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Recuerdo del primer mensaje :
Las Tierras Altas de Escocia (en inglés: Highlands o Scottish Highlands), es una región montañosa del norte de Escocia. Es un área con baja densidad de población y con un relieve muy variado, por lo que es un buen lugar donde refugiarse.
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072042
EMERIEL
Líder de sanadores
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Se quedó en silencio esperando su respuesta y un rato más después de tenerla. La veía nerviosa y aquello no dejaba de darle mala espina. Mantuvo la mirada en su rostro, evaluando sus gestos y también estudiándolos por si debía hacer una descripción de la que -sospechaba- era una intrusa.
-Así que él tampoco te habló de la ciudad- Murmuró pensativa mientras se enfrascaba en las garras del oso con mucho énfasis pero cuidado, cada corte de forma muy metódica -Unas que debemos desarrollar con…Ouroboros- Alzó la vista hacia ella cuando preguntó si el anciano pertenecía a esa ciudad, entrecerró los ojos dando el primer indicio claro de que estaba viendo lagunas en sus palabras -Así es. Fue mi maestro hasta que decidió dejar de enseñar. Pero su sabiduría aún es valiosa entre nosotros-
No entendió porqué decía que los árboles se burlaban de ella. Miró alrededor intentando descifrar a qué se refería mientras analizaba los tipos de árboles que rodeaban la cabaña. Algunos eran más propensos a colaborar que otros pero de allí a …burlarse. Se incorporó con gracia y la habilidad que se solía asociar con un ser de orejas puntiagudas, a su movimiento le siguieron algunas hojas, casi pareciendo que danzaban a sus pies un segundo antes de caer -Yo también. ¿Eras pupila del maestro?- Inquirió acortando la distancia entre ellas para mirarla con curiosidad -¿Dónde está el maestro, Satine?- Preguntó de nuevo y se quedó mirándola en silencio antes de decidir que podía ayudar un poco con la cabaña.
Guardó el cuchillo y lo que estaba tallando, observando entonces el árbol a su derecha. Centró las manos por debajo de los pulmones, exactamente en el diafragma y cerró los ojos mientras se concentraba en las palabras que no tardaría en empezar a cantar. La melodía, de gran armonía, no tardó en inundar el claro donde se encontraba la cabaña y pronto el árbol a su derecha empezó a crecer pero no de una forma “común”, Emeriel estaba…dándole forma con su cántico. La conexión de los elfos, impulsada por aquel cántico, les permitía construir sus casas, nidos, talleres, etc. Siempre en compañía y apoyo de los árboles porque así como usaban sus recursos, cuidaban el bosque. La canción duró un largo rato hasta que a aquel árbol de su derecha, se unió el de su izquierda creando un pabellón de ramas entrelazadas como un nuevo techo de la cabaña.
-Así que él tampoco te habló de la ciudad- Murmuró pensativa mientras se enfrascaba en las garras del oso con mucho énfasis pero cuidado, cada corte de forma muy metódica -Unas que debemos desarrollar con…Ouroboros- Alzó la vista hacia ella cuando preguntó si el anciano pertenecía a esa ciudad, entrecerró los ojos dando el primer indicio claro de que estaba viendo lagunas en sus palabras -Así es. Fue mi maestro hasta que decidió dejar de enseñar. Pero su sabiduría aún es valiosa entre nosotros-
No entendió porqué decía que los árboles se burlaban de ella. Miró alrededor intentando descifrar a qué se refería mientras analizaba los tipos de árboles que rodeaban la cabaña. Algunos eran más propensos a colaborar que otros pero de allí a …burlarse. Se incorporó con gracia y la habilidad que se solía asociar con un ser de orejas puntiagudas, a su movimiento le siguieron algunas hojas, casi pareciendo que danzaban a sus pies un segundo antes de caer -Yo también. ¿Eras pupila del maestro?- Inquirió acortando la distancia entre ellas para mirarla con curiosidad -¿Dónde está el maestro, Satine?- Preguntó de nuevo y se quedó mirándola en silencio antes de decidir que podía ayudar un poco con la cabaña.
