Recuerdo del primer mensaje :
Gwen Pendragón
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Tras los incidentes en Ouroboros decidió retirarse a Ávalon unos días. Varios dragones habían resultado heridos y alguno había perdido la vida. Aquello requería una ofrenda al Sanguis Ligno y debía prepararla en condiciones. Consiguió varias presas grandes de caza y realizó los rituales pertinentes a su debido tiempo.
Para su regreso a la isla flotante los ánimos parecían diferentes a cuando la abandonó. La ciudad estaba adornada, preparada para las festividades. Unos adornos y tradiciones que no se parecían a las de su familia pero conocía bien. En la residencia Pendragón también habían hecho preparativos para los festejos a su regreso, mucho más familiares para ella.
Por su parte se encargó de ordenar los preparativos para los sacrificios en honor a las fiestas antes de partir, pues había hecho una promesa que debía cumplir.
Al llegar a las dependencias del descendiente de DaVinci un profundo olor a café quemado inundó sus fosas nasales. Portaba con ella varias cajas de botellas de vino de Ávalon tal y como había hablado con el descendiente hacía semanas. Al entrar encontró el lugar más desordenado que de costumbre y al encontrar a Giordano la escena resultó bastante lamentable. Sus ojos estaban heridos, Gwen no quiso preguntar la razón, tampoco creía que el hombre lo confesase pero estaba segura, a juzgar por los cachivaches que estaban desperdigados por todas las salas, que había sido a causa de alguna de sus invenciones.
Sus intenciones al llegar allí no habían sido otras que dejarle aquellas botellas y marcharse a continuar con sus obligaciones. sin embargo al encontrar al Descendiente en aquella situación suspiró. Y sin preguntarle agarró su mano y se desapareció con él de vuelta a la residencia.
-No voy a dejar que te mates intentando hacer la cena.
Comentó por toda explicación soltando su mano para dejar caer las suyas manteniendo una posición relajada pero a la vez con la espalda bien erguida mientras abrían las puertas del comedor que estaba a su frente.
-Simplemente no mires a Lake y todo irá bien.
Tomó de nuevo su mano, haciendo que la dejara sobre su hombro para guiarle. Adelantó sus pasos de camino a la mesa de sus hermanos, al parecer era la última en aparecer para la cena. Paró su avance frente a todos ellos, buscando con la mirada su sitio entre ellos.
-Lamento la tardanza.-Excusó con tranquilidad y buscó la mirada de Wthyr- El Descendiente de DaVinci ha tenido a bien acompañarnos.
Para su regreso a la isla flotante los ánimos parecían diferentes a cuando la abandonó. La ciudad estaba adornada, preparada para las festividades. Unos adornos y tradiciones que no se parecían a las de su familia pero conocía bien. En la residencia Pendragón también habían hecho preparativos para los festejos a su regreso, mucho más familiares para ella.
Por su parte se encargó de ordenar los preparativos para los sacrificios en honor a las fiestas antes de partir, pues había hecho una promesa que debía cumplir.
Al llegar a las dependencias del descendiente de DaVinci un profundo olor a café quemado inundó sus fosas nasales. Portaba con ella varias cajas de botellas de vino de Ávalon tal y como había hablado con el descendiente hacía semanas. Al entrar encontró el lugar más desordenado que de costumbre y al encontrar a Giordano la escena resultó bastante lamentable. Sus ojos estaban heridos, Gwen no quiso preguntar la razón, tampoco creía que el hombre lo confesase pero estaba segura, a juzgar por los cachivaches que estaban desperdigados por todas las salas, que había sido a causa de alguna de sus invenciones.
Sus intenciones al llegar allí no habían sido otras que dejarle aquellas botellas y marcharse a continuar con sus obligaciones. sin embargo al encontrar al Descendiente en aquella situación suspiró. Y sin preguntarle agarró su mano y se desapareció con él de vuelta a la residencia.
-No voy a dejar que te mates intentando hacer la cena.
Comentó por toda explicación soltando su mano para dejar caer las suyas manteniendo una posición relajada pero a la vez con la espalda bien erguida mientras abrían las puertas del comedor que estaba a su frente.
-Simplemente no mires a Lake y todo irá bien.
Tomó de nuevo su mano, haciendo que la dejara sobre su hombro para guiarle. Adelantó sus pasos de camino a la mesa de sus hermanos, al parecer era la última en aparecer para la cena. Paró su avance frente a todos ellos, buscando con la mirada su sitio entre ellos.
-Lamento la tardanza.-Excusó con tranquilidad y buscó la mirada de Wthyr- El Descendiente de DaVinci ha tenido a bien acompañarnos.
Shyvanna Pendragon
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Los susurros entre ellos acabaron con un trago amargo para Shyvanna. No sólo pretendía hablar del matrimonio en la cena sino que tenía que encargarse de Juliet. Pues iba a entrenarla, iba a aprender a seguir sus órdenes. Iba a respirar sólo cuando ella se lo dijera. Lo de los “amiguitos” propios hizo que rodara los ojos. Amigos…Esa era una palabra curiosa, miró alrededor y aunque la sala estaba llena no consideraba a nadie realmente cercano porque no conocía sus verdaderas intenciones. ¿Querían ser sus amigos porque era una Pendragon, por que querían llevarla a la cama o por que realmente la apreciaban? Nunca lo sabría.
El hecho de que G no estuviera por ahí le mosqueaba -Mmmm…- Las respuestas de Darren y Wthyr, como las de Lake, iban viento en popa hasta que la última le cogió las manos. Shyvanna dirigió su mirada de zafiro hacia ella y le apretó las manos con fuerza, mirándola con intensidad -Haré mi mejor esfuerzo- Prometió. Pero tras ello vino todo lo del ajedrez, la política y lo maquiavélico. Pero a ella si le parecía un buen gesto. Sean la había detestado y sin embargo, la había ayudado y enviaba eso. Miró hacia la sirvienta que se llevaban las velas. No sabía qué quería W que le dijera y volvió la vista hacia él con un gesto serio, manteniéndole la mirada -Y a ti te encanta que yo juegue ese papel ¿No? Es mi maestría- Soltó y entonces puso los ojos en blanco -No les has contado de la chica Cleopatra ¿No?- Le preguntó a Darren llevándose la copa a la boca y bebiendo varios tragos -Tres. Tesla- Corrigió, subiendo los números de su avance pero sin mirarlo y supervisando el tema de la pizza. Decidió soltar un suspiro exasperado y se levantó de la mesa -No te preocupes, Wiwi. No confundo ni nuestro lazo de sangre como amistad- Dicho aquello se retiró de allí , haciéndole saber a Darren, con una mirada, que el comentario no iba para él; para ir hacia donde estaba Artamir. Necesitaba moverse así que hizo un gesto a los músicos para que elevaran el ritmo y las intrigas políticas le aburrían por no decir que estaba de mal humor.
Tras aquello llegó G y Shyvanna sonrió al ver Giordano aunque pronto se dio cuenta de que estaba siendo guiado por G. Ladeó la cabeza, ella pareció siempre muy interesada en él. Lástima que era sacerdotisa -¿Sabes dónde está Reed?- Le preguntó a Artamir que negó con la cabeza en silencio. Shyvanna suspiró -¡Bienvenido, Descendiente de Da Vinci! El vino y la comida corre por nuestra cuenta- Se reservó decir que la “sangre” también lo hacía y sonrió de lado antes de llamar a algunas de sus primas y comenzar una de las danzas coordinadas para abrir el baile.
El hecho de que G no estuviera por ahí le mosqueaba -Mmmm…- Las respuestas de Darren y Wthyr, como las de Lake, iban viento en popa hasta que la última le cogió las manos. Shyvanna dirigió su mirada de zafiro hacia ella y le apretó las manos con fuerza, mirándola con intensidad -Haré mi mejor esfuerzo- Prometió. Pero tras ello vino todo lo del ajedrez, la política y lo maquiavélico. Pero a ella si le parecía un buen gesto. Sean la había detestado y sin embargo, la había ayudado y enviaba eso. Miró hacia la sirvienta que se llevaban las velas. No sabía qué quería W que le dijera y volvió la vista hacia él con un gesto serio, manteniéndole la mirada -Y a ti te encanta que yo juegue ese papel ¿No? Es mi maestría- Soltó y entonces puso los ojos en blanco -No les has contado de la chica Cleopatra ¿No?- Le preguntó a Darren llevándose la copa a la boca y bebiendo varios tragos -Tres. Tesla- Corrigió, subiendo los números de su avance pero sin mirarlo y supervisando el tema de la pizza. Decidió soltar un suspiro exasperado y se levantó de la mesa -No te preocupes, Wiwi. No confundo ni nuestro lazo de sangre como amistad- Dicho aquello se retiró de allí , haciéndole saber a Darren, con una mirada, que el comentario no iba para él; para ir hacia donde estaba Artamir. Necesitaba moverse así que hizo un gesto a los músicos para que elevaran el ritmo y las intrigas políticas le aburrían por no decir que estaba de mal humor.
Tras aquello llegó G y Shyvanna sonrió al ver Giordano aunque pronto se dio cuenta de que estaba siendo guiado por G. Ladeó la cabeza, ella pareció siempre muy interesada en él. Lástima que era sacerdotisa -¿Sabes dónde está Reed?- Le preguntó a Artamir que negó con la cabeza en silencio. Shyvanna suspiró -¡Bienvenido, Descendiente de Da Vinci! El vino y la comida corre por nuestra cuenta- Se reservó decir que la “sangre” también lo hacía y sonrió de lado antes de llamar a algunas de sus primas y comenzar una de las danzas coordinadas para abrir el baile.
Las navidades llegaron en la isla de Ouroboros. Todo era felicidad y paz y a Markus le hacían especialmente gracia las lucecitas de colores, aunque le hubieran hecho más gracia si las hubiera inventado él con sus sistema de energía alternativo y no con el sistema caduco de Edison y su bombillitas, se conoce que era algo que le restregarían toda la vida. Pues pensaba vengarse y editar la página de la Wikipedia…. Cuando sea seguro volver a conectarse a internet, que ahora Trump nos lee las RRSS. Anyway, los días previos a la noche actual los había pasado por el hospital, como todos los demás heridos, pero Markus molaba más y fue dado de alta mucho antes que los otros (en realidad alguien le curó todos los PS en la lucha y por eso no necesitaba ayuda sanitaria, Markus es un chico fuertote). En el hospital, alguien le había dicho, otra vez, que estaba curado y que podía volver a andar, pero Markus pensó que no iba a gastar sus piernas en tonterías como andar. Markus quería su silla tuneada, y cuando alguien se la quitó sencillamente le electrocutó, se la robó y salió escopetado corriendo en la silla, atravesando los pasillos a gran velocidad mientras gritaba que iba a matar a Moe, wii. Markus no conocía a Moe, pero la idea no le pareció del todo mala. Habría de estudiarla cuando consiguiera post-its.
Desde su fuga hasta la actualidad, los días pasaron lentamente entre invitaciones, reparaciones de casa y gente alegre y cantarina. Markus se dedicaba a jugar a disparar a los que venían pidiendo el aguinaldo a la casa con su pistola molona, pues estaba poco inspirado para crear nuevos artefactos y a lo único que se dedicaba en su tiempo libre era a stalkear a la máquina SAM, mandándole constantemente palomas mensajeras y correos con proposiciones indecentes. Sin embargo, ninguno de los mensajes fue respondido. Para sorpresa del científico, uno de los días algo o alguien (Markus no tiene ni idea de cómo se enteró, porque no lo pone en el post), le llegó un mensaje de una invitación con los Pendragon donde se supone que habría una recepción con pizza de piña. Markus estuvo dudando si debía ir o no, porque normalmente por esas fechas son los Descendientes los que se reúnen y comen y jajas, pero este año era todo demasiado raro: Markus había escuchado cosas, había leído cosas y había interpretado cosas que le hacían desapetecer reunirse con el Consejo. E ir para aguantar caras largas no parecía estar en el los intereses próximos de Markus. De modo que tampoco tuvo mucho que reflexionar. Mandó a su familia a cenar y él se excusaría, con…. Un dolor de hemorroide izquierda, que era la que siempre le dolía por estar todo el rato sentado.
Armó su silla de ruedas, ahora versión mejorada y remasterizada adecuada a las Navidades (con sus lucecitas y sus villancicos). Se puso guapo para ese día con su traje más gris y polvoriento y se puso una pajarita bastante adecuada para la ocasión. Se peinó hasta el bigote y echó a volar, literalmente. Markus surcó los cielos oscuros de la isla en dirección a la residencia Pendragon. Entró por una de las ventanas, creando un gran estruendo, corriente y cien cosas raras y molestas más. Markus descendió extendiendo los brazos, muy a lo estilo Magneto. Posó el pie en el suelo y la silla se reconstruyó y volvió a tomar forma normal. La preciosidad de la sala hizo que los ojos de Markus hicieras chiribitas, localizando un montón de material que robarse para llevarse a casa: apliques, cubertería, adornos…. Todo brillaba tanto y tenía tantos chiribiri que lo quería todo. Localizó a Shyvanna, la rubia que le daba pizzas, y se aproximó a ella, saludando a los curiosos alzando la mano. -Markus está muy agradecido y complacido de poder asistir a esta celebración. Markus observa que Giordano también ha sido invitado, pero….- Markus se volvió para mirar a los que estaban en la mesa, la pelirroja, los morenos, el rubio…. Toda la panda Pendragona, vaya. Entrecerró los ojos y bajó el tono. -Makus sospecha que toda esa gente sea de fiar, ¿son de fiar? Giordano ciego, siempre es un placer verle sufrir, por pringao- Markus se rio como una rata y se hizo con la primera copa que pudo, cubriéndola con metal haciéndola parecer un cáliz maravilloso. -¿Dónde están las pizzas?-
Desde su fuga hasta la actualidad, los días pasaron lentamente entre invitaciones, reparaciones de casa y gente alegre y cantarina. Markus se dedicaba a jugar a disparar a los que venían pidiendo el aguinaldo a la casa con su pistola molona, pues estaba poco inspirado para crear nuevos artefactos y a lo único que se dedicaba en su tiempo libre era a stalkear a la máquina SAM, mandándole constantemente palomas mensajeras y correos con proposiciones indecentes. Sin embargo, ninguno de los mensajes fue respondido. Para sorpresa del científico, uno de los días algo o alguien (Markus no tiene ni idea de cómo se enteró, porque no lo pone en el post), le llegó un mensaje de una invitación con los Pendragon donde se supone que habría una recepción con pizza de piña. Markus estuvo dudando si debía ir o no, porque normalmente por esas fechas son los Descendientes los que se reúnen y comen y jajas, pero este año era todo demasiado raro: Markus había escuchado cosas, había leído cosas y había interpretado cosas que le hacían desapetecer reunirse con el Consejo. E ir para aguantar caras largas no parecía estar en el los intereses próximos de Markus. De modo que tampoco tuvo mucho que reflexionar. Mandó a su familia a cenar y él se excusaría, con…. Un dolor de hemorroide izquierda, que era la que siempre le dolía por estar todo el rato sentado.
