Piso 7 | Pareja Evans-Pyro

-Sí. No. No es buena idea- Señaló tras lo que le decía Lyran. No había prestado demasiada atención a los mensajes, sólo sabía que era una situación de peligro y que debía ayudar. Si hubiese estado atenta al resto de los Descendientes, habría escuchado a Lucio. Asintió cuando preguntó sobre el colibrí, deseando uno de esos sólo para...Tenerlo -Claro- Tenía un largo camino que recorrer y ese tiempo iba a estar encerrada cara a cara con Lyran Knox, un señor que hablaba y hacía preguntas...Y que le gustaba que se las respondieran.

-Ehem… Ya. Sí. Igual cuando me case deberé hacerlo, es una responsabilidad inherente de cualquier Descendiente mantener el legado. Aparte, así protegeré a mis hermanos de toda la mierda- Indicó mordiéndose el labio inferior. Siempre buscando la manera de evitar seguir con el tema. No iba a hablar de nada con la señora Anteia, le avergonzaba siquiera mencionar que tenía...Que había gente que… Le ...Y su cuerpo entonces… Sus pensamientos provocaron que se sonrojara de nuevo.

-Claro. Sí, salir de la Isla- Respondió, no obstante, el señor Lyran tenía otra cosa en mente. Cuando empezó a hablarle la muchacha se mordió la parte interior de la mejilla y su gesto era preocupado, ligeramente pensativo. La última vez que le había dado confianza a alguien mayor, la había traicionado de la peor manera. Pero veía en Lyran a alguien que intentaba retribuirle con algo y cerró los ojos un momento.

Antes de que el Knox se diera cuenta el piso se cubrió de una espesa neblina y la cocina desapareció. Una sala de obsidiana, oscura y negra, los reunía a ambos en el centro -No me gusta hablar- Masculló Catherine con la vista hacia el frente. Delante de ella habían millones de imágenes, a una distancia de cuatro o cinco metros de ellos. De derecha a izquierda estaban Maxwell y Dream; al lado Ian. Después de Ian, estaba Matvey y la imagen se repetía sin parar cuando confesaba que había matado a Stavron. Un poco más allá, lo que Catherine quería como reunión para todas las razas y así proclamar la paz, al lado de este conectado con una línea azul estaban los planos de lo que quería convertir la isla. El Castillo Le Fay les seguía, con el cubo del laberinto dando vueltas sobre sí mismo, al lado de este se encontraban sus hermanos juntos pero...Alejados, distantes. Más allá estaban Adael, Ling y Mei; sus amigos y que ahora eran...Alguna otra cosa. Por último, estaba ella misma frente a los titanes de hierro pero un movimiento de su mano hizo que esa imagen desapareciera inmediatamente. Y muy por encima de ellos, estaban los mellizos de Anteia y Lyran -Pero puedo mostrarle- Le dijo, invitándolo con un gesto a que se adentrara en la imagen que deseara.

-No suenas muy convencida de ir a preguntarle.... - la miré con el tipico gesto de "se que me estas mintiendo y no necesito ser telépata para ello" mientras me pasaba una mano por la descuidada barba. Aquello de que tener descendencia fuera su responsabilidad me sono asi como muy heavy. Es decir, es genial tener hijos si es lo que deseas, pero si no.... -¿Y a ti te apetece? - hice un gesto como pidiendole que olvidase mi pregunta, quiza habia sido demasiado personal. - Olvidalo. Pero de verdad, habla con Anteia. Yo tambien deberia hablar con Azahar sobre esas cosas.....

Lance un suspiro, aun esperando la respuesta del colibrí, que aun se haria esperar un rato. Sonrei de modo leve mirando a la chica cuando dijo que no le gustaba hablar, era una sonrisa comprensiva.
-Ya me habia dado cuenta de ello

Pero pronto descrucé mis brazos y abandoné mi comoda postura cuando ella hizo que nuestro entorno cambiase. Dejé la comodidad del apoyo de la encimera y caminé un par de pasos mirando las escenas que habian a nuestro alrededor. No me habia sobresaltado, pero habia despertado en mi una repentina curiosidad que hizo entornar mis ojos.

-....Esto es tu cabeza? Como un pensadero?- me estaba dando una oportunidad para comprenderla mejor?

Ella esfumó la escena de los Centinelas, no llegué a entender por qué querer ocultar aquello. Sonrei brevemente al ver a nuestros recien nacidos mellizos, pensando que ya formaban tambien parte de las memorias de ella.
-Asi que me dejas elegir. Vaya, me siento retado por primera vez en mucho tiempo. Interesante.... Un momento.... - yo mismo me concentré en rebajar la fuerza de mis barreras oclumánticas, por si aquellas pudieran causar algun tipo de interferencia. Fue algo sencillo -Primero, esas, en las que sale él. -me referia a Maxwell. -Luego...las que le siguen. Ian y el otro Descendiente. -supuse que estaba mostrando las cosas de las que realmente necesitaba hablar, aquellas que le quitaban el sueño

Cuando soltó aquello sobre lo de ir a preguntarle, a Catherine le voló una sonrisa a los labios. Aprendía rápido el profesor, pensó mientras escuchaba su cuestionamiento, que hizo que alzara los hombros con suavidad -Cuando eres un Descendiente no tiene que apetecertesimplemente tienes que hacerlo. Es tu obligación para con el mundo, tu linaje y el Consejo- Indicó casi como un relato cantado, como si le hubiesen metido alguna especie de chip y ella simplemente repitiera como pajarito lo que le habían enseñado. Cuando habló sobre Azahar hizo una leve mueca. Ella también debería hablar con Azahar, era su amiga y le decía las cosas de frente. Como Ian.

Dejó que Lyran se reincorporara y negó con la cabeza cuando preguntó si era un pensadero -No. Así es como yo decido mostrarle mi mente. A Ian le hice una película. Ahora tengo tantas cosas que prefiero dividirlas, es posible que empiecen a aparecer nuevas imágenes a medida que me acuerdo de más cosas- Explicó con tranquilidad, el mundo de las ilusiones se le hacía un poco más fácil. Notó en cuando Lyran dejó de establecer barreras, no porque intentase penetrarlas sino porque era como … estática, que dejó de estar y lo podía ubicar en su mapa mental.

No entendió aquello de que se sintiera retado. Tal vez fuese buena idea meterlo en un laberinto, como a Azahar, a ver qué le parecía. Cuando eligió a Max, Catherine bajó la vista al tiempo que cerraba los dedos sintiendo el anillo en su mano -Es mi prometido, Maxwell Blake- Explicó, sintiendo la lengua pesada y espesa al tiempo que la imagen de Max se ampliaba más. Lo primero que le mostró fue la presentación que hizo en el Consejo, para que tuviera una idea de quién era Max. Tras ello la propuesta de matrimonio, pero esa ilusión fue distorsionada. Simplemente ellos dos, vestidos en la habitación, canalizando energía hasta que ella misma abría los ojos y respondía que sí. Èl la besaba y ya en su rostro se notaba algo de confusión. La imagen se fundió a negro y tras ello estaba Catherine quitando una manta negra de un cuadro.

