Villa Black

La conversación con Josephine no había salido como yo esperaba, era como si tuviese la habilidad de hacer que nunca funcionase cualquier intento de mejora. Le habría dicho que yo sí me sentía solo a menudo, aunque ella dijese que no lo estaba. Todo eso quedó atrás después de bajar las escaleras y salir al jardín, encontrando también a Yaroslav de muy mal humor. Para la próxima nada de invitar a los nuevos a casa, qué pereza eso de socializar con gente nueva. Al menos al ruso ya lo conocía y sabía cómo se gastaba sus cabreos.  

- Ya les diré algo, no saben comportarse. Aquí a mi casa no vienen más. - pensaba que la noche no podía torcerse más, pero me equivocaba. El aterrizaje forzoso de Thalos y el derrape en moto antes de bajar me hizo correr hacia allá, dándome cuenta de que traía a Erika con él. Herida. Ya me extrañaba a mí que tardase tanto en aparecer, ya no cuadraba con que se hubiese mosqueado y se hubiese ido.

- ¿¿Quién le ha hecho esto?? ¿Cómo la has encontrado? - pregunté entre preocupado e indignado, pues parecía mucho más que haberse escindido por error. Había algo más. Ya no estaba embarazada. Intercambié una mirada con Josephine cuando se acercó a atenderla, ella sabría mejor lo que había que hacer. Retuve a Yaroslav un momento por el hombro antes de que se marchase, agradeciéndole lo de la misión del barco y diciéndole que  hablaríamos para lo de ir al cuartel al día siguiente. Si se podía, porque con lo que acababa de suceder...

- Vamos dentro para que Jo pueda atenderla mejor y nos explicas mientras. - ayudé a Thalos a llevar a Erika al interior, apartando del medio a un borracho con el pie para llegar hasta el sofá. Depositamos ahí a la pelirroja, dejando espacio a la que de verdad sabía para que pudiese hacer lo suyo. - Dime si puedo ayudarte con una sanación...- demasiada sangre y muy mala pinta. Casi me daba cosa mirar a Thalos por si con un gesto me confirmaba que habían perdido al crío.

Acompañé a Erika al interior mientras trataba de resolver las muchas preguntas que tenian Jo y Johan, algo dificil de hacer, a decir verdad-

Porque para empezar, sobre la primera (donde estaba Erika) no podía decirlo a ciencia cierta. Al hospital, simplemente no podía ir, aunque para cualquier medimago sonase a que era lo mas logico. Y en cuanto a lo del embarazo finiquitado....

- De uno en uno. - mascullé hacia ambos, ayudando a acomodar a Erika en el interior de la casa sobre el sofá, estaba agotaba y la herida la habia hecho perder mas sangre de la que creía. - Lo del brazo se lo ha hecho ella sola al intentar desaparecerse, estaba agotada. Y yo no la encontré, fue Reed quien la trajo al hospital de Ouroboros... - miré a Jo y con pesadez asentí, como sabiendo lo que me iba a decir. - Si, nos hemos largado de alli, teniamos que encontrar a Reed. El bebé está bien, esta bajo el cuidado de Anteia y Lyran.

Con eso esperaba dejarlos mas tranquilos, le dejé hueco a la medimaga y me senté en el suelo, espalda contra el sofá, a los pies de Erika. A cada momento, sentía como mi respiración quería volver a salirse de control, al igual que toda la situación, y tenía que hacer un esfuerzo por controlarla.

- Necesito vuestra ayuda. - tomé aire y seguidamente lo expulsé. Pedir ayuda era jodido. - A Erika se la llevó ese nigromante de la isla, en Ouroboros mismo, y ahi .... es un blanco facil. Además Reed ha vuelto a desaparecer, supongo que ha vuelto con su maestro...lo malo es que se ha llevado a Azahar de polizón. Tenemos que localizarlos, averiguar donde se esconde cuando no está dando por culo a mi familia.

Fruncí mis labios con preocupación al escuchar de lejos a Yaros. Parecía disgustado y aunque no tenía ni pajolera idea de que había pasado en realidad sospechaba que eso del ligoteo no había acabado nada bien. Tendría que darle algunos consejos...yo...que ligaba mogollón(nótese la ironía). Suspiré alzando ambas cejas ante la promesa de Johan que no me creía ni de lejos.

Tal vez se trataba de eso, tal vez Johan después de todos estos años no sabía estar solo. A mí me costaba y a veces era un completo desastre pero al menos tenía a Nya para obligarme a salir adelante. Tal vez por eso...

La llegada de Erika y Thalos, como siempre, trajo caos. Una vez recostada en el sofá procedí a examinarla, me aparté para buscar rápidamente en el bolso alguna poción y arrugué la nariz cuando dijo que Reed había sido el que se había encargado de traerla de vuelta. "¿what?", extraje el gotero del pequeño frasco de poción y me incliné para acercarme a la herida haciendo caer varias gotas que al contacto con la piel de Erika sisearon, un poco de humo salió de la zona y tras un estremecimiento la pelirroja pareció perder el conocimiento.

