Residencia Pendragon (Montañas del Dragón)

Acudí al patio de armas a la hora indicada, tal como me habia recordado Shyvanna con su patronus. Estaba un poco emocionado y todo. Nunca habia estado en un holmgang, ahora que lo pensaba. Darían comida al final?

Cath habia insistido en acompañarme asi que llegué con ella, habia mucha gente y mucho escandalo. Yo me habia venido bien equipado con mis cachivaches, a decir verdad, todos bien guardaditos. E incluso habia descansado por la noche, despues de dedicar la tarde a preparar cosas para la misión con Belle, y al caer la noche ultimar las armas que usaría para el duelo.

- Reconozco que ahora me está dando un poco de panico escenico, Catherine. Voy bien vestido? - me ajusté los brazaletes, y luego la mire a ella, esperando una confirmacion. Iban bien cargaditos, al igual que el baston. - No, espera, no puedes estar nervioso. Ya sé, pensaré que es como un concierto en Viena....

Pensar con ese enfoqué me relajó bastante, no tenia que centrarme en la gente que estaba de espectadora, tan solo tenia que centrarme en...hacerlos sentir lo mismo que yo... y a Viggo...

Me despedí de Cath, que me dio animos a su modo, yendo a ocupar mi posicion en uno de los lados del ring. Lo cierto era que no tenia intenciones de perder, asi que no me habia puesto nada ceremonial en la despedida. Me preocupaba mas la dialectica posterior y....Viggo siempre habia sido tan grande? Hoy parecia mas grande que la noche de Yule, pensé al verlo al otro lado. Oi los términos, Shy habia elegido adecuadamente las palabras, aunque el vikingo pareció desconcertado.  Hice una mueca, boda inmediata? Al menos, hoy estaba en mi mano cumplir lo que le habia deseado a Shyvanna en la bañera el dia anterior.

Le dediqué una estudiada y elegante reverencia a la rubia Pendragon, antes de que diera inicio al duelo. Recordé los consejos sobre no alargar el duelo , que cuanto antes mejor. En el momento que dio la voz de "adelante", centré mis esfuerzos en un primer rápido ataque, lo apunté con el bastón que me ayudó a dirigir un restallante y azulado rayo de electricidad contra el vikingo.

El hecho de que Shyvanna cambiara los premios del holmgang no le agradó para nada y tampoco la forma en la que le miró. La presencia de los dragones no le daba buena espina porque sabía que la rubia era la jefa de la Brigada. No es que tuviera miedo sino que parecía que había algo en juego que no estaba aclarado.

-Lo haré- Le respondió señalándola con el hacha y soltando una risa hosca antes de mirar al Descendiente de Da Vinci. Fue moviéndose hacia el centro de la batalla mientras sacaba sus hachas pero Giordano fue el primero en atacar, eso estaba bien. Estaba rematadamente bien porque quería ver qué podía hacer.

Los rayos hicieron que intercambiara sus hachas con el escudo y se concentró en activar, con su magia de carne la resistencia al ataque el italiano. No retrocedió, se mantuvo allí esperando a que los rayos se disiparan aunque se le resintió brevemente el brazo. Ataques a distancia. Él también tenía de esos, el escudo desapareció para aparecer en su espalda y las hachas hicieron acto de presencia en sus manos un escaso segundo antes de ir corriendo hacia Giordano potenciando su grito de guerra y lanzando una hacha y luego la otra con el propósito de destrozarle la cabeza. Shyvanna había dicho primera sangre, no qué tan profunda podía ser la herida.

OFF: Usa magia de carne para resistencia + escudo
Usa grito de guerra (infunde temor en enemigos) + lanzamiento de hachas como ataque.

"resistencia a la electricidad? Cambio de armas automatico...ajam"

De pronto lo vi echar a correr, y pegó un gritaco que me hizo pegar un bote en el sitio del susto. Iba a comerme! No, sin duda, el tampoco iba a jugar a juegos ni a hacer un calentamiento....

Arrojó una de sus hachas contra mi. Tenía que dejar de pensar que iba a matarme y reaccionar para, de hecho, lograr que no acabase eso enterrado en mi pecho. Esgrimía mi baston cual espada, y atiné a lanzar un hechizo de desaparición a su primer hacha.

"carro de caca de caballo"

Alli habia ido a parar su primer hacha. No estaba lejos y creia que con sus podere, podria invocarsela de nuevo. Pero vendria con caca de caballo si lo hacia.

"éste...este no va a hacer un simple corte. Va a matar"

No me daba tiempo a detener la segunda. Levanté el brazo, activé el brazalete y generé un escudo de energía magica que detuvo su hacha voladora, aunque me hizo retroceder.

"no puedes salirte del area de combate o pierdes"

Siseé un poco. Apreté un botoncito del baston, sacando una bola de su empuñadura, que tiré rodando por el suelo hasta que llego a donde Viggo, desplegando la armadura vacia del autómata. Lancé un puñetazo al aire, que el automata replicó, pero hacia la cara de Viggo. Tenía que mantenerlo apartado de mi y alejarme del borde.

El grito había logrado exactamente lo que quería pero Giordano no tardó demasiado en reaccionar y el hacha desapareció. La podía percibir, algo lejos, pero por el momento no podía concentrarse en nada más que no fuera a su contrincante y el festin que se iba a dar con la rubia. Iba a ponerla sobre una mesa como un cerdo asado, para banquete privado al menos.

No se perdió un segundo de cuando activó el brazalete. Bien, aparte del bastón tenía otro aparatejo que usara para el duelo. Presionó con el hacha, intentando sacarlo del círculo a base de magia. Pero cuando aquella bola rara se acercó a él llamó al hacha con una mano, haciendo que volara hacia ésta.