Flashback

-Oh, eres tú. ¿Qué quieres?- Una mujer de porte aristocrático con una cabellera rubia de gran envidia, se sentaba en un sofá de terciopelo violeta. Tenía un báculo y estaba cargada de joyas. La acompañaba una serpiente. En sus ojos, dos frías esmeraldas, no había ápice de gusto por Catherine -Has traído a la plebe a mi castillo, Catherine. No tienes ningún derecho. Estoy harta de las tonterías que puedes llegar a ser ¿Cuándo comenzarás a comportarte como una Le Fay?-

La muchacha estaba mirando quedamente la pintura en silencio, hasta que la mujer finalmente alzó una ceja en espera de respuestas -Hola, mamá- Saludó -He venido porque nece…- La mujer soltó un “tsk” claro y rotundo -Sí, lo sé. He visto a mi querido Maxwell, no sé qué vas  a hacer con tanto poder. Con suerte haces combustión instantánea y Rhaegar toma tu puesto en el Consejo- Catherine se removió incómoda y tensó la mandíbula, no dejaría que Rhaegar entrara al Consejo -Maxwell me propuso matrimonio- Aquello pareció llamar la atención de la mujer de tal manera que la dejó muda. Incluso la serpiente respondió volteando su cabeza hacia ella aunque antes había parecido dormida -Le he dicho que sí...Pero no lo sé. Es que…- La rubia se incorporó e hizo que su báculo golpeara el piso para llamar su atención -Por fin haces algo bien. Estaba destinado para tu hermana, pero tú podrás servir de algo. Maxwell es un deleite en magia y físicamente, querida. ¿Su sangre? Oh…- Murmuró casi con éxtasis. Por supuesto, aparte de elitista era experta en magia de sangre -Oh, es tan pura. Tan llena de magia. Tienes que sentirlo ¿No es así? Cuando lo tocas. Tú que eres tan débil, debes sentir el cosquilleo de la magia fluyendo por él- Y sonrió, la mujer sonrió con tanta alegría que Cath sonrió por inercia. Era la segunda vez en la vida que veía a su madre sonreír así. Y la única vez que era por su causa -Entonces crees que… ¿He hecho bien?- Preguntó y su madre la miró con orgullo -Evidentemente. Algún día te tendrías que parecer a mí. Algún día mi nombre tenía que hacer efecto en ti- Catherine bajó la mirada, confundida por ese comentario, pero asintió -Adiós, mamá- Dijo alejándose mientras Elise Le Fay volvía  a sentarse en el sofá con una sonrisa triunfante en el rostro -Soy Elise, Catherine-

Fin del Flashback

El tiempo volvió atrás, al momento en el que Catherine le contaba a Azahar que había alguien que se le presentaba en los sueños y neutralizaba sus pesadillas dejándola dormir. Un minuto después todo el proceso del laberinto de la mano de Maxwell, todas sus palabras y la forma en la que cuidaba de ella pero difuminando todo respecto al laberinto para que nadie obtuviera esa información.

Catherine suspiró levemente -Está bien. Es sólo… - No encontraba las palabras y entonces recordó que se lo había explicado a Ian. Se sintió un poco incómoda de compartir aquello. Era diferente compartir aquello relacionado con Max, pero con Ian… Pero Catherine no le dio respiro a Lyran.

Pasó entonces a Ian con un golpe del pie. Y ahí, en la noche que había vuelto del rescate, la forma en la que lo había abrazado, o el tiempo que habían pasado hablando y cómo había reaccionado a lo de Max. La ilusión que había tenido con ir todos de misión y que ella misma había compartido. Tras ello, los intentos de controlar su licantropía. El orgullo  de haberlo controlado una noche entera y pasarla junto a él sólo mirando las estrellas. O cuando la había hecho reír… Dioses, parecía tan lejos. Por primera vez en mucho tiempo, Catherine se había carcajeado en una playa. Cómo se había compenetrado con la creación del proyecto de la Isla. La pelea de cuando se fue de la Isla a por los clanes. Había tantas cosas que se sucedían de manera tan rápida como Cath las recordaba. Y por último, la discusión en el Castillo Le Fay donde la había ayudado a fluir sin darse cuenta siquiera -Ian es mi cable a tierra- Y no se refería solamente a que le contara las cosas de lo que pasaba fuera de la Isla, o lograra ponerla en orden con gritarle cuatro cosas porque tenía los cojones de hacerlo. Era una cosa mágica también. Él la ayudaba a fluir...De todas las maneras diferentes a las de Max. Catherine notó que se había puesto demasiado íntima y bajó un poco la vista con pesar -Se odian- Dijo tratando de que la cuestión no se pusiera demasiado cerca de su corazón -Y no sé si podré arreglarlo. No quiero decidir, no puedo sacrificar mi amistad con Ian pero por el futuro tampoco puedo negarme a Max- Alzó la vista hacia Lyran con el ceño fruncido y un claro gesto de confusión -Y esto es lo menos importante- Le confesó.

Lo de Matvey. Eso no la había partido en dos. No, eso la había partido en tantos pedazos que nunca volverían a ser uno.

-Me temo que no es así, Catherine. Pero sobre eso, podemos hablar otro dia. -le respondí con tono amable, pero serio. Permitiendo dibujar una sonrisa en mis labios aunque mi ceño fruncido desmentia la ligereza de aquella sonrisa.

"por mucho que sea tu obligacion nadie puede obligarte a tener descendecia"

Me dijo que aquel hombre desconcertante se trataba de su prometido, un tal Blake. Entorné la mirada contemplando la escena aquella de la peticion. Por la presentacion que me mostró supe que habia sido discipulo de su padre. Lancé un breve suspiro cuando la imagen se fundio a negro.

-Le quieres?

Era una pregunta sencilla que si sabia bien no tardaria demasiado en responder. Miré aquel cuadro, avanzando un poco hacia él para quedar en mejor posicion para contemplar bien aquel recuerdo que me estaban mostrando. La mujer de la pintura sin duda tenia un rostro gelido e inflexible....muy Malfoy. Aunque claro, se trataba de una Le Fay. Su madre.

-Plebe? -rei brevemente indignado por aquellas aticuadas terminologias. Con brujas y magos asi entendia perfectamente que a los magos se nos tratase de ...de eso, de anticuados.

Contemplé el dialogo del cuadro de la difunta madre con la joven. En ese momento Catherine me pareció la niña que era, y la vi como tal. Ademas una que intentaba ganarse la aprobacion de una madre (muerta) mediante el dialogo con su recuerdo. Eso no estaba bien. Y mucho menos lo que los recuerdos de su madre, plasmados en aquellos oleos, le habian transmitido.

"Asi la trataba su madre?"

El modo de juntar mis cejas y de apretar mis labios en esos instantes mientras miraba a Elise difuminarse ilustraban lo disgustado que estaba por aquello, y en cierto modo, tambien la tristeza que me habia evocado. Pero no tuve tiempo aun de dialogar con Catherine, pues entonces visualicé un recuerdo de ella con mi hija. Hablaban, y por aquello supe que a mi hija no le gustaba el prometido de la morena. Siempre de opiniones ferreas. Sonreí. Sentí algo de mareo posteriormente, a la hora del laberinto. Ahi habia algo difuso que no queria ser visto. Asi que no insistí en aquella parte, y aparte algo la mirada.

