Montañas del dragón

Habían pasado algunos días desde que vine con Setelah a la isla Ouroboros, lugar en el que iba a participar en un torneo. El ambicioso humano siempre codiciaba más poder, conocimiento y dinero, así que no podía negarle la compañía en tal empresa. No era mi primer contacto con la gente de aquella isla, había "convivido" con Descendientes durante la época del bloqueo de magia en el castillo Le Fay. En la isla pude observar que había varios dragones, además de las que participaban en el torneo, Zaphira y Lasaña. Seguía pareciéndome extraño que hubiese dragones ligados Descendientes, pues me sorprendía que varios de ellos tuviesen ese tipo de vínculos. Era como si fuesen siervos de los magos. En la primera prueba me camuflé en mi forma humana entre el público, pudiendo seguir el desarrollo de las pruebas y haciendo recuento del alto número de dragones que se habían presentado.

Tras eso me dediqué a sobrevolar y explorar la isla, acabando en la zona más montañosa, un lugar nevado en el que se encontraban antiguos templos de dragones. Fui descendiendo en círculos hasta posarme de manera silenciosa en la más alta cumbre, a la entrada de uno de esos templos. Alrededor había petroglifos que sólo los dragones y entendidos podían comprender, símbolos que resultaban familiares por estar relacionados con los mitos y leyendas milenarios sobre nuestra raza.

La moneda de la prueba individual me llevó directamente sobre la nieve de las montañas de Ouroboros, donde caí de rodillas tosiendo por toda el agua que había tragado en el túnel inundado. Respiré de manera desesperada unas cuantas veces más hasta que por fin hice pasar a mis pulmones el oxígeno que necesitaban. Poco a poco fui calmándome y siendo consciente del lugar en el que estaba, de que había conseguido salir. El sitio era de todo menos acogedor. El viento helado y la ropa mojada no eran buena combinación, por lo que enseguida empecé a temblar de frío. - Quieren matarnos lentamente, está claro. - farfullé por lo bajo mientras me ponía en pie, dándome cuenta de que llevaba todavía la moneda en el puño cerrado.

El objeto me había sacado del lugar al tocarlo, así que debía ser un traslador. Examiné aquella moneda dorada en la palma de mi mano, observando la efigie del que parecía ser el nigromante Rasputín. Era igual de feo que el que había visto en los libros alguna vez. Guardé la moneda en el bolsillo del pantalón, por ahora no parecía tener más función. Luego comencé a caminar para buscar al resto de los participantes, si es que estaban por allí, y para buscar algún lugar en el que refugiarme un poco del frío.

Un temblor sacudió la montaña, despues de que un rugido se escuchase en una de las tumbas más altas de la Montaña. - FUS RO DAH. El aura del thu'um salio disparado de la boca de Nekros impactando contra la tumba de dragón en la cual estaba al lado Smaug, separando la nieve con fiereza. De la tumba del dragón había un esqueleto, pero este esqueleto, era muy oscuro, pues sus huesos no eran iguales al de los dragones de hoy en dia, este esqueleto era de Alduin, uno de los mayores dragones negros y feroces segun mi hermano, mi antiguo ancestro, mi más antiguo ancestro, el primero de todos en dominar el thu'um, o eso decía mi hermano e hijo de Akatosh, el dragón dorado.


Nekros se fijo en smaug mientras aterrizaba al lado de la tumba buscando de donde provenía el poder mágico. - Que te trae por aquí devorador de humanos.....   A pesar de no haberle conocido en persona había notado su gema en el pecho por lo que conocía su titulo y su poder. Excavó un poco por la nieve encontrando nuevas palabras en su lenguaje pero en forma de runa. - Yol... - Las runas empezaron a brillar poco a poco.

No transcurrió mucho tiempo hasta que apareció otro dragón por allí, provocando que se esfumase la tranquilidad que había venido buscando. Moví la cola hacia un lado, sentándome sobre mis patas traseras sin mucho interés en moverme por el momento. Demoré unos segundos en dirigir la mirada hacia el dragón negro, que al parecer sabía quién era yo.

