Residencia Pendragon (Montañas del Dragón)

Alcé la vista en cuanto escuché algo que no era el silencio o mi propia respiración para encontrar a mi hermana. Volví a bajar la mirada a las letras casi al instante. No tenía que corregir mi postura ni mi actutid relajada con ella...si es que podía llamarse a aquello relajación. Estaba concentrada, sujetando el libro con una mano y mordiendo levemente la uña del pulgar contrario.
-Viajé rápido para informarte. Se me olvidó cortar el sangrado.-Le tendí la mano que estaba cerca de mi cara para que viese el corte, limpio y sin sangre pero aún estaba ahí.-No es nada.-Murmuré aún con la vista clavada en el libro. Pero no podía leer, Shyvanna empezó a hablar explicando que todo se resumía en un sencillo rechazo por parte de los Descendientes. Suspiré cerrando el libro pero dejando la página marcada con mis dedos para mirar a mi hermana de nuevo.
-El apellido es nuestra familia Shyvanna.-Las palabras de mi abuela al parecer se habían hecho fuertes en mi cerebro. El sentimiento de fidelidad a la familia. Entrecerré los ojos inspeccionando su rostro por un momento pensando que tal vez ella era la más proclive de todos mis hermanos a olvidar aquello.
-¿Crees que un simple rechazo bastará?-Lo pregunté en serio. No creía que la rubia fuese tan ingenua, aunque a veces pecaba de inocente. Apreté mis labios mirando a la ventana sopesándolo.-Tal vez para Tesla. Un presente, unas palabras sinceras halagando a Lake pero rechazando el compromiso...eso bastará y aún así perderemos un voto del Consejo.Pero...¿DaVinci?-Negué mirando de nuevo a Shyvanna.
Bajé los pies de la silla que me había servido de apoyo y terminé de liberar la mano que marcaba las páginas posándola sobre el lomo del libro.-El Sanguis Ligno acepta vuestra unión.-Confesé pues no había problema alguno en que ella lo supiese.-Si te rechaza en ese ritual bárbaro...serás humillada. Wthyr y la abuela no consentirán que eso pase y no aceptarán la negativa de DaVinci...no si el Árbol Sagrado bendice el matrimonio. ¿Lo entiendes Shyvanna?
El patronus de mi hermano llegó, convocando una reunión y entorné los ojos. Ahora tendría que cambiarme y perder el tiempo en vez de encontrar la forma para sobornar al Sanguis Ligno. Me incorporé caminando hacia el armario y me desvestí, procediendo a buscar unas prendas con las que pudiese presentarme a la reunión.
-Y si por cualquier razón aceptasen que no se realice vuestra unión...no servirás para nadie decente y te entregarán a cualquier ser despreciable. ¿Acaso deseas eso?-Mi tono era severo, molesto, mientras me vestía.-Aunque supongo que de cualquier forma ya tenemos el voto positivo de DaVinci permíteme que me preocupe por mi hermana y su destino.
Finalice comenzando a amarrar mi pelo , mi lenguaje corporal era claro, estaba enfadada, aunque trataba de ser lo más correcta que podía con ella.

Cogió la mano y le importó tres pepinos que dijera que ya estaba, acarició el corte y tras eso cogió uno de los abre cartas y se abrió una pequeña herida en la mano, se hizo una runa y curó el corte con rapidez. No dolía tanto como lo anterior. Cuando soltó aquella frase tan…Su abuela la miró largamente -¿Entonces debemos  perder nuestra individualidad por que somos Pendragon? ¿Si me hubiese casado con Aric y hubiese adoptado su apellido, qué, Gwen? ¿Habría dejado de ser vuestra hermana porque no soy una Pendragon?- Preguntó, no estaba agitada pero sí ofendida. De todos los hermanos ella sabría cuánto le costaba vivir ante las expectativas del linaje. Lo peor de todo es que Aric se lo había dicho, había sido absolutamente directo al aclararle que una vez casada con él, serían sus hijos y él su familia; independientemente de los Pendragon.

Alzó suavemente los hombros -¿Crees que no? Giordano no se quiere casar, no pueden obligarlo. Ni los Pendragon ni el Sanguis Ligno porque no tiene autoridad sobre el linaje Da Vinci- Mencionó, pensando que le parecía de lo más apropiado. Ella seguiría los designios del árbol pero él no tenía porqué -¿Qué diferencia a Da Vinci de Tesla?- Y si se atrevía a mencionar el encuentro anterior iba a enojarla, iba a sacar su peor lado. Porque nada cambiaría si ella no se hubiese enterado. Si hubiese llegado un par de horas más tarde -No puedes decirle a nadie lo que viste, se lo prometí a Giordano y soy fiel a mi palabra. Nadie tiene que saberlo- Dijo en un tono mortalmente serio,  incorporándose porque sabía que Gwen era mucho más leal que ella a cualquier asunto Pendragon, era simplemente su forma de ser… -Prométemelo- Pidió.

Que dijera lo de árbol la hizo fruncir el ceño -Pero dijiste que estaban agitados, que no habías logrado comprenderlo- Expresó sin entender a qué venía todo aquello. Escuchó lo que ella estaba pensando y apretó suavemente los dientes -Giordano va a reunirse a solas con Wthyr y hablar con él, ha elegido ir a un holmgang contra un vikingo que le supera con creces en combate físico, rechazándome como su campeona, sólo por mi honor, no creo que me humille delante de todo el mundo. Hablaremos de los términos con Wthyr, nos inventaremos alguna excusa… Algo-  Escuchó el patronus de su hermano mayor  y sintió un escalofrío recorrerle el cuerpo, como si de pronto su sola voz hiciera que fuera consciente del lío en el que estaba metida.

En cuanto empezó a caminar notó cómo se movía y lo furiosa que estaba, pero se contenía para no sacar toda su ira -¿Acaso tengo forma de oponerme?- Le preguntó a Gwen con una ceja arqueada -Quieren casar a Lake con Markus y ni siquiera conocen lo excéntrico que es. Hablan de uniones de poder, hablan de descendientes e hijos increíbles… Markus no le pondría una mano a Lake encima ni queriendo ¿Crees que Wthyr le ha preguntado a Lake qué quiere? ¿Crees que tenemos voto, Gwen? ¿Por qué estás tan enojada si ni siquiera has salido afectada? - Arqueó ambas cejas  y fue hacia ella, para cogerla del hombro y que la encarara -No conocías a Aric como yo, él era un ser despreciable con cara bonita. ¿Y sabes qué? Me tenía que callar la boca porque era lo que se esperaba de mí. Y lo seguiré haciendo porque da igual con quien me casen, es mi deber ¿No? Y si me quedo humillada y desterrada, que así sea, seré libre de ser quien soy sin vivir a las expectativas de nadie-

No le gustó para nada la forma en la que le habló  y se alejó un par de pasos de ella para mirarla el rostro -¿Crees que me acosté con él por su voto?- Aquello le dolió y no lo comprendió porque Gwen era de las personas que sabía bastante bien que no sólo Shyvanna no jugaba a la política sino que hacía simplemente lo que le apetecía en el momento, sin mirar estrategias ni posibles beneficios. A veces ni siquiera era consciente de las consecuencias. Le rompió el corazón…porque Gwen parecía creer que ella había hecho eso con segundas intenciones, algo de lo que ella había sido víctima en muchas ocasiones por su posición de poder, y sin embargo, carecía de esa maldad. Es más, en su opinión, el momento que había compartido con aquellos dos hombres había sido fantástico. ¿Cuándo conseguías semejante química con apenas conocidos? ¿Y después de eso? ¿Giordano diciéndole que quizás podrían ser amigos? Se le humedecieron los ojos pero irguió la postura...Ella incluso había estado en el momento en el que había puesto su ojo en Giordano, en Avalon. Las ganas siempre habían estado allí  -No sabía que pensaras eso de mí - La miró un momento más y se giró para salir  de la habitación, perdiéndose por uno de los pasillos hacia la guarida superior de los dragones en busca de Artamir.