-¿Me estás diciendo que acaba de dar a luz y has dejado que ande por ahí desapareciéndose?-Sonaba indignada, tremendamente indignada solté un suspiro molesto y volví a posar las manos sobre ella intentando establecer una comunicación con sus células. Negué al ofrecimiento de Johan con la cabeza. Mientras intentaba escuchar a Thalos a la vez. Era difícil concentrarme en ambas cosas.-Oh...y aquí no es nada fácil, claro... -ironicé a pesar de que no solía hacerlo.-¿Y qué piensas hacer?¿Encerrarla en un sitio sin magia para que no la encuentre?-chasqué la lengua.

Aparté las manos de ella y saqué otro frasco de la bolsita. Miraba a Thalos como una madre decepcionada mira a su hijo pero después abrí la boca flipando. Madre mía Anteia iba a matarlos. Me centré en Erika de nuevo, abriendo su boca para dejar caer algunas gotas de otra poción. Volví a rebuscar, insistentemente en mi bolsita, frunciendo el ceño cada vez más. resoplé.-Tengo que ir a por una poción. Está estabilizada pero necesitará descansar.-

Me aparté de ellos con intenciones de irme de la casa y desaparecer- Regresaré en poco tiempo, no creo que Nya se despierte pero si lo hace y tiene una rabieta dale esto.-Metí la mano en el bolso y saqué un dudoso animal de peluche muy destrozado que le di a Johan. Cogí aire y tras pensarlo un momento crucé mis brazos.-Conocéis a Arleen ¿verdad? La secuestró...bueno...la secuestró tu hermano-Señalé a Thalos. -Por lo visto un Pendragón ayudó a localizarla gracias a la magia de sangre, tal vez pueda ayudar con Azahar.

Señalé a Thalos alzando una ceja alzada. -Ni se te ocurra huir.- Y sin pensar, tal vez por costumbre, por alguna sensación de aquellos viejos tiempos le di un beso en la mejilla a Johan antes de salir por la puerta y desaparecerme.

Tardé unos segundos en procesar toda la información que nos daba Thalos, algo muy turbio con Reed de por medio. Al menos el bebé estaba a salvo, con Lyran y Anteia no tenía nada que temer. Dejé escapar un suspiro de alivio, pero relativo. Todavía estaba el asunto de encontrar al díscolo hijo de Thalos. Observé con atención el modo en que Josephine curaba a Erika, eso sí que era una sanación en condiciones y hasta tenía algo de hipnótico el modo en que canalizaba esa magia de sanación. Siempre me había llamado la atención, incluso aunque lo hubiese visto cientos de veces.

Aparté la mirada de Erika para dirigirla a Thalos, asintiendo sin pensarlo cuando nos pidió ayuda. Nunca se la negaría si estaba en mi mano. Otra cosa es que supiese qué hacer, porque sonaba todo de lo más complejo.  - Encima se ha llevado a Azahar...joder. - no entendía muy bien qué pintaba ella en todo eso, pero ya era otra persona más a rescatar de donde quiera que estuviese el escondite ese. - Entonces lo primero es llevar a Erika a un sitio en el que no puedan localizarla de ningún modo, o que si entran les reviente la cabeza y no puedan atacarla ni llevársela. - crucé los brazos con gesto pensativo, paseando por la habitación de un lado a otro. Finalmente eché la cabeza hacia atrás, soltando el aire lentamente.  No había funcionado mi intento de localizar mentalmente a Reed para enviarle un mensaje. Debía estar lejos, o en un sitio inaccesible.

 - Lo del sitio sin magia no es tan mala idea, al menos hasta que logremos localizar a Reed. - me giré hacia Josephine para coger el peluche destrozado de Nya que me dejó, asintiendo y esperando que no hiciese falta usarlo. Normalmente ella se quedaba tranquila aunque no estuviese su madre.  

- Lo sé...el hermano de Thalos liándola. Podemos intentarlo con esos, aunque la última vez acabé discutiendo con la hermana rubia. Habrá que probar con otra. - la morena, por ejemplo. El grandullón rubio tenía cara de vinagre y mala fama, no perderíamos el tiempo con él. Estaba pensando en eso cuando Jo me dio ese beso en la mejillla a modo de despedida, algo que no me esperaba por la discusión que habíamos tenido antes en la habitación. Al parecer había costumbres que salían sin pensar demasiado...justo lo que le había dicho yo. Echaba de menos ese tipo de gestos.


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fallo en localizar a Reed mentalmente

El miembro 'Johan Black' ha efectuado la acción siguiente: Lanzada de dados

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'Probabilidad' :

La frase de Jo sonaba totalmente contundente y lógica, pero ella no había visto a Erika como yo. Habria sido imposible impedirle que fuera a proteger a su hijo.

"Imposible no. Solo...si se hubiese desmayado antes, como ahora."

- Y que querías que hiciera, drogarla? - fuera como fuera, también habría estado mal. Me estaba mosqueando la actitud de Jo, ninguna de mis decisiones parecía ser buena para ella. Bufé con el ceño fruncido, recordando por qué odiaba pedir ayuda.

"Arleen, claro que la conozco"

- Pendragon? - aquel apellido...vale, eran los vikingos recreadores de la misión. La loca rubia. Que pedirían a cambio de ese tipo de favor, un riñon? Tu alma?