No le dio tiempo de esquivar el puñetazo y le dolió más en el orgullo que físicamente así que reaccionó en seguida y se movió contra el autómata, cogiéndolo de un brazo y haciéndolo volar contra el piso. Le puso un pie en el pecho y usando su magia de carne para aumentar su fuerza le dio un certero golpe en el hombro para desmembrarlo. Con el brazo en la mano miró hacia Shyvanna con una sonrisa pérfida y se lo lanzó a los pies. Tras eso apuntó a Giordano con el hacha que le quedaba y fue acercándose hacia él -¿Cuántos juguetitos tienes escondidos? ¿Quieres pelear como hombres o niños?- Inquirió y el escudo se apareció en la mano vacía.

El aparato había imitado su movimiento así que, aunque le había sacado el brazo no podía dejarlo atrás o tendría una emboscada así que golpeó el hacha contra el escudo una vez, luego otra y otra y pronto todo el clan Lothbrock le siguió llenando el patio de armas con mortecinos tambores de guerra -¿Quieres a Shyvanna? ¡Ven a quitármela!-

Me sentí aliviado cuando tuvo que retirar su hacha para enfrentarse a mi automata, aunque este perdió un brazo. Claro que el autómata aun podía seguir dando guerra. Miré la armadura del suelo y luego al vikingo, que se dirigió a mi. Su provocación me hizo reir.

- Si te derroto peleando como un niño, ¿en que lugar te deja eso a ti? - su clan de vikingos comenzó a hacer ruido....un ruido espantoso. Que melodía habia alli? Silencio...quería silencio.

"voy a tirarte todos mis malditos juguetes a la cara, Lothbrok, le vas a rogar clemencia al patito de goma"

Bufé por sus palabras y rodé la mirada. Moví una mano en un gesto de desden y el autómata se levantó. Habia conectado mi magia a la de la armadura, canalizando como habia leido en el libro que me regaló Sean.
- Lo que quiero es su libertad para que no tenga que obedecer a ningun patán como tu, stronzo.. - hice que el automata fuese a pegarle un cabezazo y procurase retenerlo con el unico brazo que le quedaba, si era necesario estrujarlo hasta romperle las costillas.... Al tiempo, volví a atacarlo en la distancia con aquel golpe de electricidad.

"estas jugando muy blando, Gio...."

Sacudí mi abrigo, haciendo caer al suelo unos cuantos patitos de goma y trenecitos de juguete. Si... de juguete. Los dejé ahi y ya. Seguro que a Catherine le sonaban. Eran los anteproyectos de las versiones seguras.

No respondió a su primer intento de picarlo porque estaba concentrando su magia en una cosa distinta. Pero sí que escuchó cómo los dragones reaccionaban al golpeteo de las hachas contra los escudos y observó a la rubia con otra sonrisa. Shyvanna había pasado la mitad de su vida destinada a los Lothbrock y así seguiría, la brigada había sido entrenada sincronizada con los vikingos y más pronto que tarde los dragones empezaron a rugir clamando sangre.

La estupidez que soltó Giordano hizo que ladrara una carcajada -Idiota. Si quieres su libertad, mátala. Nunca será libre- Parecía no conocer al linaje Pendragon. Es más…¿Era consciente de que hace más de un mes que había quedado “viuda” y ya la habían emparejado con otro? Las palabras del italiano le hicieron caer en que no quería su mano, entonces comprendió la elección de palabras de la rubia con los premios del holmgang. La miró de nuevo y supo que ella se percató de que había caído en aquello que había escondido. Le gustó ver el terror en su rostro. Si Giordano no la desposaba…

Pasó demasiado tiempo pensando en cómo moverse. ¿Qué mejor que una Pendragon rechazada? Vendría arrastrándose por las migajas de su clan. Quizás hasta la rechazaría también. Esquivó el cabezazo pero se dejó atrapar por el autómata mientras seguía mirando a Shyvanna. Sería delicioso verla arrodillada ante él.

Volvió su vista al Descendiente mientras el aire empezaba a escaparse de sus pulmones. Entonces, el abrigo cayó y la diana marcada en su espalda brilló en su mente como el destino del hacha perdida que ahora se vislumbraba por el horizonte con un objetivo único: Clavarse en Giordano hasta atravesarlo de un lado a otro.

Tras mi regreso a Ávalon había pasado toda la noche junto al Sanguis Ligno tratando de hacerle cambiar de parecer. Le había otorgado sacrificios, empezando por simples ofrendas de sangre pasando por animales pequeños, medianos y grandes. Le había hablado con palabras antiguas, halagadoras y muy amables.
Pero las voces seguían a favor de las uniones, de ambas.
Llegado el día había perdido la noción del tiempo, las raíces del Árbol Sagrado se habían unido a mis manos en cierto momento y mi vestimenta ceremonial blanca estaba plagada de sangre, así como mi piel y rostro. Cuando me di cuenta de que el sol ya había avanzado demasiado mi frustración que a lo largo de la noche se había elevado a niveles muy peligrosos me hizo tomar la decisión de ofrecerle mi sangre en mayor cantidad. El Sanguis tenía predilección por la sangre de nuestra familia.
Un corte profundo a lo largo de mi antebrazo mientras otorgaba plegarias. Con eso bastaría. Le había dado mucho en muy poco tiempo. Y sin embargo al alzar la vista a la copa del Árbol el silencio solo se vio interrumpido por un sutil golpe de viento que meció sus hojas. Apreté los labios, molesta, enfadada con él. No entendía su cabezonería, no entendía la razón de que quisiese aquello que no nos hacía favor ninguno. Y pensé en mis padres, su muerte tampoco supuso ningún bien para mi, ni para ninguno de mis hermanos. Y en las mujeres y los hijos de Wthyr y en la boda de mi hermana.
Corté la conexión con el árbol y tiré, arrancando sus raíces de mis manos, quedando arañadas por ello. Me puse en pie por fin y sin calzarme o curar mis heridas, con mi ceño fruncido miré de mala manera a mis ancestros antes de desaparecerme.
El camino no fue largo, un par de desapariciones más, cruzar la puerta y volver a la isla. Volver a casa. En el patio de armas, eso habían dicho. Tomé mis molestos y pringosos ropajes para poder correr mejor hasta llegar a un lugar desde el que pudiese ver que estaba sucediendo. Esperaba llegar a tiempo.
Estaban en plena pelea. Entrecerré los ojos antes de desaparecer para volver a aparecer entre los combatientes.
-¡Basta!-Mi voz sonó fuerte, seria y autoritaria. -El Sanguis Ligno NO acepta los compromisos establecidos.-Proclamé y busqué a mi hermano con la mirada pero había bastante gente. Miré de reojo a DaVinci frunciendo el ceño antes de mirar a Viggo.-Tampoco acepta la unión con Lothbrok.-Aclaré por si le quedaba alguna duda, clavando mi extraño ojo en él vikingo.
Busqué a mi hermana también pero mi mirada buscó tan rápido que apenas capté a nadie realmente.-El holmgang no es válido, no podéis luchar por algo que no os pertenece a ninguno.

