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El miembro 'Juliet Bennett' ha efectuado la acción siguiente: Lanzada de dados
#1 'Ataque Mágico' :
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#2 'Defensa Física' :
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#2 'Defensa Física' :
Lake Pendragon
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Sus hermanos llegaron antes de lo planeado. Al menos podía decir que si la misión había fracasado estrepitosamente, ellos seguían con vida. Supuso que había muertes, así que le complacía que vieran que el linaje Pendragón era difícil de extinguir.- Supongo que los tres estábamos rezando, pero veo que mis plegarias se cumplieron primero. No tengo idea, pero la estructura sigue intacta...- Le quedó en el tintero un "sería muy tonto de su parte morir así" pero lo dejó en su cabeza que era más sencillo que aguantar los gestos de sus hermanos cuando no entendían sus chistes.
Le pareció un poco excesivo convocar a tooooodos los dragones. Eso solo haría la batalla más corta y sencilla, pero el moreno mandaba y ella obedecía mientras estuviera al frente. Por su parte, defendió con un escudo de sangre su posición y avanzó contra el centinela con una nueva llamarada, envolviéndolo en fuego y hielo. Le gustaba la ironía.
PS = 120
Ataque mágico = 40 stat + 5 canalizador + 10 hab + 10 colgante + 20 capucha + 15 dado= 100 a GRIS
Defensa = 40 stat + 5 canalizador + 10 hab + 20 casaca + 15 dado = 90 = Cubre
Le pareció un poco excesivo convocar a tooooodos los dragones. Eso solo haría la batalla más corta y sencilla, pero el moreno mandaba y ella obedecía mientras estuviera al frente. Por su parte, defendió con un escudo de sangre su posición y avanzó contra el centinela con una nueva llamarada, envolviéndolo en fuego y hielo. Le gustaba la ironía.
PS = 120
Ataque mágico = 40 stat + 5 canalizador + 10 hab + 10 colgante + 20 capucha + 15 dado= 100 a GRIS
Defensa = 40 stat + 5 canalizador + 10 hab + 20 casaca + 15 dado = 90 = Cubre
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El miembro 'Lake Pendragon' ha efectuado la acción siguiente: Lanzada de dados
#1 'Ataque Mágico' :
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#2 'Defensa Mágica' :
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#2 'Defensa Mágica' :
Guardia Pendragon
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El ejército de los Pendragon acudió a la llamada de los hermanos, saliendo por la puerta principal en perfecta formación para enfrentarse a los Centinelas. También se habían unido a ellos los soldados de los linajes vasallos, aunque en menor medida. Por ahora eran suficientes para detener el ataque de los tres Centinelas. Conjuraron grandes esferas mágicas brillantes de color negro y rojizo, arrojándoselas a los Centinelas sin cesar, a modo de bombardeo.
Con aquel ataque los dejaron bastante inutilizados, replegándose después tras la línea de dragones que se habían colocado para proteger la casa. Tras eso esperaron órdenes de sus señores.
---------------------
15 Guardias Pendragon (todos los colores)
Ataque: 20+20= 40*15= 600 (280 a Centinela Blanco, 280 a Centinela Gris, 40 a Centinela negro)
Con aquel ataque los dejaron bastante inutilizados, replegándose después tras la línea de dragones que se habían colocado para proteger la casa. Tras eso esperaron órdenes de sus señores.
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15 Guardias Pendragon (todos los colores)
Ataque: 20+20= 40*15= 600 (280 a Centinela Blanco, 280 a Centinela Gris, 40 a Centinela negro)
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El miembro 'Guardia Pendragon' ha efectuado la acción siguiente: Lanzada de dados
'Ataque Mágico' :
'Ataque Mágico' :
- Tal vez vuestras plegarias deberían haber sido más intensas. - respondí gruñendo a Lake mientras me defendía con un escudo de sangre. - La misión no ha salido nada bien y ahora nos toca echar a estas cosas de aquí. - los guardias Pendragon tomaron posiciones y atacaron de manera muy efectiva, dañando severamente a los robots con un ataque mágico combinado. También salieron a luchar todos los vasallos y sus soldados, además de los dragones de las montañas. La fortaleza estaba asegurada de ese modo. Agradecí la curación de Shyvanna aunque siguiese sin gustarme eso de que sintiese el dolor de las heridas. Tal vez era una manera de autoflagelarse por sentirse culpable de ciertas cosas...ya lo hablaría con ella en otro momento.
Goth Morgon y los demás dragones bajaron a tierra para que pudiésemos montar sobre ellos. Darren no estaba en las mejores condiciones, pero no podíamos detenernos ni esperar más. Hice un gesto al resto para que se diesen prisa, comenzando a mover a las tropas.
- ¡Dejadlos caer solos! ¡la fortaleza está a salvo y ya no pueden hacer nada! ¡Cuando están muy dañados explotan, alejaos!- alzamos el vuelo montados en los dragones, alejándonos velozmente de las montañas para dirigirnos a cualquier zona de la isla en la que hubiese combate.
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OFF: Salen todos los hermanos Pendragon, Juliet, guardias Pendragon y otros dragones que se unen
PS: 88 + 80= 168
Goth Morgon y los demás dragones bajaron a tierra para que pudiésemos montar sobre ellos. Darren no estaba en las mejores condiciones, pero no podíamos detenernos ni esperar más. Hice un gesto al resto para que se diesen prisa, comenzando a mover a las tropas.
- ¡Dejadlos caer solos! ¡la fortaleza está a salvo y ya no pueden hacer nada! ¡Cuando están muy dañados explotan, alejaos!- alzamos el vuelo montados en los dragones, alejándonos velozmente de las montañas para dirigirnos a cualquier zona de la isla en la que hubiese combate.
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Lake Pendragon
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Cuando por fin tuvo todo lo que necesitaba sobre la gran mesa del comedor, miró su creación. Había pedazos de madera de diferentes tamaños, un poco de pintura y algo de laca para darle brillo. Tomando sus herramientas, comenzó a tallar uno de los pedazos de madera. Ya se habían atrasado con los preparativos de la Navidad por estar haciendo misioncitas con la gente de Ouroboros, pero estaba decidida. Iba a tener listos los vudús para la hoguera de navidad así tuviera que tallar por días. Era su parte favorita porque le tocaba encender el fuego y porque podría ver el fuego por horas sin aburrirse. Las llamas le parecían hipnóticas en su baile a pesar de hacerlo de manera desordenada. Aquella era la magia de su Navidad, y lo único que en realidad le gustaba después de la cena estirada que tenían con todos los rituales absurdos y aburridos. Pero el fuego hacía que valiera la pena la espera.
Alzó una ceja después de unas horas ante su primera creación. No había salido tan simétrico como habría querido, así que tuvo que invertirle tiempo extra a arreglar los desperfectos. Cuando finalmente lo logró, le colocó con mucho cuidado, casi con amor, el listón alrededor del cuello, finalizándolo con un moño precioso y cuidadoso. El listón sería el toque perfecto. Lo había remojado en gasolina y dejado secar antes de colocarlo. La hoguera de ese año sería bastante más entretenida.
Alzó una ceja después de unas horas ante su primera creación. No había salido tan simétrico como habría querido, así que tuvo que invertirle tiempo extra a arreglar los desperfectos. Cuando finalmente lo logró, le colocó con mucho cuidado, casi con amor, el listón alrededor del cuello, finalizándolo con un moño precioso y cuidadoso. El listón sería el toque perfecto. Lo había remojado en gasolina y dejado secar antes de colocarlo. La hoguera de ese año sería bastante más entretenida.
Shyvanna Pendragon
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Después de pasear un poco por el Mercado de Ouroboros, ignorando deliberadamente todas las miradas del pueblo, porque estaba empanada mirando las luces y los juegos increíbles. El carrusel había sido su favorito, había dado varias vueltas y volvería al día siguiente para volver a hacerlo. Era infantil, sí, pero le recordaba una infancia que no tuvo. Las festividades en la casa Pendragon eran distintas. Ahora veía todo con nuevos ojos, nuevas experiencias y nuevos objetivos.
Al llegar a casa caminaba al lado de Artamir cuando Viggo, el nuevo líder del clan Lothbrock se atravesó en el camino de ambos rodeado de cuatro de sus hombres. Shyvanna posó su mirada celeste en el vikingo con una sonrisa dulce, esperó a que se inclinara a modo de reverencia pero parecía tan rígido como un viejo roble. La rubia se llevó una mano a la cadera mientras le sostenía la mirada, tras unos largos segundos hizo un gesto que Shyvanna tomó como reverencia y respondió haciendo la propia con una sensual elegancia -Viggo, es un placer verte. ¿Te unirás a nuestras festividades?- Inquirió mientras avanzaba, pero al ver que él no se movía se detuvo.
