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Enero 2.043

Trama XI: After the Blackout (trama de transición y exploración)
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AÑO 2.043
Durante siglos sus mundos permanecieron separados, pero eso terminó. El mundo mágico y el humano se encontraron y se desató la guerra, extendiéndose alrededor del mundo sin control. Miedo, odio, ambición...todas ellas armas poderosas. El choque entre la raza humana y la mágica resulta ya imparable. Uno por uno van cayendo, ¿quién será el primero en morder el polvo?
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El adelantamiento del fin [Pasado] Empty El adelantamiento del fin [Pasado] {14.03.18 22:49}

Texto y logo de Justin Granger


PROYECTO S.A.M.
EL ADELANTAMIENTO DEL FIN



Plataforma de Lanzamiento S.A.M. - E.E.U.U.
Ubicación: Desconocida, posiblemente en las Montañas Rocosas.


Los pasos de las botas resonaron huecos y sordos al caminar por los pasillos metálicos, a pesar del ímpetu y de las grandes zancadas de la teniente. Estaba en ese momento en comunicación directa con el mismísima presidencia de la nación, exigía respuestas y medidas urgentes, de ahí la prisa de Michelle por encontrar a su compañero perdido.

-Nuestros compatriotas de Inglaterra están teniendo problemas con sus masas ciudadanas. El vídeo de los resistentes dando un mensaje de unidad ha corrido como la pólvora por su nación, contaminando las mentes de los ciudadanos que, al parecer, han decidido salir a la calle a manifestarse. Le estoy diciendo que han entrado en la mismísima torre de comunicaciones para retransmitir en directo, aunque al parecer no han captado los mensajes de los miembros, pero hay que ser rápidos. Es, por ello, de vital importancia que me pase al oficial Samuel Wolf en cuanto tenga noticias de él... ¡nunca está en su puesto cuando se le necesita!.

Michelle ya se había disculpado con la presidenta por el comportamiento escapista del  encargado del desarrollo de satélites S.A.M. unas cien veces en lo que llevaban de conversación que, según pudo ver en la pantalla del teléfono, tan solo marcaba 7 minutos y 16 segundos. Seguramente tuviera que hacerlo otra decena de veces más en lo que terminaba de recorrer los pasillos hasta salir al exterior de la plataforma y localizar al oficial.

El último tramo de la pasarela metálica se alzaba sobre la oscuridad de la propia lanzadera subterránea. El negro abismo se perdía en la profundidad que se adentraba en el interior de la tierra, irónico, pues el objeto que contenía debía colocarse en el exterior de la misma, muchos kilómetros por encima de donde estaban ellos ahora. El paso de Michelle hizo tambalear la estructura metálica, haciendo que el eco de las pisadas y del crujido del metal se esparciera por todas partes, yendo y volviendo por el agujero a distintas intensidades, con chirridos y crujidos como una disonante conversación entre cada una de las partes de la lanzadera, que duró hasta que  la mujer que se situó por fin en tierra firme.
Introdujo la clave numérica de acceso  al exterior, era sencilla, pues era la fecha en la destinaron al proyecto, hace la friolera de 3 años. Un sonido similar al de succión le indicó que la puerta comenzaba  a abrirse.
La luna, en cuarto menguante, bañaba ténuemente con su luz blanca, el valle montañoso que se abría ante ella e instantáneamente el frío invernal de alta montaña se apoderó de ella con un escalofrío que le recorrió toda la espalda y erizando todo el vello de su tostada piel.

Tal y como sospechaba, se encontró con el oficial sentado en el exterior, al borde del suelo metálico que hacía de acceso al interior de la base, colgando sus piernas sobre el vacío y mirando el espacio nocturno que se dibujaba sobre sus cabezas. Michelle conocía bien esas escapadas y sabía que era frecuente encontrarle  allí, a pesar de las advertencias de los altos oficiales y de la propia presidenta de  los E.E.U.U., pero eso a él le daba igual. Le encantaba pasarse horas contemplando las estrellas, hasta altas horas de la madrugada y poder observar el cinturón de Orión, es la forma que Sam tenía para despejarse.

