Página 1 de 25. • 1, 2, 3 ... 13 ... 25
Gwen Pendragón
Raza
mensajes
puntos
Alineamiento
Ocupación
Bando
Apodo
Edad
Nacionalidad
Había pasado un mes desde que retiramos las tropas hasta la antigua residencia de los Pendragon en la isla. También lo había pasado desde que mi hermana y yo vimos la amenaza que S.A.M suponía.
Cuando volvimos no dudamos en reunirnos con nuestros hermanos para contárselo. Shyvanna estaba visiblemente preocupada por la seguridad de los dragones mientras que yo... bueno, por el momento mi cabeza seguía centrada en 'volver a casa'.
Ahora todo dependía de W y de su decisión. Para mi estaba claro que si todo lo que el descendiente de DaVinci nos había contado era cierto, en cualquier momento caería Ávalon y Ouroboros, o ambos. Y si algo no iba a permitir es que todo lo que le habían enseñado durante años, la misión de nuestras vidas, se fuese al garete por un androide o lo que fuese. Aún no me quedaba claro esa cosa de inteligencia artificial.
Intentábamos bajar a la ciudad todo lo que podíamos, hablar con la gente y tratar de generar algún tipo de influencia sobre ellos, pero en muchas ocasiones no había sido posible. Miradas recelosas e incluso algún insulto habían captado mis oídos, sobre todo cuando bajaba al mercado a por ingredientes, pero trataba de ignorar que podría hacer que explotaran sus arterias en ese mismo instante.
También habíamos conseguido algunos aliados nuevos, dragones y magos campaban junto a las casas Vasallas por las tierras de las Montañas de Dragón y nuestra residencia. Se caía a cachos y estaba visiblemente desgastada por el paso de los años cuando llegamos allí aunque poco a poco y gracias a varios hechizos habíamos conseguido reconstruir parte del lugar.
Me había visto tentada de viajar a Ávalon para intentar convencer al Sanguis Ligno que me otorgase una de sus semillas para plantarla en Ouroboros,para proteger la isla de futuros ataques, sin embargo tras meditarlo mucho pensé que tal vez hubiese otra mejor opción, así que lo descarté.
En general el mes había pasado lento, aburrido, frío, entre nieve, sin rituales más allá de los convenientes en aquel antiguo lugar olvidado, con insultos que me hacían morder mis mejillas disimuladamente para que no nos tachasen de asesinos de nuevo, con cosas raras con Giordano, con Shyvanna saludando a toda la gente de la isla visiblemente sobreexcitada y sin apenas palabras por parte de W.
Suspiré apoyada en el gran murete que había en el patio del edificio, ofrecía una gran vista de las montañas donde varios dragones volaban tranquilamente.
Cuando volvimos no dudamos en reunirnos con nuestros hermanos para contárselo. Shyvanna estaba visiblemente preocupada por la seguridad de los dragones mientras que yo... bueno, por el momento mi cabeza seguía centrada en 'volver a casa'.
Ahora todo dependía de W y de su decisión. Para mi estaba claro que si todo lo que el descendiente de DaVinci nos había contado era cierto, en cualquier momento caería Ávalon y Ouroboros, o ambos. Y si algo no iba a permitir es que todo lo que le habían enseñado durante años, la misión de nuestras vidas, se fuese al garete por un androide o lo que fuese. Aún no me quedaba claro esa cosa de inteligencia artificial.
Intentábamos bajar a la ciudad todo lo que podíamos, hablar con la gente y tratar de generar algún tipo de influencia sobre ellos, pero en muchas ocasiones no había sido posible. Miradas recelosas e incluso algún insulto habían captado mis oídos, sobre todo cuando bajaba al mercado a por ingredientes, pero trataba de ignorar que podría hacer que explotaran sus arterias en ese mismo instante.
También habíamos conseguido algunos aliados nuevos, dragones y magos campaban junto a las casas Vasallas por las tierras de las Montañas de Dragón y nuestra residencia. Se caía a cachos y estaba visiblemente desgastada por el paso de los años cuando llegamos allí aunque poco a poco y gracias a varios hechizos habíamos conseguido reconstruir parte del lugar.
Me había visto tentada de viajar a Ávalon para intentar convencer al Sanguis Ligno que me otorgase una de sus semillas para plantarla en Ouroboros,para proteger la isla de futuros ataques, sin embargo tras meditarlo mucho pensé que tal vez hubiese otra mejor opción, así que lo descarté.
En general el mes había pasado lento, aburrido, frío, entre nieve, sin rituales más allá de los convenientes en aquel antiguo lugar olvidado, con insultos que me hacían morder mis mejillas disimuladamente para que no nos tachasen de asesinos de nuevo, con cosas raras con Giordano, con Shyvanna saludando a toda la gente de la isla visiblemente sobreexcitada y sin apenas palabras por parte de W.
Suspiré apoyada en el gran murete que había en el patio del edificio, ofrecía una gran vista de las montañas donde varios dragones volaban tranquilamente.
Las Montañas del Dragón volvían a ser nuestras, como lo fueron antaño. Las tropas se retiraron de los campos de cultivo tras el parlamento, retornando parte de ellos a las montañas, y parte a Ávalon. Nuestra permanencia en Ouroboros había quedado asegurada con el parlamento, que acabó de una manera dantesca tras el asesinato del nigromante a manos de Bellatrix. Él la había destapado, y ella lo había confirmado matándolo allí mismo. Aquella posibilidad de alianza ya no resultaba beneficiosa, y tras haber pasado un mes en la cárcel supuse que la habrían tomado por loca.
Las siguientes semanas las dedicamos a reparar el antiguo hogar de los Pendragon, algo ruinoso tras siglos abandonado. G y S se habían encargado de mezclarse con la gente de la isla, poniendo la cara "amable" que algunos necesitaban ver para creer y confiar. El pueblo era manipulable si se le daba lo que quería, y lo mismo pasaba con estudiantes y algunos Descendientes. Tanto Shyvanna como Gwen habían decidido ir a Londres por su cuenta, acompañando al descendiente de Da Vinci y poniéndose en riesgo ellas mismas. No aprobé aquello cuando me lo contaron, su acto fue precipitado e innecesario. No volvimos a hablar de ello durante los días siguientes, y yo pasaba la mayor parte del tiempo organizando las tropas, con los dragones y recibiendo reportes del Maestro.
Estaba cayendo la tarde cuando me encontré a Gwen en el gran murete que había en el patio del edificio, contemplando la vista de las montañas donde varios dragones volaban tranquilamente. Me acerqué hasta ella, situándome a su lado mientras observaba también el paisaje. - ¿Te sientes en casa, Gwen? - hice un gesto con la mano, abarcando lo que teníamos ante nosotros. - Un día todo esto fue nuestro. Sólo estamos recuperando nuestro legítimo derecho. Tienen que verlo, aunque los Descendientes se empeñen en lo contrario. - crucé los brazos sobre el pecho, ladeando la cabeza para mirarla. - He estado pensando sobre lo que dijisteis Shyvanna y tú el día que os pusisteis en riesgo. Nada asegura que no acaben llegando a Ávalon, o aquí. Nuestra "colaboración" puede ser determinante, en más de un sentido. Haremos que nos necesiten, que dependan en algún momento de nosotros. Habrá sacrificios, por supuesto, pero no tienen por qué ser nuestros. El Sanguis Ligno está necesitado de nuevas ofrendas. El templo requiere más atención. Y también reactivar los templos perdidos de las montañas.
Las siguientes semanas las dedicamos a reparar el antiguo hogar de los Pendragon, algo ruinoso tras siglos abandonado. G y S se habían encargado de mezclarse con la gente de la isla, poniendo la cara "amable" que algunos necesitaban ver para creer y confiar. El pueblo era manipulable si se le daba lo que quería, y lo mismo pasaba con estudiantes y algunos Descendientes. Tanto Shyvanna como Gwen habían decidido ir a Londres por su cuenta, acompañando al descendiente de Da Vinci y poniéndose en riesgo ellas mismas. No aprobé aquello cuando me lo contaron, su acto fue precipitado e innecesario. No volvimos a hablar de ello durante los días siguientes, y yo pasaba la mayor parte del tiempo organizando las tropas, con los dragones y recibiendo reportes del Maestro.
Estaba cayendo la tarde cuando me encontré a Gwen en el gran murete que había en el patio del edificio, contemplando la vista de las montañas donde varios dragones volaban tranquilamente. Me acerqué hasta ella, situándome a su lado mientras observaba también el paisaje. - ¿Te sientes en casa, Gwen? - hice un gesto con la mano, abarcando lo que teníamos ante nosotros. - Un día todo esto fue nuestro. Sólo estamos recuperando nuestro legítimo derecho. Tienen que verlo, aunque los Descendientes se empeñen en lo contrario. - crucé los brazos sobre el pecho, ladeando la cabeza para mirarla. - He estado pensando sobre lo que dijisteis Shyvanna y tú el día que os pusisteis en riesgo. Nada asegura que no acaben llegando a Ávalon, o aquí. Nuestra "colaboración" puede ser determinante, en más de un sentido. Haremos que nos necesiten, que dependan en algún momento de nosotros. Habrá sacrificios, por supuesto, pero no tienen por qué ser nuestros. El Sanguis Ligno está necesitado de nuevas ofrendas. El templo requiere más atención. Y también reactivar los templos perdidos de las montañas.
Gwen Pendragón
Raza
mensajes
puntos
Alineamiento
Ocupación
Bando
Apodo
Edad
Nacionalidad
La pregunta de W me tomó por sorpresa, concentrada en observar aquello que tenía delante de mis ojos no me percaté de su llegada. Mis ojos se abrieron como si me hubiesen pillado haciendo algo que no debía ya que mi postura no era para nada tan correcta como me habían inculcado tener, así que recuperé la rectitud mirando a mi hermano y dedicándole una protocolaria inclinación como el Descendiente de los Pendragón se merecía.
-Wthyr.
