Jardines & áreas verdes

La acusación de la mujer dragón hace que me tense al instante, no exactamente porque haya matado a un dragón, sino porque ha detectado que he estado con uno, y precisamente no he obtenido ese dragón por métodos muy legales, si es que acaso los hay. Tan de sorpresa me pilla que no me atrevo a desmentirlo, pero sí que le lanzo una mirada algo molesta por rebelarlo. Después de todo yo lo único que quería era que se marchase sin sufrir daño alguno. Indira se me adelanta antes de que pueda decir nada, ella es de las pocas que saben lo del dragón que encontré. Ella, la otra cazadora Mireya, y Siria. No puedo evitar hacer una mueca de fastidio porque no quería que interviniese en un tema que me concierne a mi, aunque su intención haya sido la de ayudar. - Eso no era necesario, Indira.- murmuro antes de dar un paso al frente, hablando directamente a Snagov por las alusiones que ha hecho hacia mi.

- No pienso que sea un objeto. Sólo pensé que lo mejor sería que se marchase, pero por su propio bien.- vuelvo a mirar a la dragona de refilón, observando al pequeño dragón de Tepes que se le acerca. Debe ser aproximadamente del tamaño de mi dragón, ahora que han pasado bastantes meses desde que salió del huevo. - Respecto a lo otro...sí, hay algo más que contar además de lo que acaba de decir Indira. Otra compañera y yo encontramos los huevos en un nido abandonado y los cogimos. Aunque no estaba tan abandonado...uno de los dragones nos persiguió para recuperarlos. -

"y seguro que a día de hoy si nos tuviese delante nos devoraría sin piedad"

- Pero lo he estado cuidando desde que salió del huevo y...yo no tenía ni idea que podían adoptar otra forma que no fuese la de dragón-

"pensará que soy bastante ignorante en el tema para haberlo elegido...si es que alguien se lo ha llegado a decir"

Noto que Snagov no se toma demasiado bien mi historia, aunque ésta sea la verdad y sucediese de esa forma, aprovechando un descuido de un dragón en su nido. Parece que no vamos a empezar con muy buen pie esto del aprendizaje, así que dudo que sea el mejor momento para decirle que seré su aprendiz, ya que no parece saberlo o al menos no ha dado señales de ello.

- ¿Traerlo para qué? ¿Me lo vais a quitar o algo? Ya os he dicho que está bien cuidado, conmigo no corre peligro

Mi expresión de desconfianza va en aumento, no me da buena espina eso de traerlo aquí. Seguramente me considerarán indigno de tener un dragón, o algo así. Dirán que no estoy preparado y que no debería tener uno, y menos por los medios que empleé. Aparto la mirada de Snagov, sin poder contener las ganas de decirle que no es el único que puede tener dragones. Fuera de eso, el tipo parece bastante sabio y tal vez sea amable, como cuando nos da la información sobre lo especial de la forma humana en dragones.

- Entonces ella es un caso especial, de no ser así no me explico no haber visto nunca uno que se transforme.

La frase que dice Aslaug sobre no abandonar huevos y cuidar a la familia me parece la más sensata que he oído en todo el rato que llevamos aquí, sobre todo porque esa afirmación es trasladable a los humanos y por desgracia yo tuve experiencia en eso.

- Llevas toda la razón. La familia debería ser más importante que cualquier otra cosa

"aunque ya sé los motivos de cada uno de mis padres y eso haya quedado perdonado y más o menos olvidado...yo no quisiera hacer lo mismo si alguna vez me viese en esa situación"

Indira parece pensar lo mismo cuando hace ese comentario, en el cual queda bastante claro que habla de su propia historia personal, con lo de su padre asesinado. Me da la impresión de que necesita estar sola ahora, y además aquí ya no pinto mucho ahora que ha venido Snagov a ayudar con el asunto de Aslaug. Por como habla con ella dudo que intente someterla, parece respetuoso y eso es algo que me permite retirarme con tranquilidad.

- Ya os veré luego. Voy a dar una vuelta por este sitio, todavía no me he familiarizado con él.

Dicho esto me despido de los presentes, comenzando a alejarme de la zona de los jardínes, esperando que Snagov no venga más tarde a insistirme con lo de traer aquí a mi cría de dragón negro.

Paseo tranquilamente por los jardines, disfrutando del sol en mi rostro y la suave brisa fresca que se levanta. He pasado la mañana entrenando, hasta que los brazos me pesaban y no sentía las piernas. Después de descansar un rato y tras una buena ducha decidí salir y aprovechar el buen tiempo.
Los arbustos crecen verdes aun, bien cuidados, varias plantas ofrecen unos puntillos de color con sus flores antes de que el invierno las cubra con sus brazos helados. Voy sin rumbo paseando, mientras tarareo alguna canción.

