Mucho ha cambiado esta ciudad, a tal velocidad que la antigua Galway está irreconocible después de quedar en poder del gobierno y ejército muggle desde el principio de la guerra, que la han convertido en una ciudad que hace años hubiésemos llamado futurista, gobernada por una tecnocracia.
Los negocios turbios te hacen viajar, conocer gente, crecer intelectualmente...¿quién dijo que fuesen malos?
Las cosas han estado relativamente tranquilas por la base de la Alianza, los jefes no me han molestado ni me han vigilado en exceso, pues parece que estaban más interesados con engañar a los renegados con el asunto del arma falsa. Ojalá hubiese sido yo el que hubiese preparado ese plan, que es muy de mi estilo, pero esta vez no tuve nada que ver. Por fin realicé la entrega de la primera prueba del ejército de clones, ya crecidos y completamente entrenados y obedientes. Eso debe valerles de prueba de lealtad, por ahora. Hay que ganarse la confianza para poder traicionarla, si no no traicionas una mierda.
El caso es que me he pedido unos días libres para atender mis propios asuntos, que no se confundan y piensen que tienen un empleado a tiempo completo en lugar de un mercenario. Galway puede ser un lugar interesante para comenzar, desde que he venido he estado haciendo contactos con varios científicos, aprovechando el salvoconducto que me proporciona estar trabajando para la Alianza Humana. Así no tengo que preocuparme de que me ataquen o detengan por ser de raza mágica. En esta ciudad están prácticamente erradicados, o los han matado o han escapado, así que dudo que encuentre muestras útiles para mi proyecto de híbridos. Lo que sí puedo hacer es aprovechar las vidas de tristes vagabundos para crear alguna que otra piedra nueva, que me he quedado casi sin material desde que desperdicié una piedra para salvar a una tipa desagradecida. Espero que su cuerpo haya acabado rechazando la piedra, se lo merecería. El procedimiento no es demasiado elaborado, simplemente prometo comida y mucho alcohol a yonkis y vagabundos, conduciéndolos a un local abandonado que he encontrado en la zona de los suburbios de Galway. Me he hecho pasar por un miembro de una ONG, diciéndoles que venía a ayudarlos. Infelices...
La cantidad mínima que se necesita para crear una piedra muy pequeña es de alrededor de una veintena, por lo que me ha costado varias horas conseguir a ese número de lo que para mí son despojos de la sociedad. Sonrío torvamente una vez que entran al local (una casucha antigua y destartalada sin puertas ni ventanas), agachándome para tocar en el suelo el gran círculo de transmutación que había dibujado previamente. Al activarlo emite una cegadora luz roja, y...
Las cosas han estado relativamente tranquilas por la base de la Alianza, los jefes no me han molestado ni me han vigilado en exceso, pues parece que estaban más interesados con engañar a los renegados con el asunto del arma falsa. Ojalá hubiese sido yo el que hubiese preparado ese plan, que es muy de mi estilo, pero esta vez no tuve nada que ver. Por fin realicé la entrega de la primera prueba del ejército de clones, ya crecidos y completamente entrenados y obedientes. Eso debe valerles de prueba de lealtad, por ahora. Hay que ganarse la confianza para poder traicionarla, si no no traicionas una mierda.
El caso es que me he pedido unos días libres para atender mis propios asuntos, que no se confundan y piensen que tienen un empleado a tiempo completo en lugar de un mercenario. Galway puede ser un lugar interesante para comenzar, desde que he venido he estado haciendo contactos con varios científicos, aprovechando el salvoconducto que me proporciona estar trabajando para la Alianza Humana. Así no tengo que preocuparme de que me ataquen o detengan por ser de raza mágica. En esta ciudad están prácticamente erradicados, o los han matado o han escapado, así que dudo que encuentre muestras útiles para mi proyecto de híbridos. Lo que sí puedo hacer es aprovechar las vidas de tristes vagabundos para crear alguna que otra piedra nueva, que me he quedado casi sin material desde que desperdicié una piedra para salvar a una tipa desagradecida. Espero que su cuerpo haya acabado rechazando la piedra, se lo merecería. El procedimiento no es demasiado elaborado, simplemente prometo comida y mucho alcohol a yonkis y vagabundos, conduciéndolos a un local abandonado que he encontrado en la zona de los suburbios de Galway. Me he hecho pasar por un miembro de una ONG, diciéndoles que venía a ayudarlos. Infelices...
