Habitaciones de la base

No dudo mucho en meterse en la manda porque ya sus brazos se habían enfriado un poco, se acomodó con la tela por encima subiendola hasta su cuello y con la mano libre apretándola contra ella en una pose un tanto introvertida de la cual no se dio cuenta. Escucho aquello de que algunos no eran discretos y cerró los ojos negando con algo de verguenza -Y las mujer... y los... Oh, por dios. No podría vivir aquí. Espero que hoy nadie...Ya sabes... Haga... cosas...raras- Mencionó algo cohibida y con voz entrecortada mientras miraba hacia la cama de la parejita que parecia haberse quedado quieta, Catherine negó con la cabeza dando a entender que habían detenido su jueguito.

- Bueno pero...Podemos... bajar un poco más la voz- Le dijo bajandola un poco más pero se dio cuenta de que seguir en ese ritmo implicaría acercarse más y lo cierto es que... su Catherine interior le decía que no era una buena idea después de tener tantos pensamientos metidos en la cabeza. Cuando habla sobre mis poderes lo miro con una sonrisa medio extraña en el rostro, el ceño fruncido y un gesto confundido -No...No es control mental, soy experta en ilusiones y telepatía. Mi control mental es mínimo, deberías conocer a Mei. Ella sí te daría yuyu- Aparte estaba el hecho de que estaba muy cansada para usar sus poderes. Incluso aquella bolita de energía le había drenado mucho, temía que de usarlo una vez más con algo pesado quedaría noqueada.

De la nada Ian empieza a hablar de una solución y le sonrío porque yo también le entiendo, tenemos mucha mierda en la cabeza que nos preocupa no que nos hace pensar para bien. Al menos él, yo tenía un par de tonterías rondando por ahí por culpa de las hormonas y la escenita que había visto pero no era cosa de traerlo a colación. Después me pregunta a donde iría y desvío la mirada de él hacia el techo, moviendome y poniendome boca arriba, ocupando más espacio que antes -A mi hogar- Respondió brevemente antes de escuchar aquello de que la buscarían. Volvió a su posición anterior -Eso...Eso me lo advirtió Max también. Decía que me tenían constantemente vigilada...Él... me ofreció volver al Castillo Le Fay- Le dije con una sonrisa dulce en el rostro, la ilusión de volver ahí hacia que  brillaran mis ojos con un destello de nostalgia y alegría -Es normal que los Descendientes hagan viajes, Adael y Mei estaban en Asia cuando ocurrió... Cuando... Tú..- Alcé la vista hacia él con un gesto más serio y suelto el aire de golpe más alto de lo que debería y me llevo ambas manos a la boca para taparla.

"Demonios, shhh"

Despejo mis labios para apartarme el cabello de la cara y subirlo, todo mojado me molestaba en la espalda y tenía ya humeda la camisa. Pero no tenía otra opción, al menos bajo la manta estaba caliente. En el buen sentido de la palabra -Max me dijo que podía invitar a quien quisiera. Le diré a mis hermanos, a Adael, Mei y Ling...¿Ustedes querrán conocerlo? Está en Escocia- Le pregunté a él pero refiriendome también a Chloe y Azahar. Sabía que habían pasado por mucho pero tal vez alejarse también sería una buena opción para ellos y una parte de sí no quería viajar sola. Mientras más personas estuvieran ahí sería mejor para ella, no sólo por el propio Max si no que tenía que enfrentar muchas cosas y aunque lo haría sola... Le gustaría saber que en las habitaciones contiguas habría gente que consideraba...Familia.

Le hago más hueco en la cama cuando se mete bajo la manta, y aunque estamos algo estrechos sigo respetando 'su espacio'. Ella también se mantiene en su sitio, así como guardando la distancia. Me llama la atención que no parece más distante o molesta por lo del beso en la mejilla de antes, así que asumo que no le ha molestado, se comporta conmigo como siempre. Me quedo más tranquilo de que esto sea así, ya que antes me dio por pensar que igual no se lo tomaba bien. Salió tan espontáneo que ni me dio tiempo a pensarlo, yo tampoco soy de los que van dando abrazos o besos por ahí a todo el mundo. - Y si hacen pues...haz como que no escuchas y ya. ¿ Te estás poniendo roja o algo? - bromeo porque con la luz que hay no se ve muy bien, pero por sus palabras estoy casi seguro de que le ha dado corte hasta el punto de sonrojarse. Hago un sonido de contrariedad cuando me explica sobre los poderes, todo este tiempo he pensado que tenía que ver con el control mental, pero no es exactamente eso, sólo una pequeña parte. - Claro...entonces lo que hiciste conmigo como lican era más bien telepatía, ¿no? - por ahora no menciono más de los entrenamientos, en todo caso será mucho más adelante, si ambos lo creemos oportuno.

Permanezco en la misma posición a pesar de que ella cambie para ponerse boca arriba, echándome un poco más hacia atrás hasta dar con mi espalda en la pared. Observo detenidamente la elegante forma de su perfil durante el breve espacio de tiempo que permanece tumbada de espaldas, hasta que vuelve a colocarse como estaba antes. - Pensé que tu hogar era la isla...espera, ¿Max, el que me has dicho antes? ¿Te lo ha sugerido él? - tengo que saber quién es el tal Max para darle o no el visto bueno, a ver si mi instinto lobuno me dice algo cuando lo conozca. - No sé, Cate...- ahora soy yo el que cambia de posición, tumbándome boca arriba para mirar al techo con gesto pensativo.

- Puede que eso dejase de ser tu hogar hace tiempo. Y la idea de irte allí tan aislada de todo...tampoco me hace gracia. Para un viaje corto tal vez.- se me hace extraño que haya sido el propio Max el que le haya sugerido invitar gente, aunque asiento vagamente a eso de acompañarla al castillo. Más que nada porque es una buena oportunidad para averiguar algo más sobre ese tipo. Ladeo un poco la cabeza tras escuchar esa frase a medias de terminar sobre mí, suponiendo que se refiere a que sucedió cuando yo estaba encerrado. Podría decir alguna cosa más sobre eso, pero hace un momento he dicho que no íbamos a hablar de cosas de ese tipo, para ver si despejábamos la cabeza un poco y conseguíamos dormir, o al menos dejar de pensar tanto. - De acuerdo, te acompañaremos. Si dices que por unos días no vienen a buscarte entonces perfecto. Y si te encuentran ya se nos ocurrirá algo. - tampoco me voy a ponerme ahora a hablarle de la especie de conspiración de la que me ha hablado antes, aunque resulte difícil dejar apartados esos temas importantes. Decido cumplir con eso que he dicho antes de hablar de banalidades, ahora que estoy más relajado con ella aquí tal vez pueda llegar a dormirme en algún momento. Me destapo un poco hasta mitad del pecho, dejando los brazos reposando sobre éste mientras la miro de reojo, con media sonrisa. - Dime, ¿ qué recuerdos tienes de esa casa? ¿ muchos juegos con tus hermanos? ¿ algún amor de verano? ¿otros secretos inconfesables?

