Campos de Cultivo

Primer destino, la zona residencial. Conociendo su ubicación y que la distancia no es tan grande relativamente, yo y Newt llegamos aún más pronto que cuando llegamos a la sala de reuniones en primer lugar. La situación estaba peor al momento en que se nos informó. La zona más alejada del área residencial estaba en llamas. La gente en pánico corría tratando de salvarse, no había toque de queda que respetar cuando uno tiene que salvar la vida. Los guardias trataban de evacuar a todo civil importante, otros iban en dirección al atacante, un dragón que está enfrascado en su cometido de destrucción.

Esto no va a ser fácil—reparo en Newt, al ver como la mayoría huye—Adael dijo que buscáramos elementalistas metálicos ¿no?—digo mientras estoy evaluando la situación—mira tengo una loca idea, tu ayuda a los guardias en la evacuación y si ves a otra persona ayudando, le comentas que estamos reclutando gente para la defensa de la isla por petición del Consejo—eso es lo más sensato de hecho, lo loco es lo siguiente—yo iré a por los idiotas que creen poder enfrentarse a un dragón por su cuenta o los que simplemente van a la carga sin una estrategia—solo espero que todavía no logren darle como para llamar su atención, o la cosa se pondrá más fea aun.

Uso mis habilidades de parkour para subir al tejado de una de las residencias cercanas, bien pude haberme teletransportado, pero ha sido la costumbre. Veo al dragón en la lejanía y recorro el sendero que los techos hacen bajo mis pies. De esta forma avanzo más rápidamente sin perderme de paso. Al llegar, veo que he subestimado a los “idiotas”, la mayoría está buscando a más sobrevivientes o rezagados. Entonces me pongo a vigilar, en caso de que el dragón se percate de ellos. Y todo va bien por unos segundos, pero sucede lo que me tenía, el dragón voltea y ve a la gente escapando, y procede a abalanzarse hacia ellos con una llamarada, los elementalistas usaron sus poderes para proteger a los que llevan de manera inmediata, pero hay un grupo indefenso y yo salto para luego dar una voltereta para evitar dañarme en la caída y lanzo mi propia llamarada para desviar la del dragón. La bestia cae con fuerza haciendo retumbar el suelo. Pretende usar su físico y se abalanza con la intención de devorarnos hasta que no muy lejos entre nos, se detiene de improviso y fija su mirada hacia cierta dirección, la cual no puedo deducir por el humo generado por las llamas del ataque anterior. La criatura alza el vuelo y se aleja no sin antes habernos roto los tímpanos con un rugido mientras se va.

Habiendo esquivado la muerte, nos ponemos en marcha hacia la salida donde los civiles siguen las indicaciones de los guardias que quedaban. Una vez estando todos, les comento la petición del Consejo a estos héroes improvisados y aceptan prestar su ayuda—muy bien, es momento de irnos, parece que no hay nadie más a quien evacuar—le comento a Newt cuando lo veo entre las personas que estaba ayudando—¿estás bien?—pregunto por si ha pasado algo mientras no estuve—por poco no la contamos allá—señalo por donde estuve. Una vez todos estamos mas o menos organizados y sin mas problemas particulares, partimos en dirección a los campos de cultivo.

Si la cosa no era difícil ya, se nos complica mas pues hay un área completamente llana entre la zona residencial y los campos que tienen follaje, así como arboles para minimizar nuestra presencia. Entonces volvemos a usar el mismo truco que hace una hora, siempre expectante y alerta si un dragón nos detectaba.

Para nuestra suerte, no hubo ningún incidente en el transcurso y llegamos en donde está el muro que nos ha protegido esta semana—venimos para apoyar—reclamo cuando un guardia se alerta de nuestra presencia—por petición del Consejo—muestro el anillo que Adael me consiguió. Esto hace que la persona como mínimo comprenda nuestra presencia en ese lugar—¿podemos ver a la persona a cargo?, queremos presentarnos para así ayudar en lo que nos sea posible—el guardia parece pedir permiso y solo me permite a mi y a Newt de ir con quien les dirige en estos momentos.

Al llegar al lugar... bueno,  este era un caos.

Gente gritando,  corriendo angustiada y desesperada,  otros ayudando a evacuar, un grupo reunido en un punto luchando con todo lo que tenían y a los lejos un dragón.

Newt lo observó por un momento,  impactado, sobrecogido,  deseoso de mirar más de cerca a la maravillosa criatura.

Pero obviamente la destrucción creada por ella no pasaba desapercibido y no era el momento de dejarse llevar.  La voz de Arturo también lo trajo de nuevo al mundo real, escuchando sus instrucciones aunque  estas le hicieron dar un respingo.

- ¡Oye, pero yo...! - Más no alcanzó a decir otra cosa pues el chico platinado ya había salido corriendo como si el barón sanguinario de Slytherin fuera tras de él. Newt sólo murmuró. - ... sé algo sobre dragones. - Sin embargo hizo caso a la petición de su amigo y corrió a ayudar con la evacuación.  

No era sencillo,  la gente estaba muy alterada y en un estado como ese su comportamiento era absolutamente nada racional.  Vio a algunos magos dirigiendo a la multitud hacia el lugar seguro,  otros ayudando a los heridos o sacando a gente de entre escombros en llamas. Scamander se unió a ellos, haciendo levitar con su varita y en compañía de otros magos algunos de esos escombros mientras otros sacaban a los atrapados y los ayudaban a llegar a la planicie.  Cuando los magos notaron a Newt,  agradecieron su intervención y este hizo lo que Arturo le encomendó,  diciendo que buscaban ayuda por parte del Consejo,  varios accedieron al instante.

