Salón Vikingo - Clan Lothbrock

Tras las noticias de Wthyr se fue a la habitación de Darren a tomar una tardía merienda y le soltó todo el pollo. Pero todo, todito, todo y no paró de reírse de Catherine por quién sabe cuánto tiempo aunque le confesó, sólo a su mellizo y amor, que tenia la esperanza de tener a su sobrino correteando por Ávalon y que si eso implicaba tolerar a Catherine…Lo intentaría. Wthyr ya le había dicho que probara a hablar con ella…Y en lo único que podía pensar que podía ser un tema de conversación era la coronación.

Tan distendida había sido la charla con su hermano que no se dio cuenta de que iba tarde asi que tuvieron que arreglarse un poco a las apuradas pero, como era de esperarse, a juego. Cuando reapareció en el cuarto de Darren le acomodó un poco el jubón y la capa antes de besarlo. Por si acaso, revisó que no tuviera ni un ápice de maquillaje -Es más divertido cuando apostamos. Cinco monedas de oro a que pota en cuanto bebe- Le apostó a su hermano y esperó su respuesta antes de desaparecerlos.

Apareció en la parte trasera de la mesa donde Wthyr y Catherine estaban sentados,porque en la mañana había visto la distribución. Ante su aparición los vikingos se movieron para dejarles espacios e inclinaron sus cabezas. Shyvanna hizo lo propio y luego se inclinó del lado de Darren -Mmmm… - Miró la distribución de los asientos. Catherine estaba a la izquierda de Wthyr, lo que solía ser SU puesto y eso la hizo gruñir un poco -¿Dónde está el vino?-  O la cerveza, lo que fuese… Le dejó un beso en la mejilla a su hermano a modo de despedida porque sabía que se iría a la derecha de Wthyr y observó a Freyja moverse. Reconoció a Helga y soltó un suspiro quedo -Hermano...cuñada- Saludó a Wthyr y a Catherine haciendo una reverencia, pero manteniendo la mirada en su hermano mayor antes de tomar asiento. La mirada era clara: “¿ves que puedo ser una niña buena?” …No lo había sido hace una hora con su otro hermano, pero ahora tenían un público difícil de complacer. Alzó la vista hacia Darren y le guiñó un ojo con picardía.

Tras eso se sentó en la silla notando que Catherine estaba tensa pero no le apetecía charlar mucho con ella así que simplemente se quedó en silencio mirando el ritual.

Se quedó mirando a Catherine cuando le soltó que aquel era el último. Definitivamente, esa mujer era soberbia y se tenía creída muchas cosas. ¿Acaso no conocía la fama de Wthyr? ¿Su maldición? Se rió socarronamente e ignoró al Pendragon. Tenía cosas que hacer así que se dirigió hacia donde se encontraba Helga que estaba bebiendo un poco de agua, intercambió una mirada con Katarina mientras Wthyr se quitaba la capa. Una cosa menos. Mandaría a uno de los críos a robarla y deshacerse de ella, por si acaso.

El discurso de Wthyr dio comienzo a los tambores y Helga salió del sitio donde se encontraba rodeada del resto de sus compañeras y Freyja le dio la mano para acompañarla y escoltarla hasta la tarima. Al llegar allí observó a Shyvanna y Darren y supuso que el resto de los Pendragon llegarían luego, pero claro…Hasta donde sabía, le tenían la misma tirria que ella.

Freyja volvió a dejarle un beso en la frente y continuó, su voz sonó más gruesa de lo que correspondía por un hechizo de amplificación para que todos le oyeran. Los ojos bicolores se posicionaron sobre Catherine mientras empezaba a hablar -Por nuestra Reina, pedimos a Freya,  diosa del amor, de la belleza y de la fertilidad para que llene de vida vuestro vientre -Seco como tu cara, quiso decirle, pero se aguantó -Pedimos a Frigg, diosa del hogar, del matrimonio y la maternidad para que os guarde y os dé su bendición- Y te convierta en la madre de nuestro próximo Rey, si no te mueres antes -A Odín, dios de la sabiduría para que os dé guía- Mantuvo un momento en silencio cuando los tambores bajaron a un bajo rítmico. La gran hoguera detrás de Freyja se encendió de repente con un fogonazo que se alargó hasta perderse en el cielo y volvió mucho más tétrico su maquillaje y presencia– Y para que os proteja y aleje de Loki- Porque eso era aquella morena para Freyja, una profunda burla, la personificación de aquel dios -Y su influencia- Dejó en claro lo que opinaba, una embaucadora. Eso era.

-Por ello…Para que oigan nuestras peticiones… os ofrecemos este sacrificio- Se movió mientras tomaba el cuchillo con runas grabadas. Helga pasó frente a ella y Freyja se puso detrás, observando a Catherine. Su pulso no tembló en lo absoluto y Helga estaba tranquila. La morena le susurró un par de cosas al oído que le robaron una sonrisa justo antes de cortarle la garganta. Helga perdió fuerza en las piernas y Freyja junto a Björn la colocaron en la camilla que estaba allí, hecha de madera. El vestido blanco empezó a teñirse y también toda la madera, que tenía canalillos que derivaban la sangre hacia una copa de oro con runas. Freyja apartó el cuchillo ancestral  y tomó la copa, acercándose entonces hacia la mesa y ofreciendo la copa hacia Catherine -Todo por nuestra reina- Dijo con un tono bastante neutral.

Tuve que reconocer que me gustó el modo en que Catherine respondió a Freyja, asegurando de ese modo tan tajante que ella sería la excepción a la regla, que no sería la tercera esposa que venía al banquete y acababa muriendo. Al llegar a la mesa comencé a percibir un creciente nerviosismo en ella, a juzgar por la multitud de preguntas que me enviaba de manera telepática. No dejé de mirar al frente, pero le respondí de pensamiento.

"No, lo de la capa es irrelevante. Es innecesaria porque estamos cerca del fuego. Tampoco puedo decirte lo que va a pasar porque no te va a gustar, pero estás a salvo."

La miré de reojo de manera disimulada cuando me preguntó por qué no les decía la verdad sobre su estado, haciendo un gesto negativo con la cabeza. - Espero el momento adecuado. Paciencia. - por ahora sólo lo sabían Shyvanna y Gwen, pero porque confiaba en ellas. No es que no confiase en el resto de hermanos, pero no se había dado la situación de hablarlo con ellos. Saludé a los mellizos cuando se sentaron con nosotros, haciendo dos protocolarias reverencias y echando una mirada a Shyvanna en respuesta de la suya. La mía parecía decir " a ver qué dices esta noche". Apenas hice caso a Catherine cuando quiso frenarme antes de empezar el discurso, pero al acabar y volver a sentarme puse una mano sobre su rodilla para que no se moviese del sitio. El ritual de Freyja comenzó, y sabía que Catherine no reaccionaría bien. Las costumbres de Ouroboros eran distintas. La tensión del ambiente fue en aumento, el espectáculo estaba llegando a su fin.

- Es su destino. - murmuré en el momento en que Freyja se situaba detrás de la joven, sabiendo lo que venía a continuación. No parpadeé ni moví ni un músculo en el momento en que cortó su cuello. Era una lástima que se perdiera así la vida de una joven, pero era lo que tenía que ser. La magia exigía sacrificios, y eran las creencias de los Lothbrok. Intenté que Catherine no se levantase del sitio, por lo que no aparté la mano de su rodilla. Bajo la mesa no se vería nada. La sangre vertida por la muchacha comenzó a caer en la copa que le llevaron después a Catherine, así que indiqué con un gesto que la bebiese. Esperé que me mirase a los ojos un momento, por si me leía la mente.

