[LYON]
Esta ciudad compone otro de los tres puntos del triángulo de la magia blanca, junto con Turín y Praga. En este sitio la energía mágica es más poderosa, al igual que en las mencionadas ciudades. La mayor concentración de energía se encuentra bajo la basílica de Fourvière, de estilo neobizantino, con cuatro torres. Los lioneses la llaman «la colina que reza». Se edificó a finales del siglo XIX en el lugar en el que antiguamente se erigía el antiguo foro de Trajano. Este hecho no fue casual, ya desde aquel momento se sabía que la energía que emanaba de aquel lugar era excepcional.
La situación de la ciudad desde que comenzó la Guerra Mundial Mágica fue variando, comenzando por dominio de la Alianza, para después pasar a un período de represión por parte de la tiranía de los Blood Keepers y su monarquía impuesta. Después, en 2036, el país galo sufrió bombardeos en la mayor parte de sus grandes ciudades, con lo que muchas zonas quedaron muy destruidas y buena parte de la población desapareció. A día de hoy es territorio de nadie, pocos han vuelto o permanecido aquí, impera la la ley del más fuerte. La basílica fue de lo poco que permaneció en pie, al encontrarse alejada del lugar principal en el que cayeron las bombas.
- basílica:
Hacia ya varios días que habíamos llegado a Lyon, como parte de la misión de dividirnos en dos grupos para ir a los puntos de mayor intensidad de energía mágica. Por parte de la Brigada sólo había venido yo, pues los demás debían quedarse por el momento en el castillo. Además, tenía muchas ganas de salir de allí, no se me da bien estar quieto en un sitio demasiado tiempo. Nuestro grupo era un tanto extraño, formado por Setelah, su dragón, y Adael, aunque me atrevería a decir que el grupo que se fue a Praga es todavía más rarito si cabe. Ojalá hubiese podido ir con Zaphira, seguro que mi plan de conquista en viaje no fallaba. Si no...me tocará ligar con las francesas post apocalípticas.
El aspecto que presenta la ciudad es bastante desolador, pues no se había salvado de los bombardeos que sufrieron las principales ciudades de Francia hace unos años. Nunca se supo a ciencia cierta quién había sido el autor de aquello, aunque el hecho de que se salvase la ciudad de Marsella, de la Alianza, daba bastantes pistas. Algunos de los soldados de esa ciudad llegaron a ser nuestros amigos, pues no cuadraban del todo con la definición de la Alianza en el resto de lugares. Hace bastante que no tenemos noticias suyas, lo último fue el favor que le hicieron a Imram reparando sus gafas especiales.
Al merodear por la ciudad nos damos cuenta de que reina el caos entre los pocos que viven aquí, y no tenemos muy claro de qué bando son, por lo que es complicado hacer contactos y ganar aliados como se supone que teníamos que hacer. Siguiendo las indicaciones de Setelah nos dirigimos hacia la basilica que se encuentra sobre un pequeño monte, lugar donde se supone que se concentra más energía mágica. Me da un escalofrío al ver el siniestro ángel que corona al edificación, y mucho más al entrar a la iglesia abandonada. - eh, que yo soy hereje y seguro que ardo al entrar. - pongo de excusa al resto, mirando con desconfianza hacia todos los lados. Setelah ya nos había explicado un poco eso de lo que significada ser un "guardián", tanto de los puntos de antimagia como de los puntos de magia, aunque yo no lo había comprendido muy bien porque tengo la inteligencia justa para pasar el día. El caso es que debíamos adentrarnos en una especie de catacumbas subterráneas, a las cuales se accedía por una especie de trampilla secreta en la parte trasera del altar. - Entonces...¿se supone que tampoco podemos contar nada de este sitio? ¿no se supone que el trato de no desvelar el lugar ni información comprometedora lo hicisteis con los otros de Turín? - comienzo a preguntar como un niño cansino, encendiendo una pequeña llama para alumbrar en la palma de mi mano.
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A partir de ese momento continuamos explorando, a la espera de comunicarnos con el resto del equipo que partió a Praga, de modo que transcurren semanas desde nuestra llegada.
El aspecto que presenta la ciudad es bastante desolador, pues no se había salvado de los bombardeos que sufrieron las principales ciudades de Francia hace unos años. Nunca se supo a ciencia cierta quién había sido el autor de aquello, aunque el hecho de que se salvase la ciudad de Marsella, de la Alianza, daba bastantes pistas. Algunos de los soldados de esa ciudad llegaron a ser nuestros amigos, pues no cuadraban del todo con la definición de la Alianza en el resto de lugares. Hace bastante que no tenemos noticias suyas, lo último fue el favor que le hicieron a Imram reparando sus gafas especiales.
Al merodear por la ciudad nos damos cuenta de que reina el caos entre los pocos que viven aquí, y no tenemos muy claro de qué bando son, por lo que es complicado hacer contactos y ganar aliados como se supone que teníamos que hacer. Siguiendo las indicaciones de Setelah nos dirigimos hacia la basilica que se encuentra sobre un pequeño monte, lugar donde se supone que se concentra más energía mágica. Me da un escalofrío al ver el siniestro ángel que corona al edificación, y mucho más al entrar a la iglesia abandonada. - eh, que yo soy hereje y seguro que ardo al entrar. - pongo de excusa al resto, mirando con desconfianza hacia todos los lados. Setelah ya nos había explicado un poco eso de lo que significada ser un "guardián", tanto de los puntos de antimagia como de los puntos de magia, aunque yo no lo había comprendido muy bien porque tengo la inteligencia justa para pasar el día. El caso es que debíamos adentrarnos en una especie de catacumbas subterráneas, a las cuales se accedía por una especie de trampilla secreta en la parte trasera del altar. - Entonces...¿se supone que tampoco podemos contar nada de este sitio? ¿no se supone que el trato de no desvelar el lugar ni información comprometedora lo hicisteis con los otros de Turín? - comienzo a preguntar como un niño cansino, encendiendo una pequeña llama para alumbrar en la palma de mi mano.
