Sala de interrogatorios

Durmió demasiado aquella noche. Entre unas cosas y otras, había terminado agotada del constante estado de alerta en el que había estado el día anterior. Aún se encontraba entre las mantas bien entrada la mañana cuando un guardia tocó a su puerta. Era extraño que alguien tocara, y más lo fue cuando recibió la citación. Era de Sayid y de la Guardia. Amaya, la Generala de la Guardia. Una citación bastante formal. Agradeció y se volvió a tirar sobre la cama, enrollándose como pudo, como si pudiera desaparecer del mundo debajo de aquello.

Cuando volvió a despertar decidió levantarse. Se colocó la ropa que los sirvientes Pendragon había lavado, planchado y perfumado para ella. Aquello de planchar era un nuevo concepto; no solía hacerlo y por lo general no usaba nada que se viera mal arrugado. Suspiró con pesadez en la cabeza. La molestia de Gwen rondaba en su mente y no la dejaría en el día. Salió de la habitación para hacer tiempo. Tomó el desayuno a medio día, entregó un libro que había pedido a la biblioteca y se llevó uno de dragones que encontró. Lo llevaba en el bolso que le habían entregado en regalo en la boda. Le gustaba; todas las chicas usaban bolsos, ella era de las pocas que llevaban la espada en el cinturón. El sentido de pertenencia era algo complicado de explicar. Pasó a ver a Reiv. Le contó todo lo ocurrido el día anterior con particular tristeza y con la cara hundida en el colchón junto a su mano. Se sintió mejor por todo después de decírselo y tras un buen rato con él, se despidió. Antes de dejar el hospital, había avisado que no estaría ese día en consultorio como apoyo, pues algo había surgido con la Guardia. Después de darle muchas vueltas a todo, sentía que debían haberle visto desaparecer con Gwen. No podía ser un gran secreto si ya iban siguiéndola, aunque en algún momento antes de recordar aquella acción había pensado que podía ser porque quisieran reclutarla.

Suspiró en la recepción del cuartel general de la Guardia, sentada en una de las sillas de la recepción mientras esperaba a que se dieran las 5 p.m. Ya se había identificado, llevaba puesto su gafete de visita con su nombre y estaba más inquieta con cada momento que pasaba. Para cuando dio la hora, ya había intentado leer diez veces la primera página de su libro, pero no lograba enfocarse. La cosa se podía poner peor.

Solo había pasado un día desde la boda y yo ya tenía asuntos por atender, en principio me estaba planteando dejar el interrogatorio para Zaphira y Amaya pero en cuanto vi aquel regalo por parte de los Pendragon no pude quedarme sentado en casa. Tanto el collar como la maravillosa espada de vidriagon fueron apartadas y dejadas en la habitación que tenía preparada para las armas, pedía Arleen que estuviera atenta a cualquier movimiento mientras no estaba y partí en la tarde a las dependencias de la guardia.

Di un paseo desde la zona residencial hasta la parte más céntrica de la isla dónde se encontraba el cuartel de la guardia, hice vida social de camino saludando a buenas gentes de la isla, guardias y muchos más. En el momento que entré al cuartel todos decidieron saludar con un gesto militar pero prefería un "buenas tardes", levanté mi mano para que descansaran y siguieran a lo suyo encontrando a la dragona sentada y a la espera.

-Buenas tardes señorita Bennett, creo que llego a tiempo pero parece que la he hecho esperar, es usted muy puntual- dije después de hacerle una ligera inclinación de cabeza y sonreír amablemente -Ayer no tuve el placer de verla en mi boda ¿no le llegó la invitación? es un privilegio tener a una ganadora del torneo como invitada- me aparté un poco y le hice un gesto con la mano para que me siguiera, esperé a que se levantara y la guié hasta la sala de interrogatorios -Aquí estaremos más cómodos, aún tenemos que esperar por la general Hua, pero mientras me gustaría preguntarle algo, ¿tenía una estrategia preparada para el torneo o fue simple suerte?-

No pasó mucho tiempo desde que se registró en aquel mostrador hasta que "escuchó" el saludo militar. Había sido bastante obvio porque todos dejaron a la vez lo que estaban haciendo para saludar al Descendiente. ¿Se habían puesto de acuerdo o les salía natural? Fijo que iba montado, pero no tuvo tiempo de averiguar pues el moreno se dirigió hacia ella casi directamente. Cerró el libro que no había leído y se lo guardó en el bolso antes de levantarse.- Buenas tardes. No, acabo de llegar. Supuse que no me dejarían entrar así como así a este lugar.- Murmuró, aunque todo lo que había necesitado fue hacerse la etiqueta con el nombre. Vaya lugar. Su voz era clara, baja y suave, a diferencia de él que se conducía con bastante familiaridad con todos, al parecer. Sonrió de lado justo después, agachando un poco el rostro. Si no hubiera dicho aquello de "ganadora del torneo" quizás habría tenido un poco más de chispa para pensar mal del contrario.- En realidad sí. Llegué después de la primera ceremonia, pero había muchos invitados.- Susurró, acomodándose el flequillo para tratar de relajarse un poco en presencia del contrario.

