Zona desierta- Antigua Torre de Alta Hechicería

Aguardo unos segundos la respuesta de Vanessa, que parece tan shockeada que es incapaz de responder a la primera o de darse cuenta de que le estoy hablando. La tomo con cuidado por el brazo para guiarla hacia una de las sillas de la estancia, haciendo que se siente ahí. Es más que normal que esté así, sobre todo después de lo que ha tenido que hacer con su amigo. Yo no  creo que pueda quitarme la imagen de la cabeza en bastante tiempo. - Deberías descansar, como te ha dicho él. ¿Es tu jefe, no? - en la taberna me dio la sensación de que seguían sus órdenes, de que era el cabecilla. Mi mente retorna allí inevitablemente, pensando en cómo estarán mi hermano y mis amigos. Al final rechazo la idea de mandar un mensaje mental a Catherine, puede ser contraproducente teniendo en cuenta su estado. Después trato de contactar con la mente de Lyran, pero resulta casi imposible hacerlo, lo cual me preocupa. Finalmente envío un mensaje telepático a mi padre, pidiendo que vaya a la taberna porque necesitamos ayuda, aunque no especifico mucho más.

Tras esto vuelvo mi atención a Vanessa, poniéndome a su espalda para subir la camiseta y examinar la herida que se hicieron. Se la ha tapado y curado de mala manera, aunque no ha sido tan mal remedio para evitar sangrar en exceso. Retiro el remiendo rápido que se había hecho, valorando así el estado de la herida.  - No parece muy grave. Si hubiese dañado órgano vital no estarías ya aquí. Y tu pequeña cura ha ayudado a que sangrase menos, así que supongo que tienes conocimientos de primeros auxilios. Lo único malo es que parece que se está infectando por la suciedad, y que es bastante larga, aunque no profunda. Ya lo solucionaremos con las pociones desinfectantes que te traiga el compañero. Voy a  empezar a cerrarla.- me concentro nuevamente para que la magia de sanación comience a detener por completo el sangrado de la herida de su espalda, a la par que la  longitud de la herida comienza a disminuir. La sanación a nivel general también contribuye a neutralizar los efectos de la neblina venenosa que respiró, mejorando ese aspecto que también le estaba afectando. No sé qué decir cuando me pide disculpas, pues parece de verdad arrepentida por lo sucedido. La situación en la taberna se descontroló demasiado, acabando mal para todos.

- Yo también...ojalá no hubiésemos tenido que llegar a eso. Pero piensa que no hay nada que lamentar. Todos se han salvado. Y vosotros dijisteis que mis amigos estarían bien, ¿no? ¿qué les habéis hecho exactamente? espero que no les queden secuelas. - murmuro preocupada y con ganas de marcharme, aunque no sé si me dejarán irme tan pronto.  - Me gustaría volver lo antes posible a la taberna...aunque voy a esperar unas horas aquí para asegurarme que él se estabiliza del todo. - señalo con la cabeza al joven que yace en la cama, terminando poco después la sanación de Vanessa.  Sólo queda esperar la vuelta de Khaled para concluir el trabajo.

Había encontrado en los laboratorios suficientes pociones como para poder ayudar a Adramelech a recuperarse. Ascendí por la torre hasta llegar a donde las habia dejado. No habia tardado demasiado, la verdad.

Las escuché conversar. Entré y, ni corto ni perezoso, respondí a una pregunta que la niña no habia dirigido hacia mi, mas que nada porque estaba entrando ahora y aquello lo habia escuchado cuando venia por las escaleras y estaba a punto de pasar por la puerta.

- Hemos absorbido su magia mediante los artefactos que se conocen como las calaveras de cristal. Estarán sin poder hacer uso de la misma durante un par de meses. Seguramente se sientan agotados. Pero no les quedarán secuelas a largo plazo.

Dejé los frascos de pociones al alcance de Chloe. Con aquello seria suficiente. Me detuve un momento....mi mirada se perdió un momento al pensar en las calaveras que habiamos cargado con su poder.
-Ahora....su magia será eterna también.


Esperaba que estabilizase a mi nieto. Entonces la devovleriamos a la taberna. Pero antes observé a Chloe nuevamente. Eran tan pocas las veces que podia contemplar gente como ella.
- Tú también eres una Hacksaw como el último chico al que dejamos inconsciente?