Ayudando a trasladar a otros rezagados, entre ellos algunos animales que huían despavoridos y que Newt rescató,  el ataque cesó casi de repente.  Arturo volvió junto al Magizoologista,  algo más aporreado de cuando se fue.

Asintió  con la cabeza cuando le preguntó si estaba bien. - Sus ojos.- Replicó Newt cuando el chico dijo que casi no la contaban. - El punto débil de un dragón son sus ojos. Normalmente puede ser muy útil un hechizo de conjuntivitis, eso da la oportunidad de someterlo entre varios. -Dijo, recordando a los dragonistas que había conocido en Hungría durante su viaje al escribir su libro.  Se preguntaba si acaso nunca nadie intentó esa profesión en su natal Inglaterra,  quizá luego lo averigüaría.

Ayudaron a los evacuados mientras esperaban a que no llegaran más dragones.  Newt repaso las heridas de varios de ellos con la esencia extraída de su propio murtlap, la cual llevaba en un frasquito en el interior del bolsillo de su abrigo.

Después continuaron su camino hasta llegar al muro y pedir audiencia,  tras la cual ser concedida,  ambos ingresaron para continuar la misión.

Por si no fuera suficiente con todo lo que pasaba Sayid y la general tuvieron que retirarse, miré incrédula al descendiente cuando mencionó lo del código -Ese código quedó atrás, ya nadie lo usa!- pero si lo pensaba bien tenía sentido pues los pendragon venían desde los tiempos en que se levantó la isla, me masajeé enentrecejo con dos dedos antes de decirle a Sayid que se marchara al igual que la general que debía atender el asunto de la zona residencial -Ellos nos atacan y ahora hay que lamerles el culo, menuda mierda-

Cuando ambos se fueron decidí centrarme en la estrategia y tomar algo para el dolor de cabeza, había un ruido que no cesaba desde hacía mucho tiempo y venía de las malditas montañas. un guardia se presentó con un nuevo mensaje de la general, solicitaban dos pelotones pero yo bien sabía que en cuanto se sintieran amenazados la iban a liar -Soldado, contacta con los que están en la plaza y traedme un casco para comunicarme directamente con Amaya- por lo visto los pendragon se encontraban ahí, pero sus tropas seguían apostadas frente a nosotros, también llevaban dragones, uno de ellos con una joya en el pecho -Es Smaug... maldito crío, se ha dejado encantar- más problemas.

Un nuevo informe llegó pero esta vez desde el mismo campo, al parecer dos desconocidos se habían presentado para ayudar por orden de los descendientes -hacedlos pasar, a ver si nos sirven de algo-. Cuando aquellos dos se presentaron ante mi levanté una ceja por el estado lamentable que traía el albino al que ya conocía -¿En serio Arturo? ¿ya te han dado una paliza?- miré al otro, no me había fijado en él antes pero había vivido los años suficientes para saber quien era -Señor Scamander, lamento no haberme presentado antes en la sala de reuniones, me llamo Zaphira Eire y estoy a cargo de la avanzada- apoyé una mano en mi cintura y los miré a ambos de arriba a abajo pensando en que podían ayudar, en ese momento llegó uno de los guardias con el casco que le había pedido y por fin pude dar las órdenes.

-Segundo pelotón, vosotros os vais a la plaza para dar apoyo, dejad las armaduras pero llevaos las cotas bajo la ropa, vestíos de civiles y mezclaos en ese circo, nada de beber y estad atentos a las señales de la general, Castillo, mantened posiciones y estad atentos a la plaza- ahora mi mirada se posaba en los dos hombres ante mi -poneos una armadura y preparaos para una instrucción rápida-

Ya había terminado de llevar a la gente a la zona de evacuación donde los guardias estaban haciendo su trabajo. Newt me empieza a explicar una debilidad de las míticas criaturas—sí, lo sé, en mi mundo estuve apoyando en un santuario de dragones, así que aprendí sus cualidades, sus pros y contras. Pero en otro momento hablaremos sobre esos detalles—por más que me gustaría contar las diferencias o similitudes, así como la biología de los mismos, no podemos perder el tiempo. La evacuación es prioritaria.


El permiso es concedido, nos llevan entre la multitud de soldados que van y vienen posicionándose y reposicionándose según se les ordenaba. La atmósfera de guerra es indiscutible, es diferente desde mi experiencia, pues, aunque estuve en una guerra secreta, los civiles estaban fuera de discusión en ambos bandos. Eso cuando se trataba de las luchas realizadas en los sitios pactados y las reglas que asignaba el Consejo de mi propio mundo. Pero si he estado en situación donde las personas inocentes estaban en peligro, por lo cual no soy ajeno al sentir de los presentes. Y aunque no lo parezca, estoy preocupado por lo que esté sucediendo en mi universo. No sé si podre averiguar su situación o si podré volver siquiera.

Una vez llegamos hasta la persona a cargo, me llega una cachetada verbal—para ser justos, sobreviví a un dragón negro de lo más temible—aseveré, pero mi comentario pasó de largo porque Zaphira reconoció a Newt y se presentó, con un respeto que yo no obtuve, descuiden, suelo conseguir ese efecto. Nos escaneó a los dos, seguramente para ver en que podemos aportar. Pensaba en estrategias donde yo puedo sacar mis capacidades, en lo que fui entrenado y en los hechizos que podían apoyar en menor medida.