Cuando el contrario lo dispuso, caminó tras él, mirando alrededor. Tendría que estar en tensión, lo entendió de inmediato cuando vio a los guardias Pero le costaba ser dura con alguien que de buena gana parecía amistoso, le daba su espacio y fingía bien su admiración, si es que aquello todo era una charada. Cuando llegaron a la sala, se detuvo un segundo en la puerta. No era un gran cambio respecto al resto del edificio. Todo se veía igual de frío, gris y monótono. Y él se veía bastante cómodo ahí. Alguna alarma se encendió en su cabeza y la voz de Gwen le trajo recuerdos. Tenía que estar atenta. Pero una vez más, la charla fue trivial y amistosa. Titubeó un momento para pensar y se acercó al centro de la sala.- Eh... No particularmente. Reiv me dijo que sería un torneo difícil así que solo me preparé para lo peor. Y al final tuvimos una buena alianza con Kyllian y Setelah. Solo ahí tuve realmente un plan y tratar de curarme y dejar los objetos para el peor momento, cuando ya no pudiera más.

Amaya estaba terminando de firmar unos papeles respecto al expediente de Leila Alabi. Estaba empezando a pensar que, tal vez, de cara al torneo era necesaria una evaluación psicológica previa. No sabía cómo en menos de dos meses, en la isla le habían sacado el polvo a la sala de juicios. Definitivamente, el mundo estaba en un espiral de caos y aunque lo intentara había cosas que no podía controlar. Lo que sí podía era seguir órdenes. Eso era fácil.

Cuando le avisaron que la ganadora del torneo estaba allí, recibió la información con agrado pues sospechaba que quizás no aparecería. De todas formas, terminó de organizar los papeles y también dio las órdenes a los capitanes para que se encargaran de la organización de los exámenes teóricos para las nuevas incorporaciones y a Thadeus para que le diera el informe sobre las máquinas de guerra que había ordenado elaborar.

Después de eso se fue hacia la sala de interrogatorios, al entrar, se inclinó con la mano derecha en el corazón hacia Sayid y después sonrió con calidez hacia la dragona. Aunque tenían "motivos" para sospechar, a los Royden les gustaba saber antes de emitir un juicio de sentencia. Miró hacia el interior de la habitación y frunció el ceño -Buenas tardes. Un momento, por favor- Expresó y fue afuera para que trajeran café y agua, así como un tentempié básico para hacer del interrogatorio algo ameno. No era muy fan de hacer las cosas de forma fría y, aparte, tenía educación como anfitriona. Una vez organizado, ingresó y vio a una de las administrativas traer lo necesario, preguntó a cada uno qué necesitaba y sirvió. Ella por su parte no quería nada.

No iba a empezar a interrogar de lleno porque sabía que tendía a ser directa y asustar a la gente, bien fuera por su armadura, por su cara con cictariz, su pelo o el gesto neutral. Sayid era más amable y, además, estaba por debajo de él en el escalafón militar así que simplemente invitó a Juliet a sentarse y después de que lo hizo se sentó ella.

Levanté una ceja ante la respuesta de Juliet, exactamente ¿qué la hacía sentir non grata en un lugar público como las dependencias de la guardia? tal vez los Pendragon la había puesto en nuestra contra, se sentía incómoda con la autoridad... tal vez ella no lo notara pero el interrogatorio ya había empezado -por supuesto que no señorita Bennett, la guardia existe para proteger y servir a las gentes de Ouroboros, ¿por qué no iban a dejarla entrar? tampoco es que sea usted una completa extraña en la isla, es nuestra más reciente celebridad-

La invité a seguirme y saqué el asunto de la boda a relucir, me reí por lo bajo cuando dijo que habían muchos invitados -créame, la lista fue reducida a más de la mitad, solo familia y amigos, pensé que sería la ocasión idónea para darle las gracias por su ayuda durante el altercado en Londres, si usted y el señor Evans no llegan lo habría pasado un poco mal, le estoy muy agradecido- me incliné ante ella para darle las gracias y así pasar a la sala de interrogatorios.

Aún teníamos que esperar a Amaya así que hice algo de tiempo preguntando por el torneo -Reiv, es el chico de los Black, ¿verdad? otro participante del torneo, me gusta pensar que me llevo bien con su hermano, Johan... esta mañana me he llevado una gran sorpresa con su regalo de boda, es un animalillo muy simpático del tamaño de un perro mediano y parece que sonríe, mi mujer y yo lo hemos llamado Smiley!- iba a comentar algo más sobre la alianza en un torneo, porque a pesar de formarla con el feral fue el único de su grupo que no quedó entre los tres primeros Traición julieta! pero la general hizo acto de presencia, ofreció algo de café y agua además de algo para comer pero iba bien servido después de la comida que había preparado Arleen -Gracias general- todos tomamos asiento y mi actitud relajada no cambió en absoluto, empezaríamos con algo fácil para ir poco a poco -Bueno señorita Bennett, supongo que se preguntará para qué la hemos traído aquí aparte de escuchar mis anécdotas sobre mi nuevo amiguito peludo, como sabrá vivimos tiempos difíciles y lo es mucho más mantener a salvo a las personas que habitan aquí, dígame señorita Bennett ¿tiene usted un buen lugar de residencia? espero que se encuentre cómoda en la isla-

Se encogió de hombros ante la primera pregunta, sonriendo después un poco agobiada por lo de ser la celebridad de la isla. Sayid no se andaba con rodeos para los halagos.- Creí que el registro me tomaría más tiempo, pero me imagino que hasta ahora no han tenido necesidad de poner grandes protocolos de seguridad. Y... bueno, de celebridad no sé...- Si no lo habían hecho antes, ahora estaba segura de que sus mejillas estaban sonrojadas.

