Campo de entrenamiento

Nada había logrado apaciguarme después de que Aelle muriese a causa de la maldición. Había ido volando por ahi, lejos de Avalon, había hecho arder algunos campos y emplazamientos pequeños, habia sembrado algo de caos...sí...pero lo unico que me habría hecho sentir mejor al quemar, habría sido el Sanguis Ligno y a Catherine Le Fay.

Y no podía hacer ninguna de esas cosas.

Al final, mis opciones eran pocas: echarme a dormir en alguna cueva esperando a que pasara un siglo o dos y se me pasaran las ganas de matar o de morirme, o volver a Ávalon, donde continuaba la estirpe de Aelle, y guardar su tesoro.

Lo de la cueva era tentador, y aun no lo descartaba.

Sin embargo finalmente habia acudido de nuevo a Avalon. Trataría de mantenerme alejado del templo y del Sanguis. Seguía furioso. Lo siguiente sería una depresión de dragon, pero los dragones pasamos mas lentos por las diferentes fases de duelo. AL menos, un dragon rojo como yo, sí.

Me fui al campo de entrenamiento, un majestuoso lugar donde poder....entrenar, o desfogar. Adopté mi forma humana para batirme con mi hacha con los guardias de Avalon que entrenaban alli, y por supuesto con algun que otro vikingo, que eran los que mas rondaban aquella zona.

Iba por mi quinto contendiente cuando se me fue el pistón y decidí que era un entrenamiento a vida o muerte. Por suerte mi rival estaba a la altura de sobra, y se dio cuenta del cambio de técnicas.

Mientras caminaba en la bruma, su dragón compañero llegó para avisarle la dirección a la que debía ir. Había imaginado que estaría menos... activo, pero a decir verdad, también le compraba si quería sacar su dolor a punta de hachazos contra guerreros que tenían suficiente valentía para oponérsele.

No le quedaba tan lejos el lugar, por lo que decidió acudir caminando. Por dentro, no estaba tan calmada como lo estaba por fuera. Tenía demasiadas cosas en la cabeza y el vino solo había logrado acentuar un poco su dolor. Uno del que ella ya quería salir.

El lugar era inmenso, aunque todavía no bullía de gente como solía. Al entrar, recibió el saludo de los Guardias asintiendo con la cabeza, aunque de mala gana. Quizás se estaban relajando demasiado o el dragón que buscaba ya había acabado con todo el mundo. Para cuando llegó a él, la gente comenzaba a reunirse, porque aquello no tenía el ritmo de algo amistoso. Y ella no estaba ahí para detenerlo, no realmente. Sus ataques solían ser menos... físicos. Una flecha al cuello nadie la paraba.

¿Piensas acabar tú solo con todo el ejército o me vas a dejar a alguno?- Si le daba por matarlos a todos, no iba a tener otro remedio que unírsele.

"Por qué ha tenido que irse tan pronto?"

Asesté un poderoso hachazo descendente, acompañado de un gruñido de esfuerzo.

"Aún le quedaba tiempo, sabía que se iría, pero no así

Recogi los brazos, comenzaba a notar la fatiga en el cuerpo.

"No estaba preparado"

Esquive un golpe del vikingo, por algún motivo, parecía tan furioso como yo. Eso era bueno.

"Que voy a hacer ahora sin ti, Aelle? Echarte de menos durante siglos no suena bien"

Describí un círculo bajo, cerca de las piernas que intentaba cercenar. Recibí un ataque rápido, que evitó que terminara mi ataque y solo le corté media pierna, el suyo cayó en mi hombro. Recibí el corte con satisfacción, el dolor me había sacado del bucle de pensamientos. Sonreí de modo macabro, voraz.

Iba a incorporarme para atacar de nuevo cuando oi la voz de Lake, me distraje y miré hacia ella. El vikingo me propinó un golpe en la sien con su arma y me tiró al suelo, algo más lejos de él.

Ese golpe vino con algo de sentido común.

- número de golpes... Pares. Es suficiente. Tengo suficiente.

Tiré mi hacha al suelo, dejaba el combate. Me levanté, el golpe de la cabeza y el tajo del hombro nublaban mis sentidos como el vino a Lake, pero de modo diferente.

Caminé hacia ella y la miré. Que hacía aquí? Que le decía?

- a que has venido, Lake?

El espectáculo se volvió grotesco muy pronto, pero ella estaba acostumbrada. La sangre, en realidad, la estaba relajando en ese momento que tenía tanta tensión acumulada. El dragón se repondría pronto del corte, pero quizás el otro tendría que ir a verse esa pierna. Alcanzó entonces a ver la sonrisa psicópata de Goth y, de alguna manera, reconoció a su propia familia en ella. Que gran oda a sus hermanos. Al menos hasta que Goth se distrajo y terminó todo en golpes. Él quizás no le habría tenido la misma clemencia al combatiente si hubiera sido el vencedor.