Un soldado llega con un casco que Zaphira se coloca para enseguida imperar diversas órdenes. Quiere espías en la plaza, quiere estar al tanto de lo que sucede ahí, el parlamento escudado en el código que mencionó el otro guardia. He presenciado el romper de una tregua y como se desmoronaba una institución cuyos cimientos se regían por códigos. Cualquiera que se meta en los ámbitos de la magia y lo sobrenatural aprende la importancia de las reglas que rigen el mundo secreto. La líder dragoniana nos insta a usar unas armaduras y a estar listos para recibir órdenes—disculpa, sé que gustan mucho de la vieja usanza, tengo entrenamiento de infiltración y el sabotaje, y no es que no pueda combatir en fila india con la esperanza de que no me den mientras avanzo con algún grito de guerra, pero seré más útil en el subterfugio. Poseo algunos hechizos defensivos que pueden ayudar un poco, por ejemplo—reviso en los alrededores y tomo un trozo de madera desperdigado por ahí con el mínimo de área para lo que quiero hacer, impregno magia en la misma y se forma un círculo mágico conformado por misteriosas runas y una especie de triskelion, encima del mismo una esfera aparece, un viento le rodea, siendo succionado por el mismo, ¿les suena el rasengan de Naruto?, algo así.


No diferencian entre amigo y enemigo. Cualquier cosa que huela a ánima…¿cómo le llaman a la magia en bruto aquí?—cosa que había olvidado preguntar en un momento más adecuado—en fin, sea magia limpia o contaminada, y los fuegos artificiales se disparan. Básicamente es una mina mágica. Puedo ponerlas en sitios estratégicos según convengan—sé que Newt es un magizoologista, pero ignoro cuantas criaturas posee en su maletín, por lo tanto, no tengo idea de en qué cosas podría ayudar en el combate, por lo que he presenciado de parte de él, si fuera su decisión, no dañaría ni mataría a los dragones. Supongo que ayudará de soporte y en el área médica inmediata—también puedo levantar barreras mágicas obtenidas de los archienemigos de los Templarios, los Illuminatis. Estas pueden proteger zonas delimitadas de seres sobrenaturales, aunque desconozco si podrán impedir a los dragones, pero si traen entre sus filas otras criaturas, no podrán pasar, incluso algunas morirán si intentan cruzar—aseguro.

El pensar militar que se tiene en las facciones de mi mundo son más estratégicas, mucho más similares a la guerra moderna, el de los muggles, donde la información es poder y el honor algo secundario. Una muestra de ello es el uso de armas de fuego como canalizadores de magia, cosa que aquí parece que desconocen bastante el concepto, más allá de los arcos con flechas o las ballestas.

Si no hay remedio, usaré la armadura, espero que no me reste movilidad. En cuanto a las órdenes, no tengo problema, he estado en ambos lados, solo que en estos momentos, no me compete ni tengo la confianza de nadie para guiar a nadie.

Según lo que decía Arturo un dragón negro los había atacado, si venía de la zona residencial estaba claro lo que había pasado, Smaug había hecho gala de sus poderes. Me llevé una mano a la cabeza y suspiré apartando el cabello de mi cara antes de presentarme ante el señor Scamander que no parecía muy contento.

De nuevo el albino empezó a hablar y lo escuché sin mucho interés cruzada de brazos levantando una ceja un tanto incrédula -Verás, lo de infiltrarse está muy bien pero la última vez que lo intentaron dos adolescentes con buenas intenciones y aire en la cabeza, el último general acabó decorando este mismo muro cual insecto en un parabrisas, si quieres probar suerte es cosa tuya pero no será bajo mis órdenes- lo de las minas tenía mejor pinta, podían servir en los túneles y trampas que estábamos preparando, lo pensé un momento mientras el albino seguía con su palabrería pero algo más llamó mi atención.

Primero fueron un par de truenos, los reconocía y estaban cerca por el pequeño desface entre la luz y el sonido, después una gran tormenta eléctrica con un estallido hizo que me temiera un ataque o algo peor -Coronel Griffin!- grité interrumpiendo al albino y posiblemente al magizoologo -Pelotón de reconocimiento conmigo! coronel, queda a cargo del campamento, informen a la general- me subí hasta lo alto del muro para echar un vistazo a las tropas enemigas, no se movían y no sabía si eso era bueno o malo pero no esperaría a que me lo dijeran ellos, tomé mi forma de dragón y rugí con fuerza alzando el vuelo hasta la zona inexplorada de la isla.

-Es un placer.- respondió el magizoologista al saludo de la líder draconiana, aquella mujer que tanto había llamado la atención de Newt durante la reunión por aquel porte imponente que tanto él relacionaba con los bellos y maravillosos dragones.

Escuchó como reñía levemente a Arturo para luego pedirles que se unieran a la tropa, cosa que el chico de inmediato pareció desaprobar. Newt escuchaba y observaba en silencio. No estaba muy de acuerdo con ir en un ejército, la guerra no se le daba bien, pero él había ofrecido ser un voluntario y estaría donde la líder del equipo considerara más oportuno. Arturo ofrecía sus artes y talentos, y aunque Newt consideraba que el chico realmente sabía lo que decía y hacía, una de sus estrategias le sonó terrible. Hablaba de poner barreras y obstáculos mágicos a los dragones u otras criaturas involucradas en el conflicto, cosas que podrían incluso matarlas así sin más, lo cual le disgustó al magizoologista. Él estaba convencido de que se podia hacer de otra manera, detener a las posibles criaturas sin necesidad de destruir a ninguna.