"Sin respirar y de un trago es mejor."

¿Cómo que no podía decirle lo que iba a pasar? ¿No habían empezado a dejar las mentiras atrás? ¿A salvo? Le miró con el ceño fruncido y su siguiente frase no ayudó. ¿A qué se refería con el momento adecuado? ¿Había un momento adecuado para decir ese tipo de cosas? Seguía sin comprender cómo trabajaba la mente de Wthyr y aquello le frustraba enormemente.

De la nada llegó Shyvanna con el otro hermano Pendragon, Catherine hizo un esfuerzo brutal por no dar un respingo y salir corriendo de ahí cuando la rubia se sentó a su lado -Buenas noches- Saludó de manera formal, inclinando la cabeza pero no la miró. Ni al otro tampoco. Quizás si no hacía contacto visual con nadie podía irse más rápido, sin embargo, sentía que medio mundo la estaba mirando y aquello era casi como estar ahogándose en medio de un río.

Los tambores prosiguieron y cuando Wthyr apoyó su mano en SU rodilla, Catherine arqueó una ceja y lo miró con cara de … “¿A qué viene esto?” ¿Qué es lo que estaba tratando de hacer? Sin embargo, cuando todo cayó en un extraño silencio, Catherine observó hacia la tarima para reconocer a Freyja que empezaba a hablar. Hablaba de dioses….Muchos y todos tenían que ver con ella. ¿A qué venía lo de Loki? ¿Quién era ese? Arqueó ambas cejas al ver a la muchacha que había estado casi escondida detrás de la vikinga  -¿Qué está sucediendo?- Preguntó pero nada más articular la pregunta y oír aquello de “Es su destino”, pudo saber a qué se refería con sacrificio -No…- Murmuró en un grito ahogado llevándose una mano a la boca cuando vio el corte. Iba a intentar levantarse cuando el peso de la mano de Wthyr la mantuvo en su sitio. Le miró a los ojos con ira mientras se le humedecían, forcejeó con su mano para que la quitara y entonces recordó una cosa que le habían informado del apoyo de los Pendragon en el hospital -Puedes curar- Le dijo a Shyvanna a su lado- Cúrala. Haz algo…Por favor. ¡No la dejes morir!- Le insistió pero la rubia parecía una estatua.

Alzó la mirada hacia Freyja cuando se acercó  a ella con la copa. ¿A eso se refería con beber sangre? ¿Por eso no se lo había dicho? ¿Por qué era sangre humana? No podía respirar de nuevo. Le clavó las uñas a Wthyr en la mano para descargar gran parte de su ira en él y al escuchar a Freyja, giró el rostro hacia él con molestia conectando mentalmente oyendo su recomendación  “Te dije que no quería ser reina”. Los tambores habían parado y a su alrededor parecía que todo el mundo estaba conteniendo la respiración. Catherine volvió la mirada hacia Freyja, que aunque parecía neutral en el fondo se veía disfrutando de su desasosiego. Catherine se limpió la solitaria lágrima que había caído por su mejilla. Se estaba burlando de ella, eso hacía.

Cross my heart and hope to die
I don't need another guy
To fight my battles
To overshadow me
Don't you know I'm dangerous?
Darkness burning in my blood
I'ma show you
I'ma show you
How to treat me like a queen
Boy, you better bow down on your knees
Can I get a yes, your majesty?

El corazón le dolía,  de lo fuerte que latía. Soltó la mano de Wthy manteniendo sus ojos en la vikinga. Estaba harta de esa mujer. Estaba… Estaba… ¿Odiándola?  Catherine controló sus expresiones y en el piso bajo la mesa una densa sustancia negra llegó hasta los pies de Freyja y los dos lobos elementales se formaron y mostraron los dientes. Un murmullo rodeó la zona apenas perceptible “Fenrir” y con la misma potencia de aquel murmullo de asombro las hogueras parecieron más pequeñas oscureciendo el círculo en el que estaban. Ambos elementales se posicionaron tras Freyja y le golpearon las rodillas con el morro.

Eyes on me like I'm a prize
But you better recognise
I'm not your angel
'Cause I belong to me

-Oh, Freyja, aún tengo que aprender mucho de Ávalon. Pero hay algo que sí sé, cuando le ofreces algo a tu reina…Deberías arrodillarte para hacerlo- Ella no le había pedido que se dirigiera a ella con ese título, Freyja lo había puesto en sus labios ella sola. Esperó un momento antes de que los lobos volvieran a golpearle las rodillas. ¿Había querido humillarla? ¿Había querido mostrar su debilidad? ¿Por tener corazón? ¿Por no prescindir de una vida inocente? Bueno…De Freyja Lothbrock podía prescindir. Esperó, esperó y esperó. Era un duelo de voluntades y esta vez no iba a usar su control mental…Y cuando finalmente la vio bajar la cabeza y empezar a arrodillarse la oscuridad  se levantó en un delicado tentáculo  para quitarle la copa de las manos y acercársela a Catherine, no iba a tocarla si podía evitarlo.

“Sin respirar y de un trago”

No miró a Freyja mientras se llevaba la copa a los labios sino al cuerpo inerte de la rubia en aquella camilla de manera. Sólo porque esa mujer había perdido la vida por ella era capaz de rendirle ese honor. Abrió la boca y bebió todo lo de la copa sin siquiera saborearlo y cuando se la acabó, tragó y sintió una arcada que controló con una larga respiración. Dejó la copa en la mesa y la extendió hacia Freyja mientras los elementales desaparecían y las hogueras empezaban a arder con el esplendor de antes -Puedes retirarte- . El sabor metálico permanecía en su boca y si se ponía a pensar en ello iba a terminar devolviéndolo todo, no estaba segura si podía beber algo más y aún sentía muchas miradas encima así que se enfocó en el primer plato que vio que parecía cerdo, así que ignoró a los demás y se sirvió un poco en su plato, para luego empezar a comer tratando de no devolverlo todo sobre la mesa al sentir la mezcla de los sabores. Quería agua…Por todos los dioses, sólo quería un vaso de agua.


2 dosis de Raíz del traidor ofrecido por la maravillosa víbora Katarina. (Copa y la sangre de Helga)
1/8 post para estado grave

Aprovechó que ya había transmitido las impresiones de los primeros planes a Wthyr para descansar aquella mañana, dibujar tal vez, cuando Shyvanna apareció por su cuarto con todo tipo de chácharas. En verdad no estaba seguro de qué era lo que le contaba, pues estaba prendido de los ojos y sonrisa de la rubia, ¿qué más daban los problemas si estaba ella allí? ¿qué importaba Wthyr, Catherine? Lo que más quería estaba allí, hablando tan animadamente, en su lecho, donde le besaba con cuidado el hombro. -Dudo que la “frígida” huela mejor que tú- le susurró, antes de tener que prepararse para la cena, pasando la punta de su nariz por la longitud del brazo de la rubia, hasta acabar en el hombro con un suave beso. Al regreso de Shyvanna, arrugó el gesto, y esperó que aquello del vómito no ocurriera, por el bien de todos.

