Pisito de Jo Patterson

- Sí, como dando largas a la conversación pendiente, como la que estamos teniendo. No digo que fueses tú la que pidiese hablar, sólo digo que...- acabé soltando un sonido de frustración porque me estaba explicando fatal y ya ni sabía lo que quería decir. Todo era un embrollo y un lío de comunicación, demasiados malentendidos. Era obvio que ella también hubiese tenido dudas, y no tardó en sacarme la escena que se encontró al llegar, el del primer beso con Victorya. También había sido una jodida casualidad que llegase justo en ese instante. Estaba casi seguro de que ella no había besado a nadie durante nuestra separación. Eso del espacio para decidir mis acciones sonó como si me hubiese estado observando en período de prueba para ver qué hacía, y no estaba seguro de si lo veía bien o no.

- Podías haber sido más clara. - murmuré sin estar demasiado seguro, tenía mucha confusión respecto a cómo nos habíamos estado comportando ambos. Por eso me sentí algo mejor cuando me confirmó a las claras que me seguía queriendo. En realidad era un sentimiento de demasiadas cosas, porque la confesión no hacía más que acrecentar mi culpabilidad por haberla traicionado, por haber roto la promesa que le hice cuando nos casamos. Ambos nos queríamos, pero aquello no había impedido todo lo sucedido. Se me vino a la mente lo que dijo Victorya antes de irme del hospital, que ella me había querido desde la primera noche. Aquello sí que no me lo esperaba, y tampoco estaba seguro de si podía quererme del mismo modo que Jo, más allá de la atracción que habíamos tenido.

Que Josephine también quisiese que fuera feliz no lo dudaba, pero la sonrisa amarga con la que lo dijo me partió el alma. Posé mi mano un momento sobre la suya cuando la alzó para acariciar mi mejilla, sosteniéndole la mirada mientras me decía todas aquellas cosas sobre olvidarse de todo como si eso fuese posible.  - ¿Crees que sería tan fácil como quererlo o pedírtelo ? ¿como que me lo propusieses? - esta vez fui yo el que respondió con preguntas, aunque probablemente se quedasen sin respuesta.

- Ser una familia de nuevo... - Por un lado quería que todo volviese a ser como antes, me tentaba aceptar si es que me lo estaba diciendo de verdad. Por otro me lo impedía lo que había hecho, y el saber que ahora era responsable de algo más. Tal vez lo supiese, pero debía terminar de contarlo todo. Guardé silencio unos segundos antes de soltarlo definitivamente, suspirando por lo bajo. - Victorya está embarazada...me enteré cuando regresamos de la misión.

Mi nariz se arrugó con fuerza al escucharle, el único que no estaba diciendo lo que tenía que decir y dando largas era él. Mis labios acabaron fruncidos a la par que ambas manos fueron a mis caderas esperando que continuara explicándose.
-¿Qué?
Mis ojos se abrieron un poco antes de entrecerrarse al escuchar ese murmullo. Estaba a punto de saltar, me pedía ser más clara cuando era a él al que siempre le costaba expresarse. Cogí aire profundamente dejando caer mis manos mientras desviaba la vista.
-He sido bastante clara Johan, tal vez el problema es que no has querido verlo.
Definitivamente no iba a ponerme a pegar gritos o a ponerme histérica, aunque internamente sintiese como si estuviese retorciendo un papel entre mis manos cada vez rompiéndolo más y más.
Cuando le pregunté aquello y posó su mano sobre la mía tardé poco en separarla al ver que no lo confesaba. Tal vez no estuviese acertada en mis sospechas, a pesar de que todo cuadrase para que fuese cierto le estaba costando demasiado decirlo. Sopesé sus preguntas y negué.
-No he dicho que fuese fácil. Y no lo sería, obviamente. Solamente te preguntaba si eso es lo que querías que dijera...porque sinceramente Johan...no sé que es lo que quieres, parece como si quisieses que solucionase yo todo esto y...no puedo hacerlo.
Encogí mis hombros bastante perdida para después abrazarme a mi misma apretándome los costados con las manos.
-No hemos dejado de ser una familia.
Sentencié por lo bajo porque me negaba a decir lo contrario, para mi el sería mi familia siempre, lo era antes de casarnos o de ser novios y lo seguía siendo ahora. Seguí con la mirada perdida cuando lo soltó por fin, pero suspiré. Sentía alivio porque lo hubiese hecho, por tener confianza en contarlo por fin aunque por otro lado sentí un gran nudo en la boca del estómago y el molesto latido metálico de mi corazón volvió a resonar en mi oído. Asentí seria volviendo a mirarle.
"Te ha costado decirlo"
Volví a asentir tomando aire y apreté mis labios sin saber qué decirle. Durante un rato me quedé algo bloqueada a pesar de saberlo de antemano y después, de pronto, volví a activarme separando mi cuerpo del mueble de la cocina.
-Y la que podría haber sido más clara soy yo...joder Johan...

