Salón Vikingo - Clan Lothbrock

El miembro 'Reiv Black' ha efectuado la acción siguiente: Lanzada de dados

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'Ataque' :

Gwen Pendragón escribió:Me había llevado más tiempo del que pensaba aquello de ayudar al Maestro De en su refugio. Aquello había sido un desastre y casi no pude hacer nada por nadie, excepto cortar un par de hemorragias. Desconocían la procedencia del atacante pero si sabían que solamente había sido uno.

El Maestro abrió un portal en las puertas de avalon y no tardé en viajar a la isla. Apenas tuve tiempo de elegir un vestido formal para la ocasión. Como era ya costumbre hacía semanas, los colores de la familia inundaban mis prendas, que seguían siendo tan livianas y delicadas como siempre. Las gasas y los tules o las telas ligeras eran de mi preferencia y tampoco me incomodaba las transparencias.

Esta vez, debido a las temperaturas, añadí un abrigo que sabía que descartaría en cuanto llegase al salón de los Lothbrok. Aquel lugar, con las chimeneas y tal cantidad de gente siempre me había parecido sofocante mente caluroso.

Al traspasar las puertas presencié el choque de la rubia con Juliet. Adele se llamaba, siempre con esa actitud tan altiva. La seguí con la mirada mientras desabrochaba mi abrigo entregándolo a uno de los custodios de la puerta. Miré entonces a la pelirroja y su acompañante. Desconocía que se encontrasen en la isla.

Acerqué mis pasos juntando mis manos en el regazo y sonreí escuetamente.
-¿Has dejado de temer ser un dragón?- miré al otro muchacho de reojo. Sus auras no eran amenazantes aunque la del chico no parecía del todo afín a los Pendragon. Volví a mirar a la pelirroja, hice un gesto con la mano y mágicamente su vestido quedó limpio y tomé sus manos, apretándolas.-Disfrutad de la fiesta.

Me aparté de ellos dispuesta a buscar a Freyja para presentarle mis disculpas por la demora. En el camino observé la pista de baile. Mis hermanos danzaban juntos y Wthyr lo hacía junto a Catherine.

Entre los presentes, era obvio que había desconfianza pero me sorprendió la cantidad de resplandores áureos débiles que encontraba entre los vikingos.

Cuando por fin encontré a Freyja, llevé un puño a mi corazón e incliné la cabeza. Un saludo más propio de ellos que mío.-Mis disculpas Descendiente de Lothbrok. Quehaceres urgentes han retrasado mi llegada. Lamento no haber presenciado la ofrenda.- Y lo decía en serio. El respeto que debía presentarse hacia la voluntaria del sacrificio me parecía un momento sagrado. Un brillo entre la gente captó mi atención y desvié la vista distraída. Katarina, su aura roja brillante impactaba en mi retina de dragón.¿Que había pasado para que la captaste como mi enemiga?

Sin ser consciente de ello y a la vista de todos, pues no solía ocultar la presencia de aquella mancha, la marca de la maldición comenzó a tornarse más oscura ylos extremos de sus ramificaciones se movían lentamente.

Habían acomodado a Helga en una de las canoas de madera, su familia así como Freyja la habían acomodado entre flores con un bouquet especial. Al no ser guerrera no se le incineraba con una espada sino como lo que era, una dama virgen. La lanzaron al lago y tras eso Freyja tensó el arco, encendió su flecha con una puntería digna de años de entrenamiento el fuego se elevó mientras el alma de la vikinga partía a los brazos de Odín.

Se quedó un largo rato allí, viendo a Helga arder mientras repasaba todo lo que sabía hasta el momento. Evidentemente, había algo que no cuadraba con la presencia de la Descendiente allí. Debía haber algún motivo mayor pero no lograba poner su dedo en ello.

La llegada de Gwen la hizo girarse y la reverenció de igual manera – Puedes quedarte conmigo- Dijo señalando con la punta del arco la cano ardiendo. Se quedó un momento en silencio mientras todos los demás se alejaban para seguir con las celebraciones. Fue inteligente y esperó a que estuviesen solas -Catherine es más lobo que oveja, mi señora- Quizás no era Loki quien la influenciaba sino Fenrir mismo, y eso no aminoraba su incontrolable ira. No la estaba mirando, tenía la vista fija en la canoa donde yacía la tercera dama sacrificada a Wthyr Pendragon-Los vasallos dicen que vuestro hermano está hechizado y la reputación de Morgana le precede- Habló desde un tono neutral de profunda sinceridad -Sé que te importan tus hermanos. Wthyr debe estar hechizado por la bruja... Juré mi lealtad a los Pendragon pero cada día es más difícil hacerlo a un Señor que trae a los enemigos a nuestra tierra y cambia de objetivo en un parpadeo- Inspiró profundamente, ella quería conquistar, siempre había sido su deseo pero…

Se giró hacia Gwen -¿Por qué está Catherine Le Fay en Ávalon? ¿Por qué la ha convertido en nuestra reina siendo una Descendiente?- Preguntó de forma directa y sin titubeos.

El hecho de que ella le quitase importancia a su malestar no me sirvió de mucho, pues estaba claro que no se estaba viendo la mala cara que se le iba poniendo por momentos. Su piel ya era pálida de por sí, pero incluso sus labios se veían más pálidos a pesar de que se los hubiese pintado antes de venir. Durante el baile era como si se dejase llevar, como si estuviese más ida que otra cosa. Ni una palabra de discusión, ni una queja ante el cambio de los pasos. Tras aquella rígida reverencia nos alejamos discretamente de la zona de baile, yendo a por la capa que demandaba. No cuadraba que tuviese frío con el calor que desprendía, a no ser que estuviese enferma. Llevé mi mano a su antebrazo para sujetarla en el momento en que pareció darle un mareo, cogiendo la capa por ella para que no tuviese que bajar la cabeza.

 - Ya te he dicho que no es necesario que nos quedemos. Has estado a punto de caerte al suelo. Será mejor que te lleve a la habitación. - seguí hablando en voz baja y de modo confidencial, poniéndole la capa en la espalda. Tras cerrar su broche me puse también mi capa, pues ya había tomado una decisión, quisiera ella o no. Una especie de picor molesto en el pecho me hizo rascarme con fuerza sin ser consciente de ello, estaba a otras cosas.  - Aquí no tienen agua, son vikingos. Nos vamos, ya mismo. Por hoy es suficiente. - rodeé su cintura con mi brazo para ayudarla a caminar en dirección al carruaje que nos había traído, aunque antes tenía que dejar instrucciones a mis hermanos.

Gwen estaba hablando con Freyja, por eso preferí no acercarme para no interrumpir. Ya me contaría mi hermana lo que le había dicho. Dirigí mis pasos hacia Darren y Shyvanna, que al menos parecían estar divirtiéndose con el baile. Al pasar a su lado les señale a Catherine con un gesto de la cabeza, hablando en un tono en el que sólo ellos pudiesen escucharme. - Me la llevo al castillo, no se encuentra bien. - por su aspecto era más que evidente. - Quedáis todos vosotros como representación de los Pendragon. Avisad a Gwen también. Freyja preguntará por qué nos hemos ido, así que dile la verdad. Probablemente sea cosa del embarazo. - di vía libre para que se lo contase a la vikinga, tal vez así entendería que Catherine necesitase retirarse.  - Os veo mañana. - me despedí de ellos antes de avanzar hacia la zona en la que estaba el carruaje, ayudando a subir a Catherine. El conductor arrancó cuando estuvimos los dos, llevándonos al castillo con presteza.