Sonrío cuando me dice aquello y lo miro por encima del hombro.

-Soy francesa, ¿qué esperabas? Tú eres bastante bueno, también.

Nos acurrucamos los dos muy juntitos y siento como el calor sale de su cuerpo, tal vez demasiado... Pero después de verlo lanzar bolas de fuego en medio de Londres pienso que tal vez es como algo que lleva dentro y necesita sacar. De todas formas estoy tranquila, extrañamente tranquila, tener a alguien que no planea matarme cuidando por mí me hace sentirme segura. Así que respiro despacio, me concentro en él y la mano que tiene entrelazada con la mía, y finalmente caigo rendida al sueño.
Pero lo que me espera no es tan agradable... Sangre, y gritos, y dolor. Veo a Lykaios transformado, herido en varias zonas, a Ben y Mérida rodeados de fuego, Nery con sus alas rotas... Y a Wilhem sobrevolandolos a todos en su avión, buscando un objetivo para abatir, buscándome a mí.
Después de algunas horas despierto agitada, incorporándome en la cama y comprobando que estoy en la base, aun. Me levanto de un salto y cojo la bolsa de debajo de la cama, sacando mi revólver y un par de armas, dejando la chaqueta de aviador y más ropa de nuevo en la bolsa. Miro a Mike, después de haberle pedido que se quedara conmigo aquí sigue.

-Necesito salir a disparar, ¿te vienes?

Después de verlo asentir nos encaminamos a la puerta, para dejar tranquilos a los que duermen y ver si fuera podíamos estar más calmados y solos.

-Pero... ¿Es eso posible? Es un poco ... No lo s...Ian! ¡No te burles!- Le espeto dándole un golpecito en el brazo cuando pregunta si me estoy poniendo roja porque, claro, por la oscuridad no lo nota pero prefiero desviar el tema y no seguir hablando de eso. Con suerte no volvería  a salir ese tema a flote. Al hablar sobre los entrenamientos me doy cuenta que lo dice con más familiaridad -Eso e ilusionismo, intentó ser el alfa de tu licántropo y que así haga lo que ordene. Pero es tan terco como tú- Le comento con una sonrisa arqueando una ceja y mirandolo de reojo para ver si puedo visualizar su reacción con la escasa luz que hay.  Prefiero no adentrarme mucho porque recuerdo que pidió no hablarlo, entonces derivo a otras cosas un poco más relajantes.

-La isla... Es...Es mi casa, aunque  sí...También es mi hogar. Mi madre una vez me dijo que el hogar es el lugar donde se reune tu familia. Creo que fue lo único provechoso que le recuerdo- Comento con tono algo jocoso antes de quedarme un poco pensativa sobre ese tema en particular. Mi madre y sus tonterías, sus protocolos y sistemas de familia como si la burocracia fuera a hacernos más unidos y mejores. No servían, todos los sabíamos pero la complaciamos en sus fantasías estúpidas -En el castillo viví hasta los nueve años. Recién allí nos fuimos a la isla y bueno...Todo lo demás- Asintió brevemente cuando preguntó si era el Max del que le había hablado antes -No conozco otro, así que asume que hablo de él...- Tras aquello escucho ese "No sé" que a mi también me deja pensando. Esa sensación de vértigo en la boca del estómago -Lo sé... Lo sé. Pero me dijo que podía invitar gente. Aparte es mi casa, no la de él. Sólo...Nunca tuve el valor de volver y ahora me parece un buen momento para hacerlo-

Le sonrío un poco cuando me dice aquello de "estar aislada" que "no sabe" como si le estuviese pidiendo permiso y me lo concediera solo si es "corto". Me entra un poco la risa tonta, porque en parte creo que podría sentirse un poco como yo lo hice cuando él se fue de Ouroboros. Tal vez, no lo sé. No estoy dentro de su cabeza aunque me pica la curiosidad, pero desisto de hacerlo. -Sí, algo de dos semanas y después volver. Sé que tengo responsabilidades acá, no puedo dejarlos, me acusarían de traición, etcétera- Arrugo la nariz haciendo un poco de mohín ante la cantidad de protocolos que hay en los Descendientes.  Tras sus preguntas me río, sobre todo respecto a la última -Tenía nueve años Ian, no había amores. No es un tema muy asiduo en mi- Señalo alzando los hombros con desgana -Recuerdo...A mi padre, a mis hermanos. Teníamos un hermoso jardín con una fuente inmensa... Cuando tenía tiempo libre solía pintar- Es una cosa palpable. Mi padre siempre me tentaba con sus laberintos pero de vez en cuando simplemente me dejaba en paz y yo iba al templete  para retratar las flora  y fauna del castillo. A veces con colores, otros con acuarelas... -Dejé todos los cuadros en el castillo y Ouroboros nunca me inspiró, ni siquiera con sus jardines baratos de Babilonia- Lo miro a él y sé que lo que voy a preguntar es algo delicado -¿Tú tienes algún recuerdo de tu antiguo hogar? Mmm.. ¿Cómo... Cómo era Hogwarts?-

Resulta que mi yo versión licántropo es tan testarudo como yo, en eso tengo que darle la razón, comprendiendo en parte por qué no funcionó lo de intentar ser mi alfa para obedecerla. He de reconocer que tuvo que ser un gran esfuerzo para ella, pero le cogí temor a hacerlo de nuevo por si se repetía lo del ataque en la playa. - Lo hiciste bien. Aunque creo que ninguno de los dos somos fáciles de dominar, sea en la forma que sea. - seguro que ella en modo licántropo sería todavía más ingobernable que yo. Tampoco me he encontrado con muchos más licántropos durante esas noches, suelo pasarlas solo. Antes solía juntarme con Jarkko, pero hace mucho que no sé nada de él. Tampoco de Kyros, el novio de Azahar, al que llevo tiempo sin ver. Como mucho sé de Lykaios, y poco más. Dejo de pensar en el posible paradero de todos ellos cuando Cate se pone a explicarme lo de la casa, y el tiempo que vivió en ella. Hace más de 10 años que no la pisa, así que tiene sentido que le pique el gusanillo de volver, aunque sea incitada por el tal Max.

- Tarde o temprano tendrías que volver, supongo. Así que este momento es tan válido como cualquier otro. ¿ Dentro de cuántos días tienes pensado ir? - Aunque se haya atrevido a dar ese paso de irse la isla todavía no parece dispuesta a querer cortar toda la relación con los Descendientes. Por ahora no lo veo tan mal, al menos hasta que decida lo que quiere hacer. - Igual me meto donde no me llaman, pero...¿has pensado en dejarlos? ¿qué pasaría si decidieses hacer eso? - pregunto con curiosidad, volviendo a ladearme un poco para poder verle mejor la cara sin tener que torcer demasiado el cuello para mirarla. Ahora que estoy más entretenido hablando ya no presto tanta atención a guardar la distancia, que se ha hecho menor ahora que me he relajado un poco por la conversación.
- Comprendo...pensé que eras un poco más mayor cuando vivías allí. Como 12, 13, 14...ya sabes, la edad del pavo. Lástima, me quedo sin cotilleo. - le pico en las costillas con el dedo un par de veces a modo de broma, dejándola después tranquila cuando se pone a explicarme sobre su vida allí. Lo de pintar ya lo sabía, dibujar al menos, ya que la había visto en su cuarto rodeada de bocetos de posibles laberintos.