No estaba para nada de acuerdo con eso de que ella había sido clara, ni con que yo no hubiese querido verlo. La mayor parte del tiempo me respondía con preguntas, y parecía que quien tenía que decidir lo que hacer y decir era yo. Mi posición era complicada, pero la verdad es que me lo había buscado. Podía notar cómo se iba estresando por momentos, y que el tono calmado de la conversación amenazaba con irse a pique en cualquier momento.

- No, claro que no quiero que soluciones todo esto tú sola...eso es imposible. - negué frustrado, sintiendo que no sabía ni explicarme y que cada vez lo liaba más en vez de clarificar las cosas. - Tampoco sé ni cómo hacerlo sin hacer daño a nadie. Sí que sé lo que quiero...ya te lo he dicho. A ti. A Nyara. - seguíamos siendo familia, sí, pero muy desestructurada, cada uno viviendo por su lado. Quise acercarme al verla autoabrazarse, aunque me contuve porque seguro que lo que menos le apetecía ahora era eso, un intento de acercamiento.

Ese suspiro que soltó me confirmó lo que sospechaba, que ella ya lo sabía. Era de esperar teniendo en cuenta que había estado trabajando en el hospital esa noche. Y aún así...puede que hubiese estado esperando que fuese un error, o que no tuviese que ser conmigo. La decepción debía ser ya total. - Ya lo sé, que la culpa es mía. Me dejé llevar, no pensé. - pocas veces decía ella 'joder' o similares, pista de lo molesta que debía estar. Habíamos llegado a un punto en el que no sabía qué más decir. - Hablé con ella esta mañana. No tiene claro qué hacer, si seguir o no. Realmente no sé si quiere. Creo que delega en lo que quiera yo. - parecía que nadie quería tomar decisiones, y al final me tocaba decidirlo todo a mí. - Yo...le he contado lo que nos pasó la primera vez. Y que no podía decidir por eso mismo.

-Gracias!
Contesté algo tensa cuando dijo que no era cosa mía para solucionarlo sola. Llevé una mano a mi ceño masajeándolo un poco cuando se empeñó en seguir pensando como solucionarlo. Si quería tener una solución aquí y ahora no la iba a encontrar. Aquello solo se curaría con el tiempo.
"Tarde, ya has hecho daño"
No lo dije en alto, no pretendía reprochar más cosas ni hurgar en la herida. Paré de sobarme el ceño cuando oí lo siguiente suspirando y bajando la mano. Estuve a punto de decirle que si lo tenía tan claro empezase a ser consecuente y que trabajase en conseguir lo que quería pero luego soltó lo del embarazo y ya todo se fue al carajo.
-Te dejaste llevar...claro...
Asentí apretando mis labios con mi nariz arrugada a la par. Una de mis manos viajó tras mi oreja donde seguía escuchando el insistente tik tik de mi pulso pero paró poco tiempo ahí porque extendí mi dos manos en un aspaviento repentino al no poder aguantarlo más.
Me puse a dar vueltas por la cocina a recoger cosas sin sentido alguno mientras gruñía por lo bajo. Me giré en algún punto cerca de la nevera al oírle.
-No, no me cuentes sus dudas ...¡Johan!
Alcé la vista al techo sin cambiar mi expresión molesta antes de coger un frasco de algún ingrediente de pociones, tratando de concentrarme en recoger, eso...recoger.
-¿¡Se lo has con...
Cerré mis ojos negando con una mano, era una estupidez reprocharle que le contase aquello, no era nada que tratasen de ocultar pero...por alguna razón me pareció mal contarle algo tan nuestro a ...ella. Planté el frasco en el mismo sitio, no tenía sentido. Me señalé a mi misma sin pensarlo.
-¡Podías haberte dejado llevar conmigo imbécil!
Lo dije alzando la voz de más para lo que era mi tono habitual y después...después me di cuenta y  simplemente desvié la mirada.