No pude evitar notar que quien nos relevó en la curación es ahora su esposa.- Susurró con curiosidad, aunque ella por lo general no se fijaba en esos detalles aquello sí lo había notado. Se llevó una mano al cuello, incómoda por la inclinación del contrario. No estaba acostumbrada a tantas muestras de reverencia, pero le gustaba que él mantuviera su distancia y le dejara su espacio personal. Eso la hacía relajarse un poco con él, saber que no la tocaría sin previo aviso.- Si, si, Reiv Black. Hermano de Johan.- Dijo, sonriendo después a lo del animalillo. Aquello era otro punto bueno de Sayid, hablaba por los codos y de todo, y ella solo tenía que asentir y sonreír. Era fácil. La voz de la Generala se hizo presente en la habitación y le ofreció un poco de agua, de la que bebió un sorbo justo antes de sentarse como le habían invitado hacer. Hasta ahora, como había pensado, todo se trataba del torneo y del torneo. El protocolo del café y las galletas duró poco, pero se tomó un momento para respirar y escuchar a Sayid mientras bebía. Pensó un momento en su respuesta mientras miraba a ambos. No estaba alterada pero... ¿de eso se trataba todo?

Tengo una habitación, pero poco la uso, debo admitir. Suelo invadir el espacio de Reiv.- No quiso aclarar que la habitación estaba en un piso que no era mixto, pero si la estaban interrogando por eso era porque ya lo sabían. Pero luego lo de la comodidad... Lo de la comodidad que siempre volvía y volvía. Miró la pared del fondo, bastante gris igual que todo.- Cómoda... Ha sido bueno para mi estar aquí, solo no es como que haya otra opción. La isla es lo único que queda y con SAM mejorando a ese ritmo...- Dejó sus pensamientos pesimistas en el aire, porque todos ahí sabían lo que eso significaba.

Prefería oír y no intervenir. Se sentó, con los brazos relajados y las palmas sobre el pantalón mientras Sayid hablaba. Estaba acostumbrada a tenerlo alrededor y escucharle contar anécdotas entre otras cosas, detalles que le había dicho a Arleen en el momento en el que supo que se iba a casar con él. Sus ojos caobas veían a Juliet con curiosidad más que nada y aunque quería ser más directa sobre sus preguntas sabía que estropearía todo. Amaya era buena leyendo un poco el lenguaje corporal de la gente y Juliet apartó la mirada cuando habló de comodidad. Interesante.

Reiv Black. Otro que estaba cuando murieron 11 de los soldados y V salió herido. Los dos estaban allí. Un asunto que no estaba demás recordar. Se llevó una mano a la sien distraídamente para preguntar sobre Reiv Black y dónde se encontraba en ese momento. Minutos más tarde recibió información de que se encontraba en el hospital en la UCI tras lo de Londres. Estaba claro que tal como lo perfilaba Juliet, estaban allí porque SAM había hecho poco habitable la tierra. No porque les gustara la isla. Pues mejor, todos podían irse una vez acabaran con SAM y la isla volvería a ser lo que fue.

-Es comprensible…- Indicó Amaya con una sonrisa -Mucha gente considera  Ouroboros su refugio pero no su hogar. ¿Vuestros hermanos se sienten igual?- Inquirió porque, por supuesto, había investigado a la mujer durante la mañana antes de enviar la notificación. Dos hermanos: Aiden y Daniel, también dragones. Poca información había sobre ellos pero con el apellido y la raza le había bastado.

Las palabras de Juliet me dejaban ver que estaba en guardia, al fin y al cabo nosotros la habíamos llamado pero ella hablaba de seguridad y se tomaba con humildad el hecho de ser la ganadora del torneo, tomaría nota de todo eso. Sonreí cuando habló de Arleen, aún me estaba acostumbrando a que la llamaran mi esposa e incluso yo mismo me sentía raro al decirlo -Tal vez fuera una jugarreta del destino dándonos una señal-

El gesto de la pelirroja llevándose la mano al cuello apurada me decía que de momento debía detenerme con las formalidades aunque pareció relajarse cuando pasamos a hablar de Reiv, el hermano de Johan -Creo que no tengo el placer de conocer a Reiv pero su hermano me debe una buena fiesta a ver si me lo presenta, parece un buen muchacho-

Dejamos los pasillos atrás y empecé con las preguntas a la pelirroja, su respuesta sobre la vivienda había sido más conformista que otra cosa, asentí y Amaya contestó lanzando otra pregunta y yo me uní a ella -Hacemos cuanto podemos para poder superar la crisis de la IA y todos debemos aportar nuestro grano de arena, la destrucción de los campos y algunos edificios de la zona residencial nos retrasaron un mes entero pero me alegra que tengas habitación... ¿tus hermanos también están en la isla? me gustaría hablar con ellos también, de hecho estamos interesados en todos los dragones que podamos encontrar, antes vivían y trabajaban codo con codo con nosotros pero desde hace un tiempo ya no parecen estar interesados, ¿sabes algo de ese tema?-

La respuesta de Sayid le trajo una sonrisa a los labios y confirmó su pensamiento de que aquel matrimonio había sido bastante rápido si ellos no se conocían antes de aquella curación. Él parecía conforme con aquello y ella se había visto sonriente en la boda, así que decidió pensar que todo había salido bien.