Dejó que el círculo se dispersara y le volvió la ansiedad al cuerpo mientras el abuelo se acercaba. Era la primera vez que le veía... así. No como al resto de los dragones a quienes atesoraba como familia, sino como alguien que realmente lo era. No le gustaba la sensación. Cuando dijo su nombre, quiso dar media vuelta, pero escuchó la tos falsa de su dragón a lo lejos y se fastidió de nuevo.- No lo sé.- Admitió sorprendida. Verle a él solo hacía más real la partida de la abuela.- Yo también la perdí.

Quiso huir, pero ya era un poco tarde.- Ellos se tienen entre ellos.- No quería que aquello se convirtiera en una sesión de tristeza y dolor entre los dos.- Tengo preguntas. Tengo dudas. No puedo dejar de pensar.

Me llevé una mano a la brecha de la cabeza, mientras la miraba, y me limpiaba la sangre que escurría por la mandibula hasta el cuello de la ropa. Pegajosa y muy caliente. Que también la había perdido? Buscaba consuelo?

"con vuestros padres no fue más sencillo"

- Te refieres a tus hermanos? - le pregunté, pues no sabía a quien mas podia referirse. Rodé la mirada con hastío cuando dijo que tenía dudas y preguntas. Por qué Aelle tenía que haberles soltado aquello antes de morir? Por qué revelarles el secreto? No estaban mejor sin conocerlo? Ahora tenían dudas, y solo yo para resolverselas.

"me has dejado solo con el marrón....y ahora qué? Podrías...haber confiado en que se lo diría yo mismo, más adelante"

Aparté la cara de ella, con un gesto extraño pero indicándole que me siguiera, y caminé alejándome del campo de entrenamiento hacia un lugar algo más tranquilo y algo menos transitado.

- Es dificil perdonar a alguien que se ha muerto, no te parece? - le comenté cuando estuvimos mas apartados. - ...puedes preguntarme, Lake. Lo que no sé es si podré responderte lo que esperas.

Por un momento, mientras el contrario sangraba y la veía, se preguntó si debía cortar la hemorragia o si, por el contrario, la propia naturaleza de su raza sería más eficiente que lo que ella podía hacer. Decidió esperar un poco, vigilante a la herida. Asintió a su primera pregunta. Wthyr ahora estaba casado ahora. Shyvanna y Darren se harían compañía. Gwen y Cedric se entendían. Los pares ya estaban hechos. Captó entonces que no parecía tener muchas ganas de hablar, pero ella no tenía ganas de guardarse más sus preguntas.

Caminó un paso detrás de él. Era raro. Siempre habían tenido una relación intermitente, pero ahora ninguno parecía cómodo. Al menos un poco más lejos del barullo podrían hablar sin que escucharan los presentes. Excepto su propio dragón, que seguro cotillearía desde lejos.

¿Perdonar? - ¿Se refería a ella o a él? ¿Quién debía perdonar a la abuela? - No estoy aquí para juzgar tu relación con la abuela. Debe ser... difícil amar a alguien que sabes te dejará más pronto que tarde.- Valiente incluso. Quiso tratar de hacer las cosas más incómodas llamándole abuelo, pero fue demasiado.

¿Lo sabían mis padres? ¿Lo supieron antes de...?- No era lo que quería preguntar, pero necesitaba rodear el asunto un poco antes de poder llegar a lo que quería. Temía que la respuesta pudiera ser negativa.- Pudo haber salido todo muy mal. Dicen. Por el cruce de razas y eso.

- Perdonar a Aelle. - dije con voz dura y amarga. Rencor y dolor casi a partes iguales. Juzgar? No, no había pensado que lo haría. Creía Lake que me importaba? Creía alguno de los Pendragon que me importaba lo mas minimo como me juzgasen? Lo creía alguno de los dragones, o sus vasallos? Porque....me importaba muy poco.

- Crees que podrás soportarlo cuando llegue el momento. Te lo dices a ti mismo , es mejor jugar y perder, que nunca haber jugado. Pero no es verdad.  Cuando llega el momento, no es tan sencillo como te lo habias imaginado. Los dragones rojos... somos muy avariciosos. - era como si me hubiesen robado la joya de la corona.

- Ellos? No...tu padre no lo sabía. No podían enterarse de que además de híbridos, él y tu tío Soren eran...fruto de una infidelidad. - bajé mucho mas la voz, para que solo ella me escuchase. - Hijos ilegítimos. Nadie debe cuestionar la legitimidad de Wthyr. Por eso debes ser discreta, Lake. Y yo... yo debería ser mas comedido tambien. - añadí, frunciendo el ceño. - Pero por qué os lo contó antes de irse? Era mas seguro...antes....