Armó su silla de ruedas, ahora versión mejorada y remasterizada adecuada a las Navidades (con sus lucecitas y sus villancicos). Se puso guapo para ese día con su traje más gris y polvoriento y se puso una pajarita bastante adecuada para la ocasión. Se peinó hasta el bigote y echó a volar, literalmente. Markus surcó los cielos oscuros de la isla en dirección a la residencia Pendragon. Entró por una de las ventanas, creando un gran estruendo, corriente y cien cosas raras y molestas más. Markus descendió extendiendo los brazos, muy a lo estilo Magneto. Posó el pie en el suelo y la silla se reconstruyó y volvió a tomar forma normal. La preciosidad de la sala hizo que los ojos de Markus hicieras chiribitas, localizando un montón de material que robarse para llevarse a casa: apliques, cubertería, adornos…. Todo brillaba tanto y tenía tantos chiribiri que lo quería todo. Localizó a Shyvanna, la rubia que le daba pizzas, y se aproximó a ella, saludando a los curiosos alzando la mano. -Markus está muy agradecido y complacido de poder asistir a esta celebración. Markus observa que Giordano también ha sido invitado, pero….- Markus se volvió para mirar a los que estaban en la mesa, la pelirroja, los morenos, el rubio…. Toda la panda Pendragona, vaya. Entrecerró los ojos y bajó el tono. -Makus sospecha que toda esa gente sea de fiar, ¿son de fiar? Giordano ciego, siempre es un placer verle sufrir, por pringao- Markus se rio como una rata y se hizo con la primera copa que pudo, cubriéndola con metal haciéndola parecer un cáliz maravilloso. -¿Dónde están las pizzas?-
Darren Pendragon
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Escuchando a sus hermanos, el mellizo rubio compartió el punto de vista de su hermana sobre el tablero de juego que se abría ante la mirada de los Pendragon. La partida ya había comenzado, claramente, y hasta ahora solo se habían movido peones, piezas y movimientos insignificantes. Pero el ajedrez es un arte que reclama jugadores pacientes, y aunque era cierto que todo estábamos deseando de poder hacer algo más, había ciertas personas que tenían mayores ansias de acción que otras, que esperaban pacientes. Darren solo esperaba que la paciencia no se colmara -Dales tiempo, caerán por su propio peso. Y entonces será el momento del jaque mate- Explicó a su hermana Lake mientras golpeaba con dedo índice la mesa, visualizando cómo la ultraestructura hermética del Consejo caería ante ellos. Sería entonces el momento de poder actuar presto, y tornar la balanza al lado de los Pendragon. Con un gruñido respondí a Lake, dándole a entender que estaba totalmente de acuerdo con ella mientras clavaba la mirada en el paquete de Sean que desaparecía en el umbral de la puerta.
Los descendientes rechazan las ofrendas de convite y en compensación trataban de agasajarles con el envío de tristes regalos que no estaban a la altura de lo que se hubiese esperado como una ofrenda o como una disculpa en familias de tal cuna. A diferencia del ejercicio de buen gusto que los Pendragon hicieron con el usurpador y su esposa, a ellos les regalaban velas de colores y adornos de Navidad. Nimiedades e inutilidades. ¿Tan perdidos estaban los Descendientes del buen camino? El resto del análisis sobre la ofensa del regalo lo hizo Wthyr, a lo cual tampoco había mucho más que añadir, por lo que dediqué parte de mi atención al fino sabor del vino recorriendo mi paladar, clavando la mirada en las ondas que surcaban el líquido burdeos en el interior de la copa. La imagen del cervatillo tembloroso se dibujó en mi mente, tal y como le conoció en persona en la casa con el medimago, recordando cómo le cedió su protección durante la misión. Así pues, Darren se planteó seriamente si aquella criatura cargada de miedos tendría la mente tan retorcida como para hacer una ofensa al resto de los hermanos de una manera tan clara, o al menos tal y como la estaba describiendo su hermano mayor. El rubio se atusó la barba pensando en aquello, dudando qué es verdad y qué no, perdiéndome seriamente en sus pensamientos hasta que alguien le mentó -No. Tampoco creo que sea alguien de mucho interés. Una muchacha, con rasgos de Oriente próximo- Explicó muy brevemente a sus otros hermanos, dándole importancia nula a plebeya, casi pareciéndole absurdo aquella referencia -¿Crees que pueda ser importante para algo, hermanita?- Le pregunté antes de que se fuera, siguiéndole con la mirada. La botella rellenó la copa de vino que ya tenía en la mano, por orden y control de Wthyr. ¿Dónde estaban los coperos que no estaban haciendo su trabajo?
-¿Quiénes? ¿Los que se hacen llamar la Resistencia? ¿La Brigada?- Rodeó los ojos con hastío, preguntándose si en serio la idea de su hermano era empezar a codearse no con los habitantes de la isla, sino con los foráneos, sucios refugiados que no supieron lidiar con sus problemas en tierra y ahora lloriqueaban por un poco de atención en tierras que no les pertenecían. -Demasiado cerrados y afines a los Descendientes. Nos van a hacer oídos sordos- Sentencié, dando mi punto de vista. Ya teníamos suficientes vasallos, traer más chusma solo traería problemas, y más si son tan sumamente cerrados de mente. -Si está en tan mal estado, no deberíamos perder más el tiempo aquí y hablar con el descendiente de Galenus. Nos ayudará si es por una buena causa- Intenté hacer ver a Wthyr, suponiendo que el hecho de ir a pedir ayuda a los descendientes no le haría gracia.
Finalmente su hermana pequeña tuvo a bien aparecer en la residencia, pero sorprendentemente no venía sola, sino que muy bien acompañada por uno de los amiguitos de los que estábamos hablando antes, el cual parecía más perdido que de costumbre. Dado que ninguno de los presentes esperaba que los Descendientes se unieran a ellos, tomó la iniciativa, alzó la mano para que unos sirvientes le fueran a atender ordenando que le preparasen una puesto más para aquel de apellido DaVinci en la mesa de los hermanos dado que esta noche estarían acompañados. No había terminado la orden cuando se desató el caos y apareció el otro amiguito de su melliza, el del bigote en silla de ruedas. Rodó los ojos con un largo suspiro, pesado y cansado -Que sean dos- Solicitó
Los descendientes rechazan las ofrendas de convite y en compensación trataban de agasajarles con el envío de tristes regalos que no estaban a la altura de lo que se hubiese esperado como una ofrenda o como una disculpa en familias de tal cuna. A diferencia del ejercicio de buen gusto que los Pendragon hicieron con el usurpador y su esposa, a ellos les regalaban velas de colores y adornos de Navidad. Nimiedades e inutilidades. ¿Tan perdidos estaban los Descendientes del buen camino? El resto del análisis sobre la ofensa del regalo lo hizo Wthyr, a lo cual tampoco había mucho más que añadir, por lo que dediqué parte de mi atención al fino sabor del vino recorriendo mi paladar, clavando la mirada en las ondas que surcaban el líquido burdeos en el interior de la copa. La imagen del cervatillo tembloroso se dibujó en mi mente, tal y como le conoció en persona en la casa con el medimago, recordando cómo le cedió su protección durante la misión. Así pues, Darren se planteó seriamente si aquella criatura cargada de miedos tendría la mente tan retorcida como para hacer una ofensa al resto de los hermanos de una manera tan clara, o al menos tal y como la estaba describiendo su hermano mayor. El rubio se atusó la barba pensando en aquello, dudando qué es verdad y qué no, perdiéndome seriamente en sus pensamientos hasta que alguien le mentó -No. Tampoco creo que sea alguien de mucho interés. Una muchacha, con rasgos de Oriente próximo- Explicó muy brevemente a sus otros hermanos, dándole importancia nula a plebeya, casi pareciéndole absurdo aquella referencia -¿Crees que pueda ser importante para algo, hermanita?- Le pregunté antes de que se fuera, siguiéndole con la mirada. La botella rellenó la copa de vino que ya tenía en la mano, por orden y control de Wthyr. ¿Dónde estaban los coperos que no estaban haciendo su trabajo?
-¿Quiénes? ¿Los que se hacen llamar la Resistencia? ¿La Brigada?- Rodeó los ojos con hastío, preguntándose si en serio la idea de su hermano era empezar a codearse no con los habitantes de la isla, sino con los foráneos, sucios refugiados que no supieron lidiar con sus problemas en tierra y ahora lloriqueaban por un poco de atención en tierras que no les pertenecían. -Demasiado cerrados y afines a los Descendientes. Nos van a hacer oídos sordos- Sentencié, dando mi punto de vista. Ya teníamos suficientes vasallos, traer más chusma solo traería problemas, y más si son tan sumamente cerrados de mente. -Si está en tan mal estado, no deberíamos perder más el tiempo aquí y hablar con el descendiente de Galenus. Nos ayudará si es por una buena causa- Intenté hacer ver a Wthyr, suponiendo que el hecho de ir a pedir ayuda a los descendientes no le haría gracia.
Finalmente su hermana pequeña tuvo a bien aparecer en la residencia, pero sorprendentemente no venía sola, sino que muy bien acompañada por uno de los amiguitos de los que estábamos hablando antes, el cual parecía más perdido que de costumbre. Dado que ninguno de los presentes esperaba que los Descendientes se unieran a ellos, tomó la iniciativa, alzó la mano para que unos sirvientes le fueran a atender ordenando que le preparasen una puesto más para aquel de apellido DaVinci en la mesa de los hermanos dado que esta noche estarían acompañados. No había terminado la orden cuando se desató el caos y apareció el otro amiguito de su melliza, el del bigote en silla de ruedas. Rodó los ojos con un largo suspiro, pesado y cansado -Que sean dos- Solicitó
Los dias despues del ataque a Ouroboros habían sido tristes a decir verdad. Todas los trabajos de reconstruccion y esas cosas feas que vienen despues de una guerra....habian recaido obviamente sobre los que no estabamos demasiado muertos o hjeridos como para hacerlas. Aunque los resultados fueron buenos, sabiamos que aun no habiamos terminado.
Los dias se sucedieron entre labores y visitas a amigos que estaban demasiado graves como para escuchar las hoistorias que les contaba en mis ratos libres. Aun saqué tiempo para hacer los regalos de Aedan y luego me puse con otro invento, pero en una distraccion no habia usado las gafas que tanto me habia dicho Arleen que usara, y acabé un poco cegarruto, aunque externamente mis ojos se veian bien, yo no veia tres en un burro.
Gwen me habia secuestrado, literalmente. Solo me dijo algo de la cena y era cierto en parte porque hambre tenía, pero...Fui a decir algo pero entonces nos habiamos desaparecido y estabamos en otro lugar, que por la temperatura, y el olor, no era mi taller.
- Que no mire a Lake? Si la miro crees que me voy a dar cuenta de que la estoy mirando? Donde estamos, Gwen? - le dije antes de oir su presentacion a sus hermanos. Y yo con estas pintas! ni si quiera me habia puesto mi traje elegante de trabajo. MEnuda mierda!
- buona sera - saludé al publico en general, haciendo como que sabia de que iba la cosa, con una asombrosa resolución. Oí a Shyvanna y dirigí la mirada hacia donde venía su voz. Ajá....masa de cabellera rubia....debia ser ella. - Y la música tambien por lo que escucho... - añadí, al ver su masa rubia alejarse. A donde? No lo se.
Escuché la irritante voz de Tesla, que de algun modo, tambien se habia metido aqui. Estaria cegato rambien?
- Si no crees que son de fiar para que has venido tu mismo, Markus? Eso te hace a tí menos de fiar todavía.... aunque no entiendo mi lógica ahora mismo, es así.- le dije en el mismo tono, bajo, tomando asiento. Pero en realidad que estuviese aqui él, me relajaba. Pero por dentro. Muy por dentro. - Ahem. Y cómo va tu hemorroide, Tesla?
Oi el tono de Darren, asi que el mellizo grandote estaba tambien por ahi. Uhm....mega celebracion familiar? Algo navideño? Qué estaban celebrando? Tomé yo tambien una de esas copas de vino e hice como que la observaba. La probé y tras un par de segundos, le di mi aprobacion.
Los dias se sucedieron entre labores y visitas a amigos que estaban demasiado graves como para escuchar las hoistorias que les contaba en mis ratos libres. Aun saqué tiempo para hacer los regalos de Aedan y luego me puse con otro invento, pero en una distraccion no habia usado las gafas que tanto me habia dicho Arleen que usara, y acabé un poco cegarruto, aunque externamente mis ojos se veian bien, yo no veia tres en un burro.
Gwen me habia secuestrado, literalmente. Solo me dijo algo de la cena y era cierto en parte porque hambre tenía, pero...Fui a decir algo pero entonces nos habiamos desaparecido y estabamos en otro lugar, que por la temperatura, y el olor, no era mi taller.
- Que no mire a Lake? Si la miro crees que me voy a dar cuenta de que la estoy mirando? Donde estamos, Gwen? - le dije antes de oir su presentacion a sus hermanos. Y yo con estas pintas! ni si quiera me habia puesto mi traje elegante de trabajo. MEnuda mierda!
- buona sera - saludé al publico en general, haciendo como que sabia de que iba la cosa, con una asombrosa resolución. Oí a Shyvanna y dirigí la mirada hacia donde venía su voz. Ajá....masa de cabellera rubia....debia ser ella. - Y la música tambien por lo que escucho... - añadí, al ver su masa rubia alejarse. A donde? No lo se.
Escuché la irritante voz de Tesla, que de algun modo, tambien se habia metido aqui. Estaria cegato rambien?
- Si no crees que son de fiar para que has venido tu mismo, Markus? Eso te hace a tí menos de fiar todavía.... aunque no entiendo mi lógica ahora mismo, es así.- le dije en el mismo tono, bajo, tomando asiento. Pero en realidad que estuviese aqui él, me relajaba. Pero por dentro. Muy por dentro. - Ahem. Y cómo va tu hemorroide, Tesla?