________

me olvidé del sangrado fuerte durante cinco posts D:
5x4=20
116-20= 96 PS

Según van pasando los minutos voy volviendo a la realidad, volviendo hacia la muchacha cuando me pregunta -¿Quién? ¿Khaled?- No sé muy bien cómo contestar -Uff, es una historia muy larga pero en resumen podríamos decir que sí, que es como .... el maestro o algo así- Bueno, es una especie de verdad a medias, pero creo que es un buen resumen. Líder también estaría bien, aunque no entiendo muy bien la jerarquía de los souls. En cualquier caso yo me considero como una soldado raso y hasta podría decir que Adra era mi superior (pero por antigüedad, que eso da puntos a la hora de opositar) pero tampoco. Mi superior era Zayra. Pero ya no está, ¿tendría que responder ante el nuevo patriarca/nueva matriarca del metal, que ni siquiera conozco? Ni papa de esas cosas. Igual algún día debería preguntarlo. La dejo que valore la herida, sin oponer gran resistencia, soltando algún improperio cuando manipula, porque ya la cosa debe estar hinchada y duele. Claro yo hacía porque no me doliera, pero eso no significa que estuviera bien. Suelto una carcajada cuando dice lo de estar en el otro mundo, casi irónico, porque el que la ha causado sí que está en el otro mundo. -¿Sólo infectado? No sé cómo no se ha caído a cachos ya. No, lo poco que sé es lo que te enseñan en el ejército. O lo que ves en el campo de batalla. Y aún con todo lo que ves nunca te terminas de acostumbrar. No nos ha tocado vivir en uno de esos momentos en los que parece que todo es paz, armonía y utopía, ¿eh?-
Pregunto sin esperar respuesta, casi apesadumbrada. Me voy sintiendo mucho mejor según procede con la sanación, la herida apenas se nota y el efecto de debilidad del drenaje y el veneno van desapareciendo, sintiendo la mente mucho más despejada que antes. Asiento con una medio sonrisa cuando comenta lo de que no hay que lamentar. En efecto no hay bajas salvo si eres Adramelech y valoras tus dos brazos. Veremos cómo se lo toma. Cojo aire para contestarle cuando ya lo hace Khaled, sintiendo cómo me quito un peso de encima, pues la verdad es que muchas de las respuestas que pedía no las sabía (lo de absorber la magia sí, lo de las secuelas también, que las secuelas duraran tanto no lo sabía, pero mira, ahí está). -Sí, espero que sí, por mi parte no hay ningún problema.- Respondo a la pregunta de Chloe y al instante Khaled lanza otra, no sé muy bien porqué o a qué punto quería llegar el hecho de conocer el parentesco de los Hacksaw, seas quienes sean. -Tú también estás herido Khaled, tal vez deberías dejar que la muchacha te ayudara, es toda una artista. Por cierto, ¿cómo te llamas?-

Intento distraer a Vanessa con conversación mientras la curo, para que esté menos atenta a lo que hago y tenga menos molestias. El tema de preguntarle por el jefe parece que la deja pensativa, como si ella misma no supiese muy bien si es maestro, jefe, líder...lo que sea. Seguro que lo respeta bastante, como se suele hacer con los maestros. Algo así me sucede a mí con Lyran, que ha sido el que me ha enseñado casi todo lo que sé de magia y otros conocimientos. No llegué a ir a sus clases en el colegio, lo destruyeron antes, pero él se encargó de que no fuese una inculta en ningún sentido. A lo de mi hermano y mis amigos se suma ahora la preocupación por Lyran, es muy extraño que no haya podido localizar su mente para enviarle un mensaje telepático. Suspiro ante esos pensamientos, volviendo a escuchar a Vanessa cuando pregunta si está sólo infectada.

- ¿Te parece poco? una infección te puede matar... si no se ataja a tiempo. Por suerte no te va a pasar eso. - sonrío levemente al escucharla divagar sobre utopías, pensando que parece una persona muy diferente a la que conocí en la taberna. Obviamente está siendo irónica, pero sé a lo que se refiere, vivimos en un mundo que es todo lo contrario. - Una vez leí una frase bastante sabia y que tiene mucho que ver con lo que sucede ahora. Decía algo así como... "no nos toca a nosotros decidir qué tiempo vivir, sólo podemos elegir qué hacer con el tiempo que se nos ha  dado" - concluyo asintiendo con la cabeza, dejando que medite sobre ello, que piense que a pesar de todo siempre habrá algo que nosotros podamos hacer por mejorar la situación. Justo en ese momento regresa Khaled, que ha pillado parte de la conversación con Vanessa y me responde a una de las preguntas que hice antes.

Me muerdo el labio inferior con cierta molestia, no me agrada que pasen tanto tiempo sin magia  y menos que se queden débiles. Tampoco sé si me consuela demasiado eso de que su magia sea eterna. Yo lo único que que quiero es que estén bien. Decido no decir nada porque no hay nada bueno que pueda decir, o que no lleve a confrontación. Prefiero centrarme en los frascos de pociones que ha traído. Les echo un vistazo a todas ellas, identificando rápidamente las más necesarias. Comienzo con Vanessa, aplicando en la herida de su espalda un poco de solución para heridas para terminar de desinfectar y limpiar correctamente. Después aplico esencia de díctamo para que termine de cerrar lo que yo no he podido terminar con la sanación anterior. Y después de eso le ofrezco el frasco de poción reabastecedora de sangre, explicándole que es para reponer la sangre que haya perdido.  - Esto debéis beberlo los dos, tú y él. Ah, y también os vendrá bien esa, la herborrevitalizante, para ir recuperando fuerzas poco a poco. - me separo de Vanessa para ir hacia Adramelech, con quien debo terminar el trabajo. Utilizo las pociones que usé con Vanessa y en el mismo orden, para que quede limpia la herida y vaya cerrando mejor. Khaled no ha traído vendas, así que les recomiendo que encuentren algunas para ponerle y que tenga esa zona tapada de momento.