- Hacer la digestión de los que devoré, evidentemente. - respondí en tono mordaz, pues mis asuntos no le interesaban. Podría haberle dicho que había venido por el torneo del humano, pero tampoco tenía mucho sentido hablar de eso a un desconocido. Tampoco entendí a qué venía todo eso de profanar el templo.

- ¿Y tú a qué has venido? ¿Eres uno de esos dragones al servicio de los Descendientes? - inquirí alzando la cabeza con tono de superioridad, pensando en otros dragones de Ourboros, como Zaphira, o la pequeña dragona dorada del licántropo.

Entre muchas sacudidas terminé en un lugar helado rodeada de nieve blanca. Hice un hueco en la nieve al aterrizar y descubrí que aterricé agarrando un curioso artefacto y en una montaña. El repentino cambio de temperatura y de altura me tuvo un rato desconcertada, tiempo en el que me froté los brazos sufriendo el frío y busqué serenarme a mí misma tratando de entender lo que había pasado en aquellos pasillos subterráneos. También me dediqué a investigar lo que había traído conmigo, parecía un autómata humanoide, pero no tenía idea de cómo se activaba o cómo de apagaba o cómo se manejaba. Otra cosa que no sabía era hacia dónde ir, en principio me enfoqué en encontrar un lugar en el que pueda cubrirme del viento raudo y helado. Las heridas del hombro y de la pierna habían desaparecido por arte de magia, quizás eso había sido producto de ilusiones mágicas o de magia de la mente que Mai parecía controlar.

Comencé mi búsqueda de alguna cueva caminando contra el viento junto con el autómata el cual arrastraba delante mío. Luego de un rato de caminata divisé a una figura moviéndose pero el viento que arrastraba toda la nieve y la llevaba a mis ojos no me permitía distinguirlo.

-¡¿Hola?!-

Había recibido un par de heridas y cortes por culpa de mi prueba pero mi cara era seria, estaba luchando contra mi misma, podían verme así que debía controlarme, el frasco en realidad era un traslador que me llevó hasta mi siguiente destino, las montañas del dragón. Las conocía perfectamente, había corrido por sus laderas y picos nevados cuando solo era una niña con todos mis amigos... con todos los dragones que servían a los Pendragon y muchos de ellos encontraron la muerte bajo mi acero, al final solo pude llevarme una mano al rostro para apartar el cabello que caía sobre este, sintiendo el frío helado en mi piel, respiré profundamente para al final acabar gritando -¡OS ESTÁIS DIVIRTIENDO?! QUÉ CLASE DE BROMA ES ESTA!?- tenía que ser eso, se burlaban de mi y no contentos con acabar con mi misión encima se recochineaban enviándome a aquel lugar.

Estaba furiosa y al final no pude controlarme, me transformé en dragón y rugí con fuerza, era un rugido desgarrador que helaría la sangre de cualquiera y que hizo eco en la solitaria montaña pero de nuevo solo era el grito desesperado de un animal herido y eso era lo más peligroso de todo pues no estaba segura de poder distinguir amigos de enemigos.

Apareci alli en mi forma de animago pantera, cayendo sobre la nieve con gracilidad felina y la mascara de la dinastía Hua entre mis fauces. La solte en el suelo, retomando mi modo humano para cogerla con una mano sin necesidad de llenarla de babas.

Mire a mi alrededor, aquel lugar era enorme e inhospito. Con la mano libre, toqué mi collar, activando el otro encantamiento de proteccion contra el frio, dejando de ser afectado por el mordedor viento helado pese a ir vistiendo una liviana cota, camisa debajo y mi clasico kimono.

“Esta debe ser la ultima prueba”

Me quedé mirando la mascara. Mil caras, no? Supuse que si me la ponia, un hechizo haria efecto para que los demas no me viesen como quien realmente era.

“Si,muy apto para mi...”