Oi el tono de Darren, asi que el mellizo grandote estaba tambien por ahi. Uhm....mega celebracion familiar? Algo navideño? Qué estaban celebrando? Tomé yo tambien una de esas copas de vino e hice como que la observaba. La probé y tras un par de segundos, le di mi aprobacion.
Lake Pendragon
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Sonrió a Darren de lado con sus alegorías al ajedrez. Era, de sus hermanos, el que más podía sorprenderla. Normalmente le resultaba aburrido y demasiado apegado a Shyvanna, pero estaba convencida de que tenía un lado oscuro más allá de su guapa cara, así que dejó que el resto hablara. Era lo que mejor se les daba. Entrar a la acción ya era un trigo diferente. Lo del regalo dejó de interesarle pronto, pero conectó por un segundo con su hermana cuando tan ferreamente aceptó cuidar del ala del dragón y prometió su mejor esfuerzo. A pesar de todo, la rubia había mejorado mucho en sus sanaciones.
Resopló un par de veces mientras se sentaba tan grácilmente en la silla. Le complació saber que la primera copa tras la de W fue la suya. Eso dejaba muy en claro las cosas. Solo por eso, aceptó la decisión de W de permanecer tranquilos y relegados por el tiempo de prueba, aunque pasándose la mano por la cara cuando recordó lo del secuestro y la casi cremación que había hecho la rubia. Lo había aprobado completamente como plan, pero había sido muy tonto y descuidado como estrategia. Ella podía ser la mejor arma o la peor debilidad. Cuando W terminó de servirle, tomó su copa y se la llevó a los labios. Un pequeño sorbo para catar mientras esperaba a que el vino respirara.- Entonces SÍ es otro plan de miel y sonrisas.- Suspiró abrumada la pelirroja ante las conjeturas de W de ganarse a la gente. Al menos parecía que a su rubia hermana se le daba bien cuando estaba de buenas, pues ya había iniciado el baile. Tenía tan bien ensayada su cara solemne que le costó poco ocultar la vergüenza por algunas de las "primas" y su pobre danza. Si bien su hermana era demasiado atrevida, no era algo que le deshonrara.
El estruendo y el barullo que se hizo cuando entraron los descendientes al recinto no se hizo esperar, pues venían acompañados de la gran ausente de la noche. Se reprimió de rodar los ojos, y terminó por sonreír, que ya empezaba el show.- Querida hermana, que alegría verte por fin; veo que haz traído compañía. Bienvenidos.- Alzó la voz para que le escucharan, haciendo una leve reverencia desde su lugar. Después le lanzó una mirada a Darren por invitarles a SU mesa, pero era lo que tocaba. Si tan solo Shyvanna se hubiera dejado los lazos puestos tendría una razón genuina para sonreír.
Resopló un par de veces mientras se sentaba tan grácilmente en la silla. Le complació saber que la primera copa tras la de W fue la suya. Eso dejaba muy en claro las cosas. Solo por eso, aceptó la decisión de W de permanecer tranquilos y relegados por el tiempo de prueba, aunque pasándose la mano por la cara cuando recordó lo del secuestro y la casi cremación que había hecho la rubia. Lo había aprobado completamente como plan, pero había sido muy tonto y descuidado como estrategia. Ella podía ser la mejor arma o la peor debilidad. Cuando W terminó de servirle, tomó su copa y se la llevó a los labios. Un pequeño sorbo para catar mientras esperaba a que el vino respirara.- Entonces SÍ es otro plan de miel y sonrisas.- Suspiró abrumada la pelirroja ante las conjeturas de W de ganarse a la gente. Al menos parecía que a su rubia hermana se le daba bien cuando estaba de buenas, pues ya había iniciado el baile. Tenía tan bien ensayada su cara solemne que le costó poco ocultar la vergüenza por algunas de las "primas" y su pobre danza. Si bien su hermana era demasiado atrevida, no era algo que le deshonrara.
El estruendo y el barullo que se hizo cuando entraron los descendientes al recinto no se hizo esperar, pues venían acompañados de la gran ausente de la noche. Se reprimió de rodar los ojos, y terminó por sonreír, que ya empezaba el show.- Querida hermana, que alegría verte por fin; veo que haz traído compañía. Bienvenidos.- Alzó la voz para que le escucharan, haciendo una leve reverencia desde su lugar. Después le lanzó una mirada a Darren por invitarles a SU mesa, pero era lo que tocaba. Si tan solo Shyvanna se hubiera dejado los lazos puestos tendría una razón genuina para sonreír.
No había que ser muy perspicaz para notar la incomodad de Shyvanna durante nuestra conversación. Me dio la impresión de que estaba a la defensiva, o tal vez se sintió aludida por mis comentarios sobre lo del regalo. - Tranquila, Shyvanna. No es en casa donde se encuentran los enemigos. Nuestro lazo de sangre es más fuerte que cualquier amistad. - dejé que se marchase a bailar, a pesar de que ya empezaban a servir la cena. Estaba claro que necesitaba desfogar. Bebí otro trago después de que se fuese, saludando a Gwen con un gesto de la cabeza cuando se acercó excusándose por la tardanza. El invitado que había traído me pareció interesante, Da Vinci era un objetivo estratégico, al igual que Tesla. - Buenas noches. Sed bienvenidos a la morada de los Pendragon. Disfruten del banquete y la velada. - pedí a los sirvientes que empezasen a traer la comida a la mesa, invitando a que se sentasen los recién llegados. Giordano parecía tener algún problema de visión, así que miré a Gwen significativamente para que me explicase más.
Darren y Lake discreparon con el plan de "miel y sonrisas", pero tampoco podíamos hablar mucho más con los recién llegados delante. - Esos grupos de magos que has mencionado forman parte de la sociedad mágica. Sería un error ignorarlos o luchar contra ellos como hicieron los Blood Keeper. - miré alrededor, localizando a Adele varias mesas más allá, con los vasallos. Ella no había dejado de rondar a Darren, pero era obvio que lo hacía por interés. Por ahora había resultado algo útil, pero robar unas muestras de sangre no era una aportación suficiente. Lo único que podía beneficiarnos en matrimonio era que sus escasos Blood Keepers pasarían a nuestras filas.
El banquete comenzó con grandes bandejas de comida rostizada por fuego de dragón, además de quesos, dátiles y vinos variados. Las bandejas de frutas se distribuían por toda la mesa, al igual que las de carne de jabalí. Dejé el vino a un lado para empezar a comer, meditando la propuesta de Darren. - Shyvanna puede intentar sanar el ala herida de esa dragona, pero el proceso puede ser más lentro. Tal vez Galenus pueda venir a curarla. Es su trabajo, después de todo, y verá que no hay inconveniente en venir aquí. Ya han venido al banquete dos miembros del Consejo. ¿No están celebrando su propia cena de Navidad? - cuestioné en voz alta para que me respondiese cualquiera de los dos, pareciéndome curioso que no se reunieran.
Navidad. Ya casi habían pasado dos meses desde que los vasallos del linaje de los Pendragon llegaron a la isla de Ouroboros. Aún no había podido salir a investigar la isla por sus propios medios, a diferencia de los hermanos, a los cuales estudiaba desde la mesa que correspondía al linaje de Hipatia en el festejo navideño que los Pendragon habían preparado para todos los habitantes de su castillo. Nuestra mesa era mucho más fina y refinada que aquella que correspondía a los vikingos, que todo a su alrededor era ruido y griterío.
Estaba coqueteando con una de las coperas de nuestra mesa cuando pude escuchar de entre tanto grito y ruido unas cuantas palabras que la hermana rubia le dirigía a su hermano. Se disculpó con la moza y caminó hasta la zona de baile, donde se encontraba Shyvanna, forzando un encontronazo totalmente premeditado, cogiéndola por la cintura, para evitar caídas mayores -Mi señora. Disculpe mi torpeza y espero que pueda hacerlo con mi intromisión. La he visto bailar desde mi mesa y me gustaría poder acompañarla en su danza- Sonreí devolviéndole la cintura, quedando los dos enfrentados en ese momento. No esperé que me respondiera, sencillamente, imité sus movimientos. Ni idea de si era la contraparte femenina del baile, pero me hicieron gracia. -¿Abriendo el apetito con un poco de ejercicio?-
Estaba coqueteando con una de las coperas de nuestra mesa cuando pude escuchar de entre tanto grito y ruido unas cuantas palabras que la hermana rubia le dirigía a su hermano. Se disculpó con la moza y caminó hasta la zona de baile, donde se encontraba Shyvanna, forzando un encontronazo totalmente premeditado, cogiéndola por la cintura, para evitar caídas mayores -Mi señora. Disculpe mi torpeza y espero que pueda hacerlo con mi intromisión. La he visto bailar desde mi mesa y me gustaría poder acompañarla en su danza- Sonreí devolviéndole la cintura, quedando los dos enfrentados en ese momento. No esperé que me respondiera, sencillamente, imité sus movimientos. Ni idea de si era la contraparte femenina del baile, pero me hicieron gracia. -¿Abriendo el apetito con un poco de ejercicio?-
Shyvanna Pendragon
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-Llamada Cleopatra- Insistió y miró a Darren y luego a su hermano -Lo averiguaré- Indicó sobre la pregunta de Darren. Intercambió una mirada aireada hacia W sin confirmar ni negar lo que decía y sin embargo siendo consciente de que moriría por él. Por él y por cualquiera de sus hermanos. Bajó la vista, contrariada e intercambió un par de palabras con Artamir antes de bailar un par de danzas.
Al llegar Giordano le sonrió cuando le saludaba -La música también la puedes poner tú. Sé que eres bueno con esas manos- Le dijo, para honor de todo el público, que parecieron captar tal vez un tono que ella no había usado pero su reputación era mucho más sólida que su voz. Tras eso llegó Tesla en una entrada, sin duda, dramática pero que sólo hizo que Shyvanna sonriera más. Allí estaba, el ejemplo de cómo cultivar amistades…Con miel…No con veneno. -Muchos han sido invitados, pero tienen sus propias fiestas- Dijo la rubia alzando los hombros. Se encontraba un poco agitada tras la danza. Miró a sus hermanos y escuchó sus palabras con una sonrisa -Eso lo tienes que decidir tú, Markus. La confianza se gana- Lo llevó al puesto de la mesa para sentarse y cuando le sirvió la pizza provocó un delicado y calculado roce de ambos cuerpos, con sus pechos a la altura de su hombro mientras se inclinaba -Disfruta. Las han hecho especialmente para nosotros- Se llevó apenas un pedacito a la boca y masticó antes de bajar el mordisco con vino de una copa robada.
Al sentarlo cerca de Giordano se dio cuenta entonces de sus ojos, frunció suavemente el ceño y cogió un cuchillo de la mesa para abrirse la palma de la mano, ni siquiera siseó ante la herida, Puso la palma sana sobre los ojos de él -Aguanta- Murmuró un momento y se hizo una runa en la parte superior de la mano antes de canalizar su magia hacia el descendiente. Al absorber lo de los ojos no le dolió, ya que había aprendido a suprimir esa parte, pero lo borroso fue divertido. Se rió cantarinamente -No sé si dejármelo, así parece que ya voy borracha- Se rió un poco más pero finalmente terminó y suspiró levemente mientras veía que la runa se extinguía y también la herida en su mano. Dejó el cuchillo ensagrentado en una bandeja de un sirviente que pronto se despacho -Como nuevo…Me debes un solo de chelo- Le guiñó un ojo antes de irse de nuevo hacia la pista de baile no sin dejar de oír lo de traer a Galenus, miró por encima del hombro con seriedad absoluta -Yo me encargo- Le daba igual si creía que se refería a encargarse del ala o hablar con Galenus.
Iba hacia una de sus primas para cogerla del brazo cuando se estampó contra uno de los vasallos. El movimiento fue sutil , elegante y estuvo en pie con relativa facilidad. Le miró a los ojos y sonrió de lado. Ay por favor, hasta ella sabía que no había sido un encontronazo. Su cuerpo se aflojó entre sus brazos mientras le ponía las manos sobre los hombros -Saciando mi sed de actividad sexual con un poco de baile- Respondió con descaro antes de alejarse y girar sobre sí misma. La música había cambiado y se habían formado parejas alrededor. La mirada zafiro de Shyvanna se clavó en los ojos oscuros con curiosidad -Ixión de Hipatia- Susurró el nombre, saboreándolo con un deje sensual que erizaría el vello de cualquier hombre. Deslizó su mirada por el cuerpo de él mientras paseaba por su espalda, siguiendo la línea de hombro a hombro a través de su espalda con su mano y luego al hacerle frente hizo una leve reverencia mientras el rojo vestido acariciaba el suelo -¿Pasáis la navidad solo?- Una pregunta con doble sentido o no tanto. Buscó un anillo pero no encontró nada. Su mente voló a las historias sobre sus vasallos para encontrarse contra un muro negro y oscuro. Nada, no podía recordar nada y sabía porqué era. Aquello la desenfocó un momento y vio a Giordano. ¿Podría hacerle una máquina que la ayudara a mantener las cosas nimias en su mente? Se lo preguntaría después. Volvió la vista hacia Ixión y sonrió mostrando sus perfectos dientes blancos -¿Os están mirando los Lothbrock?- Inquirió -¿Os divierte tanto como a mí?-
Al llegar Giordano le sonrió cuando le saludaba -La música también la puedes poner tú. Sé que eres bueno con esas manos- Le dijo, para honor de todo el público, que parecieron captar tal vez un tono que ella no había usado pero su reputación era mucho más sólida que su voz. Tras eso llegó Tesla en una entrada, sin duda, dramática pero que sólo hizo que Shyvanna sonriera más. Allí estaba, el ejemplo de cómo cultivar amistades…Con miel…No con veneno. -Muchos han sido invitados, pero tienen sus propias fiestas- Dijo la rubia alzando los hombros. Se encontraba un poco agitada tras la danza. Miró a sus hermanos y escuchó sus palabras con una sonrisa -Eso lo tienes que decidir tú, Markus. La confianza se gana- Lo llevó al puesto de la mesa para sentarse y cuando le sirvió la pizza provocó un delicado y calculado roce de ambos cuerpos, con sus pechos a la altura de su hombro mientras se inclinaba -Disfruta. Las han hecho especialmente para nosotros- Se llevó apenas un pedacito a la boca y masticó antes de bajar el mordisco con vino de una copa robada.
