Entrada del Castillo Principal de Ouroboros

Podría haberme llevado un buen sopapo por sorprenderla por detrás, pero estando en lugar seguro no había sobresaltos. Le sonreí de vuelta cuando se giró, dejando las manos apoyadas en sus caderas. - Pues yo creo que sí deberías pasar por el hospital, aunque no te gusten las despedidas. Seguro que hay gente con la que te has llevado bien después de trabajar ahí varios meses. Y puedes llevarles algo de comer, eso siempre suele gustar. - alcé un hombro sin darle mucha importancia, al final ella haría lo que quisiese.

- Sí, ya ves que no tenemos mucho que recoger. - señalé la mochila que cargaba al hombro. Entre eso y la bolsa sin fondo tenía más que de sobra para guardar mis cosas. - No lo sé, Johan no me ha contado mucho. Ha estado distante últimamente. Creo que han hecho varias expediciones en tierra. Bah...ya me contará en algún momento. - le quité importancia, aunque me fastidiaba que no compartiera conmigo lo que hubiese descubierto. Llevé la mano a la suya cuando la puso sobre mi pecho, cogiéndola para darle un beso en el dorso al comprender por qué ese gesto. - No te preocupes, estoy bien. Y Svart también. - el dragón le restregó la cabeza contra la suya como si fuese un gato un tanto bruto, echándola un poco hacia atrás. A veces no era consciente de la fuerza que empezaba a tener.

- Podemos irnos en un par de horas, o ahora. Depende de si al final te pasas por el hospital o si quieres ir a recoger tus cosas. Después nos vamos a la aventura. A recorrer el mundo, por fin. - era algo que le había prometido, que en cuanto pudiésemos nos iríamos los dos para descubrir nuevos lugares.

Soltó un largo suspiro. A ella se le daba bien irse sin despedirse. Se quedaba la tristeza para ella sola y no tenía que verla en los demás. Pero es que eso de no convivir era muy de la vieja Juliet y sus inseguridades. Era muy su zona de reunión. Suspiró, aunque no sin una mueca de dolor en el rostro.- Quizás podemos venir a visitar luego.- Aunque, en realidad, no sabía a quién visitaría, pero ambos eran bienvenidos en la isla. Ambos habían ganado los torneos de Ouroboros, y habían contribuido más que otra gente, incluso en las misiones para destruir a S.A.M. Quizás su casi amiga estaría un poquitín contenta de verla.

Le sonrió cuando habló que no tenían mucho que recoger. Ella tampoco, aunque sí había logrado conseguir un poco de ropa y algunos libros con la poca compensación que le daban y con el gran botín que se había llevado en el torneo, que guardaba bastante celosamente como buena dragona de cueva.- Quizás podríamos enviarle un mensaje. Será bueno saber qué hay abajo, aunque puedo apostar que no serán muy... amistosos.- En su mente, debía haber un caos abajo. No había visto gran cosa aparte de los núcleos de S.A.M. Fue el beso el que la sacó de sus pensamientos y colocó algunos más lindos en su cabeza, incluidos buenos sentimientos por el dragón pesado que se restregó contra ella como si pesara lo que una pluma. Echó a reír y le hizo una caricia antes de dejar un beso en la mejilla de Reiv.- Lo sé.- Se había asegurado diez veces de que su corazón estuviera bien. Y si no lo estaba, tenía con qué repararlo. Se había preparado para todo.- Estaremos bien. Ahora Svart sabe cosas, nos ayudarás mucho. Nos conseguirás comida.- Rio suavemente, a sabiendas de que como dragón podía encontrarla mucho más rápido, y ahora que aún no era tan grande como ella, se movería más ágilmente.

Quizás pueda llevarles algo para el café. Beben como si no hubiera mañana. ¿Quieres acompañarme? Mis cosas ya las traigo conmigo, no necesito nada más.- Por los turnos y ese tipo de cosas, nunca estaba mal tener una galletita por ahí a media noche. Aunque, ahora que lo pensaba, no les caería mal a ellos mismos llevarse algo de comer para después.- ¿A dónde iremos primero? ¿Qué parte del mundo me vas a enseñar? ¿Cuánto crees que tardemos en recorrerlo todo? - Después de tanto encierro, le hacía demasiada ilusión todo lo que pudiera ver de lo que se había perdido.

La agradable anciana suspiró aliviada y se mostró agradecida por toda la ayuda que le dieron pero Azula y su actitud la indignaron. -¡Sinvergüenza!¡Esa no es forma de tratar a un Descendiente!- Exclamó dirigiéndose a la de piel azul y levantando su bolso en pié de guerra todo lo que su artrosis le permitió. El maestro elementarista se acercó a la mujer mayor para entrelazar su brazo con el de ella de forma gentil y dedicarle una suave sonrisa que la apaciguó.

-Despreocúpese, todo está bajo control ¿Puedo acompañarla, señora Waialiki?- Le preguntó cortésmente y los ojos hundidos brillaron encantados. Luego de que aceptara entre risitas, el moreno se giró hacia la acorazada. -Adiós Azula Morgan, ah y dile a los que hablan de mí que soy un tirano.- Le dijo serenamente lo que alentó a la mujer mayor a retomar las quejas pero él la tranquilizó con unas pocas palabras amables mientras se retiraban del lugar y le ordenaba a los guardias que mantengan vigilada a la de piel azul.

