Angkor Wat II [Barrett-Gallagher]

Puse una mueca de falso dolor apretando los labios cuando dijo que la zanahoria era para triturar. Triste destino para tan noble hortaliza.
- Si, me abandonó vilmente porque ellos si le iban a ayudar a construir su imperio de dragones... pfff, ya ves. Prometen mas que los políticos.... Pero no tiene pinta de trampa. Tiene pinta de que se ha visto un poco con el agua al cuello por algun motivo u otro, y necesitan la mano del mejor mercenario de las islas británicas.

Cuando dijo lo de no poder acompañarme por los hijos, se oyó un chillido seguido de una risa descontrolada de la sala donde andaban jugando.
- Lo sé. La proxima te toca a ti. Cuando podamos mandarlos a la Universidad podremos salir juntos a hacer eso que hacen las parejas. - puse cara de confusion, no sabia como funcionaba eso que hacian. - O los introducimos en el negocio.... - tenté la idea mirandola con cautela y una ceja alzada. Seguro que me daba otro zanahoriazo.

- No tengo ni idea de qué es un baldaquino, pero me encanta cuando te pones en plan culta. - la agarré por la cintura, la pegué a mi y le di un beso en los labios, bastante largo. - Sí. Muy celoso. - la miré muy de cerca, si tardaba algo más en despedirme, no me iría... - dejaré aqui la piedra vidente. Y el anillo, toma. - me saqué a nenya del dedo, y se lo puse a ella, para que la casa siguiese siendo una zona protegida.

- Mmm...un poco interesado ese dragón. - me disgustaba eso de que sólo lo llamase cuando le hacía falta, pero también cabía la posibilidad de que arreglasen sus historias pendientes. Reí por lo de mejor mercenario de las Islas Británicas, asintiendo porque era cierto. Pocos se manejaban en ese mundo como Setelah. - El resto son una panda de principiantes. - enganché su brazo al mío, modo pareja como él había dicho.  - ¿Y qué se supone que hacen? creo que nunca me has llevado a una cita ni nada de eso. - porque en el fondo éramos una "pareja" de lo más raro, con idas y venidas, a veces cada uno por su lado...poco convencionales.

Le solté el brazo y le di un golpe con la hortaliza cuando dijo lo de los críos, para nada quería verlos en el negocio de mercenarios.  - No. Tendrán una vida mejor que nosotros. Aunque Joram te admira tanto que seguro que se metería en el negocio de cabeza...- bastaba con escucharle hablar de él, y todo lo que quería que le enseñase. Iba a responderle a lo del baldaquino, pero el beso de despedida era mucho más importante. Suspiré algo resignada al separarnos, cogiendo la piedra vidente que me entregaba y dejando que me pusiese el anillo para proteger la vivienda. Me hizo gracia el gesto, parecía otra cosa.  - Así que me estás proponiendo matrimonio, ¿eh? - le dije de broma, dándole después un abrazo porque sabía que ya se tenía que ir. - Mejor no se lo digo ahora a los críos o los tendrás a cada uno enganchado de una pierna y a Joram de morros porque querrá irse contigo. Ten mucho cuidado, y no tardes en volver.

- ¿Cómo? Por qué no eres tú la que me lleva a mi en una cita? Te recuerdo que el que está en un pais extranjero soy yo, es tu deber mostrarme vuestra cultura... .- mentí descaradamente porque la conocía de sobra ya, pero me hacia mas gracia que ella llevase la batuta en aquello.

Lo de no introducirlos en el negocio me lo habia visto venir. Reí quedamente, rascandome con distracción cerca de donde me habia golpeado.
- Tranquila...lo pondré a estudiar para que se le pasen las ganas...ya tiene edad de comenzar.

Cuando le puse el anillo, por un momento pareció que si, que le estaba proponiendo matrimonio o algo asi. La miré con expresión resuelta, levantándole una ceja. Tras el abrazo y la ultima despedida, la acerqué a mi dandole un largo y profundo beso en los labios.