Wiwi:

-Le comprendo perfectamente- Añadí levemente a las objeciones que estaba poniendo sobre el tema de que la LeFay pudiera pillarnos con las manos en la masa. Aquel plan debía ser milimétricamente planeado, o de lo contrario, descubrirían cualquier paso que hubiésemos dado. Asentí levemente porque a todo aquello había que darle un par de vueltas dado que el enemigo era muy fuerte.

Caminaron hacia la salida. Como vasallo se veía obligado a informar a su señor, salvo que algunas partes de la conversación con las hermanas fueron deliberadamente ocultadas, como las circunstancias en las que se había enterado de lo del árbol. “Inteligente”…. No estaba seguro si era la palabra exacta para el tipo de conversaciones que los tres habían mantenido en la habitación de Shyvanna instantes antes. Física, sexual, placentera, lujuriosa. Cualquier apelativo se acomodaba mucho mejor que “inteligente”. Pero ya hablarían de ello más adelante. -Su hermana tiene estima por el italiano. Creo que los términos han satisfecho a ambos- Informé al Pendragon, jugando con los dobles sentidos que por el momento solo yo podía conocer, porque no había ningún motivo para que el primogénito sospechara del escarceo -No. Aunque es posible que hayan ido a la reunión convocada para la misión en tierra. Creía entendido que iban a participar nuevamente, según me pareció entender en el Yule-

Los recuerdos se apelotonaron según se los había pedido. Aparecieron en la mente del griego retazos de conversaciones con la Descendiente morena. Discusiones. Pensamientos propios y algunos miedos. Trató de hacerse un hueco en todo aquel galimatías, tratando de poner orden en aquel caos.

Retazos de una conversación se dibujaron ante los ojos de Ixión mientras viajaba en el subconsciente de Ian. Parecía que la pareja tuviera problemas con la cría del pequeño entre ambos. El papel del Consejo y el deber.

Pero parece que algunas cosas nos están pasando factura. Tantas responsabilidades, tanto tiempo sin magia, lo de mi descontrol como licántropo, lo de la muerte de tu hermano por culpa de Jean, la falta de comunicación, y el Consejo...el puto Consejo de los 20. No quiero que Aedan se críe aquí, ni quiero que tú tengas que seguir cumpliendo con tu "deber". Todo ha ido tan rápido que a veces no puedo evitar pensar que nos precipitamos...

¿Miedo a la traición? ¿Instinto paternal? Qué entrañable por parte de un lobo que, de no controlar su transformación, podría arrancarle la cabeza a su propio linaje. Enternecedor…

Esa es la historia. No podrá elegir. Si se queda aquí le tocará hacer lo mismo que a ti, tener esas obligaciones sólo por nacimiento. Y ya no es sólo eso...me preocupa que alguien pueda querer hacerle algo, como pasó con tu familia.

No había todo la conexión con el moreno cuando la voz desde el más allá le preguntó qué es lo que veía. -El licántropo está demasiado apegado a su mujer y a su hijo. Pero… Capto rencor hacia el Consejo, animadversión por sus normas. Él no quiere que su hijo en común se críe bajo el yugo asfixiante del linaje Le Fay y de sus responsabilidades. Esto les distancia.-

Trabajó en aquellos recuerdos, exacerbando esos sentimientos propios del licántropo. La voz de su subconsciente se mezcló con mis pensamientos propios ”El Consejo no puede definir a mi hijo. Cada instante que pasa en la isla le pone en peligro. ¿Me jugaría la vida de mi hijo por un árbol genealógico? He visto en qué acaban las peleas por poder, en la muerte de quiénes no deberían hacerlo. El Consejo no quiere verlo, no quiere ver el poder de la propia elección. Me asfixian y asfixiarán a Aedan. Él necesita poder ser libre. Esta isla es una prisión y el Consejo sus carceleros. ¿Acaso Catherine no es capaz de verlo? ¿Por qué no quiere verlo?” El griego no introdujo ninguna información nueva y solo hablaba por la propia voz inconsciente de Ian, haciéndola más consciente. Aquellos eran sus propios pensamientos, algunos estaban reprimidos, los trajo a la superficie.

Es lo que te han "obligado" a hacer desde siempre. No has tenido oportunidad de decidir qué querías hacer o quién querías ser. Eres más que la descendiente de Morgana. Un linaje no te define. ¿Quién soy yo entonces? no soy descendiente de nadie importante. Somos lo que vivimos, no lo que somos cuando nacemos. Si sólo te salvaban por obligación es que eran unos cabrones elitistas, en lugar de una familia. Tal vez eso fuese antes. Ahora han cambiado y ayudan a aquel que lo necesite. Aedan no necesita nada de esto.

Buscó entre los recuerdos del licántropo las reacciones de los Descendientes. Trabajó en sigilo sin dejar rastro según navegaba por los recuerdos. Captó las reticentes miradas de algunos de los Descendientes y las hizo conscientes. Allí estaban: acechando, criticando, urdiendo a sus espaldas ”El Consejo me desprecia. ¿Un linaje tan antiguo con un plebeyo? Estoy seguro de que me quieren quitar de en medio, mira cómo nos miran. Cómo aborrecen la relación. Me da igual. Soy mucho mejores que ellos, yo pude elegir con quién quería estar. Catherine me eligió. Que les jodan. No me da miedo su mafia. No me amedrentarán y me enfrentaré a ellos si hace falta.