OFF: Adael y la mujer mayor out xD

Azula finalmente alcanzo a su presa, la cual estaba Hablando con otro individuo, al cual supuso que era el joven de cabellos castaños que le habian mencionado.
- Es usted Juliet Bennett ¿correcto?
La armadura completa de Azula tal vez fuera ya lo bastante intimidante para que aquellos dos la tuvieran en consideración, pero además portaba su lanza, aunque no la esgrimía de forma amenazante sino que parecía usarlo mas como un bastón donde apoyarse, no era menos terrible ver su puntiaguda arma.
-Mi nombre es Azula Morgan, he estado buscándola, una "amiga en común" quería que diera con usted, para que tratemos un tema en común ... Para nuestra raza. -Azula clavo su ojo en su silueta, juzgando si pensaba escapar o si mostraba algún signo de querer emplear la violencia.- Alguien cree que debería dejar clara ya su posición, no hay mas margen para aquellos que quieran mantenerse al margen, creo que me entiende.
Las fuerzas tomaban posiciones, ya no estaba lo que los había unido, la entidad S.A.M. Habia sido derrotada, y con su caída las viejas rencillas volvían a florecer, no había mas margen, ya no. Los tambores de la guerra aun no sonaban, pero las armas se estaban afilando.
-Creo que la oferta también se le aplica a tu...- se quedo mirando al del pelo castaño, Reiv Black- Amigo.

¿De que lado estabas Julieth?

- Claro, vendremos alguna vez de visita. Los ganadores del torneo Ouroboros siempre serán bienvenidos en la isla. - otra cosa eran los refugiados, parecía que algunos tenían prisa por verlos marcharse. Sospechaba que lo del censo tenía que ver con eso, aunque nosotros no íbamos a hacerlo porque no pensábamos vivir allí. - Supongo que volveremos en unos meses, a conocer al hijo de Kyllian y Mérida. Los recién nacidos son bastante feos, pero creo que a los padres les hace ilusión que les digan que son monos y esas cosas. - me encogí de hombros comentando eso de pasada, asintiendo después a lo de enviar un mensaje a Johan para que nos contase la situación en tierra. Si se dignaba a contestar, claro...

Svart se puso a reclamar atención cuando Juliet me dio un beso en la mejilla, poniéndose en modo envidioso para que le hiciésemos caricias a él. Me reí por su actitud, estaba seguro de que no era habitual en los de su raza. - Míralo, parece un perro grande en vez de un dragón. - lo agarré por el cuello para darle un abrazo y hacerle un poco de caso, decidiendo acompañar a Juliet para que hiciese lo que tuviese que hacer antes de partir de la isla. - Pues...podemos tardar desde unos meses a un año. He pensado que podíamos volar primero a Italia, y después seguir hacia Grecia y sus islas...seguir recorriendo el mundo viajando hacia el Este hasta que regresemos de nuevo al punto de partida. No sé qué nos encontraremos, pero merece la pena descubrirlo. Llevamos demasiado tiempo centrados sólo en sobrevivir y en luchar. - en ese momento me giré al escuchar una voz femenina a nuestras espaldas, encontrándome a alguien con armadura completa, casco incluido. No me recordaba a las armaduras de Ouroboros, así que no sabía de dónde había salido.

- ¿Para qué buscas a Juliet? ¿Qué amiga en común? - cuando dijo lo de nuestra raza caí inmediatamente en que tenía que ver con los dragones. Probablemente relacionado con los Pendragon...¿quién si no? - Estábamos a punto de marcharnos. Estaremos fuera una temporada. - repliqué de manera un tanto cortante, justo después de que me incluyese a mí. No sabía exactamente qué querría esa "amiga común", pero si hacíamos caso suponía que perderíamos la oportunidad de cumplir nuestro plan. - No tenemos nada que ver con ellos.

Sonrió ante aquella afirmación de que siempre sería bienvenida. Le gustaba la isla. Le encantaba la isla. Había sido muy feliz en la isla durante el tiempo que duró, a pesar de todo.- Oh, si, el bebé de Kyllian y Mérida. Ellos no se pueden desaparecer, así que nos tocará venir. Deberíamos averiguar cuánto tiene de embarazo. Otro al que enviarle mensajes de vez en cuando.- Susurró, pues ahora que tenía a sus amiwis de la Guardia quizás era buen momento para alejarse.