-Empiezan a verse las primeras estrellas de Virgo- advirtió Michelle para llamar la atención del oficial. Él, al voltearse para ver quién había venido y ver a su compañera, entendió perfectamente quién era la persona que estaba al otro lado del teléfono. Sin mediar palabra, Michelle cedió el teléfono a Samuel que lo recibió con cara de hastío y le guardó el sitio junto a la barandilla, mientras él se separaba unos pasos para conversar, dejándola sola, pero a la vez acompañada, de la cadena montañosa que se abría paso por delante y del frío invierno, que la hacía exhalar vaho en pequeñas nubecitas que se disipaban según iban naciendo.

-¿Señora presidenta? Sí señora Wills, soy el oficial Wolf. Buenas noches. No, no estaba al tanto. Entiendo. Para ya mismo, tiene sentido. Bueno, de cuando me otorgaron la función de fabricar los satélites me traje conmigo a los mejores ingenieros que tenía a mi cargo, supongo que si les aprieto un poco las tuercas tendrán los dispositivos listos para ayer. Claro, señora presidenta. Descanse, buenas noches. - colgó y volvió junto a su compañera que es ahora la que contemplaba el paisaje en silencio.

-Parece que, de una forma u otra, esto parece que va a llegar a su clímax final - afirmó Michelle al recoger el teléfono mientras se retiraba el pelo caoba de la cara. Se le hizo raro sentir la brisa acariciándole la piel y jugando con su cabello. En el interior de la lanzadera es totalmente diferente al exterior, y a Michelle casi se le había olvidado el mundo de fuera, supuso que esa era el principal motivo por el que Sam salía tanto, a despejarse. Dentro todo era penumbra y una especie de extraña atmósfera estable: no soplaba el viento, no hacía calor pero tampoco frío, ni había humedad, de hecho, hasta se podría decir que el ambiente era un poco seco. En esa especie de encierro había estado viviendo ella casi 3 años, desarrollando y vigilando el desarrollo de la tecnología aeroespacial necesaria para el lanzamiento de los cohetes que portarían en su interior los satélites. Allí conoció al Sam que era el representante de la NASA, pero que ahora al cumplir los 35 años habían ascendido a presidente, algo que a cualquiera podría llenarle de orgullo especialmente por su edad, pero que él prefería pasar por alto o no vanagloriarse de ello.

Samuel pasó al lado de Michelle y se sentó en el borde de la plataforma. La noche era bastante fresca, en comparación con el interior, y Michelle no había salido preparada para ella, casi olvidando que estaban en invierno. Le acompañó y se sentó al lado del oficial, juntando hombro con hombro. Él la miró un segundo y sonrió, abrió su abrigo de sheriff para cubrirla y luego siguió contemplando el cielo estrellado con una sonrisa que resplandecía en la noche. A Michelle le encantaba poder ver esa sonrisa y apoyó la cabeza sobre el hombro de Sam para ver lo que él mismo estaba mirando.

Aunque no sabían a ciencia cierta dónde se encontraban, Samuel lo supo en su segunda incursión al exterior. Solo tuvo que ver las estrellas y calcular cuatro coordenadas. Pero eso a la pareja no le importó, porque para ellos ahora mismo no había otro lugar allá fuera que no fuese esa plataforma, y tampoco era comprensible un mundo allá fuera en la que no estuviera el otro.

La constelación de virgo asomaba tímidamente por el horizonte. Las conocía bien, pues esa era la constelación regente el día de su nacimiento y el oficial rubio se las había enseñado una a una, hablando de cada una de las estrellas. Michelle cerró los ojos para viajar a aquellos momentos y evocar las historias que Samuel le contaba sobre cada una de los astros; se dejó acariciar por la fría brisa, por el calor corporal del hombre y de su cercanía, del silencio del valle. El universo, las estrellas, siempre le habían parecido como elementos extraños hasta que conoció a SAM y a Samuel. Algo inalcanzable. Sin embargo, esa noche parecían estar más cerca, o al menos eso le pareció a Michelle. Quizás porque el proyecto se había acelerado por culpa de que dos magos y dos humanos habían decidido dar un mensaje de paz y unidad a la nación inglesa. Tontos ilusos. No saben lo que han desatado.