O me iba ya o no me iba, eso lo tenia claro. Al separarme, justo entonces, el palantir se activó mostrando a Smaug con aquel segundo mensaje....

Rodé los ojos y miré a Monica, que debía haberlo escuchado tambien a la perfección.
- No, ya nada. Ya no quiere nada. - tanto mejor, pensé. Agarré a Mónica de la ropa y tiré de ella contra mi volviendo a besarla pero ahora con mas ganas que antes porque...porque ahora podía continuar. - Que te parece si aprovechamos que los crios siguen distraidos? Tengo planes. - empecé a desabrochar su ropa con una mano.

Y cerré con magia la puerta de la habitación con la otra, llevándomela a la cama a....echar una siesta, claro.

Luego de que en el banquete las cosas fueran relativamente bien, y él por supuesto se diera el tiempo de comer adecuadamente, recibió una misión, una misión francamente desconcertante...

Aparentemente el hijo de un pendragon recientemente fallecido estaba desaparecido, y habían localizado sangre pendragon en un punto específico...

Un lugar a mitad de un bosque en una parte bastante rara y esotérica de Inglaterra, cosa que tiene que admitir que se le hace un tanto extraño, pero tratándose de Kafele, la verdad es que jamás cuestionó más de lo estrictamente necesario, así que no tendría reparos en solicitar un portal al lugar de parte de alguien del linaje de Hammurabi, y acudir al sitio.

Aunque por como se veía, juraría qué estaba en presencia de algún templo perdido o algo semejante... Sin embargo, al dar un rodeo, cosas como la estructura, que sí bien invadida de a roles no está derrumbada, la existencia de huertos, dan lugar a pensar que ahí vive gente.

Por lo tanto, Kafele alza su canalizador, y procede a bendecir el lugar con buen clima utilizando su magia, es algo que le gusta hacer sobre los cultivos, siempre ha considerado qué todos merecen tener comida para llevar a sus bocas, indistintamente de quienes sean.

Luego de hacer esto, se dirige a la puerta principal, y tras esto procede a tocar la misma, para preguntar amablemente sobre si de casualidad tienen un bebé qué se hayan encontrado o algo y de ser así, solicitar su devolución por ser de linaje pendragon, porque así es como se maneja él.

Los días pasaban tranquilos y bien en nuestro refugio. Entrenábamos, Monica y yo salíamos a turnos cambiados a hacer recados de mercenarios (tareas sencillas en su mayoria, perfiles bajos...) y mientras uno estaba fuera, el otro se encargaba de educar a la recua de animales que teniamos en casa, y también a los loros, claro. Joram estaba cada vez más espabilado y las clases de magia no iban mal, tampoco se nos habia olvidado ponernos con las artes marciales y técnicas de cultivo ecológico.

Los loros estaban aprendiendo letras de regeton y ahora ni se les entendía lo que decían, su lenguaje se habia degradado mucho.

Yo sin embargo habia practicado con mi juguetito nuevo y ya sabía como realizar la invocación aquella, pero los gusanos de sangre me daban asquito asi que no la invoqué mas que una vez.

Pero el que mas problemas daba era ese bebé nuevo que habia encontrado en la calle, el peliblanco. Estaba siempre medio enfermo y no hacia cosas de bebé normal. Estaba en una mecedora ahora mismo, y yo lo miraba repantingado en el tatami despues de una sesion de practica con Blackberry, mientras lo mecía con la punta del pie.

Me estaba preparando una pipa con unas hierbas de cultivo especial cuando llamaron a la puerta de nuestro hogar, lo cual me resultó extraño. Observé por la ventana y el caso es que el tipo me sonaba.

Daba la casualidad que ese dia ni Monica ni yo teniamos trabajo asi que fui a avisarla.

- Tenemos visita, Monica. Es un vasallo de los Pendragon, y no se que diablos quiere. Voy a preguntar pero preparate por si acaso. - nunca se era demasiado cauto.