- Me gustaría ver alguno de esos cuadros. Y tal vez podría decirte lo que veo en ellos. Dicen que en el arte siempre se pone parte de uno mismo. - esto me trae a la mente el recuerdo de mi padre contándonos algo relacionado que le pasó con esto de los cuadros, con Daeron. La cosa no acabó muy bien para ellos aquel día. El recuerdo que me pide evocar es más o menos reciente, aunque a la vez parece que hayan pasado siglos desde aquello. Vuelvo a quedar tumbado boca arriba, mirando hacia el techo con aire pensativo y nostálgico. - Antes de la guerra vivíamos los cuatro en una especie de mansión que compró mi padre poco antes de nacer yo. Los fines de semana solíamos reunirnos para comer con los Knox, sobre todo antes de que entrásemos en el colegio. Recuerdo que cuando jugábamos al escondite con Chloe por la casa solíamos engañarla para hacerla de rabiar, como era más pequeña. - sonrío negando con la cabeza, Azahar y yo nos aprovechábamos de que éramos mayores para timarla. - Fueron buenos tiempos...y los tres años que pude ir al colegio. Tenía trece años cuando sucedió lo del ataque a Hogwarts. - evito hacer alusión a esa parte, lo que me ha preguntado es cómo era, no cómo sucedió la masacre. Queremos centrarnos en las partes buenas, las anteriores. - Ojalá hubieses ido. Era un lugar enorme, siempre bullicioso, divertido. Las escaleras cambiaban de dirección, por todos lados había cuadros que hablaban, los alumnos practicaban magia por los pasillos...y había muy buenos profesores. Lyran entre ellos.

Asiento brevemente cuando me dice que lo hice bien, sonriendo porque pese a todas las gracias que me ha dicho son esas palabras las que realmente valoro. Tal vez por mi poca autoestima y esa necesidad constante de desmotrarle a la gente que sí podía, como la sangre Le Fay que corría por mis venas era real y poderosa; que podía hacer todo lo que me proponía. Volvemos al tema del viaje y pienso un poco acerca de la pregunta, tenía que hablar con mis hermanos, también estaba segura de que Azahar, Chloe e Ian tenia que hacer sus cosas. Quería hablar con Matvey e invitar a Ling -Tal vez... una semana o 10 días. No estoy segura de si ir volando... o con un traslador. De cualquier manera, tengo que pensar en cómo movilizarnos, somos varios. Tal vez unos caballos voladores. Hace mucho que no  vuelo- Le comento sonriendo de lado.

Tenso la mandíbula cuando me dice de dejarlos - Hay varias opciones. Por herencia debo respetar mi puesto pero Rhaegar puede cogerlo si renuncio. Al hacerlo me exiliarian del Consejo, de Ouroboros y de mi familia. Si se trata de todo el legado, es posible que nos exilien definitivamente y a la larga la historia de Morgana y sus campos de estudios irían desapareciendo. No es tan fácil, Ian... Y no lo he pesando. No por lo menos hasta esta noche- Comento arrugando la nariz con cierto mohín, era algo incómodo de hablar porque la Catherine que estaba delante de él, era una chica que estaba rebelándose contra todo lo que había conocido y estaba confusa, rara, incómoda. Eran dos jóvenes peleando dentro de ella para saber qué hacer y cual tomaba el liderazgo. O así me sentía yo. Alzo la mirada encontrándolo un poco más cerca de antes cuando se ha acomodado sintiendo que se me acelera el pulso y la imagen de la parejita me viene a la mente en seguida  y agradezco que la luz es escasa, de esa manera no veía mi sonrojo ni mis pupilas dilatadas por el nerviosismo. Me remuevo esquiva cuando me hace cosquillas riéndome sintiendo que se me sube un poco la camisa, aparto con mis manos las suyas para que no siga por ese camino ya que es un jueguito peligroso e intento devolverle las cosquillas en un mero fracaso, terrible. -Si, bueno, nunca tuve esa edad. No podemos desarrollar ese tipo de relaciones entre Descendientes...Viví en una isla flotante privada...Haz las cuentas- Le digo tirandome ya definitivamente de espalda con él, hombro con hombro.

-Claro, te los mostraré cuando vayamos. Aunque deberías esperar una explosión de colores. Son...- Son de la Catherine anterior, me habría gustado decirle -Son los cuadros de una niñita- Le digo para acomodar mejor aquelo y escucho con atención lo que me dice sobre su casa, sonriendo a aquello de que compartían comidas con Azahar y le picabanmucho a Chloe. Saco los brazos también por encima de la manta y me apoyo las manos en el abdomen con aire pensativo. Y así me quedo mientras imagino a Hogwarts -Siempre quise ir. Siempre... Como a todo ser mágico, me llegó la carta pero evidentemente no podía ir... Desmond y yo siempre hablabamos de eso. Dice que Rhaegar y yo habríamos ido a Slytherin y el a Ravenclaw... Nerd- Bromeo riendome  pero como no le veo la cara me incorporo volviendo a la anterior posición, me siento mejor así porque puedo verle algunas expresiones -Lyran es un buen hombre... Me gusta. Y Anteia también... Es... Confieso que siento un poco de envidia por la familia de Azahar y también por la tuya. Hubiese querido tener su niñez.

Hago un gesto como restando importancia a eso de preparar el modo de viajar, no lo veo muy complicado cuando ni siquiera tenemos que coger un barco, como si fuésemos a Irlanda. - Como sea, podemos ir incluso caminando, haciendo un viaje de varios días y acampando por la noche, en el campo. - por lo que cuenta y sé de ella seguro que tampoco habrá acampado en muchas ocasiones, por no decir ninguna, así que puede ser algo interesante. Además, el peligro de la guerra se encuentra mucho más en las ciudades y pueblos que en campo abierto, estaremos seguros si viajamos de ese modo. - Si en la isla tenéis caballos voladores también puede hacerse así. Lo del traslador es más complicado, ya tendrías que pedirlo a alguien, como Jean, por ejemplo. - aunque no conozco personalmente a todos los descendientes al menos sí sé más o menos cuál es el campo de actuación de cada uno, y el terreno de manipular, fabricar y encantar objetos es cosa de Jean de Molay. El asunto de lo que pasaría si renunciase me hace emitir un sonido de clara indignación, acompañado de palabras hostiles. - Qué cabrones...no tienen derecho a apartarte de tu familia sólo porque no quieres tener un trabajo que te ha sido impuesto. Y eso de que se pierda el legado de Morgana...si sucede es porque lo permiten, podrían enseñarles a otros. Es como que os obligan a todos a tener hijos para seguir la cadena. - me pongo a especular un poco con eso del tema de la descendencia, a lo largo de tantos siglos puede resultar difícil seguir algunos árboles genealógicos, aunque la mayoría de ellos estén claros por ser de familias muy importantes, verdaderos linajes. - Imagina que alguno de los actuales no es descendiente verdadero de los originales, seguro que hubo alguno en algún momento que no tuvo hijos. Tal vez colocaron a otro en su lugar, al descendiente de otro menos importante, entrando una nueva estirpe al consejo. O tal vez metieron a sus aprendices, yo qué sé...son teorías conspiranoicas.- teoría que van demostrando que me está entrando el sueño, empiezo a desvariar un poco y a decir cosas incoherentes. Tampoco es cuestión de meter más ideas de conspiración de las que tiene ella en la cabeza, por el asunto de su padre. Pero seguro que en ese Consejo de los 20 ha habido mucha intriga y manipulación a lo largo del tiempo.