La dejé hacer a pesar de que el corte no importaba tanto, tenía varios por el cuerpo, por los rituales y porqueno siempre acudía a que cerrasen mis heridas en el momento. Realmente me importaban poco o nada, pero a Shyvanna se le daba bien. Curar. Hacer sentir bien a la gente.
Mi cabeza se ladeo ligeramente devolviéndole la mirada mientras apretaba los labios, disconforme con aquella suposición suya. Estaba claro que todos los hermanos éramos diferentes y únicos. Tal vez Wthyr y yo éramos los más parecidos en cuanto actitud, más seria y correcta ante la gente.
-No hubiéses tomado su apellido. Tía Elisabeth no es una Lothbrok por mucho que se casase con uno. Y claro que no hubieses dejado de ser nuestra hermana.-Terminé por decir molesta apartando la mano de ella pues había terminado.
Entorné los ojos al seguir insistiendo. No era capaz de ver que daba igual lo que quisiese Giordano.-Tesla no ha aceptado un duelo por la mano de Lake!Esa es la diferencia!-Exclamé sin llegar a gritar pero obviamente alterada porque mi hermana a veces tenía el cerebro refrito y pareciera que no llevaba en esta familia desde su nacimiento. Al escuchar a la rubia mentar el tema de la habitación la miré abriendo los ojos expresivamente, primero porque no pensaba que lo fuese a sacar a la luz y segundo porque por alguna razón creía que iba a ir soltandolo por ahí. Negué, soltando un sonido indignado mientras apretaba la tapa del libro con mi mano.
-No tengo que prometerte nada, no es de mi por quien tienes que temer.-Di un par de golpecitos con el índice entre las letras del libro, estaba indignada.. -Obviamente no iba a hablar de la conformidad del Sanguis Ligno delante de un vasallo, Shyvanna. -volví a mirarla como si se hubiesen vuelto locos. DaVinci, a solas...con Wthyr.-No, Shy...no por tu honor, por tu mano. Es muy diferente, se bate en duelo por una mano que va a rechazar, es...-No encontraba el término para explicarlo, era sencillamente deshonrarla.-¡Eso es lo que intento hacer!Maldita sea Shyvanna estoy intentando que te rechace y no haya consecuencias para nadie.Si el Árbol Sagrado no acepta la union, ni Wthyr ni la abuela pueden hacer nada por insistir en ello, tu no serás una paria y...y Giordano no acabará degollado en la montaña por rechazarte.
Era obvio, era tan obvio que me molestaba que no viese que no era para nada sencillo. Solté aire mientras me recolocaba el cuello del vestido, me lo había puesto tan rápido que se había enroscado.-¿Crees que Markus duraría mucho con Lake?Conoces a nuestra hermana...-Porque si, nuestra abuela tenía razón, Lake le mataría en cuanto no le aguantase y eso sería pronto. Estaba mirándome al espejo, abotonando parte de la prenda cuando escuché su pregunta y la miré desde el espejo muy molesta.¿Como se atrevía a decir que no podía enfadarme?Pero no contesté, volví a mirar a los botones que me estaban poniendo de los nervios maldita sea, hasta que me giró para hablarme del vikingo muerto.-Y como era un ser despreciable ya no está aquí, porque te protegió el Sanguis,¿Que pasará si...-Su ultima afirmación me dejó sin habla frunciendo mi ceño. Asi que era verdad, le importaba poco o nada. La familia. ¿solamente le importaba ella misma?-Estoy enfadada porque estoy intentando sacaros de esta situación, porque yo llevé a Giordano a la cena y yo os metí en esto!Estoy trabajando y rompiéndome la cabeza para descubrir como hacerlo para que no acabéis muertos ninguno de los dos y encima!-Paré porque había alzado más la voz de lo que debía.-Encima, llego y os encuentro follando tan tranquilos!
Y si, lo había soltado y me había alterado de más. Pasé ambas manos por mi vestido alisando la tela y a pesar de la tensión en mi rostro se pudo apreciar mi gesto de no entender a que se refería.¿Como iba a pensar eso?Sabía de sobra que mi hermana se metía en la cama con quien quería y no con quién debía. -¿Qué dices?-Pregunté com si estuviese pirada y negué, siguiendo sus pasos.-Shyvanna..., Shy...Espera. Shyvanna!-Incluso me atreví a gritar una vez llegué al pasillo, viendo como se marchaba.Cogí aire y suspiré lanzando una mirada a las pocas personas que rondaban el lugar.
Cerré mis habitaciones y me dirigí hacia donde mi hermano había dicho que me presentase. Antes de entrar al lugar intenté calmar mi mente, Estiré mi espalda, corregí mi postura y me adentré al lugar. Saludé a mi hermano con el gesto pertinente y desvié la mirada a Ixion que parecía estar trabajando, interesandome por las tres personas que se encontraban inconscientes en el lugar. Volví a mirar a Wthyr.
-¿Habeis solicitado mi presencia?-Mi voz sonaba mas o menos serena y sin embargo para alguien observador podría parecer que no lo estaba tanto.Prefería no preguntar por lo que estaban haciendo.

Acepté de buen grado que Shyvanna tuviese aprecio por el italiano, así resultaría mucho más agradable aquello del matrimonio concertado. No podía quejarse, había buscado un buen Descendiente para ella. Sólo tenía que guardar las formas y luego podía acostarse con todos los que quisiera, no era como que la estuviese atando únicamente a un hombre. Me disgustó no haber sido informado de la reunión sobre la misión, aunque ya tenía asumido que sólo se hablaban con los rubios de la familia porque se les hacían más simpáticos. Ilusos.

- Ah sí, la misión para solucionar el desastre de la anterior. Espero que esta vez no comentan esos tremendos errores. - comenté sin mucho interés, más centrado en lo que tenía que hacer Ixión con la mente de Hacksaw. Aguardé hasta que el telépata me dio datos de lo que estaba viendo, pareciéndome interesante su concepto del Consejo. - Esa impresión me daba...esa gente no sabe encajar aquí. Podemos intervenir con lo del hijo. Buscar el modo de distanciarles de manera inasumible. Tiene que hacerle daño. Tiene que ser lo suficientemente creíble para que ella no quiera indagar en su mente para ver si es cierto lo que le dice.- no tenía prisa porque sucediese aquello, pero sí que debía marcharse antes de que pasasen los tres meses que nos quedaban hasta el momento de la votación del Consejo. Necesitaba a Le Fay de mi lado, sin condiciones.

En ese momento entró Gwen en la estancia, así que me separé un poco de Ixión mientras él terminaba la labor. Examiné a mi hermana de arriba a abajo, había notado algo un poco extraño en su voz. No le pregunté nada, tal vez fuesen imaginaciones mías. - Así es. Ixión me ha dicho que has estado consultando al Sanguis. Necesito conocer que te ha dicho. - la tomé por el brazo para alejarla un poco más, explicándole lo que estábamos haciendo. - Por lo pronto estamos moviendo fichas para lograr que Catherine sea Pendragon.

Apareció en las Montañas del Dragón, en el último lugar donde se había reunido con Wthyr. Catherine alzó la mirada para ver el castillo en todo su esplendor, una fortaleza que en otrora sólo había recogido nieve ahora vibraba con vida. Podía ver las luces, las antorchas y el fuego iluminar varias ventanas. También escuchaba los sonidos de los dragones. Se preguntó si Nekros estaba entre ellos. Quizás…Le pediría a Sean su huevo.

Empezó a avanzar por la nieve sintiendo un repentino escalofrío por el cambio de temperatura. En la plaza estaban varios grados por encima de aquella temperatura y el cambio la había hecho refugiarse en la túnica y el abrigo, quizás debería haber llevado guantes, gorro y bufanda. Pero no había tenido tiempo. Al menos el aire frío de la montaña le sirvió para sacarse la sensación de ahogo. En la soledad de aquel sitio conseguía una extraña paz. ¿Por qué la gente le resultaba tan agobiante?

Al llegar a la entrada los guardias movieron las armas para impedir su paso y Catherine arqueó una ceja. ¿Acaso Wthyr no había avisado de su presencia? Pero luego recordó la última parte de su carta e hizo una mueca -Soy Catherine Le Fay y he sido convocada por vuestro…- Imbécil de pacotilla -…Patriarca- Egocéntrico y con complejo de rey – Avisadle que estoy aquí- Soltó en un siseo mientras volvía a apretar las manos sobre el papel -¡Rápido!- No quería que Ian pasara más tiempo allí dentro.

Lo que le había dicho Gwen le había dado qué pensar, no porque se arrepintiera de esa gota de alegría y satisfacción de yacer con Giordano e Ixión, sino por miedo  a que el Descendiente de Da Vinci muriera. Tenía que modificar el duelo, tenía que estar atenta a las palabras a utilizar cuando diera voz. Tenía que pensar, tenía que encontrar una laguna legal que le permitiera a Giordano escaquearse sin afectarse. Lo del árbol podía ser una opción pero si ya le había dicho que estaba conforme ¿Cómo iba a cambiarlo? Eso sería manipulación. Dudaba que Gwen se arriesgara tanto por Giordano y por ella. Es más, no lo permitiría.  Alguna vez, hace mucho tiempo, le habría gustado ser Helena de Troya. Ahora, ya no le apetecía tanto. No quería guerra por su  mano, no quería muertes por ello.