-Era tradición que celebraras parte de nuestros rituales- Aquello hizo que la sonrisa de Shyvanna se borrara, convirtiéndose en un gesto tenso. La nostalgia atenazó su corazón. Viggo era primo de su antiguo prometido, el que había consumido el árbol. El recuerdo pasó por su mente y la tez, ya pálida, se volvió más blanca -Estaba prometida con Alric, era mi deber conocer vuestras costumbres si iba a ser vuestra líder- Respondió, intentando mantener la calma -Si me disculpas, mi hermana me espera- Expresó y Artamir se acercó a ella para escoltarla. Los hombres finalmente abrieron paso y Shyvanna sintió que podía volver a respirar, pero el aire se le escapó de los pulmones al oír la voz de Viggo en una sentencia -La alianza se mantendrá. Los dioses han hablado-
La Pendragon siguió caminando recta aunque las piernas le temblaban, pero a través del largo abrigo azul marino era imposible verlo. Cuando ingresó a una de las salas observó a Lake con su tradición y la odió. La odió profundamente. Cogió una de las maderas bruscamente y, casi sin pensarlo, empezó a golpearla contra la mesa con senda fuerza hasta que la misma se partió por la mitad y luego agarró las dos y volvió a repetir el movimiento, al tener las cuatro mitades fue consciente del daño que se había hecho en la mano y apretó las muelas. Le tiró los cuatro pedazos a Lake hacia el regazo con un gesto despectivo. Podría haberle dicho muchas cosas, porque su relación nunca había sido la mejor pero ahora mismo sólo podía pensar en una -¿Por qué crees que el Sanguis Ligno se tragó a Alric?- Se limpió las manos de la ropa de forma despistada.
Al llegar a casa caminaba al lado de Artamir cuando Viggo, el nuevo líder del clan Lothbrock se atravesó en el camino de ambos rodeado de cuatro de sus hombres. Shyvanna posó su mirada celeste en el vikingo con una sonrisa dulce, esperó a que se inclinara a modo de reverencia pero parecía tan rígido como un viejo roble. La rubia se llevó una mano a la cadera mientras le sostenía la mirada, tras unos largos segundos hizo un gesto que Shyvanna tomó como reverencia y respondió haciendo la propia con una sensual elegancia -Viggo, es un placer verte. ¿Te unirás a nuestras festividades?- Inquirió mientras avanzaba, pero al ver que él no se movía se detuvo.
-Era tradición que celebraras parte de nuestros rituales- Aquello hizo que la sonrisa de Shyvanna se borrara, convirtiéndose en un gesto tenso. La nostalgia atenazó su corazón. Viggo era primo de su antiguo prometido, el que había consumido el árbol. El recuerdo pasó por su mente y la tez, ya pálida, se volvió más blanca -Estaba prometida con Alric, era mi deber conocer vuestras costumbres si iba a ser vuestra líder- Respondió, intentando mantener la calma -Si me disculpas, mi hermana me espera- Expresó y Artamir se acercó a ella para escoltarla. Los hombres finalmente abrieron paso y Shyvanna sintió que podía volver a respirar, pero el aire se le escapó de los pulmones al oír la voz de Viggo en una sentencia -La alianza se mantendrá. Los dioses han hablado-
La Pendragon siguió caminando recta aunque las piernas le temblaban, pero a través del largo abrigo azul marino era imposible verlo. Cuando ingresó a una de las salas observó a Lake con su tradición y la odió. La odió profundamente. Cogió una de las maderas bruscamente y, casi sin pensarlo, empezó a golpearla contra la mesa con senda fuerza hasta que la misma se partió por la mitad y luego agarró las dos y volvió a repetir el movimiento, al tener las cuatro mitades fue consciente del daño que se había hecho en la mano y apretó las muelas. Le tiró los cuatro pedazos a Lake hacia el regazo con un gesto despectivo. Podría haberle dicho muchas cosas, porque su relación nunca había sido la mejor pero ahora mismo sólo podía pensar en una -¿Por qué crees que el Sanguis Ligno se tragó a Alric?- Se limpió las manos de la ropa de forma despistada.
Lake Pendragon
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Entre los dedos tenía un listón que había anudado cuidadosamente alrededor de otro de sus muñecos. No iban saliendo rápidamente, pero iba a buen ritmo y se entretenía tratando de adivinar cómo se quedaría la madera en la hoguera. El moño quedó torcido y trató de arreglarlo, pero decidió deshacerlo y tratar de empezar de nuevo. O al menos en eso estaba cuando sintió la presencia de Shyvanna en la casa. Fuera el humor que fuera, siempre era un remolino. Decidió ignorarla hasta que le dio por entrar a la habitación donde ella se encontraba. La miró por un segundo con una ceja enarcada encima de sus profundos ojos azules y se dio cuenta de que traía uno de sus humores destructivos. La siguió con la mirada, y cuando comenzó a destrozar la madera, respiró profundo y comenzó a molestarse. A veces pensaba que, para su exterior tan frío, su sangre era demasiado caliente.
No hizo movimiento alguno más allá de tensar los músculos mientras veía a Shyvanna sacando su frustración contra la mesa. A lo largo de los años había comenzado a tener vívidas fantasías sobre como su hermana terminaba en situaciones azarosas, y había logrado lidiar con sus cambios de humor gracias a la gran imaginación que tenía. Decidió llevarla un paso más allá. Cuando le lanzó con los trozos de madera, apretó con fuerza el listón entre las manos y aquello le dio una idea. Una idea que supo cómo hacer realidad cuando la rubia hizo aquella pregunta.
Le sonrió con suavidad, levantándose de la silla y acercándose a ella. Su semblante no parecía amenazante, sino conciliador y empático con el dolor de su hermana. Se posicionó frente a ella y, con cuidado, comenzó a atar el listón alrededor de su cuello sin ahogarla ni asfixiarla, sino con cariño. Era de un rojo precioso que seguro le gustaría a Shyvanna, porque le hacía contraste con el cabello y la capa.- El rojo es tu color. Siempre lo ha sido. Eres preciosa.- Murmuró, haciéndole el moño al cuello con todo el amor y la paciencia del mundo, con una sonrisa dulce en los labios. Luego comenzó a hacerle otro en la cintura.- No fue tu culpa, Shy. Hicimos algo mal al prometerte con esos bastardos. El árbol se llenó de ira porque es inconcebible que una princesa dragón como tú termine casada con los perros. Necesitas a alguien digno de tu poder y tu grandeza. Alguien que entienda el grandioso regalo que eres.- Murmuró, terminando con los moños y tomando el rostro de su hermana entre las manos para dejarle un beso de Judas en la mejilla.- Gwen nunca te dirá esto, por supuesto, pero tu y yo lo sabemos. Incluso W estuvo de acuerdo en que no era digno de ti.- Se alejó de Shyvanna con una sonrisa difícil de contener en los labios. Se estaba controlando demasiado para no prenderle fuego a la zorra desagradecida que tenía por hermana, pero la imagen que proyectaba, como uno de los muñequitos que quemaban en la hoguera de Navidad, le daba la suficiente satisfacción para no aventarse sobre ella, apuntando a la yugular.
No hizo movimiento alguno más allá de tensar los músculos mientras veía a Shyvanna sacando su frustración contra la mesa. A lo largo de los años había comenzado a tener vívidas fantasías sobre como su hermana terminaba en situaciones azarosas, y había logrado lidiar con sus cambios de humor gracias a la gran imaginación que tenía. Decidió llevarla un paso más allá. Cuando le lanzó con los trozos de madera, apretó con fuerza el listón entre las manos y aquello le dio una idea. Una idea que supo cómo hacer realidad cuando la rubia hizo aquella pregunta.
Le sonrió con suavidad, levantándose de la silla y acercándose a ella. Su semblante no parecía amenazante, sino conciliador y empático con el dolor de su hermana. Se posicionó frente a ella y, con cuidado, comenzó a atar el listón alrededor de su cuello sin ahogarla ni asfixiarla, sino con cariño. Era de un rojo precioso que seguro le gustaría a Shyvanna, porque le hacía contraste con el cabello y la capa.- El rojo es tu color. Siempre lo ha sido. Eres preciosa.- Murmuró, haciéndole el moño al cuello con todo el amor y la paciencia del mundo, con una sonrisa dulce en los labios. Luego comenzó a hacerle otro en la cintura.- No fue tu culpa, Shy. Hicimos algo mal al prometerte con esos bastardos. El árbol se llenó de ira porque es inconcebible que una princesa dragón como tú termine casada con los perros. Necesitas a alguien digno de tu poder y tu grandeza. Alguien que entienda el grandioso regalo que eres.- Murmuró, terminando con los moños y tomando el rostro de su hermana entre las manos para dejarle un beso de Judas en la mejilla.- Gwen nunca te dirá esto, por supuesto, pero tu y yo lo sabemos. Incluso W estuvo de acuerdo en que no era digno de ti.- Se alejó de Shyvanna con una sonrisa difícil de contener en los labios. Se estaba controlando demasiado para no prenderle fuego a la zorra desagradecida que tenía por hermana, pero la imagen que proyectaba, como uno de los muñequitos que quemaban en la hoguera de Navidad, le daba la suficiente satisfacción para no aventarse sobre ella, apuntando a la yugular.