Volví a prestar atención a las vistas dejando en reposo mis manos cerca de mi abdomen debatiendo internamente aquella pregunta. ¿Era aquella mi casa? Definitivamente no, pero debía serlo. Aquello era lo que habían estado esperando tantas generaciones de nuestra familia y así es como debería ser.Asentí a sus palabras, todos sabíamos que los descendientes entenderían de un modo u otro se lo haríamos entender. Desvié la mirada a mi hermano que contemplaba la montaña sospechando que él tenía preferencia por un modo concreto de hacérselo entender.
-Lo verán.
Confirmé escuetamente desviando la mirada a los dragones que sobrevolaban durante unos segundos hasta que por sus palabras deduje que había tomado una decisión y volví a clavar los ojos en mi hermano. Apreté mis labios sin entender bien aquello, si pretendía que nos necesitasen entonces ¿quería decir que no colaboraríamos abiertamente?. Seguí callada a la espera de que finalizase su discurso.
-Me encargaré de los templos junto a las sacerdotisas e iré a escuchar al Sanguis Ligno para saber sus deseos.
El árbol por lo general reclamaba sangre Pendragón, no sabía que pretendía mi hermano tras esas palabras sobre sacrificios ajenos a nuestra familia, no creí que el Árbol sagrado estuviese de acuerdo con aquello mas allá de ofrecernos pequeñas recompensas por sangre ajena, como cuando sacrificábamos un cordero. Apreté levemente mis manos una contra la otra antes de preguntar con la duda en mi mirada.
-¿Debo entonces comunicar nuestra participación contra la máquina al Consejo?
-Wthyr.
Volví a prestar atención a las vistas dejando en reposo mis manos cerca de mi abdomen debatiendo internamente aquella pregunta. ¿Era aquella mi casa? Definitivamente no, pero debía serlo. Aquello era lo que habían estado esperando tantas generaciones de nuestra familia y así es como debería ser.Asentí a sus palabras, todos sabíamos que los descendientes entenderían de un modo u otro se lo haríamos entender. Desvié la mirada a mi hermano que contemplaba la montaña sospechando que él tenía preferencia por un modo concreto de hacérselo entender.
-Lo verán.
Confirmé escuetamente desviando la mirada a los dragones que sobrevolaban durante unos segundos hasta que por sus palabras deduje que había tomado una decisión y volví a clavar los ojos en mi hermano. Apreté mis labios sin entender bien aquello, si pretendía que nos necesitasen entonces ¿quería decir que no colaboraríamos abiertamente?. Seguí callada a la espera de que finalizase su discurso.
-Me encargaré de los templos junto a las sacerdotisas e iré a escuchar al Sanguis Ligno para saber sus deseos.
El árbol por lo general reclamaba sangre Pendragón, no sabía que pretendía mi hermano tras esas palabras sobre sacrificios ajenos a nuestra familia, no creí que el Árbol sagrado estuviese de acuerdo con aquello mas allá de ofrecernos pequeñas recompensas por sangre ajena, como cuando sacrificábamos un cordero. Apreté levemente mis manos una contra la otra antes de preguntar con la duda en mi mirada.
-¿Debo entonces comunicar nuestra participación contra la máquina al Consejo?
La reacción de G fue rápida y correcta, siempre se esforzaba por cumplir con lo que se esperaba de ella y con las tradiciones de nuestro linaje. Su dedicación al templo era innegable, aunque todo ello no me hacía olvidar que todavía era una joven dama que apenas acababa de dejar su adolescencia atrás. No me respondió a si se sentía en casa, aunque la falta de respuesta fue suficiente contestación.
- Por supuesto que no. Ávalon es nuestro hogar. Esto es una conquista pendiente. Aquí nos ven como forasteros no deseados.
Incluso veían a nuestros dragones como amenaza, especialmente después de que se corriese la voz sobre el ataque a las casas. Gwen había jugado bien su papel en el parlamento, hasta tal punto que habíamos conseguido retorcer todo a nuestro favor para salirnos con la nuestra. Acabamos haciendo más o menos lo que queríamos, establecernos aquí en contra de su voluntad.
- Tal vez sería conveniente que dieses a conocer entre la población alguno de nuestros rituales...nunca viene mal ganar adeptos a nuestra tradición. Los templos han estado demasiado tiempo abandonados. No han rendido el merecido culto a la magia antigua.
Mi gesto se tornó más serio al escuchar que acudiría al Sanguis Ligno para escuchar sus designios. A veces se cobraba un precio muy alto, había sacrificios que podían resultar muy dolorosos.
- Hay que pensar muy bien en qué sangre mágica va a ser derramada. A veces es necesario retrasar un poco lo inevitable.
Puse una mano en el hombro de mi hermana, indicándole que me acompañase a caminar en dirección al patio de armas. Allí se encontraba nuestro hermano Darren, entrenando con los soldados Pendragon. No había estado muy comunicativo desde que llegamos a la isla, así que pasaba la mayor parte del tiempo luchando. Ni siquiera estaba demasiado con S, como solían hacer los mellizos. Probablemente no estaba de acuerdo con estar aquí.
- Hazlo. Dile que los Pendragon irán a la guerra, que acudirán a la llamada de auxilio de Ouroboros. Que consideren esto como suficiente demostración de nuestra legitimidad como linaje necesario. Pero para eso...deben necesitarnos de verdad. Acudiremos cuando seamos su única esperanza. Que nos deban la vida. El vínculo que se contrae con esa deuda es muy fuerte. ¿Sabes cómo hacer que nos necesiten, Gwen? - la miré por primera vez desde que habíamos llegado al patio de armas, mostrando una leve sonrisa apenas perceptible y una mirada ambiciosa. - Habla con el Maestro.
- Por supuesto que no. Ávalon es nuestro hogar. Esto es una conquista pendiente. Aquí nos ven como forasteros no deseados.
Incluso veían a nuestros dragones como amenaza, especialmente después de que se corriese la voz sobre el ataque a las casas. Gwen había jugado bien su papel en el parlamento, hasta tal punto que habíamos conseguido retorcer todo a nuestro favor para salirnos con la nuestra. Acabamos haciendo más o menos lo que queríamos, establecernos aquí en contra de su voluntad.
- Tal vez sería conveniente que dieses a conocer entre la población alguno de nuestros rituales...nunca viene mal ganar adeptos a nuestra tradición. Los templos han estado demasiado tiempo abandonados. No han rendido el merecido culto a la magia antigua.
Mi gesto se tornó más serio al escuchar que acudiría al Sanguis Ligno para escuchar sus designios. A veces se cobraba un precio muy alto, había sacrificios que podían resultar muy dolorosos.
- Hay que pensar muy bien en qué sangre mágica va a ser derramada. A veces es necesario retrasar un poco lo inevitable.
Puse una mano en el hombro de mi hermana, indicándole que me acompañase a caminar en dirección al patio de armas. Allí se encontraba nuestro hermano Darren, entrenando con los soldados Pendragon. No había estado muy comunicativo desde que llegamos a la isla, así que pasaba la mayor parte del tiempo luchando. Ni siquiera estaba demasiado con S, como solían hacer los mellizos. Probablemente no estaba de acuerdo con estar aquí.
- Hazlo. Dile que los Pendragon irán a la guerra, que acudirán a la llamada de auxilio de Ouroboros. Que consideren esto como suficiente demostración de nuestra legitimidad como linaje necesario. Pero para eso...deben necesitarnos de verdad. Acudiremos cuando seamos su única esperanza. Que nos deban la vida. El vínculo que se contrae con esa deuda es muy fuerte. ¿Sabes cómo hacer que nos necesiten, Gwen? - la miré por primera vez desde que habíamos llegado al patio de armas, mostrando una leve sonrisa apenas perceptible y una mirada ambiciosa. - Habla con el Maestro.
Gwen Pendragón
Raza
mensajes
puntos
Alineamiento
Ocupación
Bando
Apodo
Edad
Nacionalidad
Mis labios se apretaron cuando habló por mi. Le miré con cierta prudencia, había captado mis pensamientos sin dudarlo o tal vez mi hermano tuviese algún tipo de ventaja mágica como la legeremancia o por el contrario yo debería saber esconder mejor mis verdades hacia él.
-Pero eso cambiará.
Sentencié antes de que prosiguiese hablando. Entonces la duda surcó mis ojos y desvié la mirada a las montañas tratando de elegir mis palabras con cuidado.
-Los templos serán atendidos hermano, no tengas duda de ello. Pero....tal vez sea demasiado pronto para invitar a....al pueblo. No sé si....no sé si pueden llegar a entenderlo.Puede que cuando consigamos más aliados.
De todas maneras haría lo que Wthyr decidiese pues él tenía la última palabra en aquello, aunque temía un mayor rechazo por parte de las personas que habitaban Ouroboros al presenciar aquellos rituales y las sacerdotisas no estaban acostumbradas a un gran público en ellos.
Sus siguientes palabras me hicieron buscar sus ojos. Lo inevitable. La incertidumbre de no saber cuándo iba a llegar aquel momento o si el Sagrado Árbol llamaría a alguien en concreto. Asentí por toda respuesta bajando la mirada al suelo acompañando a mi hermano en su paseo. Caminamos próximos a Darren que parecía más callado que de costumbre. En ese momento me pregunté dónde estaría Shyvanna, seguramente volando con Artamir o tratando de hablar con más gente. Presté de nuevo atención a Wthyr que por fin confirmó que participaríamos aunque no de la manera en la que yo pensaba.
"Pero si no vamos con ellos seguirán dudando de nosotros"
Esperaba que no se notase aquel desacuerdo en su decisión sobre el que no pronuncié palabra menos aún cuando preguntó aquello y fruncí levemente mi ceño.
-¿El Maestro?
Aquel hombre anciano, con sus artes cuestionables había servido de mucho para la familia y sin embargo seguía sin fiarme del todo de él. Volví a asentir aunque no comprendía nada de aquello y miré alrededor.
-¿Necesitáis que haga algo más?
-Pero eso cambiará.
Sentencié antes de que prosiguiese hablando. Entonces la duda surcó mis ojos y desvié la mirada a las montañas tratando de elegir mis palabras con cuidado.
-Los templos serán atendidos hermano, no tengas duda de ello. Pero....tal vez sea demasiado pronto para invitar a....al pueblo. No sé si....no sé si pueden llegar a entenderlo.Puede que cuando consigamos más aliados.