Intentó mantenerse impertérrita y lo estaba logrando pero cuando Viggo lanzó el brazo hacia ella acabó clavándose las uñas en la carne con fuerza porque temía…Temía lo que podía ocurrir. Esperaba que Giordano no cayera en aquellas estúpidas palabras  de provocación y agradeció oír su risa. Sin embargo, observó de pronto como Viggo pareció interpretar las palabras del italiano y todo su cuerpo empezó a temblar. ¿Por qué se estaba dejando atrapar por el autómata? ¿Qué estaba planeando?

Estaba tan metida en la forma en la que le estaba mirando que pudo ver los horrores de los que seria capaz y quiso llorar…Quiso llorar al oír sus dragones y nunca, ni en mil eras, pensó que echaría de menos a Aric. Tenía toda la razón. Nunca sería libre. Giordano creía que con aquella la liberaría de seguir las órdenes de un hombre pero estaba equivocado.  Miró a Viggo y luego a Giordano cuando el primero lo vio y entonces fue consciente de la sucia jugada. Si le avisaba…si decía algo…

Cuando Gwen apareció en el centro del holmgang, Shyvanna perdió cierta entereza -¡PARAD EL HOLMGANG!- Gritó y movió una mano ensangrentada hacia Giordano activando un escudo protector gigantesco parando el hacha de Viggo que, pese a sus palabras, seguía intentando penetrarlo. Shyvanna le mostró los dientes en un gesto animal y, cuando lo hizo, su pupila se alargó y su iris mutó del azul al rojo – Kodthr- Susurró  los dragones guardaron silencio para avanzar por las torres hacia el centro del patio de armas…Estaban cazando.

La presión del hacha se mantuvo un poco más mientras Viggo le sostenía la mirada pero finalmente cedió - Letta -  Shyvanna se irguió y posó su vista en su hermana con un gesto indescifrable mientras sus ojos volvían a la normalidad. ¿Por qué había cambiado de opinión? ¿Qué le había dado Gwen? ¿Qué había sucedido? Todo eso se lo preguntó con la mirada -Gwen Pendragon, sacerdotisa y portavoz del Sanguis Ligno, ha cumplido los rituales y habla en nombre del árbol sagrado. Sin su aprobación no hay enlace. Con ninguno. Podéis retiraros- Se acomodó la capa para cubrir su cuerpo tembloroso  y tragó en seco -¡RETIRAOS TODOS!- Gritó y tras ella la brigada rugió a los cielos haciendo temblar el suelo. Apartó la mirada de Gwen  sintiendo una presión horrorosa en el estómago  y se volvió hacia Wthyr -Consulta con el árbol tus decisiones antes de complicarnos la vida, hermano- Dicho eso empezó a bajar las escaleras para retirarse.

"y qué tal si te mato a ti?"

Me sorprendí a mi mismo teniendo pensamientos de ese tipo, yo, precisamente. Pero es que el jaleo de los dragones me estaba encendiendo y no me dejaba pensar con claridad. Lamentablemente, sentí que tenia razon.... si no era él, sería otro. Si no era su esposo, seria su hermano. Si no era eso, seria el Sanguis, que habia devorado a su anterior  prometido....si no...si no....y más si no.... mi mano alcanzaba a lo que alcanzaba, que no era demasiado.

"mujer, os habeis puesto una soga al cuello?"

Alcé los ojos a Shyvanna con un gesto de disculpa. Me di cuenta que él tambien la miraba y que luego, no hizo nada por esquivar a mi autómata. Activé los juguetitos dandoles una pequeña descarga electrica con mis dedos, y les di una patada, enviandolos a los pies de Lothbrok. Activé las alas con un pensamiento, y el artilugio se desplegó desde un brazalete hasta mi espalda, cubriendola y empezando a desplegarse (modo armadura ironmanheheh). Entonces apareció Gwen diciendo que nada de esto era válido, y al poco....algo muy duro y muy fuerte me golpeó por la espalda, pero no tan fuerte como lo habia hecho Ixion ejem. Solté el aire de los pulmones indignado, el hacha me habia empujado hacia delante, haciendo un fuerte CLONG al darme en las alas, que habian parado el impacto. Bueno, a medias, Shy habia ayudado quitandole fuerza al hacha. Que hijoputa, casi me mata. Otra vez. Asi que no me iba a dar pena cuando mister cuacks y sus amigos estallaran a los pies de Viggo.

"eh...los juguetes...merda...."

- Gwen apartate de ahi! - le dije con prisas dando un paso hacia ella, estirando una de las alas para cubrirla, al tiempo que extendia mi brazo. La explosion seria colorida, magia en estado caotico puro y algun que otro petardo. Tosí por todo el polvo que levantaron, mirando a la morena confuso. - Que quiere decir esto...? paramos...?

Shy habló, evidentemente enfadada....por qué? Miré a Gwen, toda cubierta en sangre. El arbol habia cambiado de parecer? Nos mandó a la mierda, a Viggo y a mi.
-  Sheesh, es la primera vez que una dama me rechaza. - los dragones rugieron...alli habia algo de sospechoso...y además me quedé con las ganas de oir las disculpas de Viggo.

