Salón Vikingo - Clan Lothbrock

No habían dado con el maldito vikingo y Wthyr los había convocado con urgencia así que Darren y ella habían tenido que pegar la vuelta y volver a Ávalon desde los confines fríos de ciertos países que ahora mismo no son tan importantes. Pero sabiendo que lo importante eran ellos, Darren y ella habían viajado en Alwaid aunque no como lo hacían los reyes. Lo cierto es que cada uno iba en su sitio, la vikinga tenía experiencia montando dragones.

Al llegar a Ávalon, Cedric les informó que ENCIMA QUE LLEGABAN, llegaban TARDE, se habían perdido la batalla en OUROBOROS y también la REBELIÓN y además la EJECUCIÓN. Y WTHYR NI SIQUIERA ESTABA ALLÍ. NI NINGUNA DE LAS HERMANAS. Freyja estaba molesta y violenta.

Darren aparentemente como General de Dragones serían quien, ahora con su presencia, llevara el título de Rey y ella PUES PASABA DE NARICES de hacer de su reina porque tenía que leer el tratado. Cedric les había dado copias del tratado y Freyja lo llevaba en su mano, apretado con fuerza mientras entraba al salón vikingo. Las llamas estaban encendidas y había movimiento, recibieron a Freyja con el cariño de siempre pero al ver su ceño fruncido supieron que lo mejor era dejarla sola así que…. se retiraron y la morena se sentó en su trono presidiendo el solitario salón para abrir el tratado con un gesto ofuscado.

Desde hacía un tiempo, debajo de aquella gran capa negra, vestía sus ropas de batalla, preparada para cualquier nueva perturbación. Iba armada hasta los dientes, como solía hacerlo en medio de la guerra. Como había aprendido. Siempre tener un as bajo la manga y una daga bajo la ropa. Aún así, parecía bastante inofensiva para quienes no la conocían (nadie en ese lugar). Entró a sus anchas por aquel recinto que era tan sagrado como profano para sus aliados mientras veía cómo la servidumbre salía corriendo del lugar. Había llegado justo a tiempo, a juzgar por el semblante preocupado de todas las doncellas.

Y allí estaba ella, a sus anchas. Recordaba bien aquel día en el Salón del Trono cuando vio a Darren, por primera vez, enredado con aquella vibora que ahora usurpaba ciertas funciones que jamás le corresponderían. Su único placer era que no parecía muy feliz con ellas.- Mi señora de Lothbrock.- Dijo en voz alta mientras caminaba por el largo pasillo, a sabiendas de que nadie la había presentado y que, en realidad, no necesitaba presentación. Reconoció al instante el papel que la morena traía entre manos, teniendo que apartar la vista para evitar poner los ojos en blanco como había sido su primera intención. Aquel papel solo la hacía recordar como la habían descartado en la última sesión con sus hermanos para votar por Cedric como Descendiente y lo mucho que habían cambiado las cosas a situaciones que le agradaban más. La guerra había tenido un único estallido en la batalla de Ouroboros, pero sabía que no quedaría solo en un pequeño levantamiento. Habían sucedido bastantes cosas de por medio y, a fin de cuentas, ahí tenían el tratado entre manos, que ya nadie quería.

Querida hermana, espero hayas tenido un retorno placentero.- Murmuró con una suave sonrisa llegando frente a ella. A la vikinga no le gustaba jugar a la cordialidad, pero a ella la entretenía verla perdiendo los estribos.- Veo que estás concentrada estudiando el Tratado de Ouroboros, quizás pueda ayudarle a aclararle los términos complicados.- Susurró sonriendo de lado suavemente.

La verdad es que el tratado en algunos puntos parecía hasta lógico, en otros era una puta tontería. Freyja se tomó el tiempo de leer cada apartado una y otra vez porque debía empezar a maquinar las contrapropuestas. Entendía que el tratado formaba parte de una estrategia política y, también, que la mano de la Reina había sido agitada a diestra y siniestra para proteger su isla pero los rumores habían llegado sobre la derrota de los Pendragon, lo que le parecía bien, por no permitirle participar.