Con el pequeño pique de darle en el costado descubro que es de las que tienen cosquillas, por la risa que le da, aunque también me fijo en que rápidamente detiene otro posible intento por mi parte. La manera de devolverme eso de las cosquillas no resulta demasiado, ya que sólo con eso no es suficiente, suelo aguantar bastante. Lo que me explica de las relaciones entre Descendientes me sorprende un poco porque me los imaginaba bastante endogámicos, aunque por otro lado imagino que los obligan a buscar fuera por eso de que un sólo descendiente no concentre el poder de dos, y así sucesivamente. - Pensaba que al menos entre los de la misma edad os permitirían tener ligues, sin meterse de por medio...la verdad es que suena un poco secta todo. - parece que a la pobre no le han dejado tener una infancia normal ni una adolescencia normal, algo que me apena un poco por ella. Recuperar el tiempo perdido no es posible, pero al menos si puede decidir sobre su momento actual. Y puede recuperar algunas cosas que le hubiese gustado hacer en esos dos períodos, al menos hay que intentarlo. Al girar la cabeza para mirarla de nuevo me percato de lo cerca que la tengo, ahora ya no queda ningún espacio entre nosotros al estar ambos tumbados boca arriba y con los brazos sobre el abdomen. Los hombros quedan juntos, no hay hueco para más. Lo cierto es que no me molesta esa proximidad o no tener espacio, al contrario, es agradable. Me señalo al pecho con el pulgar cuando menciona lo de Slytherin, mi casa. - A esa fui yo. Igual que mi padre. Mi madre era Hufflepuff. Y estoy seguro de que Chloe habría estado en esa o en Ravenclaw, de no haberse ido todo a la mierda. - la miro entornando un poco los ojos, como visualizándola de la casa que acaba de decir. Acabo por asentir, claramente la veo. - Estoy de acuerdo, esa casa habría ido contigo. Habríamos sido compañeros, aunque no de curso. Hubiese estado bien...- quién sabe lo que habría pasado de haber coincidido. Tal vez no fuésemos amigos, sino simplemente compañeros. El destino nos ha llevado por derroteros distintos. Entiendo que en parte sienta envidia por nuestras infancias, al menos durante un tiempo fueron bastante buenas. Tuvimos una familia unida y crecimos de manera normal. - En esta época todos hemos crecido antes de tiempo. Pero creo que a ti te tocó mucho antes. - al menos en mi caso había sido a los 13, con la masacre de Hogwarts, y a los 15, cuando mi padre salió bastante loco y nos abandonó para irse al Ministerio.

Catherine no pudo evitar mirarlo con una ceja alzada cuando habló de ir caminando. Eso implicaba ejercicios y ...estar rodeada de nada... -¿Estás hablando de una especie de excursión?- Pregunto parpadeando sorprendida para después dejar de mirarlo. Nunca había ido de campamento pero recuerdo una vez que me acosté en el balcón de mi habitación en el castillo porque estaba obsesionada con ver las estrellas. Cerré los ojos rememorando aquello, por lo menos los minutos hasta que mi madre vino a darme las buenas noches y me gané una reprimenda -No sabía que eso era una opción.. Ummm...- PEro también recordó la noche que se había quedado con Ian, con el Ian licántropo, mirando las estrellas y una parte de ella quiso volver a hacer eso. Le gustaba la noche -¿Cuál es tu estrella favorita?- Preguntó de la nada.

Escucho todo lo que va diciendo sobre el consejo y por primera vez desde que nos conocemos, no digo nada. No los defiendo, no emito comentario solo cierro los ojos con gesto decepcionado. Comprendía que Ian no podía vivir bajo sus reglas pero para mí no había nada más que esa estructura, era la base de mi vida y ahora Max y él la desmoronaban. Cambiaría de tema, no tenía ganas de hablar de eso porque acabaría llorando. Malditos sentimientos a flor de piel -Sí, nos obligan pero no quiero hablar de eso, Ian. Por favor- Pidió clemencia a ver si le daba tregua. Habla sobre los ligues entre nosotros y arrugo la nariz -Nunca podría ligarme a ningún Descendiente. Creo que me costaría ligarme a cualquiera- Bromeo para sacarle peso al asunto, soltando una risita cansada que curiosamente se convirtió en un bostezo. Me llevo una de las manos a la boca para taparmela y no ser maleducada.

-Aunque...Eso del verde...- Murmuro retomando el tema de Hogwarts brevemente con una sonrisa cansada -No soy fan del verde...Ni del amarillo. Ni del azul... ¿Por qué no creaban una casa del blanco y negro?- Inquiero cerrando los ojos un rato pero moviendome, ya que me aparto el cabello y lo subo hacia arriba, así no me molesta ni a mi ni a él -Creo que me voy a quedar dormida contigo... Pero... ¿Me das el espacio contra la pared? Prefiero que me pegues a caerme...- ladeo la cabeza para mirarlo cuando dice aquello de que me ha tocado antes ni siquiera dándole importancia a la distancia. Me fijo en sus ojos con un cosquilleo rarito en el estómago-Y sin embargo, me siento retrasada en muchas cosas- Susurro.

