Pasillos de la Academia Ouroboros

Aparecí con ayuda del muchacho. Crucé la mirada con él pero la apartó con rapidez. Entrecerré los ojos al percibir cierta muestra de duda en él.
Al menos había sido precavido llevándome a un lugar sin mucha gente. De mis labios se escapó un sonido satisfactorio. Metí mi huesuda mano bajo la túnica y saqué un vial, lo destapé y dejé caer una gota de sangre en el suelo de aquel lugar, volviendo a meterlo en su correspondiente lugar.
-Como he dicho, vuelve a tus chiquilladas. Pero no te alejes de la isla mucho tiempo.
Sin decir más, desaparecí

Apretó sus puños contra la tela de la chaqueta de cuero, que sonó tensándose, y volvió a mirar al Maestro cuando buscó algo en la túnica. Intentó mantener una expresión neutra mientras le observaba.
Siguió la gota que al tocar al suelo desapareció y su mandíbula se tensó. Si algo sabía es que la implicación de la sangre no traía nada bueno.
Asintió sin mirarle y cuando por fin desapareció sacó el paquete de cigarrillos de su bolsillo encendiendo uno apresuradamente. Soltó el humo con celeridad mientras giraba su cuerpo a la par que una de sus manos despejaba su frente echando su pelo hacia atrás.

Iba caminando por los pasillos rapidamente, despues de haberme dejado el torneo quería dar con los hermanos Tolstoi para llamar al resto de Renegados y que fuesemos a ayudar a Johan, a mis padres, a Ian...me habría gustado ver a Cath pero ella seguia liada con lo del torneo.

Me pareció oir a alguien hablando pero cuando torcí la esquina, solo vi a Reed fumando, a solas. Fruncí mi ceño porque la voz que habia oido no se correspondía con la de él.

- Hablabas con alguien?

Me encogí de hombros. Se habría desaparecido. Continué hacia él cargando la mochila mejor sobre mi hombro.

- Tú tambien has dejado el torneo? Por qué? - dudaba que el fuese de los que se iban a ir hacia Francia.

Sus manos bajaron lentamente arrastrándolas por su cara, aún con el cigarro entre dos dedos y se paralizó al oír aquella voz. ¿Le había visto?maldita sea...¿Le había visto?si había visto al maestro...Soltó aire y giró tratando de aparentar normalidad aunque era notable que estaba tenso.
-Sí. hablaba con alguien.
No dio más explicaciones esperando que la muchacha no hubiese visto nada y no hiciese más preguntas. Dio una calada a la par que daba un paso con intenciones de marcharse para evadir cualquier tipo de conversación con la peliazul. Pero preguntó. Reed suspiró contrariado.
-Un tema familiar.
Desvió la vista hacia el ojo de la muchacha preguntándose si estaba preguntando por interés o porque acababa de verle con el maestro. Apretó los labios desviando ahora la vista a esa mochila y de nuevo a ella. No pensaba preguntar. Chascó la lengua esbozando una socarrona sonrisa apartando la mirada de ella.
-Así que has abandonado. ¿Miedo a los demonios o tal vez tu madre no te deja salir de juerga con ellos?
Siguió andando con el gesto tenso, esta vez porque a pesar de no querer había preguntando indirectamente.

Estaba claro que no iba a decirme con quien hablaba.

- Sonaba a vejestorio. - dije soltando una risa despues por lo bajo. Newton? No, ese tenia la voz mas entera... el nigromante? nah, ese tenia la voz mas sexy

"ein?"

Disgustada por mis pensamientos, me acerqué algo mas a Reed hasta quedar a asu altura. Aunque el mencionó eso de la familia con mala cara me alegró saber que tenia familia o algo.

- Espero que esté todo bien. - le dije sinceramente.

Él echó a andar super pronto, y como yo no habia dado la conversacion por zanjada, seguí sus pasos.

- Nada de eso! Es que se estaba alargando demasiado. Y mi madre....mi madre se ha ido a Francia con mi padre, de misión. A combatir a esa máquina que se les ha ido de las manos a los de la Alianza y quiere cargarse a todos o hacernos trascender. Te has enterado, no? - le eché una mirada evaluadora de arriba abajo. Estaba raro, esquivo. Como que no se metía conmigo desde el principio. - Asi que me voy para allá. Estaba viendo si mas gente queria unirse.