ME retiré, replegando los equipos, buscando a mi acompañante entre la muchedumbre.

Markus había llegado al holmungungun ese poco antes que Catherine, pero la muy petarda no le había introducido, y mira que le había dicho por telegram que iba a ir, pero nada. Como si hablara con una pared. Si estaba claro quién era el ojito derecho del Consejo, pues nada, así le dieran pal pelo largo rato. Iba a darle la pistola mortífera que inventó su tatatatatatatatatatatara lo que sea, pero ahora ya no le daba la real gana. Porque a él le hacía caso todo el mundo y a Markus no. Aún con todo Markus se la llevó, por si hacía falta. Estaba sentado en su sitio mirando con cara de asquito a todos los que estaban sentado a su lado, eran todos rubios con caras raras, medio pelones y  andaban vitoreando al que no era -¡Pero sois PNJ de baja capacidad intelectual o es que no os dais cuentas de que al que hay que animar es al italiano! Pazguatos- Sí, Markus no se había dado cuenta de que estaba sentada en la grada de los Vikingos. -Venga Gionardo. Tienes que vivir para que yo pueda matarme más despacio-

¿Qué cómo me había enterado? Porque desde que Markus supo que iba a haber un holgnlkfgmg a vida o muerte le puso un sistema de rastreo infalible: “Entropía” La paloma le estuvo siguiendo en sus entradas y salidas. Y ella me lo chivó. También me dijo algo de una escena erótico festiva, pero eso Markus no lo entendió y no le dio importancia alguna. Todo el mundo conocía la mazmorra sexual de GioNARDO (por qué creéis que Markus se equivoca al llamarle así? Pues eso)


Había traído como ofrenda para rechazar su enlace un monolito con forma prismática de base triangular equilátera, tal y como le había indicado Sayid. Era un monolito con los mismos poderes de poder elevar tierras y mantener islas a flote que estaban implantados en Ouroboros. Esperaba que pudieran encontrar placentero ese presente. Oh, allí estaba su comprometida. Markus la saludó a voz en grito -CARIÑO!!!!! OYE MIRA QUE TE HE TRÍADO UN REGALO PARA QUE NO NOS CASEMOS. ESPERO QUE TE GUSTE, CARIÑO MÍO TE AMO (¿?)-  Oh, la cosa se estaba poniendo muy interesante con el ir y venir de cosas. Había sacado un bowl de palomitas de un bolsillo y se las estaba comiendo con avidez. De golpe y de repente apareció la pequeña de los Pendragon con noticias extrañas -¿Pero cómo que no vale? ¡Yo he venido a ver sangre y sangre quiero ver!- Markus tiró el bol al suelo y luego puso el grito en el cielo, gritando con la boca muy abierta. Como el meme de la niña del cumpleaños. Pues ese. Si no sabes cuál es, lo buscas en tenor. Traté de azuzar desde mi sitio, pero definitivamente aquello había acabado como habían acabado los matrimonios concertados… ¿Cómo? ¡Espera! -¿Qué Markus no se tiene que casar? ¡ANDA Y QUE OS DEN!- Maldito fuera administrador por tratar de hacerle el lío a Markus con sus triquiñuelas con Witht….. ANda, si hasta tenían traca final. Markus aplaudió ante los fuegos artificiales. Plas plas plas. A Markus le gustan

Catherine había presenciado todo el duelo impertérrita aunque por dentro estaba absolutamente atemorizada. El vikingo iba con claros objetivos de hacer algo más que la primera sangre  y nadie parecía hacer nada, pero si ella se entrometía… Sin embargo, Giordano lo estaba haciendo muy bien y cuando vio los patitos caer alzó una ceja. Reconocía los trenes y se le escapó una sonrisa que logró disimular con una tos. Tras eso vio a Markus entre los vikingos y Catherine intentó mantener el control de sí misma. Estaba agotada de esos dos. ¿Cómo iba a gritar y rechazarla así nada más? ¡EN PRIVADO JODER!

Sin embargo, de pronto todo fue extraño. Algo pareció ralentizarse en el nórdico y Catherine intentó saber el qué pero no podía leerle la mente, no al menos a él. Volvió la vista hacia la rubia pero temía que si lo hacia lo tomaran como una ofensa.  De la nada apareció la joven de cabello oscuro manchada de sangre de arriba abajo y Catherine entrecerró los ojos, aquello no pintaba bien. Por si acaso, y por protección, invocó a sus dos lobos. Los dragones se veían agitados y de pronto...

Silencio, una guerra no verbal entre Shyvanna y Viggo. La primera se proclamó defendiendo al Sanguis. Catherine miró a la muchacha de nuevo, recogió el abrigo de Giordano, mientras se acercaba al área de combate. Se posicionó al lado de su compañero y le tomó el antebrazo para dejarle el abrigo -Qué coincidencia que el árbol esté de acuerdo con vuestros intereses…secretos- Dijo en voz baja hacia Gwen, ya que por la forma en la que miraba ayer por encima de su hombro… y luego volvió los ojos hacia Giordano cuando soltó eso del rechazo -Te rechazó un árbol. Agradece y cállate, te ha librado de un gran percal. Nos tenemos que ir- Tiró de él para que se alejara de la Pendragon, yendo hacia donde estaba Markus.

Estaba a punto de ganar porque… No estaba acostumbrado a perder aunque le sedujera la idea. Pero apareció la maldita sacerdotisa bañada en sangre. Con suerte atravesaba a Giordano y a ella en un solo movimiento pero Shyvanna dijo que pararan…Pero él no lo deseaba. El escudo de la mujer puso resistencia y él presionó pero cuando los ojos de Shyvanna mutaron tuvo que pensárselo los dos veces, los dragones habían guardado silencio y eso era el preludio de una melodía de muerte.