La tensión y el tono de mosqueo por parte de Josephine iba en aumento, llevando la conversación a un tono muy diferente al modo calmado con el que habíamos empezado. Y era de esperar. Había estado en muchas batallas y en muchos líos, pero esta situación era casi tan agobiante como una de esas peleas, sobre todo porque no sabía cómo resolverlo para que acabase bien. O no demasiado mal. - Que ya, que dejarse llevar no es excusa. Sólo quería que supieses que no es algo que hubiese planeado. - No pude quedarme quieto en el sitio mientras ella no paraba de moverse de acá para allá en la cocina recogiendo cosas, aunque realmente no hiciese ninguna falta. La seguí, intentando que lo dejase y me mirase. Se había alejado tras la noticia del embarazo, y fue peor cuando le dije lo de las dudas de ella.

- Es porque no sabemos si lo tendrá o no. ¿Cambia algo eso? no lo sé, pero tenía que contarlo igualmente. No quería que te enterases por otra persona.- sentía que habíamos entrado en punto muerto y que no progresábamos, ni teníamos claro hacia dónde ir. Lo principal ya lo había soltado, pero lo peor llegó cuando se enfadó mucho más por haberle contado aquello. Sí, era algo íntimo de la pareja, pero otros muchos lo sabían. Nuestros amigos lo sabían. Había pasado tiempo, pero recordarlo todavía dolía. Pudo haberse evitado....¿qué edad tendría ahora?
- Es algo que marca. Y en esta situación debía contarlo. Quisiera que entendiera lo que significa una decisión así para mí. Ella no se lo contará a nadie. Perdona..- otra vez tocaba decirlo y ya parecía que empezaba a perder el significado. Los "lo siento" o "perdona" habían salido ya por segunda o tercera vez en lo que llevábamos hablando. Demasiadas cosas acumuladas. La balanza de cosas mal hechas se inclinaba mucho hacia mi lado.

Por fin acabó alzando la voz para demostrar su cabreo, y ella no era de gritar fácilmente. El tono me sorprendió tanto como lo que dijo, que me sentó como si me hubiesen soltado una patada en el estómago. Una parte de mí quería gritarle que no sabía cómo acercarme a ella después de todo, pero yo no tenía derecho a reclamos. Me quedé paralizado un instante porque no me lo esperaba, con un gesto de derrota dibujado en el rostro. Ya no supe cómo replicar a aquello, simplemente suspiré y me acerqué a ella por inercia cuando desvió la mirada. Tal vez no fuese el momento, pero habían sido esos frenos que me había autoimpuesto los que me habían impedido acercarme a ella. Finalmente la abracé, incluso aunque fuese probable que me empujase y me rechazase por el enfado. Dejarla ir del todo me costaba, por mucho que hubiese dicho que quería que fuese feliz aunque no fuese conmigo. - ¿Crees que hay alguna posibilidad de que algún día podamos estar juntos de nuevo? - murmuré tras reunir el valor suficiente.

Cuando volvió a decir que no se lo había planteado suspiré. Me mordí la lengua para no preguntarle más cosas y que acabase perdiendo los nervios, al fin y al cabo estábamos dando vueltas a lo mismo todo el rato, como si no hubiese modo de pararlo y no quería que eso siguiese así.
"No te lo habías planteado pero estabas besándote con ella cuando llegué...claro, no te lo habías planteado PARA NADA"
No pude evitar soltar un sonido de exasperación cuando me explicó la razón de contarme las dudas de Vyktoria y le miré con toda mi cara arrugada por su pregunta.
-¿Qué?No!no cambia nada!Me da igual si lo tiene o no, no es que ese niño sea el problema!-Aunque claro que sería un problema a la larga pero en ese momento no me lo planteé de ese modo, el problema era él, él teniendo la libertad de elegir y escogiendo a otra persona.
-ARG!
Escupí otro sonido de esos de hartura mirándole como si le fuese a estampar cualquier cosa en la cara.
-Claro que me enteré, me enteré por mi misma!¿En la consulta lo sabías?
"Había dicho que no iba a preguntar más"
-No, no me lo digas.No quiero saberlo, no quiero saber nada más.
Y claro, llegó el momento tenso en el que yo a las claras le dije que para acostarse con alguien podría haberlo hecho conmigo a pesar de la situación, a pesar de no estar como antes y de que nuestra relación fuese algo tensa. Su abrazo me pilló por sorpresa, aunque lejos de apartarle relajé mis brazos dejándolos caer sin contestar a su pregunta.
"¿Alguna posibilidad?"
Apreté mis labios sin saber que decir a aquello. Por mi mente sonó un "SÍ PEDAZO DE IMBÉCIL" muy grande porque llevaba todo este tiempo diciendo que es lo que quería hacer, a pesar de mis dudas y a pesar de que fuese muy difícil conseguirlo. Alcé mis manos abrazándole subiendo mis manos hasta sus omóplatos y apoyé cerca de su hombro mi cara frunciendo mi ceño confusa por el resto de mis pensamientos. Yo ya había pasado por eso, estar sola, con una criatura creciendo dentro de mi, intentando sobrevivir, la primera vez con su ayuda y la segunda sin tenerle cerca.
-Tal vez deberías centrarte en ese crío.
Respondí alzando ahora la vista hasta él negando.
-No sé como contestar a eso Johan, sinceramente no lo sé.
Confesé calmada antes de bajar la mirada de nuevo.
-Lo siento.

