Despacho del Capitán Viejo Draven

-He decidido hacer una fiesta de pijamas con mi hermano, no te jode...-Comenté con ironía al notar esa indignación. ¿Estaba tan pedo que no se daba cuenta de donde había plantado su culo?. Le señalé alrededor con el mentón. A decir verdad me parecía bastante divertido y entretenido.

Estaba entretenido mirando a Thalos cuando de pronto tenía a Arleen cerca de mi. Fruncí el ceño por su primera respuesta y me quejé por lo bajo al arrebatarme el libro. Tenía pillada la página por la que iba con el dedo y acababa de perderla. Entorné los ojos por eso a pesar de que pudiese parecer que aquel gesto era debido a la exhibición y alarde de conocimientos de la doctora. Volví a coger el libro empezando a buscar la página distraídamente mientras continuaba hablando y alcé la mirada repentinamente cuando dijo que no manejaba el tema.-¿Crees que no he matado licántropos ni vampiros?Era el puto jefe de ejecutores.-Solté bastante neutral mirando a mi hermano.-Asumo que tenéis información nueva sobre esos ataques. Hay unas salas equipadas para detenerlos, control de sol artificial y demás...

Volví a bajar la vista al libro pasando unas cuentas páginas.-¿Sabes hacer vídeos?¿No es demasiado no mágico para ti?-Pregunté por picarla pero haciéndome el que lo decía como si tal cosa. Alcé la vista de nuevo al ver que se sentaba. ¿Habían decidido ocupar mi despacho y joderme la lectura? Gruñí disconforme.-¿Rehenes?-Miré a Thalos interrogante.

Arleen propuso una reunión y supe que tenía razón, pero de momento no tenía ganas de verme con más blacks....

- me cago en todo ....sí... Tocará hacer eso.. .

Era razonable hasta estando pedo. Por eso le gustaba a mi hermano? Me masajee la sien por lo de los licántropos.

- y si no pueden controlarlos? Y si hacen eso porque quieren?

Entonces.... No había otra.

- pues ya tienes trabajo... Un vídeo tutorial.. Armas que disparen redes o sedantes.... -asi que la resaca ya podía durarle poco. Igual que a mí.

Tras eso había aparecido gelion en mi despacho diciendo cosas absurdas. Espera... Mi despacho...?

Miré alrededor dandome cuenta entonces por vez primera que ese no era mi despacho.

-mierda- susurré por lo bajo frotándome los ojos. - no es divertido


Le acusé, mosqueado. Me levanté recuperando mi pistola, volviendo a colocar el cargador en su sitio. La atmósfera y actitud de Arleen cambió mucho, de pronto era toda sassy ella. Yo estaba borracho y tuerto pero... No ciego, eh?

- cuidado con repetir tus cargos anteriores con tanto ruido Gelion. Jefe de ejecutores. - solté con acidez. Ni que fuera algo de lo que estar orgulloso o pregonar. Lo estaba? Tenía Johan razón?

- si.... Por lo que sé podria haber más de un vampiro neo nato por Londres dando por culo. - me iba ya a hacia la puerta cuando la última pregunta de él me hizo resoplar. - los rehenes de Buckingham, los que no pudimos salvar. Han sido convertidos. Por lo que se... Podría haber creado cinco u... Ocho.... Habían varios allí retenidos.

-Entonces el problema es más grande de lo que pensábamos- Le dijo a Thalos alzando un hombro antes de la llegada de Gelion. Empezó a hacer la lista de lo que le estaba pidiendo Thalos, aunque lo del vídeo tutorial sin duda trabajaría con la IA que le había mostrado Yvonne. No le apetecía salir en ninguna cámara. Había sido protagonista de un solo vídeo en su vida y…había sido suficiente.

Tensó los labios al ver el gesto de Gelion y contuvo el suspiro de exasperación que estaba por salirle de los labios. Sin embargo, tras su siguiente respuesta parpadeó mirándolo sorprendida. Lo cierto es que pese a todo lo que había hablado con él, y lo que había hablado DE él, no recordaba haber oído su cargo anterior…

Jefe de ejecutores.