Última edición por Admin el 26.08.20 13:30, editado 1 vez
Justin Granger
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El adelantamiento del fin [Pasado] Empty SONNEZ LA MARSEILLAISE [NOV. 2035] {27.03.18 0:48}

PROYECTO S.A.M.
SONNEZ LA MARSEILLAISE



Roughs Tower (Sealand)
Ubicación: Costa este de Reino Unido
Fecha aproximada: Noviembre 2035

La fuerza de rotación de las aspas durante el aterrizaje del helicóptero provocó que las capas de salitre, acumuladas en la superficie de la plataforma petrolífera durante la última marejada, volaran en todas las direcciones para perderse en el vasto mar, arrastradas por la brisa marina. Desde cabina el piloto indicó a sus pasajeros que ya podían bajar. Era mono ese joven: un muchacho de unos treinta años, tal vez menos, con grandes hombros y fuertes brazos, moreno de piel y de pelo, barba de un par de días, ojos verdes y cierto acento italiano que a Louise le estaba volviendo loca desde el momento en el que le escuchó hablar por primera vez, cuando salieron de Marsella.

La puerta de la cabina se abrió con un chasquido cuando su secretaria, Charlotte, la abrió. Se la veía agobiada, con todo ese pelo azotándole la cara, el aparatoso abrigo necesario para soportar el frío invierno y los cascos de comunicación que prácticamente le tapaban la mitad de la cara con los que seguramente estaba hablando con el piloto. No la escuchó lo que decía, pero pareció entender, entre el ronco sonido de las hélices que todavía seguían rotando en desaceleración, algunos improperios seguramente por la molestia que estaba generando el aire en movimiento que provocaba que los papeles de la carpeta tuviesen más intención de echar a volar que de quedarse en su sitio. -Buenos días señores, señora- Los compañeros varones de Louise bajaron del helicóptero hablando a gritos haciendo las cosas como los brabucones que son. Pero ella prefirió esperar, como todo lo bueno, como el buen vino francés: se colocó bien el escote, el abrigo de piel de hurón y escurrió su castaña melena larga por entre sus dedos, para colocárselo por delante de de los hombros. Extendió la mano sin decir nada, dejándola asomar tímidamente y en seguida el piloto le ayudó a bajar a la plataforma. Louise le dedicó una mirada felina y una sonrisa traviesa. Ya hablarían luego, más detenidamente. Más en la intimidad.

-Hemos preparado la reunión con el máximo mandatario de lo que queda de las islas Británicas. Los condados irlandeses han tenido que unir fuerzas con el parlamento británico para poder combatir un mal común: la lacra de los magos- Explicaba Charlotte a los invitados -Han desarrollado el proyecto Centinela: son unas máquinas antropomorfas que tienen escáneres para poder localizar la magia. Dicen que hay multitud de países interesados en la tecnología-
"Y nosotros somos los primeros" Pensó Louise, mientras andaba un paso por detrás de sus camaradas trajeados. Desde que los magos, la Brigada de las Mil Grullas y esos apestosos autonombrados "Reyes de Francia", hubiesen reducido y recluido a toda la población humana francesa a Marsella, las cosas se habían puesto muy feas para ellos: escasez de víveres, aislamiento político, problemas en la defensa del bastión... Todas las noches soñaba que arrancaba ese palpitante corazón a Franz Boas y se lo enseñaba a su cadáver. Se imaginaba cada detalle y lo recreaba varias veces a lo largo de la semana: el color cetrino del muerto, el pelo rubio cayendo por la frente ensangrentada, los ojos vítreos ya sin vida, el color de la sangre brillante... A veces el objeto de sus oscuros deseos era Adele Gaultier, la autonombrada reina francesa, o Lykaios Knox el líder de esa maldita brigada. Su odio casi rozaba la obsesión.