Tres veces le obligaron a habían obligado a ver aquella ofrenda a la nueva esposa de Wthyr y las tres veces sintió el mismo asco que le revolvía las entrañas. La primera vez con 12 años, hasta vomitó y su padre luego le reprendió con bastante fuerza. De modo que no, no tenía agradables recuerdos de aquellas fiestas, pero los protocolos mandaban y regían sus vidas, por encima de todo lo que quisieran, necesitaran o sintieran. Suspiró, expulsando el aire por la nariz, mientras que todo aquello ocurría, cómo los elementales de Catherine, en forma de can, obligaban a la vikinga a arrodillarse. Fenrir, o los Grim, estaban haciendo acto de presencia en la fiesta. Mal fario, en cualquiera de los casos, bien porque iniciaban el Ragnarök o por augurio de muerte. Y luego, la “frígida” comiendo de aquella forma el cerdo después de beber la sangre, sin esperar al grandilocuente discurso del regente… mal, todo estaba mal. Después del cruce de miradas son sus hermanos volvió la mirada al frente, donde Freyja daba comienzo al festejo. Si la conocía bien debía estar echa una furia por dentro.

Por tanto, que Shyvanna, con sus ocurrencias, abriera el baile era casi un alivio. Por lo que no puso ningún tipo de reticencia a acompañarla, dejando a un lado a Wthyr, Catherine, Adele. -Has perdido la apuesta- Le recordó a la rubia, antes de que empezase el baile. La hoguera era grande, iluminaba las facciones de Shyvanna con el poder del fuego, lo que le hacía brillar con luz propia. Le dirigió una suave sonrisa y empezó el baile al son de los tambores y del sonido aflautado de los intrumentos de viento madera. Algunas otras parejas se le sumaron al baile. Wthyr no tardó en quitarse de encima a Katarina y a Adele, ambas bastante airadas, y volvió la atención a la Descendiente. Darren negó en silencio y trató de centrar la atención en el baile, porque se le escapó un paso y provocó que los mellizos chocaron, teniendo que recibir a la hermana por la cintura para evitar que cayera. -Han venido tus invitados- Le señalé con la mirada a Juliet y Reiv, que se incorporaban y charlaban con Gwen en aquel preciso momento. El tempo del baile era más despacio en ese momento, y daba paso a un movimiento en parejas girando mientras permanecían unidos por el contacto del brazo -Tengo entendido que ordenaste a Azula que fuera a buscar a la dragona- Pausa, giro -La he visto luchar contra Wthyr. Quiero evaluar el manejo con las armas- Pausa, giro -E incorporarla a las huestes, a pie. Creo que tiene potencial- Compartió con Shyvanna las opiniones sobre la hibridada, en verdad creía que tenía potencial, a pesar de que su aspecto o estatus podría molestar a muchos hombres. Y pensando en la batalla acuciante, todavía no tenía claro qué país asaltarían primero, estaba a la espera de que el mayor de los Pendragon tomara su  decisión final, pero … nunca llegaba y la gente empezaba a impacientarse. Él entre ellos.

En cuanto Wthyr interrumpió el baile, Darren se separó de su hermana y se cuadró ante su señor. Dirigió una mirada escrutando a la señora y asintió, apretando levemente la mandíbula -Por supuesto, os excusaremos ante los invitados. Espero que mejore su estado de salud, mi señora- A Darren no le sorprendió lo del embarazo, ya lo sabía por parte de Shyvanna. Siguió con la mirada a la pareja retirarse de la zona de baile, mordiéndose el interior de las mejillas en silencio. -Esto va a traer consecuencias- Bajó la voz para murmurar con a su hermana a su lado, compartiendo sus sospechas antes de moverse del sitio -Dos presagios de mal augurio en una misma noche...- Tensó la mandíbula y se volvió hacia Shyvanna, tratando de complacerla con algo que no fueran sus sospechas. Ella era y requería otro tipo de energía y, solo por ella, se esforzaría -¿Sabes? Deberíamos saludar a tus invitados- Le tendí el codo, para que me lo tomara y avanzamos hacia la pareja de la pelirroja. Fue en aquel momento cuando el rubio se fijó en el pecho de su hermana, con aquella sombra oscura moviéndose de esa forma tan desagradable, con sed de sangre. Podía captar la necesidad de matar de aquella maldición a una legua de distancia y, en aquel momento, maldijo el momento en el que se le ocurrió acercarse a la pareja, de modo que fingió su mejor sonrisa de anfitrión -Espero que Avalon esté siendo de su agrado-


OFF: Interacción con Shyvanna, Juliet y Reiv. Wthyr y Catherine ya se han ido.

Sonrió ampliamente cuando Reiv comenzó a hablar de lo bien vestidos que iban. Era verdad, y él se veía aún más guapo cuando lo hacía.- Podemos vestirnos así más a menudo. Seguro en China Town tienen cosas, el problema es que vamos a desencajar en todos lados. Y del torneo no sé si podamos hablarlo. Siento que van a decir que son cosas que no les interesan. Aquí no deben tener mucho mérito.- Dijo en voz un poco más baja, extrañada de sentir cierta nostalgia porque en Ouroboros le reconocían el logro y en Ávalon ni siquiera se había probado en combates de entrenamiento. Empezar de nuevo siempre le había sido difícil. Integrarse era difícil. Más cuando estaban en medio de vikingos divirtiéndose. Era difícil mantener el ritmo.

Solo una... Bueno, dos.- Dijo, cediendo con una sonrisa, abrazándose a él un tanto feliz de estar a su lado.- ¿Ellos también van? ¿Cómo lideran todo entonces? No creo que los dragones acepten como si nada servirle a todos. Hay algunos muy orgullosos.- Murmuró, además de que dependiendo el dragón había cierta carga que podía llevar sin que se le cayera. Recién entonces descubrió el charco enorme de sangre cerca de la hoguera, mirándolo fijamente, por lo que cuando Adele chocó con ella, por un instante creyó en el accidente y luego volteó a verla. Se molestó al instante. No había ido a por Reiv, sino a por ella, eso lo tenía bastante claro, quitándole la mano que pretendía limpiarla con un manotazo brusco.- No me toques.- Poco le importaba el vestido mientras la tenía enfrente. La intervención de Reiv, la gente alrededor y la disposición de las mesas le impidieron ir tras ella de inmediato. Claro que iba a causar una pelea, si ahí mismo parecían estarse peleando los vikingos por deporte, no verían mal una pelea. Quería pelea. O al menos la quería hasta escuchar la voz cantora de Gwen. El rostro de infinito desprecio cambió al instante por sorpresa, y luego se sonrojó por la pregunta con una sonrisa. Trató de articular palabras, pero la sorpresa era grande que solo balbuceó un poco hasta que limpió su vestido y tomó sus manos. Le devolvió el apretón suavemente, fascinada por verla, por su gentileza, por toda su presencia.- Gracias.- Susurró, por el vestido y por sus buenos deseos. Incluso cuando se separó de ella, la siguió con la mirada con una sonrisa y una sensación de felicidad en el cuerpo. Tanta que no había escuchado a Reiv despotricar ni decirle cosas, porque lo habría reprendido por ser tan informal con ella. La miró inclinarse ante cierta mujer que no conocía y sintió una punzada de ofensa, pues ella no tendría que inclinarse ante nadie, o al menos así lo pensaba.