Cuando llegaron los dos rubios, la pareja principal ya estaba en el lugar. -Mi señora Pendragon, hermano- Saludó el hermano rubio, de una forma muy neutral, a la invitada estrella de los vikingos. Esta se limitó a saludar con su indiferencia y le devolvió a su hermana una mirada fugaz, pero cargada de significado. Alzó las cejas a su guiño, eludiendo la sonrisa que le dedicaría a aquel guiño. Espiró por la nariz y se limitó a sentarse en la silla que le correspondía, a la derecha de Wthyr. Hubiera deseado poderse quedar al lado de su hermana, pero los protocolos todavía regían sus vidas, al menos tendría el recuerdo de su calor en la mejilla. Fijó su mirada en Helga, la ofrenda por parte de los vikingos mientras Freyja seguía con su discurso ceremonial. Cuando arrebataron la vida a aquella mujer, no le apeteció mantener la mirada fija, desviándola sutilmente, tensando la mandíbula y tragando saliva, mientras las súplicas de Catherine hablaban por muchos, pero que no se atrevían a verbalizar. Sin embargo, nadie haría nada por detener el sangrado de aquel cuello, ni por recuperar el último hálito de Helga.

Dirigió un vistazo rápido a las sillas vacías de su derecha y tensó la mandíbula, esperando que la vikinga no se tomara a mal aquellas ausencias. Apoyó los codos sobre la mesa y escondió la parte inferior de su rostro detrás de los puños entrelazados. Se preguntó si la morena sabía lo que le esperaba, si Wthyr le había advertido sobre aquello. Por un momento, sintió lástima por ella, aunque no fuera fruto de su devoción
Luego siguió con la mirada el viaje de la copa, hasta los labios de la morena, ¿ganaría Shyvanna la apuesta? Esperaba que no, porque entonces los vikingos se tomarían aquello como una gran afrenta. Dirigió la mirada a Freyja, y sabía que estaba disfrutándolo y que ambas mujeres se estaban retando con cada movimiento, gesto y mirada. Los elementales lo demostraban, si se salía todo aquello de madre, ¿a quién debían proteger? Freyja era su compañera de batallas, conocía su experticia. La otra… era una doña nadie, esposa de Wthyr. Cuando tragó, sintió que un gran peso desaparecía, pero buscó con la mirada a su hermano, por si pretendía decir algo antes de empezar el banquete ...

Estar con Darren era una cosa distinta y adictiva. Ah…pero tocaba fingir locura cuando estaban fuera aunque sólo le provocara sentarse en su regazo y abrazarlo…Seguir hablando de las cosas que le parecían divertidas porque era de los pocos que le podía seguir la pista a su cerebro.

Catherine se mantuvo en su línea y Wthyr sólo le respondió con una miradita de las suyas que le hizo entrecerrar los ojos pero bueno…el ritual seguía su curso. Le pareció curioso lo de Loki, o la referencia que hizo. De sus hermanos, aparte de Cedric por su personalidad come libros, la rubia comprendía mucho de la mitología nórdica.  Shyvanna se mantuvo quieta, tampoco era la primera vez y le había dicho a Wthyr que le advirtiera a la siesa de Catherine pero no pareció haberlo hecho. Lo vio de refiló colocar la mano en el muslo de la morena y se preguntó si estaba usando magia. ¿Eso que le pasaba influía también si había ropa? Alzó la mirada cuando Catherine le dedicó esa súplica y se extrañó de verla conmovida. Así que tenía emociones. La observó a los ojos y notó cómo se le humedecían, sintió algo extraño así que movió la cabeza para no verla más y fijarse en Freyja.

No podía hacer nada, no sólo porque interrumpiría la ceremonia sino porque se jugaría su propia vida. Y por Catherine no estaba dispuesta a hacer eso.

El duelo de voluntades acabó con unos elementales que hicieron murmurar  a los vikingos una sola palabra a lo que Shyvanna intentó no hacer ningún gesto. Fenrir era hijo de Loki. Catherine no estaba ayudándose en lo absoluto a ser aceptada por ellos. La rubia podía sentir la tensión en sus hombros y en todo su cuerpo. Pero esa no era su batalla, por no decir que no quería ayuda de ella. Que se las arreglara. La evaluó mientras tragaba y luego de mirarla en silencio intercambió una mirada con su mellizo justo antes de que ambos miraran a Wthyr porque… Aunque Catherine ya había empezado a comer, quizás sería él quien diera inicio a la celebración. Se debatía entre pasarle algo de leche o agua pero no iba a moverse ni un ápice hasta que Wthyr decidiera qué hacer.

No podía esconder que le satisfacía saber que la nueva Reina de Ávalon no tenia los huevos para soportar aquel tipo de rituales. Freyja había estado presente para el resto de las esposas de Wthyr y todas sabían a lo que habían venido pero esta… Había pedido ayuda, había llorado incluso y la observaba con algo más que sólo tristeza. Freyja le devolvió al mirada con una soberbia muy vikinga.

Mantuvo la copa, a la espera, mientras Catherine se limpiaba aquella lágrima con un gesto de ira. Oh, a ver qué tanto podía hacer el nuevo juguete de Wthyr. Por cierto, le dedicó una miradita al Señor Pendragon con un brillo particular en los ojos que decía: Nunca será aceptada. Porque nadie la quería. Así de simple.

Miró hacia el piso cuando aquella cosa negra y espesa empezó a salir por debajo de la mesa. La vikinga tomó sus previsiones y usó su magia de carne para llevar fuerza a sus brazos. Si había que torcerle el cuello, lo haría y los liberaría a todos del yugo de la Descendiente. Los lobos aparecieron y Freyja contuvo la sonrisa, aquello no era más que una afirmación de su vinculación con Loki. Sin embargo, el primer golpe en las rodillas no se lo esperó. En todo caso, habría esperado las mordidas…que no llegaron. Frunció el ceño…Hasta que Catherine habló.

Silencio. Los ojos bicolores de Freyja se desviaron un momento hacia el Señor Pendragon, SU Rey juramentado, cuestionándole cada una de sus malditas decisiones hasta volver a mirar a Catherine. Técnicamente, tenía razón pero ella no quería arrodillarse. No ante ella al menos. Sin embargo, sus acciones en ese momento se verían relacionadas con la relación del clan con los Pendragon y ya sus antecesores la habían cagado y mucho. Había otras formas de vengarse. Freyja inclinó la cabeza y puso una rodilla en el suelo que se empapó con la frialdad de aquella densa masa oscura y mantuvo la mirada ahí  mientras Catherine bebía.

Supo que todo había terminado cuando los elementales desaparecieron así que alzó la cabeza para ver a Catherine que no le dirigía la mirada, sino que se concentraba en comer. Su mirada se deslizó hacia Wthyr un  momento, en silencioso juicio, y luego a los hermanos Pendragon presente antes de recoger la copa y  darse la vuelta hacia el clan. Volteó la copa, dejando entrever que había bebido la sangre al completo pero no se escuchó el vitoreo que había sucedido en los antiguos banquetes del Pendragon. Mal presagio en sí mismo. Freyja se acercó de nuevo hacia la pequeña tarima sintiendo que su planificación se había torcido y, al mismo tiempo, Catherine había dejado ver su verdadera esencia….Así que no todo era un fracaso.

