Templos del dragón

Tras llevarme a Gwen que...parecía algo despistadilla cuando le puse la mano en el hombro para desaparecernos de alli, aparecimos directamente en los templos, en la zona más alta, donde la ventisca y la nieve eran intensas. No en la entrada entrada, si no quizá unos 50 metros o asi mas abajo, en plena ladera, en pleno sendero de ascenso. Sí, habia visitado los templos cuando ingresé al Consejo, Snagov se habia encargado cuando estaba a cargo pero...de eso parecia que hacia siglos y no me fiaba de cómo se encontrase el interior del templo principal.

La desaparición por un motivo u otro me habia revuelto el estómago, quizá fuera por el sedante pero...eh, al menos el brazo ya no dolía. Solté a Gwen y me di la vuelta, conteniendo una arcada. Vale, si hubiese comido algo habría vomitado seguro. Suerte que la poción pude retenerla. Carraspeé, me golpeé el pecho levemente con el puño cerrado y me giré a ella de nuevo, señalándola con el bastón.

- No te engañé, no usé tu sangre para hacer experimentos. Tu arbolucho surgió en la isla y atacó, y mientras lo conteníamos me arrancó el gram de la muñeca...y casi se lleva mi brazo tambien, para el caso. - dije volviendo a colocarlo en su cabestrillo-pañuelo, porque si no no se me iba a terminar de curar bien nunca. Luego señalé la cuesta de ascenso con mi baston. - Ahi los tienes! Qué hay ahí que ha hecho que merezca la pena plantar esa cosa tambien aquí, eh?!

El frío se clavó en la piel de mi rostro conforme aparecimos. Mi mente tuvo que asimilarlo, aquello y la propia desaparición no anticipada. Exhalé creando una nube de aliento helado, haciendo pie en la nieve algo titubeante y busqué alrededor confusa por unos segundos hasta que la arcada de DaVinci provocó una seria e iracunda mirada.

-¿Cómo te atreves?-No era por su gesto de asco. Acababa de quitarme de en medio, dejando a mi hermano solo junto a dos descendientes y los guardias mientras el descendiente de Rasputín se aproximaba al caos. No me importaba su vida pero no sabía las consecuencias que podrían surgir de ello.

Me incliné hacia atrás mirándole altivamente cuando me señaló con el bastón. Apreté los labios molesta y disconforme.-Controla tu lengua Giordano.-Solté con la voz turbia, por el estrés o tal vez el frío que empezaba a colarse a través de la tela de mi vestido de telas veraniegas. No eran palabras aquellas para dirigirse al Árbol Sagrado y tampoco lo habían sido las mías. Desvié la mirada a su brazo herido por un momento y la volví a clavar en él. No le creí.

Giré el cuerpo lo suficiente para ver lo que señalaba. El templo principal, uno de los mejor conservados...Tepes había considerado por lo que fuera que con uno de ellos tenía suficiente para sus débiles y castrados dragones. Ya lo había explorado con anterioridad.

Un escalofrío me asaltó por la ventisca más controlé el impulso de abrazarme para consolar aquella sensación heladora. Volví a mirarle dedicándole una mirada de reproche. Más preguntas para las que no tenía respuesta. Sin mediar palabra le di la espalda, girando en la nieve y comenzando a andar para recorrer los metros que quedaban hacia la entrada del templo.

Andar sobre la nieve resultaba complicado conforme aumentaba su altura. Llegó un momento en el que casi alcanzaba la rodilla pero desaparecerse con esa sensación de entumecimiento instantáneo podía resultar peligroso. El vestido rojo se enganchaba entre el manto blanco y los pies quemaban pero alcancé la entrada del templo.

Tiritaba por el frío, tomé apoyo en una pared para deshacerme de los zapatos empapados por la nieve, tirándolos a un lado. Debía hacerlo si no quería que los dedos se congelasen. Tomé una de las antorchas hechizadas para encenderse en llamas y continué sin mediar palabra con el descendiente hacia el interior.

- Disculpe su señoría es que me ha sentado mal el almuerzo! - le mentí porque crei que se habia indignado tanto por mi arcada, ya ves, que soy humano y esas cosas pasan! Lo cierto era que estaba mareado del carajo. - Joder que frio hace aqui no? Y tú con esas ropas.... - tan frescas. Pues no le iba  dar mi chaqueta, que se jorobase.  -Quintrili ti lingüi Girdini

Le repeti cuando me dijo eso, habiendo bajado ya el baston y bufando. Ademas me miraba con cara de no creerme y....y no me respondio.

- Ah, frio, maravilloso e indiferente silencio. Cómo no.

La segui con la mirada un tiempo mientras andaba dandole algo de ventaja. Yo tampoco es que fuera abrigado para  aquella locura de temperaturas pero al menos llevaba botas y pantalon largo y chaqueta. Empecé  a seguirla cuando pensé que la ventisca me haria perderla de vista. Me costó mas de lo que habia pensado en un principio, y me puse a recapitular mentalmente que inventos llevaba acoplados en el baston y brazaletes que pudiera usar para...entrar en calor, o....