Eche a andar, y a los pocos minutos divisé entre la ventisca unas figuras humanas, aproximandome hacia ellos

Me encuentro a mi misma entre la nieve y la roca, en un lugar más iluminado que aquel pasillo, con menos olor a podrido, cerca de mí descubro la armadura que tomé y a mi lado descubro un risco de caída libre hasta la muerte.

El viento aúlla en mis oídos y mis pies se hunden en la helada nieve mientras camino.

Decido vestirme con la armadura para sobrellevar el frío y camino algo a ciegas cuidando de estar siempre cerca de la pared de roca y lejos del precipicio.

El cielo esta tapado por nubes de las que cae la nieve, tanta es la nieve que cae que no distingo lo que hay frente a mí.

Caí en la nieve de cara, en plancha y boca abajo, sobre mi el mono saltaba y tiritaba de frío intentando moverme pero por primera vez en mucho tiempo me sentía deprimido y bastante triste, César tomó mi mano para arrastrarme en la nieve como el peso muerto que era ahora mismo -déjame, ya estoy muerto...- el chimpancé pareció enfurecer y saltó a mi espalda con las patas heladas una y otra vez como si fuera una cama elástica -Vale Vale!! ya voy! ni un momento de emo me dejas tener!- olfateé el aire y había un par de olores conocidos, el de la loba de la prueba anterior y el de Leila.

Hacía demasiado frío para mi así que de nuevo me transformé en un animal más apropiado para aquellas temperaturas invitando a César a unirse a mi para acercarnos al lugar en el que los demás participantes parecían reunirse, lo malo es que aquello nos acercaba a lo que parecía el rugido de un dragón y no parecía contento.

-¡Bienvenidos señoras, señores y criaturas al último día del Torneo Fénix! Hoy, el último día antes de la final, nuestros participantes se encuentran en las Montañas del Dragón, la cual ya conocerán de antiguos torneos- Se escucha por todo el lugar.

Las gigantescas pantallas mágicas se encendieron en el coliseo y pequeñas pantallas delante de los participantes, mostrando un plano picado de las Montañas del Dragón, sin embargo se veía perfectamente pese a la nieve por un encantamiento de visión total. Tras esto, un primer plano de mis turgentes y gigantescos pechos con la nieve de fondo, subiendo la cámara hasta que se viese mi cara mostrando una amplia sonrisa angelical.


-Actualmente, los participantes están repartidos por estas escarposas montañas nevadas, acaban de llegar de una prueba de DOS días donde han jugado con sus mentes, están exhaustos y hambrientos, o al menos los humanos - Solté una pequeña risita. En pantalla podían observarse las caras de los participantes, pero no su ubicación.

-En esta prueba es un todos contra todos, solo puede quedar uno y cada vez que se elimine a alguien se ganarán 5 puntos individualmente. SIN EMBARGO… - Una música de tensión empezó a sonar de fondo. -Los puntos irán para la persona que de el último golpe, por lo que podéis robar los puntos que iba a conseguir alguien en el último momento. En breves instantes se os mostrará un mapa de la posición de cada uno de los participantes durante 10 segundos, por lo que podéis saber quién está cerca para atacarlo, alejaros si creeis que es un fuerte participante o esconderse para esperad la mejor oportunidad ¡Aquí la estrategia es vital, hay en juego muchos puntos! Recordad que podéis atacar a quién queráis, aprovechad los lazos que habéis creado en los días anteriores para ayudaros o aprovechad sus puntos débiles ahora que les habéis visto combatir, tenéis todo un mar de oportunidades, sin olvidar los objetos mágicos que habéis conseguido en la prueba anterior.

La pantalla cambió, mostrando la posición de cada uno de los participantes como un punto con su nombre encima.

-Y la prueba comienta en…

10

9

8

7

6

5

4

3

2

1

¡A por ellos! ¡Y suerte!-


La pantalla desapareció para los participantes, pero los espectadores podían ver desde el coliseo mientras yo comentaba las batallas.