La miré cuando dijo que decían, que por el cruce de razas, podría haber salido mal. Me volví para quedar de frente y me tomé la libertad de llevar mi mano, ensangrentada, a su mejilla.
- Hija mia... entre un dragon y un Pendragon, qué podría salir mal? Sois perfectos. Cedrid lo era también. - le retiré el largo cabello rojo de ese lado de la cara, con la misma mano que habia puesto en su mejilla, y la dejé en su hombro despues.

"Bueno, excepto Cedric, que no tiene control sobre su voz"

- Lo de tu hermano Cedric te lo compro. Es el bicho raro. - estaba bromeando? Si? No? dificil de decir.

Perdonar a Aelle. Eso iba a ser difícil. Tenerle rencor a alguien muerto era complicado porque no podían arreglar las cosas. No podían hablar. Bueno, sí podían. El árbol podía, aunque dudaba de que Goth lo aceptara. Era lo que se la había quitado. Ella tampoco lo haría.- Al menos no tienes que perdonarte a ti mismo.- Lo que a ella le dolía era la culpa que sentía por haberla tenido y no aprovecharla.

Escuchó con atención cuando Goth abrió su dolor frente a ella. Le fue difícil sostenerle la mirada, porque entendía lo que el dragón estaba pasando como si le hubiera ocurrido a ella misma. No podía hacerle eso a su propio dragón.- Lo siento mucho, Goth. Debimos saberlo antes.- No había más que decir. Solo esperaba que su relación hubiera sido suficiente para poder resignarse algún día.

No esperaba también que el tío Soren fuera también hijo de Goth. Imitó su tono de voz bajo, frunciendo el ceño molesta por la palabra que había usado.- Infiel es quien no sigue sus deseos. La abuela tomó su decisión. Ella era la Pendragon, no debía explicaciones. Nadie debe cuestionar a Wthyr. Ni a nosotros, Goth. Somos más Pendragon ahora que nunca. Lo llevamos en el nombre y en la sangre.- Que dijeran lo que quisieran. Ella se sabía más merecedora que nadie e iba a pelear su puesto con fuego y sangre si era necesario. Y se sabía vencedora si llegaban a tales extremos.

La mano que colocó en su mejilla la sintió extraña y le sorprendió. Quiso quitarse pero el cuerpo no le respondió. Era como si la tocara por primera vez, porque el tacto no lo reconocía y a la vez era demasiado familiar. Lo hacía todo demasiado real.- Solo...- Asintió a lo de Cedric, porque era verdad. Siempre le había dado mala espina y era demasiado cariñoso.- Entonces necesito preguntarte...

Finalmente, la mano en su hombro le dio el coraje para hacer las preguntas que tenía en la mente.- Goth, necesito saberlo. Tengo que preguntarte. - Susurró, temerosa de que la respuesta fuera negativa. O positiva. O de que no hubiera una respuesta. Tenía que haber una respuesta, ¿verdad? - Goth... ¿Puedo transformarme? ¿Puedo... ser... un dragón? ¿Está dentro de mí? - ¿Se habría diluido la sangre demasiado como para tener ese dote de magia? ¿Se saltaba generaciones? ¿Sería buena idea intentarlo siquiera? No podía responderse a sí misma tanto caos.

- ¿Qué tal si no lo sientes tanto y me detienes la hemorragia? - le pregunté con una ceja levantada. De que iba? Quería dejarme morir desangrado? - O tengo que cauterizarme con fuego?

"vosotros lo haceis mas limpiamente, chiquilla"

Mi momento de mostrarme un tanto mas vulnerable había terminado, para bien o para mal.
- No se cómo ibais a saberlo...si no era mediante mi modo de rechazar los bailes con Shyvanna. Sus tipos de baile, claro. - la adrenalina se iba, y ahora la cabeza comenzaba a dolerme bastante. Con cara de molestia, chasqueé la lengua sin dejar de clavar mis ojos del color del oro fundido en Lake. - Con todo y con eso, Aelle hizo unos votos frente al Sanguis, y se dice que los votos y promesas hechos ante el arbol son sagrados. Romperlos acarrea consecuencias. Los rompió conmigo, y nuestro hijo fue reclamado por el árbol. No se trata de romper una norma social....

"casualidad, consecuencia, hecho....costumbre, no lo sé. Pero recuerdo que tanto Aelle como yo en su momento temimos que..."

- Si el Sanguis sigue reclamando vuestra sangre, o quedó satisfecho con vuestro padre...no lo sé. - pero lo haría arder como se le ocurriese reclamar a alguno más.