Luego me dirijo al líder, que también ha acabado herido con el puñetazo bestia de Ian. Lo cierto es que me da un poco de miedo acercarme a él, aunque el temor sea menos que en la taberna. Asiento a su pregunta, extendiendo mis manos hacia él con cierta timidez mientras comienzo a canalizar de nuevo la magia de sanación.

- Sí...Ian es mi hermano mayor. ¿Por qué lo pregunta?







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sanación a Khaled:

5 (dado) + 10 (habilidad sanación) + 40 (anillo Vilya)= 55
(151, Khaled sanado)

El miembro 'Chloe Hacksaw' ha efectuado la acción siguiente: Lanzada de dados

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'Curación' :

- Se llama Chloe - respondí a Vanessa, pues a ella parecia habersele olviddo responderle. Yo habia oido como la llamaba asi uno de los presentes de la taberna. Observé como realizaba sus tareas hasta que se aproximó a mi. Por mi parte era un tanto reacio a recibir magia de aquel tipo pero fruncí un poco los labios simplemenet acepté la ayuda. Una sensacion de calidez se extendió por el cuerpo y dejé de notar el sabor de la sangre en la boca.

-No. Por nada en particular. Curiosa cosa, los hermanos.

Cuando hubo terminado me separé y fui a donde adramelech, pero hablandole a la sanadora.

- Pasarás esta noche aqui en la torre. Asi podrás descansar y vigilar a Adramelech, esta noche será comprometida. Mañana por la mañana, serás libre. Te acercaré a la taberna. Vanessa, tu descansa tambien.

Las despaché a las dos. Habian sitios en esta misma planta donde se podia descansar, y no eran cuartos llenos de sangre como habia quedado esto. Yo mismo me fui de aquel cuarto dejandolas a solas, para atender mis propios asuntos....ya fueran descansar o vigilar a Lyosha durante la noche.

(...)

Las primeras luces del siguiente dia llegaron pronto. Acudí a donde estaba descansando Chloe y la desperté. Adramelech había superado la noche crítica. Era hora de devolverla a aquel lugar. Tomé la mano de la chica y retiré el sello que le hiciera con otro gesto. Luego, nos marchamos de alli a traves de un portal demoniaco.

Consigo sobrevivir a una de las peores noches de mi vida, tras haberme salvado de la muerte por muy poco. De no haber sido por la determinación de los míos y la curación de la sanadora no lo habría logrado, eso es seguro. Apenas recobré la consciencia un instante, justo en el horrible momento de la operación al sentir el dolor, el mismo que me hizo desmayarme de nuevo. No sé si eso forma parte de los malos sueños que he tenido o si ha sido real, pero en mis delirios febriles se han entremezclado demasiadas cosas. Sonidos, voces, imágenes, situaciones...tal vez recuerdos, reales o inventados. No consigo percibir la diferencia entre unos y otros. En ocasiones veía a Astaroth un instante, dándose la vuelta enseguida para comenzar a alejarse de mí.  Sólo podía correr tras él, llamándolo para que volviera. Incluso llegué a pronunciar su nombre en débiles murmullos durante el sueño. En ese sueño Astaroth parecía triste, no tenía nada que ver con el demonio que conocí la última vez, cuando salió del portal. Después desapareció todo en un remolino oscuro, trayendo un recuerdo que sí creo que era real. Astaroth realizando aquel exorcismo maldito y desapareciendo hacia el infierno,  gritando que todo eso era culpa mía. Eso último no estoy seguro de si fue real o no, pero lo parece. Tras esto las sombras comienzan a conformar la cara de mi madre, repitiendo otra vez lo de la culpa. Su rostro furioso lo dice todo, hasta que se vuelve de hielo y estalla en pedazos.

Es entonces cuando comienzo a despertar lentamente, removiéndome inquieto en la cama todavía sin ser consciente del lugar en el que estoy. - Astaroth...vuelve...- murmuro con voz ronca, abriendo los ojos solo a medias. Todavía no consigo enfocar a la persona que hay al lado, y tampoco sé si sigue siendo parte de la maldita pesadilla que nunca se acaba.  Por un momento creo que es él, pues lo veo todo bastante borroso y muy oscuro, sólo una figura al lado.

- Perdóname...