Llevaba razón en que el niño no era el problema, pero evidentemente sí que influía en toda la situación. Entendí perfectamente a qué se refería, a que el daño estaba hecho y eso ya no se podía cambiar pasase lo que pasase a partir de ahora.
 - Al principio no. Fue a mitad, cuando...
Dejé la frase a medias sin decir que me enteré a mitad, cuando puse una cara que ella pensaba que tenía que ver con lo de la herida. Su nivel de exasperación iba en aumento, hasta el punto que prefirió que no le dijese si en la consulta lo sabía ya.
Los primeros segundos después del abrazo pasaron sin que ella intentase apartarme o se cabrease más.  Incluso alzó los brazos pasado el primer momento, subiendo sus manos hasta mi espalda. Logré relajarme un poco, apoyando mi mejilla sobre su cabeza cuando ella hizo lo mismo sobre mi hombro.
"tendría que haberme atrevido a acercarme antes."

Permanecimos un poco más en aquel silencioso abrazo cargado de tanta mezcla de emociones, aunque en el fondo sentía que ya estaba todo dicho y poco más podíamos hacer. No me sorprendió demasiado su comentario sobre centrarme en el niño. A ella siempre le habían gustado todos los críos, y no me la imaginaba diciendo nada en contra de alguien que no tenía culpa. Separé mi cabeza de ella cuando ella alzó su cabeza para mirarme, sintiendo que ya había tomado su decisión. Aquello tampoco tenía por qué ser excluyente, así que hice un gesto negativo con la cabeza, aunque sin llegar a explicarme.
Josephine no pudo darme una respuesta a lo de la posibilidad, ni afirmativa ni negativa. En el fondo me lo temía, pero una parte de mí tenía esperanzas en que dijese que sí, que algún día podríamos volver a lo que fuimos antes de que todo se estropease. Puede que eso fuese imposible.
"Todo lo que se fue, ya no volverá."

Bajé también la mirada después de ese 'lo siento', suspirando con resignación. Tenía lo que me merecía. Prefería no hacerme demasiadas ilusiones con eso de que no fuese un rotundo no, pero era momento de admitir que debía retirarme.
- Yo también lo siento.
Posé en su mejilla la mano que había tenido en su cintura mientras la abrazaba, intentando que volviese a alzar la mirada.
-  Siento mucho haberte hecho daño y no haberte hecho el caso que merecías. Al menos tengo la certeza de que todo lo que tuvimos fue de verdad. Espero que algún día puedas perdonarme por todo.
Dejé un beso en su frente antes de separarme, bajando después la mano tras acariciar su mejilla con el pulgar. Tuve que hacer un esfuerzo para retroceder un par de pasos, dándome después la vuelta para caminar alejándome de ella mientras el nudo en la garganta se hacía más fuerte. Me detuve junto al sofá, donde había dejado el regalo para Nyara. También me dolía pensar en ella.
- Dáselo cuando despierte, ¿vale?  y dile que podemos jugar cuando quiera.
Me giré un instante para decirle aquello, como intentando decir que quería seguir viéndolas, aunque no sabía hasta qué punto podía ser perjudicial aquello para ambos. Tras eso caminé hasta la puerta, saliendo y cerrando tras de mí, sintiéndome como si hubiese cerrado algo más que una puerta. Cerré los ojos pasándome una mano por la cara mientras negaba para  mí mismo. Después me desaparecí de allí, aunque me costó más segundos de la cuenta por la falta de concentración.

