Residencia Pendragon (Montañas del Dragón)

- Lo dudo mucho Gwen, no será necesario que te disculpes- le respondi a la chica cuando preguntó si es que esperaba a alguien, cosa que no era asi. Rodé los ojos al escuchar a Markus responderme.

- No he leido ningun mensaje idiota, por si ha escapado a tus ojos llenos de queso emmental fundido, los mios no han estado operativos hasta que Shyvanna me ha echado un cable....debo de tener  como un monton de mensajes acumulados en el brazalete y habia una carta sospechosa en mi taller que aun no pude leer- farfullé en voz baja y rapida a Markus, que no tenia ni idea de nada. Pero hice un "gasp!" por lo de Bellatrix.... - Bueno, estaba cantado después de la que lió... y en la mision. Si, voy a echar de menos llamarla loca, eso es lo unico.

"tendre que buscar otra victima"

- Pobre Adael. Pero que pereza, me cansan los PNJ, muchisimo. Paso. - le seguí el lio a Markus facilmente, y luego miré a Whtyr. - Ya ves, no teneis que preocuparos mas de Bellatrix. - me hice el tonto a drede. No se me olvidaba que aquel plan y aquella mierda habia comenzado por ellos, por mas que negaron en publico (obvio) que no tuvieron nada que ver. Vale, Bella estaba loca y tal, pero no habia que descartar..... Lo mas inteligente sería observar que pretendían ahora que sabian que Bella estaba fuera. Quizá Markus habia rebelado esa información de modo conveniente y estratégico para observar sus reacciones.  El Consejo habia perdido un linaje y los Pendragon estaban aqui convenientemente para ocuparlo...bueno, segun la informacion, habian perdido dos linajes, el de Rasputín tambien, hasta que al viejo le diera la gana de dar la cara, porque los Pendragon no habian movido ficha.

"Que cautos....cualquiera de esos dos puestos se rebelaria muy conveniente de reclamarlo, apuntaria la culpabilidad de lo sucedido hacia ellos"

Me habia abstraido en mis pensamientos, pero daba igual porque la gente seguia hablando y markus comiendo y robando tenedores.

Poco despues Wythr soltó la bomba nupcial. Markus fue muy expresivo, regándolo todo. A mi me dio la risa porque eso debia de ser una broma. Ni que fuese Wiwi mi abuela para decirme con quien casarme. Cazzo, ni si quiera mi abuela le dejaria decirme con quien casarme.   La gente vitoreaba y yo me reia de ellos, aunque igual creian qjue me reia CON ellos, cosa que no era cierta.

"Pero que tonticos, dio mio"

Cuando empezaron a darme la enhorabuena pensé que quiza para ellos no era una broma. Miré ojiplatico a Cedric, no le contesté y miré a Gwen del mismo modo.
- Qué quiere decir esto? Es una encerrona, y vuestro hermano no puede decidir con quien...

Markus me agarró susurrando, comenzaba a comprender que no era una broma.
- Yo tampoco puedo casarme, que te has creido!? - estabamos los dos en panico, literalmente. Tras estar modo roomba, entró en modo vuelo. - NO, NO MARKUS! TU TE JODES CONMIGO! NO HUYAS, COBARDE! - traté de engancharlo pero fue imposibol, huyó cual rata. - Cazzo. - maldije por lo bajo y miré a mi alrededor

"huyo yo tambien?"

Miré a Shyvanna por primera vez en mitad de todo el lio, me sonreía y me dedicaba una reverencia. Pero what? Quéjate muchacha!

"pues si no lo haces tu lo hare yo"

Con todo el jaleo se me habia olvidado mirar los mensajes del brazalete, pero pensé en Sean, y luego en Arleen, asi se sintió ella? bueno, a ella se lo dijo su familia, hay una diferencia importante, yo no me sentía impelido a obedecer.... la gente seguia felicitandonos a Shyvanna y a mi y yo les respondia en italiano que se fuesen a freir esparragos, pero con mucha retórica, para que no se notase. Iba a pedir explicaciones a Wiwi ya que Shy se habia ido, pero no estaba en ninguna parte.

Me abri paso entre la gente, apurando una jarra de vino de alguien que se la habia dejado en la mesa (me la bebi enterita en varios tragos) y caminé hacia la rubia pero me detuve al ver la escena con el vikingo enorme. Joder que mamotreto de hombre.  Ella se libró facilmente y se fue...a la entrada? Con quien? Vislumbré algo entre el gentío. Parecia Sean. Pero que hacia Sean ahi? No, improbable.

"merda"

Me terminé otra copa de vino mientras Shyvanna volvía, manteniendole la mirada a esos rudos vikingos.
- Qué mirais? - les solté ni corto ni perezoso. Cuando Shyvanna volvió junto con Gwen, me dirigí hacia ellas pero en el camino un tiparraco se cruzó conmigo, chocando mi hombro con excesiva fuerza, tanta que me hizo retoceder dos pasos. Y aunque se disculpó no me sonó a disculpas, si no a burla.  Se me habia acelerado el pulso muchisimo... miré de reojo al tio y le di un toque con mi baston en sus costillas, pero lo que le iba doler no iba a ser eso, si no el calambrazo con el que iba acompañado - Perro malo. Discúlpate por lo de antes.

La debilidad que había percibido en su brazo sólo había sido momentanea. La inteligente perra se había liberado de su agarre para luego pavonearse de vuelta a la mesa donde la esperaba la sacerdotisa con su ojo maldito. Sentía que la ira se volcaba en sus venas como lava ardiente. Creyeron que unas palabras de condolencias serían suficientes para saldar la deuda de Alric, pero no. Él quería más. Quería la seguridad de que, ahora en Ouroboros, volverían a su antigua gloria y dejarían de hincar la rodilla.

A él no le gustaba hincar la rodilla. Habría mandado a tomar por culo el vasallaje en el momento en el que el liderazgo pasó a su mano pero los dioses habían hablado y Shyvanna seguía siendo la elegida. Aquella beldad rubia que se había paseado por quién sabía cuántos lechos en Avalon, a saber cuántas mujeres y hombres que hablaba sobre sus habilidades y su magia en la cama; y sin embargo Alric había sido el único vikingo en probar sus mieles. Debería ser suya.

Era suya.

Su clan se reunía a su alrededor, esperando, observando a Giordano. Él sabía perfectamente lo que esperaban. Shyvanna podría no ser virgen pero iba a reclamarla en Yule.  Al verla volver se dirigió hacia la mesa, apartando de su camino al debilucho tecnomago de un golpe en el hombro. Las palabras de excusa salieron roncas  y bajas, con una risa tenue que hizo que su clan sonriera pero entonces un calambrazo que le recorrió desde las costillas por todo el cuerpo. Soltó un siseo mientras, nuevamente, sentía sus venas arder. Las hachas parecieron materializarse en sus manos cuando un gruñido bajo hizo que todo el salón cayera en un profundo silencio. Viggo se giró hacia Giordano, interponiéndose entre la mesa donde se encontraba Shyvanna y él. Clavó sus ojos azules en la mirada del Descendiente.

Viggo no solía hablar mucho, no lo necesitaba pero en ese momento las palabras salieron solas -Nos pertenece- Dijo, en pocas palabras -Tiene una deuda de sangre con el clan Lothbrock…- Abrió los brazos y las hachas parecieron absorber la luz de las antorchas mientras giraba sobre sí mismo y le hablaba a todos los vasallos en general -Nuestro vasallaje ha durado años. Demasiados. Shyvanna Pendragon estaba prometida a mi primo Alric Lothbrock hasta que el Sanguis Ligno decidió tenerlo de cena…- Se enfrentó entonces a la mirada del Descendiente -Aún lloramos su muerte y sólo recibimos míseras explicaciones sin sentido. Ahora deciden que la mano de la primogénita Pendragon tiene que ir cualquier otro político vago del decadente Consejo de los 20 en vez de honrarnos con lo que ha sido una alianza durante siglos…  Tú…o cualquiera le habría valido- Lo señaló despectivamente mientras su propio clan empezaba a gruñir aprobatoriamente en respuesta, rodeando a Giordano -¿Quieres la mano de Shyvanna Pendragon, Giordano Da Vinci? Su hermano puede haberla regalado hábilmente a cualquier imbécil con acceso al consejo, pero es nuestra. Pertenece a los Lothbrock por alianza, tiene que pagar por la deuda de sangre de Alric y lo hará conmigo- Añadió antes de dibujar una sonrisa ladina evaluando al hombre delante de él -Te reto a un holmgang por ella-

Reaparecí en la entrada de la residencia Pendragon unos pocos minutos después de haberme marchado. Mi visita al hospital había sido infructuosa y por ello no había durado mucho. Supuse que Darren regresaría más tarde, y ya me daría la información que tuviese que darme.  Me irritaba el hecho de que nos hubiesen avisado para después comportarse de ese modo tan exagerado, tan histriónico. Era como si hubiesen olvidado el gran poder de la magia y se hubiesen abandonado a absurdos protocolos muggles hasta en el campo de la sanación. Atravesé el patio de armas con esos pensamientos en mente, echando a un lado la capa para avanzar con más rapidez. Apenas había abandonado el banquete por cinco o diez minutos como mucho, pero parecía haber bastante bullicio en el interior.