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La frase que susurra Vanessa consigue sosegarme un poco, como si realmente viniese de Astaroth, la persona a la que creía estar pidiéndole perdón. No llego a distinguir si lo que escucho forma parte del sueño o de la realidad, pero vuelvo a cerrar los ojos para dormirme de nuevo durante al menos media hora más. Durante ese tiempo vuelvo a removerme de tanto en tanto, murmurando entre delirios y sueños frases un tanto ininteligibles en las que pueden escucharse nombres de la gente que me rodea o ha rodeado, como por ejemplo el de Vanessa.

Al despertar trato de enfocar nuevamente a la borrosa persona que hay junto a la cama, consiguiendo reconocer a mi compañera en esta ocasión. Al principio no digo nada, pero en mis febriles ojos se puede apreciar una mirada de profundo agradecimiento hacia ella, que se ha quedado aquí a mi lado y ha conseguido que sobreviva. Todavía no sé lo que ha pasado y sigo algo confuso, pero el hecho de que esté conmigo me tranquiliza un poco. - Ey...lo conseguimos...- murmuro con voz cansada, en referencia a que parece que sigo vivo y que ella ha contribuido. Ahora creo estar seguro de haber despertado del todo, a no ser que mi imaginación me esté jugando una mala pasada. La sensación que tengo en todo el cuerpo es como si me hubiesen dado una paliza, eso no puede ser imaginado en un sueño.

Aparto la mirada de Vanessa para hacerme un poco con el entorno en el que estoy, reconociéndolo como la torre que es ahora una de nuestras bases principales. El lecho en el que me encuentro está totalmente ensangrentado, lo que ya me va dando alguna pista de lo que me voy a encontrar cuando gire la cabeza hacia la izquierda. Donde antes había un brazo completamente negro y echado a perder ahora no hay nada. Nada en absoluto...sólo una venda cruzada por el pecho y que envuelve lo poco que queda cerca del hombro del brazo amputado. Que supiese que eso podía pasar (y que era el final más probable) no significa que no quede terriblemente impactado ante lo que veo. Ni siquiera puedo apartar la vista de ahí, sólo puedo contemplarlo con horror. Las lágrimas comienzan a brotar finalmente tras largos segundos en los que no consigo reaccionar. Ladeo la cabeza para dejar de mirar eso, dejando caer el antebrazo que conservo sobre mis ojos.

Durante los siguientes minutos no puedo evitar seguir llorando casi en silencio, a pesar de intentar contenerme. No quiero que me vea así, tan vulnerable, tan inútil. Además, ha sido mi culpa, debería haber sido más prudente en la batalla con el nigromante, evitando acercarme tanto a él como para que pudiese usar de nuevo su maldición. Esto último que me ha pasado ya ha sido la gota que ha colmado el vaso, ha terminado de romperme  tras tanto acumular y acumular sin llegar a explotar. Lo de mi hermano, la espina clavada de la culpa, lo de mi madre. Todo conflictos sin resolver y sin posibilidad de ello.

"algo estoy haciendo mal, estoy harto de equivocarme en todo"

- Lo sé...lo sé...hicisteis todo lo que pudisteis. No pasa nada...- respondo con voz entrecortada empezando por fin a controlarme y calmarme un poco. Aparto el antebrazo con el que había estado cubriendo mi cara, llevando ahora la mano metálica al pañuelo húmedo de la frente para bajarlo hasta los ojos y refrescarlos un poco. Cuando vuelve a calentarse me lo quito, girando la cabeza para mirar a Vanessa. Lo último que querría es que se sintiese culpable de alguna manera por lo que ha pasado. Sé lo que es esa sensación, y no se la deseo a nadie. - Estoy vivo gracias a vosotros, eso es lo que importa, ¿no? - también intento convencerme a mí mismo, diciéndolo en voz alta tiene más sentido. ¿Dejarme solo? no sé si es lo que necesito ahora, en realidad no sé qué es mejor o peor. - Tú también deberías dormir. -  Accedo a lo de cambiarme de cama, que la verdad es que este sitio ha quedado hecho un desastre, y yo mismo también estoy bastante sucio con todo lo de la sangre.  - Sí, llevas razón. Pero debería bañarme primero, para no ensuciar también la otra cama. - suspiro profundamente, ya bastante más sereno que antes, a pesar de que el nudo en la garganta persista. Me voy incorporando lentamente hasta que consigo sentarme en el borde de la cama, quedándome quieto unos segundos para ver si se me pasa el mareo de levantarme.  - ¿Sabes dónde está Khaled? ¿cómo terminó lo de la taberna?