Mi entrecejo se arrugó, no por enfado, la angustia se apoderó de mi cuando escuché aquel nuevo lo siento por su parte. Alcé la vista a él cuando sentí su mano tocar mi mejilla, clavando mi mirada en sus ojos mientras seguía hablando. Me sentía incapaz de decir nada más.Apreté mis labios mientras inspiraba fuertemente y para cuando me daba aquel beso en la frente cerré los ojos,apretándolos fuertemente.
"¿tuvimos? "
Volví a mirarle de aquel modo mientras me acariciaba y seguí sus pasos desde mi posición, clavada en el sitio. En silencio.
"¿Y ya está?¿no vas a hacer nada más?"
Volví a autoabrazarme por un instante antes de llevar a mi boca una de mis manos para morder la uña de mi índice. Asentí a lo que dijo y continué siguiéndole con la mirada desde mi posición. Como si en algún momento fuese a girarse de nuevo o algo, pero no lo hizo.
Por fin cogí aire cuando salió por la puerta y apoyé las manos en la encimera de la isla de la cocina exhalando con torpeza. Tal vez tuviese razón, tal vez yo no dijese las cosas claras.... tal vez un no sé no era la respuesta. Negué y sin más comencé a andar, algo rápido, hacia la puerta.
-¡Espera Johan...
Pero cuando la abrí llegué a escuchar aquel pop, el sonido de la desaparición y vi el pasillo completamente vacío. Por unos instantes me quedé allí sin saber que hacer hasta que volví a entrar y cerrar la puerta. Llevé ambas manos a mi rostro pasándolas por el mismo intentando desbloquearme.
"¿No sé?!"
Entorné los ojos maldiciendo antes de escuchar los ruidos arriba. Nya se había despertado. Suspiré una vez más y fui escaleras arriba para hacerme cargo, más tarde iría a ver a Yaros.

Estando en el mercado de la isla, decidí pasarme por el piso de la tía Jo. Hacía ya un tiempo que le había mandado un patronus para saber cómo estaba de su brazo y no me contestó, lo que me pareció raro. Quizás no estaba todavía incorporada en la plantilla. De modo que, en un ataque a la intimidad de uno, decidí preocuparme por ella y personarme en su casa.

Había comprado dos ramos de flores, uno con margaritas para Chloe y otro con tulipanes para mi tía Jo. De camino me encontré con unos hibiscos en flor y decí coger algunas pocas para darle un toque más asilvestrado a ambos ramos. Además, había comprado unas cuantas chuches y pinturas nuevas para Nyara porque, lo mismo, después de estar varios días encerrada en casa, lo mismo le apetecía salira tomar un té con sus amigas o yo qué sabía.

Tal y como salí del mercado, cargado como una mula, llegué al piso de mi tía. Toqué a la puerta y esperé pacientemente, entretenido mientras miraba el marco de la puerta y los farolillos que iluminaban la casa en las noches. Y pensé que sería divertido hacer que el fuego de los farolillos ardiera de distintos colores, había leído algo en los libros de pociones, cómo podía hacer que el fuego fuera azul gracias al cobre, rojo con litio, amarillo son sodio... sería como hacer mini hadas. Sí, seguro que a Nyara le gustará.

Aparecimos Thoren y yo cerca de donde Jo tenia el piso, guiado por Thoren. Yo seguia disfrazado de abuela rusa, con mi chepita, mi pañuelo, mi toquilla y mi gotero con suero, y Thoren empujaba mi silla de ruedas mientras yo hacia voz de vieja y gritaba en ruso mil insultos, pegandole a las cosas mi alpargata.

Liamos una buena escandalera mientras llegabamos a la entrada, porque la fuga habia sido épica. Eso me revitalizó bastante.

Al llegar nos encontramos un muchacho en la puerta y le tiré mi alpargata, pero no le di y la alpargata chocó contra la puerta, cayendo luego al suelo.

- Buenos días, camarrada!! - dije aun sin quitarme mi abuelil pañuelo. - Es este el piso de Jo? Hemos venido a decirr hola! a darr sorrpresa!

El escape del hospital con la abuela Tolstoi había sido divertido, él se había metido mucho en su papel y yo de vez en cuando utilizaba la silla para subirme en la parte trasera, cogiendo velocidad en las cuestas mientras cantaba. - Voy a matar a Johan, wiiiiiiiiiiiiiiiiiii.- en realidad  no se merecía una buena matanza hecha por mi, pero era divertido de cantar. Por fin llegamos a donde vivía la amiga rubia, un piso de esos pijos. El capitalismo la había devorado, nada quedaba para los buenos comunistas rusos.  - Ahorra es prrrrropietarria. - me quejé al llegar, aunque se me pasó enseguida al pensar que íbamos a apalancarnos allí, y que ahora era NUESTRO piso. Hice el absurdo gesto de "tenemos" del conejo comunista, empujando a un lado al niño que estaba plantado allí en la puerta.