Contemplé varias escenas que me pudieron explicar algo de su relacion con Ian. Aquello de verlo a él hecho un lobo al lado de ella, me provocó un acceso de preocupacion. Pero teniendo lo presente, estaba claro que todo habia salido bien. Los jovenes siempre asumiendo riesgos.... Las palabras de ella me hicieron entrelazar mis manos a la espalda y sonreir con nostalgia.
-Quien lo iba a decir. Un Hacksaw, el cable a la tierra de alguien. -la miré algo divertido cuando dijo que Max e Ian se odiaban. Conocía a Ian, muy bien. Y a Maxwell, no demasiado. -Pues claro que se odian. ¿Es importante para ti que se lleven bien? -yo sabia que si, pero queria hacerla discurrir a ella la respuesta.

Yo confiaba en el instinto de un licántropo, ademas del de un Hacksaw, y en la opinion de mi hija. Pero no iba a hacerme opiniones precipitadas sobre Maxwell. Preferia conocerlo por mi mismo que aceptar opiciones ajenas. -Catherine. Puedes negarte a lo que te dé la gana. Y más a un hombre. - encogí mis hombros. -Somos totalmente prescindibles en vuestras vidas, sabes? Tú solita.

Miré a mi alrededor, y luego a ella. La cosa no habia terminado aun. -Está bien. Continuemos con aquello otro.

Hablar. Dios mío, les gustaba tanto hablar. Catherine no asintió si no que le sonrió de lado -Es lo que me gusta de ustedes. De alguna manera, están aún aferrados a los ideales de libertad y creen que pueden cambiar el mundo con ello. Aún creen que la libertad existe cuando no es más que una utopía- Murmuró, le gustaba eso. La esperanza -Desde que el Consejo existe no ha cambiado. Y no empezará  a hacerlo ahora. Es la única forma que tengo de proteger a mis hermanos, señor Knox. No permitiré que sus palabras me la arrebaten- Le dijo, con calma, pero había dureza en sus palabras. Dejaría que el peso del Consejo estuviese sobre los hombros de su linaje y así Rhaegar y Desmond podrían vivir la vida que desearan sin todos los problemas y responsabilidades que había en dicho cargo.

Tras ello la atacó con otra pregunta que le hizo mirarlo con una ceja arqueada -No...Sí. Es decir…- Alzó la mirada hacia Max y...Le sonrió. Max la hacía sentir segura, la ayudaba a equilibrarse  y le recordaba constantemente lo poderosa que era. Estuvo allí en sus pesadillas, estuvo allí en los momentos más felices de su niñez y estaba ahora… ¿Era eso querer? -Eso no importa. Es la decisión correcta. Lo amaré. Llegaré a hacerlo- Asintió, convencida. Su sangre, su sonrisa, la cadencia de su voz o el perfume llegarían a ser pequeños detalles que le recordaban a casa...Como lo leía en sus libros, en aquellas historias de amor y belleza.

Catherine se perdió parte de la expresión de Lyran respecto al recuerdo de su madre porque estaba mirándose los zapatos, actitud activada al oír el tono de la voz de su madre. Cuando acabó, la opresión en el pecho de la muchacha se deshizo y luego alzó la vista hacia Lyran cuando le sonrió -¿Es muy raro?- Le cuestionó. Lo cierto es que la familia de Ian era un poco rara y estaba la sombra de su madre que era muy dolorosa siquiera para mencionarla. Ella era el cable a tierra de ellos y ahora no existía. Hizo una leve mueca cuando Lyran le respondió -¿Cómo que por supuesto? ¿Por qué habrían de odiarse? ¿Por qué no pueden ser amigos?- Le preguntó Cath sin comprender lo que le decía -Claro que quiero que se lleven bien. Ambos son importantes para mí -Por razones distintas -Muy importantes- Indicó con énfasis.

Lo de que fuese prescindibles hizo que alzara las cejas -¿Y quién me va a embarazar? Eso no puedo hacerlo sola. A mi edad mi madre ya tenía a Layla en camino- Musitó llevándose la mano a la cara para tratar de tranquilizarse. ¿Cómo podía negarse a su destino?.

Lyran siguió adelante y por un instante Catherine no quiso moverse con él. Cuando las orbes de la muchacha se posaron en la imagen de Matvey negó suavemente con la cabeza, como negándose a sí misma dar el paso hacia la imagen. Y no lo hizo. Catherine no le mostró a Lyran las imágenes referentes a Matvey aún, por el contrario, la imagen de su padre se elevó entre ellos antes de que los recuerdos empezaran a fluir. La muchacha cerró los ojos, sintiéndose abrazada por la voz de su padre felicitandola por resolver un laberinto con seis años de edad. A su lado Max y Altair sonreían para luego burlarse un poco de los mellizos. Los recuerdos empezaron  a sucederse. Stavron siempre se volcó hacia Catherine y los mellizos pues sabía que Elise no fungiría el papel de madre, sino que se dedicaría a Layla.

Poco a poco las imágenes fueron fundiendose en negro para mostrar a Catherine buscando a Matvey una noche solitaria, tras la muerte de su padre. Suplicándole por volverlo a ver y el negándose con brusquedad, explicándole cada runa hasta que sus peticiones fueron acalladas y se retiró. Catherine respetaba profundamente a Matvey y lo admiraba. Quería seguir su ejemplo e incluso le daba curiosidad su área de estudio. De vez en cuando iba a pedirle consejo o aclaraciones sobre alguna magia oscura o antigua. Bajo casi cualquier excusa  iba a la casa de Rasputin a pasar el tiempo para no pasarlo en su propia casa.

De la nada, todas las imágenes se cayeron a pedazos para mostrar a Matvey hablando:

“ Si, Catherine. Yo maté a Stavron, nadie más de aquí tuvo que ver. Porque él me lo pidió, por cierto. Fue el único favor que alguna vez le hice a un amigo. Y si no me crees haz una sesion para hablar con los muertos. Y el individuo al que has dejado acercarse a tu lado, Blake.... A tu padre no le gustaba nada. Lo expulsó de su lado por sus ansias de poder. Y ahora ha vuelto a tí”

Y todo desapareció. No quedó ni una imagen más, solo la sala negra y en penumbras -Yo…- La voz se le quebró apenas en ese monosílabo -Yo daría todo lo que tengo. Yo…- Alzó la mirada hacia Lyran, una mirada cargada en gruesas lágrimas que empezaban a caer por sus mejillas. Alzó suavemente los hombros, casi pidiéndole perdón por lo que iba a decir-Yo daría el mundo porque mi padre me abrazara otra vez- El piso tembló levemente, digna evidencia de que la fortaleza de la ilusión empezaba a resquebrajarse por el estado psíquico de Catherine -¿Cómo puedo confiar en nadie? ¿Cómo puedo depositar mi fe en el Consejo si a quien creí un amigo fue el asesino de mi padre y ni siquiera pudo decírmelo? ¡Fui a rogarle que me dejara verlo de nuevo! ¡EL PUEDE HACERLO! ¡SÉ QUE PUEDE!- Gritó desaforadamente haciendo que finalmente la ilusión empezara a resquebrajarse al tiempo que millones de imágenes/portales se movían con rapidez a rodearlos con todos los recuerdos mezclados entre sí, sin ningún orden de importancia o relevancia.