-¿Cuánto va a durar esto?-preguntó por fin-Hay cosas más acuciantes que hacer que estar negociando con los ingleses. Para eso podría haber venido un emisario, y no toda la gerencia del país-
-Han exigido tratar con todos los altos mandatarios. Con ustedes directamente sin intervención de intermediarios. Presidente, ministros. Bienvenidos, estas serán sus sillas- Explicó Charlotte mientras llegaban a una sala húmeda, fría y oxidada por el salitre. Estaba claro que habían tenido que acomodarla en el último momento para adecuarla a una reunión de tal alcurnia. O al menos lo habían intentado. Podrían haber puesto la calefacción en lugar de dedicarse a poner banderitas de colores, cada uno de los que estamos aquí sabemos lo que significan cada una de ellas. El frío y la humedad incomodaban a la mayoría de los presentes franceses, habituados a vivir en un clima más suave, como el mediterráneo. Al otro lado de la sala, justo enfrente de la misiva francesa se encontraba el mandatario inglés con todo su consejo de ministros, mucho más cómodos ante la agreste meteorología.

Tras las presentaciones pertinentes se sentaron en sus respectivos sitios. Charlotte se sentó a la derecha de Louise. La ministra confiaba en ella como si fuera su mejor amiga aunque la única relación que tenían era meramente laboral. Se acomodó en el asiento haciendo que sus voluptuosos pechos se balancearan gracias al generoso escote, mientras se colocaba el pelo por detrás de la oreja. Era una estrategia de despiste que siempre usaba para saber qué miradas indiscretas la estaban prestando atención o no, como cuando bostezas en el metro y provocas la reacción ecuánime en tu observador. Prácticamente todos los hombres estaban enzarzados en sus conversaciones que no despertaban el interés de la ministra, pero había un hombre presente mitad máquina mitad humano, que la estaba incomodando. No apartaba la vista de ella a pesar de haber usado su técnica infalible. Ese ser o no era humano o era gay.

-Charlotte, ¿dónde están los italianos? Somos pocos miembros de la Alianza Humana que quedamos en Europa, si no se presenta uno de nosotros, pocos avances vamos a poder hacer en las relaciones internacionales- Comentó Louise a Charlotte en un susurro, girando la cara hacia su interlocutora para que el pelo la tapara la boca. No quería que el ser mitad máquina mitad humano le leyera los labios. Tenía la sensación de que, delante de él, ningún secreto podía seguir siéndolo. Estaba molesta por el comportamiento de los italianos al no presentarse en la reunión de tal alcurnia si tan decisivo era para el futuro europeo, y especialmente porque ellos eran los únicos vecinos que tenían a mano ante un ataque de esa escoria mágica, cosa que podría ocurrir en cualquier momento si no estaba ocurriendo ahora mismo.

-El presidente de la República Italiana ha desaparecido en extrañas condiciones, se cree que ha huido del país, y nadie sabe dónde está. Ahora es mi hermana, Júpiter, la que está comandando las tropas italianas. En estos instantes todo está tranquilo, pero esperan un ataque por parte de los insurgentes en cualquier momento. Estamos solas señora Bonàmie. Francia necesita una alianza poderosa europea y tener capacidad de defensa, de lo contrario, E.E.U.U. entrará a formar parte de la guerra en el continente y no podremos pagar la deuda, no la situación actual-
-Lo mío no son las cuentas ni las alianzas internacionales, es la defensa, Charlotte. Si nuestros vecinos italianos están en peligro la primera en ser enterada debería haber sido yo.  ¿Están los estadounidenses aquí? ¿qué es lo que quieren?-


-Señora ministra, si me lo permite se lo explicaré. Me presento ante ustedes como el actual líder de la Alianza Humana tanto en Reino Unido como en Irlanda y con ellos el control del ejército y de sus recursos, después del vacío de poder de los últimos tiempos- Las dos mujeres se volvieron hacia la voz que les estaba hablando. Se encontraba al otro lado de la sala, con un semblante serio y mirándolas fijamente. Se había sentado en el butacón que le correspondía. Detrás de su voz se escuchaba un ligero zumbido con un sutil movimiento de las lentes de cristal que formaban su ojo derecho motorizado. A Louise ese engendro le producía total incomodidad, pero debía de escucharle, por ser quien era. Compartió una fugaz mirada con su compañera y ambas se volvieron para hablar con su interlocutor. -Me acompañan en la mesa el alcalde de Galway, donde se han desarrollado el proyecto Centinela y el señor Éamon O'Connell, un broker irlandés afincado en Boston, especializado en la industria armamentística. Al parece en Galway confían plenamente en él-