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A partir de ese momento continuamos explorando, a la espera de comunicarnos con el resto del equipo que partió a Praga, de modo que transcurren semanas desde nuestra llegada.
Antes de partir había podido adelantar algo con respecto al censo. Pude enterarme de que varios de los que se refugiaban en el castillo eran magos elementaristas o que otros estaban interesados en aprender. A todos les ofrecí enseñarles con gusto. Luego de eso empecé a empacar provisiones; mis cables de metal, por las dudas, y mi lanza, agregué también unas pocas armas de los demás, tampoco podíamos llevar mucho peso. También empaqué comida para asar junto a Ben y para el resto también.
Habíamos llegado al desolado Lyon a lomos del dragón Smaug. A medida que sobrevolábamos la ciudad podíamos ver que la mayoría de las edificaciones estaban destruidas. Afortunadamente la basílica que Setelah nos comentó que tenía que entrar se mantenía en pié. Pero las construcciones que habían colindado a un par de kilómetros del monumento no eran más que escombros. La poca población que había se encontraba en una situación de caos absoluto en la que el que ganaba era el más fuerte. Me enfurecían esa clase de injusticias, del mismo modo que me enfurecía el que hallan bombardeado un país entero indiscriminadamente. Subimos el pequeño monte para encontrar la basílica, allí pude sentir una gran concentración de magia en el ambiente
-Es la primera vez que vengo a Francia y ya estoy molesto...- Decía refunfuñando mientras ascendíamos de camino a la basílica. Giré para mirar a Ben con una ceja alzada cuando dijo que ardería por ser hereje.
-Nada que dos magos elementaristas del fuego no puedan controlar- Dije para animarlo antes de conjurar una fuerte corriente de aire para empujarlo hasta el interior de la basílica. Una vez dentro entramos a las catacumbas subterráneas a través de la trampilla que había detrás del altar, allí Ben iluminó el camino mientras preguntaba cosas que yo también quería saber. Me quedé un poco atrás de los otros dos porque planté una rodilla y la palma de mi mano en el suelo piedra. Con mi magia elemental de la tierra pude ver túneles, pasadizos secretos y supe que había más seres, no sabía exactamente qué eran, pero sabía que no estábamos solos y se lo hice saber a Ben y a Setelah.
.
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Semanas después seguíamos estando en Lyon, esperando la convergencia. El tiempo que estuvimos allí lo aprovechamos para encontrar contactos y hacer aliados, lo cual era difícil por la situación caótica en la que se encontraba el territorio. Aunque los contactos que tuvo Ben con féminas parecían ser más por placer que por el trabajo que se nos había encomendado.
-Ben, algo de concentración y disciplina no ha matado nunca a nadie...- Insinué.
Habíamos llegado al desolado Lyon a lomos del dragón Smaug. A medida que sobrevolábamos la ciudad podíamos ver que la mayoría de las edificaciones estaban destruidas. Afortunadamente la basílica que Setelah nos comentó que tenía que entrar se mantenía en pié. Pero las construcciones que habían colindado a un par de kilómetros del monumento no eran más que escombros. La poca población que había se encontraba en una situación de caos absoluto en la que el que ganaba era el más fuerte. Me enfurecían esa clase de injusticias, del mismo modo que me enfurecía el que hallan bombardeado un país entero indiscriminadamente. Subimos el pequeño monte para encontrar la basílica, allí pude sentir una gran concentración de magia en el ambiente
-Es la primera vez que vengo a Francia y ya estoy molesto...- Decía refunfuñando mientras ascendíamos de camino a la basílica. Giré para mirar a Ben con una ceja alzada cuando dijo que ardería por ser hereje.
-Nada que dos magos elementaristas del fuego no puedan controlar- Dije para animarlo antes de conjurar una fuerte corriente de aire para empujarlo hasta el interior de la basílica. Una vez dentro entramos a las catacumbas subterráneas a través de la trampilla que había detrás del altar, allí Ben iluminó el camino mientras preguntaba cosas que yo también quería saber. Me quedé un poco atrás de los otros dos porque planté una rodilla y la palma de mi mano en el suelo piedra. Con mi magia elemental de la tierra pude ver túneles, pasadizos secretos y supe que había más seres, no sabía exactamente qué eran, pero sabía que no estábamos solos y se lo hice saber a Ben y a Setelah.
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Semanas después seguíamos estando en Lyon, esperando la convergencia. El tiempo que estuvimos allí lo aprovechamos para encontrar contactos y hacer aliados, lo cual era difícil por la situación caótica en la que se encontraba el territorio. Aunque los contactos que tuvo Ben con féminas parecían ser más por placer que por el trabajo que se nos había encomendado.
-Ben, algo de concentración y disciplina no ha matado nunca a nadie...- Insinué.
Dejé que Setelah y Adael se encargasen de hablar y contactar con las altas esferas, y de que se coordinasen con los de otras ciudades, como los de Praga. Habían descubierto no sé qué cosa de una convergencia el día 31, algo para lo que queda ya muy poco. Según parece habrá un chute planetario de magia, no he terminado de entenderlo muy bien, pero tendremos que usar nuestra magia en perfecta coordinación durante ese día. Yo me había dedicado a hacer contactos por la ciudad, aunque no resultaba sencillo por eso de que la civilización normal se había ido un poco a la mierda. Con mi facilidad para hablar con la gente no fue muy difícil, incluso hice compañeros potenciales para ser miembros de la Brigada. También es cierto que me entretuve bastante con alguna que otra mujer del lugar, que tenía que arreglar lo de mi corazón roto por el rechazo de Zaphira.
