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INVIERNO

Enero 2.043

Trama XI: After the Blackout (trama de transición y exploración)
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AÑO 2.043
Durante siglos sus mundos permanecieron separados, pero eso terminó. El mundo mágico y el humano se encontraron y se desató la guerra, extendiéndose alrededor del mundo sin control. Miedo, odio, ambición...todas ellas armas poderosas. El choque entre la raza humana y la mágica resulta ya imparable. Uno por uno van cayendo, ¿quién será el primero en morder el polvo?
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Johan Black
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Legado (Futuro alternativo) Empty Legado (Futuro alternativo) {11.12.16 23:15}

" El dragón aparecerá entre los mortales al finalizar invierno. Los hombres parecerán victoriosos, llenos de honra, pero será bueno que mantengan la mirada fija sobre las semillas, porque será de ese lado que aparecerá el dragón. Allí serán sacrificadas las estrellas. La tierra será tragada por el mar y se desfigurarán los bosques. Es el tiempo del dragón.

Cuando el sol y la luna cambiarán, los grifos vendrán a comer trigo. Los países estarán llenos de lágrimas. El sol se demorará en el Este y la luna en el Occidente;
y ellos no seguirán más su curso. En ese momento en que los hombres y mujeres perderán la fe y el mundo será sumamente malvado.

El morirá de una manera cruel en su sufrimiento, en el exilio. Los sufrimientos del fuego serán mayores que en cualquier tiempo pasado."



Profecía encontrada por Erika Malfoy en el Departamento de Misterios, 2036

********

Los anhelados tiempos de paz habían llegado tras lustros de guerra, muerte y destrucción, pero todavía era algo muy reciente y frágil, algo que había que cuidar y proteger. Durante los años siguientes a la finalización del conflicto hubo revueltas e intentos de ruptura de la paz por parte de unos y otros, siendo sofocados de manera más o menos acertada. La convivencia entre humanos y seres mágicos era ya una realidad, ambos tratando de superar su oscuro pasado. El mundo mágico regresó a una relativa normalidad, sin tener que ocultarse.

I

2047

Los verdes y vivaces ojos del niño  brillaban entusiasmados ante lo que iba a ser su primer día de clase, tras mucho  tiempo deseando comenzar. Sus padres no podían enseñarle demasiado de magia, por lo que la sola idea de empezar a aprender algo nuevo le emocionaba. A sus cortos 11 años aquello le parecía el día más feliz de su vida, al igual que el resto de días que vinieron después en el colegio. Casi todos sus maestros elogiaban sus aptitudes, entrega y dedicación, comenzando a destacar a los pocos meses de ingresar en el colegio de magia. Uno de ellos, el que mejor le conocía, sería su mentor y guía a partir de ese momento, enorgulleciéndose de cada avance y poniendo grandes esperanzas de futuro en él. El legado para el futuro debía sembrarse con cautela para no repetir nunca más la historia.


II

2053

Lo había vuelto a hacer. Era la segunda vez en una semana que humillaba en duelo a un compañero de clase, llegando incluso al punto de dejarlo malherido y sin posibilidad de defenderse. Sus poderes habían ido en aumento con el paso del tiempo y el entrenamiento, pero últimamente parecían haber experimentado un progreso espectacular, hasta el punto de parecer incontrolables. Él lo sabía y se deleitaba con aquello, combinando el fuego y la sombra a placer. Los vítores de su grupo de fieles no hacían sino aumentar esa sensación de saberse el alumno más aventajado. Prefería ignorar a aquellos que habían empezado a mirarle con miedo, incluso con decepción, como su propio mentor.

- ¡Draven! ¡Detén el combate, ahora! - la potente voz de Black ordenó detener aquel duelo de magia que no debía ser otra cosa que un entrenamiento, abriéndose paso entre los aprendices congregados alrededor del maltrecho duelista y del vencedor.  Johan observó la escena horrorizado, su alumno predilecto había llegado demasiado lejos esta vez. Pidió ayuda a los alumnos de alrededor para que se llevasen al herido a la enfermería, lanzando una mirada fulminante al culpable mientras le señalaba que se dirigiese al despacho inmediatamente.