Insisto cuando se empeña en que no necesita descansar, me sabe mal que por mi culpa tenga que estar aquí sin dormir y teniendo que aguantarme en esta situación mala tanto a nivel físico como psicológico. Sé que ahora mismo soy una carga y que todavía necesitaré recuperarme antes de volver a servirle de ayuda. Eso si llego a servir de algo...tal vez no quiera trabajar con un tullido. - También te hirieron, no es justo que te toque estar de enfermera mía. - murmuro mientras me ayuda a levantarme de la cama, apoyándome un poco en su hombro para poder tenerme en pie. La cabeza me sigue dando vueltas, pero me resigno a ello porque es necesario levantarme de esa cama sangrienta. Nos alejamos lentamente de ese cuarto, dejando que se encarguen de limpiarlo todo y tirar lo que haya que tirar un par de miembros de la hermandad que vigilaban a la puerta del cuarto.

Agradezco internamente los esfuerzos de Vanessa por usar el sentido del humor cuando comenta lo del rally, cosa que ya la vi hacer cuando condujo hacia la taberna a toda velocidad. - La próxima vez conduzco yo, ¿de acuerdo? - comento también esforzándome por hablar de cosas banales, aunque me sale un tanto forzado. Me cuesta hacer como si nada hubiese pasado, al menos por ahora. - Se preocupa por los suyos...tenemos suerte de tenerlo de vuelta.- no sólo habían secuestrado a una sanadora para encargarse de que me curasen, sino que han estado buscando las pociones necesarias. Supongo que es una suerte eso de no ser el último Svensson en el mundo.

- Espero no haberlo decepcionado demasiado. Tengo que hacerlo mejor y trabajar más para compensar toda esta mierda... - para mi es bastante deshonroso haber perdido así contra Fistandantilus, a pesar de haberlo matado. No debería haberme despistado ni un segundo para caer otra vez en esa trampa. Me separo de ella a mitad del pasillo, diciéndole que no prepare demasiado porque no tengo mucha hambre. Por mi cuenta el equilibrio me falla un poco, pero me las apaño para avanzar. Después me dirijo a la estancia que se emplea como baño, un pequeño cuarto de piedra oscura y una pequeña ventana en la parte alta. El mobiliario es escaso, apenas hay un lavabo que parece del siglo XIX, acompañado de un espejo dorado y una toalla. En el centro se encuentra una bañera de alabastro, de estilo tan antiguo como el resto. Supongo que es uno de los baños que usaba el nigromante cuando vivía aquí, así que se me hace muy raro estar usando los mismos sitios que el tipo que he matado. Me despojo de la ropa sucia que llevaba puesta, llegando al momento crítico de quitar el vendaje que me habían puesto alrededor del hombro y del pecho. Comienzo a quitarlo lentamente, obligándome a mirar en todo momento, incluso cuando la venda acaba por caer al suelo y sólo queda a la vista lo inevitable. Acabo cerrando los ojos al cabo de unos segundos, suspirando amargamente con ese maldito nudo de la garganta que no termina de irse.

- Puto viejo decrépito, cabrón. Ojalá te estés pudriendo en el infierno. - maldigo cabreado con él y conmigo mismo mientras me meto en la bañera, tratando de digerir esa mezcla de rabia, odio y pena que me ahoga. La bañera se llena de agua y espuma de manera inmediata, como si el mago que la usaba le hubiese aplicado un hechizo para ello o como si fuese un artefacto mágico. Al meterme siento bastante frío por el contraste con mi propia temperatura corporal, aunque el agua templada contribuye a disminuir un poco la fiebre derivada de la amputación y demás. Al principio me quedo allí quieto un rato con la mirada perdida, comenzando después a lavarme un poco en modo autómata. Una vez limpio salgo de la bañera, secándome con la toalla que había al lado. Los miembros de la hermandad que vigilaban mi cuarto me han dejado aquí ropa limpia para ponerme. Es bastante similar a la que tenía, pero más sencilla. Al menos con la manga larga de la túnica no se ve tan a simple vista el que no tenga brazo. Salgo del baño aquel, dirigiéndome a otro de los cuartos que había dicho Vanessa que quedaban libres. Seguro que esto estuvo lleno de aprendices del maestro de la torre en algún momento, por eso tantos cuartos. - Que se joda, ahora lo ocupamos nosotros y él está muerto. - me siento en el borde de la cama, con más ganas de dormirme para recuperar fuerzas que de quedarme despierto, aunque espero sin dormirme por respeto a Vanessa.

Espero despierto durante algunos minutos más hasta que escucho unos pasos aproximándose a la habitación a la que me he mudado. Enseguida entra Vanessa a la habitación, trayendo un plato hecho por ella como si lo trajese a evaluar por el jurado de chefs de algún programa. Su cara de resignación lo dice todo: no hay mucho que hacer con las pocas provisiones que tenemos en estas cocinas, casi vacías y con alimentos de dudosa procedencia. A mi la salchicha no me recuerda a un león, y ojalá hubiese gambas, pero he de reconocer que el nombre es original. Alzo la mirada del plato a ella, intentando disimular que no me apetece demasiado comerme eso. - Gracias, Vanessa. Ya es bastante...- al fin y al cabo la intención es lo que cuenta, no voy a hacerle el feo de no probarlo. - Cuando tengamos tiempo iremos a conseguir provisiones para tener en esta torre, que todo lo que hay es casi más viejo que el desgraciado que tenía por dueño. - no pierdo la oportunidad de insultar al que me ha dejado así, aunque ya no tenga mucho sentido porque está muerto y no sirve de nada.