Se estaba acariciando la mejilla con la suave pluma que usaba para escribir, pensando en como anular una cláusula entera cuando la cría pelirroja de los Pendragon entró en el salón. La vikinga alzó sus dispares ojos hacia ella -Lady Pendragon- Soltó porque, lamentablemente, ya no había título de “princesita” para ella. Su hermano había sido coronado y sólo los hijos de su matrimonio ostentarían tal rango…Ahora era una mera “dama”. Si es que se le podía llamar así. Pese a ello no cambió su cómoda forma de estar sentada, con una pierna encima del reposabrazos.

-Si tu hermano follara más habría sido muy placentero, pero no- Le respondió sin discreción alguna mirando de nuevo el tratado. Le gustaba más cuando Darren era un simple príncipe y descargaban lo que sobraba de la energía de un entrenamiento entre las duchas. Pero eso parecía haber sucedido hacía…¿años? Prf, en fin. Ahora parecía que ni siquiera tenía sangre en las venas. Quizás la Reina se estaba juntando mucho con él.

El siguiente comentario, aún así, le robó una carcajada entera cuando la cría intentó humillarla con aquellas palabras. Volvió la vista hacia ella frunciendo el ceño con gracia -Niña…¿de qué vas?- Apartó un poco el tratado hacia un lado para poder fijarse en ella -¿Echas de menos la atención de tus hermanos y has venido aquí a agitar el avispero?- Negó con la cabeza - Cuando tú estabas dejando los pañales detrás, muchacha, yo ya había partido a misiones propias del clan y de la corona con la formación política y militar que se esperaba de mí- Soltó un gracioso suspiro, acomodándose de nuevo en el trono -¿Qué quieres Lake? ¿Te apetece un enfrentamiento dialéctico, militar o es que quieres meterte en mi cama a ver qué se está perdiendo tu hermano?-

Lady Pendragon. Entendió el desaire al instante, pues cualquier vasallo habría considerado el título anterior por cortesía, pero si esa era la única arma que la vikinga tenía estaría perdida si asumía el trono. Le tuvo lástima por un momento mientras la observaba tratando de parecer concentrada en el Tratado. Quizás veía los dibujitos de los sellos y eso era lo que la entretenía con tanta pasión. Por un momento pensó que aquella mujer no llegaría jamás a ser una reina correcta para Avalon, incluso Catherine le parecía menos patética, pero tampoco muy suficiente.

Tuvo que soltar una suave risilla con aquella indiscreción sobre su hermano.- Oh, la vida sexual de mi hermano siempre ha sido bastante variopinta y algo placentera, por lo que he podido escuchar entre pasillos en el Castillo.- Pero no contigo. No apoyaba que su hermano estuviera atrapado en un matrimonio sin amor, pero sí que la reinita se quedara sin follar y sin diversiones. Al menos aquello le daba cierta sensación de felicidad.

Y respecto a su último comentario, pues pasó lo que tenía que pasar. Ambas rieron en conjunto y le soltó una gran sonrisa cuando le preguntó de qué iba. Nunca habían sido amiguitas, pero Lake no era amiga de nadie. Si había un punto medio entre ellas era que la vikinga estaba tan lista para derramar sangre como ella. Con Shyvanna era el sexo, con ella la sangre. Por su juventud, la gente vieja y deprimida siempre usaba la analogía de los pañales para tratar de hacerla sentir menos, pero era algo que nunca funcionaba, porque ella sabía muy bien cuando valía y para qué valía. Podía arrancarle la cabeza en un mano a mano si se lo proponía. Fue esa visión de verla retorciéndose en el suelo en un charco de sangre lo que mantuvo su sonrisa en su lugar.- Oh, mi hermano es un algo cuadrado, pero confío en sus gustos. Lo que se esté perdiendo no debe ser mucho así que deberé declinar.- Susurró suavemente, acercándose con tranquilidad.- Lo buscaba a él, a decir verdad, pero en vistas de que parece haber leído ya ese insípido papel, le daré el beneficio de la duda y preguntaré... ¿Qué opina al respecto, mi señora?