La explosión de Giordano le cegó un momento y se cubrió con el brazo mientras con el otro se deshacía del agarre del autómata. Escuchó lo que dijo la sacerdotisa y luego Shyvanna, con su increíble potestad para desestimar el holmgang y también a sus propios dioses. No parpadeó ante su segundo grito y cuando pasó por el centro del patio de armas la cogió del pelo para detenerla -Un holmgang no acaba así. Exijo mi segunda recompensa, el puesto de Da Vinci. Los Pendragon han intervenido en el duelo-

Apretó con fuerza los mechones rubios mientras le movía la cabeza con brusquedad para que lo viera -El Sanguis es tu Dios, no él mío Shyvanna. Los míos hablaron y vas a pertenecerme, tarde o temprano- No le importó en lo absoluto que todos fueran testigos de aquello.

Tal y como había solicitado su hermana, el grueso de los hermanos Pendragon se había dirigido a su puesto aquella mañana del holmgang. Gwen estaba de ausencia, y se excusó en que estaría haciendo sus cosas con el árbol, quizás pidiendo que el destino sonriera a su hermana mayor. A saber. O sencillamente es que no quería estar allí y usó el Sanguis como excusa. Poco importaba aquello. El rubio se había engalanado con la cota de batalla y la capa roja Pendragon. La que solía usar para demostrar su posición. A su alrededor, se había generado bastante expectación sobre el combate, muchos rumores y muchas apuestas. Por desgracia, Giordano tenía las de perder a ojos de los sirvientes Pendragon y aquello le producía cierto desazón. Pero no quiso mostrarlo pues no estaba seguro de si era por el combate, por los problemas que traería esto en el futuro o por su hermana. Y en la línea desde el Yule, estuvo esquivando a su hermano mayor, de modo que tampoco le había hablado de la reunión de la plaza de la isla donde había con Lake.

Estudió a Shyvanna desde la distancia con aquel vestido blanco impoluto. ¿De qué se había vestido? Arrugó el ceño y trató de entenderlo todo mientras estaba dando el discurso de presentación del holmgang. Cogió aire molesto, estando casi seguro que estaba todo mal. Asistió expectante a la batalla, incómodo. Dudaba si prefería que ganara el italiano o el vikingo, por políticas, afinidad y por su hermana. No hubo silla que evitara que se levantara cuando Gwen interrumpió el duelo. El árbol había hablado. ¿Por qué no lo había hecho antes? ¿Por qué aquel maldito hierbajo no se había mostrado desconforme antes? Maldito fuera Whtyr y sus políticas sin pensar. Apretó las muelas buscando a su abuela, tratando de localizarla con la mirada y que pusiera orden en todo aquel caos desatado, ¿estaba allí? ¿Qué opinión le traía todo aquello? Sin embargo todo pareció torcerse en un abrir y cerrar de ojos. Viggo quería la revancha, era algo de esperar de un brabucón como aquel. Darren había comenzado a andar, casi de forma inconsciente para dirigirse hacia el centro del campo, alzando el dedo con un tono muy amenazador, dirigiéndose al vikingo. En ese momento se había olvidado de la política.

-Suelta a mi hermana si no quieres ser comida de dragón- Avancé en grandes pasos hacia el vikingo. No me costó poder llegar hasta él con la mirada clavada en los ojos del vikingo, aquella mirada le enfurecía más y le daba más fuerza. Podrían irse muy lejos todas las normas, todos los vasallajes, aquel hombre no iba a profanar a Shyvanna delante de la mirada de Darren e iba a quedar impune. Le cogió con fuerza de la muñeca de la mano con la que estaba manipulando a Shyvanna, a fin de que la dejara de zarandear y casi obligándole a soltarla. No era tonto, y había desistido de usar armas físicas pues sabía perfectamente del poder del vikingo y podría ponerla en su contra. Apretó con fuerza la muñeca del Lothbrock, vaciando de sangre aquel órgano para ir concentrándola en el centro del pecho. Lugar donde dirigió un golpe certero, hacia su corazón. Era un golpe cargado de magia de sangre, un golpe para parar aquel corazón cargado de desobediencia y humillación por su hermana. Era un golpe que buscaba reventar aquel órgano podrido delante de todo su vasallaje. Un golpe tan cargado de enfado y rabia que podría atravesarle la coraza de protección.

Aquella mañana acudimos engalanados a la pantomima de duelo que se había montado por culpa del estúpido y bruto Lothbrok, al que esperaba que destrozasen para cerrarle la boca. Al llegar nos situamos en una pequeña tarima en el patio de armas, en el lugar que debíamos ocupar como familia Pendragon. No pronuncié palabra alguna antes de que iniciase el duelo, pero intenté hacer contacto visual con Shyvanna para desearle suerte. Tampoco confiaba demasiado en Da Vinci, no parecía un guerrero. Cada palabra pronunciada por Lothbrok me hacía odiarlo más, como aquello de que Shyvanna se ganase su libertad muriendo. Me tensé ante la sucia maniobra de Lothbrok contra Giordano, un ataque por la espalda. Justo en ese momento apareció Gwen toda ensangrentada, pidiendo detener aquel duelo. Apreté los dientes molesto por la interrupción de la hermana menor, sin entender por qué hacía eso. ¿Qué había estado haciendo? ¿Cómo que el Sanguis no lo aceptaba? la vi el día anterior y no me había dicho nada en absoluto. Salía ahora con esas. Sonaba a invento porque no le gustaba lo de los matrimonios. No dije nada, pero no la creí. Parecía muy forzado y tendría unas palabras con ella. Acababa de tirar por tierra los dos matrimonios que había propuesto. Shyvanna también gritó pidiendo detener el Holmgang, al parecer ella sí que estaba de acuerdo o la creía.  - Sea pues. ¡Deteneos! - Aquella aparición de la sacerdotisa detuvo el acto de manera abrupta, provocando un reproche por parte de la melliza de Darren - Acabamos de perder una oportunidad de quitarnos a ese payaso de encima. - susurré en el mismo tono que Shyvanna, para que solo me escuchase ella  mientras la multitud empezaba a retirarse.