Reiv también estuvo abajo, en China Town. Solo que él corrió directo tras el androide que rescatamos. Por ahora está aún en el hospital, pero está haciendo progresos.- No sabía si estaba diciendo o no una mentira, pero ellos no le habían puesto el detector y era lo que ella quería pensar del tema. Sonrió al escuchar que Sayid lo consideraba un buen muchacho.- Lo es.

A pesar de que la Generala no había dicho gran cosa durante su estadía, escuchar su voz le pareció natural. Giró el rostro para verla, asintiendo a lo que decía. Sin embargo, cuando mencionó a sus hermanos, se detuvo en seco perpleja.- ¿Mis hermanos? - Preguntó con visible extrañeza. Se convenció en un momento de que era normal que le relacionaran con ellos pues no podían saber su sentir respecto a ese par. Antes de poder contestar, escuchó a Sayid y volvió el rostro hacia él, permitiendo que terminara de hablar. Mezclaban muchos temas en sus conversaciones y tenía que ir respondiendo por partes.- No sé nada de mis hermanos, en realidad me enteré de que existían hace relativamente poco. ¿Hicieron algo? Yo... en realidad me relaciono poco. No sabría decirle nada de los otros dragones de la isla, no les conoz... Excepto a Smaug que siempre ha sido poco amigable.- Había sentido su presencia por ahí y no le resultaba agradable, pero era lo que había.

La reacción de Juliet acerca de sus hermanos le sorprendió. ¿Por qué había actuado así? La respuesta vino poco después y tuvo que sonreír de lado -No no...- Amaya tuvo que contener la risa y se llevó el puño a la boca para tapar su sonrisa -Lo siento, es que me has recordado a mi hijo mayor cuando le pregunto por sus hermanos. Has tenido la misma reacción- Se mordió el labio y le costó sólo una respiración volver a tener compostura. De todas maneras, definitivamente se relacionaba poco porque si no tenía contacto con sus hermanos.

Curioso era, sin embargo, de que todas las relaciones que tuviera dos Pendragon preguntaran por ella. Para alguien que no se relaciona, menuda elección había hecho. No sabía cómo preguntar sin que se sintiera atacada -Bueno, todos tenemos nuestro propio temperamento- Expresó Amaya cuando habló sobre Smaug y alzó suavemente los hombros, con cierta desgana. Ella misma tenía un poco de mecha corta cuando le tocaban las narices, tenía que reconocerlo. Estaba empezando a quedarse sin paciencia para atacar directo a lo que quería PERO si la mujer era tímida y encima no se relacionaba -Pero habéis hecho amigos en la isla no? Es que os vi en la kiss cam de la boda de mi prima, antes de que os fuérais afuera...- Sonrió breve y cálidamente.

Asentí a las palabras de la pelirroja sobre Reiv, según la poca información que teníamos eran pareja -si usted lo dice, no lo dudo señorita Bennett- dije para concluir el tema del hermano de Johan.

Una vez en la sala el tema iba lento pero seguro, Amaya se estaba conteniendo mucho teniendo en cuenta su temperamento habitual, eso era bueno, mientras la dragona estuviera calmada tal vez pudiéramos sacarle información y para el final usaríamos la información que el guardia de los jardines nos facilitó, la razón por la que supuestamente la chica Pendragon había decidido aparecer. Seguimos hablando de cosas que aparentemente no tenían importancia como los hermanos de la chica que al parecer tenían poca relación con ella, a Amaya le pareció divertida la forma en la que la pelirroja se refería a ellos hablando de sus hijos y después sobre los amigos que pudiera tener Juliet en la isla.

Me levanté un momento de la silla y pedí a la misma administrativa de antes que me trajera el informe del caso sobre los once guardias que cayeron el día que los Pendragon decidieron hacer su entrada triunfal, aunque no con esas palabras, le pedí el informe número 1002B, le di las gracias a la amable mujer y me senté nuevamente en la mesa -oh, si, la Kiss cam, te tocó con el señor Evans, muy divertido- el feral había sido quien nos informó sobre la posible hipnosis de la chica y si ella lo confirmaba lo tendríamos en cuenta para mantenerla vigilada.

La mujer de antes volvió con el informe que le había pedido, una carpeta con once más dentro de esta pero de momento no la iba a sacar, la mantuve bajo mis manos y fijé mi mirada en Juliet -Verá señorita Bennett, ahora que los Pendragon están en la isla tenemos ciertas dudas sobre el cuidado que teníamos con los dragones, cuando llegaron sufrimos ataques a los edificios, eso no había pasado antes con ninguno de los dragones,pero ellos amablemente nos informaron que era normal para los dragones destrozar un edificio o dos ¿está usted de acuerdo?-

Zanjaron el tema de Reiv con buen término y una sonrisa de parte de ella. Su alegría sería completa si él ya estuviera bien, o al menos despierto, que verlo inconsciente era casi peor que saberlo en peligro.