La conversación Catherine había sido terriblemente fructífera… aunque fuese para cambiarle los planes. Al menos ya podía hacerse una idea de todo lo que pudiera necesitar. Rodrigo estaba preparándose para partir en breve, de la misma manera que el representante de la casa Hipatia y había solicitado la presencia de Sîn-Muballit del vasallaje de Hammurabi para que abrieran un portal destino Roma. Tenía cubierto todos los frentes… salvo uno, quizás. Los demonios. Sinceramente, esperaba que la fuerza de Freyja ayudara con todo aquello, pero, para lo cual, primero tenía que lidiar con el temperamento endemoniado de la mujer. Ahora contaba con, al menos, dos demonios en su familia: su hermano y su prometida. ¿No era todo una maldita fantasía?

Alwaïd se acercó desde uno de los laterales del pasillo. Había adquirido su forma humana para que le terminaran de sanar en el castillo después de las batallas del norte. Ya sabía de la misión, de modo que ya estaba preparado para lo que estaba por venir. -Las opiniones sobre el tratado de Ouroboros deberán esperar- El rubio no había tardado mucho en localizar a su prometida, que andaba cuchicheando con Lake. Terrorífica pareja, a decir verdad, aunque seguramente se matasen la una a la otra más antes que después. Tocó a la puerta, justo después de haber interrumpido la conversación, y accedió al salón seguido del dragón en su forma humana.

-Mis señoras, siento haber irrumpido así en sus pláticas. Pero hay un objetivo que es acuciante para todos nosotros- Avanzó con paso lento hasta el centro de la sala, pasando entre las dos mesas, hasta quedar delante de la sillas que coronaban la habitación -Hay indicios de problemas en Roma. Gwen, Shyvanna, Wthyr, Smaug están allí en lo que iba a ser una misión de rescate del Descendiente DaVinci. Pero las cosas se han torcido y Gwen también está retenida, por el Papa, ni más ni menos- Darren no era muy religioso, pero tenía su gracia que los anglosajones se enfrentaran, otra vez, a las órdenes del Papa -De modo que cuento con la astucia y valor de mi prometida para llevar a cabo con éxito la campaña. No hay en Ávalon, y sabe bien que esto es así, en la que no confíe más la protección de mi retaguardia en el combate- El rubio clavó la mirada zafiro en la discordante de Freyja hablando con sinceridad, y los años de batallas juntos a la espalda lo demostraban. El resto de la confianza la reservaba para las conversaciones poco transcendentales con Shyvanna. Esperó que la vikinga captara la premura de aquella orden para empezar a ponerse en marcha -Partiremos en menos de una hora. Hay dos demonios de por medio- Estiró la barbilla y alzó ligeramente la ceja -Solo esperaba que esto pudiera ser lo suficientemente entretenido como para llamar la atención de la líder de los vikingos- Aunque el tono era bastante neutro, el lenguaje buscaba picar a la vikinga para que no rechazara la misión.

Tras aquello se volvió a Lake y caminó a su lado, buscando arrastrarla a la salida -Hermana mía. Quedas al cargo de la seguridad de Avalon y de la reina LeFay que descansa en sus aposentos. Confío en tu juicio…- El rubio apoyó una mano sobre el hombro de la pelirroja y asintió levemente -…Y en que si quemas a alguien, tirarás las cenizas por la ventana- Bromeó, aunque por el tono de Darren nunca se estaba seguro de cuándo bromeaba o no, aunque esta vez lo acompañó con una leve sonrisa divertida, debajo de aquel ceño fruncido -Ahora debo prepararme. Partiremos pronto- Añadió una reverencia sentida a modo de despedida, una vez que las indicaciones habían sido dadas. A su espalda, Freyja había aceptado el reto de combatir contra dos demonios. El rubio sonrió y salió a sus aposentos, llamando a Alwaïd con la cabeza para que le siguiera en aquella dirección..

Tras avanzar por un sendero rodeado de árboles ancianos y sombríos, los héroes se encuentran frente a la entrada al salón vikingo, una imponente estructura de madera y piedra que se alza majestuosa en medio del paisaje nevado. Las enormes puertas de roble, talladas con intrincados motivos vikingos, se abren de par en par, invitando a los intrépidos aventureros a adentrarse en su interior.

Al cruzar el umbral, se sumergen en una escena sacada directamente de la antigua Escandinavia y Europa germánica.