Jo se fue con una ultima advertencia y yo me quedé al lado de Erika, que se había desmayado. Le recorrí el rostro, preocupado y sintiendome impotente. Odiaba esa sensación. La rabia me ahogaba, y no podía hacer nada en absoluto.

- no....no quiero encerrar a Erika en un lugar sin magia, ni al bebé. El bebé es mago, podría no sentarle bien estar tan pequeño en una de esas zonas antimagia. - aquello lo dije por puro instinto, no tenía ni idea, pero sonaba logico. Verdad? - Y Erika no toleraría eso de quedarse quieta en un sitio. Tiene que ganar fuerzas. Y necesitamos un lugar seguro para el pequeño....los magos no tenéis algun tipo de encantamiento para refugios? Como en la base de la Resistencia. Solo entran si son invitados. Eso debió pasar en Ouroboros. Porque alli tienen barreras muy potentes....y dio igual. Y de la base militar, no, aun no me fío. Lo del hospital fue de culo, por cierto. Hubo una especie de atentado....

Johan y yo estuvimos debatiendo un rato lo de los Pendragon, de si seria buen plan contar en pedirles ese favor. Primero, podriamos localizar a Arleen, con ella seria mas facil. Esperamos hasta que volvió Jo con la pocion.

La noche se alargó, y el dia siguiente también. Tras eso, abandonamos la cabaña, habían planes que poner en marcha.

Llegué a Villa Black con la moto, con el portabebés bien pegado al pecho para llevar a Ryland y la cazadora por encima, cerrada lo justo. Conduje con mucho cuidado y Anteia me dijo como colocarme bien el portabebés ese...menudo descubrimiento.

Antes habiamos ido a la casa Hacksaw, donde se habian quedado parte de ambas familias, con un inquieto Ian. Azahar me había contado varias cosas de las que descubrió en su estancia con Reed, además de echarme horribles miradas culpabilizadoras y luego pedirme perdon mil veces, para luego volver a mirarme mal, un tanto bipolar. Pero me habia quedado con lo importante, su sospecha que relacionaba al maestro, el artifice de todo esto, con los dragones y magos de sangre. Ahora tenía un motivo mas para iniciar una operación de soporte en Ouroboros. Quizá pudiese dar con Reed.

Bajé de la moto y la paré, guardándola. Miré que el bebé estuviese bien, que a decir verdad, se puso a llorar, o sea que en la moto tan pancho y ahora llorando? Quien los entiende.

Llamé a la puerta de la casa, esperando que me abriesen pronto. Y que estuviesen alli, claro.

Después de un par de viajes de ida y vuelta había conseguido sacar de la isla a Jo, a Nyara, a Justin, a Victorya y a niño nuevo aún sin nombre, aprovechando también para llevarme más comida de los comedores de Ouroboros. Falta iba a hacer. No tenía aún ni idea de lo que estaba pasando, pero lo primero era asegurar a todo el mundo. Repartí las habitaciones para que cada cual tuviese la suya. Justin y Nyara ya tenían una propia, pero las demás estaban aún un poco desastrosas de orden. Dejé a Victorya en otro cuarto para que pudiese descansar con el recién nacido. No pasaron más de diez minutos hasta que llamaron a la puerta, donde bajé a abrir un tanto agobiado por todo el lío.

Al abrir otro llanto contribuyó al jaleo que ya había, aunque la verdad es que me hizo gracia ver a Thalos con el portabebés y la moto detrás. - Creo que no le ha gustado el viaje en moto. - negué con la cabeza sonriendo levemente, invitándolo a entrar después. - Supongo que también habéis salido de la isla todo lo rápido que habéis podido. ¿Tú sabes qué está pasando? a mí me avisó el teniente Royden. - cerré la puerta cuando estuvieron dentro, llevándolo hacia el salón en el que había más desorden de la cuenta por todo lo que habíamos traído con tanta prisa. - ¿Dónde está Erika? ¿habéis localizado a Reed por fin? - tanto a él como a mí nos había resultado imposible dar con una pista, y tampoco es que tuviésemos muy preparada la misión de la fiesta de los Reales. - Luego tengo que contarte lo que estuvimos hablando el Royden y yo sobre la infiltración...se supone que ha ido a pedirle cosas a Dioscórides.

Johan me abrió la puerta y asi de primeras, me pareció agobiado. Miré por encima de su hombro por si es que tenia otra fiesta montada, pero no. Eso si, se oian muchas voces de fondo, pero de críos, principalmente.

- Me parece que lo que no le ha gustado ha sido bajarse. - pasé cuando me invitó, quitandome la cazadora y dejandola colgada en la percha. - Estaba reunido en la Base cuando llegó el patronus. Los knox se han encargado de todo, me que quedado con Ryland y ellos se han ido a la casa Hacksaw. Por lo visto....los magos del Consejo se han puesto a echar a los Pendragon de la isla y se ha montado batalla. No es seguro ahora mismo. Los Royden van a refugiarse en la Base por el momento, la hemos ofrecido para cualquiera que la necesite.