Por supuesto que había matado vampiros, licántropos y seguramente magos. Porque odiaba la magia. Apartó la mirada mientras sentía algo extraño en el pecho. Decepción creyó identificar y eso acabó con toda su implosión mental. Escuchó el resto de su información. Salas especializadas, por supuesto, donde les retenían pero también donde muchos de sus iguales fueron torturados. ¿No querían hacer las cosas distintas?

Thalos pareció haber pensado lo mismo que ella -Tengo experiencia con la cámara ¿Recuerdas? Tuve un gran debut-Soltó, irónica. Al ver a Thalos caminar hacia la puerta se incorporó para seguirlo mientras analizaba toda su maldita reacción. ¿Por qué seguía allí? Le había dicho a Johan que parara, pero la que tenía que parar era ella.

Por alguna razón recordó esa famosa frase: Aceptamos el amor que creemos merecer. Quizás ella creía que no se merecía nada más que un mal trato. Tragó en seco y decidió que no, que realmente no era lo que quería para ella. Ni ahora ni nunca. Se merecía algo más, algo bonito, algo natural… Como lo tenía con Giordano, pese a que sus esperanzas allí se hubiesen desvanecido. Tenía que haber alguien más que la respetara y quisiera por quien era, con toda su magia y también con sus fallos -¿Sabéis? Ya que os tengo a los dos aquí me viene perfecto para informaros que a partir de mañana me mudo fuera de la base- Soltó, aún sin tener ningún plan establecido ni dónde pasar la noche. Se las arreglaría. Miró hacia Thalos y sonrió con naturalidad -Cumpliré con mi contrato, mis horas y todo… Sólo no seguiré haciendo vida aquí- Y si tenía que volver a formar parte del campamento de Ouroboros, encontraría la manera de superar sus demonios.

Llegó hasta la puerta y tensó un poco los labios -¿Sabes qué ayudaría? Que hablaras con Sirius y preguntaras a qué clan pertenece…Eso nos ayudaría a saber un poco más sobre las habilidades que ha pasado a sus hijos…- Intentó hacer memoria -Ahora tengo la cabeza un poco dispersa pero la vampira…Creo que no usó nada contra nosotros. Quizás no conoce sus poderes… Puedo acompañarte si quieres-

Por fin el tuerto pareció darse cuenta e incluso me reí por lo bajo con brevedad mientras asentía.-Si lo es.-Contrarié mientras aún sonreía.

Pero por lo visto el pedo de los dos no era nada divertido. Primero uno soltándome que me enorgullecía de mi anterior cargo. La sonrisa se mantuvo estática pero alcé ambas cejas borrándola a medias.-Que lo diga menos o por lo bajo no va a borrar esa parte de mi vida ni los conocimientos que adquirí por ella. Si tú quieres ignorarla me parece perfecto, deja que yo maneje mi manera de lidiar con ello.

Después la otra, con esa gran frase del debut. Vale, había sido una cagada por mi parte al no tener en cuenta lo sensible del asunto. Apreté los labios gruñendo a la par que bajaba la mirada al libro cerrándolo mientras lo palmeaba. Vaya puta cagada. Alcé la vista mirando a Arleen con el ceño fruncido y la mirada algo oscura. ¿Por qué esa actitud?

Ambos parecían dispuestos a abandonar el despacho.-No jodas.-Respondí a Thalos al saber lo de los rehenes. Otro puto post-it. Genial. Desvié entonces la vista a la doctora que informaba de su decisión sobre abandonar la base. Tensé más la mandíbula y en general el cuerpo. Estaba bastante tentado a decir que no podía hacerlo. -Perfecto. Mañana a primera hora toca entrenamiento de cazas así que será mejor que llegues despejada.-Solté en un tono ahora mucho más de capitán. La sonrisa, lo divertido del momento, se había esfumado.