MAPA CON LOS PARTICIPANTES:

FUNCIONAMIENTO OFFROL:

Nada respondía a mi llamada, ni descendientes ni participantes, solo el silencio y los fantasmas de los que una vez moraron aquellas montañas y de los cuales solo quedaba el recuerdo, mi recuerdo. un sonido estridente me hizo rugir de nuevo hacia la dirección en la que venía, era la voz de la chica que había visto en la fiesta del torneo, aquella tan impertinente a la que no me habría importado darle un buen empujón por el borde de la isla.

De nuevo estaba dando las instrucciones y al parecer la dinámica había cambiado, aquello iba a ser un caos pero para era lo mejor, cuanto antes acabara todo ese circo antes podría ocuparme de mis asuntos. Una gran ventisca se alzó sobre nosotros no parecía el tipo de fenomeno natural que normalmente se veía en la montaña por lo que era cosa de magia, muy seguramente para entorpecer nuestros sentidos pero mi olfato era bastante bueno.

Alcé el vuelo, si recordaba bien aún quedaba el joven soul reaper en el torneo y ya que nadie me daba información lo mejor era preguntarle directamente a la persona más cercana a Khaled. Volé sobre aquellas montañas nevadas, no podía ver a nadie pero si sentir distintos aromas que se confundían en el viento, eran débiles pero no imposibles de localizar por lo que tuve que concentrarme para poder captar el olor de Adramelech.

Estaba lejos, muy al norte como si lo hubieran dejado ahí a cosa hecha pues le costaría bastante dar con el siguiente participante, mejor, así tendría tiempo de hablar con él si es que no me daba una bienvenida poco amigable. Aterricé frente al chico con mi imponente forma de dragón y cara de pocos amigos , un aura azul cargada de electricidad me rodeó para dar paso a mi forma humana que se acercó al moreno decidida -Adramelech, ¿qué sabes de los ataques que dice tu abuelo que han ocurrido? tienes que saber algo, han derribado no sé qué sitio vuestro y necesito saber más!- la cara del chico era un poema, estaba confuso y eso solo indicaba una cosa, no sabía nada.

Me llevé la uña del pulgar a la boca mordisqueandola mientras intentaba pensar en algo, de nuevo miré al chico -No podemos salir de aquí a resolver nuestros asuntos hasta que se acabe todo esto, te propongo un trato, me importa tres cominos ganar, solo quiero salir de aquí así que ¿qué te parece si hacemos una alianza? puedes darle a cuanto idiota se nos cruce por el camino, ¿qué me dices?- extendí mi mano hacia él esperando que la tomara para aceptar pero por si no lo hacía, la otra la tenía preparada sobre mi espada.

Llevaba ya horas deambulando por la montaña y sin encontrar a nadie, ni siquiera un refugio en el que poder meterme mientras esperaba. Por culpa de la última prueba con agua había llegado empapado a una maldita montaña nevada, estaba pasando más frío que en toda mi vida. No sabía si tenía oportunidades de ganar, pero lo que si iba a ganar seguro era un buen catarro. De repente apareció una pantalla mágica frente a donde yo estaba, con los pechos de la reportera en primer plano antes de comenzar a dar las instrucciones. Al parecer iba a ser un todos contra todos y teníamos que encontrarnos para eliminarnos. Por un lado tenía ya ganas de acabar  y preguntar a Khaled qué era esa visión que me había enviado.