Rió divertida ante la actitud de Svart. Era aún un bebé y eso le encantaba. El aire orgulloso y temperamental de dragón negro no iba con su actitud tan alegre y vivaracha. Esperaba que nunca la adquiriera. Terminó por acariciarle un poco la trompa y juntar sus narices, dejando que Reiv la soltara para abrazarlo a él por el cuello. La mención de Italia le hizo arrugar la nariz y negar rápidamente con la cara aún pegada a la nariz del dragón. De lo demás, no conocía lo que mencionaba.- ¿Dónde era que hacían el mejor chocolate? Ese lugar que decían que era famoso por su chocolate y que en todos lados había pequeñas fábricas. Quiero ir ahí.- Susurró. No iba a negarse a Italia. Seguro que la situación no era la misma. Ella no era la misma. Ella protegería a Svart de absolutamente todo. Ella lucharía. Ella... Su nombre le hizo levantar el rostro, soltando el del dragón por un momento y viendo de nuevo a la pelirroja pielazul que había visto adentro. En otros tiempos, se habría molestado de que alguien supiera su nombre, pero en ese momento ya no le era tan extraño. Reiv hizo las preguntas por ella. También quería saber para qué la buscaba y qué amiga era esa. Amigas... pues ella no tenía, así que asumía que en común tampoco. Pero la cosa cambió bastante cuando habló de "nuestra raza". Ya lo había advertido cuando la vio adentro. Sabía que era dragona, pero ¿qué tema podía querer?

Dejar... clara... ¿mi posición? - Ella SIEMPRE se había mantenido al margen. No había entrado a los renegados como Reiv había hecho, no había colaborado con los mágicos mas que por Reiv. Era su modus operandi. No tener posición era su posición. Y seguía sin captar porque la palabra "amiga" la consumía totalmente. Y claro, no le gustó que esa palabra se aplicara a Reiv. Él no era su amigo. Los amigos no se se besan ♫ Dejó de nuevo que Reiv se hiciera cargo, le comentara que estaban a punto de marcharse. No necesitaban más. Sin embargo, fue Reiv quien le dio la información que necesitaba cuando habló de "ellos". Levantó el rostro, abrió los ojos de par en par, el pecho le dio un vuelco.- ¿Me están buscando? - Preguntó apresurada, con los labios entreabiertos, agitada.- ¿Quién te mandó? ¿Gwen? ¿Shyvanna? ¿Quién de las dos? - A la otra pelirroja no la conocía así que no la agregó a la lista. Se acercó a Azula más de lo que solía acercársele a la gente, con un cierto tono de desesperación en la voz, en el rostro y en el alma.- No tengo posición que tomar, no hay nada que pensar, ellos son mi familia.- La palabra volvía a su boca pero con un deje amargo. La voz se le había quebrado al pronunciarla, recordando todo lo que había querido dejar atrás en la misión. La última vez que realmente les había visto. Terminó agachando el rostro porque la debilidad amenazaba con detenerla. No podía preguntar lo que le dolía en el alma viendo a los ojos a otra de su raza. El daño era profundo.- ¿Me han perdonado?

Azula miro de arriba a abajo a Reiv Black mientras hablaba y preguntaba y decía cosas sin sentido, o sin sentido para Azula.
-Voy a dejar clara una cosa, Mi conversación es con Juliet, me dijeron que la oferta se extendía a su acompañante de pelo marrón, pero... nada mas, no tengo que responder ante ti, chico. Esta conversación es solo unilateral. Entre chicas.

No era personal, pero los humanos tendían a volverse violentos ante cualquier amenaza, así que quería dejar clara que respondería de la misma forma si osaba provocarla. Por suerte, No hubo necesidad de empeorar la cosas, por que Juliet pareció entender finalmente, tanto hablar en clave, para que se pusiera a hablar de los Pendragon en voz alta, hizo que rodara su único ojo con un suspiro.

-Me ha enviado la Señora Shyvanna -respondió, pero claramente su voz se había suavizado mucho, tal vez por la desesperación en los ojos de Juliet o tal vez por sentirse identificada en la joven de algún modo- Shyvanna es la que me ha echo traerte este mensaje, no obstante no puedo responder a lo que tanto te perturba- Azula no era quien para perdonar a nadie, eso estaba solo en las manos de los Señores de los dragones- Pero si los Pendragon pueden perdonar a una abominación como Yo, es bastante probable que puedan perdonarte a ti también, si realmente estas arrepentida de tu error.

No conocía los detalles de lo que estaban hablando, pero si algo sabia Azula es cuanto daño puede causar el exilio a un dragón, su madre era una muestra del dolor que se queda en el alma de un dragón que abandona su hogar, como una herida abierta en el alma, no podía evitar sentir lastima por Julia, del mismo modo que lo sentía por su madre.

-Solo se, que si volvéis conmigo, seréis bien Recibidos en Avalon, no se que sucederá una vez allí, pero si se, que no se dan demasiadas oportunidades como esta, tal vez no vuelva a suceder.

Su gesto de arrugar la nariz al escuchar lo de Italia me hizo darme cuenta de que igual no era el mejor destino para iniciar el viaje. Por supuesto que no pensaba llevarla al coliseo en el que estuvo años encerrada, donde la obligaron a luchar. Mi idea era llevarla a otros sitios. - Si quieres podemos pasar de Italia... no pensé que te molestase ir allí. - sugerí mientras me decía aquello del chocolate, dudaba mucho que las fábricas estuviesen en pie y funcionandodespués de la masacre mundial. Tampoco quería desilusionarla. - Lo buscaremos. - prometí poco antes de la llegada de Azula, que provocó que Juliet recordase su asunto con los Pendragon y su pesar por lo que le había gritado Shyvanna. Miré a Azula con indignación cuando me dejó bien claro que la conversación no iba conmigo, rebotándome un poco.