Total, que de que hacia el checkin de artilugios, habia llegado a la entrada. Ignoré las antorchas y golpeé mi baston con el suelo haciendo que se encendiera modo luz led y que salieran varias pequeñas luciernagas tecnomágicas para acompañarme y alumbrar la escena.

"ah, si , la cafetera portatil"

Estaba congelado como un témpano pero alcé la mirada hacia los altisimos techos, dandome cuenta de que Gwen iba sin parar hacia el interior, asi que la segui, mirando los zapatos que se habia dejado de refilon, y pasando de ellos. Se suponía que debía vigilarla, no?

Odiaba este sitio, y odiaba la sensación de no poder hacer nada realmente util mientras todo se iba al carajo. Curiosamente, no dije nada supuestamente ingenioso, ni ofensivo, ni solté ningun chascarrillo que habría sido lo más normal en mi. Pero es que tenía preguntas, demasiadas, casi todas ellas sin respuesta, muchas dudas y no menos preocupaciones, de modo que me era dificil seguir un unico hilo de pensamiento.

Ante las respuestas infantiloides del tecnomago simplemente apreté los labios, decidiendo no contestar.

Le escuché a lo lejos siguiéndome mientras me acercaba al templo. Pues bien...podría seguirme lo que quisiese y por lo que a mi respectaba podría seguir haciendo sus preguntas, no pensaba contestarlas ni mantener una agradable conversación.

Mientras avanzaba hacia el interior decidí mandar un patronus que salió corriendo del templo. Iba dirigido a mi hermano Wthyr, informándole de que estaba en los templos. Estaba preocupada por su seguridad pero...en cierto como confiaba en que Catherine respondiese ante eso. Esperaba no estar equivocada.

Miré hacia atrás al ver unas cuantas luciérnagas revolotear por el lugar y entorné los ojos al ver que era cosa del descendiente. Apreté mis labios frunciéndolos volviendo a centrarme en el camino. Realmente no sabía lo que buscaba, había recorrido ese templo en varias ocasiones y no había nada. Alguien había decidido vaciarlo después de nuestra expulsión en tiempos remotos.

Llegamos a una sala, la única que había despertado mi interés con anterioridad. Seguía tiritando y sentía el helado vestido sobre mi piel mientras me acercaba a una de las paredes. Era una estancia amplia con restos de tesoros de dragones. Acerqué la antorcha a la pared llena de inscripciones en antiguo idioma de dragón y pasé la mano contraria por los mismos intentando descifrar que decían mientras el vaho de mi respiración y el temblequeo de mi cuerpo lo hacía particularmente difícil.

Suspiré, por la molestia y la frustración de la situación.-Fron-Susurré al leerlo escrito en la piedra. Familiares. No era una inscripción usual en un escondite de tesoros.

Me aparté a un lado esquivando el patronus aquel que habia mandado Gwen, suponia que...avisando a su hermano de que estaba bien, o algo asi. Esperaba que Catherine, Matvey y Wthyr fueran capaces de...no llegar a las manos. Era lo ultimo que les faltaba.

Suspiré y continué mi camino tras ella, con una distancia entre ambos mas que prudencial, con aquellas luciernagas revoloteando tranquilas a mi alrededor para iluminar un poco el por donde pasaba.

Llegamos a una sala y ella se puso a tocar piedras. Genial.... La situación no era para nada ideal y a mi tampoco me apetecía hablar, asi que mientras seguia buscando respuestas en el moho helado y en las grietas, me senté y me la quedé mirando.

¿Qué estarían haciendo los demás? Cath seguiria lidiando con los dos intensos? Sofía habria terminado con las evacuaciones? Oscurus estaría borracho en una sala del hospital? Arleen estaría trabajando en Londres?

- te va a llevar todo el día? - pregunté solo por ser impertinente, y molesto, y porque me molestaba el silencio también. Bostecé, sabía que era culpa de la medicina y luego disimule un escalofrío. - para que sirven estos templos? Quiero decir ... - hice un gesto algo despectivo - ya tenéis una relación inmejorable con los dragones y podéis hacer casi de todo... Que sentido tiene un templo para conectar con unos dioses que tenéis en carne y hueso a vuestro lado?...

Ya me había puesto a divagar pero mientras hablaba había ido sacando del brazalete la cafetera desplegable portatil, por eso de no perder el tiempo ... Un carambano de hielo me daria el agua que necesitaba, y siempre llevaba capsulitas de café. La pequeña cafetera funcionaba con algo de electricidad o magia, ambos combustibles que podía proporcionarle. La toqué iniciando el proceso.

- ya, no se para qué pregunto. Silencio va a ser?

"Debe de estar helada"

Rodé la mirada pensando que... Si le entraba un... Como se llamaba...? Ah, eso, hipotermia.... Me quité la americana, que dado el mes en el que estábamos era bastante ligera en realidad, y esa no llevaba la función autocalefactable de las de invierno...se la tiré a las luciérnagas e hice un gesto de desinterés con la mano para que se la echaran a ella encima de los hombros, aunque por algún motivo no debí mandarles muy bien la orden porque la americana acabó encima de su cabeza cubriéndole los ojos.

