Mercado Central

Si, yo tampoco estoy segura si de verdad habrá una misión. Mandé un mensaje pero aún no hay respuesta.- Dije chequeando por onceava vez la moneda comunicadora en la que no había mensaje no leído alguno al respecto. -Son rumores.- Concluí restándole importancia, aunque a veces los rumores se hacían realidad.

No podía fingir con Cleo, no quería. Quería dejar de aparentar… pero al mismo tiempo no… porque ¿Y si descubría el monstruo que de verdad era? No permitiría que eso pase. Me extrañó que me pregunte la razón por la que iba armada. -Voy armada a todos lados… desde siempre… ¿Ustedes no?- Pregunté con curiosidad ¿La gente, en la guerra, no iba armada? Compararme con la gente que me importaba era lo que me señalaba si iba bien, en lo que venía a ser vivir, o no. Suspiré cuando pareció pedir que explique más lo que le había dicho a la doctora. La árabe estaba empujando mis límites y no se sentía bien. -Por mí expresión, por mis modos, por mis gestos… por mí en general.- Dije señalándome completa.

Quería que la tierra me trague, lo estaba deseando con mucha fuerza. No me acordaba las palabras exactas que le había dicho a la rubia pero esperaba que lo que le había dicho a la árabe haya sido ilustrativo. -Me sorprendió, Cleo, no, aún más; me impactó, no, ni eso… me… ella me…- Busqué en mí mente lo que había sentido sin éxito. -Ni siquiera encuentro una palabra para describirlo. Agarró a la n… a… a Lila como si la conociera de toda la vida y se la llevó con ella, así sin más, no supe qué hacer y reaccioné por acto reflejo.- Expliqué con calma. Al escuchar mis propias palabras noté que parecía que me estaba excusando.

-No es una escusa, sé que suena como una, pero no lo es, de verdad, estoy tratando de describir la razón de mí reacción, que sé que estuvo mal, ya te digo, debí haber agarrado a… Lila e irme sin decir nada- Lo de ser vetada del hospital me pareció algo exagerado ¿Todos iban tan confiados?¿Nadie tenía miedo de ser envenenado? Entendí que la gente estaba molesta por como había reaccionado, pero no estaba segura de que hablar sea la solución. Era abrir mi boca y todo se iba por el drenaje. Su caricia en mi espalda se sintió bien, reconfortante, cálido en comparación con el viento otoñal que rondaba, así que apoyé mi mejilla en su hombro para descansar mi cabeza que iba a toda velocidad y comenzaba a agotarme porque no había probado bocado desde que pasó lo de la… lo de Lila.

No hacerle caso a Mérida… pero si ella era alguien que me importaba mucho, formaba parte del grupo que me indicaba el norte, el camino, me era imposible no hacerle caso y sus palabras me habían herido, aunque no lo demostraba. Pero ¿Ella estaba embarazada?¿Y era de Kyllian?¿Qué había pasado? Yo le había dicho al feral que conozca a mis compañeros de brigada, había sido una condición y después del Torneo parecía que ya se conocían… o tal vez se conocían desde antes. Tsk… estaba especulando… los hechos parecían ser que Mérida estaba embarazada, había tenido mala suerte, esperaba que no traiga esa vida al horrible mundo.

La pelirroja no era capaz de tal crueldad, esperaba que no lo fuera… aunque por sus palabras parecía que había decidido tenerlo… y con Kyllian… que no lo conocía… eso me recordó mí propia historia con él. Me conoció embarazada y recién me habló el día del parto de su historia y yo le conté la mía en aquella casa tan acojedora en la que imaginé que tendríamos un futuro los tres juntos. Patrañas, puras patrañas. Ésa casa fue destruida, Kyllian se encariño de la… de Lila en un santiamén, en cuanto me giré la trajo a la isla a mis espaldas, cuando le expresé mis sentimientos, él no me contó lo que sentía por mí y no le gustó que apartara la… a Lila de él cuando lo único que buscaba hacer era protegerla.

Pero claro, ¿Qué va a entender él de protección si todo lo quería para él? No estaba dispuesto a renunciar a ella para protegerla, creía que estando con él sería suficiente cuando la vida en la guerra no era así ¿Y Mérida iba a tener un bebé con él? -Mérida va a cometer un error que yo misma cometí, Cleo ¿Qué hago? No puedo quedarme de brazos cruzados.- Le dije angustiada.