Al sentarlo cerca de Giordano se dio cuenta entonces de sus ojos, frunció suavemente el ceño y cogió un cuchillo de la mesa para abrirse la palma de la mano, ni siquiera siseó ante la herida, Puso la palma sana sobre los ojos de él -Aguanta- Murmuró un momento y se hizo una runa en la parte superior de la mano antes de canalizar su magia hacia el descendiente. Al absorber lo de los ojos no le dolió, ya que había aprendido a suprimir esa parte, pero lo borroso fue divertido. Se rió cantarinamente -No sé si dejármelo, así parece que ya voy borracha- Se rió un poco más pero finalmente terminó y suspiró levemente mientras veía que la runa se extinguía y también la herida en su mano. Dejó el cuchillo ensagrentado en una bandeja de un sirviente que pronto se despacho -Como nuevo…Me debes un solo de chelo- Le guiñó un ojo antes de irse de nuevo hacia la pista de baile no sin dejar de oír lo de traer a Galenus, miró por encima del hombro con seriedad absoluta -Yo me encargo- Le daba igual si creía que se refería a encargarse del ala o hablar con Galenus.
Iba hacia una de sus primas para cogerla del brazo cuando se estampó contra uno de los vasallos. El movimiento fue sutil , elegante y estuvo en pie con relativa facilidad. Le miró a los ojos y sonrió de lado. Ay por favor, hasta ella sabía que no había sido un encontronazo. Su cuerpo se aflojó entre sus brazos mientras le ponía las manos sobre los hombros -Saciando mi sed de actividad sexual con un poco de baile- Respondió con descaro antes de alejarse y girar sobre sí misma. La música había cambiado y se habían formado parejas alrededor. La mirada zafiro de Shyvanna se clavó en los ojos oscuros con curiosidad -Ixión de Hipatia- Susurró el nombre, saboreándolo con un deje sensual que erizaría el vello de cualquier hombre. Deslizó su mirada por el cuerpo de él mientras paseaba por su espalda, siguiendo la línea de hombro a hombro a través de su espalda con su mano y luego al hacerle frente hizo una leve reverencia mientras el rojo vestido acariciaba el suelo -¿Pasáis la navidad solo?- Una pregunta con doble sentido o no tanto. Buscó un anillo pero no encontró nada. Su mente voló a las historias sobre sus vasallos para encontrarse contra un muro negro y oscuro. Nada, no podía recordar nada y sabía porqué era. Aquello la desenfocó un momento y vio a Giordano. ¿Podría hacerle una máquina que la ayudara a mantener las cosas nimias en su mente? Se lo preguntaría después. Volvió la vista hacia Ixión y sonrió mostrando sus perfectos dientes blancos -¿Os están mirando los Lothbrock?- Inquirió -¿Os divierte tanto como a mí?-
Aquella acusación ante la presencia de Markus en aquella fiesta le dolió tanto a Markus que tuvo que demostrarlo con un amplio gesto de falsa molestia -Markus ha venido porque le habían dicho que había pizzas…. Y a Markus le han invitado. ¿Acaso a ti te han invitado a vernir también? ¿eh?- Acusó, con doble sentido, al italiano porculero. Markus se fiaba de la rubia, a los demás no los conocía. En verdad no conocía a nadie ON Rol, pero vamos a hacer como que sí para que todo esto tenga sentido. -Bien, gracias. Pero pica. Markus se rascaría en público, pero creo que toda esta gente lo vería raro…- El científico saludó con una sonrisa fingida a toda la mesa, mientras observaba cómo les preparaban dos sitios extra para los verdaderos cerebrillos de Ouroboros. Esto no lo diría nunca en voz alta, porque luego a Gionardo se le sube el creído y se pone insoportable. Miré con desconcierto a Gionardo ante la preguntan del cabecilla -Sí. Bueno, Markus supone que habrá ido alguien porque las cosas no están muy bien ahora mismo. Hay cada movida….. Markus ha engañado a su familia para que asistan a la cena y así podrían excusarle y Markus podría venir aquí. La pizza de la otra cena no es muy buena...-
Markus respondió a Wiwi mientras era arrastrado hasta la mesa donde le habían preparado ya un palto de pizza que eclipsó todo lo que pudiera haber alrededor de él en ese momento. Aplaudió de una forma muy infantil cuando la comida fue servida, pasando por alto el roce pechugar de Shyvanna dado que esas mundanas cosas no estaban para él. -Markus se siente terriblemente alagado ante esto!- Dijo el científico mientras seguía con la mirada el trozo de pizza hasta los sugerentes labios de la Pendragon y se perdió en la bella imagen de estos moviéndose, el queso, la masa…. Todo en ese momento era perfecto, a la atención de Markus. Cuando la hermana empezó a prestar atención a Gionardo, el científico del bigote puedo hacer lo propio por la pizza calentita y recién servida -Markus brinda por las pizzas de piña bien hechas y…. porque tengamos muchas más Navidades con más pizzas- Bebió y por supuesto se dispuso a devorar el plato, cogiendo un gran trozo mientras el chicloso queso medio derretido creaba un largo hilo que unía la pizza grande con el trozo que iba a ingerir. Tras los dos primeros bocados miró a los acompañantes y pensó que debería preguntar -Markus quería saber cómo le van las fiestas a ustedes, esperando que hayan podido disfrutar del recién arreglado mercadillo de Navidad. La ingeniería que da energía a las luces de Navidad es cosa de Markus, salvo las velas claro, eso es cosa de una reacción de oxidación del carbono de la mecha, facilitado por las ceras de las velas, claro. Ahí Markus no puede hacer gran cosa- Explicó
Markus respondió a Wiwi mientras era arrastrado hasta la mesa donde le habían preparado ya un palto de pizza que eclipsó todo lo que pudiera haber alrededor de él en ese momento. Aplaudió de una forma muy infantil cuando la comida fue servida, pasando por alto el roce pechugar de Shyvanna dado que esas mundanas cosas no estaban para él. -Markus se siente terriblemente alagado ante esto!- Dijo el científico mientras seguía con la mirada el trozo de pizza hasta los sugerentes labios de la Pendragon y se perdió en la bella imagen de estos moviéndose, el queso, la masa…. Todo en ese momento era perfecto, a la atención de Markus. Cuando la hermana empezó a prestar atención a Gionardo, el científico del bigote puedo hacer lo propio por la pizza calentita y recién servida -Markus brinda por las pizzas de piña bien hechas y…. porque tengamos muchas más Navidades con más pizzas- Bebió y por supuesto se dispuso a devorar el plato, cogiendo un gran trozo mientras el chicloso queso medio derretido creaba un largo hilo que unía la pizza grande con el trozo que iba a ingerir. Tras los dos primeros bocados miró a los acompañantes y pensó que debería preguntar -Markus quería saber cómo le van las fiestas a ustedes, esperando que hayan podido disfrutar del recién arreglado mercadillo de Navidad. La ingeniería que da energía a las luces de Navidad es cosa de Markus, salvo las velas claro, eso es cosa de una reacción de oxidación del carbono de la mecha, facilitado por las ceras de las velas, claro. Ahí Markus no puede hacer gran cosa- Explicó
Aparecí en aquella montaña nevada y de inmediato realicé un hechizo contra el frío para no congelarme, nunca había estado en la residencia pendragon por lo que tuve que andar un par de minutos en la nieve hasta llegar arriba del todo dónde los guardias custodiaban la entrada, no me quedaba mucho tiempo así que no pensé, porque si lo hacía dudaría de lo que estaba haciendo y entonces sería peor, me acerqué a los guardias que me cerraron el paso de inmediato -Buenas noches... He venido a ver a la señorita Shyvanna Pendragon, es urgente así que ¿podrían decirle que Sean ha venido a verla?- aquellos hombres me miraron de arriba a abajo antes de apartarse y dejarme pasar pero no quería hacerlo -Esperaré aquí...- dije para que no insistieran pero lo hicieron no dejándome más remedio que pasar al edificio pero no iría muy lejos de las puertas.
Darren Pendragon
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Sin haber dejado la copa de vino en la mesa, Darren fue escuchando las distintas propuestas de sus hermanos sobre las próximas intrigas isleñas que deberían, o no, desarrollarse en próximos eventos. Era Lake la que no estaba muy conforme con aquella actitud de pasividad acompañada de edulcoradas palabras para con los isleños. Darren debía de reconocer que aquello tampoco le satisfacía en demasía y no porque tuviera ansias de acción, tal y como Lake aparentaba desear, sino porque no le agradaba el hecho de andar con buenas palabras a gente de perfiles tan mundanos. Sin embargo, debía romper la lanza y reconocer que parte de todo aquello tenía sentido, de modo que le explicó a Lake, aunque no fue a la única a la que se dirigió. -Ha quedado demostrado que por la fuerza no nos han temido, porque de lo contrario, no hubieran cometido el error de entrar en el campamento. Y amedrentarlos con los dragones y la pira tampoco funcionó- Jugó con la copa de vino, haciendo que el líquido girase dentro de la misma, recordando lo que no había funcionado, y dándole la razón a su melliza -Habremos de ensayar nuestra mejor sonrisa- Añadió con un claro gesto de molestia, con claro deje despectivo por tener que seguir con la pantomima. -Acercarse a ellos. Conocer sus miedos, sus inseguridades. Mantener un perfil bajo- Siguió con su línea de pensamiento en voz alta. Entrecerró los ojos, meditando seriamente en aquello como un plan, fijándose en el interior de la copa, donde el vino ahora dibujaba ondas y antes había proyectado la imagen del descendiente de Merlín. Ser indulgente, era , definitivamente, lo que les había funcionado a sus dos hermanas y no tanto a Whtyr con ese carácter tan suyo que tiene, o incluso a él mismo.
Había explicado quién era la chica de la que hablaba Shyvanna, pero no le había dado importancia. O al menos no la que su melliza le estaba dando -Y de nombre Cleopatra- Repitió de forma muy cansina la frase de su hermana en la conversación mantenida. Ni siquiera sabía por qué la había mencionado siquiera, era una doña nadie a ojos del rubio. Una más de tantos otros que, de hecho, siquiera les devolvió ni un mínimo interés del que Shyvanna había mantenido por ella, clara muestra de desprecio. -Ahora que recuerdo, dijo que ser miembro de la Brigada. Podríamos ser un poco más insistentes en la invitación a acompañarnos. Hermanito, ahí tienes tu acercamiento a otros grupos mágicos- Retó a su hermano mayor, deseándole buena suerte tras recordar la conversación entera que mantuvieron en el mercadillo de Ouroboros cuando los dos hermanos mellizos fueron a comprar los regalos para la boda de la rubia con el vikingo que pudo disfrutar por una muerte rápida y prematura en lugar de sus regalos.
La conversación cambió de tercio en cuanto ambos Descendientes aparecieron entre los Pendragon. -Por favor, acompañadnos a la cena- Les indiqué a ambos en cuanto la mesa estuvo lista para que estos se unieran a nosotros. Observé con cansancio el movimiento de los descendientes, cómo se dirigían entre ellos y cómo lo hacían para con nosotros. A destacar de todo aquello, la presentación del italiano y las palabras del hombre del bigote sobre la confianza. Aquellos hombres eran mucho más próximos a sus hermanas que a los demás integrantes de la familia, quedando demostrado en aquellas primeras palabras del hombre del bigote, que, sin embargo, saltó a hablar sin interrupciones después de que Wthyr le preguntara por la cena que ellos mismos deberían estar celebrando en esos momentos. Darren se anotó aquello de que parecía haber problemas en el paraíso de los Descendientes, suponiendo que todos los presentes también lo hubiesen anotado. Conflictos internos, quizás. Sería interesante que se le pudiera sonsacar más información sobre aquello. El vino hará su juego -En tal caso, nos alegra que haya optado por acompañarnos y que esté todo para vuestro gusto- le dijo devolviéndole el brindis, alzando la copa por las pizzas, añadiendo una convincente pero forzada sonrisa. Seguía sin entender qué había visto su hermana en ese señor. Al menos el italiano tenía… algo. La comida ya había empezado para todos y se repartía por todas las mesas, el rubio decidió por empezar por un plato de buey estofado en su propia salsa junto con hierbas aromáticas, dátiles y pasas de Corinto. La carne brillaba por su propio jugo mientras Wthyr indicaba a los descendientes que esperaba que Galenus pudiera ayudar con el ala del dragón que tanto preocupaban a los Pendragon. Se encontraba ignorando deliberadamente el soliloquio de Markus cuando un par de notas llegaron volando por la ventana previamente rota por este, hasta llegar a las manos de los dos hermanos mayores. Tuvo que limpiarme las manos previamente para tomar el escrito, que estaba dirigido a nosotros, para leerla con atención y con gesto impasible, salvo por una fugaz mirada dirigida a su hermano mayor, al que siquiera dio tiempo a añadir indicaciones, tomando la iniciativa. -Yo me encargo.- Y es que Darren todavía debía una al medimago. Se levantó de la silla y se excusó ante sus invitados. -Ha sido un placer poder coincidir con ustedes en esta velada. Esperemos que se repita. Un tema acuciante reclama nuestra atención y no puede demorar mucho más- Tras limpiarse las comisuras de los labios y despedirme igualmente de sus hermanos, Darren punto rumbo a la salida del salón, en dirección contraria a la sala donde esperaba Sean y por la que estaban accediendo los guardias al salón para alertar a sus hermanos de la visita inesperada. Una vez que Darren quedó fuera de la vista de todos, se desapareció.
Había explicado quién era la chica de la que hablaba Shyvanna, pero no le había dado importancia. O al menos no la que su melliza le estaba dando -Y de nombre Cleopatra- Repitió de forma muy cansina la frase de su hermana en la conversación mantenida. Ni siquiera sabía por qué la había mencionado siquiera, era una doña nadie a ojos del rubio. Una más de tantos otros que, de hecho, siquiera les devolvió ni un mínimo interés del que Shyvanna había mantenido por ella, clara muestra de desprecio. -Ahora que recuerdo, dijo que ser miembro de la Brigada. Podríamos ser un poco más insistentes en la invitación a acompañarnos. Hermanito, ahí tienes tu acercamiento a otros grupos mágicos- Retó a su hermano mayor, deseándole buena suerte tras recordar la conversación entera que mantuvieron en el mercadillo de Ouroboros cuando los dos hermanos mellizos fueron a comprar los regalos para la boda de la rubia con el vikingo que pudo disfrutar por una muerte rápida y prematura en lugar de sus regalos.