"Ups"

Apreté los labios en el momento en que Giordano decidió hablar, para variar en forma de pregunta. Suspiré por lo bajo. Aparté un poco la antorcha para iluminar otro pedazo de pared con intención de seguir investigando aquellos escritos y dibujos.

Por su parte el descendiente continuaba con la palabrería y si algo estuviese iluminando mi rostro podría ver los diminutos pero perceptibles gestos que indicaban mi cansancio e indignación. Hacia él y hacia toda la situación en general.

Apreté la punta del pie contra el suelo, elevando el talón para tratar de desentumecerlo entrecerrando los ojos por alguna de las palabras escritas en la pared. Tal vez no tenía nada que ver con lo que estábamos buscando, puede que ni siquiera la respuesta estuviera en aquel lugar ni en ningún otro templo.

Cuando reclamó por aquel silencio giré el cuerpo para mirarle con el ceño fruncido, desviando la mirada a aquella cafetera que estaba poniendo en marcha. ¿En serio estaba haciendo café? Volví a buscar su rostro con la mirada. Por supuesto que estaba haciendo café. Entorné los ojos y volví a prestar atención a la pared una vez más.

-Los dragones no son dioses pero ellos sí que tenían sus creencias. Muchas se perdieron con la expulsión de nuestro linaje y justo tenía intención de avisar a la Descendiente de Darwin cuando nos expulsasteis de nuevo de...

Corté la explicación porque su chaqueta de pronto cayó sobre mi rostro. Tardé un momento en reaccionar y para cuando lo hice la quité de mi cabeza y giré de nuevo para mirarle alzando una ceja de modo interrogativo.-No necesito tu chaqueta.-Solté en un tono neutro pero serio extendiéndola hacia él volviendo a mirar a la pared de nuevo, dando luz con la antorcha.-Y sí, me va a llevar todo el día...va a llevarme muchos días.

Miraba a varios puntos de aquellas palabras intentando atar cabos.-Los dragones guardan sus secretos con ahínco. -Me acerqué a él plantando la antorcha en una roca y le tiré la chaqueta con suavidad. Llevé ambas manos a mi boca tratando de calentarlas pero sin parecer desesperada por ello mientras a la par seguía tratando de desentumecer mis pies.-¿Puedes iluminar toda la pared?-Pregunté señalando a la misma.

Ajá, evidente silencio fue su respuesta. Salvo por el ulular del viento lejano en la entrada del templo que habiamos dejado atrás hacia rato, y el tipico...sonido silencioso raro de los lugares rocosos enormes, nada me respondió. Bueno si, el gorgoteo maravilloso del café subiendo. Pronto aquel estúpido lugar empezaría a oler a gloria.

- Oh, me encanta ese sonido. - dije para mi mismo frotando un poco las manos y calentándolas con el vapor que salía de la cafetera. Luego me pasé la manga por la nariz limpiandome la nariz cuyo grifo se habia abierto a causa del penetrante frio del sitio ese. En qué estaban pensando los Fundadores cuando erigieron semejantes montañas en Ouroboros? Qué incomodas. - Por qué no pusieron una playa? Carlo Magno mis cojones.... creía que sabías disfrutar la vida....

Dejé de hablar conmigo mismo cuando su vocecilla me respondió poco antes de mi ataque chaquetil, hablando de las veces que los habiamos expulsado.
- Uy sí, si es que somos muy malos... voy a acabar creyendome esas líneas tuyas de tanto que las repites. - abrí la boca ofendido emitiendo un sonido casi mudo de indignacion. - Tus tiritonas dicen lo contrario.

Pero sonreí de lado, ufano, y cuando me la devolvió la cogí y me la puse otra vez. Apagué la cafetera y deplegué la taza de peltre con asita, sirviendome una taza bien caliente que usé para calentar con su humo mi helada nariz. Se me estaba empezando a poner dolor de cabeza, pese a la leche de amapola. La miré de arriba abajo con una ceja alzada porque si yo tenía frio, ella más, y se hacia la digna. Bueno, esperaba que Avalon tuviese unos Frenadoles pimentónicos tan buenos como los de Dioscórides y Galenus juntos. Me quedé sentadito comodamente en mi roca, atendiendo a su petición. Conté las luciernagas que revoloteaban por ahi, sin mucho orden, y con un gesto de la mano las ordené a colocarse alrededor de toda la pared y aumenté la intensidad de su luz para poder iluminarlo como habia pedido, dandome cuenta de que la altura era mayor de la esperada y desplazando a algunas mas hacia arriba...

Estas se iluminaron con bastante intensidad, desvelando mucho que hasta el momento por la oscuridad habia estado oculto. Miré por encima del borde de la taza, bebiendo un poco de mi recien hecho café.

