Templos del dragón

El grupo inspeccionaba el agujero en la caverna de los templos de dragón con cautela, mientras el sonido del viento que entraba desde el exterior era constante. Giordano había enviado su autómata murciélago para explorar bajo el mar de nubes, pero poco después de perderse en esa neblina densa y opaca, las transmisiones comenzaron a fallar. El autómata, que usualmente era confiable, no respondía, lo que llevó a Giordano a tomar una decisión arriesgada. Desplegó sus alas tecno-mágicas con la intención de bajar él mismo.

El vuelo al principio fue estable, las alas se extendieron con su característico brillo metálico y Giordano descendió con firmeza hacia el mar de nubes, su figura destacando en la penumbra. Sin embargo, al adentrarse en la oscuridad húmeda de las nubes, todo cambió. Las alas, que dependían de energía mágica, comenzaron a chisporrotear, fallando intermitentemente. El aire se volvió pesado, cargado de humedad, y el control sobre el vuelo se volvió errático.

Giordano perdió estabilidad. Empezó a caer, sus alas ahora apagadas por completo. Daba bandazos de un lado a otro, luchando por mantener el control de su descenso. El caos de la caída lo envolvió; el viento silbaba violentamente a su alrededor, y cada giro desorientado le hacía sentir que el espacio era incontrolable. El aire en las nubes era denso y oscuro, como si el propio entorno quisiera tragarlo. En uno de esos giros descontrolados, por un instante, algo le llamó la atención: la forma de un dragón, difuminada entre la negrura de las nubes, una sombra inmensa que apenas pudo percibir antes de seguir cayendo.

Finalmente, Giordano rompió a través del mar de nubes, saliendo a un ambiente completamente distinto. El aire era rojizo y tenebroso, como el de la superficie de la isla, pero mucho más pesado y opresivo. Su cuerpo, empapado por la humedad, se sentía cargado y sus ropas se pegaban a su piel. Abajo, bajo sus pies, un enorme[Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo]se extendía. No reconocía el lugar, y su caída aún no había terminado.

Mientras tanto, Tarver había decidido descender escalando. Optó por una ruta más lenta y cautelosa, bajando por la ladera del agujero en la caverna. La piedra estaba húmeda y resbaladiza, lo que dificultaba cada movimiento. Cada paso era peligroso, sus manos se aferraban a la roca y sus botas se resbalaban con frecuencia. Sin embargo, con esfuerzo y determinación, logró mantenerse firme, evitando una caída que parecía inevitable. Conforme descendía, las nubes comenzaron a rodearlo.

Al entrar en el mar de nubes, la atmósfera cambió drásticamente. El sonido del aleteo y rugidos lejanos llenaba el aire, pero no había nada visible, como si las criaturas estuvieran ocultas en la densidad de la niebla. El ambiente era sofocante, cargado de agua. La humedad empapaba su cuerpo, la niebla se volvía casi tangible, impregnando su ropa y piel. Cada vez que respiraba, el aire se sentía denso, y cada paso lo llevaba más hacia lo desconocido.

Tarver sabía que estaba llegando al fondo. No había más roca por la que descender, pero aún estaba envuelto en la espesura de las nubes.

Shyvanna avanzó algo irritada y con una charla incesante en la cabeza con ella misma, casi se come a Mérida de no ser porque Artamir le cogio del hombro. Se mordió el labio y volvió la atención a la pared de los rasguños -Goth, Artamir…Esos rasguños son… demasiado grandes. Un dragón tan antiguo… ¿Conocéis alguno en particular que haya muerto al servicio de los Pendragon?- Inquirió en lenguaje dragón porque no quería que los demás se enteraran porque era cosa… dracónica

-Qué?- Dijo cuando Gio mencionó muchas palabras pero Shy no las captó hasta que se lanzó de lleno -Mierda, Artamir…- Señaló hacia la caída para que fuera adelante. Ella tenía que concentrarse un poco para convocar su lado dragón -Tratad de no puto morir mientras no estoy para curaros. No vayáis hacia allí, hay bichos que se activan con el sonido y raíces que te consumen- Señaló el lugar que ya conocía mientras se concentraba en cambiar de forma.

Su  latió más rápido y podría jurar que su sangre era aún más caliente. Sus facciones se volvieron más angulares y se cubrieron con escamas, mientras sus pupilas se volvían rendijas que le daban mejor visibilidad y, además, aunque no se apreciaba, una especie de segundo párpado protegía ahora sus ojos. Tras eso convocó sus alas y cuando estuvo lista miró a Goth -Conquistemos el cielo- Le guiñó un ojo antes de lanzarse en picado plegando todo su cuerpo para ganar velocidad y buscar a Giordano y Artamir, aunque el yawë le ayudaba a ubicar al segundo con facilidad. Por ende, decidio ubicar al primero con su control de sangre para acompañarlo y cuidarle la espalda.

D20: ubicar y acompañar a Gio

El miembro 'Shyvanna Pendragon' ha efectuado la acción siguiente: Lanzada de dados

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'Dado (20)' :