Me tomo unas cuantas horas libres tras el entrenamiento realizado con Indira, aprovechando para vaguear, dormir y hacer una visita por las cocinas, de las cuales me llevo mercancía variada. Camino por el lugar de manera despreocupada, zampando un bocata de chocolate que me he hecho yo mismo. Definitivamente me merezco pegarme una buena merendola después de mi primera, única y dura sesión de entrenamiento con mi primera aprendiz. Distingo por allí a uno de los compañeros, Lin, alzando la mano para saludarlo a la vez que lo llamo de manera escandalosa. - ¡EH, LIN!- me acerco a él, todavía bocata en mano, sonriendo al encontrar por fin a alguno de los compañeros, y si es de los de mi edad mejor.

- Ya empezaba a pensar que esto está desierto...¿dónde se mete todo el mundo? Vengo de un entrenamiento de varias horas, y desde que he salido de allí no he visto a nadie. ¿Ha pasado algo y yo no me he enterado?

"puede ser, estoy en mi mundo..."

- De hecho, a la que más veo es a Cate, pero de eso ya hace casi un mes- echo cuentas mentales aproximadas, desde que le hice aquel tatuaje. Después de doy cuenta de que desde que lo he visto no he parado de hablar yo, así que me callo un poco para dejarle hablar, y de paso, seguir con el bocadillo, ya casi terminado.

Ando por los caminos del jardin cuando escucho una voz llamandome, es Adahel. Ambos nos acercamos y lo miro con una sonrisa, sobretodo a su bocadillo de chocolate. Yo preferia cosas... Menos simples.

-Hum, hubo una pelea en Londres, contra la Alianza, Cate no salió muy bien parada... La última vez que la vi estaba recuperandose. A parte de eso no se, está la isla muy tranquila ultimamente.

Me rasco mi barba imaginaria y pienso en que los descendientes van cada vez mas cambiando su mentalidad sobre la guerra, con lo de intervenir y eso. Creo que es buena idea, pero hace falta mas gente trabajando en eso, y que los demas no nos detengan...

Termino de zampar el bocata mientras que habla Ling, acabando lo poco que queda en un par de mordiscos. Espero a engullirlo por eso de no hablar con la boca llena, asintiendo a lo que cuenta mi compañero. Yo creo que todos se han enterado de lo sucedido, y seguro que debe haber opiniones de todo tipo al respecto. Todo demasiado complejo para alguien a quien le gustan las cosas sencillas de la vida. Suspiro un tanto apenado, explicándole lo de Cate. - Sí, pero ya está mejor. Yo fui a verla...- en realidad había sido ella la que me había llamado para que le hiciese un tatuaje, el del lobo, pero como no sé si ella prefiere mantenerlo en secreto prefiero no decir nada. Que lo cuente ella si quiere. - Creo que se ha llevado un buen golpe de realidad. - camino un poco más hasta acercarme al borde del camino empedrado del jardín, entrando a la hierba para acabar por sentarme allí, apoyando las manos sobre el césped. Me quedo callado durante algunos segundos, mirando al frente con gesto pensativo.

- ¿Sabes? he llegado a pensar que esto nos viene un poco grande. Ya sabes... - me señalo a mí y luego a él, como incluyéndonos en el mismo grupo. - Me refiero a que somos bastante más jóvenes que el resto, y esperan ya que nos comportemos de esa manera tan responsable. Me temo que cometeremos errores hasta llegar a lo que se espera de nosotros. - supongo que comienzo a ponerme demasiado reflexivo, y una vez más parece que vuelvo a hablar demasiado, así que trato de darle pie a él para que me cuente qué piensa al respecto. - ¿Qué tal tú? ¿has hablado ya con alguno de los ganadores del torneo o has visto a alguno de los magos rescatados? ¿ o has ido por ahí modo camuflaje transformado? - lo interrogo con una sonrisa como de alguien que espera que le cuenten cotilleos. Si yo tuviese su poder seguramente le daría usos interesantes, se me ocurren demasiadas ideas. - Yo casi me cargo a mi aprendiz. ¡Esto de ser profesor es muy jodido!

Me pongo un poco triste ante sus palabras sobre Cate, sé que el mundo no está bien ahora pero confío en que podamos arreglarlo. Sigo a Adael hasta sentarnos en la hierba y estiro las piernas delante mía, mirándolo. Qué va a contarme a mí, yo ni siquiera debería ser quien estuviera aquí, sino mi hermana. ¿Dónde andaría ahora? ¿Estará a salvo? Espero que sí...

-Me gusta mi cara, prefiero conservarla como es a menos que sea necesario-le sonrío alegre-. No he tenido mucho interés en el Torneo, pero si he visto a los magos por ahí pululando, se les ve algo extrañados por estar en una isla flotante jajaja.