Sin embargo, el tema de sus hermanos tomó un giro muy diferente. Cuando la Generala comenzó a sonreír ella lo hizo también, entendiendo cuando habló de sus hijos, aunque seguramente ellos serían más cercanos que ella con los suyos. Asintió cuando habló del temperamento, pues en esencia a eso se resumía la realidad de los vivos. De pronto, el tema de la kiss cam surgió, a lo que dio una sonrisa abrumada recordando aquello. Lo de Kyllian había sido lo más llevadero de la velada y Sayid por fin recordó su presencia en el evento.- Kyllian es muy amigo de Reiv y ha estado cerca. Es... bueno.- Susurró, pensando en qué otro adjetivo ponerle, pero ese estaba bien. Regresó la vista a Sayid después de bajarla un segundo a las carpetas y empezando a escucharle con atención. El tema de los Pendragon le sorprendió, pues sentía que había salido de la nada, pero si a aquello iban no tenía mucho sentido darle tantas vueltas como habían hecho. Recordó las palabras de Gwen con tristeza, pensando que seguramente le tendrían desconfianza, tal como ella había dicho. Escuchó con atención, pero la pregunta final se le hizo más y más confusa cada vez. Se detuvo un momento a analizarla,- Sa...yid. Me temo que para eso no tengo respuesta. Imagino que habrá que hacer adecuaciones para que los dra... No, es que no lo sé, yo nunca he convivido con dragones, no soy quien para dar consejos en esto, siento mucho si no soy tan útil como debería. No sabía de la magia y su existencia hasta... mis diez u once años. No sabía que yo era uno, pero cuando me enteré fue un desastre, acepto que congelé bastantes cosas por no saber manejarme...

Notó una posible relajación en la dragona cuando habló de sus hijos pero ahí quedó, no dijo nada más y luego lo de la kiss cam pareció aligerar el ambiente. Cuando Sayid se levantó, Amaya llevó la mano a su sien y pidió que le informaran qué tipo de documentación estaba pidiendo Sayid. Le pareció curioso que pidiera ese expediente porque eran pruebas irrefutables del comportamiento de los indeseados pero no dijo nada. ¿Para qué? Iba a terminar soltando una pregunta directa y la dragona se iba a espantar como una florecilla.

Florecilla. Si, le recordaba a una florecilla.

¿Útil? Entrecerró los ojos. ¿Cómo que útil? -La pregunta es fácil. Estando en Ouroboros alguna vez quisite romper un edifico ¿Sí o no?- Inquirió y sonrió de lado. Una pregunta cerrada era más fácil de responder que una pregunta abierta. Lo que sí le parecía raro era la historia de que cómo se había enterado de que era dragona. ¿Cómo no iba a saberlo? Parecía una muchacha perdida en un mar de incertidumbres. Un excelente peón si se lo preguntaban a la morena -¿Qué edad tienes Juliet? ¿Alguna vez has recibido entrenamiento para tus poderes?- Empezaba a sospechar que ni siquiera había conocido a Snagov.

Me senté a escuchar las palabras de la dragona informes en mano. El señor Evans en efecto era cercano a la chica asíq ue ya hablaríamos con él, le pasé una nota a Amaya con el nombre completo del chico que recordaba del torneo "Kyllian Evans, Feral". Amaya reformuló la pregunta que yo le había hecho a Juliet porque tenía una peculiar forma de dar rodeos a lo que le preguntaba, esperé a escuchar su respuesta y después seguí haciendo preguntas.

-Parece que tienes una buena relación con nuestros invitados, según la persona encargada de los regalos en la fiesta fuiste tu la que trajo su presente a mi boda, gracias por eso, esta mañana mi mujer y yo hemos escrito las cartas de agradecimiento a todos, aunque aún nos quedan unos cuantos- esperé a ver su reacción y entonces saqué la carpeta entre mis manos, la abrí y empecé a echar un vistazo a los expedientes de los soldados muertos.

-Siguiendo con el asunto de la destrucción de la propiedad, hace unos meses un dragón destrozó los jardines de mi amiga Sofía, descendiente de discórides, según los informes tu estabas allí con Reiv, quiero que me cuentes lo que sucedió ese día, todo lo que recuerdes, por favor- mientras la esperaba fui dejando fotos sobre la mesa, once fotos de hombres que seguramente para ella desconocía, sonrientes para su foto de identificación de la guardia.

Quizás sus respuestas no estaban gustando, pero la verdad era que estaba respondiendo a su mejor entendimiento y, además, eran bastante... vagas.- No, no me han dado ganas de romper un edificio.- Respondió, llevándose con cuidado con ella, que era la que parecía más militar de los dos, dedicándole una mirada un tanto preocupada, hasta que suavizó su tono.- Tengo veinti...- Tuvo que pensar un segundo, la edad no era algo que le importara.- Cuatro. Y no, lo que sé lo he aprendido sola.- No sabía si por intentar responder directa y con claridad la tacharían de cortante, pero era lo que había.

Volvió entonces el rostro a Sayid cuando inició hablando. En realidad no parecían nada coordinados con sus preguntas, pero Sayid seguía siendo menos agresivo. Le habría sonreído cuando mencionó los regalos, quedarse con créditos ajenos la ponía nerviosa, pero de tanto en tanto veía a la Generala y le quitaban las ganas de dar las respuestas alargadas que hubiera deseado; ahora estaba un poco corta por su culpa.- Espero le sean de utilidad.