-Lo de infiltrarse me parece una mala idea, y lo de las minas me parece pésima; no sólo se corre el riesgo de que alguno de los hombres de la tropa quede atrapado en la explosión, también se dañaría a criaturas inocentes que podrían ser detenidas de otra forma. Señorita Eire, si me lo permite, quizá si tuviéramos datos de lo que hay en ese ejército, en cuanto a animales mágicos se refiere, yo...-

Pero la conversacion fue interrumpida, pues en lontananza se comenzaron a ver una serie de descargas que pusieron nerviosa a la líder Eire y que, dicho sea de paso, a Newt le dieron mala espina. Tenía la armadura en las manos, una que uno de los hombres de Eire le había dado al saber que su líder quería al albino y al magizoologista en la tropa, pero se quedó estático viendo lo que ocurría y, tras la reaccion de la mujer, su atención fue hacia ella.

La vio dirigirse a lo alto para tener una mejor vista para luego transformarse en un dragón y salir volando a toda velocidad.

Newt estaba fascinado. Era obvio que había más especies dragonianas en el mundo después de las que él había investigado y estaba realmente ansioso de estudiarlas y averigüar más, en especial ¡queria una larga charla con la mujer dragón que tenia ahora el gusto de conocer!

Miró a Arturo y se encogió de hombros aun con la armadura en las manos.-Honestamente, no me gustan las armaduras, creo que quitan movilidad y me hacen sentir ahogado. ¿Crees que nos permitan ir al frente sin ella?-Le preguntó al albino, esperando también a lo que debían hacer ahora.

Desde la zona de filas salió un hombre alto que lucía su armadura con orgullo y caminaba con paso firme hasta el lugar en el que se encontraban los recién llegados, saludó de forma militar y juntó los pies en el momento que estuvo en presencia de la dragona, la mujer de pelo blanco fue clara con sus órdenes y de nuevo un saludo militar confirmaba que se habían captado las órdenes -Si señora Zaphira!- el metal sonó cuando sus pies se juntaron bruscamente y de inmediato transmitió las órdenes al pelotón que había solicitado.

su mirada ahora se dirigió a los forasteros, no era impertinente pero tampoco del todo amable -Ya habéis oído a la señora Zaphira, una armadura para cada uno, son para protegeros, si no las queréis dejadlas para los que vengan después, ahora... - el hombre hizo una señal y a su alrededor todos los soldados se apartaron en un buen radio, cambió de postura unas cuantas veces y dando un fuerte golpe en el suelo con sus puños, una especie de ring surgió de la tierra -Vamos a ver qué sabéis hacer y dónde podéis servir-

Mi ofrecimiento de infiltración no ha sido recibido muy bien, pues según me cuentan, ya fue intentado y no con buenos resultados. Puedo intentarlo, pero será bajo mi propio riesgo—vale, si no lo ves adecuado, no lo haré, pero ten en cuenta que yo poseo entrenamiento y más experiencia que un par de adolescentes—otra razón para no proseguir con la idea es la posibilidad de ser contraproducente con la situación en general. ¿Quién sabe?, puede que las cosas se hayan arreglado y mi infiltración haga cambiar de opinión al enemigo…o mejor dicho, una excusa para iniciar hostilidades, que el parlamento que dictaba ese antiguo código es una evidente trampa. En fin, mejor no actuar si no hay permiso o información para tomar tal decisión.

Mientras explicaba sobre las minas mágicas, vi interés por parte de Zaphira, pero al desconocer el terreno y poco tiempo para estudiarlo a fondo, tendré que hacer replicas sin efecto para que los soldados sean los que los dispongan en un sitio estratégico y les infundan magia para que actúen como es debido.

Newt concordó con nuestra líder inmediata acerca de la infiltración, pero no por las mismas razones—en efecto, las minas no discrimina a nadie, pero la ventaja está en que nosotros sabremos donde estarán y el enemigo no—el asunto seria colocarlos sin que nos detecten—mira, Scamander, repito lo que dije en la sala, y es que no podemos dar el lujo de representar a Greenpeace versión mágica, porque o son ellos o nosotros, no punto medio, a menos que duermas a las criaturas, o neutralicemos a sus dueños si es que les controlan por medio de magia—la situación probablemente sea el segundo escenario.

Terminaba de comentar sobre las barreras illuminatis cuando hicieron presencia rayos y su respectivos truenos en las cercanías del borde de la isla. Cosa que capto más la atención de la dragona y grita un nombre, para que pusiera atención a lo siguiente. Por lo que dice, ella va a salir porque deja a cargo al coronel Griffin. Una vez fuera se transforma y se va en dirección a la repentina tormenta.

El magizoologista me pregunta una cosa que es contestada por otra persona. El coronel Griffin reacciona rápido al llamado de su líder. Recibe unas órdenes y las ejecuta con celeridad. Luego de que Zaphira se va, su atención se dirige a nosotros. Como era de esperarse, el coronel es del tipo firme en sus diálogos y directo en su actuar. Tomando la palabra del coronel así como dando mi propia respuesta a Newt comento—bueno, seguro que alguien más va a necesitarlo, yo suelo usar protecciones muggles para ataques físicos, te dan más espacio para la maniobrabilidad y yo soy de la clase que se infiltra…espera también puedo combatir con una armadura moderna—saco una esfera con grabados muy ornamentales, dudo que alguien por aquí reconozca el estilo steampunk de los diseños—el conducto de Agartha—menciono con orgullo luego de haberlo sacado de una de las bolsas de mi gabardina—vamos, haz tu magia—me concentro para intentar activarla.