-En todo lo que creía, lo destruyó. He crecido toda mi vida convencida de que el único lugar en el que podía confiar era este, que no había nada en este mundo más seguro que el Consejo. Toda la protección que el Consejo decía otorgar… ¡MATARON A MI PADRE! ¡A MI PADRE!- Movió las manos con ira y enojo, provocando que los vasos que habían quedado en la repisa salieran volando hasta estamparse con  la pared. La ilusión ya no existía -¿Cómo puedo pretender que el Consejo dicte el ejemplo del mundo si esta lleno de asesinos  y mentirosos? ¿Cómo puedo dormir tranquila dentro de la Isla? ¿Y si ellos mataron a Altair, a Layla, a Elise para ponerme de marioneta en el Consejo? - Se llevó las palmas de la mano hacia la frente empezando a golpearse con poca delicadeza -¿Qué se supone que debo hacer ahora?¿Tengo que pedir que lo expulsen por atentar contra un miembro del consejo? ¿Por qué mi padre querría que lo mataran? ¡NO TIENE SENTIDO! ¡ÉL NO ME HARÍA ESO A MÍ! ¡A MÍ NO!¡A MÍ NO!- Sollozó desconsolada antes de tropezarse con el asiento de una silla cuando caminaba hacia atrás, pero acabó sentándose y alzando la vista hacia Lyran hipando  pero cuando lo hizo, vio el colibrí entrando. El cambio en su rostro fue prácticamente inmediato, tornándose serio. Como si le hubiesen activado algún chip. Lentamente, como siempre, Catherine empezaba a canalizar sus emociones para dejarlas un momento de lado. Respirando una y otra vez de manera profunda. Había cosas más acuciantes que atender -¿Dónd… ¿Dónde están?- Le preguntó, hipando en medio de la pregunta mientras buscaba la cazadora con la mano.

-No es que crea que podamos cambiar el mundo, Catherine. Sé que podemos. No se trata de niños aferrados a su peluche gusiluz en medio de la noche, que creen que su pequeña luz los guardará de todo mal. Se trata de un faro y nosotros somos los lobos de mar.

"conocemos los peligros y no son meros espejismos sin fundamento, ni lo que perseguimos son quimeras"

-Pero entiendo que quieras proteger a tus hermanos. -Lo entendía...demasiado bien. -Nunca te pediría que hicieses lo contrario.

"aunque hacerlo no siempre sirva de mucho"

Me faltó poner los ojos en blanco cuando dudó y dijo que de algun modo llegaría a amarlo. Puede que si, que lo llegase a amar. Pero tener que hacer un esfuerzo por ello cuando en realidad debia de resultar sencillo, sobre todo al principio de una relacion....no me cabia duda de que la madre habia tenido mucho que ver en aquello. Pero no dije nada mas. No era quien para meterme en una decision de aquel tipo.

-¿Que si es raro? Los Hacksaw siempre han sido para mi...unos cables al cielo y al infierno, pero nunca a la tierra. -me reí recordando todas aquellas vivencias, sobre todo relacionadas con Adam. O el padre del mismo. O el propio, caótico Ian. Muchos malos recuerdos, pero tambien buenos. -Por eso me resulta curioso que Ian sea asi para ti. Pero me alegro mucho de ello.

-Porque Ian es directo, sincero y muy orgulloso. Tu prometido....no sé como es tu prometido. - miré a la chica por unos segundos, con cierta intensidad. - Solo puedo aconsejarte que lo mantengas a tu lado como amigo. Nunca te va a fallar cuando realmente lo necesites.

Perdí mi compostura de tipo serio que regalaba consejos cuando dijo que quien la iba a embarazad, mirandola con cara de apuro y deseando que Anteia apareciese por una puerta en ese mismo instante.

-Pues...pues...adopcion?

Pero continuamos con aquella particular confesión. Una figura desconocida, que por lo que vi reconoci como el padre de ella, se alzó frente a nosotros. Él parecia quien habia reforzado la confianza de la joven, pues le daba la enhorabuena, y parecia haberse dedicado mas a ella que la propia madre. Empecé a entender bastante mejor su psicologia.

Luego vi a aquel nigromante del Consejo con el cual no habia tenido ningun trato. Obviamente mas joven de lo que es ahora, pero Catherine mas mayor que en la vision anterior. Entendí la negativa del adulto a permitirle hablar con el padre fallecido....

"perdiste a tu padre muy temprano"

Aunque quedé sorprendido por aquel recuerdo que debia de ser el más actual hasta el momento. Aquella extraña confesion dicha con tanta frialdad. Mi cara expresaba perfectamente lo que estaba pensando en aquel momento, y por instantes deseé no haberle preguntado nada a la chica. ¿hacer eso por un amigo? Se lo habia pedido? No comprendía nada. Sin duda Ouroboros era, y habia sido, un sitio turbio. Y si, me habia enterado de lo de aquella pobre muchacha, Kira.

Las imagenes se derrumbaron y quedamos a oscuras. Sabía que estaba en un mundo "imaginario", pero la ausencia de luz no dejaba de perturbarme, aun a veces me ocurria aquello. Su estado mental alterado causó que todo comenzase a temblar en aquel mundo. Dudé, unos instantes. Seria peligroso? No. Decidí dejarla. Era necesario que lo soltase todo, no quise intervenir en sus emociones ni tranquilizarla. La ilusion desaparecio y varios vasos volaron por los aires hasta romperse contra una pared. Me aparté un poco de la trayectoria de uno de ellos. Cuando se sentó sollozando en la silla me acerqué hasta ella.

-Catherine...creo que ahora lo entiendo. -no se si hacia falta decir algo mas. ¿Que consuelo podia ofrecerle? Mas bien poco. -No se si lo que te ha contado el nigromante es cierto, pero deberias averiguarlo. Hay veces que...la gente que queremos toma decisiones que no entendemos. Hasta entonces, hasta que descubras la verdad, vigilaremos tus espaldas. ¿Trato? -me daba pena verla llorar. Aquella traicion no era algo que se tragase sin mas, o que simplemente pudiera digerirse. Por un momento dudé en darle un abrazo, pero no terminé de acercarme. -Gracias por habermelo contado

Al menos habia conseguido controlar y deshacer la ilusion sin causar males mayores. Supe entonces que habia hecho bien en darle ese voto de tiempo y confianza. Sus ojos se clavaron en un punto suspendido sobre mi hombro y preguntó, entonces entendi que mi mensajero habia vuelto. El colibri voló cerca de mi oido susurrando el mensaje de vuelta, y luego, volvio a su estatuilla en mi bolsillo. Quedé momentaneamente boquiabierto y luego miré a Cat extendiendo mi mano hacia ella.

-Se donde están. Han herido a mi hija. ¿Nos vamos?

Le sonrió cuando finalmente entendió que lo hacía también por sus hermanos y que no le pediría que hiciese lo contrario. Aquello la dejaba más tranquila. ¡Qué maldita manía de buscar la aprobación de los demás! Sabía que lo hacía inconscientemente y cuando reconocía que lo hacía le incomodaba mucho. Tensó los labios con suavidad reclamándose a sí misma. Escuchó lo que tenía que decir respecto a los Hacksaw pero no añadió nada al respecto simplemente recordó las veces que Ian, alterándose o no, le cantaba sus cuatros verdades de frente.