-Lasombra.Es un puto Lasombra.- Lo sabía bien porque teníamos informes y nos había jodido en varias ocasiones. Giré sobre mis talones y sin decir nada más entré a mi habitación cerrando la puerta no de golpe pero si con cierta fuerza. Que les diesen porculo a todos.

Tanto se me había subido el pedo que me había metido por error al despacho de mi hermano? Joder qué palo.

- está bien, está bien, no he dicho nada. - alcé las manos como si gelion me estuviera atracando, verbalmente al menos. Sí. Yo tendia a ignorarlo. Sin frenos ni retrovisor, una metáfora muy acertada.

Lo del vídeo fue muy incómodo, todos sabíamos por qué. También era experto en cagarla.

- irte? Por qué motivo? - iba a decir que la base era segura pero... Tsk. Rodé la mirada por lo del entrenamiento a primera hora. Cazas. Maravilloso.

El clan... No tenía ni puta idea. Gelion parecía que si. Seguro que tenía muchos datos de todos los de los renegados. Sonreí de lado con cierta satisfacción porque se notaba lo mucho que habíamos dado por culo.

- lasombra, entonces sus... Hijos? También lo son. Me tocará estudiar.

Pero dio un portazo y se metió a su habitación.
- buenas noches. - farfulle malhumorado, abriendo la puerta para salir de allí. - te veo mañana temprano..

"Hay mucho que hacer..."

Sali de alli rumbo a mi despacho para tratar de conciliar algunas horas de sueño antes de comenzar un nuevo día.

Nop. Tenía razón. El pasado no se podía borrar. Se cargaba con eso. Le sostuvo la mirada pero esta vez ni siquiera estaba esperando una respuesta de él. Ante su anuncio, Thalos fue el primero en preguntar y la morena le miró con una ceja arqueada -Estoy siguiendo tu consejo sobre él- Así lo soltó, directamente, sin importarle en lo más mínimo que Gelion estuviera delante de ellos. Quizás el alcohol, quizás no.

Desvió la vista hacia él por su mención sobre los cazas, poniendo los ojos en blanco -Tengo tareas más importantes que cumplir que esa obsesión que tienes de vengarte de mí por hacerte volar en alfombra voladora, Draven- Soltó recordando cómo se había aferrado a su alfombra cuando la isla estaba en asedio por parte de SAM…Y también lo interesado que estaba en que lo asesinara si el chip empezaba a funcionar. Se miró la mano recordando el momento en el que le devolvió la daga. Cuántas cosas habían cambiado ese día.

-¿Lasombra?- Frunció el ceño extrañada -Podría… Eh…- Intentó rebuscar en su mente -Oscuridad- Susurró nada más sintiendo un escalofrío recorrerle todo el cuerpo al pensar en la idea de un sitio oscuro con un vampiro acechando en cada esquina…Exacto como estaba Londres actualmente.

Miró hacia la puerta que tiró y luego a Thalos -Vale, sí…- Dijo mientras salía cerrando la puerta del despacho y se iba a las duchas para luego ir a dormir.


***

Al día siguiente se había despertado temprano y, la verdad, estaba mucho mejor de lo que esperaba. Ya sabía ella que no había bebido tanto. Se puso el uniforme y…fue consciente de que había ganado algo de peso. Ya no sabía si por el ejercicio o qué pero el uniforme le quedaba un poco más justo.

Iba de camino a los hangares para cumplir su entrenamiento pese a lo que le había dicho a Gelion anoche, y de lo que se arrepentía, cuando fue interceptada por uno de sus compañeros con una carta para ella. Frunció el ceño y le agradeció con una leve sonrisa, abriéndola para leer de camino…Sin embargo, las órdenes que allí habían le indignaron. No porque no supiera que lo necesitaba sino que le ordenaran verlo… Que…le dijeran qué hacer con sus problemas.

Él…
Que no tenía cara para pedirle eso.