- Me da igual que no vaya conmigo, si le afecta a ella tengo que enterarme. Quiero saber por qué la buscan ahora, después de lo que pasó. - me crucé de brazos un tanto a la defensiva, sin comprender muy bien por qué se llamaba abominación a sí misma. A veces de verdad parecía que los Pendragon les lavaban el cerebro a los dragones. Entre Juliet diciendo que eran su familia y la otra dando gracias por haberla aceptado...

Intercambié una mirada con Juliet como preguntándole si le había sonado a amenaza eso de que no se sabía qué pasaría si no íbamos. Aquello nos rompía los planes por completo, y no estaba convencido de ir. Lo único que me picaba la curiosidad era lo de ir a Ávalon. Svart se posicionó al lado de Azula, como dándole el visto bueno. - ¿Qué quieres hacer tú? - terminé por preguntar a Juliet, para que tomase la decisión final. Irnos y plantar a Azula o ...dejarnos guiar a Ávalon para ver qué mierdas querían ahora.

Negó rápidamente a lo de pasar de Italia, porque si él quería ir allí era por algo. Él no era un insensible y estaba segura de que había más lugares en ese país que los que ya había visto y detestado. Y quizás volver sería un buen cierre de ese ciclo de dolor en su vida.- No, vamos, seguro que hay mucho que ver.- Esperaba. Al menos quedó conforme al saber que el viaje se convertía también en una búsqueda por el mejor chocolate del mundo. Parecía una tontería, pero era algo que le hacía ilusión.

El viaje quedó en un sólido segundo plano con la llegada de la dragona de piel azul. Reiv seguía haciendo preguntas excelentes. ¿Por qué la buscaban ahora, ¿por qué si...? El recuerdo era demasiado y había tratado de olvidarlo, pero no podía. Algo en su corazón se iluminó cuando escuchó hablar de Shyvanna. Algo pesado cayó de sus hombros. La estaba buscando. Después de todo, la había mandado llamar. No era para echarle en cara todo, eso lo sentía.- Fue un accidente.- Corrigió a Azula, pues "error" no era precisamente como lo tenía acomodado todo en su cabeza. Asintió a sabiendas de que aquella era su oportunidad de redimirse.

Miró a Svart con descontento, un poco territorial porque se había puesto al lado de la otra dragona, cambiándola, pero ya volvería por cariños el traidor. Le dio la espalda a Azula rápidamente y empujó a Reiv unos pasos más allá, quedando pegado a él para hablarle en voz baja. La dragona no tenía por qué oír sus conversaciones de pareja, aunque se engañaba pensando que no podría hacerlo.- Por favor, vamos. Por favor, de ahí podemos seguir el viaje, de todos modos tenemos que bajar.- Suponía que Avalon estaba en el suelo firme. Algo se lo decía.- De ahí podemos continuar. Hay que tomarlo como la primera parada. No tenemos itinerario, vamos por libre, no tenemos que sujetarnos a nada. Podemos ir.- Tenía que convencerle. Sabía que no le había caído muy bien Azula, porque era un arisco, pero debía convencerle. Si sus palabras no lo hacían, sus ojos le estaban suplicando con toda la fuerza que podían.

Azula miro con desdén desde el interior del Yelmo al joven, pero no le respondió ni replicó, parecía que Él y Juliet eran... Íntimos, más que un simple guardaespaldas como había pensado en un principio.

Azula se hizo de lado mientras hablaban en "privado" aunque sus agudos sentidos hacían imposible la intimidad, siempre podía dejar la impresión de que les dejaba espacio para hablar, además, si la dragon a quería intimidad, de verdad, sabía que podía exigirá.

Si no le decía nada a Azula, es que la privacidad no era tan importante como quería hacer parecer.

Se miró la mano antes de volver a mirarlos ¿Sabian acaso las consecuencias de formar parejas interaciales? Especialmente para una dragon a, a su madre le destrozo la vida que su padre no usará un maldito Condon, aunque con lo caro que estaban últimamente, podía entenderlo.

Más le valía a esos dos tener más cuidado, tal vez su hijo no tuviera la suerte de parecer tan humana como Azula. Había oído rumores sobre bestias Wyvern que eran en realidad hijos de Dragones con otras especies y que terminaban siendo un dragón sin inteligencia o... Peor.

Aunque ya de temer era la opinión de orgullosos y intransigentes Dragones, que veían con despeñrecio emparejar se con un ser "inferior"

—Avisad cuando terminéis "Parejita"

Aluciné cuando Svart se puso al lado de la otra, como si estuviese coaccionándonos para escoger la decisión que nos llevase con Azula. Le hice un gesto de que esperase un momento, retirándome con Juliet unos pocos metros para seguir nuestra discusión más en privado. O relativamente, porque sabía de sobra el buen oído que tenían los de su raza. - ¿Estás segura? ¿y si no es un momento, y si se alarga esa visita? - en teoría no teníamos ninguna obligación actualmente y podíamos tomar el tiempo que quisiéramos, pero no era esa la cuestión. Fruncí el ceño con gesto dubitativo, planteándome eso de meter Ávalon en la ruta de viaje. Claro que tenía curiosidad por ir allí, pero también recelaba.