Para mi desgracia unas voces en estática salen de la esferita mientras la misma realiza unos brillos intermitentes—Mensaje en una botella - Error, error. Malfuncionamiento detectado. El diagnostico se iniciará en breve. No esperes que sea una revisión rápida cariño. La tecnología de la Tercera Edad no es fácil de reparar, está en particular tiene inspiraciones de la Segunda y Primera Edad, nuestra madre, La Máquina Inmaculada está orgullosa de la creación que sus retoños han fabricado tratando de imitarle – Disponibilidad del universo de bolsillo limitada hasta nuevo aviso, contacte con su proveedor de confianza para la lista de artículos de uso inmediato—vaya, esto no es bueno—proveedor de confianza mis—empiezo a sacudir la esfera—esos murieron hace eones—terminando de zarandearlo vuelvo a guardar el trasto—vale, de todos modos en gabardina voy cool—digo autoconvenciéndome.

Luego de mi pequeño show, el coronel nos lleva a un área más abierta y hace una seña para que nos den espacio e inmediatamente realiza unos movimientos que reconozco. Crea un ring y comprendo lo que quiere hacer con nosotros, el mismo lo indica una vez terminado. Yo alzo la mano indicando que iniciaré voluntariamente—y yo que creía que el torneo había sido suficiente demostración de capacidades—menciono un poco decepcionado, aunque que me subestimen no es algo que me suela desagradar…cuando se trata de enemigos, siendo una táctica para tomarlos por sorpresa, pero la cosa cambia con aliados. Avanzo al ring y subo hasta estar dentro del mismo—¿y cuáles son las reglas?, no me digas que ataras una mano como desventaja o alguna tontería de esas—el coronel responde sin miramientos que no hay reglas, todo está permitido. Obviamente matar o herir de gravedad esta fuera de cuestión, en el preludio de una guerra nadie quiere ningún personal fuera de combate antes de iniciar lo importante.

Me preparo sacando mi katana, de momento solo tengo una ventaja, él es un usuario de la tierra, yo del fuego, esto pareciera que es al revés, pero la ventaja radica en que yo lo sé y el no. Me pongo en posición de combate, tengo entrenamiento ninja, por lo cual es particularmente característico, pero sí de casualidad no conociera tal estilo, mínimo sabrá que es asiático.

Si él cree que actuaré cual novato desesperado por aprobación, he de informar que está equivocado. Todos en mayor o menor medida han tenido esa fase, y yo ya lo superé, aunque no sin consecuencias. Primero está el planear antes del actuar. Los elementalistas terranos tienen una excelente defensa, entre más experimentados, más complicados son de tratar. Lo sé de primera mano, no solo porque luche contra algunos, yo fui uno…aun debería serlo.

Volviendo al tema, la principal debilidad de los elementalistas de tierra es la desconexión con su elemento, pero en este momento es complicado cuando la arena de combate está compuesta de tal cosa. Otra es inutilizarle brazos y piernas, pero eso es algo más fácil decirlo que hacerlo. Sospecho que utilizará barreras para la defensa. En fin, no vale la pena sobrepensar, también tengo que comprobar las capacidades del coronel para idear algo mejor. Solo los novatos creen poder vencer con un ataque contundente, como si los adversarios reales fueran tan débiles, ya quisiera uno que las cosas sean así.

Con el próximo rayo, iniciaré una serie de tajadas luego de teletransportarme cerca suyo, en general no serán imposibles de esquivar o bloquear, pero tampoco serán cosa fácil, la cuestión es hacerle ver que no soy un novato, y que yo mismo también estoy analizando sus habilidades conforme los va mostrando.


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Vida Artie: 150/150

Ataque físico: 9 stat + 20 dados = 29 <<< ataque contra el coronel Griffin

El miembro 'Arturo Lizarraga' ha efectuado la acción siguiente: Lanzada de dados

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'Ataque Físico' :

Una vez listo el campo de batalla dejé mis armas y tan solo me quedé con la armadura y mi canalizador mágico, era todo cuanto necesitaba. El albino hablaba demasiado y parecía tener cierto artefacto en la mano que no sabía qué era, lo que si pude ver perfectamente fue su Katana -Espada eh... ligera- analicé antes de decirle las normas, que eran bastante simples.

Esperé a que atacara primero, hizo un movimiento de acercamiento rápido con su magia seguido de varios ataques que en su mayoría detuvo la armadura, solo me limité a encajar los golpes hasta poder acostumbrarme a sus movimientos rápidos, en el ultimo ataque giré mi cuerpo sobre si eje para levantar mi pierna y así intentar propinarle una patada al chico en el pecho que de acertar probablemente lo sacara del ring.

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Def física

20 stat (lo que tienes en la ficha de combate) +10 dado = 30 defensa
29 daño Arturo - 30 defensa= -1 (el coronel cubre el daño y por tanto detiene el ataque)

Ataque Físico:
20 stat + 25 dado= 45daño Arturo.