Invito a Vanessa a tomar asiento si quiere en el borde de la cama o en una de las sillas que hay en la habitación, cogiendo después el plato para dejarlo sobre mis rodillas. De haber tenido ambas manos supongo que lo habría sujetado en el aire con una de ellas, y que habría utilizado el tenedor con la otra. Corto un trozo de salchicha centenaria de esa, probando por fin la "creación" culinaria de mi compañera. Efectivamente, no está demasiado bueno y se nota que la carne está viejuna, aunque al cocerla se ha blandeado un poco. Hago un esfuerzo por comer otro trozo más, sin rechistar ni nada. Me obligo a comer unos pocos más, por no despreciarle el trabajo y porque se supone que debo comer algo para ir recuperándome.

- Si quieres...- le ofrezco por si tiene hambre y quiere probarlo, que yo no creo que coma mucho más por ahora. Guardo silencio durante varios segundos después de ofrecerle, cambiando un poco de tema por lo que me ronda por la cabeza. Estoy bastante confuso respecto a muchas cosas, algunas de la cuales sólo puedo resolverlas conmigo mismo. Pero hay otras que puedo compartirlas con ella, en realidad nos atañen a todos. - Recuerdo que en la taberna pensé que lo que me había pasado era por el karma. Ya sabes...cuando le robamos los poderes al médico aquel. Él me salvó en otra ocasión, y yo le ataqué a traición. Por un lado sé que no estuvo bien, pero por otro pienso que no nos habría cedido su poder así como así, ¿no? dudo que el resto de magos a los que robemos nos vayan a querer ceder su poder, que no tengamos que hacerlo por la fuerza - en realidad a él no le pasará nada a largo plazo, pero con sus poderes se beneficiarán muchos. Es todo por un bien mayor, así debería entenderse. El karma sería una fácil explicación, pero otra más dolorosa es que fui idiota y no tomé las precauciones suficientes para prevenir el ataque. No culpes al karma de lo que te pase por gilipollas...

Cualquiera le lleva la contraria a Vanessa con eso de que su plato parece un león, que está toda convencida y además me consta que es mejor no sacar su mal genio a relucir. En lo que sí estoy de acuerdo es en eso de que muchas veces apetece llevar una vida más tranquila y sin tantos sobresaltos, que casi no sabemos lo que es eso. - Tendremos que acostumbrarnos a esta torre y hacerla más nuestra, como hicimos con otros sitios. Al fin y al cabo se supone que el hogar es donde están los tuyos... - aparto el plato después de que ella rechace mi ofrecimiento, dejándolo en la mesita de noche que hay junto a la cama. Espero no acabar intoxicado con la comida esta raruna que me ha traído, que ella no ha querido probarla ni nada. Le dirijo una breve mirada de escepticismo cuando dice que picoteado abajo, cosa que dudo. No sé muy bien que responder a eso de que si me gusta lo que ha traído, así que opto por algo más o menos diplomático. - En realidad no tenía mucha hambre, supongo que si yo estuviese en condiciones me habría estado mejor. - en parte no miento, casi que tengo más necesidad de descansar en condiciones que ganas de zampar. No creo que tarde mucho en intentar volver a dormir, sigo agotado por todo lo sufrido la noche anterior y comenzando a sufrir los dolores del miembro fantasma.

- Eso pensaba. Ninguno va a querer ayudarnos por las buenas. - comento refiriéndome a lo de los poderes, negando a lo que dice sobre hacerlo menos traumático. - Estamos absorbiendo su energía mágica, no creo que se pueda hacer sin que sufran. Es como...quitarles una parte de ellos. No pierden para siempre sus poderes, eso sería una putada y estaríamos en las mismas, tener a unos sin poderes para que otros tengan. Si aceptasen ese pequeño sacrificio sería todo mucho más sencillo. Y es justo lo que tú dices, cuando todos tengan la posibilidad de tener poderes ya no tendrá sentido que sigan las luchas o el miedo. Llevará tiempo, pero lo lograremos. Hemos llegado muy lejos para conseguirlo. - y hemos perdido mucho por el camino. No es el momento de flaquear o de rendirse, aunque a veces sea inevitable que asalten las dudas.