De todas maneras haría lo que Wthyr decidiese pues él tenía la última palabra en aquello, aunque temía un mayor rechazo por parte de las personas que habitaban Ouroboros al presenciar aquellos rituales y las sacerdotisas no estaban acostumbradas a un gran público en ellos.
Sus siguientes palabras me hicieron buscar sus ojos. Lo inevitable. La incertidumbre de no saber cuándo iba a llegar aquel momento o si el Sagrado Árbol llamaría a alguien en concreto. Asentí por toda respuesta bajando la mirada al suelo acompañando a mi hermano en su paseo. Caminamos próximos a Darren que parecía más callado que de costumbre. En ese momento me pregunté dónde estaría Shyvanna, seguramente volando con Artamir o tratando de hablar con más gente. Presté de nuevo atención a Wthyr que por fin confirmó que participaríamos aunque no de la manera en la que yo pensaba.
"Pero si no vamos con ellos seguirán dudando de nosotros"
Esperaba que no se notase aquel desacuerdo en su decisión sobre el que no pronuncié palabra menos aún cuando preguntó aquello y fruncí levemente mi ceño.
-¿El Maestro?
Aquel hombre anciano, con sus artes cuestionables había servido de mucho para la familia y sin embargo seguía sin fiarme del todo de él. Volví a asentir aunque no comprendía nada de aquello y miré alrededor.
-¿Necesitáis que haga algo más?
Percibí la reticencia de Gwen a permitir que gente de la isla conociese nuestros rituales. No supe identificar si era por celo excesivo para con sus tareas de sacerdotisa del templo, o si realmente pensaba que la gente no comprendería nada. - Tantea el terreno, sólo así sabrás cuáles son proclives. Debemos aprovechar el tiempo protocolario para conocer mejor el terreno en el que nos movemos. Sus fortalezas, sus debilidades, sus creencias, sus lazos... - en ese momento Darren terminó el entrenamiento con sus soldados, comenzando a quitarse las armaduras y a colocar las armas en sus lugares correspondientes. Él había estado haciendo algún acercamiento con los Blood Keepers, un grupo que parecía interesante, aunque lastrado por su pasado.
Volví a ser consciente de que guardaba silencio ante el modo de participar en la guerra contra las máquinas, pero esta vez no dije nada que lo revelase. - Bien. Pues comunica nuestra decisión. Al parecer eres la portavoz preferida del Consejo y has compartido viajes con alguno. - comenté serio y mirándola de manera significativa, refiriéndome claramente a su viaje a tierra con Da Vinci. No se lo reprochaba exactamente, pero no me había gustado por el riesgo que suponía. Ella y Shyvanna eran las más apropiadas para conocer a los Descendientes, pues su cara era más "amable" que la que podíamos ofrecer Darren o yo.
- El Maestro y su aprendiz pueden proveerte de lo que necesites, pero tampoco reveles todo lo que aquí hablemos. Observa cuándo es el momento más apropiado par a"ayudar" y entonces intervendremos. Puedes retirarte, hermana. - hice un gesto con la mano como queriendo decir que eso era todo por ahora, no sin antes hacerle una advertencia. - No vuelvas a bajar a tierra sin consultar primero. - me di media vuelta tras aquello a la par que echaba a un lado la capa que llevaba sobre los hombros. Después abandoné el hogar, dirigiéndome hacia las montañas.
Volví a ser consciente de que guardaba silencio ante el modo de participar en la guerra contra las máquinas, pero esta vez no dije nada que lo revelase. - Bien. Pues comunica nuestra decisión. Al parecer eres la portavoz preferida del Consejo y has compartido viajes con alguno. - comenté serio y mirándola de manera significativa, refiriéndome claramente a su viaje a tierra con Da Vinci. No se lo reprochaba exactamente, pero no me había gustado por el riesgo que suponía. Ella y Shyvanna eran las más apropiadas para conocer a los Descendientes, pues su cara era más "amable" que la que podíamos ofrecer Darren o yo.
- El Maestro y su aprendiz pueden proveerte de lo que necesites, pero tampoco reveles todo lo que aquí hablemos. Observa cuándo es el momento más apropiado par a"ayudar" y entonces intervendremos. Puedes retirarte, hermana. - hice un gesto con la mano como queriendo decir que eso era todo por ahora, no sin antes hacerle una advertencia. - No vuelvas a bajar a tierra sin consultar primero. - me di media vuelta tras aquello a la par que echaba a un lado la capa que llevaba sobre los hombros. Después abandoné el hogar, dirigiéndome hacia las montañas.
Gwen Pendragón
Raza
mensajes
puntos
Alineamiento
Ocupación
Bando
Apodo
Edad
Nacionalidad
Estaba claro que Wthyr quería que la gente supiese y se uniese a nuestras prácticas, yo misma estaría encantada de que así fuese, sin embargo nuestra situación en la isla no era precisamente favorecedora pero el parecía querer proceder con aquello aunque al menos decidió que primero debía indagar en las preferencias de los habitantes. Asentí nuevamente ante su decisión y desvié la vista a nuestro hermano frunciendo levemente mis labios.
Darren no parecía tener un buen día a juzgar por como se estaba quitando sus ropas de entrenamiento. Volví a alzar la vista a mi hermano mayor permaneciendo seria sin saber si aquello de ser la preferida, según él, le parecía bien o mal. Aunque por su segunda frase supuse que era más bien mal.
Nuevamente de mis labios no salió palabra alguna y sin embargo agaché mi mirada, sabiendo que no le había sentado bien que las dos bajásemos a tierra.
Continué atendiendo a sus palabras, sus instrucciones, sobre el anciano Maestro y su aprendiz hasta que me despachó.
-Hermano.
Incliné mi cuerpo en un gesto respetuoso dispuesta a marcharme para cumplir mi cometido cuando agregó una nueva indicación y le miré primero sin comprender.
No solía consultar mis decisiones unilaterales excepto cuando teníamos que debatir algo de importancia. Mis ojos reflejaron lo contrariada que estaba por aquello y sin embargo volví a procurar un gesto respetuoso hacia el Descendiente de Pendragón y abandoné el patio del castillo.
Darren no parecía tener un buen día a juzgar por como se estaba quitando sus ropas de entrenamiento. Volví a alzar la vista a mi hermano mayor permaneciendo seria sin saber si aquello de ser la preferida, según él, le parecía bien o mal. Aunque por su segunda frase supuse que era más bien mal.
Nuevamente de mis labios no salió palabra alguna y sin embargo agaché mi mirada, sabiendo que no le había sentado bien que las dos bajásemos a tierra.
Continué atendiendo a sus palabras, sus instrucciones, sobre el anciano Maestro y su aprendiz hasta que me despachó.
-Hermano.
Incliné mi cuerpo en un gesto respetuoso dispuesta a marcharme para cumplir mi cometido cuando agregó una nueva indicación y le miré primero sin comprender.
No solía consultar mis decisiones unilaterales excepto cuando teníamos que debatir algo de importancia. Mis ojos reflejaron lo contrariada que estaba por aquello y sin embargo volví a procurar un gesto respetuoso hacia el Descendiente de Pendragón y abandoné el patio del castillo.
El enfado de Juliet había sido más que evidente, no se había tomado nada bien la broma. También era cierto que casi no conocíamos a Mérida, así que no era como una broma entre amigos. La chica de Kyll, por mucho que se empeñaran en decir que no, había dicho la verdad en una cosa. Miré flipando a ambos por la noticia, sin saber muy bien si darles la enhorabuena o qué. - Joder...felicidades, supongo. - el feral no salía de una cuando se metía en otra. Y ahora sí que le iba a tocar hacer de padre porque iba a ser suyo de verdad. - Lo que vosotros queráis pensar, tener un hijo juntos y tal ya os hace pareja oficial. - me encogí de hombros ante su negativa. Fruncí un poco el ceño por el comentario de que Juliet no confiaba en mí, que precisamente era algo por lo que habíamos discutido el día de la fiesta de los Pendragon, después de aquella resaca. Kyllian intentó echar una mano en el asunto, pero decir lo de la boda no parecía ayudar mucho en una situación como la que teníamos. Le hice un gesto de que mejor nos poníamos a andar y dejábamos las polémicas, aunque me quedé algo rezagado para que el feral me explicase un poco mientras ellas se ponían en marcha.
Esperé a que soltase a Mérida tras la persecución con bolas, esperando tener un momento a solas para poder hablar. No me importaba mucho si la otra escuchaba, pero era más cómodo que fuese una conversación de dos.
- No sé cómo lo haces para andar metido siempre en jaleos...¿lo habéis pensando bien? ¿seguro que queréis los dos? - pregunté por lo bajo de modo confidencial, mirando dudoso a Mérida. - Lo digo porque ya debe ser difícil tenerlo con alguien con quien estás, en un mundo como en el que estamos...pues imagina con alguien que sólo conoces desde hace un mes. - me ponía en su lugar y pensaba en que yo preferiría no seguir adelante, pero tampoco quería sonar demasiado borde. - Bueno, son cosas mías. Seguro que os irá bien. Y si no siempre os quedará la guardería de Ouroboros. Mi sobrina se pasa allí metida todo el tiempo. Creo que sus padres no le hacen demasiado caso y además son una de esas familias desestructuradas. Cosas de Blacks . - el padre estaba siempre de misiones suicidas, y la madre siempre trabajando en el hospital. Tampoco podía criticar, yo ni hacía de tío.
Tras una larga caminata por fin alcanzamos la cumbre en la que se encontraba el hogar de los Pendragon, ahora reformado para que pudiese acoger a sus nuevos descendientes. Me separé de Kyllian para ir hacia Juliet, a ver si ya no estaba modo rancio. - Ahora te toca desplegar tus encantos draconianos y tu mejor acento para que nos inviten a la casa. - por allí había un par de guardias custodiando la entrada, así que fui a preguntarles directamente. Me dijeron que la más joven de las Pendragon no se encontraba en el lugar, y que desconocían si Shyvanna estaba allí. El tal Wthyr también había salido, y sólo quedaba Darren.