Precisamente estaba ligando con una en el campamento base al pie del monte de la catedral cuando aparece Adael regañándome de manera descendéntica. - ¡pero si estoy concentradísimo! - replico al elementarista, diciendo a la chica que la veo más tarde. Me acerco a Adael con cara de fastidio, aunque me dura apenas unos segundos. Después le paso el brazo por los hombros, en plan colegas. - Estáis muy tensos todos, igual os vendría bien echar unos tragos antes de la maldita convergencia. Ni siquiera sabemos qué va a pasar. Me siento como los antiguos, como cuando pensaban que con cada eclipse venía el fin del mundo. - Saco la petaca que he ido rellenando con alcohol ilegal durante este tiempo, pasándosela a Adael para que beba. - A ver, cuéntame qué te han dicho los de Praga, qué tenemos que hacer. - le hago un gesto para sentarnos ambos en una piedra, alrededor de una hoguera de la que sólo quedan las ascuas. La avivo un poco usando mi propio poder, esperando que mi compañero se ponga a contarme lo que sepa. - El día es mañana, creo...deberíamos repasar lo que haremos.
Precisamente estaba ligando con una en el campamento base al pie del monte de la catedral cuando aparece Adael regañándome de manera descendéntica. - ¡pero si estoy concentradísimo! - replico al elementarista, diciendo a la chica que la veo más tarde. Me acerco a Adael con cara de fastidio, aunque me dura apenas unos segundos. Después le paso el brazo por los hombros, en plan colegas. - Estáis muy tensos todos, igual os vendría bien echar unos tragos antes de la maldita convergencia. Ni siquiera sabemos qué va a pasar. Me siento como los antiguos, como cuando pensaban que con cada eclipse venía el fin del mundo. - Saco la petaca que he ido rellenando con alcohol ilegal durante este tiempo, pasándosela a Adael para que beba. - A ver, cuéntame qué te han dicho los de Praga, qué tenemos que hacer. - le hago un gesto para sentarnos ambos en una piedra, alrededor de una hoguera de la que sólo quedan las ascuas. La avivo un poco usando mi propio poder, esperando que mi compañero se ponga a contarme lo que sepa. - El día es mañana, creo...deberíamos repasar lo que haremos.
Había empezado a hablarle sin darme cuenta que tenía compañía, mi cara fue un poema cuando caí en la cuenta pero para ese momento la mujer ya se había retirado.
-Si, ya veo, concentradísimo en su sujetador.- Dije bromeando, la verdad es que no sabía si había estado mirando ahí o no, pero si cuela, cuela. Acepté su brazo en mis hombros con una sonrisa y lo imité mientras caminábamos juntos hacia la moribunda hoguera.
-No, gracias, yo no bebo alcohol.- Dije cuando me ofreció su petaca. Me separé de él para convertir la piedra que señaló dándole la forma de un cómodo sillón para dos con mi control sobre la tierra mientras él avivaba las llamas. Quedó como el sillón de los Picapiedra, cómodo a su manera. Asentí a su propuesta de repasar lo que haríamos al día siguiente.
-Pues lo que me dijeron no está muy alejado al fin del mundo.- Dije ya acomodado en el sillón. -Parece que mañana la luna y la tierra estarán perfectamente alineados, los flujos de magia se potenciarán entonces los que controlamos la magia veremos nuestros poderes aumentados como nunca antes y no todos podremos aguantar tal torrente de magia. En definitiva debemos proyectar corrientes de magia en la misma dirección que la energía canalizada a través de las cuatro torres de la basílica. Lo que sucederá después es un misterio. Yo solo espero no explotar por sobrecarga de magia. Hay tanto que quiero enseñar todavía...- Dije eso último mientras dirigía mi mirada al cielo. Las nubes se estaban disipando dejando ver a la luna casi en su cuarto menguante, más temprano ese día había llovido y aún habían charcos de lodo. Además hacía más frío que en el Castillo Le Fay, la temperatura de seguro no pasaba los 10ºC. Luego dirigí mi vista hacia Ben.
-¿Quieres que te enseñe a manejar la electricidad?-
-Si, ya veo, concentradísimo en su sujetador.- Dije bromeando, la verdad es que no sabía si había estado mirando ahí o no, pero si cuela, cuela. Acepté su brazo en mis hombros con una sonrisa y lo imité mientras caminábamos juntos hacia la moribunda hoguera.
-No, gracias, yo no bebo alcohol.- Dije cuando me ofreció su petaca. Me separé de él para convertir la piedra que señaló dándole la forma de un cómodo sillón para dos con mi control sobre la tierra mientras él avivaba las llamas. Quedó como el sillón de los Picapiedra, cómodo a su manera. Asentí a su propuesta de repasar lo que haríamos al día siguiente.
-Pues lo que me dijeron no está muy alejado al fin del mundo.- Dije ya acomodado en el sillón. -Parece que mañana la luna y la tierra estarán perfectamente alineados, los flujos de magia se potenciarán entonces los que controlamos la magia veremos nuestros poderes aumentados como nunca antes y no todos podremos aguantar tal torrente de magia. En definitiva debemos proyectar corrientes de magia en la misma dirección que la energía canalizada a través de las cuatro torres de la basílica. Lo que sucederá después es un misterio. Yo solo espero no explotar por sobrecarga de magia. Hay tanto que quiero enseñar todavía...- Dije eso último mientras dirigía mi mirada al cielo. Las nubes se estaban disipando dejando ver a la luna casi en su cuarto menguante, más temprano ese día había llovido y aún habían charcos de lodo. Además hacía más frío que en el Castillo Le Fay, la temperatura de seguro no pasaba los 10ºC. Luego dirigí mi vista hacia Ben.