La sala de hidromiel se extiende ante ellos, una vasta estancia de techos altos sostenidos por robustas vigas de madera. El suelo de piedra pulida resplandece bajo la luz de antorchas que cuelgan de las paredes, proyectando sombras danzantes por toda la sala.

En el centro de la estancia, una gran mesa de roble macizo se encuentra repleta de manjares y barriles de hidromiel, rodeada por bancos y taburetes tallados con símbolos rúnicos. Los invitados a la fiesta vikinga se reúnen alrededor de la mesa, riendo, cantando y compartiendo historias mientras disfrutan de la abundancia de comida y bebida.

La música de flautas y tambores resuena en el aire, mezclándose con el sonido de las risas y conversaciones animadas. El ambiente está impregnado de un jolgorio festivo, donde los vikingos celebran la vida y la camaradería con cada brindis y cada gesto de camaradería.

Sin embargo, en el momento en que los héroes son percibidos por los presentes, una repentina quietud cae sobre la sala. Las risas se desvanecen, la música se detiene y todos los ojos se vuelven hacia los recién llegados en un silencio profundo y expectante. Un murmullo tenso recorre la sala mientras los vikingos observan a los intrusos con una mezcla de curiosidad y desconfianza, preparados para enfrentar cualquier amenaza que pueda surgir en su sagrado lugar de reunión.

Había seguido las instrucciones de Freyja, solté mi pelo y lo despeiné un poco para poder echarme la capucha tal como había sugerido mientras se preocupaba del aspecto de los demás. Asentí a la vikinga conforme. Mis ropas no estaban muy desencaminadas, tal vez faltaban algunas pieles.

Observé sus pinturas y por mi parte rajé la palma de mi mano para pintar mi cara con ella, la sangre coaguló en los ojos y parte del rostro y convoqué la espada de sangre que ahora colgaba de mi cinturón. Cuando llegamos al salón vikingo, el clima era nevado, tomé unas pieles del exterior que me cargué al hombro antes de acceder al lugar.

Sin duda estaban en medio de una gran festividad. Y de pronto...el silencio y las miradas. Me adelanté unos cuantos pasos como si no pasara nada y agarré una jarra de cerveza. - ¡SKåL!-Grité alzándola antes de llevarla a los labios y beber sin respirar, trago tras trago, hasta el último antes de dejarla de golpe sobre la mesa de madera en la que estaban algunos de ellos.


Dado percepción enemigos/aliados

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'Dado (20)' :

Los vitores no tardaron en llegar, la mayoría de los presentes gritaron en cuanto la jarra tocó la mesa, la música prosiguió. Sin embargo desde el puesto de honor una figura no quitaba ojo de los recién llegados.

Aric se postraba en el gran trono de madera al fondo mientras bebía de una jarra y sostenía a una mujer en su rodilla.

La celebración continuaba, las escuderas tenían una mesa propia cercana a Aric preparadas para asistir cualquier eventualidad. Freyja podía distinguir muchos rostros conocidos, familia, hermanos de armas, antepasados cercanos...

Gwen exploró con su ojo pero desafortunadamente todo era una gran mancha de color ámbar-rojiza. Ninguna distinción gris aliada a la vista. La capucha no le hacía ningún favor para el uso de ese poder.

Continuaron su camino ya medio camuflados al estilo vikingo, por cortesía de Freyja Lothbrok. Aún así tendría que esforzarse en aparentar ser uno de ellos, porque por las formas bien podrían distinguirlos. Se pegó más a Gio conforme entraban al salón, sorprendido por el fiestón que tenían ahí.  - Pues no está tan mal la vida del más allá...mira qué bien se lo pasan. - susurró a su amigo mientras intentaba entrar en el ambiente, poniéndose algo nervioso al darse cuenta de que estaban llamando la atención y los estaban mirando. No le sonaba ninguno, ni aliado ni enemigo.

Decidió imitar a Gwen rápidamente, agarrando la primera jarra de cerveza que encontró en una mesa. ¿Te podías emborrachar estando en otra dimensión? ni idea, pero esperaba que no porque tenía una tolerancia de mierda al alcohol.  - ¡SKåL!-la copió tal cual, intentando beber a ese ritmo. Se acabó derramando cerveza por la pechera para parecer más bruto, y para no beber tanto. La dejó con un golpe sonoro, volviéndose hacia su grupo para seguir fingiendo conversaciones de integrarse en ese ambiente y que dejasen de mirarles raro. Supuso que si bajaban el nivel de alerta se fijarían menos en ellos y les sería más fácil mezclarse en el jaleo para poder preguntar cosas a unos y otros.