Desde el umbral del salón hice una evaluación rápida de la situación, que había dejado de ser festiva para ser algo fuera de lugar. El petulante Lothbrok estaba encarado con Giordano, algo que no me extrañaba tras el anuncio que había hecho en el discurso. De Markus y Lake no había ni rastro, cosa que tampoco me extrañaba. Shyvanna permanecía en su sitio, al igual que Gwen. Supuse que aquello las había descolocado, aunque no era tan raro puesto que ya había comentado alguna vez lo interesante que me parecía el linaje Da Vinci para la melliza. Llegué justo a tiempo para escuchar la perorata de Viggo, con su orgullo de macho herido. Eso era todo lo que le importaba. No quería a alguien así para Shyvanna, no ese bruto descerebrado. Fui en primer lugar hacia donde estaba mi hermana, tomándola por la muñeca para susurrarle al oído.  - Para él sólo eres un trofeo que exhibir. No te mereces eso, Shyvanna. Yo me encargo, hablaremos luego a solas. - solté la muñeca de Shyvanna, haciendo después un gesto a Gwen para que no interviniesen.

Después avancé hacia los enfrentados con paso firme y gesto de determinación, haciendo notar mi llegada. Los padres de la anterior generación eran bastante amigos de los nuestros, pero los hijos no habían salido tan bien. Se les estaban subiendo los humos y se estaba viniendo muy arriba con el discurso.  - Deja tu arrogancia para luego, Lothbrok. Shyvanna Pendragon no es tuya, ni de nadie. No hay deuda alguna, el Sanguis Ligno ya reclamó para sí a uno de los vuestros y tú te empeñas en seguir sus pasos. ¿No te has preguntado por qué sucedió? ¿Acaso no entiendes nada de magia ancestral? Está por encima de tus mundanas pretensiones. Por encima de cualquiera.  - hice un sonido de exasperación, como si tuviese que explicarle las cosas muy despacio. Luego mostré una media sonrisa irónica por lo del vasallaje, como si no se hubiesen estado beneficiando de ello durante siglos.

- Es el momento de avanzar, de renovar la sangre, de obtener descendencia más poderosa, de hacer nuevas alianzas. No podemos estancarnos. ¿Por qué crees que los Descendientes tienen esa maldita regla de no mezclar linajes? ¡Temen lo poderosos que podrían llegar a ser! -   cerré el puño a la vez que ponía énfasis en la última parte de la frase. Esta vez me dirigí no sólo a Viggo, sino también a Giordano y al resto de los linajes allí presentes. Un murmullo de aprobación e interés recorrió la estancia, todos estaban pendientes de lo que sucedía. El holmgang era el último recurso del Lothbrok contra Giordano. Yo conocía bien las reglas, pero no sabía si el italiano las sabría, a pesar de ser alguien culto. Si no se veía capacitado siempre podía recurrir a alguien más aventajado en su lugar. Lo miré de reojo para ver su reacción, interviniendo independientemente de lo que decidiese.

- Únicamente hay que tener amplitud de miras. En el Consejo hay muchos Descendientes deseosos de cumplir su deber. Sus reglas les impiden hacerlo con alguien del Consejo de los 20...pero nosotros no estamos bajo esas reglas. Sarah Darwin, Mei Xian, Rosse McGonagall...todas ellas jóvenes y poderosas. Un matrimonio con cualquiera de ellas tendría mucho más sentido que seguir perpetuando la misma unión una y otra vez. Piénsalo. La decadencia que achacas al Consejo llegará a  tu familia si no pones remedio. Ese es el único modo de honrar a tus ancestros. -

Me habia pasado la cena observando  la gente, bebiendo poco y disfrutando de los bailes y la musica. Tambien, vigilando al humano ese del bigote, que no habia mas que robar tenedores....ya se arrepentiría, ya.

"Ladron....esos tenedores...me va a dejar la vajilla en numeros impares...lo detesto. Debe morir"

Juré muerte a Markus Tesla, a no ser que repusiera los numeros pares de la cuberteria.  Era clemente, le daria a elegir. Nuestro querido Wthyr anuncio algo que  a las jovenes no parecio sentar muy bien, por lo que lei en sus caras.  Hubo revuelo, y Lake se marchó con premura.... a encender la fogata.

Al ver al nuevo lider de los nordicos tratar a Shyvanna como una vulgar mujerzuela entendí la jugada de Wthyr, mas o menos, creo. Uno de los prometidos habia huido, también.  Observé con atencion, y no me pasó desapercibido el moraton que el estupido vikingo le habia  hecho a Shy. Me puse de pie al poco de ver entrar a Wthyr, que habló dirigiendose a Viggo y a los demás.
- La sangre de Pendragón no puede ser reclamada, Lothbrok! -dije golpeando la mesa con mis dos manos, lo cual provocó que saltaran unas fugaces llamaradas que churruscaron la madera, volcando varias copas de vino y alzando la voz como un trueno, que restalló como el coletazo de un dragon contra las rocas.  - No te pertenece. Y mucho menos por el simple hecho de decirlo. Haríais bien en recordarlo...

"o nos pegaremos un festín con vuestra carne y con vuestros huesos haré agujas para tejer. Siempre me gustó la carne vikinga, muy sabrosa...me recuerda a mis tiempos mozos"

Una sonrisa algo perversa cruzó mi rostro, antes de adoptar de nuevo una pose relajada. Momento de retirarse. Con unas inclinaciones de cabeza a modo de despedida, abandoné mi lugar en la mesa, saliendo junto con otros dragones....en pos de  Lake.

Mis acompañantes se quedaron montando guardia en el exterior y yo seguí la esencia de la chica. Di con ella al poco de salir, mientra se cerraban las puertas.
- Un barco lleno de oro por tus pensamientos, Lake. - dije pasandole una mano por el hombro, invitandola a girarse y que dejara de mirar hacia las puertas con esa cara, porque como empezase a prenderle fuego a las cosas no me quedaria mas remedio que imitarla.

Tras la recomendación del moreno a la rubia, este se volvió a su mesa, pasando entre el tumulto de los plebeyos y de los vasallos que se iban a dedicar a felicitar a las recién formadas parejas. Lo que no sabían es que aquellos matrimonios estaban envenenados, tal y como estaba la monogamia o la monogamia por compromiso. Chocó con algunas personas hasta que pudo llegar a su mesa, desde allí le dedicó una leve mirada a su padre que contemplaba la situación de una forma inexpresiva.

El muchacho volvió la mirada hacia el tumulto de vuelta. Desde su posición en la mesa que le correspondía por su linaje, Ixión pudo comprobar todas y cada una de las reacciones de los afectados con aquellas palabras. Se apoyó con la parte baja de la espalda en el borde de la mesa y cruzó sus piernas mientras disfrutaba de la cerveza. De todas las reacciones la más entretenida fue la del Descendiente de Tesla, tan expresiva, peroel lenguaje corporal de los cuatro contaban una historia e Ixión disfrutó leyéndolas. Ni hizo falta leer su mente para saber qué es lo que estaban pensando. Estaba claro que aquel puesto era tan inesperado para ellos como para ellas. “El momento de los vikingos ha llegado a su fin” pensó en silencio mientras bebía del morro de la botella y dirigía su mirada, esta vez a los vikingos. Estaba seguro que la decisión del patriarca de los Pendragon levantaría alguna ampolla en ellos. Eran machos en celo y como tales su única función era dedicarse a marcar sus pertenencias. Las espantadas no tardaron en hacerse de notar y la nueva pareja hizo lo propio, cada uno por su lado, como era de esperar. Pero aquel compromiso ha sido anunciado bajo las antiguas normas del Banquete y no podrían rehuir de ellas tan fácilmente. Gionardo y Shyvanna parecieron mantener la compostura y se quedaron en el lugar de los actos. Siendo esta última acosada por el nuevo patriarca del vasallaje de los vikingos.