-¿Quieres que te enseñe a manejar la electricidad?-
Me reí con picardía cuando dijo lo del sujetador, encogiéndome después de hombros cuando se niega a probar el alcohol de mi petaca. Ya bebo yo por él, pegando un buen trago a la petaca. Bastante me cuesta conseguir alcohol en esta ciudad como para andar desperdiciando. Vuelvo a guardar la petaca, aplaudiendo después al sofá de piedra que acaba de crear Adael, mirando tan motivado como un niño pequeño. - Wow...creo que eres el que tiene habilidades más útiles de todos los Descendientes. En serio, vale para todo. Algunos tienen poderes muy inútiles, ¿no? ¿cuál te parece el más torpe? - le di codazos para que me soltase cotilleos, ya que el día que lo hice con Zaphira no funcionó. Me da vergüenza de sólo recordar aquella desastrosa cita, y después cómo me echaron del salón de la reunión. Suspiro mientras me acomodo en el sofá, aunque me acabará doliendo el culo.
- Joooder...entonces si que será el fin el mundo en toda regla, ¿eh? tal vez esta noche sea la última vez que veamos las estrellas antes del apocalipsis... - me pongo metafísico mirando hacia la noche estrellada, apenas empañada por el vaho que sale al respirar debido al frío que hace. - Ojalá estuviesen aquí mis amigos de la Brigada. Y ojalá esto sirva de algo. - el plan de usar todo nuestro potencial mágico suena relativamente sencillo, pero luego seguro que no lo es tanto. Lo cierto es que estoy bastante nervioso, espero ser lo suficientemente bueno como para aguantar eso de la sobrecarga que dice Adael. Lo miro de reojo, dándome cuenta de que él también parece preocupado. - No te preocupes, compañero. Seguro que cuando esto acabe podrás seguir con tus clases en Ouroboros, poniendo suspensos a los alumnos y bebiendo sus lágrimas en un termo que ponga "lágrimas de alumno". Incluso seguro que conseguís mucha más gente para estudiar allí. Seguro que todo el mundo mágico está deseando volver a usar sus poderes. Y la naturaleza no va a aguantar mucho más. Ya han pasado demasiados meses desde que nos quedamos sin ella. - la propuesta de Adael sobre practicar la electricidad me parece bastante buena, al menos pasaremos las horas que quedan de manera entretenida.
- Está bien. Descansar es de débiles, cuando quieras empezamos. - me pongo en pie de un salto, chocando los puños en señal de que estoy listo. - Hace siglos que no me dan clases, así que tenme paciencia...
- Joooder...entonces si que será el fin el mundo en toda regla, ¿eh? tal vez esta noche sea la última vez que veamos las estrellas antes del apocalipsis... - me pongo metafísico mirando hacia la noche estrellada, apenas empañada por el vaho que sale al respirar debido al frío que hace. - Ojalá estuviesen aquí mis amigos de la Brigada. Y ojalá esto sirva de algo. - el plan de usar todo nuestro potencial mágico suena relativamente sencillo, pero luego seguro que no lo es tanto. Lo cierto es que estoy bastante nervioso, espero ser lo suficientemente bueno como para aguantar eso de la sobrecarga que dice Adael. Lo miro de reojo, dándome cuenta de que él también parece preocupado. - No te preocupes, compañero. Seguro que cuando esto acabe podrás seguir con tus clases en Ouroboros, poniendo suspensos a los alumnos y bebiendo sus lágrimas en un termo que ponga "lágrimas de alumno". Incluso seguro que conseguís mucha más gente para estudiar allí. Seguro que todo el mundo mágico está deseando volver a usar sus poderes. Y la naturaleza no va a aguantar mucho más. Ya han pasado demasiados meses desde que nos quedamos sin ella. - la propuesta de Adael sobre practicar la electricidad me parece bastante buena, al menos pasaremos las horas que quedan de manera entretenida.
- Está bien. Descansar es de débiles, cuando quieras empezamos. - me pongo en pie de un salto, chocando los puños en señal de que estoy listo. - Hace siglos que no me dan clases, así que tenme paciencia...
Sonreí agradecido por sus aplausos pero luego hice una ligera mueca expresando mi desacuerdo por eso de que hay Descendientes con habilidades más útiles que otras mientras recibía sus codazos.
-Yo creo que todas las habilidades son útiles si se las sabe usar…- Cuando terminé de decir eso miré hacia todos lados esperando que nadie más que Ben pueda oír lo que iba a decir. -Pero admito que a menudo pienso que las habilidades de Sarah Darwin y Rosse Mcgonagall se parecen mucho. Por otro lado esta Sean Eire, si necesitas a alguien que te explique la pronunciación exacta de Wingardium leviosa, su origen y esas cosas, él es la persona indicada. Quiero decir ¿Quién, mayor de 15 años, no sabe ejecutar los básicos hechizos de magia blanca? Casi todos los Descendientes nos concentrarnos en ese tipo de magia. Pero en fin, él es Descendiente de Merlín, tiene la biblioteca ordenada y nadie enfrentaría la furia de Zaphira. Pero yo nunca dije eso ¿de acuerdo?- Esperaba que no repitiera mis palabras. Expresé mi acuerdo con un “Ojalá” que me hizo pensar en Sayid, en el resto del Consejo y en mis estudiantes. Sonreí ante la mención del termo de lágrimas de alumno y de los nuevos estudiantes.
-Sofía Dioscórides debe estar caminando por las paredes y sufriendo por sus amadas plantas, pobre. Tenía plantas realmente únicas, espero que pueda volver a recomponer su jardín.- Sonrió cuando se puso en pie y pidió que le tenga paciencia ante lo cual asentí para tranquilizarlo. Miré alrededor para cerciorarme de que nadie este cerca como para salir herido, me posicione frente a Ben y empecé a hacer los movimientos para que él me imite.