- Solicitamos audiencia para cuando regresen. - después señalé a Juliet, que era la única del grupo cuya raza era la que interesaba a los residentes de aquel lugar. - Guinevere Pendragon le dijo hace un mes que fuese a buscarla. Nos gustaría conocer mejor a los nuevos habitantes de Ouroboros. - los guardias intercambiaron un par de miradas y se dieron la vuelta para hablar. Tras eso volvieron a acercarse, decidiendo escoltarnos al interior sin perdernos de vista.
Esperé a que soltase a Mérida tras la persecución con bolas, esperando tener un momento a solas para poder hablar. No me importaba mucho si la otra escuchaba, pero era más cómodo que fuese una conversación de dos.
- No sé cómo lo haces para andar metido siempre en jaleos...¿lo habéis pensando bien? ¿seguro que queréis los dos? - pregunté por lo bajo de modo confidencial, mirando dudoso a Mérida. - Lo digo porque ya debe ser difícil tenerlo con alguien con quien estás, en un mundo como en el que estamos...pues imagina con alguien que sólo conoces desde hace un mes. - me ponía en su lugar y pensaba en que yo preferiría no seguir adelante, pero tampoco quería sonar demasiado borde. - Bueno, son cosas mías. Seguro que os irá bien. Y si no siempre os quedará la guardería de Ouroboros. Mi sobrina se pasa allí metida todo el tiempo. Creo que sus padres no le hacen demasiado caso y además son una de esas familias desestructuradas. Cosas de Blacks . - el padre estaba siempre de misiones suicidas, y la madre siempre trabajando en el hospital. Tampoco podía criticar, yo ni hacía de tío.
Tras una larga caminata por fin alcanzamos la cumbre en la que se encontraba el hogar de los Pendragon, ahora reformado para que pudiese acoger a sus nuevos descendientes. Me separé de Kyllian para ir hacia Juliet, a ver si ya no estaba modo rancio. - Ahora te toca desplegar tus encantos draconianos y tu mejor acento para que nos inviten a la casa. - por allí había un par de guardias custodiando la entrada, así que fui a preguntarles directamente. Me dijeron que la más joven de las Pendragon no se encontraba en el lugar, y que desconocían si Shyvanna estaba allí. El tal Wthyr también había salido, y sólo quedaba Darren.
- Solicitamos audiencia para cuando regresen. - después señalé a Juliet, que era la única del grupo cuya raza era la que interesaba a los residentes de aquel lugar. - Guinevere Pendragon le dijo hace un mes que fuese a buscarla. Nos gustaría conocer mejor a los nuevos habitantes de Ouroboros. - los guardias intercambiaron un par de miradas y se dieron la vuelta para hablar. Tras eso volvieron a acercarse, decidiendo escoltarnos al interior sin perdernos de vista.
Se quedó de pie, bastante indignada viéndolos reírse. De Kyllian lo esperaba, era bromista por naturaleza, pero sentía que la otra se estaba tomando atribuciones que no le correspondían. No sabía nada de eso de los pelirrojos con los drows. Le interesó pero no le causó mucha gracia. Menos mal que Reiv se quedó calladito y dejó de decirle "pelirroja" que en ese momento era más un insulto que un cariño. De repente, el fuego se encendió de nuevo...
Nonono, no pongas palabras en mi boca porque...- Saltó, mirándola con coraje líquido, deteniéndose cuando la intervención de Kyllian la salvó, porque se le estaba olvidando que, a final de cuentas, la chica sí estaba embarazada y no podía tener peleas callejeras con dragonas y botellas rotas. Relajó de pronto la mano, porque sabía que para ese entonces ya debía estarle haciendo daño a Reiv. También miró mal a Kyllian. En otra circunstancia, lo del anillo de boda habría servido para sonrojarla, pero en aquel preciso momento no servía. Terminó por no ver a ninguno de los tres, mirando hacia las montañas, porque no quería provocar más peleas. Al final, comenzaron a caminar a la residencia que se avistaba en la montaña.
Entendió cuando Reiv quiso quedarse para hablar con Kyllian, pero no por eso tenía ella que ir con Mérida. En lugar de eso, se alejó de ella con ganas, caminando un poco en zigzag por la montaña. Trató de concentrarse en otra cosa, porque sabía que si ponía atención podría oir la conversación sin problemas. Tenía una mala espina de que Kyllian y Mérida les acompañaran, así que cuando Reiv llegó junto a ella al llegar a la residencia, puso la misma cara de no querer entrar que tenía al subir.- No tengo encantos. Soy una patata. Y acento tampoco, seguro que soy la primera dragona que vetan de este lugar...- Dijo en un puchero, susurrando para que el resto no escucharan. No cuando tenía a Reiv con su agrio encanto, a Kyllian todo parlanchín al lado y a Mérida que también se le daba mucho hablar. Sabía que por sí sola no entraría, pero entrar en grupo solo la pondría como siempre: tímida, dejando que otros tomaran la palabra. Su presencia se iba a ver diluida y lo sabía, así que solo le quedaba hacer un puchero afuera para no hacerlo adentro.
Dejó que Reiv hablara con los guardias en otra mala decisión que no aportaba nada a hacerse visible, pero que a fin de cuentas era lo mejor. Se cruzó los brazos bajo el pecho, algo más intimidada cuando Reiv dijo la chorrada de que G le había dicho que la buscara. Seguro se lo había dicho a mucha gente. Cuando logró que les escoltaran al interior, se tomó del brazo de Reiv, avanzando mientras captaba cada rincón por el que pasaban con atención. El lugar era hermoso en su singularidad y le producía una calma que no sabía explicar. Supo que se había relajado porque ya no tomaba a Reiv tan fuerte del brazo, sino con ternura. Incluso sus labios mantenían una sonrisa pequeña por estar en aquel lugar. Se restregó un poco a lo gato contra el hombro de Reiv, dejándole después un beso a manera de gratitud por haberle obligado a llegar hasta aquel lugar.
Nonono, no pongas palabras en mi boca porque...- Saltó, mirándola con coraje líquido, deteniéndose cuando la intervención de Kyllian la salvó, porque se le estaba olvidando que, a final de cuentas, la chica sí estaba embarazada y no podía tener peleas callejeras con dragonas y botellas rotas. Relajó de pronto la mano, porque sabía que para ese entonces ya debía estarle haciendo daño a Reiv. También miró mal a Kyllian. En otra circunstancia, lo del anillo de boda habría servido para sonrojarla, pero en aquel preciso momento no servía. Terminó por no ver a ninguno de los tres, mirando hacia las montañas, porque no quería provocar más peleas. Al final, comenzaron a caminar a la residencia que se avistaba en la montaña.
Entendió cuando Reiv quiso quedarse para hablar con Kyllian, pero no por eso tenía ella que ir con Mérida. En lugar de eso, se alejó de ella con ganas, caminando un poco en zigzag por la montaña. Trató de concentrarse en otra cosa, porque sabía que si ponía atención podría oir la conversación sin problemas. Tenía una mala espina de que Kyllian y Mérida les acompañaran, así que cuando Reiv llegó junto a ella al llegar a la residencia, puso la misma cara de no querer entrar que tenía al subir.- No tengo encantos. Soy una patata. Y acento tampoco, seguro que soy la primera dragona que vetan de este lugar...- Dijo en un puchero, susurrando para que el resto no escucharan. No cuando tenía a Reiv con su agrio encanto, a Kyllian todo parlanchín al lado y a Mérida que también se le daba mucho hablar. Sabía que por sí sola no entraría, pero entrar en grupo solo la pondría como siempre: tímida, dejando que otros tomaran la palabra. Su presencia se iba a ver diluida y lo sabía, así que solo le quedaba hacer un puchero afuera para no hacerlo adentro.
Dejó que Reiv hablara con los guardias en otra mala decisión que no aportaba nada a hacerse visible, pero que a fin de cuentas era lo mejor. Se cruzó los brazos bajo el pecho, algo más intimidada cuando Reiv dijo la chorrada de que G le había dicho que la buscara. Seguro se lo había dicho a mucha gente. Cuando logró que les escoltaran al interior, se tomó del brazo de Reiv, avanzando mientras captaba cada rincón por el que pasaban con atención. El lugar era hermoso en su singularidad y le producía una calma que no sabía explicar. Supo que se había relajado porque ya no tomaba a Reiv tan fuerte del brazo, sino con ternura. Incluso sus labios mantenían una sonrisa pequeña por estar en aquel lugar. Se restregó un poco a lo gato contra el hombro de Reiv, dejándole después un beso a manera de gratitud por haberle obligado a llegar hasta aquel lugar.
Mérida Pyro
Raza
mensajes
puntos
Alineamiento
Ocupación
Bando
Apodo
Edad
Nacionalidad
No sabía qué había dicho mal pero en cuanto Kyllian empezó a corregirla lo entendió. Iba a disculparse por la forma en la que habían salido las palabras cuando Juliet le hablo de aquella manera. Mérida echó un paso hacia atrás mirándola no solo sorprendida sino a la defensiva. Se esperaba que la atacará y la pelirroja alzó las manos previendo lanzarle alguna bola de fuego si se tornaba más agresiva. Si las náuseas mañaneras no habían sido suficiente lo de esta mujer sí. Y el colofón de "novia", que ella no quería puto nada de relación.
El momento en el que Kyllian la cargó como saco de patatas le ayudó a distraerse un poco pero se dio cuenta nada más bajar Reiv se lo llevó a un lado y Juliet se fue por el otro. Mejor, no quería charlar con ella. Es más, no quería charlar con ninguno. Escuchó apenas un poco de lo que Reiv le decía al moreno y sus dudas al respecto empezaron otra vez… se volvió a sentir mareada y decidió que debía irse a dormir. No tenía ganas de nada.
Sacó el orbe y convocó el grifo astral, subiéndose a él con agilidad y se agarró con fuerza, mientras terminaban de llegar a la mansión esa. Al ver que Reiv se separaba de Kyllian decidió hablar -No te preocupes Reiv, el puede quedarse apartado si quiere. No le estoy obligando a nada. Suerte con vuestra aventura- Sonrió un poco forzada y miró a Kyllian con el mismo gesto -Hablamos después- Le dijo y podría haberle soltado algún comentario venenoso sobre sus amigos pero no estaba en la naturaleza de la pelirroja ser busca peleas, prefería el lado bueno y feliz de la vida. Inició el vuelo para alejarse de las Montañas del Dragón directo a su habitación. Teniendo a la Brigada no tenía porqué soportar mierdas de unos desconocidos.