El miembro 'Guardia de Ouroboros' ha efectuado la acción siguiente: Lanzada de dados

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#1 'Defensa Física' :


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#2 'Ataque Físico' :

El coronel ha entrado en el ring sin armas salvo sus manos. Está planeando usar sus poderes. Si fuera una pelea entre mundanos/muggles, esto significaría que la persona sin armas salvo sus manos tiene la soberbia de la experiencia, subestimando al contrincante. Quiero hacerle ver que conmigo las cosas no son tan fáciles.

Mi movimiento inicial funciona y asesto varios ataques, pero dan en la armadura. Veo en su rostro que no le sorprende mi veloz ataque. O lo previó o su nivel de reacción es altísimo. Cual sea la respuesta, es mala noticia. Poco a poco, se hace más difícil dar un golpe certero, eso significa que se está acostumbrando. El rango no lo tiene como decoración.

De repente da un giro, obteniendo impulso para a una patada. Estoy expuesto al haber dado el ultimo tajo dado. Por eso, intento agacharme rápidamente para evadir, dándome oportunidad para dar otro tajo de forma contundente en un área expuesta. Pero instintivamente percibo que no tendré tal oportunidad de redirigir el ataque de esa manera, por lo cual mejor soltare la katana e intentaré parar la patada, de esa manera al menos podré maniobrar para desequilibrarlo y de paso minimizar el impacto de la patada. Si logro detenerlo sin yo mismo sufrir mucho daño, podré patear su pierna restante para derribarlo y preparar una bola de fuego para mi próximo ataque.

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Vida Artie: 150/150

Defensa física: 7 stat + 10 dados = 17
45 daño de Griffin – 17 def Artie= 28

Vida actual: 150 – 28= 122 ps

Ataque Físico: 9 stat + 30 dados= 39 daño hacia el Coronel <<< aunque la intención es desequilibrarlo.

El miembro 'Arturo Lizarraga' ha efectuado la acción siguiente: Lanzada de dados

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'Defensa Física' :

El albino tenía valor, se lanzaba sin miedo al ataque y su velocidad sin duda era digna de envidiar pero no era suficiente para darme un buen golpe, por el contrario el mío le dio pero no hubo reacción por parte de él que rápidamente intentó contraatacar hacia mis piernas -Buena estrategia chico pero hay que ser prudente- no me hizo falta más que un movimiento hacia la derecha para esquivar al albino y en cuanto lo tuve en una buena posición levanté un pilar de piedra para intentar golpearlo y que cayera al suelo.

-Suficiente, lanzarse a la batalla es bueno, demuestras valor pero también te puede costar una muerte rápida o una pierna y adiós a tus maniobras- con un pisotón en la tierra el ring dejó de existir al igual que el pilar de antes -te queda mucho que aprender, no vales para primera línea... estarás asignado al tercer pelotón si aún quieres ayudar-

Nuevas órdenes llegaron desde la plaza central, se llevaría a cabo el código y por ese día podríamos descansar pero no abandonar ni bajar la guardia, ya habría nuevas al tocar el alba del siguiente día.

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def: 30 dado +20 stat = 50 def cubre todo el daño
ata: 20 stat + 10 dado + 5 canalizador= 35 daño para arturo
(Razor, tienes sangrado brutal en tu siguiente post al recibir más de 25 puntos de daño)

El miembro 'Guardia de Ouroboros' ha efectuado la acción siguiente: Lanzada de dados

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#1 'Defensa Física' :


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#2 'Ataque Mágico' :

He cometido un error, no alcancé a tomar y sujetar la pierna del coronel para que mi patada hacia la otra pierna fuera ineludible. Mi oponente logra evitar mi estratégico ataque, y menciona que le fue buena jugada, pero le siguió un comentario…no inadecuado, de hecho es uno de los consejos más usualmente expresados, pero para este caso, no lo veo como un acierto. A menos que se refiera a mis desventuras y las locas ideas para sobrellevarlas, entonces sí, ahí si cuela el consejo.

Como sea, el ataque no funcionó, el coronel se aparta rápidamente y hace espacio para maniobrar con sus poderes, por sus movimientos puedo deducir el ataque, si asumimos que son equivalentes a los de mi mundo. Y resulta que sí, por lo que uso mi fuego para impulsarme hacia atrás para evitar por los pelos un pilar de piedra. intentaría seguir con el show, pero empiezo sentir un poco de sangre en la cara por culpa de la patada recibida, a pesar de haberme protegido como era debido—vaya…esta… ¿esta es tu idea de evaluación de personal?—no le recrimino cual victima queriendo atención, lo digo más en broma que otra cosa, aunque si se pasó un poquito eso de quitarse a un posible aliado en sus filas.

El evaluador responde finalizando la prueba y dando su veredicto, el cual de nuevo, estoy en desacuerdo, pues hasta la fecha he sobrevivido a mi manera. Quisiera decirlo, pero el resultado de esta prueba me rebate cualquier experiencia pasada. Estoy seguro de que no he sido imprudente en mi actuar en este combate, aunque no puedo negar que cometí un par de errores, incluyendo el enfoque de esta evaluación. Mientras él quería ver mi actitud frente al combate, yo asumí que quería ver mi capacidad. Mi ataque inicial debió interpretarlo como impaciencia cuando la realidad no fue así.