"mas que nada porque no tengo transporte -_-"

Reed gruñió por lo bajo al escuchar las palabras de la chica. Le había oído. Eso era un problema. Su risa resonó en el pasillo y el moreno miró seriamente a la muchacha, como reprimiéndola, parecía que por sus palabras pero más bien era por haberle hecho saber que se había enterado de algo sobre su acompañante. ¿Cuánto había oído?¿qué había oído?.
Apretó los labios en una pequeña mueca y volvió a apartar su mirada cuando siguió hablando. No tenía claro si lo hacía por sacarle información, tal vez fuera por eso.
-Si.
Dijo sin más. Pensó que debería cambiar de tema para evitar que ella siguiese preguntando aunque por otro lado se veía obligado a conocer hasta que punto sabía algo. Llevó el cigarro a sus labios, aspirando y tras debatir internamente paró para hablar pero justo ella le había alcanzando y comenzó a parlotear sin fin. Se mantuvo callado, observándola.
"Si pregunto algo ahora sería sospechoso"
-Ya...
Carraspeó, incómodo. Los monosílabos tampoco ayudarían a parecer menos sospechoso y si acababa ahí su conversación no podría enterarse de lo que sabía o no la peliazul. Continuó andando.
-Si, quiero decir... por uno de esos cacharros acabamos en una bañera.Sé lo que son.
Una de sus cejas se alzó al notar la mirada de la chica, de cabeza a pies.
-¿Intentando recordarlo?Te lo puedo enseñar cuando quieras preciosa.
Ponerla nerviosa era la mejor opción, normalmente hablaba más en esa situación. Una sonrisa socarrona y una calada acompañaron a esa insinuación.
-Así que no están ni mami ni papi por aquí...¿Por eso ya puedes hablar conmigo?

Estaba de un humor pésimo incluso tratandose de el, que nunca solia tener muy buen humor. Ademas estaba raro, solo soltaba monosilabos....era raro que no hubiese aprovechado ya para provocarme. Tras su breve parada, reanudamos la marcha

- cuando te atacaron, de que hablasteis? Dijo algo que pudiera ser relevante, algo que pueda ayudar? - cualquier dato era poco.

Malinterpretó mi evaluadora mirada soltandome aquello, aunque a decir verdas estaba empezando a acostumbrarme a ese tipo de frases suyas.

- eso ya suena mas a ti, si.... - asenti volviendo a repasarlo con la mirada, esta vez un poco ya por vicio- pero no es eso, es que estas raro. Disperso.

Ahuyente con una mano el molesto humo de su cigarro, lo siguiente me tocó algo mas las narices, porque no era cierto.

- oye, si tu tienes problemas serios parentales, no los reflejes en mi. - igual me habia pasado - quiero decir, hay situaciones familiares muy diversas, y con la guerra mas...es dificil....bandos distintos muchas veces....incluso en mi familia tambien.