El momento en el que Kyllian la cargó como saco de patatas le ayudó a distraerse un poco pero se dio cuenta nada más bajar Reiv se lo llevó a un lado y Juliet se fue por el otro. Mejor, no quería charlar con ella. Es más, no quería charlar con ninguno. Escuchó apenas un poco de lo que Reiv le decía al moreno y sus dudas al respecto empezaron otra vez… se volvió a sentir mareada y decidió que debía irse a dormir. No tenía ganas de nada.
Sacó el orbe y convocó el grifo astral, subiéndose a él con agilidad y se agarró con fuerza, mientras terminaban de llegar a la mansión esa. Al ver que Reiv se separaba de Kyllian decidió hablar -No te preocupes Reiv, el puede quedarse apartado si quiere. No le estoy obligando a nada. Suerte con vuestra aventura- Sonrió un poco forzada y miró a Kyllian con el mismo gesto -Hablamos después- Le dijo y podría haberle soltado algún comentario venenoso sobre sus amigos pero no estaba en la naturaleza de la pelirroja ser busca peleas, prefería el lado bueno y feliz de la vida. Inició el vuelo para alejarse de las Montañas del Dragón directo a su habitación. Teniendo a la Brigada no tenía porqué soportar mierdas de unos desconocidos.
Kyllian Evans
Raza
mensajes
puntos
Alineamiento
Ocupación
Bando
Apodo
Edad
Nacionalidad
Me quedé de piedra con la reacción de Juliet pero Mérida tampoco se andaba con chiquitas y en cuanto vi que hizo esa bola de fuego se la apaqué con una de nieve.. aunque lo primero que se me pasó por la cabeza fue escupirle en la mano, intervine y por suerte la cosa no pasó a mayores -Gracias tío, pero que no somos pareja, paso de esas movidas que después me dan la patada-
Dejamos que Mérida y Juliet se adelantaran pero estaba claro que no se llevaban bien -menudo jaleo... cuando se le pase a Jul dile que lo siento, no creí que lo tomaría tan mal- Reiv tenía la intención de hablar sobre lo que acababa de decirle y solo pude encogerme de hombros -La culpa es de los dos, eso está claro y ella quiere tenerlo, dice que el mini alien no tiene que pagar por nuestras cagadas, le dije que podía decidir, es decir, no puedo obligarla a que aborte o lo tenga... y bueno, qué más da? la verdad es que me cambia los planes, estaba pensando unirme a los renegados- asentí con todo lo que dijo, criar a un bebé en estos tiempos era una mala idea, pero a mi la idea de una familia no me desagradaba, aunque la candidata a señora Evans aún no había aparecido pese a lo que pensara Reiv de mi relación con Mérida -joder no, eso es cruel, los crios tienen que estar con sus padres, si después se desvían o te echan en cara cosas te lo comes por dejarlos solos, no, no, yo quiero que tengan buenos recuerdos igual que yo con mis padres, que miren atrás y sientan que han sido felices aunque pasen días de mierda como nosotros ¿te imaginas pasar por los campos sin tener nada bueno a lo que aferrarte? seguro que el cabrón de Éamon nos habría cortado a cachitos en dos días- así que la guardería lo justo y necesario.
-Awwww! pobre Reiv, te dejaron en la guardería y no volvieron a por ti? ven que yo te doy amor- lo enganché por el cuello y le di un lametón de vaca en la mejilla de abajo a arriba sin cortarme un pelo -uy! que me ha quedado un cacho! - intenté repetir la hazaña pero seguro se libraba así que me limité a reírme. Cuando volví con Mérida no parecía de muy buen humor y se subió al grifo, tampoco le iba a impedir que se fuera -Nos vemos después pelirroja! pasaré por el mercado antes de ir a la residencia!- la despedí con la mano y en cuanto la perdí de vista recordé algo -Joder que puto frío! se ha llevado mi chaqueta-
Al llegar a la puerta nos topamos con unos guardias que no estaban muy convencidos de dejarnos pasar, al parecer la rubia de la fiesta no estaba, una lástima porque era la que parecía menos rancia, pero Reiv se las apañó para que nos dejaran pasar con vigilancia, para ese momento Juliet parecía menos... rancia. Me quedé mirando el lugar que apestaba a lagarto alado ¿cómo podían soportar eso? solo me daba mal rollo -¿Y los canapés? yo esperaba un pijo vestido de pingüino en la entrada con unos saladitos y un margarita-
Dejamos que Mérida y Juliet se adelantaran pero estaba claro que no se llevaban bien -menudo jaleo... cuando se le pase a Jul dile que lo siento, no creí que lo tomaría tan mal- Reiv tenía la intención de hablar sobre lo que acababa de decirle y solo pude encogerme de hombros -La culpa es de los dos, eso está claro y ella quiere tenerlo, dice que el mini alien no tiene que pagar por nuestras cagadas, le dije que podía decidir, es decir, no puedo obligarla a que aborte o lo tenga... y bueno, qué más da? la verdad es que me cambia los planes, estaba pensando unirme a los renegados- asentí con todo lo que dijo, criar a un bebé en estos tiempos era una mala idea, pero a mi la idea de una familia no me desagradaba, aunque la candidata a señora Evans aún no había aparecido pese a lo que pensara Reiv de mi relación con Mérida -joder no, eso es cruel, los crios tienen que estar con sus padres, si después se desvían o te echan en cara cosas te lo comes por dejarlos solos, no, no, yo quiero que tengan buenos recuerdos igual que yo con mis padres, que miren atrás y sientan que han sido felices aunque pasen días de mierda como nosotros ¿te imaginas pasar por los campos sin tener nada bueno a lo que aferrarte? seguro que el cabrón de Éamon nos habría cortado a cachitos en dos días- así que la guardería lo justo y necesario.
-Awwww! pobre Reiv, te dejaron en la guardería y no volvieron a por ti? ven que yo te doy amor- lo enganché por el cuello y le di un lametón de vaca en la mejilla de abajo a arriba sin cortarme un pelo -uy! que me ha quedado un cacho! - intenté repetir la hazaña pero seguro se libraba así que me limité a reírme. Cuando volví con Mérida no parecía de muy buen humor y se subió al grifo, tampoco le iba a impedir que se fuera -Nos vemos después pelirroja! pasaré por el mercado antes de ir a la residencia!- la despedí con la mano y en cuanto la perdí de vista recordé algo -Joder que puto frío! se ha llevado mi chaqueta-
Al llegar a la puerta nos topamos con unos guardias que no estaban muy convencidos de dejarnos pasar, al parecer la rubia de la fiesta no estaba, una lástima porque era la que parecía menos rancia, pero Reiv se las apañó para que nos dejaran pasar con vigilancia, para ese momento Juliet parecía menos... rancia. Me quedé mirando el lugar que apestaba a lagarto alado ¿cómo podían soportar eso? solo me daba mal rollo -¿Y los canapés? yo esperaba un pijo vestido de pingüino en la entrada con unos saladitos y un margarita-
De tanto en tanto le iba echando un ojo a Juliet, que tenía pinta de seguir mosqueada y tener pocas ganas de socializar. Teníamos que trabajar eso un poco más, que siempre le costaba estar en grupos y desenvolverse con más gente. Mientras seguí hablando con Kyllian, al que no quise insistir más en eso de ser pareja. Debía tener miedo a lo que pudiese pasar, por eso que dijo de que le acababan dando la pataba. Tal vez necesitase una intervención. - Bah...no pasa nada. Se lo diré, pero no tiene importancia. Hay que conocerla. - respondí refiriéndome a lo de pedirle perdón a Juliet, dándole vueltas después a eso que dijo de que el niño no era planeado, obviamente. Además le cambiaba los planes. - Te entiendo. - recordé cuando me dieron a mi la noticia, en los campos. No pude sentir nada positivo en ese momento, sólo miedo por la situación. - Supongo que encontraréis la manera y que luego estaréis contentos. Puedes unirte igualmente a los renegados. - la idea me gustó, así no sería el nuevo y marginado de los renegados, que Johan siempre iba con sus múltiples amigos y yo...bueno, no me integraba.
Solté una risa irónica por lo bajo cuando comentó eso de que los niños debían estar con sus padres, que luego se desviaban y te echaban cosas en cara. - Doy fe. Pueden convertirse en adolescentes gilipollas fanboys de dictadores, o tratar de atentar contra un padre que no tiene culpa. - me señalé con el pulgar refiriéndome a mí, aunque tal vez también me hubiese convertido en eso incluso si mis padres me hubiesen criado. Tampoco podía decir nada de recuerdos creados en la infancia, no podía aferrarme a ninguno de esos. Kyllian sí los tenía. - Bueno, tenía algunos recuerdos en los que pensar, pero ninguno de esa época. - le gruñí cuando me dijo lo de la guardería y me soltó el lametón, cerrando el ojo de ese lado para que no me pasase por ahí la lengua. Después me pasé rápidamente la manga por ahí para quitarme las babas. Sólo faltaba que tuviese la lengua de lija como los gatos. - Joer, casi prefiero los placajes. - volví a regruñir y protestar, quedándome algo pillado cuando Mérida se acercó a decir eso de que Kyllian no tenía por qué formar parte de lo del hijo. No sabía que nos estaba escuchando, y pensé que tal vez la había cagado y la chica se había sentido mal. De todos modos tenía que decirle eso a Kyllian.
- Espero que no se lo haya tomado mal. Tampoco era mi intención, sólo eran dudas al ponerme en tu lugar. Luego se lo dices. comenté después de que ella se marchase, regresando después de nuevo junto a Juliet. No le convenció mi argumento de usar sus cosas de dragón para colarse, y parecía estar tan nerviosa como si fuese a una cita Pendragon o algo así.