-¿Qué te pasa?- Preguntó Artamir con aquella voz gutural de su forma dragon y Shyvanna se acercó a él acariciando sus grandes escamas plateadas. Era consciente de que había percibido sus turbulentos pensamientos -Si nos hubiésemos quedado en Avalon quizás habría sido feliz...Creo, habría encontrado la manera. Teníamos una vida, una rutina...- Murmuró observando a su ojo derecho y soltando el aire lentamente -Todo era más fácil…Llévame a volar- Artamir se reacomodó permitiéndole acceder a su cuello -No llevas ropa para montar- Ella soltó un “tsk” por lo bajo y se subió a él -Smaug está arisco- Añadió Artamir pero Shyvanna no le dio demasiada importancia - Gánga fram- Ordenó y el dragón plateado la llevó a cruzar los cielos.

Estuvo allí por varios minutos pero Artamir tuvo razón no tenía armadura ni abrigo y pronto el frío se coló en sus huesos a través del vestido de terciopelo, observaron a varios dragones acompañarlos y Shyvanna se sintió bien al respecto. También vio a Smaug. Volvieron sobre su vuelo  hacia el castillo y Shyvanna observó a alguien en la entrada de éste, le ordenó a Artamir que aterrizara y cuando lo hizo se dio cuenta de quien era. Hizo una mueca ¿se habrían enterado ellos de lo de Giordano? ¿Cómo era posible? ¡No, no lo era! Se bajó y fue caminando hacia donde estaba la morena mirándola con curiosidad y observando a los guardias que la miraron como esperando una orden -Dejadnos pasar. Adelante, Descendiente- Murmuró Shyvanna caminando hacia dentro del castillo con gracia, guiandola hacia el salón principal para recepcionarla y así entrar en calor las dos que la otra también tenía una pinta de pálida terrible.

La llegada de uno de los dragones hizo que se girara hacia allí sacando las manos del abrigo, preparada para abrir su báculo y defenderse si era necesario. Quizás era una trampa…Si era una trampa había caído como una idiota. ¿Por qué no había intentado contactar con Ian? La rubia la observó largamente y ella le devolvió la mirada con dureza. ¿Era su belleza? ¿Era eso lo que atraía a Giordano hacia aquella residencia? ¿Acaso no tenían mujeres bellas en Ouroboros?

La mujer, quién creyó que se llamaba Shyvanna, simplemente dio la orden para que les dejaran pasar y aunque dudó un momento la siguió. Observó sus movimientos y se dio cuenta de que, así como Sofía, ella parecía tan cómoda con su cuerpo. Tenía una gracia innata que Catherine envidió profundamente. Todas ellas, las tres, contaban con una belleza idílica que podría jugar en contra aunque sus acciones afearan su imagen -Asumo que tu nombre es Shyvanna- Expresó quedándose parada en medio del salón y agradeciendo que allí el fuego de varias chimeneas hiciera entrar en calor el sitio.

¿Y si había algo más? Se preguntó. Wthyr había sido directo en que ella no había permitido conocer a los demás. Le recorrió con la mirada mientras ella se acercaba a la chimenea principal -Entiendo que te has reunido con Giordano- Dijo acercándose para mirarla, necesitaba evaluar su expresión para tener información sobre ella. Según Giordano se había ofrecido para ser su campeona aunque no parecía una guerrera. Se mordió el labio un momento -¿En qué condiciones han concretado el duelo? – Inquirió nuevamente -¿Y cuando es? Quiero presenciarlo- Le daba igual que Giordano no se lo hubiese pedido, no iba a permitir que se siguiera reuniendo con ellos sin apoyo.

Una vez en el salón empezó a acercarse a las chimeneas para alargar las manos y absorber el calor del fuego. Escuchó la voz de la Descendiente y sonrió de lado -Sí, soy yo- Así que conocía su nombre. ¿De qué? No lo sabía, pero estaban en igual de condiciones -Así es, Catherine Le Fay- Expresó con rintintín. Se suponía que ambos linajes estaban enfrentados. Un Le Fay había traicionado a un Pendragon muchos años atrás y, sin embargo, eran casi familia. Observó sus dedos, y a través de ellos, el movimiento de las lenguas de fuego y las chispas de las mismas la distrajeron.  ¿Sería ella tan mala como su antepasado?

El nombre de Giordano la trajo de vuelta y le miró por encima del hombro. Sonrió, pensando en algo - No lo descarto, tampoco lo afirmo- Susurró, quizás con eso, podía protegerlo de toda la mierda que podía echarle el Consejo encima por saber que se había liado demasiado con ellos. O quizás ese barco ya había zarpado. Se abrazó a sí misma cuando Catherine fue acercándose hacia ella y se giró para encararla, dio un par de pasos hacia ella y se quedó en silencio mirando sus ojos. Nunca había visto unos ojos parecidos. Tenían una multitud de colores en plena armonía. Le recordaba a … a… un universo. Entonces decidió mirarla realmente. No llevaba maquillaje, el pelo tampoco lo tenía muy arreglado sólo suelto hacia atrás y su monótona ropa negra, que no dejaba adivinar sus curvas, sólo le daba a entender que no se preocupaba demasiado por su imagen aunque fuese hermosa. Volvió la vista hacia su nariz y sus mejillas y se preguntó cuán colorada se ponía cuando estaba entregada al placer. Estaba segura de que se sonrojaba de forma preciosa y sus labios… -¿Mmm?- Inquirió porque se había perdido en sus pensamientos, en tenerla atada a su cama rendida a sus dedos. Quizás con un rubí…Aunque sabía que estaba casada.

-Se realizará mañana. Armas ilimitadas, en el patio del castillo. Será a primera sangre- Resumió y luego volvió a mirarla a los ojos -Giordano necesitará vuestro apoyo- Indicó porque esperaba que pudiera contar con sus amigos ese día. Dio un paso más hacia ella recorriéndole el rostro con la mirada, con curiosidad y hambre -Tienes unos ojos preciosos ¿Brillan cuando llegas al orgasmo?- Preguntó.

La mujer parecía perdida en sus pensamientos y tardó en responderle lo que le hizo fruncir el ceño pero al final ella había tenido razón y, además, la rubia le conocía. Eso no le parecía raro. Los Pendragon parecían saber de todo acerca del Consejo y los descendientes, lo que le causaba gran desasosiego. ¿Quién estaba dándoles tanta información? Su respuesta sobre Giordano fue evasiva y Catherine puso los ojos en blanco.

Uno era demasiado denso y la otra con la que hablaba todo un personaje. Debería estar acostumbrada, tenía de esas personalidades en el Consejo pero aún así… De pronto se giró a mirarla y Catherine pensó que iba a responderle pero simplemente se la quedó mirando. Fue consciente de que la estaba evaluando cuando bajó sus ojos a través de su ropa. Aquello le hizo fruncir el ceño y la miró de vuelta. ¿Acaso porque no llevaba un escote en V era mucho menos Descendiente que ella? Apretó las muelas. Odiaba que evaluaran su imagen física. Ella era mucho más que eso. Poderosa a niveles insospechados -¡¿Qué cuándo  y cuáles son las condiciones del duelo?!- Le espetó  notando que algo la había puesto inquieta porque Shyvanna parecía tener los ojos brillantes.