Aquello estaba siendo surrealista, no sólo por la aparición de Gwen, sino por la absurda declaración de amor y posterior disgusto del descendiente de Tesla. A ese se lo habría podido cargar también Lake en poco tiempo. Un desperdicio. Entorné los ojos tras la explosión aquella para mirar nuevamente a Giordano tras proteger a Gwen, ahora acompañado por Catherine. No pensé que fuera a venir a verle, y mucho menos que dirigiese unas palabras a la hermana menor, aunque no llegué a escuchar nada. Los dragones que observaban desde arriba se alteraron por la inesperada intervención de Viggo, que no estaba para nada de acuerdo con ese fin para el duelo. El malnacido se atrevió a coger a Shyvanna por el pelo, cruzando así cualquier límite que le permitiera seguir respirando el mismo aire que nosotros. Darren saltó rápidamente en su defensa, y yo hice lo mismo. Merecía ser castigado de manera inmediata. Extendí la palma de la mano hacia él, alzando la barbilla mientras lo miraba como el despojo que era.

- Decidiste morir desde el momento en que te atreviste a poner un solo dedo encima de una Pendragon. Has despreciado el juramento de vasallaje. Desaparece.  - solté con fría furia, levantando la voz lo suficiente como para que retumbase en el patio. Dejé que mi hermano le asestase aquellos golpes para hacerle sentir dolor, concentrando mi poder de magia de sangre en el brazo para actuar sobre Viggo a distancia. Aquello sería rápido, notaba su pulso, cada vez más rápido y acelerado. Le haría reventar. Fui cerrando mi puño lentamente, como si estuviese retorciendo algo. Su sangre comenzó a volverse loca, a estallar en las venas y arterias que recorrían su cuerpo, a explotar órganos por dentro como si fuesen bombas. Pronto estalló todo al exterior, convirtiendo cada orificio de su cuerpo en una fuente de sangre, reventando también sus ojos en última instancia. Tras eso fui abriendo mi puño despacio, aflojando poco a poco la fuerza mientras exhalaba el aire lentamente.

- Sacad de aquí a esa basura. - ordené a los guardias Pendragon, caminando hasta Shyvanna y Darren para comprobar que estuviesen bien. Les eché un rápido vistazo de reojo, no tenían daños importantes. Intercambié una rápida mirada de querer decir algo más con mi hermana, pero finalmente seguí mi camino hacia el interior del castillo.

Casi no reaccioné a la explosión que se formó, básicamente porque en ese momento comencé a ser consciente de lo que suponía haber dicho aquellas palabras. Solamente miré a Giordano con seriedad cuando preguntó aquello y mi hermana respondió por mi y tras ello mi hermano. Dando por finalizado el duelo. Escuché la queja del excéntrico Markus, por suerte para él no había escuchado nada de aquel rechazo hacia Lake tan poco apropiado.
Sentía alivio por ellos, por los cuatro y sin embargo la preocupación era evidente en mi así que la gracieta del Descendiente no hizo que cambiase mi expresión mas allá de apretar mis labios disconforme.-Los dos sabemos que la chica no te rechazó- Catherine LeFay se aproximó mientras mi hermana bajaba a la zona de combate por otro lado. Fruncí el ceño por su evidentemente intencionado y dañino comentario. -Así que todavía queda algo de Pendragón en tí.- Respondí del mismo modo. No conocía nada de mi, ni de mis razones, ni de mis intereses y por supuesto no conocía ninguna de las consecuencias de aquel acto y sin embargo se atrevía a juzgarlo de modo soberbio. Desvié la mirada ya que procedían a marcharse.
Sujeté mi brazo concentrándome para dejar de sangrar, aunque mi estado mental no era el apropiado en ese momento. Pero tenía lógica todo lo que había hecho¿no?Mis hermanas saldrían indemnes de aquello , los Descendientes también, incluso puede que aún votasen a favor. Me ganaría una charla con Wthyr no muy agradable y el enfado del Sanguis Ligno...¿Y que iba a hacer el sagrado árbol?¿Matarme?Aquello ya estaba predestinado desde el inicio de mi vida.
El vikingo se quejó y alcé la vista para ver a mi hermana siendo retenida por él. No fue necesario interceder, ya se encargó Darren y después Wthyr...Wthyr fue mucho más visual. Miré alrededor, los vasallos Lothbrok seguían allí y sus expresiones.... -Eso es lo que sucede cuando renegais del poder que os ha mantenido a salvo y vivos todo este tiempo. -Expliqué a los presentes.-Jurásteis vasallaje con vuestra sangre ante el Sanguis Ligno...El siguiente lider debería tenerlo en cuenta.
Dejé de prestar atención a los Lothbrok y me dispuse a marchar no sin antes mirar a mi hermana aún con mi expresión de enfado por un segundo, comprobando que se encontrara bien. Tras ello continué mi camino a mis habitaciones, estaba exhausta.

Supo que Wthyr tenía razón cuando mencionó lo de deshacerse del Lothbrock pero ¿Qué podía hacer? Necesitaba hablar con Gwen cuanto antes saber qué había sacrificado para hacer que el árbol cambiara de opinión…Si es que lo había hecho. Estaba tan ensimismada, tan concentrada en las heridas de su hermana que cuando Viggo la cogió del cabello no sólo la pilló desprevenida sino que el robó un grito ahogado. Siseó cuando escuchó que quería el puesto de Da Vinci - ¡NO! ¡TE DIJE QUE ESO NO ESTABA EN DISCUSIÓN, BASTARDO!- Gritó, intentando cogerle de la muñeca con el único propósito de destrozarlo pero Darren llegó antes. Estaba harta de él. Iba…iba a dárselo de comer a los dragones. Lo odiaba. Lo odiaba y le tenía miedo.