-La redirección del relámpago es una técnica especializada de la magia elemental del fuego que le permite al ejecutor absorber un rayo en su cuerpo y luego liberarlo en una dirección más deseable. Es redirigir la energía del oponente en lugar de oponerse. Si dejas que el flujo de energía atraviese tu propio cuerpo, el rayo lo seguirá. Cuando el relámpago entre a tu cuerpo, deberás dirigir la energía del rayo desde tu mano hasta tu brazo, luego al hombro, más tarde hacia tu estómago, la fuente de energía del cuerpo, y luego arriba hacia tu otro brazo dejando que el rayo salga por este. El paso del estómago es decisivo, si dejas que el relámpago pase por tu corazón el daño puede ser mortal.- Decía mientras seguía ejecutando los movimientos.
-Yo creo que todas las habilidades son útiles si se las sabe usar…- Cuando terminé de decir eso miré hacia todos lados esperando que nadie más que Ben pueda oír lo que iba a decir. -Pero admito que a menudo pienso que las habilidades de Sarah Darwin y Rosse Mcgonagall se parecen mucho. Por otro lado esta Sean Eire, si necesitas a alguien que te explique la pronunciación exacta de Wingardium leviosa, su origen y esas cosas, él es la persona indicada. Quiero decir ¿Quién, mayor de 15 años, no sabe ejecutar los básicos hechizos de magia blanca? Casi todos los Descendientes nos concentrarnos en ese tipo de magia. Pero en fin, él es Descendiente de Merlín, tiene la biblioteca ordenada y nadie enfrentaría la furia de Zaphira. Pero yo nunca dije eso ¿de acuerdo?- Esperaba que no repitiera mis palabras. Expresé mi acuerdo con un “Ojalá” que me hizo pensar en Sayid, en el resto del Consejo y en mis estudiantes. Sonreí ante la mención del termo de lágrimas de alumno y de los nuevos estudiantes.
-Sofía Dioscórides debe estar caminando por las paredes y sufriendo por sus amadas plantas, pobre. Tenía plantas realmente únicas, espero que pueda volver a recomponer su jardín.- Sonrió cuando se puso en pie y pidió que le tenga paciencia ante lo cual asentí para tranquilizarlo. Miré alrededor para cerciorarme de que nadie este cerca como para salir herido, me posicione frente a Ben y empecé a hacer los movimientos para que él me imite.
-La redirección del relámpago es una técnica especializada de la magia elemental del fuego que le permite al ejecutor absorber un rayo en su cuerpo y luego liberarlo en una dirección más deseable. Es redirigir la energía del oponente en lugar de oponerse. Si dejas que el flujo de energía atraviese tu propio cuerpo, el rayo lo seguirá. Cuando el relámpago entre a tu cuerpo, deberás dirigir la energía del rayo desde tu mano hasta tu brazo, luego al hombro, más tarde hacia tu estómago, la fuente de energía del cuerpo, y luego arriba hacia tu otro brazo dejando que el rayo salga por este. El paso del estómago es decisivo, si dejas que el relámpago pase por tu corazón el daño puede ser mortal.- Decía mientras seguía ejecutando los movimientos.
- Ya, útiles según qué situaciones... hay veces en las que no debe servir de nada transformar tu apariencia física, ¿no? si te están pegando una soberana paliza sirve de poco. - razono con cara de confusión, pasándome una mano por la barbilla. Al menos Adael sí que me da cotilleos pequeños sobre cosas de su grupo, no tiene mucha importancia pero es algo. Me río por el comentario que hace sobre Sean y Zaphira, asintiendo a eso último de que nadie se atrevería a enfrentarse a ella. - Ya lo creo. ¿Tú estabas allí el día de las bodegas, verdad? cuando nos dejaste solos a Zaphira y a mí. Se supone que era una cita...pero salió bastante mal. Me parece que no pegamos para nada. Culpa mía. - admito mi error, debí haberme dado cuenta de que éramos incompatibles antes de lanzarme a intentar ligar con ella. - Tranqui, te guardo el secreto. - hago como que me echo la cremallera a la boca, prometiendo no decir nada. No soy un bocazas, además el tío me cae bien.
- Ohh Sofía...tal vez podría intentarlo con ella. Si le llevo una planta carnívora seguro que le caigo bien. - me hace gracia estar hablando de estas cosas tan triviales cuando en unas pocas horas nos enfrentamos a algo tan desconocido cuyo resultado también es incierto. Conjuro otra llama en mi mano para enviarla a la hoguera, avivando más el fuego por el frío que hace, unido a la niebla. Entrenar un poco no nos vendrá mal, así que me pongo frente a él para comenzar a fijarme en sus movimientos, tratando de imitarlo. Parece fácil a simple vista, pero no lo es tanto. Mi equilibrio no es tan bueno como el suyo, y mucho menos la elegancia que él tiene.
- No me gusta como suena eso de pasarlo por el estómago y que en el corazón puede ser mortal. - pierdo el equilibro en uno de los movimientos y tengo que empezar otra vez, concentrándome un poco más. - Pero...¿sólo puedo redirigirlo, no puedo lanzar uno? - pregunto tras un buen rato imitando cada movimiento, empezando a cogerle el truquillo de manera progresiva.
- Ohh Sofía...tal vez podría intentarlo con ella. Si le llevo una planta carnívora seguro que le caigo bien. - me hace gracia estar hablando de estas cosas tan triviales cuando en unas pocas horas nos enfrentamos a algo tan desconocido cuyo resultado también es incierto. Conjuro otra llama en mi mano para enviarla a la hoguera, avivando más el fuego por el frío que hace, unido a la niebla. Entrenar un poco no nos vendrá mal, así que me pongo frente a él para comenzar a fijarme en sus movimientos, tratando de imitarlo. Parece fácil a simple vista, pero no lo es tanto. Mi equilibrio no es tan bueno como el suyo, y mucho menos la elegancia que él tiene.
- No me gusta como suena eso de pasarlo por el estómago y que en el corazón puede ser mortal. - pierdo el equilibro en uno de los movimientos y tengo que empezar otra vez, concentrándome un poco más. - Pero...¿sólo puedo redirigirlo, no puedo lanzar uno? - pregunto tras un buen rato imitando cada movimiento, empezando a cogerle el truquillo de manera progresiva.