- Me confunden estos Pendragon, la verdad. Hay opiniones para todo en esta isla. Una vez me ayudaron, en la montaña, pero luego te habló muy mal cuando lo del accidente con aquel dragón.

Intenté no mirarla cuando me puso esa cara suplicante, pero ya era tarde y había hecho efecto. Una mezcla de querer contentarla y de satisfacer mi propia curiosidad, acallando la parte prudente que indicaba seguir con la idea del viaje por libre. - Vaale. Pero a la mínima que veamos que algo no nos cuadra, nos vamos. - la cogí de la mano antes de regresar con Azula, asintiendo para darle nuestra decisión final. - Aceptamos la invitación de viaje. Llévanos allí. - le dirigí unas palabras a Svart en lengua de dragones para que no se separase, él también se vendría.

¿Y qué pasa si se alarga un par de días? Tenemos una vida para pasar por Italia, por la fábrica de chocolates. No tenemos prisa, Reiv.- Susurró, tomándole con cuidado y cariño de las manos. Escuchó con atención sus peros, aunque ella lo tenía todo muy claro.- Reiv, ese accidente costó la vida de...- Suspiró, no podía decirlo. No se atrevía.- Solo necesito saber que todo está bien.

Vio en los ojos de Reiv el momento en que aceptó y ella misma se iluminó. Rió felizmente y se le colgó del cuello para dejarle un gran beso en la mejilla.- Todo saldrá bien, estoy segura, todo va a salir bien.- Dejó que el contrario la tomara de la mano y ella entrelazó los dedos con él, volviendo con la otra dragona con una gran sonrisa en los labios. Era demasiado tímida aún para abrazar a Azula, pero lo pensó por un momento, asintiendo a todas las palabras que Reiv decía. Si eso lo ponía contento, estaba bien. Ella estaba feliz.- Vamos, por favor.- Solo esperaba que no estuviera demasiado lejos para dejar a Reiv espacio para que se arrepintiera.

Azula siguió fingiendo que todo aquello no iba con ella, tampoco es que entendiera de que hablaban, no del todo, pero aun así tenia instrucciones, tenia que transmitirles el mensaje y traerlos de vuelta si querían, y al parecer querían, si luego cambiaban las instrucciones, esperaba estar preparada, solo esperaba que esto acabara bien, no queria defraudar en su primera misión personal para Shyvanna.

-Sabia decisión … - respondió contenta de por fin dejar este vertedero infesto que se hacia llamar así la ciudad "libre" de Uroboros- Vayámonos ya entonces, espero que no necesitéis equipaje, me gustan los viajes rápidos, especialmente hoy en día.

Donde los monstruos, robots, y bandoleros campan a sus anchas tras la destrucción de S.A.M. Y no quería ser un blanco lento y fácil, y eso que ya irian lentos, por que... iba con una armadura pesada, que ya los iba a retrasar, así que no quería acabar llevando a niños quejicas que pidieran descansar por todo el camino.

-Solo hay un ritmo, el mío, no quiero ninguna queja durante el viaje. Si necesitáis provisionaos hacedlo ahora.

Azula asintió, dándose fuerza a si misma mientras guiaba a aquella pareja a terrenos salvajes donde pudiera finalmente abrir el portal de vuelta a los terrenos sagrados del Sangis ligno

Sí algo seguro de decir en lo que a Rosse refiere, es que prácticamente no posee puntos medios, aquello qué esté haciendo, siempre se dedica a ello con una pasión excepcional, como antes había estado días prácticamente sin dormir por hacer monstruos, en el momento en que tuvo algo de margen...

Bueno, se le había ido de las manos el descanso, y otra vez estaba qué no tenía la menor idea de donde estaba parada, todo aquello que pudiera estar pasando hasta ahora, era para ella un misterio, de hecho, no fue hasta que en algún punto se le ocurrió ver su brazalete qué volvió a Ouroboros.

¿El porqué? Bueno, un mensaje para ella, dándole una instrucción especifica, que no había visto porque es un poco desastre, eso de corregir su comportamiento no acabó siendo tan fácil cuando lleva la vida entera haciendo lo contrario.

Pero ahora está ahí, y bueno ha dedicado las últimas horas a buscar por Ouroboros donde estará Jack, ¿Y porqué? Bueno, tiene preguntas, tiene que contactar con los vasallos, sí... Pero, ¿Qué les va a decir?, ¿Qué quieren hablar?, Y sí es así, ¿Dónde?, ¿No sería mejor hablarlo con todos los descendientes? Tiene muchas preguntas...

Y mientras pensaba eso, por razones del destino terminó frente al castillo y cuando dió una buena mirada por ahí, finalmente lo vió.

¡Viejo Jack!

Y empezó a correr hacia él con... Una mezcla quizás demasiado evidente de alivio y felicidad, no podía aún quitarse de la cabeza haberlo visto postrado y al borde de morir.