Shyvanna Pendragon
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Artamir permaneció en silencio, observando a Shyvanna con uno de sus arranques de histeria. Sinceramente, no era partidario de eso pero sabía que a ella le ayudaba. Caminó con lentitud hacia uno de los sillones que estaba cerca de la chimenea y simplemente se sentó a contemplar el fuego mientras oía la conversación y analizaba las posibles consecuencias emocionales para su jinete.
La rubia se concentró en sanar sus manos mientras Lake se acercaba a ella y empezaba a decorarla como uno de sus muñecos. Las palabras que fluían de la boca de la pelirroja eran sin duda… Demasiado buenas para ser ciertas. Shyvanna alzó la mirada hacia la de su hermana en silencio observando los profundos ojos azules de Lake, el único rasgos que compartían -¿Lo disfrutaste, no? Cuando se lo tragó…La sangre, la tortura- Preguntó. Para Shyvanna había sido un tema tabú que no había hablado con ninguno de sus hermanos, ni siquiera con Darren ni G. Y había evitado elegantemente a su abuela.
El beso hizo que Shyvanna frunciera el ceño. ¿Por qué Lake era feliz? No lo entendía. Analizó a su hermana pero decidió seguir con la conversación -Me ha amenazado- Le expresó a Lake con el ceño fruncido. Sentándose en la mesa y mirando hacia cualquier otro lado -Viggo ha dicho que sus dioses han hablado y que antes de que finalice el año estaré prometida con él…- Trago saliva. Tenía los hombros tensos -A Alric lo conocía. A Viggo le tengo miedo...porque si se atreve.... No responderé por mis actos- Añadió amenazadora con el ceño fruncido antes de volver la vista hacia Artamir que se había girado a mirarla, como queriendo decirle que no era necesario tener miedo porque él estaría allí. Pero lo cierto es que por mucho que Shyvanna fuera muy abierta, en la intimidad de la habitación ningún líder nórdico dejaría que alguien viera a su mujer. ¿Qué sucedía si esa fama de bárbaro, de guerrero, de berseker se transmutaba a su matrimonio? -Cuando los dioses designan algo, los vikingos no hacen caso omiso. Conseguirá lo que quiere. Y las sacerdotisas tomarán las previsiones. Le harán sangrar ante el árbol para ver si vale… Rezarán, preguntarán… ¿Qué pasa si Viggo si es válido?...- De pronto, la imagen de Alric y su vestido manchado le hizo recordar cómo había huido de su propia boda.
Una idea brilló en su mente y una sonrisa sádica se dibujó en sus labios, se giró hacia Lake bruscamente… -¿Están invitados a la hoguera?- Inquirió Shyvanna, y si no lo estaban, ella los invitaría -Quememos mi vestido de novia en sus narices- Cuando se trataba de travesuras, era muy posible que ambas hermanas sí trabajaran en equipo.
La rubia se concentró en sanar sus manos mientras Lake se acercaba a ella y empezaba a decorarla como uno de sus muñecos. Las palabras que fluían de la boca de la pelirroja eran sin duda… Demasiado buenas para ser ciertas. Shyvanna alzó la mirada hacia la de su hermana en silencio observando los profundos ojos azules de Lake, el único rasgos que compartían -¿Lo disfrutaste, no? Cuando se lo tragó…La sangre, la tortura- Preguntó. Para Shyvanna había sido un tema tabú que no había hablado con ninguno de sus hermanos, ni siquiera con Darren ni G. Y había evitado elegantemente a su abuela.
El beso hizo que Shyvanna frunciera el ceño. ¿Por qué Lake era feliz? No lo entendía. Analizó a su hermana pero decidió seguir con la conversación -Me ha amenazado- Le expresó a Lake con el ceño fruncido. Sentándose en la mesa y mirando hacia cualquier otro lado -Viggo ha dicho que sus dioses han hablado y que antes de que finalice el año estaré prometida con él…- Trago saliva. Tenía los hombros tensos -A Alric lo conocía. A Viggo le tengo miedo...porque si se atreve.... No responderé por mis actos- Añadió amenazadora con el ceño fruncido antes de volver la vista hacia Artamir que se había girado a mirarla, como queriendo decirle que no era necesario tener miedo porque él estaría allí. Pero lo cierto es que por mucho que Shyvanna fuera muy abierta, en la intimidad de la habitación ningún líder nórdico dejaría que alguien viera a su mujer. ¿Qué sucedía si esa fama de bárbaro, de guerrero, de berseker se transmutaba a su matrimonio? -Cuando los dioses designan algo, los vikingos no hacen caso omiso. Conseguirá lo que quiere. Y las sacerdotisas tomarán las previsiones. Le harán sangrar ante el árbol para ver si vale… Rezarán, preguntarán… ¿Qué pasa si Viggo si es válido?...- De pronto, la imagen de Alric y su vestido manchado le hizo recordar cómo había huido de su propia boda.
Una idea brilló en su mente y una sonrisa sádica se dibujó en sus labios, se giró hacia Lake bruscamente… -¿Están invitados a la hoguera?- Inquirió Shyvanna, y si no lo estaban, ella los invitaría -Quememos mi vestido de novia en sus narices- Cuando se trataba de travesuras, era muy posible que ambas hermanas sí trabajaran en equipo.
Lake Pendragon
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Mientras recolocaba el moño con cuidado, tratando de dejarlo aún más derecho de lo que ya estaba, la rubia hizo una pregunta. Se detuvo un instante para que sus miradas se encontraran y asintió suavemente. Cualquier otra cosa habría sido una mentira muy poco creíble.- Semejante final casi logra opacarte, hermana.- Susurró con una ceja alzada, tratando de encontrar en ella lo que buscaba con la pregunta.
Su siguiente comentario le hizo jalar el moño de la cintura un par de milímetros más apretados de lo que hubiera deseado, volviendo la mirada escéptica a su hermana.- ¿Viggo? - No tenía ni idea de los vasallos, la verdad era que no les había puesto atención. No tenía intención de conocer sus costumbres ni tampoco de conocerles a ellos.- No puedo decir que no lo esperaba, pero sus dioses son falsos. No tienen ningún apego. Ellos mismos son intercambiables entre sí. Da igual quien sea quien.- La conversación no le estaba llevando a nada, pero al menos Shyvanna se veía menos inclinada a seguir destrozando sus cosas. Y, sin embargo, frunció el ceño y le volvió a ceñir el moño con fuerza para que la escuchara.- No tengas miedo.- Le susurró entre dientes, soltando un poco el agarre.- Así es como debe de ser. Eso... o podemos matarlo esta noche.- Se encogió de hombros con una sonrisa, como quien dice buenos días. No respondió a lo de si Viggo era válido o no. Dejó en el aire la duda mientras terminaba de arreglar, por onceava vez, los moños de su hermana. Por fin le habían quedado bien. Se alejó de ella un momento hasta que reconoció en la voz y en la sonrisa el tono. Algo tramaba y, por lo regular, no le gustaba lo que la rubia tramaba, pero en aquel momento algo en los ojos cristalinos de Lake brilló.- Querida hermana... Nada me haría más feliz.- Susurró, conteniendo su sonrisa y tendiéndole la mano para que le permitiera acompañarla. Sabía que el vestido no estaba en la residencia, pero si ella estaba proponiendo aquello, ella sabría dónde estaba.
Su siguiente comentario le hizo jalar el moño de la cintura un par de milímetros más apretados de lo que hubiera deseado, volviendo la mirada escéptica a su hermana.- ¿Viggo? - No tenía ni idea de los vasallos, la verdad era que no les había puesto atención. No tenía intención de conocer sus costumbres ni tampoco de conocerles a ellos.- No puedo decir que no lo esperaba, pero sus dioses son falsos. No tienen ningún apego. Ellos mismos son intercambiables entre sí. Da igual quien sea quien.- La conversación no le estaba llevando a nada, pero al menos Shyvanna se veía menos inclinada a seguir destrozando sus cosas. Y, sin embargo, frunció el ceño y le volvió a ceñir el moño con fuerza para que la escuchara.- No tengas miedo.- Le susurró entre dientes, soltando un poco el agarre.- Así es como debe de ser. Eso... o podemos matarlo esta noche.- Se encogió de hombros con una sonrisa, como quien dice buenos días. No respondió a lo de si Viggo era válido o no. Dejó en el aire la duda mientras terminaba de arreglar, por onceava vez, los moños de su hermana. Por fin le habían quedado bien. Se alejó de ella un momento hasta que reconoció en la voz y en la sonrisa el tono. Algo tramaba y, por lo regular, no le gustaba lo que la rubia tramaba, pero en aquel momento algo en los ojos cristalinos de Lake brilló.- Querida hermana... Nada me haría más feliz.- Susurró, conteniendo su sonrisa y tendiéndole la mano para que le permitiera acompañarla. Sabía que el vestido no estaba en la residencia, pero si ella estaba proponiendo aquello, ella sabría dónde estaba.