Apretó sus labios ante la insistencia de la chica sobre el tema de los androides. No quería llevar la conversación por ahí, es más le importaba bien poco el tema de esos trastos a pesar de que esa chatarra inmunda le había pegado una buena paliza.
-Algo de progresar...no...mmmhh...trascender. Eso.
Siguió andando aunque despacio desviando de nuevo la mirada hacia la chica.
-¿Y tú que sabrás de qué suena más a mí?
Respondió por acto reflejo aunque sus intenciones no eran las de espantarla. Cogió aire intentando calmar la tensión que sentía y alzó una ceja al pillar de nuevo a la chica repasándole.
-Ya...¿miras así a todo al que notas raro?
Volvió a aspirar del cigarrillo lentamente mientras la muchacha saltaba sin venir a cuento como ofendida. Paró sus pasos y tras tirar la colilla al brillante suelo de los pasillos del edificio se giró a mirarla seriamente. Ahora parecía estar disculpándose de ese modo titubeante y nervioso que tenía ella de decir las cosas.
-Así que crees que tengo problemas con mi familia...
Había dado en el clavo pero eso no iba a admitirlo ni a negarlo tampoco. Metió ambas manos en los bolsillos de su chaqueta adelantando un par de pasos hacia ella.
-Creo que no me has entendido bien.
Siguió andando intentando bloquear el paso de la chica hasta llegar al lado contrario del pasillo para dejarla entre la espada y la pared. Alzó su brazo plantándolo en el mármol de la pared y ladeó la cabeza.
-¿que diría tu madre si nos viese así?
Sacó la otra mano del bolsillo y señaló a la chica primero y después a él mismo entrecerrando los ojos con una sonrisilla maligna en los labios.
-Porque te dijo algo...¿verdad? por eso tu actitud cambió. Pero ahora...
Ahora fue él quien pegó un repaso a la muchacha de abajo a arriba alzando ambas cejas al llegar a su ojo.
-Ahora estás aquí juzgando mis relaciones familiares ...diciendo que estoy raro... sin importarte que opine Anteia que seguro que te ha dicho que te alejes o tengas cuidado...
Acercó su rostro un poco más manteniendo la sonrisa.
-Sigues intentando salvar a gente sin siquiera saber de qué tienes que hacerlo

- Sé que te gusta gastar bromas de mal gusto y hacer sentir incómoda a la gente, y desde que te he encontrado en este pasillo, el más incomodo eres tú, tanto que te está costando darle la vuelta al asunto. - dije con un tono de voz directo y sin titubeos.

- No, solo a los que se dejan. - respondí a eso de mis repasos con la mirada.


Alcé la barbilla al sentir que había dado en el clavo con aquello de sus problemas. Entrecerré la mirada cuando vino hacia mi tan decidido y fruncí mi ceño, hasta que me dejó contra la pared y apoyó su brazo contra esta, volviendo a mencionar a mi madre. Se me escapó una risa por la nariz, y le sonreí de lado sin apartarle la mirada.

- Mi madre? Diría que....tuvieses cuidado.  Que TÚ tuvieses cuidado. - encogí mis hombros. - Pero sí, tambien me dijo que tuviese cuidado contigo y que hiciese lo que mejor me pareciese.

Acercó su rostro con aquella sonrisa, yo por el contrario tenía el ceño fruncido y una expresión tirando a seria. Mi mano se movió rapida a su barbilla, le sujeté la cara por ahí con firmeza e incluso lo acerqué mas.

- Y tú sigues intentando apartar a la gente de tu lado sin si quiera saber por qué. Me pregunto quien de nosotros dos tendrá exito primero. -  solté su cara con brusquedad, apartándolo de mi. Me moví hacia un lado separándome de la pared. - Nos vemos, Dean. - dije su nombre con cierto rintintín, continuando mi camino por el pasillo y dejarlo atrás, para seguir con  la misión que me habia llevado a abandonar el torneo.

"un transporte, azahar, un transporte"

No respondió mas que chascando la lengua por la eficaz evaluación de la peliazul. En esos matices si que le había calado. Eso le hacía sentir más incomodo todavía.Además frunció su ceño extrañado cuando no pareció incomodarle nada de lo que decía.
Alzó una de sus cejas ante la risa de la chica y rodó sus ojos por eso de que él debía tener cuidado. No tenía ni idea. Incluso se le escapó una pequeña y ligera risa.
-Que hicieses lo que mejor te pareciera.
"no suena a la familia de la loca de mi madre"
-Es decir...no te ha dicho lo que piensa de verdad.
Por la amenaza de Anteia le había quedado bien claro que es lo que opinaba sobre él. No pudo evitar parecer sorprendido por unos segundos cuando Azahar pareció tan decidida y poco titubeante al agarrarle por el mentón. Abrió la boca para responder pero ella le soltó de aquel modo. Le costó reaccionar por unos segundos hasta que soltó una pequeña risa.
"Que hija de puta atrevida..."
Aún apoyado en la pared giró el rostro para mirar como se iba, y si, sus ojos se escurrieron hasta su trasero olvidando momentáneamente que no debía dejarla escapar sin más. Recuperó la compostura gruñendo por lo bajo.
-No podrías manejar la situación preciosa...
Respondió a aquello de tener éxito ella y tras unos segundos más aceleró el paso hacia ella.
-Además...
Ya no caminaba rápido sino que más bien corría.
-¿Qué te hace pensar que quiero alejar a cualquiera?
Sin previo aviso agarró su cintura pero segundos después Azahar quedó colgada como un saco de patatas al hombro del moreno. Sonrió de medio lado.
-¿Ya te había dicho que tienes un culo de escándalo no?
Y Reed desapareció con la peliazul.