-¡Celebrad a vuestra Reina!- Ordenó y los tambores empezaron a sonar de nuevo. Su prima, que también portaba el apellido Pendragon, intentó quitarle hierro al asunto y salió con el resto de sacerdotisas a bailar al ritmo de los tambores. Freyja se quedó con Björn para encargarse del cuerpo de Helga.

La reacción de Catherine ante el sacrificio de aquella joven fue justo la que esperaba. Me habría sorprendido que fuese de otro modo, que permaneciese impasible. De nada serviría su súplica a Shyvanna para que la curase, ni que intentase forcejear conmigo para intentar levantarse e ir hacia la muchacha sacrificada. La mirada de ira que me lanzó me hizo darme cuenta de que me odiaría por aquello. Otra razón más que añadir a su lista. Aguanté estoicamente para contenerla, evitando decir nada porque no era el momento. Todavía le quedaba el momento de beber de la copa que le ofrecía Freyja, la prueba final.

Conocía lo suficiente a la vikinga como para saber que no le agradaba Catherine en absoluto. En realidad a nadie le gustaba. Habíamos pasado tantos años detestando a los Descendientes que parecían no entender que ahora necesitábamos a una en concreto, que la alianza era necesaria. Dudaba que la aceptasen, incluso sabiendo toda la verdad de la maldición. Ninguna de las dos partes quería dar su brazo a torcer lo más mínimo. Mi gesto hacia Freyja fue de aparente indiferencia, porque en realidad daba lo mismo que les cayese bien o no. Los asuntos prácticos del día a día no dependían de cómo se llevasen con ella.

La parafernalia de los lobos elementales sirvió para incrementar esa sensación de tensión que podía apreciarse entre las dos mujeres, haciendo de aquello algo casi poético por lo del lobo Fenrir. Aparté la mano de la pierna de Catherine cuando ésta descargó su ira acumulada clavándome las uñas, entornando los ojos de manera escrutadora.

"Da igual lo que tú quieras. Formas parte de algo mayor. Ser reina también es tu destino."

Le dediqué aquel pensamiento para que asumiese de una vez que los gustos y preferencias de ambos habían quedado atrás en demasiados ámbitos de nuestra vida. En cierto modo la compadecía, a ella le había venido encima todo a la vez y no había tenido tiempo para asimilarlo. No por ello había que andar con paños calientes. Aprecié el modo en que logró recomponerse a pesar de la lágrima que caía por su mejilla. El modo en que se dirigió a Freyja me hizo reafirmarme en que sí le gustaba ejercer el poder de su posición, por mucho que dijese que no quería ser reina. De lo contrario sólo habría bebido de la copa, sin establecer esa diferencia de rango con la vasalla. Le estaba diciendo que no olvidase su posición, por mucho que la "extranjera" fuera ella. Mis ojos se cruzaron con los de Freyja un instante, sin mostrar signo alguno de que la petición de Catherine me pareciese inapropiada ni humillante. Al fin y al cabo era una ceremonia con protocolos, y ella misma la había llamado reina previamente. Esperaba que una guerrera como ella no sacase fuera de contexto cosas que eran más propias de los diplomáticos, no le pegaba en absoluto estar pendiente de esos absurdos tejemanejes.

Alcé mi copa hacia Freyja cuando concluyó el ritual exhortando a celebrar a la reina, haciendo el gesto de brindar con la líder de aquel linaje. - ¡Por la alianza de los guerreros Lothbrok y los Pendragon! ¡Que Odín sea generoso para recuperar nuestro imperio! - moví la copa en dirección a todos los vikingos que había sentados en las mesas más cercanas. Luego hice el mismo gesto, pero en esta ocasión moví la copa hacia Darren, Shyvanna y Catherine. Ella ya había empezado a comer, tal vez por no saber mucho del protocolo. Me sorprendía que pudiese comer justo después de haber tragado sangre espesa y caliente. - ¡Por el presente y el futuro del linaje! - bebí un largo trago de la copa de vino, dando así por comenzado el banquete.

"Da igual lo que tú quieras. Formas parte de algo mayor. Ser reina también es tu destino."

Se había quedado con esas palabras antes de cortar el canal de comunicación. Había sido lo mismo que había sentido el día de la muerte de su madre y de Layla, como si el destino realmente se hubiese asentado, como si todo este tiempo habría estado esperando ese momento. Se le erizó la piel, pero no hizo nada más al respecto. Tenía… Que pensar en ello.

Cuando Freyja se retiró y volteó la copa miró alguna que otra gota que cayó al piso y luego hacia el cuerpo inerte de la rubia. Necesitaba conocer su historia, pero dudaba que ninguno de los vikingos fuera a dirigirle la palabra o a responder sus preguntas y no iba a tirar de “rango”. Se centró en el cerdo, ignorando deliberadamente a Freyja y también a Wthyr, aparentemente todos estaban esperando algo de él. Como siempre… Bu…

Alzó la cabeza hacia él cuando soltó lo del imperio, sintiendo que se le revolvía el estómago, pero ya no sabía si por lo que sospechaba o por la sangre que aún tenía en la boca. El cerdo no había ayudado en nada, tenía un buen sabor, pero la mezcla no ayudaba. Vio la copa en su dirección y a punto estuvo de tirársela en la cara y mojarlo. Imbécil, esperaba que leyera eso en sus ojos sin necesidad de alguna conexión mental.  ¿Cómo podía actuar con tanta normalidad? Ni se preocupó en ver si le había herido lo suficiente para hacerlo sangrar. Volvió la cara hacia los lados buscando a uno de los soldados Pendragon y cuando reconoció un uniforme no dudó en enviarle un mensaje mental para que le avisara el paso de una hora. Mañana no iba a hacer nada con el Sanguis ni con ningún libro ni nada. Se iría nada más amaneciera a Ouroboros, para hablar con el Consejo.

Volvió la cabeza hacia el banquete y miró alrededor buscando agua, pero cada jarra que cogía era cerveza, hidromiel o algo que parecía leche. Tensó los labios. No podía beber alcohol. Siguió buscando con la mirada, pero se dio por vencida. Había tanta comida y mezcla de olores que su estómago seguía removiéndose, pero se mantuvo quieta y volvió a concentrarse en el cerdo, controlando su respiración para evitar las náuseas.

“¿Era esto lo que querías advertirme?”, preguntó al conectar su mente con la de ella. No le apetecía hablar con nadie en realidad, pero empezaba a sospechar que mientras Wthyr le hablaba de forma enigmática, la rubia habría dicho todo. Además, le pareció haber visto alguna especie de arrepentimiento en sus ojos cuando le pidió ayuda. O al menos eso quería creer…

PS: 150-10: 140
2/8

El banquete Lothbrok sería algo digno de recordar, no se eliminaba a una Descendiente todos los días. Esperaba que no fuese como el pesado de Rasputín, que no moría de ninguna manera. Maldito nigromante. Al menos Katarina había acabado bien provista de veneno esa misma mañana, esperaba que lo hubiese usado sabiamente. Decidí pasarme por allí brevemente, tal vez para ver el espectáculo y la cara de desconcierto de los presentes, tal vez para reírme internamente de Catherine.