Apareció directamente en el callejón y en cuanto lo hizo los dos guardias que estaban vigilando a Leila se acercaron para ir juntos hacia donde estaba la muchacha. No habían pasado más de una hora o así desde que se habían visto pero la situación había cambiado, y mucho.  La observó e iba armada hasta los dientes lo que le dio aún más mala espina. Iba acompañada de una muchacha morena que no conocía.

“Si la veis hacer movimientos bruscos, ir con cuidado. Nuestro deber es llevarla hacia su habitación y desarmarla. Permanecerá vigilada”

-Buenos días de nuevo Srta. Alabi- Indicó cuando finalmente llegó a su altura, observó a la otra muchacha y asintió levemente -Buenos días- Rebuscó en su armadura la copia del documento que había escrito hace apenas unos minutos y se la tendió a la rubia con un gesto neutral en el rostro -Por orden del Consejo de los 20 y del Descendiente Sayid Ibn Salah, quedareis recluida en vuestros aposentos hasta que se celebre el juicio y, además, pasareis por una revisión psicológica previa al juicio- No elevó la voz, ni gritó, simplemente le habló directamente a ella para que entendiera la situación.

-Os voy a pedir que entreguéis vuestras armas- Dijo señalándola de arriba abajo. Sabía que la misión sería pronto pero no vio necesario ir tan cargada tan pronto. Pero no indicó nada más sólo esperó pacientemente a que Leila colaborara aunque sus sentidos estaban muy en alerta por si reaccionaba de una forma distinta. No quería hacer un alboroto pero la muchacha tenia expediente.

Después de recibir el mensaje de Sayid via patronus tuve que cambiar de plan una vez mas. Estaba cabreado por tanto cambio de planes, pero me decidí a encontrar a Leila para decirselo. Al parecer ella ya estaba esperando para irse a una misión que ni si quiera habíamos preparado, ni hablado, ni nada por el estilo. Asi que tocaría informale.

No sabía que opinar mientras buscaba su rastro, que me llevó al mercado directamente. Leila habia pasado por alli, e incluso acabé en una tienda de orfebrería donde hacian pendientes. Pero ella ya había pasado por alli.

Con un comportamiento mas perruno que humano (me iba agachando incluso a veces a ver si asi encontraba mejor el rastro y la gente me miraba raro) incluso percibí otros rastros conocidos y recientes. Mérida, Cleo.

Llegué finalmente a una calle más apartada, efectivamente, habia logrado dar con Leila y Cleo, pero Amaya, la general, estaba allí ya.

Al llegar al lado de la General la miré frunciendo mi ceño. Y después le dediqué la misma mirada a Leila.

- Aquí hay muchas cosas que explicar. Sayid me ha avisado. Y este cambio repentino? - Pregunté a Amaya, despues observé a Leila, iba preparada para la batalla, y me crucé de brazos. - Te van a encerrar hasta que se aclare lo de Lila. - volví a mirar a la pelicorta. - Amaya, verdad? Necesitaréis esto...  - saqué un frasco vacío de la pocion matalobos que habia tomado la anterior luna llena. Recordé el momento en cuestión y usando la magia necesaria, extraje aquel recuerdo poniendo los dedos indice y corazón sobre mi sien, sacando una hebra plateada y brillante que metí en el frasco. Lo cerré y se lo di a Amaya. - Es mi declaración, Cleo es testigo de que te la entrego voluntariamente. No está alterado, podéis preguntar a cualquier experto. - el recuerdo comprendía desde que habia entrado en la sala hasta que habíamos salido. - Alli abajo se va a poner complicada la cosa, así que es mejor que esa información se quede aquí. - hice un ademán para que la mujer se quedara el frasco y luego lo entregara a quien correspondiese. Si de verdad ibamos a ir ya, antes del juicio, cualquier cosa podía pasar. Podia no volver, o volver demasiado mal. Asi que por eso le habia dado mi declaracion por adelantado.

Despues volví a centrar mi atencion en Lala. - Había pensado hablar contigo antes de decidir yo mismo si venías o no. Pero...parece que se nos han adelantado.

Por decisión propia, Darren prefirió no continuar con el tema de quién tenía o no razón sobre lo mucho que les odiaban en la isla de Ourboros. Definitivamente en Avalon esto no ocurría, se acataba y punto. Nadie dice que se empleara la mano férrea, pero quizás habría que dominar en algún momento las opiniones de los pueblerinos, cortar algunas lenguas, quizá… Darren no era partidario de la violencia gratuita, pero a veces se le pasaba por la cabeza ciertos detalles como este, menos mal que no solía expresarlo en voz alta -En una semana te habrás aburrido- Auguró a su falsa castidad, conociendo el hobbie de su hermana, dudaba mucho que aguantara mucho más.