La cantidad mínima que se necesita para crear una piedra muy pequeña es de alrededor de una veintena, por lo que me ha costado varias horas conseguir a ese número de lo que para mí son despojos de la sociedad. Sonrío torvamente una vez que entran al local (una casucha antigua y destartalada sin puertas ni ventanas), agachándome para tocar en el suelo el gran círculo de transmutación que había dibujado previamente. Al activarlo emite una cegadora luz roja, y...
Doy tumbos por Irlanda hasta llegar a la ciudad de Galway, un sitio peligroso al que no debería acercarme por la presencia del ejército de la Alianza. Hasta ahora no he encontrado ningún mago interesante al que poder robarle sus poderes, y Galway no parece que sea un sitio en el que vaya a encontrar a muchos. Lo que sí puedo encontrar son humanos interesados en unirse a nosotros, por ello me arriesgo a pasar al menos un par de horas en la ciudad. Creo que es el tiempo suficiente hasta que puedan localizarme con sus centinelas y venir a por mí. Con una estancia breve minimizo los riesgos, aunque nunca son 0. Lo malo es que con eso de ir manco por la vida he perdido mucha agilidad a la hora de subir a edificios como lo hacia antes. Deambulo por los barrios bajos, que la gente desesperada siempre está más inclinada a la esperanza y a cambiar de vida, pero lo que me encuentro por aquí es mucha droga y delincuencia. En una de la calles de los barrios bajos hay algo que llama mi atención. Una luz rojiza emana de las ventanas de una casa medio derruida, así que me acerco a curiosear lo que sucede. Para mi sorpresa me encuentro dentro a un tipo usando lo que parece un círculo de transmutación, algo que ya he visto en otras ocasiones. Tiene pinta de estar activándolo, y los indigentes que hay dentro no parecen estar ahí por voluntad propia, pues muchos están cayendo muertos dentro de ese círculo que está usando el mago. La imagen resulta dantesca.
"Alquimia...esa nunca la tuvimos. No puedo desperdiciar la oportunidad. Además, ese tío está a lo suyo y no va a enterarse. Y es un cabrón, se está cargando a esa gente. No sé si servirá para detener el proceso, pero..."
- Khar Qhaysh, Leth I'Ghyran.- con esas palabras en voz alta activo el proceso por el cual la calavera absorberá la magia de alquimia del sádico mago. Un potente chorro de luz sale del objeto mágico, dirigiéndose hacia la espalda de Tobías para atravesarlo. No voy a darle opción a defenderse, ni a reaccionar. Ni voy a preguntarle, no me parece que se lo merezca. Evidentemente le pilla desprevenido, pero a mi eso me da lo mismo. El haz de luz atraviesa su cuerpo y retorna desde éste hacia la calavera. Su inmenso caudal mágico parece que va a ser suficiente para transformar la calavera que porto en la calavera de alquimia, cuya intensidad de brillo va aumentando por momentos hasta ser casi cegador. La temperatura del objeto aumenta, hasta el punto de que siento ese calor en el rostro. También me cuesta bastante sujetarla con una sola mano, ya que el artefacto tiembla y se agita por la gran cantidad de poder que está acumulando. El aire a nuestro alrededor se agita de manera violenta, y el estruendo que genera debe escucharse por lo menos en 100 metros a la redonda. Debo marcharme rápido si no quiero que me localicen los del ejército.
"Ahora, es el momento. Corta la conexión"
Hago un gran esfuerzo por desviar el objeto, cortando el flujo de magia que viene desde el cuerpo del mago hacia la calavera. El viento se calma y el sonido cesa, todo se detiene. El cuerpo del hombre cae al suelo, pero no pienso acercarme por si acaso. El resto de gente que estaba dentro del círculo también ha caído, pero ellos ha sido por culpa de lo que estaba haciendo el otro. Guardo la calavera en la bolsa, dándome media vuelta para echar a correr por los oscuros callejones. La prioridad ahora es escapar de la ciudad, que ya he tentado demasiado a la suerte. No tardo demasiado en llegar a las afueras, perdiéndome por las inmediaciones para abandonar finalmente Galway.
"Alquimia...esa nunca la tuvimos. No puedo desperdiciar la oportunidad. Además, ese tío está a lo suyo y no va a enterarse. Y es un cabrón, se está cargando a esa gente. No sé si servirá para detener el proceso, pero..."