- Los mayorres prrimerro. Es una abuela-  abrí la puerta de una patada, tirándola abajo para entrar con la silla de ruedas de Yaroslav. Aluciné con el piso, limpio y sin olores raros. Lo primero que hice fue tirarme al sofá, rebozando la cara por todas las texturas que tenía. Después me levanté para ir a la cocina, abriendo el frigorífico repleto de cosas. - ¡Voy a prrepararr la cena! ¡poneos cómodos! - grité a la abuela Yaros y al crío, comenzando a sacar ollas y un montón de comida aleatoria del frigo. Puse agua en varias de ellas, echando a cocer todo lo que pillase. Después añadí mucha mayonesa y lo puse a fuego máximo.

Me hallaba sumido en mis pensamientos e ideaciones, buscando nuevos juegos para hacer con Nyara, cosas para ayudar a la tía Jo cuando fui atacado por la espalda por una alpargata, que afortunadamente chocó en la pared. Me volteé ante el hombre de pelo cano y... su... cosa que iba en una silla soltando improperios en un idioma que no conocía. -E... e.... es.....- Le dije titubeando a su pregunta y señalando la puerta de la casa.

Pero no tenía ni idea de en qué momento el otro me quita de en medio y tira la puerta abajo. Intenté quejarme, pero nuevamente me volvió a hacer callar y entraron. ¿En serio qué les pasa? Han dicho que eran amigos, aunque si eran de la resistencia no les reconocía, ¿o sí? A la vieja, no, sin lugar a duda. Pero sus actos enloquecidos no me dejaban pensar, en serio, ¿qué les pasa a los adultos? Me sorprendió que no saliera Jo después del golpe, ni que Nyara dijera nada, ¿acaso no estaban en casa? Me mordí el labio, preocupado.

La pareja entró en tropel y lo tomaron todo en su control y dominio. Intenté quejarme, pero sin éxito, pasando detrás de ellos -Oye, no restriegues tus mocos en el sofá! Eso es una cerdada...- Arrugué la nariz, asqueado. Me estaban entrando los sofocos.

Seguí al más agresivo a la cocina. ¿Qué se había tomado? Estaba espídico -Oye, parad ya- Intenté guardar las ollas al mismo ritmo que él las estaba sacando, sin mucho éxito, debo añadir. Ni con la magia de mover frascos podía hacerlo. Maldije por lo bajo hasta que encendió todos los fuegos -¡YA BASTA!- Y supongo que será el cabreo que me estaban produciendo los rusos en la cocina, pero en ese instante el tiempo en la sala se paralizó, con los rusos dentro. Me asusté con el resultado, recordando aquella vez que lo hice sin querer cuando unos soldados me atacaron. Me giré sobre mi propio eje para mirar a todas partes, suspirando tranquilo con la paz y el silencio. Con todo el tiempo del mundo dejé las cosas en la cocina, apagué el fuego de la cocina que estaba a tope y lo único que podíamos conseguir era salir ardiendo y me quité al ruso de en medio, insultándole en el proceso. Ni idea de si me podía oír o no.

Después de evitar que saliéramos ardiendo apagando el gas de la cocina y devolviendo el frigorífico a su ser, me llevé al ruso fuertote junto a la abuela, empujándole por toda la casa. Tenía que buscar algo para atarles antes de que la magia se acabase. Camisetas, cortinas… todo artilugio de tela me sirvió para atar a la abuelilla a la silla y para atar manos y pies al otro ruso, al loco que se había tomado demasiados cafés. Me coloqué delante de ellos, con los brazos cruzados y el ceño fruncido, esperando que el efecto de la magia pasara, y deseando que Josephine llegara lo antes posible.



DADOS:
Éxito: paralizo a los rusos locos (funciona mi magia de menor)
Fallo: pues nada, no funciona

El miembro 'Justin Granger' ha efectuado la acción siguiente: Lanzada de dados

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'Probabilidad' :