Eso eran alicientes, pero me interesaba más contactar con los Pendragon por el asunto de mis críos abandonados en Ouroboros. Por ello me vestí con mis mejores galas, un elegante vestido negro de terciopelo que dejaba al descubierto mis hombros, mostrando un generoso escote. Recogí mi cabello en un moño adornado con algunas joyas, dejando algunos mechones sueltos para enmarcar el rostro. El toque final era una capa bermellón para hacer honor a los colores de los Pendragon. Al llegar al lugar me encontré con el momento de entregar la copa de sangre, sabiendo perfectamente que Le Fay acababa de firmar su sentencia de muerte. Mantuve el gesto neutro, mirando un momento al lugar en el que la chica asesinada estaba siendo retirada de escena. Era un desperdicio de sangre mágica, y más de sangre mágica no estúpida. En fin...que hubiese formado su  propio grupo ajeno a matanzas absurdas. Aproveché el momento en que terminaron las autoalabanzas y todo el blabla innecesario, esperando a que hubiese jaleo suficiente como para poder acercarme hasta la mesa de los Pendragon. Hice una protocolaria reverencia al grupo, ignorando a Catherine.

- Buenas noches. Como aliada vuestra quiero aprovechar la ocasión para pediros que mediéis por mi en Ouroboros. Han separado a mis hijos de mi lado, y sólo deseo que vuelvan conmigo. Pídanles que los lleven al castillo de los Pendragon, para que alguno de vuestros guardias pueda traerlos próximamente.

Wthyr se había mantenido muy en su línea y Shyvanna pudo leer cada expresión de Freyja con claridad, por algo había pasado más de 10 años con los Lothbrock dispuesta a ser su nueva señora. El pensamiento hizo que le recorriera un escalofrío. Llevó la mano a la copa cuando su hermano se incorporó y escuchó sus palabras dándose cuenta de que Catherine solo reaccionó a una.

"Ahora será imposible…"

Shyvanna recordó las palabras de Wthyr,  sabía que era difícil pero le había hecho una promesa a su hermano, una que había repetido esa misma tarde. Creería por los dos pero para eso… tenía que conocerla más y quizás darle un par de tips más a Wthyr. Lo cierto es que… no lo recordaba mucho con sus esposas pero sabía que con ella era dulce, no siempre, pero a veces era capaz de ver debajo de esa fachada que alzaba para los demás.

La morena estaba buscando algo pero no se dignaba a preguntar y no estaba segura de lo que era hasta que la vio apartar la leche. Cayó en cuenta de que la cerveza, el vino y el hidromiel tenían alcohol y no podría bajar el trago amargo de la sangre de Helga. ¿Cómo podía seguir comiendo? Frunció el ceño. Miró a Darren buscando en él algo de refugio cuando sintió una voz en la cabeza. Bajó su vista hacia Catherine que no la miraba pero que estaba claro que estaba hablando con ella. Ixion ya lo había hecho alguna vez pero no le gustaba mucho.

"Sí… hablaron mucho de tu reacción a los rituales en el templo. Asumí que esto sería peor y los Lothbrock son nuestros aliados más fuertes", porque incluso a ella le parecía una práctica ortodoxa. Teniendo al Sanguis como testigo de su poderío porque creía en esos Dioses. Alzó la mirada hacia Wthyr suponiendo que tampoco le había advertido. Quizás se habría ahorrado el llorar delante de un clan de guerreros.

Decidió que no quería seguir allí en el instante en el que apareció Adele y no por ella en sí sino porque los vasallos iban a empezar a acercarse y bufff, qué aburrimiento. Al menos cuando su prima se acercó a la mesa para invitarla a bailar -¡Darren, vamos!- Se incorporó y aplaudió dos veces con un sonrisa, intentando ser la contraparte de los regios Señores Pendragon así que fue hasta Darren cogiéndolo de los hombros y sacudiéndolo un poquito con una risa -Venga...Hay que celebrar- Insistió, sabiendo que entendería que quería irse de allí y empezó a tirar de él hacia la pista de baile, le apetecía estar entre sus brazos aunque no pudieran hacer mucho más.

El silencio y las miradas hostiles de Catherine lo decían todo. Se notaba lo mucho que odiaba estar allí en ese momento, y ni siquiera me dirigió la palabra después del último pensamiento que le dediqué. Gruñí muy sutilmente y la observé de reojo, bebiendo un poco de vino tras comer un buen trozo de carne rostizada. Ella no parecía estar comiendo con gusto, y no era de extrañar después de haber tragado sangre. Alargué la mano hasta la fuente en la que había uvas, ofreciéndole la fuente para que comiese de eso. Era lo más parecido a algo de beber que le quitase el sabor desagradable. No medié palabra con ella al hacer eso, pero le hice un gesto con la barbilla para que cogiese. Al mover la mano me di cuenta de que la marca de sus uñas se había quedado en mi mano, por lo que hice que la magia de sangre actuase para que no fluyese ni una gota más al exterior.

La llegada de Adele interrumpió cualquier intento de establecer conversación con Catherine o con mis hermanos, lo que me hizo mirarla con cierta irritación. Tampoco había aportado tanto como para llamarse aliada. Lo único que hizo fue robar unas cuantas muestras de sangre. Ya le había dicho a Katarina cuando fue a verme que no me iba a inmiscuir en eso, que era asunto de Adele. Shyvanna pasó por completo de contestar, llevándose a Darren y dejándome a mí con el trámite de despacharla. Al fin y al cabo era obligación del primogénito lo de lidiar con vasallos y demás.

- Desconozco el motivo por el que te han quitado a tus hijos, pero no es de nuestra incumbencia ningún asunto marital entre los Descendientes. No vamos a hablar con ellos para eso. Tendrás que subir tú misma a reclamarlos. No somos diplomáticos, si estás con nosotros es por otros motivos, y tus últimos méritos ya se han quedado algo escasos como para ser considerada una aliada. - la despaché de ese modo, haciéndole un gesto con la mano para que se quitase de mi vista. Si no lo hacía vendría un guardia a por ella. No quería que me aburrieran con estupideces.

Sí que hice más caso a un vasallo que vino después, del clan Pelayo. Quería saber exactamente cuándo partiríamos. A ese clan le tenía un especial afecto, por ser el que pertenecía mi primera esposa. Le expliqué que sería después de la coronación, y se fue bastante conforme a seguir bebiendo. Después se acercó Katarina, por lo que suspiré un tanto exasperado. Pensé que vendría a insistir sobre lo de Adele, pero lo único que hizo fue pedir un baile. Ignoró por completo a Catherine, como si no estuviese allí. - No. Baila con Rodrigo Pelayo, que está lo suficientemente bebido para soportarte. - era demasiado insistente, siempre lo había sido. Imaginaba cosas que no eran cuando yo le había dejado claro que sólo era una amante. - El baile lo abriré con mi esposa. - aparté el plato de comida de Catherine, más por hacerle un favor que otra cosa. Si no estaba comiendo a gusto mejor que no comiese. Así al menos tendría la excusa de que yo le había quitado el plato para que pudiese bailar.

Con ropas prestadas, se había vestido en el vestido pendragoniano rojo y dorado más discreto que encontró. La verdad, suponía que ese no era de Shyvanna, porque era bastante simple, largo y le hacía una bonita figura. Fuera de eso, podía pasar bastante desapercibida y eso le agradaba. Se dejó el cabello suelto y se llevó a Reiv al banquete, tomándolo de la mano. Ahí, donde nadie los conocía, no tenía tanta pena en mostrarle ese tipo de cariño.