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de potencia bien? vamos bien

El miembro 'Giordano Da Vinci' ha efectuado la acción siguiente: Lanzada de dados

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'Probabilidad' :

-Mis tiritonas no serían necesarias si esto se hubiese planeado como es debido.-Contesté molesta aún por la repentina desaparición. Crucé mis brazos mientras repartía las luciérnagas por la sala.-Y solamente escuchas lo que quieres, como el resto de tus colegas del consejo.-Añadí sin mirarle mientras me recorría un escalofrío.

Observaba aquella pared con atención, a una y otra luciérnaga mientras iban iluminándola. -Es la historia de mi familia y la de los dragones, aquella que quedó en el olvido y pretendemos recuperar. Nosotros también perdimos cosas al igual que vosotros nos borrasteis aunque no tenéis intenciones de recuperar ese saber.-Solté con seriedad pero encogiendo un hombro acompañándolo con un gesto molesto.

Volví a suspirar y adelanté un par de pasos alzando la vista a los grabados.-Antaño los templos eran refugio para los dragones y sus cultos. Posiblemente serían bulliciosos y acogedores... y sin embargo ahora está...-Olvidado, pensé y fruncí el ceño ladeando la cabeza mientras recorría uno de los dibujos.-¿Qué ves en la pared?-Aparentemente se trataban de imágenes familiares de dragones, en forma élfica...en forma de dragón...pequeños dragones...nidos...huevos.-Estamos en una sala de tesoros, no es común encontrar estas inscripciones...al menos no en nuestros tiempos.

Tal vez era eso, antaño debían hacerlo pero resultaba tremendamente extraño. Decidí acercarme de nuevo a aquella pared, planté la mano y recorrí varios dibujos hasta ver algo más arriba, fuera de mi alcance uno que parecía mucho más definido. Apreté mis labios antes de acercarme y ponerme de puntillas tratando de alcanzarlo.

- como es debido? Si no hemos tenido tiempo de responder a las cartas que enviaste, estábamos bajo ataque. - entorné la mirada por eso de que solo escuchaba lo que quería como el resto de mis colegas. Me consideraba algo mas ancho de oídos que ellos....

Cansado, me dediqué a observar y a calentarme algo el cuerpo con la bebida. Alcé la ceja por su siguiente reproche.

-Quien se está quedando ahora con la versión de la historia que más le interesa? Ah sí, tú. Por qué te encanta hacernos quedar como los malos en esta historia? - me sentía, honestamente y en lo personal, incluso atacado. - Nos habría encantado recuperar saberes pero ha fallado la diplomacia y has de admitir, que no solo de nuestro lado, si no mayormente del vuestro.

¿Qué veia en la pared? Alcé ahora ambas cejas.
- Arte aburrido y zafio. Menudos gravados. Pffft. - respondí con desinterés fingido tras analizar las escenas que aparecían con mucho ojo, en realidad. Contaban una historia, era una especie de cómic. Tesoros? - El mayor tesoro es la familia. - aseveré sin darle mucha importancia antes de rellenarme la taza.

Pasé a ignorarla tras eso, mi nivel de molestia con ella y la situación era...nuevo. Demasiado elevado. No debería importarme tanto y sin embargo lo hacía. Y eso me molestaba aun más si cabía la posiblidad. Generalmente me daba lo mismo que no entendiesen mi punto de vista, mas bien, me traía totalmente al fresco. Era tan baja que ni si quiera llegaba...

- Te traigo una escalera? - me mofé.

-Me has desaparecido de pronto mientras Rasputín iba directo a un suicido y dejando a mi hermano solo entre enemigos y guardias. -Aclaré a lo que refería con lo de "como es debido". Suspiré cruzando mis brazos mirando hacia la oscuridad del techo imaginando que podría estar sucediendo. Esperaba que Wthyr no estuviese en problemas.

Entrecerré los ojos confusa por su reprimenda dedicándole una mirada de reproche por la misma.-¿Es tan difícil entender que para mi lo sois? ¿Qué durante todo este tiempo mi familia ha estado marcada por lo que hizo el Consejo?-Lo pregunté tranquila pero obviamente molesta señalándome después.-Porque yo si entiendo que vosotros lo penséis y eso no cambia el hecho de que los templos han sido abandonados sin que le importen ni siquiera a Tepes.

Apreté los labios y suspiré de nuevo entornando los ojos después.-No os habría encantado porque ni siquiera lo conocíais, nos borrasteis, pero sí obviamente la diplomacia no es la mejor de las virtudes en ninguno de los dos bandos.-Terminé por expresar con cansancio y me adelanté a ver las figuras.

Mientras lo hacía el lo analizaba...a su manera.-Es arte medieval, no buscaban la belleza en él, el objetivo era la mera funcionalidad. ¿Qué esperabas?-Comenté modo sabionda, también porque me molestaba su actitud. Pero al menos lo que dijo hizo que fuese capaz de conectar los dibujos. Sí, definitivamente era aquello. Los dragones guardan sus tesoros.