Arranco un puñado de hierba y lo retuerzo entre mis dedos. Yo había cuidado de Kira mucho tiempo, ya estaba acostumbrado.

-La cosa es ponerte en el lugar del que aprende, saber si comprende tus explicaciones, si necesita que se lo muestres primero o que lo repitas varias veces. Te acostumbrarás, seguro.

Imito a Ling con eso de recolectar hierba del suelo en el que estábamos sentados, comenzando a ponerlo sobre la palma de mi mano de manera distraída. Al final acabo liando ese césped en una hoja reseca de un árbol. Cuando tengo algo similar a un canuto prendo fuego a la punta, poniéndome bizco para observarlo. Después le pego una calada a mi absurdo invento, tosiendo un poco. - No, no me convence. - se lo paso a Ling, para que haga lo que quiera con él, mientras escucho las reflexiones que hace sobre la enseñanza.

- Ya, si yo intento ponerme en el lugar y recordar cómo fui aprendiendo. Pero...creo que es más que eso. Porque todos somos distintos y aprendemos de maneras distintas, así que lo que me sirvió a mí puede no valerle a ella. Y puedo ponerme en su lugar hasta cierto punto. No sé, es complicado. Tal vez debería pedir consejo a los que han estado entrenando magos antes que yo.

Suspiro pesadamente antes de tirarme de espaldas sobre la hierba, soltando después un sonido de orco reventado. Me quedo unos segundos mirando al cielo, viendo pasar las parsimoniosas nubes. Recuerdo entonces algo que ha dicho hace un momento, lo de no cambiar de aspecto porque lo prefiere así. - ¿Qué tal es eso de cambiar de jeta? Quiero decir..¿crees que si pasases mucho tiempo con una cara que no es la tuya acabarías confundiendo tu identidad, lo que eres? ¿Qué es lo que hace que tú seas tú? ¿Qué nos define?

"y lo que es más importante...¿por qué estoy haciendo esta mierda de preguntas? ¿fumar césped es malo?"

Miro con asombro cómo Adael se hace una especie de porro con el cesped y una hoja seca. "Vaya loco..." Me lo pasa después de probarlo y yo, con cara de asco, lo apago y lo dejo por el cesped, ya que solo es hierba quemada.

-Es una buena idea, aunque piensa bien a quién preguntar, ya sabes, no todos aprecian que estemos aquí...
Lo miro tirarse por completo y sonrío, observando yo también las nubes claras. Ciertamente es un buen día.

-No creo que dejase de ser yo, pero respeto a los demás. ¿Qué te parecería que alguien con tu cara fuera por ahí haciendo cosas que no te gustan? Sería muy molesto. Cada uno es uno mismo por lo que piensa, lo que siente y cómo de comporta con los demás, no solo un rostro.
Me río y le doy una palmada en el hombro.

-No te pongas tan sieso, vayamos a hacer algo divertido.

Paso ambas manos tras la cabeza para estar más cómodo, relajándome bastante por eso de estar modo zen observando las nubes. Ni siquiera me doy cuenta de que Ling no acepta mi canuto, cosa que por otro lado es normal, está hecho de césped y sabe a mil demonios. Mi ceño se frunce ligeramente a la mención de la gente de aquí que no nos acepta mucho, y esos no son otros que nuestros propios compañeros.

- Lo sé, pero es cuestión de tiempo.- giro la cabeza para mirarlo, intentando sonar conciliador. Deberíamos llevarnos bien con los demás, unidos conseguiremos más cosas y estaremos a gusto viviendo aquí. No es agradable sentirse como un extraño dentro de tu propio grupo. - Tal vez deberíamos hacer algún tipo de evento para socializar entre nosotros. Vale que todo el mundo está ocupado entrenando o con asuntos de allí abajo. Incluso decidiendo qué hacer. Desde que se hizo el cónclave nos hemos involucrado más en la guerra. Dime, ¿Tú estás a favor de que hagamos algo más?- le pregunto con curiosidad segundos antes de levantarme para quedar sentado sobre el césped, reflexionando lo que me dice de hacer cosas con la cara de otro. Claro, no somos sólo nuestra apariencia, pero no creo que Ling usase su poder para hacer cosas que disgustasen a otros. O tal vez sí, si le tocase hacer de espía. Una habilidad interesante, desde luego.

Sonrío en cuanto me da la palmada en el hombro, impulsándome para ponerme en pie de una. - Vale, algo divertido. Pero aquí arriba no sé qué decirte. Tal vez deberíamos bajar. Se lo diría a Catherine, pero se lo han prohibido. Tal vez podamos ir a visitarla antes de bajar, para animarla un poco. La última vez que la vi estaba algo deprimida.

"creo que se siente culpable por todo lo sucedido"

-Bueno, en vez de un cónclave de guerra podríamos hacer una cena, ¡yo sé hacer fideos chinos! Jajaja.