Había aceptado porque le habían dicho que era importante y quería estar en algo que era importante para Shyvanna y Gwen, pero no previo que hubiera tanta gente en aquel lugar. Sobre todo gente que no conocía. A la entrada de la sala quedaban algunas mesas libres, o más o menos libres, con espacio para acomodar a dos personas y potencialmente tenerlas en cuarentena o en aislamiento si no las querían ahí. Ahí es donde señaló a Reiv que podían sentarse, en parte porque el centro de la sala ya estaba bastante llena con personas y porque le daba algo de pensar que tenía que caminar entre tanta gente borracha. Todo transcurría con la relativa tranquilidad de un baile cualquiera, salvo que para su gusto el lugar olía demasiado a sangre. Le hacía arrugar la nariz, pero no era algo a lo que no estuviera acostumbrada.- Al menos podrás beberte una cerveza, parece que de eso hay bastante.- Susurró, moviéndose un poco al lago para que salieran un par de mujeres que la vieron con malos ojos. ¿Esos también eran Pendragón? Estaba un poco perdida en tanto a lo de los linajes que decía todo el mundo. Con la mirada encontró a Shyvanna e instintivamente sonrió de verla feliz. No tardó también en encontrar a Wthyr y a Darren, sintiéndose un poco nerviosa respecto a ellos. Pero ya había pasado la prueba más difícil con la rubia. Los dos hermanos no habían dicho nada del accidente en su momento. Quizás entendían un poco mejor lo que era el error en el campo de batalla. La hoguera, desde su ángulo, le impedía ver gran cosa de la mesa principal, así que empujó un poco a Reiv hacia los lugares que había encontrado para poder sentarse.- No sé si vayamos a encontrar mucho esta noche. La gente se ve que ya ha bebido de más este día. Quizás podamos desocuparnos pronto.

Desvió la mirada hacia la fuente de frutas cuando Wthyr se la acercó y observó, entonces, la marca de sus uñas y… Se sintió fatal. ¿Por qué siempre se dejaba llevar por la ira hasta hacer daño? Estaba comportándose como una cría. Sin embargo, no hizo ningún gesto y tampoco lo miró aunque percibió su movimiento. Cogió un par de uvas y se las llevó a la boca, en cuanto las mordió sintió su jugo y lo usó para limpiarse ese sabor asqueroso. Siguió metiendo un poco más y lo cierto es que le ayudó un poco a poner la cabeza en su lugar, que estaba un poco embotada.

Escuchó la explicación de Shyvanna y tensó los labios un poco. Así que habían hablado de ella… Bueno, eso no era nuevo. Seguro era la comidilla de aquella isla. Alzó la mirada hacia la tarima donde el cuerpo de Helga ya había desaparecido. “Gracias”. Iba a preguntar si conocía a Helga cuando Adele hizo acto de presencia. Shyvanna la ignoró descaradamente y Catherine la observó con reticencia. ¿Aliados? ¿Se habían aliado con esa mujer? Miró de reojo a Wthyr pero entonces la rubia informó que le habían separado de sus hijos y la mirada de Catherine se disparó hacia ella…Porque de todos los que estaban allí ella era la única que podía empatizar con ese dolor. Pero…¿Por qué? ¿Por qué hablaba en plural? Entendía que Matvey exigiera la custodia de su pequeño pero…¿Y el otro?

Wthyr empezó a responderle y Catherine mantuvo la boca cerrada mientras se llevaba más uvas a la boca. No es que le ayudara seguir metiendo comida en el estómago revuelto pero le ayudaba a apaciguar la sensación de la densa sangre. Y en un parpadeó el moreno no sólo negó su ayuda sino que además la despachó como aliada. Vamos, ahora inservible. Catherine miró un momento a Adele a los ojos con neutralidad y luego apartó la mirada hacia la pista. No iba a decirle nada, pero cuando fuera a Ouroboros iba a investigar qué había ocurrido. Y si podía traer al niño, lo traería. Si ella agonizaba por la lejanía de Aedan sólo esperaba que Adele se sintiera igual aunque era consciente de que no todas las madres eran parecidas.

Catherine mantuvo la mirada en la pista, empezando a sentir calor bajo la capa pero no hizo nada más que reacomodarse en la silla. Al alargar la mano para coger otras uvas mientras Wthyr charlaba sobre una coronación y la partida… ¿La partida para el imperio? ¿Qué estaban preparando los Pendragon?  -que, por cierto, Catherine tampoco sabía nada de ninguna coronación-  notó que su pulso era irregular. Frunció el ceño con suavidad y decidió dejar de comer y meter las manos bajo la capa, sobre el estómago, tratando de mantener la compostura.

Se acercó otra mujer a la que también ignoró porque había un par de niños correteando con espadas de madera al costado de los bailarines. Catherine se les quedó mirando con el gesto un poco más suave. Aunque pronto se dio cuenta de que los ojos le molestaban. ¿Sería por el fuego?¿Por la cercanía de las hogueras? Había empezado a sudar, lo notó cuando se apartó el cabello del rostro y sus dedos percibieron la humedad en su frente. Por Morgana…¿Cuánto tiempo más tenía que aguantar allí?

Volvió la mirada hacia la mujer que había soltado algo como un quejido y escuchó a Wthyr hablar del baile. El gesto de Catherine se endureció cuando le quitó el plato del frente. Como si ella estuviera en condiciones de bailar. Pero si lo rechazaba… Apartó la mirada de él con hastío y se desabrochó la capa, apoyándola en la silla y percibiendo una ola de frío que la hizo estremecerse. Tomó la mano que le ofrecía y caminó sin mirarlo hasta la pista de baile, sin embargo, con cada paso que daba sentía las rodillas cada vez más extrañas. Un murmullo volvió a recorrer la zona y ya no sabía si era su sola presencia o los tatuajes que quedaban al descubierto en su espalda. Aparentemente, los lobos estaban mal visto por los vikingos o eso había percibido.

-¡MÚSICOS, UNA MELODÍA PARA EL REY Y LA REINA!- Alguien gritó y la música empezó a cambiar a algo un poco más suave. Catherine deslizó la mirada hacia la “banda” como si pudiera desempolvar los pasos en su cabeza. Era coreografiado… lento pero coreografiado. ¿Verdad? Tragó en seco y se puso delante de Wthyr, haciendo una leve reverencia y por un instante cuando lo miró se sorprendió de verlo borroso pero sólo parpadeó un par de veces, y agitó la cabeza, para reenfocar su imagen, luego alzó la mano para ponerla sobre la de él y empezó a seguir sus recuerdos.

PS: 140-10: 130
3/8

Baile:

La reacción de Shyvanna y Darren fue de absoluto desprecio, pues ni se dignaron a dirigirme la palabra. ¿Quiénes se creían que eran? imbéciles que habían estado escondidos durante años. Aparecían ahora, con un tremendo oportunismo y afán de protagonismo. - Y se quejaban de que en Ouroboros no les trataban bien...son aún peores anfitriones. - Le dediqué una mirada de asco a los hermanos rubios, inspirando profundamente para no lanzarles ningún dardo venenoso real o figurado. Después me giré a Wthyr, que tampoco parecía muy dispuesto a ayudar. - No son asuntos maritales. Es un secuestro. Ya veo que no pareces dispuesto a mover un dedo por una aliada. - solté un sonido de decepción, mirándolo de manera altiva. Había sido reina, no iba a amedrentarme ante ese reyezuelo.