Sali a recibir a Kafele, empezando a fumarme aquella pipa especial. Su demanda me resultó de lo más curiosa.
- Qué te hace pensar que tengo un bebé Pendragon? Por qué querría yo eso? Cómo sé que no quieres comértelo? - le eché el humo a la cara tras una profunda calada, apoyado en el marco de la puerta.

Al principio no le había hecho mucha gracia que Setelah le llevase un bebé que había encontrado abandonado en la calle. Aquello le hacía revivir aquellos malos recuerdos, como cuando Setelah salvó al Joram pero no pudo salvar a su mellizo. Pasaron algunos días hasta que logró ver y hacer caso al bebé aquel, pudiendo más al final la compasión que los demonios del pasado que seguían presentes. Era un poco difícil cuidar de aquel crío, no parecía estar muy sano y a veces dudaba que fuese a salir adelante.

Aquel día llamaron a la puerta de manera inesperada, así que bajó rápidamente cuando Setelah le avisó. Lo de los Pendragon le daba mala espina...así que se preparó por si había que atacar y mandó a los críos al jardín trasero. Se apresuró en llegar hasta su pareja, asomándose detrás de su hombro para encontrarse con un hombre joven bastante moreno de piel. ¿Vasallo de los Pendragon? si parecía de otro país.

- ¿Quién te envía? No pretenderás que te demos información sin más. Necesitamos que nos cuentes todo lo que sepas, y algún tipo de prueba. - algo sabría, claro. Pero era imposible que fuese el padre del crío abandonado. Se le escuchó de fondo comenzando a lloriquear, echando por tierra la posibilidad de poder mentir con que no tenían bebés en la casa.

Kafele no tuvo que esperar demasiado, aunque sí escuchó un razonable alboroto dentro del sitio, y piensa que es normal, sí él viviera en un sitio tan inhospito seguramente se tomaría con cierta alarma tener visitas, motivo por el cual no se preocupó y dejó qué se pusiesen en orden sin ser insistente.

Lo primero que pudo ver, fue a un hombre que estaba fumando alguna hierba de aroma desagradable, Kafele hizo soplar la brisa para no tener que oler eso, y también, la actitud de quien le abrió, le hizo pensar que esa hierba debía de ser algún tipo de droga, así que hizo bien al evitar que le llegue a la nariz, sobre todo al ver que pretendía soplarle algo de eso en la cara...

Era una cruz tener que hablar con alguien en ese estado, pero Kafele es un hombre de modales suaves y paciencia, así que puede con eso.

Afortunadamente, poco después salió una mujer, que parecía más en sus cabales, o como mínimo no estaba diciendo cosas ausentes de sentido, que ya era algo, sin embargo, esperó a que ambos terminaran para empezar a hablar, y primero que nada, sacar algo que trajo consigo, un mapa manchado de sangre con simbolos específicos, que indica qué la magia de sangre hecha por los pendragon apuntó a ese lugar, y que le dieron para que se lo pasara a los del linaje Hammurabi y pudieran traerlo ahí.

Es esto lo que nos sugiere qué se encuentra aquí, los rituales realizados indican qué hay un individuo con sangre pendragon en este lugar.

Explica de forma absolutamente cortés, pero distante, como él suele expresarse.

Por eso, y el hecho de que es el único miembro de la familia Pendragon qué no se sabe donde se encuentra es lo que les llevó a tal conclusión, sin embargo, eso es todo lo que yo sé con certeza, mi única misión es recuperarlo por orden de la familia real, puesto que el problema en sí realmente no me involucra.

Y solo le concierne, porque le fue ordenado qué le concierna, puesto que por más que indudablemente se sienta mal por el pequeño extraviado, lo cierto es que esto no tiene relación con él.

Luego de su breve explicación, donde a un nivel menor o mayor respondió a las dudas que le fueron planteadas, procedió a volver a guardar el mapa.

Lamento sí les es inconveniente, todo es con el propósito de que el pequeño vuelva con su familia.

Y por supuesto, les trata con todo respeto, porque a diferencia de la mayoría, Kafele no Salta a conclusiones fácilmente, considerará primero que rescataron al niño antes de creer que lo hayan tomado.