En algún momento el barullo empezó a caldearse. Ixión dejó la bebida sobre la mesa y fue a comprobar lo que estaba pasando en primera persona. Se abrió paso entre la gente, observando cómo el Descendiente había dejado sin aliento al rubio, y este no iba a dejar esa afrenta sin satisfacer. Como un rebaño, todos los que estábamos contemplando aquella escena hicimos un corrillo para escuchar las elocuentes palabras de Viggo. Algunos asintieron, dándole la razón, otros vitoreaban y jaleaban. -Lothbrok, deberías cerrar ese agujero ponzoñoso que tienes por boca. Lo único que vas a conseguir con tu bravuconería de gallo de corral va a ser enojar a los dioses de Avalon, y vuestro linaje caerá en desgracia- Advirtió Ixión al vikingo señalándole desde su posición en el medio círculo que se había dibujado a su alrededor -Vuestra alianza con los Pendragon ya ha sido consumada. Y debo recordarte que dos veces en tiempos recientes, más, muchas veces que cualquiera de los otros linajes. Si el Sanguis ha decidido reclamar a uno de los vuestros sus motivos tendrá, no lo pagues con Shyvanna. Ve a orarle a tus dioses antes de que sea el fin de los norteños- Recordó a Viggo bajo el murmullo generalizado. Había que reconocer que parte del discurso era cierto, y no podía contradecir algunos de los puntos que el vikingo reconocía, como aquello de que le hubiera servido cualquiera de los Descendientes, y el ejemplo claro era el de Tesla. Todo aquello terminó con el reto a holmgang e Ixión solo pudo hacer otra cosa que suspirar. Aquello no atendía a razones, aunque había que reconocer que no le hubiera importado que aquel vikingo le hubiera empotrado. A pesar de ello, no envidiaba la posición de la primogénita Pendragon. Cuando la discusión estaba en lo más álgido llegó Wthyr a intentar explicar un par de cositas a esos brabucones. Si estos eran inteligentes, cosa que dudaba, y si tan importante era para ellos unir sangre Pendragon con su linaje, se percatarían de que todavía tenía a los dos varones menores libres para desposar con la vikinga más fea que tuvieran en el clan. En su lugar, Wthyr estaba ofreciendo a Descendientes como si él fuera el dueño de todas ellas. Chasqueó la lengua, rodando los ojos. Aprovechó para acercarse a Gionardo y susurrarle unos cuantos puntos que podrían interesarle sobre el reto del vikingo, por si los desconocía -No te gires y escucha. Según la norma del holmgang tienes tres días para prepararte. Debes saber que puedes pedir que te sustituyan. En cualquier caso, rechazar la contienda estará visto como una deshonra sobre tu linaje-

Llevé la copa a mis labios observando seriamente el gesto de Lothbrok con mi hermana. Si ya estaban molestos con la pérdida de su descendiente ahora con la decisión de Wthyr iban a dar más problemas aún. Capté el gesto de Shyvanna que abandonó por un momento la sala mientras el Descendiente de Tesla y el de DaVinci hablaban entre ellos obviamente alterados,aunque no me pasó desapercibido el detalle de la expulsión de la Descendiente de Dante del consejo y aquella "inocente" frase de parte de Giordano.
Pegué un trago poco antes de que Giordano me reclamase que aquello había sido una trampa por lo que le dediqué una mirada seria y directa. Era lógico que pensase aquello, no podía negárselo, pero no se trataba de una artimaña elucubrada por mi mente. Y sin más, no tenía respuesta para él, más que mi mirada molesta, un suspiro soplado por mi nariz y que dejé la copa más fuerte de lo debido sobre la mesa, apartandola mirada del italiano.
Markus se fue, como todos parecían haber decidido hacer al parecer.Sentí que Giordano abandonaba de la mesa pero no dije nada. Simplemente permanecí allí, sola hasta que llegó de nuevo mi hermana. Asentí a su pregunta con mis labios apretados entre sí mientras me servía más vino de Ávalon. Desvié la mirada hacia su regazo por un segundo antes de volver a llevar la copa a mis labios, esta vez sin beber.
-¿Quieres que el Sanguis Ligno reclame a Viggo?Por que creo que escucho un susurro... - Solté mirando a mi hermana de reojo.No me importaba mentir sobre la voluntad del árbol sagrado. No si se trataba de mi hermana.
El ruido llamó mi atención y giré el rostro para mirar hacia el pequeño escándalo que habían montado Giordano y el vikingo. Varios salieron en defensa de mi hermana, como si ella no pudiese hacerlo sola. Por fin llegó Wthyr de nuevo al que dediqué una mirada de reproche. Si pretendía que así ganase la confianza del Descendiente tal y como me había encargado estaba muy equivocado. Escuché aquella ofensa contra el Sanguis Ligno y no pude evitar alzar mi voz para que me escuchase la sala.
-Vuestro primo conspiraba contra Ávalon, el Sanguis Ligno solo reclama sangre Pendragón o mata para proteger la isla de infieles. - Miré a mi prima, Lothbrok y Pendragón a la vez, sacerdotisa como yo que asintió con pesar confirmando mis palabras.
Entonces capté el gesto de Wthyr para que no interviniese y le seguí con la mirada mientras se marchaba. Resoplando discretamente.
Viggo sacó sus hachas y clavé la vista en él sin abandonar mi silla pero concentrándome en su flujo sanguíneo. Si pretendía atacar al tecnomago seguramente su corazón fallase un poquito, lo suficiente para que dejase de comportarse de ese modo. Pero no, sorprendentemente acudió a una de sus tradiciones salvajes. Suspiré entornando mis ojos decidiendo beber de nuevo.
-Hacía tiempo que no teníamos un Yule tan entretenido.-Murmuré hastiada y por fin me levanté de mi asiento sin quitar ojo al vikingo.

Markus había entrado en cortocircuito y aquello le dolió casi tanto como la reacción de Lake. Porque sabía que él no lo entendería del todo. Observó la pizza con pesar, conteniendo el suspiro que peleaba por salir. Cuando se sentaba al lado de su hermana vio finalmente que Giordano se había movido entre la marea de gente pero entonces… Viggo también se dirigía a la mesa, comiéndosela con la mirada. El susurro de Gwen hizo que la mirara de reojo -Sí- Fue el único monosílabo que abandonó su boca mientras los nervios empezaban a hacer mella en ella. Frente a sus ojos Viggo empujó a Giordano y el otro le respondió, algo en el centro de su ser ardió… peligroso. Giordano había hecho una movida peligrosa. Shyvanna no devolvió el cuchillo, los escondió entre su antebrazo y el rojo terciopelo que era su manga.

Las palabras de Viggo calaron tan hondo en Shyvanna que no fue consciente de que estaba clavando las uñas en la mesa cada vez que éste le hablaba a Giordano. Artamir empezó  moverse por el salón sintiendo el cúmulo de sentimientos de su “jinete” y acercándose a ella cuando el hermano mayor apareció. Shyvanna levantó la mirada hacia Wthyr y la clavó con fiereza pero las palabras que salieron de su boca fueron una sorpresa, incluso para ella -¿Cómo pudiste hacerle esto a Lake?- Preguntó negando con la cabeza antes de ver su gesto de no intervenir. Lake era joven…Shyvanna siempre había sabido que debía casarse y sabía que su boda le compraría tiempo a la pelirroja. Gwen era sacerdotisa, estaba protegida, y Shyvanna había fallado… Si se hubiese casado con Alric… No, tal vez habría ocurrido lo mismo. El tiempo se le había acabado hace mucho.