Estaba determinada a llegar a aquel gravado, estiré mi brazo todo lo que pude entre escalofríos hasta que escuché aquello. Planté los pies de nuevo en el suelo dedicándole una molesta mirada y tras abrazarme a mi misma tratando de guarecerme del frio alcé ambas cejas.-Sería de gran ayuda, gracias.-Sonreí por un segundo y después señalé a la pared.-O tal vez bastaría con que extendieses tu brazo ya que al parecer tu eres mucho más alto que yo, evidentemente.-Me entró un escalofrío más intenso y volví a llevar las manos a mis labios para calentarlas.

Puse cara de que no era para tanto cuando se refirió a mi modo de sacarla de alli dejando a los otros lidiando con sus problemas de enemigos amantes disfuncionales.
- Qué? Se apañarán bien. - estaba Cath, no dejaría que esos dos llegasen a las manos.

- No, tu familia ha estado marcada por el Sanguis por lo que tus ancestros hicieron de él. Una maquina vengativa sedienta de vidas, sangre y poder. Lo de la maldición fue...cosa de Le Fay y Pendragon. Es lo que no entiendo, por qué defiendes a capa y espada algo que os mata por conseguir lo que desea. Y que a cambio os da poder de vez en cuando. Y sé que me lo has intentado explicar pero aun asi...

Negué con pesar con la cabeza cuando volvió a mencionar a Tepes. Él había hecho lo que había podido.
- Aprendió y cuidó de los dragones, de la comunidad y de su familia, hasta que murió. No lo conocíais asi que por favor basta de arremeter contra su trabajo. Se ve que no le importaban vuestros saberes ocultos en piedras mohosas. O que si los descubrió prefirió dejar que cayeran en el olvido. - sinceramente, no lo sabía. No tenía ni idea.

El vaho que se formaba a causa del calor del café cerca de mi cara era reconfortante y, pese al frio, habria podido afirmar que estaba cómodo....de no ser porque notaba que la dosis que me habia tomado hacia un rato ya comenzaba a perder efecto nuevamente. Pero no podía tomar otra, era demasiado, y ya tenía algo de sueño de por si. Por ende no le respondí a eso de las virtudes y de que nos encantaba borrar conocimientos, la escuché (mas o menos) pero me quedé algo ensimismado pensando en los vinculos isla-consejo / arbol-pendragon. Tendrían algo de similar?
- ...paralelismos hay.... - farfullé removiendome incómodo, sujetandome el brazo.

Reenganché con ella cuando dijo "que esperabas?"
- que hubiese un spa, unas fuentes termales o algo. - respondí con absoluta sinceridad y hasta una sonrisa encantadora. Rodé los ojos cuando siguió temblando como un chihuahua furioso y helado, y me levanté, dejando la taza ya vacia en la piedra. Me planté a su lado muy cerca mirandola muy serio, de modo incómodo. Sin dejar de mirarla, usé el brazo que no iba en cabestrillo (evidentemente) para levantarlo y alcanzar las marcas aquellas en la piedra. Al hacerlo, noté que cedían un poquito, y pensé que las habia roto.

No oculté una mirada un tanto amenazadora hacia él por aquello de que se apañarían bien. Si regresaba y encontraba a mi hermano retenido, herido de muerte o algo incluso peor todos tendrían que temer la ira de mis hermanos y la mía propia, además de la del resto de Avalon.

Solté un suspiro exasperante porque volvió a sacar a la luz el Sanguis, una vez más dábamos vueltas al mismo tema como si estuviésemos en un minutero eterno.-El Sanguis Ligno no existiría si Ouroboros no hubiese expulsado a Charles cuando quiso controlar a los humanos que al final sumieron al mundo en una guerra que parece no acabar nunca-Le solté alzando la voz.-¡No nos mata!¡Nosotros nos sacrificamos por nuestro pueblo no a cambio de ningún favor!-Dije ahora más alterada porque por mucho que lo repitiese no parecían entenderlo.

Pero lo de Tepes...lo de tepes hizo que negase suspirando y apartando la mirada mientras le dedicaba un gesto con la mano para que lo dejase estar. Estaba harta de discutir. Volvería al silencio, era mucho menos cansado que toda esa palabrería que no llevaba a ningún puerto.

-Oh...te mandaré una invitación a las aguas curativas de la casa Keops.-Comenté por lo bajo con ironía mientras se acercaba. Clavé la mirada en él, manteniéndola ahí tal como el hacía. Una mirada seria y cargada de ira. Me consideraba una persona paciente pero tenía mis límites, lo que no esperaba era que uno de los pocos miembros del consejo que eran algo abiertos de mente, amable y ciertamente divertido, los encontrara.

No aparté la mirada mientras alzaba la mano, como si se tratase de un reto pero en algún punto la desvié, al escuchar la roca moverse. Volví a mirarle manteniendo el gesto pero no parecía avanzar más allá. Me impacienté. Solté un sonido de exasperación nuevamente y me puse de puntillas, buscando apoyo en su hombro mientras buscaba con la mirada el brazo que él tenía levantado para para poner la mano libre empujándolo para que él presionase más la roca.