Una suerte qué se acordó a mitad del camino de que no dejaba de ser el viejo y aburrido Jack, así que se paró en seco a una distancia razonable y se aclaró la garganta.

Sabes... Tus instrucciones son un poco muy vagas, deberías mejorar eso.

Se cruzó de brazos recuperando entonces sus aires habituales.

Llegué a la puerta del castillo de Ouroboros con puntualidad británica y vestido como un gentleman, portando un caro reloj dorado en el bolsillo que no dudaba en consultar de tanto en tanto. - Cinco minutos tarde. - reproché a Rosse al verla aparecer llamándome viejo, aunque estaba aparentemente alegre en ese saludo. El que faltaba era Oscurus, pero tal vez estuviese muy ocupado con el hospital y su gestión. Entrelacé las manos a la espalda mientras esperaba a que se acercase, alzando una de mis pobladas cejas blancas ante la acusación de mensaje poco claro.

- Di clases en la universidad de Cambridge durante años y jamás se quejaron de instrucciones vagas. Sois los jóvenes de hoy día que hay que explicaros todo al milímetro, todo mascadito. - regruñí un poco antes de negar con la cabeza, invitándola después a pasar al interior del castillo. Allí teníamos las principales dependencias del Consejo y era mejor reunirse dentro que en el exterior, donde todos pudiesen vernos. - En el mensaje ponía: Contactad con los vasallos de los Pendragon. Necesitamos acercarnos a ellos. - a mi entender eran claras, pero requería más datos para que comprendiese.

- Me han pasado una copia del acuerdo, y a mi entender es bastante razonable lo que acordasteis, pero tengo mis dudas. ¿Matvey confía en que se rindan? necesitamos tener un plan B por si acaso no lo hacen. Sus vasallos...si encontramos fisuras entre ellos y los Pendragon quizás sea más fácil derribarlos en caso de que nos sigan dando problemas. ¿Entiendes ya por dónde voy? - Rosse era bastante joven, pero había demostrado carácter y seguro que no le temblaría el pulso si había que tomar acciones drásticas. No por nada había sobrevivido al campo de concentración de la Alianza y lo que quiera que le hiciesen allí.

Rosse rodó los ojos por inercia cuando Newton le reprochó por cinco minutos, no veía que pasaba con ello la verdad, nunca acabó de entender a la gente vieja, y bueno, en general entender a los demás no se le da demasiado bien, ser algo egocéntrica es lo que tiene.

Pero a lo siguiente sí que le iba a dar una respuesta de las suyas.

Tal vez les daba pendiente qué les pegaras la amargura y por eso no discutían.

Entonces se puso las manos tras la cabeza como si retosara en la playa y pasó al castillo como se le indicó.

Ya en el interior empezó a repasar en su mente todas la preguntas que tenía para hacerle a Jack, porque la situación en sí era bastante rara para ella... Pero la explicación qué le dió, de hecho resolvió muchas cosas.

Aunque eso sí, hizo qué bajara la mirada y frunciera el ceño, sí, ya lo entendía y la verdad la política siempre hacía qué le doliera la cabeza pero entendía qué era lo que pretendía, y también entendió por qué lo pretendía, así que lo primero que eligió decir fue.

Dudo mucho que lo haga.

Hizo lo que mejor se le da, ser honesta, y luego subió la mirada para continuar hablando.

De hecho en la reunión también se habló sobre armarnos hasta los dientes, eso concretamente incluso lo dijo el viejo Matvey.

Porque sí, para ella él también es un viejo.

Y bueno, de hecho eso es lo que llevo haciendo desde que acabó la reunión, recién me tomo un descanso...

Un descanso de varios días, sí, pero eso es una cosa totalmente a parte, vaya, y que no tiene cabida por aquí, por lo pronto, haría un par de preguntas.

Bueno, creo que mejor es tener de nuestra parte todo lo que se pueda... Por sí ocurre lo peor, aunque de ahí, ¿Cómo deberíamos convencerlos? ¿Habría que reunirnos o solo hablarles por memorándum? ¿No deberíamos hablarlo con los demás descendientes? No es que no tenga idea... Pero la política no es mi mejor ámbito.

Por no decir que se le da bastante mal tirando a fatal, pero... Sí había estado creando aberraciones durante días sin dormir, era capaz de hacer lo que fuera para mantener seguro a Ouroboros, no importa que tuviera que hacer.

Me detuve brevemente para mirar a Rosse de manera reprobatoria cuando dijo aquello, respondiendo con un tono que no admitía réplicas. - Un respeto a tus mayores. - la regañé antes de seguir caminando por el amplio hall del castillo principal de Ouroboros. Desenlacé las manos de la espalda para mesarme un poco la barba con gesto pensativo cuando dijo lo de Matvey. - Es cierto...él y avisó hace tiempo de las intenciones imperialistas de los Pendragon y no le hicimos demasiado caso. Supongo que pensamos que no llegaría a más, pero al final hemos acabado pagando el precio de nuestra inacción. -   le indiqué a Rosse que entrase en una pequeña sala en la entrada del castillo, una dedicada como recibidor para audiencias con los Descendientes. Así podríamos hablar más tranquilamente sin necesidad de ir a la sala de los cónclaves o a la de reuniones generales.