- Precisamente. ¿ Qué te parece? podemos dormir en tiendas de campaña, hacer fuegos y cosas de esas. - a mi la idea me atrae bastante, pero no sé qué pensará el resto. Además, hay que medir bien los tiempos para que no pille la luna llena de por medio. Me quedo pensativo unos segundos cuando me pregunta por mi estrella favorita porque creo que no tengo ninguna, aunque las conozco por la asignatura del colegio de Astronomía y por otras excursiones que hice con mi familia, cuando era niño. Hago memoria de las que recuerdo y de las que en su día me llamaron la atención, ya sea por la historia o el significado del nombre. También hay algunas que vi con más claridad en un mayor número de ocasiones, en verano. - Altair, Vega y Deneb. Se las conoce como el triángulo de verano, cuyo centro es la estrella Albireo.- recito recordando lo que me habían contado, sorprendiéndome por acordarme todavía de aquello. - De acuerdo, de acuerdo...no más tema de ese por ahora, o en una buena temporada. - acepto cuando suplica dejar de hablar del Consejo y demás, me he puesto algo pesado con el asunto, sobre todo después de haber dicho que íbamos a dejar de lado los temas que nos escocían a cualquiera de los dos. - Pues será porque tú no quieres.- remato de manera casual la frase de que le costaría ligarse a cualquiera, si no lo ha hecho es por falta de interés o de práctica, cualquiera de las dos. Estoy prácticamente seguro que en otro entorno diferente si que habría ligado cuando hubiese querido. Ha sido el ambiente en el que ha crecido, demasiado rígido y predeterminado.

Por lo que parece a ella ya ha empezado a entrarle el sueño, ya que bosteza y cierra los ojos por un breve período de tiempo. También a mi me está entrando algo de sueño, pero no sé quién de los dos caerá antes. - Eso del blanco y negro creo que ya está inventado...acabarían como la típica lucha del bien contra el mal. O eso nos han vendido siempre, blanco bien, negro mal. Bah.- asiento a su petición de cambiarme de sitio cuando decide quedarse a dormir conmigo. Si no ha dormido antes en litera puede darle algo de inseguridad quedarse al borde de la cama. - ¡Eh! - protesto dándole un pequeño empujón con  mi hombro, girando la cabeza de nuevo para mirarla directamente a los ojos. Si desperté así antes fue porque me asusté al verla ahí tirada encima de mí, como si fuese otra vez la imagen provocada por las alucinaciones del gas. - Que no siempre tengo tan mal despertar como antes, es sólo que...- dejo la frase a medias para no tener que confesarlo todo, agradeciendo que se ponga a hablar ella antes para no tener que terminar de decir nada más. Decido tomarme eso de que se siente atrasada en muchas cosas en el más amplio sentido de la palabra, aunque creo que se puede estar refiriendo a lo que estábamos hablando antes sobre ligues y demás. - No te preocupes por eso, tal vez no sea tanto...pero si si sientes que es así siempre puedes intentar ponerte al día con aquello que quieras hacer. De ti depende.  - intento animarla de este modo a que trate de cambiar aquello con lo que no esté muy conforme, aunque claro, es más fácil decirlo que ponerlo en práctica. Me incorporo hasta sentarme para hacer eso del cambio de lado en la cama, aunque para eso tengo que pasar por encima de ella un momento. Apoyo una mano en el lado al que quiero ir, permaneciendo un instante cara a cara sobre ella al hacer el giro para colocarme en mi nuevo sitio. Apenas es un segundo o dos, pero es lo suficiente como para hacerme pensar por haberme quedado más 'pillado' o 'empanado' de la cuenta por algo tan simple como es cambiar el sitio. No sé si se me ha debido notar o no en el gesto, pero en cuanto estoy ya en mi nuevo sitio me reacomodo y tapo de nuevo como si nada hubiese pasado. - Vale, ya estoy de barrera, cuidado no me tires al suelo.- advierto más que nada para seguir hablando de algo, mirando hacia el lado que da hacia el suelo. Dormir, eso es lo que deberíamos hacer, aunque cueste. Respiro hondo, cerrando los ojos y hablando ya con voz de sueño. - El que se duerma antes gana...y no vale despertar al otro el que despierte antes...

-Suena... campestre...?- Pregunto un tanto confundida -Pero podría servir, sé que a Desmond le gustará. Pero eso implicaría más trabajo, suministros de comida, agua, mapas y tiendas...Varias, varias cosas...-Suena a aventura, suena a algo que Adael haría y que Catherine nunca se atrevería. El status quo de los Le Fay no correspondía a ese tipo de eventos pero...Pero imaginarse dormir debajo de las estrellas, reunirse frente a una fogata a contarse y compartir cosas -Supongo que ...Podría ser divertido- Escucho con atención cuando habla de las estrellas notando que me sorprendo porque sabe sus nombre, por alguna razón, pensó que no se interesaría por esas cosas -A mi me gusta Sirrah, es una estrella que comparte la constelación Andrómeda y Pegaso-

Aquello con lo que remata la conversación de los ligues me deja casi boquiabierta. Fue una respuesta poco sutil y muy Ian. Casi como una cachetada a la realidad. ¿Acaso se daba cuenta de lo que estaba diciendo? ¿Se había percatado de que había pocos hombres que Cat conocía fuera de Ouroboros? ¿Que su círculo era ínfimo? Sus palabras dejaron pensando a Cat y ladeó la cabeza hacia la cama donde estaba la parejita que ya había desaparecido. ¿No era el hombre el que tenía que buscar a la mujer? ¿No era ese el sistema de cortejo? La mente de Cat bullía de cosas antes de volver a ver a Ian sin prestarle atención a eso del blanco y el negro. Pero su gritito si me espabila, lo miro a los ojos escuchando aquello de que no siempre tiene mal despertar pero deja la frase a medias. Algo en mi interior me dice que es mejor no averiguar.

Lo que sale de sus labios sólo logra confundirme más. Ponerse al día. Depende de mí. ¿Enteramente de mí? La cabeza comenzaba a latirme con fuerza y el corazón de la misma manera. Cuando se sienta me doy cuenta de que tengo que empezar a moverme, agarro la sábana que está enredada en mis piernas y comienzo a moverme hacia un lado levantando la pelvis y ayudandome con los codos para moverme. Lo logro, tampoco es que haya que avanzar un metro. Pero en el momento en el que es él el que se mueve me quedo mirándolo esos efímeros segundos en los que, incluso, me humedezco los labios casi con la intención de...De acercarme y besarlo, es más alzo un poco la cabeza en amago pero el momento se desvanece ante mi falta de iniciativa y él se va a su lugar. Siento que tengo la piel erizada incluso estando debajo de las mantas calientitas y que mis pensamientos son como una mezcla rara de nada que me marea.

-¿Qué?- Cuestiono cuando me vuelve a hablar frunciendo levemente el ceño porque no he escuchado lo primero que me ha dicho por andar perdida en mis pensamientos. Él ya está mirando al lado contrario y tengo una vocecita en la cabeza que me dice que soy una completa idiota, o algo así, por pensar en ligues con él siendo sólo amigos. Me reacomodo el cabello que con el movimiento se había vuelto a bajar, lo subo sobre la almohada apenas un par de segundos antes de recordar que pronto habrá luz y si me muevo... Prefiero dejarlo hacia abajo aunque me lo pise con los hombros, sirve de mejor cobertura. Me bajo también la camisa que ya la tengo por la cintura entre pitos y matracas-Emm.. sí, claro- Le digo a eso de no despertarlo si me levanto primero y miro su perfil un momento. Me incorporo dos segundos para dejarle un beso amistoso en la mejilla -Buenas noches, Ian- Le susurro antes de girarme y darle la espalda, miro apenas un rato la pared antes de cerrar los ojos y abrazarme a la sábana, subiendo un poco las piernas asemejando una posición fetal.