La conversación cambió de tercio en cuanto ambos Descendientes aparecieron entre los Pendragon. -Por favor, acompañadnos a la cena- Les indiqué a ambos en cuanto la mesa estuvo lista para que estos se unieran a nosotros. Observé con cansancio el movimiento de los descendientes, cómo se dirigían entre ellos y cómo lo hacían para con nosotros. A destacar de todo aquello, la presentación del italiano y las palabras del hombre del bigote sobre la confianza. Aquellos hombres eran mucho más próximos a sus hermanas que a los demás integrantes de la familia, quedando demostrado en aquellas primeras palabras del hombre del bigote, que, sin embargo, saltó a hablar sin interrupciones después de que Wthyr le preguntara por la cena que ellos mismos deberían estar celebrando en esos momentos. Darren se anotó aquello de que parecía haber problemas en el paraíso de los Descendientes, suponiendo que todos los presentes también lo hubiesen anotado. Conflictos internos, quizás. Sería interesante que se le pudiera sonsacar más información sobre aquello. El vino hará su juego -En tal caso, nos alegra que haya optado por acompañarnos y que esté todo para vuestro gusto- le dijo devolviéndole el brindis, alzando la copa por las pizzas, añadiendo una convincente pero forzada sonrisa. Seguía sin entender qué había visto su hermana en ese señor. Al menos el italiano tenía… algo. La comida ya había empezado para todos y se repartía por todas las mesas, el rubio decidió por empezar por un plato de buey estofado en su propia salsa junto con hierbas aromáticas, dátiles y pasas de Corinto. La carne brillaba por su propio jugo mientras Wthyr indicaba a los descendientes que esperaba que Galenus pudiera ayudar con el ala del dragón que tanto preocupaban a los Pendragon. Se encontraba ignorando deliberadamente el soliloquio de Markus cuando un par de notas llegaron volando por la ventana previamente rota por este, hasta llegar a las manos de los dos hermanos mayores. Tuvo que limpiarme las manos previamente para tomar el escrito, que estaba dirigido a nosotros, para leerla con atención y con gesto impasible, salvo por una fugaz mirada dirigida a su hermano mayor, al que siquiera dio tiempo a añadir indicaciones, tomando la iniciativa. -Yo me encargo.- Y es que Darren todavía debía una al medimago. Se levantó de la silla y se excusó ante sus invitados. -Ha sido un placer poder coincidir con ustedes en esta velada. Esperemos que se repita. Un tema acuciante reclama nuestra atención y no puede demorar mucho más- Tras limpiarse las comisuras de los labios y despedirme igualmente de sus hermanos, Darren punto rumbo a la salida del salón, en dirección contraria a la sala donde esperaba Sean y por la que estaban accediendo los guardias al salón para alertar a sus hermanos de la visita inesperada. Una vez que Darren quedó fuera de la vista de todos, se desapareció.
La frase de Shy, siendo ella quien la decía, no pudo evitar sonarme de dos modos muy diferentes, por lo que se me colocó una sonrisilla de medio lado.
- No quisiera entrometerme entre vuestras tradiciones...musicales.
Respondí a las palabras de bienvenida con sendas inclinaciones de cabeza a modo de "ok" tanto a Wthyr como a Lake, supongo, vamos, digo yo, que tampoco tenia claro que fuesen ellos. Cuando empezó a salir comida me entró mas hambre, por el buen olor, pero era lo tipico que te da corte empezar a comer en una cena en la que eres un total desconocido y ademas no tienes ni idea de que vas a comerte. Tesla parecia bastante en su salsa, por cierto.
- A mi me han traido, Markus. Y no, mejor no te rasques. - le dije respecto de su almorrana, quedaría poco higienico. O sea, que a Markus le habian invitado. Me parecía curioso... cuanto menos. Wthyr preguntó en voz alta si es que no haciamos nosotros una celebracion navideña, y Tesla dijo que habian movidas. Informacion que podría haberse ahorrado.
- Lo que Tesla quiere decir es que como han habido muchas victimas, mucha gente ha preferido hacer celebraciones más intimas y familiares.
Noté a Shyvanna sentarse cerca de mi, y de pronto me tapó los ojos con una mano. Me sobresalté un poco por el contacto repentino, tensándome entero, aunque traté de disimularlo.
- Shyvanna, que estás haciendo? - cuestioné, pero fue bastante rapido. Con un cosquilleo noté como iban desapareciendo las molestias, para alivio mio. Parpadeé al verla retirar la mano, pudiendo enfocarla bien, me habia curado. - Mm, no te lo recomiendo. Grazie, signorina. - le hice un gesto con la mano como diciendole que aceptaba de buen grado el modo de pago, mientras ella se fue a la pista de baile.
Mientras Markus se inflaba a Pizza yo me entretuve probando un poco de algo que no fuese tan común como la pizza, que de eso ya comia bastante, y con el vino, claro está. Me detuve cuando vi llegar a alguien con una nota, los cuchicheos y la partida de Darren. Aquello me dejó un poco mosqueado... desvié la mirada de Darren volviendo a la conversación que se traía Markus. Me quedé pensando cómo seguir sacando conversacion mientras hacia una mueca incomoda. Agradecer su ayuda en la mision? Que carayo! Era su deber tambien....ehm...decirles que la sala era muy bonita? Qué banal! Que la comida estaba buena? Sólo opacada por la mala calidad de su música.....oh, como estan vuestros dragones? Esos que habrian seguido de nuestro lado de no ser por el encantamiento y que tambien nos habrian ayudado sin vosotros en el asedio a Ouroboros....uff....
Bebí un poco de vino mirando alternativamente a Markus, a Lake (esa debia de ser Lake) a Gwen y luego a W. Ahora que veia era casi peor porque sabia que caras estaban poniendo!
- Pues si, el vino está tan bonito como decían. - no venia mucho a cuento. - Bueno para celebrar el logro que hemos conseguido entre todos. Aun queda una última parte. Contaremos también con vosotros?
La conversación continuó con el banquete ya iniciado y con los nuevos invitados posicionándose en la mesa. Antes de eso Darren había dejado clara su postura de perfil bajo y amabilidad, más en la línea de lo que preferían Shyvanna y Gwen. Todo lo contrario a lo que quería Lake. También parecía interesado en la tal Cleopatra de la Brigada, así que hice un gesto con la mano como queriendo decir que tenía vía libre para dar con ella y hacerla aliada. Poco más pudimos decir de nuestros planes de actuación debido a la llegada de Giordano y Markus. El último resultaba algo exasperante al hablar, pero parecía llevarse bien con Shyvanna. Al menos Giordano fue más coherente conversando, aunque a esas alturas ya nos habíamos enterado de que los Descendientes tenían problemas internos.
- Por supuesto que contaréis con la familia Pendragon y su ejército. Nunca nos retiramos a medias de una batalla. - respondí tajante a la pregunta de Giordano, bebiendo un poco de vino antes de añadir algo más. - Únicamente espero que esta vez no haya ningún cabo suelto, ni ninguna bruja loca trabajando para el enemigo. - habían sido realmente imprudentes y por su culpa habíamos pagado el error. Analicé a Giordano y a Markus un poco más, echando después un vistazo de reojo a Shyvanna y a Lake. La melliza de Darren estaba con el de la casa de Hipatia, pero no eran nuestros vasallos los que me interesaban en este momento. Ya había estado pensando previamente en las políticas matrimoniales que serían más propicias, así que no era nada pensado de imprevisto. Lo que sí llegó de imprevisto fueron un par de notas que llegaron volando por la ventana hasta Darren y hasta mí. Fui arqueando lentamente la ceja conforme leía, comprendiendo que nos necesitaban sí o sí. Darren se dio más prisa que yo en levantarse, excusándose con los demás antes de irse.
- Te alcanzo enseguida, hermano. Ve preparando el terreno. - esperé a que se marchase antes de levantarme yo, haciendo después un gesto a Gwen para que estuviese atenta. - Tendremos que salir un rato, pero volveremos. Encárgate de que se celebre la ceremonia de la hoguera a las 12 en punto, como de costumbre. Lake te ayudará. - miré a la pelirroja para que estuviese también pendiente, poniéndome después en pie para dar un breve discurso de banquete. Inicié en gaélico, como era la costumbre.
- Mae'n anrhydedd i dŷ Pendragon eich cael chi yma heno. - cortesía básica...la casa Pendragon se sentía honrada de tenerlos aquí esta noche. Proseguí con la lengua común a todos, porque no todos sabían el idioma. - Regresamos a Ouroboros para celebrar Yule por primera vez desde hace varios siglos, así que la ocasión merece que celebremos este retorno con todos aquellos linajes que nos han acompañado fielmente desde hace tanto tiempo. Demostremos que la fuerza de la raza mágica nace a través de la unión, y que esa fuerza puede seguir creciendo si damos la mano a aquellos que nunca han dejado de habitar en Ouroboros. - esta vez miré hacia Markus y hacia Giordano, en una clara alusión a ellos.
- La dura batalla a la que nos hemos enfrentado ha demostrado el poder que podemos desplegar para proteger a la sociedad mágica. Qué mejor manera que seguir demostrando ese poder uniendo linajes como Tesla o Da Vinci con el de los Pendragon. - hice una breve pausa para mirar ahora a mis hermanas de manera significativa. Debían comprender que era necesario. Yo mismo haría lo que fuese necesario llegado el momento. - Lake y Shyvanna del linaje Pendragon serán prometidas a Markus Tesla y Giordano Da Vinci, respectivamente. Brindemos por su unión y sellemos esta alianza. - alcé la copa para que todos brindasen al unísono, mientras el ruido de las copas , el griterío festivo y la música ensordecieron cualquier posible murmurllo. Tras eso volví a sentarme, siendo informado discretamente por los guardias de que teníamos visita. Salí discretamente, pues Gwen y Lake ya estaban informadas de que volvería enseguida.
Atravesé la puerta principal de la sala de banquetes para encontrarme con un ojeroso y paliducho Sean Eire, entendiendo que estaba aquí en relación a la nota que habían enviado del hospital. - Eire. - saludé con una apenas perceptible sonrisa de suficiencia. - Debes valorar mucho a ese Galenus para venir aquí, porque no creo que esto sea una visita de cortesía. - miré un instante hacia atrás, el jaleo de la sala se escuchaba fuerte. - Aunque deberías pasar, tienes amigos ahí dentro disfrutando de la fiesta. Tranquilo...nunca atacamos a alguien que haya comido y bebido en nuestra mesa. Magia ancestral, ya sabes. - ironicé con ello, aunque era cierto que podían caer maldiciones sobre aquellos que incumpliesen aquello y atacasen a sus invitados en el banquete. - Darren ya ha salido para ayudar, y yo iba a asistirle. Tú puedes pasar y saludar a Shyvanna, sé que sois muy amigos. - me acerqué un par de pasos más a él mientras decía eso de manera casi burlona, pasando después de largo para desaparecerme hacia donde había ido Darren.
- Por supuesto que contaréis con la familia Pendragon y su ejército. Nunca nos retiramos a medias de una batalla. - respondí tajante a la pregunta de Giordano, bebiendo un poco de vino antes de añadir algo más. - Únicamente espero que esta vez no haya ningún cabo suelto, ni ninguna bruja loca trabajando para el enemigo. - habían sido realmente imprudentes y por su culpa habíamos pagado el error. Analicé a Giordano y a Markus un poco más, echando después un vistazo de reojo a Shyvanna y a Lake. La melliza de Darren estaba con el de la casa de Hipatia, pero no eran nuestros vasallos los que me interesaban en este momento. Ya había estado pensando previamente en las políticas matrimoniales que serían más propicias, así que no era nada pensado de imprevisto. Lo que sí llegó de imprevisto fueron un par de notas que llegaron volando por la ventana hasta Darren y hasta mí. Fui arqueando lentamente la ceja conforme leía, comprendiendo que nos necesitaban sí o sí. Darren se dio más prisa que yo en levantarse, excusándose con los demás antes de irse.
- Te alcanzo enseguida, hermano. Ve preparando el terreno. - esperé a que se marchase antes de levantarme yo, haciendo después un gesto a Gwen para que estuviese atenta. - Tendremos que salir un rato, pero volveremos. Encárgate de que se celebre la ceremonia de la hoguera a las 12 en punto, como de costumbre. Lake te ayudará. - miré a la pelirroja para que estuviese también pendiente, poniéndome después en pie para dar un breve discurso de banquete. Inicié en gaélico, como era la costumbre.
- Mae'n anrhydedd i dŷ Pendragon eich cael chi yma heno. - cortesía básica...la casa Pendragon se sentía honrada de tenerlos aquí esta noche. Proseguí con la lengua común a todos, porque no todos sabían el idioma. - Regresamos a Ouroboros para celebrar Yule por primera vez desde hace varios siglos, así que la ocasión merece que celebremos este retorno con todos aquellos linajes que nos han acompañado fielmente desde hace tanto tiempo. Demostremos que la fuerza de la raza mágica nace a través de la unión, y que esa fuerza puede seguir creciendo si damos la mano a aquellos que nunca han dejado de habitar en Ouroboros. - esta vez miré hacia Markus y hacia Giordano, en una clara alusión a ellos.
- La dura batalla a la que nos hemos enfrentado ha demostrado el poder que podemos desplegar para proteger a la sociedad mágica. Qué mejor manera que seguir demostrando ese poder uniendo linajes como Tesla o Da Vinci con el de los Pendragon. - hice una breve pausa para mirar ahora a mis hermanas de manera significativa. Debían comprender que era necesario. Yo mismo haría lo que fuese necesario llegado el momento. - Lake y Shyvanna del linaje Pendragon serán prometidas a Markus Tesla y Giordano Da Vinci, respectivamente. Brindemos por su unión y sellemos esta alianza. - alcé la copa para que todos brindasen al unísono, mientras el ruido de las copas , el griterío festivo y la música ensordecieron cualquier posible murmurllo. Tras eso volví a sentarme, siendo informado discretamente por los guardias de que teníamos visita. Salí discretamente, pues Gwen y Lake ya estaban informadas de que volvería enseguida.