Una serie de errores me ha llevado a ser catalogado por debajo de lo que soy capaz. Generalmente este sería el objetivo si fueran mis enemigos. En fin, me tocará conformarme—usualmente objetaría, pero mi estilo predominante es el detrás de cámaras, así tendré oportunidad de hacer lo que mejor hago, pero antes deberé volver al hospital—me seco un poco la sangre de la boca—que esto no se curará solo—entonces me dirijo a mi compañero magizoologista—supongo que te quedarás, nos vemos luego—ya le tocará que le asignen su sitio según sus habilidades. Entonces me desaparezco con dirección al hospital.
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Vida Artie: 122/150
Defensa mágica: 8 stat + 30 dados = 38 def

35 daño del Griffin – 38 def= -3 (cubre o en este caso, reacciona a tiempo y se desplaza rápidamente)

El miembro 'Arturo Lizarraga' ha efectuado la acción siguiente: Lanzada de dados

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'Defensa Mágica' :

El Magizoologista aún no estaba muy de acuerdo con lo que había comentado su amigo respecto a las minas mágicas. Entendía lo difícil de la situación, pero aún consideraba que había medios mejores para encontrar una solución sin dañar a los dragones ni a ninguna otra criatura. Era descorazonador ver que aún en el futuro, los magos y brujas seguían considerando sus prioridades por encima del bienestar de los animales como si estos no formaran parte de este mundo y más aún, como si no fueran constantemente víctimas de los humanos como bien Arturo también llegó a considerar.

Pronto tuvieron que reunirse con el coronel que debía darles la instrucción. Este les había entregado dos armaduras con la opción de no usarlas. Newt hizo una leve reverencia inclinando la cabeza.

- Gracias, estoy consciente de que él cuerpo humano es muy frágil y eso mejor protegerse, pero honestamente... esto es muy pesado para mí, haría más lentos mis movimientos. Además de hacerme sentir torpe estaría quitando un implemento a alguien que pudiera darle mejor uso que yo, así que, si no les molesta, prefiero ir así. -

Esperaba que no se molestaran, pero realmente no se sentiría a gusto con ella. Y si bien él tenía un rudimentario equipo de protección de rugby que usaba cuando debía confrontar a criaturas grandes, normalmente solía ir sin nada extra, pues sabía perfectamente que en situaciones como esas la velocidad es crucial y con algo tan pesado le sería imposible lograrlo.

Después se dio el combate de práctica entre Artie y el coronel, el cual newt observó con gran interés, aunque lamentó mucho que, lo que fuese que Artie fuera a sacar de esa bella esfera, se negara a salir, aún así, la práctica de su nuevo amigo era algo que querías ver.

Aunque por desgracia para el albino, la cosa no fue tan bien como hubiera esperado. La experiencia y habilidad del coronel quedaba de manifiesto y si bien Arturo también demostraba que sus habilidades y entrenamiento no eran los de cualquier mortal, por ahora parecía, por infortunio, haber perdido la ventaja.

Y sólo le quedaba pensar á Scamander... "¿Si así le está yendo a alguien tan habilidoso para el combate como Artie, como es que me irá a mi?"

Al descender de las Montañas se sintió un poco más débil de lo que se había sentido arriba. Pronto se dio cuenta que se debía a la chaqueta de Kyllian, al cambiar de clima, le estaba provocando un sofoco importante, también generándole un mareo. Por miedo a caerse guió al grifo a aterrizar en los campos de cultivo, que ya los conocía bien. Cuando puso pie en tierra se sacó la chaqueta y se la puso encima al animal astral -Llévasela a Kyllian, la necesita más que yo- Le ordenó y pronto lo vio despegar. Es cierto que hacía algo de viento pero Mérida tenía demasiado calor así que se sacó la camiseta de cuadros que llevaba y se la anudó en la cadera, quedando con una camiseta de manga corta negra con unos jean y botas.

Se trató de acomodar el cabello pero, como siempre, no lo logró mientras iba caminando por los campos sintiendo que al menos el sofoco empezaba a irse. Empezó a oír unas voces a lo lejos y se percató de que estaba en la última parte de reconstrucción de los campos. Ya casi estaba todo pero aún quedaban detalles. Ella, social como ninguna, se acercó a las voces y encontró al Descendiente de Moisés haciendo uso de sus poderes. No sabía qué hacía pero había algo con lo que se había quedado prendada, sus llamas eran normales… Entonces ¿Por qué las de ella eran azules? Suspiró quedamente y fue acercándose a él lo justo para que no le llegara el resplandor del fuego.

-¡Hola! ¿Adael no? Creo que no nos conocemos, soy Mérida Pyro y soy pirómana. Tengo una gran duda y quiero saber si me la puedes resolver- Le dijo llevándose las manos a la cadera cuando de pronto un patronus llegó hasta ella, supo qué era y cerró los ojos sintiéndose brutalmente inútil. Respondió con un patronus en seguida.

“Me acabo de enterar que estoy embarazada y ando pocha desde hace cuatro días. Lo siento, pero no puedo ir esta vez. Me quedaré con Gen. Cuidaos, esta vez no me tienes allí abajo para protegerte, jefe”

Sintió que algo dentro de ella se desgarraba al enviar aquel patronus y, en efecto, su mirada celeste se humedeció. Se llevó una de las mangas de la camisa a cuadros que llevaba en la cadera para secarse el rostro lentamente pensando en todas las cosas que dejaba de lado por una cagada. Y no, no es que se lo replanteara, es sólo que después de tantos años siendo cuidadosa…Una vez, una vez… Había sido suficiente. Suspiró sonoramente, le partía el corazón no estar con ellos cuando la necesitaban; precisamente como sucedió con el Torneo. Pero allí sí se pudo ir... Se centró y volvió a mirar al Descendiente -Lo siento…- Murmuró y convocó una bola de fuego azul para que la mirara -Desde Francia…son azules-