Después de unos cuantos segundos me atrevo a dejar de mirar hacia el lado, sobre todo al escuchar el confuso qué de Catherine. - Nada importante, duerme tranquila.-  O no me estaba escuchando o se está quedando dormida ya, aunque hace un momento no parecía eso. Puede que sólo hayan sido imaginaciones mías, pero juraría que en esa efímera mirada casi a oscuras que hemos cruzado había algo más. Me vuelvo a reacomodar entre las mantas un tanto inquieto, aunque no cambio de posición y permanezco tendido boca arriba. Ella tampoco parece mucho más relajada porque no hace más que recolocar su cabello de distinta forma, como si no estuviese cómoda. Cuando menos me lo espero es ella la que se acerca en esta ocasión para darme de manera espontánea un beso en la mejilla, tal y como hice yo antes en los aseos. Dos en una noche, cuando creo que hasta ahora no nos habíamos dado ni uno. O será que ahora le estoy dando más importancia a ese gesto del que realmente pueda tener, un beso amistoso sin más. Alzo ambas cejas en gesto de sorpresa, y para cuando acierto a responder algo ella ya se ha dado la vuelta, poniéndose de cara a la pared y dándome la espalda. - ...Buenas noches, Cate. Descansa.-  

Empiezo a darle vueltas a qué demonios acaba de pasar, un tanto "preocupado". Añado lo de ahora a algún que otro detalle de los aseos. Puede que me esté confundiendo y equivocando, que simplemente esté cansado y vea cosas donde no las hay. Me repito mentalmente eso de que es mi amiga y sólo la veo como tal, aunque definitivamente algo ha cambiado desde que la conozco, ya no es exactamente lo mismo. Probablemente ha sido casi sin darme cuenta y poco a poco, hasta que ha acabado pillándome desprevenido. Lo más seguro es que si hago repaso mental tampoco me de cuenta de cómo o cuándo ha sido exactamente, pero ahí esta ese "algo" que se me ha removido y no sabría explicar. De momento lo dejaré estar y veré qué pasa, puede que sea cosa de esta noche o que hoy esté raro. Y aunque no sea así, ¿y si ella llega a darse cuenta de algo y decide alejarse por eso?. Me quedo mirando a su espalda (tapada hasta arriba) durante algunos segundos, acabando después por cerrar los ojos para tratar de dormirme de una puñetera vez.

No sé si ella estará durmiendo, lo cierto es que no escucho la típica respiración calmada que te delata si duermes. Yo todavía tardo varios minutos más en dormirme por culpa de la cabeza que no para, pero el cabo de una media hora o así el cansancio acaba por vencerme. A pesar de ello no duermo todas las horas del tirón, los sueños resultan ser algo agitados y me hacen removerme de vez en cuando, así que al final termino dormido boca abajo y con  un brazo colgando fuera de la cama.

No, no me dormí en seguida. Me dormí mucho después de sentirlo a él relajarse. La cabeza me bullía de cosas tratando de buscarle significados ocultos a aquellas palabras que me había dicho para finalizar pensando que Ian no había querido decir nada más que lo que había dicho. Eran amigos y no quería arruinar eso. Pero finalmente el sueño le pudo y durmió, curiosamente, para ser un espacio tan pequeño descanso mucho. Tal vez por el calor que emanaba de Ian, porque no le pegó, porque Max no se metió en sus sueños. Es más, no tuvo ninguno. Cuando despertó fue por el movimiento del lugar y la iluminación automática. Abrió los ojos y observó la pared, parpadeó un poco tratando de ubicarse mientras se restregaba los ojos. Se dio la vuelta con cuidado para no chocar con Ian. Lo logró por poco y lo vio durmiendo con un brazo colgando. Recordó aquello de no despetar al otro si se despertaba antes y sonrió. Le hubiese gustado saber cómo sabría que ella se despertaría primero.

"Tengo que buscar ropa"

Alzó la cabeza pensando que sería dificil pasar por encima de él para bajar, que aparte tenía sábanas enredadas en las piernas, una remera gigante...Y que si se caia Ian no iba a parar de burlarse de ella. Se incorporó sentándose con cuidado, le apartó el pelo delicadamente de la cara y notó que estaba profundamente dormido o eso le pareció a ella. Iba a tener que ir a su casa, tenía que hablar con demasiada gente. Cerró los ojos un segundo armándose de valor. Se sacó la sabana y la dobló con cuidado. La apoyó en la almohada y se sintió un poco extraña que él se despertara y no la viera. Frunció el ceño algo confundida y se miró la muñeca, se sacó una de las pulseras, una que tenía -curiosamente- un dije del ying yan. Sonrió para sí y la dejó encima de la sábana, tal vez aquello serviría para darle las gracias. Tras aquello se sacó la sabana de encima con cuidado de que nadie viera sus piernas desnudas y desapareció de la base.

Continuo durmiendo bastante tiempo después de que Catherine se haya marchado de allí, llegando a estar tan profundamente dormido que ni siquiera me entero de cuando sale. Al final estaba tan agotado que acabo por dormir lo suficiente como para descansar por completo, a pesar de que me costó dormirme al principio y de que mis sueños fueron algo agitados inicialmente. Cuando por fin despierto me remuevo un poco hacia un lado, como buscando a Catherine de manera instintiva, al recordar que se había acostado en la misma cama. Abro los ojos al no encontrarla, viendo sólo un hueco vacío. Lo único que queda de ella es una de las pulseras que llevaba en su muñeca. La observo durante unos segundos, incorporándome todavía un tanto adormilado, con todo el pelo revuelto. Supongo que he debido dormir tanto que cualquiera acabaría despertando y aburriéndose de esperar. Al mirar hacia la litera en la que dormía Lyran compruebo que también se ha marchado.

Al cabo de unos segundos termino de espabilarme del todo y de quitarme la pereza, bajando de la litera sin demasiada prisa. Me llevo la pulsera de Cate para devolvérsela, esperando encontrarla luego por algún lugar de la base. Aunque antes tengo que ir a ver si mi padre ha despertado ya, y también debo localizar a Chloe. La pobre estaba muy liada en la enfermería como para ponernos a hablar. Me calzo ya en la litera de abajo, saliendo después de las habitaciones con bastante prisa por las ganas que tengo de ver a mi familia.

Caminaba por los pasillos de la base hecho un basilisco, claro. Solo con los pantalones puestos y los pelos revueltos, la katana en la mano y una carta arrugada en otra.

"es tonteria volver al bar, no va a seguir ahi"

Habia guardado la carta que me dio, pero tras la luna llena, habia acabado leyendola. Si era tan fan de Nery, a mi me picaba la curiosidad, y joder, queria saber por qué. Pero qué fan ni que mierdas. Atajo de mentiras habian sido. Asi que mi cabreo era justificado.