Este hombre que habia visto en el Vaticano junto a los Pendragon se expresaba con la calma de un mayordomo. Ni si quiera mi pequeño gesto de molestarle con el humo en la cara le había afectado. Monica vino conmigo, presentando tambien sus preguntas...

Entrecerré los ojos mirando el pergamino, un mapa manchurreado de sangre. Miré a Monica y levanté una ceja, con la pipa puesta en mis labios.

"la historia cuadra, sabes? Son mucho de hacer eso"

- Ajam... - el crio se puso a llorar, en qué maldito momento?

"interesante, me estás diciendo que el bebé que encontré tirado en el suelo es de un Pendragon?"

- Así que te manda Wthyr, supongo. ¿Qué tal si pasas y lo hablamos con un té? - me aparté de la puerta y lo invité a pasar, pero antes, en la mano que tenia cerrada alrededor de la pipa, hice aparecer la canica para crear una zona negativa de anitmagia. Nada de artimañas. Si intentaba algo, se delataría. Le guiñé un ojo a la pelimorada y le hice un gesto al otro, invitándolo a entrar. - Pero antes deberías darnos tu nombre. ¿Cómo es ese bebé, al que estáis buscando? - ya le habia puesto nombre...y cuando le ponia nombre a las cosas les empezaba a coger cariño.

Siguió mirando con desconfianza al desconocido que se presentaba en la puerta, aunque prestó atención a sus explicaciones. Era todo muy raro...

- Si es cierto que es de los Pendragon... cómo se supone que lo perdieron?

Lo interrogó entornando los ojos, sin estar muy segura de dejarlo entrar. Al menos Setelah le hizo saber con un guiño que había activado la antimagia.

- Está bien. Pasa y nos explicas mejor. Se me hace raro que no venga un Pendragon en persona a buscarlo. Tal vez sea todo una equivocación y aquí no haya nada que buscar.

No colaba porque se escuchaba un crío lloriquear. Tendrían que ir a por él. Se dirigió enseguida a la cocina para ir a poner un té, pero sin perder de vista a Setelah y el peculiar invitado.

Kafele se mantuvo con una expresión serena aún a pesar de que el ambiente era de desconfianza hacia él, cosa que en realidad no le era del todo ajena, la gente no suele verlo como alguien capaz, así que ha aprendido a sostenerse sobre sus propios pies cada que hace falta.

Acepto la propuesta.

Una vez es invitado, se decide a pasar, porque consideraría de mala educación no hacerlo, y no cree que sean sus enemigos, la verdad, así que no ve motivos por los cuales ser desconfiado, inclusive guarda su canalizador en sus ropas, en señal clara de que no piensa utilizar magia.

Mi nombre es Kafele Keops, agradezco su hospitalidad, ¿Y los suyos?

Se presentó calmadamente y sin mayores pretenciones, no menciona títulos o algo por el estilo dado a que no poseen valor fuera de Ávalon y es consciente de ello.

Luego, el niño.

Dado qué era hijo de un joven albino pendragon y una mujer del norte, lo justo es pensar que sea considerablemente blanco, sin embargo, realmente jamás lo ví personalmente, así que es una mera especulación.

Por eso no mencionó el aspecto del niño en las cosas que sepa con certeza, ya que no tiene certeza sobre ello.

También desconozco ese detalle.

Él es consciente de que sus palabras no generan confianza... Pero podrían ponerlo bajo un detector de mentiras, y notarían qué todo cuanto dice es solo la verdad, ya que es un hombre de valores, y jamás les vendría con artimaña ninguna, si su intención fuese hostil o algo semejante, lo demostraría.

Tampoco conozco sus razones para ello, y ciertamente, podría ser una equivocación a cierto nivel.

Kafele, como toda persona, es propenso a los errores.

Sin embargo, incluso si no se tratase de aquél qué busco, sigue siendo certero qué hay un individuo de sangre Pendragon en el lugar marcado en el mapa, y sería propicio corroborar su identidad y reportar su ausencia, dadas las circunstancias actuales de Ávalon.