Aún con la sonrisa en los labios, se tomó del brazo de Reiv, justo en el momento que escuchó una nueva voz, que le resultaba familiar. Giró el rostro para verle y encontró a Shyvanna, del brazo de Darren, que junto a Wthyr habían estado presentes en aquel momento de debilidad durante la misión de la torre de S.A.M. La primera... Echó un rápido vistazo a Reiv, echándose valor para no entrar en el ánimo de volver a disculparse por las cosas del pasado, y volvió su vista a ambos. Habla, Juliet, tu puedes.- Es... es un lugar muy distinto y variado. Nunca había visto tantos dragones juntos. Se siente como... en... casa.- Susurró, sonriendo un poco avergonzada por admitir la sensación que el lugar le proyectaba.

El ronroneo que abandonó los labios de Shyvanna fue profundamente sexual -¿Y cómo me lo vas a cobrar?- La sonrisa distaba mucho de ser dulce excepto cuando se deslizó hacia Adele que con sus gritos dejaba ver lo molesta que era. En Ávalon había sitio para una sola caprichosa y esa, era ella. La quería fuera de la isla. Luego enviaría a Azula para que la echara. Estaban los dos distraídos cuando el choque los trajo de nuevo a la pista de baile, Shyvanna soltó una risita y le miró a los ojos -Echaba de menos bailar contigo-

Alzó la mirada hacia Juliet y Reiv cuando los mencionó -Me alegro… Reiv estaba muy interesado en nuestros objetivos pero es un mercenario, dudo que se gane nuestra confianza con facilidad. Volvió la mirada hacia Catherine cuando pidieron música para la pareja real, se veía un tantito más pálida pero supuso que era normal.  Retomó los pasos y miró a Darren, manteniendo el contacto visual -Sí… Antes de que tuviese que proteger el árbol sagrado porque Goth estaba furioso- Le dijo y fue marcando cada pausa  y giro con su graciosa elegancia -Es una buena idea. Busca aprobación y respeto o eso percibí. Y sabe recibir órdenes. En la Brigada no puedo darle un espacio, sería catastrófico- Y más si supieran que ella también era híbrida, pero no era algo que iba a decir así nada más.

Estaba entre los brazos de Darren en un último giro cuando Wthyr se acercó con Catherine que cada vez parecía más pálida lo que la hizo entrecerrar los ojos. Ladeó la cabeza, notando que no miraba nada con exactitud. Asintió brevemente a su hermano, pero había algo que no le gustaba nada -Sí- Murmuró en confidencia con él y entrelazó su brazo con su mellizo -Los Lothbrock están al borde de la rebelión, Darren. Hay que avisarle a Freyja...pero todo...-

-¿Eso crees?- Se sorprendió del cambio de tema pero no era algo que iba a negar así que fueron caminando hacia la parejita aunque… Se reacomodó un poco las telas de su hombro, el que contenía la marca. Simplemente, molestaba. Estaba incómoda, como si la piel estuviese muy sensible y la seda le lastimara. Escuchó finalmente a Juliet tomar la palabra y Shyvanna mostró una sonrisa amplia -Es agradable escucharte- No dijo nada más porque entonces llegó un patronus que a Shyvanna le heló la sangre y le borró la sonrisa de un golpe. En otra ocasión quizás hubiese fingido pero era un tema demasiado escabroso para hacerlo. Se miró hacia donde tenía las telas del vestido que se había arreglado antes y al concentrarse supo que el resquemor no era la tela sino… Inspiró profundo -Con vuestro permiso, debo retirarme… Darren… Ve con Gwen… Y Freyja, excúsame por favor- No fue necesario decirle nada más, sin embargo, Shyvanna se inclinó un poco hacia él poniéndole una mano sobre la marca de la maldición mientras lo miraba con intensidad -Sin titubeos- Aquello era una petición, una que le decía que si se ponía mal fuera en su búsqueda. Tras ello, desapareció de allí.

Me había quedado a gusto tirándole aquella copa de vino encima a la mosquita muerta de Juliet, aunque en realidad me hubiese gustado mucho más envenenar también al Pendragon por sus maleducadas respuestas. Casi me arrepentía de lo del veneno de Catherine porque ella al menos había dicho un "no te prometo nada", lo cual quería decir que tal vez lo intentaría. Eso si sobrevivía, porque entre copa y copa de vino eché un vistazo a la pista de baile, viendo que el aspecto de la Descendiente iba empeorando por momentos. La tonta de Katarina debía haber puesto doble dosis, porque si no no se explicaba que actuase aquello a tal velocidad. Así podrían pillarla más fácilmente, incluso se darían cuenta de que algo no iba bien. No me acerqué a ella en todo el rato para que no nos relacionasen, y tampoco pude hacerlo con el rubio de los Pendragon porque estaba todo el rato con la lapa de su hermana. Que les diesen a los dos, a él por muermo y a ella por idiota descerebrada.

De repente empecé a sentir un extraño mareo que asocié al alcohol, aunque no había bebido tanto. Las piernas comenzaron a aflojárseme hasta el punto de que me costaba sostenerme en pie, por lo que busqué alguna silla cercana para intentar sentarme. No llegué a tiempo, antes de eso todo se emborronó y terminé cayendo al suelo desmayada por aquella bajada de tensión tan brusca y provocada.

Hice un gesto con la cabeza aceptando así su propuesta. Acomodé mis manos , sujetando una con la otra mientras observaba la canoa arder.

El silencio era, como siempre, un momento de paz. Aún así por alguna razón sentía mi cuerpo alterado, la respiración más rápida. No presté mucha atención a aquello, habían sido unas horas intensas.

Al escucharla la miré de reojo por un segundo, apretando mis labios para volver a prestar atención a las llamas nuevamente. Escuché con atención aunque una sonrisa en forma de mueca se dibujó en mi rostro ante aquella acusación respecto a mi hermano.

-Freyja siempre has demostrado lealtad a mi familia desde que tengo memoria-Me atreví a no usar formalidades con ella.-Y a Wthyr.-Tomé aire, profundamente aún sin mirarla.-Mi hermano no está hechizado.-Fue en ese momento cuando me decidí a mirar a la vikinga.-Y no creas ni por asomo que ha olvidado su destino, Ouroboros sólo ha quedado a la espera.

Sonreí brevemente de una forma un tanto enigmática y volví a mirar a la barca.-Es nuestra reina porque no es un lobo. Catherine es un dragón pero aún no se ha dado cuenta.-Un escalofrío recorrió mi columna y la estiré intentando desviar aquella sensación. Tal vez no era muy notable dada la iluminación pero aquellos zarcillos ahora negros como la obsidiana habían avanzado, serpenteantes, hacia mi mano y cuello.

-El Árbol Sagrado reclamó la presencia de Catherine Pendragon, no es un enemigo...es un aliado que necesitamos.-Apreté mis labios volviendo a mirarla. La ramificación negra viajó por mi cuello hacia el rostro tomando camino hacia la sien y tras eso avanzando hacia el ojo. Los cerré por un segundo sintiendo un repentino mareo que hizo que frunciera el ceño y humedeciese mis labios.-Estoy segura que si habláis con mi hermano os explicará mejor todo.

Al abrir los ojos el mundo giró y yo trastabillé sin remedio, buscando el apoyo en el hombro de la morena.

Eso de dejar a Adele desmayada me dejó más relajado, verla morder el polvo sin que pudiese remediarlo y que callase la boca era suficiente por el momento. Fue discreto, cualquiera podría pensar que la tipa había bebido demasiado, o cualquier cosa más simple. Por fin pude volverme a retomar el tema con Juliet, ese de cómo llevarían los Pendragon sus asuntos políticos y guerreros.  