Sin embargo, sus hermanos hicieron acto de presencia y aquello…Le dio tranquilidad. Pudo sentir cada movimiento de la sangre de Viggo porque ella también estaba usando su magia de sangre para hacer que cayera de rodillas pero Darren se adelantó y el golpe provocó un ahogado jadeo del clan Lothbrock. Se vio liberada de su agarre y dio un paso atrás para verlo a los ojos, acercándose al cobijo de Darren, mientras los propios le ardían con lágrimas que no quería que nadie viera.

“Tú decides lo que te rompe”

Inspiró profundo, detuvo aquel nudo en la garganta y el terror que se filtraba por su piel… Al notar que el flujo sanguíneo estaba cada vez más denso hacia ciertos sitios volvió los ojos hacia Wthyr, recordó e interpretó esa mirada e irguió la espalda mientras observaba cómo el líder del clan Lothbrock estaba temblando y empezaba a sangrar a través de la nariz, con un movimiento elegante de la mano y su propia sangre ya que aún no se había curado las heridas autoinfligidas creó un escudo grande, casi una cúpula, que protegió a todos los que estaban cerca de ella de ser ensuciados por la sangre de tan horroroso hombre. Clavó sus ojos en Wthyr cuando se acercó, la conversación no podía alargarse mucho más. Iría con él…

Pero antes…Deshizo el escudo y observó hacia el clan que parecía, sin duda, pensando qué hacer, cómo actuar, cómo seguir …Y sedientos de sangre, los conocía. Esperó que Gwen hablara-Elegid bien a vuestro próximo líder porque decidirá el futuro del clan Lothbrock. No olvidéis de quienes sois vasallos- Expresó con solemnidad mientras la Brigada Blödhren echaba a volar por los aires. Volvió la vista hacia Gwen,  que la miró enfadada y recibió lo mismo de ella. Criaja ¿Cómo se atrevía a sacrificar el …LO QUE SEA por ella? ¿Qué le había prometido al árbol? ELLANO SE LO HABÍA PEDIDO. Si Gwen tenía un papel, Shyvanna también.  Dirigió una mano hacia ella tras dibujarse una runa de sangre en la palma y tensó los labios al notar todas las heridas que tenía. Las curó sin decir nada más y tras eso observó a Giordano un momento, con un gesto indescifrable, bajó la vista al suelo haciendo una inclinación con la cabeza y entonces siguió los pasos de Wthyr y Gwen hacia dentro del castillo.

Liberación, los dos habían salido ganando. ¿A cuenta de qué? ¿A sacrificio de qué? Aquellas preguntas seguían destruyendo su cabeza. Había dicho que sí…Y ahora había cambiado de opinión. ¿Qué le había dado Gwen? Esas heridas habían sido grandes. ¿La sangre había sido suficiente?

Y ahora… ¿Con quién la casaría Wthyr? Tal vez podía proponerlo ella después de observar a los demás Descendientes. Habían muchos jóvenes y que quizás no estuvieran tan comprometidos con los ideales del Consejo. Debía plantearle opciones, eso era lo que debía hacer. Apresuró el paso y lo alcanzó finalmente -Me gustaría hablar contigo ahora- Mencionó atravesándose en su camino. No había curado sus propias heridas y todavía estaba temblando pero el abrigo cubrió perfectamente su falta de entereza. Miró hacia un lado, donde había un salón cualquiera de esos que habían regados por todo el castillo y caminó hacia allí esperando que el siguiera.

Cath tiró de mi diciendo que debia sentirme agradecido, pero yo rechacé su tirón sin dejar de mirar con el ceño fruncido al vikingo, y despues a Gwen, cuya mirada era indescifrable.

"asi que definitivamente ella no tuvo nada que ver, al contrario"

Emití un sonido de frustracion, sin embargo yo ya no tenía batuta en aquel entierro. Me rei de Viggo cuando dijo que queria su segundo premio, mi puesto en el Consejo.

- Sigue soñando. Ni aunque me hubieras matado habría sido tuyo.

Iba a intervenir pero no hizo ninguna falta. Darren se encargó de ello. Y despues Wthyr. Al final, hicieron ellos lo que habian esperado que hiciera yo, supongo. Lo que Gwen había impedido... Lo que no esperé fue que llegasen hasta el final de aquel modo. De no haber sido por Shyvanna habriamos acabado pringados de sangre en aquel estallido. Tardé algunos segundos en reaccionar.... Las mujeres se retiraron. Agarré a Cath del brazo y me desapareci con ella donde Markus, cuando estuvimos con él, nos desaparecí de alli a los tres.

Gracias a Shyvanna no habíamos acabado manchados de la inmunda sangre del vasallo traidor, aunque tampoco me detuve mucho tiempo a mirar cómo habían acabado los demás. Estaba molesto con Gwen, a saber qué había hecho para acabar cubierta de sangre y por qué había tenido que impedir aquello. En mi opinión lo único que le molestaba era lo de los matrimonios, aunque la cosa no iba con ella. Tal vez tenía celos de Shyvanna con Da Vinci, pues Gwen seguía siendo una muchacha joven por muy sacerdotisa que fuera. La melliza acabó alcanzándome cuando estaba a punto de dirigirme hacia las mazmorras del castillo, urgiéndome a hablar con ella. Tuve que detenerme al meterse en mi camino, dirigiéndole una mirada seria porque realmente no tenía muchas ganas de hablar ahora. Precisamente me iba a las mazmorras para aislarme y hacer mis prácticas con magia de sangre.

- Tenemos mucho que hablar, pero no me parece que estés en condiciones ahora mismo. Deberías descansar, e ir primero a la enfermería para que te ayuden los sanadores. - hice un gesto para que me mostrase las heridas que tenía, suponiendo que llevaba el abrigo tan cerrado para tapar algo. - Ese imbécil no volverá a molestarte. Eso es todo lo que importa ahora. ¿Qué es tan urgente?- cogí una de las antorchas de la pared para empezar a adentrarme en las mazmorras bajando las escaleras de piedra, haciéndole un gesto para que me siguiera. Era mi manera de decir que aceptaba hablar con ella ahora, aunque después la obligase a marcharse a que la curasen mejor.