El grito y las llamaradas de Goth fueron un alivio para su corazón, eran exactamente lo que ella quería gritar. Era todo lo que quería hacer, gritarle a Viggo. Escuchó el discurso de respuesta de Wthyr y supo que aquello no apaciguaría al vikingo porque… Por exactamente lo que había dicho su hermana. Porque Alric había sembrado la semilla de discordia en ese clan y ahora germinaba. ¿Cómo es que no encontraba las palabras? ¿Cómo es que no podía decir lo que pensaba? Ahora fue el momento de Ixión de hablar. Defendiéndola también…¿Y su propia voz? ¿Esa que le había reclamado a los Descendientes delante de las filas de guerreros vikingos cuando habían invadido la isla? Su cuerpo estaba temblando cuando se incorporó y entonces…Entonces oyó aquella palabra que la horrorizó.

-Prepárate, hermanita- Le susurró a su hermana mientras empezaba a caminar hacia aquel lugar. Con cada paso que daba sabía que estaba cometiendo un error, con cada avance sabía que  Wthyr iba a estrangularla y con cada paso sentía que estaba haciendo lo correcto por sí misma. Llegó hasta el centro con facilidad ya que sus vasallos se alejaban abriéndole una especie de pasillo. Se detuvo entre Wthyr y Giordano y observo a Viggo a los ojos con crudeza mientras Artamir se posicionaba detrás de ella evaluando cuánto tiempo le costaría devorar el cuerpo del vikingo. Shyvanna colocó una mano sobre la otra a la altura de su abdomen en una pose absolutamente perfecta -¿Te sientes mejor sembrando la semilla de la discordia?- Inquirió con una voz dulce y melosa antes de sonreír como la diosa hecha mujer que era, encantadoramente.

Observó a Giordano y quiso transmitirle tanto con aquella mirada pero no supo cómo hacerlo.  Apartó la vista de él y volvió la vista hacia Viggo -Si el Holmgang es aceptado, seré yo quien redacte las reglas- Mientras ganaba tiempo, pensaba en las armas que había visto usar a Giordano durante los escasos instantes que se cruzaron en la misión y lo que había hecho cuando viajaron juntos. Viggo le ganaría, seguramente, en una contienda física. Si dejaban las armas a elección de Viggo elegiría una con la que ganaría con facilidad, así que eso debía elegirlo ella. Incluso la cantidad de escudos. El corazón le latía con rapidez mientras intentaba recordar todo lo que Alric le había enseñado y algún que otro holmgang presenciado. También el campo de batalla. Giordano no conocía Avalon y Viggo elegiría un sitio que conociera y donde tuviera ventaja. Tendría que ser un sitio ligeramente neutral pero que pudiera permitir salir a Giordano con vida. -Pero primero que nada…- Mantuvo los ojos sobre Viggo -Sería un honor ser tu campeona, Giordano. Después de todo, si Viggo quiere ganar mi mano, qué mejor que enfrentarse a mí- Hizo una muy leve reverencia hacia el descendiente Da Vinci mientras tragaba en seco. Sintió a Artamir removerse detrás de ella y una especie de murmullo recorrió el salón y cuando Shyvanna se incorporó le costó mantener cualquier tipo de compostura e intentó, por las buenas, enlazar su brazo hacia el de Wthyr para que la sostuviera.

Mi acción había causado, claro está, una reaccion, como mi buen amigo Newton diría.  Reconozco que disfruté de ese silencio sepulcral y de la atención momentánea....si, bueno, el instinto de autopreservación estaba de vacaciones desde que habia terminado el ataque sobre Ouroboros.

Rodé los ojos con aburrimiento, sin disimulo, cuando se marcó su discurso de vasallaje, traicion, pertenencia, bla...y mas bla.  Me quedé mirando sus hachas, eran mas interesantes que sus palabras, y apostillé el peso de mi cuerpo  sobre una sola pierna y el bastón.

Político vago? Sobre mi cadaver....

-  Bueno, si tan descontentos estáis, quizá deberiais plantearos el independizaros.  Quizá lo que debas preguntarte es por qué un político vago y decadente vale más que tú.  Aunque bueno....salta a la vista. - y le guiñé un ojo al vikingo.  No tenía ni puta idea de que hacia defendiendo un matrimonio inventado que por el modo de ser impuesto, no tenia pensado cumplir. Mas bien parecía que...si, estaban jugando tanto con los vikingos como con Tesla y conmigo.

"muy astuto, Wiwi"

Noté a los guerreros cerrar una especie de circulo entorno a nosotros. Por que demonios salia de mi taller? ocurrian cosas malas cuando lo hacía.

"no, no quiero la mano de Shyvanna Pendragon"

Miré a Shyvanna Pendragon, que estaba livida, acordandome de cuando llego llena de sangre a mi taller y Sean y yo la estuvimos ayudando. Aha....el Sanguis ese se habia comido a su prometido, el tal Alric, el dia de su boda.

"A Sofía Dioscorides le molaría conocer a un arbol antropófago...."

Entorné la mirada ante Viggo, que me retaba a un qué? Escuché a Wthyr ofrecer a otras del Consejo en matrimonio y me giré para asesinarlo con la mirada.
- Te voy a pedir que te ahorres palabras  si es para anunciar mas matrimonios sin consultar antes. No somos peones.

"Tesla, maldito, por qué me has abandonado?"

Oi una voz a mis espaldas y...bueno, no me giré. Me estaba dando pistas de a qué me habian retado. Aja...tres dias...aja...deshonra sobre tu vaca.... asentí un poco y dije "grazie" por lo bajini, aunque me habria gustado ver el artífice de tal apoyo. Quiza luego.

Me ahorré intervenir en sus discursos mas alla de poner los puntos sobre las ies en lo que referia a comprometer a mis compañeras del Consejo.  Iba a responderle al vikingo que aceptaba cuando Shy vino a unirse. Aun tenia  dudas. Combate a muerte? Duelo de magia? Armas blancas...con magia, o sin magia? Primera sangre?  Ese hombre tenia un porte fisico que yo, evidentemente, no. Él era un guerrero.

"se nota que ha hecho mucho mas press de banca que yo..."

- Acepto. - dije alzando una ceja, hablando con seguridad y suficiencia. Ése no me iba a ganar a mi, ya te digo yo no que no. Sí hombre! despues de tanto insulto y burrería.... - Y.... - de pronto Shyvanna se ofreció para pelear por mi. La miré sorprendido de arriba abajo. Pero algo me impedía aceptar su ofrecimiento, muchas cosas en realidad me decían que lo rechazara - Gracias, estoy seguro de que podrías derrotarlo. - desvié mi mirada de ella al vikingo. - Pero no. No solo le sacaré la idea de que puede tenerte porque tiene derecho, si no tambien tendrá que tragarse sus insultos hacia el Consejo.  Te iré preparando un réquiem. - finalicé, refiriendome al vikingo.

Dicho eso, pegué media vuelta sin aceptar mas palabras, saliendo del circulo de gente que habia alli. Que acababa de pasar? Que acababa de aceptar? La cabeza me daba vueltas e iba a mil por hora...habia conseguido mantener la compostura delante de la gente mas grande que yo, pero ya se iba cayendo la máscara. Tengo-que-salir-de-aqui.

Poco despues de cruzar las puertas, me desaparecí de allí con un chasquido, rumbo a casa.

Todos tenían algo que decir. Todo pasó bastante rápido y cuando Gwen explicó lo de Alric, Viggo simplemente gruñó. Pero lo que sí le llamó la atención fue la proposición de Wthyr que le robó una sonrisa  pedante -¿Y por qué debería desposarme con una Descendiente cuando mi linaje, al igual que el tuyo, puede exigir evaluación para ocupar una plaza en el Consejo?...Es preferible una...Bueno, segundona- Dijo refiriéndose a la rubia que era simplemente una yegua.

La postura de Ixión le hizo sonreír  de nuevo -¿Envidia? ¿Se te acabaron las Pendragon, Ixión?- Preguntó, no se le había pasado por alto la confianza del moreno con Shyvanna pero lo que no esperó fue que esta le plantara la cara. No podía decirle que no porque ella conocía las costumbres vikingas, había pasado mucho tiempo en el campamento, estaba entrenada para conocerlas.