Atravesé la puerta principal de la sala de banquetes para encontrarme con un ojeroso y paliducho Sean Eire, entendiendo que estaba aquí en relación a la nota que habían enviado del hospital. - Eire. - saludé con una apenas perceptible sonrisa de suficiencia. - Debes valorar mucho a ese Galenus para venir aquí, porque no creo que esto sea una visita de cortesía. - miré un instante hacia atrás, el jaleo de la sala se escuchaba fuerte. - Aunque deberías pasar, tienes amigos ahí dentro disfrutando de la fiesta. Tranquilo...nunca atacamos a alguien que haya comido y bebido en nuestra mesa. Magia ancestral, ya sabes. - ironicé con ello, aunque era cierto que podían caer maldiciones sobre aquellos que incumpliesen aquello y atacasen a sus invitados en el banquete. - Darren ya ha salido para ayudar, y yo iba a asistirle. Tú puedes pasar y saludar a Shyvanna, sé que sois muy amigos. - me acerqué un par de pasos más a él mientras decía eso de manera casi burlona, pasando después de largo para desaparecerme hacia donde había ido Darren.
Agarró con ambas manos la suave cintura de la Pendragon y dejó que ella hiciera lo propio con sus hombros. Su respuesta no piló de sorpresa a Ixión, pero sí le arrancó una sonrisa y una carcajada. -Conozco muchas más formas de poder saciarlo- Mantuvo la sonrisa pícara un rato más, fijando la mirada oscura del moreno, en primer lugar en los ojos azules de ella y luego bajó lentamente hasta los rosados labios, antes de que ella se fuera a dar una vuelta, siguiendo con el baile. Por su parte él la recibió de nuevo y, al acabar la música, saludó como debía hacerse con la pareja.
La nueva música invitaba a un baile mucho más lento. Aquellos sí los conocía -Si gustáis- Le indicó de nuevo con una reverencia, colocándose en la posición apropiada para ello. Tomó a la rubia por la cintura y la mano que quedaba libre flotaba en el aire junto con la de la mujer. Comenzaron a dar un par de pasos bastante bien coreografiados. -Shyvanna Pendragon- Hubo un pequeño cambio de pasos, lo que implicó que la pareja girara -Si el juego consiste en decir nuestros nombres, creo que hemos empatado- Respondió con sorna devolviéndole la sonrisa con picardía, dejando que me examinara, sin importarme. Yo ya lo había hecho sobre ella bastantes veces. -Estoy con vos, ¿qué mejor compañía que se pueda pedir en toda la sala?-
La pregunta sobre los vikingos le pilló por sorpresa. No eran los únicos que miraban, pero sí los más indiscretos. Aquello le pareció hasta divertido, de modo que les devolvió la mirada para comprobar que, como decía Shyvanna, no nos quitaban el ojo de encima de modo que se la devolvió, clavándola en aquellos más fornidos que parecían ser los más heterosexuales y cabreados -Me encanta que me miren. Y más si es con celos, quizás el momento de los vikingos esté llegando a su fin- Aprovechó otro de los giros que pedía el ritmo de la música para apartar la vista de los vikingos y volvió sobre la mujer. Pensó los Lothbrock y entendió claramente su molestia, porque de todos era sabida la grandísima afinidad que tenía la rubia por los norteños y su salvaje sexo. Se habla de muchas cosas en el campamento, muchas tonterías después del encamamiento, algunas eran verdad, otras meros chismes. ¿Sería tan buena como para poder contentar a toda aquella jauría de babosos de fuerte gesto y hombros? Sí, seguramente, y no le importaría poder comprobarlo.
Con el cese de la música de nuevo, saludó a su partener. No se alejó mucho de Shyvanna, metiéndose las manos en los bolsillos del pantalón con bastante desgana cuando el primogénito de los Pendragon habló en aquel momento. Dado que se esperaba un brindis, los y las coperas repartieron bebida por doquier, tomando en ese momento un tercio* de malteada. Había reconocer que los ingleses tenían sus cosas, pero en lo referente a la cerveza, tenían buena cata, lástima que no hubiera vasallos germanos. El discurso fue recorriendo los caminos esperados hasta que Wthyr soltó la bomba informativa, a la que respondí con un trago de cerveza. “Disfruten lo votado” Pensé. Celebramos el brindis y dejé la cerveza por ahí, me giré hacia Shyvanna, dando la espalda a la mesa principal y le coloqué el suave pelo rubio por encima de los hombros con mucha delicadeza. -Sé por experiencia que los nacidos en la cuenca del Mediterráneo saben unos cuantos trucos. Si te aburres de la Roma Clásica, los valles fértiles tenemos todavía unas cuantas sorpresas para vos- Y lo dejé ahí. Cogí la cerveza, añadí otro trago y me volví a la mesa, evitando todo conflicto que pudiera haber sobre los matrimonios concertados. Pobre sea Gionardo, lo mismo le espera el mismo final que a Alric.
* Se le llama “tercio” a una botella de cerveza de 330ml.
La nueva música invitaba a un baile mucho más lento. Aquellos sí los conocía -Si gustáis- Le indicó de nuevo con una reverencia, colocándose en la posición apropiada para ello. Tomó a la rubia por la cintura y la mano que quedaba libre flotaba en el aire junto con la de la mujer. Comenzaron a dar un par de pasos bastante bien coreografiados. -Shyvanna Pendragon- Hubo un pequeño cambio de pasos, lo que implicó que la pareja girara -Si el juego consiste en decir nuestros nombres, creo que hemos empatado- Respondió con sorna devolviéndole la sonrisa con picardía, dejando que me examinara, sin importarme. Yo ya lo había hecho sobre ella bastantes veces. -Estoy con vos, ¿qué mejor compañía que se pueda pedir en toda la sala?-
La pregunta sobre los vikingos le pilló por sorpresa. No eran los únicos que miraban, pero sí los más indiscretos. Aquello le pareció hasta divertido, de modo que les devolvió la mirada para comprobar que, como decía Shyvanna, no nos quitaban el ojo de encima de modo que se la devolvió, clavándola en aquellos más fornidos que parecían ser los más heterosexuales y cabreados -Me encanta que me miren. Y más si es con celos, quizás el momento de los vikingos esté llegando a su fin- Aprovechó otro de los giros que pedía el ritmo de la música para apartar la vista de los vikingos y volvió sobre la mujer. Pensó los Lothbrock y entendió claramente su molestia, porque de todos era sabida la grandísima afinidad que tenía la rubia por los norteños y su salvaje sexo. Se habla de muchas cosas en el campamento, muchas tonterías después del encamamiento, algunas eran verdad, otras meros chismes. ¿Sería tan buena como para poder contentar a toda aquella jauría de babosos de fuerte gesto y hombros? Sí, seguramente, y no le importaría poder comprobarlo.
Con el cese de la música de nuevo, saludó a su partener. No se alejó mucho de Shyvanna, metiéndose las manos en los bolsillos del pantalón con bastante desgana cuando el primogénito de los Pendragon habló en aquel momento. Dado que se esperaba un brindis, los y las coperas repartieron bebida por doquier, tomando en ese momento un tercio* de malteada. Había reconocer que los ingleses tenían sus cosas, pero en lo referente a la cerveza, tenían buena cata, lástima que no hubiera vasallos germanos. El discurso fue recorriendo los caminos esperados hasta que Wthyr soltó la bomba informativa, a la que respondí con un trago de cerveza. “Disfruten lo votado” Pensé. Celebramos el brindis y dejé la cerveza por ahí, me giré hacia Shyvanna, dando la espalda a la mesa principal y le coloqué el suave pelo rubio por encima de los hombros con mucha delicadeza. -Sé por experiencia que los nacidos en la cuenca del Mediterráneo saben unos cuantos trucos. Si te aburres de la Roma Clásica, los valles fértiles tenemos todavía unas cuantas sorpresas para vos- Y lo dejé ahí. Cogí la cerveza, añadí otro trago y me volví a la mesa, evitando todo conflicto que pudiera haber sobre los matrimonios concertados. Pobre sea Gionardo, lo mismo le espera el mismo final que a Alric.
* Se le llama “tercio” a una botella de cerveza de 330ml.
Esperé en aquella sala tras las puertas desde las cuales se escuchaba algo de jaleo, se notaba un ambiente festivo, bien por ellos que podían celebrar las navidades tranquilamente, los guardias se fueron supuse que para avisar de mi llegada pero aún así sentía muchos ojos sobre mi. Aquel lugar me daba escalofríos, era grande y hecho de gris y fría roca, nada que ver con la cabaña de mi familia o mi propia casa, tal vez era por no estar acostumbrado pero a mi no me agradaba en absoluto. Me llevé las manos a los labios para calentarlas con mi aliento, estaban temblando a pesar del encantamiento de calor pero estaba claro que no era por el frío sino por mi propia condición física por no hablar de la mental.
Empezaba a desesperarme por tener que esperar tanto y entonces se hizo el silencio, al otro lado pude escuchar la voz de Wthyr haciendo un gran anuncio, sus hermanas se casarían con dos descendientes que al parecer se encontraban en su mesa, Markus y Giordano. Lo último que yo supe de la batalla es que intenté salvar la vida de mi amigo por él y por Ouroboros, después de aquello no supe nada en cuanto desperté en el hospital, ni una nota por su parte y encima lo de lucio y ahora que mi prometido se estaba muriendo en el hospital él estaba allí celebrando como si nada estuviera pasando y eso me dolió profundamente porque si no hubiera salvado a Giordano ese día tal vez habría estado consciente un poco más para poder salvar a Lucio.
La puerta se abrió y frente a mi apareció el cabeza de familia de los Pendragon con aires de superioridad, los de siempre, pero en su mirada se notaba algo más. Me incliné para saludar de forma cortés a aquel hombre que ya sabía perfectamente a que venía, el mensaje del hospital había llegado antes que yo -Siento mucho presentarme de esta forma pero es algo importante- en cuanto él miró hacia atrás pude ver a mis compañeros en aquella sala, localicé a Giordano y se me hizo un nudo en la garganta por mis malos pensamientos hacia él... no era culpa suya, lo sabía muy bien, además el no había dudado en salvar a Lucio anteriormente, no se lo podía reprochar pero no habría estado mal una visita al menos. Volví a mirar a Wthyr negando con la cabeza -agradezco la invitación pero ya me he excusado con sus hermanos, como ya he dicho antes me traen otros asuntos hasta aquí....- el moreno siguió hablando aún en la puerta de aquella sala abierta tras él, al parecer su hermano ya se había marchado al hospital y por increíble que pareciera aquello me dio algo de esperanza.
Ya no me importaba el tono en el que me hablara, sus burlas o altanería hacia mi mientras pudieran hacer algo por Lucio, el cabeza de familia se acercó unos pasos pero no retrocedí, miré una última vez hacia aquella sala, a mis compañeros y entonces desaparecí tras Wthyr para volver al hospital de inmediato.
Empezaba a desesperarme por tener que esperar tanto y entonces se hizo el silencio, al otro lado pude escuchar la voz de Wthyr haciendo un gran anuncio, sus hermanas se casarían con dos descendientes que al parecer se encontraban en su mesa, Markus y Giordano. Lo último que yo supe de la batalla es que intenté salvar la vida de mi amigo por él y por Ouroboros, después de aquello no supe nada en cuanto desperté en el hospital, ni una nota por su parte y encima lo de lucio y ahora que mi prometido se estaba muriendo en el hospital él estaba allí celebrando como si nada estuviera pasando y eso me dolió profundamente porque si no hubiera salvado a Giordano ese día tal vez habría estado consciente un poco más para poder salvar a Lucio.
La puerta se abrió y frente a mi apareció el cabeza de familia de los Pendragon con aires de superioridad, los de siempre, pero en su mirada se notaba algo más. Me incliné para saludar de forma cortés a aquel hombre que ya sabía perfectamente a que venía, el mensaje del hospital había llegado antes que yo -Siento mucho presentarme de esta forma pero es algo importante- en cuanto él miró hacia atrás pude ver a mis compañeros en aquella sala, localicé a Giordano y se me hizo un nudo en la garganta por mis malos pensamientos hacia él... no era culpa suya, lo sabía muy bien, además el no había dudado en salvar a Lucio anteriormente, no se lo podía reprochar pero no habría estado mal una visita al menos. Volví a mirar a Wthyr negando con la cabeza -agradezco la invitación pero ya me he excusado con sus hermanos, como ya he dicho antes me traen otros asuntos hasta aquí....- el moreno siguió hablando aún en la puerta de aquella sala abierta tras él, al parecer su hermano ya se había marchado al hospital y por increíble que pareciera aquello me dio algo de esperanza.
Ya no me importaba el tono en el que me hablara, sus burlas o altanería hacia mi mientras pudieran hacer algo por Lucio, el cabeza de familia se acercó unos pasos pero no retrocedí, miré una última vez hacia aquella sala, a mis compañeros y entonces desaparecí tras Wthyr para volver al hospital de inmediato.
Lake Pendragon
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No dijo mucho después de la calurosa bienvenida a los Descendientes. Después de todo, no hacía falta. Sus hermanos se encargarían, ella solo necesitaba lograr la sonrisa durante el resto de la noche. Su contribución al grupo siempre había ido en otros menesteres, aunque sus habilidades, por el momento, no estuvieran en demanda. Escuchó a Darren hablar sobre la pira de Shyvanna y casi se le cae el teatro por tan mala ejecución de un plan apresurado.- Quizás la pira debió ser más grande.- Susurró a su hermano, llevándose la copa a los labios para ahogar su voz y que se quedara entre familia.
La fiesta transcurrió como siempre. Al parecer todos sus hermanos iban a irse y aceptó la misión de W de iniciar la hoguera sin contratiempos. Pero claro, no se iría sin antes tener aquella gracia de tornar el discurso del banquete en un asunto político. Su nombre saltó al aire y fue entonces cuando todo, todo lo entendió.
Se levantó en vilo, encarando a W con el rostro sereno; pero sabía que él podría ver su ira reflejada. El sonido de su propia copa estrellarse contra el suelo no evitó que el resto de los monos cilindreros del banquete comenzaran a ahuyar sus cánticos y aplausos de simios retrasados. A todos les detestaba. El barullo comenzó a extinguirse cuando las llamas de las velas y las antorchas del salón ardieron más alto que nunca, cerca de arrasarlo todo a su alrededor, y para cuando W volvió a sentarse, las piernas no le respondieron. Sentarse sería una aceptación y el cuerpo no le respondía ni para desplomarse sobre la silla. Le pareció curioso ese momento en el que se dio cuenta que, por más que tuviera una lealtad ferrea al apellido, por más que sintiera la implacable necesidad de hacer todo lo posible por enaltecer el nombre de los Pendragón, ella no iba a ser domada como se había domado a los inútiles de los vasallos. Miró a Gwen un instante, pensando en lo mucho que había pensado que se salvaría de aquellas cosas solo por ser la sacerdotisa de la familia. W tenía otros planes.- Iré a revisar la hoguera.- Murmuró una vez W se largó, apartándose de la mesa con repudio y bajando las escaleras. Cruzó el baile por el centro y, con la cabeza en alto, salió del salón por la puerta grande hacia la oscuridad del exterior.