Estaba maldiciendo a todos los Descendientes cuando por fin vi llegar a alguien que conocía, la dragona Zaphira. Me acerqué a ella en medio de una creciente ventisca de nieve, casi alegrándome de haberla encontrado.  - ¿Qué? ¿tú también lo has visto? ¡Pensé que era algo de la prueba mental, no estaba seguro de si era una visión suya! - entonces era cierto, habían atacado Gorgoroth. Cada vez estaba más impaciente por salir, y no sabía si rendirse era una opción. Su propuesta me vino bien porque ella quería precisamente lo mismo que yo. Había decidido inscribirme en el torneo para demostrar lo que podíamos hacer los Soul, pero la victoria era poco importante si estaba pasando algo ahí fuera. Estreché su mano sin pensarlo demasiado, ya había colaborado con ella en la misión de Turín y me fiaba. Al menos por el momento no me atacaría directamente a mí, y podríamos quitarnos gente de encima. - Hecho. Acabemos con esto. Necesito ver a Khaled. - dicho esto echamos a andar por las montañas juntos, buscando algún contrincante al que atacar. Seguimos el camino por el que había venido Zaphira, aunque no hablé mucho con ella porque no quería contarle mi prueba con Catherine. Prefería que fuese privado. Caminamos un buen rato más, aunque no estábamos muy al tanto del tiempo que había transcurrido.

Lo que sí le mostré fue la moneda de Matvey. - Se supone que es un objeto del nigromante...no sé cómo pero siempre acabo rodeado de nigromantes- sonreí muy levemente, negando con la cabeza. Después presioné el dibujo de la moneda, lo que invocó a un ghoul. Ya había visto alguno antes, de los que podía invocar Khaled, así que no me sorprendí demasiado. - Pff, espero que sea útil. - Tras caminar un poco más acabamos dando con la primera persona. No distinguí muy bien quién era, pero mandé al ghoul en modo sigilo a atacarla. En cuanto la tuvo a tiro, ataqué yo también, disparando un rayo contra dicha persona.

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ataque mágico

dado 20+ stat 40 + 10 habilidad calavera =  70 + 10(objeto)= 80 a LEILA

5. Matvey:  Sigilo. Moneda Invoca un ghoul +10 ataque físico durante 3 posts. Éxito/fallo para ver si te aturde en el último post (un turno sin defender)

El miembro 'Adramelech Svensson' ha efectuado la acción siguiente: Lanzada de dados

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'Ataque Mágico' :

El amuleto, a fin de cuentas, la trasladó a otro escenario muy distinto del inicial. Pronto de su cabeza salió toda la nostalgia por el recordatorio de todo su sufrimiento. Ahora le estaban mostrando lo que más le gustaba. La nieve. Pronto su rostro comenzó a salir de su tristeza habitual y se dibujó una suave sonrisa. Cada uno de sus recuerdos más felices estaba en la nieve; como aquel pueblo nevado donde vivió algunos días con Reiv.

Comenzó a caminar de manera tranquila por la montaña, manteniéndose atenta a lo que pudiera ocurrir. No tuvo mucho tiempo para disfrutar el paisaje cuando Katya, una vez más, comenzó a dar las reglas de participación. Aprovechó el tiempo para tomar un poco de nieve en sus manos y disfrutarla. Un buen presagio le invadió cuando escuchó que aquel lugar era llamado las Montañas del Dragón. No había visto mucho a los participantes, excepto a Kiana y Kyllian, y había escuchado un poco de Zaph y de Setelah, oh y Leila. Pero fuera de los más conocidos, no sabía a quien se podría enfrentar. Recordó entonces el amuleto en su mano. Tuvo que soltar la nieve para encontrarlo, recubierto en aquella blanca felicidad. ¿DOS DÍAS? ¿La prueba anterior había durado DOS DÍAS? Eso sí que no lo recordaba. Hubiera jurado que fueron solo algunos minutos. Sádicos volvía a ser una palabra perfectamente descriptiva.

Según los diez segundos que tenía para ver el mapa, estaba rodeada de gente que no conocía. Adramelech, Corvo, Arturo... Kyllian estaba muy lejos, así que no se enfrentarían. Eso era un alivio. Aunque si sacaba cuentas... técnicamente pudieron haber matado a un solo demonio en la segunda prueba y aún tener posibilidades de ganar. Frunció el ceño un poco molesta, por los puntos de la última prueba, pero ciertamente involucraba más el pelear contra una persona que contra un demonio. Sería algo difícil de hacer sola a menos que se escondiera del resto de los participantes. Quizás podría preguntar a Kyllian si tenía la intención de formar alianza y salir ilesa en caso de que no. En cualquier caso, ubicó por los picos de las montañas la posible dirección en la que el feral se encontraba y se convirtió en dragón, echando a volar.