Al menos consiguió lo que quería, información. De acuerdo. Pues allí estaría -Estoy segura de ello, cada vez que está con vosotros lo metéis en un lío. No hacéis más que empeorarle la vida- Soltó, venenosa antes de recibir el mensaje de Sayid. Leyó el brazalete rápidamente y entendió poco por su dislexia. De acuerdo, cónclave. Eso era suficiente. Entonces se dio cuenta de que la rubia se había acercado demasiado y encima…Encima le preguntaba aquello. Catherine arqueó ambas cejas y se alejó un par de pasos -No creo que sea de tu maldita incumbencia. Busca a tu hermano y dile que estoy aquí, quiero a mi esposo y su clan ahora mismo!!- Espetó, enojada y nerviosa, mientras sentía que se le incendiaban las mejillas de vergüenza.

Lo que dijo sobre Giordano hizo que Shyvanna alzara la mirada hacia ella con el ceño fruncido. Eso…Esa no era su intención y, sin embargo, tenía toda la razón. Catherine no había hecho más que confirmar aquello que había analizado después de que él se fuera. Daba igual…Después del holmgang sería libre. Tenía que serlo. Debía hablar con Wthyr. Además de investigar y tenía que redactar las reglas y los premios aunque tenía que hablar con Viggo aún, aquello le daba terror.

Tragó en seco al verla observar su brazalete y entonces reaccionó mal a su pregunta lo que hizo que entrecerrara los ojos. Quizás era frígida -Era simple curiosidad- Mencionó excusándose -No es mi culpa que no estés satisfecha con tu cuerpo como para experimentar el sexo- Alzó suavemente los hombros y empezó a caminar fuera del salón. ¿Por qué Wiwi tenía al esposo de la Le Fay allí? ¿Y su clan? Ah. Licántropos quizás. ¿Cómo podía estar tan insatisfecha con un licántropo? Ella ya había estado con uno, tenían una fuerza deliciosa.

Sabía dónde estaba su hermano o lo sospechaba ya que había estado presente cuando llegó el patronus de Gwen. Avanzó hasta la enfermería e ingresó sin tocar. Observó la situación en silencio. Ixión estaba encima del pelinegro y había otros dos cuerpos tendidos en camilla. El fin justifica los medios. Venganza contra los Le Fay, supuso. El tipo de calaña que se esperaba de ellos ¿No? Para poder mantener el apellido en alto y después darse golpes de pecho de que eran honorables, confiables e imprescindibles. No preguntó. No quería saberlo, tenía demasiado en su plato. Alzó al mirada hacia Wthyr, sin mirar a su hermana -Catherine Le Fay está aquí buscando a su esposo, en el salón principal la he dejado- Volvió la vista hacia el hombre en la camilla, preguntándose si de verdad estaba insatisfecha sexualmente y volvió a ver a Wthyr -Tenemos una conversación pendiente- Se dio media vuelta y cerró la puerta sin despedirse de ninguno y se fue a su habitación.

Comencé a removerme inquieto en sueños por la sutil intromisión mental, reviviendo escenas del pasado poco agradables. Era como si yo mismo fuese un personaje distinto dentro del propio sueño. Sabía que no era yo, pero a la vez sí lo era. Fruncí levemente el ceño con los ojos aún cerrados, hasta que finalmente me desperté de nuevo sobresaltado. Me incorporé de golpe una vez más, respirando agitadamente y de nuevo en el mismo lugar que antes. Miré a mi alrededor para encontrar de nuevo a Wthyr, y a otro más que no conocía. También estaba allí otra hermana Pendragon, y por suerte aún estaban conmigo Savannah y Jarkko. Tanta expectación a nuestro alrededor no podía ser buena. Lo último que recordaba era haberme desmayado después de que Wthyr nos hiciese algo, seguramente con su control de sangre. La cabeza me dolía como si tuviese resaca, y no me parecía que fuese solo cosa de la destransformación brusca.

- ¿Qué nos estáis haciendo...? ¡Aparta!

Solté un impulsivo puñetazo a la cara del que tenía más cerca, Ixión, esperando que fuese suficiente para quitarlo del medio. Después me bajé rápidamente de mi camilla, esperando no fallar esta vez en llegar hasta Jarkko y Savannah. Los sacudí a los dos de manera bastante bruta para que despertasen, teníamos que salir de allí. En cuanto me centrase un poco intentaría desaparecernos a los tres.


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éxito: se despierta
fallo: sigue dormido

El miembro 'Ian Hacksaw' ha efectuado la acción siguiente: Lanzada de dados

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'Probabilidad' :

El estremecimiento a causa de Ian logró que Savannah volviera en sí pero, cuando lo hizo, sus ojos estaban blancos y se posaron sobre el pelinegro -Te esperábamos- Murmuraron las numerosas voces  antes de retirarse finalmente. Pero no se referían exactamente a qué estuviera ahora despierto. Ya lo entendería.  A la licántropa le costó volver en sí misma,  parpadeó varias veces y poco a poco sus ojos volvieron al color del oro mientras paneaba el lugar. Olía más gente… más que el primogénito Pendragon. Pero mucha caca de dragón igual.

Se incorporó lentamente, tenía una puntada en la sien y se llevó la mano ahí mientras observaba a Jarkko. Lo mejor sería aparentar que no sabía lo que había pasado -¿Qué sucedió?- Le pregunto a Wthyr mientras se apartaba el pelo blanco de la cara e intentaba hacer memoria de qué era lo último que había dicho con su propia voz… ¿Lo de los admiradores era? ¿O lo de los sangrados? Mejor aparentar demencia pero había otra profecía y… y no sabía que significaba.

-Ian… ¿Estás bien? Siéntate- Le dijo a su compañero alfa mientras iba a por Jarkko, le apartó el pelo caoba del rostro recordando lo que los espíritus le habían dicho. ¿Lo entendería?  Y entonces Savannah alzó la mirada hacia Wthyr -Me dijiste que habría ropa. No la veo por ningún lado. ¿Han venido los de mi clan?- Inquirió ignorando a los demás.

Trató de cerrar los ojos para concentrarse y seguir indagando en la mente del Hacksaw. Escuchó de fondo a su señor pidiéndole que interviniera en el hijo en común. Pero el vínculo con su retoño era fuerte y modificar esa relación dejaría pistas, salvo que no lo hiciera bien. Podría, sin embargo, tratar de que Ian se hiciera especialmente sobreprotector con él, incrementar los miedos de que al niño le pasara algo. “Catherine no lo ve. Catherine no quiere verlo. Aedan corre peligro en la isla. Es algo constante: los Pendragon, la máquina, el Consejo…. ¿Quién dice que no le pueda pasar lo mismo que a Desmond o que Rhaegar? ¿Quién puede decirme que no haya otra Bellatrix en el Consejo?”

Trabajó de forma sutil en aquellos miedos del licántropo, exacerbándolos. Eran miedos irracionales hacia el Consejo, miedo por la seguridad de su hijo. Estaba claro que aquello volvería a generar una discusión en la pareja debido a lo temperamental del licántropo. Poco más podía hacer sin dejar huella en los recuerdos o sin que pudiera ser digno de sospecha. Desconecté cuando empecé a ver que el licántropos de revolvía en sueños, seguramente por la intromisión mental. No estaba cerca de la camilla del licántropo, y no esperaba que sus manotazos pudieran siquiera acercarse. Lo que no esperaba es que se levantara de esa forma tan brusca, teniendo que esquivar aquel golpe que trataba de ser certero. Alcé la mirada hacia Wthyr a la espera de que fuera él que tratase de tomar las medidas pertinentes. Miré a mi alrededor, confuso, ¿cuándo habían llegado las hermanas Pendragon?