La fiesta transcurrió como siempre. Al parecer todos sus hermanos iban a irse y aceptó la misión de W de iniciar la hoguera sin contratiempos. Pero claro, no se iría sin antes tener aquella gracia de tornar el discurso del banquete en un asunto político. Su nombre saltó al aire y fue entonces cuando todo, todo lo entendió.
Se levantó en vilo, encarando a W con el rostro sereno; pero sabía que él podría ver su ira reflejada. El sonido de su propia copa estrellarse contra el suelo no evitó que el resto de los monos cilindreros del banquete comenzaran a ahuyar sus cánticos y aplausos de simios retrasados. A todos les detestaba. El barullo comenzó a extinguirse cuando las llamas de las velas y las antorchas del salón ardieron más alto que nunca, cerca de arrasarlo todo a su alrededor, y para cuando W volvió a sentarse, las piernas no le respondieron. Sentarse sería una aceptación y el cuerpo no le respondía ni para desplomarse sobre la silla. Le pareció curioso ese momento en el que se dio cuenta que, por más que tuviera una lealtad ferrea al apellido, por más que sintiera la implacable necesidad de hacer todo lo posible por enaltecer el nombre de los Pendragón, ella no iba a ser domada como se había domado a los inútiles de los vasallos. Miró a Gwen un instante, pensando en lo mucho que había pensado que se salvaría de aquellas cosas solo por ser la sacerdotisa de la familia. W tenía otros planes.- Iré a revisar la hoguera.- Murmuró una vez W se largó, apartándose de la mesa con repudio y bajando las escaleras. Cruzó el baile por el centro y, con la cabeza en alto, salió del salón por la puerta grande hacia la oscuridad del exterior.
Gwen Pendragón
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No respondí a Giordano pues aunque sin su capacidad visual sabría perfectamente quién era Lake en cuanto mi hermana abriese la boca.
Al llegar frente a mis hermanos todos parecieron aceptar la presencia del Descendiente, aunque sin duda la única que se alegraba de aquello era Shyvanna y extrañamente mi hermano Wthyr. Negué a su interrogante mirada sobre los ojos de Giordano, ni conocía las razones ni pensaba delatar mis sospechas. El Descendiente de Tesla hizo acto de aparición estruendosamente y apreté mis labios tratando de no dejar escapar una sonrisa por aquellas ocurrencias. Al verle con mi hermana me pregunté por aquella amistad, parecía sinceramente entretenida con él, le divertía sin duda alguna, aunque pronto volvió a la mesa.
Ignoré el comentario de la pelirroja sobre mi tardanza y simplemente tomé la copa en mi mano mientras miraba a los vasallos con total tranquilidad. Shyvanna se encargó de curar a Giordano y pronto marchó a bailar. No era lo protocolario pues debía permanecer en la mesa junto al Descendiente de Pendragón, presidiendo el festejo. Giordano parecía incómodo y alcé ambas cejas cuando dijo que él le habían traído.
-¿Acaso alguien iba a ir a buscarle para vuestra cena?-Lo dudaba, los Descendientes en aquella época parecían bastante desunidos -Mis disculpas si así era.-Tomé un sorbo de vino al tiempo de llegar una carta para mis hermanos. Fruncí el ceño siguiendo a Darren con la mirada, otro hermano que se saltaba el protocolo. Miré a Cedric un momento que simplemente encogió los hombros y luego hizo un gesto de que lo dejase pasar.
Me recoloqué molesta en el asiento antes de percibir el gesto de Wthyr que hasta entonces había estado hablando de temas políticos con los Descendientes. Fruncí el ceño nuevamente. ¿Salir? Aquello resultaba tremendamente inoportuno.
No repliqué aunque internamente clamaba por hacérselo saber. Asentí. Al menos tuvo la cortesía de dar comienzo al festejo con el brindis tradicional.
Alcé mi copa atenta a sus palabras, Wthyr a pesar de ser impulsivo había comprendido que el camino sería más complaciente si no atacábamos directamente Ouroboros, y en su brindis parecía llamar a la concordia y las alianzas. Sonreí mirando un momento a Giordano con cara de "ves?no somos tan terribles" y entonces mi rostro cambió repentinamente al escuchar la determinación de mi hermano. Desvié la mirada a Lake aún con mi copa alzada. No era mi hermana favorita ni mucho menos pero mi rostro reflejó la angustia que sentía por ella en ese momento. Después miré de nuevo al Descendiente de DaVinci, pensaría que por eso le había traído. Negué disimuladamente, intentando hacerle saber que no tenía idea de lo que acababa de pasar. El jolgorio en la sala era tremendo así como el movimiento de gente. Busqué a Shyvanna girando el rostro hacia la pista de baile y bebí, porque se me había olvidado que aquello era un brindis mientras Lake se ausentaba de la mesa.
-Iré en un momento.-Susurré casi para mi misma.Le hice un gesto a Shyvanna para que se acercase.
Cedric apareció al lado de Giordano palmeando su hombro antes de tomar el asiento que se encontraba a su lado y unas letras comenzaron a dibujarse frente al descendiente.
[Al menos te ha tocado la buena]
-¡Cedric!-Exclamé por lo bajo como llamándole la atención. Él alzó las manos mostrando sus palmas mientras sonreía divertido por la situación. Movió los labios y las letras aparecieron de nuevo.
[Iré a comprobar que nuestra pelirroja favorita no quema la casa]
Y con esas volvió a levantarse meneando el hombro de Giordano y mirando a Tesla mientras se encogía de hombros en un claro signo de 'Lo siento tío´. Suspiré hondamente y volví a tomar la copa en mi mano mirando el vino. Yo misma me iría pero no podía dejar la mesa vacía.
Al llegar frente a mis hermanos todos parecieron aceptar la presencia del Descendiente, aunque sin duda la única que se alegraba de aquello era Shyvanna y extrañamente mi hermano Wthyr. Negué a su interrogante mirada sobre los ojos de Giordano, ni conocía las razones ni pensaba delatar mis sospechas. El Descendiente de Tesla hizo acto de aparición estruendosamente y apreté mis labios tratando de no dejar escapar una sonrisa por aquellas ocurrencias. Al verle con mi hermana me pregunté por aquella amistad, parecía sinceramente entretenida con él, le divertía sin duda alguna, aunque pronto volvió a la mesa.
Ignoré el comentario de la pelirroja sobre mi tardanza y simplemente tomé la copa en mi mano mientras miraba a los vasallos con total tranquilidad. Shyvanna se encargó de curar a Giordano y pronto marchó a bailar. No era lo protocolario pues debía permanecer en la mesa junto al Descendiente de Pendragón, presidiendo el festejo. Giordano parecía incómodo y alcé ambas cejas cuando dijo que él le habían traído.
-¿Acaso alguien iba a ir a buscarle para vuestra cena?-Lo dudaba, los Descendientes en aquella época parecían bastante desunidos -Mis disculpas si así era.-Tomé un sorbo de vino al tiempo de llegar una carta para mis hermanos. Fruncí el ceño siguiendo a Darren con la mirada, otro hermano que se saltaba el protocolo. Miré a Cedric un momento que simplemente encogió los hombros y luego hizo un gesto de que lo dejase pasar.
Me recoloqué molesta en el asiento antes de percibir el gesto de Wthyr que hasta entonces había estado hablando de temas políticos con los Descendientes. Fruncí el ceño nuevamente. ¿Salir? Aquello resultaba tremendamente inoportuno.
No repliqué aunque internamente clamaba por hacérselo saber. Asentí. Al menos tuvo la cortesía de dar comienzo al festejo con el brindis tradicional.
Alcé mi copa atenta a sus palabras, Wthyr a pesar de ser impulsivo había comprendido que el camino sería más complaciente si no atacábamos directamente Ouroboros, y en su brindis parecía llamar a la concordia y las alianzas. Sonreí mirando un momento a Giordano con cara de "ves?no somos tan terribles" y entonces mi rostro cambió repentinamente al escuchar la determinación de mi hermano. Desvié la mirada a Lake aún con mi copa alzada. No era mi hermana favorita ni mucho menos pero mi rostro reflejó la angustia que sentía por ella en ese momento. Después miré de nuevo al Descendiente de DaVinci, pensaría que por eso le había traído. Negué disimuladamente, intentando hacerle saber que no tenía idea de lo que acababa de pasar. El jolgorio en la sala era tremendo así como el movimiento de gente. Busqué a Shyvanna girando el rostro hacia la pista de baile y bebí, porque se me había olvidado que aquello era un brindis mientras Lake se ausentaba de la mesa.
-Iré en un momento.-Susurré casi para mi misma.Le hice un gesto a Shyvanna para que se acercase.
Cedric apareció al lado de Giordano palmeando su hombro antes de tomar el asiento que se encontraba a su lado y unas letras comenzaron a dibujarse frente al descendiente.
[Al menos te ha tocado la buena]
-¡Cedric!-Exclamé por lo bajo como llamándole la atención. Él alzó las manos mostrando sus palmas mientras sonreía divertido por la situación. Movió los labios y las letras aparecieron de nuevo.
[Iré a comprobar que nuestra pelirroja favorita no quema la casa]
Y con esas volvió a levantarse meneando el hombro de Giordano y mirando a Tesla mientras se encogía de hombros en un claro signo de 'Lo siento tío´. Suspiré hondamente y volví a tomar la copa en mi mano mirando el vino. Yo misma me iría pero no podía dejar la mesa vacía.
Shyvanna Pendragon
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Shyvanna había aprendido a seguirle “Algo” del hilo de pensamiento del genio Tesla. Era una persona muy peculiar y muchas veces cuando hablaban la Pendragon se perdía pero soltaba alguna palabra absolutamente distinta y Markus hallaba la manera de introducirla en la conversación así que por eso podían, entre una y otra cosa, hablar…Más allá de comer pizza. Cuando Giordano preguntó que estaba haciendo la rubia se río un poco -Mi buena obra del día. A veces hago esas cosas…Salvar gente que se despeña, que cree que sabe volar, o simplemente…devuelvo favores- Murmuró finalmente pero no lo miró, quizás para que el significado de aquellas palabras no se volviera tan íntimo. Asintió cuando le agradeció y ella se fue a bailar ignorando totalmente el tema de los papelitos.
Entonces se dedicó a bailar con Ixión que le devolvió la pulla con estilo, Shyvanna se rió suave y elegantemente mientras se movía con gracia por la pista que ahora sin duda le pertenecía -El juego se está jugando hace mucho tiempo y no se trata de este- Expresó con sinceridad pero un deje pícaro en la mirada antes de oír aquel halago -Sino fuera absolutamente cierto te preguntaría si todas caen con esa frase de pacotilla- Esta vez sí que le sacó una carcajada, más aún cuando dijo que le miraban -Ohh…Te gusta el peligro, ya veo. Te vendrá bien esa valentía cuando Viggo quiera ponerte un hacha entre ojo y ojo- Murmuró cual secreto mientras se mantenía marcando los pasos adecuados hasta que finalmente la música falleció.
Miró a Wthyr incorporarse y supo que venía alguna especie de brindis así que cogió una copa y fue caminando hasta el centro de la pista, adelantándose a todos los vasallos porque…Porque sí, porque ella era la primera dama de los Pendragon y siempre tenía que estar por delante de la plebe. La palabrería estaba empezando a aburrirla cuando soltó aquello de unir linajes. Los dedos blancos de Shyvanna apretaron el cuello de la copa.
“No Wthyr, no te atrevas…No así…No delante de todos”
Y sin embargo, ahí iba su hermano prometiendo su mano con una persona a la que Shyvanna estaba segura haría absolutamente infeliz. Lake se mantuvo parada y la rubia intercambió una mirada seria con ella que permanecía rígida, después miro a Gwen que sabía podría leer el agobio en su rostro pero al menos así…Al frente de los vasallos, todos contemplarían su espalda y no su rostro de sorpresa y miedo. Se llevó la copa temblorosa a los labios mientras todos estallaban en vítores y ella sólo quería devolver el vino, el pedazo de piña y mucha bilis. No supo cómo reaccionar al principio pero al ver a Lake tan tiesa supo…Supo que si hacía una de sus pataletas se ataría una soga al cuello. Quiso llorar. Buscó a Darren pero no lo encontró y aunque las rodillas le fallaban, Shyvanna se inclinó en una profunda reverencia ante el primogénito de los Pendragon y después se giró hacia Giordano mirándolo a los ojos esperando que pudiera comprender que la sonrisa que dibujaban sus labios no llegaba a sus ojos, e hizo otra profunda reverencia hacia él.
Cuando se incorporó observó que Ixión se le acercaba y tuvo que hacer todo su esfuerzo, un esfuerzo magistral, por mantener la compostura y no ponerse a correr en círculos cuando Lake se fue. No podía…No podía hacer una escena. Quería…arrancarse la piel, quería clavarse las uñas en las manos hasta sangrar. Apretó ambas manos alrededor de la copa de cuello largo y miró al moreno. Fingió una risita que le supo a cenizas en la boca -Lo tendré en cuenta- Cuando se quedó sola en la pista notó que mucha gente venía a saludarla y a felicitarla. Se sintió ahogada mientras mantenía una sonrisa falsa y no paraba de soltar “gracias, gracias, es un honor”. Asintiendo como la muñequita que debía ser, que había sido educada para ser; la beldad de los Pendragon. En un momento vio a Cedric salir y su última vía de escape se esfumó.
Lake…Lake… “Otro plan de sonrisas”. Sus palabras le taladraban la cabeza. Shyvanna tenía claro que debía casarse, siempre había sido el plan pero aunque en ese momento sentía que el mundo estaba viniéndose abajo no podía quitarse de la cabeza a Lake. Alguien le cogió del brazo con demasiada fuerza y se dio cuenta de que la gente empezaba a apartarse, al volver su mirada zafiro se encontró con la profunda rabia de Viggo comiéndosela viva -Me estás haciendo daño- Le dijo en voz baja y el hombre pareció ni percatarse -Os estáis burlando de nuestra alianza- Shyvanna apretó la copa entre sus dedos -Quítame las garras de encima- Le espetó con ira en los ojos y recibió sólo un gruñido. Los ojos de la rubia brillaron con la fuerza de mil zafiros -Viggo Lothbrock, quítame las manos de encima y abandona este salón ahora mismo. Vuelve a Avalon y quédate allí por el resto del año- No pudo evitarlo, tampoco lo quiso, su control de la sangre hizo que Viggo perdiera fuerza y Shyvanna apartó el brazo con brusquedad antes de empujarlo y sacárselo de encima.