Caminé al salon intentando calmar a Ryland porque era dificil hablar o contarse algo con el grito del bebé, dandole golpes en el culo. Golpes suaves, vamos a ver. Ea ea.

- Erika? Se quedaba aquí recuerdas? - microinfarto. - No me digas que no está aqui.... - salté del microinfarto a amenaza asesina. - No, Reed nada, pero Azahar ha aparecido y me ha contado cosas. Un poco raras, pero que encajan. Creo que el maestro de Reed es un asociado de los Pendragon. - ya pasaba de intentar imponer mis paranoias y sospechas a los demás. Era mas facil asi. Ni si quiera habia podido decirselo a Gelion, y a él le interesaba....joder, es que no podía tener un momento de tranquilidad con él.

- Infiltración de qué? - estaba un poco perdido y desconcentrado.

Asentí mientras me ubicaba a los Knox a salvo y me hablaba del tema de la base, deteniéndome en seco cuando dijo el nombre que le habían puesto a su hijo. - Espera, espera...¿has dicho Ryland? - sí, estábamos en medio de una crisis en Ouroboros, pero debía enterarme de lo del nombre. - Porque yo he pensado llamar al mío Ryder. No pueden llamarse casi igual, parecen evoluciones pokémon. - caí en la cuenta de que no se lo había contado aún, así que señalé en dirección a las escaleras. - Nació hace unos días, un poco antes de tiempo. Están arriba. - casi suspiré aliviado al saber que al final no había que acoger a los 14 Royden, porque al final iba a ser un poco complicado cuadrar a todo el mundo. - Vale, tenemos experiencia en comunas, pero tal vez esa gente esté mejor en la base militar. - aunque teniendo en cuenta que tenían fama de pijos igual les daba algo si tenían que dormir en literas. Así que era todo cosa de los Pendragon, que por fin habían mostrado su verdadera cara. Ahora que ya no había enemigo común habían sacado las garras.

Observé de reojo cómo hacía Thalos para intentar que el crío se callase, tomando nota para probarlo luego yo. Podía ser un poco caos si se ponían a llorar los dos a la vez. - ¿Se quedaba aquí...? - le miré extrañado hasta que caí en que sí, que se estaba quedando aquí. Menudo puto despiste llevaba encima. - Ahhh, sí, sí, tranquilo...es que la vi un momento al llegar, pero creo que se habrá subido a la buhardilla al ver tanta gente junta a la vez. Ya sabes, personafobia.- me senté en el sofá para que siguiese contándome cosas, alegrándome por la buena noticia de Azahar. Lo malo era lo de Reed, pero al menos había pistas y ya sabíamos de qué hilo tirar. - Entonces hay que ir a por ellos. Sacarle la información de dónde está el asociado ese.- lo de los Pendragon era un contratiempo, y me jodía porque nos quitaba tiempo para los problemas que teníamos en Londres. Empecé a explicarle a Thalos despacio, estaba muy perdido con todo lo que se había tramado últimamente.

- Verás...Gelion le dijo a Vishous que en unos cuantos días, no recuerdo cuándo exactamente, iba a haber una fiesta con los reales. Queremos infiltrarnos para desenmascararlos, y para saber lo que está pasando desde el ataque al hospital. Sospechamos que hay topos en vuestro ejército. También suponemos que tienen chismes para anular desaparición, y tal vez campos antimagia. Esa tecnología sólo la tenía la Alianza, así que podría encajar. Él le ha encargado a Sofía algo como somnífero para dormirlos si es necesario, y también iba a hablar con Arleen por si podía hacer chismes que anulasen los restrictores de magia. - en resumen era eso, pero con lo de la isla podía torcerse todo.

- El tuyo? Como que el tuyo? Ha nacido ya? - y no me habia dicho nada el muy cabron. Miré hacia arriba, por las escaleras, donde me dijo que descansaba Victoria con el bebe. - Luego me lo presentas. Enhorabuena.

Y la conversación se desvió de modo absurdo al muy, muy importante tema de que los niños no podían tener dos nombres tan parecidos.

- Qué? No, ni de coña.....si se hacen amigos o juegan juntos los llamarán Ryry o algo asi. Yo los llamaría asi. Son carne de meterse con ellos. Alguien tiene que cambiarse el nombre.

Respiré mas tranquilo cuando me dijo que sí, que Erika estaba aqui y se habia recluido en la buhardilla. Seguro que aun me odiaba por todo lo que habia pasado, y no la iba a culpar de ello...pero tenía que darle las noticias de Reed y enseñarle a Ryland, que estaba perfecto de salud segun Anteia y el chequeo..

- Sí, sí.... Fred Royden dijo que necesitaba autorización para pedir refuerzos del ejército pero sinceramente.... - negué con la cabeza. - No voy a mandar a soldados humanos a morir por Ouroboros. No tienen cómo defenderse del control de sangre y de los dragones. Pero voy a enviar a un equipo de Centinelas y voy a dirigir la operación desde la base. Voy para allá ahora....no puedo quedarme mucho.