Había estado dando un pequeño paseo con Nya, pensando en que debía comprarle un regalo a Arleen y mandarle un mensaje disculpándome por no haber asistido a su boda. La verdad es que durante ese tiempo no me había apetecido hacer mucho, había centrado mi atención en la niña excepto cuando dormía, entonces por alguna razón me sentaba en el sofá y no era capaz de hacer nada más que dar vueltas a la cabeza.
Al ver la puerta abierta fruncí el ceño y me apresuré a llegar hasta ella. No se escuchaba nada, solamente algunos trastos moverse. Me agaché junto a Nya sonriendo.
-Escucha Nya...mami tiene que pasar primero ¿Vale?Espera aquí.
Le di un empujoncito flojo con la punta del dedo en su nariz y entré a casa pensando que se me había colado algún ladrón.¿Había ladrones en Ouroboros?¿Debía llamar a la guardia?
"Si...eso...llamar a la guardia"
Agarré el bastón de madera que tenía a la entrada antes de continuar y cuando estaba a punto de amenazar a quién fuese el que se había metido en mi casa vi a Justin, maniatando a Thoren y a una vieja que se parecía sospechosamente a Yaroslav.
-¿Justin?¿Que...- Bajé el bastón señalando a aquellos dos y suspiré-Espera
Dejé el bastón a un lado caminado de vuelta a por Nya, a la que tomé en brazos para volver junto a mi sobrino y el par de congelados. Miré de uno a otro y luego al pequeño peliblanco.
-¿Lo has hecho tú?
"Ain por Morgana...se van a cabrear cuando se descongelen"
-¿Que hacen aquí Thoren y... Yaros...vestido de la abuela de Yaros?

- SOY UNA ABUELA! - coree a Thoren, entrando después empujado por el en mi silla, ignorando totalmente las palabras de Justin.

Menee la silla hasta el salon buscando el minibar de Jo, pero solo tenía vino, y tampoco mucho, era como si se hubiese dado un atracón ella sola. Iba a coger una botella mientras Thoren guisaba sus deliciosas recetas, cuando Justin gritó y todo se paralizó.

"Pero que es esto, que malignidad"

Mi indignación iba creciendo en mi estómago y en mi pecho como furiosa furia rusa mientras en crío anulaba la cocina de Thoren, que tenía hambre, joderr! Y luego nos ato y todo. Le habría mordido una oreja. Lo miré fatal cuando nos dejó atados frente a él. Lo iba a matar.

Pero por suerte llegó Jo, eso lo salvaria.... miré a la rubia aún congelado, había descubierto mi disfraz. El efecto de la magia esa se pasó al poco y aunque podía moverme estaba atado...o no. Me convertí en rata y me liberé de las ataduras. Volví a transformarme y me dejé caer en la silla de ruedas, tirandole a Justin un cojín a la cara.

- idiota

Mi obra maestra culinaria quedó a medias cuando el niñato esmirriao decidió que era buena idea hacer su magia paralizadora. Lo odié muy fuerte y maldije en mi mente cuando me alejó de la cocina y empezó a atarme, queriendo sacudirle y darle dos tortas bien dadas. En medio de aquello llegó Josephine, que sí que se dio cuenta de que Yaros no era una abuela. Bueno, íbamos a quedarnos en su casa, tenía sentido que supiese quiénes éramos.

Bufé cuando por fin se pasó el efecto de la magia de Justin, liberándome cual Hulk de las ataduras con las que me había atascado. - ¡YA NO HAY RESPETO A LOS MAYORRES! - tiré por ahí las cosas con las que me había atado, maldiciendo en ruso por lo bajo. Josephine me entendería, pero el crío no. - ESTABA PRREPARRANDO CENA. - me excusé, de nuevo en un tono de voz demasiado alto. Me fui al sofá para llevar hasta allí la silla de ruedas de Yaroslav, decidido a explicar a Patterson nuestra situación.

- Nos hemos fugado del hospital. Él harto ya, comida mala, pero elfo Aldarron bueno. No le digas que huimos, que se enfadar. Hermano querría verte a ti. Nos vamos a quedar en tu casa hasta que se recuperre, si te parecer bien. - no mencioné lo de su marido que me caía mal, que no era cuestión de que nos echase de la casa. La niña había decidido seguirla al escuchar tantos gritos, así que la saludé de la manera más simpática que pude teniendo en cuenta mi incompetencia con los niños. No se me ocurría qué decirles. - Mmm...hay mayonesa de cena. Con un erructo de esos ahuyentas a cualquier yeti.