Cada vez que preguntaban algo creía pensar que por eso estaba ahí, por lo que el tema de los jardines no fue excepción, con lo que hizo memoria soltando un suspiro y entrelazando las manos sobre el regazo mientras pensaba.- No recuerdo qué hacíamos en los jardines, fuimos Reiv y yo, creo que a ver si era verdad lo que se rumoraba del campamento de soldados y a buscar a Svart, un dragón pequeño amigo nuestro. Oh... y... quizás no sea nada, pero desde el último día del torneo sentía inquietudes en el aire. Como... como si los dragones estuvieran reaccionando a algo. No sabía que había tantos en la isla hasta que les sentí. Estábamos... caminando, era un día normal, quería respirar aire después de estar en el hospital tras el torneo. Un dragón voló encima nuestro y luego estaba frente a nosotros. Creo que era Alud, el dragón de Gwen. Ellas y otro dragón llegaron... Goth, me parece.- Comenzó a ver con extrañeza las fotografías que ponía Sayid frente a ella, distrayéndola un poco. Se irguió en la silla para tratar de concentrarse de nuevo.- Él quemó el jardín, creo que pensó que Reiv insultaba a Gwen de alguna manera.- Se evitó agregar que Reiv era un borde de lo peor.- Justo en eso apareció la guardia, un guardia. Reiv fue quien habló con ellos yo solo... no sé, es extraño que alguien entienda la lengua. Mas guardias llegaron, ordenaron cosas, querían que nos fueramos también, pero creo que Reiv dijo algo que no les gustó. Cayeron al piso, uno se fue y después se fue ella. Todos nos fuimos después de eso.

-Entiendo- Asintió con suavidad  cuando dijo lo de los edificios. Oh, qué curioso. Dragones que no tenían ganas de romper edificios durante todo el tiempo en la isla. Y justo llegan unos Pendragon y los dragones rompen casas y ponen en peligro a los familiares de los Descendientes. Amaya quiso poner los ojos en blanco por su pensamiento pero se contuvo. No había confianza en alguien que llegaba quemando espacios verdes sólo porque sí y después pedían parlamento -Eres bastante joven- "E influenciable". Sonrió de lado -¿Has pensado en ser aprendiz de alguno de los Descendientes? Sé que Snagov ya no está pero creo que la Descendiente de Darwin podría ayudarte- Indicó pensando que para no saber nada bastante bien se le había dado repartir hostias en el torneo.

Al ver las 11 caras Amaya se acomodó en el asiento incómoda. En cosa menos de una semana había sido ascendida y había perdido a 11 hombres. Se quedó mirando las fotos, que se movían, hablando de futuras promesas y una vida profesional "segura" y comprometida con la isla. Quería a su isla, quería a Ouroboros de vuelta. Debían prepararse para acabar con SAM. Hablaría luego con el Descendiente de Saladino para organizar un combate -No cayeron al piso, se murieron- Corrigió bastante secamente -Y el teniente Royden que se retiró también se vio afectado por la magia. ¿Los soldados atacaron en algún momento a las personas que se encontraban allí? - Preguntó, sólo por curiosidad, aunque ya había dicho que habían sólo ordenado cosas porque querían que se fueran que fue exactamente las órdenes que dio Amaya.

Bien, la chica no parecía tener impulsos destructivos al igual que el resto de dragones de la isla que jamás habían destrozado nada, por lo tanto llevaría al consejo el veredicto además de apuntarlo en el informe, el ataque fue premeditado, algo que ya sabíamos pero con pruebas habría menos pegas en caso de exponer el caso de nuevo a los Pendragon y la excusa de que era cosa de dragones ya no les servía de nada. La edad de la chica me sorprendió, parecía mucho mayor para tener solo 24 años, eso en edad de dragones era muy poco, otro factor a tener en cuenta.

-Si, muchas gracias señorita Bennett- dije aún con mi sonrisa que parecía amable pero ya era la de protocolo, puse las fotografías sobre la mesa y entonces ella narró los hechos como los había vivido, diciendo que los guardias simplemente cayeron pero tal y como Amaya había dicho, estaban muertos -Mire estos rostros señorita Bennett, estos son los once soldados que murieron ese día y usted estaba con ellos, tenemos informes, sabemos lo que dijeron los guardias porque de todos ellos uno consiguió escapar y salvar la vida, usaron magia de sangre con ellos y según su amiga la señorita Gwen Pendragon ella solo los desmayó, si usted no fue y el otro dragón tampoco solo nos queda un sospechoso, Reiv Black, ex participante del torneo y ex alumno de Snagov Tepes quien le enseñaba magia de sangre-