Lo miro ahi tumbado, tan tranquilo, el sol y el viento acariciandonos con suavidad.

-Creo que los Descendientes no estan solo para coger unos pocos cada ciertos años y entrenarlos como guardianes o yo qué sé que. Pienso que deberíamos hacer algo, no me gusta la idea de matar gente y menos por una guerra, pero debemos pensar en conjunto y los magos y brujas tienen tanto derecho de caminar libres por el mundo como cualquier humano.

Lo miro sentarse y le devulevo la sonrisa, antes de levantarnos ambos al mismo tiempo. Sacudo l hierba de mi trasero y asiento.

-Genial, vayamos a verla, podemos echar una partida de cartas para animarla jaja.

Casi babeo de hambre con eso que dice sobre los fideos chinos, entrándome ganas de cebarme a mierdas chinas y japos de esas, como rollitos, arroz, tallarines... - ¿Cuándo dices que hacemos una de esas? - pregunto sin poder disimular mis ansias de zampar, teniendo que ponerme después algo más serio cuando lo hace él, hablando sobre nuestro papel como grupo dentro del conflicto.

- Estoy contigo, compañero, por mucho que queramos coger aprendices para preservar la magia...no podemos vivir de espaldas a lo que está pasando en el mundo ni crear uno nuevo sólo para nosotros. Debemos recoger el testigo de lo que no hicieron generaciones pasadas, que cerraron los ojos ante este problema. Sabían que tarde o temprano acabaría desatándose algo así, y prefirieron seguir tratando de vivir como sociedades separadas. Ahora el conflicto nos explota en la cara y no estamos preparados.


"No es la primera vez en la historia que hay persecuciones contra magos, pero en esta ocasión es distinto. Ya no hay vuelta atrás, ni se puede ocultar de ningún modo"

- Somos los más jóvenes del consejo, creo que tenemos mucho que aportar, como el futuro que representamos. En fin...no creo que arreglemos tú y yo todos los problemas del mundo hoy. - paso una mano por mi nuca, acabando por sonreír. El cielo ha comenzado a oscurecerse y es hora de irnos, así que salgo de allí con él, rumbo a la casa de Cate para pasar un rato juntos.

La luz se extinguió. La oscuridad se proclamaba reina bajo el acto de una pinza hecha con dos dígitos aplastando la mecha de la vela. La privación de oxigeno marcó el in de su uso, un gesto rápido, controlado, que cambió todo el entorno. A las seis, todo el cuarto adquiriría matices casi tétricos y abandonados. Las nuevas generaciones deberían considerar un poco más la belleza sobre la simple practicidad de una habitación. ¿Qué sentido tiene un mundo que no puede disfrutarse a través de los sentidos? Ouroboros era la cuna de cuantioso material que debía devorar con el hambre de una bestia y sin embargo continuar con pies de plomo. Podría escudarse tras la paciencia de Catherine solo lo suficiente, sin agregar que de por sí la misma era poca. La situación llamaba a la creación de hilos más densos, una tela extensa que pudiera salvar cualquier caída y por supuesto ya tenía sus felinos ojos puestos en un objetivo, o dos.

El aire fresco y la belleza  de los jardines fueron un bálsamo curativo para su ya golpeado sentido estético, el mundo estaba perdido si se les permitía a los niños seguir jugando con tanto poder para moldear el entorno y la balanza de poderes ¿Qué había en la cabeza del Consejo? Mejor si se guardaba la respuesta porque podría desvariar por horas en términos no tan correctos para el oído de las personas. Esa clase de cosas solía guárdaselas para adentro, o el momento en que realmente se enfada y no quieres cruzarte en su camino. Maxwell siendo Maxwell. Sin mucho más andaba con una sonrisa pintoresca en el rostro, fingiendo ser una gota más en un río lleno de magia. La espera no fue larga, el chico poseía una especie de regularidad, o más bien una necesidad interna de no quedarse quieto o estar encerrado ¿Adivinas a quién beneficia?

Carraspeo haciendo notar el sonido grave de su voz, llamando la atención como quien no quiere la cosa. No intentaba ser sutil o furtivo, lo hacía simplemente por la diversión de poder hacerlo.  Su principal preocupación radicaba en que podía sacar de provecho en una relación proporcional al tiempo que fuera a invertir en ello. La cercanía era tentadora y al mismo tiempo daba un tirón más fuerte a su vínculo con Catherine. Una a una las piezas debían caer en su sitio – Desmond, si alguna vez fuiste pequeño no podré recordarlo –dijo a modo de broma, halagando divertido con el tono - ¿Puedo robarte unos minutos de tu tiempo y ponernos al día? De hecho tengo mucho que discutir contigo. – Una mentira tras otra, pero no iba a compartir esa información, el corazón a cada Le Fay estaba primero por su ego.