- Pues ni idea de cómo lideran todo. Tienen muchos soldados...no son un grupo de tristes mercenarios. - recordé la broma de los mercenarios que tanto le molestaba, porque ella había insistido mucho en que no quería tener un grupo de mercenarios. Lo de los dragones me hizo soltar una risa por lo bajo, ahí estaba el truco. La cosa es que no era muy visible, porque no estaba claro que "controlasen" a los dragones.  - Creo que os hacen sentir afinidad con ellos, o algo así.  A lo mejor yo también te he hechizado y no te has dado cuenta... - le sonreí con picardía, yendo a cogerla por la cintura cuando llegaron los mellizos Pendragon, en actitud de anfitriones. Dejé que Juliet hablase primero, para variar, valorando el esfuerzo que hacia en no quedarse cortada.   - Pues sí, aquí los dragones están mucho más seguros que en otras colonias que he visto. Parece que les gusta estar alrededor de vosotros. - iba a empezar a preguntar por el asunto de la posible batalla que habían dejado caer, pero un extraño patronus con la voz del otro Pendragon mayor hizo que Shyvanna se marchase de inmediato. Aquello me pareció raro, quería enterarme.  - No queremos interrumpir, si tienes que ir con ella... - dejé caer al otro hermano para que no se viese en la necesidad de seguir hablando. Al echar un vistazo alrededor vi que Gwen se estaba apoyando en el hombro de la Lothbrok, cosa que asocié a lo que acababa de decir el patronus. Preguntaba si estaban bien...mosqueante.

- Creo que su hermana Gwen no está muy bien. - indiqué haciendo un gesto con la cabeza, para que la viese.

El rubio le devolvió una leve sonrisa divertida a su sonrisa, pero no respondió a su comentario. Ya estudiaría cómo se lo cobraría. No era el momento ni el lugar en el que más cómodo se encontrara compartiendo juegos, sexuales o no. Pero su último comentario, mientras él la tenía en sus brazos, le arrancó una sonrisa sincera, los dos últimos bailes los pasó con el griego y aquello le molestó un poco. Esperaba que Ixion fuera el segundo plato, no él. -Se venderá al mejor postor. Ya veremos si somos nosotros o no- Barrió al castaño que estaba con la dragona con una mirada de desconfianza total, casi estando seguro que Reiv les vendería más antes que después, con lo que tendrían que tener cuidado es con darle material con el que negociar.

¿Proteger el árbol seguro? ¿Se vengaría el Sanguis por aquella afrenta? Tensó la mandíbula, incómodo con aquello. No era la primera mala noticia, y no será la última. Una nube oscura se estaba cerniendo sobre los Pendragon, y en cualquier momento estallaría la tormenta ciclogénica. En cualquier momento… -Entonces habrá que darle una oportunidad para ganarse el respeto que tanto ansía. Ya veremos si es merecedora de ello- Sinceramente, esperaba que no le defraudara y, el hecho de que su hermana compartiera las mismas sospechas que él, le dio la certeza de que no estaba imaginándose cosas que no fueran reales. -Y me temo que no son los únicos que no están cómodos con la situación-Compartió en confidencialidad con su hermana, muchas eran las voces que se alzaban en mayor o medida con el descontento por la presencia de la “frígida” en la corte, y del abandono de las funciones de Wthyr para centrarse en la morena. Era tan absorbente como la oscuridad de sus elementales, aunque en aquel momento estuviera pálida como quien viera a un fantasma. Dirigió una mirada significativa a su hermana, pero no comentó nada más sobre aquello, ya no sabía si lo que sentía era pena o hastío. Quizá ambas por igual.

-Es reconfortarte escucharlo, pues esta no deja de ser su verdadera casa- Indiqué a la pareja después de que Shyvanna y ésta comentara su estancia. Las mangas de la camisa y del jubón le estaban resultando sumamente incómodas, como si fuera acero a rojo vivo pasándose por la piel. Y algo tenía que ver con la reactivación de la marca que estaba viendo sobre el pecho de Shyvanna y el patronus de Wthyr fue lo suficientemente esclarecedor. Respondió a la petición aumentando la tensión de la mandíbula al apretar los dientes, sin muestras de debilidad ante el mercenario. No había opción a ello. “Sin titubeos” -Nuestra señora se encuentra indispuesta. Shyvanna se encargará de ello. No hay motivo de preocupación- No hasta que Gwen también pareció encontrarse mal y Adele caer. Suspiró y se cuadró, pensando que el grim estaba demasiado cerca. Le devolvió una medio sonrisa a Reiv -Tengo asuntos que atender, con su permiso, ahora sí debo retirarme- Con una breve reverencia se despidió de la pareja, y cuando estuvo lo suficientemente alejado masculló algo acerca de las dotes de observación que el mercenario tenía. Llamó a uno de los Guardias que custodiaban la fiesta abocada al desastre. Se arrodilló al lado de Adele, posicionó la mano sobre su esternón y tras comprobar que la rubia no se iba a morir, que quizá estuviera baja de tensión, solicitó que la llevaran a unos aposentos más cómodos.

Tras aquella breve parada continuó el trayecto hasta su hermana y la vikinga, tomando aire antes de acercarse a ambas -Mi señora Lothbrock, necesito reclamar la atención de mi hermana un segundo- La tomó con cuidado cogiéndola por el brazo y de la cintura y la retiró de la morena, lo suficiente para que no les escucharan con el sonido de la percusión -Hermana… no son buenas nuevas. La marca se ha reactivado y temo que está relacionado con el estado de nuestra señora Catherine. Shyvanna ha salido a tratar de sanarla- Apartó la mirada de su hermana para mirar a su alrededor -Quizás sea conveniente que te retires tú  también, antes de que la maldición te haga peor mal- Le pidió el rubio a la morena, apretando sus manos entre las suyas. Al menos intentaría que el resto de los vasallos no percibiesen más debilidades en la familia regente. Cualquier muestra de fallo podría ser tomada como la esquirla que podría provocar un incendio mayor. Suspiró y le pidió con la mirada que se retirara -La marca de Shyvanna está especialmente oscura, temo que pueda ser la siguiente- Y sí, había preocupación en el tono de voz

Tras mostrarse vulnerable ante Gwen, Darren cogió aire, infló el pecho y se volvió a la vikinga, con una leve reverencia. -Mi buena señora Lothbrock. Siento las ausencias por parte de mis hermanos y de nuestra señora a la que hemos dado ofrenda, pero han tenido que retirarse dado que se encontraba fuertemente indispuesta. En nombre de todos nosotros, queremos presentarle las disculpas debidas- ¿Ofrenda? Era un sacrificio, se corrigió. A ver cómo devuelves a la vida a alguien que se ha sacrificado por la señora que ha decidido marcharse, dejando una fiesta que era en su honor sin su presencia -No sé qué puedo ofrecerle que pueda remendar esta situación- Elevó levemente la barbilla, clavando la mirada verde en la desigual mirada de Freyja, ¿qué estaría dispuesta a pedir para calmar su enojo? ¿quizás se contentara con respuestas?

-Lo juré- Le respondió con tranquilidad a Gwen. Lo cierto es que con el tiempo esas palabras se hacían cada vez más pesadas y algo que estaba contenta de hacer, o que le salía natural, tenía que obligarlo cada vez más. Se giró hacia ella cuando aseguró que su hermano no estaba hechizado -¿Entonces por qué está actuando así?- Inquirió con el ceño fruncido y cuando mencionó Ouroboros soltó un “tsk” despectivo – A mi no me interesa Ouroboros, princesa. A mí, como líder, me interesa volver a nuestras tierras y recuperar lo que nos pertenece. Conquistar Ouroboros era un medio para un fin, estoy más que satisfecha con el rumbo que han tomado mi señores pero mi clan ha nacido, se ha criado y ha crecido deseando destruir esa isla. ¿Cómo crees que se tomaron el hecho de que le quitarais el objetivo?- Inspiró profundamente y cambió el arco de mano con cierta molestia.