Apareció en el mismo punto que habían abandonado hacía un rato. Con sus dedos aún apretando la cintura de la chica. Seguía serio por aquella situación. El fuego a lo lejos y las explosiones. ¿Debería avisar al maestro?
Gruñó por lo bajo poco antes de separarse de la chica, supuso que ella se iría a avisar a alguien. Acercó sus pasos a la pared apoyando su espalda en ella y procedió a sacar un cigarro. Mojado... Entornó sus ojos arrugando el paquete de tabaco.
-Me debes un paquete de tabaco.
Murmuró por lo bajo procediendo ahora a separarse metiendo ambas manos en sus bolsillos.
-Venga... ¿No tenías tanta prisa por largarte a preguntar por tu gente?
En ese momento su rostro se arrugó. Alguien le estaba hablando, en su mente.
"Vete a tomar por culo"
Pensó a las preguntas sobre su paradero y frotó su entrecejo con los dedos tratando de que saliese de su mente quien fuese.

Me quedé mirando a Reed tras aquella desaparicion, el muy cabron seguia con esa sexy expresion seria mientras me agarraba de la cintura. Solté aire lentamente hasta que él solito me soltó, manteniendo yo tambien aquel gesto serio.

Lo observé cuando se fue a su pared a continuar con su marginacion e hice un hechizo para dejarlo seco a el tambien, eliminando el agua de su ropa y pelo.
- Está bien, luego te consigo uno.

Un colibrí aparecio frente a mi, era el mensajero que solia usar mi padre. Me llevé una mano al pecho aliviada al oirlo, estaban ambos bien! Suspiré y entonces me quedé en pause, al oir la voz de Catherine en mi cabeza dandome aquel mensaje.

- Joder, Ian. - farfullé por lo bajo.

"ok, Cath, no te preocupes, voy a comprobar eso ya mismo."

Miré entonces a Reed viendolo con una expresion de dolor de cabeza muy graciosa. Ladeé mi cabeza como preguntandole qué le pasaba.
- Tengo que ir a comprobar una cosa al piso de un amigo. ¿Me acompañas?

"Luego te consigo uno?"
Frunció más el ceño mientras su mano seguía intentando expulsar aquella voz de..¿Johan?. ¿A qué venía eso de ceder a sus exigencias?. Gruñó por lo bajo molesto, tanto por su fallo al no molestar a la muchacha como a aquel tío pesado que se introducía en su cabeza sin pedir permiso.
Apartó la mano mirando a la chica cuando dijo un nombre en alto.
"¿Ian?"
-¿Tan fuerte te he tirado al agua como para olvidarte de mi nombre?
Interrogó con la mirada aquel gesto de la chica. No sabía que quería decir con esa cabecita ladeada pero ahora solamente podía verle el parche. Y esa pregunta... quería irse, solo.
-¿Una visita a un piso pijo de tus amigos?
PEro no podía dejarla sola por si se iba de la lengua.
-Claro...
Y sin más dejó que le guiase abandonando aquellos pasillos.