- Tú háblales y ya está, diles lo que quieras preguntar o saber. Tampoco es una entrevista de trabajo, relájate. - la tomé del brazo mientras los guardias nos escoltaban al interior, comenzando a descubrir parte de la majestuosa residencia de ese linaje. Juliet pareció relajarse poco a poco, incluso pareció agradecerme que la hubiese traído. Habría estado bien que los Pendragon estuviesen ahí para recibirnos, pero por el momento sólo podíamos cotillear el lugar. Fue en ese momento cuando me llegó un mensaje a la moneda de los renegados, uno de parte de Johan. Saqué la moneda del bolsillo para leerla. Era algo muy corto y conciso. No me daba buena espina.
- Es un mensaje de mi hermano...están pidiendo refuerzos en China Town. Han encontrado al androide en un videoclub. - les mostré la moneda tanto a Kyllian como a Juliet, preguntando con la mirada si venían. - Tengo que ir. Pero podéis quedaros aquí si queréis...
Solté una risa irónica por lo bajo cuando comentó eso de que los niños debían estar con sus padres, que luego se desviaban y te echaban cosas en cara. - Doy fe. Pueden convertirse en adolescentes gilipollas fanboys de dictadores, o tratar de atentar contra un padre que no tiene culpa. - me señalé con el pulgar refiriéndome a mí, aunque tal vez también me hubiese convertido en eso incluso si mis padres me hubiesen criado. Tampoco podía decir nada de recuerdos creados en la infancia, no podía aferrarme a ninguno de esos. Kyllian sí los tenía. - Bueno, tenía algunos recuerdos en los que pensar, pero ninguno de esa época. - le gruñí cuando me dijo lo de la guardería y me soltó el lametón, cerrando el ojo de ese lado para que no me pasase por ahí la lengua. Después me pasé rápidamente la manga por ahí para quitarme las babas. Sólo faltaba que tuviese la lengua de lija como los gatos. - Joer, casi prefiero los placajes. - volví a regruñir y protestar, quedándome algo pillado cuando Mérida se acercó a decir eso de que Kyllian no tenía por qué formar parte de lo del hijo. No sabía que nos estaba escuchando, y pensé que tal vez la había cagado y la chica se había sentido mal. De todos modos tenía que decirle eso a Kyllian.
- Espero que no se lo haya tomado mal. Tampoco era mi intención, sólo eran dudas al ponerme en tu lugar. Luego se lo dices. comenté después de que ella se marchase, regresando después de nuevo junto a Juliet. No le convenció mi argumento de usar sus cosas de dragón para colarse, y parecía estar tan nerviosa como si fuese a una cita Pendragon o algo así.
- Tú háblales y ya está, diles lo que quieras preguntar o saber. Tampoco es una entrevista de trabajo, relájate. - la tomé del brazo mientras los guardias nos escoltaban al interior, comenzando a descubrir parte de la majestuosa residencia de ese linaje. Juliet pareció relajarse poco a poco, incluso pareció agradecerme que la hubiese traído. Habría estado bien que los Pendragon estuviesen ahí para recibirnos, pero por el momento sólo podíamos cotillear el lugar. Fue en ese momento cuando me llegó un mensaje a la moneda de los renegados, uno de parte de Johan. Saqué la moneda del bolsillo para leerla. Era algo muy corto y conciso. No me daba buena espina.
- Es un mensaje de mi hermano...están pidiendo refuerzos en China Town. Han encontrado al androide en un videoclub. - les mostré la moneda tanto a Kyllian como a Juliet, preguntando con la mirada si venían. - Tengo que ir. Pero podéis quedaros aquí si queréis...
La chica se fue. No le puso más atención a su gesto porque aparentemente se había enojado por algo que Reiv había dicho. Tampoco era santa, porque ella misma había dicho cosas feas también. Cosas que no está bien decirle a la gente. Puso los ojos en blanco en mal plan porque seguía molesta y porque, molesta como estaba, su comportamiento le resultaba infantil (pero no así el propio).
Se tranquilizó demasiado, pasando a estar feliz en aquel lugar. Era lujoso. Del tipo de lujo que recordaba de su infancia, o como el que tenía el castillo Le Fay. Le gustaban esos lugares, pero seguía sintiendo que no encajaba. Ese sentimiento no aplicaba a la Residencia Pendragón, pues sentía que podía ir por los pasillos y elegir habitación y, a la vez, sentía los nervios en el estómago de que existía la posibilidad de ser rechazada.- Si no estuvieras aquí, no sabría que hacer.- Susurró, agradeciendo a su modo el hecho de que la hubiera hecho subir hasta ese lugar. Mientras absorbía el lugar, su bolsillo vibró como el de Reiv pero, como era costumbre, ella no sacó su moneda. Dejó que Reiv sacara la suya y le mostrara. Por eso no se enteraba nunca de nada...
Leyó el mensaje y escuchó a Reiv asintiendo suavemente. Luego le miró a los ojos con ternura y una sonrisa en los labios antes de apretar con más fuerza su mano.- Voy contigo... En eso quedamos, ¿no?... ¿Kyllian?
Se tranquilizó demasiado, pasando a estar feliz en aquel lugar. Era lujoso. Del tipo de lujo que recordaba de su infancia, o como el que tenía el castillo Le Fay. Le gustaban esos lugares, pero seguía sintiendo que no encajaba. Ese sentimiento no aplicaba a la Residencia Pendragón, pues sentía que podía ir por los pasillos y elegir habitación y, a la vez, sentía los nervios en el estómago de que existía la posibilidad de ser rechazada.- Si no estuvieras aquí, no sabría que hacer.- Susurró, agradeciendo a su modo el hecho de que la hubiera hecho subir hasta ese lugar. Mientras absorbía el lugar, su bolsillo vibró como el de Reiv pero, como era costumbre, ella no sacó su moneda. Dejó que Reiv sacara la suya y le mostrara. Por eso no se enteraba nunca de nada...
Leyó el mensaje y escuchó a Reiv asintiendo suavemente. Luego le miró a los ojos con ternura y una sonrisa en los labios antes de apretar con más fuerza su mano.- Voy contigo... En eso quedamos, ¿no?... ¿Kyllian?
Kyllian Evans
Raza
mensajes
puntos
Alineamiento
Ocupación
Bando
Apodo
Edad
Nacionalidad
Al parecer lo de Juliet no iba a pasar a mayores y si Reiv no se preocupaba pues yo tampoco, sin embargo cuando nos quedamos solos y la conversación pasó a algo más serio ambos asentimos a lo que decía el otro, me reí cuando dijo lo de unirme a los renegados -Pero como vais de fondos? que los pañales no son gratis! tengo extra de navidad?- lo cierto es que el moreno había pasado por cosas mucho más chungas que yo en su infancia o eso me hizo pensar con el comentario sobre las sectas y atentados -al menos ahora eres norm... bueno, aguantable- dije dándole un toque con el codo a modo de broma.
El lametón le había encantado, lo sabía, pero se quejaba de gratis y me volví a reír con sus protestas. Cuando alcanzamos a las chicas Mérida dejó caer un par de perlas, las pelirrojas entre ellas se repelen, apuntado quedaba -Nah, no le hagas caso, yo creo que hoy está un poco sensible por eso de que se acaba de enterar de la noticia, no ha dormido ni comido bien... después le hago algo para comer y se le pasa- o eso esperaba porque si también estallaba en llamas cuando se enfadaba me caería otra bronca por chamuscar la habitación.
Al entrar pude notar el nerviosismo de Juliet pero se le pasó en seguida y se pegó a Reiv modo parejita feliz, puse cara de asco al verlos tan acaramelados y moñas -¿os toco el violín?-. Seguimos andando por el rimbombante hogar de los reptilianos esos sin nadie que nos recibiera de los jefazos hasta que la moneda esa que tenían los del club renegado hizo cosas te tener un mensaje, estaban pidiendo ayuda desde chinatown en el videoclub -Eh! una mierda me quedo yo aquí, Vamos pelirroja!... sin ofender... yo os llev... tengo el casco? si... las llaves... y creo que cerré el gas... VAMOS!- dicho eso los enganché a ambos y desaparecimos rumbo a Londres, al dichoso videoclub.
El lametón le había encantado, lo sabía, pero se quejaba de gratis y me volví a reír con sus protestas. Cuando alcanzamos a las chicas Mérida dejó caer un par de perlas, las pelirrojas entre ellas se repelen, apuntado quedaba -Nah, no le hagas caso, yo creo que hoy está un poco sensible por eso de que se acaba de enterar de la noticia, no ha dormido ni comido bien... después le hago algo para comer y se le pasa- o eso esperaba porque si también estallaba en llamas cuando se enfadaba me caería otra bronca por chamuscar la habitación.
Al entrar pude notar el nerviosismo de Juliet pero se le pasó en seguida y se pegó a Reiv modo parejita feliz, puse cara de asco al verlos tan acaramelados y moñas -¿os toco el violín?-. Seguimos andando por el rimbombante hogar de los reptilianos esos sin nadie que nos recibiera de los jefazos hasta que la moneda esa que tenían los del club renegado hizo cosas te tener un mensaje, estaban pidiendo ayuda desde chinatown en el videoclub -Eh! una mierda me quedo yo aquí, Vamos pelirroja!... sin ofender... yo os llev... tengo el casco? si... las llaves... y creo que cerré el gas... VAMOS!- dicho eso los enganché a ambos y desaparecimos rumbo a Londres, al dichoso videoclub.
Gwen Pendragón
Raza
mensajes
puntos
Alineamiento
Ocupación
Bando
Apodo
Edad
Nacionalidad
Tras la interesante charla con el Descendiente retornamos Alud y yo a casa. No era demasiado tarde pero preferí esperar al siguiente día para hablar con mi hermano.
Guardé algunas compras que había hecho Alud mientras Giordano y yo hablábamos y tras eso tomé una cena ligera y leí un poco antes de dormir.
De buena mañana la actividad del castillo era tremendamente abrumadora. Aún estaban realizando tareas para poner el espacio a punto y el personal se movía agitadamente por todo el lugar para comenzar un nuevo día.