Luego fue el turno de Johan de hablar y explicarme cosas....dios...había estado desconectadisimo...tanto de mis labores de cooperar con los magos desde la Alianza como mis labores de Capitán.
- sí, tenemos infiltrados en nuestras filas.... de eso me he dado cuenta yo tambien. Nos han estado desapareciendo cosas del hangar. El inventario no cuadra. Tenemos que idear algo para destaparlos...

"una fiesta? Gelion no me dijo nada de la fiesta. Por qué no me ha dicho nada?"

- Putos todos, no podían estarse quietos con sus guerras medievales un poco más, joder? Voy a ver a Erika.... - me pasé una mano por los ojos, señalando a Black antes de comenzar a subir las escaleras. - Quiero que me informéis de todo lo relacionado con esa puta fiesta de los Reales. Yo no puedo infiltrarme, ya viste en la plaza que no tengo paciencia con ellos.

Subí escaleras sin dejar de hacerle "eaea" al bebé en la espalda, que seguia lloriqueando, algo menos convencido pero seguía. Como lo hacia Anteia? Era complicado. Al llegar a la buhardilla encontré la puerta cerrada y llamé antes de hablar a través de la puerta.
- Pelirroja? Tengo noticias de Reed, Azahar ha vuelto. Y...he traido a Ryland. Pero tenemos que pensar un nombre nuevo.

No habían sido buenos días, ni semanas... Me había quedado en la casa de Johan pero prácticamente no había salido de la habitación, y cuando lo hacía procuraba no cruzarme con él ni con nadie que estuviese en aquella casa.

Era mi culpa. Esa era la conclusión y el pensamiento que no paraba de pasar por mi mente. Repetía una y otra vez aquellos momentos en los que una simple decisión diferente lo hubiese cambiado todo. No sabía si hubiese sido para bien o para mal, al menos hubiese sido completamente distinto.

No tenía ánimo para moverme, ni para salir, ni para contactar con los Souls, aunque lo último si lo hice. Me comuniqué con ellos indicando que me encontraba bien pero tenía asuntos familiares que atender. Tampoco servía para eso ¿en que momento se les ocurrió que sería una buena Jefa de la calavera de fuego? Si en esos días ni siquiera podía convocar una mera chispa entre mis dedos.

Cuando comenzó a llegar gente a la casa decidí alejarme un poco más. La buardilla era un buen lugar, oscuro para evitar la luz...y las voces y llantos de críos se ensordecían bastante. Los llantos de críos... estaba claro que tampoco servía para eso. ¿Por qué me empeñaba?¿Por qué se empeñaba Thalos? ¿Por qué simplemente no lo dejaba estar? Anteia y Lyran seguro que se encargarían bien, y Thalos también... pero estaba claro que yo no era la indicada para aquello.

Mi madre no lo había hecho tan mal...excepto por llevarme con ella a asaltar a muggles en ciertas ocasiones...¿no?. Suspiré pesadamente mientras me tumbaba en el colchón que había allí tirado en el suelo. Sentía un peso sobre mi cuerpo que evitaba que pudiese incorporarme, angustioso y a la vez...reconfortante, no salir de allí en mi vida parecía una buena idea.

Escuché los golpes en la puerta pero no hice caso, no al menos hasta que escuché la voz de Thalos. Tendría que haberme parecido al menos interesante las noticias que traía y sin embargo. Apreté mis labios por un momento y no contesté. Él seguro que solucionaba lo de Reed, Azahar estaría bien con Anteia... y Ryland...ni siquiera me había molestado en elegir su nombre. Ni recordaba su cara, ni su olor....y tampoco tenía ninguna gana de recordarlo ahora mismo.

-Hazlo tú.-Murmuré sin más. Solamente quería seguir tumbada ahí, sin hacer nada.

Me quedé con los nudillos sobre la puerta dudando si llamar de nuevo o no porque ella no respondia. Me mordí ambos labios, dudoso, mientras Ryland seguía llorando.

Al final dijo que lo hiciese yo, sin más.

- Qué dices, no puedo hacer esto solo. - farfullé por lo bajo, contrariado, abriendo la puerta aunque  no me hubiese dado permiso. Me asomé aun con el portabebes al pecho, la buhardilla estaba oscura, desordenada y olía a cerrado.

"depresión postparto....? unido a que tiene demasiadas cosas en su plato ahora mismo"

Le hice un "shhh" a la criatura con la esperanza de que funcionase, pero empecé a sospechar que tras el viaje tan largo y lo demás, lo mismo necesitaba cosas basicas de bebe, como comida y  dormir.  Me acerqué hasta ella, sentandome a su lado mirandola con preocupación. Me preguntaba si quería si quiera oir las noticias sobre Reed.

- ...según Azahar Reed está vivo...tiene problemas aun pero está bien, fisicamente hablando está íntegro. - no profundicé mas en el asunto...no queria agobiarla. Me sentía fatal porque sabía que su estado se debía, en parte, a mis acciones. Y que ella se habia visto envuelta en toda esa mierda por mi.  - Tú nunca te rendiste conmigo...y yo no me rendiré contigo. Antes de irme a la base necesito que me digas que... no te vas a rendir verdad? que estás luchando tu propia lucha ahora mismo?

"dime algo, por favor"

- Lo siento mucho...Por....todo.