Salí de la sala de reuniones como si de una tormenta se tratase, apartando a todo cuanto se cruzaba en mi camino a excepción de los alumnos que parecían hacerlo por cuenta propia, caminé por el castillo buscando guardias no poseídos como los que habían llegado con Desmond -Como no se va a ir a la mierda la isla si ni los guardias son de fiar!- farfullé enfadada mientras mis pasos firmes resonaban con ruido metálico en los largos y sinuosos pasillos

Salgo corriendo de la sala, justo después de que lo hiciera Zaphira. Era consciente de que la dragona no estaba de buen humor, pero necesitaba respuestas y me temo que ella es la única que podría dármelas, le gustase o no. Miro a ambos lados en el pasillo, intentando localizarla, pero los comentarios malhumorados de los que vienen andando me dan una pista de hacia dónde se ha dirigido. Corro en la dirección, apartando igualmente a aquellos o aquellas que no se retiran -Zaphira, ¡Zaphira! Espera. Tengo que algo que preguntarte- Consigo alcanzarla, quedando a su misma altura -Sé lo que intentas, de verdad, pero deja que podamos ayudarte a ayudarte. Ayúdanos a entender- Intento razonar con ella, algo difícil a esta velocidad y mucho más después de todo lo que se ha dicho en la sala de reuniones, pero me siento en la obligación de ser mediadora.

Los que paseaban por los pasillos, sobretodolos curiosos que habían escuchado sobre la reunión estorbaban -Volved todos a vuestras casas! se levanta el toque de queda hasta nueva orden!- grité a cuantos pudieran escucharme sin perder el ritmo, caminando todo lo rápido que me permitían los pies.

Los guardias estaban desconcertados pero por suerte pude enganchar a uno -Informa a toda la guardia, no debe quedar nadie en las calles, todos deben volver a la zona residencial o a las viviendas de la ciudad, estableced un perímetro y levantad barreras defensivas, no contéis con los dragones, preparad las defensas del castillo y preparaos para un posible asedio- el guardia parecía confuso, no sabía si por mis palabras o por el color de mis ojos pero no había tiempo para aquello -¡ES UNA ORDEN SOLDADO!- dije casi en un rugido ante lo cual aquel hombre hizo un saludo militar y se desapareció del lugar.

La bocecilla de Sarah por detrás no me detuvo, al contrario aligeré el paso pues quería llegar cuanto antes a las dragoneras y después volar hasta las montañas del dragón en las que había podido percibir el olor de Smaug -No tengo tiempo para tus preguntas Sarah Darwin... eres igual que tu antepasado, demasiado curiosa y a veces la ignorancia es jubilo- la chica no se detuvo y de nuevo me pidió que le diera información, le dediqué una mirada de reojo con la que esperaba que bastara para que se diera por enterada de que no pensaba soltar prenda y seguí mi camino no sin antes dejarle algo en claro -Esto es culpa mía y pienso resolverlo, pero en el peor de los casos deberías preocuparte más por los miembros del consejo y vigilar vuestras espaldas, la mitad de vosotros no sois más que sustitutos de traidores-

Suspiro, aunque ya sabía de sobra que Zaphira no me lo iba a poner nada fácil, de modo que seguí apretando el paso para seguir a su altura, mientras me seguía diciendo que no tenía tiempo para mis preguntas. Su mirada tampoco consiguió mermarme, todo lo contrario, porque ya venía mentalizada para esta parte de la conversación. -Sé, que de alguna forma sabes qué es lo que se nos viene encima. Y no pinta bien, nada bien. Si no, no hubieras sitiado la isla como para un asedio- Quería que supiera que le había escuchado, para ver si funciona para que entre en razón.