Voló algunos minutos para cruzar el cúmulo de montañas que la separaban de Kyllian. Pudo ir con Leila, pero supuso que tomaría como afrenta que un dragón se le acercara, por lo que no sería buena idea. Tuvo especial cuidado en las montañas de alejarse de donde estaría Zaphira, que según creía era una dragona más. Antes de llegar a la montaña, donde Kyllian debería estar, dio algunos círculos en la zona cerca del nivel del suelo hasta encontrar una dirección de la cual venía un aroma parecido al suyo. Lo había tenido cerca cuando salieron de la prueba, así que tenía aquellas sensaciones recientes. Rugió suave, de manera no amenazadora. Si él no iba con intenciones de alianza alzaría el vuelo antes de ser atacada. Un poco desesperada, cambió de forma y caminó en dirección, buscando su encuentro.

¡KYLLIAAAAAAAAAN! ¡NO ME MATEEEEEEEES!

El pobre chico estaba helado, parecía que llevaba un buen rato en la nieve y encima estaba empapado pero lo primero era a por lo que había venido, información. Adramelech sabía tan solo un poco más que yo sobre los ataques y al final mi propuesta fue bien recibida haciéndome sonreír cuando estrechó mi mano -Chico listo, deja que te eche una mano, no vaya a ser que te mueras antes de empezar- Recité un encantamiento corto y sencillo que hizo que de inmediato una corriente de aire caliente envolviera al joven Soul secando su ropa al instante, como si un secador de pelo gigante le estuviera apuntando, ahora estaba listo para poder continuar.

Caminamos en la nieve un rato pero nada, el siguiente adversario estaba lejos y todos empezaban a moverse pero el silencio lejos de incomodarnos parecía que nos daba tregua para pensar en lo que había ocurrido en la prueba anterior o en mi caso, replantear muchas cosas y establecer ciertas prioridades. Al final fue el moreno quien rompió el hielo enseñándome el objeto que le había tocado, me sonaba de algo pero no estaba muy segura de ello, levanté una ceja por su comentario sobre los nigromantes pensando en Khaled. Al presionar aquella moneda un ghoul apareció ante nosotros y suspiré -A este hombre le encantan esas cosas, hasta tiene uno de portero... que desagradable- comenté mientras veía como aquel bicho se alejaba.

Después de un momento parecía que el ghoul había cazado algo, Adramelech se adelantó lanzando el primer ataque y yo lo seguí saltando sobre la persona que teníamos delante espada en mano y directa a las piernas para que no pudiera moverse.
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Ataque físico
20 stat + 10 puto dado + 10 espada + 10 habilidad + 5 guantes= 55 ataque a Leila

Activa piedra lunar
+10 def para el nieto~
activa anillo de Narya
+5 de ataque para Adramelech siguiente post

(botas 0/

Equipo:

El miembro 'Zaphira Eire' ha efectuado la acción siguiente: Lanzada de dados

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#1 'Ataque Físico' :


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#2 'Ataque Físico' :

Al final la mejor opción para aquel clima era un oso polar, bendita magia de cambiaformas, había empezad a moverme por el olfato hacia el siguiente ser humano que tuviera más cerca captando el olor de Leila, iba a tomar esa dirección hasta que las pantallas se iluminaron, al final era una batalla de todos contra todos y en los diez segundos que pude ver el mapa pude ver la posición de la feral pero si era un "sálvese quien pueda" capaz y no dudaba en atacarme y por el momento no quería atacar a una cara conocida por lo que tomé otro camino pues al norte de mi posición había uno que no conocía.