- Tal vez...podamos preguntar la próxima vez. Depende cómo veamos al mago. Si es un prepotente pues que se joda, más me alegraré de dejarlo sin poderes una buena temporada. Si es uno que acepta por las buenas, genial. Y si es alguien que no acepta pero que tampoco se lo merezca pues...no quedará más remedio que hacer lo nuestro.- su idea de un poder magnificado al reunir las 13 calaveras me parece de lo más interesante, no sabemos qué sucederá cuando estén todas. Lo que es seguro es que ya no habrá más engaños y putadas, Khaled se encargó de la creación de las nuevas calaveras bajo sus propios designios, sin que se produzcan graves desequilibrios como sucedió en 2012. - Misterio. Tendremos que descubrirlo y seguir con las misiones. Sólo espero recuperarme rápido y poder ser útil.- murmuro con preocupación y frustración, pensando que será mejor para mi intentar distraerme que permanecer demasiado tiempo sumido en la autocompasión.

- Puede que las luchas sigan, pero al menos nosotros habremos contribuido a eliminar una de sus causas: la desigualdad por no poseer un poder mágico. Parece que el ser humano no sabe vivir en paz mucho tiempo...- comento con cansancio, subiendo las piernas a la cama para recostarme. - Voy a intentar dormir unas horas, luego me despiertas si hay novedades, ¿de acuerdo?

-Uff... pereza máxima. Bueno pues nada, me quedo con la Torre del Este. Así veo amanecer que en el fondo soy muy romanticona y me mola mucho. Y no se hable más. No sé si a alguien le importará esta decisión, pero si le importa ya debatiremos sobre ello. Un debate sobre izquierdas y derechas- Bromeo refiriéndome claramente a que al primero que me dijera que no le gustaba mi torre se las vería con una somanta de palos con un mensaje de amor de mi puño de derechas y mi puño de izquierdas, a ver si tiene ganas de contradecirme, a mí, a la mismísima Lara Croft Vanessa Montenegro. Estudio su respuesta sobre la comida, entrecerrando los ojos, que como se atreva a decir que estaba mala le arreo un costalazo. Mascullo un ya, poco convencida, pero como en realidad es un tipo de juego extraño tampoco hago un mundo de la tontería. Mucho a comido, la verdad es que ni los ingredientes eran buenos, ni el plato tenía buena pinta y por supuesto la cocinera no era la mejor del lugar. Se me escaparon los cursos de Masterchef, era joven cuando los emitían y como me rechazaron en las pruebas de acceso, pues terminé por darle una paliza al jurado y salir de la competición.
 
Y hablando de temas más serios, no puedo evitar pensar y fijarme en los dos miembros amputados de Adra cuando habla precisamente de eso, que arrebatarles la magia debe ser eso, como quitarles una parte de ello. Él debería ser el primero en ser consciente de ello y como mínimo saber lo que se siente. -Sigo pensando que no nos van a dejar hacerlo ni por las buenas ni por las malas. ¿No se puede sacar magia de otros sitios? No sé de las setas del bosque, por ejemplo. O de un sapo encantado.- Continúo haciendo preguntas que para mi tiene sentido, pues yo de eso de la magia aún no entiendo y siempre me han contado que los sapos estaban encantados y si los besabas se transforman en príncipes. Sé perfectamente que eso era una tontería, pero bueno, ahora yo soy la que tiene poderes y quién sabe, cosas más locas seguro que hay. -Sí, claro, descansa. Perdona por ser tan pesada-   Le retiro el plato y salgo de la sala, dejándole a solas (por si se quiere tocar o algo, aunque no sé muy bien cómo). Caminando por los pasillos me sigo preguntando algunas dudas que me han surgido como la de reunir las 13 calaveras o la de que podamos acceder a todos los poderes de las calaveras, ¿existirá el súper-soul?.  ¿Lo sabrá Khaled?
 
Así mismo reflexiono sobre el hecho del hombre como un ente no guerrillero. Siempre ha estado batallando, bien puede ser por la magia o no magia, racismo mágico, espacios, propiedad, con armas o sin ellas... siempre había una disputa. La que fuera. Es curioso porque hace unos años yo era la primera que luchaba contra la gente mágica y ahora estoy en el otro lado de las filas, en las del "enemigo". Lo que cambian las cosas. Y todo porque Zayra decidió salvarme en Agripa. Justo en ese momento que había dejado el plato de la comida por ahí, paso por delante de la sala donde está precisamente su estatua de hielo. Me detengo un segundo y camino por ahí, buscando unos aposentos en la torre este.