Entrecerré los ojos, ella parecía querer preguntar algo serio. Quería saber si el poder de los dragones que había en ella le permitiría convertirse como nosotros lo hacíamos. De todos, Lake y Wthyr eran los que menos rasgos dracónidos habían sacado. Lo cual no quería decir que no estuviesen ahi.

- No uno completo, creo. No eres...un dragón. Pero hay mucho de dragón en ti. - dije observando su cabellera. - Puedes despertar esa parte de la magia que tienes dormida en ti y ver hasta donde llega.

Le sirvió que Goth mencionara lo de la hemorragia, porque no se había decidido a actuar. No realmente. Se concentró en ello y algunos segundos después la sangre dejó de brotar, retomando su curso normal, por dentro de las venas del dragón.- Quería saber si lo lograbas solo.- Mencionó tratando de suavizar el golpe, o más bien en una especie de disculpa sin realmente disculparse.

En tu defensa, cualquiera debería de rechazarle sus bailes a Shyvanna. No es tu tipo, supongo.- Pero claro que nadie la iba a rechazar. No los hombres que se le acercaban, pues iban perfectamente a divertirse.- Defiendes al árbol que seguro quieres quemar. Dicen demasiadas cosas del árbol y nadie sabe la verdad.- Siempre le había molestado un poco todo el protocolo tan complejo que había alrededor del árbol, y más desde aquella cuestión con Tesla. Había sido bastante desagradable.

No quiso responder a lo siguiente. El que reclamara a su padre había sido bastante para ella. Había sellado muchas cosas dentro justo después, y no tenía intención de hablar de eso. Curioso adorar a un árbol que seguía llevándose a la gente que le rodeaba. Al menos había podido preguntar lo que tanto quería, obteniendo respuestas... vagas.

¿Un dragón incompleto? - Aquello no sonaba bien. Para nada. Le frunció el ceño cuando dijo que no era un dragón, aunque relajó la mirada al escuchar que había mucho de dragón dentro de ella.- Quiero hacerlo, Goth. Debes enseñarme. No voy a conformarme con ser solamente una... simple... persona.- Trataría con Ares, definitivamente lo intentaría y se enfocaría en eso. No quería hacer el ridículo y eso solo se conseguía practicando. La práctica era algo con lo que estaba cómoda. Estaba consciente y comprometida.- Voy a hacerlo.

Goth... - Se mantuvo un momento en silencio, escogiendo sus palabras.- Estoy... Estoy... Feliz de tenerte.

- Por increible que te parezca, los dragones no regeneramos a la velocidad del rayo. - le dije fingiendo estar ofendido por semejante fallo de la naturaleza al no hacernos tan perfectos, como por ejemplo... los alados, que si se regeneraban solitos?

- No me malinterpretes, habría bailado un baile de salón, como buen abuelo encubierto. Pero el "perreo", no. - respondí respecto a Shyvanna, haciendo un vago movimiento con mi mano y paseando los ojos por la lejanía. Al menos hablar con Lake me daba otras cosas en las que pensar. Y aunque fuese un problema, no tenía que seguir fingiendo algo que era mentira. -Gwen sabe la verdad. Se comunica con él.

Crucé mis brazos, ensombreciendo el gesto.

- O ....no toda la verdad. Y no lo estoy defendiendo. - la señalé, de modo un poco repentino. Jamas lo defendería. Luego su determinación me hizo dudar. Las simples personas no estaban tan mal, pero claro.... - Esta bien, pero no te decepciones si luego no consigues nada.

Definitivamente no era un maestro paciente ni supportive. Tampoco sabia como enseñar a alguien a "ser más dragón". Deberia ir por el instinto, quizá. Luego me soltó que estaba feliz de tenerme y aquello me descolocó y desarmó a partes iguales, sobre todo por lo rudo que habia sido con mi ultima frase.

- Tch - dije apartando la mirada, antes de echarle un brazo por encima de los hombros. - No le digas a nadie que te he dicho que yo también. Volamos un rato?

Le ofrecí la posibilidad, preparado para convertirme en dragón y salir de alli con ella si queria.

Arqueó una de sus cejas mientras escuchaba sobre la lenta regeneración de los dragones. En realidad, lo sabía, solo que su mundo había cambiado de un instante a otro, y lo que creía conocer como la palma de su mano de repente era completamente nuevo. Todo lo ponía en duda. Todo lo estaba re evaluando, como si fuera la primera vez. Incluída su propia resistencia, fuerza y... mortalidad.