Triste, así estaba desde hace tiempo, el joven se veía apagado. Al menos no había guerra en Ouroboros. Habló con sus padres para descargar parte de aquella presión que los sentimientos producían en su pecho, pero tenía la sensación de que no era con ellos con los que debía hablar, aunque agradecía su apoyo. El deseo de convocar un Cónclave rondaba en su interior, pero todavía tenía que reunir coraje, nunca era el momento adecuado, siempre habían cosas más importantes y, además, de nada serviría, ningún miembro del Concejo parecía estar dispuesto a escuchar, en cada Cónclave hablaban, hablaban y hablaban pero no escuchaban, sin ir más lejos, la reunión con los Pendragon fue un buen ejemplo.

En el mes de octubre se dedicó a ayudar con la reconstrucción de los campos y jardines codo a codo con Sofía, a mejorar su meditación guiado por Mei, a practicar artes marciales con Ling, a enseñarle conocimientos generales a Hohenheim sobre la magia elementarista para enriquecer su conocimiento sobre la alquimia, a trabajar junto con Emerald en la gemología y en la creación de nuevos elementos, a su nuevo rebaño, a su familia, a correr detrás de Azlan para que no ataque a Rubi, ni a la paloma de Markus, ni al cuervo de Cath, ni a Sarah en su forma de Pinzón Azul y también para protegerlo de Altaïr y los clanes que se instalaron en los campos y a dar clases. Cada día buscó la forma de mantenerse ocupado en algo para lidiar con la tristeza y poner buena cara, pero cuando poner una sonrisa en su rostro no era posible, lo adjudicaba al cansancio que le daba hacer tantas cosas.

Aunque desde hace unas noches, algunos de sus sueños dejaron de ser reparadores, una pesadilla era ocasional...

Arena...

Agua...

Barro...

Heno...

El sonido de un látigo azotando y un ojo cuidadosamente delineado mirándolo fijamente es lo último que el joven mago veía antes de despertar sobresaltado y sudoroso. La razón por la que despertaba con tal angustia le resultaba un misterio, pero aquel día, ese mismo mal sueño lo despertó a la madrugada. Azlan, que estaba hecho un cálido ovillo a su lado en la cama, levantó la cabeza con las orejas erguidas y con sus ojos felinos para mirarlo atentamente con las pupilas dilatadas por la escasa luz en el dormitorio. El mago acercó su mano al pequeño hocico del kneazel para que lo olfatee, luego acarició su suave pelaje carey, lo rascó y lo alzó en brazos. Desvelado y sin poder volver a conciliar el sueño, inició el día cuando todavía era de noche.

Empezó con yoga, siguió con el Tai chi matutino, luego desayunó té caliente y una porción de tarta de frutas que un primo le acerco mientras pastoreaba a las ovejas, despues dio clase de magia elemental del aire para desocupar el campo de entrenamiento de forma puntual ya que luego se encontraba reservado y, por último, se dedicó a recorrer los campos para hablar con los campesinos y con los miembros de los clanes que estaban allí instalados para oír sus comentarios, sus quejas y sus propuestas. Un reciente artefacto mágico, creación de Giordano, que ayuda a remover la tierra y a fertilizarla para prepararla para una nueva plantación, se encontraba averiado. No era como para llamar al tecnomago, solo había que soldar un detalle así que el joven maestro se puso manos a la obra.

-¡¡¡Esaú!!!-

-¡¡¡¿Qué?!!!-

-¡¡¡Tráeme una máscara para soldar!!!-

-¿¡¿¡¿¡EH?!?!?!-

-¡¡¡¡Una máscara para soldar!!!!- Entre primos se gritaban de una punta del campo hasta la otra. Cuando al fin tuvo la máscara, se puso a trabajar mientras una pareja de mediana edad, algo apartada de donde estaba Adael, mimaba con caricias y palabras cariñosas a Azlan. Concentró una gran potencia de fuego entre sus manos con la forma de una pequeña llama y unió aquello que se veía roto. Justo cuando terminó una voz lo saludó y se presento, estar a tan altas temperaturas lo hizo sudar el traje para elementaristas del aire, que parecían más bien unas mallas de spandex.

-¡Hola!¡Si, soy Adael!- Dijo mientras se sacaba la máscara para mostrarle una sonrisa amigable. De seguro lo había reconocido por el traje ya que lo llevaba puesto todo el tiempo. Le indico a la pareja que probara cómo funcionaba la máquina mientras se apartaba hasta llegar a la mujer.

-Estaré encantado de ayudar, dime qué puedo hacer por...- El tono de su voz fue perdiendo fuerza cuando vio los vidriosos ojos celestes de la bruja. Se cuestionó si había dicho o hecho algo que pudo haber herido sus sentimientos, le dieron ganas de abrazarla y disculparse por lo que sea que hubiera hecho, pero no sabía si ella lo recibiría bien, aún no tenían ese tipo de confianza, iba a preguntar si se encontraba bien, pero ella se recompuso y volvió al tema por el que parecía tener una gran duda. Alzó las cejas al ver la bola de fuego azul, volvió la mirada a ella y devuelta a las llamas.

-Ya veo, es inusual sin duda.- Dijo dirigiéndole a ella una mirada pensativa.

-¿Te ha ocurrido algo particularmente reseñable en Francia?-