Guardó el cuchillo y lo que estaba tallando, observando entonces el árbol a su derecha. Centró las manos por debajo de los pulmones, exactamente en el diafragma y cerró los ojos mientras se concentraba en las palabras que no tardaría en empezar a cantar. La melodía, de gran armonía, no tardó en inundar el claro donde se encontraba la cabaña y pronto el árbol a su derecha empezó a crecer pero no de una forma “común”, Emeriel estaba…dándole forma con su cántico. La conexión de los elfos, impulsada por aquel cántico, les permitía construir sus casas, nidos, talleres, etc. Siempre en compañía y apoyo de los árboles porque así como usaban sus recursos, cuidaban el bosque. La canción duró un largo rato hasta que a aquel árbol de su derecha, se unió el de su izquierda creando un pabellón de ramas entrelazadas como un nuevo techo de la cabaña.
Satine Edevane
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—No claro... Es que...- Satine cada vez dudaba más y la mentira era más evidente entre comentario y comentario; no sabía cuándo parar ni cuándo era solo una respuesta que requería monosílabos, después de todo, al maestro nunca había tenido que mentirle y se había criado con él.— Estaba muy cansado, por eso requería de mi ayuda.
Mientras Satine escuchaba a la pelirroja, se acercaba un poco más con curiosidad, observando lo que estaba tallando. Parecía habilidosa con el cuchillo, lo que podía ser tanto una señal de peligro como una señal de que estaría segura con ella.—Mhh, no, no conozco- Sin embargo el nombre le sonaba de algún lugar ¿Lo había mencionado el maestro? ¿Lo había mencionado su madre?—¿Qué clase de relaciones? ¿El maestro pertenece a Ellésmera?- Por un momento la joven elfa pensó que si su maestro venía de aquel lugar, quizás ella también.
—También estoy encantada.- Agregó Satine, mientras acomodaba el overol con algo de vergüenza, removiéndose incómoda, pues podía notar que ella estaba observando la cabaña; y si bien había arreglado algunas cosas, lo cierto era que Satine no había hecho un buen trabajo, solo algo decente y provisorio con el techo.
—¿Cantarle a los árboles? Já... Ellos solo se burlan de mi- Comentó tirando una mirada fulminante hacia el bosque. El maestro le había enseñado que algunas voces provenían de las plantas, pero Satine no estaba segura de si eran los buenos o los malos ¿Cómo podía hacer para simplemente acallarlas todas?—Soy... sanadora.- Algo de razón había en esas palabras, estaba aprendiendo pociones y pomadas, algunas eran fuertes, pero la mayoría no llegaba al nivel que buscaba.—¿Eres luchadora?
Mientras Satine escuchaba a la pelirroja, se acercaba un poco más con curiosidad, observando lo que estaba tallando. Parecía habilidosa con el cuchillo, lo que podía ser tanto una señal de peligro como una señal de que estaría segura con ella.—Mhh, no, no conozco- Sin embargo el nombre le sonaba de algún lugar ¿Lo había mencionado el maestro? ¿Lo había mencionado su madre?—¿Qué clase de relaciones? ¿El maestro pertenece a Ellésmera?- Por un momento la joven elfa pensó que si su maestro venía de aquel lugar, quizás ella también.
—También estoy encantada.- Agregó Satine, mientras acomodaba el overol con algo de vergüenza, removiéndose incómoda, pues podía notar que ella estaba observando la cabaña; y si bien había arreglado algunas cosas, lo cierto era que Satine no había hecho un buen trabajo, solo algo decente y provisorio con el techo.
—¿Cantarle a los árboles? Já... Ellos solo se burlan de mi- Comentó tirando una mirada fulminante hacia el bosque. El maestro le había enseñado que algunas voces provenían de las plantas, pero Satine no estaba segura de si eran los buenos o los malos ¿Cómo podía hacer para simplemente acallarlas todas?—Soy... sanadora.- Algo de razón había en esas palabras, estaba aprendiendo pociones y pomadas, algunas eran fuertes, pero la mayoría no llegaba al nivel que buscaba.—¿Eres luchadora?