Ugh, que finas palabras. Por favor no uses frases de Shyvanna, te sientan mal.- Se quejó tras escuchar lo del baile con su rubia hermana. En especial por la palabra empleada. Sí, quizás era una estirada, pero no le iban demasiado las deformidades en el lenguaje. Iba a soltar un comentario tipo "Shyvanna no baila bailes de salón desde que supo dónde estaba el suelo", pero prefirió guardárselo. Supuso estaba de más.- "Abuelo"- Murmuró, haciéndose a la idea de la palabra. Él la había puesto en el aire, y lo hacía todo mucho más real.

El árbol puede hablar con Gwen, pero ella puede no decirnos. A veces lo decide.- Mencionó, recordando cómo se había enterado de los designios del árbol para con su matrimonio. Sorprendida, como un jarrón en subasta, al mejor postor. Bastó una frase para sacarla de sus pensamientos. Cayó sobre ella como una piedra pesada en el océano. Pero su determinación era más grande. Tenía que serlo o volvería a cierta senda de auto destrucción de la que trataba de salir. Ante todo, el orgullo Pendragón era fuerte.- Rétame y encontraré la manera de convertirme en un dragón. Y no uno incompleto, sino entero. Y estarás ahí para verlo.- Susurró, convencida de que no iba a terminar decepcionada. Lo lograría, y no había segundas opciones.

Le hubiera gustado regresar el tiempo y cambiar la palabra "feliz" por cualquier otra, porque hasta la garganta le quemó como si hubiera blasfemado. Lo que hizo Goth después no era propiamente un abrazo, pero fue suficiente para que se cuadrara un tanto incómoda, pero cómoda, pero incómoda. Demasiados acercamientos por un día y a la vez sentía que podría con más. Al menos lo de volar era algo que ambos disfrutaban.- Nunca jamás digas que usé la palabra "feliz" en una oración y estaremos bien. Volemos, abuelo... Goth.- Tras aclararse la garganta, corrigió la palabra y se alejó de él un par de pasos, dándole espacio para convertirse. Observó con detalle cada paso en la transformación como si la viera por primera vez en la vida, tratando de absorber la mayor cantidad de información que sus cinco sentidos pudieran captar. Para su curiosidad malsana, todo ocurrió demasiado rápido. Subió a espaldas del dragón con destreza inigualable y emprendieron el vuelo, saliendo del campo de entrenamiento tras unos cuantos momentos.

Gras dejar a los Sacrificios invitados en la sala de invitados, Azula se fue a asear, a saber que case de suciedad y mugre podría haber cogido en uroboros, además su lado dragón azul amaba el agua, tras descansar y estar aseada uno no esperaría verla en el campo de entrenamiento, pero Azula no puede permitirse descansar, nunca sabe si Shyvanna va a volver a requerir sus servicios, o cualquier otro Pendragon.

No obstante habia un cambio bastante notable. A diferencia de otras veces, esta vez Azula vestía de forma informal, bueno, no informal, llevaba puesto ropa deportiva, la cual no ocultaba su piel escamosa, pero para hacer sus ejercicios diarios no necesitaba la armadura, no podía ser un guardia de Avalon sin un entrenamiento diario, debía mantener su fuerza, no solo aumentarla, ello requiere de trabajo duro, a veces la armadura simplemente estorba.

Sus ejercicios consistían en lo cotidiano, calentamiento, estiramiento, carrera, flexiones, lagartijas, levantamiento de pesas, descanso en sauna caliente, y sentadillas, practicas de lanzamiento, abdominales, etc. No lo hacia todo, todos los días, le gustaba variar y cambiar el ritmo o el orden de los ejercidos, ni siquiera el campo de batalla era constante, ella debía ser fluida como el agua para adaptarse a la situación y las exigencias. A veces intentaba hacer algunos ejercicios con armadura puesta, pero ¿y si alguna vez los atacaban y no la llevaba puesta? debía aprender a luchar incluso sin armas si era necesario. No debía acostumbrarse a luchar con una única arma, si no seria como esos magos que priorizaban la magia a cualquier otra cosa.

Así que allí estaba entrenando, intentando ignorar al resto que también hacían lo mismo, incluso le había parecido ver a algunos Pendragon, pero ellos normalmente no les gusta llamar demasiado la atención, no eran un circo ni un foco que observar, ellos estarían tratando sus asuntos y entrenando también ¿habría algo gordo próximamente?

No hubo discusión alguna durante el desayuno con Catherine. Ni siquiera cruzamos palabra, una atmósfera de denso silencio lo envolvió todo hasta que cada uno se fue por su lado. Aquello me ponía de mal humor, pero no era lo único que me rondaba por la cabeza. Decidí despejarme un poco yendo hacia la zona de entrenamiento, donde también comenzaría a ponerme a punto para la campaña que iniciaríamos en un par de semanas. Me quité la pesada capa nada más llegar, dejándola en el suelo junto a una de las enormes columnas de piedra. Por suerte no había demasiada gente entrenando en la zona, y al ser tan amplia había espacio de sobra. Las caras por allí eran las habituales, entre ellas las de bastantes miembros de nuestra guardia.