La respuesta sobre Catherine vamos a decir que no le convenció ni le gustó un poquito, por minimizar el impacto. Lo cierto es que con la luz de las hogueras y el vestido era un poco difícil apreciar realmente lo que le estaba sucediendo a Gwen, volvió la mirada a la barca cuando la morena lo hizo.  La noticia sobre el árbol hizo que sintiera como si le hubiesen clavado una maza en el estómago. Apretó las manos de nuevo sobre el arco. Analizó lentamente lo que había sucedido. Wthyr había esperado años por una nueva esposa y ahora que habían entrado en contacto con Ouroboros, el árbol elegía a Catherine. Los Pendragon creían fielmente en el árbol sagrado y Freyja no era quién para decirles qué creer, ella misma había visto el poder del Sanguis Ligno

-¿Por qué la premura entonces? Podría haberlo avisado con antelación.  Explicarnos. Los rituales tardan hasta cuatro días pero la boda fue de la noche a la mañana- Si iba a hablar, más le valía que le diera toda la información. La respuesta sobre Wthyr hizo que pusiera los ojos en blanco y se giró para encararla hasta que se dio cuenta de la marca. Parpadeó sorprendida y la cogió de la cintura, soltando el arco, para mantenerla -¿Qué coño es lo que os está pasando? Cedric le pasó lo mismo, Shyvanna está marcada… Aelle…Se supone que habéis respondido lo que os pidió el árbol, debería protegeros-  Mencionó confundida.

Los ojos dispares de Freyja se dispararon hacia Darren para entrecerrarse. Aprovechó que se retiraron para ver alrededor. Su clan ya estaba a al suya, festejando y cantando. La canoa de Helga seguía iluminando el cielo nocturno en la lejanía y entonces se percató de la ausencia del “coño de oro” en la pista. Eso era extraño. Miró hasta la mesa del banquete y no había pista de los Reyes. Cedric ni Lake daban señales de vida. Aunque el primero quizás seguía convaleciente o no quería ver el ritual, era muy propio de él.

La vikinga volvió su vista hacia el Pendragon con un gesto de hastío preparada para oír todas las excusas. Por supuesto que Catherine estaba indispuesta, había bebido sangre, había llorado por una muchacha que no conocía y estaba histérica. Era una cría, no una dragona. No había espacio en Ouroboros para los Lothbrock pero los Pendragon y sus futuras nuevas tierras aceptaban sus rituales -Vas a darme lo que nos debéis desde hace más de 15 años, Darren- Se atrevió a tutearlo y, en vista de que seguía siendo quien estaba atendiendo Ávalon en la ausencia de Wthyr… -Vas a casarte conmigo- Señaló con el arco el centro de la pista de baile -Y vas a anunciarlo ahora para centrar el protagonismo en nosotros en vez de tus hermanos si quieres que los Lothbrock se mantengan junto a los Pendragon por los siglos venideros- Durante años el compromiso de Shyvanna y Aric se había puesto en espera, cuando se realizó el Sanguis Ligno lo mató. La exigencia nueva de cumplir con la promesa resultó en Viggo asesinado de la mano de los hermanos Pendragon y la alianza tambaleaba lo suficiente como para que, las constantes afrentas, siguieran haciendo mella. Si Darren no quería problemas, más le valía acceder.

-Nuestra historia va mucho más allá e un juramento.-Comenté debido a los años de alianza y acercamiento entre nuestras familias. Además, bien era sabido por todos la buena relación de la vikinga con el mayor de los hermanos.

Suspiré profundamente al escuchar su pregunta, dividiéndome entre contarle la verdad sobre nuestro mal o la otra verdad que podría llevar a Wthyr a cambiar.-Por amor. -Comenté como si fuera lo más obvio, a pesar de que no me refería al amor que pudiese sentir por aquella mujer. Que sinceramente dudaba que existiera además.-Espera un hijo.-Puntualicé ahora.

La miré de forma despectiva ante ese sonido, pasando la vista por ella brevemente para después entornar mis ojos.-¿Y creéis que nos ha agradado dejar de lado nuestro gran propósito? -Pregunté molesta antes de continuar con la conversación. Sus gestos delataban sus pensamientos por lo que apreté mis labios, disconforme. No debía ser yo quien delatase nuestra debilidad a pesar de confiar en aquella mujer más que en cualquiera de otro clan.-La premura era necesaria. ¿Confiáis en Wthyr? Tened paciencia y tendréis vuestras respuestas.

Entonces sucedió. La debilidad se apoderó de mi cuerpo y por suerte Freyja reaccionó a tiempo para cargar mi peso. Aturdida, escuché sus preguntas y reclamos. Temblé entre sus brazos y a punto estuve de explicarle por fin pero apareció Darren.

Miré al rubio significativamente, como indicando que algo iba mal y me apartó de la vikinga para hablar conmigo.-¿Sanarla?-Pregunté confundida llevando una mano a mi estómago mientras apretaba los ojos con fuerza. Entonces me mandó retirarme para después hablar de la marca de Shy. Le miré entonces de reojo incrédula. Desconocía el estado de mi hermana pero era obvio que el mío no era bueno y sin embargo con ocultarme de la vista de los demás parecía que bastaba para él. Si viese a la rubia en mi estado perdería el culo por atenderla. Apreté mis labios y luego asentí a sus órdenes, tirando de mi brazo para apartarlo de él con brusquedad.

-El aura de Katarina mostraba deseos oscuros contra nuestra familia. Vigiladla. -Miré a la vikinga por encima del hombro y luego miré a mi hermano-Los Lothbrok tienen dudas. Será mejor que apacigüéis sus temores.

Tras eso comencé a caminar, como pude, cruzando la pista para abandonar aquel lugar.

Sonrió por escuchar lo del grupo de tristes mercenarios. Ahora que Gwen se había ido, estaba de un mejor humor, bastante más feliz, tanto que casi le dio un poco de pena ver caerse a Adele. Pero se le pasó pronto. Incluso sonrió más. La noche iba iniciando, a pesar del primer tropiezo, pero parecía ir a mejor.- Bueno, si querías a liderar tu propia banda, deberías de tener una idea de cómo hacerlo.- Murmuró, escuchando después lo segundo.- ¿Afinidad cómo? ¿Te refieres a lo que decían de que nos tienen hechizados?- Ante la última palabra, elevó los ojos al cielo con una sonrisa.- Solo la gente idiota creía eso, los había escuchado varias veces en el hospital pero son tonterías. Tal vez no soy suficientemente dragón para que me hipnoticen. Son creencias de gente que no entiende lo importante que es para un dragón el estar con los de su especie.- Susurró, dejándole un beso en la mejilla justo antes de comenzar a hablar con los mellizos.

A pesar de su intento de hablar cómoda, no pudo evitar un poco de color en sus mejillas. Sobre todo cuando Shyvanna hizo aquel comentario sobre lo agradable que era escucharla tras la riña que había tenido con Reiv al respecto. Fue a Darren a quien terminó por sonreírle ampliamente una vez que concordó en que aquella era su verdadera casa. Y Reiv también parecía pensarlo. Ella también lo sentía, era un buen lugar al qué pertenecer. Pero tan rápido como llegaron, tuvieron que irse. Parecía haber alguna clase de emergencia que no terminaba de comprender, así que Reiv hizo lo propio dándoles una fácil salida ara que atendieran sus asuntos. Eso era considerado de su parte. Se despidió de ambos, en su momento, y de nuevo quedó con Reiv, abrazándolo, preocupada por Gwen, porque ya no se veía tan despierta como cuando llegó. Parecía caminar con un poco de dificultad cuando salió de la fiesta, y poco pudo hacer por ella. Si estaba enferma o algo, seguro que tenían médicos propios que serían mucho mejores que ella. Soltó un suspiro por este pensamiento.