Niego rotundamente a la idea de Vanessa sobre poder sacar la magia de otro sitio, de eso sí que estoy seguro. No queda otro remedio que hacer lo que estamos haciendo, aunque a vece sea duro y con unos cueste más que con otros. Me despido de ella cuando dice que me deja descansar, aclarándole que no es pesada. - Para nada. Te agradezco mucho que te hayas quedado conmigo cuidándome y aguantándome en este mal momento.- espero poder devolverle el favor algún día, a ser posible sin que tenga que ser porque le ha sucedido alguna putada grande como lo mío. Después de que se marche me acomodo definitivamente en la cama, tomando varias de las medicinas que me habían dejado en la mesita de noche. Tras esto me cuesta un buen rato conciliar el sueño a pesar de estar débil y agotado, principalmente por no poder dejar de darle vueltas a la cabeza. Finalmente consigo dormirme, cayendo esta vez en un sueño mucho más reparador que el de las horas previas. Lo malo del despertar es volver a la realidad y darme cuenta que todo sigue como lo dejé al dormirme.

Durante los dos o tres días siguientes voy recuperando fuerzas y sintiéndome mejor, dejando atrás las fiebres de los primeros momentos. Puede que todavía no esté listo para salir de misión, pero si me quedo aquí mucho tiempo encerrado empeorará mi salud mental a costa de mi salud física. Cuando no estoy durmiendo no hago más que comerme la cabeza con lo de ser un tullido, pensando en las cosas que no podré hacer ahora, en si seré inútil para la hermandad, y en que mi aspecto seguro que repele a la mayoría. Finalmente decido largarme, harto de la espiral negativa de pensamientos. Necesito probarme a mí mismo y estar ocupado. Me visto para salir al exterior, colocando las armas en mi cinturón y preparando el resto de objetos personales. Después le dejo una nota a Vanessa en la mesilla de mi cuarto, para que la lea y no se raye cuando vea que no estoy en la torre. En la nota le explico que he salido de misión, que si quiere contactarme llame al teléfono que le dejo en la esquina de la nota. Al menos no somos como esos algunos de esos magos retrógrados que se niegan a usar tecnología. También le pido que tenga cuidado y le vuelvo a dar las gracias por todo. Solicito a los guardianes de la torre que me traigan una de las calaveras que faltan por llenar de magia, explicando que voy a salir de misión. Sin demasiado problema me la traen del lugar en el que se custodian, así que me la guardo en la bolsa que llevo colgada del cinturón.

Tras esto salgo de mi cuarto, bajando las escaleras de caracol hacia la planta baja. Lo que me encuentro allí me impacta bastante, a pesar de que ya lo había visto en las visiones que nos envío Khaled. La escultura de hielo de mi madre preside la entrada a la torre, como un recordatorio de que nos encontramos en territorio de los Soul Reapers. Un escalofrío me recorre todo el cuerpo mientras camino lentamente alrededor de la estatua, notando cómo comienza a latirme más rápido el corazón por la anticipación de quedar frente a frente con el rostro de la que fue mi madre. Es increíble lo mucho que se parece a cómo era ella, está claro que toda su esencia cristalizó de este modo para ser la última prisión del demonio conocido como El Todo. Extiendo mi única mano (la metálica) hacia su rostro, rozando ligeramente la mejilla de la escultura. Obviamente no siento nada al hacerlo, pues esa mano carece del sentido del tacto. Aún así no puedo evitar estremecerme ligeramente por las sensaciones que me produce estar ante lo que queda de mi difunta madre, la misma que quiso matarme cuando el demonio nos puso a prueba. No puedo evitar sentir tristeza, confusión, rabia, decepción... ¿cómo se puede seguir sintiendo ira hacia alguien que está muerto, hacia alguien que también sientes como pérdida? sólo sé que en su lugar no habría hecho lo mismo. No habría intentado sacrificar a mi hijo por entrar en el juego de un demonio. Habría buscado otra manera o...me habría conformado con lo que había. Jamás dañaría a los míos.

- Madre...ojalá no hubiese acabado todo de esta manera. Siempre quise que estuvieses orgullosa de mí, aunque al final creo que de los dos tú fuiste la que provocó la mayor decepción.

"supongo que se volvió loca...la ambición pudo con ella. La búsqueda del bien mayor puede llevar a cometer atrocidades, si se pierde la cordura."

Bajo la mano lentamente, cerrando los ojos un momento mientras respiro hondo. Lloraría, pero ya lo he hecho demasiado durante estos últimos días, por lo que estoy más sereno de lo que pensaba. Necesito perdonarla de algún modo, justificar lo injustificable. - Seguiré con el legado a mi manera, lo haré mejor de lo que tú nunca lo hiciste. Como debería ser. Erraste en tu camino en muchas ocasiones, pero creo que, a tu retorcido modo, nos querías. Dedicaste toda tu vida a la hermandad y nos guiaste. Te...te perdono. - murmuro para mi mismo, consciente de que sólo estoy hablándole a una estatua de hielo. En cierto modo me hace quitarme parte del peso que tenía encima desde que sobreviví al ataque de Zayra. Ahora creo que ya puedo marcharme, después de haberme enfrentado a algo que tenía pendiente desde hace bastante. Así abandono la torre, alejándome en la espesura del bosque para dejar atrás el lugar.