Se movió y a pesar de que aquella especie de botón había sido presionado no pasó nada. Apreté los labios mirándole y entonces fue cuando me di cuenta del agradable calor que desprendía en comparación con mi temperatura y el olor a café. Respiré soltando aire, relajando el gesto, como en un suspiro más calmado que los anteriores y de no ser por el hecho de que estaba congelada y ya estaba lo suficientemente roja por el frío tal vez se hubiese notado el rubor que notaba estaba subiendo por mi cuerpo.

Por suerte el sonido de la roca moviéndose hizo que desviase la mirada y apartase mis manos y mi cuerpo de él. La pared estaba abriéndose dando lugar a una puerta en la roca. Volví a por la antorcha para entrar al interior...infinitamente más oscuro que la sala anterior. Mi pie dio con algo en el suelo y lo iluminé comprobando que era un nido, con huevos.

Me agaché para inspeccionarlos con un sentimiento de temor y al tocar uno de ellos varios pedazos se resquebrajaron deshaciéndose en polvo. Aquello hizo que apartara la mano junto a un sonido que expresaba lamento. -Los dejaron aquí.-Susurré cargada de tristeza y me incorporé girando con la antorcha tratando de iluminar mejor la sala, sin mucho éxito aunque si que se podían apreciar más formas y dibujos en la roca de aquella sala.

- El sanguis no existiría si Charles no lo hubiera plantado creo que es una manera mucho mas inteligente y VERAAAAAZ de expresar lo que ocurrió, cada cual es responsable de lo que sus manitas hacen. Y los humanos tienen tanto derecho a existir en esta tierra como nosotros! - o se pensaba que yo era de sangre limpia? Ja. - Perdona pero si esas siguen siendo vuestras retrógradas ideas entonces ya recuerdo por qué no quisimos que volvieseis a entrar al Consejo. - alcé ambas cejas con claro gesto de burlona incredulidad. - Uy claro no, no os mata. Solo os tritura. Cuéntaselo a quien se crea esa mentira porque yo no.

Estuve por soltarle otro "mimimimi" cuando me dijo que me invitaría a no sé que aguas porque seguro que era mentira. Pero no lo hice y la miré con el mismo gesto de enojo que ella a mi, a la luz de la antorcha y las luciérnagas. Me cabreaba tanto. TANTO.

La piedra se movió un poco cuando apreté ahi, pero parecia que no suficiente y Gwen decidió que era hora de empujar un poco mas. Se me arrimó mucho y aquello me hizo fruncir el ceño, se aupaba para llegar hasta aquel simbolo cedió un poco. Me puse nervioso al no poder evitar percatarme del aroma de su cabello, que al ser mas baja que yo, me habia quedado a una altura perfecta. Lavanda? No sé, no se me daban bien esas cosas. Pero olía bien. Miré hacia otro lado cualquiera antes que a ella, despues de aquel concurso intenso de miradas que nos habiamos marcado, parecia hasta absurdo. Lo ignoré, y segui sin más.

Destensé un poco los hombros cuando una puerta oculta se abrió, y pasamos ambos. Colé las luciérnagas tras nosotros y me acerqué a mirar con curiosidad lo que se agachaba a mirar, comprobando que era un huevo de dragon....fosilizado. Lo miré apenado, y observé alrededor por si habian más.
- No entiendo por qué, si eran los tesoros de la familia. Les negarían recogerlos cuando los echaron? Los Tepes no encontraron esta entrada? No estaba tan oculta. - intenté aumentar la batería de las luciérnagas, para que iluminaran mas esta estancia que era mucho más grande que la anterior, y más oscura. Aquel huevo que habia tocado Gwen no era el único de la sala. Había sido un castigo? Me parecía un despropósito...

Una vez más uno de esos suspiros de cansancio se me escapó acompañado de una mirada que reflejaba lo mismo que se clavó en Giordano. Apreté los labios consciente de que si continuaba replicando sus alegatos aquello no terminaría nunca pero...si algo me molestaba era que tildase de veraz algo que era completamente erróneo.-Ni siquiera sabes quién plantó el Sanguis Ligno ni cómo acabó así.-Solté con rozando el desprecio con mi tono de rabia.

Un gran, GRAN sonido exasperante retumbó en las paredes del templo y planté ambas manos en mi rostro apretándolo preguntándome la razón de empeñarme en explicar todo aquello si parecía que no hacía más que retorcer cada una de mis palabras. Las aparté en un rápido gesto que mostraba mi enfado.-¡Sí, está claro que no queremos que existan por eso tenemos campos de exterminio y salimos a cazarlos!-Solté muy irónica negando después. -¿Por qué tergiversas e inventas cada palabra que digo?

Y cuando habló de nuevo de nuestros sacrificios claramente tampoco entendió a qué me refería- Hice un gesto con la mano indicando que no iba a continuar la conversación.