Bueno... Supongo que si no hubiésemos ganado el torneo no nos habrían hablado personalmente.- Murmuró, retomando la conversación de si podía alardear o no en aquel lugar. A ver si así se relajaban un poco los ánimos.- ¿Viste que Adele se desmayó? Estoy segura de que lo hice con la mente. Estaba muy enojada.- Dijo en un susurro bajo, solo para que él escuchara, no fueran a culparla por matar a la bruja.

Sí, Darren captó aquella mirada que la hermana pequeña le lanzó, y asintió levemente, de manera que le explicó todo el problema de Catherine y lo que sospechaba sobre el vínculo de su estado con el de la maldición. Con aquella mirada de reproche por parte de la morena, supo enseguida que había metido la pata hasta el fondo, y trató de entender el porqué. Le había pedido que se retirara para que pudiera descansar y que aquella cosa negra no le afectara como le pasara a Cedric, más allá de espectáculo -Ve con Shyvanna, ella sabrá qué hacer- Porque él no tenía ni idea.

Cuando las llamas danzaron con la molestia de ser ignoradas, fue entonces cuando pudo comprobar sobre ella el estado de la maldición y entendió el enojo de la Pendragon menor de la familia. Acercó las yemas de los dedos ennegrecidos por la maldición para seguir la marca sinuosa de ella, con una sensación entre el miedo y el asco, desenado poder tener el poder, el que sea, alguno, para retirar esa cosa de aquel enfadado rostro. Ya lo intentó, pero no funcionó, y a pesar de los esfuerzos Shyvanna se tiró casi una semana durmiendo en la habitación, Cedric casi fallece y Aelle ya era polvo al polvo. Esa cosa era un ser diabólico que iba a consumirlos a todos de todas las maneras posibles. -Gwen…- Pero no hubo opción a la disculpa por su torpeza y falta de tacto.  La retirada del contacto fue tan doloroso como un puñal clavado en el mismísimo corazón. Le miró por un segundo incrédulo por lo que acababa de pasar, y el gesto fue derivando a uno totalmente neutro, tensando levemente la mandíbula. Y entonces ella describió lo que había visto, y en aquellas palabras no notó hermandad, sino frialdad. Hinchó el pecho, aspirando con fuerza y asintió levemente -Gracias Gwen. Pero solo hay una manera de poder apaciguar a los Lothbrock- Se despidió de ella con una reverencia y siguió con la mirada a la morena mientras se perdía entre el gentío y la oscuridad del campamento. Se mordió el labio, hinchando las narinas y se retiró de las mejillas cualquier rastro de humanidad que pudiera haber surgido al despedirse de su hermana. Giró para volver hacia Freyja. Ya no había tiempo para las riñas, y si quería entender, entendería, si quería odiarle, que le odiara, ya qué más daba. Suficiente mierda había sobre todas sus cabezas para andarse con aquello, aunque le doliera separarse de otra de sus hermanas de aquella manera, caminando en dirección contraria a la suya. Quién sabía si sus caminos se cruzarían alguna vez… quién sabía ya nada.



Hizo llamar a uno de los guardias Pendragon, el otro que no se había llevado a Adele a los aposentos, para solicitar vigilancia absoluta sobre Katarina. Ya tocaría averiguar si esos deseos oscuros iban más allá de la ofensa por el desplante de Wthyr o había algo más. La buscó con la mirada verde entre el gentío. Cogió aire por la nariz para erguirse y afrontar la conversación que le faltaba por finalizar. Apretó y cerró el puño izquierdo, que había quedado ennegrecido por la marca. A cada inhalación el tórax ardía como si estuviera respirando fuego, pero no debía mostrar mayores debilidades ante el resto de los altos mandatarios de los vasallajes, ante los vikingos. Era el único representante de la familia y debía dejar el pabellón bien alto.



Estoico se terminó por dirigir hacia Freyja. No había pesar, no había dolor y no había sentimientos, solo había que hacer lo necesario para mantener el statu quo. Ya había pronunciado las disculpas pertinentes y solo faltaba que la vikinga pronunciara sus reclamos, que podrían ir desde la sangre del primogénito de Wthyr hasta una batalla, según ella valorara el agravio continuado de los hermanos sobre ella y su linaje. Buscó la mirada desigual de la mujer, esperando aquella respuesta con la tensión en toda la musculatura que correspondía aquel momento, esperando la respuesta. La propuesta le pilló de sorpresa, pero no respondió con el físico de ninguna manera, escuchando todo la argumentación y las exigencias que la mujer estaba haciendo sobre él. Mantuvo el rictus firme sobre ella mientras parecía que la maldición le había arrancado todo aire que le quedaban en los pulmones -Está bien, es un precio justo por los agravios hacia los Lothbrock-

Darren sabía que aquello eral en final de una era. Apenas había durado unas pocas semanas desde que descubriera la felicidad verdadera y la persona con la que quería compartirla: aquella que ahora mismo estaba haciendo lo imposible por salvarles a todos, aquel ser que para él resplandecía en luz. Pero el Sanguis tenía otro movimiento de ajedrez previsto para los mellizos rubios, podría haber permitido el primer enlace de Shyvanna con Aric, pero exigía más en su intrincado juego absurdo. Darren estaba mentalizado para el momento en el que le desposaran, pero no sabía cuánto iba a doler porque aquello era peor que cientos de molestias de la maldición. Dirigió un último pensamiento a su hermana, como deseando que le llegara flotando en una nube, algo que sabía que era perfectamente imposible. “Fue bonito el tiempo que vivimos juntos, fue bello el momento que pasé junto a ti”. En aquel momento desapareció el brillo de las esmeraldas.

Asió a Freyja por el brazo y la pareja se dirigió al centro de la zona de celebración. Conjuró su voz para que se elevara por encima de las risas, chismes y tambores y miró a su alrededor, tratando de buscar cara amiga entre toda aquel gentío, quizá alguien que objetara en el último momento, o la Parca misma, total, ya se sentía muerto por dentro. Llegaba el momento del gran anuncio -Mis ilustres señores, líderes de nuestras casas, amigos y compañeros de viaje. Es un gran placer tenerlos a todos aquí reunidos en esta ofrenda en honor a nuestra señora Pendragon, esposa de mi hermano, y espero que estén disfrutando de la bebida y comida que nuestros anfitriones Lothbrock nos han ofrecido con esfuerzo, y por ello no quiero quitarles más tiempo…- Llegado esa parte, cogió con la mano ennegrecida la mano más cercana de Freyja, la que se supone que debería estar cogida a su codo. La apretó con fuerza.