El hacha de Viggo dio una vuelta en el aire cuando Giordano dijo que aceptaba pero entonces Shyvanna se ofreció como campeona lo que arrancó una risa denigrante hacia la rubia. Conocía sus habilidades y cuando Giordano dejó aquel pequeño espacio de tiempo Viggo sonrió pensando que doblegar a esa mujer sería una cosa muy satisfactoria -Lo intentarás- Advirtió el vikingo a Giordano señalándolo con un hacha mientras se iba -Y morirás- Sentenció antes de que desapareciera y entonces miró a Shyvanna, acercándose a ella bajo la atenta mirada de su dragón que no le atemorizó. No como Goth, al menos -Tres días- Le susurró antes de desaparecer y junto a él, su clan.

Con la premura de buscar a su hermano mayor, Darren no se percató del hecho que todavía vestía el pijama con el que tuvo que intervenir en el hospital. Aunque estuviera todavía dolido con él por llamarle “básico” delante de todas aquellas personas, esperaba que el moreno le hubiera esperado. Sin embargo, se había ido, se había desaparecido sin avisar y sin decir nada. Darren no entendió el comportamiento errático de su hermano, quizás estaba verdaderamente molesto, o no quería pasar más tiempo en la isla de Ouroboros. Si bien el rubio prefería su castillo, el resto de la isla tenía cierta magia que embriagaba. Desde la ventana pudo ver las luces tintineantes de colores de las que hablaba el científico durante la cena. Alguien le informó de que Wthyr se había desaparecido del hospital y Darren hizo lo propio.

Apareció en el interior de la residencia Pendragon. Desde su posición pudo escuchar barullo, y no precisamente festivo. Necesitó unos mínimos instantes para situarse, miró a su alrededor y pudo ver que Lake estaba allí aparentemente afectada por algo, pero hablando con Goth. Bueno, en realidad el pelirrojo hablaba, la hermana era parca en palabras. Avanzó por el pasillo hasta entrar en el salón principal. Si Lake, Wthyr, Shy y él se habían ausentado de la mesa, solo dos de los miembros de los Pendragon estarían en su puesto durante toda la celebración de Yule, y eso no estaría bien visto ni por la abuela ni por el resto de vasallos. Aquello se estaba saliendo de la norma costumbrista de las celebraciones típicas. Cuando el rubio entró al salón pudo presenciar el desfile final del linaje de Lothbrock. “Lo intentarás y morirás. Tres días”. Aquellas palabras no presagiaban nada bueno viniendo de los vikingos. Darren se cruzó con el descendiente de DaVinci y se desapareció, al igual que lo había hecho el descendiente de Tesla, Cedric y el linaje al completo de los vikingos. Se acercó a la mesa principal, donde la única hermana que permanecía en su puesto era Gwen. Darren no se sentó, pero se acercó a ella desde uno de los laterales, sin apartar la mirada al tumulto que ya empezaba a disiparse. -¿Qué ha estado pasando aquí?- Le preguntó desde esa posición. Todo aquello estaba mal, todo aquello se salía de los protocolos del Yule, de los protocolos del banquete. Aquello traería problemas, Darren los podía oler a leguas de allí.

Antes de alejarme de Shyvanna había recibido la fiera mirada de Shyvanna protestando por lo que le había "hecho" a Lake. Ya le dije que hablaríamos más tarde, así que no le respondí a aquello por el momento. Goth intervino rápidamente y también con la furia propia de un dragón, poniendo en su sitio al engreído Lothbrok. Ya éramos dos los que le dejábamos claro que ella no le pertenecía. Gwen le dejó bien claro que el Sanguis reclamaba vidas siempre con alguna razón o propósito, y era evidente que había reclamado la del vikingo porque podía suponer una amenaza. Tal vez deberíamos dejarles a todos los primos intentar casarse para así acabar con los conspiradores.

- Es obvio...es más interesante unir dos linajes de mundos diferentes. Hablas como si no hubieses estudiado nunca Historia. - hice un sonido irónico por lo que dijo sobre pedir evaluación para plaza en el Consejo. Era un ingenuo si pensaba que lo iban a tomar en consideración. Giordano se metió para quejarse por mi anuncio de posibles enlaces, indignándose porque se había sentido como un peón. Negué con seriedad para que no pensase que en cierto modo sí los veía como parte de un juego de estrategia. - No te alteres, Da Vinci. Son proposiciones de matrimonio en aras de alcanzar la paz y unir intereses. Ni que hubiese declarado una guerra. - apoyé la mano en el pomo de la espada que pendía de mi cinturón, aunque no me haría falta en caso de que hubiese que frenar al Lothbrok si se ponía tonto. Más aún.

Shyvanna decidió meterse en medio de la discusión, haciendo la hábil maniobra de ser ella quien eligiese las reglas. Era evidente que ella superaba en inteligencia a Viggo, así que haría un buen trabajo en eso de poner las reglas en su favor. No me esperaba que se ofreciese ella como campeona de Da Vinci, y la idea no me agradó en absoluto porque sabía que el otro podía ser rastrero en el campo de batalla. No es que dudase de la habilidad de Shyvanna, sino de las malas artes del vasallo. Lo relevante era que ella había aceptado, ya fuese por orgullo para dejarle las cosas claras al otro, o por aceptar la propuesta de matrimonio.
Sujeté a Shyvanna firmemente por el brazo cuando pareció desfallecer un poco tras aquella reverencia. Lo hice de modo disimulado, aparentando una caballerosidad que no iba conmigo. No podía permitirse aparentar debilidad. Ninguno de nosotros podía permitirse eso para que los buitres no saltasen sobre nosotros. Hubo un momento de tensión hasta que Giordano aceptó también el enfrentamiento, aunque de un modo un tanto extraño. Tras eso se marchó rápidamente, abrumado por lo que acababa de suceder. Lo mismo hizo Viggo tras soltar sus amenazas, llevándose a los suyos consigo. - Muy inteligente por tu parte. Adelante, mata a un Descendiente y te darán su puesto en el Consejo corriendo. Y por supuesto saldrás ileso después de ofender a los 20. - le hice un gesto de que pensase un poco, pero eso al parecer no iba con él. No iba a malgastar más palabras con él, así que cuando se fue con los suyos no supuso ningún problema. - Qué hastío me provocan los ofendidos que creen que les debes la vida... - comenté para Shyvanna con tono de desdén, haciendo después un gesto a los sirvientes para que trajesen el mejor vino de la bodega para todos los que quedaban en la fiesta. Darle más importancia a la pataleta bravucona era tontería.

Me llevé a Shyvanna de vuelta a la mesa, junto con Gwen. Darren llegó al poco, ya debía haber terminado con el galeno. Si quería ya contaría algo del tema quirófano. - Lo que acabas de ver, hermano. Lothbrok ofendido porque cree que Shyvanna le pertenece. Hice el anuncio de propuesta de matrimonio entre Shyvanna y Giordano. Él es mejor para Shyvanna que ese bruto. Debemos relacionarnos con ellos. La otra propuesta es Markus y Lake. Además...Cedric, tú y yo deberíamos plantearnos el resto de matrimonios.

Saliendo del gran salón de celebraciones, le costó buscar la forma correcta de canalizar su ira. Las antorchas, que estaban preparadas para encender la fogata a media noche, ardían a la par del fuego interno, que amenazaba con consumirla. En su mente, todo ardía. Desde los árboles que adoraban hasta aquella casa llena de telas y tapices flamables, y de cosas de madera. Ardería fácil, demasiado fácil. Trató de pensar en cuánto tiempo tendrían para salir, pero ella conocía bien todas las posibles formas de escapar. No habría oportunidad.

Su ira casi le obligó a obviar la presencia de Goth, que con su tacto trató de sacarla de sus sueños vívidos de fuego y sangre.- ¿Por qué valdría tanto el más básico de los pensamientos? La ira no vale en oro.