Hice un ruido por la nariz, pasandome el dorso de la mano bajo este. Me levanté, dispuesto a volver a marcharme, aunque me quedé clavado en el sitio todavia con las dudas, pues sentía que sobraba ahi pero al mismo tiempo no quería irme sin escucharla.

Agradecí a Thalos la enhorabuena por lo del crío, riendo un poco por eso de que les harían bullying por llamarse de manera parecida. Alguno de los dos tenía que cambiar de idea, pero con lo que le había costado a Victorya decidirse pues tal vez no quisiese ponerle otro distinto. Luego seguimos tratando temas menos familiares, como el del ataque a Ouroboros por parte de los Pendragon. Estuve de acuerdo en que no enviase a soldados a morir a la isla, porque eso era lo que iban a hacer. Yo tampoco me planteaba subir, eso era un asunto interno entre Descendientes y Pendragon, y ya tenía a mi familia a salvo.

- Pues hazlo, aunque me da la sensación de que tarde o temprano nos va a tocar enfrentarnos también a esos falsos. Por el momento centrémonos en la misión de los infiltrados en tu base. - después de maldecir un poco a los putos Pendragon y de acordar cosas de la misión nos separamos, dejando que fuese a visitar a Erika. Daba la impresión de que no era sólo que no quisiese ver a gente, sino que estaba realmente afectada y deprimida con todo el asunto de Reed. No era para menos, no tenían manera de llegar hasta él y de ayudarlo. Tampoco se dejaba ayudar.

Mientras subía las escaleras le escribí un mensaje a Reiv a la moneda comunicadora, para asegurarme de que no estuviese en Ouroboros. Le dije lo del ataque de los Pendragon, para que no se acercase porque últimamente había estado "coqueteando"  mucho con ellos. Tras eso fui a la habitación de Nyara, quedándome allí a jugar con ella.

Escuché la puerta a mi espalda y fruncí mis labios. No es que no quisiera verle, ni su compañía, es que simplemente quería tirarme en la cama y existir sin más. Además, los llantos de bebé me incomodaron, lo hicieron tanto que cuando llegó a mi lado hice todo lo posible para no mirarle.

Y no lo hice, continué tumbada en la cama mirando a la oscura pared que tenía frente a mí mientras el hablaba. Físicamente decía, claro...ya me había encargo yo de que su mente hubiese acabado así de jodida. Me moví un poco, incómoda por aquello.

Thalos estaba intentando hacerlo bien, y lo tenía en cuenta pero ahora mismo la respuesta que podía darle no era la que él quería. Solamente tomé aire y suspiré lentamente. Tenía que decirle algo, no podía dejarle así. Aunque fuese mentira.

Pero entonces se disculpó. Le miré de reojo mientras un sentimiento de culpa aún mayor me invadía. Sentí la pesada culpa chocar contra mi cuerpo y hundirme más aún en aquel colchón de mierda, mi refugio al fin y al cabo. Aparé la mirada en cuanto vi moverse al pequeño y cerré los ojos. Asentí, levemente y me recoloqué en la cama tirando de la sábana.

Me dolió mucho verla así, sin si quiera ganas por mirar a nuestro hijo. No la culpaba. No me respondió a lo que le pedí, asi que solo me quedaba pensar que...no estaba intentando luchar, que se habia rendido del todo.

"que hago?"

Estaba perdidisimo, sin ella, no sabia que haría. Como podia ayudarla? No podía devolverle a Reed, estaba...mas allá de mi poder ayudarlo. No quería mi ayuda, no queria la de nadie. Erika....parecía que tampoco. De tal palo tal astilla, no?

Ella aceptó sin mas con un leve movimiento de cabeza cuando le pedí perdón y me disculpé. Que quería decir eso? Estaba hecho un lio y me sentía impotente.

Ya estaba de pie y nada me dijo en ella que tenía que esperar más para una respuesta, eso habia sido el fin de nuestra conversacion. De mi monólogo, mas bien. Me fui a la puerta y la abrí, girandome a ella una vez mas antes de salir.

- Vas a estar bien. Ya verás. Voy a ... - a la base, teníamos que solucionar cosas. Cosas tangibles, problemas que podría arreglar con unas cuantas explosiones, quizá. - Volveré, vale? Hasta luego.

Dicho eso bajé de la buhardilla, con un peso en el pecho que no podía soportar, y una sensacion de no poder respirar comodamente. Habria ido en la moto a doscientos por hora, de no ser porque...llevaba al bebé conmigo. Tuve que ser un conductor prudente al irme de alli.

Los siguientes días en casa fueron un tanto caóticos, con dos bebés a los que aprender a cuidar y mucha más gente en casa de lo habitual. El tema de los nombres de los críos se quedó un poco en el aire, porque no queríamos que se llamasen tan parecido. Erika estaba un poco inoperativa la pobre como para decidir nada, y Victorya...tampoco terminaba de decidirse. La que sí que quiso poner nombre a su medio hermano fue Nyara, que decidió llamarlo algo así como "vodka" porque era algo que le gustaba a Yaroslav. Al menos su reacción al conocerle fue bastante buena, parecía despertarle curiosidad. Lo malo fue cuando decidió cogerlo por su cuenta y lo sacó de la habitación con la cabeza colgando para abajo.