Y nuevamente, esta también es una infección honesta.

"Kafele Keops"

- Del linaje de Keops, si no me equivoco. - sí, algo había cotilleado en mis breves conversaciones con Smaug y en mi más breve aun incursión como sacerdotisa del templo. Qué divertido había sido.

Sonreí amablemente tomando asiento en el suelo junto a una pequeña mesa cilindrica de madera, encima de unas alfombras y unos cojines planitos y muy cómodos.

- Nuestros qué? - ah sí, los nombres. No, aun no. No dabamos nuestros nombres tan a la ligera. Entrecerré los ojos y miré al hombre con una sonrisa menos amable y mas...escéptica. - Desconoces muchas cosas, Kafele Keops. No ofreces demasiada confianza, perdona que te lo diga. Siendo un Pendragon...como pudieron perderlo y....tan poco les importa que te envían a tí? O ....es que eres un emisario en el que confían mucho?

Hice un gesto de desinterés y seguí fumando. La hierba, sin duda, no nublaba para nada mi juicio. Examiné al individuo de arriba abajo.

"no está mal"

- Me lo encontré al borde de la muerte y le salvé la vida. Qué vale eso para vuestro rey? O para tí, para el caso? Qué hay de su madre, y de su padre?

Es correcto.

Afirmó sin titubeos, y por como lo dijo... Resulta evidente qué sabe de lo que habla, cosa que más bien podría decirse que es una curiosidad, puesto que incluso su apariencia podría dejar en evidencia el hecho de que si bien habita Ávalon, no guarda parentesco ninguno con los pendragon.

Lo siguiente que hizo fue sentarse en el lugar opuesto a su anfitrión, de tal manera que se vieran de frente, y apreció la forma en que sonreía, puesto que le inspiraba calma, a pesar de la situación que obviamente no es de lo mejor, y por supuesto, dejó pasar la parte de los nombres, es una mera formalidad al final.

No se preocupe por ese detalle, soy consciente de ello, pero prefiero mantenerme honesto, veo mejor inspirar desconfianza qué merecerla verdaderamente.

Respondió con firmeza, siendo uno solo entre el grueso catálogo de valores en los que cree, y que predica con acciones.

Temo que no conozco la respuesta a esas preguntas, y de hecho, me son particularmente nebulosas.

Honestamente, no tiene constancia de qué tanto confía la familia real en él, no cree que mucho, pero asumirlo no sería correcto, no es del tipo que pone palabras en la boca de otros.

Con lo siguiente que dice, Kafele asiente en realidad no tiene razones para dudar más allá de lo razonable, no es como si estuviera hablando con un enemigo de la nación como para creer que le mintiera con eso.

Comprendo.

Y luego continuó.

Tengo constancia de qué los Pendragon tienen un inmenso aprecio por su familia, aunque solo el propio rey sabría decir con exactitud cuanto valdría para él... Sin embargo, para mí, me parece un acto de caridad digno de una gran persona.

Nuevamente, no hubo un solo titubeo, tampoco es de cortarse al decirlo, y en lo que refiere a lo siguiente, paró un segundo, pues esta, sí es una noticia difícil.

El zepelio del padre se celebró recientemente.

Se limitó a dejarlo caer, no hay forma amable de decirlo.

En lo que refiere a la madre lo desconozco, aunque los rumores dicen que su destino no fue diferente.

Es en estos momentos que debe mantener dentro de sí la aflicción qué le generan estas cosas, pensar en que el infante es huérfano y por lo visto ha tenido un inicio tan duro.

- Y qué diferencia hay? - dije con tono algo...jocoso cuando dijo que preferia inspirar desconfianza que merecerla, pues para la práctica, era demasiado similar....y si se estaba metiendo en lo personal, era algo que a mi ya no me importaba...o si?