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-Así que él tampoco te habló de la ciudad- Murmuró pensativa mientras se enfrascaba en las garras del oso con mucho énfasis pero cuidado, cada corte de forma muy metódica -Unas que debemos desarrollar con…Ouroboros- Alzó la vista hacia ella cuando preguntó si el anciano pertenecía a esa ciudad, entrecerró los ojos dando el primer indicio claro de que estaba viendo lagunas en sus palabras -Así es. Fue mi maestro hasta que decidió dejar de enseñar. Pero su sabiduría aún es valiosa entre nosotros-
No entendió porqué decía que los árboles se burlaban de ella. Miró alrededor intentando descifrar a qué se refería mientras analizaba los tipos de árboles que rodeaban la cabaña. Algunos eran más propensos a colaborar que otros pero de allí a …burlarse. Se incorporó con gracia y la habilidad que se solía asociar con un ser de orejas puntiagudas, a su movimiento le siguieron algunas hojas, casi pareciendo que danzaban a sus pies un segundo antes de caer -Yo también. ¿Eras pupila del maestro?- Inquirió acortando la distancia entre ellas para mirarla con curiosidad -¿Dónde está el maestro, Satine?- Preguntó de nuevo y se quedó mirándola en silencio antes de decidir que podía ayudar un poco con la cabaña.
Guardó el cuchillo y lo que estaba tallando, observando entonces el árbol a su derecha. Centró las manos por debajo de los pulmones, exactamente en el diafragma y cerró los ojos mientras se concentraba en las palabras que no tardaría en empezar a cantar. La melodía, de gran armonía, no tardó en inundar el claro donde se encontraba la cabaña y pronto el árbol a su derecha empezó a crecer pero no de una forma “común”, Emeriel estaba…dándole forma con su cántico. La conexión de los elfos, impulsada por aquel cántico, les permitía construir sus casas, nidos, talleres, etc. Siempre en compañía y apoyo de los árboles porque así como usaban sus recursos, cuidaban el bosque. La canción duró un largo rato hasta que a aquel árbol de su derecha, se unió el de su izquierda creando un pabellón de ramas entrelazadas como un nuevo techo de la cabaña.
-Así que él tampoco te habló de la ciudad- Murmuró pensativa mientras se enfrascaba en las garras del oso con mucho énfasis pero cuidado, cada corte de forma muy metódica -Unas que debemos desarrollar con…Ouroboros- Alzó la vista hacia ella cuando preguntó si el anciano pertenecía a esa ciudad, entrecerró los ojos dando el primer indicio claro de que estaba viendo lagunas en sus palabras -Así es. Fue mi maestro hasta que decidió dejar de enseñar. Pero su sabiduría aún es valiosa entre nosotros-
No entendió porqué decía que los árboles se burlaban de ella. Miró alrededor intentando descifrar a qué se refería mientras analizaba los tipos de árboles que rodeaban la cabaña. Algunos eran más propensos a colaborar que otros pero de allí a …burlarse. Se incorporó con gracia y la habilidad que se solía asociar con un ser de orejas puntiagudas, a su movimiento le siguieron algunas hojas, casi pareciendo que danzaban a sus pies un segundo antes de caer -Yo también. ¿Eras pupila del maestro?- Inquirió acortando la distancia entre ellas para mirarla con curiosidad -¿Dónde está el maestro, Satine?- Preguntó de nuevo y se quedó mirándola en silencio antes de decidir que podía ayudar un poco con la cabaña.
Guardó el cuchillo y lo que estaba tallando, observando entonces el árbol a su derecha. Centró las manos por debajo de los pulmones, exactamente en el diafragma y cerró los ojos mientras se concentraba en las palabras que no tardaría en empezar a cantar. La melodía, de gran armonía, no tardó en inundar el claro donde se encontraba la cabaña y pronto el árbol a su derecha empezó a crecer pero no de una forma “común”, Emeriel estaba…dándole forma con su cántico. La conexión de los elfos, impulsada por aquel cántico, les permitía construir sus casas, nidos, talleres, etc. Siempre en compañía y apoyo de los árboles porque así como usaban sus recursos, cuidaban el bosque. La canción duró un largo rato hasta que a aquel árbol de su derecha, se unió el de su izquierda creando un pabellón de ramas entrelazadas como un nuevo techo de la cabaña.
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