Bajé hasta el salón ya vestida y arreglada para tomar el desayuno. Me preguntaba donde podría estar Shyvanna ya que últimamente no la veía mucho por el castillo. Con Darren justamente me había cruzado al entrar, él acababa de desayunar y se disponía a entrenar con los dragones como últimamente pasaba los días y mis otros dos hermanos apenas habían pasado unos minutos más en la sala antes de abandonarla.
Tras encontrarme satisfecha caminé por el lugar buscando la sala donde debía estar Wthyr, dudé en varias ocasiones por donde se llegaba a la misma hasta que finalmente di con ella golpeando un par de veces la puerta antes de abrir.
-Hermano...¿Puedo pasar?
Guardé algunas compras que había hecho Alud mientras Giordano y yo hablábamos y tras eso tomé una cena ligera y leí un poco antes de dormir.
De buena mañana la actividad del castillo era tremendamente abrumadora. Aún estaban realizando tareas para poner el espacio a punto y el personal se movía agitadamente por todo el lugar para comenzar un nuevo día.
Bajé hasta el salón ya vestida y arreglada para tomar el desayuno. Me preguntaba donde podría estar Shyvanna ya que últimamente no la veía mucho por el castillo. Con Darren justamente me había cruzado al entrar, él acababa de desayunar y se disponía a entrenar con los dragones como últimamente pasaba los días y mis otros dos hermanos apenas habían pasado unos minutos más en la sala antes de abandonarla.
Tras encontrarme satisfecha caminé por el lugar buscando la sala donde debía estar Wthyr, dudé en varias ocasiones por donde se llegaba a la misma hasta que finalmente di con ella golpeando un par de veces la puerta antes de abrir.
-Hermano...¿Puedo pasar?
No había permanecido ocioso desde la última charla con Gwen, acaecida un par de días atrás. Los menesteres draconianos y demás entrenamientos me habían mantenido ocupado, al igual que negociaciones con algunos de los miembros de la isla. Curie tenía buena predisposición, le importaba todo bastante poco y con cuatro palabras era suficiente para convencerla de reafirmar su posición en el cónclave. Ella sólo quería que no se le molestase mucho, y en eso consistía manejarse en la isla. Dar a cada uno lo que quería escuchar. Darwin también fue una interlocutora sencilla de tratar, si sabías enfocarlo por el lado del bienestar de sus compañeros animales.
El resto del tiempo lo pasé en la biblioteca Pendragon, un tanto vacía tras siglos de abandono. Apenas habíamos trasladado algunos libros desde Ávalon, además del tapiz familiar con el árbol genealógico, dibujado sobre el Sanguis Ligno. Permanecí un rato observándolo a la luz de los candelabros que colgaban de las paredes, siguiendo con los dedos la línea que iba desde mi nombre hasta el lugar en el que había una imagen desdibujada. Siguiendo la línea se encontraba otra más, también borrosa, desaparecida. Bajé la mano cerrando ese puño, respirando con tensa calma antes de darme la vuelta para ir hacia la mesa. Preparé la clepsidra para que me indicase el tiempo del que disponía para revisar de nuevo el libro de registros de sangre, con las últimas aportaciones del Maestro. Alcé los ojos al escuchar la voz de mi hermana, siempre tan prudente.
- Adelante, Gwen. - apoyé los codos sobre la mesa, entrelazando las manos a la altura de la cara mientras la invitaba a entrar. Esperé a que tomase asiento en la pesada silla de roble que había al otro lado de mi mesa, echando una mirada evaluadora para averiguar si me traía noticias interesantes o no. - Intuyo que traes noticias sobre el Sanguis Ligno, tal y como te pedí. ¿No es así? y también sobre la participación en la guerra. - el vasallo Lothbrock me había contado que la había visto deambulando por la plaza con el tal Da Vinci, pero esperaba que no hubiese olvidado sus obligaciones por estar ociosa con él.
- Se nos acaba el tiempo, hermana. Necesitamos progresar. Espero que tu "amistad" con ese Da Vinci sea fructífera en algún sentido. Sus aportaciones podrían ser interesantes. ¿Qué has averiguado de él? - ella se había mezclado con la gente, sabría lo que decían de nosotros. Shyvanna estaba un tanto distraída, y Darren demasiado metido en sí mismo. Los otros dos hermanos habían permanecido en Ávalon.
El resto del tiempo lo pasé en la biblioteca Pendragon, un tanto vacía tras siglos de abandono. Apenas habíamos trasladado algunos libros desde Ávalon, además del tapiz familiar con el árbol genealógico, dibujado sobre el Sanguis Ligno. Permanecí un rato observándolo a la luz de los candelabros que colgaban de las paredes, siguiendo con los dedos la línea que iba desde mi nombre hasta el lugar en el que había una imagen desdibujada. Siguiendo la línea se encontraba otra más, también borrosa, desaparecida. Bajé la mano cerrando ese puño, respirando con tensa calma antes de darme la vuelta para ir hacia la mesa. Preparé la clepsidra para que me indicase el tiempo del que disponía para revisar de nuevo el libro de registros de sangre, con las últimas aportaciones del Maestro. Alcé los ojos al escuchar la voz de mi hermana, siempre tan prudente.
- Adelante, Gwen. - apoyé los codos sobre la mesa, entrelazando las manos a la altura de la cara mientras la invitaba a entrar. Esperé a que tomase asiento en la pesada silla de roble que había al otro lado de mi mesa, echando una mirada evaluadora para averiguar si me traía noticias interesantes o no. - Intuyo que traes noticias sobre el Sanguis Ligno, tal y como te pedí. ¿No es así? y también sobre la participación en la guerra. - el vasallo Lothbrock me había contado que la había visto deambulando por la plaza con el tal Da Vinci, pero esperaba que no hubiese olvidado sus obligaciones por estar ociosa con él.
- Se nos acaba el tiempo, hermana. Necesitamos progresar. Espero que tu "amistad" con ese Da Vinci sea fructífera en algún sentido. Sus aportaciones podrían ser interesantes. ¿Qué has averiguado de él? - ella se había mezclado con la gente, sabría lo que decían de nosotros. Shyvanna estaba un tanto distraída, y Darren demasiado metido en sí mismo. Los otros dos hermanos habían permanecido en Ávalon.
Gwen Pendragón
Raza
mensajes
puntos
Alineamiento
Ocupación
Bando
Apodo
Edad
Nacionalidad
Al escuchar la voz de Wthyr terminé de abrir la puerta del todo, tomándome tiempo para cerrarla tras mi entrada. Mi mirada le buscó mientras lo hacía. Mi hermano era serio por naturaleza, tal vez me parecía más a él en ese aspecto que a mis otros hermanos. Caminé hasta la mesa y tomé asiento cruzando mis manos sobre las piernas.
Asentí a su pregunta, desvié la mirada para observar el espacio, apenas había traído nada de Ávalon y el lugar se sentía vacío, como casi toda la residencia a mi parecer. Apreté los labios hasta dar con el tapiz pensando que lo habían traído a petición de Wthyr y cogí aire volviendo a posar la mirada en él.
-No ha dudado en su petición... -No sabía como decir aquello pues tampoco conocía la manera de cumplir los deseos del Sanguis Ligno- Desea tener de su parte a Catherine Pendragón.-Comenté apretando levemente mi mano izquierda, inquieta-Tal vez sea conveniente convocar a nuestros hermanos.
Pero eso quedaba a expensas de él, yo no tomaba ningún tipo de decisión era una mera mensajera.Me distraje con la mesa clavando mis ojos en la madera, aún se apreciaba algún resquicio de polvo y a su superficie le faltaban bastantes pulidos para conseguir el brillo que tenían los muebles de casa.
Pero le estaba escuchando y por un segundo mi ceño se frunció al escuchar su tono al hablar del Descendiente de DaVinci.
-Le comuniqué que acudiríamos si nos llamaban, tal como dijiste.
Comenté con seriedad enfocando los ojos de mi hermano tratando de discernir las razones de sus palabras y ese modo de emplearlas.
-Y le invité a una ceremonia de sangre, él y Galenus son los más abiertos de mente respecto a nosotros, me pareció buena idea que uno de ellos asistiese para ver como reaccionaban. Después invitaremos al pueblo.
Estiré mi espalda en la silla. Tal vez me había tomado demasiadas libertades a la hora de decidir aquello sin preguntar a Wthyr. Permanecí en silencio unos minutos más y tras apretar mis labios y desviar la mirada al tapiz por no tenerla clavada en los ojos del Descendiente de Pendragón, hablé.
-DaVinci alberga sentimientos mas allá de la amistad por el Descendiente de Merlín.
Terminé por soltar antes de volver a prestarle atención.
-Al parecer no correspondidos.
Asentí a su pregunta, desvié la mirada para observar el espacio, apenas había traído nada de Ávalon y el lugar se sentía vacío, como casi toda la residencia a mi parecer. Apreté los labios hasta dar con el tapiz pensando que lo habían traído a petición de Wthyr y cogí aire volviendo a posar la mirada en él.
-No ha dudado en su petición... -No sabía como decir aquello pues tampoco conocía la manera de cumplir los deseos del Sanguis Ligno- Desea tener de su parte a Catherine Pendragón.-Comenté apretando levemente mi mano izquierda, inquieta-Tal vez sea conveniente convocar a nuestros hermanos.
Pero eso quedaba a expensas de él, yo no tomaba ningún tipo de decisión era una mera mensajera.Me distraje con la mesa clavando mis ojos en la madera, aún se apreciaba algún resquicio de polvo y a su superficie le faltaban bastantes pulidos para conseguir el brillo que tenían los muebles de casa.
Pero le estaba escuchando y por un segundo mi ceño se frunció al escuchar su tono al hablar del Descendiente de DaVinci.
-Le comuniqué que acudiríamos si nos llamaban, tal como dijiste.
Comenté con seriedad enfocando los ojos de mi hermano tratando de discernir las razones de sus palabras y ese modo de emplearlas.
-Y le invité a una ceremonia de sangre, él y Galenus son los más abiertos de mente respecto a nosotros, me pareció buena idea que uno de ellos asistiese para ver como reaccionaban. Después invitaremos al pueblo.