Al pasar a la sala que se había abierto continué indagando las paredes, sorteando los nidos de dragón. -No lo sé.-Murmuré apenada. Mi conexión con los dragones me hacía empatizar con ellos, sus costumbres y sentimientos. -Solo sé que un dragón no abandonaría sus huevos sin alguien que los cuidase.-Caminé por el perímetro de la sala, los dibujos mostraban un enorme dragón en comparación con el resto de figuras draconianas, ocupaba casi toda la pared de un lateral.

En otra de ellas parecía mostrar cómo destruía un lugar y a continuación surgían montañas, lagos, extensos prados ... y a continuación aparecía bajo tierra y el resto de dragones sobre ella. Sin duda era uno de los dragones primigenios. Un gran escalofrío se apoderó de mi cuerpo y me acerqué a DaVinci.-Será mejor que continuemos otro día, sería de gran ayuda si pudiese traer a Alud.-Solicité y miré alrededor pensando que no le comentaría nada a Shyvanna porque entonces si que habría guerra.-Un trato es un trato, será mejor que cumpla mi parte. Daré mi sangre para calmar al Sanguis.

- No fue Charles? Qué lo hizo acabar así, si no el odio de tu antepasado?

Genuina y pura curiosidad. La oía suspirar, la veía mover los dedos de las manos con visible tensión, y apreciaba algo en el tono de su voz que no me indicaba comodidad, ya no solo en el tono de su voz si no en su mirada podía ver rechazo. Sin embargo, yo continuaba con mis insidias. En mi cabeza no cabía otra posibilidad ahora mismo.

Sin embargo analicé de nuevo SUS palabras y MIS palabras cuando dijo que la tergiversaba. Me mordí la mejilla por dentro desviando la mirada, procesando....despacio...y con frío hasta en los huesos ya.

- Llevas razón. Mis disculpas. Supongo que estoy a la defensiva. - murmuré encogiendo los hombros. Y es que a menudo, las imagenes del Coliseo continuaban persiguiendome. Había logrado reavivar algo del pasado. Desgraciadamente habia fallado en catalogar y analizar individuos atendiendo a su presencia o carencia de magia. Aquello no los definía y Roma, ahora y antes, había sido un ejemplo clarisimo... no podía olvidarlo.

Gwen no sabía por qué aquellos huevos habian sido abandonados alli a su suerte, y yo menos aun.
- No puedes salvar alguno? Quizá... - quiza alguno aun no estaba muerto? No...aquello...olía a tumba. - Quizá quien los cuidaba murió.

"conjeturas..."

Observé los enormes dibujos de las paredes, parpadeando porque la vista se me empezaba a hacer borrosa cuando los tenía abiertos demasiado rato seguido, como cuando pasaba dias sin dormir trabajando sobre algo. Observé el enorme dragón y la historia que contaban aquellas paredes.

- Quien es el padre dragón subterráneo? - debía tener un nombre. Nadie se molestaba en contar una historia asi de un personaje que no tenía nombre. Asentí cuando solicitó la presencia de Alud. - Concedido. Un trato es un trato... - chasqueé los dedos, dandome la vuelta para encaminarme a la salida cuando...las luciérnagas tecnomágicas empezaron a parpadear al cambiar de rumbo y muchas se apagaron, cayendo al suelo sin más. Otras siguieron pululando pero emitían una luz tan debil que no eran utiles, no más que la antorcha de Gwen. Rodé la mirada...no era normal pero....tan poco "tan" raro, dadas las circunstancias....

Miré las que estaban en el suelo "moribundas" titilando por apagarse, pensé en recogerlas pero...luego decidí que no.
- Vámonos. Lo de la sangre, lo harás ahora?- eché a andar hacia la abertura de aquella sala secreta, para retornar a la de antes.

Su pregunta me dio ganas de contestar que estaba claro que no. Que no tenía idea y estaba inventando según le convenía. Pero no...no merecía una respuesta. No con aquella actitud. Resoplé entre mis labios desviando la mirada.

Cansada de todo aquello disfruté del breve silencio tratando de relajar mi actitud. Cosa bastante difícil e improbable. Además comenzaba a preocuparme no recibir respuesta de mi hermano. Sin embargo alcé una ceja volviendo a mirar al descendiente cuando no solo me dio la razón sino que también se disculpó. Relajé el gesto pero apreté los labios y me removí algo molesta.-Gracias.-Solté algo incrédula cruzando mis brazos y asintiendo.-Supongo que todos lo estamos.

Miré los huevos con desánimo cuando sugirió que podría intentar salvarlos. Inspiré hondamente.-Es difícil que un huevo bien cuidado eclosione...-Encogí un hombro. Tal vez alguno de ellos tendría una mínima posibilidad pero tendría que consultar a alguno de los dragones para estar segura. El que había tocado se había hecho añicos.-Quizá fue un castigo.-Murmuré en respuesta algo pensativa. Sin embargo no acusé a nadie a pesar de mis sospechas. No quería reanudar el ciclo de acusaciones.