Mientras veía a sus hermanas corretear de un lado para otro se sentó por ahí, exhalando pesadamente, aburrido. -Qué vestido tan bonito- Comentó con tono totalmente fingido para incordiar a su hermana pequeña que había impuesto la orden de hablar de temas felices y alegres. -Rubia. ¿Has pensado en la ropa para nosotros? Si puedo elegir prefiero una cota. Gracias- Mucho más cómodo que andar con un traje de esos que estaban mirando. Darren ya se había acostumbrado a las cotas de cuero, o acolchadas en ocasiones, dependiendo la necesidad. -Pero creo que Cedric estaría muy contento si se pone ese traje con topos de colores, es muy “alegre”- En efecto, volvía a soltar la pulla a su hermana, iba a hacerlo todo el rato que pudiera hasta que se enfadara. Iba a ser la parte más divertida de irse de compras -El verde víbora es muy apropiado para Lake. También el marrón arpía- Inquirió dando un codazo en el costado a su hermano menor, en señal de compañerismo.

Mientras las damas de la tienda atendían a nuestras hermanas la dueña de la misma vino con una sonrisa, claramente forzada, a preguntar a los varones si necesitaban algo. Le clavé mi mirada verde para que se perdiera de mi vista, pero Cedric sí se lanzó a ella de un salto, la tomó por la mano y fue recorriendo por los pasillos indicando qué vestuario era de su predilección. Si por Cedric fuera irían todos los hermanos vestidos como un arcoíris. Con sus hermanas probándose los vestidos y su hermano pequeño haciendo el pardillo con la dependienta, el rubio se quedó solo. Darren alzó la vista para mirar a través del escaparate y ver que había follón en el exterior. Se acercó al cristal, se cruzó de brazos por delante del pecho y negó con la cabeza: mirando a la mujer rubia, la morena con rasgos árabes, al hombre de pelo azul y los tres guardas. Negó con la cabeza con cara de fastidio. Esto en Avalon no pasaría -Cuando consigamos nuestro puesto en el Consejo habrá que hacer una buena limpia en la Guardia y de la chusma que pasea por estas calles…-

Asentí suavemente en respuesta a su pregunta de si iba todo el rato armada en Londres, claro que si y no solo ahí, era una fugitiva, una criminal por pertenecer a una raza que no era la humana. Desde la tierna infancia iba armada, pensar que estaba a salvo era raro, no estaba acostumbrada a sentirme así ¿Ésa persona que pasó al lado nuestro se sentía segura?¿Cómo sabía yo que no estaba armada?

Escuchaba lo que mi amiga me decía y reflexionaba al respecto, pero cuando se puso a imitarme, me costó mantener una expresión seria, tuve que taparme la boca con la mano para contener la sonrisa. No conocía a la médica, hablarle como le hablaba a Cleo… requeriría conocerla antes. Sobre Mérida, apoyarla y cuidarla estaba bien pero… -¿Dices que no le advierta?- Le pregunté manteniendo el tono de angustia.

En eso la mujer de antes apareció junto con los guardias que me habían estado observando y se acercaron en formación de arresto, conocía el mecanismo, además uno de ellos llevó la mano a la empuñadura de la espada listo para desenvainarla. Volví mi mirada reservada a la mujer sin moverme del banco. Tomé el papel que me entregaba y lo miré haciendo como si lo estuviera leyendo ¿Me iban a arrestar hasta el juicio que sería después de la misión?

Si el orden sería misión y después juicio ¿Cómo iba a hacer para ir a la misión si me arrestaban? Miré a la mujer cuando pidió que entregue las armas y la árabe me sacó las palabras de la boca así que me puse de pié al lado de Cleo esperando explicaciones ya que era cierto lo que decía. La llegada de Lyka me alivió pero su mirada me dijo que las cosas no estaban resueltas. -Se cayó porque yo la solté, Cleo.- Le recordé, no dejaba de ser un accidente pero la realidad era que yo había sido irresponsable y que se hubiera podido evitar.