Paseé por la nieve con el mono a mi espalda que parecía divertirse jugando al señor de la guerra simia que estaba montando a un oso, me levanté dejándolo caer en la fría nieve lo que le hizo pegar tal salto que al final me tiré al suelo para reírme, todo muy de peli disney. Aquel momento de revolcarme en la nieve me hizo mirar al cielo y sobre nosotros la estela de un gran dragón surcaba las nubes, bajó en círculos hasta nosotros y pude percibir su aroma entre la nieve, era Juliet y se acercaba con las manos en alto.

De nuevo tomé mi forma humana encogiéndome de frío porque me había limpiado la caca de mono con la maldita camiseta, levanté un brazo para llamar la atención de la pelirroja y chillar en medio de la ventisca -No te mato si tu no me matas! tienes un fular o algo? me estoy congelando!- El olor de la persona a la que estaba persiguiendo estaba cerca, así que me agaché en la nieve tirando del brazo de Juliet para que hiciera lo mismo -Si vienes por tregua, ahí está nuestra víctima, no tengo ni puñetera idea de quién es pero al menos no lo conozco así que vamos a divertirnos !- Al sentir las pisadas del extraño cerca salté sobre él garras en mano para propinarle un buen golpe, la nieve era difícil de leer pero si sabías como moverte podía darte ventaja por lo que empujé a aquel hombre para que uno de sus pies se atascara en una zona más profunda y así tener la oportunidad de darle un segundo golpe.



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Ataque físico
30 stat + 25 dado + 25 botas + 5 feral + 10 habilidad + 10 garras = 105 ATAQUE A Sete <3

Botas 0/8

El miembro 'Kyllian Evans' ha efectuado la acción siguiente: Lanzada de dados

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#1 'Ataque Físico' :


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#2 'Ataque Físico' :

Sabía que era Kyllian, pero sus ojos le engañaban, pues estaba frente a un oso polar. Estaba segura de que Kyllian era un feral, no lo daba también por un cambia formas. Y encima de todo, llevaba un mono a lomos.- ¿Kyllian? - La cosa se clarificó cuando cambió de forma y pudo por fin verle la cara. Sí, era él. Tenía a veces que recordar que sus sentidos también decían la verdad y que la vista podía ser engañada. Se veía bastante friolento...

¿Qué es un fular? - Preguntó un tanto ingenua pero aliviada por la tregua, aunque por sus pintas supuso que era algo para el frío. Podría darle su chaqueta, pues aunque era de tela delgada a ella no le molestaba el frío, pero seguro le quedaba pequeña... La cuestión era hacerse de aliados, pero entre más aliados más posibilidades de traición al final. Podría perdonarle fácilmente que se rompiera la tregua. Era algo natural. Lo que no sabía era si podría ver por sus propios intereses ahora que alguien más con quien contar. En otro momento habría sido más fría y calculadora, como en la arena, pero aún estaba sensible por todo lo que acababa de ver... o lo que vio hace dos días, si lo que había dicho Katya era verdad.

Pero... ¿así como así, a quien sea? - Preguntó, cayendo de rodillas a la nieve cuando el feral la jaló. Le echó un vistazo al mono pero no dijo nada y se dispuso a mirar a través de la ventisca. Cuando Kyllian salió corriendo y dio el primer ataque, ubicó bien al extraño en el espacio, saliendo de su escondite para transformarse y lanzar un ataque con estacas de hielo que crecieron del piso para aprisionarlo. No quería lastimar, pero de ahí nadie se iría sin un rasguño. Cuando se acercó lo suficiente, pudo ver que no lo desconocía tanto como creía. Reiv se había acercado a él para hablar durante el baile de inicio del torneo. Quizás, con todo, las cosas serían un poco más difíciles de lo que creía. Aunado a esto, había activado la piedra Gaia cuando salió del escondite, siendo atacado por algunos zorros de montaña.

Ataque: 0 dado + 25 dragón + 32 stat + 5 guanteletes + 10 habilidad + 10 Gaia = 82 a Setelah