La batalla de Ouroboros se saldó con más muerte y destrucción de la que los propios Descendientes querrían reconocer, pues su ineptitud había provocado aquella situación. Nuestro papel en la batalla fue crucial, ya que los dragones y nuestro ejército acabaron con buena parte de las fuerzas enemigas. Tras aquello tuvimos que pasar brevemente por el hospital para ser atendidos, qué menos que aprovechar sus instalaciones y sanadores después de haberles salvado el pellejo.
Los días siguientes nos retiramos a descansar a nuestro castillo en las montañas, mientras los vasallos y el ejército se encargaban de reparar los daños sufridos por el ataque de los robots Centinela. A partir de ese momento comenzaron los preparativos para la celebración de Yule, el solsticio de invierno. Los sirvientes comenzaron a decorar toda la casa acorde a la ocasión, preparando también el gran salón para el banquete. Los preparativos para la hoguera estaban listos, solo faltaba que las sacerdotisas del templo preparasen los rituales. Acudí al lugar perfectamente ataviado para la ocasión, vistiendo un jubón de tafetán negro y una pesada capa de pieles sobre los hombros, rematada con un broche con la insignia de nuestra casa. Al entrar al salón localicé rápidamente a Shyvanna y a Lake entre el bullicio general de los preparativos. Los vasallos comenzaban a llegar para tomar sus lugares, al igual que el resto de miembros de nuestra casa y otros familiares. Cedric me dirigió una sonrisa a modo de saludo antes de sentarse, así que ya sólo me faltaba por localizar a Gwen y a Darren.
Caminé hacia mis hermanas con cierta solemnidad por la ocasión en la que estábamos, llegando a escuchar algo de la conversación que traían entre manos. Nada bueno podía salir cuando las dos se ponían de acuerdo. - ¿No iréis a abandonar ahora el lugar? el banquete está por comenzar. Lo que tenga que arder, arderá en su momento. - miré alrededor, especialmente hacia la mesa de los Lothbrok. Más les valía permanecer fieles después de la demostración del árbol. - Faltan algunos de los dragones nuevos...y Darren comentó algo de invitaciones a otros Descendientes. - hice un sonido de molestia porque no me apetecía tener que verles, aunque también dudaba que se pasasen por aquí. - Aunque la mitad seguirá medio muerto. Nuestro despliegue de poder nos ha permitido sobrevivir mejor que ellos. Somos más fuertes.
Los días siguientes nos retiramos a descansar a nuestro castillo en las montañas, mientras los vasallos y el ejército se encargaban de reparar los daños sufridos por el ataque de los robots Centinela. A partir de ese momento comenzaron los preparativos para la celebración de Yule, el solsticio de invierno. Los sirvientes comenzaron a decorar toda la casa acorde a la ocasión, preparando también el gran salón para el banquete. Los preparativos para la hoguera estaban listos, solo faltaba que las sacerdotisas del templo preparasen los rituales. Acudí al lugar perfectamente ataviado para la ocasión, vistiendo un jubón de tafetán negro y una pesada capa de pieles sobre los hombros, rematada con un broche con la insignia de nuestra casa. Al entrar al salón localicé rápidamente a Shyvanna y a Lake entre el bullicio general de los preparativos. Los vasallos comenzaban a llegar para tomar sus lugares, al igual que el resto de miembros de nuestra casa y otros familiares. Cedric me dirigió una sonrisa a modo de saludo antes de sentarse, así que ya sólo me faltaba por localizar a Gwen y a Darren.
Caminé hacia mis hermanas con cierta solemnidad por la ocasión en la que estábamos, llegando a escuchar algo de la conversación que traían entre manos. Nada bueno podía salir cuando las dos se ponían de acuerdo. - ¿No iréis a abandonar ahora el lugar? el banquete está por comenzar. Lo que tenga que arder, arderá en su momento. - miré alrededor, especialmente hacia la mesa de los Lothbrok. Más les valía permanecer fieles después de la demostración del árbol. - Faltan algunos de los dragones nuevos...y Darren comentó algo de invitaciones a otros Descendientes. - hice un sonido de molestia porque no me apetecía tener que verles, aunque también dudaba que se pasasen por aquí. - Aunque la mitad seguirá medio muerto. Nuestro despliegue de poder nos ha permitido sobrevivir mejor que ellos. Somos más fuertes.
Shyvanna Pendragon
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Shyvanna soltó una risa con aquello de “opacarla” y luego sonrió de lado -¿Cuándo una Pendragon ha perdido poder estando bañada en sangre?- La certeza de aquella frase hizo que sus ojos brillaran levemente. Aunque su asentimiento le había generado cierto resquemor. Se preguntaba si Lake guardaba algún tipo de sentimiento…por algo, o alguien; más allá de su sadismo general. La mirada de la rubia la retó cuando apretó el lazo, estaba empezando a cruzar una línea y si seguía ella iba a atarle un lazo también, en el cuello, e iba a levantarla con su elemental hasta que el aire escapara de sus pulmones.
-Sí- Añadió -El nuevo líder- Explicó y escuchó su argumento sin creérselo demasiado. Su propio dios podía dar evidencia de su poder pero los vikingos eran fieles creyentes de señales y de su propio oráculo. Se relamió los labios y cuando apretó el moño de nuevo, la rubia movió una mano y atrapó la de Lake clavándole las uñas con fuerza en una muda advertencia de que se detuviera y sintió que el agarre aflojó -No. No podemos jugárnosla hasta que tengamos a la isla en el bolsillo- Dijo a lo de matarlos directamente. Lo cierto es que el tema ya no podía ser discutido en voz alta porque todos empezaban a llegar.
Al menos le pareció buena idea lo del vestido. Un gesto o una señal sin ser absolutamente directa y que podía usar muchos argumentos como su luto, los trágicos recuerdos que le traía aquel vestido, etc. Shyvanna alargó la mano hacia Lake para tomarla y desaparecerse cuando Whtyr llegó. La rubia alzó la mirada hacia su hermano con los ojos entrecerrados. Molesto. Cobarde. Aún recordaba que no había destruido a aquel que se había encargado de dañarla. Soltó suavemente la mano de Lake intercambiando una mirada silenciosa antes de ver hacia el primogénito, desviando la mirada hacia donde estaba observando. Se fue acercando hacia su hermano e hizo el mismo gesto hacia él que cuando le había encontrado con Setelah: Fingió corregirle la ropa para acercarlo hacia ella y susurrarle al oído -¿Viggo te ha pedido audiencia? ¿O a la abuela? Me ha perturbado antes- Le soltó la capa y le miró a los ojos con un deje de ansiedad que se convirtió en molestia al escuchar lo de los dragones de nuevo -Si Juliet se atreve a venir, bien puede sentarse al final de las mesas. No merece pertenecer a mi brigada- Le soltó, con un tono bastante molesto -Es una insensata- Se acomodó el pelo con mucha elegancia antes de escuchar lo de los Descendientes, no pudo evitar soltar una risa que atrajo muchas miradas -Iluso Darren si cree que realmente alguien confía en venir aquí… Sin embargo, le he prometido a Tesla que habría pizza con piña. Probablemente haga una aparición estelar. Es muy peculiar- Añadió rodeando la mesa para ir a sentarse junto a Cedric, apoyando su cabeza en su hombro mientras éste le abrazaba. Aquel no sería su lugar designado. Ella debía sentarse al lado de Darren, que lo hacía a la derecha de Wthyr, pero le apetecían los mimos de su hermano.
-Sí- Añadió -El nuevo líder- Explicó y escuchó su argumento sin creérselo demasiado. Su propio dios podía dar evidencia de su poder pero los vikingos eran fieles creyentes de señales y de su propio oráculo. Se relamió los labios y cuando apretó el moño de nuevo, la rubia movió una mano y atrapó la de Lake clavándole las uñas con fuerza en una muda advertencia de que se detuviera y sintió que el agarre aflojó -No. No podemos jugárnosla hasta que tengamos a la isla en el bolsillo- Dijo a lo de matarlos directamente. Lo cierto es que el tema ya no podía ser discutido en voz alta porque todos empezaban a llegar.