- ¿Has estado preparando armas para soltarlas contra los Pendragon? - le hice un gesto para que me contase más, sentándome en uno de los sillones de la estancia. Me serví un vaso de whisky de la botella que había en la mesa, ofreciéndole otro a Rosse. La chica parecía decidida a hacer lo que fuese necesario. - Claro, el resto del Consejo debe estar al tanto, pero hay algunos más aptos que otros para esta misión. La idea sería enviar cartas a los vasallos para contactar con ellos por separado, que piensen que también los tenemos en cuenta. Aparentemente serían como reuniones de buena voluntad previas a la firma del tratado para tratar los pormenores de algunos puntos...sólo hablando con ellos en privado podremos comprobar si hay fisuras entre sus filas o posibilidades de quebrarlos y debilitarlos desde dentro. Por supuesto...invitaríamos a Mei por si sospechan de lo que intentamos hacer, para modificar sus recuerdos de las reuniones antes de que acudan a Ávalon. También me gustaría saber qué opinan de que haya una Descendiente como reina de Ávalon. ¿Te ves capaz de llevar a cabo esas labores? ¿Quién más en el Consejo piensas que podría hacerlo? es por no fiar todo a la fuerza. Hay que poner los huevos en distintas cestas. - terminé de explicarle mi idea, por si podía aportar algo más o verle puntos débiles.

Era obvio que Jack iba a terminar regañandola, tal cual como si siguiera siendo una niña, pues a decir verdad se estaba comportando como una, pero eso no es raro de su parte, inclusive chasqueó la lengua, pero no dijo más porque honestamente, tenían cosas más importantes de las que hablar ya hasta ella tenía que reconocer eso.

De ahí no mucho más seria especial hasta que el descendiente de Newton procedió a hablar de eso de que Matvey ya había advertido de las tendencias imperialistas de los Pendragon, dándose cuenta de que ella ni siquiera lo sabía, pero lo que realmente le hizo daño fue eso último.

hemos acabado pagando el precio de nuestra inacción.

Sintió como sí un pesado martillo hecho de culpa le hubiera golpeado en el estómago y sacado el aire violentamente, tanto así que dejó su postura relajada de dorma súbita, cada vez sentía más que esto era de alguna forma su culpa.

Ella entró a la pequeña sala sin protestas o comentarios de ningún tipo en esta ocasión, y se sentó en el sillón contiguo al del viejo Jack, tomando también el vaso el vaso de Whisky y pronunciando un breve.

Gracias.

Antes de darle un sorbo, y luego de eso, bueno, tratará el tema, afortunadamente por una vez la falta de tacto de Rosse puede servir de algo, al menos podrá ser clara con lo que dirá.

Concretamente, aberraciones.

Porque no tenían otro nombre, luego de lo dicho, le ha dado un sorbo a la bebida, luego de toda la locura, no le venía nada mal el trago.

Creé Illicidos qué pudieran atacar a sus mentes y mantener las nuestras a salvo, creé contempladores qué pudieran atacar incluso a los dragones con la extraña magia qué producen sus ojos, y también un slime enorme qué no tiene sangre a la cual puedan acceder... Y admito que estoy pensando en otras cosas, he estado investigando.

Le era... Casi físicamente doloroso reconocer lo que estaba haciendo pues la primera vez que lo dijo fue a un amigo cercano...

Así que en esta ocasión es como si lo confesara de verdad, y la verdad no tiene idea de que podría opinar, o de que podría decir el consejo cuando sepa lo que ha hecho y todos los horrores por los que ha hecho pasar a otras criaturas.

Pero quizás... Era tema para otro momento, por el momento tenía que oír como iba a funcionar la idea del viejo Jack, y cuando lo escuchó, bueno, le parecía algo turbio pero... Tenía razón, mejor era no dejar ninguna posibilidad sin tocar y además, ¿Quién es ella para cuestionar tras lo que ha hecho?

Sí, estoy dispuesta, y espero que Mei también...

Porque hay que decirlo, Mei es... Muy soft, y calmada, y suele soltar esas frases raras de Confucio qué le hacen pensar que quizás cosas que reprochar pero todo será cuestión de ver, aunque de hecho sí tiene una idea de quien podría ayudar.

Tal vez el nuevo descendiente de Merlín, no tiene reparos a la hora de hacer y decir, y aún con lo poco que lo he visto, tiene toda la pinta de tener la espada en la lengua.

Sin embargo. Aún con todo lo dicho, la verdad es que vé una fisura en el plan, que quizás sea cosa suya pero le parece que es una grave.

Bueno, creo que habría solo una cosa con ello... ¿Qué hay si los pendragon no se los permiten?, ¿O peor, si quieren participar?, ¿O peor incluso, si traen a Cath? Con lo pendragon qué demostró sentirse en la reunión no me sorprendería y ella sería un problema para la magia de Mei...

Bueno, al menos eso es lo que Rosse había querido entender, que Cath ya era prácticamente una pendragon y seguramente se metía a la guerra solamente para jugar una especie de raro juego de tronos y mantener su puesto en el consejo a la vez que era reina de Ávalon, y quizás para ser tanto Pendragon como Le Fay en el Consejo... Meh, ¿Y ella que sabrá? Lo dicho, la política le hace doler la cabeza.