-Max también es directo. Pero no pierde los cabales tan rápido ni emite juicios así nada más- Indicó, saliendo a la defensa. Porque de todas las cosas que Max podría haber hecho, siendo criado como un Black y teniendo la elegancia y clase características de los de su sangre...No vio nunca que insultara a nadie. Ni siquiera cuando Ian lo amenazó. Tras ello sonrió asintiendo -Lo sé. Y yo no voy a fallarle a él. Nunca- Sabía que tenía una excelente amistad con Ian y no iba a dejar de tenerla por nada en el mundo. O eso quería creer. Escuchó lo de la adopción y no pudo evitar reírse -¿En serio? ¿Una Le Fay adoptando? ¿Quiere que me exilien del Consejo?- Preguntó.

Tras ello, la situación de Matvey y el mismo estado alterado de Catherine fueron mermando al escuchar a Lyran hablarle. Tenía un tono de voz que emitía calma, como el de Anteia. Era difícil estar con ellos y no empezar a equilibrarse. - De acuerdo- Suspiró asintiendo para después alzar la vista -Se lo he mostrado. No se lo he contado. No me gusta hablar- Le dijo, sonriendo de lado con cierto deje sardónico hasta que esperó la respuesta de Lyran, pero fue su expresión lo que le clavó el miedo -¿Qu…- No dudó ni un ápice de segundo en tomar su mano para desaparecer de ahí.

Habiamos pasado un par de dias en el hospital nuevo que Lucio habia montado alla abajo, en el mundo real, en la superficie. Cabe decir que era un lugar un tanto siniestro, por su antigua historia que yo conocia, y por su ubicacion, pero la idea era algo maravilloso y loable, y por que no decirlo, muy necesario. Y mas ahora, que habia pasado lo que habia pasado en la base de los Renegados. Iban a haber muchos seres magicos y partidarios de ellos necesitados de una ayuda sanitaria.

El caso es que le habiamos hecho una visita alli al galeno Azahar y yo. Las noticias que nos habia dado de momento eran que al no haber perdido el ojo mediante actos de magia negra, no estaba todo perdido. Asi que se pondria a estudiar el caso. De momento nos fuimos para Ouroboros con un chequeo. Habia llegado el momento de decirle algo a Anteia...que a la pobre la mantenia en la ignorancia total.

Asi que aparecimos en las inmediaciones del piso donde supuse que debia de estar con los mellizos. Tanto Azahar como yo traiamos mal aspecto, con unas buenas ojeras que indicaban lo cansados que estabamos y lo poco que habiamos dormido. Ibamos un tanto serios y silenciosos. Para mi era dificil darle la noticia a Anteia, pero suponia que para Azahar lo era aun mas. Asi que me mantuve a su lado cuando abrimos la puerta del edificio y entramos.

"ya estamos aqui"

-Anteia, hemos vuelto. -dije alzando la voz, lo bastante alto para que me oyese, pero no como para despertar a los bebés si estaban durmiendo. Por lo demas, la casa estaba silenciosa a mas no poder .Catherine no habia vuelto, Ian...teniendo en cuenta que la luna llena habia sido la noche anterior, no estaria por los alrededores. -¡Te esperamos en el salon! -anuncie despues, haciendole un gesto a mi hija para que me siguiera hacia dicha estancia

Sentada en la mecedora, cuyo bamboleo lento la camlaba, Anteia tenía el rostro sereno, calmo, retraído. Sus ojos azules estaban posados sobre las dos cunas que tenía al frente donde sus mellizos descansaban plácidamente. La dama, que en otrora había sido portadora de luminosas sonrisas, se encontraba carente de la energía para aspirar al optimismo que iba insertado en su ADN.  Había leído todos y cada uno de los mensajes del galeón, había escrito a Azahar, a Ian, a Lyran incluso al mismo Johan para que le dieran reportes pero simplemente se habían callado. La rubia sólo pudo pensar en que lo peor había ocurrido pero se había negado a sí misma a estar intranquila, por el bien de sus bebés. Por el bien del futuro de la raza mágica. Había querido descender pero no podía dejarlos solos y no había nadie en aquel piso en el que confiara lo suficiente para hacerlo después del asesinato de Kyra.

Escuchar la voz de Lyran hizo que alzara la cabeza mientras sentía una oleada de paz recorrer su cuerpo. La seguridad de escucharle vivo, hablando en plural, le regodeaba de una tranquilidad tal que por un momento no pudo levantarse. Por el contrario, se dejó mover en la mecedora mientras las lágrimas empezaban a recorrer sus mejillas con un solo pensamiento en mente: Están vivos. El estrés que la había mantenido presa, mientras los bebés dormían y cuando por fin podía tener ese ánimo, empezaba a disolverse y la tensión se alejaba a través de aquellos rastros húmedos.  Cuando finalmente tuvo la fuerza para incorporarse bajó las escaleras, no sin antes chequear que los mellizos siguieran durmiendo.

Llegó hasta el salón limpiandose las mejillas -Por amor a nuestra familia, no me dejes en silencio Lyran...- Musitó con el ceño fruncido al verlo, hizo un chequeo rápido hacia él y sonrió de lado al encontrarlo bien. Tras ello giró su vista hacia su peliazul favorita notando de lleno el parche en el ojo y su rostro, antes con una leve mueca simpática, perdió color y sus labios se abrieron en un gesto de sorpresa. -Hija...- Giró su vista hacia Lyran pidiendo explicaciones, gesto que duró apenas unos segundos, antes de volver a verla a ella. Los dos estaban hechos bolsa, pero Anteia...Anteia los iba a arreglar. Claro que sí, es lo que ella hacía. Es lo que mejor hacía, acomodaba las cosas rotas. Su único fallo había sido Adam, ni siquiera se daba por vencida con Ian.

-Ven aquí- Murmuró acercándose a ella  pero no para revisarla, como podría haber hecho, sino que la refugió en sus brazos apretándola contra sí en un abrazo de oso maternal -Te amo- Le dijo dejando varios besos en su frente. Sabía perfectamente que esa herida había sido en batalla, peleando por sus ideales, y debía estar orgullosa de ello aunque en el fondo le doliera tanto o más que a ella. Ladeó la cabeza hacia su marido y extendió una mano para que se uniera a aquel abrazo, un abrazo reparador Knox Malfoy.

Iba totalmente pensativa, con la mirada gacha, un poco escondiendome detras de mi padre. Aun me estaba acostumbrando a ver por un solo ojo y a ratos me mareaba. Me pregunté si seria buena idea hablar con Thalos, igual él tenia algun consejito para mi. Aunque ese tipo en cuestion se me hacia bastante inaccesible...como si a cualquier cosa que yo fuese a decirle el me fuese a responder con una borderia. No es que me cayese mal, pese a todo. Si Erika habia confiado en él....

"Erika, si, quizá con quien deba hablar sea con ella"

Entonces bajó mi madre por las escaleras y levanté la mirada hacia ella. Al principio venia sonriente pero aquello cambió en cuanto me miró a mi. Hice una mueca un poco de modo esquivo cuando vino hacia mi. Pero igual que cuando lo hiciera mi padre, no rehuí del abrazo de mi madre. De hecho se lo devolví con pasion y ahi si que estuve a punto de ponerme a llorar, pero tampoco lo hice.