-Y, es que, las hogueras arden, como el fulgor del amor. Por eso me complace informarles a todos y todas, que ya he elegido compañera de viaje, y por tal, debo anunciar el compromiso entre Freyja Lothbrock y mi persona- Aspiró por la nariz, esperó a la respuesta del gentío. Darren tenía la cabeza obnubilada de tal manera que solo veía oscuridad a su alrededor y un silencio absoluto eclipsándolo todo. Trató de dibujar una sonrisa, que a su parecer le resultó falsa y estridente, pero esperaba que fuera lo suficientemente convincente -¡Larga vida a los Pendragon y a los Lothbrock! ¡Que corra la cerveza, a esta ronda invita los Pendragon- ¿Y ahora qué? Solo quería llorar y salir corriendo de allí, pero sabía que NO PODÍA HACERLO, ya no había lugar para esconderse. Se mantuvo impasible y se giró hacia su prometida, con una sonrisa que no le pertenecía a la morena, sino a la mujer rubia por la que daría su vida, alimentando más la pantomima de aquel compromiso obligado, deshaciendo la magia potenciadora de su voz. "Por los siglos venideros..."

Estaba asustada y lo único que podía pensar es que Wthyr estaba solo. Estaba solo de nuevo, lidiando con su peor pesadilla. Había ido a revisar a Cedric, pero lo había encontrado dormido entre sus libros. Se había tomado su tiempo para despertarlo e informarle lo que estaba ocurriendo, lo envió a buscar a Lake  mientras ella iba a por Darren y Gwen. Se sentía más débil por momentos y cada vez que chequeaba la marca iba ocupando más parte de su pecho y la sentía descendiendo por su brazo hasta sus dedos y abdomen.  Pero tenía que encontrarlos…A todos…

Apareció en el banquete de nuevo y se fijo donde estaban Juliet y Reiv. Iba  acercarse a ellos para preguntarles dónde estaba Darren cuando lo escuchó. Giró lentamente la mirada hacia él y lo primero que se dio cuenta fue la ausencia de Gwen. ¿No le había dicho que fuera a por ella? Recorrió la mirada por el grupo buscándola pero no había manera. ¿Dónde se había metido? ¡Tenían que estar juntos!

¿Iba a pedir disculpas en público? ¿Iba a darle la información a todos? Eso no tenía sentido. Wthyr sólo había autorizado lo del embarazo a Freyja  y por una razón de peso. Empezó a caminar entre los vikingos que en cuanto la reconocían tenían dos reacciones: O miraban su marca o se apartaban. A los primeros los apartaba ella de un empujón caminando hacia el centro.

-Y, es que, las hogueras arden, como el fulgor del amor. Por eso me complace informarles a todos y todas, que ya he elegido compañera de viaje, y por tal, debo anunciar el compromiso entre Freyja Lothbrock y mi persona-

Todo el mundo  a su alrededor empezó a gritar, a celebrar, víctimas del alcohol que ya corría libre por sus venas pero Shyvanna no. Oh, no… Sentía… Sentía muchas cosas al mismo tiempo. Tenía un profundo dolor en su corazón, un corazón que le había entregado a él, para que le hablara de amor a otra….Para que la eligiera. A ella. Bajó la cara, llevándose una mano allí. Ese dolor pronto se transformó en ira, una ira tan fuerte que podía sentirla condensándose en sus manos …En esos brazos con runas oscuras por su intento fallido de curar a Catherine. Sintió que le ardía la piel y nada tenía que ver con la maldición, era otra cosa que no lograba identificar. Sus ojos quemaban, de la misma forma que lo habían hecho en el Holmgang, levantó brevemente la cara observándole a través de las cejas y la belleza idílica de Shyvanna se transformó en otra cosa peligrosa. Sus facciones esculpidas se volvieron angulares y, aunque ella no fuera consciente, sus ojos azules brillaban como fuego con su pupila echa rendijas oscuras. Fijó su objetivo en la vikinga. Maldita fuera. Los exterminaría a todos. Abriría la boca y los quemaría a todos.

Pero no podía ¿No?
Ella no…Pero…

En la lejanía un rugido hizo vibrar el aire. Y otro. Y otro. Los vikingos sabían perfectamente lo que significaba eso. La Brigada Blödhren había alzado vuelo y tomado formación. El clan sabía, también, lo que acompañaba a esos rugidos porque había entrenado con ellos. En ese instante mientras el silencio empezaba a formarse allí y el zumbido de las alas empezaba a oírse con más fuerza, los vikingos debían empezar a chocar sus escudos. Pero ninguno hizo movimiento alguno, sino que buscaban a la rubia, líder de los dragones.

Shyvanna levantó suavemente la cabeza y se llevó una mano negra hacia el rostro, apartándose un par de mechones rubios mientras caminaba hacia el sitio donde estaban Darren y Freyja -Hermano- Era consciente de que miles de ojos estaban sobre ella -Qué oportuno- Le dijo con un rintintin nada amable pero en ningún momento lo miraba. Se acercó a la vikinga, que estaba claro que le llevaba muchos años de entrenamiento, pero ella no iba a pegarle así nada más. Le tomó del antebrazo y le lanzó un zarpazo al antebrazo, hundiéndole las uñas con saña -No celebréis aún...Veamos que dice el Sanguis Ligno de ti- Le espetó mientras restregaba la mano en su sangre y luego le daba una palmadita en la cara -No querrás que te sacrifiquen el día de tu boda ¿No?- Ladeó la cabeza con un gesto particularmente psicópata mientras los dragones empezaban a sobrevolar el área de los vikingos en círculo esperando sólo una señal para matarlos a todos. Tiró de ella para bajar de la plataforma y llevársela al árbol sagrado.


Ataque a Freyja: 30 + 15 (guantes) + 15 de AF: 60 a Freyja

El miembro 'Shyvanna Pendragon' ha efectuado la acción siguiente: Lanzada de dados

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'Ataque' :

Freyja miró a los ojos a Gwen cuando le dijo lo del amor. ¿A Catherine? Lo dudaba muchísimo. Aunque eso explicaba bastante su desaparición. Aún así…Quizás Katarina tenía razón y lo que estaba era hechizado. No dejaba de parecerle raro. La noticia del hijo hizo que Freyja arqueara una ceja y luego parpadeara un poco, con sorpresa -¿Por qué la dejó hacer el ritual?- Preguntó frunciendo el ceño.  No era lo más recomendable que se bebiera la sangre de alguien más. Además, de nada servía rezarle a Frigga ni Freya si ya estaba preñada. Aunque eso explicaría su obsesión. Se pasó la lengua por los dientes.

-Todos parecíais muy de acuerdo- Informó la vikinga de forma neutral -Sí- Mencionó cuando preguntó si confiaba en Wthyr -En quien no confío es en ella. ¿Y si ha venido a descubrir Ávalon para luego destruirlo?- Preguntó en voz baja hacia Gwen liberándose de la sospecha que tenía atrapada entre pecho y espalda -No lo voy a permitir. Este es nuestro hogar, nuestro- Repitió.

Esperó pacientemente  a que los hermanos hablaran pero le pareció rara la forma en la que se estaba yendo Gwen. ¿Discutían? El paso de Gwen no se veía bien y Freyja hizo un gesto a Björn para que la escoltara hasta donde Gwen le dijera. Cuando el rubio se dirigió a ella mantuvo un gesto neutral y caminó hacia el centro dejándole el arco a alguien más. Decidió no decir nada, que el Pendragon hiciera el anuncio pero se mantuvo atenta mirando alrededor, observando la reacción de su clan. ¿Lo tomarían a bien? Eso esperaba. Una alianza sería retomar ese vínculo que los unía aunque la sombra de lo que le había pasado a sus antecesores no dejaba de parpadear en su cabeza.