Estudié a los presentes, a los lobos y a los Pendragon. Me alejé de toda la acción, escondiéndome en las sombras. Nuevamente contacté con la  mente del primogénito Pendragon, modificando sus recuerdos de qué es lo que estábamos haciendo aquí. A partir de este momento, para él, estábamos evaluando la salud del grupo de lobos. La arrogante LeFay no sería capaz de encontrar ninguna de las artimañas que había creado hoy, en especial, la de su lupino amigo.

Me resultó inevitable alzar las cejas por las palabras de Wthyr y miré brevemente a Ixion volviendo a posar la vista en mi hermano mientras me estiraba un poco.-Las voces eran confusas-Negué mientras pensaba que si el vasallo le había dicho eso tal vez hubiese sido capaz de soltar prenda de su encuentro con Shyvanna y DaVinci.-Estaba consultando libros, buscando algún tipo de sacrificio para que el Árbol Sagrado me hable con más claridad.
Mi tono era perfectamente creíble y sin embargo tomé mis manos una entre la otra intentando parecer más serena de lo que mostraba. Asentí conforme a la información que me brindaba, no precisaba saber más,mi hermano era perfectamente capaz de realizar aquella tarea sin que nadie le diese indicaciones.
Giré la cabeza con rapidez al escuchar la voz de mi hermana notando que me ignoraba deliberadamente y apreté mis labios molesta por ello apartando la vista de la rubia para centrarme en Wthyr de nuevo entrecerrando mis ojos al escuchar que estaba allí Catherine LeFay. Escuché a mi hermana marchar y posé la mano en la muñeca de Wthyr sonriendo escuetamente.
-Tranquilizaré a la Descendiente aunque debo partir pronto.-Comencé a abandonar la estancia y mientras lo hacía, escuché el despertar de los invitados pero continué.
Fui en busca de la mujer, hacia el salón principal. No fue difícil dar con ella y mientras me acercaba me intrigó que compartiésemos ciertos rasgos físicos. Podría ser cualquier miembro de nuestra familia.
-Descendiente LeFay-Incliné la cabeza como saludo.-En breves vendrá mi hermano, apenas les he visto en el ala de sanación unos segundos y no conozco muy bien que ha pasado pero ya estaban despertando, algo alterados. Resulta extraño dado que la luna no acompaña pero...-Entrecerré los ojos con cierta confusión muy real.-Escuché a alguno de los sanadores decir algo sobre licántropos.
Miré hacia atrás asegurándome de que mi hermano aún no aparecía por el lugar y volví a prestar atención a la bruja.-No sé si vais a coincidir con el Descendiente de DaVinci en algún momento antes del...duelo -Entorné los ojos cogiendo aire, pareciendo muy cansada por el tema.-Volví a mirar atrás por un segundo.-Pero por favor...si le veis transmitidle mis disculpas, yo le invité al yule y no...no conocía las intenciones de mi hermano. Solamente no quería que...-tampoco podía decirle que me le había encontrado ciego perdido-pasase esa fecha en soledad-Encogí mis hombros, el pesar era real y las palabras eran reales y no había tenido oportunidad de disculparme con él. No mientras tenía a mi hermana debajo y a Hipatia detrás.-Sé que no somos de vuestra confianza pero creedme...ninguna de las dos está interesada en que se efectúe esa unión.
Suspiré y miré a mi espalda de nuevo.-No tardarán en llevaros con él. Estoy segura de que nuestros sanadores han hecho un buen trabajo.-Sonreí muy brevemente antes de inclinar respetuosamente la cabeza para despedirme y tomar camino a mi habitación, perdiéndome por los pasillos del castillo.

Desvié la atención de Ixión con la aparición de Shyvanna, que irrumpió en la estancia anunciando de manera escueta la llegada de la Le Fay. Me dio la impresión de que estaba contrariada por algo, tal vez estuviese molesta conmigo por lo de la boda o inquieta por el inminente duelo. - Está bien. Iré a recibirla y después que se marche cuanto antes. Hablaremos cuando quieras, a ser posible la mañana del enfrentamiento. - me despedí de ella tras su rápida marcha, esperando que Gwen se quedase un poco más. Tampoco lo hizo. Al menos me explicó en qué había estado empleando el tiempo, tratando de comprender mejor los mensajes confusos del Sanguis. Dejé entrever algo de frustración por estar en punto muerto con lo de descifrar los designios, pero le agradecí que lo hubiese intentado. - Seguiremos en ello. Espero que me acompañes cuando vaya ante el Sanguis. - dejé que se fuera para ganar algo de tiempo con Catherine, necesitaba al menos unos minutos más para que Ixión acabase con la mente de Ian.

El licántropo despertó de forma violenta, queriendo pegarle a mi vasallo y reclamando estupideces otra vez. - Lo único que hemos hecho es salvaros el pellejo a los tres. Deja de comportarte como un salvaje. - respondí con desdén mientras los poderes de Ixión modificaban ligeramente la parte de mis recuerdos sobre lo que estábamos haciendo ahí con los licántropos. Fue algo sutil, pero una especie de cortafuegos por si Le Fay quería husmear. Hice un gesto al vasallo para que se marchase definitivamente, no debía permanecer más allí. La mujer despertó con los zarandeos de Ian, pareciendo despistada sobre lo sucedido. No sabía si era cierto que no se acordaba de nada, o si se estaba haciendo la tonta. - Os desmayasteis por el agotamiento de después de la transformación. También por la pérdida de sangre, pero nuestros sanadores se han encargado de vosotros. Ahí tenéis la ropa. Ponéosla. Han venido a buscaros. - señalé una silla en la que había prendas de ropa que pertenecían a nuestros sirvientes, sencillas y abrigadas, con los tonos de nuestro emblema. - De nada. - añadí antes de darme la vuelta, ninguno se había dignado a dar las gracias. Tras eso salí de la enfermería para ir a buscar a Catherine en la sala en la que esperaba, encontrándola con las mejillas más sonrojadas de lo habitual.

- Entiendo que estar en nuestro castillo provoque esa reacción en ti. - comenté mientras avanzaba hacia ella hasta quedar frente a frente, alzando ligeramente la barbilla. Ella no lo sabía, pero el plan ya estaba en movimiento y pronto la tendría en mis garras de manera definitiva. Lo haría, fuese como fuese. El árbol así lo quería. - Tu...marido y sus amigos están al fondo de este pasillo. Puedes ir allí para llevártelos. Estaban haciendo sus estúpidos juegos de licántropo transformándose fuera de luna llena en la montaña. Tentador para cualquier dragón que merodee por allí. No tendrías más que huesos de él si yo no lo hubiese encontrado. Considera esto una oferta de paz y regalo de Yule...he quitado un aperitivo a mis dragones para que tú puedas tener el tuyo. -
mostré una torva sonrisa antes de de hacer una leve inclinación de cabeza, dándome la vuelta a continuación para marcharme de allí sin dar mucho más pie a conversación. Tras eso me perdí por alguno de los múltiples pasillos del lugar, hasta que alguno de mis hermanos me reclamase.

La respuesta de Shyvanna hizo que alzara las cejas por su estúpido prejuicio. ¿Qué se creía? ¿Qué todos iban por allí hablando del tema? Por lo menos se retiró y Catherine aprovechó para acercarse a la chimenea y calentarse las manos. Estaba agitada, nerviosa y enojada. No pasó mucho tiempo antes de que viniera otra de las hermanas Pendragon. Se contuvo de poner los ojos en blanco.

Inclinó la cabeza, fuera a ser que se ofendieran por no devolverle el saludo o que rompiera algún protocolo de mierda olvidado que rigiera las arcaicas vidas de aquel linaje. No respondió, simplemente asintió con suavidad a la información sobre Wthyr. Usaría la estrategia de Shyvanna, lo de ni confirmar ni negar. Y si no hablaba, mejor. Eran víboras que manejaban las palabras a su favor, manipulando todo a su alrededor.  