¡TE DETESTO! - Gritó mientras se giraba a la hoguera. Los vientos eran fuertes y sonaban a ventisca, así que podía gritar y solo la montaña la oiría. El insulto no era para Goth, era para aquel ser repulsivo que había hecho de ella una marioneta.- ¡No soy una inútil pieza de ajedrez, Goth! No puede ordenarme qué hacer. No se lo permitiré.- Tomó uno de los muñecos entre las manos y lo apretó con ellas. En su mente solo podía ver la cara de W y trató de arrancársela antes de encenderle en llamas y tirarlo fuera de la hoguera. No merecía encender el fuego sagrado. No se acercó, pero verlo arder con tanta pasión calmó un poco su propia necesidad de venganza.- Sus matrimonios no sirven y ahora se empeña en que los nuestros sean lo más parecido a una tortura.- ¿Por qué no se había hecho ella sacerdotisa? Ah, sí, se le olvidaba que era el trabajo más aburrido del mundo y que rezar para bien no se le daba.- Quiero venganza, Goth. Quiero ver arder todo.- Murmuró, girándose para ver hacia abajo de la montaña, a donde las luces a lo lejos dejaban claro que la ciudad vivía y respiraba.

Aquella pregunta maliciosa arrancó una carcajada socarrona de los labios de Ixión -¿Envidia? Ninguna- Respondió sencillamente, sin rodeos y sin complicaciones. Y era cierto. Ya encontraría otra forma de conseguir poder sin tener que recurrir a todo aquello. Aquellos dos matrimonios concertados eran ponzoña en estado puro. Pero lo que no le apetecía era tener que volver a rendir pleitesía a los vikingos, aquellos ya habían tenido su oportunidad, y el resto de las casas vasallas tuvieron que morderse la lengua ante el creciente ego de los norteños. Hubiera preferido que Shyvanna se hubiera desposado con alguien del linaje de Pelayo o con una gárgola que con otro brabucón Lothbrok. -No tientes al Sanguis Ligno. Te lo están avisando- Le recordé, advirtiéndole con el dedo. O se perderá entre las oscuras nieblas de Avalon como Alric.

La reflexión del italiano llenó de razón toda la estrategia de Wthyr cuando se dedicó a regalar a Descendientes con las que ni siquiera tenían relación alguna, por mucho que él las pintara como si alianzas se tratasen. Si estaba jugando al Juego de Tronos estaba jugando con sus piezas de una forma muy arriesgada, y de ser así, tendría que empezar a vigilar sus propias espaldas de cuchillos enemigos. Lo normal es que se hubieran aceptado las órdenes del primogénito sin mayores discusiones, pero aquellas decisiones estaban levantando demasiadas espinas, y la mesa casi vacía de los Pendragon hablaba por si sola. Ixión se preguntó si aquella idea estaba ya preparada de antes o si, por lo contrario, había sido improvisada. ¿Sabían los consejeros algo sobre aquella decisión o había sido unilateral, como igual de unilateral estaba siendo el hecho de ofrecer a la descendiente de Circe, Darwin o Confucio para desposarse con los vikingos? Trató de captar la mirada de su progenitor, todavía en su mesa porque necesitaba saber qué es lo que estaba pensando de todo aquello, pero el “grazie” del italiano le llamó más la atención.

Shyvanna quiso también participar en la discusión. Por su cara, no parecía estar nada satisfecha con lo que estaba ocurriendo en la sala. ¿Sería una pataleta momentánea o es que se había acabado la princesa frágil? Aquel giro de los acontecimientos daría ventaja al italiano, si es que la Pendragon jugaba sus cartas correctamente. Pero si la rubia tomaba las decisiones incorrectas, la montarían como a una yegua y el Consejo puede que tuviera otro hueco libre. De nuevo traté de visualizar a los consejeros de los Pendragon porque quería verlos revolverse en sus puestos. Que el italiano aceptase el reto levantó murmullos y miradas indiscretas cruzándose de un lado a otro, dejando a nadie indiferente. Tras las últimas palabras, seguí con la mirada al Descendiente de DaVinci abandonando el salón, dibujando una sonrisa de interés. Por nada del mundo me perdería aquel holmgang. Tres días. Comenzaba la cuenta atrás.

Tras echar un último vistazo a la mesa de los Pendragon, el descendiente de Hipatia salió de la sala para fumar mientras el resto de los cortesanos y vasallos pretendían seguir con su Yule, retomando el banquete en el punto donde lo habían dejado, o al menos simular que aquello no había pasado, pero solo había que escuchar los murmullos para saber de qué estaban hablando. Todavía quedaban muchas horas de celebración hasta que el sol volviera a salir por el horizonte.

No esperaba esa respuesta de Shyvanna, al menos no de un modo tan claro y sin atisbo de duda por su parte. Asentí. No era prudente hacerlo en ese lugar pero si me veía obligada por la situación lo haría sin dudar y no pondría como excusa los designios del Árbol Sagrado.
Seguí atenta al centro de la sala aunque me inquietaron las palabras de mi hermana hacia Wthyr. Lake...no conseguía imaginarme a Lake casada y mucho menos con Tesla. Su mente ahora mismo debía estar gritando. Esperaba que Cedric al menos pudiese controlar su genio.
Miré de reojo a Shyvanna cuando habló y se dirigió junto a los demás. Volví a llenar mi copa, una vez más. No era muy amiga de beber en demasía, una copa por cena y durante las ceremonias cuando era necesario, sin embargo sentía la necesidad de hacer algo y en ese momento solamente tenía la opción de comer y atragantarme o beber sin medida. Tener algo entre las manos y mi boca ocupada para no gritar mis pensamientos delante de todo Ávalon.
Wthyr continuó hablando de descendientes y casi se me escapa un gesto de negación que controlé por muy poco y lo sustituí cerrando mis ojos y suspirando disimuladamente. Ahora hablaba Giordano obviamente insultado por las decisiones no consultadas de mi hermano mayor.La respuesta de Viggo hizo que mirase a mi prima Lothbrok advirtiendo. Ella pertenecía a ambas familias pero esperaba que supiese a que atenerse si no conseguía controlar a Viggo.
Y Shyvanna...cuando habló Shyvanna fruncí levemente el ceño. No dudaba la capacidad de la rubia de meterle una paliza al vikingo y sin embargo me parecía sumamente impropio para ella. Para nuestra familia. Como impropio era todo lo que estaba sucediendo aquella noche.
Bebí nuevamente y casi me cuesta mantener el líquido en la boca al escuchar a DaVinci aceptar aquel duelo estúpido. Tragué con dificultad antes de sentarme pasando mis ojos de unos a otros con insistencia, totalmente descolocada. Giordano se marchó y miré la copa con insistencia mientras escuchaba al numeroso grupo vikingo abandonar la sala, quedando ensimismada en el líquido rojo.
Sentí a alguien sentarse a la mesa. Por fin. La voz de Darren no hizo que dejase de mirar el vino. Cogí aire y suspiré cansada, tomando la copa con ambas manos, sin saber por donde empezar a contarle pero Wthyr se encargó de hacerlo. Alcé la vista para mirarle, mucho más seria de lo que era normal en mi mientras explicaba sus planes para todos mis hermanos.
-No es eso lo que ha sucedido-Comenté sin alzar la voz para que quedase entre los presentes en la mesa, sin cambiar mi gesto naturalmente serio para evitar habladurías en el salón. -Acabas de perder dos votos del consejo-Aclaré sin apartar la vista del Descendiente de Pendragón-Acabas de hacer que pierda toda mi credibilidad ante DaVinci y... has conseguido que avergüencen a Shyvanna y seguramente Lake esté a punto de quemar este lugar.
Terminé de hablar y bebí de mi copa. Nunca llevaba la contraria a mi hermano ni mucho menos en presencia del resto de familiares. No era propio de mi.Dejé la copa sobre la mesa y me levanté estirando mi vestido, mirando de nuevo a Wthyr.
-No tengo ánimos para este Yule.Estoy segura de que nuestra prima se encargará de los sacrificios para el Sanguis Ligno sin mi ayuda.-Incliné la cabeza mostrando respeto a pesar de que mis ojos no lo hacían y me dispuse a abandonar el salón.

El resto de las palabras que se intercambiaron fluyeron sin que Shyvanna le prestara mucha atención, de pronto, el brillo de las antorchas le parecía mucho más impresionante que cualquier cosa que estuviera a su alrededor. La risa de Viggo la trajo de vuelta y cuando miró a Giordano, con esa pausa por un momento algo en su interior se tensó notando su sorpresa…Iba a pelear por su mano contra el líder de los Lothbrock…

Pero no.