Miré sin entender mucho al licántropo entregar lo que él decía que era su declaración pero que estaba líquida ante una Cleo desconcertada. Yo sabía lo difícil que estaba la situación en tierra firme, que se podía no volver y él prefería que me juzguen a que yo baje a ayudarlo. Fue doloroso pero simplemente le devolví la mirada seria. Cleo, por su parte, se estaba desesperando, así que la tomé de las manos para que me mire.

-Voy a estar en mi habitación, estaré bien.- Intenté tranquilizarla. No sabía qué más decirle pero me angustiaba verla así. La solté para llevar mis manos a mi cinturón y extraer la daga y la pistola para entregarlas. Desenganché el rifle de mi espalda y miré a uno de los guardias. -El seguro está flojo y el gatillo es muy sensible, si lo tratas mal, lo sabré.- Le advertí, básicamente porque se dispararía solo y gastaría la munición y la cosa no estaba para despilfarrar munición, no era barata.

Fuí consiente de todos los ojos que había sobre nosotros, llevé la mirada al suelo tratando de convencerme que nadie nos miraba y solté el rifle. Luego me centré en el licantropo mientras me quitaba los pendientes y se los entreguaba de forma algo brusca a Lykaios. -Sabes que nadie tiene tanta experiencia en éste tipo de misiones como la Brigada.- Le dediqué una mirada profunda. Yo había estado entre los que habían conseguido al robot, ése que decían que era tan importante.

Estaba esperando la colaboración de la Srta. Alabi cuando llegó Lykaios y también la morena empezó a hablar -El hecho de que se posponga el juicio no quiere decir que sea libre. En ningún momento, en ninguna circunstancia, le dije eso a la Srta. Alabi. Ella se retiró del lugar por voluntad propia sin que yo la despidiera- Informó en un tono absolutamente neutral -Es más, sino me equivoco, el capitán le avisó que no podía abandonar la isla precisamente por el tema del juicio y en vista de su largo expediente y, posteriormente, el caso se ha decidido mantenerla bajo custodia con la revisión antes mencionada- Miró a la Srta. morena que no conocía y después al Sr. Knox -Ante cualquier otra duda, os invito a discutirlo directamente con el Descendiente Sayid Ibn Salah. ¿Queréis que lo convoque aquí mismo?- Preguntó.

Finalmente, Lykaios le habló. Ella asintió hacia su nombre y se giró levemente hacia él sin perder tampoco de vista a la rubia. Se sorprendió de lo que le dio pero tras su explicación lo entendió, cogió el botecito y no dudó en construirle una coraza de metal con un movimiento de mano para protegerlo de cualquier daño exterior -Muchas gracias por vuestra colaboración- Indicó finalmente la General y volvió hacia Cleopatra -Dijimos que se pospuso el juicio, no que era libre- Volvió a aclarar porque parecía que todos eran muy cortitos.

La respuesta de Leila sobre Lila hizo que Amaya mirara intensamente a la morena, esperando que comprendiera la realidad de aquellas palabras entonces volvió los ojos hacia Leila -Estará perfectamente. Custodiada pero tendrá derecho a una visita diaria con vigilancia, por supuesto- Aseguró Amaya mientras veía a Leila retirarse las armas y entregarlas voluntariamente -Agradezco vuestra colaboración- Cuando uno de los guardias fue a ponerle las esposas, Amaya alzó la mano en un gesto que lo hizo detenerse. Escuchó lo que le dijo a la Brigada y a puntito estuvo de soltar un comentario pero se calló. Se dirigió de nuevo a Lykaios -Hablad con Sayid- Agregó y entonces hizo un movimiento con cabeza de despedida a la morena y puso una mano en la espalda suavemente instando a Leila a caminar, siendo seguidos por los dos guardias, y al final del callejón Amaya cogió del hombro a Leila y desaparecieron hacia las habitaciones en las que rezaba que estaba viviendo.

-Pues tendré que decirel a Giordano que me haga muchos juguetitos- Se rió, con lo de “aburrirse”. Los comentarios de Darren eran cada vez más incisivos y Shyvanna soltó una carcajada tan real que se tuvo que doblar sobre sí misma cuando soltó lo de “marrón arpía”, es que le iba a la perfección -No seas malo. Lo de ella es más el veneno- Dijo y le acomodó un mechón rojo a Lake que no tardó en sisearle y darle un manotazo, que S le devolvió y así estuvieron un rato hasta que se fueron a cambiar.