-Uno de sus dioses. -Respondí escuetamente.-Sirrush, creo.-Aclaré sin mirarle. No tenía claro que fuese aquel en concreto pero por los textos lo parecía. Debía informar a Wthyr. Cuando aceptó la asistencia de Alud a aquellas visitas asentí como gesto de agradecimiento y comencé a andar tras él. En ese momento sentí como mis pies dolían de frío y mi postura resultaba totalmente inapropiada porque me abrazaba a mi misma de una manera un tanto desesperada.

Fui consciente cuando las luciérnagas dejaron de funcionar, procuré no pisarlas mientras avanzábamos y recordé cuando él había regresado al Sanguis a por su pájaro tecnológico.-¿No las recoges?-Pregunté extrañada continuando nuestro camino hacia la salida, asumiendo que se habían quedado sin energía.

Entonces preguntó aquello respecto a mi parte del trato. Me acerqué hasta mis zapatos, agachándome para encontrarlos completamente helados volviendo a dejarlos caer al suelo. Miré hacia la salida, copada de nieve y ventisca. Estaba helada, no sabía si podría desaparecerme con seguridad y calentar la sangre me resultaba tremendamente delicado. Le miré tiritando y asentí.-Un trato es un trato. ¿No?-Volví a mirar al frente y solté aire suspirando entre mis labios, consciente de que aquello iba a doler.-Calmará su sed durante unos...-Llevé la mano a mi nariz y boca y estornudé con un sonido bastante agudo.-Unos días, hasta que regrese con Alud.

Asi que tenían dioses entre los dragones. Leyendas de dragones dioses gigantes que dormitaban bajo tierra. Parecían cuentos muy bonitos, la verdad. No obstante, almacené esa información también, del mismo modo inconsciente que siempre bebía de todo lo que habia a mi alrededor, guardando detalles por absurdos o fantasiosos, o irrelevantes, que en ese instante parecieran.

Avanzamos hasta salir de alli y tuve que negar a su pregunta. La verdad es que...deberia recogerlas...pero tenía frio, y estaba hecho polvo. Necesitaba descansar. Se me habia pasado el efecto del sedante y el brazo me ardía, y llevaba ya algunos minutos con escalofrios bastante intensos y hasta ganas de vomitar.

- Eh...no, luego haré otras mejores.

Una vez en la salida del templo la evalué tras ese estornudo.
- Será mejor otro día. Hoy ha tenido bastante sangre Pendragon ya. Vuelve mañana. Ahora mejor regresa a Avalon y recuperate.

Observé la ventisca de afuera y resoplé cansado. Sinceramente pasaba fuertemente de volver a pisar la nieve y salir al viento aquel.
- Te devolveré a mi taller para que puedas entrar en calor antes de volverte. - farfullé- o se te caerán los pies por la gangrena. La proxima vez prepara botas. - la señalé asi como si estuviera loca antes de...tocarle el hombro levemente y echar el resto de energías de la jornada en desaparecernos de aquel templo puto helado.

Regresó a Ouroboros tras la espantada que le hizo a Lake en la playa, quedándole más que claro que su plan había fracasado. Al menos se había llevado uno de sus cabellos, algo que podría serle útil. Envió una nota a Matvey para informarle de lo que había intentado con la hermana, porque sabía que él era de los más implicados en la lucha y venía bien que supiese el dato. También le infornó que iba a los templos. - Estúpida chiflada. Si se creía que iba a pasar por el aro va lista. - farfulló cuando por fin llegó a las montañas del dragón, después de haber hecho una parada técnica en su casa para recoger algunos objetos de interés para echar en su bolsa.

Se puso en camino a los templos de dragón en las montañas, entreteniéndose por el camino con una peculiar muñeca de trapo en la que anudó el cabello de Lake. No era una muñeca cualquiera, sino una de voodoo. Se dedicó a susurrar unas palabras y a silbar una cancioncilla alegre mientras clavaba aquí y allá una aguja en aquel objeto, algo que al estar vinculado a la pelirroja la haría padecer punzantes dolores.

Sólo lo dejó al llegar a la entrada de los antiguos templos, algo que había decidido visitar porque era con lo que más estaban insistiendo esos idiotas Pendragon. Ahora que no tenían acceso a la isla era el momento de expropiarlos. Conjuró una esfera luminosa en la palma de su mano para ir observando las ancestrales paredes, un arte bastante feo para su gusto. Parecía un dragón muy grande aniquilando gente, y en otra escena que vio poco después le dio la impresión de que estaba bajo tierra. ¿Eso querían los Pendragon, recuperar algo de su pasado con la información de los templos? ¿Había ahí alguna especie de mensaje oculto para la invocación? No lo sabía, pero se pasó un buen rato investigando la zona y posibles inscripciones, aunque no terminaba de comprender el lenguaje en el que estaban escritos.

Reflexionó algunos minutos sobre qué hacer al respecto, pensando que lo mejor era arrebatarles eso que tanto querían. No podía beneficiarse de ellos, así que no le interesaba. Por eso comenzó a desplegar sus poderes para arremeter contra aquellas estructuras, disparando proyectiles mágicos con la ayuda de su bastón canalizador. Eran varios templos, así que le llevaría un rato.

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éxito: se los carga
fallo: no