Se dio la vuelta, en un revuelo de seda roja, para caminar hacia la solitaria mesa cuando fue intervenida por un sirviente que le advirtió que Sean le estaba esperando. Aquello le pareció sumamente raro y asintió levemente. Miró a G haciendo un gesto de que volvía en un segundo…Y así fue porque con el encuentro de Viggo no llegó a tiempo a ver al descendiente Eire. Le pareció extraño y conjuró un patronus mientras volvía a la mesa y se sentaba al lado de G. Se inclinó hacia ella -¿Cedric fue a ver a Lake?- Le preguntó mientras evitaba mirar algo más allá de la botella de vino que vaciaba en su propia copa. Después de eso fue discreta, cogió otro cuchillo y debajo de la mesa se cortó la mano para dibujarse una runa y curarse el moretón que le había dejado el maldito vikingo en el brazo. ¿Le había salvado Wthyr de una vida llena de salvajismo o sólo había pensado en su beneficio político? Cerró los ojos y obró su magia en silencio.
Entonces se dedicó a bailar con Ixión que le devolvió la pulla con estilo, Shyvanna se rió suave y elegantemente mientras se movía con gracia por la pista que ahora sin duda le pertenecía -El juego se está jugando hace mucho tiempo y no se trata de este- Expresó con sinceridad pero un deje pícaro en la mirada antes de oír aquel halago -Sino fuera absolutamente cierto te preguntaría si todas caen con esa frase de pacotilla- Esta vez sí que le sacó una carcajada, más aún cuando dijo que le miraban -Ohh…Te gusta el peligro, ya veo. Te vendrá bien esa valentía cuando Viggo quiera ponerte un hacha entre ojo y ojo- Murmuró cual secreto mientras se mantenía marcando los pasos adecuados hasta que finalmente la música falleció.
Miró a Wthyr incorporarse y supo que venía alguna especie de brindis así que cogió una copa y fue caminando hasta el centro de la pista, adelantándose a todos los vasallos porque…Porque sí, porque ella era la primera dama de los Pendragon y siempre tenía que estar por delante de la plebe. La palabrería estaba empezando a aburrirla cuando soltó aquello de unir linajes. Los dedos blancos de Shyvanna apretaron el cuello de la copa.
“No Wthyr, no te atrevas…No así…No delante de todos”
Y sin embargo, ahí iba su hermano prometiendo su mano con una persona a la que Shyvanna estaba segura haría absolutamente infeliz. Lake se mantuvo parada y la rubia intercambió una mirada seria con ella que permanecía rígida, después miro a Gwen que sabía podría leer el agobio en su rostro pero al menos así…Al frente de los vasallos, todos contemplarían su espalda y no su rostro de sorpresa y miedo. Se llevó la copa temblorosa a los labios mientras todos estallaban en vítores y ella sólo quería devolver el vino, el pedazo de piña y mucha bilis. No supo cómo reaccionar al principio pero al ver a Lake tan tiesa supo…Supo que si hacía una de sus pataletas se ataría una soga al cuello. Quiso llorar. Buscó a Darren pero no lo encontró y aunque las rodillas le fallaban, Shyvanna se inclinó en una profunda reverencia ante el primogénito de los Pendragon y después se giró hacia Giordano mirándolo a los ojos esperando que pudiera comprender que la sonrisa que dibujaban sus labios no llegaba a sus ojos, e hizo otra profunda reverencia hacia él.
Cuando se incorporó observó que Ixión se le acercaba y tuvo que hacer todo su esfuerzo, un esfuerzo magistral, por mantener la compostura y no ponerse a correr en círculos cuando Lake se fue. No podía…No podía hacer una escena. Quería…arrancarse la piel, quería clavarse las uñas en las manos hasta sangrar. Apretó ambas manos alrededor de la copa de cuello largo y miró al moreno. Fingió una risita que le supo a cenizas en la boca -Lo tendré en cuenta- Cuando se quedó sola en la pista notó que mucha gente venía a saludarla y a felicitarla. Se sintió ahogada mientras mantenía una sonrisa falsa y no paraba de soltar “gracias, gracias, es un honor”. Asintiendo como la muñequita que debía ser, que había sido educada para ser; la beldad de los Pendragon. En un momento vio a Cedric salir y su última vía de escape se esfumó.
Lake…Lake… “Otro plan de sonrisas”. Sus palabras le taladraban la cabeza. Shyvanna tenía claro que debía casarse, siempre había sido el plan pero aunque en ese momento sentía que el mundo estaba viniéndose abajo no podía quitarse de la cabeza a Lake. Alguien le cogió del brazo con demasiada fuerza y se dio cuenta de que la gente empezaba a apartarse, al volver su mirada zafiro se encontró con la profunda rabia de Viggo comiéndosela viva -Me estás haciendo daño- Le dijo en voz baja y el hombre pareció ni percatarse -Os estáis burlando de nuestra alianza- Shyvanna apretó la copa entre sus dedos -Quítame las garras de encima- Le espetó con ira en los ojos y recibió sólo un gruñido. Los ojos de la rubia brillaron con la fuerza de mil zafiros -Viggo Lothbrock, quítame las manos de encima y abandona este salón ahora mismo. Vuelve a Avalon y quédate allí por el resto del año- No pudo evitarlo, tampoco lo quiso, su control de la sangre hizo que Viggo perdiera fuerza y Shyvanna apartó el brazo con brusquedad antes de empujarlo y sacárselo de encima.
Se dio la vuelta, en un revuelo de seda roja, para caminar hacia la solitaria mesa cuando fue intervenida por un sirviente que le advirtió que Sean le estaba esperando. Aquello le pareció sumamente raro y asintió levemente. Miró a G haciendo un gesto de que volvía en un segundo…Y así fue porque con el encuentro de Viggo no llegó a tiempo a ver al descendiente Eire. Le pareció extraño y conjuró un patronus mientras volvía a la mesa y se sentaba al lado de G. Se inclinó hacia ella -¿Cedric fue a ver a Lake?- Le preguntó mientras evitaba mirar algo más allá de la botella de vino que vaciaba en su propia copa. Después de eso fue discreta, cogió otro cuchillo y debajo de la mesa se cortó la mano para dibujarse una runa y curarse el moretón que le había dejado el maldito vikingo en el brazo. ¿Le había salvado Wthyr de una vida llena de salvajismo o sólo había pensado en su beneficio político? Cerró los ojos y obró su magia en silencio.
Markus había agradecido el hermano potentorro (AKA Thor) que nos dejaran sentarnos en la mesa (ains que es una trampa, ¡Markus del pasado no te sientes a comer!) y acompañarles a comer. Andaba con la boca llena de pizza (Markus no! ESCUPE!) cuando Gio le comentó aquello de que las víctimas -¿Qué victimas y ni qué víctimas? ¿No has leído el mensaje de Jack? ¡Han expulsado a Bellatrix! Va fanculo! Ya ni es bien vista por la isla. Y Markus sabe que eso no lo es único, claro. Solo tienes que leer un poco el discord del foro, Markus flipa en colores. Adael ahora ya no tiene familia, está más solo que la una. La Sofi se anda morreando con el capitán de la guardia… Así es normal que nadie quiera ir a la cena del salón, salvo Sarah, Adael y un tal Arturo…. Y muchos PNJ, ¡muchísimos!- Explicó Markus al italiano, porque parecía que estaba en babia y no se debía de haber puesto al día con todos los dramas que se cuecen en la isla. Porque de los demás ya no los puede contar porque Markus no se ha enterado y eso sería metajuego, y eso está mal visto. -Celebración familiar dice, ¡qué ingenuo!- Expliqué con una risotada al Pendragon mudito. Parece que el brindis fue bien acogido por el hermano rubio de los Pendragon y mi tema de conversación no tuvo suerte y no fue secundado, pues allá ellos, que hablen de trabajo, que parece que eso sí les agrada. De modo que ahí estaban Gio y Wiwi dándole a la sinhueso sobre las misiones. Bastante guerra habían dado ya las misiones y SAM en la isla, no era necesario volver a repetir la jugada. Markus espera que la siguiente trama sea un poquito más mejor, admin, apunta. -¡JA! Markus duda que vuelva a repetirse el problema de las brujas locas…. Maldita Locatrix- Ahí había que coincidir con el patriarca de aquel clan gitano Pendragon, las cosas claras y el chocolate espeso.
Pareció que el Pendragon rubio tuvo que salir, de modo que Markus le despidió con la manita de una forma muy infantil, volviendo otra vez al tema pizza. Había tanta que creía que Markus se iba a aburrir de ella, pero no. ¡AQUELLA ERA UNA 100 QUESOS! Por supuesto, debía de hacerse con ella. Al igual que debía de hacerse con ese tenedor, que desapareció de la mesa para acabar en el bolsillo del científico. ¡uy! Palabrerío. Eso no interesó a Markus, que seguía concentrado en la pizza. ¿Con qué la habrían cocinado? Seguro que no fueron los elfos violados de la Locatrix. Esas pobres almas han quedado traumatizadas para siempre. Total, que el Pendragon viejo parecía estar muy contento con volver a ouroboros, pues es normal. Ouroboros es el mejor sitio de todos, y todo aquel que luche por y para Ouroboros será aceptado por Markus. Markus captó la mirada de Wiwi y tuvo que levantar la cabeza, cual tortuga, con la boca llena y el bigote manchado de queso. Saludó como la Queen para mantener la compostura y en especial cuando fue mentado por primera vez. Trató de bajar la pizza con un trago de vino cuando se dijo aquello de estar prometido con no sé quién. Markus no pudo evitar escupir el contenido de su boca, aquel líquido rojo salió despedido como un aspersor sobre aquél o aquella que estuviera a su alrededor, como si fueran covids. Markus intentó recomponerse de aquel acto vil y horrible. ¿Él casado con una mujer que se llama Lago? ¿Alguien está tomando el pelo a Markus? Miró a su alrededor, y solo pudo ver a gente vitoreando y gritando y celebrando el compromiso -No…. Pero Markus…. Markus es un alma libre como las palomas…. - Se llevó las manos a la cabeza, tirando del pelo hacia atrás, notando que se le indigestaba la comida. Tras ello cogió a su compañero de la manga de la ropa y le empujó hacia él, para hablar en bajo -Gionardo, qué…. Qué…. ¡NOS HAN TENDIDO UNA TRAMPA! ¡Markus no se puede casar!- Markus panicó. Panicó mucho y muy fuerte, sintiéndose totalmente atrapado. Necesitaba post-its pero no había. Así no puede poner sus ideas en claro. Empezó a dar vueltas sobre sí mismo, como cuando se bloquea la roomba. -¡ENCIMA A MARKUS LE HA TOCADO LA BORDE! ¡ADMINISTRADOR, HAS TENDIDO UNA TRAMPA A MARKUS Y A MARKUS NO LE GUSTA ESTE JUEGO!- Trató Markus de elevar la voz por encima de todo el griterío que se había formado porque todo el mundo se acercaba a la mesa para tocarle y eso estaba poniendo nervioso a Markus, por lo que trató de quitarse a manotazos a los que tenía alrededor. -Markus necesita pensar- De modo que Markus desplegó las alas de su silla voladora y salió de allí gritando lo mucho que odiaba a Wiwi y a administrador y a todos sus personajes. Ahí te quedas italianini, de pagafantas.
Pareció que el Pendragon rubio tuvo que salir, de modo que Markus le despidió con la manita de una forma muy infantil, volviendo otra vez al tema pizza. Había tanta que creía que Markus se iba a aburrir de ella, pero no. ¡AQUELLA ERA UNA 100 QUESOS! Por supuesto, debía de hacerse con ella. Al igual que debía de hacerse con ese tenedor, que desapareció de la mesa para acabar en el bolsillo del científico. ¡uy! Palabrerío. Eso no interesó a Markus, que seguía concentrado en la pizza. ¿Con qué la habrían cocinado? Seguro que no fueron los elfos violados de la Locatrix. Esas pobres almas han quedado traumatizadas para siempre. Total, que el Pendragon viejo parecía estar muy contento con volver a ouroboros, pues es normal. Ouroboros es el mejor sitio de todos, y todo aquel que luche por y para Ouroboros será aceptado por Markus. Markus captó la mirada de Wiwi y tuvo que levantar la cabeza, cual tortuga, con la boca llena y el bigote manchado de queso. Saludó como la Queen para mantener la compostura y en especial cuando fue mentado por primera vez. Trató de bajar la pizza con un trago de vino cuando se dijo aquello de estar prometido con no sé quién. Markus no pudo evitar escupir el contenido de su boca, aquel líquido rojo salió despedido como un aspersor sobre aquél o aquella que estuviera a su alrededor, como si fueran covids. Markus intentó recomponerse de aquel acto vil y horrible. ¿Él casado con una mujer que se llama Lago? ¿Alguien está tomando el pelo a Markus? Miró a su alrededor, y solo pudo ver a gente vitoreando y gritando y celebrando el compromiso -No…. Pero Markus…. Markus es un alma libre como las palomas…. - Se llevó las manos a la cabeza, tirando del pelo hacia atrás, notando que se le indigestaba la comida. Tras ello cogió a su compañero de la manga de la ropa y le empujó hacia él, para hablar en bajo -Gionardo, qué…. Qué…. ¡NOS HAN TENDIDO UNA TRAMPA! ¡Markus no se puede casar!- Markus panicó. Panicó mucho y muy fuerte, sintiéndose totalmente atrapado. Necesitaba post-its pero no había. Así no puede poner sus ideas en claro. Empezó a dar vueltas sobre sí mismo, como cuando se bloquea la roomba. -¡ENCIMA A MARKUS LE HA TOCADO LA BORDE! ¡ADMINISTRADOR, HAS TENDIDO UNA TRAMPA A MARKUS Y A MARKUS NO LE GUSTA ESTE JUEGO!- Trató Markus de elevar la voz por encima de todo el griterío que se había formado porque todo el mundo se acercaba a la mesa para tocarle y eso estaba poniendo nervioso a Markus, por lo que trató de quitarse a manotazos a los que tenía alrededor. -Markus necesita pensar- De modo que Markus desplegó las alas de su silla voladora y salió de allí gritando lo mucho que odiaba a Wiwi y a administrador y a todos sus personajes. Ahí te quedas italianini, de pagafantas.
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