- Khar Qhaysh, Leth I'Ghyran.- con esas palabras en voz alta activo el proceso por el cual la calavera absorberá la magia de alquimia del sádico mago. Un potente chorro de luz sale del objeto mágico, dirigiéndose hacia la espalda de Tobías para atravesarlo. No voy a darle opción a defenderse, ni a reaccionar. Ni voy a preguntarle, no me parece que se lo merezca. Evidentemente le pilla desprevenido, pero a mi eso me da lo mismo. El haz de luz atraviesa su cuerpo y retorna desde éste hacia la calavera. Su inmenso caudal mágico parece que va a ser suficiente para transformar la calavera que porto en la calavera de alquimia, cuya intensidad de brillo va aumentando por momentos hasta ser casi cegador. La temperatura del objeto aumenta, hasta el punto de que siento ese calor en el rostro. También me cuesta bastante sujetarla con una sola mano, ya que el artefacto tiembla y se agita por la gran cantidad de poder que está acumulando. El aire a nuestro alrededor se agita de manera violenta, y el estruendo que genera debe escucharse por lo menos en 100 metros a la redonda. Debo marcharme rápido si no quiero que me localicen los del ejército.
"Ahora, es el momento. Corta la conexión"
Hago un gran esfuerzo por desviar el objeto, cortando el flujo de magia que viene desde el cuerpo del mago hacia la calavera. El viento se calma y el sonido cesa, todo se detiene. El cuerpo del hombre cae al suelo, pero no pienso acercarme por si acaso. El resto de gente que estaba dentro del círculo también ha caído, pero ellos ha sido por culpa de lo que estaba haciendo el otro. Guardo la calavera en la bolsa, dándome media vuelta para echar a correr por los oscuros callejones. La prioridad ahora es escapar de la ciudad, que ya he tentado demasiado a la suerte. No tardo demasiado en llegar a las afueras, perdiéndome por las inmediaciones para abandonar finalmente Galway.
Soldado Alianza Humana
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Una pequeña guarnición de soldados y un robot centinela acuden a las afueras de la ciudad, la zona de suburbios en la que se concentra la delincuencia. Ha habido un aviso de presencia mágica no autorizada, una que no tiene que ver con la presencia autorizada del científico de Londres que fue autorizado hace unos días. Parte de esos soldados tratan de localizar al intruso huido, y la otra parte tratamos de descubrir qué ha pasado. Encontramos una grotesca escena en una casa abandonada, en la cual hay varios mendigos muertos en medio de un círculo con símbolos extraños.
"brujería, detestable brujería"
Lo curioso es que los muertos no eran gente mágica, y que el científico con la autorización de Londres está tirado entre ellos. Si por mi fuera le pegaría un tiro aquí mismo, si es que sigue vivo, pero nos dieron órdenes de no atacarlo por ahora. Al parecer tiene una especie de trato o trabajo pendiente con el departamento de investigación del ejército de la Alianza. Me agacho con asco para comprobar su pulso, existente pero débil. No sé qué ha pasado, tal vez un ajuste de cuentas con el otro ser que ha huido. Espero que el resto de la patrulla lo localice. Doy la orden de recoger a Tobias del suelo, al cual suben al jeep entre dos soldados. Después arrancamos para marcharnos de allí y dirigirnos al hospital militar de la ciudad, donde se supone que podrán hacer algo por él.
"brujería, detestable brujería"
Lo curioso es que los muertos no eran gente mágica, y que el científico con la autorización de Londres está tirado entre ellos. Si por mi fuera le pegaría un tiro aquí mismo, si es que sigue vivo, pero nos dieron órdenes de no atacarlo por ahora. Al parecer tiene una especie de trato o trabajo pendiente con el departamento de investigación del ejército de la Alianza. Me agacho con asco para comprobar su pulso, existente pero débil. No sé qué ha pasado, tal vez un ajuste de cuentas con el otro ser que ha huido. Espero que el resto de la patrulla lo localice. Doy la orden de recoger a Tobias del suelo, al cual suben al jeep entre dos soldados. Después arrancamos para marcharnos de allí y dirigirnos al hospital militar de la ciudad, donde se supone que podrán hacer algo por él.
Éamon O'Connell
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- Flashback:
- Éamon O'Connell escribió:Había enviado a Blair y a los críos lejos de Londres, lo más lejos posible para que no los encontrasen. Todo era posible después de esa basura de mensaje retransmitido por el Black, mintiendo sobre falsos acuerdos y llamando a la rebelión contra los líderes de la Alianza. Me arriesgué a ir a la base militar, a pesar de que podía ser un riesgo si había insurgentes en las filas. Por ello me aseguré de ir con mis escoltas de confianza y de tomar varias precauciones más por si la cosa se ponía fea. De Wilhelm no sabía nada, tal vez se hubiese cagado en los pantalones al ver lo de la tele, tal vez habría salido corriendo rápidamente.