Al parecer le hizo tanta gracia que la encontré riéndose en el pasillo por aquello. Me dio un microinfarto antes de ponerme a explicarle que todavía no podía cogerlo ella sola, yendo con ambos al sofá para enseñarle cómo se sujetaban. Enseguida se aburrió de que su hermano no hiciese nada que no fuese dormir o llorar, así que se fue a jugar con Justin. Poco después tuve que quedarme también con el hijo 2 de Thalos, haciendo con eso prácticas de a marchas forzadas de todo lo que no había hecho con la primogénita. Los dejé en dos mini cunas en el salón cuando por fin logré dormirlos, moviéndome en silencio para no despertarlos.

Me puse a enviar varios mensajes por la moneda comunicadora, uno de ellos para Reiv preguntando que por dónde se metía y que si participaba en una misión en Londres. El otro fue para Vishous, vía patronus, para que confirmase si finalmente iría a lo de los reales o si con lo de la isla se le había complicado todo. Otro era para Lyran, para saber de Azahar.

Desde el día que Lucio se fue del hospital todo fue un poco mierda, en especial porque me enteré de que Nichollas se había largado de la isla a verte tú a saber qué misión en la isla, dejándome un mensaje lacrimógeno a través de un mensajero. No sabía si estaba dolido, triste, preocupado o todo a la vez… y encima Johan decidió secuestrarme de aquella isla y arrastrarme a su casa en Londres.

A su modo claro. Modo niñero mientras él se iba a jugar a las batallitas, queriendo ser el protagonista de todas las vidas de los que le rodeaban. Controlando. Jugando a mandar mensajitos. Así le pillé mientras cruzaba el quicio de la puerta con un esqueje de poto en un tarrito de cristal…

-Hace no mucho me dijiste que debía elegir si quería hacer algo útil en la vida o si prefería quedarme haciendo esquejes de los potos o viendo los cactus crecer. Ya no me acuerdo, era algo de plantas. Con tantas flores de Aldaron ya no me aclaro- Me di cuenta de que estaba desvariando y sacudí mis manos por delante de la cara para negar y tratar de reconducir la conversación…. El reproche, mejor dicho -Y cuando elijo quedarme para estudiar, me sacas medio arrastras y me dejas de niñero- Alcé la ceja y me apoyé en el quicio de la puerta, cruzándome de brazos por delante del pecho, cuidando de no derramar el agua del frasco de esquejes. -Nos traes a la casa Black, sin medios, chorrocientos niños y ahora, qué, ¿vas a irte a jugar a los soldaditos con los amigos?- Alcé la nariz, señalando la moneda, casi como una mujer controladora hablando con un marido que se iba de cervezas con los colegas a ver fútbol en el bareto de la esquina mientras ella se quedaba en casa en las tareas y cuidando niños. Como en el maldito pleistoceno -Pensaba que el tema de las cavernas ya había quedado atrás-

Definitivamente, estaba enfadado. Y Johan era el primero que estaba por allí y con el que, por desgracia para él, el que siempre pagaba el pato de mis enfados. -Mira. Da igual. Creo que le toca el biberón al bebé de Victorya, por si quieres ejercer de figura paternal…- Hice un aspaviento con la mano, para quitarle el peso que no tenía la situación, para girarme e ir a la cocina mientras la alarma empezaba a sonar para avisar de que, en efecto, había que preparar el biberón y la comida de toooooooda la jauría.

Volví a echar un vistazo a las cunas de los bebés en cuanto terminé de mandar los mensajes con la moneda, dándome cuenta en ese momento de que Justin estaba parado en la puerta del salón. Me levanté de la silla algo extrañado cuando empezó a hablarme de lo del poto, que se ve que le había calado hondo porque tendía mucho a recordarlo.  - Era una forma de hablar, Justin. - iba a explicarle un poco mejor cuando de repente me soltó con rencor eso de haberlo arrastrado. Supuse que su reproche tenía  mucho de necesidad de desahogarse, pero no por ello iba a dejarle que se hiciese una idea equivocada.

- Os saqué de allí a Jo, a Nyara y a ti porque sois mi familia, y la isla es peligrosa en este momento. No sabemos qué está pasando con los Pendragon, pero las órdenes de sacar a la gente de la zona residencial eran claras. Podrás volver allí a retomar tus estudios cuando la situación se normalice,  pero no esperarás que os dejase allí corriendo riesgos. Además...¿qué dices de niñero? quien se está encargando de los bebés somos Thalos y yo. Otra cosa es que a Nyara le guste tanto jugar contigo y te busque todo el rato, pero si te molesta le puedo decir que te deje tranquilo para que puedas estudiar. - no lo dije de malas, pues sabía que a ratos Nyara podía interrumpirle si él quería hacer otras cosas. Por el momento se había ido a su habitación, a jugar con sus juguetes. Fruncí levemente el ceño cuando soltó eso de jugar a los soldaditos, pensando que no tenía ni idea de lo que estaba pasando en Londres, a cientos de kilómetros de donde estábamos. Tampoco merecía la pena ponerme a explicarle todo el asunto de los infiltrados en la nueva Alianza, no le iba a interesar.