Fue Azula la que llamó mi atención al verla entrenar sin la armadura, fijándome en ella como si la viese por primera vez. La revelación sobre la identidad de nuestro verdadero abuelo había hecho que me plantease muchas cosas. Ella era una híbrida, aunque en su caso fuese más evidente que la sangre de los dragones corría por sus venas. Decidí acercarme a ella sin pensarlo demasiado, deteniéndome a un par de metros para saludar de manera formal. - Azula. - observé la tonalidad de su piel por un momento, preguntándome por qué nuestro padre no heredó nada de eso del abuelo Goth. La genética a veces resultaba extraña, aunque eso explicaría lo raro del ojo de Gwen. - Supongo que el resto de compañeros de la guardia ya te han informado de la operación de conquista que llevaremos a cabo en un par de semanas. - era evidente que el resto de la guardia lo sabía, por ello estaban empleándose más a fondo.

- Entrenemos. Elige armas o cuerpo a cuerpo. - extendí los brazos a ambos lados del cuerpo, mostrando las palmas de las manos para darle la opción. Podía entrenar con magia con mis hermanos, pero era más interesante hacerlo de modo físico con una híbrida.

Azula se detuvo como si le hubieran golpeado con un látigo entre los omóplatos, se giro, para mirar al Pendragon que había mancillado sus labios pronunciando su indigno nombre, una cosa era servir a Shyvanna y hacerle recados, pero Wthyr Pendragon era además su comandante, así que dudo si ponerse firme cual soldado, o inclinarse cual súbdito, ambas opciones eran aceptables , así que Azula se arrodillo con la pierna izquierda, dejando la derecha doblada hacia delante donde dejo descansar su mano derecha, mientras su mano izquierda se cerraba en un puño contra su corazón. Era lo mas parecido a hacer ambas cosas que se le ocurrió.

-Comandante Wthyr, a sus ordenes.

Azula había oído rumores, pero sobre todo había intuido que algo se avecinaba, que Shyvanna le hubiera pedido que trajera a los invitados, no era solo por mera conveniencia, había algo detrás, y las palabras del comandante lo confirmaban, pero Azula no quería dejar ver que las fuerzas de Avalon no confiaban en una sucia hibrida de una traidora a la sangre.

-Si, aunque no conozco todos los detalles, pues recientemente he llegado de una misión, además... no soy digna de conocer todos los detalles de los planes de mis superiores.

Azula miro durante unos segundos anonadada al Pendragon ¿de verdad le estaba ofreciendo la oportunidad de pelear con él? Si no era mas que una humilde servidora, mas débil por su fisiología hibrida que un humano, aunque los pendragon eran magos y no solían depender de su fuerza física, que le diera la oportunidad era algo inexplicable, considero ambas opciones pero no quería herir a un pendraron aunque fuera de casualidad.

- Sin armas, no las necesito para demostrar mi potencial.

Azula se manejaba mejor con una lanza, era el arma ideal para penetrar defensas o crear una distancia de seguridad contra un enemigo, además le daba un aire mas caballeroso, no obstante, también debía saber a pelear sin ella, como si la hubiera lanzado o perdido en la batalla, y debiera depender solo de sus puños.

-Así que con su permiso... cuando este listo

Dijo adoptando una posición de combate callejero o de algún tipo de deporte, tal vez no fuera boxeadora, pero si habia tenido que aprender a pelear cuando nació lejos de Avalon en un mundo terrible donde debías machacar a otros si querías algo para comer.

La híbrida había sido bien instruida en los modales de la corte, sin duda alguna. Cuando se arrodilló la observé con semblante serio durante un par de segundos, haciendo después un gesto para que se irguiese. - En pie, Azula Morgan. - al final me equivoqué pensando que conocía los planes, pues sólo le habían llegado rumores y ella no sabía nada de la operación de conquista acordada en la reunión. Ni siquiera se consideraba digna de saberlo. ¿Era por su condición o simplemente por su rango en la guardia?