Cuando dice aquello de que la mitad del Consejo somos sustitutos de traidores no me sienta nada bien, lo que se refleja con un arqueamiento de ceja leve que enseguida borro de la cara pues no quería que notase que me ha herido en el orgullo. “Perdona por no ser digna, se conoce que si no eres de los que ha estado toda la visa en el Consejo, no debes de valer lo suficiente para ciertos seres” Descarto la idea de mi mente, porque la quería tener clara. Cambio de estrategia, cojo aire, y comienzo a hablar de carrerilla, pues sé que en algún momento (entre hablar e ir casi corriendo) me va a faltar: -Muy bien, no me respondas. Pero al menos, escúchame. Llevo meses tratando con dragones, estableciendo relaciones con ellos, tal y como Snagov hacía en vida. Su hijo vino conmigo, tendrías que verle lo bien que se defiende, se nota que lo lleva en la sangre. Trabajo de campo, que para eso es mi especialización, pero deberías ver el buen trabajo que hace Khan, aprende rápido-
Paro un segundo de cacarear, para coger aire, y seguir con el speech. No esperaba que esta parte le interesara lo más mínimo a la dragona, era por allanar el terreno. Todo esto empezó desde el momento en el que nuestra “querida” amiga Bellatrix, en la fiesta dijera aquellas palabras. He estado investigando mucho, pero poco he encontrado. Ellos regresarán. Sirrush, Seiryu, Ascalon- Pausa -Los horrores no han terminado- Segunda pausa, intentaba recordar las palabras exactas de Bellatrix en el baile. Había pasado tiempo pero ciertos malos augurios no se olvidaba tan fácilmente. -¿Quiénes son y por qué cuando los menciono los dragones empiezan a temblar como si fueran gelatinas? Estoy segura, que están relacionados con todo esto de alguna forma, pero no he podido averiguar qué o cómo- Intento coger a Zaphira por la muñeca, para que se vuelva hacia mi, mire a la cara y pueda interpretar sus gestos de primera mano.
Alguien inteligente aprende de la experiencia de los demás-

-Cuando la isla cayó nos pilló a todos desprevenidos, estás armando a la Guardia. Que la isla no caiga de nuevo es cosa de todos, y sé que de alguna forma sabes que tengo razón. Todos los animales trabajan mejor en manadas, quizás sea el momento de ser una-

La chica de Darwin no tenía ni un pelo de tonta, en cualquier otro momento y situación tal vez habría sonreído y hasta la habría felicitado por su agudeza pero en esta ocasión no iba asacar muchas cosas positivas de mi. No contesté a lo del asedio y mucho menos me detuve a diferencia de la lengua de la chica que seguía articulando palabras una tras otra, esta vez alabando los esfuerzos del chico de Tepes.

Cuando pensé que por fin se había quedado sin aire la pelirroja habló sobre el miedo de los dragones por tres nombres, unos que yo ya había escuchado tiempo atrás -Sirrush, Seiryu y Ascalon son cuentos de viejas para asustar a los dragones cuando son pequeños- hice una pequeña pausa recordando aquello pues eran historias que se contaban en el castillo de los pendragon cuando era pequeña, a mi y al resto de dragones -Son algo así como los jinetes del apocalipsis dragonil pero son solo supersticiones de tiempos pasados, no le des más vueltas- o al menos eso pensaba yo , jamás le di la importancia que el resto de los de mi especie le otorgaba a semejante leyenda.

La mano de la chica me detuvo en seco para seguir sermoneandome y ya me estaba cansando de aquello, aparté mi muñeca con brusquedad para deshacerme del agarre mirándola nuevamente con severidad -Pero un lobo solitario difícilmente entra en una manada, mucho menos uno viejo-

Levanté un momento la vista, había un gran ventanal justo detrás de Sarah por el cual se veía algo de la montaña del dragón, un trozo de la nieve había caído pero eso no era lo extraño pues el torneo  había tenido lugar hacía poco, no, era algo diferente, más como una sensación, algo que me atraía a ese lugar y me llamaba, de repente un par de dragones de las dragoneras del castillo echaron el vuelo y salieron disparados hacia la montaña, los rugidos del resto indicaba que estaban nerviosos e intentaban alzar el vuelo de la misma forma, la expresión en mi rostro cambió de inmediato pues sabía lo que pasaría con esos dragones y con el resto que se encontraban en la pequeña isla en la que vivían.

Me giré a Sarah aún con cara de preocupación -¿Quieres ayudar? ve a las dragoneras, impide que los dragones salgan de ese lugar y llévalos lejos de la isla o acabarán matándose unos a otros...- abrí la ventana y salté por esta, mientras caía me transformé al igual que mi armadura para adaptarse a mi forma de dragón, pude interceptar a los dos que habían echado el vuelo, eran jóvenes, no más de 200 años y parecían bastante confusos por lo que rugí con fuerza ante ellos para detenerlos solo esperaba que fuera suficiente para deshacer aquel llamado de sirenas que parecía atraerlos como las moscas a la miel "Volved a las dragoneras de inmediato!" dije a ambos en la lengua arcana, por suerte parecieron entrar en razón pero si ellos se habían sentido así debía darme prisa, por lo que volé hasta el hogar de los dragones esperando que no fuera demasiado tarde.