Hice una pausa para que lo procesara, para que se quejara o hiciera lo que tuviera que hacer y entonces suspiré -Eso no es fácil, ¿cree que me gustaría decirle a Johan que su hermano es sospechoso de asesinato? no... pero nadie ha confesado, su amiga negó frente al consejo haber matado esos guardias pero sus familias lloran sus muertes y quieren que el culpable pague por sus crímenes ¿qué querría usted si alguien matara a un ser querido suyo? - estiré la mano y empecé a acercar fotografías de los fallecidos -este era Will, su esposa acaba de tener al que sería su primer hijo... ahora es viuda y debe cuidarlo sola, el niño crecerá sin un padre... James, se jubilaba en dos meses para poder ver crecer a sus nietos y como ellos muchas más historias Juliet, tal vez no te acuerdes, pero lo que pidieron los guardias fue que os retirarais, había toque de queda... eso no merecía que murieran como lo hicieron- me levanté de la silla y la dejé pensar nuevamente, haciendo una pausa, mirando la sala y esperando que todo estuviera grabado -queremos saber lo que sucedió realmente y queremos que nos ayudes Juliet, la isla es el hogar de todos y podría ser el tuyo también pero te necesitamos-

Asintió con la Generala a lo de ser bastante joven. Ya se lo habían dicho antes, sobre todo si tomaban en cuenta la longevidad de su raza. Sin embargo, a su siguiente sugerencia negó rápidamente.- No. No conozco a la Descendiente.- Susurró, tratando de ahorrarse el resto de las explicaciones sobre cómo le daba mucho corte el pedir aquella clase de favores y que seguramente ser aprendiz conllevaba obligaciones o ataduras que no tenía ganas de echarse encima.

Cuando la Generala interrumpió su narración, corrigió.- Se murieron. Estaban de espaldas a mi, hay ciertas cosas que no recuerdo.- Al fin y al cabo ese había sido el resultado.- Ella no es mi amiga.- Corrigió a Sayid con un semblante torturado mientras seguía escuchando la explicación del moreno. Muy en el fondo, quisiera que aquello fuera realidad, le habría gustado ser su amiga, quizás algo más cercano, pero con la desafortunada despedida el día anterior sentía que había arruinado sus posibilidades y aquello le carcomía. Aunque trataba de recordar, la verdad era que todo tenía un semblante borroso en su mente. No cabía duda que su atención había estado completamente en otra cosa durante todo el rato, y era en aquel sentimiento de euforia que le hizo pasar tantas cosas por alto. Estaba por responder a Amaya y su pregunta sobre el ataque, pero su mirada había dejado de ser amable en el instante en el que Sayid metió a Reiv al interrogatorio. Algo pesado cayó sobre su pecho y su mirada fue de genuina indignación. Reiv no era ningún santo, sus manos también estaban manchadas de sangre, pero no era una sangre que le debiera pesar. Su respiración se hizo lenta y dolorosa. Su cuerpo respondía como si el peor de sus enemigos estuviera frente a ella.

Dejó que el contrario hablara y hablara y hablara mientras la sensación en su interior iba creciendo, ganando fuerza y odio. Y solo cuando terminó, después de que este se levantara de la silla y quedara la habitación en silencio por instantes infinitos e incómodos, llegó el turno de ella.- Mi hogar...- Murmuró, mirando las fotografías. Por su rostro tan taciturno no se podía adivinar lo poco que le importaba la vida de gente que nunca había conocido. Su mirada repasó cada una, para luego subir a la Generala y pasar la vista a Sayid.- Tu no estarías aqui de no ser por Reiv. Él fue el primero en reaccionar cuando pidieron refuerzos. Él nos llevó a mi y a Kyllian y de no ser por eso, tu herida habría seguido abierta y quien sabe si en medio de la batalla habrían alcanzado a cerrarla. Antes de él, yo nunca habría pensado en acercarme a ayudarte.- Se levantó suavemente de la silla,con lentitud exagerada, colocando las manos en la mesa sobre las fotografías, para tranquilidad de los dos que le interrogaban.- Y sin embargo es él ahora está en coma en una cama de hospital cuando ya todos se han levantado. Y por si fuera poco, alguien trató de asesinarlo. En terapia intensiva. En frente del personal. Del hospital de una isla mágica que flota. ¿Dónde está esa carpeta de investigación o solo investigan a sus muertos? - Su voz era firme, no gritaba, pero exigía con fuerza. Se tomó un momento para bajar la mirada y ver los rostros de los guardias, tomando entre las manos el que habían presentado como James y mirándole por unos segundos.- ¿Retirarse? Qué privilegio debe de ser eso. Cumplir un tiempo de servicio en un lugar alejado de todo y después reclamar tu derecho a descansar en medio de una guerra donde lo que se necesitan son manos, dándote un par de palmaditas en la espalda por haber recorrido la isla tres veces al día por cincuenta años. O menos. ¿Dónde estaba la Guardia cuando bajamos? ¿Dónde estaba, Generala, cuando S.A.M. hirió a SUS Descendientes y a la que ahora es la esposa de Sayid? - Dejó la fotografía en la mesa. Estaba tensa, así que sin querer la había arrugado un poco. Se dio cuenta del detalle pero tampoco le tomó importancia. Con ellos no tenía la necesidad de ocultar el monstruo que se escondía entre sus costillas. Ya lo habían visto todo en el torneo. Y si no se habían enterado, seguro lo harían.- Mi hogar... Yo tenía un hogar. Un hogar del que me sacaron a los diez años para venderme al mejor postor. Seguro que las hijas de James siempre tuvieron una vida sencilla.