-Yo tambien. -le dije a mi madre sencillamente, apretando mi cara contra su hombro y con la voz un tanto ahogada. Estuvimos asi por no se cuanto tiempo mas, en realidad no me apetecia soltarlos. Pero tomé aire profundamente y acabé separandome un poco. -Lo siento. Siento haber dejado que me hieran... no volverá a pasar.

Me rasqué los vendajes, un poco incómoda. En el hospital Lucio me habia dado algo para sustituir aquello. Alcé la mirada hacia mi madre y le pregunté. -Necesito un favor... creo que voy a necesitar un corte de pelo. -lo llevaba realmente desastroso, liandose y medio saliendose por las vendas que me cruzaban la cabeza.

Vi llegar a Anteia limpiandose las mejillas, signo inequivoco de que habia estado llorando. Normal. Habian sido dias sin dar noticias de vida, ninguna noticia por mi parte. Solo aquellos mensajes apocalipticos que dejaron los demas en el galeon...

Pero es que no habia tenido fuerzas para escribirle.

-Lo siento, Anteia.... no imagino lo preocupada que debes de haber estado. -en realidad sí, podia imaginarlo bastante bien.

Su sonrisa fue breve pero bonita, un pequeño momento que internamente me alegró de modo inconsciente. Muy breve, pues como era logico, su expresion cambio en seguida. Las imagenes hablan por si solas y no fue necesario que ni Azahar ni yo dijesemos nada, ella nos entendió perfectamente. Y yo se lo agradecí muchisimo.

Su gesto me habia pedido explicaciones durante unos breves segundos, pero enseguida volvio sus atenciones a nuestra hija y la sumió en un calido abrazo. Yo me mordí el labio inferior, aun preocupado.... las observé abrazarse hasta que Anteia estiro una mano hacia mi. Hice descender mis cejas y agarré su mano lentamente, acercandome despues a ellas para rodearlas a ambas con mis dos brazos. El abrazo duró largos segundos, hasta que Azahar pidió aquel favor a su madre. Me separé tambien de ellas, mirando a Anteia.

-Fue en la batalla.... hemos ido a ver a Lucio. Dice que mirará las posibilidades, las hay, al no haber sido con magia negra. Pero la herida ha sido bastante severa. - le puse una mano a Azahar en el hombro, dandole un apreton. Estabamos siendo sinceros. Luego le pasé una mano por el pelo que ella pidió que le cortaran, algo ensimismado. Seguía sintiendo que no podía dormirme en los laureles....pero estaba tan dividido....

En ese momento noté la moneda, el galeon que llevaba bien pegado al cuerpo dentro de un bolsillo, vibrar algo y recalentarse. Lo saqué viendo un incomprensible mensaje, de Erika. Mi ceño se frunció y se lo enseñé a Anteia. Me daba miedo que volviese a pasar algo y no sabia que podia decir ese mensaje exactamente.
-¿me necesitais ahora?

-No debes sentir nada, mi amor- Le dijo acariciando su espalda con calidez -Es el riesgo que corremos por defender lo que creemos correcto. Estás viva, Azahar, y eso es lo que a mi me importa- Explicó Anteia con mucha lentitud. Cada persona tenía cicatrices propias, habían algunas que se veían como las de Azahar y otras que iban más hacia lo sentimental como el dolor de la ausencia que había vivido durante sus años en cautiverio y estaban las otras...Esas que ni siquiera ella misma había logrado sanar, esas cicatrices psicológicas que iban ligadas a la culpa y al arrepentimiento. Anteia sólo pudo pensar en Adam en ese momento y estrechó aún más a su hija.

“Tenemos que volver. Tengo que volver…”

Tomó un largo respiro mientras se separaba de su hija. Tenía la resolución pero no la fuerza. Pensar en los mellizos la hacía recordar sus debilidades: La familia. No podía abandonarlos como sus padres lo habían hecho con ella. Se mordió el labio con suavidad mientras su mirada se nublaba lentamente porque si ella hubiese estado ahí, Azahar no tendría que pasar por eso y Anteia lo sabía.

Sonrió levemente hacia Lyran cuando habló sobre Lucio asintiendo con suavidad -De acuerdo. Si él lo dice debemos creerle. ¿Dónde están Ian y Chloe?- Cuestionó casi inmediatamente, mientras algo en su mente daba un respingo. -¿Y los Le fay? ¿Dónde está Johan? ¿Cómo están todos?...- Empezó a soltar preguntas cada vez más rápido mientras se acordaba de toda la gente a la que apreciaba y que podría haber corrido riesgo durante aquella batalla. Sin embargo, su hija le llamó la atención y aquello le robó otra sonrisa.  Bien, algo de femeneidad y normalidad finalmente pensó la rubia.


-Un lavado de pelo y luego un corte para ser más exactas. Y hay que mantener la herida limpia así que cambiaremos los vendajes y, si te apetece, puedo hacerte un parche como un pirata- Añadió con un deje divertido la última parte -Mientras esperamos a Galenus, obvio- Indicó, y si él no conseguía resolverlo, lo haría ella sin duda alguna. Movió la cabeza para mirar el galeón de Lyran sintiendo que el color de sus mejillas volvió a desaparecer -Ve...Ve e informame. No me dejes en ascuas- Señaló pero antes de que se fuera le pasó los brazos por el cuello y lo besó, no como si fuera la última vez,porque estaba determinada a que no lo fuera pero sí con todo el amor con le tenía.

Dejé que fuese Anteia quien reconfortase a Azahar en esos momentos. Sabia que ella tenia un algo especial, algo que solo poseia ella y que conseguiria hacer sentir mejor a Azahar. Era una experta en ello. Con su hija o con cualquiera de nosotros, porque sabia transmitir calma. Sin egoismos, siempre notandose que miraba por la otra persona y nunca por si misma. Aunque en realidad, tambien sabia que cada palabra de fortaleza que le daba a nuestra hija dejaba una herida en el corazón de ella. Y lo sabia porque comprendia el dolor de ver sufrir a un familiar, una hija, un amigo...

Sacudí levemente mi cabeza, para despejarme de aquellos pensamientos.
-Ian y Chloe estaban en la casa Hacksaw la ultima vez que los vi. Estaban con Adam, ellos estaban bien. Cansados, y abatidos. Adam... Él.... - mire hacia los lados, con algo de ansiedad. Mierda. - Estaba herido tambien, pero Chloe se ha encargado de curarlo. Es sólo que no he podido darle las gracias.

Miré a Anteia significativamente. Me había enterado de que habia sido él quien habia sacado a Azahar de ahí. Si yo siempre me habia metido con el lado mas belicosero de Adam, era esa inclinacion la que lo habia llevado alli y la que por lo tanto, posiblemente, habia salvado la vida de mi hija. Él, y no yo. No albergaba malos sentimientos hacia el, al contrario. Pero obviamente me enfadaba conmigo mismo.

-Catherine...debe de estar con...Ian o con su prometido...un tal Maxwell Blake. Ah, tienes que hablar con ella.... de cosas. Johan.... estaba entero pero... - volvi a notar la moneda recalentarse y la miré de nuevo. Unos mensajes de nuevo, masivos ahora como cansinos mensajes de wassap (pero yo soy mago y de eso no se ) esta vez de Johan, asi que dejé mi respuesta sobre su estado a medias.