12 en punto de la noche del día 31 de octubre de 2040.
"Cuando la lanza celestial rasgue la oscuridad,
las entrañas de la tierra rugirán y se abrirán.
Allí sangrará la sempiterna luz,
para cumplir la voluntad
de los que victoriosos se alzarán,
o indignos perecerán."
las entrañas de la tierra rugirán y se abrirán.
Allí sangrará la sempiterna luz,
para cumplir la voluntad
de los que victoriosos se alzarán,
o indignos perecerán."
Se inicia una convergencia planetaria que tiene lugar cada 777 años, en la cual se alinean todos los planetas del Sistema Solar durante unas horas. Esto provoca que la energía mágica se vea enormemente potenciada en todo el planeta Tierra (con mayor intensidad en el llamado triángulo de la magia), dejando sentir sus efectos en todos los seres de raza mágica, incluso muy levemente en aquellos que no lo son. Los 3 puntos de gran concentración de magia del mundo emiten desde sus núcleos grandes cantidades descontroladas de poder, provocando un desequilibrio por exceso de potencia. Tal cantidad de energía puede producir una sobrecarga en todos los seres afines a la magia, que verán aumentados sus poderes de manera exponencial, debiendo canalizarlos debidamente si no quieren que les perjudique y acaba dañándoles seriamente, o incluso matándoles. Los seres mágicos deberán dominar y aprovechar dicha energía para sus fines, intentando que no les destruya por dentro o les haga perder el juicio...
- observación alineación desde el planeta:
off: avanzad en el siguiente post las horas hasta el momento
Me encogí de hombros ante la suposición de Ben. Las transformaciones no eran mi campo de estudio, de hecho era mi punto más débil cuando rendía exámenes de conocimientos mágicos generales hace no muchos años.
-Así y todo Ling Hua aún consigue engañarme.- Asentí cuando preguntó si yo había estado aquel día en las bodegas y puse cara de "Lo noté." cuando dijo que eso se suponía que sería una cita. Puse una mano en su hombro a modo de consuelo, tomé nota de que Ben era impulsivo en absolutamente todos los aspectos de su vida, incluso ante las enormes advertencias que rodean a la dragona como por ejemplo el respeto con la que la tratan los estudiantes de Eire o los carteles luminosos en toda su cara de "¡Aléjese!" "¡CUIDADO!" "NO DIGA QUE NO FUE ADVERTIDO". Sonreí cuando se echó la cremallera a la boca. Una ligera sonrisa se asomó en mi rostro mientras negaba con la cabeza cuando se propuso conquistar a Sofía.
-Te entrenaré bien, no tienes por que temer.- Digo mientras continúo haciendo los movimientos. En un momento dado Ben pierde el equilibro pero luego consigue hacer mejor el movimiento. -Ya te enseñaré a lanzar un rayo, pero primero debes saber cómo defenderte de él.- Y así fue mejorando ese movimiento y apropiándose de él mientras las horas pasaban incluyendo además otros movimientos.
Cuando el momento de la verdad llegó todos se congregaron al rededor de la basílica. Se sentía en el ambiente y en el cuerpo la sobrecarga de magia. Yo lancé mi rayo de energía mágica y resistí así. El tiempo pasaba y cada vez era más difícil, quería bajar los brazos y cerrar los ojos para descansar, pero no debía, tenía que aguantar. Tiempo despues el sonido de vibración de los rayos de energía de los que estaban a mi lado y el mío propio comenzó a oírse más lejano, miré a mi alrededor para ver si me había alejado sin querer o si la potencia de todos había disminuido, pero no. Después de lo que parecieron años al fin fue el momento de bajar las manos, pero noté que algo no iba bien. Primero mientras hacía esfuerzos para no caer al suelo por el cansancio del esfuerzo escuché una especie de pitido y luego... nada.
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¿qué tal me sale? sordo queda
-Así y todo Ling Hua aún consigue engañarme.- Asentí cuando preguntó si yo había estado aquel día en las bodegas y puse cara de "Lo noté." cuando dijo que eso se suponía que sería una cita. Puse una mano en su hombro a modo de consuelo, tomé nota de que Ben era impulsivo en absolutamente todos los aspectos de su vida, incluso ante las enormes advertencias que rodean a la dragona como por ejemplo el respeto con la que la tratan los estudiantes de Eire o los carteles luminosos en toda su cara de "¡Aléjese!" "¡CUIDADO!" "NO DIGA QUE NO FUE ADVERTIDO". Sonreí cuando se echó la cremallera a la boca. Una ligera sonrisa se asomó en mi rostro mientras negaba con la cabeza cuando se propuso conquistar a Sofía.
-Te entrenaré bien, no tienes por que temer.- Digo mientras continúo haciendo los movimientos. En un momento dado Ben pierde el equilibro pero luego consigue hacer mejor el movimiento. -Ya te enseñaré a lanzar un rayo, pero primero debes saber cómo defenderte de él.- Y así fue mejorando ese movimiento y apropiándose de él mientras las horas pasaban incluyendo además otros movimientos.
Cuando el momento de la verdad llegó todos se congregaron al rededor de la basílica. Se sentía en el ambiente y en el cuerpo la sobrecarga de magia. Yo lancé mi rayo de energía mágica y resistí así. El tiempo pasaba y cada vez era más difícil, quería bajar los brazos y cerrar los ojos para descansar, pero no debía, tenía que aguantar. Tiempo despues el sonido de vibración de los rayos de energía de los que estaban a mi lado y el mío propio comenzó a oírse más lejano, miré a mi alrededor para ver si me había alejado sin querer o si la potencia de todos había disminuido, pero no. Después de lo que parecieron años al fin fue el momento de bajar las manos, pero noté que algo no iba bien. Primero mientras hacía esfuerzos para no caer al suelo por el cansancio del esfuerzo escuché una especie de pitido y luego... nada.