Agité un poco el whisky en el vaso antes de comenzar a beberlo, prestando atención a Rosse mientras explicaba lo que había hecho. Aberraciones, decía. Creación de bestias al estilo de las quimeras de los alquimistas, solo que ella lo hacía de un modo distinto, con su habilidad para transformar y modificar criaturas. - Parecen útiles. En tiempos de guerra no se puede andar con remilgos, así que bienvenidas sean esas aberraciones. ¿Qué más cosas has pensado? Supongo que Tesla y Da Vinci también podrán aportar armamento. Y hablando de Da Vinci...¿se sabe algo de él? Lo último que sé es que Catherine dijo que lo buscaría en Italia. - en realidad no había prestado mucha atención al mensaje, así que seguro que se me pasaba algo por alto.

Asentí complacido al escuchar que aceptaba la misión, sopesando además lo que dijo de Merlín. - Leroy puede ser una buena baza. Aún no lo conocen mucho, sin duda creará desconcierto. En cuanto a los Pendragon...supongo que se enterarán de todos modos porque los vasallos se lo dirán, pero no tienen nada que decir al respecto. Si les impiden ir demostrarán que los tienen esclavizados. Y la reunión no es con Catherine, si no está convocada no debería venir. Esa chica ha sido ha sido un poco como una nota discordante desde que se unió al Consejo, aunque reconozco que ha tenido algún que otro acierto a lo largo del tiempo.- chasqueó la lengua algo disgustado, volviendo a beber de nuevo con cara de estar recordando a su antecesor, Stvaron. Él también había sido una nota discordante en su momento.

- Otra opción sería acercarse a algún Pendragon que no sea de los hermanos principales o a algún vasallo, pero fingiendo que somos "traidores" al Consejo. Hacerles creer que queremos sabotearlo desde dentro porque no estamos de acuerdo con las decisiones tomadas. Oscurus es un tanto intrigante en ese sentido, quién sabe si le iría bien el papel...- recordé cuando intentó malmeter, antes de que Lucio abandonase su cargo y le designase a él como descendiente de Galeno. - Probablemente podamos usar una combinación de ambas.

Rosse se había puesto tensa por lo que ella misma dijo... Pero afortunadamente, la tensión ha sido paleada fácilmente, porque tal como ella, Newton habló claramente, y estuvo de acuerdo con lo que hizo, esto fue lo último que necesitaba para sentirse segura de lo que estaba haciendo, así que continuaría hablando.

Pensé en la posibilidad de hacer conmigo algo similar a lo que hice con el slime... De esa forma estaría más allá del alcance de la magia de sangre, pero hacer estable una transformación parcial y no perder otras cosas en el proceso... Es complicado, incluso para mí.

Dicho esto, le dió otro trago al whisky, esta vez dejándolo con solo un poco restante.

También, en uno de los libros de mi padre hay algunas notas qué hablan de una criatura qué no está en sus páginas, algo que podría servirnos de último recurso por si todo se va al demonio, un "Neothelido", aunque ese me asusta un poco más...

¿Reconoce qué le asusta?... Sí, tal vez sea cosa del alcohol, nunca ha tenido una gran resistencia para el mismo, y puede que ya se esté reblandeciendo un poco... Pero fuera de eso.

De hecho creo que el viejo Matvey también en algún punto le dijo a Markus qué trabajara con ese mineral antimagia qué tenían los satélites... Sí de verdad lo hizo tal vez se podría sacar algo de eso...

Al menos eso es lo que creyó recordar, luego negó.

También es lo último que yo sé... Desde ahí no me he enterado de más... O de como resultó eso, ni nada por el estilo...

Pero igual... La verdad que no creía que fuera para tanto, al menos que ella supiera, la superficie estaba... Tirando a vacía actualmente.

Pero bueno, al verdad que entre estar encerrada y estar de parranda no se entera de una mierda, puede decirse que no ha mejorado demasiado a pesar de todo, es difícil perder lo malos hábitos por alguna extraña e incomprensible razón, pero al menos ahora hará algo productivo.

Bueno, sí empezamos porque los conocen como "vasallos"... Al menos a mí no me parece demasiado sutil por ese lado...

Vamos, que sí llegan a ser esclavos ella no va a sorprenderse, pero de cualquier modo, ve que tiene sentido.

Cath siempre me pareció... Bastante aburrida, pero nunca pensé que haría algo así, de verdad que no...

Como es ella, aquello qué yace en su mente difícilmente puede evitar soltarlo por la boca, irónico qué deje salir un poco sus penas con un vaso de alcohol en la mano, la verdad sea dicha.

Pues puestos a ello... Podríamos hacerlo, quizás hacerles pensar que tenemos problemas con el consejo tanto como ellos con los pendragon si se da el caso... Suena efectivo... Aunque eso sí, Oscurus es... Raro.

Es un amargado de primera... Pero la verdad es que no lo conoce mucho y bueno... No sabe como iría esto incluyendolo a él.