Debería haberse corrido cuando Wthyr le dedicó esa mirada pero el miedo que tenía en las entrañas no se lo permitió -Nunca estoy en condiciones- Le respondió frunciendo suavemente el ceño. Los temas con Wthyr siempre eran densos, políticos, históricos o alguna cosa que sólo le despertaba bostezos a Shyvanna pero… Pero ahora tenía que hablar con él. -Acabo de despertarme- No iba a ponerse a descansar. ¿Qué tontería era esa? Sin embargo, cuando habló de los sanadores apartó la mirada. Ella podía sanarse, sólo que no había tenido tiempo.

Con un gesto reticente sacó los brazos del abrigo y se las mostró. Tenía tres marcas en cada antebrazo del momento en el que Viggo había lanzado las hachas hacia Giordano y ella había visto su fallo. Debió haber dicho que si uno de los dos moría o quedaba gravemente herido el holmgang se daba por perdido. Pero no…No había pensado que llegarían a tanto. Debió saberlo…Por la obsesión que tenía el vikingo. Las heridas eran lo suficientemente profundas para sangrar y depositar el líquido carmesí en sus palmas, el que había utilizado para los escudos y sanar a su hermana.

Volvió a esconderlos cuando mencionó que no le molestaría y le siguió a las mazmorras, observó por encima de su hombro a ver si alguien estaba cerca de ellos pero no. Sin embargo avanzó tras él y esperó a adentrarse un poco más -Tú…sueles prestar más atención a estos detalles y sé que hay especialistas pero no quiero hablar con ellos. Que..Quede sólo entre tú y yo, por favor- Mencionó poniéndose a su lado mientras dibujaba una runa sobre su brazo superior y así irse curando -¿Cuánto tengo que sacrificar para que el árbol cambie de opinión?- Inquirió manteniendo la vista fija en sus heridas. Había elegido sabiamente las palabras, como si deseara cambiar el último designio.

Estaba furioso mientras clavaba su mirada verde en el vikingo, extendía su brazo, liberaba a su hermana del agarre del vikingo y asesinaba a Viggo con la magia de sangre parándole el corazón con aquel golpe certero al centro del pecho. Apretaba los muelas con fuerza, quizás hasta se las mellada, mientras veía cómo le salía la sangre a borbotones por la nariz, boca, oídos y ojos. Darren sabía a la perfección que aquello era cosa de su hermano mayor, con su superioridad, no sé qué querría demostrar, seguramente que él era el que tenía que estar por encima de todos los demás hermanos, que podía controlar sus vidas. El efecto era llamativo, había que reconocerlo, pero Viggo había sido cosa suya. Porque le odiaba por atreverse a tocar a humillar a su hermana de esa forma en público. Respiraba profundamente sin ser consciente de los movimientos de sus hermanos a su alrededor. Escuchaba sus voces, sabía que Gwen estaba hablando al vasallaje, advirtiéndoles. El cuerpo sin vida del vikingo terminó por caer, sin vida, desangrado. Darren miró el cuerpo asqueado, alzando la mirada al guardia cuando trató de acercarse para llevárselo, advirtiéndole que no se acercara. Darren cogió el cuerpo por la parte de atrás del cuello de su ropa, lo arrastró hasta el centro del patio y lo lanzó como el trozo de carne muerta que era -¡ARTAMIR! Ese despojo ha osado a ofender a tu señora- Darren llamó a los dragones que todavía sobrevolaban el patio del duelo como nubes negras de tormenta, los rugidos no tardaron en hacerse notar. El cielo se abrió y un dragón plateado aterrizó delante el Pendragon rubio. Éste le miró intensamente, apretando las muelas -Honra a Shyvanna. Diivon lun  duukan (trágate a esa sanguijuela deshonrosa)-

El dragón rugió al aire llamando a sus hermanos y volcó sus fauces sobre el cadáver del vikingo. Darren observó el espectáculo de una forma seria, entre el asco del gore y el disfrute de ver a aquel tipo esfumarse. Cuando quedó de Viggo solo una mancha de sucia sangre en el suelo alzó la vista y observó con una mirada oscura a todos los vasallos que quedaban en los palcos. Todavía con la respiración acelerada -¡Largaos de aquí!- Giró sobre sus tobillos, dando la espalda al dragón, que echó a volar, y el Pendragon entró dentro del castillo.


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Darren no se había dirigido a nadie desde que entró en el castillo. Estaba tratando de localizar a su hermana pero no la encontró. El último sitio donde se le ocurrió buscar era en sus aposentos, y por lo tanto se dirigió hasta allí. Abrió la puerta de madera lacrada con cuidado y, a pesar del calor de la habitación, esta se encontraba vacía. De no ser por los instrumentos que allí había. Se acercó al piano, pasándole el dedo índice con sumo cuidado por la tapa de ébano de las teclas hasta que alcanzó el final y dejó al aire las teclas. Se sentó con cuidado en el taburete y tocó una nota, con suavidad y la nota grave se instaló en la habitación. Con cierta parsimonia tocó otra, al azar, próxima a la primera, rompiendo el silencio de la sala. Repitió el proceso en varias ocasiones más, respirando quedo cada uno de los sonidos que el instrumento emanaba, sintiéndolos dentro. Aquel fue el momento en el que se percató de todo lo que había pasado, había reaccionado a aquello por impulso, como un autómata, cegado por el odio y la ira. ¿Qué había hecho? ¿Dónde estaba el autocontrol? ¿Cuáles iban a ser las repercusiones de todo aquello? Golpeó el piano y este se quejó con aquellas notas mal acompasadas. Tras aquello salió de la habitación, sin darse cuenta de que no había dejado el piano como lo había encontrado, y se perdió por los pasillos.