Aunque Zaphira dice que no le preste atención no puedo dejar de darle vuelta a las palabras de Bellatrix. ‘Ellos regresarán. Los horrores no han terminado’ recuerdo las palabras de la compañera del consejo y no puedo evitar que un escalofrío frío me recorra toda la espalda, poniéndome el vello de punta. -Pues tengo el presagio que no son tan cuento de dragones niños como esperamos que sean. Muchos de los mitos se fundan en hechos reales- “Algo decorados, pero con una base real… muy real” Quizás debería hacer eso, dejarlo pasar, que quizás me estuviese sugestionando o todo sea producto de mi alocada imaginación o estoy buscando una historia donde no la hay… pero los buenos periodistas llegan hasta el fondo de la historia. Sea real o no.

Pero si son cuentos para dragones implica que puede que haya un libro. Quizás no, que sea una historia que se cuenta verbalmente, de padres hijos y estos a sus hijos... pero si es algo que está escrito, sé de una cabecita que tiene una biblioteca para él solito en su cabeza memorizada.


El gesto de la cogerle la  muñeca sabía que no le iba a gustar a la dragona. Iba a responderle cómo funciona una manada de lobos. Cómo la hembra alfa va la primera allanando el terreno, como los mayores quedan atrás pero nunca rezagados, cómo los lobeznos quedan protegidos en el centro para ser protegidos, cómo trabajan en conjunto para cazar... Pero decidí cerrar la boca y no tensar la situación más de lo esperado. -Hasta el lobo más solitario nació en  manada- Me limité a gruñir con el mismo tono que ella. Seguí la mirada de Zaphira hacia el mismo sitio que ella, el ventanal, mientras permanecía en silencio. Yo también escuchaba los rugidos de los dragones, aunque no los sabía interpretar del todo, sabía que había algo que no estaba yendo como debía. El alud y el rugido de los dragones del torneo… los Pendragón. Hay que estar muy ciego para saber que todo esto está relacionado de alguna forma. Asiento a lo de poder ayudar, recibiendo la orden. “Al fin algo útil. Gracias diosa Gaia.” Corro hasta la ventana, apoyándome en el alféizar de la ventana, desde donde puedo ver la transformación de Zaphira y cómo echa a volar. Le sigo con la mirada, ensimismada. En cuanto la pierdo de vista me transformo en mi animago,  un pinzón azul del Teide, y echo a volar, en dirección a las dragoneras.

Sirrush, Seiryu, Ascalon tendrán que esperar al amanecer.

La etérea presencia de la bruja se vislumbraba a través de las ventanas del pasillo por las que ingresaba la luz del mediodía. Su andar liviano y elegante la conducía hacia la Plaza Central cuando sintió al palantir arder. Lo hizo levitar ante ella para ver de qué se trataba.

La esfera le mostró imágenes de ella en una locación nevada, las fauces de un dragón, un par de ojos grises observarla y un susurro, una encomienda. El palantir cayó al suelo y rodó mientras Bellatrix no se movía de su lugar, se mantuvo quieta cual estatua con los labios ligeramente abiertos y la mirada perdida.

¿Lo que había visto eran atisbos del futuro? No podían ser del pasado si ella, antes de aparecer en la Plaza Central, había estado en… ¿Júpiter? Imposible. Los temblores volvieron al recordar lo sucedido con los elfos, pero algo no cuadraba, esos elfos eran de Júpiter y ella aún no había encontrado a Júpiter.

La confusión reinaba en su interior, el pasado se confundía con el futuro ¿Qué era lo que había pasado y lo que no había pasado?¿Había sido honesta con Matvey? Guardó el palantir con ella, encomendándose a Dios y con la certeza de que más adelante conseguiría esclarecer su mente si mantenía sereno su espíritu para dirigirse a la reunión con la mirada algo turbada.