y había comenzado a ver los beneficios. Tenía esa expresión de estar pensando en que podría compartir ese punto de vista, como dándose cuenta de algo que antes no. Podría acabar convenciéndola, en algún momento. A esas alturas casi veía más fácil eso que el lograr acercarse a ella de un modo más íntimo. Lo de ser controladores era cierto, pero no lo veía un impedimento en ese sentido.

 - No es excusa, la razón desaparece llegado el momento. - el verla taparse la cara con las manos era señal de que la avergonzaba hablar de aquello, y que sus palabras "descaradas" habían causado su efecto. Le gustaba cuando se mostraba desinhibida, pero también le hacía gracia esa faceta suya de escandalizarse.  - ¿Qué? sólo me he remitido a los hechos. - le cambió la expresión por completo en cuanto mencionó a Matvey sobre lo de pedir la mano, eso sobre lo que había estado ironizando. Antes se lo pediría a un muerto o a un cuadro que a ese.  - Suerte que me la puedes dar por tu cuenta. - A ella también se le borró la sonrisa de la cara, así que algún pensamiento hacia el Matvey demoníaco debió pasarle por la cabeza.

Por suerte los asuntos más mundanos como preparar la comida les alejaron de ponerse a hablar del maldito nigromante.  - No, ella vendrá cuando le toque verte. De lo otro me encargo yo. - tras dejarla sola en la habitación tardó un buen rato en la zona del caldero y las antiguas cocinas, preparando algo así como una especie de gachas con harina y bacon. Mientras se hacían se puso a responder a la carta de Anteia, que enviaría con emisarios cuando alguien entrase en las cuevas. Retornó de nuevo donde estaba Catherine, levitando un par de bandejas de la comida para dejarlas sobre la cama. No le había "cocinado" nada antes, así que no tenía ni idea de si le gustaría o no.  - Es comida de campo de batalla, de soldados. - En la mano llevaba la carta para Anteia, mostrándosela para que supiese que iba a venir.  - Dame la otra carta y las dejo preparadas para enviar. - sabía que era para él, pero no pensaba leerla.

-Wthyr…- Le llamó la atención cuando mencionó que eran una “caterva” -Tú querías pertenecer a esa “caterva”, bajo ese concepto…Eres igual que ellos- Le dijo sonriendo de lado porque en esos momentos, cuando volteaba sus palabras en su contra, le encantaba verle la cara. Siempre tenía un pequeño gesto de molestia o irritación justo antes de que le diera un golpe de orgullo.

Lo del imperio sería algo que tenía que estudiar porque los Descendientes no tenían permitido ese tipo de movida pero quizás…Quizás si había una alianza, si podían hablar sobre el tratado de una forma que beneficiara a ambas islas en vez de simplemente convertirles en enemigos mutuos.

-Bueno si pero…- Por supuesto que desaparecía, con Ian más de una vez se había centrado sólo en ellos. Es más…Su primera vez había sido así, olvidándose de Maxwell, de su compromiso, del consejo y de todo lo demás porque sólo le importaba él. Su pregunta y luego aclaración de que se había remitido a los hechos hizo que se removiera de nuevo en la cama pero no le respondió. Él tenía argumentos que ella no podía rebatir y que a su cuerpo, aparentemente, tampoco le apetecía llevarle la contraria.  -Oh… Ya… sí, es cierto- Dijo como si no hubiese contemplado esa posibilidad en ningún momento pero tenía un punto, ella era la matriarca Le Fay y, por ende, todas las decisiones del linaje residían en sus manos.

Le sorprendió que fuese a encargarse él de la comida, no tenía ni idea de que sabía cocinar. Tras redactar la carta de Ian se quedó sola y en silencio así que optó por mirar alrededor y familiarizarse con la habitación. ¿Giordano podría esperarla tres días? Quizás debía escribirle también a él. Cogió otro pergamino y le escribió una carta corta a Gio para informarle también de que iba a estar desaparecida tres días pero que esperaba verlo cuando volviera al castillo…Y le mencionó que tenía a su disposición la cabaña del bosque, por si quería ponerse en contacto con Ian para que lo llevara.

Al final, Wthyr volvió y Catherine tuvo curiosidad por saber qué había preparado. Pero primero le mostró una carta que no sabía de qué iba hasta que la leyó, frunció el ceño sin comprender -Bueno sí…quizás es buena idea que sepa lo que va a ocurrir- Mencionó y le dio las dos cartas -Le escribí una a Giordano también- Expresó para que supiera de qué iba y entonces se centró en las gachas, movió un poco la cucharilla con curiosidad -¿Estás preparándome para una batalla?- Le preguntó con una leve sonrisa antes de empezar a comer, lo cierto es que adoraba el bacon y estaban calientes asi que le agradaron lo suficiente para acabarse el plato. Pero quedó a reventar y poco después empezó a entrarle sueño. Se puso las manos en el vientre al sentir que los mellizos empezaban a moverse -Como…me despiertes temprano… te pego, Wthyr- Se supone que tenían “tiempo”, esa era la premisa de estar metidos allí así que no había que madrugar sin sentido. Después de alejar las bandejas y eso acabaron hablando un poco más sobre las aclaraciones sobre el tiempo antes de que Catherine cayera dormida en medio de una conversación sobre gachas y poco más tarde, él también.