"Benditos sean los traductores simultáneos", se alegró Louise. Al menos ya sabía qué hacían los americanos metidos en el ajo, y estaba claro que vender algo, para eso estaba allí el tal Éamon. Era un hombre delgado, alto, rubio, fumador y con ojos caídos y poco expresivos. Le estudió un breve segundo, tal y como él estaba haciendo con los franceses al otro lado de la sala. Mientras tanto, el presidente de lo que quedaba de la República Francesa, François Le Pen, presentaba a sus compatriotas. Cuando fue mencionada Loiuse se acomodó en su butacón apoyándose enteramente en el respaldo y cruzando los brazos. -Madame Louise Bonàmie, ministra de defensa. Viene acompañada por su mano derecha, que supongo ya conocerán, Charlotte D'Angis, que ha actuado como intermediaria con ustedes desde el momento en el que se pusieron en contacto con nosotros. Desconocemos qué es lo que su excelencia inglesa quiere de nosotros, ya que, como bien saben, la República Francesa no está en sus mejores momentos desde que unos magos se autoproclamaran Reyes de Francia y nos viéramos recluidos a Marsella, donde el único gobierno con el que hemos podido mantener contacto ha sido el italiano...
-Franz Boas ha muerto- sentenció Éamon, interrumpiendo al presidente. La ministra hizo ver como que le molestaba su impertinencia, pero en fondo le había encantado ese ímpetu seco y brusco que demostró en dos palabras. Pero lo que más le gustó era el contenido de su frase, aunque reconocía que hubiese podido ser ella la encargada de haber matado a esos asquerosos magos. Esperó que prosiguiera. -Inteligencia ha podido averiguar que Adele Gaultier, la nombrada reina francesa, ha huido a Alemania, territorio enemigo. Todo ha sido perpetrado, al parecer, por la facción mágica opositora que se hace llamar Brigada de las Mil Grullas, conocidos por todos, por desgracia.- "Interesante. Si lo mejor es dejarles que se maten entre ellos"
-¿Y estamos aquí porque quieren que les demos las gracias por la información?- Ironizó

-Estamos aquí porque necesitamos de su colaboración- El medio hombre fue el que contestó esta vez. Parece que los ingleses no estaban para jueguecitos. -Estamos planeando algo grande. Algo a escala mundial. Requeriremos de todas las fuerzas posibles, aunque sean mínimas- Todos los franceses se revolvieron en sus sillas, claramente incómodos. Ese medio hombre estaba poniendo en duda su dignidad y no estaban aquí para aguantar sermones ni reproches, y mucho menos de un gobierno que ha cambiado de primer ministro como si fueran un cromo -Disculpe, señor líder de la Alianza Humana londinense, no estamos aquí para que nos digan cuán fuerte o mermada están nuestras fuerzas. No hemos venido aquí a recibir una reprimenda, sino a negociar- Louise se levantó de la butaca, claramente indignada. Ella es una mujer de carácter y no estaba dispuesta a que nadie la sermoneara, especialmente cuando se pidió ayuda a los países vecinos y nadie acudió en su ayuda -Las tonterías quedan mejor en los recreos de los colegios- Algunos de sus compañeros la miraron con los ojos muy abiertos, entre la incredulidad y el propio atontamiento que ya traían de casa. Charlotte, a su otro lado, le indicaba que lo mejor es que se sentara y terminara de escuchar lo que querían contar. Con un bufido se giró y salió de la sala dando un sonoro y metálico portazo.