Ella mientras siguió hablando con Azahar, y mientras yo leia los mensajes del galeon. Y a medida que los leia la confusion se apoderaba de mi rostro. A parte del raro mensaje de Erika, uno privado de Johan para mi hablando de que necesitaria mis conocimientos en DCAO por un suceso extraño con un sujeto, algo probablemente relacionado con magia negra. En esos instantes pensé tambien en consultar con la joven Le Fay (que tambien seria una oportunidad para seguir hablando con ella) pero mi cabeza rapidamente pasó al siguiente problema al leer los mensajes masivos de Johan diciendo que el hospital de Galeno era una trampa de la Alianza.

-Eh...Anteia...habla con Lucio cuando puedas, dile que Johan está alertando a los Renegados de que el hospital que acaba de abrir en Sherwood es una trampa de la Alianza. Estos mensajes...no son normales. Yo voy a ver a Erika, te mantendré en contacto.

Correspondí a su beso con bastante fuerza, quiza mas de la normal por el estrés del momento, poniendo mis manos sobre sus brazos. Al separarme, asentí brevemente mirándola. Y luego a Azahar. Me di media vuelta, desapareciendo del lugar, primero, rumbo a la playa de Durdle Door.

-Ya lo sé. Pero no puedo evitarlo. Esta vez estuvo cerca.

Verbalicé asi que lo que me preocupaba era haber estado tan cerca de morir, mas que haber perdido el ojo. Con uno tambien se podia vivir....aunque las cosas se viesen distintas. Es que apenas habia tenido tiempo para sentir miedo, pero la sensacion de vulnerabilidad me habia acojonado.

"en un momento estas aqui en este mundo, y al instante siguiente puedes no estarlo"

Mi madre volvio a abrazarme con fuerza y yo suspiré escuchandola, algo mas tranquila. Se lo habia tomado bastante bien....y eso era importante. Dejé que fuese mi padre quien hablase y le respondiese sobre los demas detalles de la pelea, y sobre el estado de todos los demas. Que a mi tambien me interesaba, pero con escuchar que todos estaban bien me bastaba. Cuando mencionaron a Adam tuve un súbito recuerdo de la batalla, cuando estallaron esas bombas y me pegaron el tiro, como un flashazo. De pronto estaba en el arbol, luego sacudida por la explosion, y luego sangrando en el suelo sin saber donde me encontraba, y luego, con la cabeza pegada al pecho de Adam escuchandolo hablar. Despues de eso, no habia nada.
-A mi tambien me gustaria darle las gracias.... -dije mirando a mi padre de reojo y luego a mi madre. Sabia el tipo de relacion rara que tenian con él.

La vi sonreir cuando le pedi el corte de pelo, a lo que ella añadio un lavado tambien. Frunci mis labios y agarré uno de mis azulados mechones, que tenia costras de sangre resecas.
-Ya...puede que tengas razon. Y vale, pero que no tenga flores, ni sea de color rosa. -le pedi respecto a eso del parche, que ella era muy capaz de confeccionar uno fucsia con un floriponcio azul....

Me aparté un poco de ellos dos, pues Lyran ya tenia que marcharse. ¿Mas lios? Aquello tiraba mis animos por los suelos...no habiamos salido de una y parecia que se acercaba otra. Pero ahora mismo no tenia demasiadas fuerzas para pensar en ello, asi que cuando él se fue, agarré a mi madre por la mano y le di un suave tirón para que hicieramos aquello cuanto antes.
- Como están los mellizos? Quiero verlos...y...el tío Edhel aun tiene que conocerlos..... - mi padre no habia dicho nada, salvo que entre él y Chloe me habian sacado adelante en las primeras horas. Pero despues de eso se habia esfumado.

Al final decidí pasar la última luna llena lejos del hogar del Clan de los Hijos de Fenrir, optando por algo más aislado y alejado de todos. Podría haber aprovechado la ocasión para practicar con ellos el control durante las noches de luna llena, pero no tenía demasiadas ganas como para hacerlo, muchas cosas en la cabeza. Por un lado lo que le había sucedido a Azahar, por otro todo el tema de Catherine con el siniestro Maxwell.

Decido acudir a ver a mi amiga después de que pasen unos cuantos días desde la luna llena, ya que tras la batalla no he llegado a verla despierta, a pesar de que me han ido informando de su recuperación. Las últimas noticias que tengo la sitúan en la casa Le Fay en Ouroboros, así que me aparezco en la isla, no sin cierta reticencia por si veía a la parejita feliz en la casa. Camino hacia el edificio en el que está el piso de Catherine, aunque prefiero reaparecerme en el interior en lugar de llamar a la puerta.

Una vez estoy en el pasillo escucho un par de voces conocidas, la de Anteia y la de Azahar, por lo que no sé si estoy interrumpiendo alguna conversación o algo. Puede que no llegue en buen momento, así que no avanzo hacia la habitación de la que vienen las voces, por si necesitan terminar de hablar. Lo que no puedo evitar es poner la oreja, cosa que no me cuesta mucho dado que los licántropos tenemos los sentidos más agudizados. Tal vez así capte un poco el estado de ánimo de Azahar antes de ir a verla.

Subi con ella las escaleras hacia el cuarto de baño, escuchandola hablar. El cansancio iba desapareciendo progresivamente y sonrei al escuchar sobre mis enanos hermanos mellizos.

-¿Crees que me querrán mucho aunque no juegue demasiado con ellos? Papá tenia muchos hermanos.... -habia un detalle que no sabia si habia preguntado alguna vez, porque siempre pensé que mi madre habia sido hija unica, asi que la miré algo extrañada. -Tu no tuviste hermanos, verdad?

Me senté donde me indicó y dejé que empezase a lavarme el pelo, cerrando el ojo cuando lo pidio. Pero lo abrí en cuanto me llamó con ese tono tan suyo que indicaba que algo estaba tramando, preguntandome entonces por Max. Arrugué levemente el ceño...

-No entiendo por qué van a casarse. No es como que conoces a alguien y BAM! a los dos meses ya sabeis que os quereis casar, no? Ni tampoco tienen a nadie obligandolos, creo. No se...Maxwell es....tú no lo conoces porque....

"yo que se, Maxwell es extraño"

-Es un tío mayor asi como muy bien plantado, muy elegante. Cat me dijo que empezó apareciendosele en sus sueños, aparecía ahi y le decia cosas que la tranquilizaban, y luego apareció en la realidad. Yo le dije que eso de que invadan tus sueños no me parecia demasiado respetuoso.... y luego conocí al chico en una expedicion que hicimos al castillo Le Fay.

"Catherine perdida por Ian?"

Miré a mi madre un poco extrañada. -¿tu crees? Y él por ella tambien? Pues...no, ahora que lo mencionas, no sé lo que hizo Ian. Que hizo? Y si le gusta Ian porque se va a casar con otro?

"dios, la gente es muy rara"

Catherine miraba directamente a Max a los ojos escuchando sus palabras pero sin embargo había algo que no terminaba de cerrarle. Había cortado el contacto visual pese a que éste fuese magnético. A ella las palabras seguían sonándole a cobardía. En el momento en el que la familia lo necesitó él no había estado. Su mirada, multicolor y cristalina, se posó sobre el aro de metal que se le antojaba frío. Tan frío como las mortecinas brisas que la arroparon la noche que había muerto su padre, cuando se había sentido tan sola y abandonada como nunca. Dudaba que Max hubiese hecho la diferencia, seguramente habría consolado a Layla...Pero ella hubiese sabido. Ella...Tal vez todo habría resultado diferente.