- Si mis méritos se quedan escasos tal vez sea porque no has encomendado nada nuevo, y eso ya no es asunto mío, sino tuyo.- aparté la mirada del Pendragon, desviándola hacia Catherine. Por su aspecto ya parecía estar sufriendo los primeros efectos del veneno en su cuerpo, tal vez por eso no abriese la boca para decir nada en mi contra. - Catherine...tú tienes un hijo. Debes saber lo que es que te separen de ellos. Habla con Matvey, por favor. - apelé a ella con un perfecto y calculado tono de súplica fingido, sintiendo cierta diversión por jugar así con ella a doble banda. Si moría no hablaba con Matvey, pero me quitaba a una Descendiente de encima...complicado. A ver qué respondía ella y si me convenía estar pendiente de su evolución.

Retrocedí un par de pasos de espaldas, disimulando un gesto de desdén hacia ellos para camuflarlo con compungimiento. Evité mirar a Katarina cuando fue a que Wthyr le diese calabazas, por lo que reí internamente. Qué arrastrada, vaya una ridícula wannabe. Puede que ni matando a Catherine consiguiese su objetivo. Me aparté de ellos para pasar a un segundo plano, rodando los ojos con aburrimiento al ver por allí a Reiv y a Juliet. Vaya par de chaqueteros que no hacían más que cambiar de aliados. Tuve una idea rápida simplemente para buscar entretenimiento. Cogí una copa de vino y pasé a su lado, chocándome con ella "casualmente". Se derramó buena parte del vino en su ropa, momento que aproveché para hacer como que lo sentía mucho. - ¡Ay! ¡no te había visto! - le pasé las manos por la zona de la mancha como si quisiese limpiarlo, aprovechando para agarrar un pelo que había sobre su hombro. - Es que como estáis siempre en medio...- me retiré soltando un suspiro, copa vacía y pelo en mano. Que se jodiese por haberme delatado en Ouroboros. Eché a andar hacia la zona de bullicio, sin darles demasiado tiempo de reacción. Que me buscasen si querían.

Me había llevado más tiempo del que pensaba aquello de ayudar al Maestro De en su refugio. Aquello había sido un desastre y casi no pude hacer nada por nadie, excepto cortar un par de hemorragias. Desconocían la procedencia del atacante pero si sabían que solamente había sido uno.

El Maestro abrió un portal en las puertas de avalon y no tardé en viajar a la isla. Apenas tuve tiempo de elegir un vestido formal para la ocasión. Como era ya costumbre hacía semanas, los colores de la familia inundaban mis prendas, que seguían siendo tan livianas y delicadas como siempre. Las gasas y los tules o las telas ligeras eran de mi preferencia y tampoco me incomodaba las transparencias.

Esta vez, debido a las temperaturas, añadí un abrigo que sabía que descartaría en cuanto llegase al salón de los Lothbrok. Aquel lugar, con las chimeneas y tal cantidad de gente siempre me había parecido sofocante mente caluroso.

Al traspasar las puertas presencié el choque de la rubia con Juliet. Adele se llamaba, siempre con esa actitud tan altiva. La seguí con la mirada mientras desabrochaba mi abrigo entregándolo a uno de los custodios de la puerta. Miré entonces a la pelirroja y su acompañante. Desconocía que se encontrasen en la isla.

Acerqué mis pasos juntando mis manos en el regazo y sonreí escuetamente.
-¿Has dejado de temer ser un dragón?- miré al otro muchacho de reojo. Sus auras no eran amenazantes aunque la del chico no parecía del todo afín a los Pendragon. Volví a mirar a la pelirroja, hice un gesto con la mano y mágicamente su vestido quedó limpio y tomé sus manos, apretándolas.-Disfrutad de la fiesta.

Me aparté de ellos dispuesta a buscar a Freyja para presentarle mis disculpas por la demora. En el camino observé la pista de baile. Mis hermanos danzaban juntos y Wthyr lo hacía junto a Catherine.

Entre los presentes, era obvio que había desconfianza pero me sorprendió la cantidad de resplandores áureos débiles que encontraba entre los vikingos.

Cuando por fin encontré a Freyja, llevé un puño a mi corazón e incliné la cabeza. Un saludo más propio de ellos que mío.-Mis disculpas Descendiente de Lothbrok. Quehaceres urgentes han retrasado mi llegada. Lamento no haber presenciado la ofrenda.- Y lo decía en serio. El respeto que debía presentarse hacia la voluntaria del sacrificio me parecía un momento sagrado. Un brillo entre la gente captó mi atención y desvié la vista distraída. Katarina, su aura roja brillante impactaba en mi retina de dragón.¿Que había pasado para que la captaste como mi enemiga?

Sin ser consciente de ello y a la vista de todos, pues no solía ocultar la presencia de aquella mancha, la marca de la maldición comenzó a tornarse más oscura ylos extremos de sus ramificaciones se movían lentamente.

Tomé como una mínima tregua el hecho de que Catherine no ignorase por completo las uvas que le pasaba, aunque me pareció que estaba algo nerviosa a juzgar por el ligero temblor de su mano. No le di más importancia y dejé que siguiese comiendo uvas para que se le quitase el sabor a sangre. La actitud de Adele me estaba resultando de lo más irritante, detestaba cuando me insistían en algo que no me interesaba o convenía en absoluto.  - Pues vuelve a por ellos si tanto te interesan. Yo quemaría Ouroboros si me hiciesen algo así. - le eché una mirada desafiante por lo que insinuó de que era culpa mía no haberle mandado nada, alzando la barbilla en un gesto de superioridad.

 - Si de verdad quieres ganarte nuestra confianza, demuéstralo con hechos. Permanece fiel y a la espera hasta que tu señor te lo ordene. Ya no eres reina de nada, Adele. Recuerda tu sitio. - su patético intento de apelar a Catherine me sonó un poco falso, pero me molestó porque a ella sí que podía removerle algo por dentro si le nombraban a los niños. Aedan era su debilidad, y podría hacerla empatizar. Por suerte no dejé que Adele siguiera hablándole, al proponer aquello del baile podríamos alejarnos de la mesa y de todas las peticiones que quisieran hacernos. Me dio  la impresión de que bailar le apetecía incluso menos que seguir comiendo, pero de ese modo podría retirarse antes al cumplir con lo que se esperaba.

La tomé de la mano para llevarla a la pista de baile, notándola algo inestable en los pasos. Al quedar frente a frente con ella pude apreciar que estaba bastante pálida y tenía mala cara, aunque lo achaqué a todo el asunto del ritual. Fruncí levemente el ceño al ver la extraña sacudida de cabeza que hizo, llevando mi mano a la de ella para colocarnos en posición de baile. Tuve que aprovechar el momento en que empezó a sonar la música para poder preguntarle en un discreto susurro. - ¿No te encuentras bien? - casi me recordaba a mí de resaca en mi primer ritual, aunque por aquel entonces tenía 18 años y acabé prácticamente con las reservas de alcohol de los Lothbrok. Muchacho descerebrado...  