Cogió la mano de Darren y giró su rostro hacia él, evaluándolo cuando habló de amor. ¿De qué iba? Si eso era una alianza de la más política que había. Se inclinó hacia su oído  -No tienes que sonreír, Darren. Esto es patraña política- Le apretó la mano y luego le dio una palmada al hombro con la libre y se alejó de él para que empezara a gritar lo que sea que le apetecía. Igual que Wthyr. Se preguntaba si algún día los encontraría borrachos. Sonrió de lado ante la idea…

Hasta que Shyvanna apareció. Y se veía… Freyja volvió la mirada hacia el cielo cuando escuchó a los dragones acercándose y que el silencio en su clan se cernía sobre ellos como una sentencia de muerte. Entrecerró los ojos ¿Estaba loca? Estaba controlando los dragones en el cielo que se olvidó, por un momento, que había una bajo y con garras. Apenas le dio tiempo de quitar el brazo pero aún así Shyvanna le clavó las garras y la hirió. La mirada dispar de Freyja se encontró con los extraños ojos de la zorra de los Pendragon.  Estaba… extraña.

Los primeros pasos se dejó llevar y luego plantó los pies y forcejeó con el agarre de Shyvanna, deteniéndola de ipso facto -Podrás ser la princesa de los Pendragon y la estrella en los ojos de Darren, Shyvanna, pero no eres sacerdotisa- Le arrancó el brazo de las garras con un gesto un poco irritado por su actitud -Cuando Gwen Pendragon me convoque al Sanguis Ligno, responderé al llamado- Se guardó…Se guardó decirle que no iba a responder a sus caprichos. Se dio la vuelta e intercambió un severa mirada con Darren antes de irse hacia la zona de la mesa y coger un maldito cuerno de cerveza y bajárselo todo sin dejar de mirar el cielo.

Df: 30 + 17 +5 guantes: 52 – 60: 8 -150: 142ps. Pff, la vikinga aguanta los aruñazos de la gatita.

El miembro 'Freyja Lothbrock' ha efectuado la acción siguiente: Lanzada de dados

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'Defensa' :

Mantuve mi recelo sobre eso de que los Pendragon hechizaban a los dragones, pues todavía no había podido comprobar que fuese así. Aún así pedí prudencia a Juliet, que parecía pensar que todo eso eran tonterías. Tampoco ellos parecían muy dados a querer explicarse, y ya empezaba a hartarme de que no contasen nada de sus planes. ¿Cómo íbamos a participar o a sacar provecho si no decían nada? lo único que podía hacer en esa fiesta era beberme su cerveza y poco más. Ni siquiera tuvimos más de dos minutos de conversación con Darren, que se excusó después de que le dijese que le pasaba algo a su hermana. - Son bastante raritos... - a todos parecían darles chungos en la fiesta esa, incluida Adele. Solté una risa por lo bajo por el comentario de Juliet. Que lo había hecho con la mente...ja.

- En realidad he sido yo. La magia de sangre es muy útil y discreta para cosas así...- comenté por lo bajo por si acaso había alguien escuchando, aunque lo dudaba. Se la llevaron de allí tras una orden de Darren, sin darle mucha importancia a eso de que se hubiese desmayado. Dejé a un lado la jarra de cerveza tras acabar, pasando un brazo sobre los hombros de Juliet mientras dejaba caer un poco el peso en ella. Iba a empezar a quejarme para marcharnos ya porque empezaba a cansarme de la fiesta, aunque hubo algo un poco interesante cuando el mellizo Pendragon se motivó tanto para anunciar que se casaba con la Lothbrok.

Alcé las cejas sorprendido por eso del fulgor del amor, estando a punto de descojonarme. - Pero qué amor ni que amor...- murmuré por lo bajo, pues sonaba a anuncio de compromiso político. A Shyvanna no parecía hacerle ninguna gracia. Le di un codazo flojo a Juliet para que se fijase en ese detalle, ahí había salseo de algún tipo. - Si tú y yo nos casamos, no será tan falso como eso. - aseguré al ver aquello, que no tenía ni pies ni cabeza. Poco quedaba por hacer allí así que aprovechamos el bullicio general para marcharnos de allí, en dirección a nuestras habitaciones de invitados.

Permaneció impasible e inamovible cuando todo el público pareció aceptar, quizás fruto del alcohol quizás no, la unión de las casas vikinga y Pendragon. Apretó la mandíbula detrás de la sonrisa fingida, con bastante tensión, estudiando a todas y cada una de las miradas presentes. Y siquiera se movió cuando su recién nombrada prometida le habló al oído -Ellos no tiene por qué saber de qué va este matrimonio- Le espetó a la vikinga sin mirarla y clavando la mirada al frente al público al que le estaba dirigiendo aquella mentira, debía mantener aquella pantomima ante los ojos de los vasallos y convencerlos que bajo aquella declaración no era una maniobra política. O, quizás, al primero que trataba de convencer era a sí mismo y mentirse con aquellas palabras que ya había dicho. Suspiró por la nariz mientras la gran parte de la gente volvía a sus festejos y los comentarios parecieron pasar de un tema de conversación a otro, ninguno de ellos en lo que se refería a la ausencia del líder Pendragon y su desposada LeFay.

En cuanto Freyja se separó de él volvió a la mesa principal, de espaldas a todo el mundo. Se apoyó en la mesa, cerró los ojos y necesitó respirar con profundidad. Se llevó la mano al pecho donde un profundo sentimiento de tristeza y de traición se entremezclaban y abrazaban con el dolor que producía la marca aquella, la misma extremidad que usó para apagar aquel líquido que amenazaba con surcar sus mejillas. Era inútil. No hay sentimentalismos para los juegos de política, y aquello lo era, por mucho que tratase de camuflarlo de cualquier pantomima romanticona y ñoña. Entonces escuchó los dragones sobrevolando sus cabezas y los reconoció enseguida, alzó la mirada para verlos bailar con el aire. Se incorporó a pies de la mesa y entonces localizó a Shyvanna. Lo que vio le heló la sangre. Apenas pudo llegar para defender a su recién prometida, aunque no fuese ella la que más le preocupara, sino la rubia. La vikinga sabía protegerse ella sola con bastante soltura. -¡Se acabó la fiesta!- La gente le miró con bastante molestia -He dicho que se acabó la fiesta, y quien desobedezca la orden no tendrá la suerte de ser devorado por un dragón porque yo mismo le arrancaré el corazón- Aquello pareció incitar el movimiento de las masas a su retirada, pero, a pesar de ello necesitó de abrirse paso entre los vikingos amontonados alrededor de Shyvanna y Freyja, justo con el último intercambio de palabras entre las dos mujeres.

El rubio llegó justo cuando Freyja se arrancó el agarre de la rubia del brazo, cogiéndolo al vuelo, pasando por entre ellas -No vuelvas a tocar así a mi hermana- Le advirtió a la vikinga en un tono bastante amenazante, entrecerrando los ojos -Y ahora ve a que te curen esas heridas- La vikinga se rió al principio de él con la mirada y una sonrisa sardónica y se lamió las heridas. Él le devolvió el gesto con hastío que no dejaba lugar a réplica. La mirada de ella cambió a una de molestia y él la sostuvo el tiempo necesario para que ésta se retirara de aquel lugar junto con gran parte de los suyos. No se había olvidado de que tenía a su hermana cogida del brazo, tratando de controlar aquella furia draconiana. Se volvió hacia ella cuando casi estaban del todo a solas, buscando la mirada de ella y dirigiendo un mechón rebelde que trataba de robarle la atención al bello rostro de la mujer -Oh, Shyvanna…- No pudo terminar aquella frase. Le pegó a su cuerpo con un abrazo profundo y los desapareció de aquel lugar, rumbo a sus escondites secretos lejos del castillo familiar y de todas las miradas inquisitivas.