"Y no se como se lo va a tomar Nery...."

Eran asuntos un poco oscuros, a decir verdad. Ese tal Jonnai, Cygnus como se habia presentado ante nosotros... pero era Nery quien debia de juzgarlo, no yo. Eso lo sabia.

Asi que de tal guisa entro a los dormitorios, si he de buscar al dragon empezaré por las camas, que él suele dormir cual liron...no, cual dragon, mejor dicho.

-NERY?! Estas por ahi??

Llamo su nombre en voz fuerte, y como se que es de sueño denso, me pongo a buscarlo por ahi entre las camas.

Si os tengo que contar la verdad, el invierno me hacía cosas muy atroces. Con esos vientos gélidos que ahí circulaban, con la húmeda y casi siempre lluviosa Londres en esos tiempos, y con ese fresco tan húmedo… No había cojones a salir a fuera. Ya lo había hecho cuando vivía tan alegre en los fiordos noruegos y no me importó repetirlo ahí: Inverné. Como un jodido cosaco. Tal y como suena la palabra. Decidí inflarme con carne de caza los dias anteriores hasta subir incluso un poco de peso. Y una vez hecho eso ni me molesté en buscarme una cueva. Muy cómodo en mi forma humana me apañé ahí una basurilla con mucha manta encima en una litera. En la de abajo. Con un cartel que ponía “DISPONIBLE EN VUESTROS CINES MÁS CERCANOS A PARTIR DE PRIMAVERA”

Me eché como un buen dragón se echaría sobre una pila de oro y de allí no me movió ni cristo. Pasarían cosas, igual. Yo tenía la gran particularidad de no enterarme demasiado de las cosas. Contaba con que hubieran personas más inteligentes y más puestas en el asunto que pudieran ponerme al día. Y con eso me refería a los brigadienses. Lo cierto es que un par de tornillos le deben faltar a uno para unirse. Pero al menos los pocos que tuvieran en su lugar se aferraban más a la realidad que yo. A mi, todo lo de la guerra, no me gustaba. Me encantaba repartir de ostias pero se evidenciaba esa… naturaleza draconiana que, por alguna razón u otra, me impedía sentirme parte de todo aquello.

No me gusta ni filosofear ni entretenerme en tales absurdas pijoterías. Pero llevaba tiempo con aquello dándome vueltas en todo el cabolo. Los dragones sabíamos mucho de achicharrar nuestros problemas, de solucionar las cosas a zarpazos o capturando pobres princesillas en apuro. Pero la guerra humana me aterraba. No soy una persona lúcida, y lo peor, no soy siquiera una persona. Y me sentía en todo momento tan ajeno a aquel asunto, a aquel proceder, que… En general no podía comprender ni media palabra de la política tras todo aquel asunto. Había dejado que la enrollada Khilarey, madre de los Shayker, se ocupara de pensar por mí. Y quizás ahora echaba en falta sus explicaciones. Ella solía molestarse en explicarme aquello con detenimiento.

Cuando inverné, soñé con aquellas cosas. Identificaba aquel conflicto con el de la Segunda Guerra Mundial por ser el que más recordaba y el que mejor me habían explicado. Y eso era todo. Creo que fue lo último que tuve en mente antes de sentir a Lykaios gritar mi nombre (o una pequeña y en absoluto suficiente parte de este), que me despertó más que otra cosa porque ya volvía a ser primavera. Ahí teníamos el cúspide de la evolución: Un dragón que olía a todo menos a cosa digna por no haber pisado una ducha en tres meses, recién despertado, muerto de hambre y sorprendido por el frío que tenía por haber reducido las funciones vitales cual rana congelada. -Ah…- Entreabrí los ojos sin acordarme siquiera de como respirar. O casi. -Joder, Lyyyyyk… Has crecido mucho en este tiempo… Mira, mira, ‘cucha… Si ya pareces un adulto…- Fui rodando vagamente por la cama hasta tener el primer desayuno después de tanto sobar: Me comí el suelo, especialmente rico en minerales.

-Yienor, hostias!!!

Yo no tenia mucha idea de dragones, pero mi instinto lobuno, o mi olfato excesivamente agudizado me decia que este dragon en particular llevaba mucho tiempo sin ducharse. Pero que mierdas, eso no me importaba a mi. Seria capaz de localizarlo en un radio de unos kilometros, estaba casi seguro, gracias a aquello. Quiza por eso lo habia encontrado tan rapido.

Se comio el suelo y me acerqué a el, serio, clavé una rodilla en tierra y puse mi mano diestra en su hombro, ayudandolo a levantarse y estableciendo contacto visual con mi somnoliento colega dragon....

-No he crecido una mierda, yo ya no crezco mas...salvo si me convierto en lobo. -claro, no habia que olvidar ese factor.

Saco el papel arrugado, de la letra de aquel tipo del bar, que habia leido tras mi luna llena, pese a sus palabras de no hacerlo, y que habian hecho hervir mi sangre. A ver como se lo explicaba a mi camarada de brigada.

-Encontré un hombre en un bar, sabía que yo era de la Brigada, y que tambien lo eras tu, el dragón rojo. Asi que...diciendo que era un admirador tuyo me dio esta carta para que te la hiciese llegar. Acepté, obviamente, no parecia un mal tipo. Me pidio que no la leyera y no lo hice...hasta pasada la luna llena. No lamento haberla leido. Lamento que tengas que leerla tu, pero es necesario.

Le doy la carta, se que no es la mejor manera de darle la bienvenida al mundo de los no soñadores a alguien, pero las cosas jodidas es mejor tragarlas a grandes tragos.

-Para ostia la que me acabo de meter.- Le dije tal y como tuve mi buena ración de suelo, medio en broma. Por suerte se prestó a ayudarme: Aún me quedaban unas cuantras horas hasta que empezara a ser persona. O al menos una cosa con un mínimo de capacidad de razonar. Lo miré, ahora, como si empezara de verdad a ver, los ojos poco a poco adaptándose a la luz natural, a la vida, a ver.

Todas las hibernaciones tenían ese terrible despertar. No era como una de esas noches de puro descanso y sin madrugón. Eran de esas que, de tanto dormir, te costaba al menos un par de horas o tres volver a ser persona. Me miró a los ojos y yo con estos de lo más entrecerrados le devolví una tenue sonrisilla, como si hasta los músculos de la cara estuvieran aún de siesta.

-¿No has crecido? Desde el suelo todo parece más alto. Ahora que lo dices…- Ya algo más despierto gracias al ostiazo me puse en pie, dándome cuenta de que en efecto, él no había crecido. Pero decidí sentarme de nuevo en mi cama. Por eso de que no me fiaba de mantenerme mas de 10 minutos de pie.