Cambió la dirección de sus pasos hacia el despacho de Gelion, encontrándose con Gina incorporándose para detenerla -¡Cállate, Gina!- Dijo levantando un escudo para no escuchar sus palabras y abrió la puerta con brusquedad -¡¿Es en serio?!- Preguntó en un tono alto, firme y claramente enojado mientras pasaba dentro y daba un portazo -¡¿Tú? ¿Con qué cara?!- Señaló la oficina moviendo el papel de aquellas órdenes con indignación -Mira cómo vives. ¿Con qué cara, Gelion? ¿Con qué autoridad?-

Había decidido intentar cruzar mi camino lo menos posible con Arleen. Por varias razones, la primera era que yo ya había decidido cómo acabaría para mi toda esta movida del ejército, la segunda que no podía perder el tiempo y además por último tampoco me había pasado desapercibido el comentario de la noche anterior. Si incluso mi hermano pensaba le había dicho a la mujer que se alejase de mi yo no iba a ser el que hiciese por acercarme más.

Por eso había mandado a West al entrenamiento de cazas. Contacto mínimo. Lo estrictamente necesario profesionalmente. Y en ese campo debía asegurarme de que lo hiciese bien y no fuese por ahí cagada de miedo o medio borracha así que mandé órdenes de visitar al psicólogo y concerté una cita para ella.

Como seguía con un cabreo de la hostia a primerísima hora había ido al gimnasio y al llegar al despacho había dejado dicho a Gina que no pasase nadie hasta nueva orden. Eso quería decir: voy a darme una puta ducha Gina, dame media hora. Había terminado de ducharme, incluso estaba a medio vestir, con el pantalón y la camiseta puestos, descalzo eso sí y lavándome los putos dientes cuando llegaron los gritos.

Salí del baño con el cepillo en la boca y me asomé por la puerta frunciendo el ceño.-¿BÉ?-Solté sacando el cepillo y algo de pasta de dientes se me escurrió de la boca. Fruncí mas el ceño mientras entraba al baño, escupía y enjuagaba mi boca rápidamente. Tiré el cepillo por el puto lavabo que sonó bastante y salí de ahí hacia el despacho.-¡Soldado Royden!-Exclamé molesto. Miré el reloj, que no tenía puesto y luego busqué el de la pared volviendo a mirar hacia Arleen.-Deberías estar en el entrenamiento, West estará esperando.-Crucé mis brazos irguiendo mi postura con aire autoritario.-Con la autoridad de que soy uno de sus capitanes y no puedo arriesgarme a que tenga más ataques de pánico o miedos repentinos.-Solté seriamente remarcando mis palabras.-Vaya a su entrenamiento ahora.

El cabreo de Arleen hizo un pequeño retroceso cuando lo vio salir con el cepillo en la boca y la espuma cayendo. Tanto que parpadeó de sorpresa. Era difícil lidiar con él cuando no tenía el uniforme, cuando actuaba como alguien…normal. La confundía…eso era lo que pasaba.

-¡No!... ¡NADA DE SOLDADO ROYDEN!- Estaba harta, harta de que usara aquellos rangos para poner distancia entre ellos, para hacer más grande lo que les separaba y no enfocarse en lo que les unía -¡Soy Arleen, Gelion!- Dijo golpeándose el pecho con brusquedad - NO SOY V, NO SOY FRED, NO SOY AMAYA… ¡JODER, SOY ARLEEN!- Le espetó odiando cada vez que oía eso de “soldado Royden”, ella nunca había sido soldado, esos habían sido sus hermanos. No tenía madera para serlo.

Cómo le odió, le odió tanto cuando se cruzó de brazos y adoptó aquella faceta de capitán…El detalle estaba en que no llevaba el uniforme, llevaba ropa normal…Llevaba el pelo mojado y así…así no le tenía miedo. Se acercó a él y le estampó las órdenes en el pecho varias veces, con rabia, descargando esa ira contenida que le ardía por dentro y no podía hablar con nadie porque no iban a entenderla y la única, los únicos, que lo harían aún no estaban del todo dispuestos a hacerlo.