Al menos le pareció buena idea lo del vestido. Un gesto o una señal sin ser absolutamente directa y que podía usar muchos argumentos como su luto, los trágicos recuerdos que le traía aquel vestido, etc. Shyvanna alargó la mano hacia Lake para tomarla y desaparecerse cuando Whtyr llegó. La rubia alzó la mirada hacia su hermano con los ojos entrecerrados. Molesto. Cobarde. Aún recordaba que no había destruido a aquel que se había encargado de dañarla. Soltó suavemente la mano de Lake intercambiando una mirada silenciosa antes de ver hacia el primogénito, desviando la mirada hacia donde estaba observando. Se fue acercando hacia su hermano e hizo el mismo gesto hacia él que cuando le había encontrado con Setelah: Fingió corregirle la ropa para acercarlo hacia ella y susurrarle al oído -¿Viggo te ha pedido audiencia? ¿O a la abuela? Me ha perturbado antes- Le soltó la capa y le miró a los ojos con un deje de ansiedad que se convirtió en molestia al escuchar lo de los dragones de nuevo -Si Juliet se atreve a venir, bien puede sentarse al final de las mesas. No merece pertenecer a mi brigada- Le soltó, con un tono bastante molesto -Es una insensata- Se acomodó el pelo con mucha elegancia antes de escuchar lo de los Descendientes, no pudo evitar soltar una risa que atrajo muchas miradas -Iluso Darren si cree que realmente alguien confía en venir aquí… Sin embargo, le he prometido a Tesla que habría pizza con piña. Probablemente haga una aparición estelar. Es muy peculiar- Añadió rodeando la mesa para ir a sentarse junto a Cedric, apoyando su cabeza en su hombro mientras éste le abrazaba. Aquel no sería su lugar designado. Ella debía sentarse al lado de Darren, que lo hacía a la derecha de Wthyr, pero le apetecían los mimos de su hermano.
Darren Pendragon
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El rubio Pendragon permaneció en el hospital el tiempo necesario para sanar sus heridas con totalidad. No le era de apetencia el hecho de que su hermana se hiriese por culpa de su propia idiotez. Aquello era una mezcla de tozudez, orgullo y preocupación, en orden decreciente, seguramente. En realidad se vio arrastrado por los demandantes de la isla hasta las famosas urgencias, y Darren no encontró más excusas por lo que, sencillamente, se dejó llevar. Sanadas las heridas más graves y estabilizadas otras tantas, cogió el material que necesitaba y permaneció en la residencia el tiempo necesario hasta la recuperación total, guardando cama el tiempo justo y siendo atendido por los pocionistas del linaje de Gregory, el Adulador. Aquellas pociones sabían y tenían la misma textura que el barro, y sospechó que seguramente aquel engrudo estuviera hecho de ese mismo material.
De modo que, a escondidas, iba y venía del hospital. Aquello tenía su parte emocionante, como cuando era un niño y se escapaba de casa para pasar las noches con Alwaid. Ahora repetía la jugada, pero en lugar de la mirada de sus progenitores, era la de su hermano mayor. En una de las últimas visitas, excusado por Alwaid, invitó al descendiente de Galeno a que asistiera a la cena familiar, tal y como le había prometido antes de la misión. Dudaba que fuera a asistir él o el cervatillo de Sean, pero, creía que debía ser lo suficiente cordial como para convidarlos.
El día de la celebración ya estaba recuperado por completo y había solicitado su mejor jubón, bombacho y galas. Vestiría una capa tipo herreruelo roja que ondearía a cada paso. A pesar de que fuera una fiesta no era espacio ni lugar para bajar la guardia, y en ocasiones como esta eran la ocasión idónea para demostrar status. Cuando Darren bajó al comedor ya estaban allí parte de sus hermanos, revisó con la mirada la sala, localizando rápidamente aquella que les correspondía. Avanzó por entre los presentes cuyos modales, bullicio y soeces dependían en función del linaje. Se sentó en el sitio que le correspondía e ipso facto aparecieron a su alrededor una serie de servidumbre que le dedicaron algunos menesteres, bebida y comodidad. Escrutó la mesa, fijando la mirada en Shyvanna y luego en su hermano menor, al que le dedicó una cargada de celos. Maldito fuese. -Saludos hermanos. Por favor, no os cortéis, proseguid con vuestras conversaciones- Sentenció a modo de saludo.
PS: 92 + 6*20= 212. FULL PS.
De modo que, a escondidas, iba y venía del hospital. Aquello tenía su parte emocionante, como cuando era un niño y se escapaba de casa para pasar las noches con Alwaid. Ahora repetía la jugada, pero en lugar de la mirada de sus progenitores, era la de su hermano mayor. En una de las últimas visitas, excusado por Alwaid, invitó al descendiente de Galeno a que asistiera a la cena familiar, tal y como le había prometido antes de la misión. Dudaba que fuera a asistir él o el cervatillo de Sean, pero, creía que debía ser lo suficiente cordial como para convidarlos.
El día de la celebración ya estaba recuperado por completo y había solicitado su mejor jubón, bombacho y galas. Vestiría una capa tipo herreruelo roja que ondearía a cada paso. A pesar de que fuera una fiesta no era espacio ni lugar para bajar la guardia, y en ocasiones como esta eran la ocasión idónea para demostrar status. Cuando Darren bajó al comedor ya estaban allí parte de sus hermanos, revisó con la mirada la sala, localizando rápidamente aquella que les correspondía. Avanzó por entre los presentes cuyos modales, bullicio y soeces dependían en función del linaje. Se sentó en el sitio que le correspondía e ipso facto aparecieron a su alrededor una serie de servidumbre que le dedicaron algunos menesteres, bebida y comodidad. Escrutó la mesa, fijando la mirada en Shyvanna y luego en su hermano menor, al que le dedicó una cargada de celos. Maldito fuese. -Saludos hermanos. Por favor, no os cortéis, proseguid con vuestras conversaciones- Sentenció a modo de saludo.
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Lake Pendragon
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Soltó a su hermana lo que casi sonó como un Já cuando mencionó el poder de los Pendragón. Tenía cierta razón, al menos en eso iban a estar de acuerdo aquel día. No encontraba interés en hablar de Viggo ni de los vikingos bajo ninguna circunstancia, pero la escuchó. Por supuesto, el cariñoso momento entre ellas duró poco, pues S le clavó las uñas y el encanto se perdió. Volvió a verla con seriedad, sobre todo cuando decidió no matar al susodicho como había sugerido. Le hubiera resultado mucho más entretenido el guiar el arranque de ira de su hermana en maneras más destructivas y creativas, pero aquel no iba a ser el día y ella ya se había cansado de pretender frente a ella. Al menos aún les quedaba el vestido por quemar.
Habría podido ponerle buena cara toda la noche si hubieran logrado salirse con la suya, pero W tenía que arruinar los planes. Cerró los ojos un instante mientras respiraba profundo para no perder los papeles. Intercambió mirada con Shyvanna cuando los abrió y recuperó su mano, metiéndolas debajo de la capa beteada en rojo y dorado, que hacía juego con el vestido debajo. Ahora que los veía, sus hermanos iban bastante bien ataviados. Dejó que se pusieran al día mientras daba algunas instrucciones para que los sirvientes quitaran el desastre de Shyvanna y sus muñecos de la mesa y los colocaran apropiadamente en la hoguera. Sin embargo, le interesó aquella tal Juliet que parecía molestar a su hermana, precisamente por eso. Se lo anotaría para después, a ver qué le había hecho.- En eso tienes razón, W. Sin nuestra intervención, esto ya habría terminado. Creo que es un buen punto a recalcar en la próxima reunión del Consejo. No creo que debamos esperar a que termine el periodo de "prueba" para hacerles saber nuestra valiosa contribución... Y yo no contaría con que ninguno de esos venga. Son unos tibios.- Tenía que apresurar cosas, y sus hermanos iban muy pasmados para su gusto. Se aburría.
Habría podido ponerle buena cara toda la noche si hubieran logrado salirse con la suya, pero W tenía que arruinar los planes. Cerró los ojos un instante mientras respiraba profundo para no perder los papeles. Intercambió mirada con Shyvanna cuando los abrió y recuperó su mano, metiéndolas debajo de la capa beteada en rojo y dorado, que hacía juego con el vestido debajo. Ahora que los veía, sus hermanos iban bastante bien ataviados. Dejó que se pusieran al día mientras daba algunas instrucciones para que los sirvientes quitaran el desastre de Shyvanna y sus muñecos de la mesa y los colocaran apropiadamente en la hoguera. Sin embargo, le interesó aquella tal Juliet que parecía molestar a su hermana, precisamente por eso. Se lo anotaría para después, a ver qué le había hecho.- En eso tienes razón, W. Sin nuestra intervención, esto ya habría terminado. Creo que es un buen punto a recalcar en la próxima reunión del Consejo. No creo que debamos esperar a que termine el periodo de "prueba" para hacerles saber nuestra valiosa contribución... Y yo no contaría con que ninguno de esos venga. Son unos tibios.- Tenía que apresurar cosas, y sus hermanos iban muy pasmados para su gusto. Se aburría.