Shyvanna palideció un poco más cuando Giordano aceptó. ¿De qué demonios iba? Si se había ofrecido era para liberarlo porque así podría deshacerse del matrimonio -De acuerdo. Mañana me pondré en contacto contigo. Hablaré ...contigo el 26- Murmuró a aquello de que iba a preparar un réquiem mientras escuchaba la amenaza de Viggo, dirigiéndole la última parte de su frase. Se mantuvo cogida a Wthyr con más fuerza de la que debería, pero necesitaba apoyarse en él. Cuando el vikingo se fue sintió una relajación absoluta y caminó con Wthyr mientras escuchaba sus palabras -Te dije… Te advertí que me había interceptado. Los has ofendido delante de todos, Wiwi. Deberías haberlo propuesto en algo más pequeño, no un Yule… Ahora siento que hasta mis amigos se han vuelto enemigos- Suspiró sentándose en la mesa al lado de Darren, deslizando una mano hacia la suya para entrelazar sus dedos buscando seguridad y así no clavarse las uñas en las manos. Le acarició suavemente con el pulgar cuando Wthyr decidió que él también debía evaluar esposa. Pidió que le sirvieran vino y empezó a beberse la copa para mantener los labios y la lengua ocupada.

Pero lo que no se esperó fue la respuesta de Gwen. Alzó la mirada hacia ella y sintió que las mejillas le ardían. No había sido siquiera consciente de la vergüenza ni de lo que eso acarrearía. ¿Qué pasaba si Giordano perdía el combate? Apretó y apretó y apretó más la mano de Darren hasta que se le pusieron los nudillos blancos. Se quedó ojiplática cuando Gwen se fue y miro a Wthyr -Encendamos la hoguera, volemos con los dragones. Creo que todos lo necesitamos- Murmuró observando a su hermano mayor esperando su aprobación. Porque…porque sí, ella necesitaba volar. Necesitaba perderse entre las nubes, necesitaba absorber la noche y las estrellas. Desde arriba, los problemas se veían pequeños y era sólo ella con Artamir, disfrutando de ser ellos mismos -Necesito volar-

Si todo lo que el Pendragon observó a su llegada al salón le pareció terriblemente fuera de lugar y sospechoso, la reacción de su hermana no podía salirse del discurso de aquel Yule. Problemas, se olían problemas. Apestaba a problemas desde el minuto que entró en aquel salón. Darren se sentó en la silla que estaba al lado de Gwen, obviando el hecho de que aquel debía de ser el asiento de Cedric, que también había decidido poner pies en polvorosa y darse a la fuga. Colocó el brazo por encima del respaldo de la silla poniéndose cómodo, preparándose para lo que estaba por venir. La historia parecía que iba a ser para largo. Sin embargo, la presencia de Wthyr silenció a la pequeña de la familia. Darren dirigió la mirada a su hermano, esperando que pudiera alguien explicarle qué era exactamente lo que estaba pasando.

Escuchó son suma atención el relato de Wthyr en el que describía a grandes rasgos, los eventos acaecidos en el salón la última media hora, y, poco a poco, el gesto del hermano rubio se ensombrecía. Apretó las muelas, tratando de morderse de la lengua. Qué parte de mantener un perfil bajo no había entendido su hermano mayor. -Excusas- Gruñó a su hermano mientras se levantaba del sitio donde estaba y se sentaba en el que le correspondía, colocándose con la espalda bien recta. Necesitó espacio y por eso se separó del grupo para aislarse en su sitio. Darren estaba terriblemente molesto, primero por cómo le había tratado en el quirófano y segundo por tratar a sus hermanas como carnaza. A ojos de Darren, ni el italiano ni el vikingo ni nadie era digno de su hermana, y mucho menos bajo aquellas condiciones. Los puntos de vista, en especial el de Gwen, demostraban cómo de mal había hecho las cosas el hermano mayor de los Pendragon. Shyvanna se sentó a su lado y aquello le reconfortó, pero no le tranquilizó. Cogió a su hermana de la mano. Ahora todo era entendible.

Darren dirigió una última vez la mirada a la mano de su hermana, que había perdido el color por la fuerza. Cogió aire y se dispuso a hablar. -Gracias por pensar en todos nosotros, Whtyr- Le dijo mientras alzaba la mirada y la clavaba en los ojos del hermano mayor. -Gracias por pensar en nuestras alianzas- Le recitó en un tono bastante neutro, pero aquellas palabras iban cargadas de ironía. No se revolvió en su silla y tampoco le retiró la mirada a su hermano -Recuérdame: creía que íbamos a mantener un perfil bajo. Quizás sea demasiado “básico” como para entenderlo- Acabó la frase sin moverse un ápice de su puesto, salvo lo justo para morderse la cara interior de la mejilla, lugar donde se estaba dirigiendo todo el enfado, porque exteriormente estaba impertérrito. Esperaba que si todos los hermanos se lo decían el hermano moreno se diera cuenta de que quizás ese no era el momento.

De los presentes nadie esperó las últimas acciones de Gwen, en las que se disculpaba por abandonar la mesa. De todos los hermanos ella era la que más a rajatabla seguía todos los protocolos, y era la única que podía tener la potestad de recriminarles los malos modales a los hermanos cuando se los saltaban tanto en banquetes, celebraciones o eventos sociales. Ella era la correcta… -Hermano, hoy te estás sembrando- Respondí, ahora sí con un tono mucho más irónico que antes sobre cómo su lengua envenenada se estaba dedicando a menospreciar a todos los demás hermanos.

Con la partida de Gwen, Darren se atusó la barba, mirando la mesa, ahora vacía de los Lothbrock y trató de pensar en cómo podrían arreglar todas aquellas afrentas. Quizás hubiera que ceder terrenos a los vikingos o uno de los hermanos debiera desposarse con alguna de si linaje, porque el primogénito ya había pronunciado las nupcias de sus hermanas. Esperaba que el italiano tuviera más suerte que Alric y el Sanguis no le deseara la muerte a primero de cambio. Tampoco podían dejar que aquel linaje se perdiera, aquellos eran guerreros y muchas de las huestes estaban compuestas por cercanos a aquel linaje. -No- Fue una respuesta breve, concisa. Contundente. Suspiró y le devolvió el apretón de su hermana. No podíamos dejar la mesa de los Pendragon vacía. El primero que hubiera deseando salir de allí era el mismo, pero no. Ya no podía. Se había escapado para ir a curar al medimago y todavía no se había podido cambiar siquiera, había demasiadas cosas que solucionar. Tras un segundo reculó -Tenemos que quedarnos en la mesa…. Sal tú Shyvanna.-

Al retornar a la mesa nos dispusimos a continuar con el banquete, o al menos a intentarlo. Gwen no parecía por la labor, contradiciéndome sobre lo que había ocurrido. Bajé mi copa de vino lentamente, dedicándole una mirada evaluadora como si la viese por primera vez. - Ah, claro. Los votos...esos que te crees que te van a dar. - hice un sonido irónico porque me parecía una estupidez lo que acababa de alegar, bebiendo de nuevo sin apartar la vista de ella. - Tranquila, tu credibilidad con Da Vinci está intacta. Si quiere odiar a alguien ya me tiene a mí. Todos tenemos nuestro papel, ¿no? - me dio la impresión de que le importaba más la opinión de ese tal Da Vinci que la mía. Tal vez me había equivocado de prometida y tenía que ser ella, que parecía más interesada. Lástima que fuese sacerdotisa. No lo expresé en voz alta, ya no aportaba nada. - A Shyvanna no hay quien le avergüence. ¿Acaso no has visto cómo ha salido del paso? tienes demasiado miedo de todo, Gwen. - no le dirigí la palabra cuando decidió que ya no quería seguir en la fiesta, marchándose de allí sin cumplir con su función de la hoguera. Berrinche de niña. Sobre Lake...había desaparecido sin decir palabra, como de costumbre.