- ¡Y así es como le machaqué el cráneo a ese cobarde! ¡Todos los sesos desparramados por el suelo!





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Percibe aliados?

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'Dado (20)' :

Y bueno, al final terminó pasando lo que tenía que pasar, se encontraron con la bruta del norte, quien seguramente sería una ayuda indispensable en esta parte de la misión, por mucho que la deteste.

Y sí qué lo fue, pues trajo consigo algo que le serviría mucho, pintura de guerra.

Solo asintió a lo que le dijo, pues en efecto, ella ya sabe como se pintan, así que colocaría pintura en su propio rostro primero que nada, luego dejaría que Freyja tomará algo de la misma para aplicarla en uno de los descendientes, y luego iría a ponerla en la cara del otro descendiente y de quien tocara también.

Ahora que la tenia se sentía más tranquila, y estando más tranquila podría meterse mejor en el papel que estaba por interpretar.

Ya con la pintura en el rostro, seguiría el ejemplo de la hermana pendragon de pelo negro y tomaría un par de pieles para ponerlas sobre sus ropas, pero aparte de eso desharía sus trenzas y las convertiría en una trenza única que va tras su cabeza, era un peinado qué también había visto bastante.

Y una vez estuvieron ahí, bueno, no demoró en caer la tensión.

Pero a la vez el grupo no demoró en actuar, grupo, porque ella se les unió e hizo exactamente lo mismo, casi qué al unísono, con una sonrisa confiada en los labios y todo.

¡SKåL!

Y bebió la jarra de cerveza de golpe, estaba más acostumbrada al alcohol de lo que su apariencia podría sugerir, porque bueno...

Su hermano solía encargarse de todo lo difícil y ella tenía mucho tiempo libre, el cuál tenía la costumbre de disfrutar bastante.

Se acoplaría rápido, mostrandose relajada aunque en el fondo quisiera sepultar en arena a todos los partidarios de cualquier cosa relacionada a ese maldito árbol.

Y bueno, entonces resulta qué el descendiente empezó a hablar con ellos para distraer la atención.

Nunca me canso de esa historia.~

Le respondió como si realmente fuera una historia qué le interesara mucho, y a su vez, sentía la mirada del hombre que estaba en un lugar de honor sobre ellos en todo momento, pero en vez de evitarle la mirada, la compartió un segundo, bajó sus humos e inclinó la cabeza de forma respetuosa, como si le honrase.

Y luego volvió a ver sus compañeros.

Bueno, ¿Vamos por el banquete? Siento que podría volver a morir de hambre.~

Luego de lanzar ese chiste, no se tardó en encontrar de donde podía servirse para comer algo y de esa forma no tener el estómago solo con alcohol, mientras capturaba bastante decentemente la energía general de la celebración, era definitivamente su área.

Dado:

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'Dado (20)' :

Llegar allí, a ese sitio tan lleno de...gente....por llamarlos de alguna manera, disparó definitivamente mis sensores. Si antes no habia sentido incomodidad o incluso miedo, ahora si. Qué carajo? Era por la cantidad de personas no muertas ahi reunidas? No mintamos. Me habria dado lo mismo si estuvieran vivas.

Demasiada gente junta en un lugar para mi gusto. Demasiadas miradas, contactos. Por no hablar de las dagas ocultas. Neftis nos habia pintarrajeado la cara, pero me sentía igualmente fuera de lugar. Por suerte, los demás se encargaron de llamar la atencion sobre si mismos cuando todas las miradas cayeron sobre nosotros. Con brindis, berridos y frases bélicas. Hasta Lucio, que iba acojonado bien pegado a mi, lo intentó. Yo no hice nada. Seguí el consejo previo de no hablar. Por dios, si es que una sola palabra mia en italiano me iba a delatar. Por no hablar de la posibilidad de que alguno me reconociera del holmgang aquel. Claro que Gwen corría el mismo riesgo.