Desvié la mirada de manera disimulada cuando Shyvanna se aproximó a mí para susurrarme al oído. Otro de los Lothbrok perturbándola, menuda novedad. - No, no se ha dirigido a mí. Desconozco si lo ha hecho con la abuela. Si te perturba le pondremos en su sitio. Después de lo sucedido con el otro creo que deberías aspirar a algo mejor. - en mi opinión debería desposar a un Lothbrok como último recurso. Reajusté el broche de mi capa después de que ella me colocase la ropa, haciendo un sonido de interés cuando expresó lo que sentía hacia la dragona Juliet. - Es preferible tenerla como aliada en vez de tener que ejercer más control sobre ella, cosa que tendremos que hacer tarde o temprano...- esta vez fui yo el que susurró en su oído, apartándome después. Tampoco me agradaba el haber visto cómo se cargaba a otro dragón, aunque evidentemente había sido por absoluto desconocimiento de lo que sucedía.
- Ilusos ellos si creen que los atacaríamos en un banquete. No somos estúpidos. - rebatí a eso de los Descendientes que supuestamente habría invitado Darren, dejando después que ella se fuese a abrazar a Cedric. También sería absurdo desconfiar del bueno de Cedric. Justo en ese momento llegó el mellizo de Shyvanna, al que intenté hacer partícipe de la conversación. - Precisamente hablábamos de ti. ¿Invitaste a alguno de los Descendientes? a los menos antipáticos. - maticé, no quería incorrumpientes en mi mesa. La loca de la Le Fay era muy gritona, simplemente por pedirle que controlase a la chusma de su isla.
- Por supuesto, Lake. Se lo recalcaremos, pues es posible que ellos no quieran reconocerlo por vergüenza.- a la pelirroja le faltaba paciencia, podía sentir las ganas que tenía por actuar ya sin esperar a que pasase el período protocolario. - ¿Y qué sugieres? ¿que entremos ya en la ciudad arrasándolo todo con los dragones? - pregunté con escepticismo mientras buscaba mi asiento, fijándome en que Gwen todavía no había llegado al banquete. - Es más interesante que las ranas se cuezan lentamente...
- Ilusos ellos si creen que los atacaríamos en un banquete. No somos estúpidos. - rebatí a eso de los Descendientes que supuestamente habría invitado Darren, dejando después que ella se fuese a abrazar a Cedric. También sería absurdo desconfiar del bueno de Cedric. Justo en ese momento llegó el mellizo de Shyvanna, al que intenté hacer partícipe de la conversación. - Precisamente hablábamos de ti. ¿Invitaste a alguno de los Descendientes? a los menos antipáticos. - maticé, no quería incorrumpientes en mi mesa. La loca de la Le Fay era muy gritona, simplemente por pedirle que controlase a la chusma de su isla.
- Por supuesto, Lake. Se lo recalcaremos, pues es posible que ellos no quieran reconocerlo por vergüenza.- a la pelirroja le faltaba paciencia, podía sentir las ganas que tenía por actuar ya sin esperar a que pasase el período protocolario. - ¿Y qué sugieres? ¿que entremos ya en la ciudad arrasándolo todo con los dragones? - pregunté con escepticismo mientras buscaba mi asiento, fijándome en que Gwen todavía no había llegado al banquete. - Es más interesante que las ranas se cuezan lentamente...
Shyvanna Pendragon
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Miró a Wthyr cuando le aseguró que con él no y el resto de sus palabras hizo que tensara los labios -Nunca habrá nadie a nuestra altura, Wthyr. A veces hay que sacrificarse por el bien mayor ¿No? Bien lo sabes tú- Se quedó mirándole a los ojos y tras eso volvió la vista por encima de su hombro al clan que empezaba a llegar, bajó de sus puntillas para que Viggo no la viera y escuchó lo de Juliet. -Si hubiésemos ejercido el control desde el inicio tendríamos a otro dragón en nuestras filas. Es inestable, inmadura y eso la hace poco útil. Necesita entrenamiento- Mantuvo el tono bajo porque no debía exponer sus opiniones demasiado en alto y menos en esa festividad. A veces se comportaba.
Después de verse mimada por Cedric llegó su mellizo y Shyvanna dibujó una sonrisa de oreja a oreja. Ese porte. ¿Cómo es que no tenía un desfile de mujeres lamiéndole los pasos? Ella lo haría. Se río de su pensamiento e ignoró deliberadamente la mirada que le lanzó a Cedric. Se incorporó y fue a sentarse al lado de Darren porque era lo que correspondía, se inclinó y le dio un beso en la mejilla en el momento en el que W preguntaba. Curioso el destino que para entonces llegó la lechuza de Sean y depositó delante de los hermanos la canasta con la carta. Shyvanna le pasó la carta a Darren y se puso a hurgar la canasta, suspirando de alegría cuando vio las velas. Sacó todas las velas para sí misma y luego le acercó la canasta a Darren porque seguro que la cosa esa que se movía era para él.
Alzó la mirada hacia Wthyr con una sonrisa petulante pero al mismo tiempo de sincera felicidad -¿A que es un regalo considerado? Pero podría haberme hablado de su acondicionador- Se quejó arrugando la nariz y pidió a la gente del servicio que se lo llevara a su habitación, también hizo énfasis en que faltaba pizza con piña. Escuchar las cosas políticas entre Lake y Wthyr hicieron que desviara la vista hacia el único puesto vacío -¿Dónde está G?- Inquirió con el ceño fruncido y luego miró a Darren con los labios apretados -¿Por qué en vez de ir de sobrados diciendo que sin nosotros no hubiesen logrado nada, soltamos algo como…”wow, es increíble lo que logramos hacer trabajando unidos”? La soberbia es nuestro mayor pecado y sobreestimar las fuerzas de los Descendientes también- Se reclinó en la silla y soportó el escrutinio de sus hermanos -Varios dragones resultaron heridos, no nos vendrá mal el tiempo de prueba- Por si eso no lo sabían, ella sí -Es más… - Inspiró profundo- Ylëyia podría perder el ala- Añadió tensando los labios de nuevo y volvió la vista hacia su hermano mayor – Atrapas más moscas con miel que con sangre, Wthyr- Sonrió amplia y calculadoramente mientras se quitaba la capa y se acomodaba el escote de su vestido de terciopelo rojo, sacándose también los moños de Lake -Aparte… ¿Alguien sabe quien es el imbécil que me ataco? A ese si podríamos despellejarlo-
Después de verse mimada por Cedric llegó su mellizo y Shyvanna dibujó una sonrisa de oreja a oreja. Ese porte. ¿Cómo es que no tenía un desfile de mujeres lamiéndole los pasos? Ella lo haría. Se río de su pensamiento e ignoró deliberadamente la mirada que le lanzó a Cedric. Se incorporó y fue a sentarse al lado de Darren porque era lo que correspondía, se inclinó y le dio un beso en la mejilla en el momento en el que W preguntaba. Curioso el destino que para entonces llegó la lechuza de Sean y depositó delante de los hermanos la canasta con la carta. Shyvanna le pasó la carta a Darren y se puso a hurgar la canasta, suspirando de alegría cuando vio las velas. Sacó todas las velas para sí misma y luego le acercó la canasta a Darren porque seguro que la cosa esa que se movía era para él.
Alzó la mirada hacia Wthyr con una sonrisa petulante pero al mismo tiempo de sincera felicidad -¿A que es un regalo considerado? Pero podría haberme hablado de su acondicionador- Se quejó arrugando la nariz y pidió a la gente del servicio que se lo llevara a su habitación, también hizo énfasis en que faltaba pizza con piña. Escuchar las cosas políticas entre Lake y Wthyr hicieron que desviara la vista hacia el único puesto vacío -¿Dónde está G?- Inquirió con el ceño fruncido y luego miró a Darren con los labios apretados -¿Por qué en vez de ir de sobrados diciendo que sin nosotros no hubiesen logrado nada, soltamos algo como…”wow, es increíble lo que logramos hacer trabajando unidos”? La soberbia es nuestro mayor pecado y sobreestimar las fuerzas de los Descendientes también- Se reclinó en la silla y soportó el escrutinio de sus hermanos -Varios dragones resultaron heridos, no nos vendrá mal el tiempo de prueba- Por si eso no lo sabían, ella sí -Es más… - Inspiró profundo- Ylëyia podría perder el ala- Añadió tensando los labios de nuevo y volvió la vista hacia su hermano mayor – Atrapas más moscas con miel que con sangre, Wthyr- Sonrió amplia y calculadoramente mientras se quitaba la capa y se acomodaba el escote de su vestido de terciopelo rojo, sacándose también los moños de Lake -Aparte… ¿Alguien sabe quien es el imbécil que me ataco? A ese si podríamos despellejarlo-
Darren Pendragon
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A la llegada del mellizo rubio la conversación estaba claramente animada. Al parecer el tema eran los Descendientes, para variar claro. Darren se ahorró un suspiro y esperó que su hermana pequeña, Gwen, no tardase en llegar para que cambiara de discurso lo antes posible. -Me alegra ser el foco de vuestra conversación.- Despedí al sirviente del vino con un gesto de la mano. Se trataba de una buena cosecha del mejor vino de sangre que teníamos en el castillo en aquellos momentos. El rubio se dirigió a sus hermanos, pero dándole más importancia a su hermano mayor, aquel que había preguntado -En efecto. Solicité audiencia e invitación al medimago, mas creo que no debe haberse recuperado de las heridas de la batalla. De los amiguitos de Gwen o Shyvanna no tengo novedades, sintiéndolo seriamente. Que por cierto, ¿dónde está nuestra jovial hermanita?- Informó a su hermano con un tono bastante neutro. Igualmente a su hermana sobre la ausencia de sus amigos científicos, de los cuales no había siquiera novedades. A la Lefay le podrían ir dando, porque era de una de tantas que siquiera le caía en gracia. Ni ella, ni gran parte del linaje de su sucio marido. El rubio pensó seriamente en mandar también una invitación formal a la descendiente Sofía, pero le pareció demasiado truculento y lo dejó estar.