- PFFFFFF Kafele! Dame algo con lo que trabajar! Entonces tú simplemente te mandan un encargo y...vas sin mas? No pides información para poder desenvolverte mejor? - lo miré bien, o era muy tonto, o rematadamente estupido, o.... un perrito faldero. Si, perrito faldero cuadraba. - Que se siente sirviendo a un rey que no confía en ti en lo absoluto como para enviarte TAN a ciegas a una misión?

Fumé un poco mas analizando a ese individuo, que desconocía tantas cosas que me extrañaba que supiera su nombre.

- Asi que muertos los dos. En fin. - me puse en pie y fui a la habitacion donde tenia a Wifi, trayéndolo entre mis brazos hasta esta estancia nuevamente, acercándome a Kafele para que pudiera verlo. - Aquí está el niño. Bien. Qué ofrece tu rey, como he dicho? O supone que se lo vamos a dar de buena voluntad? Hemos gastado muuucho en pañales y medicinas.... Y no me digas que lo desconoces.

Es cuestión de principios.

Zanjó con esta última frase, puesto que en verdad, no parecía que realmente le importase demasiado el asunto a su interlocutor, así que mejor no hacerle perder el tiempo con una explicación del por qué de su creencia, mejor que eso, es centrarse en lo que le viene a decir.

Correcto.

Ese hombre lo había entendido bastante bien, pues al final, huelga decir que... El termino vasallo no es algo dicho en vano, realmente rara vez hace cosas por iniciativa propia, debido a que su papel le consume todos los días.

Dejó la mirada vagar por el lugar entonces, como esperando a que las cosas avancen... Sin embargo, con lo siguiente que escuchó, volvió a mirarlo, y le respondió, en un tono qué daba la sensación de que ha dicho esto más veces de las que pueden ser contadas.

Para mí... Es solo otro día de trabajo.

Puesto que al final... Él sabe, es muy consciente de cual es su posición, siempre ha sido así, así que en algún punto tuvo que acostumbrarse, tiene el deber de esforzarse, sea reconocido o no, tenga logros o no, porque es eso lo que le ha permitido mantener eso que verdaderamente es lo que más le importa, sin embargo, esa historia para otro día.

Puesto que lo que sigue, es la parte peliaguda del asunto, por lo cual Kafele se inclina hacia adelante, y como hasta ahora, se limita decir los hechos.

Nuestro rey, aunque sin dudas alguien magno, es el tipo de persona que espera que solo su nombre y posición sea motivo y justificación suficiente para muchas cosas.

Oh sí, en esta ocasión Kafele sí que sabe, y nuevamente, no se corta en ser enteramente honesto, y por eso mismo dice.

Pero, tal no es mi caso.

Ahora sí. Qué empiecen los negocios.

Cómo confío en su palabra, sinceramente no me molestaría pagarle por sus molestias.

Entonces finalmente y por un momento, procede a observar al bebé, y sí, es esencialmente como lo imaginaba.

Mientras hablemos razonablemente, puedo ofrecer ganado, grano, especias, o incluso oro, en última instancia.

Al final, quien se encarga de administrar esas cosas, es él justamente, y todo sea por acabar esta misión en los mejores términos, si todas las partes pueden quedar bien, él será el más feliz por ello.

"principios, maravilloso que se crea con capacidad a tenerlos sirviendo a un rey y siendo un vasallo"

Sin embargo captaba cuándo alguien no queria seguir con una conversacion y a mi sinceramente, tampoco me apetecía enzarzarme en dilemas de ese tipo con el moreno.

Parecía tener su papel asumidisimo y yo lo miré con una compasión algo disimulada, solo en parte quiza, porque quería que sintiera parte de esa compasion. Qué aburrido parecía tener su voluntad anulada por ese trabajo...

- Oh sin duda, ultimamente el apellido Pendragon está hasta en la sopa.... - solté con algo de burla. En fin, a mi me iba bien en sus colaboraciones con ellos. Siempre sacaba tajada. Y asi parecía ser que iba a ser esta vez tambien, gracias a ese humilde siervo que tenia delante.