"atravesar el festejo en el salon vikingo y continuar por la otra direccion"

"y buscar aliados"

Parecia que habia mas enemigos que aliados. Como encontrarlos? Agarré yo tambien una jarra de cerveza...por eso de no desentonar. Decidí ni si quiera dirigir la mirada a la mesa de las escuderas o al trono al final de la sala. La cantidad de barullo de ese sitio saturaba mis sentidos.

"si hay alguien aqui que pueda ayudarnos lo mismo no ha vuelto tan rapidamente a la fiesta como el resto... estará...observandonos"

Alcé la mirada del suelo y busqué esos detalles entre los presentes.

El miembro 'Giordano Da Vinci' ha efectuado la acción siguiente: Lanzada de dados

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'Dado (20)' :

Le habían puesto al día mientras caminaban hacia el salón, mientras tanto Freyja iba pensando en cómo proceder. Aric era su primo, la reconocería. No es como si tuviera algo con qué corregirse el color de los ojos.

“Aliados… prf. Esto va a ser complicado”

Pero a medida que avanzaba pensó ideas. Se la ropa mojada de su sangre se restregó por varios sitios, la verdad era la que más muerta parecía porque había estado a punto de hacerlo.

-Aprovechad lo que haré - Aviso a todos. El grupo ingresó y Freyja tardó un poco convocando a su muro de escudos (espíritus de escuderas) . Al entrar sonrió de lado pensando que aquella fiesta bien podía ser el Valhalla. Sin embargo, el silencio posterior la hizo pensar. Analizó las salidas, analizó el salón rápidamente y ubicó posibles planes de escape en su cabeza. Golpeó con el codo, a su paso, la jarra de cerveza de Gio e hizo un gesto breve y sutil para que la bebiera. Aunque fuese un trago.

Gwen y Lucio se unieron al festejo mientras los demás intentaban pasar desapercibidos. Freyja cogió una jarra pero no se quedó parada, empezó a avanzar por el centro del salón. Los espíritus de su muro de escudos, una habilidad que tenían pocos Lothbrock, empezó a avanzar mientras bebía un par de tragos y mantenía fija su mirada en el trono.

"Lo de la telepatía vendría bien ahora"

-La última vez que me miraste así acabamos con un brazo roto y un ojo morado, Aric- Se humedeció los labios lentamente mientras sonreía de manera socarrona, aunque por dentro le entró algo de nostalgia por el líder que habían perdido. El muro de escudos se extendió a su lado, era un claro despliegue de poder pero por la posición de los espíritus no directamente amenazante y serviría para llamar la atención hacia ella y no al grupo. Miró alrededor con curiosidad -¿Así es como recibes a tu prima?- Hizo una leve mueca mientras bebía otro trago.


Acercamiento a Aric

El miembro 'Freyja Lothbrock' ha efectuado la acción siguiente: Lanzada de dados

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'Dado (20)' :

Dado el poco conocimiento del clan Lothbrock que tiene Lucio no puede reconocer aliados per se. Puede augurar que algunos de los presentes parecen tener rostros más amables que otros.

¡Neftis se mezcla en la fiesta como si fuese una más! Los vikingos brindan con ella y le ofrecen comida y bebida, le cuentan sus historias de cómo murieron y llegaron al Valhalla y le preguntan a ella cómo fue su muerte esperando una gran historia de batalla por su parte. Aric no se fija en ella.

Giordano conoce poco al clan vikingo, sin embargo sí que conoce a algunos de ellos. Por ahí anda aquel con el que se enfrentó, al fondo con una gran carcajada por alguna historia que le están contando. Definitivamente tienen que evitar a ese tipo. Aric parece más distante de toda la festividad a pesar de empuñar una jarra de cerveza y estar disfrutando de la compañía de una joven moza. No parece estar disfrutando tanto como el resto. Por lo demás hay varias caras amigables, unas buenas mozas se aproximan a la zona donde está con Lucio y les ofrecen más bebida y comida y les toquetean un poco. Los vikingos son muy tocones.

Es más, un tipo se ha puesto a brindar con Gwen y la sujeta del brazo mientras le cuenta sus batallitas de guerra y bebe insistentemente del cuerno de hidromiel.