Las pisadas de los tacones sonaron por los pasillos metálicos de toda la plataforma petrolífera. No eran discretos, ni mucho menos. Estaba enfurecida y se sentía totalmente traicionada incluso por su propia mano derecha. -Putain de bâtards, salauds... Vous êtes des lèche-cul- En su caminata sin rumbo localizó un pequeño comedor abandonado y lleno de polvo. Todavía quedaban en las alacenas algunas latas de conserva de alubias, verduras secas, patatas, leche en polvo y vino. Francés. De 1990. Louise no recordaba si esa una buena cosecha pero en ese momento le daba igual. Se sirvió un vaso y se acercó al ventanal que daba directamente al Mar del Norte. El cielo se estaba tornando plomizo y por el movimiento de las banderas dedujo que el viento azotaba con fuerza. Si no despegaban ya se quedarían encerrados todos allí hasta que el tiempo les diera una tregua, así no podían recorrer esa parte del canal de la Mancha hasta pisar tierra. Imposible. No era experta en aviación, pero estaba segura de que el piloto de antes opinaría lo mismo, de lo contrario ella misma le haría cambiar de opinión.
A pesar de que la plataforma llevaba años en desuso seguía teniendo ese picante y a la par irritante olor a petróleo y a gasolina. Dudó si debía encenderse o no un cigarrillo, lo mismo la plataforma explotaba por los aires con todos dentro. Lo pensó bien y se lo encendió. Con un poco de suerte Francia tendría un mejor líder que ese estúpido baboso de Le Pen. Sin fuerza, sin gancho, sin personalidad... Si los idiotas de los magos habían acabado con el rey de Francia existía en sus filas un vacío de poder que debía de ser llenado. El momento era propicio ahora que sus filas estarían confundidas y tendrían que reagruparse.

De hacer algo debería hacerse ya. Pero Francia no tenía la fuerza suficiente como para poder hacer nada. Y más si Italia está en la misma situación que su país vecino. Suspiró sopesando diversas ideas, cada cual más mala que la anterior. El olor de los hidrocarburos fue dejando paso al olor característico del tabaco hasta que se le acabó. Una ola chocó con la estructura metálica de la plataforma y las gotas volaron hasta impactar con el cristal.


-Charlotte...-llamó a su secretaria por teléfono. No podía enfadarse con ella- tenemos que hablar sobre cómo aprovechar el caos que han dejado esos asquerosos magos. Hay que limpiar el país... ¿Cómo? Lo reduciremos a cenizas. Si Francia no puede ser nuestra tampoco será de esos magos. No te apartes de O'Connell, quiero hablar con él a solas de negocios. ¿El presidente? No te preocupes por él...- colgó a su secretaria mientras la ministra clavaba su mirada en el embravecido mar-...los accidentes ocurren. C'est la vie-
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El adelantamiento del fin [Pasado] Empty Re: El adelantamiento del fin [Pasado] {10.04.18 22:49}










ENGLAND
(ANTIMAGIC SYSTEM DEVELOPMENT)

FRANCE
(HARDWARE DEVELOPMENT)

Éamon O'Connell
(Peace Minister)
(Ministro de Paz)

Andreas Wilhelm
(Health Minister - Antimagic System Development)
(Ministro de Sanidad - Desarrollador del Sistema Antimagia)

Madame Louise Bonàmie
(Président de la République)
(Presidenta de la República)

Charlotte D'Angis
(Ministre de la Défense)
(Ministra de Defensa)





U. S. A.
(SATELLITE DEVELOPMENT AND AEROSPACE TECHNOLOGY)

BRAZIL
(ECONOMY SUPPORT & MATERIALS SUPPLIES)

Officer Samuel Wolf
(President of NASA)
(Presidente de la NASA)

Lt. Michelle Smith Muñoz
(Lt. Army Forces)
(Teniente de las Fuerzas Armadas)

Frèderico Verdade
(Primeiro Ministro)
(Primer Ministro)

Èolin Selvilha
(Ministro da Tecnologia e Indústria)
(Ministra de Tecnología e Industria)





JAPAN
(S.A.M. PROJECT SUPERVISOR AND EARTH CONTROLS)

AUSTRALIA
(DATA PROCESSING AND PROTOCOLS)

中村浩 - Hiroshi Nakamura
(首相 - Prime Minister)
(Primer Ministro)

ひまわり関東 - Himawari Kantō
(部長 S.A.M. - S.A.M. Project Supervisor)
(Supervisora del Poyecto S.A.M.)

Lt. Colonel Thommas Stone
(Australian Naval Forces)
(Fuerzas Navales)

Tech. Nynhiam Mahal
(Software Protocol Development -Indian Asoc.)
(Desarrollo de Protocolos de Software - Asoc. India)







(tabla by Justin)
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