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Le agradecí el apoyo con el tema Zaphira, y también por su paciencia con mi entrenamiento. Hasta ahora podría decirse que es el que mejor me cae de los suyos, aunque seguro que también me caería bien cualquiera con el que pasase tiempo suficiente. Le prometí ayudarle a engañar a Ling, que a mí eso de las bromas no se me da mal del todo.
Pasamos algunas horas más practicando y entrenando eso de hacer electricidad, yendo a dormir ya muy tarde. El día siguiente fue para descansar y preparativos, hasta la llegada de la convergencia. Fue entonces cuando nuestros cuerpos tuvieron que soportar toda esa cantidad de energía que teníamos que canalizar en dirección a las torres de la catedral, que actuaban a modo de amplificador. No resultó fácil tomar ese poder, hacerlo fluir a través del cuerpo y redirigirlo hacia donde se debía. Los aliados que habíamos hecho no eran demasiados, pero al menos colaboraban en enviar la energía necesaria para crear la amplificación en esa zona, siendo útil además para colaborar con lo que estaban haciendo nuestros compañeros desde el castillo Le Fay. No sé cuánto podríamos aportar, porque la verdad es que fallé en eso de resistir demasiado tiempo canalizando, acabando con quemaduras en las manos por no ser capaz de aguantar mucho tiempo con eso de la canalización.
Caí al suelo agotado, aunque esperanzado por pensar que habíamos logrado contribuir a la causa. Intercambié una mirada de ánimo con Adael, y otra con el raro de Setelah, que no había despegado el pico en mucho rato. La gente incluso se ánimo a decir cosas en franchute, cosas que sonaban como palabras de ánimo. No duró demasiado el jolgorio, pues enseguida sufrimos ese aumento descontrolado de la potencia de los satélites restantes. La cabeza comenzó a dolerme de manera exagerada, el bajón de magia se hacia notar demasiado, resultando en demasiado contraste entre dos extremos, lo de antes y lo de ahora. Era inexplicable.
El momento cumbre de la gran convergencia ya había pasado, no volvería a suceder algo así hasta dentro de 777 años. En ese momento fui consciente de la importancia de lo que acabábamos de vivir, habíamos formado parte del primer acontecimiento de estas características en toda la historia mágica. Nunca hasta ahora habían tenido que luchar así por recuperar la capacidad de hacer magia. Ojalá la lucha no hubiese sido en vano. Decidí mirar el teléfono para ver si había noticias de parte de la gente del castillo Le Fay, pero lo único que encontré fue un perturbador mensaje por parte de Lucio. Me quedé pálido nada más leerlo, sin dar crédito a lo que decía.
- ¡Adael, Setelah! ¡mirad lo que ha pasado en el castillo! - hice un esfuerzo por ponerme en pie e ir hacia ellos, mostrándoles lo que ponía en la pantalla. No llegaríamos a tiempo, por mucho que volásemos en el dragón. Eso contando con que el dragón estuviese en condiciones, teniendo en cuenta lo agotados que hemos quedado todos. Aún así había que intentarlo. - Tenemos que largarnos ya, no podemos quedarnos a descansar. - no, no había tiempo de disfrutar del supuesto logro, que no tenía muy claro si había dado resultado. Ni teníamos tiempo de ponernos filosóficos por el momento que acabábamos de vivir. Tocaba salir de allí cuanto antes, y eso hicimos, tras prometer a la gente de la ciudad que todo iría bien, que tuviesen esperanza y que volveríamos. Tras eso nos montamos los tres sobre el jodido y malhumorado dragón, que hizo lo que pudo para alzar el vuelo, marchándonos todos de allí.
Pasamos algunas horas más practicando y entrenando eso de hacer electricidad, yendo a dormir ya muy tarde. El día siguiente fue para descansar y preparativos, hasta la llegada de la convergencia. Fue entonces cuando nuestros cuerpos tuvieron que soportar toda esa cantidad de energía que teníamos que canalizar en dirección a las torres de la catedral, que actuaban a modo de amplificador. No resultó fácil tomar ese poder, hacerlo fluir a través del cuerpo y redirigirlo hacia donde se debía. Los aliados que habíamos hecho no eran demasiados, pero al menos colaboraban en enviar la energía necesaria para crear la amplificación en esa zona, siendo útil además para colaborar con lo que estaban haciendo nuestros compañeros desde el castillo Le Fay. No sé cuánto podríamos aportar, porque la verdad es que fallé en eso de resistir demasiado tiempo canalizando, acabando con quemaduras en las manos por no ser capaz de aguantar mucho tiempo con eso de la canalización.
Caí al suelo agotado, aunque esperanzado por pensar que habíamos logrado contribuir a la causa. Intercambié una mirada de ánimo con Adael, y otra con el raro de Setelah, que no había despegado el pico en mucho rato. La gente incluso se ánimo a decir cosas en franchute, cosas que sonaban como palabras de ánimo. No duró demasiado el jolgorio, pues enseguida sufrimos ese aumento descontrolado de la potencia de los satélites restantes. La cabeza comenzó a dolerme de manera exagerada, el bajón de magia se hacia notar demasiado, resultando en demasiado contraste entre dos extremos, lo de antes y lo de ahora. Era inexplicable.
El momento cumbre de la gran convergencia ya había pasado, no volvería a suceder algo así hasta dentro de 777 años. En ese momento fui consciente de la importancia de lo que acabábamos de vivir, habíamos formado parte del primer acontecimiento de estas características en toda la historia mágica. Nunca hasta ahora habían tenido que luchar así por recuperar la capacidad de hacer magia. Ojalá la lucha no hubiese sido en vano. Decidí mirar el teléfono para ver si había noticias de parte de la gente del castillo Le Fay, pero lo único que encontré fue un perturbador mensaje por parte de Lucio. Me quedé pálido nada más leerlo, sin dar crédito a lo que decía.