Cogió la copa de vino y siguió con la mirada a su hermana hasta que se sentó a su lado, recibiendo complacidamente a el beso de su hermana. Luego miró a su hermano menor, con gesto victorioso. Asintió a las palabras de Lake sobre el acompañamiento de los Descendientes con nosotros -Son demasiado celosos de sus …. Tradiciones. No nos tienen en estima- Señalé a la caja que “muy amablemente” nos había mandado Sean en la que rechazaba la oferta de convite y que llegaba en ese momento. En el interior: velas y… cosas que se mueven. El Pendragon sacó una de esas bolas, la estudió con bastante desprecio y volvió a introducirla en la caja, sin estar seguro de qué es lo que debía hacer con aquel artificio, de modo que lo mandó retirar de la mesa con bastante hastío. Actitud diametralmente diferente a la de su hermana, que parecía estar encantada con sus velas perfumadas. Solemne ñoñada, no podía haber esperado mucho más del cervatillo tembloroso.
Preferí quedarme callado ante la insinuación de Shyvanna, recordando que todavía le debía una a Lucio por lo que habían hecho por el rubio en la guarida de la máquina. Esperaba que no se tomara mucho tiempo en cobrarse la deuda pendiente. -No hace falta decirlo. Sencillamente, estamos por encima de ellos, aunque, ciertamente, les hemos infravalorado- Insinué a Shyvanna, sin reconocer la realidad de los acontecimientos pasados. -Sí- Respondí a Wthyr. Pedí tiempo, para proseguir con mi explicación - Podríamos acercarnos al pueblo de Oroboros, recordarles que les hemos ayudado a pesar de que esto no tenía que ver con nosotros. Son más fáciles de llegar, no están tan cerrados como los Descendientes- Darren se incorporó en el asiento, colocando las manos sobre su barbilla, bajando el tono de voz -Tengo entendido que, además, celebran el convite separados. Esos Descendientes tratan a su gente como si chusma fueran, podría ser el momento de hacérselo ver- Escuché aquello que decía Shy sobre los dragones, apretando los labios y suspirando por la dragona que podría perder el ala, esperando que los acontecimientos no finalizaran en aquello. -Necesitamos recuperar fuerzas, quizás tampoco sea el momento de despellejar Souls. Al parecer ahora trabajan junto a los magos- Bufé molesto ante tan insulto por la raza mágica, la cual se ha acercado demasiado a esos ladrones. Estos descendientes están tan perdidos que ni siquiera tienen identidad propia, quizás habría que hacerles ver cuán perdidos estaban y devolverlos a la senda correcta.
Cogió la copa de vino y siguió con la mirada a su hermana hasta que se sentó a su lado, recibiendo complacidamente a el beso de su hermana. Luego miró a su hermano menor, con gesto victorioso. Asintió a las palabras de Lake sobre el acompañamiento de los Descendientes con nosotros -Son demasiado celosos de sus …. Tradiciones. No nos tienen en estima- Señalé a la caja que “muy amablemente” nos había mandado Sean en la que rechazaba la oferta de convite y que llegaba en ese momento. En el interior: velas y… cosas que se mueven. El Pendragon sacó una de esas bolas, la estudió con bastante desprecio y volvió a introducirla en la caja, sin estar seguro de qué es lo que debía hacer con aquel artificio, de modo que lo mandó retirar de la mesa con bastante hastío. Actitud diametralmente diferente a la de su hermana, que parecía estar encantada con sus velas perfumadas. Solemne ñoñada, no podía haber esperado mucho más del cervatillo tembloroso.
Preferí quedarme callado ante la insinuación de Shyvanna, recordando que todavía le debía una a Lucio por lo que habían hecho por el rubio en la guarida de la máquina. Esperaba que no se tomara mucho tiempo en cobrarse la deuda pendiente. -No hace falta decirlo. Sencillamente, estamos por encima de ellos, aunque, ciertamente, les hemos infravalorado- Insinué a Shyvanna, sin reconocer la realidad de los acontecimientos pasados. -Sí- Respondí a Wthyr. Pedí tiempo, para proseguir con mi explicación - Podríamos acercarnos al pueblo de Oroboros, recordarles que les hemos ayudado a pesar de que esto no tenía que ver con nosotros. Son más fáciles de llegar, no están tan cerrados como los Descendientes- Darren se incorporó en el asiento, colocando las manos sobre su barbilla, bajando el tono de voz -Tengo entendido que, además, celebran el convite separados. Esos Descendientes tratan a su gente como si chusma fueran, podría ser el momento de hacérselo ver- Escuché aquello que decía Shy sobre los dragones, apretando los labios y suspirando por la dragona que podría perder el ala, esperando que los acontecimientos no finalizaran en aquello. -Necesitamos recuperar fuerzas, quizás tampoco sea el momento de despellejar Souls. Al parecer ahora trabajan junto a los magos- Bufé molesto ante tan insulto por la raza mágica, la cual se ha acercado demasiado a esos ladrones. Estos descendientes están tan perdidos que ni siquiera tienen identidad propia, quizás habría que hacerles ver cuán perdidos estaban y devolverlos a la senda correcta.
Lake Pendragon
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Ignoró gran parte de lo que platicaron sus hermanos con Wthyr. Parecía que lo que buscaban era atención y que no podían vivir su vida sin la aprobación del mayor. Lo que si no le convenció es su tono cuando mencionó su nombre.- Arrasar la ciudad es un plan que Shyvanna podría hacer. Hace falta más detalle que solo eso. Es un juego de ajedrez, pero el ajedrez puede ser rápido si actúas con firmeza.- Siguió a Wthyr cuando se fue a su lugar, pero se colocó frente a él con la mesa de por medio.- La vieja fábula de las ranas. Nunca se les ocurrió tapar la olla y hervir a fuego algo. En fin, por ahora serán útiles en su ineptitud, evitándonos más bajas mientras termina esta tontería de las máquinas que ellos mismos causaron.- Respiró profundamente para luego soltar el aire despacio, mirando alrededor.
Observó entonces la canasta que llegó para Darren y Shyvanna con el mismo desinterés que mostraba por el resto de los vasallos. Al menos vio algo interesante en Darren cuando pareció no caerle en gracia el regalo.- No nos quieren aquí, Darren. Pero el tiempo nos dará la razón.- Miró entonces con sorpresa a Shyvanna cuando avisaba de las heridas de los dragones, mientras sentía el dolor en su propio cuerpo. Se acercó a la rubia y le tomó ambas manos por encima de la mesa con intensidad en la mirada.- Eso jamás. No puede perder el ala, tienes que ayudarle.- Y tras un instante de debilidad, soltó sus manos y se alejó un par de pasos de ella; de todos ellos. Mientras se calmaba, vio con indignación como se sacaba los moños de encima y en su rostro se vio la tristeza de una oportunidad perdida. Se alejó de nuevo para que sus hermanos no captaran su melancolía y la confundieran con algo meloso.
Otro plan de miel y de aparentar bondad y sonrisas. Mejor mátenme de una vez.- Dijo en voz baja y para sí misma cuando finalmente escuchó el plan de Darren y lo que iban preparando entre todos, dándole la vuelta a la mesa y tomando asiento en su lugar asignado habitual. A diferencia de sus hermanos los mellizos, su postura era perfecta e impoluta, como debía de ser al estar al centro de la mesa junto a Wthyr. Tenía que admitir que aquella posición siempre la había hecho pensar más alto. Saltarse a sus hermanos estaba a solo una silla de distancia.- ¿Ya alguien llamó a Gwen?
Observó entonces la canasta que llegó para Darren y Shyvanna con el mismo desinterés que mostraba por el resto de los vasallos. Al menos vio algo interesante en Darren cuando pareció no caerle en gracia el regalo.- No nos quieren aquí, Darren. Pero el tiempo nos dará la razón.- Miró entonces con sorpresa a Shyvanna cuando avisaba de las heridas de los dragones, mientras sentía el dolor en su propio cuerpo. Se acercó a la rubia y le tomó ambas manos por encima de la mesa con intensidad en la mirada.- Eso jamás. No puede perder el ala, tienes que ayudarle.- Y tras un instante de debilidad, soltó sus manos y se alejó un par de pasos de ella; de todos ellos. Mientras se calmaba, vio con indignación como se sacaba los moños de encima y en su rostro se vio la tristeza de una oportunidad perdida. Se alejó de nuevo para que sus hermanos no captaran su melancolía y la confundieran con algo meloso.