Frunció el ceño ante la mención de Da Vinci y estudió su lenguaje corporal. Cada vez que soltaba una frase parecía volverse sobre su hombro vigilando si venía alguien más. ¿Desconfianza o miedo a ser pillada? Curioso… Tensión entre los hermanos Pendragon, no se diferenciaban mucho del Consejo. Aquello la hizo sonreír interiormente pero de forma exterior se cruzó de brazos con el gesto más bien hosco. Estudió aquello de que no quería que pasara la navidad solo y entonces pensó en Giordano analizando a las hermanas Pendragon. ¿Esta era la que le gustaba? ¿La que no tenía las narices de ir a pedirle disculpas por cobarde? -No soy tu recadera. Puedes escribirle una lechuza o enviarle un patronus si te da miedo dar la cara- Le respondió y cuando mencionó aquello de que no eran de su confianza pues, para qué mentir, tenía razón pero le pareció curioso que no estuvieran interesadas -Rechazadla entonces. Más acciones y menos palabras- Advirtió.

Le puso nerviosa que siguiera mirando sobre su hombro y entonces se volvió a inclinar y ella hizo lo mismo. En soledad soltó un “tsk”. Una víbora desubicada rubia y zorra, seguramente y una cobarde protocolaria que podía ser tan víbora como la otra, la había visto en el parlamento. Supuestamente era ella la que había matado a los guardias. Normal que no fueran de fiar, menuda diversidad de máscaras y caretas. Estaba concentrada en el fuego cuando escuchó más pasos y al girarse Wthyr ya estaba bastante más cerca de ella -¿Qué tenéis vosotros con las reacciones corporales de la gente? Dejadme en paz- Espetó molesta y entonces escuchó el resto de sus diálogo. No iba a entrar en dimes y diretes con él sobre las palabras a utilizar porque sólo quería ver a Ian -Gracias, Wthyr- Respondió ignorando su estúpida sonrisa e hizo una inclinación de cabeza a modo de despedida, compartiendo parte del camino de salida con él antes de ir por el pasillo hasta el lugar que le habían indicado.

Cuando cruzó sus ojos con Ian sintió que se deshacía por dentro. Estaba bien…Estaba bien. Apoyó su frente en la de él mientras le abrazaba, inspirando profundamente y disfrutando de su presencia -Vamos al hospital- Soltó inmediatamente y se inclinó hacia donde estaban Savannah y Jarkko para desaparecer a los cuatro de ahí.

DÍA ANTES DEL HOLMGANG

El día anterior había resultado interesante y extraño. Agridulce.  Los sirvientes fueron quienes la despertaron esa vez pues había dormido más de la cuenta ya que últimamente solía salir al amanecer para disfrutar de la salida del sol con su dragón ya que, por lo general, la pillaba ya despierta. Pesadillas o preocupaciones varias solían ocupar su mente pero tras el día de ayer había conciliado el sueño. Con ayuda de las sirvientas se dio un buen baño percibiendo en su cuerpo pequeños signos de lo hecho ayer que la mantenían feliz aunque recordar las consecuencias le atenazaba el corazón. Al menos tenía una carta bajo la manga, esperaba que funcionara.

Una felicidad que se le fue consumiendo a medida que avanzaba por el ala nórdica del castillo. Con cada paso que daba sentía que se le unía más gente, siguiéndola. Iba escoltada sólo por Artamir. Una pequeña muestra de valentía, al acudir sola, y una muestra de poder al ser acompañada por su dragón en forma humana. La sonrisa de Viggo se desplegó mientras se la comía con la mirada y estuvo a punto de soltar una tontería como “Pues te jodes que esto ya lo comió Da Vinci”, pero  le costaría muchas cosas. Aunque el pensamiento le dio cierta tranquilidad. Se quitó los guantes y los colocó sobre la mesa donde se encontraba el líder con el resto de sus consejeros -Iros- Viggo la miró estudiándola mientras los consejeros esperaban una respuesta de él. Shyvanna sonrió de lado ante esa estupidez y alzó suavemente la mano -De acuerdo- Dijo, y provocó que a todos se le bajara la presión, manteniéndolo lo suficiente para que empezaran a caer desmayados a su lado -Deberíais recordar que sois mis vasallos- Mencionó antes de mirar a Viggo que reía socarronamente, negando con la cabeza y mirándola con cierta resignación.

-Shyvanna Pendragon, tendré que doblegar esa actitud tuya- La rubia sintió que el corazón se le aceleraba producto del miedo, de sólo imaginar lo que él podía hacer para doblegarla. Aric había tenido muchas costumbres pero todas y cada una habían sido consentidas y ella no mentiría, de vez en cuando, un poco de dominación masculina la ponía caliente pero sospechaba que Viggo no hablaba de eso -Primero tienes que ganar el holmgang-  Respondió ella, parada delante de él. Artamir estaba más lejos dejándolos hablar en soledad -Lo haré- Dijo inclinándose hacia delante -¿Crees que el muñequito italiano tiene alguna oportunidad? Su sonrisita no le hará ganar el duelo- El miedo atenazó el estómago de Shyvanna mientras le mantenía la mirada a Viggo pero no caería en su juego -Usarán armas, ilimitadas. . El que realice la primera sangre será el ganador. Se realizará en el patio de armas de este castillo. ¿Tienes alguna solicitud que hacer?- El nórdico le sonrió con tanta soberbia que la rubia sintió que se le revolvía el estómago. Se echó hacia atrás y subió las piernas a la mesa -Cuando gane, quiero casarme contigo inmediatamente después bajo ritos nórdicos, olvídate del Sanguis Ligno, preciosa...Cumplirás cada uno de mis deseos, incluso si ello incluye servir a todos mis consejeros- La mirada de la Pendragon centelleó y dio un paso hacia atrás pálida -No te atreverías- El miedo que drenó la sangre del rostro de Shyvanna sólo hizo que el nórdico se divirtiera un poco más -Eso pondría en duda la legitimidad de cualquier hijo que tuviese- Viggo la estudió un poco más -Aric era un puto egoísta- Shyvanna frunció el ceño -No accederé a esas condiciones- El nórdico negó con la cabeza con suavidad -Las condiciones que tienes que poner son las del holmgang y yo sólo pido desposarte inmediatamente después y...Quiero el puesto de Da Vinci en el Consejo- El nerviosismo cobró vida en el cuerpo de Shyvanna mientras abría y cerraba los puños. No podía permitirlo. Pensó con rapidez para negociar sin ser consciente de que el imbécil la había puesto entre la espada y la pared -Accederé a casarme contigo inmediatamente. Ese será tu premio si ganas el Holmgang- Al nórdico se incorporó de un movimiento y antes de que la Pendragon fuera consciente estaba delante de ella, cogiéndole de la barbilla. Artamir empezó a acercarse con premura -Cuando gane el holmgang- Se inclinó para susurrarle algo más al oído y Shyvanna se echó hacia atrás mirándolo con terror antes de darse la vuelta e irse de allí acompañada de su dragón con el miedo instalado en lo más profundo de su ser.

DÍA DEL HOLMGANG.

Aquella mañana se había despertado con gran desazón y cuando la sirvienta le  preguntó si bajaba a desayunar decidió no hacerlo. Simplemente fue a darse un largo baño para recuperarse de la noche llena de pesadillas que había tenido. El espíritu de Aric la había visitado en sueños pero siempre perdía contra Viggo y ella acababa siendo humillada y víctima de todos aquellos nórdicos. Salió de la bañera y envió un patronus a Giordano, recordándole que en dos horas debía estar allí listo para el combate.