No permanecí mucho tiempo vigilando a mis atunes capturados hasta que escuché una voz femenina conocida, la verdad es que estaba tan concentrado en la vigilancia que ni siquiera me había dado cuenta de que había entrado -¡Tía Jo!- Me volví de golpe cuando escuché la voz de Josephine a mi espalda, recién llegada a la casa. -Sí… es que ese derrumbó la puerta y se quiso hacer con la casa. Decían que te conocían, pero…- Escuché que les reconocía… lo cual me hizo sentir culpable, bajando la mirada al suelo -No sabía que les conocías, pensaba que eran extraños y …. Pensé… que había que defender la casa y … yo… lo siento-

Intenté excusarme ante mi tía, chocando los dedos índices entre ellos, manteniendo la mirada baja. A la mierda los juegos de alquimia y fuegos artificiales con Nyara, seguro que me regañaría y/o castigaría -Cuando me dijeron que estabas de baja con el brazo mal, te mandé un patronus el otro día, y al no recibir respuesta... pues me preocupé y… me pasé por el mercado para comprarte algo. Y claro cuando llegué al piso y este par de individuos entraron así, pensé que eran okupas. Yo, solo quería ayudar…- Le expliqué indicando dónde estaba el ramo de tulipanes que le había comprado para desearle una pronta recuperación. Estaba junto con el de margaritas para Chloe, mi mochila, y otros trastos varios para hacer pociones y pinturas nuevas para Nyara.

Entonces la magia de éxtasis temporal cesa, y el tiempo vuelve a correr con normalidad. Los rusos vuelven a su ser y a dar gritos y voces en ruso. Parecían muy molestos. Uno de ellos, la abuela no abuela, se convierte en rata y luego me lanza un cojín, con improperio incluido -¡Eh! ¿Cómo iba a saber yo que vuestras intenciones son buenas? Pues no hay que andarse con ojo, que ya no hay nadie de fiar, lo mismo te hacen un parlamento que te queman la casa…- Comento con ironía haciendo referencia al tema más candente de la isla. Cojo el cojín atacante con ambas manos, todavía molesto por el comportamiento de los adultos, que parecían más críos que yo -La culpa es vuestra, por derribar la puerta. Si lo llego a saber, llamo a la Guardia…-

Por lo menos Justin tenía razón en algo, no te puedes fiar de nadie, y en realidad hacia bien en ser un jodido paranoico desconfiado. Si, debía reforzar su actitud paranoide. Asentí.

- Muy bien joven, muy bien.

Hice como que lo imitaba cuando dijo "llamo a la guardia"

- No! Tu soluciona tus prroblemas solo!! mimimi la guardia, mimimi....la justicia por tu mano! si tienes que ejecutarrnos tu lo haces, no preguntes a nadie!

"espera"

- O mejor llamas a los federales, la KGB, se te llevan sin que te des cuenta!!

Las conversaciones prosiguieron entre nosotros sin que reinase lógica alguna, al menos la mayor parte del tiempo. Cenamos, nos pusimos al dia.... y al final Thoren se fue a hacer sus cosas, este muchacho se me habia ido ya de las manos y ahora tenia rollos raros.  Yo le pedí a Jo quedarme de acople ahi esa noche por lo menos, el sofá me parecía gloria despues de los sitios que habia estado frecuentando.

Esa misma noche tuvimos un momento de pijama party y luego llegó el momento de confesiones en privado, ya bien entrada la madrugada, en la que me enteré de cosas que hicieron que me entrasen ganas de despellejar a Johan.

Al dia siguiente la ira asesina se habia esfumado un poco y me propuse animar a Jo, le ofrecería plancharle el pelo o algo asi.

-Gracias- “Espera, ¿qué?” Me di cuenta que estaba respondiendo de forma inconsciente al ruso de pelo largo. Tardé unos segundos en darme cuenta de que un delincuente como él te felicitase era algo malo. ¡Muy malo! Luego me hizo burla, y supuse que eso era lo correcto. Bien Justin, bien. Punto para mí.

Tras un rato de larga y absurda conversación pude dilucidar que esa gente eran conocidos de Jo, y que por tanto se supone que eran de fiar. Por lo demás de conocía que a Jo le quedaba algún tiempo para incorporarse, le di el ramo de tulipanes y los colorines a Nyara, pero como ya notaba que sobraba, entregué los presentes, cogí el ramo de margaritas para Chloe y me fui de allí, antes incluso de que cenaran o hablaran de cosas que un quinceañero no debiera de saber.

//Área de invasion 1.5....en proceso. Recopilacion de información y almacenado. Cribado, limpieza del área 1.5...en curso.....//

//data_upload_error//imposible cargar los datos a la nube//


/intentar de nuevo más tarde/

Los Centinelas sobrevuelan la zona residencial.

2 de ellos se dividen del destacamento, localizando un inmueble que registra habitantes ahora mismo en su interior.

El modus operandi es ataque exterior aéreo, con metralletas de gran calibre desde el exterior, con el objeto de crear destrozos mayores y aniquilar convivientes.


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35+30 = 65

130 entre Nyara y Yaros

1. azul
2. azul oscuro