Al recordar que le había preguntado por ellos, sopesó la idea-Si vas con cota la abuela …- Ladeó la cabeza llamándole la atención -Pero puedes elegir un traje a tu gusto. No me pondré exigente pero sólo porque eres mi mellizo. Aparte si me vas a entregar debes ir presentable-  Por un rato más, estuvieron eligiendo vestidos pero Shyvanna se quedó con el rojo dorado y Lake con el verde víbora. G también se veía hermosa en aquel vestido azul noche, que era un tono tan diferente al negro al que estaba acostumbrada pero sin sacarla de su zona de confort.Cedric cogió lo suyo  y Shyvanna aprovechó para comprarse un vestido más que se dejó puesto, pero más sencillo con el que salió de la tienda. Y, sinceramente, no fue siquiera consciente de que iba con los zapatos que se había probado al principio sino fuera porque Cedric recogió sus botines habría quedado en una bochornosa evidencia pero la pandilla Pendragon, en todo su esplendor, abandonó la tienda para encontrarse con el jaleo en uno de los callejones.

S escuchó lo que dijo Darren mientras intercambiaba una mirada con Amaya y luego con Leila, a quien había visto en el parlamento. Entrecerró los ojos y entonces volvió la vista hacia Lykaios y a la muchacha con rasgos tan marcados. Se inclinó hacia Darren -¿No se parece a toditos los de Cleopatra? Es calcada- Musitó con curiosidad y no dudó mucho en moverse con su cadencia elegante, natural y sensual hacia la muchacha, pero se detuvo  a arrastrarsumirada por todo el cuerpo de Lykaios de una forma evidentemente depredadora. Incluso se relamió los labios en un gesto exageradamente sexual.  No obstante, tenía otra prioridad y fue a por Cleopatra -Hola, soy Shyvanna Pendragon. ¿Cómo te llamas? Me suenas familiar- Dijo mientras la pandilla se quedaba un poquito estupefacta pero a ella le daba igual. Apoyó varias bolsas en el banco y movió su mano hacia su delicada cintura -Me caso en nada...Estoy de compras- Musitó riéndose para explicar a toda su familia con tantísimas bolsas encima.

Vestidazo MUY PRO escote:

Le lancé una expresiva mirada a Cleo, era normal su posición, ojalá yo pudiera posicionarme tan sencillamente como lo hacía ella.  La general Amaya cogió el pensamiento que le di, aquello me dejó más tranquilo porque si no volviamos de Francia, al menos, no resultaría un inconveniente para que pudieran aclarar lo de Leila.

Leila aclaró a Cleopatra que Lila no se había caido por accidente, si no que la había soltado, que había sido fruto de su imprudencia. Bueno, y de la mia, que por más que la avisé no fue suficiente.  Leila reaccionó todo lo bien que podía en esa situación, y cogí los pendientes con la misma brusquedad que ella me los entregó. Le sonreí con el ceño fruncido.
- Tienes razón.  Por eso espero que puedas demostrar tu inocencia a esta gente, demostrarle quien eres realmente, para que en la misión que siga a esta, puedas estar de nuestro lado otra vez en cuerpo y mente.  - era demasiado que procesar para ella, lo entendía. Me preocupaba también que sus prisas por ir a la mision tras perder a su hija fuese fruto de una ansia de suicidio oculta.

Miré a Amaya que nos ofreció hablar con Sayid, negué con la  cabeza e hice una mueca de desaprobación por lo de las esposas y fui a decirlo-
- Eso no me parece.... - por fortuna Amaya se me adelantó y detuvo al guardia que se las iba a poner.

Cuando se marcharon los miré por encima de mi hombro hasta que se desaparecieron. Conocía a Leila desde hacía ya algun tiempo.  Iba haciéndome ideas en mi cabeza, planes a largo plazo. Entorné la mirada, planteandome una idea en la cabeza....culpable o no....dejaría a uno de los mios cumplir una condena de años? Me inclinaba hacia el no. El resultado de su error había sido terrible, sí. Pero cual era la culpabilidad que sentía? El arrepentimiento? Cuanto de intención hubo ahí? Eso eran cosas que quizá pudieran aclararse en el juicio o con un examen psicologico.

Iba a hablar con Cleo cuando se acercaron unos desconocidos aparecieron. Una pandilla peculiar que me hizo girar el rostro hacia ellos, dragones? Se olía a la legua. La rubia del vestido despampanante se adelantó y casi me echó un polvo con esa mirada, lo cual me hizo gracia por lo atrevido, era una buena actitud. Se acercó a Cleo sin mas e inició una conversación, diciendo que se casaba y esas cosas que no podían importarme menos ahora mismo.  