Pero no era eso nada más, era el hecho de que alguien exterior hubiese tomado esa decisión por ella. Le había prometido libertad. No le había vetado el alcohol. Estaba cumpliendo con su contrato ¿verdad? Podía echarle un vistazo luego pero estaba segura de que sí -¡NO! ¡NO!- Quería ir bajo sus términos, quería ir cuando ella lo decidiera, quería ir cuando tuviera la entereza de enfrentar de nuevo esos recuerdos… No cuando él lo dijera, no cuando él lo decidiera…Porque entonces reconocía lo mucho que la habían dañado, lo profundo de su trauma y la tumba que habían cavado para ella cuando se mentía a sí misma diciendo que estaba mejor sólo porque salía de la base para ir a trabajar. Siguió golpeandolo hasta que se cansó, ralentizando los golpes mientras negaba con la cabeza -No…- Musitó -No me hagas ir, Gelion…No me obligues a hablarlo con cualquiera- Era una vergüenza que no quería vivir pese a saber que casi todos conocían lo que le había sucedido.

-Claro que lo eres.-Solté a diferencia de ella sin gritar pero de modo autoritario. Apreté los labios y fruncí el ceño mientras reclamaba su nombre y de paso el mío. Sabía a qué se refería pero no iba a darle la razón en aquello.-Te dejé claro que no iba a haber ningún trato de favor contigo.-Dije del mismo modo comenzando a andar puto descalzo a mi silla con bastante cabreo porque en realidad si lo había tenido. No habría dejado pasar varios de sus comportamientos a otro soldado.

Paré cuando me plantó los papeles y llevé la vista al techo. Descolgué los brazos, molesto sí, pero comprendiendo que se había roto de alguna manera. Aguanté los golpes en esa posición y fruncí los labios cuando pareció bajar el ritmo. Iba a apartarla, decir que era una orden, de la manera más sutil que podía pero sin dejar lugar a dudas de mi posición. Sin embargo aquella vocecilla hizo que frunciese el ceño y bajé la vista de una vez por todas.

¿La había roto yo con tener que ir al psicólogo? No. No lo había hecho. Pero tampoco tenía otro con el que descargar la rabia. Y en parte sí era mi culpa. Alcé un poco la mano, casi para abrazarla pero la bajé de nuevo. Chasqué la lengua.-Sabes que tienes que ir, Arleen.-Y en eso cedí. En el nombre. Alcé ambas cejas.-Ya te lo dije, no eres estúpida. Sabes que tienes que ir y alguien debe darte un empujón.-Di un paso atrás y crucé mis brazos.-¿Quién mejor que tu capitán?-Encogí un hombro.

Sí, había dejado claras tantas cosas y Arleen sin embargo había sido lo suficientemente ilusa para creer que había algo más allá de eso. Odiaba el tono en el que le hablaba porque… quizás porque era una de las primeras veces que se enfrentaba tan abiertamente a una autoridad. Lucio no había sido así…

Sayid sí, ordenándole que se fuera de la misión.
Oscurus también, siendo poco sutil en su burla hacia ella.
Y así habían acabado sus relaciones. Muertas.

No quería rumiar porque entre ellos la estrategia era fingir demencia y sin embargo se había pasado horas pensando en escenarios de sus libros con él de protagonista. Una maldita tontería, una pérdida de tiempo como había decretado ayer.

Alzó la mirada de su pecho hacia su rostro ante el movimiento que no llegó a concretar y se maldijo mil veces por haber sentido un cosquilleo en el estómago. Curiosamente, sus ojos no estaban húmedos quizás es que se había quedado seca de tanto llorar hasta quedarse dormida.

Sólo había rabia.