Estiré mi espalda en la silla. Tal vez me había tomado demasiadas libertades a la hora de decidir aquello sin preguntar a Wthyr. Permanecí en silencio unos minutos más y tras apretar mis labios y desviar la mirada al tapiz por no tenerla clavada en los ojos del Descendiente de Pendragón, hablé.
-DaVinci alberga sentimientos mas allá de la amistad por el Descendiente de Merlín.
Terminé por soltar antes de volver a prestarle atención.
-Al parecer no correspondidos.
Los designios del Sanguis Ligno habían resultado ser un tanto irónicos, al igual que fue la leve sonrisa que esbocé al escuchar el nombre "Catherine Pendragon". Dirigí una larga mirada a mi hermana para transmitirle lo poco que me esperaba esa noticia, pero no me atreví a cuestionar lo que debía ser. - El destino es curioso a veces...es como si Catherine Le Fay estuviese predestinada a unirse de nuevo al linaje Pendragon. ¿No sabes nada más? ¿en qué términos debe producirse o por qué motivo? - la Le Fay se negaría, obviamente, pero no íbamos a tratar de convencerla por el método tradicional. Aquello requería más astucia. - Convoquemos a todos, pero nos reuniremos en Ávalon, no aquí. Debemos hacerlo en nuestro hogar.- mis ojos se dirigieron nuevamente al tapiz familiar, pero esta vez no me fijé en aquellas líneas que llevaban a imágenes borradas, sino a la matriarca Pendragon, la que se había hecho cargo de todo tras la muerte de nuestros padres.
- Ella debe saber también. - apenas capté el fruncimiento de ceño de Gwen, para cuando volví a mirarla ya había cambiado la expresión. - Así es. Cuando organicen la batalla nos revelaremos como poderosos y necesarios aliados. En cuanto a los más abiertos de mente...también he estado hablando con algunos. Curie, o Darwin. Todavía he de hablar con Tesla. Invita a ambos a la ceremonia cuando se realice. También tenemos el sector de los reacios...- en realidad me divertía recordar la indignación de algunos en el parlamento, como Eire, o Newton, incluso Le Fay, aunque fingiese ser fría y metódica con los protocolos. Arqueé levemente una ceja por la revelación de Da Vinci, especialmente porque el descendiente de Merlín y el de Galeno parecían muy...compenetrados.
- Vaya. Un alma resentida es perfecta para encontrar una mano amiga donde menos se lo espera. Nosotros seremos esa mano amiga para él cuando se sienta solo y despreciado. Eire es la fuente de su sufrimiento. Sabrás cómo hacer que cada día esté más cerca de ti, y menos de ellos. - apoyé el mentón en las manos entrelazadas, cerrando los ojos un instante mientras inspiraba profundamente. El vínculo mágico con los dragones era fuerte, podía sentir aquellos que más cerca estaban. Ira, paz, alegría, tristeza...podía sentir toda aquella mezcla si me concentraba lo suficiente. - Apacigua a los dragones que lo necesiten. Percibo agitación en algunos. - ella también podría notarlo si se concentraba. Igual Shyvanna o Darren.
- Ella debe saber también. - apenas capté el fruncimiento de ceño de Gwen, para cuando volví a mirarla ya había cambiado la expresión. - Así es. Cuando organicen la batalla nos revelaremos como poderosos y necesarios aliados. En cuanto a los más abiertos de mente...también he estado hablando con algunos. Curie, o Darwin. Todavía he de hablar con Tesla. Invita a ambos a la ceremonia cuando se realice. También tenemos el sector de los reacios...- en realidad me divertía recordar la indignación de algunos en el parlamento, como Eire, o Newton, incluso Le Fay, aunque fingiese ser fría y metódica con los protocolos. Arqueé levemente una ceja por la revelación de Da Vinci, especialmente porque el descendiente de Merlín y el de Galeno parecían muy...compenetrados.
- Vaya. Un alma resentida es perfecta para encontrar una mano amiga donde menos se lo espera. Nosotros seremos esa mano amiga para él cuando se sienta solo y despreciado. Eire es la fuente de su sufrimiento. Sabrás cómo hacer que cada día esté más cerca de ti, y menos de ellos. - apoyé el mentón en las manos entrelazadas, cerrando los ojos un instante mientras inspiraba profundamente. El vínculo mágico con los dragones era fuerte, podía sentir aquellos que más cerca estaban. Ira, paz, alegría, tristeza...podía sentir toda aquella mezcla si me concentraba lo suficiente. - Apacigua a los dragones que lo necesiten. Percibo agitación en algunos. - ella también podría notarlo si se concentraba. Igual Shyvanna o Darren.
Gwen Pendragón
Raza
mensajes
puntos
Alineamiento
Ocupación
Bando
Apodo
Edad
Nacionalidad
Capté la sonrisa de mi hermano y lejos de fruncir el ceño por ello , como hubiese deseado hacer, dirigí la mirada a mis ropajes estirándolos con las manos distraídamente.
-Es una LeFay, al fin y algo de nuestra sangre quedará en ella-Negué a su pregunta, seguía pensando que para mí no resultaba interesante o divertido, al contrario que para mi hermano que por sus gestos lo disfrutaba. Un LeFay de nuestra parte era un planteamiento cuanto menos contradictorio.-Solamente dijo esas palabras, supongo que deja a nuestra elección el modo de conseguirlo y ya sabes que pocas veces revela sus motivos.-Por lo general el Árbol Sagrado era escueto cuando lograba comunicar con él, a pesar de tener varias voces.
Alcé la mirada al aceptar mi propuesta y asentí a la convocatoria en Ávalon, entrecerré mis ojos siguiendo su gesto hasta el tapiz y volví a mirarle de vuelta cuando confirmó a quién deberíamos comunicarlo también. Tomé una gran bocanada de aire. Al contrario que mi hermano yo apenas tenía trato con Aelle a pesar de profesar un profundo cariño y respeto por ella.
-Por supuesto-No iba a cuestionar la decisión de Wthyr de poner en conocimiento de nuestra abuela todo lo acontecido pero temía que no le agradasen las noticias.
Asentí a sus palabras, a pesar de que por las preguntas de Giordano nuestra ayuda planteada de ese modo no había parecido convencerle demasiado no podíamos ofrecerla sin mas. Por un segundo cuestioné su orden con mi mirada. Casi no me había cruzado con Tesla pero las pocas veces que le había visto me había parecido un hombre de lo más extraño y me daba la sensación de que interferiría en una ceremonia de sangre de un modo poco correcto, aún así asentí nuevamente.
-Se le convocará también.
Respecto a la información revelada las palabras de mi hermano no resultaron sorprendentes. Justamente había pensado jugar aquella baza para acercarle a nosotros de algún modo.
-Es un hombre de mente inquieta y aparentemente de moral leal, tal vez me tome más tiempo del esperado.
Permanecí en silencio observando a mi hermano durante unos momentos y de pronto me mandó ir con los dragones.Una de mis cejas se alzó y desvié la mirada tratando de sentir aquello que decía, la inquietud de los dragones. La mayoría tenía alguna pequeña duda pero en general se encontraban bien, un resquicio de tristeza se alejaba del lugar.
-¿No puede encargarse Shyvanna?
A ella se le daban mejor sin duda alguna, su amor por ellos era incondicional, tanto que a veces pensaba que sentía más aprecio por ellos que por sus propios hermanos. Me incorporé dejando el asiento e incliné mi cuerpo atendiendo así a su petición.
-Me encargaré de ello.
-Es una LeFay, al fin y algo de nuestra sangre quedará en ella-Negué a su pregunta, seguía pensando que para mí no resultaba interesante o divertido, al contrario que para mi hermano que por sus gestos lo disfrutaba. Un LeFay de nuestra parte era un planteamiento cuanto menos contradictorio.-Solamente dijo esas palabras, supongo que deja a nuestra elección el modo de conseguirlo y ya sabes que pocas veces revela sus motivos.-Por lo general el Árbol Sagrado era escueto cuando lograba comunicar con él, a pesar de tener varias voces.
Alcé la mirada al aceptar mi propuesta y asentí a la convocatoria en Ávalon, entrecerré mis ojos siguiendo su gesto hasta el tapiz y volví a mirarle de vuelta cuando confirmó a quién deberíamos comunicarlo también. Tomé una gran bocanada de aire. Al contrario que mi hermano yo apenas tenía trato con Aelle a pesar de profesar un profundo cariño y respeto por ella.
-Por supuesto-No iba a cuestionar la decisión de Wthyr de poner en conocimiento de nuestra abuela todo lo acontecido pero temía que no le agradasen las noticias.
Asentí a sus palabras, a pesar de que por las preguntas de Giordano nuestra ayuda planteada de ese modo no había parecido convencerle demasiado no podíamos ofrecerla sin mas. Por un segundo cuestioné su orden con mi mirada. Casi no me había cruzado con Tesla pero las pocas veces que le había visto me había parecido un hombre de lo más extraño y me daba la sensación de que interferiría en una ceremonia de sangre de un modo poco correcto, aún así asentí nuevamente.
-Se le convocará también.
Respecto a la información revelada las palabras de mi hermano no resultaron sorprendentes. Justamente había pensado jugar aquella baza para acercarle a nosotros de algún modo.
-Es un hombre de mente inquieta y aparentemente de moral leal, tal vez me tome más tiempo del esperado.
Permanecí en silencio observando a mi hermano durante unos momentos y de pronto me mandó ir con los dragones.Una de mis cejas se alzó y desvié la mirada tratando de sentir aquello que decía, la inquietud de los dragones. La mayoría tenía alguna pequeña duda pero en general se encontraban bien, un resquicio de tristeza se alejaba del lugar.
-¿No puede encargarse Shyvanna?
A ella se le daban mejor sin duda alguna, su amor por ellos era incondicional, tanto que a veces pensaba que sentía más aprecio por ellos que por sus propios hermanos. Me incorporé dejando el asiento e incliné mi cuerpo atendiendo así a su petición.
-Me encargaré de ello.
Contenido patrocinado
Raza
mensajes
puntos
Alineamiento
Ocupación
Bando
Apodo
Edad
Nacionalidad
Página 1 de 25. • 1, 2, 3 ... 13 ... 25
Permisos de este foro:
No puedes responder a temas en este foro.