El acercamiento de Freyja con todo el despliegue de poder no parece sorprender mucho a su primo.

Aric continuó sentado, con la moza en su rodilla y la jarra en la otra mano. Tras unos segundos sonrió de medio lado. Le dio un empujón a la moza y cacheó su trasero antes de incorporarse y avanzar hacia Freyja.-Prima.-Saludó con aquella sonrisa. Extendió ambos brazos a sus lados, mostrando el salón vikingo.-Bienvenidos al Valhalla. -Claramente sabía que ella no venía sola. Bajó los brazos y miró a las escuderas espirituales que había convocado la mujer.

Soltó aire por la nariz a modo de risa corta volviendo a clavar la mirada en la vikinga y avanzó hacia ella.-Aunque en realidad no debería darte ninguna bienvenida...no estáis muertos.-Se acercó un poco más arqueando una ceja.-¿Y sabes qué?-Se inclinó como si fuese a soltar un secreto.-Yo tengo a las de verdad.-Terminó para apartarse un par de pasos mientras alzaba una mano. Las escuderas avanzaron hacia la posición de las escuderas espirituales de Freyja, sus réplicas exactas, pasaron de largo y se pusieron modo muro a ambos lados de Aric.-Me alegra verte Freyja. -Miró al salón que continuaba la festividad.-Encontramos cosas interesantes en Ouroboros-Y luego a ella antes de borrar la sonrisa negando.-Prendedles.-Ordenó antes de alejarse y perderse por una puerta.

Las escuderas se pusieron en posición, otras avisaron a más compañeras que bajaron al salón en busca de Lucio, Giordano y Gwen. El resto de los vikingos dejó de festejar al paso de las escuderas, preparados también para atacar si fuese necesario.
Las escuderas de momento no atacan, sin embargo si que intentan apresarlos con CADENAS DEL PENITENTE:Anulan el poder de desaparición. Al 5º post el mago ve mermada su capacidad de hacer magia.
6 escuderas para Freyja.
2 para Lucio, 2 para Gio,  2 para Gwen.
El resto del salón vikingo pendiente por si tienen que atacar.

¿No os habían dicho que fueseis discretos?

El ruidoso salón vikingo no era desconocido para mi. Tampoco lo frecuentaba muy a menudo, solamente en los rituales pertinentes y las festividades a los que eran invitados en calidad de familia real. Tomé otra jarra de cerveza y me alejé unos pasos del grupo. Habían dicho que buscásemos a Lothbrock...¿A cuál? Aquel lugar estaba plagado de ellos.

Neftis parecía en su salsa y Lucio...Lucio lo intentaba, sin embargo se notaba que DaVinci estaba disociando bastante. Uno de los vikingos se acercó mucho y comenzó a contarme cómo había muerto a lo que yo asentía interesada...fingiendo. Escuché la voz de Catherine pasándome el mando de la red mental y fruncí el ceño. "No Catherine..."Pero la había cortado y sentí el peso de todas aquellas mentes golpearme. Di un paso atrás y apoyé la mano en una mesa para no perder el equilibrio, el vikingo me sujetó el brazo y empezó a reírse y yo...yo me reí con él, mientras trataba de poner en orden aquella red mental de Catherine.

Tenía la mente nublada y ni siquiera entendía lo que decía la gente. Busqué con la mirada a los demás, ¿Qué hacía Freyja en el trono con Aric?. Había varias hileras de escuderas. Mierda. Me alejé del vikingo para acercarme a Lucio y DaVinci con el paso algo inestable.-Creo que tenemos problemas.-Susurré al ver cómo bajaban las escuderas, directas hacia nosotros. El resto de los vikingos cambió de actitud a una amenazante.

Había pocas opciones, a decir verdad. Me adelanté dejando a los dos detrás de mi buscando con la mirada a Freyja. Mierda, era mucho peor que una borrachera. Sentí el tirón de una de las escuderas y cómo me ponían las esposas. Mi mente trabajaba demasiado lento. El borrón nubloso que había ocupado mi cerebro se esfumó repentinamente."Neftis no te delates" Miré las esposas, aún tenía algo de tiempo antes de que desapareciese toda la magia. "Cadenas del penitente, el salón vikingo no es una opción. " Transmití a Catherine.