Sí, claro que sabía que tenía que ir. Pero quería decidirlo ella. No que la obligarán o tomarán decisiones por ella como habían hecho en Ouroboros. Era su problema. Era SU trauma. Era SU vida. Bajó un instante la mirada de sus ojos a su hombro cuando lo alzó y esa fue la gota que derramó el vaso -¡Hipócrita!- Le gritó mientras alzaba el brazo con el propósito de lanzarle un cachetazo con toda la fuerza que tenía -¿Alguien mejor? Alguien que tenga el valor de ir a resolver sus problemas antes de obligar a otros a lidiar con los suyos- Levantó los papeles y los rompió a la mitad -Alguien que enseñe con el ejemplo- Los rompió un poco más -¿Conoces a alguien?- los tiró al piso.

Me miró, o más bien clavó sus ojos en mi y pude ver la rabia que irradiaban. Sin embargo sostuve su mirada lo más estoicamente posible, tranquilo y con actitud militar pero asertiva. Y parecía que al menos se lo estaba pensando cuando bajó de nuevo el rostro. Sentí cierto alivio por ello y suspiré por lo bajo. Tal vez no estaba rota y simplemente me odiaba y ya.

Su grito me pilló de sorpresa y torcí el gesto justo en el momento en el que descargó una bofetada sobre mi. Cerré los ojos al recibirla y chasqué la lengua una vez más mirándola ahora yo con ojos reprochantes mientras me daba lecciones morales. La dejé hablar sin interponerme mientras masajeaba brevemente mi mejilla. Asentí. No a su pregunta, a la conclusión de que definitivamente me odiaba y no daría su brazo a torcer por muy buen fondo que tuviesen mis órdenes.

Gruñí por lo bajo pasando de ella hasta llegar a mi silla, sentándome. Sería por las malas, entonces.-Conozco a pocos y todos son arquetipos legales en libros. Cuando encuentres a ese animal mitológico que buscas avísame. -Solté tranquilo pero con un evidente resquemor antes de toquetear el teclado.

-Soldado Royden, ha cometido dos faltas graves: . La falta de respeto o subordinación a los superiores en la estructura orgánica u operativa y la inobservancia de sus órdenes o instrucciones, así como de los requerimientos que reciba de un militar de empleo superior referentes a las disposiciones y normas generales de orden y comportamiento, el descuido en la instrucción o preparación personal cuando ocasione perjuicio al servicio-hice un parón para aclarar.-No hacerme ni puto caso y poner en peligro tus actuaciones como equipo médico de la base a sabiendas de que la solución es ir al puto psicólogo.-Comenté alzando las cejas mirando aún la pantalla.-Y una falta muy grave, realizar reiteradamente actos contrarios a la disciplina y subordinación debida a los superiores. Por ello queda sancionada con arresto de quince a sesenta días que consiste en la privación de libertad del sancionado y su internamiento en un establecimiento disciplinario militar durante el tiempo por el que se imponga dicha sanción. El militar sancionado no participará en las actividades de la unidad durante el tiempo de este arresto.-Volví a mirarla.-Y la obligatoriedad del asesoramiento psicológico.-Pulsé la tecla que enviaba la orden sancionadora y me incorporé acercándome a ella.-Ahora ve a recoger tus cosas, irán a buscarte unos guardias.

Me incliné un poco enfrentándola.-Sigues sin saber lo que soy capaz de hacer por mucho que te lo digo una y otra vez. Aquí no eres una niña pija mimada por nadie, enfrenta las consecuencias como el resto lo hacemos. Y no tienes ni puta idea de lo que hago con mi vida como para echarme nada en cara Arleen pero te concedo eso, yo mismo iré a la puta terapia porque sé cuando estoy equivocado.-Me aparté señalando la puerta con el mentón.-Cuando aprendas a escuchar vuelve si quieres, mientras tanto comunícate con Thalos exclusivamente.