- ¿Acaso tus compañeros te han denegado el acceso a la información que la mayoría ya manejan? - inquirí arqueando levemente una ceja, cruzando los brazos mientras evaluaba sus gestos. Sospechaba que la discriminaban por lo que era. Por eso era un asunto peliagudo que alguien descubriese nuestro verdadero origen. Podíamos no ser aceptados, igual que Azula. Necesitaba saber más de ella. - Se trata de recuperar los territorios perdidos, la conquista de los países para restaurar por fin la supremacía de la raza mágica. Por ello es una campaña de conquista muy importante y debemos llegar en las mejores condiciones. - hice un gesto con el brazo para abarcar el entorno, en el que había más gente de la habitual entrenando tanto sus habilidades físicas como mágicas. - Probablemente vayas en la brigada de Shyvanna. - no me pasó desapercibido su gesto de sorpresa por mi ofrecimiento a practicar combatiendo, especialmente cuando le di la posibilidad de elegir. Dejé caer el cinturón con mi espada y con el látigo tras su elección de pelear cuerpo a cuerpo, arremangándome hasta los codos para prepararme.

- Claro que confías en tu potencial. Tienes la fuerza de los dragones. Seguro que eso despierta envidias entre tus compañeros. - tanteé el terreno, quería saber qué tal era su relación con ellos. Después alcé los puños cerrados, uno a la altura de la cara y otro un poco más bajo. Le avisé con un gesto para que supiese que empezaba ya, lanzando un potente golpe hacia ella con la intención de darle en el estómago.

Azula clavo su único ojo en uno de los fríos ojos del Pendragon, parecía algo contrariado con el tema de como la trataban, no sabia si era algún tipo de trampa o si Shyvanna había intervenido de alguna forma, no es que le importara que alguien sufriera por su culpa, que también podría ser un motivo, pero delatar a quienes no la querían no le haría ser mas aceptada entre los soldados de Avalon, puede que ya no le dijeran las cosas a la cara, pero el sentimiento seria mucho peor.

No, Azula prefería luchar sus propias batallas, no necesitaban que le arreglaran nada.

-Como ya le dije, Llegue hace poco de cumplir una misión, tal vez prefirieron dejar que alguien de mayor rango me informara como era debido. Para evitar algún posible error.

 No seria la primera vez que un ejercito recibe instrucciones diferentes según el rango o papel en un ataque, incluso aunque eso signifique que un grupo pueda recibir unas ordenes que lo guíen a una muerte segura, por necesidad de la estrategia. Si Azula recibía las instrucciones equivocadas podría acabar en un grupo que no debe, al menos si iba a morir, esperaba que al menos sus superiores lo hubieran hecho con plena consciencia de ello, para maldecir su nombre con total justificación. Incluso suponiendo que no sean unos lideres hijosdelareputa, una estrategia era dar diferentes informes sobre el próximo movimiento, para corregirlos al ultimo momento, para engañar a los posibles espías enemigos.

Azula asintió a sus instrucciones, aunque abrió la boca algo sorprendida de saber que acabaría en la Brigada de Shyvanna, sinceramente había dudado de si había logrado llamar la atención de la joven Pendragon, pero si así era el caso, algo si debió impresionarla con su misión, aunque pareciera poca cosa.

Su comentario antes de empezar, le hizo hervir la sangre de dragon, así que cuando empezaron de verdad, y el le lanzo un puñetazo, Azula intento moverse de forma lateral hacia la derecha, retrocediendo con la pierna izquierda girando su torso para quedar de lado, con la idea de esquivar su ataque directo y aprovechar  para atacar con su puño derecho que seguiria estando a la altura para golpear a Wthyr Pendragon.

- Oh! si... Claro que me tienen envidia, o les disgusta, pero no termino de saber que les disgusta mas- había cierta rabia contenida en sus palabras o eran tal vez parte del esfuerzo físico que estaban llevando acabo, tan bélico- ¿Qué sea mas fuerte que ellos? ¿que naci fuera de Avalon? ¿Qué soy una sucia hibrida? ¿Qué soy mas joven o que soy mujer? ¿O es por que soy una pobre aldeana pordiosera?- Dijo intentando ahora adelantar la pierna que había retrocedido para lanzar un segundo golpe con el puño izquierdo con la inercia del movimiento.- Tome el motivo que mas crea que les disguste... cualquiera podría valer.

El modo de esquivar de Azula fue rápido, un movimiento bastante ágil con el que evitó que mi puño le acertase. En parte me lo esperaba, pero no el contraataque casi instantáneo. Intenté apartarme, pero su golpe acabó dándome en el costado mientras intentaba girarme. Aquello no me disgustó, sino al contrario. Significaba que se lo tomaba en serio y que no fingía ser menos a pesar de estar enfrentándose a un superior. O tal vez fuese que lo que le había dicho antes de empezar la había removido, como pude deducir por sus palabras.

Retrocedí un par de pasos, sin tiempo de quejarme o de llevarme la mano al costado un instante mientras recuperaba la posición. Había rabia en su tono de voz, el modo en que hablaba. Era evidente que había tocado un tema sensible y que con el entrenamiento en marcha era más difícil controlar el modo en que se soltaba todo. Logré parar el segundo golpe que me lanzó, atrapando su puño con la palma de mi mano. La apreté con fuerza, para que no se escapase.