Lo seguí después de que se marchase a la cocina de ese modo, poniendo la mano sobre su hombro para hacer que se girase a mirarme. ¿Por qué se cargaba con cosas que ni siquiera le había dicho que hiciera?  - Ve arriba a estudiar a tu cuarto, sal fuera a dar un paseo,  o prepárate para entrenar conmigo en un rato, cuando termine unas tareas de la casa. Ni yo ni nadie te hemos dicho que te encargues de atender a la gente que hay aquí. No sabía que odiases tanto compartir casa con tu padrino, pero ten en cuenta que es temporal y que podrás irte cuando todo sea seguro. ¿O es que hay algo más aparte de que no te guste estar en una casa con tanta gente?

-No me pareció que solo fuera una forma de hablar- Recriminé, todavía dolido, porque juraba por Merlín que no entendía a qué estaba jugando mi padrino con arrancarme de un sitio para llevarme a otro que consideraba mucho peor. Así fue como terminamos encima de una tortuga. Que la gente se creyera con la potestad de hacer conmigo y mis decisiones lo que les pareciera en gana parecía estar a la orden del día.

-Pues es que, quizás ese sea el problema: “OS SAQUÉ DE ALLÍ”- Recalqué aquellas palabras, bufando al final, todavía un poco mosca por todo el tema porque parecía que mi padrino no quería entender eso. No pregunta, solo “te saca de allí” cual héroe. Pero que pensara que la superficie era la panacea… -¡Tampoco sabemos qué pasa en la superficie! Ayer era la máquina mortal, antes de ayer el ministerio loco y los Blood Keeper. Hoy a saber qué se está cociendo y mañana Merlín dirá, pero seguro que alguien responderá en contra del grupo contrario. Y así eternamente, en una vorágine autodestructiva sin final- Otra de las cosas de las que me acababa de dar cuenta era que, precisamente, todos esos conflictos nos rodeaban: en tierra, en el mar, en la isla. En todas partes. Por un segundo se me humedecieron los ojos, ahora empezaba a entender muchas cosas. Entender a mi padre, a mi padrino, a Nichollas con sus ideas locas -No habrá lugar donde podamos escondernos. Al final el conflicto nos absorberá- Negué con la cabeza en silencio -Y prefiero que me pille entrenado, y no como un niño asustadizo contra un árbol en un parque oscuro de Londres- Recordé aquel espectáculo dantesco en el que un soldado me atacó en Hyde Park hace muchísimos años, pero al final Johan, Thalos y otros me rescataron. Por eso quería haberme quedado en la isla para seguir mejorando mi magia de sanación y mis conocimientos de medicina y de protección… para no ser un estorbo.

-No le digas nada a Nyara. Ella no tiene la culpa, no quiero que se sienta culpable por las tonterías de su primo- Negué con la cabeza y luego dibujé una sonrisa cansada mientras recordaba el anécdota -Ayer me dijo que quería jugar a las casitas rusas, y trajo una botella de vodka para desayunar porque dice que da alegría al cuerpo. Quizás debas a hablar con ella. Estar a su lado, ya sabes…- Bajé la mirada, con cierta nostalgia y, había que reconocer también, algo de celos.

Negué a la propuesta de salir a calle, porque no me fiaba de aquel lugar. Muchos recuerdos borrosos, de gente corriendo todo el rato corriendo de un lado a otro, con el peligro acechando a cada momento. ¿Tal difícil era poder pedir tener un rato tranquilo, sin tener que estar mirando a tus espaldas cada dos segundos sin temer que alguien pueda atacarte? Estudiar, imposible hacerlo: si no es el tumulto general de la casa del ir y venir de gente, los llanos neonatales, Nyara pidiendo atención y que doy encantada, son tantos recuerdos que contienen esa casa, tantas historias… que al final me terminan abrumando y me es imposible concentrarme -No estoy seguro de que me apetezca- Negué luego en silencio, pensando en todo lo anterior, pero no diciendo nada a viva voz. Tras aquello, suspiré de una forma lánguida, larga y pesada, con un sonido de queja, pero en verdad, era algo que me ayudaba a desconectar de todo. -Pero alguien tendrá que hacerlo... Y antes o después me tocará hacerlo, de modo, que ya nos ahorramos tiempo- Bajé el tono y la mirada al suelo, esquivando la mirada -No odio esta casa, solo que, al final todos os iréis y me volveré a quedar solo. Qué más da que sea tu casa, que la de mi padre, que la de Ouroboros o la de la tía Josephine... Al final… Me volveré a quedar solo- Porque cuando empiezas a crear lazos con alguien, decide irse a vivir la vida por el mundo, o a montar una supuesta escuela y desaparecer de la faz de la tierra, o de misiones y campañitas, o tiene que ocupar un cargo importante en cierto Consejo, o fijarse en algún guardia.

-Debería irme. Perdona por hablarte así- Empecé a recoger mis cosas, había libros sobre runas sanadoras mágicas, como aquella de la que me habló Lucio, dibujos de Nyara, un vaso de leche calentita, para conciliar el sueño.