"Pendragon? Esos no son los que estan aqui de invitados o algo?"
- Enhorabuena por la boda y blabla....

Me acerqué a mi compañera y le hice un gesto con mi cabeza.
-  Creo que tengo que ponerte al día, Cleo. Y también quiero escuchar tu opinión.

Me encogí de hombros ante la ocurrencia de que podría pedirle ciertos juguetes al italiano. Darren desconocía que habían visto en él sus dos hermanas para que no dejasen de agasajarlo tan alegremente. Quizás debieran centrarse en embaucar al crío de los dragones, ese sería fácil de atraer a su causa. Y no haría falta usar tales argucias. En cualquier caso, Darren sabía que su hermana se aburriría pronto de los juguetes y su falsa castidad y pronto estaría subiéndose por las paredes, en el sentido no metafórico. Y a ver quién sería el bonito que la aguantase. Cedric, decidió.

Gruñó molesto cuando no le dejaron ir en cota acolchada. Le tocaba andar buscando un traje de su talla. De esos que habría en la tienda, localizó uno gris oscuro, de raya y que quedaba bastante ajustado. Era bastante sobrio, quizás lo único que podría ser más interesante ya que iba rematada en negro. Zapatos de cordel negros, de punta fina. Y ya está. Se negaba a seguir de compras de ropa para él, ya que prefería ir a mirar armas, o herramientas para realizar nuevas magias. O astrolabios. O perchas para los armarios. Cualquier cosa menos seguir sufriendo en silencio en esa tienda.

Cuando salieron, su hermana le cargó con todas las cajas de los vestidos que habían comprado, a la que había que añadir la anterior del puesto del mercadillo. Estudió a la mujer morena, con rasgos árabes. Definitivamente, con una ropa de lino, podría perfectamente ser la hija de la familia Keops. Al legar, estudió a su compañero de pelo azul, mirándole de arriba abajo. Si se ponía bravo, quizás podrían atacar. Rodeó los ojos y miró al infinito cuando su hermana se puso a cacarear con la morena, ¿y a ella qué le importaría si se casaba en breve? -¿Por qué no lo publicas en el periódico local?- Le indicó a su hermana con cierto tono de molestia, creyendo inoportuno que los plebeyos de la isla debiesen de saber si se iba a casar o no. Su hermana Gwen le asesinó con la mirada, y le dijo que estaba siendo amable, que debía cuidar su lengua.

-Oh, pensé que te entristecerías de perder la oportunidad de probar este bombón- Le respondió a Lykaios con una risita, en la que era evidente que estaba a broma. O no. Quién sabía. Pero la morenaza le dio una información la mar de interesante -Cleopatra. ¿Ascendencia... griega tal vez?- Preguntó ladeando su cabeza hacia Darren con un gesto bastante interesante. Pero el peliazul quería molestar…¡Con lo guapo que estaba! -¡Oh, pero si nos estamos haciendo amigas! ¿Es por la rubia que se acaba de llevar la mujer de la Guardia? …Seguro hay una solución. Tiempo al tiempo. Nosotros esperamos siglos para decir…¡Hola, vivimos!- Se rió alzando los hombros con suavidad y gracia, elegante y soberbia.

Darren soltó uno de sus comentarios y Shyvanna cogió sus bolsas, ya que veía que los otros iban a retirarse, y se las estampó en la cara a su hermano para que las cogiera -Pues no es mala idea. Ouroboros debería enterarse de que voy a despedir el mundo de la soltería- Espetó de una forma profundamente dramática antes de bajar su mirada celeste y sagaz hacia Cleopatra, con cuidado se acercó hacia Darren y buscó entre las bolsas una de las pulseritas que había comprado al mercader. Se ocupó de marcarla con su sangre  y susurró algo. Volvió sobre sus pasos y cogió de la muñeca a Cleopatra para ponerle la pulserita. Alzó la muñeca mirando  y admirando su obra  - Preciosa…Tu y yo tenemos una conversación pendiente, Cleopatra. Tengo tanto qué decirte sobre tu familia- Le dijo, sembrando la semilla de la duda,  y se inclinó para dejarle un beso en la mejilla y luego fue hacia Lykaios para hacer lo mismo,pero a este aprovecho y le restregó los pechos  -Para ti tengo otra cosa, pero me tienes que encontrar tú antes- Se rió, antes de caminar hacia su pandilla.