Sacó un papelillo y me dije “¿Y yo que voy a leer ahora mismo?” Y me fue diciendo así muy a la larga que se lo había dado un tipo en un bar, un admirador mío, y que le dijo que no se la leyera, pero él se la leyó, y lo miré con el ceño fruncido y traté de leer. Con mucho cuidado. Se me quitó todo el sueño de encima y los ojos me brillaron con aquel deje reptiliano. La piel se me enrojecía por segundos, empezaba a escamarse, y empezaba a subir muy bruscamente de temperatura.

Miré a Lykaios con una expresión que nunca debió haber visto en mi. Una de furia asquerosa y salvaje, de esas que no ocultan nada. Como si en cualquier momento fuera a empezar a romper cosas. No sabía controlarme cuando me enfadaba. Mucho fue que pudiera articular palabras y no actuara como una bestia. Pero estaba al borde de hacerlo. Me levanté bruscamente, tomé aire, lo dejé ir, abrí y cerré mi ahora engarrada mano…

-Jonnai Shayker. ¿No lo reconociste? Pelirrojo, ojos lilas, ALAS. Creo que alguna vez te hablé de él.- No era una pregunta inocente: Una recriminación. Que iba acompañada de un tono mortífero, grave, que no me correspondía. -Esa puñetera pieza de mierda. Mi hermano, ¡MI HERMANO PUEDE ESTAR MUERTO! ¡VOY A MATARLO! ¿¡DÓNDE ESTÁ!? ¡VOY A MATARLO!- Empezaba a notar el fuego en mi boca. Como si pudiera salir en cualquier instante. Por los lados de esta salía algo muy similar a la lava. Miraba a Lykaios con el rostro completamente inhumano ya, con los cuernos más grandes de lo usual y con rasgos muy acusadamente reptilianos.

Veo su furiosa expresion, aquella que corresponde al dragon rojo que es, y por un momento lo veo capaz de romper todo aquel lugar y derrumbarlo, conmigo dentro, por supuesto. Pero no me espanto, ni lo miro con horror. Es mi amigo. Un miembro de mi brigada. Solo me mantengo en mi sitio, con la mirada firme puesta en sus ojos.

-No, no lo reconocí. No llevaba las alas a la vista, estaban ocultas. Y utilizó otro nombre, obviamente. -y ni el olfato ni el instinto me habian indicado que pudiera ser un alado. Ojos lilas y cabellos rojos los hay a espuertas.

"no voy a decirle ahora que no me parecio un asesino, esta demasiado furioso como para atender a razones"

Cuando se levante y veo como no solo su mano ahora es una draconiana garra, si no que sus cuernos estan mas creciditos y ademas humea por la boca, a riesgo de lo que sea estiro mi mano y la pongo sobre su hombro apretandolo levemente. No estoy intentando retenerlo ni nada. Sólo apoyarlo. Sobre hermanos que intentaban matarse tenia ya experiencia.

- Si lo que quieres es venganza, adelante. Pero tu hermano, al que intentó matar. Hay alguna posibilidad, tenemos que encontrarlo.

Aunque me preocupa lo inhumano de su rostro, sigo con mi mano sobre su hombro. Igual el dragon necesitaba aire libre. Lo que no iba a permitirle es que saliese ahora en modo dragon a arrasar cualquier cosa que se le pusiera por delante.
-Tu primero vas a escucharme. Te diré donde lo vi, podemos tenderle una trampa, porque dudo que tras darme la carta permanezca en el mismo sitio. Cuando sepas donde está Jonnai, que harás?

Seguía con los ojos clavados en él, completamente inyectados en sangre y con un aspecto mucho más reptiliano que humano. Me intentaba decir porqué no lo había reconocido. Queno llevaba las alas al aire, que utilizó otro nombre… ¿Y es que habían muchos más malditos semielfos con esa específica combinación de melena y ojos?

-¡TODO EN ÉL REVELA LO QUE ES! Es un puto imbécil. Tiene esa cara, esa cara de absoluto gilipollas, de puñetero monstruo, ¿¡CÓMO NO…!?- Molesto, furioso como estaba, dejaba de atender a razones y ponerme en guardia por todo. Los dragones rojos no son conocidos por su inteligencia. Mucho ruido y pocas nueces. Y yo era el vivísimo ejemplo al respecto.

Entonces me puso una mano encima. Abrí la garra muy mucho con intención de cogérsela y arrancársela si era necesario. Aunque un brillito de inteligencia me permitió parar antes de que fuera demasiado tarde. Aún así la dejé cerca, y esta emanaba un calor tremendamente molesto, como si estuviera intentando hervirle el brazo. Aunque algo me tranquilizó importantemente… Que me mencionara que igual Neyra aún podría estar vivo. -Tengo que ir a buscarlo. Me ha dado indicaciones. Si existe una posibilidad, por pequeña que sea…

Hablaba de trampas y de localizaciones y de que igual se había ido de donde estaba, y yo, en aquel momento, no pensaba mucho en aquello. Me hizo una pregunta. Qué haría cuando lo viera. -Matarlo, por supuesto.- Respondí, con vehemencia. -Pero…

Miré otra vez su mano y suspiré muy largamente, dejando ir una última bocanada de humo hasta empezar a recuperar, mínimamente, un aspecto más humano. Aún así me sentía encerrado entre aquellos muros, en aquella litera, todo se me antojaba extrañamente pequeño y por una razón u otra solo quería escapar de allí. -Jonnai me importa tres cominos ahora. No lo buscaré hasta encontrar a Neyra. Aunque sea para… saber si… está muerto y ya…- Fruncí el ceño y volví a mirar el papel. -Aunque tal vez solo quiera prepararme a mí una trampa. Y no sepa ni él donde está.

Sigue totalmente enajenado por la cosa de Jonnai. Y lo entiendo, porque yo en su lugar estaria absolutamente igual. De hecho me enzarcé a hostias contra un arbol que es lo que me pillaba mas cercano, tras mi destransformacion, y leer la carta. Solo que no queria que a el le pasara lo mismo ahora y desatara toda su reptiliana fuerza.

A mi Jonnai me habia parecido un tipo estirado, sí, pero solitario tambien. De no ser por la carta no habria sospechado que era un asesino. ¿Me fallaban mis instintos a veces? Parecia que si. Pero una cosa no quitaba la otra.

No tiemblo cuando su garra mano va hacia mi brazo. Solo sigo su trayectoria brevemente con mi mirada, pero no me muevo. Mi amigo es capaz de discernir a tiempo, y detenerla antes de tocarme. Es algo que me llena de orgullo en ese momento. Asi que devuelvo mis ojos a los suyos. El calor es palpable, pese a todo.

-Sí, hay que buscarlo. Te ayudaré. O te ayudaremos. Ya lo sabes.

"A no ser que prefieras ir solo"

Asiento cuando dice que en el momento que lo vea lo que hará sera matarlo. No voy a decirle que no lo haga ni a quitarle la idea de la cabeza. Valora que pueda ser una trampa. Finalmente, retiro mi mano de su hombro, cuando veo que parece mas tranquilo.
-Si es una trampa, iremos igualmente. No hay que quedarse con la duda. ¿Por dónde comenzamos?