Otro plan de miel y de aparentar bondad y sonrisas. Mejor mátenme de una vez.- Dijo en voz baja y para sí misma cuando finalmente escuchó el plan de Darren y lo que iban preparando entre todos, dándole la vuelta a la mesa y tomando asiento en su lugar asignado habitual. A diferencia de sus hermanos los mellizos, su postura era perfecta e impoluta, como debía de ser al estar al centro de la mesa junto a Wthyr. Tenía que admitir que aquella posición siempre la había hecho pensar más alto. Saltarse a sus hermanos estaba a solo una silla de distancia.- ¿Ya alguien llamó a Gwen?
Creí ver un deje de resignación en Shyvanna con respecto a lo de su posible matrimonio, como si se hubiese rendido en encontrar a alguien que estuviese a su altura. No dije nada respecto a lo de lo sacrificios por un bien mayor, pero mi mirada se ensombreció al recordar mis dos matrimonios fallidos. Tenía la obligación de probar con un tercero, pero no quería volver a pasar por la misma historia. - Tal vez sólo sea cuestión de encontrar alguien que pueda aportarte aunque no esté a tu altura. Política matrimonial se llama. Ya lo hablaremos en la cena. - comenté de manera confidencial sólo para ella, asintiendo de manera discreta al comentario sobre Juliet. El vínculo no era todo lo fuerte que debería ser, por ahora no nos servía de mucho. Ni siquiera había servido que fuese a aquella boda, no nos había dado información. - En ese caso deberías entrenarla personalmente. Juliet no nos sirve en ese estado inmaduro e inestable. - no debería ser un reto para Shyvanna, pues el entrenamiento de dragones jóvenes era una de las cosas que más practicadas tenía. Con ese par de recados dados pude abandonar el tono confidencial con el que me había dirigido a la melliza, dirigiéndome definitivamente a mi asiento en la mesa.
Darren comenzó a explicar que había invitado al medimago, preguntando también por nuestra hermana menor. - Lo desconozco. Ya debería estar aquí. - Justo en ese momento llegó una lechuza portando una canasta con regalos. Observé atentamente la jugada hasta saber quién enviaba esos regalos y para quiénes eran. Darren y Shyvanna, de parte del Descendiente de Merlín.
- Curioso...declina la invitación y envía regalos sólo a dos integrantes de la familia, en un claro mensaje de desprecio hacia el resto. No debieron enseñarle demasiado bien las normas básicas de cortesía. - realmente no me importaba no recibir unas velas aromáticas y unas bolas encantadas que se movían. A Darren no pareció complacerle, pero Shyvanna ya estaba alucinando por el presente. - Realmente envía un mensaje en contra del resto de tus hermanos. No es el regalo en sí, es el gesto. Quiere congraciarse contigo, evidentemente. Quién sabe el motivo...tal vez para dividirnos. Tal vez quiera que te sientas en confianza para conseguir información. Ten cuidado, hermana. A veces las mosquitas muertas son de lo más traicionero porque no las ves venir. - advertí mientras preparaba la botella de vino para abrirla. Hice un leve gesto de asentimiento sobre lo de infravalorar a los Descendientes. - No los subestimo. Hay algunos bastante poderosos, pero gestionan muy mal ese poder. Cometen demasiados errores. - descorché finalmente la botella, dejando que el tapón se escapase a algún lugar de la estancia. Alguien gritó de fondo, se ve que le había dado en la cabeza. Seguí a lo mío, haciendo levitar la botella para servirle vino a Lake en primer lugar. Tenía toda la razón con eso de que no nos querían aquí.
- Permaneceremos aquí durante el tiempo de "prueba", a no ser que suceda algo antes que nos haga cambiar de idea. Es cierto que a veces puede funcionar una negociación más cordial, Shyvanna, pero no cuando la inmensa mayoría se cierra completamente en banda. Comenzaste secuestrando a una, llevándola a una pira. Ahora te llevas bien con dos, con Da Vinci y Eire. El otro que no nos desprecia es Galenus, que se encarge del ala de Ylëyia. Con el resto del Consejo ya sabes lo que hay. No tenemos que agacharnos frente al desprecio y desplantes de ellos. Recuerda que eres una Pendragon, no una vasalla de los Descendientes. Mantente cerca de quienes te puedan reportar beneficio, pero no confundas eso con amistad. - concluí sin apartar una mirada un tanto dura, sirviéndole vino a ella tras acabar con Lake. - No conozco a la persona que te atacó. Parecía un cualquiera, Soul Reaper dicen. Para ti es como si te atacase una hormiga, no merece ni que te molestes en buscarle. No obstante...haz lo que quieras. - Después procedí con Darren, llenando su copa hasta arriba. La información de la cena de Descendientes separada de los ciudadanos me resultó interesante. A nuestro banquete invitamos a buena parte de la isla.
- El pueblo se da cuenta de esas cosas, hay que ganarse a esa gente. Acercarlos a los dragones, a su poder. También deberíamos ganarnos al resto de grupos que rodean a los Descendientes. Ya no hablo sólo de los Blood Keepers, sino del resto. - finalmente me serví vino en mi propia copa, aguardando un poco para el brindis por si aparecía Gwen. No era normal que se retrasase, tal vez le había pasado algo. Volví a mirar hacia la puerta de la estancia, como esperando a que apareciese.
Darren comenzó a explicar que había invitado al medimago, preguntando también por nuestra hermana menor. - Lo desconozco. Ya debería estar aquí. - Justo en ese momento llegó una lechuza portando una canasta con regalos. Observé atentamente la jugada hasta saber quién enviaba esos regalos y para quiénes eran. Darren y Shyvanna, de parte del Descendiente de Merlín.
- Curioso...declina la invitación y envía regalos sólo a dos integrantes de la familia, en un claro mensaje de desprecio hacia el resto. No debieron enseñarle demasiado bien las normas básicas de cortesía. - realmente no me importaba no recibir unas velas aromáticas y unas bolas encantadas que se movían. A Darren no pareció complacerle, pero Shyvanna ya estaba alucinando por el presente. - Realmente envía un mensaje en contra del resto de tus hermanos. No es el regalo en sí, es el gesto. Quiere congraciarse contigo, evidentemente. Quién sabe el motivo...tal vez para dividirnos. Tal vez quiera que te sientas en confianza para conseguir información. Ten cuidado, hermana. A veces las mosquitas muertas son de lo más traicionero porque no las ves venir. - advertí mientras preparaba la botella de vino para abrirla. Hice un leve gesto de asentimiento sobre lo de infravalorar a los Descendientes. - No los subestimo. Hay algunos bastante poderosos, pero gestionan muy mal ese poder. Cometen demasiados errores. - descorché finalmente la botella, dejando que el tapón se escapase a algún lugar de la estancia. Alguien gritó de fondo, se ve que le había dado en la cabeza. Seguí a lo mío, haciendo levitar la botella para servirle vino a Lake en primer lugar. Tenía toda la razón con eso de que no nos querían aquí.
- Permaneceremos aquí durante el tiempo de "prueba", a no ser que suceda algo antes que nos haga cambiar de idea. Es cierto que a veces puede funcionar una negociación más cordial, Shyvanna, pero no cuando la inmensa mayoría se cierra completamente en banda. Comenzaste secuestrando a una, llevándola a una pira. Ahora te llevas bien con dos, con Da Vinci y Eire. El otro que no nos desprecia es Galenus, que se encarge del ala de Ylëyia. Con el resto del Consejo ya sabes lo que hay. No tenemos que agacharnos frente al desprecio y desplantes de ellos. Recuerda que eres una Pendragon, no una vasalla de los Descendientes. Mantente cerca de quienes te puedan reportar beneficio, pero no confundas eso con amistad. - concluí sin apartar una mirada un tanto dura, sirviéndole vino a ella tras acabar con Lake. - No conozco a la persona que te atacó. Parecía un cualquiera, Soul Reaper dicen. Para ti es como si te atacase una hormiga, no merece ni que te molestes en buscarle. No obstante...haz lo que quieras. - Después procedí con Darren, llenando su copa hasta arriba. La información de la cena de Descendientes separada de los ciudadanos me resultó interesante. A nuestro banquete invitamos a buena parte de la isla.
- El pueblo se da cuenta de esas cosas, hay que ganarse a esa gente. Acercarlos a los dragones, a su poder. También deberíamos ganarnos al resto de grupos que rodean a los Descendientes. Ya no hablo sólo de los Blood Keepers, sino del resto. - finalmente me serví vino en mi propia copa, aguardando un poco para el brindis por si aparecía Gwen. No era normal que se retrasase, tal vez le había pasado algo. Volví a mirar hacia la puerta de la estancia, como esperando a que apareciese.
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