Matvey, nuevamente, había sido duro en sus palabras contra Maxwell y contra sí. Otra vez, aquella aura de negrura…¿Por qué seguían relacionandola con él? Era el poder que ella misma había reclamado y por un momento estuvo a punto de refutarle pero cambio de ánimo al instante y los echó. Catherine estaba bastante acostumbrada al humor huraño de Matvey y no dijo nada, sólo agradeció en silenciosa conexión el regalo que le había dado y al cual daría un excelente uso aunque lo que fuese a invocar no tuviera la forma corpórea que ella deseaba. Se acercó a Max y le tomó de la mano, desapareciéndose en seguida hacia el piso Le Fay.


La terraza fue el lugar que los recibió, tan perfectamente cuidada como luminosa debido a pequeñas luciérnagas que se escondían entre las plantas. Soltó la mano de Max para abrir las puertas e ingresar al piso, ignorando completamente el hermoso panorama que brindaba aquella romántica noche. Su cabeza bullía con información que procesar y no podía detenerse a mirar las pequeñas cosas -Sólo para que quede claro… No hemos terminado de hablar sobre el tema- Indicó Catherine con un tono bastante seco. Estar lejos de él y de su cautivadora mirada la ayudaba a establecer ciertos parámetros para sí misma, siendo un poco más férrea a su individualidad.


Su respiración seguía siendo tensa y, de alguna manera, lograba contener las lágrimas que mantenían sus ojos brillantes. Ni siquiera sabía porqué estaban ahí si por miedo a lo que hablarían, por felicidad de ver a su padre, por impotencia...Existían muchas posibilidades por las cuales decantarse y a la vez misma ninguna, o todas juntas. Desafortunadamente, el poder que ahora vibraba bajo la piel de la Le Fay no ayudaba a minimizar el cataclismo de emociones que peleaban por atención en su interior. Pero tal como sabía Max, y alguno que otro, Catherine siempre estaba al borde del abismo. Pasar de no tener que controlar nada, ni siquiera emitir sonido en el Consejo, a liderar un proyecto de inclusión, llamar a un Cónclave, reclamar el poder, casarse, lidiar con las sensaciones que tenía su cuerpo...Y la guerra, ese subyacente escenario que nunca acababa de disiparse y que cobraba más vidas mientras ella andaba con tonterías corporales.


A un ritmo marcado subió las escaleras y apretó los dedos más alrededor del anillo, con fuerza, con ahínco y con temor y euforia. Cada uno de aquellos sentimientos, reflejados en su rostro consternado, se disiparon cuando al llegar a la parte superior se encontró con la figura de Ian en el piso. Frunció el ceño brevemente sin comprender qué hacía ahí, después de todo, él había decidido largarse pese a haber acomodado una habitación para él. Tras ello miró por encima de su hombro a Max y después cerró los párpados por apenas un par de segundos. No tenía ánimos de lidiar con las asperezas entre ambos. Definitivamente, tenía que mudarse al estúpido apartamento del lado -Hey… ¿Está todo bien?- Cuestionó con algo de alarma porque tal vez había venido porque necesitaba a Los Descendientes para algo pero notó que había movimiento más allá y extendió su campo telépata para reconocer a Anteia y Aza, sonriendo al final por ésta.


“Nos debemos una charla tú y yo. Cuando salga del despacho… Creo que te necesitaré... Ja,  mira, estoy aprendiendo a pedir ayuda. ¿Lucio fue a verte?”


Le dijo a Azahar pensando que también tenía que pedirle un par de favores respecto a...Cosas que por alguna extraña razón sabía que iba a terminar haciendo Anteia. Volvió la vista hacia Ian esperando que respondiera mientras caminaba hacia el pasillo que iba hacia el despacho, llegando a caminar de espaldas por esperar su respuesta -Te veo después… Necesito hablar contigo- Le dijo a medida que abría la puerta cuidando de no perder el agarre del aro y dejando que Max entrara para luego cerrar la puerta.

Permanezco en el pasillo sin atreverme a entrar por ahora en la habitación en la que se encuentran Azahar y Anteia, llegando a sentirme un poco cotilla con eso de estar ahí escuchando sin mostrarme. Por un lado me da algo de corte entrar e interrumpir, pero por otro también me crea curiosidad saber de lo que están hablando. Frunzo el ceño al escuchar lo del prometido de Catherine, no tenía ni idea de que se iba a casar con Maxwell, al menos no así tan de repente. La noticia no me entusiasma, al contrario, me opondría si tuviese alguna autoridad al respecto. El asunto me chirría mucho y lo veo un tanto precipitado, no entiendo los motivos. Incluso llego a pensar que puede haberla dejado embarazada y por eso las prisas, para que sea un hijo legítimo para el Consejo de los 20.

.Tengo que contener un sonido de sorpresa ante la idea de Anteia, que creía que Catherine estaba interesada en mí. No sabía qué decir, pues siempre me dio la impresión de que ella me veía sólo como a un amigo, aunque hubo momentos que podían inducir a duda, por parte de ambos. Yo tampoco lo tengo muy claro, pero los celos que he sentido en algunos momentos han debido ser por algo.Como dice Anteia...expresar los sentimientos y que se entiendan no es mi fuerte. Me acerco un poco más a la puerta para escuchar mejor lo que dice Anteia sobre lo que hizo Catherine cuando pensaba que yo había muerto, algo que nadie me había contado.

"¿Se puso como loca al pensar que yo había muerto? ¿pensó eso al perder la conexión mental? Aunque esa reacción tampoco quiere decir que ella estuviese por mí..."

Acabo apoyado de lado contra la pared del cuarto en el que están, muy cerca de la puerta, escuchando así a la perfección todo lo que dicen. Me remuevo inquieto al escuchar que siguen hablando de nosotros dos y nuestra amistad, aunque enseguida empiezan con el tema del apellido y los hijos. De repente escucho pasos cerca de donde estoy, sobresaltándome al encontrarme con Catherine y Max que acaban de llegar. Me debato entre la vergüenza de que me hayan pillado en actitud de estar espiando y la incomodidad que me provoca verlos juntos después del incidente del castillo Le Fay. Saludo de manera neutra sin casi mirar a ninguno de los dos mientras pasan, asintiendo a lo de hablar a pesar de que me sorprenda que quiera hacerlo. No sé si tengo muchas ganas, sobre todo porque creo que la conversación no va a mejorar demasiado la relación que tenemos ahora, entre fría y distante.

Suelto un largo suspiro cuando ya han pasado de largo, decidiendo entrar por fin al cuarto en el que están Azahar y Anteia. Abro la puerta despacio para asegurarme que no las pillo desprevenidas, encontrando a mi amiga con el pelo mojado y a su madre dándole una toalla. Aparentemente está recuperada, salvo por lo del ojo. Otra cosa es cómo se sienta ella. Todavía recuerdo lo que sufrió Jarkko cuando perdió sus brazos, y lo peor es que fue culpa de haber venido conmigo a aquella inútil misión. Atravieso la habitación hasta llegar a la Knox, dándole un fuerte abrazo antes de decir nada. - Joder...no sabes cuánto me alegro de verte despierta ¿cómo estás ahora?