Y yo... ya tengo en las manos y en la conciencia la sangre de gente a la que sí maté. Niñas de mi edad, sobre todo, pero también hombres que pesaban cuatro veces lo que yo. ¿Por qué voy a preocuparme de la gente a la que no maté? Justicia quieren. Justicia. ¿Dónde estaban cuando yo los necesité? De seguro pegando carteles con mi nombre en toda la ciudad. Se horrorizarían de lo que nos hacen abajo. Si tan solo tuvieran una idea, sabrían que esto...- Tomó un par de carpetas con la mano y las alzó suavemente para hacer énfasis en su frase.- Es un mínimo daño. Este lugar nunca será mi hogar si su enfoque de justicia es juzgar al único ser que me ha amado con sinceridad, con todos mis demonios.

Amaya decidió que iba a callarse la boca. Es más se mordió la lengua con bastante fuerza para no reaccionar porque uno no llega a General siendo irrespetuoso y dejandose llevar tanto por sus instintos. La mujer había templado su carácter a lo largo de los años aprendiendo cuándo guardar silencio y cuando no, analizar sus respuestas y también a la persona que tenía en frente. Cuando Sayid mencionó lo de Reiv, Amaya le dedicó una mirada curiosa. Incluso frunció el ceño. En ninguna de las circunstancias había pensado en él sino en los Pendragon. Pero ante la reacción de Juliet entendió que, tal vez, lo que buscaba Sayid era que perdiera los estribos…Y lo había logrado. Amaya se llevó la mano a la sien y preguntó sobre el avance en el ataque al hombre.

“¿Y qué están esperando exactamente? Citar a la mujer. Citar al Tobías. Citar a todo el mundo e iniciar los interrogatorios”

Vio a Juliet levantarse lentamente, no parecía que fuera a quemarlos vivos porque su tono de voz no iba incrementándose pero sus palabras estaban llenas de ira -Primero que nada, quiero que sepas que el caso del Sr. Black si se está investigando y precisamente ahora mismo están enviando las notas de convocatoria para interrogatorio. De la lista que usted ofreció se pudo comprobar que la Srta. Adele estuvo en el hospital el mismo día que el Sr. Black fue atacado. También te invito a que analices que la muerte de estos 11 guardias pasó mucho antes de lo de Reiv- No añadió nada más en ese sentido porque no tenía porqué rendirle explicaciones de cómo estaba trabajando. Esta vez se incorporó y sacó la foto de James de la mano de Juliet con lentitud -Y quiero que sepa que me parece una ofensa importante a la vida de James que menosprecies su trabajo cuando murió intentando protegerle porque os dio la gana de saltarse el toque de queda. Estaba allí para asegurar vuestras vidas ante la amenaza de una mujer cuyos familiares estaban destrozando casas de Descendientes y cuyo ejército estaba en los Campos de cultivo que te dan de comer, y que asesinaron al General de la Guardia anterior. Si no hubieses salido del toque de queda, James estaría ahora jubilado. Sí. No os llenéis la boca pretendiendo saber a qué se dedica de la Guardia de Ouroboros cuando no conocéis a prácticamente nadie de la isla, ni su funcionamiento, ni sus trabajos. Él no os conocía personalmente y, sin embargo, murió prestándoos un servicio- Recogió las fotos y las metió en la carpeta. ¿Dónde creía que había obtenido la cicatriz del rostro? ¿Cayéndose al tropezarse con un banco de los Jardines de Dioscórides? En ese momento el secreto del Consejo de los 20 ponía en jaque todas las misiones que durante años la Guardia había hecho junto a los Descendientes cuando iban en sus viajes a través del mundo  y Amaya tenía que morderse la lengua porque dijera lo que dijera a esa muchacha no le interesaría.

-Lamento la situación en la que se encuentra el Sr. Black y agradezco vuestro servicio y su valentía, que os haga un poco más empática y os invite ayudar. La guardia no bajó porque no fue convocada, entiendo que no entendáis lo que es vivir bajo un regio orden, soy consciente de que no os gustan las reglas y por eso os saltasteis el toque de queda, Srta. Bennet, pero no podía ir a un lugar al que no sabía que me necesitaban. Trabajaré sobre ello y créame cuando digo que personalmente iré a Francia a colaborar con la misión. En cuanto a …- Cogió la carpeta de su mano y se la retiró con  movimiento firme -Si este lugar no se ha convertido en su hogar hasta ahora brindándole protección, comida, techo, sanidad e incluso amigos; nunca lo hará porque no se trata de Ouroboros, su sentido de justicia, ni nada que tenga que ver con el Consejo de los 20; si no de su propia incapacidad de adaptarse a un nuevo sitio porque su personalidad y su vida se ha visto sesgada por lo que le ocurrió... Eso es pasado y aunque todos tenemos nuestros demonios – Se tocó la cicatriz – Tenemos que aprender a convivir con ellos y seguir adelante, tratando de adaptarnos a la nueva actualidad que la guerra nos ha dejado- Miró a Sayid, con el ceño fruncido, no quería seguir en ese sitio pero hasta que Sayid no diera por finalizado el interrogatorio no podía hacer nada así que se sentó inspirando profundamente – Vuestro hogar nunca será Ouroboros porque vuestro hogar es el Sr. Black, no un sitio físico-  Y vaya que ella misma lo sabía. Alzó la mirada de la carpeta hacia Juliet con un  gesto neutral