-Búscame en el glorioso castillo en las Montañas del Dragón. Me aseguraré de que los guardias te dejen pasar, si vienes sola- Lanzó una mirada al peliazul de interés pero decidió que no iba a agregar nada más -Que os vaya bien ¡Alegrarle la vida a alguien!- Les dio aquella tareita  y finalmente se retiraron de allí para seguir de compras antes de desaparecer hacia el castillo con algo de información fresquita. ¡Y decía Wiwi que ella no hacía nada!

- Bienvenida al mundo de los frustrados entonces. - le dije a Cleo, no quería que se pensase que para mi esto estaba siendo facil, dejar que se la llevasen. El tono de regaño de Cleopatra era algo que no venía a cuento.

Lancé una mirada asesina a Darren, el rubio, por atreverse a hablar. El pobre hombre no habia hecho nada pero yo estaba que me subía por las paredes, y esa mirada suya de arriba abajo que me habia lanzado me resultó conocida, asi es como miran los que se creen superiores.  

Ignoré deliberadamente a Shyvanna y su frase de flirteo, no me interesaba. Pero mostraba un interes desmedido en Cleo.

- ¿A que yo no te he preguntado por tus problemas? Pues no me los cuentes, yo tampoco voy a contarte los mios.

Pero a la mujer parecia darle todo igual, le regaló una pulsera sospechosamente a Cleo, despues de decir algo más sospechoso aun sobre su familia y citarla en las montañas del dragon. Un beso en la mejilla para ella y un abrazo de tetas para mi.
- Haciendo aliados? - pregunté mientras me espachurraba con toda su pechonalidad, a ver a cualquiera se le subirían los colores con eso, pero yo tenía los de mi loba... asi que intenté pensar en ellos, mejor.

Cuando se fueron me giré a Cleo, tenía que digerir lo de su familia y yo tambien. Sujeté su mano para mirar la muñeca, olfateando.
- A que crees que se referia con lo de tu familia? - pegué mi nariz a su muñeca y le di un lametazo a la pulsera. - Huele a sangre. - me di cuenta de que lo que estaba haciendo era demasiado perruno y le solté la mano. - Perdón. No me fio demasiado. Lo que nos faltaba ahora es que los tiparracos estos que parecen de la nobleza vengan a liarnos mas.

Cleo le dejó las cosas claras a Shyvanna, no tuve por que darle mas vueltas al asunto. Me pasé una mano por la cara despejándome, antes de empezar a hablar con Cleo.

- Una explicación. - le dije mientras reemprendiamos la marcha por el mercado, saliendo del callejón. - Por donde empiezo?

Miré hacia el cielo, cruzandome de brazos.
- Lo primero es que si es verdad que Leila está en shock, no es seguro para si misma ir a una mision a Francia. Prefiero que espere a estar mas calmada. Creo que no ha procesado lo que le ha ocurrido, o eso quiero pensar. Es verdad que soltó a la niña, Cleo. La soltó para agarrarse ella. Estaba siendo imprudente, y no era la primera vez que se le avisaba que no debía hacer eso con Lila, Kyllian ya sabía que la estaba poniendo en peligro con ciertas actitudes. Sabes que si fuera otra cosa...cualquier otro....error.... - negué con la cabeza. No dejaría que pasara eso.

- Ha desatendido algunas citaciones judiciales, peticiones de dejar las armas de fuego a un lado... eso solo ha empeorado su situación. Su obsesión era que se llevaran a la cria de su lado. - me detuve y la miré, esto era confidencial. - No se lo he dicho a los guardias expresamente, pero Lila era hija de Eamon O'Connell, obviamente tuvo que forzarla. Creo que Leila arrastra algo desde entonces...desde que estuvo presa, culpabilidad, ahogo, odio, muchas cosas...que no supimos ver, Cleo. Analizo una y otra vez lo que vi cuando Lila calló y....es que la soltó justo cuando le dije que sabía lo de Eamon. No tengo hijos, Cleo, no se lo que es perder a uno.....pero cuando murió Zack.... bueno, sabes como estuvimos. Ninguno nos sentimos aliviados. Pero Leila parece estarlo.