Tras eso fue a cambiarse, había optado por un vestido en color dorado precioso con encajes en blanco. Su familia no lo sabía, sólo Artamir a quien le había pedido silencio, pero si Giordano perdí el duelo ese mismo día se celebraría una boda: La suya. No escatimó en joyas ni en gastos, tampoco en adecentar su belleza  y se colocó una especie de banda blanca en el cabello. Si iba a ser la protagonista debía hacerlo por todo lo alto y sonreír...no podía olvidarse de sonreír. Practicó la sonrisa mientras se pintaba los labios de rosa apetecible, lentamente, mirando su reflejo en el espejo.

-Tú...y sólo tú decides lo que te rompe- Se dijo a sí misma, señalándose con el labial. Eso era cierto, ella era una domadora de dragones y tenía la piel gruesa como sus escamas. Se convirtiría en la dragona que tanto querían los nórdicos para sí mismos, se convertiría en la dragona que, incluso rechazada, nunca sería humillada; porque era una beldad en sí misma que despertaría guerras por su mano. Ella lo sabía, el mundo lo sabía. Y quizás hasta Giordano era consciente de aquello. Era demasiado para un solo hombre. Tenía que creerse esa simple mentira y vivir de ella. Nunca doblegada, nunca rota. Envió otro patronus de recordatorio a Giordano para que fuera puntual, de lo contrario, podría perder el duelo.

Salió hacia los pasillos acompañada de Artamir que la escoltó hasta el patio donde estaban todos reunidos. Uno de los sirvientes anunció su llegada y Shyvanna avanzó haciendo gala de gracia y elegancia para colocarse en el centro del lugar donde se batirían a duelo. Escuchó los ruidos, los golpes en los escudos, el hambre de los nórdicos y casi pudo oír la tensión en el lado de Giordano. Alzó la mirada al cielo, contemplando las nubes claras iluminadas por el sol mañanero y luego...Lo que estaba buscando: La brigada Blödhren. Su brigada -Skulblakas, elda - Susurró y en cuestión de segundos aquellas mismas nubes se oscurecieron cuando los dragones, incluido Artamir, sobrevolaron el cielo del castillo en formación antes de posarse sobre las altas torres con la vista puesta sobre ella. Sonrió, de lado, sintiéndose reconfortada.

Bajó la cara y no miró a nadie, sólo un punto muerto frente a ella -Buenos días. El holmgang se decidirá cuando uno de los contrincantes realice la primera sangre. Podrán usar armas ilimitadas. Cualquier intromisión mágica ajena a los duelistas hará que el holmgang sea, una vez estudiado el origen de la misma,  ganado por el contrario.  En caso de ganar: Giordano Da Vinci exige a Viggo Lothbrock una disculpa adecuada por los insultos al Consejo de los 20 y a mi, Shyvanna Pendragon. En su caso, Viggo Lothbrock…- Tuvo que parar un momento porque sentía que el corazón le estallaba en el pecho, pero fue efímero -Exige una boda conmigo inmediatamente después del duelo , Shyvanna Pendragon, bajo rituales nórdicos- Esperó un momento escuchando la algarabía de los Lothbrock  pero también más murmullos. ¿Acaso Da Vinci el duelo no era por la mano de Shyvanna? Ella había elegido las palabras sabiamente, había tenido en cuenta la conversación con Gwen -Brisingr-  Artamir rugió tan fuerte que las ventanas del castillo temblaron y su fuego plateado iluminó el cielo. Eso ganó silencio - Anunciadas y aceptadas las condiciones y reglas, esperareis hasta que me posicione en las gradas y os dé orden de combate-

-El Holmgang era por tu mano, Shyvanna ¿O es que aca...- Escuchó a Viggo quejarse por la recompensa de Da Vinci y Shyvanna se detuvo, se giró hacia él como una fiera -Entonces gánalo- Siseó, callándolo, y en los segundos que siguieron los dragones gruñeron en respuesta a la actitud de Shyvanna.  Fue caminando, arrastrando su capa de blanco impoluto hasta las gradas donde cada uno de sus hermanos tenía un asiento determinado, no evaluó quienes estaban y quienes no porque estaba ocupada escuchando los numerosos murmullos a su alrededor, supuso que ahora entenderían la elección de vestuario o al menos de la capa, porque no podían apreciar el vestido de abajo. No se dignó  mirar a nadie de nuevo. Se detuvo una vez allí  cuando percibió movimiento en el palco y se giró  con rapidez hacia los contrincantes -Adelante- Murmuró, una vez comenzado no podrían para el holmgang.  Aunque tenía un asiento tras ella, no pudo tomarlo. Escondió las manos dentro de la capa para poder apretárselas y drenar así el nerviosismo que poseía su cuerpo, puso los ojos en el centro del lugar esperando el momento en el que se enzarzaran en el uso de las armas.

Apareció en la residencia junto a Giordano y avanzó con él con cierta tranquilidad, metió las manos en los bolsillos del abrigo mientras intentaba entrar en calor. A medida que avanzaban sintió millones de ojos encima así que procuró mantenerse erguida.  De vez en cuando encontraba un par de ojos dignos de devolverles la mirada con dureza. Si esperaban amabilidad en ella no iban a encontrarla -Eso deberías preguntármelo tú a mi…- Sin embargo lo evaluó y sonrió-Estás bien. Después de SAM esto es pan comido. No te agobies- le dijo aunque en el fondo, al ver tanta gente estaba estresándose. Demasiada gente, demasiado tumulto…Simplemente demasiado.

Al llegar al patio se quedó al lado de Giordano -Tenemos un cónclave que atender así que procura hacerlo rápido. Los nervios no sirven, cógelos y tíraselos a Tesla. Es experto- Indicó Catherine con sorna. Después de eso, en privado rechazarían la mano con ella como testigo, y creyó que con eso sería suficiente. Apretó un poco las muelas, el frío era de esperarse pero no estaba demasiado cómoda.  La entrada de Shyvanna fue al grano lo que agradeció. Aunque lo de los dragones le pareció un poco demasiado. Una demostración de fuerza, por supuesto, que no tardó en usar cuando el dragón plateado rugió. Catherine no dudó en activar su piel de ébano por si las cosas se salían de control, los nórdicos por lo menos parecían muy alterados. Pero aprovechó ese momento para ver al resto de las personas presentes, notando diferentes etnias.

Una pregunta del nórdico fue callada por un siseo de Shyvanna y eso le recordó las palabras de la joven Pendragon, la de pelo negro, que le decía que a ninguna le interesaba el matrimonio y, sin embargo, ellas no lo habían rechazado. Sabían que Giordano lo haría. Estudió la situación. ¿Por qué no rechazarlos ellas? Miró hacia Wthyr con los ojos entrecerrados. Una sociedad patriarcal quizás, eso explicaba el miedo de la morena porque oyera que estaban en contra. Demasiado poder en un solo hombre, eso es lo que lo había convertido en un denso ególatra. Pero si Giordano ganaba el holmgang y luego rechazaba la mano ¿Pedirían los Pendragon algo a cambio? Aunque las condiciones de la rubia no habían sido exactamente las mismas que las del nórdico. ¿Laguna legal? ¿Cuál era el  juego que estaban jugando?  Aquello le atenazó el estómago pero… Pero ya todo había iniciado. Lo único que pudo hacer por Giordano fue desearle lo mejor con todo su corazón.