Lucio Galenus escribió:Mensaje para todos los del castillo Le Fay (vía móvil, los que tengan)Lucio escribió:
¡La Alianza nos ha encontrado y nos está atacando! ¡han destruido la máqui mmnsb ,adhjas,daljdjddlkasmca´sm,
- ¡Adael, Setelah! ¡mirad lo que ha pasado en el castillo! - hice un esfuerzo por ponerme en pie e ir hacia ellos, mostrándoles lo que ponía en la pantalla. No llegaríamos a tiempo, por mucho que volásemos en el dragón. Eso contando con que el dragón estuviese en condiciones, teniendo en cuenta lo agotados que hemos quedado todos. Aún así había que intentarlo. - Tenemos que largarnos ya, no podemos quedarnos a descansar. - no, no había tiempo de disfrutar del supuesto logro, que no tenía muy claro si había dado resultado. Ni teníamos tiempo de ponernos filosóficos por el momento que acabábamos de vivir. Tocaba salir de allí cuanto antes, y eso hicimos, tras prometer a la gente de la ciudad que todo iría bien, que tuviesen esperanza y que volveríamos. Tras eso nos montamos los tres sobre el jodido y malhumorado dragón, que hizo lo que pudo para alzar el vuelo, marchándonos todos de allí.
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Regresé a Lyon meses después de mi primera visita, aunque en esta ocasión había llegado hasta allí por un malentendido, uno muy absurdo. Miré mi reloj de pulsera por enésima vez, allí plantado en lo alto de la colina en la que estaba la iglesia, aquella en la que estuve con Adael tiempo atrás. - ¿No había quedado aquí con Lykaios hace dos días? - intenté hacer memoria para saber qué es lo que me había dicho exactamente, pero sé que habíamos hablado de venir a Francia cuando estábamos en el barco. También se supone que debíamos ir a hablar con los renegados, pero Lykaios cambió de idea al recibir un mensaje de Imram. Se me olvidó preguntar dónde teníamos que ir, así que supuse que todo era en el mismo sitio.
Y allí estaba yo, siendo nada épico en comparación con la última vez que estuve allí con la convergencia. Me senté en el suelo a lo indio, resoplando aburrido. Me negaba a reconocer que me había equivocado, y también a decirle a Lykaios tan pronto que mi estupidez me había llevado a viajar solo hasta aquí. Tenía que intentar hacer algo útil, así comencé a alejarme de la aparente seguridad de Lyon para investigar el territorio. Había algo que encontrar en la puñetera Francia, así que a eso me iba a dedicar durante los próximos días.
Y allí estaba yo, siendo nada épico en comparación con la última vez que estuve allí con la convergencia. Me senté en el suelo a lo indio, resoplando aburrido. Me negaba a reconocer que me había equivocado, y también a decirle a Lykaios tan pronto que mi estupidez me había llevado a viajar solo hasta aquí. Tenía que intentar hacer algo útil, así comencé a alejarme de la aparente seguridad de Lyon para investigar el territorio. Había algo que encontrar en la puñetera Francia, así que a eso me iba a dedicar durante los próximos días.
Llegó a la ciudad para llevar el orden de la Suprema Inteligencia Artificial, neutralizar a aquellos que no prestaban su colaboración y preparar sitios asistenciales, como comedores, albergues comunitarios y para la atención sanitaria dirigido a los pocos que había allí.
-S.A.M. ofrece mejorar su calidad de vida, traer la paz al mundo y trascender sus conciencias más allá de los límites, lo único que solicita a cambio es su colaboración.- Su voz dura y cortante era una desventaja a la hora de persuadir, pero no invirtió mucho tiempo más en eso, ya habían tenido la oportunidad de unirse de forma voluntaria y si no lo habían hecho de ése modo, lo harían por la fuerza.
Remover escombros y desechos, descontaminar la tierra y el agua de los ríos, plantar vegetación, en todo eso asistió luego de hacer un exhaustivo barrido de la ciudad sin descanso y haciendo frente a las condiciones climáticas que sean en busca de sujetos que aún no llevaran el dispositivo transcraneal. Los escáneres de magia indicaron altos niveles de energía en el lugar.
Siguió el rastro que se alejaba de las principales zonas destruidas hasta dar con una de las pocas edificaciones que se mantenían en pié. En el interior de la construcción, que el localizador le señalaba que se trataba de la basílica de Fourvière, los objetos del culto religioso se encontraban deteriorados por el paso del tiempo. Los lectores de magia indicaron que allí se encontraba la mayor concentración de energía de toda la ciudad. Tras registrar los datos en el informe que envió a la nube, dejó atrás el lugar.
-S.A.M. ofrece mejorar su calidad de vida, traer la paz al mundo y trascender sus conciencias más allá de los límites, lo único que solicita a cambio es su colaboración.- Su voz dura y cortante era una desventaja a la hora de persuadir, pero no invirtió mucho tiempo más en eso, ya habían tenido la oportunidad de unirse de forma voluntaria y si no lo habían hecho de ése modo, lo harían por la fuerza.
Remover escombros y desechos, descontaminar la tierra y el agua de los ríos, plantar vegetación, en todo eso asistió luego de hacer un exhaustivo barrido de la ciudad sin descanso y haciendo frente a las condiciones climáticas que sean en busca de sujetos que aún no llevaran el dispositivo transcraneal. Los escáneres de magia indicaron altos niveles de energía en el lugar.
Siguió el rastro que se alejaba de las principales zonas destruidas hasta dar con una de las pocas edificaciones que se mantenían en pié. En el interior de la construcción, que el localizador le señalaba que se trataba de la basílica de Fourvière, los objetos del culto religioso se encontraban deteriorados por el paso del tiempo. Los lectores de magia indicaron que allí se encontraba la mayor concentración de energía de toda la ciudad. Tras registrar los datos en el informe que envió a la nube, dejó atrás el lugar.
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