La reacción de Shyvanna fue más comedida, cosa me sorprendió. Con Gwen me había sucedido todo lo contrario. Al menos la melliza no hacia drama por un habitual matrimonio concertado. Había sido el Lothbrok quien se había vuelto loco creyendo que le ofendíamos. - Y se han retratado. Había que ponerles en su sitio, ya no son lo que eran. - quedaban algunos, pero las manzanas podridas del grupo amenazaban con pudrir a los que valían. Una purga a tiempo solucionaba muchas cosas. - Luego hablaré contigo a solas, Shyvanna. - indiqué a la sacerdotisa suplente que encendiera la hoguera, era el momento y aún quedaban horas de Yule. - Volaremos y hablaremos, te lo prometo. - al principio decidí ignorar el tonito irónico de Darren, si es que acaso tenía otro. Siempre que abría la boca era para quejarse, para estar amargado o para gruñir.

Le sostuve la mirada tras acabar mi copa de vino, acabando por hacer un sonido de decepción. Ahora resulta que estaba ofendido por lo de "básico", cuando yo sólo me estaba refiriendo al método usado con la magia. - Recuérdame tú, Darren...¿Cuántos años dices que tienes como para ofenderte de ese modo por una estupidez? ni en tus tiempos de adolescente. Simplemente me refería a que nuestro poder es suficiente como para poder manejar la sangre sin tocar. No necesitas rebajarte a sus métodos tan vulgares y que tan poco uso hacen de la magia. Creí que no haría falta aclarar eso, pero está visto que hay que explicarlo todo...- ya estaba empezando a hartarme, tampoco me apetecía iniciar una discusión sobre lo del perfil bajo. - Por mucho que te cueste creerlo mi meta no es fastidiaros, sino buscar el bien mayor para la familia. Debemos estar unidos y no ofendernos por nimiedades. La sangre Pendragon debe estar unida. No lo olvides. - tras eso me levanté de la mesa para ir a presidir la ceremonia de la hoguera, aunque mi mente no estuviese en eso precisamente. El crepitar de la hoguera y su calor en mi rostro me transportaron automáticamente a otras fiestas de Yule más felices, cuando no éramos más que unos críos que no se preocupaban por ninguna amenaza, intriga política o discusión.
El resto de la velada transcurrió sin incidentes, con un ambiente bastante festivo del que participaron el resto de linajes, la guardia, familiares...

Las primeras luces del alba marcaron el final de Yule, y también el momento en el que pudimos surcar los cielos a lomos de nuestros dragones. Sus rugidos despertarían a los habitantes de la isla durante aquella fría mañana.

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off: Sacados todos, fin de Yule

Después del drama de los Descendientes y el encontronazo con el linaje de los Lothbrok el resto de la noche fue bastante tranquila entre bailes, risas y encuentros furtivos con la copera que había fichado aquella misma tarde. El resto de la noche de Yule había acabado con altos niveles de alcohol en sangre para la mayoría de los que estuvieron presentes, muchos de los cuales olvidarían a la mañana siguiente lo que quisieran que hubiesen hecho esa noche, que debía durar hasta el albor, tal y como decía la tradición.

Ixión salió del salón principal en dirección a la salida. La ropa todavía le olía a humo del tronco que se debía quemar esa noche. Se cruzó con vasallos borrachos de aspecto deplorable, que irían a dormir la mona todo lo que quedaba de día a algún rincón. No les dio importancia alguna y prosiguió su marcha hasta la zona en la que estaba asentada el linaje de Hipatia. Muchos y muchas estaban preparándose para irse a dormir después de haber estado toda la noche en vela, otros empezaban la mañana al ralentí. Ixión no se encontraba cansado y prefería proseguir con su rutina diaria, de modo que entró en sus aposentos y se cambió a la ropa de entrenamiento.


Cuando salió a la calle, el frío recorrió todo su cuerpo y le atravesó como pequeñas agujas, haciéndole sentirse todavía más despierto y vivo. Él prefería el calor de la cuenca mediterránea y de los valles fértiles, pero sobreviviría. Andaba descalzo con unos pantalones grises, gruesos, pero el torso moreno al descubierto. Con cada paso la nieve crepitaba hasta que se situó en el centro de su espacio de entrenamiento. Estiró brevemente cuello y brazos, cogió aire y se concentró en lo que tenía que hacer. Estaba practicando con su nyoibo, dando golpes al aire, ajeno a todos los que le rodeaban, pero empezando a notar el calor de los primeros rayos de sol acariciando suavemente su espalda.

Shyvanna había terminado disfrutando el Yule, bajo los efectos del alcohol y divertida con sus primas había alabado incluso la hoguera. Después al amanecer se había ido a dormir pero tras un par de horas de inquietos sueños, se incorporó y se vistió. Tenía energía, la cabeza un poco ida, pero sabía perfectamente qué la despejaría. Fue en busca de Artamir y tras ponerse su ropa de vuelo y protecciones salió a surcar las nubes nuevamente. Ya lo habían hecho con su familia pero necesitaba tiempo a solas con su propio dragón.

Después de un par de horas volando sintió que finalmente el frío se le había calado en el cuerpo. Allí arriba todo lo de abajo se notaba pequeño y las nubes y la luz del sol eran lo mejor, sin duda. ¿Por qué habría de bajar cuando podía vivir allí toda su vida? Sin embargo, sabía que debía hacerlo. Tenía mil cosas en la cabeza y la promesa de Wthyr latente en su pecho.

Tres días. Sólo tres días. Bajó con Artamir hasta las montañas y después camino hacia dentro de la residencia. Observó a Ixión en su campo de entrenamiento y se quedó mirandolo durante un rato. También era un guerrero. ¿Por qué Giordano había denegado su sugerencia? Ella podía derrotar a Viggo, lo desgastaría hasta que le fuera fácil atravesarle el cuello con una lanza de sangre. Inspiró profundamente y observó a Ixión mientras se frotaba suavemente las mejillas que las tenía congeladas -Voy a desayunar ¿vienes?- Preguntó quitándose los guantes pero la verdad no esperó demasiado por su respuesta sino que se fue al comedor donde ya estaban sirviendo el desayuno.

La noche había sido larga. Que no atendiese mis obligaciones en Yule no significaba que hubiese pasado la noche durmiendo. No, en Yule se esperaba el amanecer en vigilia. Había intentado calmar la mente leyendo pero resultó simplemente imposible así que mandé traer una botella de vino. No solía beber excepto alguna copa ocasional en los festejos o si lo requerían los rituales pero digamos que durante la cena ya había excedido la cantidad de vino que consideraba adecuada y ahora en mi cuarto con la mente intranquila me pareció buena idea saltarme también esa pequeña regla autoimpuesta.

Copa en mano pensé en alguna solución que contentase a los vikingos, o al menos lo intenté, pero mi mente siempre acababa imaginando como paraba el corazón de Viggo. Y de esos pensamientos saltaba al Holmgang y a como mi hermano había sido tan imprudente y a que ahora mismo posiblemente todos los votos del consejo fueran negativos. Y en DaVinci, sin duda pensaría que llevarle al Yule había sido todo un plan minuciosamente tramado para acabar en esa situación. Y no tenía manera de demostrarle lo contrario. Me sentía profundamente avergonzada por ello.Y en Shyvanna y en Lake... Y así, entre vino y pensamientos que no aclararon nada pasó mi noche y llegó el día.

La cama me tentó varias veces para que no abandonase la habitación y sin embargo, tras mi ausencia durante la festividad no veía prudente encerrarme en mi cuarto. Un buen baño caliente no sirvió para despejar la cabeza, ni de pensamientos ni mucho menos de una pequeña pero molesta resaca. Después de vestirme, de rojo, con intenciones claras de mostrar mi respeto y lealtad hacia mi apellido por si alguno de los vasallos dudaba de ello, bajé al comedor.

Tomé asiento en mi sitio por el mismo motivo y agradecí con un suave gesto al hombre que sirvió el té con leche .Rodeé con mi mano la taza a la par que servía un azucarillo y comencé a agitar el líquido con la cucharilla absorta en la espiral que formaba.

Tal vez podría mandarle más vino, comprar su perdón. Incluso podría hacerme con un poco del escaso café que cultivaban en Ávalon, aunque lo odiaría seguramente. Podría matar a Viggo y así evitar el asunto del duelo, como regalo...pero eso no solucionaba el tema del compromiso con Shyvanna. Froté mi cara mientras seguía removiendo con la otra mano. Tal vez la resaca no era tan pequeña.