- Podemos irnos tras este baile. - sugerí en tono más bajo, guiando sus pasos para hacerla girar según lo que pedía la música. La mayoría ya estaban tan borrachos que ni tomarían en cuenta que se retirase. En uno de los cambios de posición llevé la mano a su espalda, notándola más caliente de lo que cabría esperar.  - Sígueme cuando acabemos. - Parecía demasiado como para culpar a la hoguera cercana, y aquello ya parecía más extraño. Prefería estar en algún lugar más discreto para asegurarme de que todo estaba en orden. El modo en que se movía era distinto de aquel primer baile en Ouroboros, como si estuviese haciendo un esfuerzo por no caerse. En uno de los giros localicé a Gwen, que llegaba ahora al banquete. Con ella allí ya había más presencia Pendragon y podríamos ausentarnos.

Decidí alterar los pasos del baile conforme se acercaba el final de la pieza, sujetándola con firmeza por la cintura y guiándola con la mano para llevarla hacia la zona exterior de la pista, dejando hueco para otras parejas que se habían unido al baile. Al acabar quedamos frente a frente e hice una leve inclinación con la cabeza hacia ella, alzando su mano un instante como mandaba el protocolo.

Adele sin duda no tenía pelos en la lengua para decir las cosas. Pero Wthyr tampoco. Aunque no los miraba, los oía. Resultaba interesante ver el duelo de dos egocéntricos. Se anotó mentalmente la amenaza de Wthyr de quemar Ouroboros ante un “secuestro” como lo llamaba Adele pero lo cierto es que… Ni se estremeció. Era más o menos lo que esperaba de él…Porque ella también sacrificaría Ávalon por Aedan. Alzó la vista hacia la rubia cuando le dedicó aquellas palabras y su gesto era algo tenso pero contesto -No te prometo nada- Esperaba que comprendiera el significado de sus palabras. Hablaría con Matvey, sí, pero quizás no sobre todo lo que ella quería y no podía asegurarle nada. Prefería… Ser reservada.

Respiró lentamente para controlar el contenido de su estómago y cuando Wthyr le preguntó aquello -No es nada- Le dijo, simplemente era algo como náuseas mañaneras. Probablemente tenía que ver con el embarazo, lo que había consumido y los sentimientos que se habían acumulado en su interior. Sin embargo, con cada paso que daba se percató de que sus rodillas no estaban tan estables como siempre. ¿O serían los tacones? Bah, era eso probablemente. Cuando la alzó y luego la bajó volvió a sentir la vista nublada e intentó concentrarse en un solo punto de su jubón, era lo que tenía más cerca, de esa forma no se mareaba al girar.

Apreció la sugerencia de Wthyr pero estaba segura de que no había pasado una hora. También fue consciente de que, por seguridad, cada vez que tomaba la mano de Wthyr recargaba su peso en él. La orden llegó más tarde pero el jubón de Wthyr era lo único que le importaba en ese momento. Se dio cuenta del cambio en los pasos, pero se dejó llevar, qué más daba. Dejó caer un poco la cabeza hacia delante mientras fruncía el ceño, sin entender hacia donde iba Wthyr. Completó la reverencia con rigidez para luego sentir un escalofrío. Miró alrededor como si pudiera ver de dónde venía la corriente helada -Quiero mi capa- Le dijo escuetamente, bajando la mano para girarse hacia la mesa, pero en cuanto lo hizo se mareó. Se detuvo un instante mientras el mundo giraba y giraba a su alrededor. Se llevó la mano hacia la frente de nuevo mientras bajaba la cabeza, para tratar de controlarse y no caer desparratada frente a todos esos vasallos que ya de por sí la detestaban.

Aquello no era un ataque de ansiedad, no, esos ella los conocía. Vamos si lo hacía. Irguió muy lentamente la espalda llevándose una mano al pecho para rascarse un poco, siendo inconsciente de que el escozor era la propia marca de la maldición expandiéndose -Quiero volver a la mesa- Sentía la lengua pesada y la boca reseca -Agua- Murmuró en un hilo de voz.



PS: 130-10: 120
4/8

¿Mantiene la compostura?
Yes baby

El miembro 'Catherine Le Fay' ha efectuado la acción siguiente: Lanzada de dados

---

'Probabilidad' :

Lo de ir de fiesta no era nuevo para nosotros. Tampoco lo de hacerlo en una isla desconocida para casi todo el mundo y rodeados de linajes antiguos. La novedad era que por primera vez estábamos bastante solos, sin aliados de ningún tipo alrededor. Ni familia, ni compañeros de batalla, ni los escasos amigos que teníamos. Tampoco podíamos bajar la guardia, pero la curiosidad de seguir allí descubriendo cosas nos podía. Ambos nos arreglamos lo necesario para ir a uno de esos banquetes, y por mi parte añadí también la capa rúnica al atuendo. Ella iba con su vestido rojo y dorado, y yo iba orgulloso de su brazo cuando llegamos al lugar de la fiesta. - Cuando nos vestimos así parecemos más campeones del torneo que cuando vamos vestidos de trapillo. ¿Crees que estos se molestarán si mencionamos lo del torneo Ouroboros? por aquí les tienen tirria. - comenté mientras nos mezclábamos con los ruidosos vikingos, echando un vistazo general al lugar en el que había un charco de sangre importante. Lo miré un tanto extrañado, pero no hice más suposiciones porque no vi nada de lo que había sucedido ahí. Era lo que pasaba por llegar tarde.

- ¿Sólo una cerveza? - dejé de prestar atención a lo de la sangre, girando la cabeza hacia ella con cara de pedirle más. - Podemos aprovechar para hablar con ellos, si no vamos a estar marginados mucho tiempo. Vamos a ver si nos enteramos de qué traman con eso de la batalla. - tiré de su mano con la intención de ir a hacer cosas en lugar de quedarnos sentados. Sacar información o bailar, cualquier cosa era mejor que quedarnos mirando lo que hacían otros. El choque contra Adele fue bastante inesperado, sorprendiéndome mucho y haciendo que tardase en reaccionar porque no esperaba para nada verla allí. - Vaya una falsa de mierda...¡lo has hecho a propósito! - le espeté cabreado por el modo en que le tiró la copa de vino, disculpándose de ese modo tan poco creíble. Fui a apartarla para que no tocase a Juliet, pero la otra se quitó antes, dándose media vuelta para marcharse.

- ¿¿Por qué siempre tenemos que encontrarla?? - protesté cabreado mientras se iba, no estaba dispuesto a que la cosa quedase como si nada. La aparición de Gwen impidió que fuese tras Adele, haciendo que mi atención se dispersase un instante. El gesto que tuvo limpiando a Juliet me pareció bastante amable, así que suavicé un poco la expresión para darle las gracias. - Lo haremos. Igualmente. Si luego estás libre podemos charlar. - era la primera Pendragon con la que nos habíamos topado, debería ser la "preferida" a pesar de lo de los soldados caídos. Eso me dio una idea de lo que hacerle a Adele, volviendo a localizarla entre el gentío. Me concentré en ella, mordiéndome levemente el labio inferior mientras focalizaba de nuevo la atención en su pulso, la sangre que corría por sus venas. No podía hacerle mucho allí porque tal vez fuese una aliada de los Pendragon (una pésima y peligrosa, por cierto), así que intenté ralentizar su pulso y hacer que bajase su presión sanguínea para que se desvaneciese ahí mismo y dejase de dar por culo. Con un poco de suerte se la comían los salvajes niños vikingos.



------------

AT. M:   dado 0 + 53 stat + 10 hab. + 10 capa rúnica= 73 a ADELE