Reproche…eso que había en sus ojos era reproche. ¿A dónde iba? -¿Me estás hablando en serio? ¿A mí? ¿Una bruja? ¿Que trabajó junto a elfos? ¿Qué ha volado en hipogrifos? ¿Que vio su isla siendo asediada por dragones?- Acabó soltando una risa triste -Eres tú quien está limitado a lo que nuestra sociedad os ha ocultado. En mi mundo, ni siquiera los muertos se quedan muertos- Espetó mirándolo con significado…Hasta que soltó lo de “Soldado Royden”

-¿Qué?- Shock. Fue lo primero que le recorrió. La había llamado Arleen…No tenía su uniforme y alguna parte de su mente había relacionado aquello con la ausencia de ese contrato entre ellos. Ahí estaba él, otra vez, subiendo aquel muro. La  rabia fluyó despues -¡NO ESTABA DE GUARDIA GELION, NO ME PROHIBISTE BEBER ALCOHOL! ¿DÓNDE ESTABAN TUS OTROS MALDITOS MÉDICOS?- Le gritó un poco fuera de sus cabales -¿MI COMPAÑERO VIVE? ¿TÚ VIVES? ¡DIME SI ALGUIEN SE HA MUERTO A CAUSA DE ELLO? ¡DÍMELO!- Le gritó golpeando la mesa con ambas manos.

¿Arresto?

La sorpresa volvió a recorrerla mientras se incorporaba, ya que se había inclinado sobre la mesa al golpearla. ¿Estaba metiéndola en una jaula? ¿Después de todos sus discursos de libertad? Frunció el ceño y casi  pudo sentir las esposas en sus muñecas. Se las miró por inercia y se las acarició sólo para asegurarse de que no tenía nada. Volvió a  mirarlo. ¿Es que acaso sólo quería que viviera en la base para decirle ÉL cómo vivir? Porque los de “Ouroboros” no la dejaban… ¿De qué le servía, como decía él, soltar lo que pensaba? De nada. Con Sayid no había ganado más que un aborto, un matrimonio fracasado y una reputación dudosa. Con Oscurus, había perdido una amistad y su carrera en Ouroboros. Y ahora, aquí… Sonrió de lado. Estaba encerrándola en una jaula tal como habían hecho en la isla, pero aquella era de oro. Esta, lo dudaba. Quizás le apetecía meterla en una de sus celdas antiguas…Quizás una sin magia, eso seguro le complacería -No puedo creer que me atreví a pedirte una cita, fui una estúpida al alimentar lo que siento por ti cuando no te permites pensar en nada que no sea dolor y caos. Nunca vas a superar tu odio hacia mí. Ni siquiera sé qué fue lo que hice para que pasaras de querer meterte en mis pantalones a tirarme en una jaula cuando te digo exactamente lo que pienso. ¿No era eso lo que querías? ¿O sólo querías cambiar las tornas porque odiaste que una doctora mágica te diera órdenes y te sanara? - Tragó en seco negando con la cabeza -Siempre te viste muy cómodo con mis manos sobre ti, supongo que era más fuerte la buena sensación que el asco ¿No?- Ladeó la cabeza con el gesto serio.

“Puedes encerrarme con el maldito psicólogo, no me harás hablar”

Todos estaban desesperados porque volviera a ser la de antes. Incluso ella misma. Pero no podía. ¿O sí? Quizás sí, había pasado años así. Sólo debía deshacerse de los recuerdos, volver a mirarse al espejo, maquillarse… Ponerse esa máscara que ocultaba todo. Pero sobre todo, suprimir ese miedo y esas memorias.  Y sabía de alguien que podía hacerlo. Una extraña especie de resolución se asentó en sus hombros y cuando Gelion se inclinó hacia ella, en su mirada ya no había ira ni molestia. No había nada -Me alegro por usted, capitán Draven- Se forzó a decir dibujando una sonrisa amable aunque lo único que quería era agarrarle del cabello y restregarle la cara por todo su despacho para que viera la maldita obsesión con la que estaba viviendo -Como ordenéis, capitán- Dijo en un tono vacío, como una frase ensayada mientras asentía varias veces de forma diligente-

Se despidió enfilando a la puerta pensando en que, por supuesto, no quería verla para no enfrentar lo que le estaba haciendo. Cobarde. De camino  sacó el móvil y marcó el teléfono de Johan, que no tardó mucho en atender pero Arleen no habló hasta que cerró la puerta -Hola, Johan, tienes un minuto?- Y empezó a alejarse explicándole a Johan lo que necesitaba que hiciera mientras enfilaba hacia su habitación a cumplir las órdenes de Gelion.