Cleo me escuchó atentamente mientras le expliqué, cosa que agradecí internamente.
- Un experto, eso pienso yo. Alguien que sepa mejor como superar estos malos tragos. - miré a Cleo cuando ella lo hizo, claro, no sabía que yo habia sido testigo directo de todo aquello. - Estaba haciendo acrobacias en unas telas que colgaban del techo, con Lila de ...paquete, y mientras hablaba conmigo comenzó a subir demasiado alto. - asentí, cuando ella fue atando cabos, de que el pensamiento que habia entregado a la guardia era el recuerdo de aquel momento concreto. - Aunque intenté atraparla llegué tarde. Milésimas de segundos. Un parpadeo....no hizo falta más que eso....

Habia apartado la mirada de ella conforme decia eso, pero oirla ahogar un grito me hizo volver a la realidad. Comprendí sus disculpas, yo habría hecho lo mismo de estar en su lugar.
- Homicidio imprudente.

Detenidos en mitad del bullicio del mercado, Cleo me dijo que habiamos sido unos amigos terribles. No le faltaba razón... Hice un gesto con la cabeza como de que lo dejase estar, y de que se acercase a mi, extendiendo un brazo para recibirla.
- Anda, ven aquí. - le di el abrazo que sabía que necesitaba y le dejé un beso en la coronilla, reconfortandola despues con mi mano por su espalda. - Siento no haber hablado antes con vosotros. No podía. Necesitaba un poco de tiempo.

Me froté el ceño y la frente, intentando pensar qué medimago podría ser bueno en esas cosas que requieren tanto tacto y que no haya tenido conflicto con Leila, porque la segunda criba limita mucho el personal disponible en el hospital. Supuse que si había alcanzado ciertas esferas, y como el problema se ha hecho inmenso, sería Lucio el que se encargara del tema. O quizás alguien cercano a la directiva. -Estará en buenas manos- Resumí, esperando que así fuera.

Con el resto del relato de Lyka sobre la caída de Lila todas las partes empezaban a cuadrar. Ya entendía lo de ser irresponsable, lo de que la solté, la actitud de Lyka… le había juzgado tan mal… Y Leila había echo cosas nefastas. No sabía que estaba llevando tan mal la crianza de la niña, podríamos haberla custodiado en alguna de nuestras casas, en el barco, en la guardería del hospital… Me siento como que he fallado a toda la brigada, y en especial a Leila. Me sentí culpable, por prestar demasiada atención a los Souls, en contraposición a lo que estaba pasando en la Brigada. Suspiré, deseando que pudiera dividirme o clonarme para poder estar en todas partes, pero, por el momento, era algo que no sabía hacer. Asentí en silencio con la causa completa de enjuiciamiento, sin añadir mucho más.

Recibí el abrazo con mucho gusto, era calentito y reconfortante y su muestra de carillo hizo que no me sintiera como una mierda, que era así cómo estaba yo en ese momento. -Está bien. Gracias por contármelo. Yo siento no haber podido estar más ahí para vosotros- Me separé del capitán cuando noté la moneda vibrar, sabiendo que era un mensaje para él solicitando una vista, de modo que aprovechamos para salir de allí.

Otro vestido…Tenía…Tenía que comprar otro vestido. El rojo no…No iba bien. Sus brillos estaban… La rubia apareció en el callejón donde se había encontrado con Cleopatra y Lykaios, temblando y aruñandose las manos con tanta fuerza que se abrió heridas y su sangre se mezcló con toda la que la bañaba. Su corona, sus joyas y su maravilloso cabello de bucles dorados estaba todo salpicado con la sangre de su prometido.

-Negro… Negro…- Susurró para sí misma sonriendo, porque por supuesto lo más lógico era un cambio de vestuario. Caminó por el callejón, con algo de prisa y cuando salió al Mercado robó gritos de mucha gente, otros tantos la miraron como si estuviera loca y a medida que avanzaba por el lugar podía sentir cómo todos se apartaban. Eso estaba bien, porque ella era una Pendragon  y ellos tenía que doblegarse a los Pendragon. Alguien avisó a los guardias.

El frío le caló un poco pero no le importó porque ya veía uno de los carteles de la tienda en donde había comprado aquel vestido rojo sin embargo cuando llegó estaba cerrado por un asunto personal. Shyvana frunció el ceño y golpeó la puerta varias veces. ¿PERSONAL? ¿PERSONAL? -MI ASUNTO ES MUY PERSONAL- Pateó con fuerza varias veces pero no logró nada ...Personal, ella tenía otras cosas personales que Aric no iba a atender esa noche y eso la obstinó así que se desapareció nuevamente.