- Muy bien, me parece un trato justo. No haremos ascos a un par de piezas de ganado. - no es que yo comiese de eso pero los crios si, y siempre podiamos reproducirlos y venderlos. - y una suma de oro a su elección, y podremos dar esto por zanjado. Toma a Wifi, la parte mas importante es que sea bien cuidado con su familia nueva. - le puse al retoño peliblanco en los brazos. - Si no, que se os pudran los cultivos y el oro se os haga polvo en las manos. - le sonreí educadamente. - Espero que aparezcais otro día con lo que corresponde del trato. Puedes retirarte.

Lo acompañaria a la salida para que se marchara con el bebé, con quien habiamos compartido cortas semanas, ahora su futuro estaba en manos de otros...para mejor o para peor, imposible de averiguar.
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off: disculpa la demora, puedes darte por sacado del tema con mi post si quieres o puedes responder para concluir. Rol finished!

Kafele es el tipo de sujeto comúnmente distante, tiene la necesidad de serlo, porque es naturalmente demasiado suave para su cargo, por lo que tiene la necesidad de mantener una enorme distancia a nivel emocional, sin embargo, cuando observó qué el hombre frente a sí pareció mostrarle algo de compasión...

La verdad eso lo tomó un poco descuidado, puesto que al final... Él no considera qué merezca nada de eso, al final, no es otra cosa que un hombre mediocre qué intenta llenar un par de zapatos demasiado grandes para él, y siente una responsabilidad enorme qué termina permeando cada aspecto de su vida.

En verdad es de esperar.

Aunque por su lado... Es bastante literal, considerando el expancionismo qué han estado ejerciendo... Toda Europa ya debe saber sobre los pendragon, es una consecuencia evidente luego de todo lo ocurrido.

Es bueno saber que llegamos a un acuerdo.

Kafele por su parte decidió devolver una sonrisa muy sutil, mientras que recibía al pequeño con un cuidado magno, pues él es un hombre gentil por naturaleza, así que realmente no tiene que esforzarse para ello, incluso el pequeño volteó su cabecita suavemente, para observarlo con los ojos cerrados, y supo de inmediato qué era alguien en quien se podía confiar.

Será amado, al menos sobre eso puedo ofrecer garantía.

Pues si algo se puede decir de los Pendragon, es que se toman muy enserio a su sangre y no solo en sentido literal.

Siento decir que no tendré tiempo, sin embargo, máximo pasado mañana enviaré a personas con el pago correspondiente, que tenga un buen día.

Entonces Kalefe caminó al lado del hombre hasta la salida, y, desde ahí se marchó, llendo directamente al miembro del linaje Hamurabi qué lo había llevado para que volver a Ávalon, pues tenía que prepararse, aquella festividad qué tan nervioso lo ponía se aproximaba...

...

En los días siguientes tal como prometió, algunos comerciantes vinieron a entregar el pago, un toro, tres vacas, y un gallo y una gallina como cortesía, además una generosa cantidad de oro.

O sí, y tendrían un clima ideal para cultivar durante una buena temporada, un último regalo silencioso de parte de Kafele.

Habían estado una temporada inusualmente tranquilos y al margen de todo, desde que aquel extraño señor color café había ido por allí para llevarse al bebé albino. Desde entonces no se habían enterado de nada ni habían estado en contacto con nadie, sólo con su disfuncional familia y sus muchos animales. Incluso habían dejado de salir a hacer sus cosas de mercenario porque con lo que tenían del último trabajo y su huerto se las apañaban bastante bien.

Un día comenzaron a ver algo extraño aproximándose en el cielo, y como Setelah era un místico que no se fiaba de nada decidió que era un buen momento para salir de allí por lo que pudiese pasar. Que se iban a Camboya una temporada, eso le propuso él. Que igual podían visitar a su antiguo maestro en tacones y esas cosas. Esa mañana comenzaron a empacar todo lo necesario, con los críos correteando por allí de manera caótica y los loros repitiendo todo lo que decían. Tardaron un rato en ponerlo todo en orden, y tras eso se montaron todos en la alfombra voladora de Setelah para abandonar el lugar en busca de un sitio más seguro y bastante más lejano.