- Lo suponía... - gruñí por lo bajo entornando un poco los ojos, como evaluando los llamativos ojos de Azula. En su caso era una hibridación muy evidente. Así que eso se podía esperar del resto si descubrían que nuestro verdadero abuelo era un dragón, y no el mago que siempre habíamos asumido. -  Simplemente por no ser como ellos. También por ser más fuerte, y más longeva. Y porque desde siempre se ha menospreciado a los mestizos, a los híbridos. - incluso yo lo había hecho cuando era más joven, pero ahora...todo cambiaba al estar en el otro lado. Ni siquiera sabía si teníamos más mestizos viviendo en la isla, tendría que investigarlo.

- ¿Y quieres cambiar el modo en que te ven? ¿o te da igual? - pregunté a la par que la soltaba, pegándole un empujón mientras hacia un movimiento rápido con la pierna con la intención de hacerla caer al suelo, como una especie de zancadilla por delante. - ¿Quieres que te respeten, Azula?

Después del primer encuentro en los aposentos de Shyvanna, la pareja había repetido el encuentro ya en varias ocasiones más. Ya tenían tiempo de calidad entre ellos durante toda su vida, pero aquellos ratos en los que estaban juntos era … algo mágico, especial y diferente a lo que le tenía acostumbrado. Y ya no por el sexo, que no tenía palabras para describirlo, sino por la conexión que había renacido en ellos como una flor entre un campo de nieve, después de haber pasado el frío y duro invierno. Aquella mañana hacía frío, y estaba usando su capa carmesí a modo de bufanda, alrededor del cuello. Portaba bajo su brazo varios planos de las zonas a reconquistar, tal y como habían hablado días atrás en la reunión, en concreto, aquel de los Pelayo y esperaba que Freyja tuviera los suyos también. Se dirigía a los aposentos de vikinga cuando una voz archiconocida reclamó su atención en el patio de entrenamiento.

Pensó en seguir su camino, cuando vio a Wthyr luchar con Azula. La gente la tenía como una pobre apestada, quizá por su aspecto, quizás por su humor. Estuvo observando en silencio, en el grupo que observaba el entrenamiento entre el líder Pendragon y la híbrida, y definitivamente, aquellas habladurías eran fuente de lenguas sibilinas, envenenadas por la envidia. Estudió los movimientos de la mujer, en silencio, discrepando de que ésta debiera de ir a lomos de un dragón para luchar, estos mismos quizás hasta la tachasen de indigna con aquella forma. No. Tenía un puesto para ella en sus filas, a pie. Bajó la mirada, sombrío, esperando la respuesta a aquellas últimas preguntas del moreno. -El respeto no se infunde. Se gana- Lo que se infundía era el temor, y no se ganaban adeptos ni compañeros de batalla con miedo, sino gente huidiza y traiciones.

Se adelantó haciéndose un hueco entre el público, quedando entonces en primera fila. No porque antes no tuviera alcance visual de los contrincantes, sino porque quería observar con detenimiento a la híbrida. Shyvanna ya le había hablado de ella, quería más detalles -¿Y qué hará, Azula Morgan, para ganarse el respeto de la familia Pendragon?- El rubio estaba cruzado de brazos por delante del pecho, con la mirada verde clavada en la mujer azul, y acabó señalándole con uno de los planos que tenía enrollados, como si de una espada se tratase. Ya había demostrado la capacidad de ella luchando con los puños. ¿cómo será con el manejo de armas? Darren lanzó una mirada fugaz a su hermano, quizás le permitiese conocer la “experticia” de Azula en el campo de batalla, y más con aquella misión cercana.

El rubio esperó la respuesta de la mujer, escrutándola con la mirada cada gesto y cada movimiento. Terminó por ayudarse el pergamino enrollado para elevarle el rostro y clavar su mirada verde en el único ojo claro visible de ella. -Pronto comprobaremos tus dotes en el campo de batalla. Hermano, le reclaman en la sala de la mesa redonda para empezar a preparar la campaña en tierras nórdicas, y ya sabe la poca paciencia de Freyja- Le tendió los escritos a Wthyr y se guardó el plano debajo de la axila, retirándolo finalmente de la barbilla azul.

De una forma muy marcial, los dos hermanos se giraron sobre sus tobillos y salieron del campo de entrenamiento en silencio, dejando un público malhumorado por haberles retirado su entretenimiento mañanero. Sin embargo, una rápida mirada verde le fue dirigida a la híbrida antes de desaparecer el otro lado del umbral de la puerta.


OFF: Darren y Wthyr fuera.