Nada más llegar a la base me encontré con caras raras entre los soldados, como si algunos estuviesen dudando de lo que habían visto en ese mensaje. Les eché una mirada de advertencia porque no quería ver el más mínimo atisbo de duda en sus rostros, y proseguí por el pasillo hasta encontrarme una extraña escena. Gelion diciendo que había un impostor en la celda y los soldados con gesto atónito al recibir un mensaje por sus comunicadores. - La bruja de Blair no va a recibirte hoy, pero le encantará saber cómo te refieres a ella. Últimamente se aburre y seguro que le entretiene probar sus torturas contigo. - espeté a sus espaldas, acercándome a él y a los soldados mientras avanzan por el pasillo. - ¿Qué hace este tío aquí? ¿por qué no está encerrado en su celda? - Uno de los soldado me explicó rápidamente que "Gelion" no había salido de su celda, que sus guardianes acababan de comprobar que seguía allí. Obviamente había un impostor, pero no sabíamos cuál era. También estaba claro que tenían que ver con lo de la llamada a la rebelión, muchas casualidades para una noche. - Detenedlo. Vamos a poner a ese par de dos cara a cara y veremos quién es el impostor, y qué tienen que ver con lo que está pasando.
- Señor, esto no es seguro, debemos sacarlo de aquí de inmediato. Han alertado de posibles intentos de rebelión. Síganos, le escoltaremos. - sugirió un soldado para que me fuese con ellos, con la intención de salir de la base mientras prometían llevarme a un lugar seguro. O no...
Me percaté de que algo no iba bien cuando no me hicieron caso de inmediato en la detención del supuesto impostor Gelion. No llegué a ver qué hacían con él, si lo metían a la celda o lo dejaban libre. Avancé por el pasillo escoltado por 3 soldados, desconfiando tremendamente. Nada me aseguraba que no se hubiesen unido a la rebelión esa a la que llamaba el renegado. No quería darles señales de que desconfiaba de ellos, así que esperé hasta que estuvimos en el exterior, cerca del jeep militar. A saber dónde querían llevarme. Por el momento ni me habían registrado para desarmarme, pero eso tampoco me tranquilizó. - Espera, iremos en mi jet privado. - sugerí para ganar tiempo, cosa que pareció disgustarles, alegando que era menos seguro. Tal vez era paranoia, pero prefería no jugármela subiendo ahí sin mis guardaespaldas de confianza. Uno de los soldados me abrió la puerta del jeep para que entrase, a lo que decidí reaccionar por fin, agarrando la cabeza del soldado por detrás para estamparla contra la puerta. Los otros dos fueron a echar mano de sus armas rápidamente, pero yo aproveché la del soldado golpeado para disparar a sus compañeros. Corrí hacia el asiento del conductor sin perder un segundo, arrancando el jeep con las llaves que estaban puestas. Por fortuna las puertas del recinto estaban abiertas en ese momento, debido a que entraba otro camión militar con un grupo de soldados. Fue todo tan rápido que conseguí salir de allí, sin detenerme ni aminorar la velocidad, no tardarían en alertar a toda la base. Tendrían que perseguirme, si de verdad querían mi cabeza.
Ni siquiera paré por casa, no sería un lugar seguro. Ahora temía por Blair y los críos, esperando que al menos el servicio de casa y los guardaespaldas se hubiesen mantenido fieles. Era como si todo el mundo se hubiese vuelto loco. Conduje hacia el Oeste, (like Sanzo) con la esperanza de llegar a tierras irlandesas, mi hogar. Allí tenía muchos contactos. Conseguí que me transportase en su yate un empresario con el que tuve tratos corruptos hacia unos cuantos años, lo que me permitió viajar de modo bastante secreto. Una vez allí me busqué los modos de llegar a Galway, una gran urbe en la que podría pasar desapercibido si no alertaba a nadie de mi presencia allí.