Hice un gesto con la mano mientras enumeraba toda su vida supermágica, como si eso fuese evidente.-Y todas esas criaturas de tu vida son el culmen de legalidad y moralidad ¿verdad?-Asentí irónicamente alzando ambas cejas mientras golpeaba el teclado escribiendo las sanciones.

-No hablo solo del puto alcohol Arleen ¿Crees que no me he dado cuenta de como miras alrededor pensando que cualquiera te va a atacar?¡Y no!¡nadie ha muerto por tu culpa aún! Podrías haberte apartado y dejar que alguien en plenas condiciones trabajase dadas las circunstancias.-Expliqué más severo pero sin alzar la voz.

Definitivamente ella no quería dar su brazo a torcer ni lo más mínimo. Simplemente porque se lo estaba diciendo yo. Una vez enfrentado a ella fruncí el ceño al escuchar lo de la cita. ¿También sentía rencor por aquello?¿Todo esto era por haberla rechazado? Apreté las muelas en silencio por lo del dolor y caos. Era cierto pero ¿Acaso no veía lo que era el mundo?. Sin embargo con su siguiente frase mi cara de no entender una mierda salió a la luz.-¿Qué odio?¿Qué dices?-Y continuó hablando así que froté mis ojos y la parte de mi frente en un signo de desesperación y frustración.-¿Qué película te has montado en la cabeza?-Pregunté algo más alterado apartando las manos.-¿Qué?-Confusión de nuevo. No entendía una mierda de lo que estaba pensando Arleen, ni lo que había deducido.

Me la quedé mirando atónito y sin embargo no añadí nada. Era lo mejor¿no?, que se apartase de mi. Eso pensaban todos y yo mismo también. Apreté los labios ante esa sonrisa amable de mierda que usó.-Espero que el arresto te aclare la mente porque estás muy perdida.-Solté seriamente y cuando salió simplemente suspiré destensando mi cuerpo.

Negué varias veces y recuperé la orden rota del suelo murmurando cosas por lo bajo mientras la tiraba a la papelera. Gina se asomó al despacho con cara de "ups" y la respondí con un gesto con la mano seco.-¿Están preparadas las patrullas?-Miré de nuevo a la papelera, frunciendo el ceño mientras me decía vagamente que iba a comprobarlo y salía del despacho. Por fin pude terminar de vestirme mientras rumiaba cosas en mi cabeza y al salir, Gina dijo que estaban esperándome hacía un rato. Y rompió un papel, algo que me hizo clavar la vista en el mismo mientras lo hacía y ella se reía contándome alguna chorrada de las suyas.-Volveré en 4 horas.-Estaba algo revuelto, como si algo por dentro se hubiese retorcido y dado la vuelta. El puto papel. Aflojé el botón de la chaqueta porque sentía algo de agobio .Y sin más perdí el conocimiento dándome una buena hostia contra el escritorio de la mujer que tiró los papeles sobre la mesa y sin prisa, ni agobio, es más digamos que con cierta pereza dijo algo como.-Supongo que tendré que hacer algo con esto¿no?-Suspiró y levantó el teléfono llamando a enfermería mientras mascaba chicle distraídamente.

Al final el puto V tenía razón y toda la mierda tenía que explotar por algún lado. Un buen ataque de ansiedad con desmayo incluido. De puta madre. Así que ese día a la mierda la patrulla, a la mierda la planificación y a cambio unas buenas dosis de drogas y monitorización en enfermería.

¡Qué gran tiempo para ser capitán!