- ¿Te crees mejor que todos los que están aquí, eh? ¿es eso? - inquirió el maestro ante la altiva y desafiante actitud de su pupilo, que no había borrado esa leve sonrisa de superioridad durante todo el camino al despacho. Parecía importarle bien poco lo que había hecho, mucho menos la posterior reprimenda o castigo. El muchacho se sentó frente a la mesa del despacho al que tantas veces había acudido durante los últimos meses, casi acostumbrado a estar en esa situación. No dijo una sola palabra, pero su silencio lo decía todo, pensaba exactamente lo que se le estaba reprochando. Lo que había hecho no era algo aislado, había actuado así incluso fuera de los muros del colegio. El maestro comenzó a a caminar con las manos a la espalda delante de la silla en la que estaba sentado el chico, con semblante serio.

- Esto no puede seguir así. Me niego a que sigas utilizando la magia de ese modo. No tienes ni puta idea de lo que costó acabar con la guerra...las vidas que se perdieron...- se detuvo delante de él, con la expresión sombría de quien recuerda el pasado y sus fantasmas. - Es una falta de respeto que actúes de ese modo, hacia ti y hacia todos.  Ya te hemos advertido muchas veces, hemos avisado a tus padres, y nada. Serás expulsado hoy mismo, hasta que demuestres que mereces estar aquí y hagas algo por enmendar tus errores. - la sentencia tajante de Johan hizo ver al joven que iba completamente en serio. Reaccionó con una furia inusitada, levantándose de manera impetuosa mientras arrojaba la silla a un lado. Clavó  una mirada de odio profundo en Johan, el cual sostuvo la mirada de manera estoica. Cerró los puños antes de responder a voces, perdiendo la calma previa.

- ¡No puedes hacer eso! ¿Te ha convencido el inútil de mi padre, verdad? A ese nunca le gustó la magia, no me extraña que esté en contra de que siga aquí. Lo que no esperaba es que tú te dejases llevar por lo que él te diga. Creía que podía confiar en ti. Ya veo que eres de esos que empiezan a temer a la magia cuando ven algo fuera de lo normal o que les supera. Envidia...qué decepción. - escupió las palabras con rabia, dándose la vuelta para dirigirse a la puerta a pesar de no haber sido invitado a salir.  Hasta ahora no había reaccionado así, siempre había respetado las decisiones de su principal mentor, como mucho se había atrevido a lanzar alguna mala mirada, pero jamás de enfrentarse directamente.

- Pues si esto está lleno de mediocres que no aguantan nada lo mejor será que me largue, aquí no me dejáis avanzar. Buena suerte enseñando al resto de patéticos.- su orgullo le impidió decir que moría de ganas por poder quedarse y seguir formando parte de aquello, pero una pequeña parte de él también sabía que de permanecer allí todo empeoraría. Dejó a Johan con la palabra en la boca, saliendo del despacho mientras éste trataba en vano de impedir que se fuese de esa manera.

- ¡Reed! ¡vuelve aquí! - llamó al joven al asomarse al pasillo, sin obtener respuesta mientras lo perdía de vista. No esperaba que la conversación tomase ese camino, pues el chico solía respetar las decisiones de sus mayores. Johan se sentó a la mesa de su despacho, soltando uns suspiro cansado mientras se masajeaba las sienes. Sentía aquello como un fracaso. El aprendizaje y desarrollo del hijo de dos de sus mejores amigos estaba en sus manos, y en los últimos tiempo se había echado a perder. Ni siquiera sabía exactamente cuándo y cómo había sucedido, pero era un hecho que lo habían perdido. El Black prefería pensar que no, que en unos días volverían a hablar y lo haría entrar en razón, como había hecho en otras muchas ocasiones.

No volvieron a verlo los días siguientes. Ni tampoco en las semanas posteriores. Ni en los meses que vinieron después...
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