Acabé de la peor manera en los suburbios de la ciudad, sin dinero, sin poder acceder a mis tarjetas ni teléfonos, que tiré para que no me localizasen. Me había convertido en un vulgar fugitivo que temía usar sus influencias por la paranoia de que pudiesen estar contra mí. Ya me la jugué mucho pidiendo ayuda al tipo del yate, al que por cierto tuve que eliminar al llegar a tierra. Sólo contaba con las armas que portaba encima, y la cota robada a los magos, que por suerte pude ponerme bajo la ropa cuando hice los preparativos para abandonar la casa con Blair y mis hijos. Durante las largas noches en las calles maldije una y otra vez no haberme ido con ellos cuando quise sacarlos de Londres. Ahora no había manera de saber dónde estaban, ni qué había sido de ellos. Con un poco de suerte también habrían conseguido escapar, manteniendo un perfil bajo.
Pasaron los meses y la situación, lejos de apaciguarse, iba a peor. Podía seguirlo en las noticias que daban en las pantallas de las calles, aunque no sabía hasta qué punto era fiable la información. La dictadura militar de los ejecutores estaba rompiendo la Alianza Humana, enfrentándolos con otros soldados del ejército. El Reino Unido no era el único país al que le había sucedido eso, era algo que se había extendido de manera viral a otras zonas de Europa, y, en menor medida, a Estados Unidos. Los líderes de otros países adoptaban medidas extrañas por doquier, cosas como buscar la paz con la raza mágica, o como eliminar el ejército. Eso lo decían los que no habían desaparecido, porque faltaban otros muchos. Además, pude enterarme de que a nosotros tres, los ministros de Londres, nos tenían en busca y captura por crímenes contra la humanidad. No sabía qué hacer ni por dónde empezar, cualquier comunicación podría estar pinchada. Tampoco podía confiar en nadie. Había jodido a demasiada gente y tenía bastantes enemigos, y por primera vez era muy consciente de ello. Tenía que volver, pasase lo que pasase. Y así lo hice una asfixiante mañana de verano, asaltando el vehículo aéreo de un taxista pakistaní al que saqué del coche. Tras eso puse rumbo de nuevo a Inglaterra.
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dados:
éxito o fallo en la huida?
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El miembro 'Éamon O'Connell' ha efectuado la acción siguiente: Lanzada de dados
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Al principio emprendí un vuelo sin rumbo a lomos de mi dragón negro, buscando apaciguar de algún modo mi ánimo tras la discusión con Catherine. Era una mezcla de tantas cosas que ni yo mismo sabía identificar lo que me estaba pasando por la mente, demasiados pensamientos mezclados que me bombardeaban sin cesar. No podría pensar con claridad hasta desfogar y apaciguarme un poco, así que decidí hacer algo "útil", dirigiendo el vuelo de mi dragón hasta Irlanda. Todavía faltaban cinco días para la coronación y Catherine se habría largado a Ouroboros tal y como estaba deseando. Yo mismo le había dicho que se fuese, me había engañado a mí mismo con la idea de poder llegar a algo con ella en algún momento. Mis intenciones eran no regresar hasta la ceremonia, y sólo lo haría porque era un acto protocolario con el que tenía que cumplir.
Al avistar tierras irlandesas comencé a descender con el dragón, volando bajo para hacer un reconocimiento general del lugar. No sabía si estaban intentando formar un gobierno o algo, pero por lo que había dicho Catherine estaban colaborando con el antiguo líder de los renegados. Si pensaban que iban a tomar la delantera iban listos. Descendí un poco más para dar con puntos estratégicos, todo lo que pareciesen bases militares o lugares con tecnología humana que pudiesen suponer un problema.
Cada vez que veía uno de esos sitios ordenaba al dragón lanzar potentes llamaradas para arrasarlos y reducirlos a cenizas. Algunas de esas bases si parecían estar habitadas, pues en una ocasión me respondieron con baterías antiaéreas, disparando con sus metralletas desde tierra. Las escamas del dragón hicieron rebotar la mayoría de disparos, y con los giros pude esquivar buena parte de las balas. Aún así acabe recibiendo dos impactos de bala, uno en el costado y otro en el hombro. No retrocedí hasta haber acabado con aquel lugar, enviando las llamas a un depósito de combustible para que explotase. Después de aquello me retiré a unas colinas cercanas, bajando del dragón el tiempo necesario para detener los sangrados con magia de sangre. Lo de curar las heridas era cosa de Shyvanna, pero supuse que podría aguantar lo suficiente hasta regresar a Ávalon.
Regresé al dragón para seguir sobrevolando, encontrando que muchas de las principales ciudades de Irlanda estaban bastante abandonadas y apenas quedaba población. La mayoría había muerto al negarse a unirse a la IA. Los pocos supervivientes que quedaban me dijeron que la mayoría de la gente se había concentrado en Galway, uno de los lugares en los que al menos había algo de comercio y comunidades mayoritariamente mágicas. Al llegar a la ciudad estuve explorando y analizando el terreno, localizando varios grupos mágicos. Me reuní con los que pude. Algunos eran seguidores de la antigua nobleza mágica irlandesa, los McCarthy, y otros eran un grupo de híbridos de dragón y mago a los que les insté a unirse a nuestras filas. Puse a Azula de ejemplo, para que supiesen que serían aceptados. Obviamente no hablé de mí. Durante esos días hice tratos, designando a un lugarteniente temporal en el lugar para anexar aquel sitio al esperado imperio. Los compañeros de un tal Knox comenzaron a molestar al escuchar rumores sobre lo que estaba sucediendo, pero eran tan pocos que fueron rápidamente reprimidos. Con ese trabajo inicial hecho regresé a Ávalon, la misma mañana de la coronación.
Al avistar tierras irlandesas comencé a descender con el dragón, volando bajo para hacer un reconocimiento general del lugar. No sabía si estaban intentando formar un gobierno o algo, pero por lo que había dicho Catherine estaban colaborando con el antiguo líder de los renegados. Si pensaban que iban a tomar la delantera iban listos. Descendí un poco más para dar con puntos estratégicos, todo lo que pareciesen bases militares o lugares con tecnología humana que pudiesen suponer un problema.
Cada vez que veía uno de esos sitios ordenaba al dragón lanzar potentes llamaradas para arrasarlos y reducirlos a cenizas. Algunas de esas bases si parecían estar habitadas, pues en una ocasión me respondieron con baterías antiaéreas, disparando con sus metralletas desde tierra. Las escamas del dragón hicieron rebotar la mayoría de disparos, y con los giros pude esquivar buena parte de las balas. Aún así acabe recibiendo dos impactos de bala, uno en el costado y otro en el hombro. No retrocedí hasta haber acabado con aquel lugar, enviando las llamas a un depósito de combustible para que explotase. Después de aquello me retiré a unas colinas cercanas, bajando del dragón el tiempo necesario para detener los sangrados con magia de sangre. Lo de curar las heridas era cosa de Shyvanna, pero supuse que podría aguantar lo suficiente hasta regresar a Ávalon.
Regresé al dragón para seguir sobrevolando, encontrando que muchas de las principales ciudades de Irlanda estaban bastante abandonadas y apenas quedaba población. La mayoría había muerto al negarse a unirse a la IA. Los pocos supervivientes que quedaban me dijeron que la mayoría de la gente se había concentrado en Galway, uno de los lugares en los que al menos había algo de comercio y comunidades mayoritariamente mágicas. Al llegar a la ciudad estuve explorando y analizando el terreno, localizando varios grupos mágicos. Me reuní con los que pude. Algunos eran seguidores de la antigua nobleza mágica irlandesa, los McCarthy, y otros eran un grupo de híbridos de dragón y mago a los que les insté a unirse a nuestras filas. Puse a Azula de ejemplo, para que supiesen que serían aceptados. Obviamente no hablé de mí. Durante esos días hice tratos, designando a un lugarteniente temporal en el lugar para anexar aquel sitio al esperado imperio. Los compañeros de un tal Knox comenzaron a molestar al escuchar rumores sobre lo que estaba sucediendo, pero eran tan pocos que fueron rápidamente reprimidos. Con ese trabajo inicial hecho regresé a Ávalon, la misma mañana de la coronación.
- dados:
Probabilidad: Éxito en misión en Irlanda. Nueva provincia del ImperioromanoPendragon
Ataque: 0, arrasa y destruye sólo puntos estratégicos
Defensa: 10, recibe algunos daños
Dado de 10: 5 días, vuelve la mañana de la coronación
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El miembro 'Wthyr Pendragon' ha efectuado la acción siguiente: Lanzada de dados
#1 'Probabilidad' :
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#2 'Ataque' :
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#3 'Defensa' :
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#4 'Dado (10)' :
#1 'Probabilidad' :
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#2 'Ataque' :
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#3 'Defensa' :
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#4 'Dado (10)' :
Sanguis Ligno
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Zona de expansión del "velo de la muerte" causada por la unión entre el Sanguis de Avalon y el de Ouroboros
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